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OBJETIVOS
Identificar el mayor mandamiento de la ley de Dios, esclareciendo de hecho en qué consiste la
expresión Amar al prójimo como a sí mismo, y a qué nos conduce esa práctica.
¿CÓMO INTERPRETAR EL MAYOR MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS?
Ese mandamiento está expresado en el deber que cada uno de nosotros, sus hijos, tiene de
amarlo, con toda la fuerza de nuestro espíritu. Sin embargo, ese amor sólo será completo y la ley
divina integralmente cumplida, si también e igualmente amáramos a nuestro prójimo como a
nosotros mismos.
CONCLUSIÓN
Amar al prójimo como a sí mismo es un precepto contenido en el mayor mandamiento de la ley de
Dios. Constituye la expresión más completa de la caridad porque resume todos los deberes del
hombre para con el prójimo, y el medio más eficaz para eliminar el orgullo y el egoísmo.
OBJETIVOS
Analizar con los participantes la enseñanza contenida en la expresión: Dar de César lo que es de
césar y a Dios lo que es de Dios, esclareciendo el sentido que, en este texto, las palabras César y
Dios asumen.
CONCLUSIÓN
Para cumplir el precepto enseñado por Jesús, Dar a César lo que es de César y a Dios, debemos
no sólo respetar las leyes humanas cumpliendo nuestras obligaciones con la familia, las
instituciones y la sociedad, como observar los preceptos divinos de amor y caridad, que nos
posibilitan el progreso moral y espiritual.
LA LEY DE AMOR
OBJETIVOS
Esclarecer a los participantes en qué consiste nuestro aprendizaje en la Tierra, alertándolos en
cuanto a la necesidad de vencer en nosotros los instintos, en provecho de los sentimientos.
Destacar los efectos de la ley de amor en el corazón humano, enfatizando la necesidad que cada
uno tiene de hacer germinar, dentro de sí, esa centella divina. Enumerar las cualidades que
caracterizan y distinguen a aquél que ama, en el sentido profundo del término, y enfatizar por qué
es necesario que nos elevemos por encima de la materia.
En su origen, el hombre sólo tiene instintos; cuanto más avanzado y corrompido, sólo tiene
sensaciones; cuanto más instruido y depurado, tiene sentimientos. El hombre, entonces, ama con
amplio amor a sus hermanos en sufrimiento, desconociendo la miseria del cuerpo y del alma. La
reencarnación, es uno de los instrumentos de aplicación de la ley de amor. A través de la
reencarnación, la Providencia Divina concede los medios para el necesario desarrollo de los
sentimientos que, ciertamente, rescatarán al hombre de la materia.
¿QUÉ HACER DELANTE DEL MAL QUE INTENTA IMPEDIR NUESTRO ESFUERZO
RENOVADOR?
Perseverar en el bien, ya que tenemos la comprensión de la justicia y de la bondad de Dios, dentro
de cada uno de nosotros.
CONCLUSIÓN
Todo nuestro aprendizaje en la Tierra mira el dominio del amor, sentimiento por excelencia, del cual
los instintos y las sensaciones son fases embrionarias. Cuanto más rápidamente venzamos esas
fases, más pronto comprenderemos y vivenciaremos la ley de amor, que une a todos los seres. Del
amor derivan todas las virtudes. Todos tenemos en lo íntimo esa centella divina, cabiéndonos
hacerla germinar y desarrollar, ajustándonos así a la ley de amor. Un día, todos seremos virtuosos
y, en consecuencia, felices. Amar, en el sentido profundo del término, es aceptar a los otros como
son, haciéndoles todo el bien a nuestro alcance. Amar al prójimo es receta infalible de felicidad y
condición para que nos elevemos por encima de la materia, andando el camino hacia Dios.
EL EGOÍSMO
OBJETIVOS
Esclarecer en qué se basa el egoísmo, enfatizando su efecto dañino para la humanidad, así como
los medios de combatirlo y sensibilizarnos en la necesidad de eliminarlo de la faz de la Tierra.
Esclarecer respecto de los males que el egoísmo acarrea, alertándonos en cuanto a la necesidad
de sustituir esa práctica por la vivencia de la caridad y de la fraternidad.
¿POR QUÉ ES MÁS FÁCIL VENCER A LOS OTROS QUE A NOSOTROS MISMOS?
