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MIGUEL ÁNGEL EKMEKDJIAN y RAÚL GUSTAVO FERREYRA (coords.

): La reforma
constitucional de 1994, Depalma, Buenos Aires, 2000.

Por JOSÉ JULIO FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ *

1. Bajo la coordinación de Miguel que responde esta obra está referida a


Ángel Ekmekdjian, cuya reciente desa- la influencia que puede haber tenido,
parición ha llenado de luto al mundo o no, la reforma constitucional de
jurídico hispanoamericano, y de Raúl 1994 en el sistema democrático y re-
Gustavo Ferreyra, la editorial bonae- publicano», p. 1). De este modo, cada
rense Depalma nos ofrece un exhaus- autor analiza una institución afectada
tivo y, a la vez, riguroso, recorrido por por la aludida reforma desde ese pun-
la reforma que en 1994 sufrió la Cons- to de vista, dando lugar, así, a postu-
titución argentina. Para este colectivo ras diversas sobre los cambios de
se han reunido una serie de plumas 1994, a veces positivas, en otras oca-
relacionadas, de una u otra forma, con siones negativas. Con esta forma de
la Cátedra de Derecho Constitucional proceder, en opinión de Ekmekdjian,
Argentino de la Facultad de Derecho y «están dados todos los elementos para
Ciencias Sociales de la Universidad de que el lector extraiga sus propias con-
Buenos Aires. El libro se ha publica- clusiones, a favor o en contra de aqué-
do en el año 2000, lo que permite que lla, total o parcialmente» (prólogo,
la visión de lo que fueron y supusie- p. IX). Lo que se busca de manera ex-
ron los cambios de 1994 ya sea, al plícita es cotejar la adecuación de la
menos en teoría, más reflexiva y asen- reforma de 1994 a una especie de
tada. ideales que se sintetizan en las nocio-
El enfoque que se emplea persigue nes de república y democracia. Ambas
tener amplias miras, como ya se colige se usan con un marcado carácter
del subtítulo de la obra («influencia en axiológico y se entiende que atesoran
el sistema republicano y democráti- los elementos a perseguir en un siste-
co»). Éste es el elemento de fondo que ma jurídico-político paradigmático, lo
pretende dar unidad a la finalidad in- cual, por otra parte, no deja de tener
vestigadora del libro, y que se cita li- ciertas dosis de ingenuidad.
teralmente en el prólogo y en el pri- Pesan en el ánimo de los autores las
mer trabajo de la misma («expresar épocas antidemocráticas que se vivie-
nuestra opinión con respecto a la refor- ron en el país, lo que provoca que el
ma constitucional de 1994 y su in- libro no haya sido entendido como un
fluencia —positiva o negativa— en los simple análisis jurídico sino que tam-
significantes republicanos y democrá- bién se le intente dotar de un acusado
ticos», p. VIII; «la tónica general a la sentido sociopolítico que sirva para el

Profesor Ayudante de Derecho Constitucional. Universidad de Santiago de Com-


postela.

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fomento de las ideas de libertad. Di- ménez); «La reforma del Senado. Re-
cho deseo lo recoge con vehemencia flexiones sobre la reforma constitu-
Ekmekdjian: «Creo interpretar el deseo cional de 1994 y los principios del sis-
de todos los autores que participan en tema democrático» (Fermín Pedro
esta obra al afirmar que si ella sirve Ubertone); «Tratados internacionales»
para expandir, siquiera algunos centí- (Miguel Ángel Perrotta); «Presidencia-
metros, el espacio de la libertad, fre- lismo» (Mirtha Abad); «Las urgencias
nando correlativamente al poder, nos del Poder Ejecutivo» (Diego Fernando
damos por recompensados con usura Miceli); «Inamovilidad de los jueces,
por el esfuerzo realizado» (prólogo, la cláusula de los 75 años y el caso
p. X). El punto de partida de esta re- «Fayt»» (Adrián Ventura); «El Conse-
flexión es la idea de que el poder y la jo de la magistratura y el sistema de
libertad son conceptos antitéticos, por la Constitución Nacional» (Julio Nico-
lo que el aumento de uno origina la lás Sissini); y, por último, «El Minis-
mengua del otro. Ello es, creemos, una terio Público» (Daniel Horacio Cas-
simplificación excesiva, más bien erró- sani).
nea en términos de ideas generales, Aunque puede decirse que:, tras un
pero que puede aceptarse en este mo- trabajo inicial de corte general, la pri-
mento dada la finalidad y el contexto mera mitad del libro se dedica a la
en que se produce. parte dogmática y la segunda a la par-
2. Los trabajos que se ofrecen son te orgánica, se echa en falta una agru-
dieciséis, correspondiendo cada uno a pación de los capítulos en unidades
un autor diferente, a saber: «Democra- temáticas más amplias, lo que le hu-
cia, República y gobiernos de facto en biera dado una estructura en mayor
la reforma constitucional de 1994» grado útil y coherente para el lector. El
(Miguel Ángel Ekmekdjian); «Acre- criterio ordenador pudo haber sido más
cimiento de derechos y garantías y riguroso. Además, hubiera sido prefe-
creación de órganos de control en la rible que se adoptara una forma homo-
reforma constitucional de 1994. Su in- génea de rotular los distintos trabajos.
fluencia en el sistema democrático y Igualmente, algunos de los diversos
republicano» (Beatriz A. Lice); «El temas analizados presentan unas dife-
voto obligatorio» (Horacio Ricardo rencias de amplitud tan importantes
Bermúdez); «Los partidos políticos en que ello también influye de manera
la reforma de 1994. Hacia la corpo- negativa en el conjunto de la obra.
rativización de la representación polí- Todo esto no prejuzga el riguroso aná-
tica» (Alfredo M. Vitólo); «Las formas lisis y contenido de la obra pero sí
semidirectas de participación política dificulta la labor del lector, que tiene
en la reforma constitucional de 1994» que enfrentarse a un colectivo firmado
(María Cristina Serrano); «El régimen por un importante número de autores,
del amparo y la defensa del Derecho con las diferencias que ello forzosa-
de la Constitución» (Raúl Gustavo mente ya origina entre sus distintas
Ferreyra); «Los derechos de incidencia partes. La ausencia de índice analítico
colectiva general» (Andrés Gil Domín- al final y de un índice más esquemá-
guez); «El hábeas data en la reforma tico tampoco ayuda a que el lector se
constitucional de 1994» (Osear Ber- haga una rápida composición de lugar.
gallo); «Claroscuros en los roles del
Congreso de la nación argentina luego 3. El comienzo del libro, como ya
de operada la reforma constitucio- dije, está reservado a un trabajo de
nal de 1994. ¿Atenuación del régimen corte general donde el prof. Ekmek-
presidencialista?» (Eduardo Pablo Ji- djian expone el contenido de los con-
ceptos de democracia y república, que

