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Rivero Oliver Amairany7LV1 19/05/2024

T7P2 ADMON DE RIESGOS

1. Realizar un resumen de la página 203 a 221 del libro Evaluación de Proyectos,


6a Ed, Baca Urbina (está en el apartado de material complementario).
Análisis y administración del riesgo
método analítico-administrativo método que no sólo cuantifica al riesgo, sino que,
mediante su administración, pretende prevenir la quiebra de la inversión hecha,
anticipando la situación con el tiempo suficiente para evitarla
Crítica de la teoría actual del riesgo
la probabilidad puede conceptualizarse como un estado de la mente, porque
representa la creencia en la posibilidad de que ocurra determinado evento. Se utiliza
mucho cuando se pretende introducir un nuevo producto al mercado.
Para ello se hace un estudio de factibilidad y se calculan los flujos netos de efectivo
para tres posibles eventos futuros que son: un aumento en la demanda, que la
demanda se mantenga igual y la disminución del valor de la demanda.
es (μ) = E[X] donde:

Una determinación adicional al cálculo de la media o valor esperado es el cálculo


de la varianza del evento X, que se define como el valor esperado de la función (Xn
− μ) 2, cuyos posibles resultados son:

La varianza del evento X se denota por V [X] = δ2 y numéricamente es:

Si se obtiene raíz de δ2, es decir, δ, se le llama desviación estándar y se expresa


en las mismas unidades que μ. De esta manera es más conveniente medir la
dispersión y su valor es:

Éstos, que son los conceptos más utilizados para analizar y medir el riesgo, tienen
las siguientes desventajas en su aplicación:
a) Limitaciones del uso de la desviación estándar (δ) para evaluar el riesgo:

• La δ solo es útil para comparar proyectos, no para evaluar el riesgo de un


proyecto individual.
• No hay un valor de δ que determine si un proyecto es riesgoso o no.

b) Consideraciones adicionales al comparar proyectos con δ:

• Los proyectos deben tener la misma inversión inicial para una comparación
directa.
• Se requiere un análisis incremental si las inversiones son diferentes.

c) Subjetividad en el cálculo de μ y δ:

• La asignación de probabilidades a los estados de la naturaleza es subjetiva.


• Esto hace que el resultado (δ) también sea subjetivo.

d) Definición imprecisa de los estados de la naturaleza:

• La teoría no especifica claramente cuándo una economía se encuentra en un


estado particular (expansión, normal o recesión).

El método Monte Carlo es utilizado para tomar decisiones en base a simulaciones


y distribuciones de probabilidad en elementos económicos. Se utiliza en conjunto
con los resultados técnico-económicos de un estudio de factibilidad para tomar
decisiones relacionadas con un proyecto.

Por otro lado, el método de árboles de decisión se utiliza para analizar cómo las
decisiones en el presente pueden afectar el futuro. Se utiliza cuando es importante
considerar las secuencias de decisión y se conocen las probabilidades de los
eventos futuros. Por ejemplo, se puede utilizar este método para decidir el tamaño
de una planta productora de alimentos envasados dependiendo de la demanda del
producto.

El método puede volverse más complejo si se generan nuevas opciones en cada


punto de decisión, pero existen técnicas como el rolling back que permiten tomar
la decisión óptima. Estos métodos son desarrollados teniendo en cuenta las
probabilidades de ocurrencia de eventos, aunque en la mayoría de las situaciones
no se cuenten con datos válidos para asignar valores reales a esas probabilidades.

En este caso, se trabaja con probabilidades conocidas y se considera toma de


decisiones con certidumbre y bajo riesgo, en contraste con métodos que no manejan
probabilidades y se llaman toma de decisiones con incertidumbre y bajo riesgo.
Algunos de estos métodos son la matriz de pago y la regla de Laplace. La matriz de
pago consiste en generar opciones y eventos futuros sobre los cuales no se tiene
control, para determinar los pagos o ganancias de cada alternativa frente a cada
evento. Por otro lado, la regla de Laplace se utiliza cuando no se tienen datos para
asignar probabilidades a los eventos, por lo que se asume que cada evento tiene la
misma probabilidad de ocurrir.

