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ESTUDIO GRUPOS: Serie “Sé Hombre” Hombres

Estudio 1
Amor fuerte
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que
abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme”. Lucas 9:23

Para leer y conversar:

Cuándo escuchas la frase: “un hombre fuerte” ¿en qué y en quién piensas?

En 2 Samuel 10:12 David exhorta a su equipo con estas palabras: “¡Ánimo! ¡Luchemos con valor por
nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios!...” Les hizo un llamado a portarse como
hombres.

Vivimos en una cultura que ha redefinido y devaluado la masculinidad, ya no sabemos qué


significa “portarse como hombres”. A través de esta serie estaremos estudiando qué significa
“portarse como hombres” y exploraremos 7 virtudes de la masculinidad tomando a Jesús como
ejemplo.

Somos hombres inseguros e inestables con respecto a nuestra masculinidad, pero no podemos
conformarnos con algo menos de lo que Dios creó originalmente. La Biblia dice “Hombre y mujer
los creó” en Génesis 1:27, el género fue idea de Dios; la masculinidad no es un tema para evitar, es
algo para entender y celebrar, es por esto que vamos a redescrubir el diseño original de Dios.

Primera virtud: «Amor fuerte»

La fortaleza viene en diferentes formas: desde la fortaleza física, hasta la mental. Y la primera
virtud que estudiaremos de la masculinidad es la forma más extraña de fortaleza: El amor fuerte.
Ese tipo de amor que demuestra alguien que está dispuesto a ser clavado en una cruz por alguien
que ama.

Si hubiéramos sido testigos oculares de la crucifixión, no leeríamos Lucas 9:23 de la misma


manera: “Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me
siga”. “Tomar la cruz”, es una frase que normalmente la decimos con ligereza, hasta con cierta
frivolidad. Pero es porque lo leemos como si fuera una metáfora.

Jesús es nuestro ejemplo cuando


hablamos de Amor Fuerte, y es ahí donde
comienza la verdadera masculinidad.
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Los expertos dicen que una cruz romana podía llegar a pesar unos 130 kilogramos y aunque
Jesús solo cargó el travesaño (la parte más pesada de la cruz), la llevaba sobre su cuerpo
maltratado por los latigazos, casi en carne viva. Arrastró la cruz unos 600 metros de distancia
por la Vía Dolorosa.

Sin embargo, Jesús no solo cargó una cruz, cargó sobre sus hombros el peso del mundo. Jesús
es nuestro ejemplo cuando hablamos de Amor Fuerte, y es ahí donde comienza la verdadera
masculinidad.

Un amor fuerte como este, es mucho más difícil y más importante de alcanzar que la mera
resistencia física. El amor fuerte ama a otros cuando menos lo esperan y menos lo merecen.
Esa clase de amor conlleva un sacrificio fuerte. El amor fuerte es incondicional, 1 Corintios 13:7:
“Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Es un amor que no depende de
la actitud de la otra persona, un amor que busca satisfacer las necesidades de los demás.

Todos sufrimos de egoísmo, y cuando nos centramos en suplir nuestras propias necesidades
experimentamos decepción, pero si nos centramos en suplir las necesidades del otro,
encontraremos gran satisfacción. ¿Es fácil? No, por eso se llama Amor Fuerte.

Ser hombres fuertes no significa defenderse a uno mismo, un hombre fuerte se sacrifica por el
bien de los demás y comienza por los de su casa. El amor fuerte es un amor de pacto, para bien
o para mal, en la riqueza o en la pobreza, en enfermedad o en salud.

En Efesios 5:25 Pablo dice: “Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se
entregó por ella”. Esa es una orden clara para los hombres; portarse como hombre es tener un
amor fuerte.

Si estás casado, es fácil amar a tu esposa cuando todo va bien, ¿verdad? Cuando las cosas se
ponen difíciles, ya no es tan fácil amarla. ¿Por qué? Porque nuestro amor tiende a ser reactivo.
Sin embargo, el amor fuerte es proactivo. No es un amor que busca lo suyo; es un amor que
satisface las necesidades. No anhela aprobación, porque no necesita ninguna. El amor duro
agrega valor a la persona amada.

Si nos enfocamos en nosotros mismos, todos y todo queda fuera de foco; pero si nos
enfocamos en Cristo, todo lo demás entra en un foco perfecto. Así que fijemos nuestros ojos
en Jesús.

Eso es lo que significa llevar tu cruz. A eso es a lo que estás llamado.

¡Sé hombre!

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) ¿Cómo puedes mostrarle amor sacrificial a alguien hoy, independientemente de lo difícil que
sea para ti?

