Está en la página 1de 10

Amado Jesús, que estas presente en el Santísimo

Sacramento, ante ti vengo, consciente de mi pequeñez,


arrodillado ante tu grandeza. Oh dulce Jesús, contigo
deseo estar; en tu corazón anhelo descansar.
Concédeme las gracias para alabarte, adorarte y amarte.
Que te ame con todo mi corazón, con toda mi mente y
todas mis fuerzas.
Porque tú eres bondad y amor y siempre estás presente.
¿Qué puedo darte si todo es tuyo? Acepta mi vida como
una ofrenda agradable para ti. Pongo ante ti todos mis
días, todas mis acciones, pensamientos, recuerdos y
deseos.
Oh mi dulce y misericordioso Jesús, sólo en ti se encuentra
mi consuelo; sólo en ti se encuentra mi paz. Haz que
siempre te busque, y al buscarte te conozca, y al conocerte
te ame. Amén.
Que este tiempo de adoración sea
el encuentro de nuestra alma y de todo nuestro ser
contigo Jesús.
Que sea la criatura encontrándose con su Creador;
el discípulo ante el Divino Maestro;
el paciente con el Doctor de las almas;
el pobre apelando al Rico;
el sediento bebiendo en la Fuente;
los débiles presentándose al Todopoderoso;
los tentados buscando un Refugio seguro;
el ciego que busca la Luz;
el amigo que acude al verdadero Amigo;
la oveja perdida buscada por el Pastor Divino;
el corazón extraviado que encuentra el Camino;
el necio que encuentra la Sabiduría;
la novia que encuentra al Esposo del alma;
la nada que encuentra el Todo;
el afligido que encuentra al Consolador;
el joven que encuentra el Sentido de la vida. Amén
Hora Santa en
honor del
Sagrado
Corazón
de Jesús
1. Canto Inicial
El Espíritu de Dios está
en éste lugar (o
semejante)
2. Visita al Santísimo
Sacramento
Hora Santa en
honor del
Sagrado
Corazón
de Jesús
1. Canto Inicial
El Espíritu de Dios está
en éste lugar (o
semejante)
2. Visita al Santísimo
Sacramento
SALMO 25.

Oración para pedir perdón a Dios


“Padre, el peso de mis pecados pesa mucho en mi conciencia y sé
que no hay justicia en mí. Vengo a ti suplicando tu gran
misericordia, y me arrepiento de todos los muchos pecados que
he cometido contra ti tan gravemente. Señor, confieso que en mi
orgullo y arrogancia incluso bromeé sobre tu existencia y te
blasfemé en palabras y hechos, sin embargo, descubrí que
enviaste a tu único Hijo, el Señor Jesucristo, para ser el único
sacrificio aceptable que podría pagar el precio por mis pecados.

Señor, me arrodillo ante ti quebrantado de corazón por el mal que


he hecho contra ti y suplico por tu gracia y misericordia sobre un
pecador lamentable, que ha venido a confesar que Jesucristo es el
Señor, y que Él es mi Salvador y Redentor.
Lava todos mis pecados y limpia mi boca y mis pensamientos de la
suciedad que se ha derramado en mi corazón ennegrecido. Señor,
vengo con humildad de corazón y quebrantamiento de espíritu, y
rezo y agradezco que en tu misericordia enviaste a Jesús a ser el
precio por mis pecados. Gracias por tu promesa … que todos los
que creen en Él no perecerán, sino que recibirán el perdón de sus
pecados y recibirán el regalo gratuito de la vida eterna. Gracias
por haber sido salvado por tu gracia, simplemente confiando en la
sangre de Cristo, en cuyo nombre oro. Amén”.

SALMO 137

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Padre Dios, gracias porque tu voluntad para mí es buena,


puedo confiar siempre en ti y en tu bondad. Te agradezco
porque te revelaste a mi vida y me ayudaste a entender la
grandeza de tu amor. Quiero vivir todos los días de mi vida
para ti.

Te doy gracias Jesús mi Salvador. Gracias porque por


medio de tu obra en la cruz yo soy salvo y tengo la certeza
de la vida eterna.

