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Rudolf Steiner habla sobre Lucifer y Ahriman en esta conferencia del ciclo dado en Munich

en agosto 1912 enmarcando el estreno del tercer drama misterio: “El Guardián del Umbral”.
De la GA 138: “De la iniciación. De eternidad y momento. De luz del espíritu y oscuridad de vida”. Siete
conferencias y una conferencia extraordinaria dadas en Munich del 25 al 31 de agosto 1912.

Sexta conferencia
30 de agosto 1912

De las conferencias dadas hasta ahora quizás se les ha hecho evidente cuán necesario es
lograr hacer flexibles, versátiles las propias representaciones cuando se ha de recibir la
característica correcta de los diferentes mundos de los que se puede hablar, y de los que la
existencia sensorial, nuestra vida sensorial común es sólo uno de ellos. De lo mucho expresado
pueden deducir que realmente hay que hablar otro lenguaje de representaciones humanas si
se quiere procurar el pasaje de un mundo al otro. Este es un lado del asunto. Pero hay otro
lado del asunto: que a su vez todos estos mundos interactúan y que en uno de los mundos
siempre son perceptibles en cierto modo los reflejos, las influencias de los mundos restantes.
En cada uno de los mundos se tiene que ver con que a uno se le presentan los fenómenos y
los seres de ese mundo mismo y después también todo lo que de los otros mundos influye en
ese mundo en particular. Todo esto tiene que ser tomado cuidadosamente en consideración
si se quiere entender lo que son los secretos de la iniciación, cuáles son las relaciones del
momento con la eternidad, de la oscuridad de la vida con la luz espiritual. Hay ciertas reglas -
como ustedes encuentran descrito en “¿Cómo se alcanzan conocimientos de los mundos
superiores?” -, ciertas indicaciones a las que el alma puede subordinarse para conseguir el
ascenso a los mundos suprasensibles. Tales reglas obviamente no son solamente útiles, sino
que son imprescindibles para quien quiera dar los primeros o los siguientes pasos de la
iniciación. Pero en nuestra época hay que llamar la atención especialmente sobre una cosa.

Nuestra época tiene una peculiaridad determinada, que está relacionada con toda la
característica del ciclo del mundo en el que vivimos: nuestra época tiene algo doctrinario, algo
pedantesco, teorizante. Y por más que uno se esfuerce en deshacerse aquí o allá de la
tendencia a teorizar, ésta en cierto sentido está asentada en los fondos del alma. Esto
ocasiona que estos seres humanos del presente, cuando se trata del ascenso a los mundos
superiores, esperan sobre todo primero, que a todo trance se les diga cómo ha de
comportarse cada uno en particular si el alma quiere alcanzar los mundos superiores. Frente a
la verdadera vivencia de lo suprasensible sin embargo se presenta algo que se quisiera
designar como embarazoso, fastidioso en todas las exposiciones que señalan un camino
normal - podría decirse -, una ruta de marcha normal para llegar corriendo a los mundos
espirituales. Pues la vida es algo complejo. Y cada alma en cualesquiera situación de vida en
que se encuentre - y cada vez hay que partir de una situación de vida concreta si se quiere
emprender el ascenso a los mundos superiores - está dentro de un karma concreto, tiene un
punto de partida determinado. Ningún alma está en la misma situación que otra alma. Por eso
en el fondo también el camino a los mundos espirituales es para cada alma uno individual, uno
de índole tal que se condiciona acorde al punto de partida del alma en cuestión. No se puede
decir, si se quiere hablar en correcto sentido: Así, de esta manera , de acuerdo a un principio
normal tiene que transitar cada alma directamente el ascenso a los mundos superiores, a la
iniciación. De allí el requerimiento de suministrar indicaciones no solamente en opúsculos
sucintos o en algo semejante - que sería mucho más fácil - : así o asá tiene que hacer el alma
para despertar la creencia que, siguiendo tales reglas, se puede ascender sea como fuere a los
mundos espirituales del mismo modo que cualquier otra alma. De ahí lo embarazoso, lo
fastidioso de estas cosas. Por eso sobre todo he intentado en el librito “Un camino al

