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Apuntes Fundamentos Dº Administrativo Acabados
Apuntes Fundamentos Dº Administrativo Acabados
FUNDAMENTOS
DE DERECHO
ADMINISTRATIVO
Universitat de València
Doble Grado Sociología y CCPP
Profesor: Eduardo Garcia-Leonardo Tobarra
Cristina Guzmán
Índice
UNIDAD I. 6
PRESUPUESTOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO 6
1
4.1. La posición jurídica de la Administración 66
4.2. Actividad jurídica, actividad material e inactividad (De los apuntes de wuolah, lo ha
sacado de internet) 74
4.3. Actividad unilateral y actividad bilateral (Apuntes Aula Virtual) 77
4.4. Potestades regladas y discrecionales. Nociones afines: Conceptos jurídicos
indeterminados y discrecionalidad técnica. El control de la discrecionalidad administrativa. 78
2
7.3. Fases del procedimiento administrativo 112
A) Iniciacion 113
B) Ordenacion 118
C) Instrucción 119
D) La terminación del procedimiento. 124
7.4. El silencio administrativo 130
A) Silencio administrativo en procedimientos iniciados a solicitud del interesado. 132
a) Silencio positivo 132
b) Silencio negativo 133
B) Falta de resolución expresa en procedimentos iniciados de oficio. 134
3
3. Inadmisión del recurso 162
4. Demanda y contestación 163
5. Alegaciones previas 164
6. Prueba 164
7. Vista y conclusiones 165
8. Sentencia 165
9. Otros modos de terminación del proceso 167
9.6. El procedimiento abreviado. 167
9.7. Procedimientos especiales: el procedimiento para la protección de los derechos
fundamentales de la persona. 168
9.8. Ejecución de sentencia 170
1. Sentencias que condenan a la Administración al pago de cantidad líquida 171
2. Sentencias que condenen a la Administración a realizar una actividad o dictar un acto
172
3. Potestades sancionadoras 172
4. Extensión de los efectos de las sentencias a personas distintas de las partes en materia
tributaria y de personal 173
9.9. Las medidas cautelares. 173
4
UNIDAD I.
5
Tema 1. Fundamentos históricos del
Derecho Administrativo.
1.1. Génesis y evolución del Derecho Administrativo.
De las monarquías absolutas a la Revolución francesa
Al iniciarse la Edad Moderna, las monarquías europeas no cesan en su propósito de atraer
para sí el poder que venían ostentando los señores feudales sobre sus vasallos,
centralizando en sus manos el poder sobre sus súbditos. Pero también otros círculos de
poder, como el que poseían los gremios sobre los artesanos, o las ciudades sobre sus
habitantes. Fue un proceso lento de concentración de poder en los monarcas, no exento de
dificultades y resistencias por parte de esas otras instancias de poder.
La idea de Estado Nación fuerte va absorbiendo esos otros círculos de poder de la Edad
Media y el poder se concentra en el monarca, que tiene potestades legislativas y que
monopoliza toda acción de gobierno, manteniendo un distanciamiento bastante
considerable con los tribunales, al contar con elevadas dosis de inmunidad (apenas hay
fiscalización y control de su figura).
De este modo, Gustavo III de Suecia, Federico II de Prusia, José II de Austria, Catalina II de
Rusia, Carlos III de España y Luis XIV de Francia, avanzarán notablemente en su empeño
centralizador de poder.
Con la concentración del poder en manos del rey disminuye la libertad de nobles, burgueses
y pueblo llano. Todos gozan de menos libertad. El ejercicio del poder real era absoluto e
“independiente de toda autoridad humana” (Bossuet). Y ello porque, aunque el Gobierno del
rey y su Administración no podían obviar las leyes que el rey y las Cortes hacían y
promulgaban, ningún organismo independiente del monarca podía anular los actos del
Gobierno y la Administración contrarios a las leyes.
Sin embargo, en Inglaterra, con la Gloriosa Revolución de 1688, que da el triunfo a quienes
se enfrentan al rey, surge un Parlamento fuerte, en el que se incluye al monarca y donde
prima la idea de que la ley es igual para todos, desde el monarca hasta el último súbdito.
Por otra parte, en el continente europeo surge un estado de opinión que ve falta de
viabilidad en estas formas de poder y que aboga por la defensa de las libertades de los
grupos sociales y de los individuos en general, y que terminará desembocando en una
reacción antiabsolutista.
6
Esta reacción comienza en el plano de las ideas y surge de un estado de opinión que trata
de afirmar el principio de legalidad, entendido como supremacía de la ley. También la
aplicación del Derecho como garantía de las libertades y del respeto de los individuos.
Igualmente, la configuración de una nueva forma de Estado en la que aparezcan
diferenciados la ley, los tribunales y el orden público.
John Locke, conocido como “padre del Liberalismo clásico”, se anticipa a Montesquieu, en
quien influyó. Para el autor inglés, la autoridad del Estado se sostiene en los principios de
soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto y debe respetar los derechos de los
individuos. Debe separarse el poder legislativo y el ejecutivo. El poder legislativo englobaría
en sí el poder judicial (porque los jueces sólo deben aplicar las leyes). Un segundo poder es
el ejecutivo, que respalda y da fuerza al poder legislativo. Y un tercer poder es el federativo,
que asume la defensa exterior del Estado.
Montesquieu, con su tesis sobre la división de poderes, y Rousseau, con la formulación del
principio de legalidad, serán los principales exponentes doctrinales de la reacción
antiabsolutista. No pretendían abolir la monarquía y tampoco devolver el poder del monarca
a las instancias que lo ejercían en la Edad Media. Solamente desean limitar el poder de la
monarquía.
Según Montesquieu (L’Esprit des lois), por naturaleza, todo poder tiende a convertirse en
tiránico, por lo que la única manera de evitar la tiranía es conseguir que el poder detenga al
poder. Dado que el Estado ostenta tres clases de poder (el de legislar, el de ejecutar y el de
juzgar) deben separarse los tres poderes y encomendarse a diferentes órganos u
organizaciones del Estado. El poder ejecutivo tendrá a su cargo la función de gobierno y, a la
vez, la fuerza legítima. Actuando estos poderes de forma independiente, equilibrarán sus
fuerzas y se limitarán entre sí. De esta forma los súbditos podrán vivir en libertad.
Por otra parte, para Rousseau (Du Contrat social), la soberanía reside en el pueblo y se
manifiesta por las leyes, manifestación de la voluntad general. La voluntad para ser general
“debe partir de todos para aplicarse a todos, y pierde su rectitud natural cuando tiende
hacia algún objeto individual o determinado”.
Según este autor, para devolver al hombre su libertad natural es necesario que las
declaraciones de la voluntad general, plasmadas en las leyes, sean superiores a cualquier
manifestación de otra voluntad. Este es el único medio de suprimir los privilegios y de lograr
la igualdad y la libertad para los miembros de la sociedad.
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Para Rousseau todos los poderes públicos no ostentan igual jerarquía. El poder legislativo
ha de ocupar una clara posición de superioridad con respecto a los demás poderes. Ya no
son tres poderes independientes y sin escalafón. El poder legislativo es el más importante.
No se encuentra en el mismo plano que el judicial y el ejecutivo, sino en otro superior y los
otros dos deben subordinarse a este. La superioridad del legislativo y de las leyes con
respecto a los demás poderes y actos jurídicos se expresa con la fórmula del “principio de
legalidad”.
La primera Constitución revolucionaria de 1791 indica que: “No existe en Francia autoridad
superior a la de la Ley. El Rey reina por ella, y sólo en nombre de la Ley puede exigir
obediencia”.
Pero, además, los revolucionarios temen que la división de poderes debilite la unidad y
fortaleza del Estado, antes en manos de la monarquía absoluta y ahora bajo su control.
La Administración es una parte del poder ejecutivo que, bajo el régimen de las monarquías
absolutas se había convertido en un sistema poderoso. Se trata de un subpoder del
ejecutivo, pero, con tanta fuerza, que a veces cabe pensar que recoge poderes de los otros
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dos, en una suerte de desviación del sistema y desvirtuando en parte la pureza del principio
de separación de poderes.
Esta fisura grave en el sistema de división de poderes fue reiterada por la Constitución de
1791, el Código Penal y el Decreto de 16 de fructidor del año III, entre otras.
Los revolucionarios franceses estaban muy afectados por la etapa anterior en la que los
tribunales provinciales no aplicaban las leyes hasta que no las registraban y las publicaban.
Era una especie de derecho de veto. Estos tribunales resultaban sospechosos a los
revolucionarios por su nivel de autonomía y corruptela. Por ello, será el propio poder
ejecutivo el que reciba las facultades para autojuzgarse a sí mismo. Y también recibirá
funciones legislativas. Podrá dictar normas y disposiciones generales para su
funcionamiento y régimen interno, pero también reglamentos (potestad reglamentaria).
Pero, además, de normas o disposiciones generales, el poder ejecutivo puede dictar también
actos administrativos (singulares), que tienen la virtud de poder imponer la voluntad de la
Administración sin necesidad de acudir a jueces y Tribunales para que la convaliden. Su
voluntad es ejecutiva en sí misma, pues está dotada de potestad para ser aplicada
forzosamente a los ciudadanos.
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particulares lesionados en sus derechos por actos administrativos viciados de ilegalidad
debían pedir a la Administración su anulación.
Primero, el Gobierno encargó a uno de sus órganos asesores, el Conseil d’Etat (creado por la
Constitución del año VIII, y formado por personas nombradas por el propio poder ejecutivo)
la tarea de comprobar si el poder ejecutivo respetaba la legislación administrativa,
dictaminando sobre la legalidad o ilegalidad de los actos del ejecutivo impugnados por los
particulares. Se integraron en el Consejo de Estado miembros con alta cualificación,
prestigio, y dosis de independencia, llevando a cabo su misión con tal ecuanimidad y rigor
jurídico que, años más tarde, recibió la facultad de decidir por sí mismo la anulación o no de
los actos del ejecutivo (autotutela).
En definitiva, el poder ejecutivo surge con una extremada fuerza, facilitada por los
revolucionarios, para ayudar a crear un Estado fuerte y centralizado, acorde con un país de
régimen administrativo. Es una consecuencia innata.
Esta concentración de poder se acepta porque garantiza mejor las libertades que un poder
difuso, estamental. Desarrolla mejor la igualdad ante la ley que el Régimen anterior.
Según Weil, “es entre la Revolución de 1789 y el final del Segundo Imperio cuando el
Derecho Administrativo emerge lentamente de la nada y se esbozan las características
esenciales de lo que Hauriou llamará más tarde el “régimen administrativo”.
Sólo en nombre de la Ley se puede pedir obediencia. Se plantea hasta qué punto se puede
ejercer el poder y surge la teoría de la vinculación positiva y negativa:
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Positiva: el poder ejecutivo sólo puede actuar de acuerdo con lo dispuesto expresamente en
la ley. Positivamente ha de estar habilitado para adoptar decisiones y limitar los derechos de
los ciudadanos.
Negativa: el poder ejecutivo puede actuar en todo lo que no le prohíban las leyes. En
consecuencia, a diferencia de lo que ocurre con la vinculación positiva, en la negativa hay
unos límites mucho más difusos. El sistema de vinculación negativa ha tenido un importante
papel histórico.
Por otra parte, la ley ha dejado de ser la norma suprema (ruptura del principio de
supremacía de la ley), pues esta va a poder ser fiscalizada para comprobar su encaje con la
Constitución, a la que se subordina, y en la que, además de reconocer los derechos y
libertades fundamentales (garantizados anteriormente en las leyes), se incluyen
mecanismos para controlar la constitucionalidad de las leyes.
Gobierno y Administración
En los primeros años de la Revolución, ya se puso de manifiesto que algunos órganos del
poder ejecutivo disponían de dos clases de poder. Según Thibaudeau: “la Constitución ha
distinguido siembre dos cosas en el poder encargado de la ejecución de las leyes: el
pensamiento y la acción, el gobierno y la administración. Esta distinción no es, quizá, nueva,
pero no se la encuentra en ninguna parte expresada con rotundidad”.
En la Asamblea Constituyente del año III se distingue, por primera vez, entre gobierno y
administración, entendidos como dos funciones o poderes del poder ejecutivo. El Gobierno
adoptaba las decisiones de trascendencia para toda la comunidad. Según Thibaudeau, las
“que comprenden conjuntamente todas las necesidades de los gobernados y todas las
partes del Estado”. A la Administración correspondían las decisiones que afectaban a los
intereses de la comunidad, pero no a su misma subsistencia.
11
La Revolución francesa produjo un cambio profundo en las sociedades y en los
ordenamientos jurídicos del continente europeo. Para limitar el poder de los monarcas,
instauró nuevos principios e instituciones que determinaron la aparición de normas jurídicas
de naturaleza hasta entonces desconocida. Instituciones y normas jurídicas que, al ser
objeto de análisis y sistematización, dieron origen a la nueva disciplina jurídica del Derecho
Administrativo.
La historia del siglo XIX español es la del intento de paso de un Estado feudal a un Estado
burgués. Por ello pugnan dos grandes tendencias a fin de hacerse con su control: una
modernizadora y otra conservadora. Terminará imponiéndose la tendencia conservadora
(antiguos absolutistas, Iglesia y alta burguesía), que gobernará la mayor parte de dicho
siglo1.
Tras el regreso a España de Fernando VII (“El Deseado” o “el Felón”), éste visitó Valencia,
donde planeó un golpe de Estado. Tras asistir el 3 de mayo de 1814 a las fiestas de la Cruz,
en el Grau, al día siguiente declaraba nula la Constitución y los decretos emanados de las
Cortes de Cádiz, restaurando el absolutismo (Manifiesto del 4 de mayo, conocido como
Decreto de Valencia).
El pronunciamiento del coronel Riego en Cabezas de San Juan (Cádiz) en enero de 1820, con
parte de las tropas descontentas, que iban a embarcar hacia América, a fin de someter a las
colonias rebeldes2, hizo que, al cabo de unos meses triunfase un alzamiento liberal, que dio
origen al llamado Trienio Liberal (1820-1823) que derrocó la monarquía absoluta, pero en
1823 se restaura el absolutismo (lo que se logró con la intervención de los Cien Mil Hijos de
San Luis).
Hasta su muerte en 1833, la última fase de su reinado (Década Ominosa) se caracterizó por
una feroz represión de los liberales, pero también de una política absolutista moderada, lo
1
Los Progresistas o modernizadores sólo gobernaron en los periodos 1836-37, 1840-43,
1854-56 y 1868-73. Los Moderados, junto a los absolutistas, gobernaron el resto del siglo
hasta 1874. A partir de este momento, ambas tendencias firman un pacto de corte
conservador, ante el peligro de las insurrecciones obreras y campesinas.
2
Parece ser que el descontento de las tropas se debía a que, desaparecidas las marinas
mercante y de guerra españolas, se habían comprado a Rusia 17 barcos de transporte, que
se encontraban en muy mal estado. El primero que zarpó rumbo al Río de la Plata naufragó
en mitad del océano, pereciendo todos sus ocupantes
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que provocó el descontento en círculos “ultrabsolutistas”, que, ante el ascenso al trono de la
niña Isabel II, tomaron partido por su hermano, el infante Carlos María Isidro.
En 1836, la Reina Gobernadora María Cristina ordena que de nuevo se publique y acate la
Constitución de 1812. Posteriormente, la Constitución de 1837 consagra un moderado pero
definitivo triunfo de los nuevos principios revolucionarios.
Los repetidos vaivenes entre el absolutismo y las nuevas formas constitucionales liberales
suavizarán las tesis revolucionarias, por lo que hasta 1845 se retrasa la instauración en
España de los medios idóneos para enjuiciar y destruir los actos del ejecutivo contrarios a
las leyes. El resultado serán unas instituciones jurídico-administrativas análogas a las
francesas, pero con peculiaridades propias y una evolución más lenta.
Dicey abordó esta cuestión en su obra Introduction to de Study of the Law of the
Constitution (1885). Para este autor, el rule of law era característica peculiar de las
instituciones administrativas inglesas. Expresa, entre otras cosas, la idea de igualdad formal
ante la Ley y la exclusión de cualquier privilegio para la Administración. En su opinión, el
Derecho se compone de leyes generales, esto es, reglas comunes que se aplican a todos,
incluida la Administración. Por ello, en principio, los privilegios quedan al margen de las
leyes. De esos presupuestos resulta que la Administración se somete a la misma ley que los
particulares y a los mismos Tribunales, por lo que no actúa como “una potentior persona”
sino en el mismo plano que los sujetos privados.
Unos años más tarde, Hauriou afirmó que existen dos modelos de sumisión de la
Administración al Derecho: países “sin régimen administrativo” y países “de régimen
administrativo”.
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1) La organización administrativa: descentralizada en Inglaterra y centralizada en
Francia (en la actualidad esa diferencia se ha suavizado).
En cambio, el rule of law identificaba el Derecho con las normas generales. Esto implica que
la actividad de la Administración anglosajona es enjuiciada por los tribunales ordinarios, de
acuerdo con el procedimiento judicial ordinario y aplicándosele el Derecho común.
14
No obstante, existen todavía diferencias sensibles. En el modelo anglosajón falta una
jurisdicción especial con competencia general para conocer de la posible anulación de los
actos de la Administración. Pero lo cierto es que también en algunos países de “régimen
administrativo” son los jueces ordinarios, o simplemente especializados, los que fiscalizan la
actividad administrativa.
Sin embargo, como consecuencia de la globalización, cada día que pasa las diferencias son
menores, principalmente por la influencia de las construcciones doctrinales del Derecho
francés y alemán, pero también del Derecho comunitario europeo, que produce un efecto
armonizador (a través de las Directivas) y unificador (a través de los Reglamentos).
Lo arriba expuesto nos ofrece un dato de interés que debe tenerse siempre presente y que
es el de la variabilidad del Derecho Administrativo en función de las circunstancias políticas,
sociales y económicas de cada época.
Y otra objetiva o “funcional”, que entiende que el objeto del Derecho Administrativo se
encuentra en la actividad administrativa, caracterizada por la presencia de ciertas notas
identificadoras (actividad de giro administrativo), independientemente de que la ejerza la
Administración, otros poderes públicos o los particulares. Para esta tendencia, es
Administración el sujeto que desarrolla la “función o actividad administrativa”, situado
dentro o fuera del poder ejecutivo. Sólo y cuando un sujeto actúa administrativamente es
considerado Administración pública y, por supuesto, quien administra también puede
desplegar otra clase de actividad.
