De cura a obispo

Cerrando este número que tienes delante nos enteramos de fallecimiento de

Miguel Ángel Martín, una de esas figuras que marcó en cierta forma una época
de nuestro baloncesto que se va quedando irremediablemente atrás.

De Martín nos llegan asociados recuerdos de aquel descarado Estudiantes

que a lomos de Vicente Gil, John Pinone y David Russell era una de las sensa-
ciones de un deporte que por aquel entonces resultaba fresco y transgresor.
Miguel Ángel trabajaba en la Kodak -otro de esos nombres que ahora suenan
al pleistoceno- y se fue acercando poco a poco a la élite, gracias principalmen-
te a su conexión con Ignacio Pinedo, sin duda la figura más importante a la
hora de encaminar su futuro profesional. ‘El Cura’ -dicen que el apodo fue obra
del descarado Nacho Azofra- tomó su lugar en el banquillo cuando Paco Garri-
do no pudo más, y llevó a un equipo de patio de colegio a codearse con la flor
y nata del baloncesto europeo. Martín hizo debutar -coge aire, que recitamos
del tirón- a Nacho Azofra, Alberto Herreros, Pablo y Gonzalo Martínez, Alfonso
Reyes, Iñaki De Miguel y unos cuantos más. En definitiva, a alguno de los nom-
bres más importantes que darían lustre -de aquella manera, eso sí- a nuestro 3
baloncesto durante los noventa. Miguel Ángel Martín es el padre de otra épo-
ca, en la que era posible que un equipo que caminaba al borde del amateu-
rismo como el Estudiantes llegara a una Final Four, o en la que un técnico que,
en cierta forma, era considerado más bien defensivo, conectara con una grada
que cada fin de semana rezumaba ilusión e inconsciencia a partes iguales.

Aquello duró hasta 1994, cuando el ciclo sin fin de los entrenadores volvió a
girar y un tal Pepu Hernández tomaría su puesto. Por aquel entonces Martín se
había establecido como un intelectual con malas pulgas, un Obradovic espa-
ñol que en ocasiones pecaba de soberbia. Poco después cruzaría desde Serra-
no hasta Concha Espina, pero vestido de blanco las cosas no fueron nada bien.
Enfrentamientos con Arlauckas, con Mike Smith… impartir justicia a las estrellas
es más complicado que hacerlo a unos estudiantes, y en 1998 se terminó todo.
El hombre que estaba llamado a liderar intelectualmente el baloncesto nacio-
nal, el economista capaz de sacar un talento nuevo cada fin de semana, se iba
acabando igual que se acababa la década. Granada, Complutense, Murcia…
paradas menores y, de pronto, el olvido. A las nuevas generaciones Martín no
les sonará de nada, pero hubo unos años en los que fue el padre del equipo
más divertido de España.
 SKYHOOK

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www.skyhook.es ISSN 2530-5891

Palabras para la eternidad

Kevin Durant
5

"Mira nuestro quinteto,

¿qué vas a esperar de
este grupo?"
"No es faltar al respeto, ¿pero qué vas a esperar de este grupo?
Se espera que ganemos porque yo estoy ahí". Realmente, es
complicado adivinar si es autocrítica a una sinceridad desmedida
lo que transmite la estrella de los Nets en esta entrevista a Bleacher
Report. Desde luego, no va a ayudar a mejorar la química de un
vestuario ya de por sí tocado.
 #12
¿Quién dijo #14
miedo? Always
Nelson

#16
El nuevo
unicornio #18
Entrevista a
Roberto Anidós

#24
Especial
NBA Christmas Day
 #66
Darvim Ham,
ahora o nunca

#72
Ecos del gigante
de la Alhambra

#80 9

Mónaco, ciudad
abierta

#88
#98 Prisionera
El arquitecto de guerra
de la Costa
del Sol
 Salto Inicial

12
MOMENTOS CON ENCANTO
adiós al
miedo

14
massive ball
las cosas
del don

16
star system
un viaje que
empieza

18
muy personal
regreso al
threepeat
 Salto Inicial

MOMENTOS CON ENCANTO

¿Quién dijo
miedo?
por Theobald Philips @TheobaldPhilips

En 2021, bajando del 71,7% al 68,5%, los tiros libres

se habían convertido en un lunar para Giannis Ante-
tokounmpo. Un lunar que, en Playoffs, amenazaba
con degenerar en un cáncer que acortaba su efecti-
vidad -58,7%- al mismo ritmo en el que se alargaba
su rutina de tiro. Para el 34 de los Bucks, la línea del
4,60 se había convertido en el cepo instalado en el
centro de un mercado medieval, una condena a la
pena de escarnio con multitudes rivales que se mo-
faban del reo cantando inmisericordes los segundos
que transcurrían desde que el árbitro le entregaba el
balón, celebrando con risas cada vez que, al final de
la cuenta, aquel cuero no traspasaba la red.

El momento más bajo del de Sepolia se produjo en

el quinto partido de las Finales, cuando su triste 4 de
11 (36,4%) abonaba las esperanzas de los Suns de
recuperar el factor cancha. La situación había llegado
a tal punto que, comentando posteriormente el
adicional que Giannis erró faltando solamente trece
segundos de juego -punto que habría concedido a
los Bucks una casi definitiva ventaja de cuatro-, Chris
Paul afirmó que todo el mundo, incluido el propio
 Salto Inicial

Antetokounmpo, sabía que iba a fallar. Porque que

el griego consiguiera revertir la situación palmeando
hacia atrás el rebote suelto para que Khris Middle-
ton terminara de certificar la reducción a cenizas de
Phoenix, no ocultaba lo espantoso del tiro, como
destacó por su parte Deandre Ayton.

Una presión así, de medios, de público, de compa-

ñeros, puede romper el más fuerte de los caracteres,
suponer un lastre tan pesado que sepulte y ahogue
todo lo demás que un jugador puede ser y aportar.
Pero, durante aquella caída cuesta abajo, a Ante-
tokounmpo jamás se le ocurrió ceder un tiro por
temor a recibir una falta, ni cambiar su juego para no
tener que acudir la línea. Siguió calzando sus botas de
siete leguas y percutiendo las defensas, hurgando en
la zona para comerse el aro a pesar de los contactos.
Lo hizo una y otra vez, sin importar las carcajadas, los
segundos contados, los comentarios expertos ni los
fallos. ¿Miedo? Miedo da no saber qué va a comer 13
tu familia mañana, Giannis no iba a abandonar a sus
compañeros por miedo al tiro libre.

En el sexto partido, Antetokounm-

po hizo 17 de 19 tiros libres, con
4 de 4 en el primer cuarto, un fallo
sin incidencia mediado el segun-
do, y trece aciertos consecutivos
en la fase decisiva del partido.
¿El segundo error? En su último
intento, con apenas diez segundos
por disputarse, con el título ya en
su mano (98–105), ya sin presión,
quizá -quién sabe- para no ensu-
ciar la redondez de sus 50 puntos.
¿Quién dijo miedo?
 Salto Inicial

por Julián Guede @julianguede

Cuando innovar
no tiene premio
MASSIVE BALL
 Salto Inicial
En 1989 Tim Berners-Lee fue el primero
que realizó una comunicación entre un
cliente y un servidor usando el protocolo
HTTP. En 1994 fundó la World Wide Web.
Es decir, que Berners-Lee es uno de esos
genios a los que le debemos que nuestra
vida se rija alrededor de Internet. De hecho,
Berners-Lee es uno de los defensores de
la neutralidad de la red y de los sistemas
abiertos. Uno de los grandes innovadores
más infravalorados, aunque la comunidad
científica sí que le haya reconocido con múl-
tiples premios.
Y uno de los grandes innovadores en el
mundo del baloncesto norteamericano es
Don Nelson. En octubre los Puretas dedica-
mos un episodio especial a la figura de este
gran entrenador por su rompedora labor en
la NBA. Cuando Nelson entró en el Hall of
Fame del baloncesto, un periodista iniciaba
su crónica con la siguiente frase: “Hay dos
tipos de entrenadores, los ganadores y los
innovadores”. A Don Nelson le debemos
gran parte del baloncesto actual pero nunca
pudo alzarse con un anillo como entrenador.
Como jugador formó parte de la dinastía
más ganadora de la historia de la NBA y,
tras su retirada de los Celtics y desestimar
la idea de convertirse en árbitro, Nelson
decidió finalmente incorporarse al equipo
técnico de Larry Costello, entrenador de los
Milwaukee Bucks, como ayudante. Poco
después, tras una mala racha de resultados,
Costello fue despedido y Nelson cogió los
mandos del equipo. Nelson creó un equipo
ganador y fue en Milwaukee donde puso
en marcha algunas de sus innovaciones,
como que fuera un alero o un ala-pívot el
que hiciera las veces de base en los ataques.
Así Nelson creó la figura del ‘point-forward’
o el famoso sistema ‘Nellie Ball’, en el que
el quinteto estaba formado por jugadores
rápidos y no necesariamente altos que su-
peraran en velocidad a los rivales y tuvieran
gran acierto de tiro exterior.
Tras dejar Milwaukee y teniendo un
pequeño porcentaje de las acciones de los
Warriors, se convirtió en entrenador y vi-
cepresidente de Golden State y en Oakland
comenzó el mítico Run TMC. Aunque Don
Nelson no hizo más que coger el ‘run &
gun’ con el que jugaba en los Celtics de
Auerbach y llevarlo al extremo con sus tres
magníficos.
Constructor de leyendas, fue el primer 15
entrenador de Nash y Nowitzki y quien
asentó las bases de esos grandes Mavericks,
pero nunca consiguió llegar a las Finales.
Lo mismo le sucedió con los Warriors en su
segunda etapa. Le debemos el famoso We
Believe de 2007, aquel mítico equipo con
que se libró venganza con los de Dallas, eli-
minando a su exequipo, primero del Oeste,
desde la octava posición. Pero la razón por
la que se merece una estatua en la puerta
del pabellón de los Warriors es que fue
quien insistió obsesivamente con draftear a
Stephen Curry en 2009, pese a que todos
los ‘scouts’ se negaban a ello porque el hijo
de Dell era un jugador de cristal.
Don Nelson no pudo formar parte de los si-
guientes Warriors de leyenda, pero su lega-
do en la historia de la NBA es fundamental.
 Salto Inicial

Kevin Durant definió a Kristaps Porzingis, cuando comen-

zaba a destacar en los Knicks, como un unicornio. Era
capaz de anotar de dentro y de fuera, era ágil, intimidador
en la zona y echaba el balón al suelo como un exterior. Era
un jugador grande de la nueva era, ligero, perfecto para el
baloncesto tan rápido que se juega hoy en día. Podremos
discutir si Porzingis fue el primer unicornio o si hay que
retrotraerse en los años para considerar como tal a Ralph
Sampson. Pero lo que está claro es que desde Porzingis
STAR SYSTEM

todas las franquicias han buscado ese perfil de jugador.

Giannis -que llegó antes que Kristaps pero explotó des-
pués- es el máximo exponente de la unicornización, pero
también están los Thon Maker, Bol Bol o Chet Holmgren.
El último en llegar a nuestras vidas es Victor Wembanyama
y es todo un fenómeno social.

Hay quien recuerda a un francés más largo que una sema-

na sin croissants que jugó la Minicopa con el Barcelona en
2018. Y sí, es el mismo jugador que no acaba de encontrar
acomodo en Francia. Son tres equipos en los tres últimos
años -Nanterre 92, ASVEL Villeurbane y Metropolitans
92-. El último le viene como anillo al dedo. Y también a la
NBA, que ha decidido adquirir los derechos de sus parti-
dos para servirlos a través del League Pass. ¿Por qué? Pues
la respuesta es muy clara.

El ASVEL es uno de los equipos más grandes de Francia

en los últimos años. Es el actual campeón de liga y allí
brillan jugadores como Nando de Colo. Mucho gallo para
un gallinero tan pequeño en el que nuestro Victor tendría
menos balones en ataque y, por lo tanto, menos números
que llamasen la atención de los ojeadores de la NBA.

Porque está claro que Wemby tiene un objetivo: ser

número 1 del Draft de 2023. Por eso el Metropolitans 92,
aunque no juegue Euroliga, es el conjunto perfecto. Allí
puede inflar sus puntos, rebotes y tapones. Allí van a jugar
para él. Allí va a tener una minutada noche tras noche. Allí
va a ser el alfa y el omega del juego. Y va a poder ser visto
 Salto Inicial

por Alfonso S. Lozano @alfonsoslozano

El futuro ya
ha llegado

en Estados Unidos como el potencial salvador de la fran-

quicia afortunada con la primera elección en el Draft.

Porque hay equipos que ya llevan un par de años

haciendo movimientos para optar a tenerle entre sus
filas. Utah se ha descapitalizado de cracks por rondas de 17
Draft -aunque le esté yendo sorprendentemente bien
en el inicio de temporada-, los Pistons le quieren y tam-
bién los Wizards o, cómo no, los reyes de las primeras
rondas, los Oklahoma City Thunder. Según un informe
de OhBets, “Wembanyama” es una de las palabras
más buscadas en el estado de Utah. Y de ahí, en línea
descendente, en el distrito de Columbia, Massachusets
u Oklahoma. Es decir, los Wizards, los Celtics -quizás sus
aficionados esperarán un nuevo milagro de los despa-
chos- y los Thunder. Todos quieren a Wemby en sus filas.

Y no es para menos. Porque basta con ver un par de

partidos en el League Pass para observar que el chaval
merece la pena. Hace todo lo que hemos leído que
puede hacer y, además, mejor de lo que lo hemos
pensado. Produce números con una facilidad pasmosa.
Es verdaderamente bueno. Y está generando unas ganas
tremendas de verle en la mejor liga del mundo. El futuro
ya ha llegado y se llama Victor Wembanyama.
 “La magnitud de los
Bulls de Jordan sigue
vigente en las nuevas
generaciones”
Entrevista de Francisco Javier López Andrés @javvierloppez
Roberto Anidós es la cara visible de una de
las webs de información baloncestísticas
más longevas de nuestro país, Piratas del
Basket. Ahora, presenta su nuevo proyecto,
el libro "Chicago Bulls, la dinastía inmortal",
que recoge los momentos más importantes
del equipo que ganó seis campeonatos en la
década de los noventa.
19

Si te preguntamos por tu primer re- pero empecé a tirar y metería como

cuerdo relacionado con el baloncesto, ocho de cada diez. La verdad es que
¿qué nos dices? me encantó, y hasta hoy.

Me enamoré de este deporte cuando Háblanos de Piratas del Basket.

