Está en la página 1de 5

Servicio en la verad

Está presto para servir en todo tiempo (Lucas 9:57-62)


Hay personas que solo les gusta servir cuando no tienen nada más que hacer, o solo cuando
hay alguien más que los está mirando para ser reconocidos. Conocí el testimonio de un
médico cirujano, cristiano, que a las 5:00 am se iba a escondidas a lavar los baños de la
iglesia y llevaba a su hijo para entrenarlo en el servicio a Dios. Hasta que un día lo encontró
el pastor de la iglesia y le dijo que él no debería de estar allí, sino en el quirófano, a lo que
el doctor respondió que para él era más importante servir en la casa del Señor y enseñarle a
su hijo la humildad del servicio al igual que el servirle a Dios no era solamente desde un
púlpito. Como siervos de Dios debemos estar prestos en todo tiempo. Es hasta gracioso
cuando alguien me dice: "Pastor, cuente conmigo para lo que sea" y cuando se les da la
oportunidad de servir, no la aprovechan. No haga como Jonás que cuando Dios lo llamó al
servicio, en vez de decir heme aquí, salió huyendo a esconderse en un barco. Si Dios lo está
llamando es ahora, es ya, no es mañana, no es cuando usted esté desocupado, no es cuando
usted quiera, el llamado es ahora. Mañana puede ser demasiado tarde. Dios le habrá dado la
oportunidad y el privilegio a alguien más. 4. Avanza la milla extra Lucas 17:30 "Así
también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos
inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos". "Y al siervo inútil echad

Dios te llama a una vida de servicio

El servicio a Dios fluye de un corazón agradecido a Él por perdonarnos y salvarnos.


Queremos servir a Dios sirviendo a los demás. Para servir a los demás, hace falta tener un
corazón humilde y amoroso. Debemos considerar a los demás como superiores a nosotros
mismos:

“No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de
ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus
propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”, Filipenses 2:3-4.

Los intereses de un siervo

Dios nos llama a una vida de servicio, y un siervo no mira por sus intereses en primer lugar,
sino por las necesidades de los que le rodean. Por eso no hay un lugar específico de
servicio, porque toda nuestra vida tiene que ser de servicio a Dios. No tenemos un traje de
siervo para ciertas horas del día, o para ciertos días de la semana. El siervo cristiano lo es
las 24 horas del día y los siete días de la semana.
A veces creemos que la iglesia es el lugar para el servicio cristiano, cuando tenemos un
ministerio o responsabilidad de servir a los demás. Esto es verdad en un sentido. En la
iglesia debe haber un orden y no todos pueden o deben predicar desde un púlpito, no todos
pueden o deben ser maestros de jóvenes o niños, no todos son evangelistas, etc. Para que
una iglesia funcione, todos los miembros han de poner al servicio del Señor los dones que
recibieron de parte de Él. Dios nos da dones para servir a los demás, no para nuestro propio
beneficio o disfrute, sino para la edificación de su pueblo. El apóstol Pedro lo deja claro:

“Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme
a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en
todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por
los siglos de los siglos. Amén”, 1 Pedro 4:10-11.

Por lo tanto:

 Todos tenemos uno o varios dones que hemos recibido de Dios. No pongas excusa
de que no sabes hacer nada; tienes algo que ofrecer sirviendo a la iglesia. Si no estás
seguro, pregunta a tu pastor o a alguien que te conozca bien.
 Los dones que recibiste no son para lucirte y que otros digan qué bien sirves o haces
cualquier trabajo. Son para ministrar a los demás, para edificación de la iglesia.
 Debemos servir y ministrar a otros como buenos administradores, con un espíritu
humilde. No te alabes por lo que haces. ¡Qué triste es ver a algunos recitando y
pavoneándose de todo lo que hacen por el Señor! ¡Cuidado con el orgullo!
 Los dones que Dios nos da son regalos de su gracia, no los merecemos.
 Si tienes ciertos dones, no pienses que se debe a que eres muy inteligente o sabes
ministrar bien. El poder para servir viene de Dios. Por nuestras propias fuerzas,
sería imposible. Se trata del poder de Dios obrando y capacitándonos para servir.
 Todo lo que hagamos para servir a Dios y los demás es para la gloria de Dios como
fin último. No para tu propia gloria o para que te den aplausos.

Servicio más allá del templo

Al mismo tiempo, necesitamos entender que servir es un estilo de vida. No solo servimos
en la iglesia, sino que en todas las esferas de nuestra vida debemos tener un espíritu de
servicio.

Así que cuando estás cambiando el pañal de tu bebé, estás sirviendo; cuando estás cuidando
y siendo ayuda idónea para tu esposo, estás sirviendo; cuando cuidas los niños de un
matrimonio para que puedan salir a pasear o cenar solos, estás sirviendo; cuando estás en tu
trabajo y tienes que hacer tareas desagradables, estás sirviendo al Señor. Debemos
remangar nuestras mangas y hacer el trabajo sucio, o el trabajo que nadie quiere hacer.
Tenemos que estar dispuestos a servir a los que no pueden recompensarnos.

2. ¿Cómo debo servir?