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autoconocimiento del ser humano” [GA 16] mostrar algo que es individual y que sin embargo
puede ser útil a cada una de las almas. Pero también por eso se dio la necesidad (Notwendigkeit:
Not=miseria, necesidad + wenden= girar, volver,dar vuelta: necesidad ) de mostrar la multiplicidad (Mannigfaltigkeit)
y la variabilidad del camino iniciático. Y sin querer dar acaso algún tipo de explicaciones sobre
lo que ha sido realizado, sólo quisiera llamarles la atención sobre cómo se dan las
necesidades de las tres figuras que en las tres tentativas de misterios - “El portal de la
iniciación”, “La prueba del alma” y “El Guardián del Umbral” - se presentan ante vuestra alma
como Johannes Thomasius, Capesius y Strader. Ellos les muestran en tres aspectos diferentes
el camino de los primeros pasos hacia la iniciación. De ninguno de estos caminos se puede
decir que sea mejor o peor que el camino del otro; sino que de cada uno de estos caminos hay
que decir, que tuvo que resultar así concorde al karma de las individualidades
correspondientes. Únicamente se puede decir: un alma que es como Johannes Thomasius, o
aquella que es como Capesius tiene justamente que recorrer caminos tales como han sido
intentados de mostrar no en teorías, no pedantescamente , sino en figuras. De allí la necesidad
(Bedürfnis) de mostrar personajes de índoles tales. Y cada vez será más y más necesario hacer
que se tome distancia de la creencia que con unas pocas reglas uno se las arregla en estas
cosas; cada vez será más necesario justamente en el ámbito espiritual de remitir de lo
pedantesco a lo configurado. Porque las relaciones de los mundos son tan variadas
(múltiples:mannigfaltig), por eso también tienen que ser tan diversos (mannigfaltig) los caminos de
cada una de las individualidades. Mas recién cuando uno llega seriamente a captar ciertas
individualidades o entidades cósmicas y a examinar su participación en los seres humanos,
entonces con más razón aún se siente la necesidad (Notwendigkeit) de mostrar a estas figuras
vivamente, presentarlas en su diversidad (Mannigfaltigkeit), no dando meramente definiciones de
ellas. En nuestra época es especialmente importante para los que aspiran a un conocimiento
espiritual, de captar justamente en su diversidad (Mannigfaltigkeit) a tales figuras como Lucifer y
Ahriman, a las que siempre se las encuentra en el camino de la iniciación. Entonces se
mostrará cuan singulares son las relaciones y los encadenamientos de un mundo con el otro.
Se está mostrando en muchas señales de nuestra época que paulatinamente es posible
despertar comprensión para la injerencia (Hereinspielen) de un mundo en el otro. Ahí quisiera
por ahora partir de algo evidente, que no siempre se percibe suficientemente como obvio.

En nuestra época existe en los más vastos sectores la necesidad (Bedürfnis) más viva de
conocer el orden natural, las leyes de la naturaleza que actúan a través de todo lo que se nos
presenta en la existencia sensorial - también a través de todo lo esencial. Y se halla
establecida la tendencia de no atender por ejemplo a todo aquello que desde otros mundos
puede ser comunicado sobre los seres humanos y la existencia del mundo, sino que perdura
únicamente la de construir toda la cosmovisión a partir de un solo mundo. Eso da las
cosmovisiones más o menos monistas o también definidas como materialistas del presente.
Se podría decir, que, como a semejanza de un contragolpe benefactor en contra de esta
tendencia, se han hecho valer en nuestra época otras tendencias que dentro del mundo en el
que vivimos buscan tales fenómenos que están regidos por otras leyes que las del mundo del
orden natural, buscan esas manifestaciones en su multiplicidad (Mannigfaltigkeit), que son
consideradas por el sentido materialista como contradiciendo a este orden natural. Uno
debería atender bien a todo lo que en ese ámbito se trabaja en el sentido de un carácter
científico serio. Pues en tanto que en nuestra época se le oponga a la investigación
puramente materialista otra investigación - si bien poco tenida en cuenta - que busca otras
relaciones en nuestra existencia sensorial que las que proporciona la existencia sensorial
misma, no se hace nada menos que buscar ya dentro de los métodos de investigación de la
existencia sensorial la intervención de mundos totalmente diferentes con diferentes leyes
existenciales. En este sentido es extremadamente deseable que principalmente el
antropósofo siempre ponga atención a lo que se realiza en esta dirección - que se realiza en
tanto que los métodos científicos se extiendan hacia la intervención de mundos suprasensibles

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en nuestra existencia sensorial. Ya había advertido sobre ello en pequeños círculos; hoy lo
quiero hacer para este círculo más grande.

En su libro “El misterio del ser humano”, que quisiera recomendarles muy especialmente,
nuestro querido amigo Ludwig Deinhard1 se ha sometido a la tarea digna de agradecimiento ,
de traer en la primera parte una compilación y caracterización muy claras de todo lo que en
nuestra época con los métodos científicos hoy reconocidos - pero así como son aplicados
todavía se aplican con prejuicios - dentro del mundo accesible a todos, es posible investigar
sobre la injerencia de un mundo suprasensible. Tener una vez esto clara y fácilmente
abarcable ante sí, ha sido una tarea digna de agradecimiento y es algo que debería conocer
todo aquel que se interesa por ello desde este punto de vista, cómo uno a cada paso - si sólo
se toman en consideración los hechos- puede encontrar que lo suprasensible sale saltando a
partir de la existencia sensorial. Así precisamente en el último tiempo vemos entre nosotros a
este libro con un cometido importante, y me será permitido llamar la atención también aquí
en este lugar sobre este libro “El misterio del ser humano” de Ludwig Deinhard.

