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Un hombre encuentra a su vecino cavando un hoyo en el patio y le pregunta:- Hola

vecino, ¿qué haces?- Cavo un hoyo para enterrar a mi pez- ¿Y no es un agujero

demasiado grande?- ¡Es que el pez está dentro de tu maldito gato!

PIRULÍN PIRULÓN Había dos gatitos junto al fuego del salón: el blanco
Pirulín y el negro Pirulón. PIRULÍN, PIRULÓN, PIRULÍN CHISPÓN.
Cazaban los mosquitos, ni una rata ni un ratón: el blanco Pirulín y el negro
Pirulón. PIRULÍN, PIRULÓN, PIRULÍN CHISPÓN. Tomaban sus platitos de
natillas y de arroz: el blanco Pirulín y el negro Pirulón. PIRULÍN, PIRULÓN,
PIRULÍN CHISPÓN. Su amita los bañaba con cepillo y con jabón: el blanco
Pirulín y el negro Pirulón. PIRULÍN, PIRULÓN, PIRULÍN CHISPÓN.
Jugaban con ovillos del cesto de labor: el blanco Pirulín y el negro Pirulón.
PIRULÍN, PIRULÓN, PIRULÍN CHISPÓN. Eran dos figuritas que adornaban
el salón: el blanco Pirulín y el negro Pirulón. PIRULÍN, PIRULÓN, PIRULÍN
CHISPÓN. P L I M P L A M P L O M Plam, plam, plam, golpes con las
manos, Plom, plom, plom, golpes con los pies, Plim, plim, plim, golpes en
las rodillas, Plim, pla, plom, todos a correr.

EL SEÑOR DON GATO Estaba el señor Don Gato sentadito en su tejado


marramiau, miau, miau, sentadito en su tejado. Ha recibido una carta por si
quiere ser casado, marramiau, miau, miau, miau, por si quiere ser casado.
Con una gatita blanca sobrina de un gato pardo, marramiau, miau, miau,
miau, sobrina de un gato pardo. El gato por ir a verla se ha caído del tejado,
marramiau, miau, miau, miau, se ha caído del tejado. Se ha roto seis
costillas el espinazo y el rabo, marramiau, miau, miau, miau, el espinazo y el
rabo. Ya lo llevan a enterrar por la calle del pescado, marramiau, miau,
miau, miau, por la calle del pescado. Al olor de las sardinas el gato ha
resucitado, marramiau, miau, miau, miau, el gato ha resucitado. Por eso
dice la gente siete vidas tiene un gato, marramiau, miau, miau, miau, siete
vidas tiene un gato. Quisiera ser tan alta como la luna, Quisiera ser tan alta
como la luna, ¡ay! ¡ay!, como la luna, como la luna, para ver los soldados de
Cataluña, ¡ay! ¡ay!, de Cataluña, de Cataluña. De Cataluña vengo de servir
al Rey ¡ay! ¡ay!, de servir al Rey, de servir al Rey, y traigo la licencia de mi
Coronel, ¡ay! ¡ay!, de mi Coronel, de mi Coronel. Al pasar por el puente de
Santa Clara, ¡ay! ¡ay!, de Santa Clara, de Santa Clara, se me cayó el anillo
dentro del agua, ¡ay! ¡ay!, dentro del agua, dentro del agua. Al sacar el anillo
saqué un tesoro, ¡ay! ¡ay!, saqué un tesoro, saqué un tesoro: una Virgen de
plata y un Cristo de oro, ¡ay! ¡ay!, y un Cristo de oro, y un Cristo de oro.

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Regalo de Dios.
Todos los ciudadanos se encerraron en sus casas, menos un sastre conocido más
tarde como Peeping Tom (Tom el mirón). Según la leyenda, el sastre no pudo
resistir ver a su señora desnuda a través de un agujero en la persiana, y se quedó
ciego por ello. Además, la expresión pasó a designar en el idioma inglés a quien
en castellano se llama mirón y en francés voyeur.

Trump acusa al gobierno anterior de infiltrarlo y chuzar su campaña.


"En medio de todo el caos del gobierno Trump, Lady Godiva apareció a caballo",
dijo el alcalde Duran en referencia al personaje medieval inglés. "Como saben,
Lady Godiva cabalgó desnuda las calles de Inglaterra en protesta a la injusticia y
los impuestos, nosotros tenemos nuestra propia Lady Godiva, ha soportado
"golpes y flechas" no solo de los detractores cotidianos, sino de "la persona más
poderosa del planeta".
Trump se fue lanza en ristre contra el The New York Times porque asegura que el
hijo mayor de Trump se reunió con representantes del gobierno de Arabia Saudita
y de los Emiratos Árabes Unidos, los emisarios extranjeros cooperaron con Robert
Mueller. Es tal la crispación del presidente que exigió parar la investigación
argumentando que los 20 millones de dólares que cuesta mantenerla son un
derroche monumental. La investigación: Trump, para lo cual tiene tres opciones:
declarar ante un jurado, contestar un cuestionario escrito o responder una
entrevista.
Si es la última opción, Mueller y su equipo esperarían que el magnate, bajo
presión, mienta bajo juramento. Podría concluirse que habría incurrido en el delito
de obstrucción a la justicia. Trump no quiere dejar que lo acorralen, y anuncia un
duro contraataque y calificó la investigación de Mueller como una "cacería de
brujas de 20 millones de dólares llevada a cabo por 13 demócratas enojados y
llenos de conflictos, y por dos personas que han trabajado para Obama”.
El hijo cuando le dijeron que tenían información ‘sucia’ sobre Hillary Clinton, Trump
Jr respondió: "Si es cierto, me encanta".
Tan bonita y tan boquisucia…

Apapáchame

(Nota: El personaje de “Él” tiene como referente animal físico y sonoro a un cerdo y
el de “Ella” una gata personificada. Él al principio siempre lleva gafas negras.)
La acción se desarrolla al interior de un apartamento, muy bien decorado, con un
sofá, una mesita de centro y sobre ella una cajita. Música introductoria, oímos sonar
el timbre del apartamento. Al comienzo normal y a medida que pasa el tiempo se
incrementa la insistencia e intensidad del timbre.