15
Administrativo a ámbitos extra administrativos. Ello no impide mantener el protagonismo de
la Administración en el Ordenamiento jurídico administrativo.
16
Tema 2. Presupuestos constitucionales del
Derecho Administrativo Español.
2.1. La cláusula del Estado de Derecho.
El Estado de derecho es aquel en el que rige el principio de legalidad de la Administración,
así como las reglas de la división de poderes, de la supremacía y reserva de la ley, de la
protección de los ciudadanos mediante Tribunales independientes y de la responsabilidad
del Estado por actos ilícitos.
A) El principio de legalidad
1. Significado general
Uno de los dogmas más arraigados y tradicionales de los sistemas de signo liberal
democratico, habiéndose erigido en la manifestación primera y esencial del Estado
de Derecho. Es también, por ello, una de las ideas en las que la CE insiste
reiteradamente. Del art 9.3 se puede extraer que el Gobierno debe ejercer sus
funciones «de acuerdo con la Constitución y las leyes», y que la Administración
Pública ha de actuar «con sometimiento pleno a la ley y al Derecho». Pero el
significado y alcance de este principio ofrece numerosas dudas y cuestiones.
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1) Reiteración de la regla de su sometimiento a la totalidad del sistema normativo.
La Administración observa leyes emanadas del Parlamento así como la
Constitución, normas del Gobierno con fuerza de ley, tratados y convenios
internacionales, costumbre, principios generales del derecho y reglamentos. La
posición jurídica de la administración no difiere en absoluto de la propia de los
sujetos privados.
¿La Administración debe disponer de una previa habilitación conferida por una
norma con rango de ley para realizar lícitamente cualquier tipo de actividad si
dicho requisito no es jurídicamente exigible?
18
La posición doctrinal dominante preconiza la vigencia del principio de vinculación
positiva pero nuestro sistema constitucional no responde en bloque a ninguno de
los dos regímenes de vinculación, uno y otro son aplicables de modo simultáneo
según los tipos de actuación administrativa y las materias.
19
vinculación positiva a estas actividades.
20
garantía ha estado y está constituida por el control jurisdiccional: el ejercido por los
órganos integrantes del poder judicial. Nuestro texto constitucional consagra este
principio en dos capitales preceptos:
- Vertiente objetiva
21
- Potestad de protección total en cuanto a su ámbito material de ejercicio: se
ejerce sobre la potestad reglamentaria y sobre cualquier tipo de actividad
o inactividad administrativa, y en base a cualquier parámetro de legalidad.
De este deriva la «cláusula general de control judicial»: la prohibición
taxativa de que una norma excluya la posibilidad de fiscalización
jurisdiccional de algún tipo de actos o reglamentos emanados de las
Administraciones públicas.
22
2. La posición privilegiada de la administración
La sumisión de las Administraciones Públicas al control jurisdiccional está
compensada por contrapartidas. Por su condición de poder público, el ordenamiento le
atribuye potestades coactivas y ordenadoras; su integración en uno de los poderes
constitucionales es causa de la posesión de un conjunto de privilegios y exenciones
frente a los órganos del poder judicial.
El estudio concreto de estos poderes es el objeto de buena parte del Derecho
Administrativo.
a) El poder de autotutela
Cualquier sujeto que pretenda alterar frente a otro la situación de hecho existente
(status quo) no puede hacerlo por propia autoridad; si el otro sujeto no aceptase de
grado esa alteración, tiene la carga de someter su pretensión a un Tribunal. Si la
resolución ejecutoria no fuese cumplida de grado, tampoco el sujeto beneficiado con
la misma podrá imponerla a la otra parte por su propia coacción privada. La
primera carga de sometimiento a un Tribunal es la carga de un juicio declarativo; la
segunda, la de un juicio ejecutivo. La tutela de los derechos e intereses individuales
de los particulares puede ser calificada de heterotutela por cuanto ha de llevarse a
cabo normalmente a través de una declaración y ejecución dictadas por un órgano
judicial. En determinadas ocasiones, el sistema normativo autoriza a los sujetos
privados a ejercer la autotutela, a hacerse justicia por sí mismos. Se trata de
supuestos excepcionales: fuera de ellos, la autotutela privada es ilícita y puede
constituir delito.
23
Amplia batería de privilegios tendientes a evitar interferencias de órganos
jurisdiccionales en la actividad administrativa y a dificultar las posibilidades de éxito
de los recursos entablados por los particulares.
24
o presunto.
Los privilegios tienen una eficacia acumulativa inmensa que puede llevar a
anular de facto la efectividad del control jurisdiccional.
25
concurre el requisito de la singularidad o especialidad del daño o despojo; no son
indemnizables las medidas que afectan a la generalidad de los ciudadanos, ni
tampoco las que no determinan una ruptura con el principio de igualdad ante las
cargas públicas.
26
arts.39-52 CE, o con sujeción a directrices que se aparten notoria e
injustificadamente de los objetos de libertad real e igualdad efectiva.
27
de las AAPP. El principio constitucional de eficacia deviene en fundamento
último de las técnicas de cooperación y coordinación del Estado autonómico.
El principio de eficacia «debe predicarse del entero entramado de los servicios
públicos», lo cual permite y obliga al legislador a «establecer fórmulas y cauces
de relación entre Administraciones locales y de todas ellas con el Estado y las
CCAA, en el ejercicio de las competencias que para la gestión de sus intereses
respectivos les corresponden».
28
1. El carácter vicarial de la Administración
La Administración está subordinada a las instancias políticas que representan
formalmente al titular de la soberanía: su papel institucional consiste en actuar como
organización ejecutora de los mandatos normativos provenientes del Parlamento y
también como estructura de apoyo directo al supremo órgano ejecutivo. De esta
posición servicial deriva de un doble orden de consecuencias.
a) La subordinación ad extra: el poder de dirección del Gobierno
Determina la atribución a aquel de un poder de dirección sobre esta.
La referencia constitucional a unos poderes de dirección como integrantes de la
posición de supremacía del Gobierno es extraordinariamente importante: supone un
apartamiento consciente del modelo de subordinación jerárquica, propio de la
administración napoleónica vigente implícitamente entre nosotros. Lo que entraña
en el orden práctico puede resumirse en dos tipos de consecuencias.
- Perspectiva negativa: supone una directriz en orden al otorgamiento de un
cierto nivel de funcionamiento autónomo a la Administración. Un sistema
jerarquizado parte de la hipótesis de que todos los poderes de decisión se
concentran en el Gobierno, actuando los niveles administrativos como
instancias ejecutoras; en un sistema presidido por el poder de dirección, lo que
el Gobierno puede hacer es dirigir externamente la actividad de la
Administración hacia los fines que estime oportunos; supone que la instancia
dirigida dispone de un cierto margen de libertad para decidir los medios
técnicos más adecuados para la consecución de aquellos fines.
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desempeñan actividades puramente técnicas no pueden estar sometidos a las
decisiones jerárquicas en lo que se refiere al contenido de su actividad.
- La jerarquía existente es orgánica, no personal: el poder de mando jerárquico se
ostenta en la medida en que una persona es titular de un órgano superior, no en
función de categorías personales.
a) Principio de descentralización
Se ha venido entendiendo un principio de relación entre distintas AAPP: en cambio
se impone como principio de actuación interna de cada una de ellas. El precepto
constitucional alude a la descentralización territorial o política con un sentido
diverso al de la CE en el Título VIII. No se prescribe la existencia de colectividades
territoriales dotadas de autonomía, impone una directiva a la organización de cada
Administración superior para que actúen descentralizadamente sus competencias
propias a través de las Administraciones inferiores cuando sea factible.
En actuación descentralizada supone que:
- Cada Administración superior se halla constitucionalmente vocada a conferir a
las inferiores el nivel de participación en el ejercicio de sus competencias
propias que sea adecuada para la defensa y gestión del ámbito de intereses
que cada una de estas representa.
- Cada Admón. superior debe confiar a las inferiores la gestión concreta de
potestades administrativas que no exijan una gestión centralizada, a través
de la transferencia o delegación de dichas potestades; cada Admón. territorial
debe tender a constituirse en el eslabón ejecutivo de competencias
administrativas de las que es titular la Admón. superior respectiva.
b) Principio de desconcentración
Alude al proceso de reajuste normativo de competencias en virtud del cual la
titularidad y ejercicio de estas pasa de un órgano determinado a otro de inferior
nivel jerárquico o de ámbito territorial inferior, una traslación de competencias en
sentido descendente de la escala jerárquica que solo puede tener lugar dentro de la
misma persona jurídica pública.
La desconcentración constituye una medida técnica en orden a una redistribución
30
más racional del trabajo público y a un mayor acercamiento de los centros
decisorios de la Administración de los ciudadanos, que son los objetivos que el
constituyente parece perseguir. Se trata de una directiva flexible, cuya puesta en
práctica conlleva un amplio margen de apreciación acerca de la convivencia de
desconcentrar o no, y en qué grado, en cada caso y materia.
c) Principio de participación
Surgido como consecuencia de la crisis del sistema de democracia representativa
basada en asambleas elegidas, así como del desplazamiento del poder decisorio
efectivo a la Administración y a la alta burocracia.
El principal problema del principio radica en la absoluta ambigüedad de su
contenido.
Es esta quizá la razón por la que la CE se ha mostrado sumamente cauta a la hora
de referirse a este principio, meramente ha aludido en relación con ámbitos
organizativos o funcionales concretos de las AAPP: en los medios de comunicación
social dependientes del Estado. No parece que pueda hablarse de un principio
constitucional de participación administrativa como directiva vinculante de alcance
general. La participación es una línea de actuación posible y lícita en el marco de un
Estado democrático, pero en absoluto un precepto constitucional vinculante y de
eficacia genérica.
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La imparcialidad es un correlato o consecuencia del principio de igualdad ante la
Ley.
2. Principio de publicidad
Ideas de publicidad y de secreto evocan instituciones políticas democráticas y
autocráticas, respectivamente. La democracia es un sistema que se presupone
transparente. Los sistemas autoritarios tienden naturalmente a levantar un velo
impenetrable. Esta contraposición sólo es exacta en términos aproximativos. La
publicidad de su actuación es una tendencia que muy lentamente y con gran esfuerzo
va ganando terreno.
a) La Admón. española no ha sido ajena a estas tendencias. Ello explica que la CE se
haya preocupado de incrementar el grado de transparencia de las estructuras
administrativas, estableciendo una técnica que garantiza el máximo grado de
publicidad posible: el acceso de los ciudadanos a los documentos contenidos en
archivos y registros administrativos, el legislador ordinario estableció el principio.
32
c) El problema básico del régimen jurídico del principio se encuentra en la fijación de
sus límites. Algunos límites poseen un fundamento constitucional explícito: la
publicidad de la acción administrativa no puede operar respecto de los datos cuya
difusión pudiera dañar el derecho a la intimidad, honor, seguridad pública o defensa
nacional y averiguación de delitos: fórmula que se refiere a las diligencias e
informaciones que integran los registros policiales.
Los límites de la publicidad no se agotan en los descritos. Hay otros, impuestos por
costumbre constitucional o por naturaleza de la materia. Todos estos límites extraen
su fundamento constitucional del principio de eficacia que permite válidamente
restringir o excluir la publicidad de determinadas actuaciones o medidas cuyo
conocimiento anticipado podría enervar su propia virtualidad.
A) El principio de autonomía
1. La indeterminación del concepto de autonomía
Concepto clave en el sistema de organización territorial del Estado. Es un concepto
problemático en el momento de su definición: la CE no dice en qué consiste, y los
criterios interpretativos usuales proporcionan bastante poca luz al respecto.
a) Resulta poco útil la indagación etimológica del concepto que remite a
autonormación o capacidad de un sujeto de darse normas para sí mismo. Ese es
uno de los contenidos de la autonomía de que habla la CE pero no puede
reducirse únicamente a esta idea.
33
adoptadas por los órganos estatales; una capacidad que no expresa sólo
mediante la elaboración de normas jurídicas, sino también mediante la adopción
de políticas propias y la emanación de medidas de carácter administrativo.
34
+ La forma de atribución de estas potestades es diversa: las de las CCAA
se establecen en virtud de su respectivo Estatuto; las de los Municipios
y Provincias se fijan mediante leyes sectoriales del Estado y de las
CCAA, las cuales deberan «asegurarles su derecho a intervenir en
cuantos asuntos afecten directamente el círculo de sus intereses».
- La autonomía supone que los poderes en qué consiste se ejercen sin controles
35
por parte de las entidades superiores, salvo los que puedan establecerse para
asegurar la integridad de las competencias e intereses asignados a estos
últimos.
B) El principio de unidad
Principio de claro contenido jurídico que constituye el correlato lógico indispensable del
propio principio de autonomía: no hay autonomía posible sin unidad.
Su contenido se concreta en el establecimiento de una serie de límites a la autonomía. El
principio de unidad no es una cláusula abierta que se pueda invocar genéricamente para
imponer cualquier tipo de limitación a la autonomía; los límites son solamente los que la CE
enuncia.
a) Limites negativamente
- El interés general no es algo que entre en juego siempre que un determinado
problema incida en ámbitos territoriales superiores a los de las entidades a las
que corresponden a priori su gestión: la existencia de un interés que exceda
del ámbito territorial de un ente no determina necesariamente la atribución en
bloque del asunto al ente de nivel territorial superior. La coincidencia de
intereses de distinto nivel territorial debe dar lugar a una participación de
competencias, en la que el ente inferior disponga de las precisas para
gestionar su parcela de interés existente en el asunto.
36
- El interés general no es una fuente indeterminada de poderes de intervención
del ente territorial superior sobre el inferior.
b) Límites positivamente
- El interés general es el criterio empleado por la CE para definir el ámbito de
competencias del Estado; lo que es de interés general del Estado y a la inversa
se encuentra plasmado en la CE, Estatutos y demás leyes estatales a que ésta
remite.
37
ii) La coordinación no supone la ablación de las competencias del ente
coordinado, no equivale a jerarquía, lo que supone que el ente superior no
puede sustituir sin más la voluntad del inferior, asumiendo su capacidad de
decisión; y que el ejercicio de las potestades debe respetar un margen de
libre decisión o discrecionalidad a favor de las Admón. sujetas a ellas.
2) El límite de la igualdad
38
titularidades jurídicas que tienen su origen en la legislación o
reglamentos
- El art. 139.2 CE sólo prohíbe las medidas que obstaculicen la libre circulación,
pero no las que simplemente incidan en la misma.
- También lo será en aquellos casos «en los que las consecuencias objetivas de
las medidas adoptadas impliquen el surgimiento de obstáculos que no
guardan relación con el fin constitucionalmente lícito que aquellas persiguen».
39
- No basta para hacer inadmisible una tal medida, el que el obstáculo creado
sea proporcionado al fin lícito que la medida persigue. Ello supone conferir el
mismo valor relativo a un principio constitucional básico y a un objetivo
perseguido con una medida, y la intensidad de su incidencia negativa en la
unidad de mercado; ponderación que no debe perder nunca de vista el mayor
rango del principio constitucional que comentamos, de tal forma que la
medida sólo será admisible y lícita si el sacrificio que se inflige a la libertad de
circulación es irrelevante comparado con el beneficio que se obtiene con la
adopción de la medida.
C) El principio de solidaridad
El contenido del principio es sumamente preciso. Alude a la directriz que se impone a
todos los poderes públicos en el sentido de lograr un equilibrio económico interterritorial.
Esta noción se halla también en la base de una actitud y a una forma de actuar
obligadas de todos los entes públicos territoriales: la solidaridad se traduce en el
principio de lealtad autonómica; cuando la actuación es bilateral o multilateral, la
solidaridad se muestra bajo la forma de cooperación.
40
la CE impone a todos los entes territoriales de comportarse a criterios de buena fe y
lealtad o fidelidad al sistema. Los entes territoriales son piezas de un sistema
dinámico de tensiones y equilibrios que debe ser aceptado unánimemente,
cooperando en todo momento a su mantenimiento mediante la consideración,
comprensión y compromiso recíprocos. Estado obligado a aceptar lealmente el
carácter plural del modelo territorial; lo que impide el empleo de potestades para
desconocer de facto dicha autonomía o para discriminar a algún ente o tipo de entes,
sin causa suficiente, en beneficio de otro u otros. Los entes territoriales inferiores
están obligados a aceptar sin reserva el hecho de su pertenencia a un sistema
superior; sistema dotado de intereses propios que no deben ser menoscabados por
su actuación.
3) El principio de cooperación
Las técnicas a través de las cuales se instrumenta la cooperación son de muy diversa
naturaleza y su grado de implantación en España es todavía desigual.
41
Tema 3. Las fuentes del Derecho
Administrativo Español.
3.1. La Constitución como norma jurídica suprema del
ordenamiento jurídico (remissió)
3.3. Actos del Poder Ejecutivo con fuerza de ley: Decreto ley y
Decreto legislativo (remissió).
3.5. El reglamento.
Se entiende por reglamento toda norma escrita dictada por la Administración con rango
inferior a la ley. Como rasgos típicos de la caracterización actual de esta fuente del Derecho
cabe destacar su importancia como fuente del Derecho, motivada por su creciente y
expansiva utilización, y la amplitud de sujetos legitimados para dictarlos.
Los reglamentos son verdaderas normas y como tales, son regulaciones abstractas y
generales de situaciones futuras, que deben ser publicadas y conservan una vigencia
indefinida en tanto no se modifiquen o deroguen por otras normas de igual o superior rango.
Dando su naturaleza normativa, se insertan en el ordenamiento jurídico, al que innovan,
modifican o derogan. Es esta integración la que les separa de los actos administrativos, que
tienen uno o varios destinatarios concretos a los que se les notifica, debiéndose dictar
tantos actores administrativos como situaciones concretas que se pretende resolver. De su
régimen propio es destacable el denominado principio de inderogabilidad singular de los
reglamentos y el sistema de reacción contra los reglamentos ilegales. Además, se diferencia
de las normas estudiadas hasta el momento (leyes) por su inferior valor jerárquico, que se
manifiesta en el sistema de relaciones mutuas.
42
1. El principio de jerarquía, según el cual el reglamento complementa la ley, pero no
puede derogarla, contradecirla, suprimirla, limitarla, suspenderla o excluirla. Mientras
que la ley puede hacer todas estas cosas. Como establece el artículo 128.1 y 3 LPA:
“Los reglamentos y disposiciones administrativas no podrán vulnerar la Constitución
o las leyes [...] Ninguna disposición administrativa podrá vulnerar los preceptos de
otra de rango superior”
1. Disposiciones aprobadas por Real Decreto del Presidente del Gobierno o acordadas
en Consejo de Ministros.
