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Se transmite por vía sexual y la mayoría de las personas que la padecen no tienen
síntomas.
La gonorrea es una infección de transmisión sexual muy común que afecta especialmente
a adolescentes y personas de entre 20 y 30 años. La gonorrea también es conocida como
blenorragia.
Puedes prevenir la gonorrea si usas condón cada vez que tienes sexo.
Por lo general, la gonorrea se contagia por tener sexo sin protección con alguien que está
infectado. Se propaga cuando el semen el líquido preeyaculatorio y las secreciones
vaginales entran en contacto con los genitales, el ano o la boca o ingresan en estos. La
gonorrea se transmite aun cuando el pene no penetra completamente en la vagina o el
ano.
Las vías principales de contagio son el sexo vaginal, el sexo anal, o el sexo oral. También
te puedes contagiar por tocarte los ojos si tienes secreciones infectadas en la mano. La
gonorrea también se puede transmitir al bebé durante el parto si la madre está infectada.
Síntomas de la gonorrea
La mayoría de las personas con vagina que contraen gonorrea no tienen síntomas. Si
muestran síntomas de gonorrea, estos aparecen alrededor de una semana después de
haber contraído la infección. Estos incluyen lo siguiente:
Dolor o ardor al orinar
Las personas con pene son más propensas a tener síntomas si contraen
gonorrea. Habitualmente, los síntomas aparecen dentro de la semana posterior a haber
contraído la infección. Estos incluye lo siguiente:
La gonorrea también puede infectar el ano si tienes sexo anal o puedes propagar la
infección al ano desde otra parte del cuerpo (por ejemplo, al limpiarte después de ir al
baño). La gonorrea anal no suele presentar síntomas. No obstante, los signos de
gonorrea en el ano pueden incluir:
Dolor al defecar
Si recibes tratamiento para la gonorrea es muy importante que tus parejas sexuales
también se traten. De lo contrario, pueden volver a contagiarse entre ustedes o contagiar
a otras personas. A veces, el médico te dará medicamentos tanto para ti como para tu
pareja.
¿Prevención gonorrea?
El herpes es causado por dos virus diferentes pero similares: el herpes simple tipo 1
(VHS-1) y el herpes simple tipo 2 (VHS-2). Ambos pueden hacer que aparezcan llagas en
y alrededor de la vulva, la vagina, el cuello uterino, el ano, el pene, el escroto, las nalgas,
la cara interna de los muslos, los labios, la boca, la garganta y, rara vez, en los ojos.
El herpes se contagia por el contacto de piel a piel con áreas infectadas, con frecuencia
durante el sexo vaginal, oral, anal y al besarse. El herpes provoca brotes de ampollas o
llagas dolorosas que causan picazón y que aparecen y desaparecen. Muchas personas
con herpes no notan las llagas o las confunden con otra cosa, por lo que no saben que
están infectadas. Puedes transmitir el herpes aun cuando no tienes llagas o síntomas.
El herpes no tiene cura, pero hay medicamentos que calman los síntomas y que
disminuyen las posibilidades de contagiar el virus a otras personas. Lo bueno es que los
brotes suelen ser menos frecuentes a medida que pasa el tiempo y, aunque en ocasiones
puede ser incómodo y doloroso, el herpes no es peligroso. Las personas con herpes
tienen relaciones, sexo y viven una vida totalmente sana.
La piel de los genitales, la boca y los ojos pueden infectarse con facilidad. Otras áreas de
la piel pueden infectarse si el virus del herpes encuentra una forma de entrar, por ejemplo
a través de cortaduras, quemaduras, erupciones u otras llagas.
También puedes propagar el herpes a otras partes del cuerpo si te tocas una llaga y luego
la boca, los genitales o los ojos sin lavarte las manos. También puedes transmitirle el
herpes a otra persona por esta vía.
El herpes es más contagioso cuando hay llagas abiertas y húmedas, pues la secreción de
las ampollas propaga fácilmente el virus. Pero el herpes también puede propagarse y
pasar a otras personas cuando no hay llagas y la piel se ve perfectamente normal.
