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Generos Periodisticos - E. Videla 1

Taller de redacción periodística (Universidad Nacional de Lomas de Zamora)

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GÉNEROS PERIODÍSTICOS
Por Eduardo Videla

Eduardo Videla fue periodista y docente. Trabajó en el diario Página12 y durante muchos años dio clases
en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Murió en agosto de 2014 a los 58 años. El presente texto
fue escrito cuando el periodismo digital no tenía el desarrollo actual, sin embargo mantiene vigencia
respecto de los conceptos básicos sobre géneros periodísticos. Su inclusión en la bibliografía obligatoria es
un homenaje a quien fue un gran colega y profesional comprometido con el periodismo y la docencia.

En la redacción de un diario, una revista o una agencia de noticias es habitual que se le pida a un cronista
que "haga una nota" sobre tal o cual tema, o que un redactor diga "le voy a hacer una nota" a un determinado
personaje. También es común que después de una producción periodística o de una cobertura se pida al
redactor que haga "una crónica" de tantas líneas. O puede ocurrir que un colaborador o columnista llame a la
redacción para decir que escribió "un artículo" sobre determinado tema.
En la jerga que se utiliza en las redacciones, los conceptos de "nota" o "artículo" son una suerte de
generalización para denominar al texto que se escribió o que se va a escribir. Lo mismo ocurre --en general,
no siempre-- con el de crónica. Pero esos textos pueden adquirir distintos formatos, de acuerdo con las
características de la información que se va a desarrollar y también, con las necesidades de la edición. A esos
distintos formatos se los denomina géneros periodísticos.
Cuando hablemos de géneros, nos referiremos a "notas, crónicas, artículos", pero ya no en forma
generalizada sino en alusión a una determinada estructura, a una construcción informativa. También
hablaremos de "noticia, reportaje, opinión", entre otros géneros.
Cada género es dueño de una estructura que lo caracteriza y lo diferencia del resto, pero a la vez hay zonas
grises entre uno y otro, combinaciones que se dan en la práctica, de acuerdo con el estilo de cada redactor y
las necesidades de cada cobertura.
Lo que sigue es una clasificación de los géneros periodísticos que se utilizan en un medio gráfico:

A) Géneros informativos
B) Géneros opinativos

GÉNEROS INFORMATIVOS

a) Noticia o Nota Informativa


b) Crónica
c) Entrevista
d) Nota color
e) Nota de Producción o Investigación
f) Perfil
g) Historia de vida
h) Necrológica

GÉNEROS OPINATIVOS

i) Comentario
j) Opinión
k) Editorial
l) Crítica

En la redacción de un diario, nadie dice que va a escribir "una noticia o una nota informativa", por ejemplo,
sobre las declaraciones del ministro o la reunión de gabinete. Se hablará de "nota" o "crónica", en general,
como se explicó antes. Sin embargo, lo más probable es que ese texto --como el 90 por ciento del material
que publicará el diario-- tenga el formato del género noticia, que definiremos en el punto siguiente.
Conviene aclarar, antes que nada, que la clasificación y las definiciones constituyen un marco teórico que

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se refiere a los géneros en estado puro. En la práctica pueden aparecer así o, como ocurre cada vez con
mayor frecuencia en los medios gráficos, en combinación con otro género, u otro más, de acuerdo con las
necesidades que tenga el redactor para construir su texto informativo. Así, en los diarios pueden encontrarse
noticias o crónicas comentadas, crónicas con cabezas noticiosas, noticias con elementos de color, entre otras
mixturas.

NOTICIA O NOTA INFORMATIVA

Es, por excelencia, el género utilizado en las agencias de noticias y, por extensión, en los diarios que usan
sus servicios sin reescribir los textos. La información es presentada a través de la estructura denominada
pirámide invertida (o estructura lead), que consiste en destacar en el primer párrafo del texto lo más
importante de esa información, lo nuevo, lo que más va a interesar al lector, aquello que va a dar el pie para
el título de esa nota.
Ese primer párrafo, al que se denomina cabeza noticiosa, es la base de esa pirámide invertida. Lo que sigue
en el texto es el desarrollo de esa información consignada en la cabeza, los detalles y precisiones, en un
orden de importancia de mayor a menor, de manera que cada párrafo guarde con el anterior y con el que le
sigue un orden lógico.
El modelo de la pirámide invertida fue impuesto por la prensa norteamericana desde fines del siglo pasado,
por varias cuestiones prácticas. La primera, una necesidad de los corresponsales, que debían enviar sus
despachos a través del telégrafo. Cómo había un solo aparato para varios cronistas, cada uno de ellos dictaba
uno o dos párrafos. Y por supuesto, el que enviaban primero era el más importante, el que contenía la
noticia.
Pero la aceptación del modelo como criterio para redactar noticias en la prensa internacional tuvo que ver
con otras cuestiones. El fundamental es el principio de que el lector no debe leer toda la nota o buena parte
de ella para enterarse de cuál es la novedad, lo más importante: esa información esencial debe estar en la
entrada del texto. En segundo lugar, hay una razón práctica, una utilidad concreta para los editores de los
diarios: la pirámide invertida permite cortar el texto en caso de falta de espacio o de exceso de líneas,
eliminando los últimos párrafos. No es necesario, en el caso de una emergencia, sobre el cierre de una
edición, leer toda la nota para decidir qué es lo que hay que cortar.
El género noticia tiene una amplia gama de aplicación, como lo demuestra su extendida utilización en las
agencias de noticias. Van algunos ejemplos:
* Declaraciones de un funcionario (presidente, ministro, diputado, juez, comisario, intendente, etc), de un
deportista, un científico, un artista u otra personalidad reconocida socialmente. En este caso, el primer
párrafo, la noticia, corresponderá al anuncio más importante, en el caso de que lo haya, o al concepto más
fuerte de esas declaraciones, aquél que pueda generar una polémica o tener repercusión pública.
* La sanción de una norma (decreto, ley, ordenanza). Aquí, la cabeza deberá consignar la principal
consecuencia que tendrá la aplicación de esa norma.
* El anuncio de un proyecto, público o privado, que puede tener algún interés o repercusión social: la
privatización de un servicio, las inversiones de un grupo empresario, la construcción de una autopista, el
cierre de una fábrica, la fusión de empresas, un nuevo plan alimentario, etc.
* Un caso policial: robo, homicidio, estafa o accidente. En este caso, en la cabeza informativa no deberán
faltar los datos esenciales del hecho, el resultado del episodio: la cantidad de muertos o heridos, si los hubo,
cuántos detenidos y prófugos, el monto del dinero robado. El tratamiento de la información policial la
volveremos a tocar cuando hablemos de la crónica.
* Un fallo judicial. La noticia será, por ejemplo, la condena, la absolución, el sobreseimiento o la
excarcelación del acusado, según el caso.