era muy pequeño, tendría siete u ocho
años. Nosotros en clase de Gimnasia
siempre jugábamos al futbito, pero, un
día, el pabellón se estropeó por unas
goteras, y fuimos a jugar por primera
vez a la canasta, recuerdo que eran
unas de minibasket. Yo en mi vida
había cogido un balón de baloncesto,
¿Cómo surge?
Lo fundó un chico que se llama
Juanma Muñoz, que es de Granada. Él
la creó en 2009 y a los pocos meses
entré yo para escribir sobre balon-
cesto europeo, sobre todo, Euroliga.
Al tiempo él no quiso seguir con el
proyecto, sobre 2014, y yo me ofrecí
a continuar. El inicio fue en una época
en la que no había mucha información.
Era la década de finales de los 2000,
a nivel Internet estaba Solobasket y
las webs generalistas de deportes no
le hacían mucho caso al baloncesto y
entonces entramos. Cogimos nuestro
sitio a base de, al principio, hacer mu-
chas noticias diarias. Todo lo que fuese
noticiable se ponía, era como un perió-
dico digital, a veces pesado porque no
parábamos de subir noticias.
Siempre me ha llamado la atención lo
de Piratas, no parece el clásico nom-
bre para una web de este estilo.
Habría que preguntárselo a Juanma.
Yo creo que era un modo de crear un
nombre que impacte, porque tú cuan-
do vas a poner un nombre es compli-
cado, porque todo está relacionado
con basket, por lo que sería repetirse,
seguramente. Sí que es cierto que
es un nombre no muy acorde con el
baloncesto, pero hay un equipo de
baloncesto en Sudamérica que se
llama Piratas del Basket con el que nos
confunden muchas veces, y hay otro
en Madrid en un barrio que se llama
así también. Empezamos así y segui-
mos así, ya no vamos a cambiar. Lo del
equipo sudamericano ocurre porque
muchas veces los agentes americanos
me mandan fichas de jugadores, y yo
tengo que decirles que no somos la
web del club, sino una revista. Todos
los veranos me pasa.
Has llegado incluso a entrevistar a un
estrellón como Glen Rice.
Con NBA Spain siempre he tenido
buena relación, siempre nos han
tenido en cuenta, aunque es una
institución que cuida mucho que la
prensa hable de ellos, pero he tenido
la suerte de hacer cosas. En este
caso, fue que Glen Rice vino a A
Coruña por unos eventos de la NBA
en España y pudimos estar con él.
Fue una joya para mí porque es un
baloncesto que, por mi edad, he vivi-
do con mucha intensidad en la época
que representa.
¿Cuál crees que es el secreto para que
un proyecto así haya perdurado tanto
en el tiempo?
Creo que el secreto está en no mirar ni
para atrás ni para delante. Hay mucha
gente que se obsesiona con las visitas,
o con los ‘likes’. Quieren estar y ser
visibles desde el primer momento.
Nosotros llevamos ya cerca de 14
años, hemos tenido una evolución
positiva en visitas, pero hay épocas del
año que bajan por lo que sea, y hubo
una pandemia, que también se nota en
este tipo de cosas. Pero el secreto es
que tú haces algo que te gusta, igual
que Skyhook Magazine en la versión
online, si subes material a tu web es
porque deseas hacerlo, si luego tienes
una recompensa, pues bien, pero lo
haces por la motivación y el amor hacia
este deporte.
Y ahora otro proyecto. El libro Chicago
Bulls, la dinastía inmortal.
No te levantas un día queriendo
escribir un libro. En realidad, yo por mi
edad, cuando tenia 16-17, hasta los
23-24, el dominio en la NBA era de los
Chicago Bulls de Michael Jordan, así
que fue un equipo que a mí me gustó
mucho desde siempre, porque es lo
que vives en esa etapa de tu vida. Para
mí el ánimo de escribir fue un poco
para explicar las evoluciones de ese
equipo, desde el año 83 hasta el 98.
Cuando ya estaba a medio hacer o tie-
nes 80 folios, pues ya pensé en seguir
y luego pensé “pues ya lo termino”,
y así fue. Yo nunca tuve ese afán de
escribir, surgió esa motivación, lo hice
y estoy encantado con el resultado.
De ese equipo se ha escrito mucho.
¿Cuáles han sido los pilares bibliográ-
ficos en los que te has apoyado a la
hora de documentarte?
En realidad, yo no pretendía ser algo
novedoso, porque es prácticamente
imposible, y lo que no se haya contado
es porque no se debe. He intentado
llevar ese equipo hacia todos los pú-
blicos. Hay un perfil de lector nostál-
21
gico, que vivió aquella época, para el
que pretendo que recuerde aquellos
momentos, y un público que no lo ha
vivido, que habrá visto algún partido
por YouTube o cosas esporádicas, pero
no ha vivido esos momentos, al que
intento explicar todos aquellos años
mediante citas de los jugadores, esta-
dísticas de los partidos, anécdotas, etc.
Lo que busco es que en el transcurso
de los años el lector sienta que está
en aquella época. Eso lo intento sobre
todo con las citas de los protagonis-
tas, una narrativa que una partidos de
Playoffs o Finales.
¿Crees que la verdadera magnitud
de lo que hicieron los Bulls se ha
diluido con los años?
Habría que preguntárselo a los jó-
venes, pero yo creo que los jóvenes
conocen estos Chicago Bulls, segura-
mente alimentados por el brillo de Jor-
dan, que no se ha apagado. Además,
los jugadores actuales son seguidores
de Michael Jordan, se siguen vendien-
do su ropa deportiva y sus zapatillas,
además hoy más que nunca y, quieras
o no, eso va ligado a los Chicago Bulls,
por lo que creo que siguen vigentes.
¿The last dance ha sido algo positivo
para su recuerdo, por aquello de
atraerlo a las nuevas generaciones, o,
sin embargo, ha dejado excesivamen-
te a Jordan como alguien muy por
encima de un equipo que realmente
tenía piezas muy buenas?
A mí el documental no me explicó
nada nuevo porque yo viví esa época,
no me abrió los ojos de una situación
que yo no viese. Por otro lado, el tono
está claramente enfocado en Mi-
chael Jordan. Todo gira en torno a él,
además el mero hecho de que él sea el
protagonista sentado en el documen-
tal deja claro quién es el eje principal.
Si no, él no estaría ahí, porque no sé
dejaría que se hiciese mucha crítica de
sí mismo.
Un debate moderno es enfrentar a los
Warriors contemporáneos con esos
Bulls. ¿Cuál de los dos te parece más
completo?
Una vez le preguntaron a Michael
Jordan quién ganaría, y dijo, “gana-
ríamos por 1 o 2”, el entrevistador le
dijo “bastante ajustado” y él respondió
“hombre, es que tenemos sesenta
años”. Esto es un chascarrillo, pero yo
creo que es imposible porque se juega
un baloncesto diferente, no en cuanto
a las normas, pero sí el arbitraje es
diferente, antes se permitían defensas
infinitamente más duras, hoy se premia
más el espectáculo, pero sería intere-
sante verlo en la ficción. Yo creo que la
clave estaría en la defensa, si los Bulls
fuesen capaces de defender el ataque
más potente de los Warriors actuales,
ahí estaría el partido.
¿Hay otro proyecto a la vuelta de la
esquina? 23
Solo seguir en línea con lo que exige el
aficionado y lo que exige Google para
estar bien posicionado. Y, respecto
a libro, la verdad es que la editorial
está muy contenta con la evolución
de las ventas y ya me está pidiendo si
puedo escribir otro, que en este caso
sería sobre Los Ángeles Lakers, pero
ahora quiero estar tranquilo y disfrutar
del momento. Además, les gustaría
empezar con los Lakers de los ochenta
hasta engancharlos con los años de
Kobe y, por último, el anillo de LeBron
y tocar un poco esas cuatro patas que
tuvo Los Ángeles, pero creo que va a
ser complicado introducir todo eso en
un libro de unas doscientas páginas…
ya se verá.
24
 Navidad y
NBA, una 25

historia de
amor
Es, posiblemente, una de las últimas grandes tra-
diciones que permanecen inalterables al paso del
tiempo. El espectáculo de la NBA no se detiene
ni en las fechas más entrañables del año, y desde
hace décadas se viste con sus mejores galas para
mostrar -antes solo a Estados Unidos, ahora a todo
el mundo- la dimensión de unas estrellas que,
en Navidad, brillan con todavía más intensidad.
 nba christmas day

26 Luka Doncic frente a LeBron James. El nuevo niño maravilla

de la NBA frente al gran icono de la última década. La estre-
lla emergente frente al mito en busca del récord. Suena bien,
¿verdad? Pero, ¿a que suena todavía mejor si se adereza con
un buen pavo relleno, una comida familiar y un buen ponche
de huevo?

Algo así debieron pensar hace 75 años en la NBA para crear

una noche en la que el deporte y la Navidad fundían su magia,
hasta convertirlo en una de las tradiciones más longevas de la
historia del deporte profesional americano.

¿Cuándo pasó esta jornada deportiva a convertirse en ‘algo

más’ ? Realmente, no es complicado decirlo. Si bien ya
durante época más primigenia de la NBA ya se disputaban
partidos el día de Navidad, la fecha en la que en que empie-
za a construir como un día clave del calendario deportivo
sucede bien entrado los años sesenta, en el momento en el
que la NBC ofrece el partido entre Los Ángeles Lakers y San
Diego Rockets. Había muchas dudas sobre si el formato iba
a funcionar, pero tardaron poco en disiparse. El plan era tan
sencillo como efectivo: dar un partido especialmente atracti-
vo -al principio exclusivamente por motivos deportivos, luego
por cualquier otro que la audiencia demandase- en un día en
 nba christmas day

el que la parrilla deportiva está completamente libre, y la 27

gente generalmente en casa. Éxito instantáneo, podría
decirse.

El negocio ha ido perfeccionándose con el paso del

tiempo, pero tirando siempre de ingredientes similares.
Póngame usted un partido de los Knicks -los que más
han jugado esta noche- y si le viene bien, también que
aparezca el tal Michael Jordan ese, que parece que gusta
a la gente. Y si pueden salir los Knicks y Jordan al mismo
tiempo, mucho mejor, oiga.

Ah, que estamos en Navidad y el que organiza se lo

merece. Que gane el de casa, que para eso ponen ellos
el turrón -42-75 es el récord hasta ahora para el equi-
po anfitrión-. Y por supuesto, nada de llamar a equipos
cutres. Los Charlotte Hornets nunca han participado de
esto, ni los Wolves hasta este año -y eso que entienden
de trineos y de nieve-.

Bueno, que empieza un año más. ¿Te acuerdas de aquella

noche de Bernard King? ¿O la que liaron Shaq y Kobe en
2004? Pues, si no te acuerdas, no pasa nada, que para
eso estamos. Y Felices Festas, claro.
 nba christmas day

28
 nba christmas day

La Navidad
en la
capital
del mundo
La Navidad y los New York Knicks han ido casi siempre de la 29
mano, desde los albores de la liga profesional de baloncesto
estadounidense hasta nuestros días, siendo los neoyorquinos
uno de los once clubes fundadores de la competición -entonces
aún bajo las siglas de la BAA- en aquella temporada inaugural
1946-47 junto a Boston Celtics, Philadelphia Warriors, Washing-
ton Capitols, Providence Steamrollers, Toronto Huskies, Chicago
Stags, St. Louis Bombers, Cleveland Rebels, Detroit Falcons y
Pittsburgh Ironmen. Y la ciudad que nunca duerme, una con es-
pecial querencia a lo navideño, no podía no ser también capital
del mundial del baloncesto cada 25 de diciembre.

Juan Luis Barbero @Juanlu_num7

Fotos de Getty Images
 nba christmas day

El mítico Madison Square Garden ha albergado entre sus

cuatro paredes múltiples enfrentamientos legendarios cele-
brados en esa fecha tan entrañable y familiar. Con la nos-
talgia y la tradición inundando nuestros corazones en tan
señaladas semanas, rememoramos los más brillantes de
siempre, dignos de decorar el más fastuoso árbol navideño
histórico.

El origen de la fiesta

La tradición navideña comenzaría en 1947, apenas un año

después del estreno de la ya citada Basketball Association
of America. Eddie Gottlieb, encargado de diseñar el calen-
dario de la competición desde finales de la década de los
cuarenta, supo identificar ya en aquellos tiempos la necesi-
dad de fijar Nueva York como sede perpetua de unos par-
tidos tan simbólicos, y aprovechar así el gigantesco foco
de atención puesto de forma perpetua sobre la capital del
mundo. Desde entonces, e independientemente de su
tránsito por fases muy tenebrosas a nivel competitivo, los
New York Knicks han sido casi siempre protagonistas de
la Navidad NBA, faltando únicamente en 1948 y en 1958.
30 54 partidos en total para un récord de 22 victorias y 32
derrotas, siendo la franquicia que más veces ha salido es-
caldada de la cita.

Ya en plena era moderna, la liga lleva décadas apostando

 nba christmas day

por los partidos navideños como uno de sus grandes bu-

ques insignia de promoción a nivel nacional e internacio-
nal, solo un escalón por debajo de las Finales y sus prece-
dentes Playoffs y del All-Star Weekend. Es en 1967 llegaría
el primer partido televisado a nivel nacional en 25 de di-
ciembre, con Los Ángeles Lakers y los San Diego Rockets
midiendo fuerzas y la ABC llevando el espectáculo a los
salones de los hogares estadounidenses. Desde entonces
se han sucedido incontables partidazos, con los Knicks de-
jando su huella año tras año.

Dejando de lado los 60 puntos anotados por Bernard King

el 25 de diciembre de 1984 en la derrota de los Knicks de
Hubie Brown ante los vecinos New Jersey Nets, nos em-
barcamos en la apasionante tarea de recordar los partidos
más memorables de la franquicia más navideña de la me-
jor competición de baloncesto del planeta.

Regalos a los pies del árbol

Cogemos las llaves y nos subimos al Delorean para viajar

al 25 de diciembre de 1947. Los New York Knicks recibían
en Nueva York a los Providence Steamrollers en el inicio
de esta añeja tradición, con victoria para los locales por
31
89-75. El equipo de Providence desaparecería apenas un
par de años después, pero siempre conservará el privile-
gio histórico de haber sido partícipes de una fecha graba-
da con letras de oro en el libro de historia del baloncesto
estadounidense.

38 años después, una eternidad en clave deportiva, la Na-

vidad de 1985 nos regaló otro de los inmortales villancicos
del Madison Square Garden. Los Boston Celtics, uno de los
mejores equipos de siempre, que firmaría un portentoso ré-
cord de 67 victorias y 15 derrotas en aquel curso 1985-86,
cayeron ante unos Knicks en reconstrucción -23 victorias y
59 derrotas-, pese a dominar con un rotundo 58-33 a inicios
del tercer cuarto. El novato Pat Ewing, flamante número 1 del
polémico Draft de 1985, lideraría la furibunda remontada de
los locales con una tarjeta estadística de 32 puntos y 11 re-
botes. 113-104, el resultado final tras dos agónicas prórrogas.
Navidad taurina

Y la Navidad baloncestística en la Gran Manzana vino uni-

da durante muchos años al nombre de los grandes rivales
asentados a orilla del lago Michigan: los Chicago Bulls.
 nba christmas day

Apenas un año después de la inolvidable victoria ante los

Celtics del MVP Larry Bird, Michael Jordan rendía visita al
templo neoyorquino encarnado en Papá Noel con su uni-
forme de tonos blancos y rojos. Y la rutilante estrella brilló
pese a su errática noche en el tiro -30 puntos y 6 robos de
balón, con un 10/28 en lanzamientos-, en un durísimo parti-
do de en los que las defensas se imponen a los ataques y
en el que el joven coloso local volvió a erigirse como triun-
fador. Patrick Ewing dejó 28 puntos y 17 rebotes como mar-
ca personal, coronando su partido con la canasta ganado-
ra sobre la bocina que provocó la explosión de alegría de
un Garden enfervorecido.

Desde el comienzo de celebración de

estos partidos los Knicks han
regalado grandes clásicos
32 Ocho años después los toros volverían a ser coprotagonis-
tas de otro gran partido navideño junto a los Knicks, pero
esta vez en Chicago y sin la presencia del retirado MJ en
el reparto. El equipo de Phil Jackson aún buscaba revan-
cha en 1994, tras caer meses antes en las Semifinales de la
Conferencia Este tras siete brutales partidos ante los Knic-
ks de Pat Riley, y Scottie Pippen se la cobraría firmando
una de las mejores actuaciones individuales de siempre en
la Navidad NBA. 36 puntos, 16 rebotes y 5 robos de balón
para el alero, en la victoria 107-104 tras una prórroga. De
nada sirvieron los 30 puntos, 13 rebotes y 6 asistencias de
un Ewing de nuevo estelar pese a sus 7 balones perdidos.

Ya en 2010 los neoyorquinos llegaban a la gran cita con

un equipo entrenado por Mike D’Antoni, que propagaba la
ilusión por la Gran Manzana tras nueve años sumidos en
la mediocridad y sin un récord positivo que llevarse a la
boca a final de temporada. Y de nuevo los Chicago Bulls,
esta vez con el estelar Derrick Rose a los mandos, eran
los rivales. Hasta cuatro jugadores de los Knicks firmarían
un doble-doble, liderados por los 20 puntos y 10 rebotes
de Amare Stoudemire y los 20 puntos, 12 asistencias y 5
robos de balón del base Raymond Felton, para asegurar la
victoria final con un marcador de 103-95.
 nba christmas day

Nuevo enemigo público

La última incursión de los Knicks en la fiesta dejó también

un hito para la historia: en una victoria 101-87 ante los At-
lanta Hawks de la némesis Trae Young, provocador nato
que se había encargado de ajusticiar a los Knicks en la pri-
mera ronda de los Playoffs de 2021, Kemba Walker firmó 33
un triple-doble -10 puntos, 10 rebotes y 12 asistencias- tras
estar fuera de la rotación de Tom Thibodeau durante la to-
talidad del mes anterior. El romance entre Kemba y el equi-
po de su niñez acabaría en desamor apenas unos meses
después, superado por unas expectativas de rendimiento
que sus limitaciones físicas le impidieron ofrecer, pero en
aquella noche tan especial el mesías del Bronx ingresó en
un club altamente exclusivo: el de jugadores capaces de
firmar un triple-doble el día de Navidad. Walker se unió a
Billy Cunningham, John Havlicek, Oscar Robertson, LeBron
James, Russell Westbrook y Draymond Green.

Bonitas historias todas ellas, para contar al abrigo de la

chimenea y alumbrados por las luces del árbol, degus-
tando nuestro turrón favorito mientras el cuñado de turno
abre la veda cuestionando la presencia de los New York
Knicks en esta cita reservada por la NBA para las estrellas
más rutilantes, los equipos más pujantes y las franquicias
más históricas y comercialmente atractivas. Y de esta úl-
tima categoría jamás se bajarán los Knicks, siendo el últi-
mo asidero al que agarrarse para evitar ser engullidos por
completo por el vórtice de mediocridad en el que llevan
eones atrapados.
 nba christmas day

una noche
cada vez
más global

máximas audiencias desde 2001

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nba christmas day

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 nba christmas day

36
 nba christmas day

sentirse
como un rey
No hay día más importante en la ‘regular season’ de la NBA
que el día de Navidad. Todos quieren jugar un 25 de diciembre 37
y poner su nombre en la historia de la liga. Pero el Christmas
Day tiene nombre y apellido, Bernard King y su épica e icónica
actuación en 1984 en el Garden, cuando anotó 60 puntos ante
Nets, sumando cuarenta en la primera parte y escribiendo para
siempre uno de los capítulos más espectaculares de la NBA.
A día de hoy, su actuación, sigue como la máxima anotación de
un día de Navidad.

Carles Toribio @CarlosToribio04 / Foto de NBAE

 nba christmas day

Bernard King es historia de la NBA y también del Christmas

Day en la liga, estableciendo en 1984 uno de los momen-
tos más emblemáticos de los 75 años de la liga y también
uno de esos momentos icónicos del deporte, anotando un
total de 60 puntos en un día de Navidad, momento donde
todas las miradas se dirigen a los partidos designados y
todos buscan ser un elemento diferencial en el gran día
de la NBA, pero King además lo hizo en un santuario como
el Madison Square Garden, su casa, y a día de hoy sigue
siendo el récord de ese gran partido festivo de un 25 de
diciembre.

El jugador de New York Knicks tuvo aquella espectacular

performance anotadora y arrolladora de juego ante New
Jersey Nets, el equipo que unos años lo había selecciona-
do en el Draft y finalizaría con un 19 de 30 en tiros de cam-
po y 22 de 26 en tiros libres, perdiendo el partido, pero
dejando una de los capítulos más importantes e icono del
día de Navidad.

Bernard King y Knicks: “El arte de anotar para ganar”

38 Nacido un mes de diciembre de 1956 en la ciudad que

vio crecer a los irascibles en el mundo artístico, en la Gran
Manzana, en la ciudad de los rascacielos, la ciudad de los
Knicks. Él era uno más del clan Knickerbocker, siendo un
producto de la Universidad de Tennessee, tras su periplo
por Fort Hamilton HS. Séptima posición del Draft de 1977
seleccionado por New York Nets (desde 1977 hasta 2012
sería New Jersey Nets), pasando posteriormente por Utah
Jazz, Golden State Warriors, Knicks y Washington Bullets,
destacando una carrera con cuatro participaciones en el
All-Star, dos All-NBA (1984 y 1985), finalizando con un total
de 19.655 puntos en la liga y miembro del Hall of Fame
desde 2013 cuando fue introducido, disputando en la NBA
874 partidos.