2. Disposiciones Aprobadas por Orden Ministerial
A) La potestad reglamentària
Por potestad reglamentaria se entiende la facultad atribuida por el ordenamiento jurídico a
las Administraciones de dictar normas jurídicas subordinadas a las leyes. Su fundamento es
producto de una interpretación realista de la división de poderes, llevada a cabo por los
revolucionarios franceses. En principio, la función ejecutiva no debía tener otro contenido
que el de la pura ejecución material de la ley; sin embargo, se incluirá la producción de todas
aquellas actuaciones jurídicas que exija la ejecución de las leyes, entre las que va a quedar
incluida la de promulgar las normas complementarias precisas para que dicha ejecución se
haga factible.
43
Por eso la Constitución francesa del año VIII establece en su artículo 14 que «el Gobierno
propone las leyes y hace los reglamentos necesarios para su ejecución». Es más, se
entenderá que corresponde al Ejecutivo asegurar el cumplimiento del bloque entero de la
legalidad, apareciendo la figura del reglamento independiente, esto es, el reglamento que no
encuentra la legitimidad de su promulgación en una ley singular, cuyo desarrollo efectuará.
2. El procedimiento de elaboración
44
externos afectados. Una manifestación de la importancia que en nuestro
ordenamiento tiene reconocida la participación democrática en su elaboración se
contiene en el artículo 105.a) de la Constitución, que ordena a la ley que regule «la
audiencia de los ciudadanos, directamente o a través de las organizaciones y
asociaciones reconocidas por la ley, en el procedimiento de elaboración de las
disposiciones administrativas que les afectan».
45
preceptivos, sino también los estudios y consultas que se consideren
convenientes.
Dicho trámite tendrá una duración de quince días, que podrá se reducida a
siete días hábiles, cuando razones debidamente motivadas así lo justifiquen.
Sólo podrá omitirse cuando existan graves razones de interés público, que
deberán justificarse en la Memoria del Análisis de Impacto Normativo. No
siendo de aplicación en las disposiciones presupuestarias o que regulen los
Órganos, cargos y autoridades del Gobierno o de las organizaciones
dependientes o vinculadas a éstas.
46
personas físicas o jurídicas que desempeñan una actividad económica o
profesional como consecuencia del ejercicio de ésta» y las que no lo hacen.
Las primeras entrarán en vigor el 2 de enero o el 1 de julio, siguientes a su
aprobación. Las segundas, la harán a los veinte días de su completa
publicación en el BOE, si no se dispone otra cosa (art. 2.1 CC).
47
carácter particular no podrán vulnerar lo establecido en una disposición de carácter
general, aunque aquéllas tengan igual o superior rango a éstas».
Es ésta una de las consecuencias más claras del principio de legalidad. Si bien la
Administración goza de un poder reglamentario, que le habilita a promulgar y derogar
normas jurídicas, sin embargo, queda vinculada a lo que disponen esas normas lo
mismo que cualquier sujeto. Por ello, no puede dispensar individualmente a nadie de la
observancia de las reglas jurídicas aunque sea ella la que las ha promulgado; ni
tampoco puede la propia Administración dejar de aplicarlas en un caso singular. Por
otra parte, esta vinculación a la legalidad es más fuerte que los poderes derivados de
la relación de jerarquía; por lo que el superior jerárquico no puede dejar de aplicar, a un
caso concreto la norma promulgada por el inferior.
48
Más difícil resulta configurar los límites del deber de observancia cuando se trata de
particulares. Ello es así por la presunción de legalidad de que gozan los actos
administrativos, lo que lleva aparejado la aplicabilidad inmediata mientras tal presunción no
sea destruida a través de los correspondientes recursos.
La técnica jurídica más eficaz para garantizar la concordancia de los reglamentos con el
ordenamiento jurídico la constituye el recurso contencioso-administrativo ante los Tribunales
que poseen facultades para declarar la nulidad de los reglamentos ilegales. Nuestro
ordenamiento establece dos tipos de recursos contencioso-administrativos contra los
reglamentos: el directo, que pretende la declaración inmediata de la nulidad de una
disposición administrativa, y el indirecto, que busca la declaración de nulidad de un acto
administrativo en base a la ilegalidad de la norma reglamentaria que aplicó en un supuesto
concreto.
49
En el primer supuesto, el recurso debe interponerse a los dos meses de la publicación del
reglamento, transcurrido el cual adquiere firmeza, no siendo posible su impugnación
jurisdiccional. La estimación del recurso tiene efectos generales, excepto para los actos de
aplicación que hayan adquirido firmeza.
50
Es por lo que, en el ámbito del Derecho administrativo tiene esta fuente un carácter muy
sectorializado y fundado en remisiones normativas.
51
Tipos de Derecho de la UE
(Del Aula Virtual, no se si va)
Todas las acciones que emprende la UE se basan en los Tratados. Estos acuerdos vinculantes
entre los Estados miembros establecen los objetivos de la UE, las normas aplicables a sus
instituciones, la manera en que se toman las decisiones y la relación entre la Unión y sus
integrantes. La legislación de la UE tiene su origen en los Tratados, que reciben por ello la
denominación de "Derecho primario". El corpus legislativo que emana de los principios y
objetivos de los Tratados se conoce como "Derecho derivado" y está integrado por reglamentos,
directivas, decisiones, recomendaciones y dictámenes.
Los actos legislativos se adoptan con arreglo a alguno de los procedimientos (ordinario o
especial) establecidos en los Tratados de la UE. Los actos no legislativos quedan al margen de
dichos procedimientos y pueden ser adoptados por las instituciones de la UE según normas
específicas. La UE sólo puede aprobar legislación en aquellos ámbitos en que esté autorizada a
hacerlo por sus miembros en virtud de los Tratados.
Ámbitos de actuación de la UE
Adopción de la legislación de la UE
Los Tratados establecen los objetivos de la Unión Europea, las normas que deben seguir sus
instituciones, los procedimientos para la toma de decisiones y la relación entre la UE y los
Estados miembros. Los Tratados se han ido modificando con el tiempo para reformar las
instituciones de la UE, ampliando sus ámbitos competenciales, o para permitir la adhesión de
nuevos países. Todos los Estados miembros de la UE negocian y aprueban los Tratados, que
después se someten a la ratificación de los parlamentos nacionales, en su caso previo
referéndum.
- Reglamentos
52
Los reglamentos son actos jurídicos que se aplican de manera automática y uniforme en todos los
países de la UE desde su entrada en vigor, sin necesidad de incorporación al Derecho nacional.
Son obligatorios, en todos sus elementos, en los Estados miembros.
- Directivas
- Decisiones
Las decisiones son actos jurídicos vinculantes aplicables a uno o varios países, empresas o particulares de
la UE. Deben notificarse a los interesados y surten efecto a partir de su notificación. No requieren
transposición al Derecho nacional
- Recomendaciones
Las recomendaciones permiten a las instituciones de la UE dar a conocer sus puntos de vista y
sugerir una línea de actuación sin imponer obligaciones legales a quienes se dirigen. No son
vinculantes.
- Dictámenes
Un dictamen es un instrumento que permite a las instituciones de la UE emitir una opinión, sin
imponer obligación legal alguna sobre el tema al que se refiere. Los dictámenes no son
vinculantes.
- Actos delegados
Los actos delegados son actos jurídicamente vinculantes por los que la Comisión completa o modifica
elementos no esenciales de los actos legislativos de la UE (por ejemplo, para establecer medidas
detalladas). La Comisión adopta el acto delegado y, si el Parlamento y el Consejo no formulan objeciones,
se produce su entrada en vigor.
- Actos de ejecución
Los actos de ejecución son actos jurídicamente vinculantes a los que recurre la Comisión —bajo
la supervisión de comités integrados por representantes de los Estados miembros— para
establecer condiciones que garanticen una aplicación uniforme de la legislación de la UE.
53
El reglament (tema 3)
(lo que está subido al Aula Virtual)
(…)
54
TÍTULO V
De la revisión de los actos en vía administrativa
55
conforme a lo dispuesto en el artículo 48, previa su declaración de lesividad para el interés
público.
2. La declaración de lesividad no podrá adoptarse una vez transcurridos cuatro años desde
que se dictó el acto administrativo y exigirá la previa audiencia de cuantos aparezcan como
interesados en el mismo, en los términos establecidos por el artículo 82. Sin perjuicio de su
examen como presupuesto procesal de admisibilidad de la acción en el proceso judicial
correspondiente, la declaración de lesividad no será susceptible de recurso, si bien podrá
notificarse a los interesados a los meros efectos informativos.
3. Transcurrido el plazo de seis meses desde la iniciación del procedimiento sin que se
hubiera declarado la lesividad, se producirá la caducidad del mismo.
Iniciado el procedimiento de revisión de oficio al que se refieren los artículos 106 y 107,
el órgano competente para declarar la nulidad o lesividad, podrá suspender la ejecución del acto,
cuando ésta pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación.
56
Las facultades de revisión establecidas en este Capítulo, no podrán ser ejercidas cuando
por prescripción de acciones, por el tiempo transcurrido o por otras circunstancias, su ejercicio
resulte contrario a la equidad, a la buena fe, al derecho de los particulares o a las leyes.
(…)
57
CAPÍTULO II
Recursos administrativos
Sección 1.ª
Principios generales
1. Contra las resoluciones y los actos de trámite, si estos últimos deciden directa o
indirectamente el fondo del asunto, determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento,
producen indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos, podrán
interponerse por los interesados los recursos de alzada y potestativo de reposición, que cabrá
fundar en cualquiera de los motivos de nulidad o anulabilidad previstos en los artículos 47 y 48
de esta Ley. La oposición a los restantes actos de trámite podrá alegarse por los interesados para
su consideración en la resolución que ponga fin al procedimiento.
(…)
58
TÍTULO VI
De la iniciativa legislativa y de la potestad para dictar reglamentos y otras
disposiciones
Artículo 127. Iniciativa legislativa y potestad para dictar normas con rango de ley.
59
Artículo 129. Principios de buena regulación
Las habilitaciones para el desarrollo reglamentario de una ley serán conferidas, con
carácter general, al Gobierno o Consejo de Gobierno respectivo. La atribución directa a los
titulares de los departamentos ministeriales o de las consejerías del Gobierno, o a otros órganos
dependientes o subordinados de ellos, tendrá carácter excepcional y deberá justificarse en la ley
habilitante.
60
o exposición de motivos; y posibilitarán que los potenciales destinatarios tengan una
participación activa en la elaboración de las normas.
Las normas con rango de ley, los reglamentos y disposiciones administrativas habrán de
publicarse en el diario oficial correspondiente para que entren en vigor y produzcan efectos
jurídicos. Adicionalmente, y de manera facultativa, las Administraciones Públicas podrán
establecer otros medios de publicidad complementarios.
La publicación del «Boletín Oficial del Estado» en la sede electrónica del Organismo
competente tendrá carácter oficial y auténtico en las condiciones y con las garantías que se
determinen reglamentariamente, derivándose de dicha publicación los efectos previstos en el
título preliminar del Código Civil y en las restantes normas aplicables.
61
Artículo 132. Planificación normativa.
62
4. Podrá prescindirse de los trámites de consulta, audiencia e información públicas
previstos en este artículo en el caso de normas presupuestarias u organizativas de la
Administración General del Estado, la Administración autonómica, la Administración local o de
las organizaciones dependientes o vinculadas a éstas, o cuando concurran razones graves de
interés público que lo justifiquen.
63
UNIDADES II, III I IV.
LA POSICIÓN JURÍDICA DE LA
ADMINISTRACIÓN Y DEL ADMINISTRADO. LA
ACTIVIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN.
TIPOLOGÍA
64
Tema 4. Posición jurídica de la administración
La aparición de las CCAA, alas que sirve su propia Administración, determinó la ampliación
de las anteriormente citadas, que ha sido recogido expresamente en el artículo 2 de la Ley
de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común, según el cual:
65
consideración de Administraciones Públicas. Estas entidades sujetarán su actividad
a la presente Ley, cuando ejerzan potestades administrativas, sometiéndose en el
resto de su actividad a lo que dispongan sus normas de creación.
El artículo 1.2 de la vigente Ley de la Jurisdicción también se hace eco del incremento de
Administraciones Públicas.
Los principios básicos que enmarcan las relaciones entre el Poder Legislativo y la
Administración son dos: el principio de legalidad y el principio de reserva de ley.
i. El principio de legalidad
Surge así el Estado de Derecho, que implica el rechazo de un sistema de gobierno basado en
las decisiones arbitrarias y subjetivas del Monarca absoluto y sus agentes, siendo sustituido
por un régimen de dominación objetiva, igualitaria y previsible, basado en normas
generales. Además, es el pueblo el titular de la soberanía, expresada por medio de la ley,
que se impone a todos los poderes públicos y sujetos particulares.
66
únicamente está limitada en su obrar cuando existe una prohibición normativa
expresa. Esta forma de entender el principio de legalidad (negative Bonding) atribuye
a la Administración una amplia gama de posibilidades de actuación, que solo
encuentran su límite en la ley. Puede resumirse en la máxima latina quae no sunt
prohibita, permissae intelliguntur (lo que no está prohibido se considera permitido)
La doctrina española siguiendo la opinión del profesor García de Enterria opina, de forma
generalizada, que rige en nuestro derecho el principio de vinculación positiva. Sin embargo,
la práctica cotidiana pone de relieve numerosas actuaciones administrativas, sin el apoyo
expreso de norma legal atributiva de las correspondientes potestades. Santamria Pastor ha
armonizado la contradicción entre teoría y práctica basándose en los efectos de la actividad
administrativa. En el supuesto de que la Administración lesione un derecho o una libertad
del ciudadano, sólo puede actuar en virtud de potestades atribuidas por normas de rango
legal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 53.1 CE. Por el contrario, si la actuación
administrativa beneficia a los ciudadanos o no les afecta, su realización es posible, siempre
que no viole el ordenamiento jurídico.
67
hecho, concepto que hace referencia a una actuación no jurídica de la Administración
frente a la que cabe una protección especial de los Tribunales.
- El artículo 40.2 LRJPAC dispone que «el contenido de los actos se ajustará a lo
dispuesto en el ordenamiento jurídico y será determinado y adecuado a los
fines de aquellos».
68
quedar exentos de los productos normativos propios del Ejecutivo (reglamentos),
dependiendo exclusivamente de sus representantes parlamentarios. El principio no
excluye la posibilidad de que las leyes contengan remisiones a normas
reglamentarias, pero sí que tales remisiones hagan posible una regulación
independiente y no clarinete subordinada a la ley, lo que supondría una degradación
a la reserva formulada por la Constitución a favor del legislador.
69
independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley»
(art. 117.1 CE), al que se refieren,desde perspectivas distintas, los artículos:
- Art. 24.1 CE: «Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los
jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en
ningún caso, pueda producirse indefensión». → Establece el derecho de toda persona
a la tutela judicial efectiva.
La posición de los ciudadanos frente a los Tribunales está dominada por el principio de la
paz jurídica, de forma que nadie puede tomarse la justicia por su mano y debe acudir a los
Tribunales, que ejercitan la llamada tutela declarativa (señalando cuál de las partes tiene
razón) y, posteriormente, para el supuesto de incumplimiento voluntario de la sentencia, la
tutela ejecutiva (llevando a la práctica, incluso por medios coactivos, su anterior
declaración), estando autorizado el juez, en cualquier momento, a intervenir
imperativamente en las relaciones entre particulares.
70
3. Otras especialidades de la fiscalización jurisdiccional de las Administraciones
Públicas. Los privilegios administrativos no terminan con los indicados, sino que la
tutela judicial efectiva de los ciudadanos se ve limitada por otros muchos, entre los
que destacan:
Hay que reconocer que, pese a la pervivencia de muchos de los privilegios tradicionales de
la Administración, la reforma de la ley de la Jurisdicción ha intentado limitar algunos. En
particular, los artículos 103 a 113 LJCA, relativos a la ejecución de las sentencias, cuya
redacción parte de una abundante jurisprudencia del Tribunal Constitucional, intentan
cohonestar la posición privilegiada de la Administración con los artículos 24.1, 117.3 y 118
CE, evitando que la ejecución de las sentencias quede en manos de la Administración autora
71
del acto anulado. Sin embargo, en la práctica, la ejecución de las sentencias sigue en manos
de la Administración ante la inhibición de los jueces en la materia.
d. Adminsitracion y gobierno
Si bien, históricamente, la Administración era un simple apéndice del Monarca, cabeza del
Ejecutivo, la multiplicación de los servicios públicos y la necesidad de garantizar su
continuidad ha llevado a su diferenciación, recogida en el Título IV de nuestra Constitución.
Sin embargo, no es fácil distinguir el Gobierno de la Administración, operación de la que se
deducen importantes consecuencias en orden a la fiscalización de la actividad política y a la
actividad estrictamente administrativa, ya que, mientras la segunda se encuentra sometida
a los Tribunales de Justicia, la primera no es susceptible de tal tipo de control.
72
la protección jurisdiccional de los derechos fundamentales, los
elementos reglados y la determinación de las indemnizaciones que
fueran procedentes, todo ello en relación con los actos del Gobierno o de
los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas, cualesquiera
que fuese la naturaleza de dichos actos.
Lo que significa que, incluso, tratándose de un acto político del Gobierno la Jurisdicción
Contencioso-administrativa conoce de las posibles violaciones de los derechos
fundamentales, de la infracción de sus elementos reglados o de la indemnización de los
daños derivados de un acto de naturaleza política del Gobierno.
De este modo, la primera produce efectos jurídicos por sí misma y la segunda, no. La
primera comporta la innovación o conservación de situaciones jurídicas por su simple
emanación. La segunda, no.
1. No produce efectos jurídicos por sí misma, no innova o modifica situaciones jurídicas
73
2. Consiste básicamente en gestionar
4. Aparece enmarcada por la actividad jurídica que la precede (por ejemplo, ordenación
de las enseñanzas y aprobación de planes de estudios), la subsigue (emisión de
calificaciones académicas y expedición de títulos académicos a los alumnos) y la
acompaña (actos de admisión, matrículas en centros oficiales, actos de apertura o
cierre de servicios)
Así pues, para que se produzca una inactividad material ha de darse una omisión o falta de
realización de una actividad técnica, material o física de trascendencia externa a la
Administración.