Elementos a tener en cuenta al redactar una noticia


De acuerdo con la escuela norteamericana, la cabeza o lead debe responder a las siguientes preguntas: ¿qué
ocurrió?, ¿quién o quiénes fueron son los protagonistas?, ¿dónde sucedió?, ¿cuándo?, ¿por qué?. A estas
preguntas básicas se las ha dado en llamar "las cinco W" --por los pronombres what, who, y los adverbios
where, when y why, en inglés--, a las que se puede agregar una sexta: ¿cómo ocurrió?

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Por supuesto que no será imprescindible contestar a todas estas preguntas en el primer párrafo de la nota,
sino que sólo se responderán las esenciales, según el caso. El resto de la información se puede completar en
el segundo o tercer párrafo.
No se debe dar por supuesto ningún dato. El lector tiene derecho a comprender lo que sucedió sin necesidad
de haber seguido el tema --en el caso de un hecho vinculado a otro anterior-- o de haber leído los diarios
todos los días. Por eso es importante que la noticia, además de los hechos nuevos, haga referencia a los
antecedentes del caso, lo que se denomina background.
La noticia debe estar redactada en un estilo claro, conciso, breve y preciso. Esto quiere decir que no es
conveniente utilizar términos que el lector promedio puede no comprender --no hay que obligarlo a recurrir a
cada rato al diccionario--; que debe haber economía de palabras, en el sentido de no abusar de expresiones
para explicar algo que es sencillo, y que conviene ser puntilloso en la recopilación de datos, para no
escatimarle al lector ninguna información que le pueda ser útil, sin agobiarlo con detalles intrascendentes.
Por último, la cabeza noticiosa debe tener la virtud no sólo de informar de manera concisa y entendible
sobre lo que ha sucedido, sino de atrapar al lector, con elementos atractivos, para invitarlo de esa forma a
leer la totalidad de la nota. Ahí entrará a tallar la habilidad, la destreza de la pluma del periodista.

CRÓNICA

La crónica, en esencia, también es una nota informativa, pero tiene una diferencia fundamental con la
noticia: no utiliza el esquema de la pirámide invertida.
Así como dijimos que la estructura de la noticia tiene un eje lógico que le da sentido al texto, la crónica
tiene, por definición, un eje cronológico. Se trata del relato de un episodio o una sucesión de hechos,
respetando el orden en que fueron ocurriendo las acciones.
Como la crónica, en la mayoría de los casos, se aplica para la narración de un hecho de actualidad, se corre
el riesgo de que, por respetar la cronología, lo importante de la información, quede relegado a la mitad o al
final del texto. Para sortear esa posibilidad se ha generalizado el uso de lo que se denomina crónica con
cabeza noticiosa, que es una combinación de este género con la estructura lead: la noticia en el primer
párrafo --o en los primeros-- y luego el relato cronológico de los hechos.
Si la estructura de la pirámide invertida y el estilo neutro de las agencias de noticias le dan al género noticia
una suerte de rigidez, la crónica da lugar a una mayor flexibilidad en el relato. Ya no es sólo la información
pura, datos y precisiones, que caracterizan a un despacho de agencia de noticias sino, además, la posibilidad
de detenerse en cuestiones que no son esenciales desde el punto de vista informativo, pero que contribuyen a
"vestir" la nota, a darle cierto "vuelo".
La crónica es el género por excelencia para la información policial. Y en ese tipo de cobertura, no sólo será
útil tomar nota de los datos esenciales, de cómo ocurrieron los hechos y quiénes fueron sus protagonistas,
cómo comenzaron y cómo terminaron, sino describirle al lector lugares, personajes, climas, situaciones.
Sin olvidar que el que está frente a la máquina es un periodista, cuya materia prima es la realidad, la crónica
es el género que más familiaridad tiene con la literatura.
No sólo habrá crónicas policiales. Lo que sigue es una serie de posibilidades en las que se utiliza este
género informativo.
*La crónica social, *Crónicas de la ciudad, *Crónica de un pueblo, *Crónica de un viaje
*Crónica de un acontecimiento deportivo. En este caso, a la narración cronológica de los hechos, se agrega
el comentario. En algunos casos prevalece el comentario, el análisis de los hechos, por sobre la información,
los hechos ordenados cronológicamente.

Así como en la noticia se hace gráfica la estructura del texto con una pirámide invertida, en la crónica
puede decirse que el relato tiene una forma de pirámide normal, con un crescendo en la narración hasta llegar
al desenlace. Pero si se atienden las exigencias de arrancar la crónica con una cabeza noticiosa, o con una
entrada atractiva, con gancho, y a la vez, cerrarla con un remate, es posible trazar el siguiente esquema:

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............
. . CABEZA
.... ....
. .
. . CUERPO
. .
. .
.... .....
. . REMATE
.............

No debe confundirse crónica con cronología. En este último caso, se trata de un punteo de hechos
ordenados cronológicamente, por fecha, sobre los antecedentes de un determinado acontecimiento.
Ejemplo: en una nota sobre el caso Carrasco, la cronología de los hechos desde la desaparición del soldado,
la fecha de la probable muerte, la aparición del cuerpo, la detención de los acusados, etcétera.

Elementos a tener en cuenta para escribir una crónica

Cuando el cronista va a un lugar a cubrir determinado acontecimiento, debe abrir sus sentidos para
recopilar todos los elementos que pueden ser útiles para su nota. No sólo deberá reunir los datos que le
puedan aportar las distintas fuentes, que serán el fundamento, el sostén de la crónica, sino que deberá recoger
lo accesorio, todo lo que rodeó al hecho principal, lo que va a marcar el espíritu de su texto.
Es importante recoger testimonios, opiniones de gente que pudo haber visto algo del hecho que nos ocupa,
o que puede conocer antecedentes de sus protagonistas. Son fundamentales las descripciones del lugar donde
ocurrió el episodio, el estilo de vida de la gente, saber cómo piensa, conocer sus juicios y prejuicios, y
describir a los propios personajes de la historia, en cuerpo y personalidad.
El cronista debe ser alguien curioso, alguien que quiera conocer el aspecto oculto de las cosas, lo que está a
la vista y, además, lo que se pretende ocultar.
El cronista no debe dar opinión ni aventurar hipótesis --salvo que las sostenga en datos certeros-- sino
relatar hechos, contar historias, describir situaciones, transcribir testimonios.
Siempre debe sobrarle material al cronista, para que cuando vuelva a la redacción y se siente frente a la
máquina no se quede "sin letra" para armar su nota, o deba reprocharse por qué no preguntó tal dato o no
observó tal detalle. Una vez frente a la página en blanco --o a la pantalla en negro--, el cronista sabrá
discriminar cuál de toda esa información que recogió le será útil. Qué elementos tomará y cuáles relegará al
olvido.
Los manuales de autores españoles suelen consignar que la crónica deja lugar para expresar la opinión del
cronista sobre el hecho en cuestión, sus pareceres sobre el episodio que está cubriendo. Esto no es así al
menos en los usos y costumbres de los medios gráficos en la Argentina. Pero a lo que sí da lugar la crónica
es a reflejar el punto de vista del cronista sobre esas situaciones de manera más explícita que lo que permite
una noticia.
Algo más a tener en cuenta. Muchas veces, después de entregar la nota, el redactor le cuenta a un
compañero un dato curioso, llamativo, sorprendente, vinculado con la nota que le tocó cubrir. Después de
celebrar la anécdota, su interlocutor puede preguntarle si puso ese dato en la crónica. Y recién entonces, el
cronista se da cuenta que omitió algo que le podría resultar atractivo también a sus lectores.
Conclusión: además de respetar las reglas del manual, de acertar en la cabeza noticiosa y no dejar de
responder a las preguntas esenciales, la crónica debe estar contada como si el cronista le estuviera relatando
el caso a un amigo.