King no fue escogido el año pasado y no fue reconocido

como uno de los mejores 75 jugadores por los 75 años
de la NBA, siendo uno de los nombres discordantes por
no aparecer en esta extensa lista. El nativo de New York
era competitivo, decidido, ganador, con buenas tempora-
das en San Francisco y Warriors, pero sobre todo, sobre-
salió su época en Knicks, sin obviar aquellos partidos en
la carretera de 1984, anotando 50 puntos ante San Anto-
nio Spurs el 31 de enero y al día siguiente otro partido de
 nba christmas day

50 puntos contra los Denver Nuggets, ambos partidos sin

anotar y sin intentar tiros de tres puntos.

Era un jugador único, capaz de hacer esas demostracio-

nes cada noche en cada pista de la liga, de este a oeste,
sin depender de quien tuviese delante como defensor. Fue
una fuerza ofensiva durante varios años en la liga, pero las
lesiones lastraron las siguientes temporadas, disputando
menos de mil partidos, sobre todo la lesión de la 84-85,
cuando King se destrozaría el ligamento cruzado anterior
de su rodilla derecha, que le haría perder todo el curso.
Iluminó la Navidad en el Madison: 60 puntos el 25 de di-
ciembre de 1984

El viaje nos transporta a la Navidad de 1984. Era la gran

estrella de los New York Knicks y en la Gran Manzana lo te-
nían como el gran ídolo en busca de la gloria y del ansiado
anillo de campeón. Pero todo jugador tiene otro objetivo
en esa primera parte de la temporada regular, sobresalir el
Día de Navidad en la NBA y si el escenario es el Madison
Square Garden, todo se une para que la hazaña sea recor-
dada en el tiempo, siendo de gran repercusión en todos la-
dos y medios de comunicación. Pero Bernard King subió el 39
King llegó como una estrella a ese
partido y salió como una leyenda
intergeneracional
listón y casi cuarenta años después, lograría una actuación
histórica, legendaria, épica, una demostración de poder in-
dividual como pocas veces se ha visto en la liga, llegando
a anotar 60 puntos en un Christmas Day.

La ciudad del río Hudson es sinónimo de Navidad. Todos

en algún momento les gustaría perderse por esa ciudad
durante aquellos días, pararnos un instante delante del ár-
bol del Rockefeller Center, patinar por las múltiples pistas
de hielo, pero también es coger un asiento en el Madison y
disfrutar de un espectáculo único de un partido de Knicks
en ese día tan señalado.

King ya era una estrella de la liga, con su enorme varie-

dad de movimientos ofensivos y su imparable explosivi-
dad, en una era dominada por Magic Johnson y Larry Bird
 nba christmas day

o por la rivalidad entre Celtics y Lakers, sin olvidar sus

fabulosos movimientos de pies en ataque o su tiro de me-
dia distancia. Y en aquella memorable noche, coincidiría
en el quinteto titular junto a Rory Sparrow, Darrell Walker,
James Bailey y Pat Cummings. Al final del tiempo regla-
mentario, derrota de Knicks por 114-120 ante ya unos New
Jersey Nets.

King lideraba la liga en anotación con 32,9 puntos por par-

tido, sabiendo que aquel día de Navidad, en su ciudad,
convertido en gran icono neoyorkino, era y podía ser su
gran día. Era un día complicado para el equipo local, para
el equipo dirigido por Hubie Brown, con Dave DeBussche-
re como General Manager, ya que llegaban a un día don-
de todas las miradas se ponen en los partidos navideños,
con varias bajas en el roster en forma de lesiones. King y
Knicks sabían que deberían multiplicarse y tener una pro-
ducción mayor de lo habitual. El día escogido era el día
señalado de Navidad y el escenario, el mejor, el Madison
Square Garden.

No diga Bernard King, diga Navidad

40
De Brooklyn, su trayecto hasta el Madison Square Garden
era corto, conocido, monótono, pero divertida y diferente
aquel día ante la postal navideña que deja la ciudad de
la costa Atlántico un día de Navidad. King sabía que jugar
en el equipo de su ciudad, en los Knicks, era un sueño. Él
representaba a su ciudad y allí jugaron sus héroes cuando
Bernard era un niño. Pero si jugar en una arena como el
Madison y enfundarse la camiseta de NY era lo más para
King, aún duplicaba el resultado si todo se conjuntaba para
un partido de Navidad.

Media distancia, fade aways,

rebotes ofensivos, al poste bajo...
el repertorio aquella noche parecía
sencillamente inacabable
Saliendo de titular, como era norma en su octavo año en
la liga, tuvo un gran comienzo de partido, con el 30 en la
espalda (tiene el dorsal 53 retirado en la Universidad de
 nba christmas day

Tennessee), anotando hasta cuarenta puntos durante la

primera mitad, siendo posiblemente la mejor primera parte
en la historia de Bernard King y sus catorce temporadas
en la liga.

El jugador, de 2,01, demostró aquella tarde todo su enor-

me repertorio de movimientos ofensivos con canastas en
forma de tiros laterales, puntos en la pintura y en el pos-
te bajo, alley-oops, fade aways característicos del jugador,
canastas tras rebote ofensivo, todo para llegar a los sesen-
ta puntos mediante tiros libres. Con un vendaje en los de-
dos de la mano derecha, nadie de los Nets lo pudo parar,
con un Stan Albeck, head coach de New Jersey, colocan-
do varios defensores a lo largo del partido, en total cinco,
comenzando por Buck Williams y pasando por Michael Ray
Richardson, pero nadie pudo con él y con su histórica ac-
tuación. Al final, 60 puntos, 7 rebotes y cuatro asistencias
en 41 minutos disputados. Por detrás quedan los 59 puntos
de Wilt Chamberlain en 1961 o los 50 de Rick Barry en 1966
entre Warriors y Royals.

El recital navideño que ofreció en 1984 Bernard King no

fue suficiente para ganar el partido. Lo comentó con el 41
paso del tiempo, “lo que me molestó es que no consegui-
mos una victoria para la afición”.

Spike Lee, el aficionado más famoso de New York Knicks, re-

cordó años después la actuación de King en un anuncio pro-
mocional navideño para la NBA. El director de cine fue uno
de los afortunados en presenciar la espectacular actuación
de 1984. Aquellos 60 puntos permanecieron como récord de
anotación del Garden durante más de veinticuatro años hasta
que Kobe Bryant en sus Lakers anotará 61 el 2 de febrero de
2009, un récord que posteriormente superaría otra leyenda
del Madison como Carmelo Anthony con sus 62 puntos. En
aquel momento, era solo el décimo jugador en la historia de
la NBA en anotar 60 o más puntos en un juego.

Tras aquella performance, todos los años se recuerda

aquellos sesenta puntos, esperando que algún día de Na-
vidad, los Steph Curry, Tatum, Williamson, Embiid o Mitche-
ll, puedan superar aquella mítica marca. King siempre ha
comentado que jugar el día de Navidad te motiva y te lleva
al límite, con energía extra en cada paso y acción. Todos
quieren dejar su nombre un 25 de diciembre. El mundo en-
tero lo está mirando.
 nba christmas day

42

una noche
para soñar
Jacobo León @jalekal / Foto de NBAE
nba christmas day

El Christmas Day ha devuelto a lo lar-

go de su historia grandes actuaciones
individuales que han quedado opa-
cadas por los 60 puntos de Bernard
King. Y algunas ellas han supuesto un
regalo bajo el árbol de la NBA.

El Día de Navidad comprende una de las fe-

chas señaladas en el calendario de la NBA.
No solo por la festividad que rodea a dicha
data y el suculento menú de doce horas de
baloncesto sin interrupciones, sino también
por el estatus implícito que supone jugar un
25 de diciembre.

Cada temporada, la liga cuida su cartelera

navideña hasta el más mínimo detalle, ha- 43
ciendo de ella el perfecto escaparate para
que los mejores equipos de la NBA –con al-
guna que otra cuenta pendiente de por me-
dio– midan sus fuerzas ante las televisiones
y el League Pass de todo el globo.

A lo largo de las 75 temporadas de vida

de la NBA se han vivido algunos momen-
tos memorables coincidiendo con el Día de
Navidad. Sabiéndose el centro de atención
de millones de miradas, muchos jugadores
aprovechan para lucirse de cara a la galería
y estimular la velada de los aficionados.

Los 60 puntos anotados por Bernard King en

1984 –que te hemos contado unas páginas
atrás– todavía establecen el récord histó-
rico de anotación en un Christmas Day. No
obstante, esta fecha nos ha regalado otras
grandes actuaciones anotadoras que tam-
bién forman parte de la extensa y fructuosa
hemeroteca NBA.
 nba christmas day

Jerry West, 44 puntos en 1965 contra los Pistons

Los Angeles Lakers celebraron la Navidad de 1965 en el

Memorial Sports Arena, el cual fue su feudo entre 1960 y
1967. La franquicia angelina llegó al partido en dinámica po-
sitiva (20-16), en contraposición a unos Pistons hundidos en
su misma conferencia (9-22).

Los de Fred Schaus regalaron una ajustada victoria (106-

115) a sus aficionados gracias a los 44 puntos de Jerry West,
quien convirtió 18 de los 32 tiros de campo que intentó. El
excelso anotador rozó el triple-doble al añadir ocho rebotes
y nueve asistencias. Aún así, no se quedó con las ganas:
dos días antes, en idéntico escenario y ante más de 11.000
espectadores, había aportado 25 puntos, 14 rebotes y 12
asistencias para derrotar a los mismos Pistons.

Curiosamente, aquella no sería su máxima anotación del

mes: en la primera quincena de diciembre firmó dos parti-
dos de 51 puntos, ambos ante Cincinnati, y otro de 46, ante
los Knicks en el Madison Square Garden. En total, West su-
44 peró los 30 puntos en 39 partidos del curso 1965-66, lo que
le permitió acabar el mismo con un promedio anotador de
31,3 puntos por encuentro. Un final amargo pues Wilt Cham-
berlain le superaría en la tabla de anotadores (33,5) y los
Boston Celtics harían lo propio en las Finales (4-3).

“West superó los 30 puntos en 39 partidos del curso 1965-

66, lo que le permitió acabar el mismo con un promedio
anotador de 31,3 puntos por encuentro.”

Kevin Durant, 44 puntos en 2010 contra los Nuggets

Con apenas 22 años, Durant aterrizó en el día de Navidad

de 2010 con su primer título de máximo anotador de la tem-
porada bajo el brazo y la condición de All-Star estrenada.

Después de dos derrotas previas –en 2007 ante Portland y

2008 contra Phoenix–, el alero se desquitó con 44 puntos y
su primera victoria (114-106) navideña, ante los Denver Nug-
gets. Russell Westbrook aportó 19 puntos al triunfo y James
Harden añadió 21 tantos desde la segunda unidad.

Aún así, Durant no quedó del todo satisfecho con su actua-

ción. “No mucha gente puede hacer lo que ama hacer, por
 nba christmas day

lo que hacerlo el día de Navidad frente a mi familia fue ge-

nial. Pero llegar a los 50 puntos hubiera sido la guinda”.
Durant: “No mucha gente puede hacer lo que ama hacer,
por lo que hacerlo el día de Navidad frente a mi familia fue
genial. Pero llegar a los 50 puntos hubiera sido la guinda”.

Un mes más tarde, contra Minnesota, estableció su récord

anotador del curso en 47 puntos y, al final del mismo, con-
quistó su segundo título al máximo realizador, con 27,7 tan-
tos por velada.

Dominique Wilkins, 45 puntos en 1987 contra los 76ers

“No jugamos a nada en el primer cuarto. Estábamos muy

mal. Entonces comenzamos a jugar una buena defensa en
equipo”, declaró el propio Wilkins tras el duelo. Lo cierto es
que los 17 puntos anotados por los Hawks –por los 31 de los
76ers de Barkley y Cheeks– en el primer cuarto no hacían
presagiar ningún tipo de exhibición individual.

Pero, para desgracia de la afición local presente en The

Spectrum, el alero explotó a partir del segundo cuarto. 17
aciertos en 28 intentos elevaron la cuenta personal de Wil- 45
kins hasta los 45 puntos para regalar la victoria navideña a
Atlanta. Un triunfo al que también aportó un tal Doc Rivers
con un doble-doble de 19 puntos y 11 asistencias.

Aquella temporada fue muy buena para Wilkins. En quince

ocasiones superó la barrera de los 40 puntos y en dos la de
los 50. Sin embargo, sus 30,7 puntos por encuentro nada
pudieron hacer con los 35,0 registrados por Michael Jordan.
Aunque lo verdaderamente doloroso para los Hawks fue
caer en siete partidos ante Boston Celtics en Semifinales de
Conferencia tras haberse puesto con un favorable 3-2 en la
eliminatoria.

Tom Heinsohn, 45 puntos en 1961 contra los Nationals

(actuales 76ers)

Los Boston Celtics dominaron la década de los 60 con

mano de hierro. Y así ocurrió también en el Día de Navi-
dad. Como curiosidad: los Celtics perdieron de forma con-
secutiva sus seis primeros partidos navideños –entre 1948
y 1953– y solo hospedaron uno como local (en 1964) ante la
negativa de Red Auerbach de hacer trabajar a sus emplea-
dos un 25 de diciembre.
 nba christmas day

En todo caso, Tom Heinsohn jugó el partido de su vida en

aquella edición de 1961. Acertar 19 lanzamientos de un total
de 36 intentos le permitió cerrar la velada con 45 puntos, la
cual, a la postre, terminaría por ser la máxima anotación de
su carrera. Aún así, no estuvo solo en el triunfo (127-122) de
su equipo: Sam Jones anotó 23 puntos y Bill Russell rozó
el triple doble-doble al registrar 15 puntos, 22 rebotes y 8
asistencias. “Tom Heinsohn jugó el partido de su vida en
aquella edición de 1961: 45 puntos, la máxima anotación de
su carrera”

La temporada finalizaría con el quinto anillo de los Celtics

–cuarto consecutivo– y con el propio Heinsohn registrado
el mejor promedio anotador de su carrera (22,1). Su rendi-
miento le permitiría ser nombrado All-Star y ser incluido en
el Segundo Mejor Quinteto.

Wilt Chamberlain, 45 puntos en 1959 contra los Nationals

Los 76ers tienen el dudoso honor de ser uno de los pupas

del día de Navidad del siglo XX. Dos años antes de la exhi-
46 bición de Heinsohn, el coloso Wilt Chamberlain ya había he-
cho de las suyas en su temporada rookie ante el que, ape-
 nba christmas day

nas un par de años más tarde, se convertiría en su equipo.

Syracuse dio guerra en la segunda mitad pero poco pudo

hacer ante el monstruoso doble-doble de 45 puntos y 34
rebotes de Wilt Chamberlain. Y eso que erró hasta nueve
tiros libres. Así, los aficionados presentes en el Philadelphia
Arena –los Warriors aún no se habían mudado a la Costa
Oeste– disfrutaron de un suculento regalo navideño.

Si bien el anillo fue a parar a manos de los Celtics, el de-

but de Chamberlain en la NBA fue una auténtica barbaridad:
máximo anotador (37,6), máximo reboteador (27,0), Novato
del Año, MVP de la Temporada y MVP del All-Star Game.

Tracy McGrady, 46 puntos en 2002 contra los Pistons

No podemos pasar por alto a Tracy McGrady si hablamos

de grandes exhibiciones navideñas. A comienzos de siglo,
T-Mac se situó como el único jugador capaz de discutirle a
Kobe Bryant el honor de ser el mejor escolta de la NBA. Al
menos en lo que a recursos y anotación ofensiva se refiere.

En aquella edición del Christmas Day de 2002, McGrady 47

tumbó prácticamente él solo a los Pistons con 46 puntos,
cifra que triplicó al siguiente máximo realizador de los Magic
–Mike Miller, con 15 tantos– y que duplicó la del líder ofen-
sivo rival, Richard Hamilton. Así, de nada sirvió que Detroit
registrara un ocho por ciento más de acierto y el doble de
triples anotados que los Magic: la victoria (104-99) se quedó
en el TD Waterhouse Centre. “McGrady es el máximo ano-
tador en puntos por partido de la historia del Christmas Day,
con 43,3 tantos.”

La cuestión es que aquella no fue la primera ni tampoco la

última vez que McGrady copó todos los focos del Día de Na-
vidad. En el 2000 ya le había endosado 43 puntos a Indiana.
Apenas un año después de los 46 puntos ante Detroit su-
maría otros 41 contra los Cleveland Cavaliers de un recién
llegado LeBron James. Así, no es de extrañar que McGrady
sea el máximo anotador en puntos por partido de la historia
del Christmas Day, con 43,3 tantos.

Jerry West, 47 puntos en 1963 contra los Knicks

La leyenda de Los Angeles Lakers es uno de los únicos dos

jugadores que repiten en esta lista. La organización oro y
 nba christmas day

púrpura asaltó (134-126) el antiguo Madison Square Garden

en la Navidad de 1963 de la mano de los 47 puntos de un
Jerry West sideral.

A pesar de que los Knicks llegaron al partido de capa caí-

da (9-26), Bill McGill, Bob Boozer y Art Heyman obligaron a
los Lakers a exprimirse a fondo para remontar en un último
cuarto de repunte ofensivo. A la gran actuación de West se
unieron los dobles-dobles de Elgin Baylor (27 puntos y 15
rebotes) y Rudy LaRusso (20 puntos y 20 rebotes).

West finalizó la temporada con un promedio anotador de

28,7 puntos, además de ser elegido All-Star y All-NBA. Sin
embargo, los Lakers cayeron eliminados en Semifinales de
División ante St. Louis Hawks y el anillo fue a parar a manos
de, cómo no, los Boston Celtics.