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hay que presuponer que suscriben el tución mantendrá su imperio aun cuan-
resto de autores. Era obligatorio abrir do se interrumpiere su observancia por
así la obra dada la mencionada finali- actos de fuerza contra el orden insti-
dad que se persigue con ella de anali- tucional y el sistema democrático», a
zar la influencia de la reforma en am- lo que se añade que «estos actos serán
bas ideas. El concepto que se emplea insanablemente nulos»2. Pese a todo,
de democracia parece en exceso res- Ekmekdjian valora de manera positiva
trictivo pues se limita a una mera par- esta previsión. Su operatividad la ve
ticipación electoral que desconoce la cuando las disposiciones constituciona-
noción de democracia como proceso les retomen vigencia. Más adelante,
continuo1. No obstante, la postura a Alice también juzga en el mismo sen-
favor de la democracia es una postura tido esta norma al creer que supone un
desde la militancia y desde un firme afianzamiento del sistema democrático
convencimiento de sus virtudes. La (pp. 38 y ss.). Además, este art. 36
idea de república supone, en opinión prevé diversas sanciones penales para
de este autor, una serie de notas como los autores de tales actos y otorga a
las de que todo cargo público surge del los ciudadanos el derecho de resisten-
sufragio, de responsabilidad de los re- cia frente a ellos, que para el coordi-
presentantes, de periodicidad de los nador también incluye el de desobe-
cargos, de publicidad de los actos del diencia civil.
gobierno (aunque se dice que, en muy
El resto de los trabajos se dedican
contados casos, se puede aceptar el
a analizar un aspecto de la reforma de
secreto de las leyes —sic!—, p. 10), y
de división de poderes. En una línea 1994, aunque no se llega a tratar ésta
similar se expresa, en el tercio final en toda su extensión. En ningún caso
del libro, Abad (pp. 339 y ss.) los análisis de la cuestión reformada se
producen directa y aisladamente sino
De igual forma, en este primer tra- que se hace un esfuerzo para encuadrar
bajo, se reflexiona sobre la quiebra o el tema correspondiente en el adecua-
alteración del orden constitucional al do marco conceptual, histórico, compa-
hilo de los llamados gobiernos «de rado y jurisprudencial. Esto, por mo-
facto», o sea, los períodos de autori- mentos, asume tanta centralidad que
tarismo, que por desgracia están pre- parece lo primordial en algunas cola-
sentes en demasía en la Historia argen- boraciones, con lo que la nueva previ-
tina. Respecto a ellos, la reforma de sión constitucional queda, en esas par-
1994 ha introducido una previsión do- tes, en un segundo plano. Ello no es
tada, tal vez, de alto contenido políti- forzosamente negativo aunque sí fo-
co pero también de absoluta inutilidad menta los problemas estructurales ya
jurídica al desconocer el axioma del indicados. Asimismo, origina que se
Derecho germánico «silent leges ínter produzcan diversas reiteraciones en el
arma». Nos referimos al art. 36, en objeto de análisis. Sea como fuere, no
donde se puede leer que «esta Consti- ceñirse en exclusiva a los comentarios
' Aunque bien es cierto que más adelante otros autores del libro se alejan de una con-
cepción limitada de democracia. Es el caso de Serrano que señala que la participación «no
puede quedar limitada, de ninguna manera, a la emisión del voto para la elección de re-
presentantes, sino que debe ser más activa y directa» (p. 119); o de Abad, que repasa las
características de la democracia liberal-occidental (pp. 336 y ss.). Por su parte, Ubertone
va a entender la democracia como «aquel sistema político en el que tienen efectiva vigen-
cia los principios de gobierno del pueblo, pluralismo político, dignidad del ser humano e
imperio de la ley» (p. 297).
2
En un sentido similar tenemos las constituciones de México (art. 136), República
Dominicana (art. 99), Uruguay (art. 330) y Venezuela (art. 250).