Además, existen otros métodos como las reglas Maximín y Maximáx, la regla de
Hurwicz y la regla de arrepentimiento Minimáx, que son más curiosidades
metodológicas que procedimientos de aplicación general. Sin embargo, debido a la
falta de datos y al comportamiento impredecible de las variables que afectan la
rentabilidad de una inversión, estos métodos resultan limitados al abordar la
certidumbre y el riesgo en proyectos de inversión. Por lo tanto, se propone
desarrollar un nuevo enfoque con una filosofía distinta para abordar este problema.
En el caso de una corporación trasnacional con un portafolio de inversiones, la
teoría del riesgo puede ser útil para inversiones en países desarrollados y de
economía estable, ya que los pronósticos pueden ser más certeros. Sin embargo,
invertir en países en vías de desarrollo, como en Latinoamérica, presenta un futuro
económico impredecible debido a situaciones como inflación, planes de choque
económico interno, corrupción gubernamental y presiones externas de países
desarrollados. Estas presiones no solo afectan el aspecto económico, sino también
los hábitos alimenticios, la forma de vestir y vivir dentro del hogar.

En resumen, los métodos tradicionales no son efectivos para abordar la certidumbre


y el riesgo en proyectos de inversión debido a la falta de control sobre las variables
y su comportamiento impredecible. Es necesaria una nueva filosofía y enfoque para
abordar este problema, especialmente en situaciones de inversión en países en vías
de desarrollo.
La filosofía del enfoque propuesto se basa en reconocer que la demanda de un
producto está influenciada por diversas variables que son poco controlables y
difíciles de predecir. Estas variables incluyen la situación económica mundial e
interna, las disposiciones gubernamentales y el comportamiento de los
consumidores. Ante esta incertidumbre, en lugar de intentar predecir el futuro, se
considera más conveniente evitar situaciones inconvenientes para la empresa.
En la actualidad, los enfoques administrativos han cambiado y se hace énfasis en
la adaptabilidad y la reacción rápida y acertada ante los cambios. Las etapas del
proceso administrativo se han dinamizado para adaptarse a un medio inestable e
impredecible. En este contexto, la planificación a largo plazo ha perdido relevancia,
ya que las condiciones pueden cambiar rápidamente, invalidando las decisiones
tomadas.

La nueva filosofía empresarial sostiene que los únicos datos verídicos y confiables
son los obtenidos en el presente, por lo tanto, el enfoque se basa en utilizar solo los
datos recién recabados. Esto implica eliminar las proyecciones inseguras y tomar
decisiones basadas en las condiciones actuales y conocidas tanto de mercado
como tecnológicas y económicas. Surge la preocupación sobre cómo las
condiciones futuras pueden afectar la rentabilidad de una inversión, lo que invalida
un enfoque basado en proyecciones de mercado. Se debe analizar detenidamente
la situación. Es fundamental realizar un estudio de mercado exhaustivo, incluyendo
proyecciones de varios escenarios. Si el estudio indica que no hay un futuro
mercado inmediato, se debe rechazar la inversión. En cambio, si se demuestra que
hay un mercado amplio para el producto, se recomienda invertir considerando el
mercado actual.
El problema de muchos productos no es la falta de demanda, sino la disminución
del poder adquisitivo del comprador debido a situaciones económicas externas.
Esta es una diferencia clave entre el nuevo enfoque y el tradicional. Mientras que el
enfoque tradicional se basaba en proyecciones de mercado, el nuevo enfoque
reconoce que estas proyecciones son inútiles debido a la incapacidad de predecir
cambios económicos a largo plazo.
El nuevo enfoque no toma en cuenta las proyecciones teóricas y se centra en la
realidad. Si no se considera el futuro, surgen interrogantes sobre su impacto en el
estudio técnico y la evaluación económica. En el estudio técnico, tanto el enfoque
tradicional como el nuevo recomiendan ajustar la capacidad de producción de
acuerdo con las condiciones de mercado existentes en ese momento, pero también
anticipando futuras ampliaciones. La diferencia principal entre ambos enfoques
radica en la evaluación económica. Mientras el enfoque tradicional utiliza estados
de resultados pro-forma y análisis de sensibilidad para calcular la rentabilidad
económica, el nuevo enfoque cambia esta metodología. Se considera que la
inflación es cero y se excluyen los préstamos del análisis.
Si la inversión es económicamente rentable bajo las condiciones actuales y
conocidas, y el nivel de ventas se mantiene constante, el proyecto seguirá siendo
rentable, sin importar el nivel de inflación en el futuro. Además, la rentabilidad
económica se incrementa automáticamente al aumentar el nivel de ventas, siempre
y cuando las otras condiciones que afectan la rentabilidad permanezcan constantes
El préstamo a tasas preferenciales siempre es beneficioso para la empresa,
independientemente del nivel de inflación vigente y siempre que las ventas no
disminuyan. Sin embargo, el uso de la técnica de inflación cero implica evaluar el
proyecto en condiciones más pesimistas, sin considerar préstamos a tasas
preferenciales ni haber saturado la capacidad de los equipos. Si a pesar de esto, la
inversión es rentable, cualquier préstamo de este tipo o aumento en las ventas
mejorará su rentabilidad de inmediato. La rentabilidad económica se mide como la
diferencia entre la TMAR (Tasa Mínima Aceptable de Rendimiento) y la TIR (Tasa
Interna de Retorno) del proyecto. Si la TIR supera la TMAR, mayor será la
rentabilidad.