Aplicación personal:
Ora y escucha al Espíritu Santo para que te guíe a hacer algún acto de amor que demuestre a tu
familia ese Amor Fuerte (como lo vimos en el estudio) de manera específica durante esta
semana.
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Estudio 2
Maravillarse como un niño
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser
guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo
harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser
adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!”. Juan 4:24(TLA)

Para leer y conversar:

¿Qué características se te vienen a la mente cuando se habla de un hombre inmaduro


y un hombre maduro? Conversa con tu grupo.

Pablo en 1 Corintios 13:11 nos dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. Pero Jesús dijo “(...) si
ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos” Mateo 18:3.
Entonces, ¿Qué crees que significa el llamado de Jesús a ser como niños? Comparte con tu grupo.

Esto pareciera contradictorio, pero no lo es; un hombre infantil, un hombre inmaduro, es un niño
vestido de hombre. Pero en este estudio veremos que ser como niños y ser como Cristo son
sinónimos.

Una de las cosas que vamos perdiendo al ir creciendo es nuestra capacidad de asombro, ese
asombro infantil por todo lo que nos rodea, especialmente sobre quién es Dios y lo que Él ha
hecho. Cuando somos pequeños todo es emocionante, disfrutamos de pequeños detalles y nos
divertimos aun en la sencillez, buscando explorarlo y conocerlo todo… ¿Por qué entonces ya no lo
hacemos?

Segunda virtud: «Maravillarse como un niño»

Hay dos características que tienen los niños que los hombres deberían tener: la capacidad de
dejarse sorprender y la curiosidad. Cuando somos chicos preguntamos constantemente porque
todo nos causa curiosidad. Tristemente, vamos creciendo y vamos dejando de lado estas
características por sentirnos que ya lo sabemos todo, que somos superiores, lo cual nos impide
disfrutar la vida completamente. Creemos que ya conocemos todo, que ya hemos vivido lo
suficiente y que no hay nada ni nadie que nos pueda sorprender o enseñar algo nuevo o diferente.

La virtud de asombrarnos nos hace


conocer más a Dios y ver más a Dios.
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El podernos maravillar como niños es algo que necesitamos en lo que respecta a nuestra fe. Por
esto Jesús nos hace el llamado a “ser como niños” (Mateo 18:1-4). La virtud de asombrarnos nos
hace conocer más a Dios, ver a Dios, conocer su creación y conocer aun cosas mayores de las
que creemos saber.

Cuando cultivamos la capacidad de dejarnos sorprender, aun en detalles pequeños, podemos


ver a Dios. Jesús es nuestro mayor ejemplo, él se dejaba sorprender y tenía una curiosidad
inagotable. Por ejemplo, a través de sus parábolas, Jesús veía a Dios en los lírios, en el mar, en
una semilla de mostaza, en esos detalles pequeños, encontraba la grandeza de Dios.

«Vive como si fueras a morir mañana», dijo Mahatma Gandhi. «Aprende como si vas a vivir
siempre». Esa es una regla práctica. Debemos ser intencionales en aprender y buscar nuestro
crecimiento intelectual y espiritual.

La capacidad de almacenamiento que tiene nuestro cerebro es tan grande que podemos tener
la capacidad de aprender algo nuevo cada minuto por el resto de nuestra vida. Y este
aprendizaje o conocimiento debe ser en lo espiritual y en lo cognitivo.

¿Cómo podemos cultivar esta virtud? Ponte una meta, por ejemplo, iniciar o fortalecer el
hábito de leer. Leer nos ayuda a cultivar el asombro, la curiosidad y el conocimiento. Es
importante leer y estudiar la Biblia, y así podremos ir conociendo más y más a Dios. De igual
manera, podemos leer otro tipo de literatura que nos llame la atención y que ayude a cultivar
dicha virtud.

No se trata de un desarrollo de la intelectualidad frenético, ni de llenarnos de información.


Después de todo, estamos sufriendo el hiperexceso de la información. El vocablo discípulo
proviene de la palabra griega mathétés, cuya raíz significa: «esfuerzo mental necesario para
pensar algo». Así que, por definición, discípulo es alguien que nunca deja de aprender, ese es el
punto.

Como hombres que somos, tenemos el reto de revivir ese niño interior que siente curiosidad
por el mundo, que se asombra por las pequeñas cosas, que quiere conocerlo todo, que se
divierte, que entiende que es parte de la creación maravillosa de Dios y que por medio de la
creación puede conocer más a Dios. La fe no es inconsciente. La fe es consciente.

Seamos hombres impulsados por un asombro infantil para aprender todo lo que podamos. ¿Por
qué? Porque entonces podremos adorar a Dios tanto como podamos.

