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PONCE TORRES DANIELA BACHINENES 422

LA CAJA DE PANDORA

Un buen día Zeus, dios del Olimpo, fue a visitar a su hijo Hefesto en la isla de Lemnos. Hefesto
era el dios griego del fuego y trabajaba en una herrería subterránea donde fabricaba cadenas para
los presos, espadas para los guerreros, cascos para los caballos...
Zeus le explicó a Hefesto que Prometeo les había engañado y había subido al Olimpo para coger
el fuego y devolvérselo a los hombres.
Zeus estaba furioso y quería dar un escarmiento que nunca olvidaran a los hombres así que
pidió ayuda a Hefesto para lograrlo. Le pidió que creara una mujer, ya que aunque en el Olimpo
existían diosas, la tierra todavía no había sido pisada por ninguna mujer. 
Zeus le pidió que le creara una mujer tan bella como Afrodita, la diosa del amor y la más hermosa
de ellas. Hefesto, modeló una figura con arcilla a imagen y semejanza de Afrodita. Su obra era tan
perfecta que incluso deslumbró al propio Zeus. El dios del Olimpo decidió llamarla Pandora,
que significa "la que da todas las cosas", ya que llevaría en sí todos los dones imaginables.
Hefesto se disponía a soplarle en la boca para infundirle el aliento de la vida, pero Zeus le detuvo
para que tuviera el soplo perfecto. Llamó a los cuatro vientos, quienes soplaron sobre Pandora y
ésta, cobró vida. Zeus no se detuvo ahí, llamó a todos los dioses y les pidió uno a uno que le
concedieran los más variados dones: inteligencia, gracia, dulcura, fertilidad...
Cuando Pandora estuvo terminada, Zeus le regaló una caja de oro cerrada. Pandora quiso saber
qué había dentro pero Zeus le dijo que era preferible que no lo supiera y le pidió que no la abriera
jamás.
Antes de que Pandora marchara a la Tierra, le dio un último don: la curiosidad. Y así,
Hermes acompañó a Pandora a la Tierra y la dejó a las puertas del titán Epimeteo, hermano de
Prometeo. Sin embargo, era opuesto a él, era torpe, ingenuo y despistado.
Nada más ver a Pandora, Epimeteo quiso casarse con ella pero Prometeo, que sospechaba del
regalo de los dioses y temía su venganza después de que les robara el fuego le pidió que
desistiera de su idea.
Nada hizo cambiar de opinión a Epimeteo, que se casó con Pandora y fue feliz con ella un tiempo.
Pandora tenía tantas virtudes que le hizo inmensamente feliz, pero ella no lograba sentirse
realizada. Noche y día escuchaba una voz en su cabeza que le preguntaba por el contenido de la
caja de oro. 
En el cuello llevaba la llave dorada que Zeus le había dado para abrir la caja y cada día la
tentación de hacerlo era mayor. Un día no pudo más, su curiosidad fue tan grande que abrió la
caja. En ese mismo instante, se escuchó un zumbido ensordecedor. En aquel instante se dio
cuenta de su error, Zeus había encerrado en aquella caja todas las desgracias que pueden
arruinar la vida de una persona: la mentira, la fealdad, la tristeza, el odio, la pereza, la angustia, la
enfermedad...
Aunque solo había levantado la tapa de la caja un poquito, fue suficiente para que todas las
desgracias salieran hacia el mundo y, en seguida, comenzaron a oírse gemidos de dolor y
llantos de pena. 
La venganza de Zeus acababa de hacerse efectiva. Desde el Olimpo, sonrió y dijo con una voz
atronadora:
Ahora, los hombres comprenderán que no se debe engañar a los dioses.
La Tierra parecía que iba a colapsar sumida en miles de desgracias que la asolaban, sin embargo,
algo salió de la caja en último lugar y que suponía un aliento para la humanidad. Hefesto había
colocado algo en secreto al final de la caja porque se había enamorado de Pandora, su creación,
y no quería verla morir. Aquello que había puesto era la esperanza. 
PONCE TORRES DANIELA BACHINENES 422

Gracias a la esperanza, los hombres podrían salir siempre adelante a pesar de todas las
desgracias que les sucedieran

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