Esta injerencia o influencia (Hereinspielen) de otros mundos en el mundo sensorial genera


siempre dentro de este último algo, que se repite entonces en todos los mundos, lo que se
presenta en todos los mundos, pero que hace especialmente necesario (notwendig) que
conozcamos la necesidad (Notwendigkeit) de no formarnos pedantemente , unilateralmente
dogmas o juicios rígidamente estructurados que suenen así: esto es así, aquello asá, Lucifer
así, Ahriman asá, hay que huir de lo luciférico, hay que huir de lo ahrimánico y cosas por el
estilo. En nuestra contemplación de ayer habían entrado justamente estas cosas.

Supongamos que aquel que ha pasado por los primeros pasos en el camino de la iniciación
se encuentra - porque en su vida anímica por la apertura de sus ojos anímicos se ha hecho
clarividente - con aquella figura (Gestalt: forma, figura, personaje, persona) que designamos como Lucifer
en los mundos suprasensibles. ¿Cómo qué pudimos ayer designar a esta figura? Ella se
presenta al alma como aquello que constantemente se esfuerza en que, aquello que es lo
eterno, lo que está en una permanente movilidad y versatilidad, sea llevado a la consistencia,
a lo temporal, a lo momentáneo, de modo que como lo individual pudiera hacerse grande y
regocijarse. Y si uno como alma se encuentra con Lucifer en los mundos espirituales, entonces
allá él se presenta como el magno portador de la luz, que en cierto modo conduce - sí,
verdaderamente conduce, motiva a bajar al mundo sensorial todos los tesoros, todo lo
esencial que está ahí en los mundos espirituales, y de crear en el mundo sensorial el reflejo y
la manifestación de ello. Y si se sigue a Lucifer en los mundos suprasensibles en esta su
aspiración, entonces se contribuye a que se cumpla el eterno cometido prístino del mundo
que todo lo inmanifiesto se haga manifiesto, que todo lo eterno sea confiado al momento, que
todo lo que transcurre en lo eterno indefinido pueda ser retenido en la magnitud interior del
momento individual.

Ahora bien, en cada alma humana se encuentra asentado como una repercusión desde el
mundo espiritual, que este empeño de hacer manifiesto lo no-manifiesto (lo inmanifiesto), de fijar
la eternidad en el instante, se cumpla realmente. Por eso resulta que, cuando el ser humano
transita por los mundos espirituales, ya sea por medio de la iniciación o por la muerte, Lucifer
actúa en él verdaderamente como Portador de la Luz, y los peligros a los que el ser humano
está expuesto frente a Lucifer en los mundos espirituales, están en realidad presentes
únicamente si el ser humano, al entrar en los mundos superiores, lleva en excesiva medida
consigo lo que constituye su posición con respecto a Lucifer en el mundo sensorial.

1
Ludwig Deinhard: (Deidesheim 1847-1917 Munich). Ingeniero e industrial.- “El misterio del ser humano a la luz de la
investigación psíquica. Una introducción al ocultismo”. Berlin 1910.- Ver “El curso de mi vida” de Rudolf Steiner, Capítulo XXXVIII.

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Lucifer únicamente es peligroso al transitar en los mundos espirituales si uno trae consigo
demasiado de la naturaleza y la esencialidad del ser humano sensorial a estos mundos
superiores. ¿Pero cómo es la cuestión con Lucifer dentro de la existencia sensorial misma,
dado que los mundos espirituales siempre intervienen, influyen en la existencia sensorial?
Pues por lo pronto en el andar histórico de la humanidad en la existencia sensorial y su
evolución tenemos que ver con la injerencia de los mundos superiores, que proporcionan
impulsos eficaces para que suceda lo uno detrás de lo otro en la existencia sensorial, como se
ejecuta a través de la existencia terrestre en la historia de la humanidad.

Si, en esta existencia sensorial intervienen/influyen aquellos empeños, aquellas aspiraciones


que contemplamos como las aspiraciones egoístamente humanas, como aspiraciones egoístas
de cada alma. Sabemos por cierto que cada desarrollo anímico tiene que partir del egoísmo.
Eso es natural. Sabemos sin embargo también, que puede tener lugar el salir nuevamente del
egoísmo. En todo lo que jamás las almas han podido hacer en la Tierra a partir del egoísmo,
entra lo que se puede llamar: la manifestación de lo eterno en el momento. En esto que está
fijado en el alma individual, intervienen constantemente fuerzas luciféricas. Pero en otra cosa
más intervienen, a saber, en todo lo que cada ser humano en particular puede hacer para
todo el orden cósmico, para toda la existencia cósmica debido a que él es y tiene una egoidad
(Egoität: neologismo de Rudolf Steiner), debido a que él puede desarrollar dentro de sí grandeza interior
que mana a borbotones de su interior. ¿Pues qué otra cosa es lo grande individual en cada
una de las almas sino lo que es el germen de lo magno en todo el desarrollo cósmico de la
humanidad? ¿A través de qué obraron Homero, Shakespeare, Dante, Goethe sobre la
humanidad? Debido a que fueron egoidades, que en su interior estuvieron mundos enteros,
mundos que sólo habían salido de su interior, de su egoidad. Pero debido a eso - por el rodeo
a través de las egoidades - se introducen los impulsos de la vida espiritual que de época en
época proporcionan justamente los mayores hechos, o sea los hechos espirituales de la
humanidad. Ahí adentro está nuevamente Lucifer. Ahí él es el Portador de la Luz, el impulso y
el poder de todo lo grande que irradia en la evolución de la humanidad a partir de la fuerza de
la eternidad que mana a borbotones del alma humana individual.