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) ¿A qué actividades de tu vida puedes restarle el tiempo que inviertes?, y por otro lado, ¿En
qué actividades necesitas invertir más tiempo para cultivar esta virtud?

Aplicación personal:
Una gran actividad que nos va a ayudar a crecer en esta virtud es el hábito de la lectura. ¿Sobre
qué temas te gusta leer? O ¿De qué temas te gustaría aprender y profundizar por medio del
hábito de la lectura? Escoge un tema y empieza a leer, nunca es tarde. Así mismo, no olvides
fomentar el hábito de la lectura de la Palabra de Dios, organiza tu horario durante cada semana
para que puedas ser intencional en sacar estos tiempos.
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Estudio 3
Fuerza de voluntad
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Algunos de ustedes dicen: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.» ¡Claro que sí! Pero
no todo lo que uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida cristiana”. 1 Corintios
10:23(TLA)

Para leer y conversar:

¿Consideras que eres un hombre que tiene dominio propio y que sabe esperar?

Hoy en día se nos ha enseñado que si nos gusta algo debemos ir por eso inmediatamente. No nos
gusta esperar, sobre todo si es por algo que deseamos. El mundo se ha estado construyendo para
que tengamos las cosas cuando las queremos, sin esperar, de manera casi inmediata. ¿Te sientes
identificado?

No nos gusta lo demorado, queremos y buscamos gratificación instantánea y fácil. Por ejemplo,
queremos el éxito sin ningún sacrificio, pero la vida no funciona de esa manera. El éxito no es
barato. Tenemos que pagar el precio; nunca está en oferta especial. Y ese pagar el precio tiene
que ver con la virtud que estudiaremos hoy: la fuerza de voluntad.

Tercera virtud: «Fuerza de voluntad»


En el mundo de la psicología, hay algo que los expertos han llamado: “la demora de gratificación”.
Es cuando somos capaces de sacrificar alguna gratificación inmediata para después en el tiempo
obtener una gratificación mayor. Por ejemplo: demorar la gratificación de comer más hoy, para en
el tiempo obtener una gratificación mayor de estar en un mejor estado físico.

Se ha demostrado que las personas que son capaces de demorar la gratificación son las que
tienen mayor probabilidad de éxito en la vida. Esto es porque no se dejan llevar por sus deseos de
satisfacción instantánea, sino que son capaces de mirar más allá de la situación, controlar sus
apetitos y sacrificarse por un premio mucho mucho mayor.

Cristo, nuestro referente en esta serie, fue el mejor ejemplo de fuerza de voluntad y demora de la
gratificación. Jesús tuvo una fuerza de voluntad inmensa mientras los soldados romanos se
burlaban de él, lo azotaban y lo escupían; él tenía sus ojos en la meta eterna, y esto hizo que no se
rindiera.

Dios nos da la fuerza para mantenernos


firmes y ser unos hombres valientes y
resistentes.
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Esta es la fuerza de voluntad que nos ayuda a evitar el pecado y no caer en esa tentación. El
Espíritu Santo está con nosotros, así como ayudó a Jesús a soportar esos momentos, nos da la
fuerza para mantenernos firmes y esperar (1 corintios 10:13). Dios nos da la fuerza para
mantenernos firmes y ser unos hombres valientes y resistentes.

¿Cómo puedo desarrollar esta virtud? teniendo una visión clara más grande que tú mismo. Un
sueño que sea más grande que la gratificación instantánea.

En el versículo bíblico de hoy, la distinción entre lo permisible y lo beneficioso establece la


diferencia entre lo bueno y la grandeza. Como hombres, somos llamados a no conformarnos
con lo que está permitido. Ese es el camino fácil. Somos llamados a ir tras la grandeza,
entendiendo que la recompensa es mucho mayor que el precio que pagamos.

Si queremos obtener grandes resultados y una vida exitosa, no podemos limitarnos solo a decir
“no” a lo que está mal, tenemos que decirle “no” incluso a lo permitido, para poder decir “si” a lo
que es provechoso.

Piensa en ¿qué decisión necesitas tomar hoy? ¿Qué tienes que sacrificar de tu presente,
pensando en tu futuro?

A veces necesitamos tomar decisiones en contra de nuestro presente por el bien de nuestro
futuro. Por supuesto, puedes dejar que todo siga funcionando, siempre ocupado con las
actividades con las que te sientas cómodo. Cosas que pueden no ser necesariamente
incorrectas en sí mismas. Cosas que incluso podrían ser bastante buenas. Pero si quieres lo
mejor de Dios, tienes que decir no, no solo a las cosas que están mal, sino a las buenas,
cualquier cosa que sea simplemente buena; para obtener lo verdaderamente grandioso.

