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Manifestación en Contratos
Manifestación en Contratos
SUMARIO:
l. Instrumentos Privados.
U. Firma.
1Il. Firma a Ruego.
IV. Impresión Digital.
V. Firma en Blanco.
l. - Instrumento. Privado.:
El Art. 97? del c. c. establece que "La expresión por escrito puede tener lu-
gar, o por instrumento público o por instrumentos particulares, salvo los casos en
que la forma de instrumento público fuere exclusivamente dispuesta".
La expresión de voluntad de la. partes puede hacerse por escrito, por medio
de instrumentos públicos o privados, como lo establece la norma citada. Nos refe-
rimos en el presente, sólo a algunos aspectos del instrumento privado vinculados a
la firma de los otorgantes.
Los instrumentos privados son aquellos celebrados entre las partes sin interven-
ción del oficial público ni sujetos a forma alguna. La característica de los mismo.
es que se efectúan entre los interesados sin intervención de ninguna otra persona,
como lo establece el Art. 1012 del c. C., es decir, se trata de un acto bajo forma
privada.
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(Art. 1021 del e. e. ). Rige respecto de ellos el principio de libertad de forma.
Este principio establecido por el Art. 974 del e.e-:
este Código, o por las leyes especiales no se designe forma para algún acto jurídico,
los interesados pueden usar de las formas que juzgaren convenientes", tiene amplia
vig er-cia en esta materia. En efecto, el Art, 1020 del e.e. dispone: "Para los
actos bajo firma privada no hay forma alguna especial. Las partes pueden formarlos
en el idioma y con las solemnidades que juzgen más corrverrien tr-s".
pero, para que exista instrumento privado, la ley exrg e como requisito esencial
1 las partes, Art. 1012 del e. Civil .
11. - Firma:
Según el Art. 1012 del e. e. la firma de las partes es una condición escncial
para la existencia de todo acto bajo forma privada. Ella no puede ser reemplazada
por signos ni por las iniciales de los nombres o apellidos.
La firma no significa escribir con todas las letras el nombre completo, es decir,
el apelativo y el apellido de la persone, sino, la manera particular y habitual con
que ella suscribe los documentos dando fe de la declaración de voluntad allí expre-
sada. De ahí que a veces una persona pueda firmar con el nombre y el apellido,
con un sobrenombre, un seudónimo con el nombre de pila y alguna otra denomina-
ción o signo que revele la autoridad que inviste, siempre, claro está, que ésta sea
la forma habitual con que la persona firma. Es decir, no es necesaria la repro-
ducción integral del nombre de la persona. Lo que la caracteriza es la habitualidad.
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habitual seguido por la persona en diversos actos sometidos a esta formalidad. Re-
gularmente la firma lleva el apellido de la familia; pero ésta no es de rigor si el
hábito constante de la persona no era firmar de esa manera. Los escritores franceses
citan el testamento de un Obispo, que se declaró válido, aunque la firma consistía
únicamente en una cruz seguida de sus iniciales y de la enunciación de su dignidad",
La firma, como lo sostiene Manuel Arauz Castex, se distingue por los siguientes
caracteres: a) Olografía, esto ea, escritura de puño y letra; b) Expresión o alusión
al nombre o individualidad de quien la escribe; c) Peculiaridad o intención de que
sea exclusiva; d) Habittialidad en los actos en que Se la pone; e) Sentido de adhe-
sión o sea declararse autor del texto que la precede o conforme COn lo que el mismo
expresa. (4)
E~ decir, la Firma no puede ser reemplazada por signos ni por las iniciales de
los nombres o apellidos. Lógicamente, si la firma consiste en iniciales o en una
rúbrica se la tendrá como tal. Muchas veces la firma consiste en un rasgo o rúbrica
ilegible, pero es firma si es la manera particular y habitual de hacerlo.
Firma a ruego es la que pone un tercero a pedido del otorgante del documento,
que no sabe o no puede firmar.
El Art. J 00 J del C. C. referido a las escrituras públicas, dispone que "Si al-
guna de las partes no sabe firmar debe hacerlo a su nombre otra persona que no
s ea de los testigos del instrumento".
