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La princesa y el sapo
Había una vez una hermosa princesa que vivía en un gran castillo. Un día su padre, el rey, le dio
una pelota de oro como regalo de cumpleaños. A la princesa le encantaba su bola de oro, tanto
así que empezó a pasar todo su tiempo jugando con ella en el jardín
Un día salió con su pelota y comenzó a jugar con ella tirándola al aire. La princesa se acercó a un
pequeño lago y siguió jugando con la bola, pero en esa ocasión ella no pudo agarrarla después de
haberla tirado en el aire y la pelota comenzó a rodar. La princesa corrió tras ella, pero avanzaba
muy rápido, finalmente cayó en el lago y se hundió en el agua
− La perdí para siempre - y empezó a llorar. De pronto escuchó una voz que decía:
− ¿Qué te pasa bella princesa? ¿Por qué lloras?- ella miró para todas partes, pero no vio a
nadie.
− ¡Acá abajo!- dijo la voz.
La princesa miró abajo y vio a un sapo que salía del agua.
− Estoy triste porque mi juguete cayó al lago y no puedo sacarlo.
− Yo lo puedo sacar – dijo el sapo- pero prométeme que siempre estaré a tu lado.
A la princesa no le gustó la idea, pero aceptó:
− ¡Te lo prometo, te lo prometo!
El sapo se metió en el agua y al poco tiempo trajo el juguete y lo dejó a los pies de la princesa.
Ella la alzó y sin darle las gracias, se fue corriendo al castillo.
− ¡Esperá! – dijo el sapo -, ¡No puedo correr tan rápido!- pero ella no lo escuchó.
A la noche siguiente, cuando la princesa estaba cenando con el rey, escucharon unos golpes en la
puerta y una voz que decía:
− Princesa, abre la puerta y cumple tu promesa-. El rey le preguntó a la princesa:
− ¿Qué quiere ese sapo?

Alumna: Noelia Cabrera


Curso: 1 PEI
Entonces ella le contó lo que pasó a su padre. El rey dijo:
− Hija, si hiciste una promesa, debes cumplirla-de mala manera ella hizo pasar.
− Estoy cansado, llévame a dormir a tu pieza -dijo el sapo.
El rey le dijo:
− Llévalo. No está bien darle la espalda a alguien que te ayudó cuando lo necesitabas-.
Entonces lo llevó a su pieza y ambos se fueron a dormir. Al rato, la princesa lo escuchó
llorar al sapo.
− ¿Qué te pasa ahora? – preguntó la princesa.
− Yo quería que fueras mi amiga, pero vos no querés. Mejor será regresar al lago.
A ella le dio mucha pena y dijo:
− No llores, seré tu amiga-y le dio un gran beso.
Tan pronto como besó a la rana, una luz blanca brillante cubrió la pieza, la princesa no podía
creer lo que veía, la rana se había convertido en un apuesto príncipe. Sorprendida, le preguntó
− ¿Quién sos y qué pasó con la rana que estaba ahí?
− Mi hermosa princesa, soy el príncipe de una tierra lejana, una bruja malvada me convirtió
en una rana y para romper el hechizo tenía que pasar una noche junto a una princesa, para
después recibir un beso de ella
La princesa estaba muy sorprendida, pero a la vez muy feliz con lo que escuchó
Pasaron unos días y ambos fueron al lado del lago, donde se conocieron por primera vez
− Mi princesa, ¿Querés casarte conmigo y venir a vivir a mi reino?
La princesa sonrió y aceptó la propuesta. Después de un tiempo, se casaron y vivieron felices
para siempre.
“Y Colorín Colorado, este cuento se ha terminado”
Versión adaptada de la obra literaria “El príncipe rana”, uno de los cuentos
emblemáticos de los hermanos Grimm

Alumna: Noelia Cabrera


Curso: 1 PEI

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