NOTA COLOR
También llamada nota de color, este género apunta más a la descripción que a la información, privilegia los
hechos anecdóticos por sobre los decisivos o determinantes, subraya lo interesante por sobre lo importante.
La nota color le da cierta cuota de oxígeno a una edición densa. Puede ser el relato de un hecho curioso, de

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una anécdota divertida, de un episodio inusual, de un diálogo ocurrente.


Se trata generalmente de recuadros que complementan a una nota central, donde estará la información dura:
la crónica de una gira presidencial, los avatares de una reunión de gabinete, el relato de una movilización
callejera.
Pero también el color puede presentarse dentro de esas mismas crónicas, como pinceladas de curiosidades
en notas que pueden resultar demasiado densas sin el auxilio de estas bocanadas de aire.
La nota color tiene en común con la crónica ese lejano parentesco con lo literario. Sin ser demasiado
pretenciosos, podemos decir que la nota color permite cierto vuelo, le da un margen de libertad al redactor
que no le otorga la noticia dura.
La nota color consta básicamente de descripciones, relato de situaciones, testimonios y hasta diálogos.
También, por supuesto, deja traslucir el punto de vista del cronista, aunque de ninguna manera le permite
expresar su opinión sobre el episodio en cuestión.

ENTREVISTA

La entrevista (o reportaje) es uno de los géneros periodísticos que más aplicaciones tiene en la prensa
escrita. Si bien se trata de sinónimos, preferimos el término entrevista al de reportaje para no confundir con
la acepción que los manuales españoles le dan a este último término, con el que designan a la nota de
investigación o al informe especial.
Tampoco hay que confundir la entrevista como género a la técnica de la entrevista como base para el
trabajo periodístico. En efecto, un 90 por ciento del material que el cronista obtiene en la producción de una
nota lo consigue en base a entrevistas con distintas fuentes vinculadas con el tema en cuestión, con
protagonistas o testigos de determinado hecho, con formadores de opinión, especialistas o simples
ciudadanos involucrados en el asunto.
La entrevista como género, en cambio, se refiere a la transcripción del diálogo mantenido con esa fuente,
con esos protagonistas, o con personalidades autorizadas a opinar sobre el tema que nos interesa.
Hay dos formas básicas para publicar una entrevista, dos estilos de edición que se utilizarán de acuerdo con
la necesidad, con el tema que se trate, con el entrevistado y con el interés en que se reflejen o no en el texto
las preguntas que se le hicieron al personaje en cuestión:

a) Estilo directo
b) Estilo indirecto

El estilo directo consiste en la trascripción del diálogo con preguntas y respuestas. En el estilo indirecto, en
cambio, las declaraciones del entrevistado estarán glosadas, encomilladas, y serán incluidas en la estructura
del texto que armará el redactor. No habrá frases completas del entrevistado, como en el estilo directo, sino
extractos de esas frases, citas en la que se rescate lo esencial de sus conceptos, por supuesto, sin sacarlas de
contexto.
Conviene aclarar aquí que en las redacciones tampoco se habla de entrevistas en estilo directo o indirecto a
la hora de definir cómo editar la nota. Se trata, como se explicó antes, de una categorización teórica que es
útil para comprender las formas de edición de una entrevista. En una redacción se hablará de transcribir la
entrevista "como pregunta-respuesta", o "con declaraciones glosadas o encomilladas".

La entrevista como técnica


Como se dijo, la entrevista es una de las técnicas más utilizadas en la producción periodística. Cuando se
trata de cubrir un hecho policial, el cronista entrevistará a los investigadores, oficiales de la policía o
funcionarios judiciales, que le aportarán datos certeros sobre el episodio. También hará entrevistas a testigos,
que relatarán sus impresiones, sus puntos de vista sobre la manera en que ocurrieron los hechos.
Cuando el objetivo es la cobertura de una protesta barrial o una denuncia vecinal, los entrevistados serán
los propios vecinos, o los denunciantes, pero también se deberá recoger el punto de vista, la réplica de la otra
parte del conflicto, los acusados o presuntos responsables del hecho denunciado. Por último, también se
deberá consultar a las autoridades competentes en ese asunto.

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Si se quiere saber cómo formarán los equipos para la fecha del domingo, habrá que entrevistar a los
entrenadores. Y si la intención es saber si la oposición dará quórum para tratar un paquete de proyectos
enviados por el Poder Ejecutivo, se debe buscar la información en un diálogo con los jefes de bancadas.
Lo ideal es que estas entrevistas se hagan cara a cara, personalmente. Cuando los dos interlocutores --el
periodista y la fuente-- están frente a frente, la información a la que podremos acceder será de mejor calidad.
Habrá un nivel mayor de confianza entre los interlocutores.
Pero ocurre que el ritmo de trabajo de las redacciones, los límites que imponen los horarios de cierre,
obligan la mayoría de las veces a que las entrevistas sean telefónicas. No habrá problemas en los casos en
que el periodista tenga una relación de confianza con el entrevistado, un diálogo profesional de larga data,
con mutua confianza entre ambos. En esos casos, el informante no dudará en que sus declaraciones serán
respetadas y volcadas al texto sin distorsiones, y el periodista tendrá la seguridad de que su entrevistado no le
estará dando información falsa o errónea, no le estará vendiendo "carne podrida", como se dice en la jerga
periodística.
El problema surgirá en aquellos casos en los que entrevistador y entrevistado no se conozcan. Allí, el
diálogo estará librado a la buena fe de cada uno. Por lo pronto, el periodista deberá obrar con
profesionalidad, respetando textualmente los dichos de su entrevistado, sin sacar de contexto sus
declaraciones, y sin violar un acuerdo en el caso de que su partenaire pida reserva de identidad, que su
nombre no aparezca en la nota. Lo que se conoce como un off the record.
El periodista, en este último caso, también tendrá que tomar con pinzas los dichos de su entrevistado, en
especial, cuando se trata de información comprometedora, denuncias o confidencias. Esa información se
debe pasar por un tamiz crítico, para discernir posibles imprecisiones, errores e, incluso, faltas a la verdad, si
es necesario, repreguntando o contrastando la información con otras fuentes.