Muchas personas que contraen herpes nunca tienen síntomas. Algunas veces, los
síntomas son leves y se confunden con otra afección de la piel. Si experimenta síntomas,
estos pueden incluir:
Comezón
Dolor al orinar
Secreción vaginal
Si cree que tiene herpes, consulte a su médico lo antes posible. Es más fácil
diagnosticarlo cuando hay llagas. Puede comenzar el tratamiento más pronto y, quizás,
tenga menos dolor con la infección.
El herpes no tiene cura. Pero existen medicamentos que pueden ayudar. Los
medicamentos como el aciclovir y el valaciclovir combaten el virus del herpes. Pueden
acelerar la curación y disminuir el dolor del herpes en muchas personas. Se pueden usar
para tratar un brote primario o una recurrencia.
Si los medicamentos se usan para tratar una recurrencia, se deben iniciar tan pronto
como sienta un hormigueo, ardor o picazón. También se pueden tomar todos los días
para evitar recurrencias. El aciclovir también viene en forma de crema para aliviar las
llagas durante la etapa primaria o durante las recurrencias.
Su médico hará una exploración física y observará las llagas. Puede hacer un cultivo del
líquido de una llaga y analizarlo para detectar herpes. También se pueden realizar análisis
de sangre u otras pruebas del líquido de una ampolla.
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales en algún momento
de sus vidas, por lo que es importante saber cómo tener sexo más seguro. El uso de
protección, como condones y barreras de látex bucales, cuando se tienen relaciones
sexuales reduce el riesgo de contagio de una enfermedad de transmisión sexual.
El herpes puede vivir en áreas del cuerpo que los condones no protegen (como el escroto,
las nalgas, la parte superior de los muslos y los labios vaginales), por lo que el condón no
siempre te protegerá contra el herpes. No obstante, reduce las posibilidades de contraer
herpes.
Existen dos categorías de VPH transmitidos por vía sexual. El VPH de bajo riesgo
causa verrugas genitales. El VPH de alto riesgo puede causar varios tipos de cáncer:
Cáncer de cuello uterino
Cáncer del ano
Algunos tipos de cáncer oral y de garganta
Cáncer de vulva
Cáncer de vagina
Cáncer del pene
Las infecciones por VPH son las infecciones de transmisión sexual más comunes en los
Estados Unidos. Cualquier persona que ha sido activo sexualmente puede contraer el VPH,
pero usted está en mayor riesgo si ha tenido muchas parejas sexuales o si ha estado con
alguien que ha tenido muchas parejas. Debido a que es muy común, la mayoría de las
personas se contagian con VPH poco después de ser sexualmente activos por primera vez.
Algunas personas desarrollan verrugas genitales por infección con VPH, pero otras no
muestran síntomas. La mayoría elimina las infecciones de VPH en dos a tres años sin
desarrollar cáncer. Sin embargo, algunas infecciones pueden persistir por muchos años. Estas
infecciones pueden generar cambios en las células que, si no se tratan, pueden volverse
cancerosas.
En las mujeres, las pruebas de Papanicolaou pueden detectar cambios en el cuello uterino
que pueden convertirse en cáncer. Las pruebas de Papanicolaou, junto a los exámenes de
VPH, son pruebas de detección del cáncer cervical.
El uso correcto de los preservativos de látex reduce en gran parte, aunque no elimina
completamente, el riesgo de contraer y contagiar el VPH. La forma más confiable de evitar la
infección es no tener sexo anal, vaginal u oral. Las vacunas pueden proteger contra varios
tipos de VPH, incluyendo algunos de los que pueden causar cáncer.
No existe un examen que detecte los tipos de VPH de alto riesgo que causan infecciones en la
vulva, el pene, el ano o la garganta, y estas infecciones no provocan síntomas por sí mismas.
Si se convierten en cáncer, entonces sí es posible que aparezcan algunos síntomas.
¿CÓMO SE TRANSMITE?
Relaciones sexuales orales, vaginales o anales con alguien que porte el virus.
El contagio es más frecuente durante las relaciones sexuales vaginales o anales.
El VPH puede transmitirse incluso cuando la persona infectada no presenta signos ni
síntomas.
TRATAMIENTO
No existe tratamiento contra el virus mismo, pero existen tratamientos para los problemas
de salud que puede causar el VPH
¿CÓMO PREVENIRLO?
Vacuna. Las vacunas contra el VPH son seguras y eficaces. Pueden proteger a los hombres
y a las mujeres contra las enfermedades causadas por el VPH (incluso el cáncer).
