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LA MATERIA

Definición de Materia

En química, la materia se define como cualquier sustancia que tiene masa y ocupa espacio. Es la
sustancia de la que están hechas todas las cosas en el universo, y se puede encontrar en una
amplia variedad de formas y estados, desde sólidos, líquidos y gases hasta plasma y condensados
de Bose-Einstein. La materia está compuesta por átomos, que a su vez están formados por
partículas subatómicas como protones, neutrones y electrones. Estas partículas interactúan
entre sí mediante fuerzas electromagnéticas y nucleares para formar moléculas y compuestos
químicos.

La química estudia las propiedades y transformaciones de la materia, incluyendo cambios físicos


como la fusión y la ebullición, así como cambios químicos como las reacciones de oxidación-
reducción y la formación de enlaces químicos. La comprensión de la materia en el contexto
químico es fundamental para numerosos campos, incluyendo la farmacología, la ingeniería de
materiales, la biología y la medicina, ya que proporciona la base para entender cómo interactúan
y se transforman las sustancias en nuestro entorno.

Clasificación de la Materia

La materia se puede clasificar de varias maneras dependiendo de diferentes criterios,


como su composición, su estado físico, su estructura atómica, entre otros. Aquí tienes una
clasificación común de la materia:

La clasificación de la materia según la química se basa principalmente en su composición química


y en cómo interactúan las sustancias entre sí. Aquí tienes una clasificación común según la
química:

Elementos químicos: Son sustancias puras que están formadas por átomos del mismo tipo. Los
elementos no pueden descomponerse en sustancias más simples mediante reacciones químicas
ordinarias. Ejemplos de elementos son el oxígeno (O), el hidrógeno (H), el carbono (C) y el hierro
(Fe).

Compuestos químicos: Son sustancias puras que están formadas por la combinación de átomos
de dos o más elementos en proporciones fijas y definidas mediante enlaces químicos. Los
compuestos pueden descomponerse en sustancias más simples mediante reacciones químicas.
Ejemplos de compuestos son el agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2) y el cloruro de sodio
(NaCl)

Mezclas: Son combinaciones físicas de dos o más sustancias en proporciones variables, donde
cada sustancia mantiene sus propiedades químicas individuales. Las mezclas no tienen una
composición fija y pueden separarse en sus componentes mediante métodos físicos, como la
filtración, la evaporación o la destilación. Ejemplos de mezclas son el aire atmosférico, la
salmuera y las aleaciones metálicas como el bronce.

Estas tres categorías constituyen la clasificación básica de la materia según la química. Dentro
de cada una de ellas, existen diversas subcategorías y clasificaciones más detalladas,
dependiendo de factores como la estructura molecular, las propiedades físicas y químicas, y el
comportamiento en diferentes condiciones de temperatura y presión.

Sustancias y Mezclas

Una sustancia es la forma de materia que tiene composición definida y propiedades distintivas.
Por ejempló: el agua, amoniaco, azúcar de mexa, etc. Las sustancias difieren de otras por su
composición y se pueden identificar según su aspecto, color, sabor y otras diversas propiedades.
Una mezcla, sin embargo, es la combinación de dos o más sustancias en las que estas conservan
sus propiedades distintivas. Algunos ejemplos de esto son los refrescos, el aire, leche y el
cemento. Las mezclas no poseen composición constante. Por ende, las muestras obtenidas de
una mezcla difieran, en composición, tal como se da con el aire que difiere según la
contaminación de una ciudad a otra, la altitud, etc.
Las mezclas pueden ser homogéneas y heterogéneas las mezclas homogéneas, son aquellas en
las que la composición de la mezcla es uniforme. Sin embargo, al mezclar arena y virutas de
hierro podemos ver que tanto una se encuentra separada de otra, en tal caso se habla de mezcla
heterogénea, puesto que su composición no es uniforme.
Elementos y Compuestos
Los elementos son sustancias puras constituidas por átomos del mismo tipo, indivisibles
mediante procesos químicos ordinarios. Presentan propiedades únicas y se representan por
símbolos químicos, como el oxígeno (O), el carbono (C) y el hierro (Fe). Los elementos se
encuentran listados en la tabla periódica de los elementos, organizados por su número
atómico y propiedades químicas.

Por otro lado, los compuestos son sustancias puras formadas por la combinación de átomos de
dos o más elementos en proporciones fijas mediante enlaces químicos. Los compuestos
pueden descomponerse en elementos más simples mediante reacciones químicas. Cada
compuesto tiene una fórmula química que indica la proporción relativa de átomos de cada
elemento en su estructura. Ejemplos comunes de compuestos incluyen el agua (H2O), el
dióxido de carbono (CO2) y el cloruro de sodio (NaCl).
Estados de la materia
Los estados de la materia son las formas en las que la materia puede existir en función de la
energía cinética y las interacciones entre las partículas que la componen. Los tres estados
principales son sólidos, líquido y gaseoso.