Preparación de la entrevista
El periodista debe siempre afrontar la entrevista con una preparación previa. Ocurre muchas veces, sin
embargo, que la nota surge en el momento, y el cronista debe resolver en cuestión de minutos cómo la va a
afrontar, cuál será su cuestionario, qué temas no se le deben escapar, con qué estrategia buscará que su
entrevistado formule una declaración de la que resulte el título de su nota.
En principio, el periodista debe ser alguien informado, capaz de disparar un cuestionario sobre temas de
actualidad a un diputado, un dirigente gremial, al jefe de policía o al presidente de la AFA. Pero, hay que
reconocer, los redactores se especializan en determinadas cuestiones y no en todas, y para alguien que
conoce el tema --o al personaje-- será más fácil manejar la entrevista que para el que no es un experto en la
materia.
Habrá quién conozca más los temas de economía, quien se especialice en seguridad, en salud o en
relaciones exteriores. Por eso, si el destino quiere que al redactor le toque cubrir un tema que está fuera de su
especialidad, deberá recurrir rápidamente a quienes sí conozcan sobre ese asunto, para que le sugiera algunas
posibles preguntas para enriquecer su cuestionario; si tiene tiempo, hará un breve repaso en el archivo sobre
el tema en cuestión o, si no hay más remedio, buceará en los diarios del día en busca de algún salvavidas que
lo ayude a salir ileso del trance.
Esto cuando se trata de entrevistas que surgen súbitamente. En cambio, en los casos de entrevistas a fondo,
en las que la intención no es tanto buscar información, ir a la pesca de declaraciones, sino profundizar en el
personaje y en algunos de los temas de su especialidad, lo conveniente es concertar la entrevista con tiempo,
para que el entrevistador vaya lo suficientemente preparado.
En ese caso sí habrá tiempo de recurrir al archivo, de buscar antecedentes del personaje --si los hubiera--,
declaraciones que ha hecho en otros reportajes, datos sobre el tema en que se especializa nuestro
entrevistado, etcétera. Esto nos ayudará a armar un cuestionario profundo, inteligente, sin preguntas
superfluas. Cuanto más conozcamos a nuestro entrevistado, menos tiempo perderemos durante la entrevista
en conocerlo, y tendremos la posibilidad de aprovechar ese tiempo en tratar más y mejor los temas que nos
interesan.
Claro que esto no siempre es posible. Puede que en nuestro archivo no haya datos sobre el personaje de
nuestro interés, o que se trate de alguien sobre quien no haya antecedentes disponibles. En ese caso, se
pueden recorrer dos caminos:
*Si el entrevistado tiene un asesor de prensa o, aunque más no sea, una secretaria, ya tendremos a quien

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pedirle un currículum, un breve resumen de sus antecedentes, de su historia.


*Cuando estos contactos no son posibles, no habrá más remedio que pedir estos datos al propio
entrevistado, durante la entrevista. Esto sólo ayudará a conocer al personaje pero no a armar el cuestionario.
Para no llegar a ciegas a la entrevista, debemos traer al menos una agenda de temas que nos interesan tratar
con el entrevistado.

Elaboración del cuestionario


Se plantea la necesidad de elaborar un cuestionario en forma previa a la entrevista sólo como una ayuda-
memoria, una guía, un recordatorio, para que al periodista no se le olvide ninguno de los temas que pensaba
tratar con el entrevistado. De ninguna manera se plantea la idea de concurrir a la entrevista con las preguntas
redactadas en un papel, y mucho menos la posibilidad de leer esas preguntas frente al entrevistado. El
periodista quedaría en una situación poco decorosa. Lo que sí se sugiere es elaborar un temario que incluya
todos los temas de interés para tocar en la entrevista.

Estrategias para la entrevista


La entrevista es un diálogo particular, en el que uno de los interlocutores hace las preguntas, mientras que el
otro las responde. En ese diálogo, cada uno de los oponentes tiene un objetivo: el entrevistado pretende
exponer su pensamiento, sus puntos de vista, sus ideas o conocimientos de manera tal que, como
consecuencia de la entrevista, sea reconocido por la opinión pública, o mejore el reconocimiento social hacia
su trabajo o su figura. El periodista, en cambio, aspira a conseguir que su entrevistado formule declaraciones
explosivas, haga algún anuncio o una revelación, aporte datos hasta ahora desconocidos, se juegue en una
crítica o en una denuncia, o admita un error o un traspié en su carrera. Lo que el cronista quiere es que el
reportaje tenga impacto y, de paso, lucirse con su nota. Al igual que el entrevistado, busca el reconocimiento
de la opinión pública. En pocas palabras: el entrevistado pretende decir en la nota algo que casi nunca
coincide con lo que el periodista quiere que diga. Por eso, la entrevista se convierte muchas veces en una
lucha dialéctica en la que será necesario desplegar una estrategia para poder conseguir el objetivo buscado.
Para desarrollar esa estrategia habrá que tener en cuenta los siguientes puntos:
*Si tenemos preguntas incisivas, que pueden resultar molestas para el entrevistado, no se deben formular al
comienzo de la entrevista. Si lo hacemos, se correrá el riesgo de poner de entrada al entrevistado a la
defensiva. Nuestro interlocutor se vestirá con una coraza que tal vez no logremos hacerle quitar durante el
resto del reportaje.
*En esa línea, conviene empezar la entrevista con las preguntas más sencillas, como para ir generando
confianza y, de paso, permitir que se afloje el entrevistado.
*El periodista debe mantener la conducción de la entrevista. Es muy probable que el entrevistado conteste lo
que él quiera decir y no responda cabalmente a la pregunta. Puede ocurrir también que se aferre a una de las
preguntas para explayarse a gusto sobre temas que exceden nuestro interés. En esos casos, habrá que
interrumpir --de manera elegante-- y formular una nueva pregunta o, si corresponde, una repregunta.
*Hacer una repregunta significa reiterar o reformular una pregunta en el caso en que el entrevistado la
conteste parcialmente, o responda con una evasiva. Como esto ocurre con frecuencia, es imprescindible que
el periodista esté muy atento a las respuestas de su entrevistado. Suele ocurrir que el cronista está más
pendiente de las preguntas que está haciendo o que va a hacer que de la respuestas de su interlocutor.
Entonces sucede que, al volver a la redacción y desgrabar la entrevista, se da cuenta de que el entrevistado --
por una picardía, porque se fue por las ramas o porque no entendió la pregunta-- eludió la respuesta.
*La repregunta también es útil cuando la respuesta del entrevistado no está clara, cuando es confusa, o
cuando no entendemos lo que quiso decir. O en el caso en que nuestro interlocutor esté haciendo una
revelación, aporte un dato nuevo que merezca ser ampliado y precisado. También vale aquí el ejemplo
anterior: se puede descubrir, al desgrabar, que no se entiende lo que dijo el entrevistado. Son muy pocas las
veces en que se tiene la posibilidad de llamarlo por teléfono para completar o ampliar una respuesta. En
general, la entrevista termina cuando periodista y entrevistado se dan el apretón de manos de despedida.
*Es probable que sepamos de antemano que algunas de nuestras preguntas no van a ser contestadas por
nuestro entrevistado, sea porque se trata de una información reservada --por secreto de sumario, por
ejemplo-- o porque la pregunta es demasiado urticante. En ese caso, igual se debe formular el interrogante --
y, si es necesario, la repregunta--, para que quede constancia de que el tema fue tratado en la entrevista, que

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el periodista no lo pasó por alto.