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positivistas sino tener en cuenta, ade- cosas, esta reforma tiene sus límites y
más, la jurisprudencia y doctrina supo- sólo puede llevarse a cabo a través del
ne utilizar los tres elementos claves procedimiento que la propia Constitu-
para un análisis jurídico que persiga ción contempla. En cambio, elaborar
profundidad. otra Constitución supone el ejercicio
4. La Constitución argentina, un de la soberanía de un nuevo poder
auténtico hito en el mundo jurídico constituyente, por lo que los límites no
hispanoamericano, data de 1853, ha- existen (salvo los que ya se integran en
biendo sido sometida a reformas los el concepto liberal-democrático de
años 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994. Carta Magna, que es el que se ha im-
Ella ha sido en buena medida la res- puesto). Sorprende que no haya más
ponsable de que la tradición jurídica referencias a esta cuestión en la obra
argentina, en gran parte, presente hon- que la que se encuentra, o, mejor di-
da raigambre democrática y solidez cho, atisba, en la p. 140, aunque para
técnica, a pesar de que la práctica del negar la existencia de una nueva Cons-
ejercicio del poder discurriera durante titución 4. La dimensión del cambio es
muchos períodos por los predios del evidente y ha dado lugar a una modi-
autoritarismo. Quizá ha sido el peso de ficación sustancial del conjunto norma-
la histórica tradición constitucional la tivo 5.
que llevó a tildar la obra de la Con- Los propios reformadores-constitu-
vención Constituyente de 1994 como yentes tenían conciencia de la amplitud
de mera reforma de la Carta Magna y del cambio y, quizá, de estar elaboran-
no como la asunción de una nueva do una verdadera nueva Ley Básica
Constitución. Los cambios a los que se por lo que no siguieron estrictamente
sometió pudieron dar lugar a ello pues, los procedimientos previstos en el an-
como es de sobra conocido, la cons- terior art. 71 de la Constitución. De
trucción dogmática de la Teoría de la este modo, el proyecto de lo que sería
Constitución establece que una refor- la Ley 24.309, de declaración de ne-
ma tiene sus límites, más allá de los cesidad de la reforma, lo modificó la
cuales estamos realmente ante una Cámara revisora, es decir, el Senado,
nueva Constitución a pesar del nomen en lo relativo a la duración del man-
iuris con el que se rotule el cambio \ dato de los senadores, y no volvió,
Y ello no es un simple juego verbal como exigía la anterior normativa
sino que tiene consecuencias de fondo. constitucional, a la Cámara iniciadora,
La reforma supone la actuación del o sea, a la Cámara de Diputados. El
poder de reforma constitucional, que Ejecutivo promulgó la ley tal y como
permite la permanencia en el tiempo la había aprobado el Senado. Ello es
del poder constituyente que aprobó la objeto de crítica en la obra que comen-
Norma Básica de que se trate. Así las tamos (p. 31 y p. 290). No obstante,
3
Son clásicas en este sentido las reflexiones de Schmitt sobre las diferencias entre
los conceptos de reforma de la Constitución, ruptura, suspensión, conflicto y traición, y so-
bre los límites de los cambios constitucionales (CARL SCHMITT, Verfassungslehre, Duncker
& Humblot, Berlín, 1954, pp. 99 y ss.; en castellano, Teoría de la Constitución, Alianza,
Madrid, 1982, pp. 115 y ss.).
4
Así es, Ferreyra, en afirmación alambicada, dice que «el correcto auscultamiento de
la anatomía jurídica de la Ley Fundamental argentina no autoriza a sostener que la "refor-
ma" haya generado una "nueva Constitución"». A lo que añade que no se ha modificado
de manera radical la estructura y contenido del antiguo texto.
5
En la misma obra recensionada se admite tal envergadura pues Alice indica que la
reforma «no se circunscribió a uno o varios institutos, sino que las reformas se desplega-
ron, como varillas de un abanico, a la integralidad del texto» (p. 52).

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la Corte Suprema, en un exceso de que supone un aumento en numeración


formalismo desconocedor de lo que es y extensión real respecto al texto an-
el poder constituyente, sí va a enten- terior, que sumaba 110. Asimismo, se
der la reforma como verdaderamente han sustituido más de la mitad de los
eso y declarar nulo el cambio que in- preceptos. Todo ello conforma una al-
troduce el art. 99.4° acotando la teración mucho mayor de la que cabría
inamovilidad judicial (caso «Fayt», de prever en el Pacto de Olivos y arroja
19 de agosto de 1999). un resultado demasiado voluminoso
Un elevado consenso presidió este que en ocasiones desconoce las dife-
proceso que formalmente se inicia con rencias existentes entre la técnica le-
el Pacto de Olivos, suscrito el 14 de gislativa ordinaria y la técnica norma-
noviembre de 1993 por Menem, repre- tiva constitucional. Esto lleva a
sentando al Partido Justicialista, y por Ekmekdjian a tildar la reforma, no sin
Alfonsín, en nombre de la Unión Cí- razón, de «sobreabundante» (p. 32), a
vico Radical6. Sin duda, esta búsque- Alice a achacarle «reiteraciones inne-
da de consenso es un correcto plantea- cesarias, contenidos mal ordenados y
miento político de la reforma. Gracias pero ubicados» (p. 55), y a Ferreyra a
a ello se obtendrían después los votos hablar de «lo abigarrado de la textura
necesarios para sacar adelante la Ley normativa» (p. 141).
de declaración de necesidad de la re- 5. Los cambios introducidos en
forma, de 31 de diciembre de 1993. En 1994 afectaron tanto a la parte dogmá-
el Pacto de Olivos se recogen los ob- tica como orgánica del texto constitu-
jetivos a perseguir, y que se reiterarían cional. La parte dogmática va a ver in-
en la susodicha ley, entre los que hay corporado un nuevo capítulo que lleva
que destacar la consolidación del sis- por título «Nuevos derechos y garan-
tema democrático, el perfeccionamien- tías». El antiguo capítulo concerniente
to del equilibrio entre poderes (lo que, a «Declaraciones, derechos y garan-
como veremos, no se va a conseguir), tías» permanecerá inalterado, pues la
el afianzamiento de la independencia Ley 24.309 prohibía expresamente su
judicial y el fortalecimiento de los ór- modificación. El aumento de lo concer-
ganos de control. En opinión de Abad, niente a los derechos y garantías es
tanto el susodicho Pacto como la men- comentado en el libro colectivo por
cionada Ley buscaron enmascarar el Alice, en un trabajo que también es un
verdadero móvil que impulsaba a Me- acercamiento y valoración general de
nem: posibilitar la reelección presi- toda la reforma. Esta autora va a des-
dencial (p. 357). Por ello, insiste, la tacar cómo en 1994 se avanza en el
reforma va a carecer de la necesaria camino abierto en la reforma de 1957
profundidad y futuridad. Realmente respecto a la titularidad de los dere-
parece que existían pocas duda acerca chos y cómo se profundiza en el tema
de este «objetivo político que se había de la igualdad superando la mera
trazado el oficialismo» de lograr la re- igualdad formal existente en el anterior
elección presidencial7. texto para recoger expresiones tales
El resultado final es una Constitu- como la «igualdad real de oportunida-
ción con 129 artículos, que son 130 des» (art. 37, art. 75.23°), «igualdad de
por la existencia de un art. 14 bis, lo oportunidades y posibilidades, sin dis-
6
Un estudio del proceso que llevó a este Pacto puede verse en ALBERTO MANUEL
GARCÍA LEMA, La reforma por dentro, Planeta, Buenos Aires, 1994.
7
MARÍA ANGÉLICA GELLI, «El Ministerio Público y el Defensor del Pueblo en la
Constitución argentina», Cuadernos constitucionales México-Centroamérica, núm. 19,
UNAM, México D. R, 1996, p. 83.