Ella: Un momento… (El timbre insistentemente) ¡Ya voy! (Ella se va colocando una

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levantadora y abre la puerta) ¡Qué ya voy…! ¿Qué estás haciendo aquí? (Él entra y
de manera intimidante, lleva el dedo a su boca, como diciéndole a ella que no diga
nada. Pausa. Inspecciona toda la escena. Regresa y la mira fijamente.)
Él: ¿Estás sola?
Ella: ¿Qué?
Él: ¿Qué si estás sola o hay alguien más?
Ella: Pero, ¿qué te pasa? ¿Cómo te atreves a venir aquí y entrar como un loco
preguntado eso?
Él: ¿Sí o no? (Pausa. Ella está muy molesta, pero eso a él no le importa. Se miran
fijamente, como un juego de sostener la mirada y el primero que parpadee pierde.
Cada vez se acercan más, como si fueran a colisionar, hasta que ella responde)
Ella: Sí.
Él: ¿Si qué?
Ella: Sí, estoy sola.
Él: ¡Perfecto! (Cierra la puerta.) No quiero que nadie nos nos interrumpa. (Él entra y
empieza a inspeccionar todo el espacio como un perro antinarcóticos. Ella lo mira
incómoda, pero no sabe qué hacer. Toma se teléfono celular, oprime algunas teclas
y luego lo vuelve a guardar en algún bolsillo. Él no se da cuenta de ésta acción).
Ella: ¿Te está buscando la policía, la fiscalía o alguno de tus “amigos peligrosos”?…
Y, ¿dónde están tus guardaespaldas? Siempre los tienes un alrededor tuyo, como
dos bestias dispuestas a matar por placer.
Él: Si… No les dije que venía para acá. Creen que estoy con mi abogado. ¿Esperas
a alguien?
Ella: ¿Qué?
Él: ¿Que si alguien va a venir a verte?
Ella: ¡A ti que te importa!
Él: ¿Si o no?
Ella: Es probable.
Él: No estoy para jueguitos estúpidos.

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Ella: Entonces lárgate, yo no te invité. O te comportas como una persona civilizada o
voy a tener que llamar a la policía. (Pausa. Él cambia levemente de actitud. Ella lo
mira tratando de saber por qué está ahí y qué le pasa.)
Él: Necesito hablar contigo.
Ella: Yo no tengo nada que hablar contigo.
Él: No me voy a ir de aquí hasta que hablemos.
Ella: ¿En serio? Pero, ¿qué es lo que te pasa? Llegas aquí como un loco, timbrando
como si se fuera a acabar el mundo... Luego te metes así, creyéndote el dueño de
todo y me empiezas con este interrogatorio, como si fueras un Nazi de la Gestapo…
(Él la interrumpe con un gesto agresivo de la mano.)
Él: ¡Cállate!
Ella: ¿Qué? ¿Que me calle? O te largas ya mismo o voy a gritar. (él reacciona con
un gesto cínico y displicente, sin darle mayor importancia al reclamo.) ¡Auxi…!
Él: ¡Ya, calmada!
Ella: ¿Qué? ¿Que me calme? Fuera. ¡Lárgate de aquí! ¡Vete! (Pausa. Él se sienta
en el sofá y luego se queda inmóvil.) ¿Te vas a ir o no?... (Ella grita fuera de sí.)
¡Ahh!
Él: ¡Está bien! (Él hace un gesto de disculpa con sus brazos.) Necesito que te
tranquilices y hablemos como dos adultos.
Ella: ¡Ja, ja, ja! Adulto, ¿por qué estás aquí?
Él: ¡Sorpresa! Necesito qué me digas que fue lo que dijiste para que se haya
armado todo este escándalo y cuáles son ésas supuestas pruebas de las que todo el
mundo está hablando.
Ella: ¡Déjame en paz! No sé de que pruebas están hablando.
Él: Necesito solucionar ese problema y quiero que me entregues esas supuestas
pruebas… (Se acomoda otra vez en el sofá, como si fuera de su propiedad. Esto la
molesta).
Ella: ¿De qué hablas? No, espera, no. No, no puedes quedarte…
Él: Quiero que entiendas que no estoy para jueguitos ni para extorsiones, estoy a
punto de explotar, así que piensa bien lo que vas a hacer, porque te juro que a
aniquilar todo lo que se me atraviese… Yo soy un gran tipo, una magnífica persona,

