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La perspectiva de género en el proceso penal

por MARÍA MERCEDES ROSSI


5 de Marzo de 2021
www.saij.gob.ar
Id SAIJ: DACF210037

TEMA

Derechos de la mujer, perspectiva de género, violencia de género, jurisprudencia vinculante

TEXTO

Este trabajo tiene por objeto analizar el papel que juega la perspectiva de género en la interpretación de casos
penales, abordando su ubicación sistemática, su significado, y en esa línea su alcance.

Para ello recorreremos el camino andado en los precedentes "Lagostena" de la Sala I del TCPBS, "M. B., R" de
la Sala VI del TCPPBA y "Díaz" de la Sala de turno de CCC CN, luego de la emblemática sentencia de la CIDH
en el caso conocido como "Campo Algodonero".

Aspectos más relevantes de la sentencia de la C.I.D.H. en el Caso González y otras ("Campo Algodonero") vs.
México (1).

En este caso se analizó la responsabilidad del Estado mexicano en relación con la desaparición y muerte de
cuatro jóvenes cuyos cuerpos fueron encontrados en un campo algodonero de Ciudad Juárez.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos postuló ante la Corte la responsabilidad internacional del
Estado mexicano respecto de las siguientes infracciones, a saber: A. falta de medidas de protección a las
víctimas; B. falta de prevención de este tipo de crímenes a pesar del conocimiento de la existencia de un patrón
de violencia de género en ese territorio; C. falta de respuesta de las autoridades frente a la desaparición de las
jóvenes; D. falta de debida diligencia en la investigación de los asesinatos; E. denegación de justicia y la falta de
reparación adecuada.

Tales cuestiones importó a criterio de la Comisión el incumplimiento de los derechos a la vida, a la integridad
personal, garantías judiciales, de la niñez, y protección judicial en relación con las obligaciones de respeto,
garantía y no discriminación de los derechos humanos, así como el deber de adoptar las disposiciones de
derecho interno que sean necesarias para hacer efectivos dichos derechos, de conformidad con la Convención
Americana sobre Derechos Humanos como también el incumplimiento de las obligaciones establecidas en el
artículo 7 de la Convención "Convención de Belém do Pará" (2).

En relación con el contexto de violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez (3), la Corte mencionó "no existen
datos claros sobre la cifra exacta de homicidios de mujeres en Ciudad Juárez a partir del año 1993" (4), "más
allá de las cifras" es preocupante que algunos de estos crímenes parecen presentar altos grados de violencia y
violencia sexual, y que en general han sido influenciados - tal como lo acepta el Estado (5) por una cultura de
discriminación contra la mujer, que ha incidido en los motivos y en la modalidad de los crímenes, así como en la
respuesta dada por las autoridades 6que "parecen haber permitido que se haya perpetuado la violencia contra la
mujer" (7).
En este sentido, la Corte afirmó que una de las consecuencias de la impunidad de este tipo de delitos es el
mensaje que se envía a la sociedad de que la violencia contra la mujer es tolerada, lo que promueve su
perpetuación y la aceptación social del fenómeno, y genera el sentimiento de desconfianza de las mujeres en el
sistema de administración de justicia (8).

Respecto a la utilización de estereotipos de género por parte de agentes estatales y su efecto en la impunidad
de estos crímenes, la Corte citó el informe Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Violencia (9),
publicado por la Comisión en el año 2007,indicando que: la influencia de patrones socioculturales
discriminatorios puede dar como resultado una descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso
penal en casos de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los hechos, ya sea por su forma
de vestir, por su ocupación laboral, conducta sexual, relación o parentesco con el agresor, lo cual se traduce en
inacción por parte de los fiscales, policías y jueces ante denuncias de hechos violentos. Esta influencia también
puede afectar en forma negativa la investigación de los casos y la valoración de la prueba subsiguiente, que
puede verse marcada por nociones estereotipadas sobre cuál debe ser el comportamiento de las mujeres en
sus relaciones interpersonales.

Frente a tal contexto la Corte pasó a examinar si la violencia que sufrieron las tres víctimas en el caso constituía
"violencia contra la mujer", de acuerdo a lo establecido en la Convención Americana y la Convención de Belém
do Pará (10).

En este sentido, la Corte indicó que para la interpretación del derecho a la integridad personal consagrado en la
Convención Americana, en relación con los aspectos específicos de violencia contra la mujer, debe acudirse a la
Convención de Belém do Pará y a la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer porque estos instrumentos complementan el corpus iuris internacional en materia de protección
de la integridad personal de las mujeres (11), puntualizando que no toda violación de un derecho humano de
una mujer implica necesariamente una violación de las disposiciones de la Convención de Belém do Pará (12).

