Está en la página 1de 1

La caja de Pandora

Mito griego

Al principio de los tiempos, Prometeo entregó a los hombres el regalo del fuego.
─Tengan, queridos humanos. Este es el fuego del Olimpo, con el que podrá n hacer
crecer su sociedad ─dijo Prometeo.
El dios Zeus estaba furioso con Prometeo por no haber pedido su permiso primero
y, también estaba enojado con los humanos por aceptar el regalo.
─Voy a castigar a los humanos y a Prometeo por este suceso ─gritó Zeus.
Entonces, le ordenó a Hefesto que crear una mujer hermosa a quien llamó Pandora.
Todos los dioses le dieron obsequios a Pandora: la belleza, la astucia, la inteligencia y
la curiosidad.
─Es justo como yo lo imaginaba ─dijo Zeus─. Espero que sea capaz de hacer
cumplir mi venganza.
Luego, Zeus ordenó llevar a la hermosa mujer a la Tierra. Antes de emprender su
camino a la Tierra, Zeus obsequió a Pandora una caja de oro con incrustaciones de
piedras preciosas atada con cuerdas doradas y le advirtió que bajo ninguna
circunstancia debía abrirla.
─Si la abres, condenará s tu mundo a la perdició n ─le dijo a Pandora.
─¿Por qué debo tenerla yo? ─preguntó ella, confundida.
─Porque ahora tú cuidará s la caja. Tener esta caja aquí en el Olimpo es un peligro
muy grande ─confesó Zeus.
Llevaron a Pandora desde el Monte Olimpo hasta un bosque, donde la encontró
Prometeo. Ambos se enamoraron y se casaron, pero Pandora no podía olvidar la caja
prohibida que había escondido en un rincó n del palacio. Todo el día pensaba en lo que
podía haber allí adentro. Anhelaba abrir la caja, pero siempre la regresaba a su
escondite, porque tenía miedo.
─No entiendo por qué me dieron la caja.
Sin embargo, la curiosidad de Pandora se apoderó de ella un día. Era como si una
fuerza la atrajera a su contenido.
Cierto día, tomó la caja y jaló los cordones desatando los nudos. Para su sorpresa,
cuando levantó la pesada tapa, un enjambre de monstruosas criaturas salió desde la
caja: la enfermedad, la envidia, la vanidad, el engañ o y otros males volaron fuera de la
caja en forma de polillas. Pandora entonces empezó a llorar. Pero entre todos ellos,
voló una hermosa libélula trazando estelas de color ante los ojos sorprendidos de
Pandora a la que llamó la esperanza.
─¿Qué has hecho, Pandora? ─gritó Prometeo al ver el desastre.
─Zeus me dio una caja… me dijo que no la abriera… ─dijo.
─Ahora debemos regresar todas las maldades a la caja ─gruñ ó Prometeo.
Y desde entonces se encargan de intentar atrapar los males nuevamente en su caja.

También podría gustarte