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pero todo lo que me están haciendo me está volviendo muy inestable. Estoy muy
nervioso y eso no me gusta… (Él mira a todos lados. Se levanta, da varios giros,
vuelve y se sienta como un perro. Ella espera a que se calme.)
Ella: No, tú no estás nervioso, tú estás ansioso.
Él: Y, ¿cuál se supone que es la diferencia entre nervioso y ansioso?
Ella: Cuando estás nervioso estás preocupado por algo y cuando estás ansioso,
estás en suspenso por la turbación que te produce el problema.
Él: Ya… Pues entonces, tengo las dos al mismo tiempo y no soy de fiar.
Ella: ¡Ya, calmado malvado!
Él: Me parece que no estás entendiendo bien lo que te puede pasar. Estoy
dispuesto a todo para detener a los que me están jodiendo. ¡A todo y contra todos!
Todos. Todos quieren destruirme, acabarme, aniquilarme… Y ahora, esa supuesta
investigación, ¿ah? ¡Qué tal! Quieren destituir todo mi legado.
Ella: Eres tan decadente… Deberían prohibirte usar micrófonos y el celular. ¡En
serio! No puedes seguir diciendo lo que te parezca, creyendo que todos están
dispuestos a soportar tu matonería y tu incontinencia verbal. No puedes seguir
amenazando y condenando como si eso no tuviera consecuencias.
Él: Todos son unas alimañas, unos calumniadores, unos buitres carroñeros que lo
único que hacen es una propaganda cochina, venenosa y virulenta. Todo lo que
están haciendo son burdos montajes, es una persecución infame… Pero venga lo
que venga, estoy dispuesto a contraatacar. No pueden ver que alguien pueda
hacer bien las cosas para que intenten dañarlo. Si me dañan a mí, dañan al país:
fracasados, unos resentidos, unos perdedores, que destruir al mejor político que
haya existido y que vaya a existir… ¡Duélale a quién le duela!
Ella: ¡Lindo discurso!… ¿Ya te desahogaste? (Pausa.) Bien. Eso lo puedes dejar
para tus fanáticos delirantes, ¿estamos? Ahora, explícame algo, ¿y qué se supone
que tengo que ver en todo esto?
Él: Quiero que me entregues las pruebas que tienes; videos, audios, lo que sea que
tienes en mi contra. Lo más seguro, es que en éste momento mi esposa esté
hablando con su abogado y debe estar empezando a hacer los trámites del divorcio.
Le llegaron unos anónimos de unas fotos y videos de cuando nos conocimos.

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Ella: ¡Ah, ya! ¡Lo siento! En serio.
Él: Si, yo lo siento más, pero necesito que me ayudes, ¿entiendes?
Ella: Entiendo, pero ya te lo dije, yo no tengo nada de eso. No sé quien te dijo que
yo lo podía tener esas pruebas…
Él: Alguien está filtrando ese material de nuestras reuniones privadas. Es un misil
teledirigido contra mi campaña y seguro que van a sacar esos videos para ayudarles
a ganar a los idiotas y subnormales de la oposición.
Ella: Nunca antes te había visto tan temeroso, tan ansioso. Pero no tienes que
preocuparte, tienes un ejército de abogados y de seguidores entrenados para atacar
y destrozar. Seguro van a interponer demandas y contrademandas, recursos y toda
clase de maniobras que no van a dejar que por un buen tiempo no te juzguen.
Él: Mi abogado es un idiota que se contradice a toda hora y el Fiscal le está
presionando tanto a ése maricón, va a cantar todo lo que le pidan.
Ella: Tu abogado vino por instrucciones tuyas a visitarme y me dijo: “Yo vengo en
representación de la persona que usted ya conoce, y si usted nos quiere dar una
muestra de confianza, firme estas hojas en blanco y listo”. Pero vas a tener que
romper ese acuerdo de confidencialidad, porque yo firmé con mi seudónimo… Un
pequeño detallito en el que no se fijo tu súper abogado. (Silencio de él. Es como un
volcán a punto de estallar, pero se controlo y sigue.)
Él: Tu abogado dijo que tu estabas dispuesta a entregar las grabaciones, las
cartas y otras evidencias. Y créeme, que si todo esto llega a afectar, no te lo voy a
perdonar nunca.
Ella: Tú mismo te ufanas que tus seguidores nunca te van a abandonar, que podrías
salir a la calle a dispararle a alguien y no perderías ningún voto. A pesar de lo que
hagas, ellos te aman, te veneran sin importar lo que hayas hecho. No les importa
nada, ellos te siguen ciegamente…
Él: Confían, se emocionan, me siguen y me apoyan. ¡Yo los amo y ellos me aman!
Ella: A ti no importa ninguno de ellos. Ellos te adoran porque pareces un capo, un
jefe matón de la mafia al que lo idolatran los medios y tus fanáticos.
Él: Me aman porque consigo lo que quiero y eso, es lo que ellos quieren.
Ella: ¿No te da vergüenza hablar de la moral y de los valores, sabiendo todas las