Por ejemplo, si quieres salir de tus deudas, debes tomar decisiones financieras, eso se llama
ajustarse a un presupuesto. Si quieres ponerte en forma, tienes que tomar decisiones físicas,
inscríbete en un gimnasio. Si quieres crecer espiritualmente, tienes que tomar decisiones, trata
de ayunar.

Finalmente, debemos entender que esta fuerza de voluntad no se refiere a nuestra propia
voluntad, sino a «Hágase tu voluntad» (Lucas 22:42). Una voluntad que se ha rendido por
completo al señorío de Jesucristo. Es una decisión santificada que se niega a transigir con sus
convicciones.

Medita y escucha al Espíritu Santo


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) Piensa en ¿qué decisión necesitas tomar hoy? ¿Qué tienes que sacrificar de tu presente,
pensando en tu futuro? ¿Podemos reducir el tiempo que pasamos en redes sociales, en el
televisor o en internet e invertir ese tiempo en algo productivo que pueda darme un verdadero
fruto?

Aplicación personal
Si hoy en día no tienen un gran sueño o una visión clara de parte de Dios para tu vida y tu
familia, ora y pídele al Espíritu Santo que te hable. Y si por el contrario, ya tienes ese sueño, esa
visión, esta semana haz los ajustes que sean necesarios para invertir sabiamente tu tiempo en
pro de esa visión. De igual manera, te retamos a tener tiempo de ayuno guiados por Dios para
que puedas fortalecer tu dominio propio.
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Estudio 4
Pasión agresiva
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Cuando hagan cualquier trabajo, háganlo de todo corazón, como si estuvieran
trabajando para el Señor y no para los seres humanos.” Colosenses 3:23(PDT)

Para leer y conversar:


Cuando te dicen qué una persona tiene pasión ¿En qué piensas? ¿Qué significa para ti ser un
hombre apasionado? ¿Te consideras un hombre apasionado?

Leamos juntos Colosenses 3:23. Una traducción literal del versículo de hoy podría decir lo que
sigue: «Hazlo como si tu vida dependiera de ello».

Ser hombre significa jugar duro, es dejar todo en la cancha. No solo es ganarse la vida, es hacer
una vida. Somos llamados a ir tras las pasiones que Dios ha puesto en nuestro corazón. Vivir a
medias no es vivir; tenemos que darlo todo.

Así que aquí está la cuarta virtud de la hombría: la pasión agresiva. Es un celo por la vida que no se
conforma con lo corriente. Es una energía insaciable que te motiva a vivir cada día como si fuera el
primero y el último de tu vida. Es un entusiasmo contagioso que sólo puede provenir de una
llenura desbordante del Espíritu Santo.

Cuarta virtud: «Pasión agresiva»


Esta pasión no se trata de ser egoísta y hacer lo que sea para conseguir lo que se quiere sin
importar si pisoteamos a alguien en el camino. La pasión agresiva que tiene que tener un hombre
es esa pasión que lucha, no solo por él sino también por los demás, que busca el progreso y
bienestar de todos a su alrededor.

¿Cómo podemos tener esta pasión? Superando retos en contra de la naturaleza, o en contra de
obstáculos grandes que terminamos venciendo. Cuando vencemos obstáculos algo pasa dentro
nuestro y vemos que somos capaces, probamos de qué estamos hechos. ¿Cuándo fue la última
vez que lograste algo que creíste que no lograrías?

Cuando leemos la Biblia, vemos a Jesús, un hombre tierno y amoroso, pero también un hombre
salvaje. Él subió montañas, recorrió desiertos, cruzó distancias peligrosas en agua y tierra. Jesús
tenía una pasión agresiva.

Necesitamos la pasión que Jesús tenía, y esta pasión nos


va a llevar a situaciones donde nos vamos a sentir
retados e incómodos, pero esa misma pasión nos lleva
a los lugares que siempre hemos anhelado.
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Necesitamos la pasión que Jesús tenía, y esta pasión nos va a llevar a situaciones donde nos
vamos a sentir retados e incómodos, vamos a dudar de nosotros mismos, pero cuando
superemos esos obstáculos, nos vamos a dar cuenta que realmente somos más que
vencedores por medio de Cristo Jesús.

La palabra entusiasmo viene de las raíces griegas en y Theos, que significa «en Dios». Así que
cuanta más intimidad tengas con Dios y cuanto más del Espíritu de Dios tengas, más
apasionado te vuelves.