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Entre los primeros, Llerena manifieeta: "Si un documento es firmado a ruego
vale como instrumento privado, siempre que se pruebe la existencia del mandato
verbal para firmar (nota al Art. 1894 C.C.). Para esta prueba no basta la decla-
ración del firmante a ruego; es necesario la prueba de la existencia misma del
contrato y, en consecuencia, la autorización o mandato para firmar este después
de convenidas las partes. Si el acto es de aquellos que no pueden ser probados
por testigos sin un principio de prueba por escrito (Art. 1 193 y concordantes) el
documento firmado a ruego no se considera como principio de prueba por escrito. (6)
L1ambías, a su vez, considera que la firma de las partes supone una' interven-
ción personal de los interesados (Art. 1012 C.C.), pero, también pueden excep-
cionalmente actuar por medio de representantes. El Art. 1889 autoriza el otorga-
miento de mandato para cualquier acto lícito, puede ser, por tanto, que el objeto
del mandato consista en la firma a ruego . Obsérvese que el mandatario podría
haber suscripto el documento en su propio nombre aunque por cuenta del mandato,
por lo que no hay inconveniente legal, que firme un documento que interese a su
representando a ruego de éste. Cuando se impide esta solución se confunde la vali-
dez del documento con su fuerza probatoria. El documento firmado a ruego contiene
la firma de quien actúa tácitamente como mandatario del interesado, por tanto, no
puede dudarse de la validez del instrumento. En cambio, el valor probatorio del
documento dependerá de la prueba del mandato, que no puede consistir en la sola
declaración del mandatario. (7)
Por su parte, Borda, estima que los instrumentos privados firmados a ruego
en materia comercial son plenamente válidos (Art. 208 del C. de com.). En la
esfera del derecho civil le reconoce el carácter de principio de prueba por escrito,
la que corroborada por otras, pueden demostrar que el acto se celebró efectiva-
mente, y que el contenido del documento es querido por la person.a que rogó a
otra lo firmara en su nombre. (8)
Para Arauz Castex, el Art. 1012 alude a las partes, pero ese texto no impide
la firma por mandatario; el mandato es válido, ya que el mismo no es en principio
contrato formal. El instrumento privado es válido pero queda supeditado a la prueba
del mandato. (9)
Entre los segundos, es decir, los que niegan valor legal a los instrumentos
privados firmados a ruego, Etcheverry Boneo, manifiesta que los instrumentos [ir-
mador a ruego no son válidos; la leyes expresa, sin la firma o sus equivalentes
que la ley admite, actos todos en que interviene materialmente el autor, no puede
existir instrumento privado válido. (11 )
Salvat, por su parte, manifiesta que la ley exige la firma como condición esen-
cial de los instrumentos privados, y la firma debe emanar de la persona misma
interesada. La dostrina de Llerena y la jurisprudencia que -Ios sigue, parecen in-
currir en una confusión entre el acto jurídico y .,.1instrumento que lo constata y
le sirve de prueba. El acto jurídico, por ejemplo, un contrato de locación, puede
ser celebrado por un mandatario; pero otra cosa es el instrumento privado que lo
constata, en el caso de haber sido éste firmado no por un tercero como mandata-
rio, sino simplemente a ruego del interesado; la firma que los suscribe, no emana
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en este caso del interesado mismo, faltando por consiguiente la condición esencial
para su validez. Las personas que no saben o no pueden firmar, no pueden otorgar
instrumentos privados. Los instrumentos privados firmados a ruego no tienen valor
legal ninguno". (12)
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b) Otros autores, entre ellos Díaz de Guijarro, Llambías, Borda, Arauz Cas-
tex, consideran que si bien el documento signado por la impresión digital del otor-
gante no constituye un instrumento privado, en el sentido que establece el Art.
1012, puede valer como medio de prueba.
Díaz de Guijarro, fundado en lo dipuesto por el Art. 1190 que establece que
los contratos se prueban. .. por instrumentos particulares firmados o no firmados,
distingue entre "instrumentos particulares firmados" expresión que se refiere a los
instrumentos privados, ya que asumen calidad de tales los que se hallan revestidos
de la firma que es su condición esencial (Art. 1012 del C. C.) e "instrumentoe
particulares no firmados" que se refiere a los documentos que no alcanzan a la cate-
goría de instrumentos privados, porque no están suscriptos, y que a pesar de todo,
constituyen un medio probatorio, ocmo lo ha dispuesto la ley y lo han entendido
los tribunales.