Un proyecto se considera riesgoso si, a pesar de operar a toda su capacidad, la TIR


tiene dificultades para alcanzar el valor mínimo de rentabilidad y una ligera
disminución en las ventas lo haría no rentable. Por otro lado, una inversión no es
riesgosa cuando no se ve tan afectada por el nivel de ventas, lo que permite
administrar mejor el riesgo. El enfoque de análisis y administración del riesgo busca
determinar el nivel mínimo de ventas necesario y calcular el tiempo disponible para
administrar ese riesgo en caso de una disminución sostenida de las ventas. Esto
implica elevar la productividad, mejorar la calidad, incrementar la red de ventas y
distribución, entre otras medidas, con el objetivo de evitar alcanzar un nivel de
ventas no rentable.

Se planea producir 1,050 toneladas de mermelada al año, lo que representa el


11.8% de la demanda potencial insatisfecha en el escenario optimista y el 15.4% en
el escenario pesimista. Sin embargo, si consideramos la demanda total de 61,548
toneladas en el escenario optimista y 58,906 toneladas en el escenario pesimista
para el año 8, la producción de 1,050 toneladas solo representaría el 1.70% en el
caso optimista y el 1.78% en el caso pesimista. Es importante señalar que estas
proyecciones se basan en una curva ajustada por regresión, utilizando la demanda
como variable dependiente y el tiempo y la inflación como variables independientes.
El escenario pesimista es relevante para analizar el riesgo de mercado, ya que en
el escenario optimista el mercado no es una preocupación. En el escenario
pesimista, se espera que un aumento en la inflación conduzca a una disminución
en la demanda de mermeladas. Según el coeficiente de correlación obtenido en el
ajuste estadístico de la regresión, hay un 95.78% de certeza sobre cómo
reaccionará la demanda ante una variación en la tasa de inflación.

Si en el futuro se presenta un escenario pesimista en la economía del país, se


pronostica con un 95.78% de certeza que las ventas del proyecto se verán afectadas
por el aumento de la inflación. Se sabe que las ventas disminuirán, pero el problema
radica en determinar si esa disminución llevará las ventas a un nivel tan bajo que la
empresa ya no sea rentable. El nivel de rentabilidad mínima es de 780 toneladas
anuales, que equivale aproximadamente al 75% de la producción de un turno. Esto
significa que la venta diaria nunca debe ser inferior a 2.62 toneladas para que la
empresa sea rentable.

Considerando el aumento de la inflación en la economía, existe la pregunta de cuál


es la probabilidad de que las ventas de la empresa no superen las 780 toneladas
anuales o las 2.62 toneladas diarias. Hay dos posibles respuestas, una hipotética y
una práctica. La respuesta hipotética se basa en el cálculo de proporciones. Si se
observa un descenso del 4.3% en las ventas al pasar de un nivel de inflación
optimista al pesimista, se podría suponer que las ventas bajarían de 1,050 a 1,005
toneladas, lo cual no sería un riesgo para la empresa. Sin embargo, es importante
tener en cuenta que durante una crisis económica, algunas empresas pueden
fortalecerse mientras que otras pueden no sobrevivir.