*El periodista debe evitar la doble pregunta, formular dos preguntas en una. Es habitual escuchar este tipo
de interrogantes múltiples en reportajes radiales y televisivos. Por lo general, el entrevistado contestará sólo
una de ellas, preferentemente la última que escuchó. También suele ocurrir en esos casos que el propio
periodista olvide de formular la pregunta que no fue contestada.
*En las preguntas no debe estar explícita la opinión del periodista. La razón primordial es que al lector le
interesa lo que piensa el entrevistado, no el entrevistador. De todas formas, habrá un margen para que el
cronista deje constancia en la nota de su punto de vista respecto de los temas que se tratan y del propio
entrevistado. La mayor o menor agudeza en las preguntas, los términos utilizados para formular los
interrogantes, le sugerirán al lector cuál es el pensamiento del periodista.
*Se dijo que había que dejar las preguntas más arduas para cuando promedie la nota. El final de la
entrevista debe ser -en lo posible-- distendido, con preguntas que vuelvan a aflojar al entrevistado, de manera
que el diálogo termine en buenos términos y podamos seguir contando con él como fuente. Claro que esto no
siempre es posible, menos aún en los casos de personajes controvertidos, o en entrevistas que
irremediablemente se ponen ásperas desde el principio al fin.

El off the record


Como lo indica su traducción al castellano, el concepto se refiere a la parte de la entrevista que debe quedar
fuera de la grabación. Se trata de aquellos datos que proporciona el entrevistado que pueden ser publicados
pero sin citar la fuente o que, si lo pide nuestro interlocutor, no deben ser transcriptos: en este último caso, se
trata de una información para ser manejada por el periodista, un dato que puede servir para iniciar una
investigación, o que es necesario chequear con otras fuentes antes de ser publicado.
En este caso, cuando el entrevistado advierte que lo que va a decir --una frase, un dato-- es off the record, el
periodista deberá apagar el grabador para que su interlocutor se exprese con confianza. El cronista podrá
tomar nota de esos dichos, pero con la precaución de que en los apuntes quede claro que ese material no va a
ser publicado, o que si se publican, se preservará a la fuente, no se podrán esos dichos en su boca.
Por supuesto, no hace falta que haya un grabador y que el entrevistado ordene pararlo para que haya un off
the record. El cronista puede estar utilizando una libreta de apuntes, y ante la sola sugerencia del entrevistado
de que no quiere aparecer diciendo lo que va a decir, el cronista debe dar garantías de que va a respetar esa
demanda: eso que está anotando no será publicado, y si se publica, no se comprometerá a quien suministra la
información.
El respeto del off the record es una de las reglas de oro del periodismo. Si el personaje entrevistado se
arriesga a brindar una información confidencial es porque tiene la suficiente confianza con el periodista para
decirle lo que le dice, está seguro de que no le va a fallar. Es un principio ético entonces no dilapidar esa
confianza que el periodista se supo ganar con la fuente.
Violar un off the record implica perder automáticamente esa fuente de información. Pero más que eso,
significaría traicionar una confianza que alguien depositó en el periodista, aunque ese alguien haya querido
beneficiarse con la publicación de esa información.
Así como el periodista debe impedir no ser usado por el entrevistado, tampoco debe usarlo de manera
desleal para obtener un dato destacado o un titular relevante. Se puede --si esa es la intención-- hacerle "pisar
el palito" en buena ley, con un cuestionario hábil, con preguntas agudas y oportunas. Pero hacerle decir lo
que no quiere decir, incurrir en una deslealtad semejante constituye uno de los peores vicios del periodismo.

La redacción de la entrevista
Como se dijo antes, la entrevista se puede redactar en estilo directo o indirecto. La elección de una u otra
forma dependerá de las circunstancias.
El estilo directo le da más posibilidades al entrevistado para exponer su pensamiento, y al entrevistador, de
lucirse con un interrogatorio hábil. Su utilización es conveniente para una entrevista extensa: será más ágil
para la lectura la dialéctica entre preguntas y respuestas, y habrá lugar para respuestas más larga de lo que
puede permitir una frase encomillada.
Eso siempre y cuando la dinámica entre preguntas y respuestas haya sido interesante. Si el periodista a
utilizado sólo un cuestionario informativo, con preguntas poco profundas, tal vez convenga una edición en