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Sin embargo, la impresión digital no puede sustituir eficazmente a la firma,
cuanto a la expresión de la voluntariedad del acto o conformidad con el texto del
documento. Quien pone su impresión digital al pie de un escrito, generalmente
es una persona analfabeta, no sabe leer ni firmar, por lo tanto, incapaz de conocer
por sí misma la declaración contenida en el documento. Mal podría, en conse-
cuencia, prestarle conformidad mediante la impresión de sus huellas dactilares
en el mismo.
Por otro lado, la impresión digital puede obtenerse "de una persona dormida
o inconsciente sin que ella se haya dado cuenta o mediante el empleo de fuerza
física irresistible sobre la misma y hasta podría obtenerse de una persona muerta".
(20)
Sin embargo, nada obsta a que dicho documento, conforme lo dispone el Art.
1 190, lnc. 2, pueda servir como medio de prueba, cuyo valor o eficacia probatoria,
deberá ser apreciado por el juez, conforme a las circunstancias de hecho en cada
caso concreto.
V. - Firma en Blanco:
Normalmente los instrumentos privados son firmados por los otorgantes des-
pués de eacritos, pero también pueden ser firmados antes de que se los redacte, en
blanco. Así lo establece el Art. 1016: "La firma puede ser dada en blanco antes
de la redacción por escrito". La firma en blanco generalmente se otorga a per-
sonas de absoluta confianza ya que la misma implica un riesgo para el firmante.
La segunda parte del artículo citado expresa: "Después de llenado el acto por la
parte a la cual se ha confiado hace fé siendo reconocida la firma". La ley en
principio confiere al instrumento privado firmado en blanco el mismo valor que
al suscripto después de escrito luego que la firma haya sido reconocida, requisito
etse último común a todo instrumento privado. Es decir, que reconocida la firma
se tiene por reconocido el cuerpo del mismo (Art. 1028). Sin embargo, respecto
del instrumento privado firmado en blanco, la ley confiere al firmante la posibi-
lidad de, reconocida la firma, oponerse al contenido del mismo. Es la situación
prevista por el Art. 1017 que establece: "El signatario puede, sin embargo, opo-
nerse al corrtenido del a cto, probando que las declaraciones u obligaciones que se
encuentran en. él, no son las que ha tenido intención de hacer o de contratar.
Esta prueba no' puede ser hecha con testigos". Esto es así, pues el instrumento
firmado en blanco implica un mandato general amplísimo otorgada tácitamente
por el firmante al depositario de la firma en blanco; se rige por todos los princi-
pios que regulan el mandato (Arts. 1969, 1973, 1974, 1979).
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se encuentran en él, no Son las que ha tenido intención de hacer o contratar; y
hacerlo responsable al mandatario de los daños y perjuicios que ese hecho le pro-
duzca. Se trata de la responsabilidad emanada del incumplimiento del mandato,
sea parcial o total.
Aún probado en juicio la violación por parte del depositario del documento
firmado en blanco de las instrucciones dadas por el firmante, no podrá oponerse
a los terceros de buena fe que contrataron con el mandatario del documento. Esta
protección no rige respecto de los terceros de mala fe.
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Los ~Il que contrataron con el portador del documento, aunque sean de
buena fe, no gozan de la protección de la ley. Nada pueden reclamar al signatario
del documento. Sólo tendrán acción contra el delincuente a fin de resarcirse del
daño ocasionado.
( 1) Buteler, José A.: "Clases Magistrales de Derecho Civil, Parte General, año
1971".
(2) C. lo C. C. Bahía Blanca, Jul. 16, 1959, JA. 1959 VI 543; "La firma en el
documento privado tiene por objeto exteriorizar la voluntad de obligarse";
Cl'\Civ. sala B 24-3 960, LL. 98·328; Puesto que las firmas de las partes
es una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada,
a tal punto que no puede ser reemplazada por signos ni por iniciales de
los nombres o apellidos, faltando élla ya no puede firmarse la existencia de
un instrumento privado". CNViv., sala B ag. 27-956, GF, 218·175é 56.953,
JA, 1954-1.388, LL., 74.488; 24-3-960, LL. 98-328, JA, 1960 IV 673.
(3) C. Civil 1<:'Cap. 10 12, 930, JA., 34 1130: La firma es el' nombre escrito
de una manera particular, según el modo habitual seguido por una persona
en actos sometidos al cumplimiento de esa formalidad; TS. Córd'oba, salla
trabajo, seto 4 957, BJC., 11 243: No es necesario para que sea considerada
firma, que se reproduzcan en élla los nombres del signatario; C. Civ, 20 Cap.