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cochinadas que has hecho, que haces y que vas a seguir haciendo?
Ella: Lo que puedes hacer es dejar de mentirles y te aseguro que van a seguir
votando por ti, no les importa lo que hagas.
Él: Todos los presidentes, absolutamente todos dicen mentiras. Por eso nos eligen.
¡Nos pagan para eso! Ningún presidente ha dicho la verdad nunca.
Ella: No quiero seguir hablando más de esto… Te lo digo por última vez, yo no
tengo lo que estás buscando, y si eso es todo, entonces lo mejor es que te…
Él: Por la buenas o por las malas, tu decides… ¿Por qué no pudiste tener esa
deliciosa lengüita quietica en la boquita?
Ella: ¿Has escuchado ese chiste de políticos? (Pausa. Él no responde). Siempre
que ves un político en crisis, puedes hacerle la misma pregunta de cinco palabras:
¿cómo se llama la dama?
Él: Si, eso es verdad, claro que también están los maricas, que son bastantes… Ten
mucho cuidado, porque estás jugando con fuego.
Ella: Con fuego y furia, ¿me estás amenazando?
Él: Piensa lo que quieras. Pero, ya no tengo nada que perder. Soy un animal herido,
y te juro que antes de morir, puedo hacer mucho daño. (Pausa.) Por qué no me
ofreces algo de tomar y así, vamos enfriando las emociones que se están
calentando, ¿no te parece?
Ella: ¿Me vas a hacer daño?
Él: No, para nada. Solo espero que seas razonable y podamos discutir
civilizadamente éste asunto.
Ella: Bien, ¿qué quieres?
Él: Whisky, con hielo pero no mucho.
Él: Por qué no llamas a tu abogado para que me entregue lo que quiero y
terminamos de una vez con esto. (Ella le sirve el trago. Él lo recibe y le agarra la
mano y la empuja para que esté junto a él. La toma por el cuello para besarla y de
pronto, se empieza a sentir mal, como mareado.) ¿Qué… qué tenía lo que me diste?
Tengo la garganta seca… Siento como si me fuera a ahogar… Se me está
paralizando el brazo izquierdo y ya no me… Ven, dame… ¡Aquí! Me está doliendo
mucho. ¡Llama una ambulancia! En serio, ya no puedo respi... (Vemos que él

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empieza a hiperventilar, como si fuera un ataque cardíaco. Ella está sorprendida, no
sabe que hacer. Ella toma su celular y digita para llamar, pero de pronto se detiene y
lo mira. En ese momento él no entiende por qué no pide ayuda y empieza a
acrecentar el ataque de pánico.) ¡Me voy a morir! ¡Por favor, llama a la ambulancia,
ya no puedo…!
Ella: (Ella se ríe) ¡Impresionante! ¡Respira: inhala y exhala! Toma un poco de agua.
Si quieres, puedo llamar a tu esposa y que ella se haga cargo de todo…
Él: ¡No! No la llames.
Ella: ¡Piénsalo, y me dices!… (Él la mira desconcertado. Pausa larga. Intenta
levantarse para ir hacia ella y vuelve a caer al sofá).
Él: ¡Tú!… ¡Tú!… (Él la señala la mira fijamente.)
Ella: Deberías llamarla.
Él: ¡Estás loca! ¿Sabes por qué los huracanes tienen nombre de mujer? (Pausa.)
Por que cuando se van, se lo llevan todo: el carro, la casa, los hijos y todo tu
dinero… (Pausa. Él espera que ella se ría, pero ella lo mira seriamente). Y yo que
pensé que eras tan tonta como un ladrillo y mira, no lo eres para nada.
Ella: ¡Gracias! Eres un amor. Deberías ir al siquiatra, y si puedes, al mismo de tu
esposa.
Él: ¿Y por qué al mismo de ella?
Ella: Muchos de los problemas que ella puede tener, vienen del inconsciente.
Él: ¿Del inconsciente?
Ella: Del inconsciente hijo de puta que eres… Mientras te recuperas, me voy
arreglando para salir.
Él: (él la interrumpe.) ¿A dónde vas? ¿Con quién te vas a ver?
Ella: ¡Eso no te interesa!
Él: Por qué no te sientas. Y deja de mirar tanto tu celular. Me estás poniendo muy
nervioso y créeme, puedo hacer cualquier estupidez.
Ella: ¡Eso si es cierto, lo tuyo es la estupidez! Y lo del celular, es como una manía,
es casi algo inconsciente… como tú. (Ella se ríe. Se sienta)
Él: ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Estábamos con mi Juan, celebrando un
negocio, absolutamente borrachos y yo buscando como locos un “pase” para bajar el

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nivel y te vi ahí… Con ese vestidito de flecos que dejaban ver tus magníficas piernas
y tus grandiosas tetas. Y de la manera más desvergonzada te pregunté si tenías
“perico” y tu me dijiste que no, pero que sabías quién nos lo podía conseguir… No
me importó que fueras una puta. En ese momento pensé que sí era posible tener en
una misma mujer el deseo, el placer y tal vez, el amor… Yo te di todo lo que me
pediste, pero no sirvió para nada porque nunca vas a dejar de ser una puta, una
perra que cobra por dar placer. ¡Sabes! Si quieres, publica los videos que tienes, ya
no me importa. Ya no me queda mucho tiempo…
Ella: Yo quise mucho a ese que conocí esa noche, no de éste en el que te
convertiste.
Él: Pero sigo siendo esa misma persona; ese loco lleno de hormonas, sexo, amor y
sinceridad. En ese momento pensé que teníamos que estar juntos, que no
deberíamos separarnos. Y yo sé que también sentías lo mismo. Sabías que no ibas
a encontrar a otro como yo y por eso, estoy aquí.
Ella: Esto no es amor, nos encoñamos, tiramos como conejos, pero esto no es real,
no existe... tal vez por eso no lo quieres dejar morir.
Él: Tengo que decirte algo y tiene que ser ahora mismo… Quiero estar contigo lo
que me queda de vida.
Ella: ¿Lo haces porque sientes que ya no te queda mucho tiempo? O sea, como es
el fin, ahí sí te decidiste a volver y quieres estar conmigo. No, así no funcionan las
cosas. Yo… ya no siento lo mismo por ti. Yo ya no te quiero. ¡Ya no! (Pausa.)
Él: ¡Mírame a los ojos y dímelo otra vez! Nadie te va a amar nunca tanto como yo, y
te juro que nunca te voy a traicionar…
Ella: “Nunca, nunca, nunca”… Es imposible que un hombre que va donde las putas
sea fiel.
Él: No entiendes que estoy loco por ti. Loco porque te quiero… Dime, ¿por qué mi
amor no es suficiente para ti?
Ella: Creo que no sabes lo que eso significa, ni tampoco lo que quieres…
Él: Quiero acariciarte y tener sexo a todas horas como dos conejos y darte besos…
Lamerte toda y también quiero cuidar de ti en mis últimos días… Serás mi amante
permanente y a cambio te pagaré con mi amor y mi protección.