En esta inteligencia determinó que se trato de un caso de "violencia contra la mujer", en los términos
establecidos en la Convención Americana y la Convención de Belém do Pará (13), sobre las siguientes bases, a
saber: A. reconocimiento del Estado que los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez están conexión con la
discriminación contra las mujeres influenciados por una cultura de discriminación contra la mujer. B; las
conclusiones arribadas por varios organismos internacionales de monitoreo de los derechos humanos, tales
como la CIDH, el Comité que monitorea el cumplimiento de la CEDAW, y Amnistía Internacional en el sentido de
que muchos de los homicidios de las mujeres en Ciudad Juárez son manifestaciones de violencia basada en el
género; C: las víctimas eran mujeres quienes "muy probablemente" sufrieron actos de violencia sexual de algún
tipo antes de su muerte (14).

En el caso definieron los estereotipos de género y se explicó cómo éstos influyen negativamente en la
investigación de los homicidios de mujeres. En este sentido, la Corte sostuvo que:.

- el estereotipo de género es una "pre-concepción de atributos o características poseídas o papeles que son o
deberían ser ejecutados por hombres y mujeres respectivamente" (15);.

- puede asociarse la subordinación de la mujer a prácticas basadas en estereotipos de género que dominan y
persisten en la sociedad, situación que se agrava cuando los estereotipos se reflejan -ya sea de manera
implícita o explícita- en políticas y prácticas, en particular aquellas desplegadas por parte de la policía judicial
"como ocurrió en el presente caso"(16).

- "la creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la violencia de
género en contra de la mujer"(17);.

- los comentarios de los funcionarios de que "las víctimas se habrían ido con su novio o que tendrían una vida
reprochable y la utilización de preguntas en torno a la preferencia sexual de las víctimas" constituyen
estereotipos (18); y.

- el hecho de que algunas autoridades hubieran afirmado que las víctimas eran "voladas" o que se habían ido
con sus novios aunado a la inacción estatal en la primera etapa de la investigación permite concluir que dicha
indiferencia "por sus consecuencias respecto a la impunidad del caso, reproduce la violencia que se pretende
atacar, sin perjuicio de que constituye en sí misma una discriminación en el acceso a la justicia" (19).

La Corte definió las obligaciones internaciones asumidas por el estado mexicano en dos sentidos por un lado la
obligación de respeto de los derechos y libertades reconocidos en la Convención Americana que implica la
restricción al ejercicio del poder estatal, es decir un deber negativo.

Por otro lado el deber de prevención, citando a la CIDH en su informe del caso de Maria da Penha (20) indicó
que la obligación que se desprende del artículo 7.b de la Convención de Belém do Pará de aplicar la debida
diligencia para prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia (21), conlleva que los Estados deben adoptar
medidas integrales para cumplir con la debida diligencia en casos de violencia contra las mujeres.

Estas medidas comprenden por un lado contar con un adecuado marco jurídico de protección, incluyendo
políticas de prevención y prácticas para actuar eficazmente ante las denuncias; y por otro lado adoptar una
estrategia de prevención integral, que permita prevenir los factores de riesgo y fortalecer las instituciones para
dar una respuesta efectiva a los casos de violencia contra la mujer (22).

En este sentido, la Corte afirmó que en caso de violencia contra la mujer, la obligación de los Estados se
encuentra reforzada por la Convención de Belém do Pará (23)y constituye un deber positivo.

En lo que aquí interesa respecto de las perspectivas de género la Corte observó que el Ministerio Público no
tomó decisiones que relacionaran la investigación con los patrones de desapariciones de mujeres en Ciudad
Juárez lo que era inadmisible que no existiera por parte del Estado una mínima valoración judicial de los efectos
del contexto generalizado de violencia de género en la zona (24).

Al respecto, la Corte acudió a su jurisprudencia en el Caso de la Masacre de la Rochela (25) para indicar que la
falta de consideración de patrones sistemáticos en los que se enmarcan ciertas violaciones a los derechos
humanos puede generar ineficacia en las investigaciones de éstos (26).

Luego de analizar los estereotipos de género y cómo estos influenciaron en la impunidad de los crímenes se
determinó que en el caso la violencia contra la mujer constituyó una forma de discriminación, razón por la cual,
el Estado violó el deber de no discriminación contenido en el artículo 1.1 de la Convención Americana, en
relación con el deber de garantía del derecho a la vida, a la integridad personal y a la libertad personal en
perjuicio de las tres víctimas; y en relación con el acceso a la justicia en perjuicio de las y los familiares de las
víctimas (27).