Filosofía del enfoque propuesto

La demanda de un producto está sujeta a diversas variables que son difíciles de


controlar y predecir con precisión. Estas variables incluyen la situación económica
mundial, la situación económica interna del país, las disposiciones gubernamentales
y el comportamiento de los consumidores. En lugar de intentar predecir el futuro, es
más conveniente evitar situaciones inconvenientes para la empresa con suficiente
anticipación. Los enfoques administrativos actuales han cambiado drásticamente en
comparación con los años sesenta. Antes se realizaban planeaciones a largo plazo,
pero ahora se considera que un año es suficiente y se realizan ajustes y revisiones
presupuestales más frecuentes debido al entorno cambiante.

El proceso administrativo de planeación, organización, dirección y control se ha


vuelto más dinámico para adaptarse y sobrevivir en un entorno inestable e
impredecible. La filosofía actual es reaccionar rápidamente y tomar decisiones
acertadas ante los cambios frecuentes, a diferencia de las antiguas planeaciones a
largo plazo. Por lo tanto, el nuevo enfoque consiste en llevar a cabo proyectos
económica rentables basándose en las condiciones actuales y conocidas del
mercado, la tecnología y la economía.

La técnica de inflación cero evalúa un proyecto en condiciones pesimistas, sin


saturar la capacidad de los equipos ni considerar préstamos preferenciales. Si la
inversión es rentable, cualquier préstamo o aumento de ventas mejorará la
rentabilidad de inmediato. La rentabilidad económica se mide por la diferencia entre
la TMAR y la TIR del proyecto. Si la TIR supera a la TMAR, mayor será la
rentabilidad.

Un proyecto se considera riesgoso si el nivel de producción satura la capacidad


instalada y la TIR apenas supera a la TMAR. Esto implica que, aunque la planta
opere a plena capacidad, la rentabilidad apenas alcanza el mínimo y esto limita la
flexibilidad operativa en caso de una ligera baja en las ventas.
Una inversión no es riesgosa cuando no se ve afectada significativamente por las
ventas, lo que implica la administración del riesgo. Por ejemplo, si la TIR supera a
la TMAR por cierta cantidad de puntos porcentuales a un nivel de ventas
determinado, una disminución de las ventas permitirá administrar el riesgo con
mayor tiempo u oportunidad. El enfoque de análisis y administración del riesgo
consiste en determinar el nivel mínimo de ventas que siempre debe mantenerse y
calcular el tiempo disponible para administrar el riesgo en caso de una disminución
gradual pero constante de las ventas. La administración implica mejorar la
productividad, la calidad, la red de ventas y distribución, entre otras estrategias, para
evitar llegar a niveles de ventas desfavorables.

La técnica de inflación cero evalúa proyectos en condiciones pesimistas, la


rentabilidad económica se mide por la diferencia entre la TMAR y la TIR, y el
enfoque de análisis y administración del riesgo busca determinar el nivel mínimo de
ventas y administrar el riesgo ante disminuciones sostenidas de las ventas.

Medición del riesgo de mercado

Se proyecta una producción anual de 1,050 toneladas, que representa el 11.8% de


la demanda potencial insatisfecha en el escenario optimista y el 15.4% en el
escenario pesimista. Sin embargo, si consideramos la demanda total de 61,548
toneladas en el escenario optimista y 58,906 toneladas en el escenario pesimista
para el octavo año, la producción de 1,050 toneladas solo representaría el 1.70%
en el caso optimista y el 1.78% en el caso pesimista.

El escenario pesimista es relevante para analizar el riesgo de mercado, ya que en


