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Cuando Tus Tropas Están Desanimadas
Cuando Tus Tropas Están Desanimadas
Estas son palabras de un general chino llamado Sun Tzu, que vivió
alrededor del siglo V antes de Cristo. Escribió un tratado llamado El
arte de la guerra. Es el ensayo más antiguo que se conoce sobre el tema.
A pesar de su antigüedad los consejos de Sun Tzu siguen siendo
actuales. La obra de Sun Tzu llegó por primera vez a Europa en el
periodo anterior a la Revolución Francesa como una breve traducción
realizada por el sacerdote jesuita J. J. M. Amiot. En las diversas
traducciones que se han hecho desde entonces, se nombra
ocasionalmente al autor como Sun Wu o Sun Tzu. El núcleo de la
filosofía sobre la guerra de Sun Tzu descansa en estos dos
principios:
Este general de las artes marciales está enseñando principios que rigen
la derrota y la victoria, y que se aplican tanto en lo natural como en lo
espiritual. Nuestro enemigo lleva años luchando contra el ser humano y
especialmente contra los servidores de Dios. Conoce a la perfección las
estrategias de la guerra y, por esa razón, Satanás el Diablo, domina el
arte del engaño y usa constantemente el desánimo y el temor. Así
vence a los cristianos sin necesidad ni tan siquiera de luchar contra ellos.
En los días de Esdras otra vez vemos ese doble ataque, temor y
desánimo. Esdras 4:4: “Entonces el pueblo de aquella tierra se puso
a desanimar al pueblo de Judá y a atemorizarnos para que dejaran
de edificar”. Los intentaban atemorizar para que dejaran de edificar. Y
también se concentraron en desanimar a los restauradores con la
intención de que cesara la obra. Pero también fue acertado el revulsivo
o la respuesta de Nehemías: orar y pedirle al Señor fortaleza. “¡Oh
Dios, fortalece mis manos!”. Estamos hablando de fortaleza espiritual,
que después se traducía en ánimo y en fuerza física.
Hay una estrategia que está siendo lanzada contra ti, contra mí y todos
los siervos de Cristo, contra todos los hijos de Dios, y es la estrategia del
desánimo. Cuando llega el desánimo, entonces aparece la desgana, el
descuido, la indiferencia... Si te desanimas, en cualquier área, en los
estudios, en el trabajo, en la fe, en congregarte, en una relación
matrimonial, viene la desgana. El desánimo en el trabajo conduce a la
irresponsabilidad. El desánimo debilita.
1. Se debilita la oración.
2. Se descuida la asistencia.
3. Baja nuestra ofrenda y
4. Eludimos la predicación, esto es, el dar testimonio de nuestra
fe.
1. Reconoce.
2. Recuerda.
3. Renueva y
4. Refuerza.
Reconoce
Reconoce que has caído en una apatía, en un descuido. Reconoce que se
han instalado excusas en tu pensamiento para hacer tu vida espiritual
más llevadera y más acomodada. Reconoce que ya no estás pagando el
precio como antes. Reconoce que has entrado en tibieza y
arrepiéntete.
Recuerda
Para que vuelva el ánimo, recuerda. Recuerda de dónde te ha sacado el
Señor. Recuerda la fidelidad que te ha tenido. Recuerda el propósito
de tu vida y el por qué haces lo que haces. Recuerda las palabras que
Él te ha hablado en el ayer. El Espíritu Santo te quiere hacer recordar. Él
es la gran ayuda para nuestra pobre memoria: “Pero el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará
todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14:26).
Es como en un matrimonio. Si se debilita el amor o la pasión hay que
recordar. Recordar ese primer amor, cómo nos unimos, cómo nos
hicimos un pacto de fidelidad y todo lo que hemos vivido juntos. Con el
Señor, también recuerda. Recuerda la misericordia, la gracia, la
compasión... En fin, todo lo que Él ha hecho por ti, para que vuelva a
encenderse la llama.
Renueva
Renueva tu compromiso con Cristo. Renueva los momentos de estar
con la Palabra. Renueva el compromiso de congregarte... Es tiempo
de un nuevo comienzo. Es tiempo de volver al primer amor.
Renueva la fe con tu alabanza. Renueva la alabanza, renueva el oír la
palabra de Dios...
Refuerza
Refuerza tu oración. Refuerza tu fe escuchando la Palabra de Dios,
escuchando predicaciones, escuchando la Biblia en audio, escuchando
alabanza... Así se renueva la fe. Romanos 10:17: “Así que la fe viene del
oír, y el oír, por la palabra de Cristo”. Refuerza tu gratitud, refuerza tu
vida congregacional. Fortalece tu evangelismo.
Padre, gracias por esta palabra que llega a nosotros para traernos
conciencia de esta vieja estrategia del Enemigo y para traernos ánimo.
Perdónanos, Señor, si hemos caído en la trampa del desánimo. Gracias
por habernos ayudado a vencer el temor. Y ahora ayúdanos a vencer el
desánimo también. Señor, fortalece nuestro ánimo. Reconocemos que
hemos descuidado la Palabra, la oración, el reunirnos, el ofrendar.
Reconocemos, Señor, que nos cuesta más testificar. Nos arrepentimos y
ahora, Señor, ayúdanos a despertar y sacudirnos el desánimo.
Queremos hacer un compromiso contigo; un compromiso de fidelidad;
un compromiso de amarte con todo nuestro ser, como Tú nos has
amado. Un compromiso, Señor, de buscarte y de adorarte con nuestros
hermanos. Señor Jesús, fortalécenos; aviva el fuego y la pasión por los
perdidos. Gracias porque nos hablas. Porque siempre llegas a tiempo.
En el nombre de Jesús, amén y amén.