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estilo indirecto.
El estilo indirecto se presta más para las notas informativas: un funcionario que da su opinión sobre
determinado tema, un científico que aporta datos novedosos sobre su especialidad.
La cuestión de la extensión es relativa, aunque por lo general las entrevistas en estilo directo suelen ser más
extensas (desde 50 líneas hasta 200 o más, en el caso de las revistas) que las indirectas (entre 25 y 70 líneas,
en la mayoría de los casos).
Tomemos como ejemplo el caso de una entrevista indirecta que deberá tener unas 120 líneas. Si la charla
con el personaje ha sido de unos 40 minutos, la desgrabación textual de ese diálogo llevará 300 líneas de
texto o más (de acuerdo con la verborragia del entrevistado). En ese caso, para economizar tiempo y trabajo,
el cronista podrá ir puliendo el texto mientras desgraba, seleccionando lo importante y descartando lo
accesorio, lo que se repite, las redundancias. En esa tarea podrá ayudarse con los apuntes (si es que los
tomó): sabrá en qué momento de la charla el entrevistado dijo los conceptos más importantes y podrá saltear
los tramos más superfluos.
Una vez desgrabado el material, es probable que haya que seguir cortando para ajustar la extensión a la
medida solicitada. Entonces, tal vez haya que eliminar alguna pregunta --con su respuesta-- que se considera
menos relevante que otras. O se podrán acortar respuestas, por supuesto, sin que el concepto del entrevistado
pierda su sentido completo.
Si hay alguna respuesta muy extensa que no se puede cortar para no desperdiciar conceptos importantes, un
recurso de emergencia puede ser introducir una pregunta en el medio, para cortar en dos ese texto.
En la trascripción de la entrevista habrá que respetar la textualidad de los dichos del entrevistado, y corregir
sólo los vicios de dicción (dequeísmo, mala sintaxis, habitual en el lenguaje oral, espontáneo, en el que el
orador expresa una idea sin pensar si es correcta la forma en que la está expresando). Es de mal gusto utilizar
el sic, expresión con la que se indica que lo que se dijo es textual, en el caso de una mala expresión. Sería
una forma de burlarse inútilmente del entrevistado.
Es conveniente también respetar el orden de las preguntas tal como se hicieron en el curso de la entrevista,
aunque a veces, por razones de efecto, puede alterarse ese orden si queremos arrancar la entrevista con un
tema que tenga más "gancho" para el lector. Se podrá hacer esto siempre y cuando no cambie el sentido de
ninguna respuesta ni se saquen de contexto los conceptos vertidos por el entrevistado.
Por lo general, la entrevista en estilo directo tendrá un copete, una introducción de entre cinco y quince
líneas, donde se hará una presentación del personaje y un resumen de los conceptos más importantes vertidos
por el entrevistado. Ese copete, en el que las declaraciones textuales irán entre comillas, puede asimilarse a
una cabeza noticiosa: allí estarán los datos más contundentes, las frases más fuertes del entrevistado. Será el
"gancho" que atrapará al lector para que se sumerja en la lectura de la entrevista.
De ser necesario, en ese copete también se pueden incluir datos de la personalidad o del currículum del
entrevistado --en caso de ser necesario--, de su conducta durante el diálogo y del ambiente en el que se
desarrolló la entrevista. Si el periodista lo cree conveniente, puede dejar constancia de gestos --en
entrevistado encendió tantos cigarrillos, se restregaba las manos a cada rato, miraba desafiante a los ojos del
cronista o se mordía las uñas-- o descripciones del lugar --una foto sobre el escritorio, un cuadro o un
crucifijo en la pared, una vitrina con objetos de valor, un cielorraso descascarado--.
Estos datos deben ser lo accesorio, nunca lo principal en la entrevista. El periodista puede contar que el
reportaje se hizo en un bar o en el banco de una plaza, pero no debería relatar las dificultades que tuvo para
acceder al personaje: son datos que al lector no tienen por qué interesarle.
Por último, en el estilo directo, la nota debe concluir con la última respuesta del entrevistado. El redactor no
podrá hacer al final una reflexión sobre la entrevista. Tampoco podrá interponer puntos de vista, opiniones,
después de una respuesta del entrevistado.
Hay casos en que, por elección del periodista, la entrevista será editada en una combinación de estilos
directo e indirecto. En esas ocasiones, luego de la introducción o copete vendrán algunas preguntas y
respuestas; luego, el redactor podrá volver a incorporar su texto relatando una circunstancia del encuentro,
un dato sobre el entrevistado y algunas declaraciones encomilladas; después puede retomar el cuestionario y,
posteriormente, volver al estilo indirecto con descripciones, información y más declaraciones entre comillas.
La nota puede terminar con la última respuesta, con una frase encomillada, o con el relato de una situación.
Por ejemplo: el entrevistado apagó su último cigarrillo, se enfundó en su sobretodo y se fue de prisa a una
reunión de directorio, donde lo esperaban desde hacía cuarenta minutos.

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NOTA DE PRODUCCIÓN

La nota de producción, también llamada nota de investigación o informe especial, consiste en el abordaje y
profundización de un tema con la intención de encontrar aspectos desconocidos sobre el mismo.
Puede tratarse de un informe para ampliar la información sobre un suceso que ocupó los titulares de los
diarios en las últimas horas. Por ejemplo: si se descubre una red de policías que protege a una banda de
narcotraficantes, puede profundizarse el tema explorando qué otras actividades ilegales cuentan con
cobertura policial, y si esa maniobra se utiliza para compensar los bajos salarios de la fuerza.
Otro ejemplo: ante una sucesión de delitos y hechos violentos protagonizados por niños, explorar acerca de
las razones de este fenómeno consultando a especialistas.
Pero también puede tratarse de una investigación sobre un tema desconocido, algo sobre lo que el cronista
tiene una pista, un dato aportado por una fuente, y que constituye la punta del ovillo para encarar la búsqueda
de más información. Ejemplo: Sabemos que un funcionario ha vendido un edificio del Estado a un precio
mucho menor que el valor de mercado, lo cual implica un perjuicio para la comunidad y un beneficio para
un particular, y suponemos que esta es una práctica generalizada en el gobierno. Habrá que recurrir a las
fuentes que aporten los datos necesarios para confirmar esta sospecha.
La nota de producción es un género que se inició en las revistas, principalmente en los semanarios de
actualidad, en su competencia con los diarios. El propósito, desde el comienzo, fue brindar una información
adicional sobre un determinado hecho, un plus sobre lo que habían publicado los diarios cuando ocurrió el
episodio.
El esfuerzo de los redactores de las revistas se ha volcado a profundizar en esos temas, a buscar otras
aristas, la trama oculta de los hechos, otros personajes vinculados con la historia, interpretar el episodio
consultando a especialistas. Ejemplo: los deportistas uruguayos que sobrevivieron a la caída del avión en que
viajaban en la cordillera de los Andes dio pie para contar la historia de los protagonistas, de sus familias, la
versión de los testigos, y para tratar temas como los recursos extremos de supervivencia.
La competencia entre diarios y revistas por un mercado cada vez más restringido, y entre los medios
gráficos y la TV, hizo que en la década del '80 los editores de diarios volcaran sus esfuerzos a la producción
de notas, a producir informes especiales. Los diarios ya no tendrían sólo la información del día, que bien
podía haberse seguido por radio o televisión; los lectores tampoco debían esperar la salida de su revista
preferida para buscar más información sobre el tema de la semana. Ese plus lo iba a encontrar también en
algunos diarios.
La clásica nota de producción es el informe especial que aparece publicado con frecuencia los domingos,
donde se despliegan otros puntos de vista sobre un tema destacado de la semana. Ejemplo: el caso del
crimen del sacerdote puede dar pie para investigar sobre la validez de ciertos valores de la Iglesia, como el
celibato y la castidad.
El informe especial también puede tomar un tema de interés general, que no provenga de un episodio
ocurrido días anteriores. Ejemplo: las soluciones al problema del tránsito en Buenos Aires; el aumento de la
contaminación ambiental y sonora en la ciudad; la crisis de los hospitales públicos.

Cómo trabajar en una nota de producción.