Rick Barry, 50 puntos en 1966 contra los Royals (actuales

Kings)

El Día de Navidad siempre ha sido la festividad favorita de

Rick Barry. Así, a nadie sorprende que una de las noches
48 más memorables de su carrera coincidiera con la edición
navideña de 1966.

Los 50 puntos que anotó contra los Royals en el Gardens

ante 6.172 aficionados le sitúan como uno de los únicos tres
jugadores en la historia en romper la barrera de la media
centena en el Christmas Day. Y el único en acompañarlo
con una victoria (124-112).

El propio Barry reconoció en una entrevista para WCPO rea-

lizada en 2016 que poco recuerda de aquel partido más allá
de que lo defendió Jerry Lucas. Y hasta es comprensible:
la leyenda de los Warriors anotó 50 o más puntos en seis
ocasiones en aquella temporada 1966-67, incluidos otros 57
a los propios Royals a principios de curso.
“Barry reconoció en una entrevista realizada en 2016 que
poco recuerda de aquel partido más allá de que lo defendió
Jerry Lucas.”

Así, en su segunda campaña en la NBA y con tan solo

22 años, registró el octavo máximo promedio anotador
en la historia de la liga (35,8), tan solo superado por
Wilt Chamberlain –en cinco ocasiones–, Michael Jordan
y James Harden.
 nba christmas day

Wilt Chamberlain, 59 puntos en 1961 contra los Knicks

Uno de los mayores colosos de todos los tiempos se si-

tuó como el máximo anotador del Día de Navidad durante
más de dos décadas. En 1961, el por entonces center de los
Philadelphia Warriors estuvo inconmensurable con un do-
ble-doble de 59 puntos y 36 rebotes, aunque no pudo evitar
la derrota por la mínima (135-136) ante los Knicks tras dos
prórrogas.

49

Lo cierto es que aquella temporada de Chamberlain fue una

barbaridad. Sí, fue la misma de los cien puntos –también
ante los Knicks– y del máximo promedio anotador de todos
los tiempos: 50,4. De hecho, los 59 puntos anotados en el
Christmas Day de 1961 tan solo supuso su 16º mejor registro
del curso.
“Los 59 puntos anotados por Chamberlain en el Christmas
Day de 1961 solo fue su 16º mejor registro del curso.”

Si bien es cierto que Bernard King se lleva todos los focos y

el hito de registrar la máxima anotación navideña, el partido
de Chamberlain de aquella edición de 1961 posiblemente
emerja como la actuación más dominante y destacada en
toda la hemeroteca del Día de Navidad.
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kobe
vs.
50
shaq
¿Qué clase de partidos se programan en
Navidad? ¿Qué busca la NBA por encima de
todo en estas fechas? ¿Se trata de ofrecer
el mejor baloncesto posible? Si así fuese,
sería difícil de justificar que los New York
Knicks sean el equipo que más veces ha ju-
gado el 25 de diciembre. Mística, tradición,
morbo y alto voltaje son la mezcla para el
partido de Navidad idóneo en la NBA. Y
aquel primer duelo entre Kobe Bryant y
Shaquille O’Neal desde su divorcio tenía to-
dos los ingredientes.
Mario Alberto López Muñoz @Marioalberlopez
Fotos de NBAE
 nba christmas day

51

La familia entera se reúne delante de la televisión. Es festi-

vo, la NFL se detiene y la programación deportiva está do-
minada por uno de los días más señalados del calendario
de la NBA. Es el día de Navidad, el primer gran balón de
oxígeno para la liga en cuanto a alicientes de temporada
regular se refiere, previo al All-Star Game y antes de llegar
a ese momento cumbre que son los Playoffs.

Conseguir hacer de los partidos navideños lo más atractivos

posibles en mercadotecnia es un objetivo que puede lograr-
se de muchas maneras posibles, desde poner a los mejores
jugadores de la liga enfrentándose entre sí, a repetir Finales
de Conferencia pasadas, o, en su defecto, buscar un nue-
vo enfrentamiento entre equipos con cuentas pendientes,
como puede ser duelo entre los Grizzlies y los Warriors de
 nba christmas day

este año, conato de nueva rivalidad en el Oeste.

Pero como suele suceder, en ocasiones, lo mejor es atacar

a los más bajos instintos, y buscar lo que comúnmente de-
nominamos salseo. Y, sin duda, no había ninguna historia
en la temporada 2004-05 con más salsa que el primer en-
frentamiento entre Kobe y Shaq. Enfrentamiento deportivo,
por supuesto, porque, de otros tipos, ya los habían tenido
y seguirían teniendo. Un duelo cargado de morbo, espe-
cialmente siendo el retorno de O’Neal a Los Ángeles. “To-
dos sabíamos cuando salió el calendario de la temporada
que encontraríamos este partido en el día de Navidad”, di-
ría Kobe en la previa del choque.

Una buena muestra del interés que suscitó este enfrenta-

miento es la comparación con su contraparte en la progra-
mación, un enfrentamiento entre Pistons y Pacers, el cual,
aunque estaba exento de muchas estrellas, tenía el morbo
de venir del Malice at the Palace. Pues bien, la reedición
de la final de la conferencia Este, juntó a 4,33 millones de
espectadores, mientras que el partido que nos ocupa logró
la impresionante cifra de 13,18 millones. A día de hoy sigue
52 siendo el partido con más audiencia en el día de Navidad.

Nada mal teniendo en cuenta que los Lakers de entonces

estaban condenados a deambular en la mediocridad. Pero
nada de eso importaba. Solo el duelo entre individuos. El
25 de diciembre de 2004 era la batalla definitiva dentro de
una larga guerra, una contienda librada en los medios, la
cancha y hasta en conversaciones policiales.

Tan jóvenes como ególatras

Kobe y Shaq llegaron a Los Ángeles en el mismo año,

1996, génesis de lo que sería el último ‘three-peat’ de la
era moderna. Y el choque entre personalidades no se ha-
ría esperar. Kobe con 17 años y sin experiencia en la NBA,
ya se veía a sí mismo como el jugador con mayor potencial
del equipo, y así se lo hizo saber a sus compañeros en la
presentación. Shaq estaba frustrado tras su experiencia en
Orlando, empezando a pesarle la etiqueta de hombre más
dominante de la NBA, pero sin anillo. Y no tardó mucho en
criticar al jovencito Bryant por fanfarrón, advirtiendo que
no había ido a Los Ángeles para hacer de niñera.

En el 98 ocurrió el primer altercado físico en un dos contra

 nba christmas day

dos. Kobe Bryant estaba jugando excepcionalmente físi-

co, y Shaq se quejaba de las faltas que el escolta estaba
cometiendo, dando como resultado una pelea que acabó
con el pívot abofeteando a Kobe, y separando, aún más, a
este dúo tanto en la cancha como fuera de ella.

Conflictos aderezados por el amargo sabor de la derrota, y

no de cualquier tipo. En el último año de Jordan, los Utah
Jazz se deshicieron de los Lakers en solo cuatro partidos,
y, en el siguiente, los Spurs también sacaron la escoba a
pasear. Shaq no perdió mucho tiempo señalando a Kobe
en la prensa, indicando que él era el problema. Bryant, por
su parte, señalaría la falta de profesionalidad y ética de tra-
bajo de O’Neal.

Vienen los anillos

El nuevo milenio trajo consigo a Phil Jackson, y con él lle-

garon la calma y las victorias. Es, en este año 2000, cuan-
do tenemos uno de los momentos más icónicos de este
dúo, en aquel ‘alley-oop’ de Bryant a O’Neal que servía
como punto de exclamación a la remontada de 15 puntos
de desventaja en el último cuarto del séptimo partido de 53
las Finales de Conferencia ante los Blazers, con un Staples
que se estrenaba como nueva casa de los Lakers con pase
a las Finales.

En un salto de un tiempo hasta los Playoffs de 2001 encon-

tramos el viaje de estos Lakers más dominante por las eli-
minatorias hacia el título, en el que solo cedieron partido,
aquel de apertura en las Finales ante los Sixers del crecido
Allen Iverson, autor de 48 puntos. Pero, para esos arrolla-
dores Lakers de la fiebre amarilla, no todo fueron vino y
rosas aquel año. Shaq llegó en un mal estado de forma, y
Kobe comenzó a ser el foco del equipo, los Lakers no tu-
vieron el mejor comienzo de temporada como campeones,
y O’Neal dijo a la prensa que, cuando todo se focalizaba
en él, el resultado era un campeonato, mientras que, de
otra forma, el resultado era mucho peor.

Sea como fuere, los anillos y la gloria taparon los aguje-

ros de una relación en continuo declive, pero 2003 sería
el comienzo del fin. Por un lado, Shaq decidió operarse de
un dedo del pie al comienzo de la pretemporada, en vez
de hacerlo en verano, pues según el número 34 “me he
lesionado en horario laboral y me recuperaré en horario
 nba christmas day

laboral”. Ya os podéis imaginar cómo le sentó esto a un ob-

seso del trabajo y la disciplina como Bryant. Ni uno ni otro
pudieron evitar caer ante los Spurs y esta vez, no habría un
campeonato para actuar de tirita.

El comienzo del fin

En el verano de 2003, Kobe Bryant fue juzgado por vio-

lación que, de nuevo empeoró la situación. Por un lado,
porque el escolta de los Lakers sentía que Shaq nunca le
apoyó, y, por otro, porque, de acuerdo a conversaciones
policiales que fueron filtradas, Kobe dijo a los agentes que
debió proceder como O’Neal, y pagar a las mujeres con las
que tiene relaciones para evitar escándalos. Según testi-
monios, aquella fue la primera y última vez en la que Shaq
estuvo cerca de herir de gravedad al número 8.

El último año, Shaquille luchaba por un nuevo contrato,

permaneció disgustado toda la temporada por la falta de
un acuerdo económico, y señaló en prensa que Payton y
Malone habían venido a jugar debido a él, a quien eran
mucho más cercanos, y nadie más. Kobe, por su lado, esta-
54 ba enfrascado en un matrimonio con problemas, viajes en-
tre Colorado y Los Ángeles debido al juicio y, en sus ratos
libres, apuntaba que O’Neal era muy egoísta por buscar un
megacontrato cuando dos ‘hall-of-famers’ apenas estaban
cobrando su verdadero valor.

Finalmente, en 2004, tras perder en las Finales contra

los Pistons, llegó la conclusión inevitable. Shaq se mudó
a Miami con un nuevo y joven acompañante en Dwayne
Wade, y Kobe por fin tenía a los Lakers, que le habían to-
mado su decisión, para él solo. Cada jugador en una con-
ferencia distinta, y con solo dos choques en el calendario.
Un conflicto de ocho años finalmente sobre la cancha. No
es de extrañar la anticipación ante un encuentro así.

Y llega la Navidad

El partido ofreció de todo, incluso antes de empezar. No

había cámara que, desde la misma llegada de los equipos
al Staples, no estuviese atenta a cada movimiento de uno y
otro. Lakers y Heat saltaron a la cancha a calentar y no ha-
bía ni un solo cruce de miradas entre escolta y pívot. Hasta
llegar a darse el inesperado saludo, por iniciativa de O’Neal,
quien había sido convencido por el respetado Bill Russell
 nba christmas day

para dar el paso adelante, aludiendo a su mayor veteranía y

madurez personal. Hasta ahí las consideraciones.

En la primera jugada del partido, Kobe reclamó el balón y

se fue directo al aro de los Heat. Allí apareció O’Neal. Ta-
pón. Posteriormente se regodearía ante los micrófonos de
ese momento. “Todos sabíamos que lo primero que que-
rría Kobe hacer es anotar delante de mí. Pero él es un Che-
vrolet y yo un muro. Y ya sabemos lo que pasa cuando un
Chevrolet se estrella contra un muro”.

Eso sí, O’Neal se llevó aquella jugada, pero no muchas

más. Kobe metió 42 puntos, dejando claro quién era el lí-
der del cotarro, aunque anotando solo 12 tiros de 30 inten-
tos. Shaq consiguió 24 puntos y 11 rebotes, pero la estrella
de su equipo sería el joven ‘Flash’, con 29 puntos y 10 asis-
tencias, emergiendo como un nuevo escolta que amenaza
el estrellato de O’Neal. Solo que, en esta ocasión, el nuevo
fichaje de Miami estaba dispuesto a pasar la antorcha. Por
el momento. Pero ese ya es otro tema.

En estas historias rara vez ocurre aquello que todos antici-

pan, y es que, aunque el partido se fue a la prórroga, Shaq 55
ni siquiera estuvo allí. El pívot fue expulsado por faltas,
dejando en el tiempo extra un anticlimático final, al menos
desde el punto de vista cinematográfico.

Aparte de los sospechosos habituales, brillaron otros como

Eddie Jones, quien sirvió como mentor del joven Kobe, y
ahora lo hacía con Wade. Otro rostro a destacar fue Lamar
Odom, quien llegó a los Lakers en el traspaso por Shaq, y
que ya demostraba su buena simbiosis con Kobe.

El resultado fue acorde a la narrativa ya establecida. Kobe

era un volcán en la anotación, pero no podía ganar solo,
aunque de haber acertado ese triple al final de la prórro-
ga probablemente su ego hubiera estallado. Y Shaq ya no
podía ser el centro absoluto de un equipo ganador, pero
su sola presencia convertía a cualquier equipo en un can-
didato a todo.

Las paces vendrían con el tiempo, aún a pesar de un rap

ofensivo por parte de O´Neal tras las Finales del 2008, don-
de instaba a Kobe a decirle cómo sabía su rabadilla. Nadie
ganó nada significativo aquella noche. Nadie salvo la NBA,
que tuvo las mejores Navidades de toda su historia.
 nba christmas day

56

Máximo José Tobías

Fotos de NBAE / M.A. Forniés

NOW I HAVE A
MACHINE GUN,
HO HO HO
 nba christmas day

Si solo sabes una cosa sobre Phil Jackson, que sea ésta:
todas sus declaraciones públicas ocultan una intención
que va más allá de su contenido literal. Y sin embargo,
es probable que tuviera razón cuando se quejaba del au-
mento de partidos navideños de la NBA.

La tradición del partido navideño de la NBA tiene un ori-

gen similar al partido de las estrellas: aprovechando que
las casualidades del calendario hacen que no suela haber
partido de ninguna de las demás grandes ligas de EE.UU.,
la NBA utilizó la oportunidad de semejante hueco en la
programación televisiva como promoción de su producto
ante un público que normalmente no seguía la liga. Con
la intención de presentar sus mejores galas, intentaban
que el partido seleccionado lo jugaran los equipos más
destacados a poder ser en el Madison Square Garden.
Por eso son los Knicks el equipo que más partidos navi-
deños ha disputado, seguido por Lakers y Celtics. Y por
eso los Chicago Bulls se abonaron a jugar en navidad una
vez que se convirtieron en el gran aliciente de la NBA,
participando de manera casi ininterrumpida desde 1990 a
1998, con la única excepción de 1995 cuando la liga deci-
dió degradarlos quizá desconfiando del nivel del retorna- 57
do Michael Jordan.

Con todo, su debut se produjo unos años antes, el 25 de

diciembre de 1986, en el Madison como no podía ser me-
nos. Knicks y Bulls estaban aún lejos de ser candidatos
a nada, pero ya existía interés por ver a las estrellas de
ambos conjuntos, Michael Jordan y Patrick Ewing, que un
par de años antes fueran compañeros en Los Ángeles.
Ambos habían despertado una intensa fiebre mediática
en su salto a profesionales, y la NBA no quería dejar es-
capar la oportunidad. El partido no fue muy vistoso, pero
mantuvo la emoción hasta el último segundo cuando el
escolta Trent Tucker lanzó una mandarina pisando la línea
de tres que se estrelló contra el soporte del aro, Jordan
no controló el rebote y el balón le cayó a Ewing casi a la
altura del tiro libre, lo que le permitió anotar la canasta de
la victoria sobre la bocina. “Fue un gran tiro pero a la des-
esperada. Mañana tendrá que ir a la iglesia a dar gracias”,
declaró Jordan.

Cuando repitieron en 1990 ya contaban con Phil Jackson

y Scottie Pippen en el equipo, y se habían convertido en
candidatos que se enfrentarían a unos Detroit Pistons que
 nba christmas day

llegaban como vigentes bicampeones de la NBA. Era evi-

dente que la liga buscaba explotar su creciente rivalidad,
aunque el encuentro no respondió a las expectativas de
un enfrentamiento en la cumbre ya que en el tercer cuar-
to Jordan lideró a su equipo a un parcial de 11-0 que les
dio una ventaja que mantuvieron sin dificultad hasta el fi-
nal. El detalle más interesante no fue el resultado, sino el
hecho de que los Pistons multaron a Isiah Thomas y Bill
Laimbeer por no viajar con el equipo ya que prefirieron
quedarse con sus familias en Nochebuena. “Hay cosas
más importantes que un partido baloncesto el día de Na-
vidad”, dijo Isiah. Sus compañeros, que sí habían viajado
el día anterior, no estaban muy de acuerdo con que los
dos líderes del vestuario se saltaran las normas a la tore-
ra, y eso traería problemas internos en el futuro cercano.

No era el caso de Michael Jordan, que no dudó en jugar

pese a que su segundo hijo acababa de nacer apenas 24
horas antes: “Todos mis puntos se los dedico a Marcus.”
A pesar de sus esfuerzos por proyectar una imagen fami-
liar, Jordan no puso la más mínima pega a jugar durante
las fiestas ni siquiera en esas circunstancias.
58
A partir de entonces los Bulls, ya campeones, se hicieron
fijos en los días de navidad, aunque la NBA intentó no
abusar de ellos programando todos los partidos en Chi-
cago para ahorrarles los desplazamientos. En 1991 reci-

"Todos mis puntos se los dedico a

Marcus" Jordan, pese a su empeño
en mostrar una imagen familiar, no
dudó en jugar esa noche en la que
acababa de ser padre
bieron a los Boston Celtics en un partido sin apenas ten-
sión que entre líneas era una despedida para Larry Bird, y
el marcador final de 121 a 99 cuenta toda la historia de un
partido sin historia. Nada que ver con el partido de 1992.
Pat Riley había convertido a los Knicks en un equipo co-
rreoso que estaba creando su propia historia de rivalidad
con los Bulls, y llegaron al descanso con 10 puntos de
 nba christmas day

ventaja que bien pudieron ser más. Las crónicas se cen-

trarían al final en los 42 puntos de Michael Jordan, pero la
remontada de los Bulls se fraguó en la defensa, que dejó
a sus rivales con 26 puntos en la segunda parte después
de pasar minutos y minutos sin anotar. “Tuvo atmósfera
de playoffs”, declaró Jordan al terminar, “y tienes que dar-
le el crédito a nuestra defensa. Creo que ellos no creen
que les respetamos, y sí los respetamos. Pero ellos tam-
bién nos tienen que respetar a nosotros.” Emoción, com-
petitividad y una gran actuación de Michael Jordan, justo
lo que buscaba la liga.