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criminación alguna (art. 75.19), o voto obligatorio en el caso «Esquivel».


«condiciones de trato equitativo y dig- Ahora se recoge a nivel constitucional
no» (art. 42). De idéntica manera, la el derecho de sufragio, que se califica
participación, transcendental en un sis- como universal, igual, secreto y obli-
tema democrático, resulta intensificada gatorio (art. 37), obligatoriedad que
a través de las asociaciones de consu- también se halla en el art. 32 de la
midores y usuarios (art. 42), de los Declaración Americana de Deberes y
pueblos aborígenes (art. 75.17), de la Derechos del Hombre. Frente a ello,
familia y de la sociedad (art. 75.19), Bermúdez, en el trabajo sobre este
además, claro está, de la garantía del tema, entiende que es una sinrazón
pleno ejercicio de los derechos políti- seguir manteniendo en la actualidad tal
cos (art. 37). Al mismo tiempo, la re- obligatoriedad. Las razones que aduce
forma de 1994 también profundiza en son diversas, entre las que podemos
el camino de las obligaciones y debe- destacar la poco eficacia de esa medi-
res constitucionales al establecer, por da para asegurar la concurrencia a los
ejemplo, el deber de todos los habitan- comicios y para motivar la participa-
tes de preservar el medio ambiente ción política (pp. 83 y ss.), aunque se
(art. 41). De todos modos, se echa en echa de menos una mayor reflexión
falta un estudio más sistemático y pro- sobre la relación entre las nociones de
fundo en este importantísimo tema de derecho y obligación y los problemas
los derechos fundamentales habida técnicos que supone predicarlas de una
cuenta los distintos aspectos que pre- misma figura. De idéntica manera, cree
senta en la reforma de 1994, entre los que el lugar para este tipo de regula-
que también se hallan diversos proble- ciones es el infraconstitucional por lo
mas de articulación técnica. El propio que la nueva previsión en la Carta
Ekmekdjian considera no operativas Magna la entiende inadecuada.
muchas de las cláusulas del Capítulo Los partidos políticos también han
de los «Nuevos derechos y garantías» sido constitucionalizados en 1994, re-
(P- 33). cibiendo la calificación de «institucio-
En cambio, en este libro colectivo sí nes fundamentales del sistema demo-
han recibido mayor tratamiento las crático» (art. 38). La valoración que de
cuestiones relativas a la participación esta incorporación hace Vitólo es en
política y representación. Así, se estu- parte negativa por considerar que «la
dia el voto obligatorio, los partidos forma de inclusión ha sido errónea»
políticos y las formas semidirectas de (p. 94). Para ello se funda en que en
participación política. El derecho de la actualidad el representante lo es del
sufragio no estaba recogido expresa- partido y no del pueblo, liste autor
mente en el texto constitucional primi- aprovecha la ocasión para pasar revis-
genio pero se podía inferir del mismo ta a diversos conceptos conectados con
a través del principio de soberanía po- la democracia representativa, si bien
pular y de la forma republicana de estas digresiones resultan excesivas. La
gobierno. En 1912 la legislación ordi- crítica la centra en el papel del parti-
naria establecería la obligatoriedad del do como corporación, lo que aleja al
voto, por razones meramente circuns- representante del cuerpo electoral y
tanciales y no como consecuencia de hace surgir un elemento que desvirtúa
«un principio general y permanente» el sistema representativo: la disciplina
(Bermúdez, p. 66). Con posterioridad, partidaria. Así las cosas, afirma que la
en 1993, la Corte Suprema de Justicia reforma constitucional va a recoger los
tendría la oportunidad de pronunciar- elementos corporativos contra los que
se a favor de la constitucionalidad del arremete, en especial la competencia

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de los partidos «para la postulación de que alojó una fórmula residual que pu-
candidatos a cargos públicos electivos» diera dar cabida a nuevas situaciones
(art. 38), una expresión que dada la colectivas (derechos de incidencia co-
ambigüedad que presenta puede ser lectiva en general)» (p. 232). Lo pri-
interpretada con el objeto de otorgar a mero se conecta con los derechos de
los partidos el monopolio en la presen- tercera generación, lo segundo parece
tación de candidatos 8. Ello implicaría llevar a la idea de intereses difusos. La
«la oligarquización definitiva de la extensión en la legitimación para inter-
vida política y del Estado» (p. 110). poner la acción de amparo permite dar
En cuanto a las formas semidirectas posibilidades de protección a estas si-
de participación política, Serrano, tras, tuaciones. Sin embargo, las cosas se
de nuevo, ofrecer una serie de concep- llevan hasta extremos que agreden a la
tos, se centra en la incorporación en seguridad jurídica y relativizan toda
1994 de la iniciativa popular, que per- noción de derecho. Esto creemos que
mite a los ciudadanos presentar pro- sucede cuando se dice que «la legali-
yectos de ley en la Cámara de Dipu- dad constitucional es un derecho de
tados (art. 39, desarrollado por la Ley incidencia colectiva en general, y, con-
24.747, de 27 de noviembre), y la con- secuentemente, cuando dicha legalidad
sulta popular, que posibilita, además es conculcada, se entiende por afecta-
de una consulta no vinculante, some- do con legitimación procesal para pro-
ter a consulta popular un proyecto de mover acción de amparo, a todo habi-
ley de forma tal que si el voto es afir- tante de la Nación» (p. 241). Subyace
mativo se convertirá en ley (art. 40, una confusión entre lo que es un de-
todavía sin desarrollar). La conclusión, recho y un principio.
esta vez, es positiva al abrirse nuevos 6. Respecto a la protección de los
canales de participación y robustecer- derechos, la reforma estudiada ha in-
se el componente democrático del sis- cidido de modo particular ya que se
tema constitucional, entre otras muchas han incorporado expresamente tres ga-
razones que siguen la misma línea rantías de Derecho Procesal Constitu-
(pp. 135 y ss.). cional, el amparo, el habeas corpus y
Los denominados «derechos de inci- el habeas data, en una norma que la
dencia colectiva» también han desper- doctrina entiende autoaplicativa'. La
tado el interés de los autores del co- acción de amparo puede ser interpuesta
lectivo. De esta forma, Gil Domínguez por cualquier persona, «siempre que no
destaca cómo la reforma profundizó en exista otro medio judicial más idóneo,
el constitucionalismo social ofreciendo contra todo acto u omisión de autori-
un modelo de Estado Democrático de dades públicas o de particulares, que
Derecho. Para responder a las nuevas en forma actual o inminente lesione,
necesidades sociales, el constituyente restrinja, altera o amenace (...) dere-
de 1994 incorpora «situaciones colec- chos y garantías» previstos en la Cons-
tivas (discriminación y derechos que titución, un tratado o una ley (art. 43).
protegen el ambiente, la competencia, El habeas corpus procede cuando el
al usuario y al consumidor), a la vez derecho puesto en tela de juicio sea la

