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El informe Flexner, un documento inquietante

Fact Checked
Edith Sánchez·
28 octubre, 2019
Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González al
25 octubre, 2019

La medicina occidental es como es hoy en día, en gran medida por el informe Flexner. Este
documento reglamentó taxativamente la forma en cómo debía educarse a los médicos y cómo estos
debían practicar la medicina. Se sospecha que estuvieron involucrados fuertes intereses económicos.

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El informe Flexner es un famoso documento escrito en 1910 por Abraham Flexner. Supuso
grandes cambios en la formación de los médicos y en la práctica de la medicina en
Estados Unidos. Ese paradigma, basado también en un modelo alemán, rápidamente se extendió
y se reprodujo en prácticamente todo el mundo occidental.
Se puede afirmar que el informe Flexner representó un antes y un después en la
medicina. Uno de los aspectos problemáticos de su aporte es que no se basó en una investigación
estrictamente independiente. Flexner fue contratado por John D. Rockefeller para que evaluara cómo
se enseñaba y se ejercía la medicina, y luego formulara una línea a seguir.
Uno de los efectos trascendentales del informe Flexner fue el hecho de que desde las modificaciones
a las que dio lugar, la medicina en su conjunto se tornó exclusivamente biológica y
farmacológica. Una ciencia exclusivamente centrada en los síntomas del cuerpo y orientada,
también casi exclusivamente, al tratamiento basado en fármacos.
“El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la
enfermedad”.
-William Osler-

Rockefeller y la industria farmacéutica


Para hablar del informe Flexner, tenemos que hablar también de John D. Rockefeller
y de la historia de la medicina. No siempre primó el paradigma de la medicina alopática en el
mundo. Esta corresponde al enfoque médico que se vale principalmente de los fármacos para llevar
a cabo el tratamiento de las diferentes enfermedades.
Antes de que la medicina alopática se convirtiera en el paradigma casi único en Occidente, no todos
los médicos ni todas las escuelas de medicina trabajaban con químicos. Lo que hoy llamamos
“medicinas alternativas” hace un siglo eran muy comunes. Al menos la mitad de los médicos
empleaban terapias no farmacológicas.
Entre tanto, John D. Rockefeller era para entonces el principal magnate del petróleo en Estados
Unidos. Cerca del 90 % de la refinerías eran propiedad suya. Hacia el año 1900, los científicos y
tecnólogos descubrieron los petroquímicos. Además, encontraron que a partir del petróleo se
podían elaborar numerosos productos, como las drogas farmacéuticas.
El informe Flexner
John D. Rockefeller, a través de la Fundación Carnegie Illuminati, contrató a
Abraham Flexner para que visitara las escuelas de medicina y luego hiciera un
reporte acerca de su idoneidad.
El resultado de esa indagación fue el famoso informe Flexner. A partir de este, la AMA (American
Medical Association) y los AAMC (Association of American Medical Colleges) hicieron
cambios radicales en la enseñanza y la práctica de la medicina, entre 1910 y 1925.
Las facultades de medicina y los hospitales debían adoptar todas las
recomendaciones consignadas en el informe Flexner. Este cambio llevó a que el número
de escuelas de medicina pasara de 650 a 50. Los alumnos se redujeron de 7.500 a 2.500. Dentro de
las recomendaciones estaba, por ejemplo, la eliminación de las mujeres del servicio médico, así como
de personas de color.
El informe Flexner introdujo tres de los cambios en la medicina, que se mantienen
hasta la actualidad. El primero, el énfasis biológico de esta disciplina; en otras palabras, la
separación de cuerpo y mente en los tratamientos. El segundo, la departamentalización de la
medicina, es decir, su división por especialidades y subespecialidades, por oposición a la “medicina
integral”. Y el tercero, el uso de fármacos como tratamiento de base para prácticamente cualquier
enfermedad.

Las críticas al informe Flexner


El informe Flexner ha sido objeto de críticas desde su surgimiento. Pese a todo, se ha impuesto como
paradigma de la medicina. La Fundación Human Race es una de las entidades que ha
planteado grandes interrogantes en torno a la validez del famoso informe. El primero
de ellos tiene que ver con su propio origen.
La pregunta podría expresarse de este modo: ¿fue una coincidencia que John D.
Rockefeller financiara el estudio que luego dio origen a los tratamientos
preferentemente farmacológicos, cuando él era el magnate del petróleo y recientemente se
había descubierto la forma de hacer medicamentos a partir de ese compuesto? Parece, cuanto
menos, una pregunta razonable.
Otra de las grandes críticas del informe Flexner es la doctora Ghislaine Lanctot, autora del libro La
mafia médica. En una entrevista para Discovery Salud, Lanctot señaló que: “La estrategia
consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo
de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar
el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación … pero NUNCA fármacos que puedan
resolver una dolencia. Eso no es rentable”.
El resurgir de las llamadas “medicinas alternativas” podría ser una señal de que muchas personas no
confían plenamente en la medicina alopática o convencional. Pese a todo, tampoco se pueden echar
por tierra todos sus avances, que son muchos. Le vendría bien a la sociedad examinar y
debatir estos temas de manera más abierta. Esperamos que este artículo sea un aporte para
ello.

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Bibliografía

Edith Sánchez
Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios
de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de
Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-
autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis
historias para ser contadas”, entre otros. Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de
Cultura de Colombia (1999). Ganadora de los premios de periodismo Semana-Petrobras (2011) y
Entrégate a Colombia-Servientrega (2012). Ganadora de las Pasantías Nacionales en Literatura
del Ministerio de Cultura (2009 y 2018). Ganadora en el concurso de crónica “Ciudad de
Bogotá” (2014). Mención de honor en el Concurso Nacional de Crónica y
Testimonio, Universidad Central (2017) y en el Premio Nacional de libros de
crónica (2010). Ganadora de la convocatoria “Leer es mi cuento” (2011), entre otros.

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