Entre dos polos está ubicada el alma humana, que simplemente son la impronta y el reflejo
de todos aquellos mundos en los que el alma humana realmente se encuentra: que en sí ella
se endurezca, se ensimisme (einspinnen: ensimismarse, encerrarse en sí mismo envolviéndose con el hilo como el
gusano de seda que hace su capullo) completamente en su egoidad y sólo quiera lo que le sirva a ella
misma, lo que la satisfaga a sí misma, - y que el alma humana de sus honduras saque las
fuerzas que puedan irradiar en toda la vida de la humanidad. ¿Cuándo sale entonces a la luz
esta egoidad del ser humano? Justamente entonces, cuando uno piensa, cuán necesario
(notwendig) es que cada ser humano en particular ofrende lo suyo, lo que es lo más individual, lo
que es la propiedad más profunda de su egoidad a los otros seres humanos. En todo ello
empero, en lo que el ser humano puede hacer para el ser humano a partir de su egoidad, vive
nuevamente Lucifer, el otro polo de Lucifer. Y en lo que el ser humano así hace bajo la
influencia del Portador de la Luz para la humanidad, subyace un reflejo de lo que Lucifer de
verdad es en los mundos superiores, subyace un reflejo de la actividad creadora de Lucifer:
convertir lo inmanifiesto en lo manifiesto. ¿Puede uno entonces decir que Lucifer es malo o
puede acaso decirse que Lucifer es bueno? Uno sólo puede decir: Quien quiera afirmar que
Lucifer es malo y tendría que ser evitado, éste también tendría que decir que tendría que
evitarse el fuego, porque en ciertas circunstancias la vida tiene que morir en el fuego. En el
camino de la iniciación se encuentra que las expresiones de bueno y malo no son aplicables
en cuanto se quiera caracterizar la esencia del orden cósmico suprasensible. El fuego es bueno
cuando actúa bajo buenas circunstancias; es malo cuando actúa bajo malas circunstancias; en
sí no es ni bueno ni malo. Así es con Lucifer. Él ejerce una buena influencia sobre el alma
humana cuando deviene el propulsor para hacer manar del alma humana lo que el ser

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humano puede ofrendar como lo suyo individual en el altar de la evolución de la humanidad.
Lucifer se convierte en un ser malo, es decir, lo que él hace se convierte en malo, cuando le da
al alma impulsos tales, que ésta únicamente quiera introducir dentro de sí todo lo que sirva a
la autosatisfacción. Cómo surten efecto los actos de los seres, eso hay que observarlo
cuando se ha sido advertido sobre estos seres. Los efectos (Wirkung: efecto, resultado, consecuencia,
reacción, influencia, eficacia) de los seres suprasensibles pueden ser denominados como buenos o
malos; los seres mismos nunca jamás.

Piensen, imagínense, en algún lado - disculpen la paradoja - no quiero decir dónde podría
ser, supongan que en alguna isla hubiera una humanidad que fuera del parecer, que a todo
trance habría que preservarse de Lucifer, habría que mantenerlo lo más alejado posible de los
seres humanos. Esto no testimoniaría que la gente de esta isla tuviese el mejor conocimiento
de Lucifer, pero testimoniaría otra cosa: que esta gente, por su predisposición peculiar, estaría
en condiciones de transformar únicamente a lo malo todo aquello que Lucifer les puede dar.
Los pareceres que se tuvieran sobre Lucifer en esta isla, serían característicos únicamente
para la gente de esta isla, nunca jamás para Lucifer! No quiero decir que exista esta isla.
Búsquenla ustedes mismos en la evolución del mundo.

Lo que es lo luciférico, eso por lo tanto lo tenemos que buscar en el ser que se nos aparece
como Lucifer en el mundo suprasensible. Cómo surte efecto Lucifer, tenemos que buscarlo en
la modificación que adquieren sus fuerzas cuando actúan por ejemplo sobre una isla de esa
índole, cuando accionan sus rayos de eficacia en una isla semejante.