Este precedente rompe el hielo al poner foco sobre la obligación de los Estados partes de evidenciar por una
lado las situaciones de violencia de género que tiene lugar en sus territorios y por el otro el deber de una vez
que se corroborá la presencia de ésta en un caso particular abordarlo sin prejuicios basados en estereotipos de
género y con perspectiva de género.

Normativamente podemos definir a la violencia de género, de este modo: "cualquier acción o conducta, basada
en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito
público como en el privado" (28), así como "las amenazas de cometer esos actos [...]" constituyendo no
solamente una violación de los derechos humanos, sino también "una ofensa a la dignidad humana y una
manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres", que "trasciende
todos los sectores de la sociedad independientemente de su clase, raza o grupo étnico, nivel de ingresos,
cultura, nivel educacional, edad o religión y afecta negativamente sus propias bases"(29).

Dentro de este tipo de violencia, la Organización de las Naciones Unidas (30), hace hincapié en aquella
violencia contra la mujer ejercida en el contexto de pareja, advirtiendo sobre el grave problema social y público
que constituye.

En el ordenamiento interno la Ley nacional 26.485 la define como "toda conducta, acción u omisión, que de
manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de
poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así
también su seguridad personal [...]," incluyendo dentro de esta violencia a las amenazas (31).

Definida la violencia de genero jurídicamente, es que frente a ella, a partir de las obligaciones
internacionalmente contraidas por el Estado Argentino (erradicarla según la Convención de Belém Do Paráste)
es necesario interpretar los casos traídos a estudio mediante la utilización de una perspectiva de género,
reconociendo que los patrones socioculturales y las relaciones históricamente desiguales han generado
violencia contra la mujer en todas sus formas.

La perspectiva de género se encuentra en la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer.

Esta Convención tiene el objetivo, ni más ni menos, de incorporar la mitad femenina de la humanidad a la esfera
de los derechos humanos, en palabras propias de su texto. Esta incorporación implica no solo la reafirmación de
la igualdad de género frente a los derechos y, en consecuencia, el respeto de la dignidad humana, sino también
la incorporación de medidas o planes de acción que los Estados deben llevar a cabo con el fin de cumplir con
los requisitos establecidos en dicho instrumento jurídico. De estos fines normativos, de garantizar las
obligaciones estatalmente asumidas, es de donde surge el concepto de "perspectiva de género".

Lo propio surge de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer o Convención de Belém Do Pará, de cuyo texto se infiere la necesidad de aplicar una perspectiva de
género, a raíz del reconocimiento de que los patrones socioculturales y las relaciones históricamente desiguales
han generado la violencia contra la mujer todas sus formas, como anteriormente lo he sostenido(32).

Así queda también expresamente establecida esta perspectiva en la legislación nacional a través de su
incorporación expresa en la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres.

Cabe resaltar que la indiferencia, minimización y/o rechazo de los antecedentes e indicadores de violencia de
género, originan asimismo responsabilidad estatal por la violación de las obligaciones asumidas mediante la
normativa internacional de derechos humanos (33).

Como se explicó la "cuestión femenina" lleva no sólo al examen de los valores que el derecho estima dignos de
protección, sino también al examen de los comportamientos que el derecho supone y exige de los partícipes en
el sistema jurídico (34).

Con lo cual perspectiva de género será: "el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los
hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a
todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres,
así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la supervisión y la aplicación de las
políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los
hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la
igualdad [sustantiva] entre los géneros" (35)"la incorporación de una perspectiva de género integra la igualdad
de género en las organizaciones públicas y privadas de un país, en políticas centrales o locales, y en programas
de servicios y sectoriales. Con la vista puesta en el futuro, se propone transformar instituciones sociales, leyes,
normas culturales y prácticas comunitarias que son discriminatorias".

El análisis exhaustivo de la situación de desigualdad global de los géneros, ha concluido que la concepción
androcéntrica de la humanidad dejó fuera a la mitad del género humano, es decir, a las mujeres. Y a pesar de
existir en un mundo genéricamente desigual, las mujeres han sido realmente relevantes en cada uno de los
aspectos propios de las distintas sociedades que se fueron desarrollando a lo largo de la historia.

La perspectiva de género tiene como uno de sus fines contribuir a la construcción subjetiva y social de una
nueva configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde una
perspectiva inclusiva de las mujeres, lo que cotidiana mencionamos como deconstruirse.