De tal forma, se proporciona a los particulares un mecanismo para hacer frente a la inacción
de las Administraciones Públicas, las cuales tienen el deber legal de actuar a través del
ejercicio de sus competencias para satisfacer las necesidades y derechos de los ciudadanos.
74
Dentro de la inactividad de la Administración encontramos dos clases: una de orden formal
y otra de orden material.
Por tanto, la prestación que efectúe la Administración debe entenderse como una actuación
derivada del cumplimiento de sus obligaciones, debiendo ser éstas lícitas, posibles y
determinadas.
En el primer supuesto, la persona o personas que tengan derecho a la realización por parte
de la Administración de una prestación de carácter específico pueden llevar a cabo una
solicitud o requerimiento administrativo para el cumplimiento de dicha obligación. Empero, si
en el plazo de tres meses desde que se llevó a cabo dicha reclamación la Administración no
ha dado cumplimiento a lo solicitado, los interesados podrán interponer recurso
contencioso-administrativo frente a la inactividad de la Administración.
75
4.3. Actividad unilateral y actividad bilateral (Apuntes Aula
Virtual)
Siguiendo a Cosculluela Montaner, la actividad administrativa puede dividirse atendiendo a
varios criterios. Un primer criterio es el jurídico-formal, del que, a su vez, resultan cuatro
tipos de actividades: los actos administrativos, los convenios, los contratos administrativos y
la coacción administrativa.
Junto a estos tipos tres tipos de actividad jurídicamente formalizada, también se señala la
existencia de una actividad material o técnica, que es la dominante en la actividad
administrativa, pero que carece de sustantividad jurídica en cada acción concreta, salvo en
el orden puramente organizativo o si de ella se derivan consecuencias jurídicas por
responsabilidad en el funcionamiento de los servicios administrativos (por ejemplo, una
operación de cirugía en un hospital público, la vigilancia del espacio aéreo por el ejército del
aire, o la extinción de un incendio por parte de los bomberos).
Al margen de esta actividad material lícita, cabe que otra actividad material incurra en la
llamada vía de hecho, en la que la acción de la Administración no está amparada por el
ordenamiento jurídico y produce una lesión en los derechos e intereses legítimos de los
ciudadanos.
76
prestación material obligada por ley que no precise de actos previos para ser realizada o un
acto administrativo en procedimientos iniciados de oficio donde no opera el silencio
administrativo, cuando en ambos casos exista un plazo para realizar la actividad o dictar el
acto (art. 32.1 LJ). Pero la sentencia de condena no puede sustituir a la Administración
cuando la ley le concede facultades discrecionales para valorar el cuándo y el cómo realizar
la actividad, de modo que sólo podrá el juez o tribunal hacer cumplir la prestación u obligar
a dictar el acto que vengan impuestos de forma concreta por la ley. Los demás supuestos
siguen fuera del control judicial, y así la ineficacia administrativa, o el incumplimiento de
obligaciones que no tienen plazo concreto, siguen quedando sometidos al control político y
al juicio de la ciudadanía con su voto.
Junto a estas clasificaciones, nos sigue recordando Cosculluela Montaner que la doctrina
alemana ha puesto de manifiesto que la Administración actúa cada vez en mayor medida a
través de modalidades no formalizadas, como son las consultas, recomendaciones o las
advertencias, o con menor grado de formalización las campañas publicitarias, que
simplemente intentan influir en la conducta de los particulares para encauzar la misma en la
dirección más conveniente al interés general. Son actividades que no se desarrollan en el
seno de un procedimiento administrativo que concluya con una resolución final (acto
administrativo) impugnable ante los Tribunales.
La potestad es reglada cuando la ley fija de manera total sus condiciones de ejercicio, de tal
forma que su empleo se verifique en un proceso prácticamente automático; o bien puede
hacerlo de forma parcial, fijando alguna de dichas condiciones y remitiendo la
determinación de las restantes a la apreciación subjetiva, caso por caso, del órgano titular
de la potestad, en cuyo caso diremos que existe discrecionalidad. Sin embargo, esta sencilla
definición debe ser perfilada:
77
ejercicio. Serán siempre elementos reglados en toda potestad la competencia del
órgano que dicta el acto, el procedimiento para elaborarlo y aprobarlo, los hechos
determinantes que posibilitan el ejercicio de la potestad, y el fin, concretado en el
interés público a satisfacer.
- A través del control judicial de los elementos reglados, que junto con los
discrecionales integran la potestad. Un acto de contenido discrecional puede ser
anulado si se dicta sin amparo de potestad alguna, o por órgano incompetente, o
afecta a supuestos de hecho no comprendidos en el ámbito de la potestad, o con
fines distintos a aquellos para la que la norma la atribuyó (desviación de poder), etc.
- El control de los hechos determinantes, esto es, la existencia y realidad del supuesto
de hecho que habilita para el empleo de la potestad. Antaño llegó a pensarse que la
valoración de los hechos realizada por la Administración en el marco de una
potestad discrecional era irrevisable. Esta perspectiva fue descalificada
explícitamente por la LJCA: el proceso contencioso no puede revisar sólo la legalidad
del acto administrativo, sino también la versión de los hechos fijada en éste.
78
- El control de fondo de la decisión discrecional a través de dos técnicas
principalmente: la interdicción de la arbitrariedad y la sumisión a los principios
generales del derecho. La interdicción de la arbitrariedad se recoge en el art. 9.3 CE y
supone la ilegalidad de toda actuación administrativa que se base en el puro arbitrio
de la Autoridad que la dicta. La actividad administrativa debe ser siempre racional,
coherente y orientada exclusivamente a la satisfacción de un interés público.
Precisamente para realizar este mayor control de la verdadera intencionalidad de la
acción administrativa y de su coherencia con los fines a los que se dirige, se impone
la obligación de motivar los actos administrativos más relevantes, desde luego los
que afectan a los derechos de los administrados.
79
Tema 5. Posición jurídica del ciudadano
delante de las administraciones públicas
5.1. El ciudadano o administrado. Conceptos y clases.
La interpretación general de la palabra administrado responde a su concepto formal, según
el cual es el sujeto pasivo de la potestad administrativa que ocupa una situación jurídica
opuesta a la Administración. El administrado es una consecuencia directa del Estado de
Derecho, que transforma las relaciones materiales en jurídicas.
80
5.2. Capacidad del administrador y sus causas modificativas.
La capacidad, en cuanto a aptitud de un sujeto para desenvolverse en el mundo del
Derecho, no es un tema específico del Derecho Administrativo, pero sí que conviene hacer
algunas precisiones.
Se debe destacar el casuismo del ordenamiento jurídico administrativo, que construye sus
normas en función de las distintas exigencias del interés público que subyace en cada
relación jurídica. Esto da lugar a una irreductible variedad de matices en lo que se refiere a
las causas modificativas de la capacidad, a las que se hace un breve repaso:
a. La nacionalidad
c. Edad, que implica la mayoría de edad, pero también otras edades específicas.
Es preciso hacer referencia, por último, a una serie de circunstancias que influyen directa o
indirectamente, y siempre para disminuir la capacidad de los administrados:
- Condena penal
- Procesamiento
- La sujeción al expediente disciplinario
- Suspensión de pagos, concurso o quiebra, que no haya contenido rehabilitación
- Sanciones administrativas
81
administrativa, se está indicando la presencia de una Administración Pública, que ejercita
sus específicas potestades.
b) El objeto lo constituyen los actos humanos o las cosas, en cuanto integrantes del bien
jurídico tutelado por la norma.
d) La causa. Se entiende por tal la relación social que sirve de soporte a la relación
jurídica, que adquiere esa naturaleza en cuanto es regulada por el Derecho
Administrativo.
Las clasificaciones más conocidas acerca de las relaciones jurídicas son las siguientes:
- En atención al sujeto:
- Público-Público
- Público-Particular
- Por su objeto:
- Sobre la conducta
- Sobre una cosa u objeto
- Según su contenido:
- Simples (derecho y deber uno en cada parte)
- Complejas (las dos partes son titulares de derechos y deberes)
82
5.4. Derechos de los ciudadanos en sus relaciones con la
Administración.
Al tratar de los elementos de la relación jurídico-administrativa decíamos que su contenido
se descompone en una serie de derechos y obligaciones, que recaen sobre el objeto de
aquélla y corresponde a los sujetos que en ella intervienen.
A estas precisiones, que insisten en la dimensión individual del interés legítimo, debe
añadirse la de carácter colectivo, recogida en la LRJPAC y LJCA.
83
c) Aquellos cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos, puedan resultar
afectados por la resolución y se personen en el procedimiento en tanto no haya
recaído en resolución definitiva.
Las leyes establecen un conjunto de derechos que son aplicables a las relaciones
jurídico-administrativas, con frecuencia derivadas de la existencia de un procedimiento
administrativo, aunque también pueden tener su origen en el reconocimiento de situaciones
activas, de las que se derivan las correspondientes obligaciones administrativas.
84
C) Derecho de participación en el ejercicio de funciones administrativas (NO VA
PARA EL EXAMEN)
Vemos claramente tres círculos de actuación ciudadana determinada por una apreciación
libre del interés general, normalmente voluntaria, aunque eventualmente incluso forzosa y
no profesionalizada o retribuida:
85
UNIDADES V & VI.
86
Tema 6. El acto administrativo
6.1. Concepto y clases.
El acto administrativo puede ser concebido esencialmente como una decisión unilateral
ejecutoria de la Administración en la que se concreta el ejercicio de una potestad
administrativa. Este concepto refleja fundamentalmente las concepciones francesas y
alemanas.
Podemos considerar como rasgos básicos de los actos administrativos los siguientes:
a) Los actos administrativos son actos jurídicos, esto es, decisiones y no meras
actuaciones materiales. Por decisión entendemos no solo la que formalmente se
presenta como tal dado su carácter expreso, sino también la que se manifiesta a
través de comportamientos o conductas, que revelan una posición previa. Dichas
decisiones se entienden, mayoritariamente, como producto de una voluntad
consciente y exteriorizada, pero también pueden tener otros contenidos. Piénsese en
la trascendencia jurídica que tienen los certificados (declaración de conocimiento), o
ciertas valoraciones, como las calificaciones académicas.
87
estatuarios y, por otro lado, es un fenómeno creciente el ejercicio de funciones
públicas por entidades privadas colaboradoras de la administración. Este
último fenómeno debe conducir a una reformulación tanto del concepto de
Derecho administrativo como de sus categorías dogmáticas.
iii) El control a través de los principios generales del Derecho, ya que el Art. 103
CE somete a la Administración a la totalidad del ordenamiento jurídico del que
forman parte.
88
a) Actos favorables y de gravamen, según los efectos que produzcan en los derechos o
intereses de sus destinatarios.
- Actos favorables: Irrevocables y excepcionalmente pueden tener efectos
retroactivos.
- Actos de gravamen: Nunca pueden tener efectos retroactivos y cabe su
revocación con los límites legales. Se diferencian, en ciertos aspectos, como la
exigencia de motivación.
Puede suceder que un mismo acto produzca efectos favorables a unos sujetos y
desfavorables a otro, lo que ocurre en todos los supuestos de concurrencia competitiva. A
efectos de su revocación, los actos de doble efecto siguen el régimen de los actos
favorables. También es frecuente que un mismo acto contenga elementos beneficiosos y
desfavorables para el mismo sujeto. En el supuesto de que no puedan separarse ambos
tipos de consecuencias, se aplicará el régimen de actos favorables, al ser garantizador de la
posición jurídica de los interesados.
c) Actos que agotan la vía administrativa o causan estado. Merecen esta calificación
cuando proceden de un órgano administrativo que carece de superior jerárquico, por
lo que no cabe la interposición de recurso de alzada, previo a la vía jurisdiccional.
d) Acto firme es aquel contra el que no cabe recurso ordinario alguno, administrativo o
jurisdiccional, por haberse desestimado los interpuestos o superado el plazo para su
presentación.
e) Actos originarios y confirmatorios. Según adopten una decisión por primera vez o
reproduzcan una anteriormente tomada. Los actos confirmatorios de otro anterior
firme no son recurribles.
89
g) Actos constitutivos y declarativos. Los primeros crean relaciones jurídicas mientras
que los declarativos se limitan a verificar situaciones jurídicas previas.
A) Subjetivo.
El acto administrativo, en principio, debe ser dictado por la Administración Pública, que se
compone de una serie de entes, integrados por un conjunto de órganos, de lo que son
titulares persianas determinadas. En tal sentido el artículo 34 LPA establece que «los actos
administrativos que dicten las Administraciones Públicas se produciran por el órgano
competente». Por lo que la regularidad del acto administrativo implica que proceda del ente
público dotado de capacidad y competencia, siendo ulos de pleno derecho los actos
procedentes de órganos manifiestamente incompetentes por razón de la materia y del
territorio [art 47.1b) LPA], y anulables, si la ausencia de competencia noo reviste el indicado
carácter (según el art. 48 LPA).
Por último, el titular del órgano administrativo actuante deberá tener idoneidad frente al
órgano y frente a los interesados. La actitud frente al órgano se produce siempre que su
adscripción sea legal. Requisito que se incumple en el supuesto de que actúe quien carece
de título para ello, o el que ostenta sea defectuoso, o la actuación se produzca antes de la
toma de posesión o con posterioridad al cese.
La aptitud frente a los interesados será predicable siempre que no concurra en el actuante
ninguno de los motivos de abstención a que se refiere el art. 23 LRJSP:
90
B) Objetivo.
C) Causal. La motivación.
Es la razón justificativa de un acto, las circunstancias que determinan, en cada caso, que se
dicte. Partiendo del principio básico de legalidad de la actuación administrativa, se puede
considerar como causa el presupuesto de hecho de la norma, que atribuye a la
Administración la potestad administrativa ejercida en un acto concreto.
La motivación está íntimamente relacionada con el elemento causal del acto administrativo.
Consiste en la exteriorización de las razones que han llevado a la Administración a dictarlo.
Dicha explicación debe tener la amplitud necesaria para que los interesados tengan el
debido conocimiento del acto, así como de los presupuestos fácticos determinantes del
mismo, que les permita poder efectuar una adecuada defensa de sus derechos e intereses.
En todo caso, la motivación debe ser suficiente, esto es, ha de dar razón plena del proceso
lógico y jurídico que ha determinado la decisión.
91
- Opera como mecanismo de control del acto administrativo
- Precisa el contenido de la decisión administrativa
- Sirve de elemento justificativo de la actividad administrativa
Nuestro ordenamiento jurídico no exige con carácter general la motivación de los actos. El
art. 35.1 LPAC impone para los actos más importantes la necesidad de justificar las
decisiones:
D) Teleoloógico.
El sometimiento de la Administración a la legalidad implica el cumplimiento del fin público
para cuya satisfacción se le ha atribuido una potestad pública, por lo que la finalidad que
debe perseguir la Administración es un elemento imprescindible en toda actividad
administrativa. La importancia del elemento teológico ha determinado que la Constitución
atribuya a los Tribunales la fiscalización jurisdiccional de la actividad administrativa sobre la
base del cumplimiento de los «fines que la justifican» (art. 106 CE).
Según el artículo 53.2 LRJPAC (actual art. 34.2 LPA), los actos administrativos deben ser
adecuados a los fines que persigan. Exigencia que conectan con el principio de congruencia
o adecuación del acto administrativo. Característica vinculada con el principio de
proporcionalidad, consistente en la obligación de dictar entre una pluralidad de actos el que
resulte menos restrictivo de los derechos de los administrados. En este tipo de actuaciones
el TC(STC 207/1996) somete a la Administración a un juicio de proporcionalidad, que debe
superar las siguientes condiciones:
a) Juicio de idoneidad que analiza que el acto pueda alcanzar el objetivo previsto.
92
El acto administrativo que pretende la satisfacción de un interés distinto de que ha
determinado la atribución de una potestad incurre en una infracción del ordenamiento
jurídico denominada desviación de poder, que definió el articulo 83,3 de la Ley de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 195 como «el ejercicio de potestades
administrativas para fines distintos de los fijados por el ordenamiento jurídicos. Concepto
que ha pasado a la actual Ley de la Jurisdicción.
Obviamente, no basta la mera alegación de la desviación de poder para que los Tribunales
la estimen, sino que exigen su adecuada prueba, a lo que se opo nen las meras
presunciones o conjeturas, siendo, por otra parte, imposible una prueba plena sobre su
existencia.
El elemento formal se puede entender de dos maneras: como modo de producción de una
decisión o aludiendo a su exteriorización. Aquí nos remitimos a la segunda específicamente.
En cualquier caso, cualquier acto producido por escrito debe contar con la decisión
adoptada, el órgano que la dictó y la fecha. En el supuesto de que haya recaído informe del
órgano administrativo asesor, se indicará si la decisión final se amolda o no al dictamen
emitido. También debe señalarse si el acto es definitivo o no en vía administrativa, los
recursos que proceden, el plazo de interposición y dónde deben interponerse.
Cuando deban dictarse actos administrativos de una misma naturaleza, estos podrán
refundirse en un único acto, acordado por el órgano competente, que especificará las
personas y otras circunstancias que individualizan los efectos del acto para cada interesado
93
(por ejemplo un acta de notas de la universidad, donde a pesar de estar todas las notas
juntas en un mismo acto que se levanta por parte del profesor correspondiente, se
individualizan los efectos de dicho acto a cada alumno).
A) La notificación.
Su funcionalidad es doble:
- Es una condición jurídica a la eficacia de los actos administrativos que afectan los
derechos e intereses de los administrados
- Es un presupuesto para que transcurran los plazos de impugnación del acto
notificado.
94
Su regulación actual se encuentra en los arts. 40 a 46 de la Ley 39/2015, de Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones Públicas (LPAC).
a) De acuerdo con el art. 40, se notificarán a los interesados las resoluciones y actos
administrativos que afecten a sus derechos e intereses, así como ciertos actos de
trámite.
b) La notificación del acto debe hacerse a los diez días de su adopción, en el domicilio o
lugar designado por ello por la persona afectada en sus intereses o derechos. La
superación de dicho plazo sólo acomete una irregularidad, pero no es causa de
invalidez.
95
B) La publicación.
La publicación se hará por medio de la inclusión del acto en el diario oficial que corresponda,
dependiendo cuál sea la Administración que lo haya producido.
C) La eficacia retroactiva.
- Que el acto produzca efectos favorables para el interesado, siempre que los
supuestos de hecho necesarios existieran ya en la fecha en que se retrotraiga la
eficacia del acto y ésta no lesione derechos e intereses legítimos de otra persona (art.