En el estado sólido, las partículas están muy próximas entre sí y tienen una estructura ordenada,
lo que les confiere forma y volumen definidos. Las fuerzas intermoleculares son lo
suficientemente fuertes como para mantener las partículas en una posición fija, aunque
vibrando ligeramente. Ejemplos comunes de sólidos incluyen el hielo, el hierro y el plástico.

El estado líquido se caracteriza por tener partículas más separadas que en el estado sólido, lo
que les permite fluir y tomar la forma del recipiente que las contiene. Sin embargo, conservan
un volumen constante. Las fuerzas intermoleculares son lo suficientemente fuertes como para
mantener a las partículas juntas, pero no en una posición fija. Ejemplos de líquidos son el agua,
el aceite y el alcohol.

En el estado gaseoso, las partículas están muy separadas y tienen una energía cinética alta, lo
que les permite moverse libremente y ocupar todo el volumen del recipiente que las contiene.
Las fuerzas intermoleculares son débiles. Ejemplos de gases son el oxígeno, el nitrógeno y el
vapor de agua.

Energía
La energía juega un papel crucial en la química, ya que está involucrada en todas las
transformaciones de la materia. En los procesos químicos, la energía se puede liberar, absorber
o transformar. Esto se debe a que las reacciones químicas implican la ruptura y formación de
enlaces entre átomos y moléculas, lo que requiere energía.

Energía de enlace: Los enlaces químicos que mantienen unidos a los átomos en las moléculas
almacenan energía. Durante una reacción química, algunos enlaces se rompen y otros se
forman. La energía necesaria para romper los enlaces se llama energía de activación, mientras
que la energía liberada o absorbida durante la formación de nuevos enlaces se conoce como
energía de enlace. Esta última puede ser liberada en forma de calor o absorbida del entorno.

Entalpía: En química, la entalpía (H) es una medida de la energía total de un sistema a presión
constante. Durante una reacción química, la entalpía del sistema puede cambiar. Una reacción
exotérmica libera calor al entorno, lo que significa que la entalpía final del sistema es menor que
la inicial. Por el contrario, una reacción endotérmica absorbe calor del entorno, lo que resulta
en un aumento de la entalpía del sistema.

Energía de activación: Es la energía mínima necesaria para iniciar una reacción química. Las
colisiones entre moléculas deben tener suficiente energía para romper los enlaces existentes y
permitir la formación de nuevos enlaces. Esta energía de activación puede provenir de la
temperatura, la luz o la presencia de catalizadores.

Energía de ionización y afinidad electrónica: Estas son medidas de la energía necesaria para
remover o añadir electrones a un átomo o molécula. La energía de ionización está relacionada
con la formación de iones, mientras que la afinidad electrónica está relacionada con la captura
de electrones. Ambos procesos son importantes en la formación de compuestos y en la
comprensión de las propiedades químicas de los elementos.

Propiedades físicas y químicas


Las propiedades físicas y químicas son características fundamentales de la materia que nos
ayudan a comprender y clasificar las sustancias.

Propiedades Físicas:

Estas son aquellas que se pueden observar o medir sin cambiar la composición química de la
sustancia. Ejemplos comunes incluyen la masa, el volumen, la densidad, el punto de fusión, el
punto de ebullición, la conductividad eléctrica y la conductividad térmica. Estas propiedades son
útiles para identificar y caracterizar las sustancias, así como para predecir cómo se comportarán
en diferentes condiciones físicas.

Propiedades Químicas:

Estas se refieren a cómo una sustancia reacciona o interactúa con otras sustancias para formar
nuevas sustancias. Ejemplos de propiedades químicas incluyen la reactividad, la acidez o
basicidad, la capacidad para oxidarse o reducirse, y la capacidad para formar enlaces químicos.
Estas propiedades son fundamentales para comprender la química de una sustancia y su
comportamiento en reacciones químicas.

Unidades Internacionales

Las unidades internacionales utilizadas en química son estándares globalmente reconocidos


para medir cantidades físicas relevantes en procesos químicos. Algunas de las unidades más
comunes incluyen:

Masa molar: Se expresa en gramos por mol (g/mol) y se utiliza para cuantificar la masa de una
sustancia en términos de la cantidad de sustancia (moles) presente.

Volumen molar: Se mide en litros por mol (L/mol) y representa el volumen ocupado por un
mol de una sustancia a condiciones estándar de temperatura y presión (STP).

Concentración: Se expresa en moles por litro (mol/L) y se utiliza para indicar la cantidad de
soluto disuelto en un volumen dado de disolvente, lo que es esencial en la preparación de
soluciones.

Presión: La unidad estándar es el pascal (Pa), aunque en química se utiliza a menudo el


kilopascal (kPa) o el atmósfera (atm) para expresar la presión de los gases.

Temperatura: Se mide en grados Celsius (°C) o Kelvin (K), siendo este último más común en
cálculos químicos debido a su relación directa con la energía cinética molecular.

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