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Historia y principios de la maquetación 01
Historia y principios de la maquetación 01
de la maquetación 01
1.1. Introducción: Los mecanismos de lectura
Cada día nos abordan gran cantidad de mensajes escritos que percibimos a través de
nuestros mecanismos visuales y que pasan por un proceso automático de selección,
según el cual solo prestamos atención a aquellos que nos son de verdadera utilidad e
interés. En este acto de lectura automática no desplazamos nuestra mirada sobre la
línea de texto de carácter en carácter ni analizamos cada palabra escrita, si no que la
lectura la realizamos reconociendo grupos de palabras. Concentramos nuestra
atención en comprender el sentido de las ideas, no en reconocer letras o palabras.
El hombre en la Prehistoria, al pintar sobre los muros de las cuevas o decorar con
motivos esgrafiados los materiales y herramientas con los que convivía cada día, ya
estaba sentando las bases del proceso lector y planteando, sin ser consciente de ello,
unos códigos visuales (mediante el uso del color, la proporción, la jerarquización, la
escala o la armonía entre las diferentes elementos) que facilitaban la comprensión del
discurso de su mensaje y, con ello, su trasmisión. Esta es la premisa básica de la
maquetación como herramienta visual y vehículo vertebrador del mensaje.
Figura 2. Las pinturas de la cueva de Altamira podrían considerarse como uno de los primeros ejemplos de
composición visual. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Cueva_de_Altamira
Los primeros códigos visuales se desarrollarían a lo largo del tiempo dando lugar a
ideogramas y sistemas jeroglíficos que, gracias a la esquematización, fonetización y
codificación de sus elementos, darían lugar al nacimiento de los primeros sistemas de
escritura impresos sobre piedra, cera, madera o barro cocido.
La aparente anarquía formal del inicio se iría refinando poco a poco según las leyes de
la geometría y la proporcionalidad hasta dar lugar a las creaciones más sofisticadas y
elegantes del mundo clásico. Un claro ejemplo de equilibrio compositivo ligado al
desarrollo de la tipografía y de la maquetación es la inscripción tallada en la base de la
columna de Trajano (Roma), del año 114 d.C. En ella cada letra se adapta a las formas
básicas de cuadrado, triángulo y círculo, dando lugar a un diálogo de formas uniformes
en su conjunto visual.
Hasta bien entrada la Edad Media el grueso de la escritura medieval estará abocado a la
copia de textos clásicos y el deseo de preservar la cultura y a la difusión de la voz divina
por medio de la palabra escrita: Las Escrituras. La labor de los monjes copistas o
amanuenses y la de los encargados de “iluminar” o ilustrar las páginas con capitulares y
miniaturas virtuosas de vivos colores, se realizaba en los scriptoria o talleres de copistas
instalados en los monasterios que florecieron en esa época por toda Europa.
Figura 7. Ejemplo de página medieval.
Fuente: http://photospein.blogspot.com/2011/06/libro-de-los-juegos-o-libro-del-ajedrez.html.
Figura 8. Páginas del Códice de Manchester, uno de los ejemplares del Códice del Beato de Liébana.
Fuente: https://patrimonioediciones.comportfolio-itembeato-de-liebana-codice-de-manchester
La necesidad de aprovechar al máximo el material hace que la página medieval se
programe con meticulosidad, delimitándose con líneas y compás las dimensiones de los
márgenes y las áreas que van a contener los bloques de texto y las miniaturas. Se crea
así una tipología de página muy difundida durante siglos que responde a un
planteamiento uniforme de sus elementos: márgenes amplios, dobles columnas muy
delimitadas dibujando rectángulos y textos formando una mancha perfectamente
justificada y concentrada. En la mayoría de ocasiones la decoración queda restringida
al uso de las capitulares, ejemplo de ello es la Biblia de Hamburgo o Biblia Bertoldo, de
1255; famosa debido a las 89 iniciales miniadas que ilustran los tres volúmenes de los
que consta con las etapas de elaboración de un libro.