Esta perspectiva reconoce, asimismo, la diversidad de géneros y la existencia de las mujeres y los hombres,
como un principio esencial en la construcción de una humanidad diversa y democrática. Sin embargo, esta
perspectiva plantea a su vez que la dominación de género produce la opresión de género y ambas obstaculizan
esa posibilidad. Una humanidad diversa y democrática requiere que mujeres y hombres (refiriéndome
puramente al encuadre binario al solo efecto de clarificar conceptualmente para el presente caso, pero sin dejar
de reconocer existencia de otros géneros) seamos diferentes de quienes hemos sido, para ser reconocidos en la
diversidad y vivir en la democracia genérica (36).

El derecho y la administración de justicia no pueden ser ajenos a ello. Y en consecuencia, la perspectiva de


género debe ser entendida como comprensiva también del derecho en general y del derecho penal en particular.
En lo que respecta a la perspectiva de género en el campo puramente legal, cabe destacar la doctrina
jurisprudencial surgida en los países escandinavos en la década del 70, que se fundamenta en la determinación
discriminadora de la ley actual y en la necesidad de un cambio con una perspectiva de género en la
interpretación judicial, ya que facilitaría velozmente la adecuación del sistema jurídico a la igualdad empírica.
Esta corriente doctrinaria sostiene que la jurisprudencia existente es masculina porque responde a la conexión
entre las leyes de un sistema patriarcal y los seres humanos, leyes que presumen que dichos seres humanos
son hombres (37).

En ese sentido es obligación del Estado no solo que su ordenamiento reconozca la violencia sexista y se la
criminalice sino también que los operadores del sistema realicen una interpretación legal abarcativa de esta
perspectiva.

Se sostiene que las características de la sociedad patriarcal no le son ajenas al poder judicial. En efecto tanto
las normas penales como la aplicación que de ellas hacen los jueces están dotadas de contenido desigual,
porque normalmente los requisitos que rodean su interpretación han sido elaborados por hombres pensando en
una determinada situación o contexto, y de ese modo se reproduce la discriminación antes apuntada.

Introducimos en el tema podemos ver que la CEDAW como la Convención de Belém Do Pará resultan ser los
instrumentos que definen jurídicamente a la violencia de género y a su respectiva perspectiva, siendo que el
primer tratado posee jerarquía constitucional mientras que el segundo tiene rango superior al de le leyes con lo
cual su aplicación resulta ser obligatoria para los operadores.

Precedente de la Sala I del Tribunal de Casación Penal de Buenos Aires Causa N° 93441 caratulada "Lagostena
Héctor Daniel s/ recurso de Casación.

El Tribunal en lo Criminal nro. 9 del Departamento Judicial Lomas de Zamora, condenó a Héctor Daniel
Lagostena a la pena de veintidós (22) años de prisión, accesorias legales y costas, por resultar autor
penalmente responsable de los delitos de homicidio en concurso ideal con aborto.

Ante ello, la defensa interpone recurso de casación porque entiende que la valoración de la prueba fue arbitraria
y no hay certeza respecto de la imputación atribuida al imputado. (no se han observaron las reglas de la sana
crítica racional).

El reproche penal efectuado con el imputado se basó en el siguiente suceso histórico, a saber: "Que en fecha y
hora no determinadas, pero comprendida entre las 22:30 del día 20 de agosto de 2010 y las 15:00 del 21 de
agosto de 2010, en el interior del domicilio donde residían, sito en Pasaje Coronel Santiago 1433, de la localidad
y partido de Lanús, un sujeto de sexo masculino, mayor de edad, ejerció violencia -de un modo en que no pudo
establecerse- contra su pareja, Érica Paola Soriano, la cual estaba embarazada aproximadamente de ocho
semanas, y con quien el sujeto convivía desde el mes de abril de 2010, causándole la muerte a ella y al feto que
llevaba en su seno, luego de lo cual hizo desaparecer el cuerpo sin vida de la nombrada, para lograr su
impunidad".

Este es un caso en el cual se acredito que estaba caracterizado por violencia de género, por lo que en el
análisis se deben utilizar pautas analíticas e interpretativas específicas y particulares a dicha circunstancia, para
tener esto en cuenta primero se delimita el alcance del concepto de violencia de género.

En este caso no hay una prueba directa que permita sostener que el imputado mato a la víctima, es decir no hay
un testigo que lo haya visto, como tampoco se encontró el cuerpo para poder realizar la autopsia para obtener
datos, lo interesante entonces es cómo se analizaron las constancias reunidas en la investigación, qué
cuestiones indiciarias se tuvieron en cuenta y cuál fue el valor que se les adjudicó bajo la perspectiva de género.