Ahrimánico - ¿Qué es entonces eso? Cuando nos hallamos frente a Ahriman en el mundo
suprasensible, es en su característica diferente a lo que es con Lucifer. Para entrar en relación
con Lucifer en el mundo suprasensible sólo es necesario básicamente haberse limpiado y
purificado de todas las escorias de egoidad inadecuada, de todos los egoísmos en la existencia
sensorial, entonces Lucifer le será un guía muy bueno justamente en los mundos
suprasensibles, uno no podría ser su víctima fácilmente. Con Ahriman la cuestión es
diferente. Ahriman tiene otro cometido en la evolución de los mundos. En tanto que Lucifer
hace que todo lo no-manifiesto se manifieste, tiene Ahriman la tarea que se puede
caracterizar para nuestro mundo sensorial aproximadamente de esta manera diciendo:
adonde está el mundo sensorial, donde éste puede hacerse visible, ahí está también
Ahriman. Sólo que él está permeando invisiblemente, suprasensiblemente el mundo
sensorial. ¿En qué ayuda Ahriman? Dentro del mundo sensorial él ayuda muchísimo, él
ayuda a cada alma. Resulta que él ayuda a cada alma a que sea llevado lo más posible del
mundo sensorial - lo que se ejecuta ahí y que sólo puede ejecutarse dentro del mundo
sensorial - a los mundos superiores. El mundo sensorial ciertamente está para algo, no es
meramente una maya. Está para que en él se ejecuten acontecimientos, a que los seres
tengan vivencias. Lo que se ejecuta, lo que se vivencia, eso tiene que ser llevado al mundo
suprasensible. Y la fuerza, para llevar a las alturas de la eternidad lo valioso del mundo
sensorial, es la fuerza de Ahriman. Devolver el momento de nuevo a la eternidad, esa es la
fuerza de Ahriman. Empero aquí frente a Ahriman, se hace valer algo totalmente diferente
para cada alma humana en particular. Lo que los seres humanos vivencian por de pronto en la
existencia sensorial, les es infinitamente valioso, y no creo que vaya a chocar con una gran
oposición si digo: la pasión, la propensión de guardar muy bien lo que se vivencia en la
existencia sensorial, de reservar de ella tanto como sea posible para las eternidades es mucho
mayor en general que la otra propensión de bajar al mundo sensorial lo más posible de los
mundos no-manifiestos, de los mundos espirituales. El ser humano ama la existencia sensorial
de un modo muy natural y comprensible y quisiera llevar lo máximo posible de ella al mundo
espiritual. Ciertas confesiones dicen a sus fieles, para tranquilizarlos en lo posible, que todo
lo que hay en el mundo sensorial, uno puede llevárselo bonitamente a la existencia espiritual.

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Lo dicen quizás porque inconscientemente saben cómo ama el ser humano lo que tiene en el
mundo sensorial. Y eso pretende la fuerza de Ahriman, que todo lo que se tiene también
ascienda con uno a los mundos espirituales. Esta propensión, esta impulsión de llevar lo
sensorial al mundo suprasensible es intensa (stark: robusto,vigoroso, potente, poderoso), está con fuerza
en el alma. Y de eso uno no se libra tan fácilmente cuando se asciende desde el mundo
sensorial a los mundos superiores por la iniciación o por la muerte. Por eso uno lo tiene
dentro de sí cuando se ha convertido en un ser de los mundos superiores. Y si allí uno se
encuentra con Ahriman, entonces él es peligroso justamente en los mundos superiores
porque él le ayuda a uno - lo que tanto le gusta hacer - a llevar al mundo superior lo que uno
ha experimentado y adquirido en la existencia sensorial. No hay camarada más querido que
Ahriman para aquellos que quisieran conservar cada instante para la eternidad. Muchos seres
humanos , apenas que han pasado por el portal al mundo suprasensible, empiezan a percibir
muy bien a Ahriman como un camarada sumamente cómodo, pues él siempre está empeñado
de transformar lo que se ejecuta en la Tierra en partes de los mundos superiores y ahí
pretenderlo para sí y para sus compañeros de acción. Pero eso no es todavía lo peor, pues
uno no entra en el mundo espiritual si no ha depuesto la egoidad en un cierto sentido. Si a
uno le fuera permitido entrar a los mundos espirituales con la fuerza impulsiva cotidiana
normal, entonces uno se pegaría muy pronto a las faldas de Ahriman y lo consideraría como
un camarada muy cómodo. Pero uno no puede entrar si se es así. En tanto que se entra, uno
ya tiene justamente la cualidad de reconocerlo un poco como divino, en tanto que él - como
algo inmensamente trágico - permea la evolución terrestre precisamente en la existencia
sensorial y siempre está empeñado en transformar la existencia sensorial de tal manera que
llegue a ser una existencia espiritual. ¡Esto es lo profundamente trágico en Ahriman! Él
quisiera inmediatamente transformar en algo espiritual todo lo que de alguna manera ha
aparecido en lo sensorial, y él lucha en el orden cósmico en pro de la purificación y limpieza,
por el pasar-por-el-fuego de todo lo sensorial. En su sentido esto es bueno. Pero sería muy
malo en el sentido de los seres divino-espirituales, cuyo opositor en el orden cósmico es
Ahriman, si él pudiese llevar a cabo todas sus intenciones. Ahí mucho tiene que ser tratado de
otro modo a como él quisiera.