Actualmente, hay 3 cosas que impiden que los hombres tengamos y mantengamos esta pasión
agresiva:

1) Duda: nos quiere hacer dudar de la bondad de Dios. “Dios no puede ser tan bueno”, “Su amor
no puede ser tan grande”, “No sirvo para servirle a Dios”. Nos hace creer que obedecer a Dios es
demasiado difícil o imposible.
Cómo vencemos la duda: conociendo y experimentando a Dios en nuestro día a día. Buscar a
Dios todos los días de nuestras vidas.

2) Apatía: Nos arrulla lentamente y nos hace pensar “tranquilo, otro lo va a hacer”, “mejor no
hagas nada”, “ya hiciste demasiado, no hace falta que hagas más”, te hace creer que eres una
víctima, que ya hiciste demasiado, que no vale la pena hacer más, y que es mejor quedarse
tranquilo y sin problemas.
Cómo vencemos la apatía: tomando responsabilidad y siendo proactivos. Ser consciente de
nuestras acciones y de las consecuencias. Entender que lo que yo hago realmente puede
cambiar las cosas. Soy llamado a amar hasta la muerte, a dar la milla extra por lo que yo creo y
por la gente que amo. Cuando me siento y planeo cómo puedo lograr una meta, supero la
apatía y tomo acción.

3) La lujuria: nos seduce prometiéndonos placer a un costo demasiado alto. Nos hace creer que
más sexo, poder, fama y dinero nos llenará los vacíos que tenemos. Es una trampa mortal, nos
sumerge en una decadencia. Cuando no tenemos a Cristo no nos llenamos con nada y vamos a
querer más y más de ese placer.
Cómo vencemos la lujuria: experimentando a Dios, necesitamos estar llenos de Él, filtrar lo que
hacemos. Entender que solo Él puede llenar nuestros vacíos. No dejar que la vergüenza nos
aparte de buscar a Dios.

Esta virtud requiere ser intencional. ¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu rutina en cuanto
a lo físico, espiritual o lo relacional? Dime cuál fue la última vez que sentiste incomodidad y te
diré cuándo fue la última vez que creciste. El crecimiento solo sucede cuando atravesamos
situaciones incómodas

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) ¿Qué puedes hacer hoy que te hará sentir incómodo y completamente vivo?

Aplicación personal:
Durante esta semana se intensional en los tiempos que pasas con Dios, que estos tiempos sean
programados e intencionales para que tu cercanía a Él te siga convirtiendo en ese hombre
apasionado. Se intencional en seguir los pasos de Jesús, pídele que Su pasión te moldee y te
definirá. Escribe en un lugar especial esa pasión que Dios ha dado a tu vida y traza metas reales
para caminar sobre eso que Dios tiene para tu vida.
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Estudio 5
Verdaderas agallas
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser
hijos de Dios”. Juan 1:12 (NTV)

Para leer y conversar:


Una persona enfocada en lo que está haciendo, se mantiene venga lo que venga. Es decir:
determinación o, en otras palabras, agallas. ¿Te consideras un hombre determinado?

Esa es la quinta virtud de la hombría. Las agallas constituyen el punto donde convergen la pasión y
la perseverancia. Es resiliencia ante el rechazo, templanza frente al miedo. Es enfocar la vida con
una actitud sin pretensiones ni jactancia, aun frente a probabilidades difíciles.

Esta virtud es la que sostiene a la “pasión agresiva” de la que hablamos en el estudio pasado. Se
trata de la habilidad de ser resistentes y mantener una templanza frente a lo que se presente.

Quinta virtud: «Verdaderas agallas»


Las verdaderas agallas son la combinación de la pasión y la perseverancia. Necesitamos seguir,
permanecer, aun en medio de nuestros errores. Entendiendo que solo con Cristo podemos
hacerlo. Aunque dependamos de un hilo, nuestro llamado es a aguantar. No importa cuántas
veces hayamos sido derribados, podemos levantarnos y mantenernos como si nada; no importa
cuándo ni cómo.

Como cristianos, sabemos que la oración tiene poder. Es por esto que debemos orar como si todo
dependiera de Dios, pero tenemos que trabajar como si dependiera de nosotros. Esta actitud
honra a Dios. Si tengo las agallas para hacer lo que tengo que hacer, en el momento que lo tengo
que hacer, Dios va a proveer la gracia para sostenerme, incluso en momentos de rechazo y de
temor, Dios nos va a mostrar el camino.

Como hombre, siempre vas a enfrentarte a retos y obstáculos. Cuando te enfrentes a estos retos,
a menudo tendrás dos opciones. La opción fácil-incorrecta o la opción difícil-recta. Siempre
tendrás la tentación de tomar el camino fácil. No lo hagas.
Muchos hombres se preguntan: "¿Qué es fácil?". Los mejores hombres preguntan: "¿Qué es lo
correcto?". Muchos hombres evitan hacer lo difícil porque hará que una situación difícil sea aún
más difícil a corto plazo.