Es probable que la NBA no hubiera programado a los

Bulls para el 25 de diciembre de 1993 si hubiera sabido
que a esas alturas Michael Jordan estaría bamboleando

59

por las ligas menores de béisbol, pero tampoco tuvieron

motivos para quejarse. Sin Jordan, el duelo entre los vi-
gentes campeones y los jóvenes Orlando Magic de Sha-
quille O’Neal y “Penny” Hardaway quedaba un poco des-
cafeinado, pero lo compensó el gran partido de Scottie
Pippen en ataque y defensa, y la emoción del final decidi-
do por un semigancho del croata Toni Kukoc por encima
de la mano de O’Neal, sembrando la semilla de lo que
sucedería meses después en playoffs cuando Phil Jack-
 nba christmas day

son decidiera confiar en él para otro último tiro. Quizás

decididos a confirmar que eran capaces de dar espectá-
culo sin Jordan, los Bulls ofrecieron otro gran partido en
la navidad de 1994, cuando recibieron a los Knicks en la
revancha de su polémica eliminación en playoffs. A falta
de tres segundos con tres puntos de ventaja la victoria
parecía segura cuando Steve Kerr interceptó el saque
largo de fondo a la desesperada de Anthony Mason. Sin
embargo, en lugar de asegurar el balón el base optó por
un extraño despeje cual portero novato en córner cerra-
do que cayó en las manos de Hubert Davis para el triple
que forzaba la prórroga. “Me sentí horrible. No sólo pasó,
sino que pasó en televisión nacional, la noche de navi-
dad, con todo el mundo viéndolo.” Por suerte para Kerr,
Pippen no había dicho la última palabra y anotó los siete
puntos de los Bulls en la prórroga (terminó jugando los
53 minutos enteros) para asegurar el triunfo por 107-104.

Después del hiato de 1995 los Bulls regresaron al parti-

do de navidad al año siguiente, ya con Michael Jordan
y Dennis Rodman en sus filas, en lo que se vendía como
un nuevo episodio en su rivalidad con los Detroit Pistons.
60 En realidad, estos Pistons eran un equipo muy diferente,
lejos de poder plantar cara a todo un campeón de la NBA.

El último partido de navidad de Michael Jordan, el 25 de

diciembre de 1997, fue otro intento de la NBA por explo-
tar las polémicas que rodearon la final de conferencia

Su último partido navideño (1997),

fue otro intento por explotar una
polémica pasada
entre los Bulls y los Heat pocos meses antes. Con Sco-
ttie Pippen de paisano y jurando que no volvería a vestir
la camiseta de los Bulls, Jordan era el único capitán del
equipo en activo y a él le correspondía saludar a los capi-
tanes de Miami. Sin embargo, Jordan mantenía un enfren-
tamiento público con el pívot Alonzo Mourning y prefirió
enviar en su lugar a Ron Harper, lo que hizo que Mour-
ning también le negara el saludo. “Ron Harper quería ir,
y como es Navidad pensé que podría tener ese honor”,
declaró Jordan haciéndose el desentendido. La estrata-
 nba christmas day

gema pareció descentrar a Mourning, que cometió dos

faltas rápidas y se pasó el partido entrando y saliendo del
banquillo. Esa victoria por 90-80 fue la última aparición
de Jordan en el día de navidad, y a las preguntas de los
periodistas Jordan respondió que su única queja por te-
ner que jugar en navidad era que “solo” había podido ju-
gar 46 hoyos de golf el día anterior, y no 54 como hubiera
querido.

En los últimos años la NBA ha ampliado el número de par-

tidos que se juegan en navidad, del “doubleheader” (dos
partidos seguidos) original a los cinco encuentros que se
celebran actualmente. Aun sin compartir la reivindicación

61

de Phil Jackson de la naturaleza cristiana de la fecha, que

hoy en día queda en segundo lugar frente al comercialis-
mo que caracteriza las fiestas, sí que le doy la razón en
que cinco partidos parecen demasiados, y que la NBA se
promocionaría igual de bien con solo un par de ellos. Al
menos, esta abundancia de partidos ha permitido que to-
das las franquicias tengan la oportunidad de disfrutar de
este dudoso honor.

Bueno, todas-todas no. Con el debut de los Memphis

Grizzlies este próximo diciembre, solo queda un equipo
que no ha jugado nunca en navidad: los nuevos Charlotte
Hornets... de Michael Jordan.
 Run & Gun
Un par de cuentos mal contados

62
Por Gonzalo Fontán @FonsNBA

«El hombre del saco, Frankenstein, Drácula, Barbaroja,

Golliat, el alien, la bruja mala, el lobo… reconócelo, cuánto
mejor es el malo, mejor es la película», narraba de manera
minuciosamente medida y acertada el anuncio previo al último
asalto entre Hamilton y Alonso que a la postre terminaría con
Raikkonen como campeón del mundo. Y es que el baloncesto,
al igual que cualquier otro deporte, siempre tiende a crear
narrativas propensas a terminar con buenos y malos, héroes y
villanos, historias que suelen acabar en vencedores y vencidos.
Ese ecosistema que surge a raíz de estos maravillosos cuentos
es lo que impregna al deporte de esa esencia que lo diferencia
del «cinco tíos botando un balón naranja». Y hoy he venido
aquí a recoger un par de esos pequeños grandes cuentos, pero
cambiando los papeles:

«El reloj corría siempre en contra de Damian cuando

disfrutaba en el recreo mientras jugaba con su amigo CJ y
un puñado de compañeros de clase contra los chavales de un 63
año más. La historia siempre terminaba igual: “los mayores”
disfrutaban de una carnicería abrumadora frente a unos
canijos que poco podían hacer frente a semejante máquina
de anotar puntos. Día tras día, mañana tras mañana, “los
mayores” se salían con la suya y las derrotas se dejaban de
poder contar con los dedos de las manos, pero eso no le
quitaba la ilusión a Damian y los suyos.

Con el paso de los años las derrotas cada vez fueron menos
abultadas, Dame comenzaba a despuntas y CJ solía seguirle el
ritmo muy a menudo, mejoraban y entre los de su edad cada
vez iban asomando más la cabeza, pero su talón de Aquiles
seguía siendo el mismo: los partidos contra “los mayores” se
saldaban con el matón de Steph anotando a canastas desde
cualquier lado y dejando a los chicos con las mismas caras
largas. Aquello parecía el día de la marmota. Sin embargo,
llegó un día, allá por 2019, cuando el bagaje de los chavales
era cada vez mayor y en su curso no había quién fuera capaz
de discutirles o toserles, y llegaron a pensar que igual era un
 buen día para que “los mayores” empezaran a dejar de
serlo. Y allí se citaron a la hora del recreo, en la asfaltada
cancha de baloncesto con las redes del aro ya devoradas
por los años, para batirse en duelo una vez más contra
su peor pesadilla. Pero ahora la historia había cambiado,
ellos ya no eran tan pequeños y “los mayores” parecían
sus iguales.

Steph lucía la misma sonrisa de siempre, esa cara similar

al déspota que disfruta arrasando con todo y que no
entiende de prisioneros. Un rostro que cada vez asustaba
menos. Se dio comienzo al espectáculo y comenzaron los
agarrones, los codazos y las quejas. También los triples y
las bandejas. Parecía una grotesca obra de teatro en la
que el único objetivo era salir vivo. Y sonó el silbato del
profesor. Todos inundados en sudor, con las sudaderas
deshilachadas y el rostro descompuesto: había vuelto
a pasar. La dichosa apisonadora que conocían como
“los mayores” se habían salido con la suya una vez más.
64 Y es ahí cuando Damian, CJ y esa pequeña hornada
de chavales que disfrutaban en aquel antiguo patio
descubrieron que en la vida no siempre se obtiene un
final feliz”.

“Entre los impactos de los misiles, la metralla y el polvo

que se levantaba apenas podían respirar Harden y
Chris, que se encontraban en primera línea del frente de
batalla. Después de meses y meses de guerra parecía que
comenzaban a comerle terreno al enemigo. La batalla no
conocía de trincheras o treguas, y las bajas se contaban
en centenas, números que siempre estaban en contra de
Harden y los suyos en una guerra que no parecía tener
fin. O al menos hasta entonces, pues la tripulación que
comandaban Harden y Chris comenzaba a vencer en
pequeñas escaramuzas y se podía divisar como el rostro
del comandante Curry, su mayor enemigo, se comenzaba
a torcer con el avance de las tropas enemigas que cogían
el ritmo de un cohete.
Todo parecía ir viento en popa y los números
comenzaban a darse la vuelta: tenían contra
las cuerdas al comandante Curry por primera
vez desde que comenzó el conflicto y la gente
comenzaba a percibir ese maravilloso y universal
aroma: la victoria. Hasta que en una absurda
emboscada la mano derecha de Harden, Chris,
recibió un impacto de bala que a la postre sería
letal. La cara del ya veterano Harden era un
poema, pues tenía que quedarse solo en una
guerra sin cuartel con el cansancio que arrastraba
a las espaldas. Se desenvolvió como buenamente
pudo, guio a las tropas en una última batalla
con precisión milimétrica, todo salía a pedir
de boca. Pero cuando ya se rebasaban las tres
cuartas partes de la batalla y la gente comenzaba
a descorchar el champagne, el comandante Curry
y los suyos atacaron con una maniobra de pinza
que pilló desprevenido a Harden y que le llevó
a reencontrarse con esa figura tan especial en su 65
vida: esa desdichada amiga llamada la derrota. Y
es que otra vez ganaban “los malos”. Otra vez el
final obligaba a arquear las cejas. Otra vez el lector
cerraba el cuento con tanta rabia que el impacto
de portada y contraportada creaba un silencio más
incómodo que una conversación de ascensor”.

Siempre se ha dicho que «del segundo no se

acuerda nadie». Que la historia tiene una pasmosa
capacidad para olvidar a aquellos que se quedan en
el camino, independientemente de cuán grandiosa
haya sido la hazaña o si la propia narrativa guarda
detrás un valioso mensaje. Y a decir verdad puede
tratarse de una de las verdades más desgarradoras
a la par que certeras que el mundo del deporte
tiene en su enciclopedia. Pero nunca viene mal
recordar quiénes son los silenciosos culpables que
hacen que la película sea tan buena.
66

Darvin Ham
éxito o fracaso
Pese a ser prácticamente un desconocido de los banquillos para el
gran público, Darvin Ham lleva años siendo uno de los asistentes más
respetados de la NBA. Y, aunque no ha empezado con el mejor pie,
ahora se encuentra ante su reto más grande: reconducir a Los Ángeles

Artículo de Fede Buendía @fedebuendiab / Fotos de NBAE

Éxito o fracaso, sin puntos interme-
dios ni tierras de nadie. Esta parece
haber sido la máxima de los últi-
mos años en el equipo grande de la
ciudad de Los Ángeles, donde luces
y sombras han estado destinadas a
concatenarse y de donde proviene
mucho del material de una liga tan
aficionada a los episodios dramáticos.
El título conseguido en 2020 puso fin a
varios años de navegar sin rumbo que
incluyeron las dos peores temporadas
estadísticamente en la historia de los
Lakers -2014-15 y 2015-16-. La estabi-
lidad lograda durante aquel curso, sin
embargo, se ha esfumado en tiempo
récord y la franquicia vuelve a estar a
la deriva.
Tras quedar fuera tanto de los pues-
tos de Playoffs como del mini-torneo
Play-In con un balance de 33 victorias
y 49 derrotas la temporada pasada, la
directiva del equipo decidió afrontar
este curso 2022-23 con caras nue-
vas tanto en la plantilla como en el
banquillo. Se incorporaron jugadores
como Kendrick Nunn o Lonnie Walker
IV, a la espera de la mejor versión de
Anthony Davis y de un nuevo intento
de encajar en el puzle a Russell West-
brook. En el banquillo, tras el despido
de Frank Vogel, el elegido fue alguien
un tanto desconocido para el gran
público: Darvin Ham. Tras años como
asistente en varios equipos, Ham se
encuentra ante un reto inmenso en su
primera experiencia como entrena-
dor jefe, la de ir a por todo con unos
Lakers de lo más mediocre el curso
pasado.
Un paso por la universidad marcado
por una jugada especial
“Quiero dar las gracias a todos los
equipos que me han rechazado y que
han hecho que pueda llegar a donde
necesito estar, con Rob -Pelinka, el
hombre al cargo de las operaciones
deportivas en los Lakers- y con la
familia Buss”. Estas fueron las pala-
bras de Ham el día de su presentación
como ‘head coach’ del equipo. Para él
todo ha sido cuestión de ‘timing’, de
dar paso tras paso hasta encontrar su
oportunidad.
Esos pasos comenzaron en su Sagi- 67
naw natal, una pequeña ciudad del
estado de Michigan, donde pasó sus
años de instituto antes de trasladarse
a la Universidad de Texas Tech para
jugar en la NCAA con los llamados
Red Raiders. Allí jugó durante tres
temporadas, entre 1993 y 1996, en
las que promedió unos modestos 8,1
puntos y 5,1 rebotes en casi 23 minu-
tos por partido. Sus principales bazas
como jugador eran su físico y su
explosividad, que le permitieron ganar
el concurso de mates de la NCAA en
1996 después de que su compañero
Lance Hughes hiciera lo propio en el
de 1995.
Su habilidad para los mates no se
limitó a los concursos. Siendo una
 figura no especialmente prominente
en el baloncesto estadounidense,
Ham tuvo momentos de exposición
mediática durante el March Madness
de 1996, llegando incluso a ser por-
tada de la prestigiosa revista Sports
Illustrated. ¿El motivo? Destrozar un
tablero tras un mate especialmente
enérgico en un partido contra la Uni-
versidad de Carolina del Norte. Quizás
catapultados por este episodio, Ham
y sus compañeros se hicieron con la
victoria y clasificaron a Texas Tech
para el primer Sweet Sixteen, o ronda
de octavos de final, de su historia.
Carrera en la NBA y periplo por
España
68 Ham no tuvo una llegada sencilla a la
NBA. Tras no ser seleccionado en el
Draft de 1996 los Denver Nuggets le
firmaron como agente libre, pero tuvo
un papel testimonial en la franquicia
de Colorado, que le traspasó en 1997
a unos Indiana Pacers con los que
solo disputó un partido. Tras pasar la
temporada 1997-98 con los Washing-
ton Wizards, Ham abandonó tempo-
ralmente su aventura profesional en
Estados Unidos para probar suerte
en el extranjero. Concretamente, en
España.
Los minutos que le faltaban en la NBA
los disfrutó en la liga ACB con el des-
aparecido Club Baloncesto Granada:
12 partidos disputados y casi 12 puntos
de promedio en el curso 1998-99. Su
paso por España duró poco, pero le
dio tiempo a dejar su marca también
fuera de la pista. Primero estrelló su
coche contra una cabina de teléfono
mientras circulaba por encima del lí-
mite permitido de alcohol, y más tarde
dio positivo en hachís en un control
antidopaje en uno de los últimos par-
tidos de la temporada, con el equipo
ya descendido.
Tras su paso por España, Ham disputó
sus temporadas más destacadas en
la NBA. Primero sirvió como jugador
de rotación en los Milwaukee Bucks
y en los Atlanta Hawks, durante tres
y un año respectivamente, y después
tuvo un rol menor en unos Detroit Pis-
tons con los que, no obstante, logró el
anillo en la temporada 2003-04. En su
etapa con los Bucks tuvo otro de sus
pequeños momentos de fama cuando
George Karl, por aquel entonces
entrenador de la franquicia de Wis-
consin, diseñó una jugada tras tiempo
muerto que tenía a Darvin Ham de
protagonista. Esta jugada, que involu-
cra a un jugador que recibe en poste
alto -Ham, en este caso- y que acaba
haciéndole llegar el balón a un tirador
liberado en la esquina contraria, es ya
un clásico en la competición, siendo
especialmente popularizada gracias
a Gregg Popovich y los San Antonio
Spurs. Es conocida, naturalmente,
como “Hammer”.
Su carrera como jugador finalizó en
la Liga de Desarrollo de la NBA, la
actual G-League, donde únicamente
jugó cuatro partidos con los Austin
Toros. En esta liga fue donde comenzó
su transición a los banquillos, actuan-
do primero como entrenador asisten-
te y después como ‘head coach’ de los
Albuquerque Thunderbirds.
Darvin Ham se hizo
popular en sus días como
jugador universitario por
romper un tablero de un
mate en un partido del
March Madness
La trayectoria de un asistente de
élite
Si bien la carrera profesional de
Darvin Ham no fue especialmente
destacable, tableros rotos y jugadas
con su nombre aparte, durante la
última década se ha convertido en
uno de los entrenadores asisten-
tes más codiciados de la NBA. Su
primera oportunidad en la mejor
liga del mundo llegó precisamen-
te en Los Ángeles Lakers, donde
trabajó junto a Mike Brown primero
y Mike D’Antoni después entre 2011
y 2013. Allí trabajó con jugadores
como Kobe Bryant, Pau Gasol o
Dwight Howard antes de marcharse
a Atlanta para formar una fructí-
fera relación profesional con Mike
Budenholzer.
En aquel momento, Budenholzer
decía que Ham era un jugador in-
teligente que jugaba con intensidad
cada noche, y que había afrontado su
carrera como entrenador de la misma
manera. Ham jamás destacó por sus
habilidades técnicas, pero, como tan-
tos otros jugadores de sus caracterís-
ticas, era un enamorado del esfuerzo.
“Un jugador debe saber cuáles son
sus habilidades y lo que es capaz de
hacer, y eso es lo que intento transmi-
tirle a mis jugadores”, mencionó Ham
en una ocasión cuando entrenaba a
los Albuquerque Thunderbirds en la
G-League. “No necesitas intentar tirar
todo lo que puedas y anotar todos los
puntos posibles. Lo que necesitas es
intentar jugar al máximo cada día”.
69
Ham no pudo haber encontrado un
mejor lugar para transmitir esas
ideas que los Atlanta Hawks. El
equipo logró la mejor temporada
de su historia con 60 victorias en el
curso 2014-15, alcanzando la prime-
ra posición del Este en la ‘regular
season’ y posteriormente las Finales
de Conferencia, en las que perdieron
contra los Cleveland Cavaliers. En
aquellos Hawks, adalides del juego
coral y que no contaban con superes-
trellas, Mike Budenholzer se hizo con
el premio al mejor entrenador del año
en esa temporada. Más tarde, cuando
Budenholzer acabó su etapa en Atlan-
ta en 2018 y se trasladó a Milwaukee
para entrenar a los Bucks, Darvin
Ham también hizo las maletas, dando
 comienzo a su última etapa como
entrenador asistente antes de tomar
las riendas de los Lakers.
Ante su reto más grande
Durante sus cuatro temporadas en
Milwaukee, Ham se mantuvo como la
mano derecha de Mike Budenholzer.
Junto a él logró hacerse con el título
en la temporada 2020-21, subien-
70
do peldaños en su carrera como
asistente hasta llegar a este verano
de 2022, cuando fructificó la oportu-
nidad de convertirse en entrenador
jefe; oportunidad muy merecida en
palabras de los propios jugadores de
los Bucks, que no tardaron en rega-
larle palabras de orgullo, respeto y
agradecimiento nada más hacerse
oficial la noticia. Ham ya se había en-
trevistado con equipos como Boston,
Indiana o Minnesota tras su salida
de Atlanta en 2018, pero el equipo
que finalmente ha confiado en él, Los
Ángeles Lakers, es quien ha dado el
paso definitivo para ofrecerle tamaña
responsabilidad.
En Los Ángeles se ha encontrado con
un equipo altamente disfuncional, una
plantilla mal estructurada y una orga-
nización que no ha sabido rearmarse
-o simplemente mantenerse- tras el
título de 2020. El trío estrella de la
franquicia oro y púrpura se encuentra
en su momento más bajo de valora-
ción. Tras varios años de lucha incan-
sable contra la lógica, LeBron James
parece estar finalmente sucumbiendo
poco a poco al paso del tiempo -en
diciembre cumplirá 38 años- y, por
primera vez desde no se sabe muy
bien cuándo, está claramente fuera
Su excelente reputación
como asistente se
fraguó al lado de Mike
Budenholzer, primero
en Atlanta y después en
Milwaukee
del ‘top 5’ actual de mejores jugado-
res de la competición. Anthony Davis,
azotado por problemas de lesiones,
está a años luz del jugador que fue
hace dos años y ha perdido la aser-
tividad en ataque y el acierto desde
lejos del aro. Russell Westbrook, por
su parte, es un jugador cuyas capa-
cidades son contrarias a las que se
necesitan para jugar al lado de Davis
y James; con un salario de 47 millo-
nes de dólares, su papel más natural
parece ser liderando a la segunda
unidad partiendo desde el banquillo,
rol en el que ya se ha desenvuelto en
este comienzo de temporada.
Entre estos tres jugadores aglutinan
la impresionante cifra de 130 millones
de masa salarial. Este número abre,
lógicamente, una enorme brecha res-
pecto al resto de jugadores de la fran-
quicia, y los Lakers han tenido que
dar forma a su equipo con descartes
como Kendrick Nunn, jugadores de
segunda fila como Lonnie Walker IV
o rookies como Matt Ryan. Ante la
necesidad de jugadores que ofrezcan
defensa y lanzamiento exterior, el
‘mix’ que mejor encaja con la pareja
formada por Davis y LeBron, la fran-
quicia no ha conseguido formar una
plantilla acorde a sus necesidades.
71
El reto ante el que se encuentra Darvin
Ham no es fácil: reconducir a unos
Lakers muy débiles estructuralmente.
LeBron James, la voz que más resuena
en el vestuario, ya mostró públicamente
su apoyo a Ham desde el principio. El
nuevo entrenador de la franquicia se ha
encontrado con un grupo de jugadores
que, según sus propias palabras tras
llegar a Los Ángeles, “estaban pidiendo
ser entrenados”. Ham tiene claro su
estilo, uno que encaja con sus fortale-
zas primero como jugador y después
como asistente: jugar duro, contar los
unos con los otros y crear una cultura
ganadora. El respaldo de jugadores y
directiva es firme; ahora solo está por
ver si conseguirá devolver la gloria a un
equipo en horas bajas.
 granada
escondía un
superhéroe
72
Su nombre podría emparentarse con alguna de las identidades

