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CORAZA DE PROTECCIÓN ESPIRITUAL PARA LAZOS DE AMOR MARIANO.

Oración general de defensa, protección, bendición, súplica y agradecimiento.

Para que esta oración tenga más eficacia debes estar unido a Cristo estando en gracia de Dios
(confesado).

Oración:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, postrados a tus pies en la Eucaristía te alabamos,
bendecimos y glorificamos por tu grandeza. Indignos somos de tanto amor; sin ti somos nada.
Renunciamos a todo pecado y a nosotros mismos. Arranca de nosotros toda envidia, soberbia y
todos los vicios que no nos dejan seguirte con amor.

Nos atrevemos a pedir la intercesión de la Santísima Virgen María, san José, san Miguel y toda la
corte celestial. Nos unimos a toda la Iglesia: purgante, militante y triunfante, en especial a todas
las almas que conocieron a Lazos de Amor Mariano y ya gozan de tu presencia. Te ofrecemos
todas las oraciones, mortificaciones, adoraciones y méritos por nuestro Movimiento para que lo
lleves a la plenitud y nos ayudes a cumplir tu misión, porque “con cuerdas humanas nos atrajiste,
con lazos de amor” (Os 11,4).

Perdonamos de todo corazón a las personas que nos hacen daño o intentan hacerlo. Clamamos
gracias de conversión y misericordia para ellos.

Con la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo cubrimos a todas las personas
malintencionadas que ingresan al Movimiento con la intención de dañarlo; pedimos que se
confundan sus planes y rogamos al Espíritu Santo que, con su fuego abrasador y purificador, les
conceda la conversión verdadera y, si persisten en sus perversas intenciones, los ilumine para que
no puedan soportar estar en la comunidad, ni portar las camisetas y salgan silenciosamente.
Líbranos Señor de nuestros enemigos, protégenos de nuestros agresores, líbranos de los agentes
del mal, sálvanos de los hombres sanguinarios (Cfr. Sal 59, 2-3).

Padre Celestial: en el nombre de Jesús te pedimos que destruyas y anules toda fuerza, poder y
acción a los maleficios, sacrilegios, profanaciones, brujerías y pactos satánicos; todo tipo de
prácticas ocultistas y de nueva era en contra de Lazos de amor Mariano, de los directores, de los
misioneros, en especial de todos los que cargan el peso de la comunidad, con la intención de
arruinar sus empresas, sus trabajos, sus familias, su salud y su apostolado.

Padre Celestial en el nombre de Jesús y por la acción del Espíritu Santo, te pedimos que expulses,
bañados con la sangre de Cristo y puestos a los pies de la cruz, a todo espíritu inmundo y cualquier
demonio interno o externo que esté obstaculizando el proceso de la comunidad en la Iglesia,
espíritus que estén atacando a los misioneros, los retiros, las consagraciones, los grupos de
oración, las instituciones del Movimiento, los bienes materiales y todos los apostolados; deja sin
poder a aquellos espíritus que estén causando división, incomodidad, envidia, impureza y
soberbia.

“Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno: sal del muchacho y nunca más vuelvas a entrar en él”.
(Mc 9,25)

Te pedimos Señor Jesús que quites todo poder a satanás y a sus seguidores y les prohíbas
asociarse e intentar hacernos daño en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (se hace la
señal de la cruz y, si se puede, se asperja agua bendita).

Renovamos nuestra consagración bautismal por medio de la recepción de los sacramentos.


Sumergimos en la Sangre Preciosa de Jesús, en el Corazón traspasado de la Virgen María y en el
purísimo Corazón de San José a Lazos de Amor Mariano y a todos sus miembros, para que los
enemigos no puedan tocarnos. Nos cubrimos con el manto de la Virgen María y rogamos por la
intercesión de todos los santos patronos del Movimiento que los misioneros obtengamos la gracia
de negarnos a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz de cada día y seguir a Jesús hasta dar la
vida por Él (Cfr. Mt 16, 24).

Te damos gracias Señor por tu infinito amor, misericordia, ternura, perdón, bondad, justicia y
protección. Te damos gracias porque sabemos que escuchas nuestros ruegos, que nos concedes
más de lo que te pedimos y necesitamos. Bendito y glorificado seas por todos los siglos; que tu
alabanza esté siempre en nuestra boca y que podamos cantar eternamente tus misericordias,
unidos a los coros de los ángeles para así decir por toda la eternidad: “Santo, Santo, Santo”.

Amén.

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