8
Esto encontraría en el art. 54 caldo de cultivo para ser corroborado (en la elección
a senadores, tres por provincia, corresponderán dos bandas -escaños— «al partido político
que obtenga mayor número de votos y la restante al partido político que le siga en número
de votos» —¡parece que el escaño es del partido y no del representante electo!—).
9
Por ejemplo, GERMÁN BlDART CAMPOS en «La defensa de la Constitucionalidad en
Argentina», Cuadernos constitucionales México-Centroamérica, núm. 19, UNAM, México
D. F., 1996, p. 9.

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libertad física. El habeos data, a su mática, la intimidad puede verse afec-


vez, persigue el conocimiento de los tada mediante el inmenso volumen de
datos referidos a la persona que inter- información que manejan bancos de
pone esta acción y de la finalidad de datos públicos y privados» (Bergallo,
los mismos, «que consten en registros p. 250). En esta acción habría dos fa-
o bancos de datos públicos, o los pri- ses: una en la que se produce la toma
vados destinados a proveer informes». en conocimiento de los datos, y otra
«En caso de falsedad o discrimina- que persigue modificar el registro. La
ción» este remedio procesal posibilita legitimación activa sólo es reconocida
«exigir la supresión, rectificación, con- a la persona, física o jurídica, a la cual
fidencialidad o actualización» de tales se refieran los datos. En opinión de
datos (art. 43). este autor, la operatividad propia del
Esto no supone, ni mucho menos, art. 43 no impide que sea necesaria
una novedad en el mundo jurídico ar- la reglamentación de este instituto
gentino, pues como es de sobra co- (p. 263), ante lo cual ofrece una se-
nocido su «amparo clásico» fue de rie de elementos de lege ferenda. Sin
origen jurisprudencial. Esta creación duda una cosa es que un precepto
pretoriana se sitúa en los años cin- constitucional sea directamente aplica-
cuenta del siglo xx, principalmente a ble y otra que la eficacia plena de la
través de los leading-cases «Siri» y figura exija desarrollo postconstitu-
«Kot». Diez años más tarde el legisla- cional.
dor ordinario lo recogió, de una forma También debemos destacar, antes de
restrictiva, en la Ley 16.986. Lo que pasar a otro punto, que en el citado
surge en 1994 es una etapa nueva al nuevo art. 43 se autoriza al juez, en el
incorporarse dicha acción al texto marco de un juicio de amparo, a de-
constitucional. Asimismo, aparecen una clarar la inconstitucionalidad de la nor-
especie de amparos especiales que bus- ma en que se funde el acto u omisión
can proteger derechos de tercera gene- lesiva. De esta forma, como indica Fe-
ración («al ambiente, a la competencia, rreyra, «la acción declarativa de in-
al usuario y al consumidor», art. 43, constitucionalidad, cobijada en este
párrafo segundo) y derechos de inci- caso dentro de la fisonomía de la ac-
dencia colectiva. Así las cosas, la va- ción de amparo, tiene (...) jerarquía
loración de esta medida es ciertamen- constitucional en el ordenamiento ar-
te positiva, lo que lleva a Ferreyra a gentino» (p. 148). Ello supone otra
afirmar que esta garantía «haya deja- novedad pues la atribución judicial del
do de ser considerada "ultrarrestricti- control de constitucionalidad era has-
vamente" como ordenaban los viejos» ta el momento de origen y desarrollo
preceptos legales (p. 159). Él aboga, pretoriano, aunque se partía de la in-
terciando en la polémica doctrinal que terpretación de los anteriores preceptos
existe al respecto, por entender que es constitucionales. De esta forma, y di-
una vía procesal alternativa, antes que cho ahora de manera muy esquemáti-
principal o subsidiaria (p. 166). ca, se configuró un control difuso, por
Particular interés despierta el habeas vía de excepción, a instancia de par-
data, pues, «con el auge de la infor- te 10 y con efectos limitados al caso
10
La doctrina abogó por la admisión del control de oficio de la constitucionalidad.
Así, BiDART CAMPOS en Régimen legal y jurisprudencial del amparo, Ediar, Buenos Aires,
1968, pp. 141 y ss. Sin embargo, nosotros, como ya comentamos en otro lugar, creemos
que, aunque ello no tiene por qué vulnerar la naturaleza atributiva de sus competencias e,
incluso, pueda pensarse que entra en la referida idea de supremacía constitucional, sería
contrario a la naturaleza jurisdiccional del órgano, que exige actuaciones rogadas, al tiem-
po que alteraría sobremanera el equilibrio en la distribución del poder. En el caso de po-

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concreto. No obstante, y siguiendo a Al margen de ello, el resultado glo-


