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LA PREPARACIÓN

Ningún estado es permanente. El amanecer trae consigo el atardecer, el ocaso trae consigo la salida del sol,
la luz trae consigo la oscuridad, la oscuridad trae consigo la luz. Los picos y valles, los vacíos y la plenitud
deben entenderse entonces como señales de la marcha, de la caminata. Se recuerda el caso de un brillante
profesional que no lo entendió así a tiempo. Esta persona tuvo muchos años “exitosos” en una compañía
minera transnacional que le llevó a ser Gerente de Planta. La tragedia empezó al perder el empleo y
sucesivamente otras cosas más, preciosas para el susodicho, por posición y posesión. Este señor cayó
entonces en una gran depresión, que le duró años y, en ese ínterin, lo más penoso fue que hizo daño a sus
seres queridos. La pérdida del empleo le paralizó por completo, y sus hijos, por falta de recursos, no
pudieron continuar sus estudios. Su esposa tomó entonces las riendas del hogar, sus hijos empezaron a
trabajar, perdieron el respeto al padre, y el matrimonio finalmente quebró. Luego de 5 años de ocurrido el
evento y después de una espantosa pelea con su cónyuge, por decisión unánime, se expulsó al pobre
hombre de la casa.
Ni en la oficina ni en el hogar está permitido, y no es negociable en absoluto, derrumbarse, perder la fe o
esperanza, desmotivarse o aburrirse, menos si se tiene personas a cargo o si es jefe de familia. Tampoco
está permitido y no es negociable, en absoluto, embriagarse con los laureles o perder la conciencia de la
realidad. Cualquier cosa puede pasar, el riesgo siempre existe, pero si se está preparado para subir o bajar,
detenerse, marchar de frente, de costado o regresar, los efectos negativos se minimizan o anulan por
completo. Es claro, con dinero y sin dinero, en toda actividad, a toda edad, el requerimiento es el mismo:
Preparación.
Hace 2,600 años el estratega chino Sun Tzu había condensado ya en cuatro palabras la única preparación
real para salvar todo instante y circunstancia de la marcha: “¡Conócete a ti mismo!”. Seamos conscientes de
nosotros mismos para poder conocernos. Por mucho que hayamos aprendido y por mucho que conozcamos,
si no nos conocemos a sí mismos, no sabemos nada. Y por supuesto, si no nos conocemos a sí mismo, no
podemos conocer otras cosas. Las personas que no se conocen a sí mismas critican a los demás desde un
punto de vista ignorante. Consideran acertados a los que están de acuerdo con ellas y odian todo lo que no
va en su misma dirección. Se irritan por cualquier cosa, causándose a sí mismos sufrimientos y
perjudicándose únicamente a causa de sus prejuicios. Si sabemos que no todas las personas estarán de
acuerdo con nosotros, también sabremos que nosotros tampoco estaremos de acuerdo con todo el mundo.
Los que no tienen prejuicios dentro de sí no rechazan a nadie y, en consecuencia, nadie les rechaza a ellos.
¿Algún parecido con la realidad?. La semejanza no es pura coincidencia, la capacidad de liderazgo del
individuo esta en relación directa con el nivel de conocimiento que tenga de sí mismo.
¿Cómo realizar la tarea de conocerse a sí mismo?. El enfoque del tema es propio de la persona, muy intimo,
y de preferencia debe hacerse aislado del mundo. Se sugiere lo siguiente:
(1) Incluir en la agenda la actividad “¡Conócete a ti mismo!”, asignándole máxima prioridad. Una vez por
semana es aceptable. Tal frecuencia asume que la dinámica se ha realizado en todo o casi todo momento, y
se hace necesario, por tanto, programar una hora en especial para integrar los resultados de la semana. (2)
Buscar algún método para la introspección. Usar el mecanismo de prueba y error; al final la persona misma
encontrará su propio sistema.
Benjamín Franklin en un cuaderno solía apuntar los errores que creía haber cometido durante el día. Luego,
a una hora programada se retiraba a su estudio donde pensaba al respecto y aprendía de ellos, y luego
pensaba y luego aprendía, en un sin fin. La historia cuenta que Franklin, conscientemente, transformaba y
pulía su carácter, convirtiéndose así, gradualmente, día a día, en un tipo seductor y encantador. Luego de
15 años de haberse embarcado en este proceso, el cambio era ya bastante notorio: ¡Franklin se había
convertido en un tipo irresistible!. Esta misma idea la recoge la serie norteamericana de televisión al
principio de los años 90 “Doggie Houser”, la cual narraba las experiencias de un adolescente superdotado
que es médico. Al terminar cada capítulo se mostraba una escena del protagonista en su intimidad,
escribiendo en el computador una reflexión respecto a todo lo acontecido: “Querido diario...”. Otro método,
más simple y menos estricto, consiste en analizarse justo antes de dormir, en la penumbra, a veces con los
ojos abiertos y otras con los ojos cerrados, la idea es reflexionar y aprender. Como decía un gran maestro:
“Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí. Olvidarse de sí es iluminarse totalmente”.
Se sugiere además, suponer que no existen respuestas correctas o incorrectas, simplemente no existen
respuestas; la reflexión y el aprendizaje son entonces consecuencia de la búsqueda de las preguntas
correctas, no de las respuestas. Y como las encontramos, preguntando, tres, diez, veinte, muchas veces,
examinando las miles de posibilidades de preguntas existe la esperanza de encontrar las interrogantes
correctas. La Honestidad es el punto de partida y también el punto de fin.
En conclusión, Preparación. De ella depende nuestra salud biológica y espiritual y también la de nuestro
entorno laboral y familiar.

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