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Ella: Tu no entiendes nada del amor, porque no sabes lo que es ser honesto.
Él: ¡Me imagino que una puta si es honesta!
Ella: Puta es la que está en la calle y está dispuesta a hacer lo que sea. Yo soy
acompañante… Soy una profesional.
Él: Es bueno que tengas claro que tu vocación es ser puta… ¡Lo único que te
interesa es lo que te puedan dar, pero nunca ofreces nada real, solo simulacros,
falsos orgasmos, porque ni siquiera debes disfrutar el sexo, debe ser una acción
mecánica y repetitiva para conseguir dinero y ya!
Ella: ¿Por qué el sexo es tan importante para ti?
Él: ¡Porque soy un jodido animal!
Ella: Acabo de descubrir que no te quise nunca.
Él: Me quieres y me perteneces…
Ella: Las personas no pertenecen a nadie.
Él: Claro que sí… Lo único que haces es decir tonterías y no me das lo que
necesito.
Ella: ¡Después de haberlo metido, se olvida lo prometido…! Todos los hombres
buscan que los abracen, que los mimen, que los apapachen, que los consientan
como lo hacían sus mamás, pero yo no estoy para eso.
Él: No entiendo lo que estoy haciendo aquí, como un idiota renunciando a todo por
estar contigo.
Ella: Estoy tratando de ayudarte, pero primero, tienes que dejar de mentir. Estás
muy agresivo. Relájate y trata de calmarte.
Él: ¿Y cómo se supone que me calme, que me relaje? ¿Bailo? ¿Me emborracho?
¿Grito? ¿Salgo a correr desnudo como un loco? ¿Me masturbo? ¡Sí, eso, me voy a
masturbar!
Ella: ¡Eres repugnante! ¡Eres un…! ¡Me tienes cansada, desesperada… mamada!
Él: ¡Eso! ¡Mamada! ¡Eso es lo que quiero! ¡Que me des una grande, sabrosa y
magnífica mamada! Que me lo chupes como si estuvieras comiéndote un helado de
chocolate! (Se siguen riendo, casi hasta llorar. En algún momento, él la toca
cariñosamente.) !Tú me vuelves loco! Me siento como en un laberinto sin salida,
donde me pego contra todas las paredes, como un toro ciego que solo busca la

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muerte…! No entiendo que fue lo que pasó, porque todo se terminó.
Ella: Lo mejor es que te vayas.
Él: Te quiero porque solo tu entiendes como soy. Te quiero porque a ti te puedo
contar lo que a nadie más le puedo decir. Porque mi vida contigo nunca más va a
estar vacía.
Ella: Es la única forma de terminar. ¡Ya no te amo! ¡Yo no te amo! ¡Yo no te amo!…
¡Adiós!
Él: ¡Si me dejas, me amarro a una piedra y me tiro a un río!
Ella (ríe): ¡Que culpa tiene el río!
Él: ¿Por qué el amor nos vuelve tan así?
Ella: Porque el amor es ciego y loco… ¡Por eso estás como un lunático!
Él: ¿La sientes? ¿Sientes la energía que hay en el ambiente? ¡Es la Luna!
Estamos en Luna llena… Hace millones de años, un planeta del tamaño de Marte
golpeó a la Tierra y los restos que quedaron en el campo gravitacional formaron
nuestra Luna. La Luna es parte de la Tierra. Separada para siempre, pero atraída
hacia nosotros, a la espera de volverse a reunir. Cuando la Luna está llena, dicen
que aumenta la fertilidad, provoca caos y hace que las personas hagan cosas que
normalmente nunca harían. Nadie sabe por qué todo se vuelve tan raro cuando
hay Luna llena. Por qué hace que la gente actúe como loca. La única noche que
debes prepararte para todo, es la noche de Luna llena… (Los dos se quedan
pensando y mirando hacia la luna. Ella toma su celular, y hace foto de la Luna y él
se queda mirando como si estuviera hipnotizado.) Cuando era niño, me gustaba
hablarle a la Luna…
Ella: No te lo creo…
Él: En serio…
Ella: Y, ¿de que hablaban?
Él: ¡Magia! ¿Quieres bailar con este psicópata bajo la luz de la luna?
Ella: Lo mejor es que nos quedemos callados por un rato. (Pausa.)
Él: ¿Cuánto es un rato?
Ella: No sé, un rato: cinco, diez minutos. No sé… ¡Cállate!
Él: ¿Y te puedo mirar o también está prohibido?