Cuando un redactor o un equipo de redactores encara una nota de producción, debe tener claro cuál es el
objetivo del trabajo, qué es lo que va a buscar cuando investigue, cuál es la hipótesis central de su informe
especial. Al mismo tiempo, los periodistas deberán delinear una estrategia para obtener la información que
les permita corroborar esa hipótesis y dar forma de manera exitosa a la producción. Esos objetivos se
discuten previamente entre el editor --jefe de sección-- y los cronistas.
En los ejemplos apuntados, ante la hipótesis del financiamiento paralelo de la policía, habrá que consultar a
oficiales retirados o en actividad que estén dispuestos a hablar, con quinieleros y prostitutas, y con
comerciantes que pudieron haber sido extorsionados por policías; en el caso de la violencia infantil, se podrá
consultar a jueces de menores, a psicólogos especialistas en niños, al presidente del Concejo del Menor y a
chicos internados en institutos.
En la hipótesis de la venta irregular de inmuebles, se podrá buscar información en el Tribunal de Tasación,
en la oficina del ombudsman, en el Concejo Deliberante, o en la dependencia oficial donde corresponda

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corroborar los datos que nos dio nuestro informante. En el caso del celibato, habrá que pedir la opinión sobre
el tema de sacerdotes, ex sacerdotes, obispos, pastores, rabinos y teólogos.
Por último, para el informe sobre los problemas en el tránsito se podrá hablar con los funcionarios del área,
responsables de organismos no gubernamentales que estudian el tema, dirigentes representativos de
taxistas y dueños de colectivos, urbanistas y otros especialistas en tránsito. Para el tema de la contaminación
habrá que recurrir a las organizaciones ambientalistas, y respecto de los hospitales, a las entidades gremiales
y profesionales de médicos, a sanitaristas y a funcionarios del área.
Para esta primera etapa de planificación de la nota de producción, será imprescindible la consulta en el
archivo, en especial, cuando se trata de temas sobre los cuales puede haber antecedentes, información previa.
Además del necesario background, el archivo puede aportar datos de especialistas a los que se puede
consultar. Además, le permitirá ver al periodista qué es lo que se publicó ya sobre el asunto en cuestión, de
manera que la nota no se repita con otras anteriores.
Una vez concluida la planificación, vendrá la etapa de recopilación de la información, a través de
entrevistas, consultas en expedientes, y a otras fuentes de información. Cuando se ha reunido todo el
material, viene el momento de armar la nota.

La estructura de la nota de producción


Como el material reunido suele ser abundante y el despliegue que se le dará probablemente sea amplio, la
nota de producción puede ser editada de la siguiente manera:
*Una nota central.
*Uno o más recuadros, que pueden incluir entrevistas directas o indirectas, notas color o perfiles.
*Cuadros, gráficos e infografías (además, por supuesto, de las fotografías)
La nota central deberá ser una unidad en sí misma: allí se deberán volcar los datos recogidos en la
investigación, con una estructura que se podría graficar de la siguiente manera:

..................
. . CABEZA O ENTRADA
...... ......
. .
. .
. . CUERPO
. .
...... ......
. . CIERRE O REMATE (OPTATIVO)
..................

La nota de producción, para ser exitosa, debe conducirnos a obtener datos certeros, novedosos e
impactantes. En esos casos, el primer párrafo tendrá similitudes con la cabeza noticiosa de la nota
informativa o la crónica. Allí estará el resultado de nuestra investigación, los datos que le darán el título a la
nota.
Puede ocurrir que como resultado de la investigación no se haya llegado a datos nuevos pero que se hubiera
obtenido un interesante debate sobre el tema en cuestión --los menores, el tránsito, los hospitales--. En ese
caso, la cabeza de la nota será una síntesis de esa polémica, de manera que no sólo refleje en pocas líneas la
idea de la nota, la controversia --si la hay--, sino que constituya un atractivo para que el lector siga el texto
hasta el final.
Luego, en el cuerpo de la nota, se desarrollarán los datos, las opiniones, los testimonios que se enunciaron
en la cabeza. Se debe organizar el material de manera que estén reflejados todos los puntos de vista en el
espacio disponible.
Aunque no se puede decir que la nota de producción es un género cercano a los literario, como se dijo para
la crónica, el estilo de redacción ha de ser más suelto, menos estructurado que en el de la noticia o nota
informativa.
Finalmente, el cierre o remate puede consistir en un dato significativo o en una opinión elocuente que

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contribuya a cerrar la idea esbozada en la entrada. No es conveniente, en cambio, que el redactor saque una
conclusión o exprese su opinión en ese último párrafo: es más efectivo aportar un elemento que impacte al
lector y le permita sacar su propia conclusión, que dejar la deducción en manos del periodista.

PERFIL

Se trata de una descripción, una pintura en pocas pinceladas, una narración de las distintas características de
una persona.
El perfil puede incluir varios elementos: desde aspectos de la personalidad hasta características físicas; datos
biográficos, actividades presentes o pasadas, su prontuario, lo que se dice de él y lo que él ha dicho en alguna
oportunidad y conviene recordar. No se debe confundir el perfil con una biografía: es mucho más que eso.
No es la historia de la vida del personaje sino un relato, a grandes trazos, de sus rasgos, sus preferencias,
virtudes y flaquezas.
Por lo general, se publica el perfil de un personaje cuando éste ha sido protagonista de un hecho relevante
ese día o en los últimos días.
El personaje retratado en el perfil es generalmente un hombre o una mujer públicos: un futbolista, un
político, una actriz, un juez, una modelo, un delincuente célebre.
El perfil puede ser una enumeración de todos los elementos expuestos, pero también puede ser una
combinación sutil de esos datos que le permita al redactor darle cierto vuelo y lucirse con su texto. En el
perfil no debe haber opinión explícita del redactor sobre el personaje, aunque estará presente, por supuesto,
el punto de vista desde el que el redactor ve a esa persona.
Hay dos posibilidades a la hora de escribir un perfil:
*Que lo haga un redactor que conoce al personaje, que le ha hecho una nota alguna vez, personal o por
teléfono, o que ha escrito circunstancialmente sobre él, aún sin conocerlo.
*Que lo escriba un redactor que no conoce al personaje. En ese caso, el autor debe recurrir al archivo para
buscar datos acerca de él: cuándo comenzó su carrera, qué conflictos tuvo en su vida, que hechos o
declaraciones lo pusieron en el centro de la escena pública, etcétera.
Un recurso utilizado para comenzar la redacción de un perfil es no iniciar la nota con el nombre del
personaje sino con un episodio, una circunstancia, una frase que lo describa o lo defina. su identificación
podrá estar recién en la segunda o tercera oración. Se trata de un recurso de complicidad con el lector: se le
da el margen para que con esas primera frases descubra al personaje, sepa de quien se habla antes de leer su
nombre.

