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Accion Pauliana Abel
Accion Pauliana Abel
E X P O N E R:
IV.- COMPETENCIA: Es
competente este H. Tribunal en virtud de que el inmueble materia del
presente juicio, se encuentra dentro de este Partido Judicial, tal como
lo describiré en los hechos, por tal motivo es competente de conocer el
presente asunto jurídico los Tribunales de este Partido Judicial.
Los artículos 2163 y 2164 del Código Civil para el Distrito Federal establecen,
entre otros elementos de la acción pauliana o revocatoria, la exigencia de
demostrar que en la enajenación cuya revocación se demanda hubo mala fe, tanto
por parte del deudor vendedor, como del tercero que contrató con él. Esa es la
regla general, misma que encuentra un caso de excepción, o regla especial,
prevista en el artículo 2179 del Código Civil para el Distrito Federal, conforme a
la cual el actor queda relevado de la carga de demostrar la mala fe del deudor
vendedor, ante la presunción legal de enajenación fraudulenta que opera en su
favor, y queda entonces a cargo del deudor vendedor y demandado, destruir la
presunción legal de referencia. No obstante lo anterior, la presunción legal en
cuestión no alcanza ni afecta al tercero adquirente, respecto del cual el actor no
queda relevado de la carga de demostrar que actuó de mala fe en la enajenación.
Lo anterior debe ser así, en atención a que el hecho conocido que da base a la
presunción legal en cuestión, consiste en que existe en contra del deudor
vendedor una sentencia de condena en cualquier instancia o un mandamiento de
embargo, y el hecho desconocido consiste en averiguar si en el acto oneroso que
realizó actuó de mala fe, a lo que la ley establece una consecuencia en forma
expresa que deriva en considerar fraudulentas las enajenaciones a título oneroso,
hechas por aquellas personas (deudor) contra quienes se hubiera pronunciado
antes sentencia condenatoria en cualquier instancia, o expedido mandamiento de
embargo de bienes, cuando estas enajenaciones perjudiquen los derechos de sus
acreedores, lo cual es explicable si se toma en cuenta que la presunción legal en
comento trata de reducir las dificultades que en la práctica se presentan para
demostrar la mala fe con la que se condujo la parte vendedora, partiendo de una
base objetiva, consistente en la existencia de una sentencia de condena en
cualquier instancia o de un mandamiento de embargo, anteriores a la realización
del acto oneroso, así como porque la lógica conduce a establecer que el deudor,
conocedor de su propia situación económica, está al tanto de las acciones legales
que se hayan efectuado en su contra, y ante la existencia de una sentencia de
condena en su contra o de un mandamiento de embargo, puede tender a proteger
sus intereses y efectuar actos onerosos de manera fraudulenta en perjuicio de sus
acreedores, pero no sucede lo mismo con el tercero adquirente, porque la
sentencia o el mandamiento de embargo no fueron dictados en su contra, y
porque por su condición, en principio, de persona ajena a la controversia en la
que se dictó la sentencia o el mandamiento de embargo, cuya existencia previa al
acto oneroso da base a la presunción legal referida, no es racional que se le
considere a priori, enterado del estado patrimonial del deudor y de las sentencias
o mandamientos de embargo que hubieran sido dictados en su contra y, en
consecuencia, los efectos de esa presunción legal no deben hacérsele extensivos,
sino que el actor seguirá teniendo la carga de probar, por medios distintos a esa
presunción legal, que el tercero que contrató con el deudor vendedor actuó de
mala fe.
DÉCIMO TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
El artículo 1654 del Código Civil del Estado establece que los actos celebrados
por un deudor en perjuicio de sus acreedores pueden anularse, a petición de éstos,
si de esos actos resulta la insolvencia del deudor, y el crédito en virtud del cual se
intenta la acción es anterior a tales actos; a su vez, el artículo 1656 de ese mismo
ordenamiento legal señala que si el acto fuere gratuito tendrá lugar la nulidad aun
cuando haya habido buena fe por parte de ambos contratantes; en tanto que el
artículo 1730 de la misma ley dispone que la anulación del acto obliga a las
partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o percibido en virtud del acto
anulado. Del contenido de esos preceptos legales se advierte que la acción
pauliana o revocatoria es aquella que tienen a su alcance los acreedores para
obtener la revocación del acto o de los actos realizados por el deudor en perjuicio
de los derechos de aquéllos, y tiene como objeto mantener o reconstruir en el
patrimonio del obligado los bienes de que se desprende para perjudicar derechos
legítimos de terceros, de manera que una vez anulado el acto materia de la
acción, estén en posibilidad de hacer efectivo su derecho en contra del deudor; de
ahí que anulado el acto en virtud de la procedencia de esa acción, el beneficiario
del acuerdo realizado por el deudor debe devolver a éste lo que por virtud del
mismo hubiere recibido. Luego, si la parte actora, en ejercicio de la acción
pauliana, demanda la nulidad de la escritura pública que contiene el contrato de
donación celebrado entre los demandados como donante y como donatario
respecto de un inmueble y, como consecuencia, se devuelva ese bien al donante,
y si se declara procedente la acción decretándose la nulidad del acto contractual
de donación mencionado, entonces debe condenarse a la entrega del inmueble en
favor del donante codemandado en virtud de la anulación del acto realizado por
éste, y no a favor de la parte actora, quien debe, en todo caso, en otra vía, hacer
efectivo su derecho contra el deudor, pues de ordenarse en ese mismo juicio que
se entregue el bien al acreedor, se rebasan los términos de la litis planteada y se
desatienden los preceptos legales referidos, así como el artículo 358 del Código
de Procedimientos Civiles del Estado, que impone la obligación al juzgador de
ocuparse en la sentencia exclusivamente de las personas, acciones y excepciones
que hayan sido materia del juicio.