Bidart Campos, desde 1985, la Corte bal de los cambios en esta parte no
Suprema, va a admitir vías directas a semejan positivos. Si bien uno de los
través de la acción de amparo, el ha- objetivos recogidos en el Pacto de Oli-
beas corpus, el juicio sumario de vos era la atenuación del presiden-
inconstitucionalidad y la acción decla- cialismo, el resultado final del proce-
rativa de certeza del art. 322 del Có- so de cambio lleva a todo lo contrario
digo Procesal Civil y Comercial de la al fortalecer los poderes del Presiden-
Nación ". Tras la reforma de 1994 la te de la República. Ekmekdjian, res-
regla sigue siendo la vía indirecta, pecto a esto, habla de «cesarismo cuasi
aunque también cabe, en opinión de democrático» y hace una llamada de
Ferreyra, la directa (pp. 184 y ss.)- En atención sobre al peligro que ello su-
la colaboración de este autor al libro pone para el sistema republicano al no
ahora comentado se puede encontrar existir controles eficaces para limitar
un exhaustivo examen de la evolución su poder (pp. 32-33). La práctica des-
y cambios jurisprudenciales en el am- viada de los decretos leyes, el veto
paro y en la declaración de incons- parcial de las leyes y la legislación
titucionalidad, al margen de recoger la delegada son los recursos técnicos que
problemática del control de oficio, so- alimentan esta situación y que en el
bre el que la reforma no se ha pronun- libro recensionado son tildados, sin
ciado de manera expresa, aunque él es duda exageradamente, de «aberrantes»
proclive a su admisión. (p. 34). A su vez, Jiménez se adscribe
7. La parte orgánica la Constitu- a la misma idea al señalar que el sis-
ción ha sufrido en 1994, igualmente, tema se aferra al concepto de «perso-
importantes cambios. Se han introdu- nalización del poder» y que «nos ha-
cido diversos órganos, modificado ám- llamos ante un modelo presidencial
bitos competenciales, buscado mayor real, efectivo y altamente reforzado»
eficiencia y generado relaciones orgá- (p. 271). Por su parte, Abad considera
nicas antes desconocidas. que la reforma, en lo que respecta al
presidencialismo, ha empobrecido los
El Defensor del Pueblo, por ejem- principios democráticos y republica-
plo, es un órgano que se incorpora ex nos.
novo al texto constitucional (art. 86) y
al que se le dota de independencia y Especial preocupación despierta la
autonomía funcional. Su misión es tan- posibilidad de que el Ejecutivo pueda
to la defensa y protección de los de- emitir los mencionados decretos de
rechos humanos y demás derechos necesidad y urgencia, que son profusa
constitucionales y legales frente a la y rigurosamente analizados por Miceli
Administración, como el «control del entrando en las muchas opciones in-
ejercicio de las funciones administra- terpretativas de los mismos. El nuevo
tivas públicas». La designación y re- art. 99 permite al Ejecutivo, cuando
moción le corresponde al Congreso por circunstancias excepcionales hicieran
mayoría de dos tercios de los miem- imposible seguir los trámites ordinarios
bros presentes en cada una de las cá- previstos para la sanción de las leyes,
maras. dictar decretos por razones de necesi-

seer semejante «autolegitimación» estaríamos más bien ante un control de índole política
(JOSÉ JULIO FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, «Aproximación a las técnicas de decisión del Conse-
jo Constitucional francés», Cuadernos Constitucionales de la Cátedra Fadrique Furió Ceriol,
núm. 18/19, Valencia, 1997).
11
GERMÁN BIDART CAMPOS, Manual de la Constitución reformada, tomo I, Ediar,
Buenos Aires, 1996, p. 360.

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dad y urgencia. Resultan excluidas de tectura del Congreso» —como bien


esta posibilidad las materias penal, dice Jiménez en su contribución— «se
tributaria, electoral y el régimen de los halla relativamente más debilitada»
partidos políticos. Parte de la doctrina (p. 281). La posibilidad de delegación
se muestra contraria a este tipo de nor- legislativa incide en esta línea. No obs-
mas en un sistema presidencial12. De tante, hay en el nuevo sistema elemen-
todas formas, muchas cuestiones no tos aprovechables para aumentar la efi-
quedarán fijadas hasta el dictado de la ciencia del órgano legislativo que
ley especial que regule la intervención podrían ser utilizados (p. 286).
del Congreso en este tema. Las cuestiones relativas al Senado
La introducción de un Jefe de Ga- son comentadas por Ubertone, en un
binete de Ministros ha sido infructuo- trabajo que en realidad debía haberse
sa desde el punto de vista de la ate- diseccionado en dos partes dada la
nuación del poder presidencial. Dicho cantidad de reflexiones generales que
cargo no parece más que un secretario contiene (en especial sobre la demo-
del Presidente previsto en el texto cracia) y cuya ubicación adecuada se-
constitucional, que éste nombra y re- ría el principio de la obra Asistimos
mueve libremente (art. 99.7°), o «la de de nuevo a un problema de coordina-
un ministro coordinador, sin cartera ción interna. La reforma de 1994 va a
específica» (Abad, p. 354). Además, se afectar tanto a la composición, como a
considera que la moción de censura, las atribuciones y al funcionamiento de
tal y como está articulada (mayoría ab- las cámaras del Congreso. La valora-
soluta de la totalidad de los miembros ción que se hace de los cambios en la
de ambas las cámaras —art. 101—), es composición del Senado (elección di-
de casi imposible realización práctica recta, reducción del mandato de nue-
(Ekmekdjian, p. 33). Resulta en este ve a seis años, garantía de la presen-
sentido llamativo cómo la aprobación cia de partidos de la oposición) es
de una moción de censura contra el positiva. El punto central de la modi-
Jefe de Gabinete no implica al mismo ficación de las competencias del Sena-
tiempo la dimisión de los ministros. La do va a ser la designación de los jue-
razón de ello hay que buscarla en que ces de los tribunales inferiores (ahora
la vida política de los ministros depen- el Senado sólo puede otorgar o no
de del Presidente de la República, que otorgar el acuerdo al candidato pro-
es el que los designa libremente. puesto por el Ejecutivo, que procede
de la terna ofrecida por el Consejo de
De este modo, el papel final del la Magistratura). La evaluación de los
Congreso, que es la calificación que se cambios en las atribuciones y en el
da a las dos cámaras, no semeja ser el funcionamiento se considera todavía
que aparentemente se buscaba. El mo- no posible por la falta de perspectiva
delo argentino es bicameral con una temporal, aunque en conjunto el autor
Cámara de Diputados que representa mantiene una opinión favorable a las
proporcionalmente a la población y un modificaciones hechas (p. 316).
Senado que representa, además, el
equilibrio federal. A pesar de que 8. El tema de los tratados interna-
tras 1994 el trabajo parlamentario se cionales es objeto de tratamiento ais-
agilizó, se prolongaron las sesiones lado en el libro, lo que se justifica por
ordinarias y se introdujeron mayorías la «importancia y el progreso» que
agravadas para ciertas leyes, «la arqui- conllevaron las novedades incorporadas

12
Por ejemplo, el coordinador de esta obra en su Tratado de Derecho Constitucio-
nal, tomo V, Depalma, Buenos Aires, 1999, pp. 86 y ss.