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Ella: ¡Cállate! Necesito decirte algo. No te lo había querido decir, pero, perdí a
alguien a quien quería mucho. ¿No sé si te acuerdas de él? Del “negrito”. A ese
chiquitín lo quise más que a cualquier persona o mascota que haya tenido en la
vida. Era como una panterita negra, chiquito pero feroz… ¡Mi gatito! Tan hermoso,
con esos ojos entre amarillos y verdes. Es que era como mi hijo, era mi mejor
amigo, mi única compañía. Y se fue. Lo mataron… Probablemente yo tuve la
culpa. Desde hace mucho tiempo empezó a salir todas las noches. Me imagino
que se aburrió de estar encerrado y cuando se dio cuenta de todo lo que pasaba y
existía en el mundo exterior, no quiso volver a estar encerrado… Hace unos días
salió como todas las noches, pero a la mañana siguiente, no apareció, esperé casi
tres horas y no aparecía. Entonces salí a buscarlo, toda la noche y toda la mañana
había llovido constantemente. Es como en esas películas de terror o de suspenso,
donde la atmosfera es un presagio de la que va a pasar. Si puede haber un
atmósfera para una escena dramática, es un día lluvioso. Así que salí a buscarlo
por todas partes, preguntándole a la gente si lo habían visto, recorriendo todos los
posibles lugares donde se podía encontrar, hasta llegué a pensar que se había
metido a alguna casa o apartamento y que estaría desesperado pos salir. Lo
estuve buscando como más de una hora y cuando iba a regresar a la casa lo
encontré, tirado en el piso, absolutamente rígido y con un gesto de dolor. Me lo
habían matado y ya no podía hacer nada y en ese momento empecé a llorar como
una aguadija, chorros, ríos de lagrimas acompañando a la lluvia que no cesaba en
ningún momento… ¡Fue terrible! Discúlpame que te hable de eso… En noches
como éstas, con esta Luna, lo extraño mucho… Su carita, su voz, su maullido,
como me miraba… (Llora.)
Él: Lo siento mucho, en serio… (Él va y la abraza. Vemos un momento íntimo. Cada
vez más compenetrado. Se ve que todavía hay mucho afecto entre los dos) No
quería que las cosas terminaran así… Lo siento, lo siento. Lo siento mucho. Si
pudiera hacer cualquier cosa, te juro que... Siempre puedes contar conmigo…
Ella: ¿Por qué dijiste que no querías que las cosas terminaran así? ¿Tuviste algo
que ver con eso? ¡Responde!
Él: ¿Qué? ¡Cómo se te ocurre decir eso! ¡No! ¡No!

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Ella: ¡Maldito! ¡Monstruo infeliz, asesino, basura!… ¡Te odio! ¡Te odio y nunca te voy
a dejar de odiarte! Siempre lo destrozas todo, destruyes todo, sin importar las
consecuencias.
Él: ¿Y a ti qué te pasa? Era solo un gato
Ella: ¡Lárgate! Eres lo peor, un criminal, el ser más despreciable que haya pisado la
faz de la tierra. ¿Crees que puedes usar a todos como si fueran cosas, objetos que
pones, anulas y desechas como si no tuvieran sentimientos? Eres como un cáncer,
que lo matas todo, lo contaminas todo y sólo dejas muerte, destrucción y dolor. No
sé como hay gente que todavía te sigue y aplaude en todo lo que haces. Eres
como…
Él: ¿Como qué? ¿Cómo el demonio? Leviatán, Belcebú, Amram, Moloc, Tofet,
Camos, Caron, Pehor, Baal, Astarot, Astarté, Tanmuz, Azot, Rimmón, Belial, Azazel,
Mamón, Mulciber, Mefistófeles… ¡Pape Satán alepe! ¡Sí! ¿Te acuerdas de eso
dibujos animados en donde tienes un ángel y un demonio en cada hombro? Bueno,
yo maté al ángel y me quedé solo con el demonio… Todos llevamos al diablo por
dentro; la diferencia es de nivel, no de especie. Esos demonios, son como perros
obedientes que vienen cuando se les llama y siempre están ahí, a tu lado. ¿Por qué
no pudiste quedarte callada? Pensé que me conocías mejor. Estoy dispuesto a todo.
Y si hay que matar, se mata, y si hay que mentir, se miente. No hay zonas grises. Ya
no. ¡Ven! Cobra venganza por todo lo que ésta vida te ha hecho y te ha quitado.
¡Hazlo! Este mundo necesita personas como yo, alguien para señalar y decir: ¡ése
es el malo! Yo no tengo problema con eso, sé lo que soy. Ésta es la última vez que
vas a ver a un tipo tan malo… ¡Pero yo no soy un monstruo, solo soy lo que soy!
(Ella se va contra él y cuando lo va a atacar, se detiene.)
Ella: ¡No voy a seguirte el juego! ¡Lárgate!
Él: ¡Eres una perdedora! ¡Ya te imagino de niña jugando a ser actriz, una ramerita
para cautivar y seducir a los adultos, a los amigos de tus padres… Pero sin que te
tocaran, porque te intimidaban. Seguro no fuiste deseada, eres producto de una
noche de sexo brutal y por eso te dedicas a eso. Tal vez tu mamá también era una
puta. Eres una sucia viciosa… (Ella toma las cenizas del gato.)
Ella: Eres el ser humano más malvado y abyecto que haya conocido… (En este