Quisiera explicarlo por medio de una comparación. Pero en tanto que ustedes aplican la
comparación a todo el orden cósmico, van a poder sentir cómo se empeña Ahriman en lo que
él puede denominar como bueno, pero cómo es imposible insertar en el orden cósmico a esto
bueno en su totalidad. Tomen cualquier ser animal que para su progresivo desarrollo en el
mundo sensorial tiene que mudar la piel, que de tiempo en tiempo tiene que quitarse la piel
como una copia de sí mismo y que tiene que seguir progresando en una nueva forma de
existencia. En este caso algo tiene que ser eliminado, quitado (abstreifen) para una nueva
posibilidad de existencia del ser en cuestión. Ahriman quisiera salvar todo, no quisiera
permitir que serpiente alguna mude de piel, sino transformar todo lo que tiene que ser
eliminado en el sentido del orden cósmico. Pero el ser humano también quisiera eso en la
existencia sensorial; hay mucho que él no quisiera dejar, sino llevárselo, a pesar de que en el
sentido de un orden cósmico superior está determinado para lo temporal, para el momento.
Y si para el ser humano fuese posible, entonces él constantemente en la existencia sensorial -
porque la propensión para ello es muy fuerte dentro de él - entre todas las preguntas que
formula con respecto a caminos desconocidos u otros cualesquiera, buscaría con mayor
frecuencia de informarse : ¿Adónde se lo encuentra a Ahriman, adonde Ahriman puede volver
a ayudar para llevar a la eternidad lo que contiene el momento? Esto es lo uno bueno, que el
ser humano en el mundo sensorial no puede encontrar a Ahriman, porque él es invisible en
ella, es suprasensible. Y esto corresponde a las obligaciones del Guardián del Umbral, que
Ahriman permanezca lo más invisible posible en el mundo sensorial, de modo que el ser
humano únicamente puede desplegar lo que está en sus propias fuerzas para la preservación
del momento en la eternidad y no puede dejarse ayudar inconscientemente por Ahriman. Lo

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bueno y lo malo vuelven a intervenir como dos polos en la existencia sensorial del ser
humano. El ser humano transita como alma a través de la evolución de la humanidad. Un
cometido dentro de la misma que es bueno y legítimo y verídico, es aquel de llevar portando
del mundo sensorial todo lo que tiene valor de eternidad e incorporarlo al reino de la
eternidad. Eso es justamente lo que nos incumbe: tomar los tesoros valiosos de los momentos
y ofrendarlos en el altar de la eternidad. Si para los preciados tesoros de lo temporal nos
dejamos ayudar por Ahriman, entonces eso es bueno, eso está bien. Si nosotros conocemos a
Ahriman en el instante en que entramos al mundo suprasensible - pues antes por cierto no lo
podemos ver - y le mostramos la propensión que todavía puede habérsenos mantenido de
llevar al mundo suprasensible también lo que carece de valor, entonces eso para él es
ciertamente algo valioso - para sus opositores es algo sin valor. Ahí nosotros somos para él
buenos instrumentos para hacer pasar desde el mundo sensorial a la eternidad lo que aquí se
ama y que por eso, debido a que es amado por nosotros, también por su parte se lo coloca en
esta eternidad.

Así nuevamente vemos, cómo lo que parte de Ahriman no puede denominarse - en sí -