Las vacunas contra el VPH se administran en tres inyecciones en un periodo de seis meses.
Es importante recibir las tres dosis.
Deben vacunarse:
Todos los niños y las niñas de 11 o 12 años deben vacunarse.
Hombres hasta los 21 años que no la hayan recibido antes y para las mujeres hasta los 26
años, si no se vacunaron cuando eran menores.
Personas con el sistema inmunitario débil (incluidas las personas con el VIH/SIDA) hasta
los 26 años, si no recibieron la vacuna completa cuando eran más jóvenes.
Prueba de detección del cáncer de cuello uterino.
Las pruebas de rutina en las mujeres de 21 a 65 años pueden prevenir el cáncer de cuello
uterino.
¿Qué es el VIH?
El VIH es el virus que causa el SIDA. Este afecta el sistema inmunitario, haciendo que te
enfermes más fácilmente. El VIH se propaga en las relaciones sexuales, pero los condones
ayudan a que te protejas.
El VIH puede afectar a cualquiera. En los Estados Unidos, alrededor de un millón de personas
viven con VIH, y cada año se presentan más de 41,000 nuevos casos de infección. La
mayoría de las personas con VIH no tienen síntomas durante años y se sienten totalmente
bien, de modo que es posible que ni siquiera sepan que están infectadas.
– Vía sexual: por relaciones sexuales vaginales, anales u orales, entre personas del mismo o
diferente sexo sin protección. El paso del virus en las relaciones sexuales se realiza a través
de las lesiones o heridas microscópicas que se producen durante la penetración y otras
prácticas sexuales, por donde los fluidos de quien tiene el virus ingresan al cuerpo de la
pareja. El 90% de las transmisiones de VIH se producen por vía sexual. Aunque en menor
medida, el sexo oral también es una práctica de riesgo, por lo que debe practicarse con un
campo de látex.
– Vía sanguínea: por contacto con sangre al compartir jeringas o canutos para el uso de
drogas o cualquier otro elemento cortante o punzante. Aunque en Argentina ya no se conocen
casos, puede transmitirse a través de la transfusión de sangre no controlada.
Una vez que la persona se contagia con el virus del VIH, la enfermedad pasa a una
período de latencia en donde se va reproduciendo muy lentamente no presentando
síntomas, este va destruyendo las células del sistema inmune poco a poco, siendo que en
aquellas personas que no realizan el tratamiento antiretroviral el SIDA puede presentarse
en 8 a 10 años, y en aquellas que si lo realizan puede demorar muchos años más en
surgir.
1. Fiebre persistente;
3. Sudores nocturnos;
El TAR no cura el VIH, pero los medicamentos contra el VIH ayudan a las personas que lo
tienen a llevar una vida más larga y sana. El TAR reduce también el riesgo de transmisión del
VIH.
Diagnóstico
Dado que el VIH no siempre causa síntomas, y cuando los causa pueden ser similares a los de
otras enfermedades, es extremadamente importante hacerse la prueba para evitar que aquellas
personas que hayan contraído la infección recientemente contagien a otros. El virus se diagnostica
mediante un examen de sangre que detecta la presencia de anticuerpos específicos del VIH
(proteínas que reaccionan contra la enfermedad). Como en algunos casos, una vez contraída la
infección, pueden pasar hasta seis meses antes de que la cantidad de anticuerpos sea lo
suficientemente elevada como para ser detectada en una prueba de sangre normal, es importante
consultar al médico sobre la necesidad de hacerse pruebas adicionales.
¿Cómo se previene?
– Vía sexual: se previene con el uso del preservativo de manera correcta y consistente,
es decir, durante toda la relación sexual ya sea vaginal, anal u oral. Cualquier otro método
anticonceptivo no previene el VIH.
– Vía sanguínea: se previene evitando el contacto con sangre. Para eso, es necesario no
intercambiar o compartir agujas ni jeringas. En el caso de que se consuman drogas de
manera inyectable, usar una nueva jeringa cada vez. También se sugiere controlar que
todo procedimiento que incluya algún corte o punción (pinchazo) sea realizado con
material descartable o esterilizado, como es el caso del dentista, manicura, tatuajes o
prácticas médicas. Por último, evitar el contacto con sangre o utilizar guantes de látex.