Porque para vencer a los otros, basta dar paso a los instintos y a la animalidad que aún predomina
en nosotros; para vencer a nosotros mismos es necesario renunciar a nuestros intereses y
caprichos, en beneficio del prójimo, lo que es mucho más difícil.
CONCLUSIÓN
El egoísmo se basa en el sentimiento de interés personal. Constituye la negación de la caridad y,
por eso, el mayor obstáculo para progreso moral. Para la felicidad de los hombres es necesario
combatirlo, a través de un proceso de reforma íntima que los vuelva más sensibles a las
necesidades y sufrimientos del prójimo. Dios nos creó para la felicidad, fruto de la relación fraterna
con nuestro prójimo; el egoísmo hace que nos encerremos en nosotros mismos, privándonos de
esa bendición.
LA FE Y LA CARIDAD
OBJETIVOS
Enfatizar en la importancia de la fe y de la caridad como factores decisivos para la evolución
espiritual y condición para mantener un orden social entre los hombres, capaz de hacerlos felices.
OBJETIVOS
Transmitir a los participantes cómo debe ser nuestra conducta con relación a los criminales,
resaltando nuestra actitud ante de un malhechor que corre riesgo su vida.
CONCLUSIÓN
Nuestra actitud ante un criminal deberá ser de benevolencia, de amor, de consuelo y ánimo. Si
tuviésemos la oportunidad de salvarlo de la muerte, no deberemos desperdiciarla. Él es tan
hermano nuestro como el mejor de los hombres
.
OBJETIVOS
Enfatizar la importancia de volver bien por mal, destacando cuál debe ser nuestro comportamiento
ante aquellos que se presentan como nuestros enemigos.
¿QUÉ DECIR DE LOS QUE VEN EN EL ENEMIGOS UN SER NOCIVO, INDIGNO DE MERECER
SU PERDÓN?
Son personas incrédulas que desconocen la armonía y justicia que presiden las leyes divinas, las
cuales nos ponen en convivencia con aquellos a quien ofendimos en el pasado y que hoy, nos
sirven de instrumento de evolución. El propio malhechor se corregirá del mal, a través del
sufrimiento que experimenta por su mala conducta. Amar a los enemigos no es dedicarles un
extremo afecto, sino no desearles nada que no quisiéramos para nosotros mismos. Aunque sea
difícil amar a los enemigos, debemos esforzarnos para darles el mismo tratamiento que tenemos
con los amigos. El enemigo es el mal que Dios nos da para demostrar paciencia y resignación.
CONCLUSIÓN
No existe mérito alguno en amar solamente a aquellos que nos aman, ya que los malos también
hacen lo mismo. El verdadero mérito está en hacer el bien a quien nos hace mal; en perdonar y
amar a nuestros enemigos, en hacer, en fin, el bien a todos indistintamente, sin esperar retribución
alguna.
OBJETIVOS
Esclarecer a los participantes las consecuencias de la enemistad después de la muerte, así como la
importancia y la necesidad de la indulgencia para con los enemigos; llevándolos a observar el
precepto de Jesús, Amar a vuestros enemigos.
¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR PARA EVITAR QUE LAS ENEMISTADES PERDUREN DESPUÉS
DE LA MUERTE?
Observando el precepto de Jesús, de amar a nuestros enemigos, procediendo para con ellos con la
misma rectitud que nos gustaría fuese usada para con nosotros. “…la maldad no es un estado
permanente de los hombres, ella proviene de una imperfección temporal”. Así como el amor une a
los espíritus, también el odio los mantiene unidos, incluso después de la muerte. La venganza
fortalece el odio, perpetuando una enemistad por varias encarnaciones. Extinguir el odio
derramando la sangre del enemigo es radicalmente falso, pues la sangre alimenta el odio, incluso
más allá del sepulcro. “No hay corazón tan perverso que (…) no se muestre sensible al buen
proceder”. Mediante el buen procedimiento se puede hacer de un enemigo un amigo, antes y
después de la muerte.
CONCLUSIÓN
El odio traspasa el sepulcro. El enemigo desencarnado, por tanto, es alguien a quien ofendimos en
existencias pasadas y hoy nos alcanza para el necesario reajuste. En el precepto de Jesús, “Amar
a vuestros enemigos”, encontramos el camino para la reconciliación con el adversario