como bueno o malo en sentido absoluto, sino cómo se convierte en bueno o malo de acuerdo
a cómo el ser humano se le subordina, según cómo establece con él una relación. Pero con
esto después de todo vemos, cuán fácilmente pueden devenir superficiales las descripciones
que quisieran servir a los cómodos interrogantes: ¿Cómo es Ahriman, cómo es Lucifer?
Lenguaje, respuestas a tales preguntas en el fondo no hay en aquellos mundos donde estos
seres únicamente han de ser caracterizados: en los mundos superiores. Así está enredado
(eingesponnen: del verbo einspinnen: agregar al hilado del telar) el ser humano en el laberinto de la vida.
Tanto Ahriman como Lucifer tejen /actúan influyendo (wirken: tejer en telar, actuar, tener efecto) en el
laberinto de la vida, y el ser humano ha de buscar el camino para ubicarse en el modo correcto
frente a tales poderes. Eso precisamente hace que nos podamos desarrollar, porque con eso
tenemos que buscar las relaciones (Verhältnisse: relaciones, correspondencias,condiciones) hacia los seres de
los mundos suprasensibles. Y las relaciones (Beziehungen: relaciones,vínculos, dependencias, intercambios)
hacia el mundo suprasensible se hacen menores (disminuyen: weniger werden) a causa de mantener
un conocimiento que se empeña según el modelo del conocimiento sensorial, en lugar de que
uno, en el sentido de lo caracterizado, procure lograr relaciones (Beziehungen) hacia estos seres
suprasensibles. Por eso el ser humano tiene que estar en la oscuridad de la vida, pues en la
misma influyen interviniendo las entidades suprasensibles que pueden ser tanto buenas como
malas, y que pueden llegar a ser buenas o malas en sus efectos de acuerdo a como nosotros
nos posicionamos frente a ellas. Eso constituye la oscuridad de la vida. Eso ocasiona que la luz
de vida, la luz espiritual alumbre en esta oscuridad de vida únicamente si nosotros ganamos las
correctas relaciones (Verhältnisse) hacia cada una de las entidades del mundo suprasensible que
intervienen influyendo en nuestro mundo físico, que nos familiaricemos con que tenemos que
cambiar nuestras representaciones y conceptos si queremos hablar de los mundos
suprasensibles. Con otro ejemplo quisiera todavía colocar ante sus almas cómo tenemos que
pensar diferentemente si queremos encontrar correctamente las relaciones (Beziehungen) del
mundo sensorial hacia lo suprasensible.

Entonces, estamos viviendo en la existencia sensorial, vivimos de tal manera que sentimos
jugar alrededor nuestro y con nosotros lo que denominamos nuestro destino de vida. Ahí más
de una cosa nos resulta simpática, más de una cosa nos resulta antipática en ese destino de
vida. Y quien pueda procurarse una autorreflexión correcta, éste sabe que el empatizar
(Mitfühlen: sentir en sentimiento con el prójimo) y el sentir en sensación (Mitempfinden) con el prójimo, que
simpatía y antipatía con las suertes del destino han pertenecido a las sensaciones más
intensas que estamos en condiciones de tener, que son las que se graban más profundamente
en el alma. Pero entonces resulta - el por qué no necesito repetirlo aquí porque se dijo tanto
en las conferencias iniciales - que nosotros mismos con nuestro yo superior - que en el

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sentido de las exposiciones de ayer y anteayer sólo se recuerda del yo habitual, lo lleva en sí
sólo como un recuerdo - somos los que nos preparamos por ejemplo también aquel destino
que entonces quizás nos martirice y atormente a través de toda una vida. ¿Es que no hay
personas que niegan la idea de la reencarnación justamente porque no tienen el anhelo de
construirse una nueva existencia después de que han pasado por esta una? ¿Por qué piensa
mucha gente así? Porque están atrapados en la creencia, que en los mundos en los que el ser
humano está después de la muerte, todo transcurre del mismo modo como en el mundo
sensorial. Aquí nos pueden gustar muchas cosas, nos pueden disgustar muchas cosas. Pero
sentir así como sentimos aquí no se nos ocurre en absoluto cuando estamos en la vida entre la
muerte y un nuevo nacimiento. Allá sentimos de un modo totalmente diferente aunque aquí
no lo sepamos. Cuando llegamos al mundo espiritual después de la muerte, entonces por
ejemplo vemos: Tú has vivido en la Tierra en una existencia sensorial, tú has tenido un talento
determinado, pero este talento salió muy parcialmente, también quizás lo usaste
abusivamente. Entonces ahora en una nueva existencia terrenal en otra corporalidad tienes
que organizarte de tal modo, que lo unilateral se compense y que una imperfección se haga
más perfecta. En otras palabras, eso que tú has tenido en ti como una forma imperfecta,
tienes que hacértela tuya en otra imperfección, para que en el actuar recíproco el asunto se
equilibre y armonice. Ahí comienza entonces en el pasaje entre muerte y nuevo nacimiento un
período hasta el nuevo nacimiento donde el ser humano se dice: Quiero nacer de tal modo
que en la nueva vida yo sea completamente incapaz - por ejemplo -de dedicarme a la pintura,
porque me había dedicado antes a ella y logré una gran habilidad. Pues debido a eso, a que
seré entonces torpe en la pintura, llegaré a la situación de nunca dejar afluir un juicio en mi
alma como si yo mismo pintase, sino únicamente así como tiene que ser, cuando yo mismo
me tenga que poner ante la cosa. Ahí voy a tener que apropiarme de otras fuerzas porque eso
puede ser sanador para armonizar, equilibrar lo que he tenido antes. Así uno puede mirar
hacia atrás a algo que uno recorrió felizmente en una vida entre nacimiento y muerte, pero se
dice, que si se configurara únicamente de esa manera su evolución total, que se vivenciara
únicamente así su vida, entonces no se la hubiera acrisolado. Lo que tiene que seguir a partir
de fuerzas que justamente se dan de este modo, es por lo tanto la avidez: lo que antes has
vivenciado en felicidad, ahora tienes que vivenciarlo en padecimiento. Y entonces uno en base
a un ansia vehemente organiza todo de tal modo, que en un cierto ámbito tenga que
vivenciar padecimiento, el cual, al experimentarlo, a uno lo hace progresar nuevamente en la
existencia. Por lo tanto está el hecho, que en lo suprasensible uno había anhelado
sufrimientos y dolores y que en lo sensorial uno los siente como algo que quisiera apartar.
Ahí en la práctica se hace de verdad significativa la diferencia entre la vida en la existencia
sensorial y la vida en los mundos suprasensibles entre muerte y nuevo nacimiento. Fuerzas
totalmente diferentes actúan en nuestra vida entre muerte y nuevo nacimiento a las que
después nos resultan simpáticas o antipáticas en la vida entre nacimiento y muerte. ¿Qué hace
ahora aquel que juzgaría a la vida en los mundos suprasensibles de acuerdo a sus simpatías y
antipatías en la existencia sensorial? Como en una perspectiva trasplanta lo que tiene en la
vida sensorial al mundo suprasensible. Es así como si ustedes dibujaran o pintaran sobre
alguna placa de vidrio por ejemplo una rosa; después ustedes miran la placa de vidrio, no ven
el vidrio - ustedes miran a través del vidrio pero la pintura se proyecta atrás en una enorme
pared y ustedes creen que eso es real. Pero no es real en absoluto, sino que ustedes
solamente lo han desplazado hacia allá. De esta manera la persona cuando quiere juzgar al
mundo suprasensible según simpatías y antipatías en la existencia sensorial, puede proyectar
al mundo suprasensible algo así como sombras, que entonces en lo suprasensible también
puede tener su validez. Tiene ciertamente un efecto, una validez. Si no se lo ve, se proyecta
algo como una niebla sobre lo que ahí dentro está ante el observador.