39.3 LPA). La doctrina más reciente ha demostrado que, pese al carácter restrictivo
del precepto, existen supuestos de retroactividad natural de los actos
administrativos, entre los que se encuentra la de los actos declarativos y las
rectificaciones de errores.
D) La suspensión de la eficacia.
96
- En principio, la interposición de cualquier recurso administrativo no suspende la
ejecución del acto impugnado (art. 117.1 LPAC). Nuestro Derecho contempla como
excepción a la regla de las resoluciones sancionadoras ya que, como vimos, los actos
administrativos sancionadores solo son ejecutivos cuando se agota la vía
administrativa (art. 90 LPA). Por tanto, si la resolución sancionadora es definitiva
pero no causa estado, será válida pero inejecutiva, debiendo esperar hasta el
agotamiento de la vía administrativa para que el acto sancionador adquiera eficacia.
- Con carácter general, el órgano que deba resolver el recurso podrá suspender la
eficacia del acto, previa ponderación suficientemente razonada, entre el juicio que
causaría al recurrente la eficacia inmediata, cuando su ejecución pudiera causar
perjuicios de difícil o imposible reparación o fuera el fundamento de la impugnación
una causa de nulidad de pleno derecho de las establecidas en la ley. El ordenamiento
jurídico obliga a motivar el acto que acuerda la suspensión [art.35.1d) LPA],
exigencia que pone de relieve el carácter excepcional que se le atribuye a la medida.
97
1ª Por la extinción del acto como consecuencia de su cumplimiento total.
5ª Por la pérdida de eficacia definitiva del acto por una decisión jurídica pública,
tanto administrativa como judicial. Puede ser un supuesto de revocación o revisión de
oficio de los actos administrativos o de anulación en virtud de un recurso
administrativo, procedimiento que lo sustituya o de un recurso judicial.
E) La ejecutividad.
La eficacia inmediata de los actos administrativos es consecuencia de la presunción de
legalidad establecida en el artículo 39.1 LPA y recibe la denominación de ejecutividad, que
implica su carácter obligatorio y vinculante sin necesidad de acudir a los Tribunales de
Justicia. La presunción de legitimidad tiene los siguientes carácteres y límites:
3. Exige la existencia de, al menos, una apariencia de acto administrativo, que supone
su procedencia de una autoridad legalmente constituida, la mínima existencia de
formalidades procedimentales, así como la licitud de mandato.
98
3. Tradicionalmente, contra las actuaciones administrativas no se admitían interdictos3
siempre que la Administración actuara dentro del ámbito de su competencia y de
acuerdo con el procedimiento legalmente establecido. En la actualidad, la posibilidad
de utilizar este excepcional medio de defensa de la posesión contra las actuaciones
administrativas realizadas en vía de hecho, que establece el artículo 125 LEF, parece
que carece de virtualidad ante la existencia de mecanismos específicos, al respecto
establecido en la ley de Jurisdicción de 1998.
F) La acción de oficio.
Supone una actuación material de la Administración con el fin de proceder a la realización
de una acto administrativo, imponiéndose a la voluntad de los particulares. Su legitimación
se encuentra en la previa existencia de un acto administrativo, que le sirve de fundamentos
(art. 97.1 LPA), de forma que la ausencia de éste produciría una auténtica vía de hecho. Se
exceptúan de esta facultad administrativa los supuestos de suspensión y aquellos cuya
ejecución necesita el auxilio o la intervención de los Tribunales de justicia por imperativo de
la Constitución o la Ley.
Para proceder a la ejecución material de cualquier decisión que limite derechos de los
particulares deben concurrir las siguientes notas:
3
Interdicto: medida judicial tendente a garantizar la posesión de los bienes perturbada por la actuación
material de cualquier sujeto. El artículo 101 LRJPAC prohíbe los interdictos contra las actuaciones de los
órganos administrativos realizadas en materia de su competencia y de acuerdo con el procedimiento
legalmente establecido. Por lo que, a sensu contrario, la norma indicada los admite frente a la vía de
hecho, esto es, actuaciones realizadas por órganos manifiestamente incompetentes y sin el
procedimiento exigido legalmente.
99
b) Que el acto sea eficaz, esto es, que haya sido notificado y su ejecución no haya sido
suspendida. La firmeza del acto no es condición, salvo que el acto haya sido dictado
en ejercicio de la potestad sancionadora, para la ejecución forzosa. Es suficiente,
pues, que exista un acto definitivo, aunque la declaración de su validez esté
pendiente de la resolución de un recurso administrativo o jurisdiccional. Por ello,
artículo 98.1 LPA, excluye de la ejecución forzosa a: los actos en que esta se ha
suspendido; se trata de una resolución sancionadora susceptible de recurso; que una
disposición establezca su imposibilidad; se necesiten aprobación o autorización del
superior.
100
cumplimiento del acto, sin procurar, al destinatario, mayores perjuicios o
inconvenientes que los preciosos para su ejecución. Lo que determina que solo uno
de los medios será el adecuado en el caso concreto en función de los indicados
principios.
Por otra parte, la falta de ejecución puede ocasionar perjuicios a determinados sujetos
distintos del obligado cumplimiento. En estos casos, la decisión administrativa,
simultáneamente, impone una obligación a un sujeto y reconoce a otros un derecho o interés
cuya satisfacción se logra con su cumplimiento. Por lo que estos terceros gozan de un
derecho a la ejecución forzosa del acto que es susceptible de tutela judicial por lo órganos
de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
Por su parte, el artículo 100.1 LPA establece los siguientes medios de ejecucion:
b) Ejecución subsidiaria
101
Permite a la Administración realizar las obligaciones contenidas en un acto administrativo
por sí misma o a través de un tercero a costa del obligado, cuando éste no las cumpla de
forma voluntaria (art. 102.2 LPA). A través de la ejecución subsidiaria se procede a la
realización forzosa de obligaciones no personalísimas, esto es, se trata de obligaciones que
no se imponen en atención a las cualidades o circunstancias personales del sujeto, de modo
que únicamente pueda ser él quien las ejecute, por lo que podrá ser realizada por un tercero.
Por ejemplo, si la Administración ordena la demolición de un inmueble amenazado de ruina
y el propietario no accede a ello, puede mandarse a los bomberos para que derriben el
edificio a expensas del propietario, que ha incumplido la orden.
La cobertura para la utilización de este medio le otorga directamente la Ley sin que sea
preciso que la normativa sectorial prevea su aplicación. En todo caso, la actividad material a
realizar debe limitarse de modo estricto a la ejecución del contendido del acto, sin
variaciones, ni ampliaciones, que supondría un exceso legal. Una vez ejecutado el acto, la
Administración determinará la cantidad a abonar. que debe cubrir los gastos, daños y
perjuicios ocasionados por la falta de cumplimiento voluntario. Los gastos que se originen,
en aplicación del principio de proporcionalidad, sólo pueden ser los estrictamente necesarios
para el cumplimiento de la concreta obligación.
El importe de los gastos, daños y perjuicios se exigirá por el sistema de apremio, y podrá
liquidarse de forma provisional y realizarse antes de la ejecución, a reserva de la liquidación
definitiva (art. 102.4 LPA), que requerirá la audiencia previa del interesado.
c) Multa coercitiva
102
ha recogido en diversas normas esta forma de ejecución forzosa con expresa indicación de
la cuantía máxima.
A título de ejemplo, cabe citar: el artículo 119 de la Ley de Aguas (Real Decreto legislativo
1/2002), según el cual no puede exceder del 10 por 100 de la sanción máxima fijada por la
infracción cometida. El artículo 107.3 de la Ley 22/1998, de Costas, y el 33.2 de la Ley
25/1998, de Carreteras, elevan dicho porcentaje al 20 por 100 de la sanción máxima que se
pueda imponer.
Procede para hacer cumplir, sobre todo, obligaciones personalísimas de carácter negativo,
esto es, que sólo puede ejecutar el obligado, y siempre que su contenido sea el de no hacer o
soportar. En todo caso, sólo cabe utilizar este modo de ejecución forzosa en los casos en
que expresamente lo autorice una ley, y con respeto a los derechos fundamentales que
consagra la CE. Por el contrario, si la obligación consiste en un hacer, y no se ejecutare, sólo
habrá lugar al resarcimiento de daños y perjuicios (art. 104.2 LPA).
Como ejemplo de este modo de ejecución forzosa cabe citar la Ley Orgánica 3/1986, de
medidas especiales en materia de salud pública, que contempla la imposición de
tratamientos sanitarios obligatorios. Pero la norma más significativa es la Ley Orgánica de
Protección de la Seguridad Ciudadana, que habilita a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad a limitar o restringir, por el tiempo imprescindible, la circulación o permanencia
en vías o lugares públicos en caso de alteración del orden, así como requerir la identificación
de personas y comprobaciones pertinentes. Los efectos que puede producir este modo de
ejecución, que a veces sólo es precedido de órdenes verbales y que, incluso, cuando se
produzcan alteraciones de la seguridad ciudadana con armas o medios de acción violenta,
puede darse sin previo aviso o apercibimiento, obligan a una utilización prudente del mismo.
La compulsión sobre las personas requiere un previo acto formal y personal de intimación
para el cumplimiento de la resolución de cuya ejecución se trata. Una especialidad dentro de
la compulsión sobre las personas es el desahucio administrativo, consistente en la expulsión
de aquellos ocupantes ilegales de bienes de dominio público por carecer de título o por
haberse extinguido el que ostentaban.
103
La invalidez constituye una situación patológica del acto administrativo, caracterizada por la
ausencia o el defecto de alguno de sus elementos. Comprendre dos categorías básicas:
La tipificación de las infracciones que llevan aparejada la nulidad de pleno derecho de los
actos administrativos se encuentran en los arts. 47.1 y 37.2 de la LPAC, que establece la
nulidad de los actos administrativos siguientes:
b) Los dictados por órgano manifiestamente incompetente por razón de la materia o del
territorio.
f) Los actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídico por los que se
adquieren facultades o derechos cuando se carezca de los requisitos esenciales para
su adquisición.
104
g) Cualquier otro que se establezca expresamente en una disposición con rango de Ley.
Los efectos más notables de la nulidad del acto administrativo consiste en la posibilidad de
que la Administración pueda retirarlos en cualquier momento. Paralelamente, los Tribunales
pueden apreciar libremente y sin sujeción a plazo la nulidad si llegan a conocer algún asunto
que incurre en alguno de estos supuestos. Estos actos no son convalidables por la propia
Administración.
B) La anulabilidad.
Sin embargo, tal declaración genérica es matizada en el apartado 2 del mismo artículo al
admitir la existencia de infracciones formales no invalidantes, lo que deriva en distinguir en
supuestos de anulabilidad por razones de fondo y de forma.
- Atendiendo al fondo del asunto, el precepto del artículo 48.1 solo establece como
determinante de anulabilidad los actos que incurran en desviación de poder
- En cuanto a los posibles defectos de forma, englobando en este término tanto el
procedimiento de elaboración del acto como su exteriorización, este defecto sólo
determinará la anulabilidad cuando el acto carezca de los requisitos formales
indispensables para alcanzar su fin o dé lugar a indefensión de los interesados.
Los actos anulables pueden ser recurridos por los afectados dentro del plazo establecido, de
forma que la ausencia de impugnación determina su firmeza. Además, a diferencia de los
actos nulos, los actos anulables pueden ser convalidados por la Administración, corrigiendo
los defectos que adolecen.
105
C) Irregularidades no invalidantes
El principio general de mantenimiento de los actos administrativos determina que multitud
de infracciones no afecten a su validez, sino que produce otros efectos jurídicos.
Fundamentalmente, tal es el tratamiento de los vicios o defectos de forma que no reúnen los
requisitos exigidos en el artículo 48.2 LPA, que hemos analizado en el apartado anterior. En
particular, las actuaciones realizadas fuera de plazo sólo implicarán la anulación del acto si
así lo impusiera la naturaleza del término o plazo (art. 48.3 LPA). Ello no quiere decir que el
ordenamiento no reaccione ante dicho tipo de conductas, que pueden determinar la
responsabilidad de la autoridad o funcionario a quien le sea imputable, sin afectar a la
validez del acto.
La invalidez parcial se recoge en el artículo 49.2 LPA, según el cual: «La nulidad o
anulabilidad en parte del acto administrativo no implicará la de las partes del mismo
independientes de aquélla salvo que la parte viciada sea de tal importancia que sin ella el
acto administrativo no hubiera sido dictado». Dicha regla se concreta en el aspecto temporal
en las siguientes aplicaciones:
Por lo que, como establece el artículo 51 LPA, «el Órgano que declare la nulidad o anule las
actuaciones dispondrá siempre la conservación de aquellos actos y trámites cuyo contenido
se hubiera mantenido igual de no haberse cometido la infracción».
La conversión implica que «los actos nulos o anulables que, sin embargo, contengan los
elementos constitutivos de otro distinto producirán los efectos de éste» (art. 52 LPA). Para
proceder a la conversión de un acto se requiere un acto administrativo expreso que declare
el contenido y alcance de la conversión. Dicho acto, en principio, produce efectos desde la
fecha de producción del anulado, al existir en él todos los elementos del nuevo.
106
La convalidación supone un acto administrativo por el que se subsanan los defectos legales
de otro anterior. Obviamente, sólo pueden convalidarse los actos anulables. El artículo 52
LPA recoge distintos supuestos de convalidación, de forma que:
Los vicios de forma sólo podrán ser convalidados cuando el cumplimiento del trámite
practicado defectuosamente u omitido aún pueda cumplir su finalidad. Por lo que la omisión
de informes o trámites preceptivos, en principio, no pueden ser convalidados, pues carece de
sentido su realización a posteriori.
107
Tema 7. El procedimiento administrativo
7.1. Introducción
Toda conducta compleja, reiterada, que exige varias actuaciones sucesivas para alcanzar un
fin determinado tiende, espontáneamente, a estandarizarse de la forma más simple y eficaz.
La idea de procedimiento responde a la de actuación. previamente tipificada, que facilita la
comprensión del modo de adoptar una decisión. No hay que olvidar que. etimológicamente,
el procedimiento significa avanzar adelante a través de un camino.
108
En tal sentido, aspectos parciales del procedimiento administrativo han sido expresamente
recogidos en la Constitución, cuyo artículo 105 establece que la ley regulará:
109
- El procedimiento administrativo común, aplicable por igual a todos los entes públicos,
que diseña el cauce formal de la actividad administrativa, y sus instituciones básicas.
Entre los principios que informa la actividad general de la Administración cabe destacar:
Como principios que informan el procedimiento, en sentido estricto, cabe destacar los
siguientes:
110
5. El antiformalismo, que limita las exigencias a los interesados y permite la
subsanación de los defectos de sus actuaciones. En el interior de las
Administraciones, se manifiesta en la regla que impone la comunicación directa entre
los órganos.
8. El principio de congruencia con las peticiones formuladas por los interesados, sin que
en ningún caso pueda la Administración agravar su situación inicial.
Con la Ley 11/2007, de 22 de junio, de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios
Públicos, se ha dado un importante impulso a la utilización de medios electrónicos por las
Administraciones. En este proceso la LPA reformula derechos ya reconocidos, sino que
establece otros nuevos originados por las especialidades derivadas de la utilización de los
modernos medios técnicos.
111
principios básicos, y otras específicas de instrucción, que se refieren a los diversos
elementos a través de los que se obtiene la información fáctica o jurídica que fundamenta la
resolución.
A) Iniciacion
El procedimiento puede ser iniciado «de oficio o a solicitud del interesado» (art. 54 LPA). Se
inician, generalmente, de oficio los procedimientos administrativos que restringen los
derechos de los particulares, mientras que los que declaran derechos o amplían la actuación
de los particulares se inician a instancia del interesado.
También puede iniciarse como consecuencia de una denuncia, que se constituye por un acto
de colaboración de un funcionario o particular a través de que se pone en conocimiento de
la Administración determinados hechos que pueden dar lugar a la incoacción de un
procedimiento. Ésta no obliga, normalmente, a la Administración a actuar, aunque a la vista
de los hechos manifestados puede decidir la incoación del procedimiento. Como destaca la
jurisprudencia, la mera formulación de una denuncia no transforma a su autor en interesado,
sin perjuicio de que pueda serlo si la resolución afecta a sus derechos e intereses.
La reforma realizada por la Ley 4/1999 (art. 42.4) obligó a la Administración a notificar el
acuerdo de iniciación de oficio del procedimiento a los interesados, antes de decidir el
comienzo de un procedimiento, el órgano competente puede
112
- Nombre, apellidos, y, en su caso, de la persona que lo represente, así como la
identificación del medio preferente o del lugar que señale a efectos de notificaciones.
Adicionalmente, los interesados podrán aportar su dirección de correo electrónico y/o
dispositivo electrónico con el fin de que las Administraciones Públicas les avisen del
envío o puesta a disposición de la notificación.
- Hechos, razones y petición en que se concrete, con toda claridad, la solicitud.
- Lugar y fecha
- Firma del solicitante o acreditación de autenticidad de su voluntad expresada por
cualquier medio
- Órgano, centro o unidad administrativa a la que se dirige
El contenido mínimo indicado puede ser completado con otros elementos como: la
proposición de prueba; la petición de que se adopten medidas provisionales para asegurar
la eficacia de la resolución que pudiera recaer; o la petición de que se acumule a otro
expediente con el que guarde íntima conexión.
113
A efectos de su presentación, se entenderá el escrito presentado en la fecha en que se
entregó en cualquiera de los registros u oficinas señalados. Igualmente, podrá solicitarse
recibo de su presentación, teniendo los mismos efectos una fotocopia del escrito entregado
debidamente fechada y sellada (art. 66 LPA).
El artículo 66.2 LPA admite la presentación de una solicitud única cuando las pretensiones
correspondientes a una pluralidad de personas tengan un contenido y fundamento idéntico
o sustancialmente similar. En tal supuesto las actuaciones se realizarán con el representante
o el interesado que expresamente se haya señalado, y, en su defecto, con el que figure en
primer lugar.
114
del mismo, con el límite superior de seis meses de la iniciación del procedimiento,
salvo que por norma con rango de Ley o por la normativa comunitaria se establezca
de forma específica uno superior.