Varios testigos (familiares de la víctima) reconocieron el maltrato psicológico que sufría la víctima de parte del
imputado, su control sobre su vestimenta el uso de su teléfono, lugares a los que iba, con quién lo hacía, los
viajes que hacía y dieron cuenta de lo celoso y posesivo que era el imputado al punto de hackearle la cuenta de
correo electrónico y revisarle el celular.

Tal era ese control que los testimonios indicaron que la víctima cambió su manera de vestir y de maquillarse, así
como su comportamiento, y comenzó a ser más apagada, introvertida y deprimida. De hecho la hija de ella a
partir de este vínculo decidió irse a vivir a lo de su padre, y eso era motivo de ocupación para Érica.

La violencia psicológica que ejerció el imputado sobre la damnificada, fue una cuestión cotidiana en la relación y
conocida por todos debido a los notorios cambios físicos y de conducta de la víctima, las manifestaciones que
ella misma hacía al respecto, tanto a sus familiares como a sus amigos y compañeros de trabajo, y las
expresiones y conductas llevadas a cabo por el imputado.

Prueba de ello son también los mensajes intercambiados por correo electrónico, en los que Érica Soriano
manifestaba al imputado su malestar por las constantes escenas de celos, reclamos y planteos que éste incluso
en ellos él mismo reconocía desconfiar de su pareja, y ser inseguro y celoso.

Así queda claro que el hecho se dio en un contexto de violencia de género lo que impone la necesidad de
aplicar en la interpretación la perspectiva de género.

Se tuvieron en cuenta los siguientes elementos, a saber:.

1. La víctima mantenía una relación de pareja con el imputado, desde el mes de diciembre de 2009. Iniciaron su
convivencia en el mes de abril de 2010, junto a la hija de Érica Soreano, hasta que la niña quiso residir con su
progenitor.

2. La relación se caracterizó por los desmedidos celos y el control absoluto por parte de Lagostena.

3. Érica Soreano estaba cursando ocho semanas de gestación.

4. La noche del día 20 de agosto de 2010, Soriano y Lagostena concurrieron a un control obstétrico.

5. Los nombrados arribaron a la residencia que compartían alrededor de las 22 horas, oportunidad en la que
discutieron.

6. Héctor Daniel Lagostena fue la última persona que mantuvo contacto con Érica Soreano.

7. La víctima había acordado concurrir el 21 de agosto a la casa de su madre, para dialogar con "el cuida" sobre
su hija.

8. En el curso de la madrugada del 21 de agosto se verificaron inusuales comunicaciones de Lagostena con su


núcleo familiar.

9. La última localización por GEOCEL del celular de la damnificada fue en el domicilio del imputado.

10. El acusado demostró desinterés en la búsqueda de Soriano. Es importante aclarar que el sentido de
valoración sobre este punto no se encuentra apoyado en una crítica a una actitud interior, (la que además de
resultar difícil de auscultar conduciría sin más a un juicio anfibológico), sino, antes bien, a un juicio de
confrontación con otro hecho probado: la constante obsesión por conocer cada uno de los movimientos de su
pareja. Este análisis implicó una visión con perspectiva, contextualizando, sin ver el dato de modo aislado.

11. Dentro del domicilio del encausado se verificó que había un hogar a leña que poseía signos de haber estado
encendido, y sobre el que Lagostena refirió haber sido utilizado para quemar unas tablas que no usaba en la
construcción que estaba realizando su casa pero el hermano de la víctima, dijo que cuando percibió que el
hogar estaba prendido siendo en realidad un día caluroso, el policía le preguntó, a lo que Lagostena contestó
que habían cocinado carne allí, algo que reiteró en su declaración, incurriendo así en una clara contradicción.

12. Los testigos advirtieron que el imputado les describió en detalle la vestimenta que su pareja llevaba el día
sábado, (tenía calzas negras, un sweater gris polera y botas negras), pero luego se dieron cuenta de que esa
misma ropa se encontraba en el domicilio de Lagostena y reconocieron el sweater gris en la audiencia.

13. La cartera de la víctima estaba en el domicilio del imputado, y contenía su billetera, documentos, la
medicación para el embarazo que estaba tomando y los estudios que se había realizado. Sobre este punto el
imputado dijo que supuestamente discutieron y tironearon ambos de la cartera, mientras que Érica Soriano, al
mismo tiempo, extraía el dinero y el celular para irse a la casa de su madre.

14. El imputado mintió cuando dijo no conocer "al Ciuda" amigo de Soriano sobre quien él tenía sospechas con
quién él era infiel.
15. Declaración de dos oficiales que indicaron que el imputado al retirarse de la seccional dijo que iba repartir
panfletos pero lo vieron inmediatamente subirse a un colectivo.