Esto nos puede - de nuevo desde otro lado - en manera más bien emocional advertir sobre
lo que podemos denominar la oscuridad de la vida. ¿Por qué vivimos en la oscuridad de vida

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entre nacimiento y muerte? Porque justificados y evidentes para la vida entre nacimiento y
muerte son los juicios, las valoraciones de la vida que tienen que ser inválidas para aquella
existencia que nosotros mismos pasamos entre la muerte y el nuevo nacimiento. Nosotros
necesitamos para la existencia sensorial una vida anímica que no tenga validez para el mundo
suprasensible. De ahí que por medio de los conocimientos, por medio de lo que se pueda
investigar en los mundos suprasensibles tenemos que dejar brillar la luz espiritual desde los
mundos suprasensibles para que lleguemos a una concepción total del mundo. El mayor error
que pueden cometer los seres humanos con respecto a cosmovisiones, es aquel cuando creen
poder extender al mundo suprasensible aquello que han adquirido en conceptos e ideas en el
mundo sensorial, cuando no tienen la paciencia y la perseverancia de dejarse brindar las
descripciones - a partir de la verdadera investigación de lo suprasensible - de lo que como
luz espiritual entra alumbrando en la oscuridad de vida de la existencia sensorial. Aquí no
obstante estamos ante la cuestión: ¿Entonces sólo aquel es capaz de hacer actuar sobre sí
esta luz espiritual de los mundos suprasensibles quien por sí mismo pueda mirar en los
mundos suprasensibles, o sea aquel que ha recibido la iniciación? Esta creencia está
vastamente difundida en el mundo. Con frecuencia se escucha decir: ¿Cómo se puede
comprender algo de los mundos suprasensibles si uno mismo no ha pasado por la iniciación? Y
a continuación se escucha que se advierte que lo único auténtico sólo puede ser transitar los
pasos de la iniciación, el real ascender al mundo suprasensible.

Cómo es la cuestión en ese campo, cómo está relacionado el comprender con el ver en los
mundos suprasensibles, cuánto de consuelo vital y fuerza vital uno puede tener por medio
del comprender de la luz espiritual en la oscuridad de vida, eso ha de ser el punto de partida
para la exposición de mañana que nos ha de internar unos pasos más en los problemas que
queremos contemplar en este ciclo.

* * *

Traducido (sin pulir) por Norma Priemer en Rosario (Argentina) en los días previos a la festividad de San Juan Bautista en 2021,
pensado como de uso interno entre amigos de la antroposofía e intentando que en la traducción pueda reflejarse todavía el estilo
característico propio del lenguaje de Rudolf Steiner, del cual la Dra. Martina María Sam señaló que contribuye a la transformación
aspirada en el camino del aprendizaje espiritual. (Véase: Martina Sam: “Im Ringen um eine neue Sprache. Rudolf Steiners
Sprachstil als Herausforderung” = “En el lidiar por un habla nuevo. El estilo lingüístico de Rudolf Steiner como desafío” ISBN 978-3-
7235-1203, 2004-Dornach, y cuya versión en español la agradecemos a la Editorial Dorothea)

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