115
4. La iniciación de un procedimiento interrumpe los plazos de prescripción de un
derecho
Frente al derecho de petición caracterizado por las notas señaladas, la instancia, que
inicia un procedimiento administrativo, pretende una actuación administrativa
basada en un derecho subjetivo o interés legítimo de quien la solicita. Esta
caracterización determina la obligación de la Administración de resolver, aplicando
las normas que definen el derecho o interés que se ejercita.
116
Por comunicación previa se entiende el documento por el que el interesado pone en
conocimiento de la Administración sus datos identificativos y requisitos exigibles
para el ejercicio de un derecho o el inicio de una actividad.
B) Ordenacion
Con tal denominación se comprende el conjunto de actuaciones que tienden a procurar el
desarrollo del procedimiento hasta la resolución final. Los principios que rigen la ordenación
son el de celeridad, de oficialidad y el de Igualdad.
117
C) Instrucción
A diferencia de los actos de ordenación, los de instrucción tienden a proporcionar al órgano
decisorio los elementos de juicio necesarios para una adecuada resolución, ya que facilitan
la determinación, el conocimiento y la comprobación de los datos en base a los que ésta se
adopta. Constituyen, en principio, meros actos de trámite, por lo que no son susceptibles de
impugnación autónoma de la resolución final, salvo que determinen indefensión o impidan la
terminación del procedimiento.
- Alegaciones.
Con independencia del material procedimental que los interesados hayan aportado
en sus instancias iniciales, pueden presentar cuantas alegaciones estimen
convenientes, o aportar documentos u otros elementos de juicio, en cualquier
momento anterior al trámite de audiencia del interesado (art.75 LPA). La limitación
del tiempo para realizar alegaciones no rige cuando se trata de poner de relieve
defectos de tramitación, infracción de los plazos preceptivamente señalados o la
omisión de trámites subsanables (art. 76.2 LPA).
118
como los documentos aportados deben ser tenidos en cuenta por el órgano
competente al redactar la correspondiente propuesta de resolución para que se
efectúe con pleno conocimiento de las actuaciones.
- Informes.
119
preceptivos para la resolución, en cuyo caso se podrá interrumpir el plazo de
emisión), El plazo de la suspensión no podrá exceder en ningún caso de tres meses
[art. 22.1.d)].
Los informes tienen un gran valor jurídico, al exigir el artículo 35.1.c) LPA que se
motive el acto administrativo que se aparte del criterio expresado en un informe o
dictamen, independientemente de su carácter, mientras que el artículo 88.6 establece
que la aceptación de informes o dictámenes sirven de motivación a la resolución
cuando se incorporen a la misma.
Si el informe es emitido fuera de plazo, el artículo 80.4 LPA establece que «podrá no
ser tenido en cuenta al adoptar la correspondiente resolución». Esta regla debe ser
matizada, ya que el TS, en Sentencia de 15 de diciembre de 2005, ha entendido que,
si se trata de un informe vinculante, se mantiene este carácter pese a su emisión
tardía, siempre que no se haya dictado con anterioridad la correspondiente
resolución.
- Información pública.
Si bien, con carácter general, la ley atribuye a este trámite carácter potestativo, la
legislación sectorial, que regula materias específicas, le dota de carácter preceptivo,
determinando su inexistencia en este último caso la anulabilidad dela resolución.
120
Nuestra legislación centra en el ámbito de la Administración local su exigencia
obligatoria. Así constituye un trámite preceptivo en el procedimiento de elaboración
de reglamentos y ordenanzas municipales, procedimiento de elaboración de
ordenanzas fiscales y procedimiento de elaboración del presupuesto.
- Prueba.
Son admisibles los medios de prueba previstos, con carácter general en el Código
Civil (arts. 1.214 y 1.253) y en la LEC (arts. 299 ss.), que se refieren a las pruebas,
documentales, testificales y periciales
El artículo 77.3 LPA limita la discrecionalidad del instructor en la materia, ya que sólo
podrá denegar las manifiestamente improcedentes o innecesarias, y el TC ha
reconocido que el derecho al empleo de los medios de prueba procedentes no es un
derecho absoluto a que se practique la totalidad de pruebas solicitadas.
121
precepto es claramente insuficiente, ya que no indica lo esencial: cuándo la
Administración está obligada a correr con el coste de la prueba.
Cuando la prueba pueda ser realizada por la Administración con sus medios
personales y materiales, de forma que no determina desembolso directo alguno, el
interesado no debe abonar nada.
Según el artículo 77.5 LPA «los documentos formalizados por los funcionarios a los
que se reconoce la condición de autoridad y en los que observándose los requisitos
legales correspondientes se recojan los hechos constatados por aquellos harán
prueba de éstos salvo que se acredite lo contrario». Si la prueba consiste en la
emisión de un informe, éste tendrá la condición de preceptivo. Si la valoración de la
prueba constituye un elemento básico de la resolución deberá incluirse en la
propuesta de resolución.
122
condenado sin antes haber sido oido, escrupulosamente exigido por la
jurisprudencia, que suele apreciar de oficio su ausencia, como cuestión de orden
público, sin necesidad de que las partes lo aleguen.
La simple enumeración de las formas de terminación señaladas pone de relieve dos modos
de finalización:
123
2. Diversas modalidades en que la conclusión del procedimiento no supone la decisión
sobre las cuestiones planteadas, ya que se limitan a dar por terminadas las
actuaciones con indicación de las circunstancias determinantes de la misma
(imposibilidad material, caducidad, desistimiento, renuncia o inadmisión).
- La resolución
El contenido de la resolución debe ser tal que permita decidir todas las cuestiones
planteadas por los interesados y aquellas otras derivadas del expediente (art. 88
LPA). aunque no hayan sido planteadas por ellos, previa audiencia, respetando el
principio de congruencia y sin poder agravar su situación inicial. Lo que conduce a
hacer alguna referencia al principio de congruencia y a las cuestiones conexas.
El artículo 88.2 LPA establece una garantía adicional a la persona que inicia un
procedimiento consistente en la prohibición de la reformatio in peius, que impide que
la Administración pueda con motivo de la generación de unas actuaciones a
124
instancia de parte empeorar la situación previa del interesado. El fin de la norma
consiste en evitar que tal posibilidad inhiba las solicitudes de los particulares. En el
supuesto de que como consecuencia de la tramitación de un procedimiento la
Administración determinará la existencia de circunstancias que puedan implicar un
empeoramiento en la situación jurídica de un particular, está obligada a iniciar de
oficio un nuevo procedimiento, en el que deben contenerse todas las garantías
jurídicas.
Fue una novedad introducida por la Ley de 1992 la de incluir en el texto de l¡a
resolución la mención de los recursos que contra la misma proceden, órgano
administrativo o judicial ante el que hubieran de interponerse y plazo para
interponerlos.
- El desistimiento
125
salvo que haya terceros interesados constituidos que instasen a su continuación a
los diez días de habérsele notificado dicho desistimiento o su resolución se considere
de interés público, o fuera conveniente resolverlo a efectos del esclarecimiento o
definición de las cuestiones planteadas en un futuro; en este supuesto, la
Administración podrá limitar los efectos de esta forma de terminación a los
interesados.
- La renuncia
126
- La caducidad
127
vencimiento del plazo máximo para resolver y notificar determina la caducidad del
procedimiento.
- La terminación convencional
128
4. Acuerdos de composición de intereses, como los que se pueden adoptar para
la distribución de ayudas o subvenciones entre una pluralidad de
concurrentes en un mismo procedimiento.
- La imposibilidad material
129
El silencio administrativo se introdujo en nuestro ordenamiento jurídico como una técnica en
virtud de la cual, transcurrido un plazo determinado sin obtener una respuesta, el interesado
podia presumir por ministerio de la ley que la Administración había estimado o desestimado
sus pretensiones, según los casos, para poder ejercer los derechos reconocidos de forma
tácita (silencio positivo) o para poder recurrir la desestimación presunta de su solicitud
(silencio negativo). Dependiendo de su significado el silencio presenta unas características
muy diferentes que obligan a su estudio individualizado.
Es evidente que el presupuesto del silencio es el incumplimiento del plazo para resolver, por
lo que su determinación constituye la clave del sistema. Sin embargo nuestro ordenamiento
no ha fijado un plazo único, sino que ha remitido a las normas reguladoras de los singulares
procedimientos su determinación, con el límite máximo de seis meses, salvo que una norma
con rango de ley o una norma comunitaria europea prevea uno mayor (art. 21.2 LPA).
El cómputo del plazo sólo se puede interrumpir por las siguientes causas:
130
A) Silencio administrativo en procedimientos iniciados a solicitud
del interesado.
a) Silencio positivo
Constituye un acto administrativo por el que la Administración accede a la solicitud de un
interesado al no haberla resuelto de forma expresa en el plazo establecido. Según el artículo
24.2 LPA, «la estimación por silencio administrativo tiene a todos los efectos la
consideración de acto administrativo finalizador del procedimiento». El silencio positivo
equivale, pues, a un acto administrativo expreso, lógicamente favorable al solicitante. Por
eso, ya que la Administración tiene siempre la obligación de dictar resolución expresa,
aunque sea tardía, el artículo 24.3.a) LPA dispone que en estos casos dicha resolución
expresa posterior al acto presunto obtenido por silencio «sólo podrá dictarse de ser
confirmatoria del mismo». Esto es, la Administración no puede desestimar por acto expreso
posterior lo que ha estimado, otorgado, reconocido o concedido por silencio positivo, De lo
contrario, la Administración estaría revocando o revisando un verdadero acto administrativo,
aunque presunto, infringiendo la regla general de irrevocabilidad de los actos favorables al
interesado. Así lo entiende la jurisprudencia (SSTS de 18 de febrero de 1998 y 1 de abril de
2002). Por la misma razón, tampoco puede ser contradicho o desconocido el derecho o
facultad otorgada por acto presunto, directa o indirectamente, mediante otro acto posterior
expreso, aunque tenga un contenido distinto de aquél o se dicte en su ejecución.
La LPA establece el silencio positivo como regla general, salvo que la propia Ley u otra
norma con dicho rango o de derecho comunitario establezcan lo contrario. Dicha
configuración presenta dos problemas: en orden a su contenido y en orden a su
acreditación.
En relación a su contenido no hay que olvidar que el artículo 47.1,f) LPA prevé la nulidad de
pleno derecho para los actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídico por
los que se adquieran facultades o derechos cuando se carezca de los requisitos esenciales
para su adquisición. Por lo que, si bien se entienden estimadas las solicitudes contrarias a
Derecho, ese acto será un acto ilegal e inválido, pudiendo actuar contra él la propia
Administración, incluso a través de la revisión de oficio que permite la suspensión del acto
durante su tramitación.
Sobre los medios de acreditación, la LPA permite cualquier medio de prueba admitido en
Derecho, incluida la certificación emitida por el órgano competente para resolver, que
deberá emitirla en el plazo máximo de quince días.
131
transfieran al solicitante o a terceros facultades relativas al dominio público o al servicio
público, impliquen el ejercicio de actividades que puedan dañar al medio ambiente y en los
procedimientos de responsabilidad patrimonial de la Administración.
b) Silencio negativo
Es una mera ficción jurídica, establecida a «los solos efectos de permitir a los interesados la
interposición del recurso administrativo o contencioso-administrativo que resulte
procedente» (art. 43.2 LRJPAC). Esa ficción no excluye en absoluto el deber de la
Administración de dictar resolución expresa, ni podrá ser considerada en ningún caso como
un acto consentido por el interesado que no impugna la desestimación presunta, ya que la
ficción del silencio negativo se concibe en beneficio del interesado y nunca de la
Administración que incumple su deber de resolver en plazo. En consecuencia, el interesado
puede impugnar cualquier acto posterior que reitere la denegación producida por silencio.
Por eso mismo, no es posible tampoco en puridad adoptar medidas de ejecución del silencio
negativo, como si se tratara de un acto firme (STS de 8 de mayo de 2002). Pero si tales
actos expresos de ejecución se adoptan, se reabre el plazo para impugnar contra la
desestimación por silencio de la que traen causa (SSTC 204/1987, 188 y 220/2003). Por otra
parte, como no se trata de un verdadero acto, la Administración no está vinculada por el
sentido negativo del silencio y su resolución posterior podrá estimar o desestimar, total o
parcialmente, la solicitud, según corresponda en Derecho.
Pese a su carácter excepcional, la propia LPA establece algunos supuestos en que se aplica
necesariamente el silencio administrativo negativo. En particular:
132
Si no cabe recurso de alzada, se puede interponer recurso contencioso-administrativo
contra la desestimación presunta. El plazo para recurrir es entonces de seis meses, en vez
del de dos meses aplicable a la impugnación de los actos expresos, y se computa
igualmente desde el día siguiente al vencimiento del plazo para resolver (art. 46.1 LJCA).
133
TEMA 8. LA REVISIÓ EN VIA ADMINISTRATIVA
8.1. Introducción
Por revisión de un acto administrativo entendemos la posibilidad de su modificación,
sustitución o eliminación como consecuencia de otro acto dictado por la propia
Administración. El Título Y de la LPA en capítulos separados, regula la llamada revisión de
oficio y los recursos administrativos. La normativa actual determina una cierta superposición
de los diversos medios de revisión, que impide la utilización de criterios claros y rotundos
para distinguirlos. En todo caso, las figuras que analizamos constituyen, mayoritariamente,
mecanismos de defensa de la legalidad, activados necesariamente por los ciudadanos
(recursos) o, indistintamente, por éstos y por la propia Administración (revisión de oficio), o
sólo por la Administración (declaración de lesividad).
134
La revisión de oficio constituye una excepción a la regla general, que imposibilita a la
Administración alterar los actos declarativos de derechos modificando los adquiridos por los
administrados, Al contrario, sobre los actos no declarativos de derecho, esto es, aquellos que
sólo afectan a la propia Administración, goza ésta de amplias facultades, sobre todo en los
supuestos de que los actos revisados hayan sido dictados en uso de sus potestades
discrecionales
Las Administraciones Públicas, en cualquier momento, por iniciativa propia o a solicitud del
interesado y, previo dictamen favorable del Consejo de Estado, u órgano consultivo de la
Comunidad Autónoma, si lo hubiere, declararán de oficio la nulidad de los actos, que hayan
puesto fin a la vía administrativa o que no hayan sido recurridos en plazo, en los supuestos
previstos en el artículo 47.1.
2. Que el acto cuya nulidad se pretende haya agotado la vía administrativa, requisito
que significa que contra el mismo no se puede interponer el recurso de alzada en vía
administrativa o que, habiéndose podido interponer, no se ha hecho en el plazo legal.
135
La resolución. que declara la nulidad de un acto administrativo anterior, puede reconocer la
responsabilidad administrativa en que se ha incurrido al dictar el acto y reconocer las
indemnizaciones que procedan a los interesados.
El artículo 111 LPA, corrige el silencio existente en la LRJPAC acerca de los órganos
competentes para efectuar la revisión de oficio, en los términos siguientes:
Serán competentes para la revisión de oficio de las disposiciones y los actos administrativos
nulos o anulables:
Los órganos a los que estén adscritos los Organismos y entidades de derecho
público, respecto de los actos y disposiciones dictados por el máximo órgano rector
de éstos.
136
En principio, la declaración de nulidad tiene efectos ex tunc, esto es, se retrotrae a la fecha
del acto anulado, Sin embargo, en función del tiempo transcurrido u otras circunstancias, en
las que puede actuar el principio de confianza legítima y la ponderación de los intereses en
juego. puede matizarse esta regla inicial. Obviamente, la decisión administrativa es
susceptible de recurso contencioso-administrativo, cuyo objeto, en el supuesto de que se
haya denegado la anulación, no implica la declaración de nulidad del acto revisado
El artículo 106.2 LPA extiende. con similares requisitos que los exigidos para la anulación de
los actos, la revisión de oficio a las disposiciones nulas de pleno derecho. Existe una única
diferencia consistente en que no cabe la iniciación del procedimiento a instancia de parte.
Probablemente, se busca un paralelismo con la regla que veta el recurso administrativo
contra las disposiciones de carácter general (art. 112.3). Personalmente, considero
innecesaria la revisión de disposiciones generales cuando el ordenamiento jurídico atribuye
otras posibilidades más cómodas como la derogación o modificación de la norma, sin
necesidad de acudir a un procedimiento complejo, en el que deberían intervenir los
interesados en su mantenimiento, La inadecuación de la figura se potencia si tomamos en
consideración los límites a la eficacia retroactiva en nuestro ordenamiento de la anulación
de las disposiciones, ya que «subsistirán los actos firmes dictados en aplicación de la
misma».
B) La declaració de lesividad
La potestad administrativa de revisión de los actos declarativos de derechos por causa de
su ilegalidad termina en el supuesto examinado anteriormente. La protección de los
derechos adquiridos, junto con la ausencia de gravedad de la presunta violación del
ordenamiento, determina que sólo los Tribunales puedan dejar sin efecto actos
administrativos anulables. Ello responde a la más estricta tradición jurídica española, que ha
desconfiado de las facultades de revisión administrativas y confiado la misma a órganos
jurisdiccionales.
137
de la Corporación local, o del órgano supremo de la Entidad de Derecho público, si se trata
de una de sus competencias.
La declaración de lesividad no podrá adoptarse una vez transcurridos cuatro años desde
que se dictó el acto administrativo y exigirá la previa audiencia de cuantos aparezcan como
interesados en el mismo. Transcurrido el plazo de seis meses desde la iniciación del
procedimiento sin que se hubiera declarado la lesividad, se producirá su caducidad.
Declarada la lesividad, la Administración deberá interponer el correspondiente recurso
contencioso-administrativo en el plazo de dos meses, que se iniciará directamente con la
presentación de la demanda.
Por ello, la potestad revocatoria no presenta graves obstáculos cuando incide sobre actos
que no trascienden a la propia Administración, o tratándose de actos que imponen un
gravamen o una limitación a los derechos de los particu- lares. Lo que nos obliga a efectuar
un análisis separado de los supuestos de revocación de actos de gravamen o favorables y
de la que afecta a actos declarativos de derecho.
138
tropieza con el límite de los derechos adquiridos, constituyendo materialmente una
expropiación que debe ser indemnizada. Es una referencia fundamental en la materia el
artículo 16 del Reglamento de Servicios de las Corporaciones Locales de 18 de junio de
1955, que refiriéndose a las licencias municipales contiene distinciones básicas que han sido
recibidas en otros sectores normativos. Tal es el interés del precepto que creo conveniente
su transcripción:
Podrán ser anuladas las licencias y restituidas las cosas al ser y estado
primitivo cuando resultaren otorgadas erróneamente.
