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Madre sustituta

Juan Reynoso es un hombre de mediana edad. Era el hijo privilegiado de una


familia adinerada con un buen negocio. Lo tenía todo familia, dinero, autos, un
buen trabajo y a una buena esposa.
Paola Fernández era su esposa desde hace 5 años. Se habían conocido en la
universidad y comenzaron un romance casi instantáneo. Todo era perfecto.
Pero cuando el joven empresario tenía 27 años tuvo un accidente
automovilístico que lo dejó sordo. Aunque creyó que su esposa lo dejaría, no lo
hizo.
Y fue hasta al quinto año de matrimonio que su esposa quedó en cinta. Todo su
embarazo la pasó muy bien. De hecho, Juan está realmente feliz de ser padre;
pero nunca miró el interés de su mujer por esas cosas, de hecho, era
realmente indiferente.
Paola al dar a luz no quiso ver siquiera a su propio hijo, los doctores le dijeron a
Liam que eso en algunas madres era normal, antes o después del parto, pues
el que haya un cambio en su vida a algunos les afecta a y a otros no.
Pero esto no era así.
Nunca se dio cuenta hasta que, al tercer día de dar a luz, lo encontró metiendo
su ropa y joyas entre otras prendas a una maleta sobre la cama.
Juan trató de detenerla:
"¡¿pero ¡¿qué haces?! ¡Acabas de dar a luz a mi hijo! ¡El necesita de su
madre!"
Pero la mujer solo río.
"me voy, di a luz porque eso era lo que más deseabas, un hijo, así que tuve
lástima de un sordo y lo hice, pero yo no puedo seguir en este matrimonio"
Esto dejó muy sorprendido a Juan.
"dime... ¡Dime que hice mal! ¡Puedo arreglarlo! ¡Solo dime por dios!"
Pero Paola negaba con la cabeza.
"quiero el divorcio, no puedo cuidar a tu hijo"
"¿mi hijo? ¡El niño nació de ti! ¿Y dices que solo es mi hijo?"
"así es, no puedo cuidar al hijo de un hombre al cual ya no amo ni aprecio
desde hace años"
Dijo Paola acabando de recopilar su ropa.
"¿hace años?"
"sí, hace años, no te he amado desde hace mucho tiempo, de hecho, me he
quedado para que siguieras manteniéndome a mí y a mi novio"
Juan ya no quería seguir escuchando, la rabia le carcomía en su interior, pero
sentía que no le dolía tanto como creyó que le dolería, quizás era porque ya
tenía una prioridad mucho más grande.
"¿novio? ¿Has estado engañándome en mi cara todo este tiempo?"
"así es, mi novio necesitaba dinero para acabar sus estudios, así que por eso
yo le pagaba sus estudios, ahora que ya consiguió un buen empleo quiero irme
con él, pero no podía irme si estaba embarazado de ti, así que toma a tu hijo y
déjame ir"
Juan se acercó hacia ella, y le arrebató la maleta.
"entonces lárgate tal como llegaste, sin nada, y no te atrevas a volver ni
mostrar tu cara por aquí”
Paola se enojó muchísimo, y comenzó a forcejear por la maleta.
"te sugiero que dejes de forcejear conmigo, aunque ahora soy sordo aún te
estoy respetando ya que me diste un hijo y acabas de dar a luz, pero no
rompas mi paciencia cuando aún soy amable, dile a tu amante que te
mantenga y te vuelva a comprar cosas lindas como te gustan, porque de esta
casa y de mí no te llevarás ni un sol"
"¡te recuerdo que aún seguimos casados!"
"y pronto ya no lo estaremos, así que ya vete"
Ese día fue el último que Paola pisó el suelo de la mansión.
Después del abandono, el alfa tenía que estar con su pequeño hijo, al bebé lo
tranquilizaba cada vez que lo cargaba.
A la mañana siguiente, envió los papeles de divorcio a Paola.
Así que Juan tenía que salir adelante con su hijo.
Aunque no le agradaba dejarlo al cuidado de una enfermera y niñeras, no
podía hacer nada ya que era un recién nacido y el un hombre ocupado.
A la semana había llegado un nuevo trabajador a medio tiempo.
Una joven estudiante de universidad.
Era Andrea Fuentes.