16. Que se encontraron panfletos en lo del imputado sin datos de contacto.

17. Las pericias psicológicas realizadas al imputado determinaron que tenía respecto de Soriano un vínculo de
sometedor a sometido y que la pasividad denotada en búsqueda de ella guardaba relación con el hecho de que
ella muerta ya no era una amenaza de infidelidad.

Ahora bien, dar cuenta que en el caso se registra violencia de género no implica no respetar el principio de
inocencia por cual para condenar a una persona se debe alcanzar un grado de certeza del hecho ocurrido y su
participación en él, mediante la recolección de elementos de cargo concretos.

Es que toda decisión jurisdiccional implica a grandes rasgos dos dimensiones por un lado la jurídica, es decir la
interpretación de las normas en juego en el caso y por el otro la motivación de los hechos (38).

La -quaestio facti- está determinada por las pruebas incorporadas al proceso por las partes, siendo que este
extremo era considerado incontrovertible al sostenerse que los hechos son los hechos y no necesitan ser
argumentados.

Mas en la actualidad "...es el momento de ejercicio del poder judicial por antonomasia. Puesto que es en la
reconstrucción o en la elaboración de los hechos donde el juez es más soberano, más difícilmente controlable, y
donde, por ende, puede ser -como ha sido y en no pocas ocasiones sigue siendo- más arbitrario..."(39).

De este modo tal como indica la perspectiva en trato, su utilización es central en la labor de fijar los hechos,
materia que muchas veces queda relegada frente la interpretación de las normas.

Citando nuevamente a Ibañez: "...mientras la amplia reflexión suscitada a lo largo de los años a propósito del
tratamiento de la quaestio iuris ha ido poniendo a disposición de los operadores del derecho con sensibilidad
crítica un amplio abanico de recursos teóricos y, sobre todo, creando en ellos conciencia de determinadas
dificultades, el tratamiento de la quaestio facti aparece objetivamente confiado a la intuición, a la apreciación
ingenua del aplicador de aquél, para quien, sintomáticamente, no se prevé ninguna formación específica al
respecto..."(40).

Poner foco en la obligación de un intrepretación convencional al momento de fijar los hechos tiene que ver con
que allí la discrecionalidad de quien decide es aún mayor que en la interpretación de las normas y en esa línea
puede ser más arbitrario (41).

Conocer el real acontecer de los sucesos con certeza es una tarea imposible por los límites propios de la
cuestión por ser parte del pasado, y por la propia subejtiva de quien lo relata y de quienes reciben o evalúan los
testimonios, pero ello no implica desconfiar totalmente de nuestras experiencias, pero sí de estar prevenidos
frente a la tendencia de atribuirles un carácter infalible (42).

Así lo entiende Gascón Abellán al decir "...la fijación judicial de los hechos no puede ser, por ejemplo,
consecuencia del puro decisionismo o constructivismo, sino el resultado de un juicio descriptivo de hechos a los
que se atribuye 'existencia independiente'. Por ello, el concepto de verdad requerido por el modelo es el
semántico de la correspondencia y el principal criterio de verdad es la contrastación empírica(43).

La verdad objetiva o material es un horizonte para la verdad procesal o formal que evidencia las limitaciones del
conocimiento humano porque solo la prueba es jurídicamente relevante, no es infalible y puede ser incluso
distinta a la obtenida a través de otros procedimientos que no tengan las limitaciones propias de un proceso
penal rodeado de todas las garantías. En este aspecto, la decisión del tribunal "...es final, en el sentido de que
pone fin a la controversia y a la posibilidad de discutir la verdad del enunciado dentro del proceso. (¡Pero poner
punto final a la discusión de la verdad no hace verdadero el enunciado.!)..."(44).

Maier expresa que el camino seguido por el intelecto en la reconstrucción del material fáctico y normativo
utilizado en una decisión judicial es complejo. Como un historiador, quien opera en el procedimiento judicial
recurre de manera múltiple a los hechos y al derecho, tal como si recorriera un camino sinuoso cuya meta no se
alcanza sin idas y venidas desde los conceptos hacia las realidades y viceversa. El propio historiador selecciona
los hechos, del mismo modo que el juez ve la figura penal del hurto y luego busca los datos de la realidad que le
interesan para ese fin, de los que excluye, por ejemplo, el color de la cosa hurtada o su tamaño. A su vez, las
idas y venidas están condicionadas por el caso a resolver (45).