civiles de los superhéroes de la DC Cómics. Y poco nos

equivocaríamos si nos atreviésemos a asegurar que, en Granada,

alcanzó un estatus similar al de un líder psíquico o una especie

de ídolo. Bruce Wayne era Batman, Clark Kent se ponía la capa

de Superman, Diana Prince se transmutaba en Wonder Woman

y Curtis Borchardt podría haber existido como Supermanager.

Uno de esos superhéroes que, como los enmascarados de

Watchmen, no llamarían la atención del vecino que le salu-

da cada día en el ascensor, pero cuya influencia sobre la pista

contribuyó a sostener a toda una ciudad en la élite.

Artículo de Jesús Villanueva / Fotos de ACB Photo

73
 La carrera de Borchardt apuntaba altísimo. Sus años univer-
sitarios le situaban como uno de los pívots del futuro. Do-
minante gracias a su envergadura y su capacidad atlética y
con una imponente visión para el juego combinativo, Curtis
se convirtió en leyenda de los Cardinals de la Universidad
de Stanford durante sus tres años colegiales. Allí, incluso,
llegó a colocarse como el segundo máximo taponador en
la historia del programa, para el que promedió 16,9 puntos,
11,4 rebotes, 2,9 tapones y 2 asistencias por encuentro. Los
146 tapones que puso en 66 partidos lo dicen absolutamen-
te todo sobre sus cualidades. 27 apariciones con los Cardi-
nals le sirvieron para llamar la atención de la NBA, a la que
entró vía Draft en 2002. Los Orlando Magic le eligieron en
el puesto número 18 de la selección, pero Borchardt jamás
llegó a ponerse la camiseta de la franquicia floridense.
Inmediatamente después de ser seleccionado, Curtis se vio
inmerso en un ‘trade’ por Ryan Humphrey y los derechos
de Draft de Jamal Sampson por el que aterrizó en Salt Lake
City. Aquella casualidad, quizás, se podría catalogar como
el mejor de los giros argumentales para su película. Y no,
precisamente, porque su camino fuese a estar lleno de
rosas.

74 Nada más aterrizar en la ciudad a la que maravillaron John

Stockton y Karl Malone, Curtis Borchardt se lesionó tras
una buena pretemporada. Aquella fractura por estrés del
escafoides tarsiano fue, en realidad, una llave hacia una
nueva vida. El pívot de Buffalo se perdió toda la temporada,
pero en la rehabilitación estrecharía lazos con uno de sus
compañeros de equipo, el base español Raül López. Años
más tarde, esa amistad sería la clave para que Borchardt
encontrase su lugar en el mundo del baloncesto. La se-
gunda campaña en Utah se convirtió en un nuevo calvario
físico. El jugador norteamericano no conseguiría disputar
nada más que 16 encuentros en todo el curso. Pese a
haberse perdido por lesión 148 partidos de los 164 que
podría haber jugado, el entrenador Jerry Sloan, consciente
de su potencial aún sin explotar, decide darle la confianza
para continuar en Salt Lake City. Los Jazz le hacen caso y
ejercen su cláusula de renovación por dos temporadas.

Su tercera campaña en la ciudad utaheña parece dar la

razón a Sloan. Borchardt llega a disfrutar del baloncesto
NBA en hasta 67 ocasiones con más de dos decenas
de titularidades. El gigante llega a aparecer hasta en 23
ocasiones desde el quinteto inicial, pero su rendimiento
no termina de convencer a los dirigentes y, en este caso,
tampoco al entrenador que, a principios de temporada, le
había regalado su confianza. En 2005, Curtis Borchardt
entra como pieza de cambio en el famoso mayor traspaso
de la historia de la NBA, uno que acabaría con Antoine
Walker y Jason Williams en los, posteriormente campeones,
Miami Heat. Tras el mastodóntico ‘trade’, Borchardt llega a
unos exigentes Boston Celtics, que, tras la inerte incidencia
en su juego, le envían a Tennessee para enrolarse en los
Memphis Grizzlies.

75

España en el horizonte

El periplo NBA de Curtis Borchardt termina con sabor

agridulce y con la sensación de que, si las lesiones le
hubiesen respetado, podría haber alcanzado cumbres más
elevadas. En ese intervalo en el que permanece sin equipo,
el pívot recibe una interesante oferta del Barcelona, pero
una conversación telefónica con Josh Fisher hace que el
jugador descarte la idea de jugar en la Ciudad Condal. La
gran exigencia de Dusko Ivanovic, entonces entrenador del
conjunto blaugrana, y su delicado estado físico merman la
posible incorporación. El miedo impide que Borchardt se
convierta en culé. La mente le gana esa batalla al cuerpo.

En ese momento, entra en escena Raül López y, de manera

latente, el CB Granada. Recién ascendido a la ACB, el
conjunto nazarí buscaba asentarse en la máxima catego-
 ría del baloncesto patrio y, de esta forma, ocupar el vacío
deportivo y emocional que había dejado la desaparición del
Oximesa Granada, marchito en 1993 tras haber militado en
ACB durante seis ciclos consecutivos desde 1986 a 1992.
Curtis Borchardt aterriza de pie en la ciudad de la Alham-
bra. En su primera temporada (2005-06), el cuadro estadís-
tico del jugador es de 15,8 puntos, 9,3 rebotes y 2 tapones
por partido. Su participación resulta clave para que el equi-
po alcance la ambicionada permanencia en la categoría de
oro. Muy pronto, la ausencia de lesiones graves y el alto
rendimiento mostrado en su llegada a la ACB sitúa al pívot,
nuevamente, en el radar de varios equipos NBA.

Sin embargo, cuando el regreso a la mejor liga del mundo

parecía inminente, el jugador decide reingresar al club y
la sociedad nazarí todo lo que le habían dado y amplía
su compromiso con el Cebé por dos temporadas. Según
contaría el propio jugador, años después de su retirada, la
recomendación de no forzar demasiado su físico, así como
el bienestar familiar y la integración que sentía su familia en
la ciudad andaluza, pesaron en la toma de la decisión sobre
las posibilidades económicas y deportivas que abrían una
posible vuelta a la NBA.
76
Más problemas en Granada

De esta manera, Borchardt comienza su segundo curso en

Granada como baluarte deportivo y emocional del equipo.
Será la campaña de su confirmación como ídolo granadino;
aquella en la que terminará como máximo reboteador de la
competición y con promedios de 15,2 puntos, 10,5 rebotes
y 1,9 tapones para un 23,8 de valoración. El pívot sería uno
de los nombres más dominantes de la liga y se convertiría
en mejor jugador del torneo en noviembre, diciembre y
enero. No obstante, las lesiones vuelven a hacer mella en
su rendimiento. Una nueva dolencia en el hombro le lleva
a ausentarse en el tramo final de la temporada -solo puede
jugar 26 partidos-. No reaparecerá sobre la pista hasta la
quinta jornada de la 2007-08, su tercer año en Granada,
y lo hará tras permanecer medio año fuera del parquet.
La diosa Fortuna le mira de reojo y, de nuevo, termina
en la enfermería. En este caso, otra lesión en su hombro
-aparentemente leve- se complica y le obliga a pasar por el
quirófano. Así las cosas, lo que se estimaba como una baja
de entre diez y quince días se alarga hasta el cierre de cam-
paña. En su tercer curso en Granada solo puede jugar trece
partidos en los que suma una carta de 10,7 puntos, 10,5
rebotes y 1,3 tapones más una valoración de 20 puntos.

El cuarto año de Borchardt en Granada fue más regular. Sin

lesiones graves, el jugador norteamericano consigue jugar
26 partidos y alcanza cotas máximas, llegando, incluso, a 41
puntos de valoración frente al TAU Cerámica y el Vive-
Menorca. Sus promedios, en esta ocasión, llegan a 12,3
puntos, 9,8 rebotes y 1,5 tapones en 26 partidos para la que
será su última campaña como activo nazarí.

La situación del Granada, sumido en una profunda crisis 77

económica, propiciará la no renovación del contrato del
pívot, que terminará buscando una salida deportiva con un
contrato de dos años en el ASVEL Lyon-Villerbaune. Tras
ser cortado y permanecer un año y medio fuera del juego,
Curtis terminará regresando a España, vía Blancos de
Rueda Valladolid, en 2012, aunque fue un paso meramente
testimonial y previo a su retirada. La crónica de una muerte
anunciada.

Su paso por Granada, en cambio, queda en la memoria

de una afición que disfrutó junto a él sus años de máxima
gloria y triunfo. Siete años consecutivos en ACB en los que
cuatro temporadas Borchardt fue su jugador franquicia.
Todo gracias a un estilo de juego dominador en la pintu-
ra e intimidante en defensa en el que la envergadura se
conjugó, a la perfección, con una sorprendente agilidad y
coordinación, una destacable visión de juego para distribuir
cuando las defensas más agresivas le cercaban y una fa-
bulosa capacidad técnica para entender y llevar a cabo los
movimientos tácticos y el lanzamiento de media distancia.

Buena muestra de la relevancia de este jugador en la plan-

 tilla del Cebé y en la propia ACB la procuran las declaracio-
nes de su compañero Vlado Scepanovic al periodista José
Manuel Puertas en Ideal de Granada. “Era el mejor jugador
de la liga, seguro. Fue el MVP dos años seguidos. Esto lo
explica todo sobre él. Era un jugador fantástico, pero sobre
todo un tipo sensacional. Nos lideró y nos ayudó mucho”,
asegura el ahora entrenador, que asigna dos MVPs que
restituyen los que nunca llegó a concederle la ACB.

Raül López, amigo y compañero de

rehabilitación en Utah, jugó un papel clave en la
llegada del pívot a España

No en vano, y como otra anécdota sobre su incidencia en la

liga, se le otorgó el sobrenombre de Dios del Supermana-
ger, el juego tipo Fantasy en el que, debido a sus impresio-
nantes cotas de valoración, todos suspiraban por su fichaje.

El renacimiento de Granada
78 Una década después de la retirada del corpulento pívot de
Buffalo, y de su refundación como club, el Granada regresa
a la ACB con el menor presupuesto de la categoría y la
única meta de la permanencia. Nada tiene que ver este
Covirán Granada con aquel Cebé. Y, sin embargo, lo tienen
que ver absolutamente todo. La hinchada de Granada se ha
volcado con un club cuya estructura es meramente local.

En el banquillo, una particularidad: desde su fundación, en

2012, solo un técnico se ha sentado en la banca del conjunto
granadino. Pablo Pin buscará esa permanencia en la máxima
competición de la mano del grueso de la plantilla que logró el
ascenso, que goza de la presencia de jugadores experimen-
tados en la categoría como Petit Niang o Pere Tomàs, al que
se unen a los importantes refuerzos internacionales.

Cuatro jugadores con una dilatada experiencia en el balon-

cesto europeo han aterrizado en Granada con la idea de
dar un salto de calidad y competitividad a la plantilla nazarí.
Los fichajes del base Alex Renfroe y el ala-pívot Luke Maye,
ambos norteamericanos, se unen a la llegada del pívot
brasileño Cristiano Felicio y el alero serbio Dejan Todorovic
con la misión de reafirmar a Granada en la élite balonces-
tística nacional. Un Olimpo al que ya estuvo a punto de
volver la campaña pasada -se quedó a un solo partido del
ascenso que consiguió el Río Breogán- y del que muchos 79
consideran que jamás debería haber caído. Entre ellos, el
superhéroe Curtis, ahora fisioterapeuta deportivo, que, en
una entrevista de este verano con José Manuel Puertas, en
Ideal, compara la desaparición del Granada con la de los
Seattle Supersonics en la NBA: “Yo crecí en Seattle, siendo
fan de los Supersonics de la NBA, y sé lo que es perder
un equipo, como pasó en Granada con la ACB. Ambas son
ciudades de baloncesto, y que Granada vuelva a donde
debe me hace feliz”.

Seguro que Curtis mantiene un ojo sobre el paso del Gra-

nada por la ACB en la temporada de su retorno. Desde la
distancia, con la nostalgia del jugador importante que fue
y la media sonrisa en la cara, el jugador estadounidense
podría estar contemplando cómo su antiguo equipo es la
revelación de lo que va de competición, título oficioso que
encamina su permanencia. Es difícil vaticinar cómo con-
cluirá la temporada, pero no hay duda de que, pase lo que
pase, el templo nazarí seguirá rememorando a Curtis Bor-
chardt como uno de sus tótems. El gigante con nombre de
superhéroe que, allende el reloj y las lesiones, hizo soñar
con el paraíso a una ciudad tan pasional como Granada.
 Por Jesús Villaverde Sánchez @jesusvs_txetxu / fotos de ACBPhoto

Mónaco,
ciudad abierta
La Salle Gaston Médecin podía oler la sangre. No en

vano, la AS Mónaco había luchado en los despachos de

la Euroliga para poder utilizar el pabellón de Fonteviei-

lle, ubicado en el complejo polideportivo Stade Louis

80 III, con miras a veladas así. Apenas posee capacidad

para 4.000 asientos, pero eso queda compensado por

la sensación de agobio que transmite la pista para la

escuadra visitante. Nadie habría apostado aquel abril

de 2022 por un equipo bisoño frente a un proyecto tan

curtido en la competición como el del Olympiacos.