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en la Constitución en este punto (Pe- buscar el equilibrio entre la represen-


rrotta, p. 322). Por una lado, se reco- tación de los órganos políticos electi-
gen una serie de tratados de derechos vos, de los jueces de todas las instan-
humanos para otorgarles carácter su- cias y de las abogados de la matrícula
pralegal e infraconstitucional (art. 75. federal. Sus atribuciones son numero-
22°); por otro, se prevén tratados de sas pues conciernen a la selección de
integración económica permitiendo que magistrados de tribunales inferiores,
Argentina transfiera atribuciones a or- propuestas en ternas vinculantes de
ganismos supranacionales (art. 75.24°). nombramientos de dichos magistrados,
La primera es una cuestión en la que administración de recursos y ejecución
el Derecho Comparado ofrece discre- del presupuesto de la administración
pancias y que el constituyente argen- de justicia, ejercicio de facultades dis-
tino prefirió resolver a través del prin- ciplinarias, emisión de reglamentos de
cipio de jerarquía en lugar del de organización judicial, etc. Analizando
competencia. Ésta era una postura que con elevado rigor esta reforma, Sisinni
en 1992 ya había recogido la Corte aprovecha la ocasión para pasar revis-
Suprema (fallo «Ekmekdjian vs. So- ta a la garantía de independencia del
fovich») rompiendo la posición tradi- Poder Judicial, a la organización judi-
cional de otorgar igual condición jerár- cial, a la política de justicia y judicial,
quica a tratados y leyes. Estos tratados y a la ejecución de la política judicial.
sobre derechos humanos serán comple- Asimismo, se acerca a la relación en-
mentarios a los derechos y garantías tre Consejo de la Magistratura y sis-
constitucionales. La segunda cuestión, tema de gobierno y a la idea de
los tratados de integración, es entendi- autogobierno del Poder Judicial como
da como necesaria «para poder enca- derivada del principio de independen-
rar seriamente la integración suprana- cia. La discutida inserción o no del
cional y, a consecuencia de ésta, del Consejo en el Poder Judicial, motiva-
derecho comunitario» (p. 331). Sin da por el silencio constitucional en
embargo, el análisis de ello, pese a sus este punto, fue resuelta por la Ley
repercusiones y problemas jurídicos de 24.937, del Consejo de la Magistratu-
articulación, apenas es perfilado en la ra y Jurado de Enjuiciamiento de Ma-
obra. gistrados (Jurado que, por cierto, es
otra novedad de 1994), al calificarlo de
9. Para hacer frente a la crisis de órgano permanente del Poder Judicial.
la justicia L\ la reforma va a adoptar La controvertida cuestión de la ina-
varias medidas: creación del Consejo movilidad de los jueces es objeto de
de la Magistratura, modificación del un trabajo específico de Ventura. Como
régimen de designación y remoción de ya dijimos más arriba, la Corte Supre-
los jueces, y alejamiento del Ministe- ma, en el caso «Fayt», de 19 de agos-
rio Público de la órbita del Poder Eje- to de 1999, va a declarar nula la mo-
cutivo (Cassani, pp. 456-457). El Con- dificación que la reforma de 1994
sejo de la Magistratura es, por tanto, introdujo en este tema. En efecto, el
otro de los órganos creados en 1994 art. 99.4° establece el límite de edad
(art. 114). En su composición se debe

13
Como afirma PELLET LASTRA, el «cuestionamiento a algunos fallos de la Corte y
a la conducta de algunos de los jueces federales (...) habían convertido al Judicial en el
más polémico de los tres poderes cuando el presidente Menem y el expresidente Alfonsín
comenzaron a discutir el texto del pacto político para reformar la Constitución» (ARTURO
PELLET LASTRA, «La versión argentina del Consejo de la Magistratura y del jury de enjui-
ciamiento», Cuadernos constitucionales México-Centroamérica, núm. 19, UNAM, México
D. E, 1996, p. 111).