Necesitaba dinero para pagar su universidad y gastos diarios, así que una
amiga le contó sobre el trabajo ya que había trabajado de sirvienta ahí y que la
paga era buena a pesar de ser medio tiempo y también te daban hospedaje
mientras estuvieras trabajando en la mansión.
Así que entró como un sirviente como muchos otros.
Juan al entrar a su casa, pudo sentir el llanto de su hijo, un extraño vínculo
especial que hizo con su hijo desde que lo cargo por primera vez, rápidamente
subió hacia la habitación del pequeño Soobin.
Andrea, que era su primer día y sólo hacía el turno de tarde hasta la noche, era
la primera vez que escuchaba el llanto de un bebé. De hecho, no le habían
dicho que había un recién nacido en la casa. Pero eso no era todo, se
comenzaba a sentir extraño.
-salgan ahora, después las llamo – Dijo Juan
Las mujeres entendieron y se retiraron.
Pero el bebé a pesar de que su padre se encontraba con él, comenzó a llorar
de nuevo.
-¿qué pasa hijo mío?
Andrea se sentía extraña, algo dentro de su corazón lo estaba guiando hacia
una recámara, trataba de no hacer caso, pero sus instintos le obligaban.
Al escuchar nuevamente un llanto de bebé, rápidamente abrió la puerta y
encontró una escena muy paternal.
- ¡quién te ordenó a qué entraras!
Pero no hizo del todo caso al hombre sentado en el sofá. Su mirada se centró
en el cachorro en sus brazos.
El bebé siguió llorando, y entonces fue ahí donde sintió un ardor en su pecho,
-s-su madre ¿no puede ayudarte? - dijo cohibida
El hombre suspiró y respondió - no... Esa mala madre no quiere.
Pero en vez de molestarse, Andrea se alegró.
-entonces ¿puedo cargarlo?
-tienes mi permiso, el bebé está hambriento y no se que mas hacer, no quiere
beber su fórmula y tampoco acepta la leche de madres donadoras.
La mujer se puso de pie y tomó al bebé en brazos, se acercó al sillón y se
sentó.
- este bebé está muy hambriento.
El hombre contemplaba la escena
"conque así se hubiera visto Paola dándole de comer" pensaba.
Pero al ver de nuevo la sonrisa cálida que tenía la mujer cuando veía a su hijo,
le hizo estremecer.
Andrea acariciaba la suave cabecita del bebé, y no sabe bien el momento el
que comenzó a cantar una canción de cuna.
-eres muy bueno en esto...
- ¿he? Es solo que, este bebé es tan pequeño que me dan ganas de cuidarlo.
-tal vez este bebé te ha escogido como su madre- contestó Juan con una
sonrisa.
Aunque a la mujer no le molesto en absoluto, mecía al bebé en sus brazos
mientras mamaba su biberón.
Después de un gran rato, el bebé se quedó dormido.
Juan se acercó para tomarlo en brazos, pero el niño se movía con molestia.
- ¡espera! Puede tener cólicos si no le saco el aire- dijo de pronto Andrea -
ponlo sobre tu pecho con su carita fuera por encima de tu hombro y yo le daré
palmaditas en su espalda, después lo haces tú- dijo con temor de que el
hombre lastimaría por un descuido al bebé
El hombre se sorprendió una vez más "esta mujer está hecha para ser una
buena madre"
Andrea comenzó a sobarle la espalda al bebé y comenzó a dar suaves
palmadas -pon atención al ruido que haga el cachorro- dijo con seriedad.
Después de un largo rato, se escuchó un ruido saliendo de la boca del bebé.
Juan se sorprendió por el aire que rozó su cuello - ¿que fue eso? – preguntó.
-lo que esperábamos que saliera- dijo con una sonrisa que mostraba los
dientes de la mujer.
"siendo sinceros esta mujer no está nada mal, tiene unos ojos marrones muy
bellos, cabello castaño y tez clara, complexión más grande que Paola, pero aún
sigue siendo pequeña a comparación mía..." pensaba Juan observando cada
pulgada del cuerpo de la joven. Dejó al bebé en su cuna con cuidado.
-bueno, el bebé se ha quedado dormido, me retiro entonces-dijo inclinando su
cabeza.
El hombre se había dado cuenta al fin que parece que la joven no se había
dado cuenta quien era.