"La diferencia entre dónde estás y dónde quieres estar podría ser el
dolor que no estás dispuesto a soportar". No estás trabajando
para que el mañana sea más fácil. Trabaja con agallas para que tu
vida, para tu familia, para tus generaciones mejoren.
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Aplica el hábito del Derecho-Duro a cada área de tu vida. Discúlpate, confiesa el pecado, toma
el camino más largo, invierte, instruye y perdona, incluso cuando no tengas que hacerlo. Nunca
te arrepentirás de hacer lo correcto, pero a menudo te arrepentirás de hacer lo fácil.

¿Cómo puedo cultivar esta virtud? batallando en contra de nuestra propia naturaleza y para
ganar esta batalla necesitamos:
• Llevar cautivo todo pensamiento que nos nos edifique. 2 Corintios 10: 5
• Hacer un pacto con nuestros ojos. Job 31:1
• Tomar nuestra cruz cada día y negarnos a nosotros mismos. Lucas 9:23

Nuestro deber es hacerle la guerra al pecado, a través de la intimidad con nuestro Creador. Solo
no podemos, necesitamos de Dios. Cuando entramos a la batalla con Cristo, ya entramos con la
victoria, la guerra ya está ganada cuando sabemos que estamos con Él.

Igualmente, es importante rodearnos de hombres que nos edifiquen, que conozcan a Cristo,
que compartan nuestra fe, y que nos puedan levantar cuando lo necesitemos.

Dios le dio a Adán le dio la orden de llenar la tierra y someterla, su tarea no era quedarse seguro
en el Edén, su tarea era explorar la tierra, extenderla, y esto es algo que sigue retumbando en
nuestro corazón. El hombre fue hecho para explorar y conquistar. Los hombres realmente
deben buscar situaciones en las que tengan que activar sus agallas si quieren lograr algo.

Los hombres necesitamos arriesgarnos. Es una forma de vivir. Es una forma de descubrir
quiénes somos realmente. Sin riesgos, nuestra hombría se atrofia. Nos convertimos en
animales enjaulados. Si no hay una forma saludable y sagrada de emplear nuestra testosterona,
tendremos problemas.

Por ejemplo, la forma en que ganamos fuerza física es rompiendo nuestras fibras musculares.
Luego, con la ayuda de proteínas, esas fibras musculares vuelven a crecer aún más. Y esto
también lo es en lo emocional y lo espiritual. Cuando atravesamos una temporada de estrés,
podemos considerar que eso es un ejercicio emocional. Puede sentirse como un colapso, ¡pero
Dios está aumentando nuestra fortaleza emocional!

En conclusión, como hombres, debemos optar por hacer cosas que nos empujen más allá de
los límites preestablecidos. Necesitamos agallas para perseguir nuestros sueños, para luchar
por nuestro matrimonio, para ser un verdadero amigo, un verdadero padre. Pero ese es
precisamente el punto. Este mundo necesita hombres. Así que, seamos hombres. Un hombre
verdadero tiene valor, tiene agallas.

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) Cuando tenemos un valor real, tenemos determinación para actuar ¿Crees que realmente
estás profundizando y luchando por aquello que amas? ¿Tu actitud frente a la vida es una
actitud pasiva o valiente?

Aplicación personal:
Piensa qué situación debes enfrentar y que no has querido hacerlo por temor o indiferencia;
ahora, pídele al Espíritu Santo que traiga su verdad sobre tu vida y que esta semana puedas
llenarte de valor y hacer aquello que debes hacer.
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Estudio 6
Visión clara
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
»Desde que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora, el reino de Dios avanza
a pesar de sus enemigos. Sólo la gente valiente y decidida logra formar parte de él.
Mateo 11:12(TLA)

Para leer y conversar:


El versículo central de este estudio habla de: «hombres violentos» que arrebatan el reino de los
cielos «por la fuerza». ¡Qué descripción más atrevida! La iglesia del primer siglo tenía problemas, al
igual que la de hoy, pero andaban a todo vapor. Tenían una idea clara de lo que querían: el reino
de Dios, y lo buscaban.

La sexta virtud de la hombría es una visión clara.

¿Tienes una visión clara para tu vida? ¿Tienes claro qué quieres lograr en la vida? De la misma
manera, ¿Qué estás haciendo para aquello que deseas tener o lograr?