Comúnmente, el razonamiento primario en materia probatoria es inductivo: como en muchos ámbitos del
conocimiento se identifica el problema, se proponen hipótesis preliminares, se recogen datos, se formula una
hipótesis explicativa, se prueban las consecuencias de esa hipótesis y luego los resultados se aplican en la
práctica(46).

En este aspecto, el principio de la libre valoración de la prueba "sana crítica racional" carece de sentido si no se
lo conecta con la exigencia de motivación y control; de lo contrario, no sería "sana crítica" sino "íntima
convicción".

Al respecto se ha dicho "...ciertamente no puede prescribirse al juez de mérito bajo qué condiciones debe llegar
a una determinada conclusión y a determinado convencimiento.

La certeza personal del juez de mérito es el resultado de un examen para el que no hay ningún reglamento. Sin
embargo, el juez debe explicar todos los puntos de vista esenciales de la sentencia, adecuados para influir
sobre los resultados de la prueba..." (47).

El juez es un representante del pueblo con lo cual no basta con que el juez considere algo como cierto, sino que
también la generalidad debe poder considerarlo así (48).

La cuestión central es qué conclusiones infiere de ellos y cómo las justifica, dado que "...la única manera de
domesticar la indómita subjetividad pasa por someterla a la disciplina de la intersubjetividad; es decir, confrontar
para compartir: los datos de partida, los criterios lógicoempíricos intermedios y los resultados finales..."(49).

En ese sentido, respecto a la prueba indiciaria se exige mayor rigor crítico que en la prueba directa, pues la
verificación del "hecho desconocido" opera por conexión lógica y directa de la existencia de otro "hecho
indicador", el cual debe con seguridad estar probado; ya que no se trata de un cálculo de probabilidades, sino
que el juez infiera de modo completo, concluyente y convincente una relación de certeza basada con logicidad.

A fin de reconocer eficacia probatoria a los indicios se destaca que ésos deben ser "graves, precisos y
concordantes", es decir guiar en efecto hacia una "certeza".

En rigor, éste último no se trata de un atributo como los otros -que delimitan el valor de un indicio- sino más
radical, porque de él depende la existencia misma del indicio; es decir, puede haber indicios que no sean ni
concordantes ni graves ni precisos que en todo caso poco o nada valdrán, pero de ningún modo habrá indicios
inciertos (50).

En el método que debe seguir el razonamiento probatorio, la concordancia no es solo uno de los requisitos sino
también el último, con lo cual tampoco para que la decisión sea legítima se deben primero valorar la precisión y
gravedad de cada uno de lo indicios, de otro modo si solo se hiciera una recolección sin orden ni valoración de
ello se incurriría en una inversión metodológica.

En efecto, en el curso del proceso probatorio el avance sólo es posible por el paso de un elemento de cargo a
otro y, en esa tarea, cada dato probatorio vale lo que valga en sí mismo, por lo cual la adición de uno dotado de
un débil potencial informativo u otro de la misma calidad indiciaria, no se traducirá en el reforzamiento recíproco
del débil valor de partida. En el proceso inferencial, cada uno mantendrá sus propios rasgos y, en definitiva, un
indicio débil no dejará de serlo porque concurra con otro del mismo tenor, ni siquiera porque lo haga con otro de
mayor fuerza.

Cabe destacar que en ese sentido la Corte Suprema sostiene que la arbitrariedad de la sentencia se configura,
entre otros casos, cuando se han considerado las pruebas, los indicios y presunciones, no como se describió
que se efecúo en este caso, en forma fragmentaria y aislada, incurriéndose en omisiones y falencias respecto
de la verificación de hechos conducentes para la decisión del litigio; y en especial, cuando se ha prescindido de
una visión de conjunto y de la necesaria correlación de los elementos probatorios entre sí, y de ellos con otros
elementos indiciarios (Fallos C.S.J.N.: 308:641).

En este caso se entiendió que no era necesario para la condena por un delito de homicidio que haya aparecido
el cuerpo y a éste se le practique la autopsia, pero ello implica adoptar más cautelas que las que ordinariamente
son exigibles, por estar el fallo basado en prueba indicaría.

Asimismo, teniendo en cuenta la perspectiva de género antes mencionada, el Tribunal hizo un análisis
exhaustivo de la violencia de género psicológica sufrida hasta el hartazgo por Érica Soriano, confirmada por
pruebas directas.

Y sobre ella, concluyó que dicha violencia funcionó como móvil del hecho en cuestión, pues se evidenció que
Lagostena creía que Soriano le era infiel, al punto de sospechar acerca de su paternidad, y que lo iba a dejar.

