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MITO DE LA CAJA DE PANDORA

Zeus, el rey de los dioses griegos, enojado con Prometeo por haber robado el fuego de los
dioses para entregárselo a los mortales, decidió castigar tanto a Prometeo como a la
humanidad. Para ello, ordenó a Hefesto, el dios del fuego y la forja, que creara a la primera
mujer, Pandora. Hefesto modeló a Pandora a partir de arcilla y los dioses le otorgaron a
Pandora dones como la belleza, la gracia y la habilidad en las artes.
Zeus, queriendo castigar aún más a la humanidad, entregó a Pandora una caja (o un jarro,
según algunas versiones del mito) como un regalo de bodas. Antes de que Pandora partiera
hacia su nueva vida con Epimeteo, su esposo, Zeus le advirtió que nunca abriera la caja. Sin
embargo, la curiosidad de Pandora era insaciable.
Con el tiempo, la tentación de saber qué había dentro de la caja se volvió demasiado grande
para Pandora, y finalmente abrió la tapa. Al hacerlo, liberó una serie de males y desgracias
que habían sido encerrados dentro de la caja por los dioses como castigo para la humanidad.
Estos males incluían enfermedades, dolores, guerras, envidias, odios y todo tipo de
sufrimientos.
Horrorizada por lo que había desencadenado, Pandora intentó cerrar la caja lo más rápido
posible, pero ya era demasiado tarde. Solo un elemento quedó atrapado dentro de la caja
antes de que Pandora pudiera cerrarla: la esperanza.
La esperanza, aunque pequeña en comparación con los males liberados, se convirtió en un
consuelo para la humanidad. Aunque los mortales enfrentarían dificultades y desafíos, la
esperanza les recordaría que siempre hay una posibilidad de superar sus problemas y
encontrar un futuro mejor.
Así, el mito de Pandora enseña sobre las consecuencias de la curiosidad desmedida, pero
también sobre la importancia de la esperanza en medio de la adversidad.

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