Dicho precepto contempla dos tipos distintos de revocación. El primero, se puede denominar
revocación por aplicación de los poderes de policía administrativa y comprende un conjunto
de supuestos en que una situación inicialmente legal ha perdido su legitimación
(incumplimiento de condiciones fijadas por la Administración, desaparición de las
circunstancias contempladas o aparición de otras nuevas), El segundo, implica que el acto
originario declarativo de derechos es modificado por la Administración, al ser ilegal o
cambiar los criterios tenidos en cuenta en su otorgamiento, lo que determina la obligación
de indemnizar por la desaparición de una situación jurídica favorable a un administrado por
causas que le son ajenas e imputables a la Administración.
139
8.3. Los recursos administrativos
Los recursos administrativos son solicitudes de los interesados dirigidas a la Administración
con el fin de que anule o modifique un acto definitivo o de trámite cualificado anterior. Del
concepto ofrecido se deducen las siguientes características:
2. Se equipara a los actos definitivos los de trámite cualificados, entendiendo por éstos
aquellos que impidan la continuidad del procedimiento y produzcan indefensión o
perjuicio irreparable a derechos o intereses legítimos. Posteriormente, veremos el
ámbito objetivo del recurso.
3. Sólo puede interponerlo quien esté legitimado, esto es, los titulares de un derecho
subjetivo o de un interés legítimo en el asunto al que se refiera el acto recurrido.
4. El recurso se interpone ante la propia Administración autora del acto, quien debe
resolverlo.
En cuanto a la interposición del recurso, el artículo 115 LPA aborda dos cuestiones
fundamentales: los requisitos formales para su interposición y las consecuencias del error de
calificación.
a) El nombre y apellidos del recurrente, así como la identificación personal del mismo.
b) El acto que recurre y la razón de su impugnación.
140
c) Lugar, fecha e identificación del recurrente, identificación del medio y, en su caso, del
lugar que señale a efectos de notificaciones.
d) Órgano, centro o unidad administrativa a quien se dirige y su correspondiente código
de identificación.
e) Las demás particularidades exigidas, en su caso, por las disposiciones específicas.
Siguiendo una tradición consolidada en nuestro ordenamiento, «el error en la calificación del
recurso por parte del recurrente no será obstáculo para su tramitación, siempre que se
deduzca su verdadero carácter».
Éste mantiene la regla general sobre su carácter facultativo por el órgano administrativo
que debe resolverlo, quien la concederá, en su caso, después de efectuar una valoración
«suficientemente razonada, entre el perjuicio que causaría al interés público o a terceros la
suspensión y el perjuicio que se causa al recurrente como consecuencia de la eficacia
inmediata del acto recurrido», siempre que concurra alguna de las circunstancias siguientes:
Constituye una novedad cuestionada la suspensión automática del acto al mes de haber
sido presentada la solicitud de suspensión, si no se obtiene resolución expresa.
- Los actos de trámite que resuelven directa o indirectamente el fondo del asunto
determinan la imposibilidad de continuar el procedimiento o producen indefensión o
perjuicio irreparable a los derechos o intereses legítimos. En esta última categoría de
141
actos se incluye la modificación de las bases de un concurso por la Administración o
la adopción de medidas cautelares en un procedimiento sancionador o disciplinario
que afecten de forma directa a derechos de los ciudadanos.
Igualmente, debe darse este trámite cuando hayan de ser tenidos en cuenta nuevos hechos
o documentos no recogidos en el expediente originario o cuando la Administración plantee
cuestiones nuevas. Fuera de estos dos supuestos, la audiencia no es preceptiva,
determinando la Ley que no tienen el carácter de documento nuevo los informes y las
propuestas, como tampoco los que los interesados hayan aportado al expediente antes de
recaer la resolución impugnadas, asi como «hechos, documentos, o alegaciones del
recurrente, cuando habiendo podido aportarlos en el trámite de alegaciones no lo haya
hecho» (art. 118.1.2.2 LPA).
La resolución del recurso debe contener «cuantas cuestiones plantee el expediente, tanto de
forma como de fondo, hayan sido o no alegadas por los interesados. En este último caso, se
les oirá previamente». Sin embargo, las amplias facultades de la Administración para
resolver no permite la llamada reformatio in peius, esto es, una decisión que agravase la
situación jurídica del recurrente, al prohibirlo expresamente el artículo 119.3 LPA. Tres son
los posibles contenidos de la resolución: la inadmisión, la estimación y la desestimación.
142
3) Tratarse de un acto no susceptible de recurso.
4) Haber transcurrido el plazo para la interposición del recurso.
5) Carecer el recurso manifiestamente de fundamento
Acerca de la resolución expresa, por su contenido puede ser estimatoria, total o parcial, o
desestimatoria. La resolución estimatoria lo es por advertir un error de hecho, de derecho o
de procedimiento en el acto impugnado, determinante de su nulidad o anulabilidad. La Ley
se refiere expresamente a los defectos formales destacando que cuando exista un vicio de
forma y no se estime procedente resolver sobre el fondo, se ordenará la retroacción del
procedimiento al momento en el que el vicio fue cometido, salvo que proceda su
convalidación.
La estimación por razones de fondo implicará necesariamente la anulación del acto objeto
del recurso y, además, si se ha solicitado el reconocimiento de una situación jurídica
individualizada, puede comportar el reconocimiento o restablecimiento de la misma e,
incluso, la indemnización de daños y perjuicios.
En todo caso, la resolución expresa debe ser necesariamente motivada, por exigencia del
artículo 35.1.b) LPA. El contenido de la motivación debe examinarse conjuntamente con las
normas generales reguladoras de la materia, contenidas en dicho precepto. Esta normativa
es recordada con especial incidencia en materia de recursos por las SSTS de 27 de enero de
2000 (RJ 2000, 254) y 15 de marzo de 2000 (RJ 2000, 1558).
Limitándonos a los recursos regulados en la LPA, analizamos los tres existentes, que son: el
recurso de alzada, el de reposición y el de revisión.
143
A) El recurso de alzada.
Es un recurso jerárquico a través del cual se pretende que el órgano superior revise y, en su
caso, corrija o anule la decisión de un órgano inferior. El hecho de que este recurso
constituya una expresión y consecuencia del principio de jerarquía determina su inexistencia
en aquellas organizaciones administrativas, como ocurre en las entidades locales, en las que
sus órganos no están estructurados de forma jerárquica. La ley, la doctrina y la
jurisprudencia le atribuyen la condición de presupuesto del proceso
contencioso-administrativo, de forma que su falta de interposición determina la existencia
de una causa de inadmisibilidad de la reclamación judicial.
Presupuesto esencial del recurso de alzada lo constituye el que el acto objeto del mismo no
ponga fin a la vía administrativa. Según establece el artículo 114 LPA:
g) Las demás resoluciones de los órganos administrativos cuando una disposición legal
o reglamentaria asi lo establezca.
El artículo 114.2 LPA, completa para la Administración del Estado la relación de actos que
agotan la vía administrativa, estableciendo que:
144
c) Los emanados de los órganos directivos con nivel de Director general o superior, en
relación con las competencias que tienen atribuidas en materia de personal.
El artículo 121.1 contiene una regla específica relativa a órganos que actúan de forma
independiente no estando sometidos a jerarquía. En virtud de tal precepto. «los Tribunales y
órganos de selección de personal al servicio de las Administraciones públicas y cualquiera
otros que, en el seno de éstas, actúen con autonomía funcional, se considerarán
dependientes del órgano al que estén adscritos o. en su defecto, del que haya nombrado al
presidente del mismo»,
Cuatro son las cuestiones básicas de su régimen jurídico del recurso de alzada:
1. El plazo de interposición
2. Los motivos para interponerlo
3. La determinación del órgano ante quien efectuarla
4. El régimen jurídico del silencio administrativo.
La fundamentación del mismo puede realizarse sobre la base tanto de las causas de nulidad
como de las determinantes de anulabilidad de los actos administrativos. La ley establece,
como un límite a la fundamentación del recurso, el no poder alegarse por su causante
ninguna causa de anulabilidad a él imputable.
Transcurrido el plazo de tres meses desde la interposición del recurso de alzada sin que
recaiga resolución, se podrá entender desestimado y quedará expedita la vía procedente.
145
Sin embargo, si el acto recurrido hubiera sido también desestimado por silencio
administrativo, se entenderá estimado el recurso (art.24.1.3.9).
Finalmente, cabe recordar que el artículo 122.3 LPA establece que «contra la resolución de
un recurso de alzada no cabrá ningún otro recurso administrativo, salvo el recurso
extraordinario de revisión, en los casos establecidos en el artículo 125.1».
Sólo puede interponerse contra actos que pongan fin a la vía administrativa, es decir, contra
aquellos en los que no existe una ulterior instancia administrativa con competencia sobre el
acto dictado. Anteriormente, al estudiar el recurso de alzada, hemos señalado los actos que
presentan esta característica. El artículo 123.2 LPA establece la imposibilidad de
simultanear el recurso de reposición y el contencioso-administrativo, de forma que, una vez
interpuesto el recurso de reposición, es preciso esperar a su resolución expresa o presunta
por silencio administrativo para poder acceder a la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
146
Para la interposición del recurso de reposición el artículo 124 LPA distingue según el acto
administrativo sea expreso o bien presunto. Si el acto fue expreso, el plazo de interposición
es de un mes, que lógicamente se computará desde el día siguiente al de su notificación o su
publicación, mientras que si es presunto, el plazo es indeterminado a partir del momento de
producción del silencio negativo. El plazo máximo para dictar y notificar la resolución del
recurso será de un mes. Transcurrido éste, el acto sólo adquiere firmeza en vía
administrativa, ya que puede ser directamente recurrido ante la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa.
C) El recurso de revisión
Es un recurso que procede por motivos tasados, previstos para remediar situaciones de
injusticia notoria producida por actos firmes, esto es, que ha transcurrido el plazo de
interposición del recurso ordinario o que agotan la vía administrativa, Los supuestos en que
procede son:
a) Que al dictarlos se hubiese incurrido en manifiesto error de hecho, que resulte de los
propios documentos obrantes en el expediente.
Al menos en los dos últimos supuestos, el acto sería nulo de pleno derecho por haberse
dictado como consecuencia de una infracción penal (art. 47 LPA), por lo que también puede
utilizarse para reparar la ilegalidad la vía de la revisión de oficio, en su caso, a instancia del
interesado. En el recurso de revisión se invocan hechos nuevos no conocidos por el órgano
que decidió el acto recurrido, por algún tipo de impedimento o engaño, por lo que se
considera excluida la alegación de motivos de ilegalidad que hubieran podido deducirse
mediante la interposición de un recurso ordinario. En cierta manera, el recurso de revisión
implica una doble actuación del órgano que debe resolverlo, ya que debe pronunciarse «no
sólo sobre la procedencia del recurso, sino también, en su caso, sobre el fondo de la cuestión
resuelta por el acto recurrido».
El recurso extraordinario de revisión se interpone ante el mismo órgano que dictó el objeto
del recurso (art. 125 LPA), que será el competente para resolverlo.
147
El artículo 22.9 de la Ley Orgánica del Consejo de Estado exige que este órgano emita un
dictamen, preceptivo y no vinculante, con carácter previo a la resolución de un recurso
extraordinario de revisión. Dicho dictamen sólo es exigible cuando su objeto sea una
resolución de la Administración del Estado. Si el acto proviene de la Administración
autonómica o local, su obligatoriedad depende de la regulación propia de cada Comunidad
Autónoma.
El plazo de interposición depende del motivo que lo justifica: cuatro años a partir de la
notificación del acto al que se refiere el error, si se trata del primer motivo; y tres meses en
los demás casos, contados desde el descubrimiento de los documentos o desde que quedó
firme la sentencia judicial a que se refieren los apartados c) y d).
148
TEMA 9. LA JURISDICCIÓN
CONTENCIOSA-ADMINISTRATIVA
9.1. Presupuestos constitucionales.
Si bien sólo existe una referencia en nuestra Constitución a la expresión Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, y por cierto no muy rigurosa en el artículo 153, ello no
obstante, en el texto constitucional se establecen los criterios y principios básicos conforme
a los cuales debe de estructurarse este orden jurisdiccional, Basta las referencias,
constantes en nuestra disciplina, a los artículos 9.1, 24.1, 97, 106.1 y 117 de nuestra norma
suprema.
9.2. Ámbito
Al tratar de delimitar el ámbito de la ión Contencioso-Administrativa se debe distinguir entre
los aspectos subjetivos y objetivos. Dicho en otros términos, debemos de averiguar a quién
se controla y qué se controla por los Juzgados y Tribunales de este orden jurisdiccional
A) Subjetivo
En cuanto al ámbito subjetivo, con carácter general, la Jurisdicción Contenciosa controla a
las Administraciones públicas (art. 1.1), entendiéndose portales: la Administración General
del Estado; las Administraciones de las Comunidades Autónomas; las Entidades que
integran la Administración Local; asi como las Entidades de Derecho público que sean
dependientes O estén vinculadas a aquéllas Pero el ámbito subjetivo no se acaba con el
indicado, sino que por vía de atribución también controla a:
1. Los órganos competentes del Congreso de los Diputados, del Senado, del Tribunal
Constitucional, del Tribunal de Cuentas y del Defensor del Pueblo, así como de las
Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas análogas al Tribunal de
Cuentas y al Defensor del Pueblo, respecto de los actos y atribuciones en materia de
personal, administración y gestión patrimonial sujetos al Derecho público [art. 1.3.a)].
2. El Consejo General del Poder Judicial, en cuanto a sus actos y disposiciones, y los
órganos de gobierno de los Juzgados y Tribunales en relación con su actividad
administrativa, en los términos de la Ley Orgánica del Poder Judicial art, 1.3.b)].
149
4. Mención especial merece la competencia que se atribuye al orden jurisdiccional
contencioso-administrativo para conocer de las cuestiones que se susciten en
relación con la protección jurisdiccional de los derechos fundamentales, los
elementos reglados y la determinación de las indemnizaciones que fueran
procedentes. todo ello en relación con los actos del Gobierno o de los Consejos de
Gobierno de las Comunidades Autónomas, cualquiera que fuese la naturaleza de
dichos actos [art. 2.a)]. La norma alude a la fiscalización parcial de los actos políticos
del Gobierno o de los Consejos de Gobierno de las CCAA.
8. Aquellos otros sujetos cuya actividad se someta a este orden jurisdiccional por
atribución expresa de una ley (art. 2).
B) Objetivo
Que comprende:
2. Las disposiciones generales con rango inferior a la ley y los decretos legislativos
cuando excedan los límites de la legislación, en cuyo caso, como es sabido, tienen
rango meramente reglamentario.
150
C) Extensiones y exclusiones del ámbito de la jurisdicción
El legislador cuida de someter al control de la jurisdicción la actividad de la Administración
pública de cualquier clase que esté sujeta al Derecho administrativo. En esta línea, conoce
esta jurisdicción de:
1. Las cuestiones que se susciten en relación con los actos separables, de preparación y
actuación de todo tipo de contrato, en que intervenga la Administración y no sólo de
los administrativos. Esto es, los actos separables de los contratos privados, que se
refieren a aspectos regulados por el Derecho público, como la selección de
contratistas.
151
configuración del Estado de las Autonomías. Su circunscripción, generalmente,
coincide con el territorio de cada CA, aunque hay en algunas de éstas (Andalucía,
Canarias y Castilla León) varias sedes, lo que determina un reparto territorial entre
ellas. Normalmente, las salas se dividen en secciones.
152
apartándose sensiblemente de sus argumentos, ya que, si utiliza alguno nuevo, debe
previamente someterlo a su valoración.
Obviamente, los elementos del proceso comienzan con el análisis de las partes.
1. La capacidad procesal, o sea, la exigida para poder realizar con eficacia actos
procesales;
A. LA CAPACIDAD PROCESAL
Tienen capacidad procesal ante el órgano jurisdiccional contencioso-administrativo, además
de las personas que la ostenten con arreglo a la Ley de Enjuiciamiento Civil, los menores de
edad para la defensa de aquellos de sus derechos e intereses legítimos cuya actuación les
esté permitida por el ordenamiento jurídico sin necesidad de asistencia de la persona que
ejerza la patria potestad, tutela o curatela.
B. LA LEGITIMACION
En este punto hay que distinguir entre la legitimación activa, que es la que se exige al
demandante, y la legitimación pasiva, o legitimación para poder actuar.
a. Legitimación activa
153
Como regla general, están legitimados activamente las personas físicas o jurídicas que
ostenten un derecho o interés legítimo. Término este más amplio que el interés personal,
directo y legítimo que usaba la legislación anterior y cuya utilización resultaba obligada por
imperativo del articulo 24.1 CE, según habia proclamado reiteradamente la jurisprudencia
[art. 19.1.a)]. También ostentan legitimación las corporaciones, asociaciones, sindicatos y
grupos y entidades, a los que, según lo antes expresado, se reconoce capacidad procesal,
cuando resulten afectados o estén habilitados para la defensa de los derechos e intereses
legítimos colectivos [art. 19.1.a)].
- Así Como las entidades de Derecho público con personalidad juridica propia
vinculadas o dependientes de cualquiera de las Administraciones públicas, para
impugnar los actos o disposiciones que afectan al ámbito de sus fines [art. 19.1.gy],
con la excepción que se indicará. ,
Por su parte, el Ministerio Fiscal está legitimado para intervenir en los procesos que
determine la Ley. Excepcionalmente, en los casos expresamente previstos por las leyes,
cualquier ciudadano puede ejercer la acción popular [art. 19.1.h)]. Además, la
Administración autora de un acto está legitimada para impugnarlo, previa su declaración de
lesividad para el interés público.
- Los órganos de la misma y los miembros de sus órganos colegiados, salvo que una
Ley lo autorice expresamente.
- Los particulares cuando obren por delegación o como meros agentes o mandatarios
de ella.
154
por Ley se haya dotado de un estatuto especifico de autonomía respecto de dicha
Administración (art. 20).
b. Legitimación pasiva
Asimismo, son demandados las personas o entidades cuyos derechos o intereses legítimos
pudieran quedar afectados por la estimación de las pretensiones del demandante. Si el
demandante fundara sus pretensiones en la ilegalidad de una disposición general, se
considerará también parte demandada a la Administración autora de la misma, aunque no
proceda de ella la actuación recurrida (art. 21). Si la legitimación de las partes derivare de
alguna relación jurídica transmisible, el causahabiente podrá suceder en cualquier estado
del proceso a la persona que inicialmente hubiere actuado como parte (art. 22).