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momento hay un cambio brusco de luz, claro oscuro en tono azul.) Llevo días
lamentando la partida de mi hijo asesinado… ¡Aquí están sus pálidas cenizas!
Quiero invocar a su espíritu para que oiga los lamentos de su pobre madre;
apuñalado por la mano que creó estas heridas! En estas ventanas que dejan
escapar tu vida, vierto mis lágrimas sin parar. ¡Maldita sea la mano que te asesinó!
¡Maldigo el corazón que tuvo corazón para hacerlo! ¡Maldita la sangre que derramó
tu sangre! ¡Maldito el miserable que me hizo miserable con tu muerte! Si alguna vez
tienes otro hijo, ¡que sea un aborto monstruoso y salido a destiempo, con aspecto
grotesco y que horrorice a todos; y que sea heredero de tu infelicidad! ¡Que tu
esposa sufra más con su muerte, que lo que yo sufrí con la del mío! ¡Lárgate,
siniestro ministro del infierno! Sólo tienes poder sobre su cuerpo mortal, no sobre su
alma.
Él: Dulce amada, no seas tan maldiciente.
Ella: ¡Témele a Dios, engendro de Satanás y vete de aquí! Has hecho un infierno
de mi vida, llenándola con gritos, maldiciones y oscuros lamentos. Si te complace
observar tus aterradoras acciones, observa tus carnicerías. Avergüénzate, tumor
deforme; tu acción cruel y violenta enfurece a la naturaleza. ¡Dios, venga su
muerte! ¡Que del cielo te caiga un rayo y que la tierra se abra y te trague vivo y te
regrese a el infierno, maldito asesinado!
Él: Estás desconociendo las reglas de la piedad, que devuelve bien por mal y
bendiciones por maldiciones.
Ella: Monstruo repugnante, no conoces la ley de Dios ni de los hombres; cualquier
animal salvaje por feroz que sea, tiene mas piedad que tú.
Él: No, no la conozco, así que soy animal.
Ella: ¡Qué sorpresa que un demonio diga la verdad!
Él: Sorprende que los ángeles sean tan iracundos. Déjame explicar todo lo que
pasó.
Ella: Vil monstruo, tu única excusa válida sería ahorcarte y así quedarías
excusado.
Él: ¿Y si yo no lo hubiera matado?
Ella: Entonces no estaría muerto, pero lo está, y por ti, esclavo diabólico.

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Él: Yo no lo maté.
Ella: Entonces está vivo.
Él: No, está muerto, pero por manos oscuras.
Ella: No me mientas y cierra ya tu sucia boca.
Él: Todos mis enemigos me calumnian y me acusan de todo.
Ella: ¡Júrame que no lo mataste!
Él: No puedo...
Ella: Entonces, ¡que Dios te condene por tanta maldad! ¿Por qué? ¡Si él era
amable, hermoso y amoroso!
Él: Entonces, mucho mejor que ahora esté en el Cielo.
Ella: Si, está en el Cielo, adonde tú nunca irás.
Él: Que me dé gracias, ya que le ayudé a llegar allá; él servía más para ese sitio
que para la tierra.
Ella: Y tú solo sirves para el infierno.
Él: Sí, y para otro sitio, si me dejas insinuarlo.
Ella: La cárcel.
Él: No, tu alcoba.
Ella: ¡Nunca más estarás allí!
Él: Yo no estaría tan seguro. Tú causante de su muerte…
Ella: ¿Yo? ¡Fuiste tú el maldito verdugo!
Él: No, tu belleza fue la causa. Me acosabas en mis sueños con tus secretos, y lo
hice con tal de poder estar otra vez entre tus piernas.
Ella: Entonces, estas uñas desgarrarán la belleza de mis mejillas.
Él: ¡No lo hagas! Tu eres mi sol, mi luz… mi vida.
Ella: ¡Noches dé sombras para tu días, y muerte a tu vida!
Él: No te maldigas, hermosa criatura: tú eres ambas cosas.
Ella: Quisiera serlo para vengarme de ti.
Él: Es una discusión inútil: vengarse contra quien te ama.
Ella: Es justo vengarse del que mató a mi hijo.
Él: Puedo darte otro de mejor naturaleza. (Ella lo escupe) ¿Por qué me escupes?
Ella: ¡Ojalá fuera veneno!

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Él: Entonces, báñame con tu veneno.
Ella: El veneno te alimenta, reptil. ¡Quítate de mi vista! Me enfermas mis ojos.
Él: Tus ojos enferman a los míos.
Ella: ¡Ojalá fueran basiliscos, para dejarte muerto!
Él: Ojalá lo fueran para que muriera, porque ahora me matan en vida. Tus ojos le
han sacado a los míos lágrimas sangre, y que jamás vertieron lágrimas de
remordimiento; ojos que siempre despreciaron cualquier lágrima, pero tu belleza
los ha cegado de tanto llorar. Nunca pude aprender palabras dulces y seductoras;
pero tu belleza me obliga a que hable. (Ella lo mira con desprecio) No enseñes el
desprecio a tus labios, se hicieron para besar, no para tal desprecio. Si tu corazón
vengativo no puede perdonar, te doy este hierro para que rompas mi corazón y
pueda morir a tus pies. (Presenta el pecho abierto: ella se dispone a herirle con el
cuchillo) No, no te detengas: si maté fue por los celos a tu belleza. Sí, acaba ya:
fui yo quien lo apuñaló. (Ella deja caer el cuchillo. Cambia otra vez la luz y
regresamos a la época actual.)
Ella: La venganza hace a la gente impredecible. Antes de que llegaras, activé mi
celular para que grabara todo lo que dijéramos… Todo está aquí, tus mentiras, tus
crímenes y tus confesiones… Tus fanáticos aceptan que mientas, que engañes,
que seas infiel y hasta nos lleves a la guerra, pero nunca van a aceptar es que
hayas matado a un inocente… ¿Nunca lo pensaste? Quiero que te vayas, que
dimitas y te pierdas de la faz de la tierra… (Ella manipula su teléfono para enviar el
audio y él intenta detenerla).
Él: No, no puedes hacerme eso. Nadie le va a creer a una prostituta… Seguro van
pensar que lo estás haciendo para extorsionarme y destruirme. Yo siempre gano.
Como sea, siempre gano. No puedes hacer eso. (Pausa.) ¡Esta bien! Me voy,
pero…
Ella: Quiero que te vayas, no solo de mi apartamento. Quiero que te vayas del país
y que nunca jamás regreses, o te juro, que todo va a terminar muy mal para ti.
Él: Nos vemos en el infierno, porque estoy seguro que allá nos vamos a volver a
ver... (él toma su corbata, hace una especie de soga y mira donde puede asegurarla
para ahorcarse. Ella lo detiene y le da una cachetada. Él queda inmóvil.)