- ¿eres un sirviente nuevo? - preguntó, ya que no conocía su rostro con
anterioridad.
-así es, comencé esta tarde como empleado de medio tiempo.
- ¿no sabes quién soy?
Andrea veía hacia el cielo en busca de la respuesta
- soy el señor de esta casa, Juan Reynoso y este es mi hijo Soobin Reynoso.
Andrea quedo sorprendida.
- ¡señor Reynoso! Lo siento mucho por faltarle al respeto, mi nombre es Andrea
Fuentes, me disculpo de antemano si algo le molestó.
-a mi hijo le agradas como su madre, quiero que te quedes con él de ahora en
adelante, dándole de comer cuando tenga hambre en todo momento-dijo
dominante
Andrea sintió su cuerpo pesado, con miedo por un breve momento
-mi señor, aunque quisiera, no puedo, tengo que estudiar por las mañanas y a
veces en las tardes, en esos días no podré venir a trabajar, por eso es de
medio tiempo.
Juan se molestó - tienes que quedarte con mi bebé.
-no puedo, yo también tengo una vida señor
-tienes que hacerlo, el pequeño no acepta a nadie a excepción de ti
-yo creo que no ha intentado siquiera buscarle una madre, hay muchas
mujeres, seguro que el bebé querrá a algunos de ellas, si me aceptó a mi que
soy de la clase más baja, creo que puede aceptar a una mujer de clase alta con
más facilidad.
El hombre estaba muy enojado - "¿tendrá ya un esposo? Para empezar ¿quién
querría a un padre sordo con un bebé" se preguntaba.
- ¿siquiera hay una mujer en este mundo que acepte al hijo de otra mujer? ¡Tú
eres muy especial! Te ha aceptado a ti y tú a él ¿qué hay que pensar?
Andrea se sintió conmovida, pero no podía encariñarse con hijos ajenos,
porque en algún momento vendría alguien a ocupar ese lugar.
-puede que un día venga su madre y me eche y él bebe ya no me acepte
-esa mujer mala madre no se atreverá a poner un pie en esta casa, no quería
ver al bebé desde el principio y ahora no tiene derecho de ver siquiera a
nuestro hijo, no te preocupes.
Andrea se entristeció por ese dato, una madre rechazando el hijo de su vientre,
no tiene ningún derecho a llamarse madre.
-quiero que te encargues de mi hijo durante todo momento, ese será tu trabajo,
tu preocupación y ocupación solo será mi hijo y nada más, no tienes que hacer
otra cosa.
-pero mi señor, no puedo hacerlo todo el día, ya le dije que estudio y tengo
actividades escolares.
-entonces mientras no estés que las nanas y enfermera se ocupen del bebé y
en cuanto vengas ellas se retiraran ¿de acuerdo? Estoy preocupado ya que
ellas no pueden darle de comer adecuadamente, lo obligan a comer y eso no
me agrada, pero con tu presencia, eso no puede suceder más.
Andrea no estaba del todo segura, pero le habían ofrecido un buen trato --está
bien mi señor, acepto.
Juan estaba muy satisfecho con Andrea. -- bueno, entonces comienzas ahora
mismo, tienes que quedarte con él esta noche, llora por comida a ciertas horas
por la noche.
El bebé ya estaba en su gran cuna del tamaño de una cama de adulto. Y
Andrea tenía un sentimiento de no poder negarse.
-pero tengo que cambiarme, tengo que ir por mi ropa a la habitación de
empleados, ¿puede quedarse con Soobin?
Juan asintió y ella salió a toda prisa.
Está fue una de las primeras noches en la cual Andrea cuidaba del bebé; muy
en el fondo sentía que verdaderamente era su hijo. Con el paso del tiempo
Juan y ella se acercaron sentimentalmente, es decir se enamoraron.
Cuando Soobin tenía dos años ellos se casaron, y tuvieron una hermosa bebé,
vivieron en familia y aprendieron a amarse cada día más y más.
Andrea siempre fue la madre sustituta de Soobin, pero cuando le contaron a
Soobin sobre su verdadera madre, él tuvo muchas dudas que sus padres
aclararon.
En ese momento Soobin se dio cuenta que Andrea siempre será su madre a
pesar de todas las circunstancias por haberlo criado y cuidado desde que era
un bebé…

Fin

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