Gracias por tu Espíritu Santo que me llena y me ayuda a


sentir tu presencia constantemente. Quiero prestar
atención siempre a su voz y a su mover en mi vida.
Te alabo, mi Señor y mi Dios. Mi vida tiene mucho más
sentido ahora que la vivo contigo y te doy gracias porque
me acompañaste en este día y guiaste mis pasos. Gracias
porque hoy pude sentir tu abrazo y tu paz aun en medio de
los retos que me presentó el día. Gracias porque tú nunca
me abandonas. Tú eres mi compañero fiel, mi Padre
amoroso que cuida de mí.

Señor, gracias porque hoy supliste a todas mis


necesidades. Gracias por los alimentos que pude ingerir,
por el techo sobre mi cabeza y por la ropa que me abriga.
En todo momento y en cada situación puedo ver tu mano y
mi corazón se llena de gratitud.

Gracias, Papá, porque ahora puedo descansar con


tranquilidad, sabiendo que seguirás conmigo. Gracias
porque disfruto de tu presencia y de tu cuidado día y
noche. Y gracias porque tu paz llena mi corazón y me
ayuda a descansar.

Te amo, mi Señor y mi Dios. En el nombre de Jesús, amén.

SALMO 145

ADORACIÓN
Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis
pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu
misericordia.

Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido


dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder,
con mis miserias y temores me acerco a Ti. Fuente de misericordia y
perdón, vengo a refugiarme en Ti que has dado la vida por salvarme,
antes de que llegues como juez a pedirme cuentas.

Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis


pecados, cuyo número y magnitud solo Tú conoces, pero confío en tu
infinita misericordia.

Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con
amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros.
Escúchame, pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y
miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor.

Te adoro, Señor, porque viste tu vida en la cruz y te ofreciste en ella


como redentor por todos los hombres y especialmente por mí.

Adoro Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado


al mundo de sus pecados. Mira Señor, a este pobre pecador, creado y
redimido por Ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus
consecuencias.

Purifícame de todas mis maldades para que pueda recibir menos


indignamente tu sagrada comunión. Que tu cuerpo y tu sangre me
ayuden Señor, a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción
de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mí los
sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan
en todo peligro de alma y cuerpo.

Amén.
Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para que no te olvide.
Sabes con qué facilidad te abandono.

Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y necesito tu fuerza, para no caer tan a
menudo. Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida, y sin ti, estoy sin fervor.

Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz, y sin ti, estoy en la oscuridad. Quédate
conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad. Quédate conmigo, Señor, para que

escuche tu voz y te siga. Quédate conmigo, Señor, porque deseo amarte mucho y estar
siempre en tu compañía. Quédate conmigo, Señor, si quieres que te sea fiel.
Quédate conmigo, Señor, porque por muy pobre que sea mi alma, quiero que sea un lugar
de consuelo para ti, un nido de amor.

Quédate conmigo, Jesús, porque se hace tarde y el día se acaba, y la vida pasa; se acerca
la muerte, el juicio, la eternidad. Es necesario renovar mis fuerzas, para que no me
detenga en el camino, y para eso, te necesito. Se hace tarde y se acerca la muerte, temo la
oscuridad, las tentaciones, la sequedad, la cruz, las penas. ¡Oh, cómo te necesito, Jesús
mío, en esta noche de destierro! Quédate conmigo esta noche, Jesús, en la vida con todos
sus peligros. Te necesito.

Deja que te reconozca como tus discípulos al partir el pan, para que la Comunión
Eucarística sea la Luz que dispersa las tinieblas, la fuerza que me sostiene, la alegría única
de mi corazón.

Quédate conmigo, Señor, porque en la hora de mi muerte quiero permanecer unido a ti, si
no por la Comunión, al menos por la gracia y el amor.

Quédate conmigo, Jesús. No pido consuelo divino, porque no lo merezco, sino el don de tu
Presencia, ¡oh sí, eso sí te lo pido!

Quédate conmigo, Señor, porque te busco sólo a ti: tu Amor, tu Gracia, tu Voluntad, tu
Corazón, tu Espíritu, porque te amo y no pido otra recompensa que amarte más y más.

Con un amor firme, te amaré con todo mi corazón mientras esté en la tierra y seguiré
amándote perfectamente durante toda la eternidad. Amén.

También podría gustarte