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VI 05 10
VI 05 10
La Divina Misericordia te habla: Mientras estaba comiendo con ellos, les ordenó: «No os
vayáis de Jerusalén, sino aguardad la Promesa del Padre, que oísteis de mí: Porque Juan
bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos
días.»
Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos
tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
(Hechos 1,4-5.8)
Experiencia de Santa Faustina: Por la noche, durante la Bendición, … oí una voz interior
clara y fuerte: Todo lo que dices sobre Mi bondad es verdad y no hay expresiones
suficientes para exaltar Mi bondad. Estas palabras fueron tan llenas de fuerza y tan
claras que daría la vida por ellas, de que procedían del Señor. Las reconozco por una
profunda serenidad que me acompañó en aquellos momentos y que quedó después. Esta
serenidad me da una fortaleza y un poder tan grandes que nada son todas las dificultades
y las contrariedades, y los sufrimientos, y la muerte misma. Esta luz me ha levantado un
velo del misterio de que todos los esfuerzos que emprendo para que las almas conozcan la
misericordia del Señor, son muy agradables a Dios y de eso viene a mi alma tanta alegría
que no sé si en el paraíso puede haber mayor. ¡Oh, si las almas quisieran escuchar al
menos un poco la voz de la conciencia y la voz, es decir la inspiración del Espíritu Santo!
Digo: Al menos un poco, ya que si una vez nos dejamos influir por el Espíritu de Dios, Él
Mismo completará lo que nos falte. (Diario 359)