Marcos Rafael Cañas @capemarcos

/ Fotos de AS Mónaco
Sin embargo, allí estaban rugiendo con
un juego vertiginoso. Los monegascos
vieron al estelar escolta Mike James
buscar la tabla para convertir sus pri-
meros puntos y no hubo marcha atrás.
Enfundado en una mascarilla blanca,
Kevin Durant no disimulaba su excita-
ción y felicidad por el éxito de su anti-
guo compañero en los Brooklyn Nets.
El Principado disfrutaba del infrecuen-
te honor de tener a una leyenda de la
NBA como espectador de lujo.
Era el cuarto día de lucha por un bi-
llete por la Final Four de Belgrado.
Georgios Bartzokas torció el semblan-
te tras perder la ventaja de campo y no
recuperó la alegría ni siquiera al lle-
varse el tercer duelo. El viejo zorro he-
leno descubrió un caramelo envenena-
do y quería acabar con aquello cuanto
antes. De cualquier modo, Dwayne
Bacon -21 tantos y 4 asistencias- fue el
mejor socio de James, si bien Kostas
Sloukas tuvo en su último triple al hie-
rro la posibilidad de cambiar el 78-77
final sobre la bocina. El estruendo en
el Gaston Médecin sucedió mientras
dos viejos amigos se abrazaban.
El desenlace es por todos conocido. El
Palacio de la Paz y la Amistad presen-
ció un épico choque a muerte súbita,
donde un robo de balón y feroz mate
de Thomas Walkup levantó a la grada
para poner las tablas (55-55). James,
siempre él, cerró aquel tercer cuar-
to con un triple de dibujos animados.
Fue una lenta agonía, un 94-88 que
certificó la grandeza de los Vezenkov
y compañía, aunque ya a nadie podría
volver a sorprenderle que la AS Móna-
co entrase en las quinielas por una Fi-
nal Four. Al fin, era una ciudad abierta
para soñar.
Le Rocher
81
Cuesta explicar la metamorfosis ba-
loncestística de estos años. No obs-
tante, Jaime Fernández supo intuir las
coordenadas exactas en un artículo
para el portal web de Skyhook Maga-
zine a la altura del mes de marzo de
2022, justo cuando todas las miradas
se dirigían hacia el Principado. En su
 análisis, destacaba la marcha de Zvez-
dan Mitrovic y su reemplazo por Sasa
Obradovic. El primer ‘coach’ llevaba
tiempo consolidando a los monegas-
cos, pero la directiva le penalizó por su
tensa relación con Mike James, la gran
estrella que había aterrizado en los es-
tertores de 2021 desde Moscú.
Un anotador de otra época, aunque
no siempre fácil de llevar. Obradovic,
quien llegaba sin haber desarrollado
su filosofía del todo en el Estrella Roja,
pronto comprendió la alianza que debía
hacer. Manos rápidas para robar balo-
nes y salidas espectaculares a la con-
tra. Golpear y agotar a los oponentes
con espectacularidad física, finaliza-
ciones enérgicas y permitir a la grada
82 del Gaston Médecin soñar con una pro-
mesa anhelada: la gloria continental,
estar por la verdadera lucha de poder
junto a los Real Madrid, Anadolu Efes,
Olympiacos, etc.
El primer viaje del técnico balcánico no
pudo ser más excitante. Junto con las
exhibiciones vertiginosas entre sema-
na por Europa, también aspiraron a la
LNB Pro hasta las últimas instancias,
incluyendo una memorable final ante
los, a la postre, campeones del ASVEL
Lyon-Villeurbanne. Allí, bajo la atenta
mirada de Tony Parker, la AS Mónaco,
que se había sobrepuesto a jugar con
la grada en contra, dejó escapar un 71-
74 a falta de escasos segundos. Iróni-
camente, los responsables fueron dos
de sus mejores hombres: un tiro libre
errado por Alpha Diallo y una falta pre-
cipitada de Mike James sobre el veloz
‘playmaker’ rival, Élie Okobo, quien ha
terminado militando en las filas mone-
gascas.
Sin embargo, se repusieron del golpe.
La Roca. Homenajeando a un acciden-
te geográfico en la costa mediterránea,
los rojiblancos sorprendieron a mu-
chos, si bien no a sus propias ambicio-
nes. Los despachos estuvieron raudos
cuando Dwayne Bacon se marchó: Jor-
dan Loyd llegaba para mantener fuerza
en el perímetro, además de arrebatar
a una destacada pieza de su gran rival
en el país: Matthew Strazel, del ASVEL.
Asimismo, atar las renovaciones de
Donta Hall y Alpha Diallo.
Un minucioso recuento refleja una sa-
bia combinación de apuestas y valores
seguros. Yoan Makoundou brilló con
el Cholet en la Basketball Champions
League hasta el punto de que el equi-
po del Principado le ofreció cuatro años
para crecer con ellos. A la par, ningún
riesgo parece emanar de hacerse con
los servicios de John Brown III y Jaron
Blossomgame, absolutamente acor-
des con la filosofía de Sasa Obradovic:
músculo pétreo y espectacularidad en
las finalizaciones.
Bienvenue Champion
Estaba marcada en rojo en el calenda-
rio. El Anadolu Efes, flamante bicam-
peón del torneo, debutaba en la Eu-
roliga para la campaña 2022-23. Daba
igual que tuvieran la baja de una me-
gaestrella como Shane Larkin, puesto
que los otomanos estrenaban fichajes
como el de Will Clyburn, otra de las
perlas arrebatadas al CSKA de Mos-
cú con motivo de la sanción a los clu-
bes rusos por la dramática Guerra de
Ucrania.
En el vestuario de los locales, Adrien
Moerman tenía mucho que decir.
¿Quién mejor para informar de cómo
las gasta el ‘staff’ técnico de Ergin Ata-
man que uno de sus antiguos hombres
de confianza? El alero volvía a la fron-
tera con su Francia natal dispuesto a
mostrar los ribetes de veterano que se
había ganado. La afición del fenómeno
AS Mónaco pudo comprobar que sus
compañeros se contagiaban de esa
aura en un partido inicial que, por com-
pases, tuvo aroma a Playoff, incluyendo
polémica arbitral reconocida por la Eu-
roliga y prórroga.
Mike James y las suspensiones invero-
símiles que le caracterizan fueron cla-
ves con 19 puntos, además de tener un
escudero de lujo en Alpha Diallo, quien
recogió 9 rebotes y repartió 7 asisten-
cias para dar la primera alegría a los
de Saša Obradovic. Podían respirar
tranquilos en el Principado, puesto que
los jugadores fueron conscientes de
hallarse ante el mejor escaparate posi-
ble del torneo, desarrollando ese juego
vertiginoso y que penaliza los errores
del adversario de forma implacable.
Algo de eso debió sentir Paris Lee, an-
taño referente de este proyecto, ahora 83
vistiendo la elástica del histórico Pana-
thinaikos. El exuberante base sufrió a
 sus antiguo compañeros en Atenas en
un choque donde no pudieron frenar-
les, aunque también sufrieron los galos
algunas de esas pájaras donde permi-
ten la remontada rival hasta el punto de
84 complicarse la existencia (80-83).
Volver al lugar del crimen
Apenas ha pasado un año, pero se an-
toja que sucedió hace una eternidad.
Aquella lucha por la EuroCup de 2021
resultó agónica en lo físico, aunque
también en lo mental. El Basket Hall de
Kazán asistió a una pugna a brazo par-
tido, el último gran momento de Zvez-
dan Mitrovic con los del Principado: un
ajustado y merecido triunfo a domicilio
ante el UNICS Kazán por 83-86, certifi-
cando la victoria lograda días antes en
Francia.
El primer título continental para la AS
Mónaco. En algunos mentideros se es-
peculó con que su acceso a la Euroliga
sería una bonita anécdota. De cualquier
modo, desde entonces el club no ha
dudado en invertir, con un incremento
hasta los 20 millones de euros de presu-
puesto. Además, planteando un agravio
comparativo con otros rivales que han
sabido aprovechar, no han dudado en
lanzar cantos de sirena a estrellas en el
Viejo Continente, usando como cebo la
exención fiscal de la ciudad-estado.
Ciertamente, las hazañas del Limoges
de Bozidar Maljkovic se mantienen en
la retina de las canastas galas, si bien
ahora hay una cabeza que asoma en
el horizonte. Nadie antes que los mo-
negascos había llevado a una Euro-
Cup a sus vitrinas y, por si fuera poco,
el debut en la Euroliga fue altamente
satisfactorio. En su segundo año, han
arrancado con fuerza y con triunfos de
prestigio como derrotar a su anterior
verdugo a domicilio: el Olympiacos.
El encuentro en el pabellón del Ática
resultó sumamente emotivo para los
visitantes, con Okobo dirigiendo las
operaciones ofensivas de manera bri-
llante -22 puntos-. Arrebatar el invicto
a los helenos era otra tarjeta de pre-
sentación de una Cenicienta con tarjeta
de crédito sin cortes y permiso familiar
para llegar a altas horas de la madru-
gada sin convertirse en calabaza.
Nadie reparó en ellos inicialmente.
Cuando se ha hecho, sus aspiraciones
son más que razonables, especialmen-
te bajo un mandato presidencial fasci-
nante y digno de estudio.
Killing them softly
Dmitri Rybolovlev, multimillonario ruso
dueño el equipo de fútbol del Mónaco,
ha sabido mantenerse lejos de las ac-
tuales sanciones a magnates de su na-
ción con un desmarque bien publicita-
do de las políticas de Moscú. Dueño del
club deportivo galo desde 2011, ha en-
cabezado donaciones a la Cruz Roja de
su institución y a título personal para
las víctimas de la guerra.
Sea como fuere, no es oro todo lo que
reluce en el Principado. Como advertía
la introducción de la serie Los Tudor,
creemos conocer una historia, pero
únicamente tenemos el desenlace. Ry-
bolovlev logró su acaudalada condición
en tiempos convulsos, la oleada de pri-
vatizaciones en la por entonces recién
extinta URSS, trabando excelentes con-
tactos con los círculos de Boris Yeltsin y
el mismísimo Vladimir Putin.
No cambia particularmente la parti-
tura en el basket monegasco. Alexey
Fedorychev asumió las riendas de La
Roca en enero de 2022, reemplazando a
Sergey Dachenko, millonario ucraniano
que tomó a un club que languidecía en
la tercera división francesa a la altura
de 2013. Resulta frecuente verle a él o
a su sucesor en comparecencia públi-
ca con el príncipe Alberto, reflejando la
confianza de la élite de la ciudad acerca
de un escaparate deportivo que seduce
casi siempre a las grandes fortunas.
Antiguo adorador del gigantesco Vladi-
mir Tkachenko, el baloncesto es algo
más que un juego para Fedorychev,
quien ha invertido con pasión en el
mismo desde fechas tempranas, sien-
do la institución deportiva AS Móna-
co su mecenazgo definitivo. Igual que 85
sucede en el balompié, esta notable
figura en las finanzas tampoco escapa
a sombras en su biografía, incluyendo
las sospechas de estafa piramidal en el
banco Rodovid, si bien los vientos pare-
cen soplar favorablemente a su causa
en la ciudad portuaria.
Desconocemos el desenlace de cuen-
to, pero una autoridad como Sergio
Scariolo advirtió desde Bolonia: “Es un
gran equipo, el año pasado una escua-
dra de Final Four que se quedó a pocas
canastas del objetivo. Esta temporada
se ha reforzado mucho adquiriendo
excelentes jugadores con físico y gran
talento”.
AS Mónaco. Ville Ouverte.
86
SHOWTIME

87
Cuando la vida era maravillosa. Andrés
Montes, versión con pelo, en los JJOO de
Atlanta 1996.
Foto: Miguel Ángel Forniés

90 98
EN FEMENINO EL CHUPITO
el olvido de 48 segundos
brittney de gloria

100 102
quinta falta overtime
malaga está extraña pareja
llorando en philly
SHOWTIME
Brittney Griner
prisionera
por Olga Lorente @OlguitaLorente / Fotos de IG @brittneyyevettegriner
La jugadora americana Brittney Griner
está viviendo en Rusia una auténtica
88 pesadilla y, lo peor de todo, es que parece
no tener final. La estrella de la WNBA
-también del Ekaterimburgo- fue detenida
el pasado 17 de febrero en el aeropuer-
to de Moscú, cuando las autoridades
locales le encontraron entre su equipaje
dos cartuchos de 0,7 gramos de aceite
de cannabis, una sustancia prohibida allí.
Fue acusada de consumo y contrabando
de drogas. Ella siempre defendió que iba
a utilizarlos como recambio para su vapea-
dor y, sobre todo, que formaban parte de
una terapia médica para luchar contra sus
lesiones y sus dolores crónicos, para los
que tenía la prescripción médica. Poco im-
portó. Estuvo en prisión preventiva hasta
agosto, cuando se ratificó su condena que
conllevaba una sentencia de nueve años
de prisión. El calvario continúa, ya que,
recientemente, Griner ha sido trasladada
a una colonia penal rusa. Sus abogados,
Maria Blagovolina y Alexander Boikov, han
comunicado que “en estos momentos no
hay información sobre su actual paradero”.
Tampoco la embajada americana sabe
dónde está su ciudadana. Seguramen-
te, Brittney Griner solo es una ficha de
ajedrez del tablero en el que se juega la
política internacional. En estos momentos,
las relaciones diplomáticas entre Estados
Unidos y Rusia no son buenas, se aseme-
jan a las de la Guerra Fría y, por ello, la ju-
gadora de baloncesto podría estar siendo
utilizada como moneda de cambio.
Todo empezó hace nueve meses. A finales
de febrero de 2022 el presidente de Ru-
sia, Vladimir Putin, afirmaba en televisión:
“He tomado la decisión de iniciar una
operación militar especial en Ucrania, cuya
finalidad es proteger a las personas que
han sido objeto de intimidación y genoci-
 SHOWTIME

de guerra
89
SHOWTIME
dio por parte del régimen de Kiev durante
ocho años”. Pese a que Ucrania, la Unión
Europea, Estados Unidos y la OTAN des-
mintieron dicho genocidio, Rusia empezó
una invasión en el país vecino con explo-
siones en distintas zonas de su geografía.
Ya en las primeras horas del conflicto, el
gobierno ucraniano registró 40 fallecidos
y decenas de personas heridas. Cifras que,
desgraciadamente, han ido subiendo con
el paso de los meses. Las consecuencias
de esta invasión se sienten en infinidad de
sectores y han cambiado, en cierto modo,
el orden mundial. Porque las guerras em-
piezan y duran mucho más que los dispa-
ros, las bombas, las amenazas, la pérdida
90
de un hogar y las sirenas antiaéreas.
En este sentido, el mundo del deporte
también se ha visto afectado por un
conflicto por el que muchos atletas han
decidido alzar la voz. La comunidad inter-
nacional, desde diferentes altavoces, dio la
espalda a Rusia y eso a su presidente no le
sentó nada bien. Puede que en la ofensiva
fuesen ganando, pero ante la opinión
pública, perdieron desde el primer día. Y
eso ha tenido consecuencias.
Días después del inicio de la invasión en
Ucrania, la FIBA emitió un comunicado
en el que condenaba categóricamente