10, 11 942, GF 161 237: "Se ha juzgado que tiene eficacia Como instrumento
privado el suscripto con el apellido del otorgante, si éste era 8U forma ha-
bitual de firmar.
(4) Arauz Castex, Manuel: Derecho Civil, Parte General, T. 11 pág. 274, N,! 1453.
(5) Salvat, Raymundo M.: "Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General",
T. 11, pág. 448, No 2150.
(7) L1ambías, Jorge Joaquín: "Tratado de Deercho Civil, Parte General", T. 11,
Ed. 2~. pág. 373, No 1587.
(8) Borda, Guillermo A.: "Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General".
T. 11,Ed. 3\', 1959, pág. 152, No 928.
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(9) Arauz Caatex, Manuel: Ob. Cit., T. n. pág. 276, No 1460.
(10) C. 2~ C.C. Córdoba, 179957, CJ. XII 42: "Se ha sostenido que si bien
tienen valor probatorio los documentos firmados a ruego por algún testigo
en nombre de la parte, en estos supuestos es necesario que a más de reco-
nocerse la firma se acredite que el firmante estaba auto rizado para obrar";
SC. B. Aires, Junio 17 952, LL. 67, 97.
(15) S. C. B. Aires, seto 25 956, LL. 86 72: JA. 1957 1. 289: "La impresión di-
gital pese a constituir el signo de identidad por excelencia. superior en este
aspecto, incluso a la firma, no podría sin embargo, sustituirla, por lo menos
dentro de nuestro régimen jurídico vigente: lo que se explica, ya que la
última desempeña también otra función que ni por la ley ni por su natu-
raleza pod'ría asignarse a la primera por sí 801a, es decir, acreditar que el
acto expresa el pensamiento y la voluntad del que lo suscribe ... ": 7-3-956,
LL. 82-223: CN. Rosario, 16-8-957; JA. 1957-IV-232; CNCiv. Sala D, 17-10
960; JA. 1961-1-177, Sala B 18-7-957, LL. 88-501; JA. 1957, IV-169: C.
Fed. Mendoza 24-7-950, JA. 1950-IV-549 .
( 16) Diaz de Guijarro, Enrique: "La Impresión Digital en los Documentos Priva-
dos, no firmados", JA. t. L. p. 85.
~8
(20) Moiaset de Espanes, Luis: Ob. cit., J. A. D. 1972, p. 811.
(22) "El que invoca haber firmado un instrumento privado en blanco, debe acre-
ditar tal extremo, como así también la prueba tendiente a desvirtuar el con-
tenido de dicho instrumento, la cual, en razón de la seguridad de las tran-
sacciones jurídicas, debe ser fehaciente e inequívoca, razón por la cual la
ley no acepta la 1017 infine), y fallo plenario de las
testimonial (Art.
Cámaras Civiles de la Capital, de dic. 18-936, en JA. 56-901; CNCiv. sala
D, Ag. 21-962, ED., 2-979, fallo 1018, Cám. Como Cap. 24-11-950, LL 61
227; CNCiv. sala B jun. 3-959, LL. 95-547; 8a[1\ E, Marzo 2-957, LL. 94-659;
C. 2~ e.e. La Plata, sala 11, jul. 22-959, LL. 96-2769 - S; CN. Com., aala B,
marzo 12-958, JA. 1958-IV-196.
23) "La regla que no puede probarse por testigos el abuso de la firma en blanco,
reconoce las siguientes excepciones: a) cuando existe un principio de prueba
por escrito; b) cuando el firmante estaba en la imposibilidad de porcurarse
una prueba escrita; c) cuando el documento se obtuvo mediante dolo o
fraude; d) cuando el documento se sustrajo a su tenedor y se llenó contra
su voluntad" (C 2 a Ce. La Plata, febo 27-942, JA. 1942 11-632).
BIBLIOGRAFIA:
Llambías, Jorge J.: "Tratado de Derecho Civil - Parte General", Ed. 1964,
t. 11.
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Moia.et de Eapanes, Luis: "Impresión digital, firma y firma a ruego" J. A. Doc-
trina 1972, pág. 811.
REVISTAS JURIDICAS:
Jurisprudencia Argentina
La Ley.
- El Derecho.
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