Esto lo aprendemos de nuestro mayor ejemplo, el Señor Jesús.
“El hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su
vida en rescate por muchos” Mateo 20: 28
En otras palabras Jesús nos dice : tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo
el Mesías. No vine a ser servido, sino servir y dar mi vida.
Para servir a Dios no tenemos que estar en la iglesia las 24 horas, es más una
actitud, una forma de pensar, un estilo de vida. Es estar al servicio del otro, en
el lugar donde Dios nos puso.
 Debo servir CON HUMILDAD, considerando a los otros como superiores ( Fil.
2:3)
 NO BUSCANDO MI PROPIO INTERÉS ( Fil. 2:4)
Hace bastante escuche esta frase: “Nada disciplina más los deseos de la carne como
el servicio, y nada lo transforma más que servir en el anonimato”.
Nuestra carne va a buscar maniobras sutiles para llamar la atención sobre el servicio
que hacemos pero debemos recordar que cada día nos ejercitamos (nos esforzamos,
trabajamos duro), que todo lo que hagamos sea solo para darle gloria a Él.

3. ¿Cuáles son los beneficios?


¡Servir a Dios es un enorme privilegio! Aún así hay beneficios, hay
recompensas.
 Dios honra nuestro servicio
“Si alguno me sirviere, mi Padre lo honrará” Juan 12: 26b
Aquellos a quienes servimos muchas veces expresan su gratitud de formas
hermosas. El apóstol Pablo con su equipo lo vivieron, en Hechos 28:10 nos dice:
“…nos honraron con muchas atenciones, y cuando zarpamos nos cargaron de las
cosas necesarias”
Como familia hemos palpado esto muy de cerca, ¡Cuánta verdad hay en la frase :
ocúpate de Dios y Él se ocupará de tus necesidades!
 Dios nos da amistades a través del servicio.
Llegamos a conocer a las personas al servirles, nos familiarizamos con sus
circunstancias, sus desafíos, sus esperanzas.

De mi corazón al tuyo: Aprende y acepta que otros te sirvan. Acceder a que


otros nos sirvan es un acto de sumisión y servicio. Al recibirlo nos sometemos
al regalo que se nos ha hecho con amor. Así demostramos respeto por la dádiva
y el dador.
Lo más maravilloso del servicio a Dios es que no tiene fin.
La grandeza del cristiano proviene de servir “El que quiera ser grande entre
ustedes, debe servir a los demás” Mateo 20:26
Nuestra sociedad ha logrado que cada vez miremos más nuestras necesidades,
nuestros derechos, nos compadecemos más de nosotros mismos, vemos los que
nos hace falta, y esto nos impide mirar alrededor.
No se trata de organizarme para ver cuándo puedo servir a Dios, se trata de la
actitud, de entender que debemos aprovechar las oportunidades.
“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a
los de la familia de Dios”Gál. 6:10
Servir al prójimo con amor y humildad, como lo hizo Jesús , sin otro interés
que glorificar al Padre es una disciplina que vale la pena practicar.

Servir a Dios es completamente diferente a servir a cualquier otra persona que hayas
servido jamás. Dios se asegura en Su palabra de que podamos entender esto y de paso que
disfrutemos el servicio que le brindamos de acuerdo con Su llamado y propósito (Sal.100:2,
Isa 61:10, 1Cor.15:58).

Las escrituras nos aseguran que hay grandes beneficios o más bien, bendiciones al servir a
Dios:

1. El servicio o servir a Dios, nos permite experimentar dones sobrenaturales y de paso


vivir el gozo y la paz que proviene al obedecer lo que Él desea que hagamos. 1Pedro 4:10-
11 dice: "Cada uno de ustedes debe usar cualquier don que haya recibido para servir a los
demás, como fieles mayordomos de la gracia de Dios en sus diversas formas... Para que en
todas las cosas Dios sea alabado por medio de Jesucristo". Servir es una forma de
adoración, una forma de expresar gratitud por lo que Jesús ha hecho por nosotros y
compartir el amor y la gracia que se nos ha dado.

2. El servicio o servir a Dios, nos ayuda a vencer el egocentrismo y a ser más como Jesús.
En Mateo 25:40 en el marco de su mensaje sobre el juicio final y Su segunda venida a la
tierra, Jesús dijo lo siguiente: “Yo, el Rey, les diré: <<Lo que ustedes hicieron para ayudar
a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como
hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí >>”. El problema con el egocentrismo es
que lleva a la persona a la auto-exaltación, mientras que el servicio a Dios cambia el
enfoque y nos permite ver a los demás como Jesús los ve.

3. El servicio o servir a Dios, es fuente de plenitud de vida. Para nadie es un secreto que
cuando servimos a Dios a través de algún voluntariado, bien sea en la Iglesia o fundación
de ayuda social, nos sentimos ocupados y útiles al usar los talentos que Dios nos ha dado; el
servir a los demás, sin duda, también puede ser la mejor distracción de nuestras propias
preocupaciones.

En algunas ocasiones debido a nuestros temores o desconocimiento con relación a lo que


significa servir a Dios decimos: “No tengo tiempo”, “No sé qué haría”, “No tengo ninguna
habilidad especial para servir” o “No creo poder dar la talla”.

Pero lo que es realmente motivador y esperanzador es que nuestro buen Dios no llama a los
equipados, Él equipa a los llamados. Dios usó a hombres y mujeres con dudas similares
para cambiar el curso de la historia y sin duda alguna también puede usarte a ti.

Queremos darte las gracias, querido lector, por completar este plan devocional. Oramos por
ti y nuestro deseo de corazón, es que haya sido de bendición para tu vida.

Para continuar creciendo en tu vida espiritual te invitamos a conectar con nosotros y


acceder a nuestros recursos sin costo alguno, haciendo clic
aquí: Conectar.conociendoaDios.net

Con amor en Cristo,

También podría gustarte