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Ella: A las ratas les molesta los gatos. Eres una rata de cañería que se alimenta de
los desechos, de la basura… ¡Eres una basura! (Pausa larga. Ella le coge la corbata
y el cinturón y los manipula haciendo unos amarres en el sofá. Ella abre su bata y
vemos parte de un traje de dominatriz. Comienza el juego sadomasoquista.) Eres
menos que una rata, no eres nada, no vales nada. ¿Te das cuenta de todo lo que
has hecho?
Él: ¡Sí, ama!
Ella: ¡Eres patético! Odio estar contigo. Quisiera irme, pero tengo que darte las
debidas correcciones. Necesitas sufrir mucho. Y mucho. Solo por eso me voy a
quedar. Eres un ser débil, un esclavo destinado únicamente para mi goce y sólo
debes esperar humillación y desprecio, esa es la única regla que hay aquí. Nunca
vas a producir piedad en mí. Y recuerda, la menor de tus faltas serán castigadas
con penas corporales dolorosas… Sumisión y abnegación total para atender mis
deseos; son tus únicas leyes. Reconoce lo que eres, lo que soy: te encuentras en
lo más profundo de un mundo retorcido. Nadie sabe que estás aquí, ni tu familia,
ni tus amigos, ni tus guardaespaldas… ¡Nadie! De ahora en adelante, sólo
respiras para mi. Estás resignado a mi caprichos, y tu vida me importa tanto como
la existencia de una mosca. Debes obedecer, y si te resistes, no esperes
indulgencia, te enseñaré cuán despreciable eres para mi. Tiembla, obedece,
porque ya no eres humano, eres un objeto destinado a mi servicio y que voy a
castigar cuando quiera.(Ella asegura los amarres con dureza al sofá y le da el
primer golpe. Se ve que disfruta y él también, aunque el dolor es grande.)
¿Extrañabas esto? (Él afirma sin poder hablar, tiene la corbata como parte de
mordaza. Él mantiene la postura de sumisión. Acción fetiche con la ropa interior de
ella.) ¿Entonces por qué no agradeces como se debe? Debería meterte a una
jaula y dejarte ahí por lo menos un año. O, ¿tal vez necesitas algo más fuerte y
violento?
Él: Lo que usted quiera y decida, mi ama.
Ella: Idiota, esto no lo hago por mi. ¿Entiendes basura?
Él: Sí ama ¿Ha encontrado a otros…?

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Ella: ¿Quién te dio permiso de indagar en mi vida? No tienes derecho a nada, me
entiendes, a nada. (Le propina varios golpes). Yo no necesito a nadie, yo puedo sola
con mis necesidades.
Él: ¿Está viendo a otros hombres, cierto? (Ella se ríe y le propina más golpes. En
voz baja, a él se le sale la ofensa) ¡Puta!
Ella: ¿Qué dijiste? Cuidado con lo que dices, ¿me entiendes imbécil? Eres patético.
Él: Sí, lo soy. Por favor ama, quiero que me castigue por todo el mal que he hecho.
Ella: ¿Quieres sufrir? ¿Quieres ser castigado y lastimado? ¿Eso quieres?
Él: Sí, no hay mayor placer que ser humillado por una diosa.
Ella: ¡Gusano! Nunca vas a entender a las mujeres, porque estás enfermo.
Él: ¿Nunca más me va a dejar ser su supositorio sexual?
Ella: ¡No! Ahora tengo un nuevo amante, un negro enorme, inteligente, divertido…
Además la tiene grande, gruesa, monstruosa y se la chupo como si fuera un helado
de chocolate, no como ese pirulito que tienes. Con él, me entrego completamente,
como una geisha, como una esclava. Y él me hace todo lo que quiere, como un gato
callejero.
Él: ¡No! ¡No como un gato! Golpéame más duro. Más. Me lo merezco, ¡más! (Más
golpes llegando a un paroxismo.) Pégame. Hazlo, pégame. ¿Sientes? Vamos,
pégame.
Ella: ¡Entonces ruégame, suplícame, rata masoquista! Todos los días vas a tener
pesadillas, nunca mas vas a tener tranquilidad. Y cuando estés en el infierno, vas a
estar en todos los círculos, rodeado de gatos y mujeres que te va a aruñar y a
morder por toda la eternidad… Me entretiene, humillarte, pegarte y lo mejor, esto es
lo que te excita… ¡Esclavo!
Él: ¡No! ¡No! ¡No más! ¡No más!... (Se incrementan los golpes, hasta cuando llegan
al clímax, él dice la palabra clave.) ¡Me estoy asfixiando! (Ella se detiene, sabe que
es la palabra para terminar el juego que ha llegado al límite. Lo mira con una mezcla
de risa, agotamiento y agrado. Desabrocha el cinturón y los otros amarres. Luego va
por un trago de licor y lo comparte con él.)

FIN

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