Como se advierte de los artículos 1654 al 1670 del Código Civil del Estado de
Guanajuato y de la tesis temática sustentada por la entonces Tercera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Tomo IV, Parte SCJN,
página 7, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Sexta
Época, de rubro: "ACCIÓN PAULIANA, REQUISITOS DE LA.", el núcleo de
la acción pauliana lo constituye el que el demandado haya celebrado actos que
dejen a su acreedor sin manera alguna de alcanzar el cumplimiento de la
obligación contraída con éste; de ahí que si en relación con el crédito del cual se
hace derivar el reclamo existe además del obligado principal otra persona sujeta a
ese mismo vínculo jurídico, y al encausar la acción en comento no se adujo que
el patrimonio de este último tampoco resultaba suficiente para cubrir el monto de
la obligación y ni siquiera se le llamó a juicio para el efecto, es claro que no se
colmaron los extremos de la acción pauliana.
Si bien el artículo 2163 del Código Civil del Distrito Federal establece que la
llamada acción pauliana procede en contra de la validez de actos celebrados por
un deudor en perjuicio de su acreedor, cuando éstos produzcan la insolvencia,
debe concluirse que la redacción del precepto resulta impropia, porque tal parece
que sólo se restringen los actos que originan la insolvencia, pero no los que la
agravan y, desde el punto de vista de la finalidad que persigue la acción, el
acreedor puede tener tanto interés en nulificar un acto que viene a provocar la
insolvencia del deudor, como aquel que viene a agravarla, por lo que la expresión
"... si de esos actos resulta la insolvencia del deudor ...", comprende tanto los
actos que generaron la insolvencia como los que la agravan.
De conformidad con lo dispuesto por los artículos 2163 al 2166 del Código Civil
del Distrito Federal, se colige que los elementos de la acción paulina son: 1o.
Que de un acto resulte la insolvencia del deudor; 2o. Que como consecuencia de
la insolvencia se cause un perjuicio al acreedor; 3o. Que el crédito en virtud del
cual se intenta la acción sea anterior a ello; y 4o. Que si el acto o contrato fuere
oneroso, haya mala fe tanto en el deudor como en el tercero que contrató con él;
por lo que si se entabló esa acción en virtud de que los demandados donaron en
favor de terceros un bien inmueble, pero el actor no acreditó que con ese acto
resultara la insolvencia del deudor, es legal que la autoridad responsable decrete
la improcedencia de la acción, por no reunirse uno de sus elementos.
El artículo 1313 del Código Civil del Estado de Yucatán señala que los actos
celebrados por un deudor en perjuicio de su acreedor pueden anularse a petición
de éste, si de esos actos resulta la insolvencia del deudor y el crédito en virtud del
cual se intenta la acción es anterior a ellos. Ahora bien, si el acreedor promueve
un juicio ejecutivo mercantil para tratar de hacer efectivo su crédito y al tratar de
inscribir el embargo trabado en bienes del deudor se percata de que éste los donó
en favor de un tercero con posterioridad a que contrajo la obligación,
demostrándose que quedó en estado de insolvencia, la acción pauliana que se
promueva en su contra resultará procedente, con total independencia de que en el
citado juicio ejecutivo mercantil se haya dictado sentencia definitiva o no, pues
este extremo no es normativo para la procedencia de dicha acción, en virtud de
que cada juicio corre por vía diversa; en el primero se dilucida el impago de un
título de crédito autónomo y, en el segundo, se pide la nulificación de un acto
celebrado en perjuicio de un acreedor, cuando del mismo resulte la insolvencia
del deudor, teniendo como punto de partida que el crédito correspondiente se
contrajo con anterioridad a la celebración de dicho acto.
PIDO :
PRIMERO.- Se reconozca la
Personalidad con que comparecemos en este juicio, se admita la
presente demanda en la Vía y forma propuesta y se ordene emplazar a
los demandados con las copias simples de Ley que para tal efecto
acompañamos.
A T E N T A M E N T E.
Culiacán, Sinaloa a 10 de noviembre del año 2008.
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C. MARIA ELENA REYES DE LA CRUZ.
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C. JORGE ARMANDO PEREZ VAZQUEZ.
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LIC. MIGUEL JACOBO MARISCAL.
Cedula Profesional Federal 1016575.
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LIC. HÉCTOR ARIEL MORENO ROMERO
Cedula Federal 3946687
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LIC. LUCIA ELIZABETH JACOBO PRADO.
Cedula Profesional Federal 5175670.