2.- Eludir toda filosofía deprimente. 3.- Rechazar toda idea que nos defina como “inútiles”, “solitarios”, “incapaces”, “malos” o “explotadores” por “naturaleza”. Erradicar todo “empirismo a-crítico”. 4.- Eludir toda exageración de los “poderes” humanos y toda atribución de “poderes” a cualquier objeto, natural o artificial. Combatir el “misticismo lógico”. 5.- Lograr que la lengua esté conectada con el pensamiento y con el corazón, sin individualismos. 6.- Asegurarse de que el pensamiento sirva para construir caminos para todos. 7.- Convencerse de que lo filosofado nunca será definitivo, que siempre será mejorable y que eso sale mejor en colectivo. 8.- Asegurarse de que debatir no es lo mismo que pelear. 8.- Entender que uno siempre filosofa para organizarse mejor y no para desorganizarse, por lo tanto, eludir todo lo que desorganiza. 9.- Asegurarse de que lo filosofado no esconda, niegue, sepulte ni ayude a negar, sepultar o esconder el filosofar de otros. Se trata de mejorarlos. 10.- Emanciparse para filosofar sin rendir pleitesía a dogmas, sectas ni burocracias. 11.- Asegurarse de filosofar para cambiar al mundo no para hermosearlo, no para contemplarlo. 12.- Combatir toda propiedad privada del pensamiento. Filosofar con sentido del humor. 13.- Asegurarse un filosofar que nos lleve a la acción revolucionaria.