C. LA POSTULACIÓN
En las actuaciones ante órganos unipersonales, las partes podrán conferir su representación
a un procurador y serán asistidas, en todo caso, por abogado, que también puede
simultáneamente, representarlas. En este caso, se notificarán las actuaciones al letrado,
En sus actuaciones ante órganos colegiados, las partes deberán conferir su representación
a un procurador y ser asistidas por un abogado.
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D. OBJETO DEL RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
Sin duda, es en este ámbito en el que se contienen algunas de las innovaciones más
importantes introducidas por la LJ 98. A tal efecto se establecen, por razón de su objeto,
cuatro modalidades de recurso:
Ambas formas de impugnación son entre sí compatibles e independientes, por lo que la falta
de impugnación directa de una disposición general o la desestimación del recurso que frente
a ella se hubiera interpuesto no impiden la impugnación de los actos de aplicación, fundada
en la ¡legalidad de la disposición aplicada (art. 26.2)
1. Que sean actos expresos o presuntos. La Ley guarda, pues, silencio sobre los actos
implícitos, para cuya impugnación, sin embargo, no creo que puedan oponerse serios
obstáculos.
2. Que sean definitivos o de trámite cualificados. Es decir, en cuanto a éstos, que
decidan directa o indirectamente el fondo del asunto, determinen la imposibilidad de
continuar el procedimiento, produzcan indefensión o perjuicio irreparable a derechos
o intereses legítimos.
156
3. Que pongan fin a la via administrativa (art. 25.1). Esto es, que no quepa recurso de
alzada contra el acto administrativo que se recurra.
Por razones de seguridad juridica y, en particular, por necesidad de respetar los efectos
derivados de los actos firmes, no es admisible el recurso contencioso-administrativo
respecto de los actos que sean reproducción de otros anteriores definitivos y firmes, y los
confirmatorios de actos consentidos por no haber sido recurridos en tiempo y forma (art.
28). Cualquier otra exclusión del recurso contencioso-administrativo por razones diferentes
de las expuestas deberá ser considerada inconstitucional, en cuanto contraria a los artículos
24.1 y 106.1 CE.
c. La inactividad de la Administración
También, si la Administración no ejecutara sus actos firmes, podrán los afectados solicitar
su ejecución, y si ésta no se produce en el plazo de un mes desde tal petición, podrán los
solicitantes formular recurso contencioso-administrativo, que se tramitará por el
procedimiento abreviado (art. 29).
d. La vía de hecho
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individualizada y la adopción de las medidas adecuadas para el pleno restablecimiento de
la misma, entre ellas la indemnización de los daños y perjuicios, cuando proceda (art. 31).
1. Diligencias preliminares
Como regla general, la Ley de la Jurisdicción de 1998 no establece ningún trámite previo a la
interposición del recurso, con la salvedad del requerimiento que habrá de efectuarse antes
de impugnar la inactividad de la Administración, y haber agotado la via administrativa.
Ello no obstante, regula unas diligencias preliminares, con distinto alcance, en los supuestos
del recurso de lesividad y de litigios entre Administraciones públicas. En el primer caso
tienen carácter obligatorio, mientras que en el segundo, sin duda inspirado en el artículo 65
LBRL, tienen carácter facultativo.
158
De forma que, cuando la propia Administración autora de algún acto pretenda demandar su
anulación ante la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, deberá previamente declararlo
lesivo para el interés público (art. 43).
159
disconformidad a Derecho. Con la demanda se acompañarán los documentos que
procedan.
En los supuestos de inactividad de la Administración, los dos meses se contarán a partir del
día siguiente al vencimiento del plazo de tres meses de la reclamación, del que, como
sabemos, dispone la Administración para dar cumplimiento a lo solicitado o llegar a un
acuerdo con los interesados.
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El órgano jurisdiccional, al acordar la publicación, o mediante resolución si ésta no fuera
necesaria, requerirá a la Administración que le remita el expediente administrativo,
ordenándole que practique los emplazamientos pertinentes. El expediente se reclamará al
órgano autor de la disposición o acto impugnado, o a aquel al que se impute la inactividad o
via de hecho. Se hará siempre una copia autentificada de los expedientes tramitados en
grados o fases anteriores antes de devolverlos a su oficina de procedencia,
El expediente deberá ser remitido en el plazo improrrogable de veinte días, y contar desde
que la comunicación judicial tenga entrada en el Registro genera] del órgano requerido.
Recibido el expediente, se pondrá de manifiesto a las partes por cinco dias para que
formulen alegaciones. La resolución por la que se acuerde remitir el expediente se notificará
en los cinco días siguientes a su adopción a cuantos aparezcan como interesados en él,
emplazándoles para que puedan personarse como demandados en el plazo de nueve días.
Por razones formales, declarará no haber lugar a la admisión del recurso cuando constare
de modo inequívoco y manifiesto:
161
3. Haberse interpuesto el recurso contra actividad no susceptible de impugnación.
4. Demanda y contestación
Recibido el expediente administrativo en el Juzgado o Tribunal y comprobados, y en su caso
completados, los emplazamientos, se acordará que se entregue al recurrente para que se
deduzca la demanda en el plazo de veinte días. Cuando los recurrentes fuesen varios, y
aunque no actuasen bajo una misma dirección, la demanda se formulará simultáneamente
por todos ellos. La entrega del expediente se efectuará en original o copia.
162
Cuando hubieren de hacerlo además de la Administración otros demandados, y aunque no
actuaren bajo una misma dirección, la contestación se formulará simultáneamente por
todos ellos.
5. Alegaciones previas
Las partes demandadas podrán alegar, dentro de los primeros cinco días del plazo para
contestar la demanda, los motivos que pudieren determinar la incompetencia del órgano
jurisdiccional o la inadmisibilidad del recurso con arreglo a lo dispuesto en el articulo 69. sin
perjuicio de que tales motivos, salvo la incompetencia del órgano jurisdiccional, puedan ser
alegados en la contestación, incluso si hubiesen sido desestimados como alegación previa.
Del escrito formulando alegaciones previas se dará traslado por cinco días al actor el cual
podrá subsanar el defecto, si procediera, en el plazo de diez días.
6. Prueba
Solamente podrá pedir el recibimiento del proceso a prueba por medio de otrosi. en los
escritos de demanda y contestación y en los de alegaciones complementarias. En dichos
escritos deberán expresarse en forma ordenada los puntos de hecho sobre los que haya de
versar la prueba.
Se recibirá el proceso a prueba cuando exista disconformidad en los hechos y éstos fueran
de trascendencia, a juicio del órgano jurisdiccional, para la resolución del pleito. Si el objeto
del recurso fuera una sanción administrativa o disciplinaria, el proceso se recibirá siempre a
prueba cuando exista disconformidad en los hechos.
La prueba se desarrollará con arreglo a las normas generales establecidas para el proceso
civil, si bien el plazo será de quince días para proponer y treinta para practicar. No obstante,
163
se podrán aportar las pruebas practicadas fuera de este plazo por causas no imputables a
la parte que las propuso. Además, el juez o Tribunal podrá acordar de oficio el recibimiento
a prueba y disponer la práctica de cuantas estime pertinentes para la más acertada
decisión del asunto. Las partes tendrán intervención en las pruebas que se practiquen de
oficio o a instancia de parte.
7. Vista y conclusiones
Salvo que en la Ley se disponga otra cosa, las partes podrán solicitar que se celebre vista,
que se presenten conclusiones o que el pleito sea declarado concluso, sin más trámites, para
sentencia. Si se acordara la celebración de vista. Se dará la palabra a las partes por su
orden para que de forma sucinta expongan sus alegaciones. Cuando se acuerde el trámite
de conclusiones, las partes presentarán unas alegaciones sucintas acerca de los hechos, la
prueba practicada y los fundamentos jurídicos en que apoyen sus pretensiones. El plazo
para formular el escrito será de diez días sucesivos para los demandantes y demandados.
8. Sentencia
La sentencia se dictará en el plazo de diez días desde que el pleito haya sido declarado
concluso y decidirá todas las cuestiones controvertidas en el proceso.
164
5. Que se hubiera presentado el escrito inicial del recurso fuera de plazo establecido,
165
La estimación de pretensiones de reconocimiento o restablecimiento de una situación
jurídica individualizada sólo producirá efecto entre las partes. No obstante, tales efectos
podrán extenderse a terceros en los términos previstos en los artículos 110 y 111.
Las sentencias firmes que anulen un precepto de una disposición general no afectarán por sí
mismas a la eficacia de las sentencias o actos administrativos firmes que lo hayan aplicado
antes de que la anulación alcanzara efectos generales, salvo en el caso de que la anulación
del precepto supusiera la exclusión o la reducción de las sanciones aún no ejecutadas
completamente (art. 73).
4. Acuerdo entre las partes. Constituye una importante novedad de la LJ 98, según la
cual si las partes llegaran a un acuerdo que implique la desaparición de la
controversia, el juez o Tribunal dictará auto declarando terminado el procedimiento,
siempre que lo acordado no fuera manifiestamente contrario al ordenamiento jurídico
ni lesivo del interés público o de terceros (art. 77).
166
Se iniciará por demanda, a la que se acompañará, además de los documentos que han de
adjuntarse al escrito de interposición, el documento o documentos en que el actor funde su
derecho (art, 78,2).
El proceso bascula sobre una vista oral, Una vez admitida la demanda, el Juez la comunicará
al demandado señalando el dia de la vista, En principio, la Ley pretende que con ocasión de
la vista se sustancie toda la tramitación del proceso, cuyo desarrollo queda consignado en
un acta que se va levantando durante la vista. La vista comenzará con expresión por el
demandante de los fundamentos de lo que pida o ratificación de los expuestos en la
demanda.
Acto seguido, el demandado podrá formular las alegaciones que a su derecho convengan,
comenzando, en su caso, por las cuestiones relativas a las excepciones de inadmisibilidad,
que el juez resolverá según proceda, pronunciándose después el demandado sobre el resto
de sus alegaciones. En este momento, Si las partes no desean formular conclusiones, el juez
puede incluso dictar sentencia sin más dilación en los siguientes casos:
- Cuando existe conformidad de los demandados con las pretensiones del actor
- Cuando la controversia tenga carácter meramente jurídico
- Cuando no se proponga prueba o se inadmitan las propuestas,
Tras la práctica de las pruebas y de la exposición de las conclusiones realizada por los
letrados de las partes, puede producirse la intervención directa del recurrente para que
exponga oralmente lo que considere oportuno. Esta intervención sólo se produce si se
solicita y el juez acepta la petición. Finalizada la vista, el juez dictará sentencia en el plazo
de diez días desde la celebración de la vista
167
9.7. Procedimientos especiales: el procedimiento para la
protección de los derechos fundamentales de la persona.
La LJCA establece en su Título V tres tipos de procedimientos aplicables a materias
concretas: la protección de los derechos fundamentales, la cuestión de ilegalidad y la
impugnación de acuerdos previamente suspendidos de Corporaciones o Entidades públicas.
Analizo, seguidamente, el procedimiento para la protección de los derechos fundamentales
de la persona al considerarlo el más importante de los tres.
El ámbito de este recurso es general en el aspecto material u objetivo (puede ser objeto del
mismo cualesquiera actos, disposiciones, supuestos de inactividad o de vía de hecho
referidos a cualesquiera materias), pero limitado en lo funcional, ya que en el mismo no
pueden esgrimirse otros motivos que la lesión de los derechos y libertades reconocidos en
los artículos 14 a 29, más el de la objeción de conciencia del artículo 30 CE. Así se establece,
de forma un tanto confusa, en el artículo 114.2 LJCA.
168
Dentro del plazo de cinco días, la Administración habrá de remitir el expediente, asi como
emplazar personalmente a todos los que aparezcan como interesados en el mismo, para
que puedan comparecer como demandados ante el órgano jurisdiccional en el plazo de
cinco días.
La fase de iniciación se cierra con un posible incidente de inadmisión, para el caso de que
las partes o el órgano jurisdiccional estimasen la concurrencia de una causa de
inadmisibilidad, incluida la de no versar el proceso sobre una lesión real de derechos
fundamentales. Dicho incidente se resuelve en una comparecencia oral a la que se convoca
a las partes, y al Ministerio Fiscal, debiendo el órgano jurisdiccional dictar la resolución
procedente al día siguiente.
El proceso finaliza mediante sentencia, que el órgano jurisdiccional debe dictar dentro de los
cinco días siguientes de conclusión de las actuaciones, y que estimará el procedimiento
cuando las actuaciones impugnadas incurran en «cualquier infracción de ordenamiento
jurídico, incluso la desviación de poder, y como consecuencia de la misma vulneren un
derecho de los susceptibles de amparo».
169
- Que la ejecución sea posible, Á este respecto, es de advertir, en primer lugar, que no
podrá suspenderse el cumplimiento ni declararse la inejecución total del fallo (art.
105.1), y, en segundo lugar, que la imposibilidad material o legal de ejecutar la
sentencia debe ser admitida con carácter extraordinariamente restrictivo, y, en el
caso de que realmente se dé el derecho a la ejecución, se convertirá en el derecho a
recibir una indemnización.
1. El peligro cierto de alteración grave del libre ejercicio de los derechos y libertades de
los ciudadanos
Sobre los medios de ejecución de las sentencias ante la dificultad de abordar todos los
supuestos posibles de ejecución de sentencias, la LJ incluye normas especificas sobre los
siguientes aspectos:
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Si fuera necesario efectuar una modificación presupuestaria, deberá concluirse el
procedimiento correspondiente en los tres meses siguientes al día de la notificación de la
resolución judicial. A la cantidad a abonar se sumará el interés legal del dinero, calculado
desde la fecha de la notificación de la sentencia dictada en única o primera instancia.
Si transcurridos tres meses desde la notificación de la sentencia firme al órgano que debe
cumplirla no lo efectuara, se podrá instar la ejecución forzosa. En este caso, la autoridad
judicial, oído el órgano encargado de la ejecución, podrá incrementar en dos puntos el
interés legal a devengar si apreciara falta de diligencia en el cumplimiento.
2. Adoptar las medidas necesarias para que el fallo adquiera la eficacia entre la que se
incluye la ejecución subsidiaria con cargo a la Administración condenada.
3. Potestades sancionadoras
Transcurridos los plazos señalados para el total cumplimiento del fallo, el juez o Tribunal
adoptará previa audiencia de las partes, las medidas necesarias para lograr la efectividad
de lo mandado, y singularmente, previo apercibimiento, podrá:
171
estas multas hasta la completa ejecución del fallo judicial, sin perjuicio de otras
responsabilidades patrimoniales a que hubiere lugar.
1. Que los interesados se encuentren en idéntica situación jurídica que los favorecidos
por el fallo.
2. Que el juez o Tribunal sentenciador fuera también competente, por razón del
territorio, para conocer de sus pretensiones de reconocimiento de dicha situación
individualizada.
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9.9. Las medidas cautelares.
Es un hecho evidente que el ejercicio por la Administración de su poder de autotutela puede
reducir prácticamente a la nada la utilidad del proceso contencioso. Dado que éste no posee
por sí solo la fuerza de paralizar la acción administrativa, las potestades ejecutivas pueden
ejercitarse antes de y durante la tramitación del proceso, de modo que puede llegarse a
situaciones totalmente irreversibles, no susceptibles de ser resueltas por ninguna sentencia.
Para hacer frente al problema de las potestades de autotutela, la Ley de 1956 estableció la
posibilidad de que los órganos de la jurisdicción, a instancia de parte, pudieran acordar la
suspensión de la ejecución de los actos o disposiciones impugnados cuando su ejecución
pudiera causar perjuicios de difícil o imposible reparación. Esta Única medida cautelar fue
aplicada de modo absolutamente excepcional en una primera fase y con un talante
claramente restrictivo después. No es ajeno a tal situación el prudente temor de los
Tribunales a paralizar la acción de la Administración y el abuso de la solicitud de la medida
sin la más mínima justificación.
El problema de las medidas cautelares ha cobrado en los últimos años una importancia
capital ante la creciente duración de los procesos contenciosos, provocando en los
recurrentes la imperiosa necesidad de lograr efectos a corto plazo desde la iniciación del
proceso. Este efecto se buscó con la fórmula del Fumus boni iuris, procedente de la doctrina
del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, según la cual basta una apariencia
razonable de la solidez en el fundamento de una pretensión, unido a un riesgo lógico de que
el tiempo que hubiera de transcurrir hasta el fallo haría perder utilidad real al recurso para
que el órgano jurisdiccional decretara la suspensión.
Pero los Tribunales acogieron la propuesta con lógica desconfianza, ya que suponía la
formulación de un prejuicio sobre el fondo del asunto en un momento en que no se disponen
de todos los elementos de juicio para ello.
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No hay límite alguno por razón de su objeto o contenido, por lo que puede
solicitarse y otorgarse cualquiera que sea adecuada para la protección de los
intereses en litigio.
2. También se ha producido una variación sobre los criterios en virtud de los cuales ha
de adoptarse el otorgamiento o producirse la denegación de la medida.
El régimen general se establece en el artículo 130 LJ, que impone dos parámetros
complementarios: la obligación de los Tribunales de efectuar una «valoración
circunstanciada de todos los intereses en conflicto», es decir, una comparación de los
perjuicios que los intereses contrapuestos pueden sufrir en caso de adoptar o no la
medida solicitada.
3. El procedimiento es muy simple. Las medidas pueden solicitarse «en cualquier estado
del proceso» (art. 129.1 LICA), aunque lo normal es su petición en el mismo escrito de
interposición. Con carácter excepcional, si se impugna una disposición general, su
suspensión debe necesariamente efectuarse en el escrito de interposición o en el de
demanda (art. 129.2). La correspondiente solicitud se tramita en pieza separada,
dando traslado de la misma a la parte contraria por plazo máximo de diez días; si la
Administración demandada no hubiera aún comparecido, la audiencia se entenderá
directamente con el órgano autor de la actividad impugnada (art. 131). Transcurrido
el indicado plazo, se resolverá la petición mediante auto dentro de los cinco días
siguientes, y «se comunicará al órgano administrativo correspondiente, el cual
dispondrá su inmediato cumplimiento» (art. 134.1).
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celebrarse dentro de los tres días siguientes y en la que se debatirá sobre el
levantamiento, mantenimiento o modificación de la medida adoptada; tras la
comparecencia, el órgano judicial dictará resolución definitiva recurrible,
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