Los hombres necesitamos algo por lo cual luchar; luchar en contra de algo. Así es como
sobrevivimos a las tormentas que nos golpearán de vez en cuando. Sin visión desperdiciamos
nuestra vida. Pero una visión clara, se convierte en una fuerza a considerar.

Sexta virtud: «Visión clara»


Tener una visión clara implica saber cuál es nuestro destino y trazar una ruta a la cual seguir para
llegar a dicho destino. Necesitamos saber quiénes somos y lo que Dios tiene para nosotros y lo
que Él quiere hacer a través de nosotros. No podemos ser hombres sin una visión; es como ser
pianista sin un piano o jugador de fútbol sin una pelota.

Muchos hombres hoy en día solo se dejan llevar por la corriente. Pero realmente hay que entender
que todos los hombres verdaderos necesitamos una visión y luchar por ella.

Una misión divina no solo nos motiva a hacer lo correcto, sino que también nos desmotiva de
hacer lo incorrecto. Si no estamos en una misión de Dios, en realidad no estamos viviendo; nos
estamos muriendo lentamente. No sólo estamos desperdiciando el potencial que Dios nos dio,
estamos desperdiciando espacio; somos peso muerto.

Tanto la motivación como la fuerza de voluntad son recursos


limitados que se agotan rápidamente. Si intentas cambiar tu
comportamiento sin cambiar tu identidad, tu visión de ti mismo,
es como arrancar una mala hierba sin llegar a la raíz. Así que para
cambiar lo que haces, primero tienes que cambiar lo la visión y lo
que piensas de ti.
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Cuando tenemos claro aquello que queremos lograr, sabemos contra qué debemos luchar. Por
ejemplo: si queremos terminar una carrera universitaria, necesitamos pelear contra la pereza y
la procrastinación; si queremos tener una empresa próspera, necesitamos luchar contra el mal
manejo y la desorganización.

Un hombre sin visión solo desperdicia su vida. Va con la corriente y el tiempo se pasa, se deja
llevar por los placeres pasajeros y termina sin lograr casi nada. Un hombre con visión, es una
fuerza, y más aún cuando esa visión viene del cielo. Cuando nuestra visión viene del cielo, el
infierno tiembla con cada paso que damos para acercarnos a esa meta.

Ahora bien, la visión más suprema que podemos tener no es ser millonarios, tener una casa
grande o tener una empresa próspera; y no porque eso sea malo, sino que lo más valioso que
podemos conseguir es tener claro lo que Dios quiere para nuestra vida, nuestra familia y
nuestras generaciones.

Jesús, antes de empezar su ministerio fue en búsqueda de una visión (Mateo 4:1-11) Nada aclara
la visión como un tiempo de ayuno y oración. Jesús sale del desierto como un hombre con una
misión, entra a la sinagoga de su ciudad y lee al profeta Isaías (Lucas 4:16-21). Luego de leerlo,
Jesús enrolló el libro, se arremangó las mangas y anunció: “hoy se ha cumplido esta escritura
delante de ustedes”. Jesús era un hombre con una visión.

¿Cuál es tu propósito para los años que Dios te ha de dar en esta tierra?

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) ¿Tienes una declaración de misión para tu vida, tu matrimonio y tu familia? Si ya la tienes,
¿Estás trabajando en ella?, y si no la tienes ¿Qué esperas para pedirle esa revelación a Dios?

Aplicación personal:
La visión de Dios para nosotros no llega por casualidad, es una cuestión de orar, planificar,
planear teniendo en mente una visión clara. Necesitas una visión para una misión. Pídele a Dios
que te la dé. Ora, ayuna, estudia, haz lo que sea necesario, pero no te detengas hasta que
tengas tu visión. Toma tiempo esta semana para trabajar en esto y luego escríbela y no la
olvides nunca, ni dejes de perseguirla con toda la «violencia» de la determinación que Dios te
dio.
Estás en comunidad, estás en casa
Comunidad
Grupos
ESTUDIO GRUPOS: Serie “Sé Hombre” Hombres

Estudio 7
Valor moral
Lee, medita y escucha a Dios:
Lee, medita y escucha que te esta diciendo Dios a través de este versículo:
“Manténganse siempre en estado de alerta, pero confiando en Cristo. Sean fuertes y
valientes”. 1 Corintios 16:13(TLA)

Para leer y conversar:


Dios le dijo repetidamente, a Josué que fuera fuerte y valiente cuando estaba por liderar a la
nación hebrea en su conquista de Canaán (Josué 1:6-7, 9). Pero la verdad es que, a todos, nos dice
que seamos fuertes y que tengamos el valor de hacer lo correcto en cada oportunidad.