“la violencia, y, por eso, los equipos y lso
árbitros rusos no tendrán permiso para
participar en nuestras competiciones -Eu-
roliga y EuroCup femeninas- ni tampoco
en 3x3, hasta nuevo aviso”. A nivel de
clubes, esta noticia afectó, por ejemplo,
al enfrentamiento directo que había entre
el Dynamo Kursk y el Ekaterimburgo en
los cuartos de final de la Euroliga. Ambos
equipos fueron eliminados de la máxima
competición internacional y sustituidos
por el Spar Uni Girona y el TTT Riga. En
El caso Griner está plagado de irregularidades
desde su misma detención, llegando a tener a la
estrella del baloncesto en paradero desconocido
cuanto a selecciones, también se descartó
la presencia del país de Putin en la Copa
del Mundo que se disputó hace dos
meses en Australia -Puerto Rico ocupó su
lugar-.
Tras el anuncio de FIBA, muchas ju-
gadoras prepararon todos los trámites
necesarios para abandonar Rusia y volver
a sus respectivos países, siempre que su
club les autorizase para ello. El todopode-
roso Ekaterimburgo, el máximo favorito
para proclamarse campeón de la Euroliga,
tenía ya la liga doméstica prácticamente
ganada, por lo que dio permiso a sus
jugadoras extranjeras para regresar a casa.
Parece una misión sencilla, pero no lo fue.
En algunos casos, incluso, fue necesaria la
SHOWTIME
ayuda de las pertinentes embajadas y de
las federaciones nacionales. La mayoría
de los países decidieron cerrar el tráfico
aéreo con Rusia, por eso la española Alba
Torrens, por ejemplo, tuvo que buscar un
vuelo alternativo a Dubai. De allí viajó a
Alemania -Dusseldorf-, luego a Valencia
y finalmente a Palma, donde tiene su
residencia. Pero regresó. Brittney Griner
todavía no ha podido hacerlo y su agente,
Lindsay Kagawa Colas, ha tenido que
implorar al gobierno de su país para que
91
hagan todo lo posible para traerle de
vuelta a casa.
Intercambio de prisioneros
El 17 de febrero de 2022 -días antes
de que se iniciase la invasión rusa en
Ucrania-, Brittney Griner se encontraba
en un aeropuerto de Moscú, después
de un largo viaje desde Nueva York para
jugar con el UMMC Ekaterimburgo, su
equipo desde hace varias temporadas
-el presidente del club es uno de los
30 oligarcas más ricos e influyentes de
Rusia-. Allí, en el control de equipajes, le
encontraron en su maleta dos cartuchos
de 0,7 gramos de aceite de cannabis. Pese
a que ella siempre ha defendido que era
SHOWTIME
para autoconsumo y se amparaba en una
prescripción médica para su uso, se trata
de una sustancia prohibida en Rusia que
conlleva la cárcel.
Aunque la protagonista era una de las me-
jores jugadoras de baloncesto del mundo,
Rusia no comunicó la detención de Britt-
ney Griner hasta unos días después de co-
menzar el conflicto bélico con Ucrania. La
defensa de la jugadora siempre ha man-
tenido que hubo irregularidades desde
el primer momento, ya que no le dieron
acceso a un abogado hasta pasadas unas
horas, se le pidió firmar documentos que
estaban escritos en ruso -no traducidos
al inglés-, nunca le hablaron en su idioma
y jamás le leyeron sus derechos. Además,
92 la televisión pública emitió un vídeo de la
jugadora en una comisaría sosteniendo un
papel en el que estaba escrito su nombre.
En un primer momento se estableció
que Griner estaría en prisión dos meses
desde su detención, a la espera del
juicio. Sin embargo, un tribunal dictaminó
después prolongar su encarcelamiento
preventivo un mes más, hasta mediados
de junio. Pero nada cambió, salvo el paso
del tiempo, puesto que estas medidas
cautelares fueron prorrogadas hasta en
cuatro ocasiones más. La primera semana
de julio, ella misma, siguiendo los consejos
de sus abogados, se declaró culpable
manifestando que había introducido el
cannabis por error en Rusia, puesto que
había olvidado que allí no estaba permiti-
do. Con la intención de que reconociendo
los hechos las autoridades fuesen más
benévolas con la sentencia, afirmó que
nunca quiso ocasionar ningún problema
para el gobierno del Kremlin. La estrategia
no salió bien y le impusieron una pena de
nueve años de cárcel. Los abogados de la
jugadora apelaron en un recurso a la cle-
mencia por considerar que era un castigo
muy elevado, pero Moscú se la denegó y
mantuvo firme la condena.
Tras la sentencia, Griner quedó devasta-
da y escribió una carta al presidente de
su país con motivo de la festividad del
4 de Julio en la que le pedía ayuda para
poder regresar. “Estoy aterrada pensando
que pueda quedarme aquí para siempre.
Soy consciente de que está lidiando con
muchos asuntos, pero, por favor, no se
olvide de mí ni de los otros detenidos.
Haga todo lo posible para que volvamos a
casa”, rezaba.
Desde que la doble medallista olímpica y
campeona de la WNBA fue arrestada, los
medios de comunicación estadouniden-
ses, entre los que destaca el New York
Times, han defendido que se debía a una
estrategia rusa para contar con una rehén
mediática que le otorgase cierta ventaja a
Putin a la hora de negociar con Joe Biden.
De hecho, la secretaria de prensa de la
Casa Blanca afirmó desde el inicio que
habían presentado “una oferta sustancial”
para resolver el caso.
El propio secretario de Estado americano,
Antony Bliken, desveló el 27 de julio que

su país había ofrecido un intercambio de
prisioneros a Rusia. Con esta propuesta
pretendían recuperar también, además de
a la jugadora de baloncesto, al exmarine
Paul Whelan, quien fue condenado a 16
años de cárcel en 2020 por espiar para
su gobierno. Bliken no informó sobre a
quién entregarían ellos en dicha negocia-
ción, aunque el New York Times aseguró
que se trataba de Viktor Bout -conocido
como ‘El mercader de la muerte’, quien
inspiró una película protagonizada por
Nicolas Cage-, un traficante de armas ruso
que cumple condena en Estados Unidos
desde 2008 por encabezar una operación
internacional con la que vendían material
a Al Qaeda y los Talibanes. De momento,
no se ha sabido nada más sobre estas
SHOWTIME
93
negociaciones, pese a que Joe Biden
afirmó hace unos días tras las elecciones
de mitad del mandato estadounidenses
que estaba “dispuesto a llevarle a casa”
y que esperaba que “ahora que habían
pasado las elecciones, Putin esté más
dispuesto a hablar sobre el intercambio de
prisioneros”.
Hasta que eso suceda, se están cumplien-
do las peores pesadillas de la mujer y del
entorno de Brittney. La estrella interna-
cional de baloncesto ha sido trasladada
por las autoridades rusas a una colonia
penal, un lugar en el que los presos suelen
realizar trabajos forzados, heredero de
los campos de la era soviética. Allí, los
condenados se alojan en barracones y
SHOWTIME
son obligados a realizar cualquier tipo de
durísimas actividades -en algunos casos
relacionadas con la construcción, en
otros se producen alimentos o ropa-. Su
defensa, así como la embajada americana,
afirman que no tienen información exacta
sobre dónde se encuentra la deportista.
Ante esta noticia, su agente emitió un
La esperanza por recuperar a Griner es el
intercambio de prisioneros, uno con el que
Moscú espera recuperar a Viktor Bout, el mayor
traficante de armas del mundo
94 comunicado: “Nuestra principal preocu-
pación sigue siendo la salud y el bienestar
de Brittney. Mientras trabajamos en esta
fase muy difícil de no saber exactamente
dónde está o cómo está, pedimos el apo-
yo del público para continuar escribiendo
cartas y expresando su amor y cuidado
por ella”. Por su parte, el propio presiden-
te Biden ha instado a su gobierno a que
solicite garantías de seguridad y mejora en
las condiciones de Griner.
Apoyo de la comunidad del basket
Desde que Brittney Griner fue arrestada,
la WNBA se volcó para intentar ayudar
a una de las mejores y más importantes
jugadoras de su historia. Por eso, durante
esta última temporada de la mejor liga
del mundo, las iniciales de la pívot de las
Phoenix Mercury y su dorsal 42 figuraban
en todas las canchas. Además, la liga y las
Mercury dejaron claro que Griner cobrará
su salario íntegro cuando vuelva a casa.
La WNBA, además de contar con la mayo-
ría de las mejores jugadoras del planeta
cada temporada, suele servir también
como altavoz para reivindicar causas so-
ciales. En los últimos tiempos hemos visto
a sus estrellas manifestarse públicamente
sobre política o llevar a cabo campañas
para erradicar el racismo. En esta ocasión
no se iban a quedar calladas ya que una
compañera, una amiga o su máxima rival
estaba pasando un calvario muy lejos de
sus fronteras. En un gran escenario como
el All-Star, con toda la repercusión me-
diática que atrae, todas las protagonistas
lucieron una camiseta con el número 42
y el apellido Griner a la espalda, tanto en
el calentamiento previo al partido como
durante toda la segunda mitad del mismo.
Uno de los momentos más emotivos fue
cuando se rindió homenaje a la pívot de
las Mercury, con su mujer sentada en
primera fila.

Otra de las muestras de afecto a la dete-
nida pudimos verla en la pasada Copa del
Mundo de Australia, cuando ninguna ju-
gadora de Estados Unidos vistió el dorsal
15. La selección americana decidió retirar
la camiseta de Griner hasta que pueda
salir de territorio ruso. Ese número está
exclusivamente reservado para ella. Por
supuesto, la medalla de oro también fue
para su compañera. Una vez las jugadoras
tuvieron la medalla que les acreditaba
como campeonas colgada del cuello,
uno de los pesos pesados del vestuario
-Breanna Stewart- declaró que “este metal
es para Brittney Griner. Espero que sepa
que está siempre en nuestros pensamien-
SHOWTIME
tos, no podemos esperar más para verle
de vuelta. Brittney, te amamos, tenemos
tu medalla de oro guardada, te echamos
de menos”.
Es complicado vaticinar cuándo acabará
este caso. Brittney Griner y su familia
están viviendo una pesadilla desde hace
nueve meses. Su suerte parece estar
ligada a que los máximos mandatarios
de Rusia y Estados Unidos lleguen a un
acuerdo y acepten intercambiar prisione-
ros. Su futuro es incierto y, aunque ahora
es lo menos importante, también podría
suponer el final de la carrera de una de las
mejores jugadoras del planeta.
95
 SHOWTIME

Tenía un amigo en el instituto al que conocían como el cronómetro. Presu-

mía de hacerlo todo en un minuto. Resolvía su vida en sesenta segundos, e
96 incluso en menos. Llegaba de un punto a otro del recreo en sesenta segun-
dos, se comía el bocata en menos de un minuto e incluso se jactaba de hacer
los deberes de Inglés en un minuto, sino menos. A esa edad es verdad que
nos sorprende todo. Y también es cierto que no hay nada más subjetivo para
un humano que el tiempo, porque, para nuestra psique, todos llegamos a un
sitio en un minuto o tardamos sesenta segundos en hacer algo. Y es verdad
que Roma no se construyó en un día, pero para algunos el mundo se hizo en
60.000 milésimas de segundo. Existen casos en los que la vida tuvo lugar en
un minuto. Que se lo digan a Cedric Hunter, cuya carrera NBA se resume en
eso. En 60 batidas de aguja de reloj. Bueno, técnicamente 48 segundos, pero
eso a él no le debió importar mucho.

Cedric era un chico normal que se crió en Omaha, Nebraska, ciudad que
deja bañar sus orillas por el río Misuri. Su carrera le llevó a Lawrence, Kansas,
donde acabaría jugando cuatro temporadas para el equipo universitario, los
Jayhawks. La confianza y sus buenos años le llevaron a presentarse al Draft
de 1987 en el que no fue elegido. Se mostró algo decepcionado, no entendía
muy bien que un equipo con elección en las últimas rondas no se decantara
por un creador de juego como él. Su destino a partir de ahí lo vio claro, la
CBA, donde jugó para los Topeka Sizzlers, Santa Barbara Islanders, Omaha Ra-
 SHOWTIME

El chupito
la pequeña historia de esos jugadores con un solo partido en la NBA

Cuarenta y ocho
segundos de grandeza
por Kiko Rocillo @kikorocillo

cers, Sioux Falls Skyforce y San Diego Wildcards. Su carrera en la CBA fue de
leyenda. Llegó a ser el líder en asistencias -3.815- y en robos -912-. Además,
es el sexto jugador de la historia de la competición en puntos -6.205-.

Antes de todo eso, la vida de Cedric sufriría un cambio inesperado. El día

de San Valentín de 1992 recibe una llamada. Al otro lado se encuentra Mike
Thibault, su entrenador en Omaha, que le expone la situación: Rex Chapman
tiene una lesión en el pie. Los Charlotte Hornets necesitaban un base y vieron 97
en Hunter la solución, firmándole por 10 días.

Apenas dos días después, el 16 de febrero, Los minutos se agolpaban sobre

el reloj de juego mientras Cedric iba viendo entrar y salir a compañeros del
parqué. Todos menos él. La victoria de los Hornets sobre los Heat empezaba
a ser una evidencia, y, con varios puntos arriba de su equipo, Cedric entró en
la pista. Empezaba su carrera NBA, con una fecha de caducidad de 10 días, sí,
pero qué importaba. Era su hora.

Su carrera duró lo que dura un hielo en derretirse al fuego. 48 segundos y

nada más. 48 segundos que ahora llamaríamos minutos de la basura, pero,
es que, ni siquiera eso. Cuando el reloj llegó a 0, su carrera NBA acabó. Le
dio tiempo, sin embargo, a guardar un par de camisetas de entrenamiento y
unos pantalones de juego. Hunter regresó a la CBA para seguir agrandando
el jugador que demostró ser. Hasta donde se conoce de él, acabó trabajando
con estudiantes apartados de clase temporalmente, tal y como relató a Sports
Illustrated. A esos alumnos les aplicó la filosofía de su baloncesto con una
respuesta muy sencilla a cualquier pregunta que le pudieran formular: “No se
trata del destino, se trata del viaje”.
 SHOWTIME

Adiós al arquitecto
del baloncesto
quinta falta
malagueño
por Jesús Miguel López @jesusmiguell27

La vida es caprichosa con los caminos que nos tiene prepara-

dos. Casi de burlón, pero al mismo tiempo bienintencionado
destino, es que José María Martín Urbano (1950-2022) se
despidiera del mundo de los vivos mientras contemplaba des-
de la grada del Martín Carpena al equipo de su vida: el Unicaja
de Málaga. Una institución a la que dio rumbo y dedicó su
más absoluta pasión por el baloncesto para crear los cimientos
sobre los que hoy día se asienta.
98
A los 72 años, un infarto durante un partido de los cajistas en
Champions frente al Dijon, al que ya le precedía un episodio
de angina de pecho, fue el punto y final de una existencia
donde el mundo de la canasta fue continuamente el hilo que
tejió cada uno de sus días. Padre de muchas generaciones que
despegaron de Málaga a la élite nacional. Entre ellos, Carlos
Cabezas y Berni Rodríguez, que lloraban agriamente junto al
cuerpo ya sin vida del que fuera su entrenador en categoría
cadete. Y es que Urbano fue maestro de muchos y amigo de
todos.

El entrenador malagueño, reconocido santo y seña del club

andaluz, estuvo ligado íntimamente a sus entrañas desde la
fundación del mismo en 1977, tanto que pasó por todos o
casi todos los estamentos que se conocen. Al frente del pri-
mer equipo como máximo responsable dirigió 69 encuentros,
aunque los locales manifiestan que fueron algunos más y que
estos no se contabilizaron en tiempo y forma en la época.
 SHOWTIME

Foto: Mariano Pozo

Cuando así tocó, fue asistente, al lado de una larga lista de primeros;
Monsalve, Guardiola, Slavnic o Pesquera, entre otros. También director
de cantera y entrenador de equipos inferiores. Técnico de la casa, de
los que cumplen con labores que no se le piden, de los que de forma 99
desinteresada dan más incluso de lo que tienen. En definitiva, de los que
se entregan con todo sin esperar nada a cambio.

Martín Urbano pertenecía a una generación diferente de entrenadores,

quizá más romántica y menos pragmática que la actual. Unos que apren-
dían y enriquecían su bagaje a través de cintas de la NBA, que compar-
tían sus secretos y averiguaciones en torno a un café y que tenían que
llamar a muchas puertas para saciar su sed de conocimiento. Eso sí, no
compraba el argumento de que ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’.
Miraba con asombro la buena salud de la que gozan en la actualidad los
banquillos, seducido por las propuestas de muchos de sus compañeros.

Cuando se le reconoció por la AEEB con el premio Raimundo Saporta,

explicaba que “el baloncesto es un deporte tan maravilloso que, si eres
capaz de organizar un poco el entrenamiento y el juego para que el niño
tenga los instrumentos necesarios para disfrutar del deporte, este puede
cambiar la vida de un niño”. Quizá sea el legado más trascendental de
todos, crear en el corazón de los suyos un lugar irrenunciable exclusivo
para el baloncesto.
 SHOWTIME

En 2001, Sports Illustrated lanzó un reportaje en el que trataba

OVERTIME
cómo Allen Iverson y Larry Brown habían aprendido a convivir.
Hacía referencia, entre otras cuestiones, a un partido de esa mis-
ma campaña que enfrentaba a los de Philadelphia con los Pistons.
Allen acostumbraba a soltar tacos y protestar, envolviéndose bajo
una toalla, cuando iba al banquillo. Se sentaba solo, mostrando su
desacuerdo. En esta ocasión, aún restaban más de ocho minutos
para el final del tercer periodo y su equipo perdía por 23 puntos.
“Nunca me han hecho esto en mi carrera. Si esto es así, algo tiene
que pasar”, mostraba su enfado el base-escolta en el vestuario.
Larry lo escuchó y, simplemente, se marchó.

Esta era una más que significativa muestra de lo que sucedía,

mucho más allá del simple desacuerdo. El jugador quería al en-
trenador fuera del equipo y viceversa. Por ello, el presidente de la
franquicia, Pat Croce, les hizo sentarse a hablar. Era consciente de
que sin el talento de uno o sin el liderazgo del otro, Philly saldría
100 perdiendo. En alguna ocasión, Brown había usado a la prensa para
lanzar algún toque de atención a su pupilo

- Dices que este equipo es una familia cuando te conviene, pero

después te vas a hablar de mí en los periódicos. Si esto es verda-
deramente una familia, ¡lo mantienes dentro de la familia! No me
faltas al respeto así. Hay veces que estás entrenándome, te estoy
mirando, intentando aprender, y te digo que tú piensas que no me
importa una mierda lo que dices. Piensas que no escucho por la
expresión de mi cara. Bueno, pues te escucho. ¡Lo escucho todo!

- ¿Has acabado?
- ¿Te pregunto yo si has acabado cuando me hablas?

Ahí intervino Pat. Lo hizo aludiendo a una pelea que Allen tuvo en
1993, donde fue condenado a cinco años de cárcel al entenderse
que era parte de una banda. Dos años después, la sentencia que-
dó en nada al revisarla y hacerse evidente que no había pruebas
de ninguna afiliación a ninguna pandilla. “Entrenador, creo que la
forma en la que actúas hacia Allen le hace sentir como lo hicieron
 SHOWTIME

Larry y Allen,
a corazón abierto
por Germán Coronel @Gersace_ / Foto: NBAE

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la policía y el sistema judicial en Virgina después de lo de aquella bolera”.

La cara de Larry palideció de manera instantánea. La conversación se fue rela-

jando y sus palabras acallando. De aquello, en él quedó una huella profunda. No
era un jugador común, pero tampoco un hombre común. Ambos vieron al otro
saludar a su familia con especial cariño. La tensión se veía liberada, la emoción
aún a flor de piel.

En esa temporada, Lakers-Sixers, Finales de la NBA. Justo al final del séptimo

partido ante los Bucks -Finales de Conferencia-, se fundieron en un cálido
abrazo. Casi paternal, entre un joven que había sido nombrado MVP del curso
y un señor que vivía su techo competitivo en aquella liga. “Todos conocéis mis
frustraciones, pero he aprendido a entender a Allen. Aún hay cosas de las que
hace que no comprendo, pero, al menos, sé dónde está su corazón”, dijo el
técnico una vez sellado el pase.
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