el escenario optimista no hay preocupaciones. En el escenario pesimista, a medida
que aumenta la inflación en el país, la demanda de mermeladas disminuirá. Se
estima con un 95.78% de certeza que la demanda reaccionará a una variación en
la tasa de inflación, según el coeficiente de correlación obtenido en el análisis
estadístico. Se sabe que las ventas disminuirán, pero el problema radica en
determinar si, al aumentar la inflación y disminuir las ventas, estas podrían alcanzar
o incluso superar el nivel mínimo de producción en el que la empresa sigue siendo
rentable. Este nivel mínimo de rentabilidad es de 780 toneladas anuales,
aproximadamente el 75% de la producción de un turno. La respuesta hipotética se
basa en el cálculo de proporciones. Se observa que al pasar de un nivel de inflación
optimista a uno pesimista, las ventas disminuyen un 4.3% (como se muestra en la
tabla). En este caso, la hipótesis sería que las ventas bajarían de 1,050 a 1,005
toneladas, lo cual no representaría un riesgo para la empresa Para gestionar el
riesgo de mercado, se deben tomar acciones administrativas, como contratar
mejores vendedores, lanzar campañas publicitarias especiales, aumentar las
comisiones por ventas o realizar ofertas en la venta del producto. Estas acciones
deben equilibrarse para no comprometer la rentabilidad de la empresa.

Es necesario invertir en acciones administrativas para incrementar las ventas sin


afectar la rentabilidad económica de la empresa. Las decisiones y acciones tomadas
deben basarse en un profundo conocimiento de la estructura tecnológica y de costos
de la empresa, y se supone que se han superado los riesgos tecnológicos y se han
optimizado los recursos utilizados en la producción del producto.

Riesgo financiero

Financiar es aportar dinero para la creación de una empresa, ya sea a través de


accionistas o instituciones bancarias mediante préstamos. El riesgo en este caso es
claro, ya que un aumento en las tasas de interés podría llevar a la empresa a pagar
más de lo programado, incluso hasta el punto de la bancarrota. Otro riesgo
financiero es la devaluación de la moneda local, ya que aumentaría el costo de
producción si la empresa depende de materias primas importadas. Además, si la
empresa tiene deudas en monedas fuertes que se devalúan, también enfrentaría
riesgos financieros. A partir de 1998, en México se abrió el área de derivados
financieros en la Bolsa de Valores, los cuales son instrumentos creados para cubrir
estos riesgos. Para prevenir y mitigar los efectos de estos riesgos, es importante
contar con información macroeconómica y poder prever ciertos eventos en la
economía de un país. Al observar indicadores como el déficit de la cuenta corriente,
el ahorro interno y externo, la calidad de la inversión extranjera y la amortización de
la deuda externa, se pueden detectar signos de una economía fuerte, inminencia de
devaluaciones o aumento de tasas de interés. Es crucial analizar y prevenir riesgos,
ya que cubrirlos siempre tiene un costo. Una empresa no puede tener éxito si
desconoce aspectos básicos de su funcionamiento y entorno, ni puede obtener
ganancias si hay desperdicio de recursos. El conocimiento y la preparación
académica son fundamentales para el éxito de los proyectos y empresas.

Otros enfoques para el análisis del riesgo

Los investigadores financieros han reconocido que medir el riesgo no es una tarea
fácil. El enfoque descrito no mide, sino que califica el riesgo y solo proporciona una
apreciación del mismo. Este método se aplica a las acciones emitidas por las
empresas en los mercados financieros, pero en realidad es una medida indirecta
del riesgo de la propia empresa emisora. Para aplicar este método, se requiere la
calificación del riesgo por parte de una empresa autorizada por la Comisión Nacional
de Valores (CNV) en México y por la Securities and Exchange Commission (SEC)
en Estados Unidos. En México, hasta 1992 solo había cuatro firmas autorizadas,
mientras que en Estados Unidos las principales firmas calificadoras de acciones son
Duff and Phelps, Fitch, Moody's y Standard and Poor's.

Las empresas calificadoras tienen la filosofía de proporcionar a los inversionistas


opciones profesionales y actualizadas sobre la capacidad de pago de capital e
intereses de los instrumentos representativos de deuda en el mercado de valores.
Las calificaciones solo son válidas para las acciones emitidas y también varían
según el plazo de los instrumentos. Cada firma calificadora tiene sus propias claves
de calificación autorizadas por la CNV que solo son válidas en México. El método
de calificación es costoso y tiene limitaciones prácticas, ya que solo se utiliza para
calificar empresas que emiten instrumentos de deuda en la bolsa de valores. Esto
limita su uso para las micro, pequeñas y medianas empresas en México. Las
empresas más grandes y las que no cotizan en bolsa no necesitan obtener una
calificación de su riesgo.

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