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de 75 años, pasado el cual es necesa- apunta Cassani, que para defender con
rio un nuevo nombramiento para man- imparcialidad el interés público, el ins-
tener el cargo 14. La Corte, basándose tituto no debía depender de ningún po-
en un formalismo que no asimila las der político, como garantía de neutra-
connotaciones jurídico-políticas del po- lidad de cara a la sociedad» (p. 466).
der constituyente derivado y sin re- La Ley 24.946 desarrolla las previsio-
flexionar sobre cuál es su posición en nes de la Ley Fundamental.
el marco de los poderes constituidos, 10. Estamos, en suma, ante una
entiende que el procedimiento de re- obra de importante calado, que, más
forma es una cuestión justiciable y que allá de los problemas estructurales que
la Convención se excedió al no estar contiene, y de ciertas repeticiones y
habilitada para modificar este tema (en descompensaciones motivadas en bue-
el «Núcleo de coincidencias básicas» na medida por el gran número de
que recoge la Ley que declara la ne- autores que participan en ella, repre-
cesidad de reforma no hay mención senta un destacado esfuerzo de propa-
alguna a la garantía de inamovilidad). gación de la bondad de las ideas de
Ventura juzga correcto este proceder, democracia y libertad, al margen de
aunque reconoce que abre incertidum- ofrecernos una visión cabal de los
bres, pero cree «que seguir tolerando cambios de 1994. El deseo de superar
que un proceso de reforma constitucio- etapas más oscuras anima a los parti-
nal esté exento de todo control judicial cipantes en este colectivo a mirar ha-
puede llevar a que una eventual Con- cia delante y confiar en que el siste-
vención reformadora (...) lleve adelan- ma democrático se convierta en una
te una reforma de alcances absoluta- constante necesidad para los distintos
mente inciertos» (p. 411). De nuevo, actores políticos argentinos. En esta
parece que no se quiere considerar lo labor las nuevas generaciones están
que es y supone el poder constituyen- llamadas a jugar un papel trascenden-
te derivado y cómo puede ocultar en tal. Es precisamente desde la asunción
realidad un poder constituyente origi- de semejante afirmación donde se pro-
nario. ducen las apelaciones que en la obra
El Ministerio Público va a tener, por se hacen a los jóvenes que integran la
primera vez, reconocimiento constitu- sociedad de este país hispanohablan-
cional con la reforma de 1994. Es un te 1S. Por todo ello, el libro no se limita
órgano independiente con autonomía a ser un árido comentario positivista
funcional y autarquía financiera, cuya de los cambios constitucionales sino
función es promover «la actuación de que introduce elementos formativos (a
la justicia en defensa de la legalidad» veces un tanto simplistas), contextua-
y «de los intereses generales de la so- lizaciones conceptuales e hislórico-po-
ciedad» (art. 120). Se entendió, como líticas, líneas jurisprudenciales (im-
14
El origen de esta previsión hay que buscarlo en la intención de la clase política de
conseguir tres vacantes en la Corte Suprema para que pudieran ser nombrados otros ma-
gistrados más desligados del gobierno. Dos magistrados renunciaron, pero uno tercero (Ri-
cardo Levene) se negó a renunciar. Por ello, la citada limitación de edad perseguía sacar
al mencionado magistrado de la Corte. Este problema dice poco de la seriedad con que
algunos encararon la reforma.
15
Así, JIMÉNEZ: «Y las jóvenes generaciones venideras se constituirán (...) en las
nuevas luces del sistema, que brillarán en el futuro Parlamento argentino, imaginado por
nosotros como nutrido de integración homogénea, particípativo, pluralista y con vocación
de constituirse en adalid del control republicano, motor del freno frente al abuso» (p. 287).
O Ubertone: «Confiamos en el futuro, en lo que va a hacer la generación qui: ahora es
joven» (p. 292).

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prescindibles para conocer la realidad fundamentales. Por ello, para Ekmek-


jurídica argentina), precedentes, desa- djian, el balance final de la reforma
rrollo postconstitucional, referencias al «es negativo, porque las modificacio-
Derecho Comparado y continuas argu- nes producidas en la norma constitu-
mentaciones axiológicas. El resultado cional no han mejorado el sistema de-
es un trabajo de elevado interés que in- mocrático y, sobre todo, han atenuado
corpora dosis de utilidad para la cons- peligrosamente el sistema republicano,
trucción del proceso democrático. Es al acrecentar aún más las atribuciones,
necesaria una labor de este tipo pues, ya excesivas, del Poder Ejecutivo»
como hemos visto, la reforma consti- (p. 34). No obstante, la clave estará
tucional de 1994 presenta preocupantes realmente en la concreta dinámica ins-
sombras en el campo del equilibrio y titucional que genere la realidad polí-
control recíproco de poderes, que tam- tica, aunque esta criticable construc-
bién hay que recordar junto al positi- ción constitucional sea un riesgo cuya
vo avance experimentado en el recono- eliminación merecería otro deseable
cimiento y garantía de los derechos cambio de la Carta Magna.

GERARDO ETO CRUZ, Régimen legal del habeas corpus y amparo, Gaceta Jurídica,
s/1. (Perú), 1999.

Por JOAQUÍN BRAGE CAMAZANO *

1. En el libro que aquí vamos a dichas acciones plantean. En el libro


comentar, Gerardo Eto Cruz estudia el se aborda, en realidad, un estudio de
hábeas corpus y el amparo en Perú, y dos de los mecanismos procesales que,
ello con un detalle mayor del que po- junto a la acción de cumplimiento y el
dría inducir a pensar su modesto títu- hábeas data, configuran lo que podría
lo, pues no se limita su autor a una llamarse, como hace el autor utilizan-
exposición del régimen legal de estas do la célebre expresión de Cappelletti',
acciones constitucionales de defensa la «jurisdicción constitucional de la li-
de los derechos y libertades fundamen- bertad» en Perú.
tales en Perú, sino que formula obje- Sin entrar aquí en una definición
ciones, críticas y posibles vías de so- precisa de la «jurisdicción constitucio-
lución a algunos de los problemas que nal de la libertad», lo que sí puede

* Área de Derecho Constitucional, Universidad de Santiago de Compostela.


1
Cfr. MAURO CAPPELLETTI, La giurisdizione costituzionale delle liberta, Giuffré,
Milán, 1955, del que hay traducción castellana de Héctor Fix Zamudio (UNAM, México,
1961). Pero, al día de hoy, sigue todavía faltando una elaboración y tratamiento en profun-
didad de la jurisdicción constitucional de la libertad como (posible) categoría dogmática
de una Teoría de la Constitución, tarea que desde luego Cappelletti no llevaba a cabo en
su citado libro. Por ello, sigue siendo cierta la apreciación de Cascajo Castro de que «la
jurisdicción constitucional de la libertad no pasa de ser una expresión afortunada para de-
signar lo que Fix Zamudio denomina medios procesales específicos de protección de los
derechos fundamentales». JOSÉ Luis CASCAJO CASTRO y VICENTE GIMENO SENDRA, El re-
curso de amparo, Tecnos, Madrid, 1985, p. 50. Véase, asimismo, el temprano trabajo de
JOSÉ LUIS CASCAJO CASTRO, «La jurisdicción Constitucional de la libertad», Revista de
Estudios Políticos, núm. 199, enero-febrero 1975, pp. 150 ss.

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