HISTORIA DE VIDA
A diferencia del perfil, que se refiere por lo general a un personaje público, la historia de vida tiene por
objeto a un individuo anónimo. Tampoco es la biografía de esa persona sino una narración de las
circunstancias más salientes de su vida, de los datos que ayuden al lector, en poco espacio, a saber cómo es y
cómo vive.
El personaje de la historia de vida es casi siempre alguien desconocido, pero debe tener una característica
particular que lo haga atractivo para el lector, que le dé interés periodístico.
Puede ser la historia de vida del maestro de escuela rural que sobrevive en un lugar desolado, el taxista que
devolvió un maletín con una fortuna, la mujer policía que arriesgó su vida para evitar un robo o la mujer que
vive en la calle con sus hijos desde hace días porque fue desalojada.
La historia de vida también da pie para la redacción suelta. El relato no debe ahorrar descripciones de la
persona y del lugar donde vive, su pasado, su familia, lo que piensa y lo que hace.

NECROLÓGICA
Podría decirse que la necrológica es un subgénero del perfil y de la historia de vida: se trata de la nota sobre
un personaje que se publica cuando éste se ha muerto. Es más biográfica que los dos géneros mencionados
antes, pero también admite una redacción suelta, con los elementos utilizados para un perfil, donde se diga
no sólo lo que el individuo hizo sino también cómo era, qué pensaba, cuáles eran sus pasiones y cuáles sus

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debilidades.
A diferencia del perfil y la historia de vida, la necrológica empieza con una cabeza noticiosa, en la que se
informa sobre la muerte del personaje, las causas y circunstancias del deceso. Luego vendrá el relato de la
historia del personaje.

GÉNEROS OPINATIVOS

En los géneros opinativos prevalece la opinión, el punto de vista del periodista por sobre la información.
La opinión del periodista puede ser más o menos explícita en el texto: podrá decir abiertamente lo que
piensa sobre determinadas situaciones, o podrá analizar esos hechos y brindar su interpretación sobre por qué
han ocurrido, y que podría ocurrir de aquí en más.
En el primero de los casos estamos hablando de la opinión propiamente dicha. Allí, el columnista
desarrolla explícitamente juicios y pareceres sobre determinados temas. En cambio, cuando hablamos de
análisis e interpretación, nos estamos refiriendo al comentario, una nota en la que el periodista no opina
abiertamente sino que evalúa los hechos, los explica, sugiere cuáles pueden ser haber sido las causas y
vaticina cuáles pueden ser sus consecuencias.
En el comentario, el periodista analiza, interpreta la información. En la columna de opinión, dice lo que
piensa sobre los hechos.
Hay un tercer género opinativo, el editorial, que es el que expresa la opinión del medio, de la empresa
periodística, sobre un determinado tema de actualidad.
A diferencia del comentario y de la opinión, que siempre van firmados, el editorial no lleva firma, salvo
cuando el autor es el propio director del medio o su secretario general de redacción.
Aunque expresan la opinión del medio, los editoriales casi nunca están escritos por los directores o
responsables periodísticos de las empresas. Los diarios tienen para ese fin un cuerpo de editorialistas que se
encargan de redactar esas notas, que luego pasan por la obvia supervisión del director o jefe de redacción.
Aquí podría aclararse el significado del término columna. Se trata del espacio fijo que tiene un periodista
para abordar un tema de su especialidad. No debería considerarse como un género en sí mismo ya que la
columna puede expresar una opinión o un comentario.

El apartado siguiente sobre la crítica es un agregado (Fuente: Media-Prensa, Ministerio de Educación


español).

Otro género periodístico que podemos diferenciar en nuestra prensa es la crítica. La crítica cumple una
labor de interpretación de diversos acontecimientos culturales: una película, una serie, un libro, un recital,
un concierto, una obra de teatro, una exposición de pinturas.

La crítica periodística cumple tres funciones simultáneas: informa, orienta y educa a los lectores. La
sección cultural y de espectáculos concentra la mayor parte de las críticas que aparecen en el periódico,
aunque dentro de esta sección encontramos todos los géneros periodísticos: noticias (un ejemplo son las
reseñas culturales), reportajes, entrevistas, crónicas y también críticas.

Hoy en día la producción cultural y artística es altísima, al menos analizada desde valores estrictamente
cuantitativos. Los estrenos cinematográficos semanales desbordan incluso a los propios cinéfilos. Las
empresas editoriales ofrecen mensualmente cientos de novedades que están disponibles en las librerías en
un corto espacio de tiempo. El número de exposiciones que pueden ser visitadas es muy abundante. Desde
luego esta gran oferta cultural es enriquecedora para la sociedad pero también conlleva una serie de
riesgos, probablemente el más importante sea el de la confusión. La crítica adquiere cada vez una mayor
importancia, precisamente porque su principal tarea es la de orientar al público y filtrar, en cierto modo,
aquellas obras que reúnen unas mínimas cualidades artísticas.
La tarea del crítico es siempre controvertida, se mueve en el territorio de la opinión personal, de la
valoración subjetiva. Puede haber dos críticas distintas sobre un mismo libro con juicios contrapuestos.

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Mientras que para un crítico un texto puede ser una obra menor de un gran escritor, para el otro merece la
calificación de obra maestra. Esta libertad del crítico a la hora de aplicar sus propios criterios artísticos a
la obra analizada beneficia a los lectores que así pueden elegir aquellos críticos que merecen su
credibilidad y que se adecuan a sus propios gustos.

Resulta imprescindible, para el periodista que se dedica a la crítica, una gran especialización en aquella
temática que trata. El crítico es un especialista, o al menos debería serlo, en la materia que analiza. Debe
fundamentar y probar aquello que afirma, sin caer en el dogmatismo ni en la opinión totalitaria.

La crítica periodística es un género diferenciado del periodismo por las funciones específicas que cumple
y también por una serie de características propias: debe ser breve pero no superficial, ágil y rápida pero al
mismo tiempo reflexiva, profunda y argumentada. Su tono cultural es elevado pero obligatoriamente debe
ser inteligible, comprensible para cualquier lector: el crítico no debe olvidar que no escribe para
especialistas.

El crítico debe ser fiel a elevadas exigencias en cuanto a su ética profesional, no puede dejarse influir por
sus propios intereses o debilidades personales a la hora de realizar su interpretación y juicio sobre la obra
artística. Ni para elogiar gratuitamente, actuando más de propagandista que de crítico, ni atacando
injustificadamente con la intención de ridiculizar y perjudicar a la obra y a su autor. Su actitud debe partir
de la ecuanimidad y el respeto a aquello que juzga, aunque exprese las carencias y defectos que bajo su
criterio presenta. Debe ser positivo, resaltando las cualidades de lo que juzga en primer lugar y después
referirse a las carencias y las valoraciones negativas.

Existen distintos tipos de críticas en función de la temática que abordan: crítica literaria, crítica
cinematográfica, crítica teatral, crítica musical, crítica de arte (pintura, escultura y arquitectura). En último
lugar debemos destacar la crítica de radio y televisión, que se encarga de valorar sus respectivos
programas.

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