Repasemos lo visto hasta ahora en esta serie. Las seis virtudes de la hombría que hemos tratado
en cada estudio han sido: el amor fuerte (sacrificarse por los demás), el asombro infantil (no
perder nunca el deseo de aprender sobre el mundo de Dios), la fuerza de voluntad (esa
perseverancia pertinaz y santificada), una pasión agresiva (un entusiasmo contagioso), verdaderas
agallas (la combinación de pasión y perseverancia) y una visión clara (saber por lo que estás
luchando).

Ninguna de esas virtudes son lo suficientemente buenas sin la última: el valor moral. «El valor no
es simplemente una de las virtudes», escribe C. S. Lewis, «sino la forma de cada virtud en el punto
de prueba».

¿De dónde viene el valor moral? De una conciencia que es cautivada por la Palabra de Dios.

Séptima virtud: «Valor moral»

El valor moral es el que modera nuestra pasión y visión.

Valor es lo que hace que cuando todos corren contra el incendio, los bomberos corren hacía el
incendio, es lo que hace que los soldados corran hacia el frente de la batalla cuando los civiles
huyen. El valor es correr hacia el peligro, no por el gusto de hacerlo, sino por el propósito de luchar
en su contra.

Lo que distingue el valor y lo eleva es la moral. Así que el valor moral es tener incrustado en el
corazón la moral divina. Y soportar y luchar en situaciones incómodas y dolorosas por el bien de
los otros.

Necesitamos dejar de lavarnos las manos como Pilatos, y


empezar a lavar los pies como Jesús. Necesitamos
hombres que paguen el precio de traer consigo el
cambio en este mundo, que no se amolden a este
mundo.
Estás en comunidad, estás en casa
Comunidad
Grupos
ESTUDIO GRUPOS: “Sé Hombre” Hombres

Vivimos en una sociedad donde los Pilatos abundan, aquellos que huyen de sus
responsabilidades, que se desentienden de las responsabilidades que toman, aquellos pasivos
que se desentienden de las labores que les corresponde. Son aquellos cobardes que no toman
responsabilidades, que viven años sin tomar responsabilidades en ninguna de las áreas de sus
vidas.

Necesitamos dejar de lavarnos las manos como Pilatos, y empezar a lavar los pies como Jesús.

Necesitamos hombres que paguen el precio de traer consigo el cambio en este mundo, que no
se amolden a este mundo. El precio es estar conectado constantemente a la fuente: Dios.
Porque la fuente es la única que puede transformar nuestra naturaleza caída y llenarnos de esa
moral necesaria para sostener las virtudes que estudiamos en esta serie.

Todos fuimos llamados a ser hijos de Dios, y un hijo conoce realmente a su Padre y trata de
conocerlo mejor cada día. Nuestra conciencia debe ser alimentada diariamente por los
parámetros divinos, por lo que Dios dice, por su Palabra. Y al estar conectados a la fuente, Él va
a ir transformando nuestra conciencia para que podamos tener una conciencia conforme a lo
que Él quiere.

La conciencia es nuestro sistema operativo espiritual —integrado en el corazón humano—, y


requiere actualizaciones constantes, por medio de estudiar y meditar en la palabra de Dios. De
esta manera, nuestra conciencia se mantendrá afinada por la tierna y apacible voz del Espíritu
Santo, la cual nos da el valor para actuar de la manera correcta en cada circunstancia.

Este valor moral aún requiere, si es necesario, humillarnos, confesar nuestros pecados,
enfrentarnos al error, salir públicamente en busca de Jesús. Y si lo hacemos, nos convertiremos
en hombres conforme al corazón de Dios que saben actuar aun cuando nos equivocamos, que
hacen lo correcto sin importar las consecuencias.

Un hombre con valor moral es un agente de cambio, una fuerza a considerar. Como observó
Andrew Jackson: «Un hombre con valor tiene a la mayoría». No se deja llevar por los vientos de
las tendencias. Está anclado a la Palabra de Dios; ancla que lo sostiene firmemente a través de
cualquier altibajo.

Medita y escucha al Espíritu Santo:


Después de todo lo que aprendiste:
a) ¿Comparte qué te esta diciendo Dios? ¿Qué llamo tu atención?
b) ¿En cuanto a qué necesitas actuar a partir de la valentía moral que hoy tienes?

Aplicación personal:
Durante esta semana repasa las virtudes que estudiamos durante esta serie, ora y pregúntale al
Espíritu Santo qué decisiones radicales debes asumir lo más pronto posible. Comparte esto con
tu familia y con tu grupo para que puedas tener un círculo de apoyo que te levante las manos
cuando más lo necesites. No dejes que todo esto se quede en palabras o deseos, un verdadero
hombre actúa.

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