Este estilo de motivación permite controlar la suficiencia de los elementos probatorios individuales y la
aceptabilidad de las inferencias que componen la cadena de justificación, integrantes de la justificación completa
del enunciado fáctico final, relativo al hecho principal de la causa.

Sobre todo, también permite examinar aquellas otras pruebas que podrían conducir a una decisión distinta, en la
medida que resultaría muy fácil a los jueces excluir en la motivación aquella evidencia relevante cuyo resultado
no coincida o refute la reconstrucción de los hechos que pretenden justificar (51).

El razonamiento de los jueces se estructuró sobre las particularidades del vínculo que mantenía Lagostena con
Erica Soriano y la actitud que asumió el imputado luego de su desaparición, circunstancias que permitieron
establecer la existencia del delito y el motivo de su comisión.

Precedente de la Sala VI del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, en la causa N°
69.680, caratulada "M. B., R. s/ Recurso de Casación".

En esta caso una mujer es condenada a prisión perpetua por homicidio calificado por alevosía y criminis causa
en concurso real con robo, siendo al víctima quien era su pareja, sobre la base de el siguiente hecho fáctico, a
saber: "que entre la noche del 13 de noviembre de 2010 y las primeras horas del día 14 de noviembre de 2010,
Limber Santos Villca se encontraba durmiendo en la pieza que compartía junto a su concubina y sus dos hijos,
K. y F., ubicada en el interior del horno de ladrillos "El Chacho", sito en las calles La Trilla y Araucano (1620) de
la localidad de La Capilla, partido de Florencio Varela. En esas circunstancias se presentó en la vivienda un
sujeto de sexo masculino que se domiciliaba en una de las habitaciones contiguas, quien, junto con la mujer de
Santos Villca, aprovechando, ambos, el estado de indefensión en que éste se encontraba, y con el propósito de
facilitar la sustracción del dinero que poseía, procedieron entre los dos a colocar en su cuello una toalla a modo
de lazo con la que, ejerciendo fuerza, provocaron el estrangulamiento del mismo, ocasionándole la muerte por
asfixia. Posteriormente, los agresores se apoderaron del dinero en efectivo que la víctima tenía en su poder y
que estaba destinado al pago de una deuda, además de sustraerle los dos teléfonos celulares de su propiedad.
Luego, lo ataron con un cable y cubriéndolo con una tela a modo de bolsa colocaron un palo en el nudo de ésta
última en forma transversal para facilitar su traslado y, al menos los dos atacantes, llevaron el cadáver hasta un
basural que existía en el mismo predio donde lo enterraron" .

Se corroboró que la imputada había arribado país una año antes de una zona rural de la República Plurinacional
de Bolivia y su manejo del idioma castellano era básico y que tanto su pareja como la familia de éste sobre ella
ejercían violencia sobre la base de la cultura patriarcal de la que era oriundos.

Se agrego que la encartada pertenecía a una comunidad indígena en la que las controversias se esclarecen
mediante la figura del Corregidor y no a través de un sistema de justicia igual o similar al argentino,
circunstancia que posibilita afirmar su gran desconocimiento de la cultura imperante en nuestro países,
quedando en una situación de desventaja y vulnerabilidad cuya obligación de remediar corresponde únicamente
al estado argentino mediante las distintas instituciones públicas tales como la administración de justicia.

Aquí se evidencia la obligación positiva del estado, que implica algo más que abstenerse de ejercer el poder
punitivo por fuera de los límites impuestos.

Los jueces entendieron que con tales datos objetivos se impone de acuerdo con las obligaciones internacionales
asumidas por el Estado, la aplicación en el caso de las perspectiva multicultural, intercultural y de género.

La base de la condena tuvo que ver con que a la imputada no se le creyó la versión que previo a la muerte de su
pareja había habido una pelea entre el fallecido y el coimputado que luego murió en prisión antes del debate.

Tampoco se le creyó respecto a las lesiones que indicó haber sufrido de parte de su pareja previamente porque
no pudo acreditar su ingreso al Hospital y que sus dichos solo se acreditaban con el testimonio de su propia
hermana.

Entendieron que tenía manejo del idioma y que cuando expresaba lo contrario no era más que una estrategia
para mejorar su situación procesal, pero en varios momentos de la tramitación del proceso se debió convocar al
intérprete para que pudiera entender, con lo cual en segunda instancia se valoro que la imputada no pudo
desenvolverse sin inconvenientes en el sistema judicial.

Frente a la violencia que ella indicaba sufrir se indicaron ciertos pasos que ella debiera haber seguido y no lo
hizo como denunciar ante la policía, o alejarse del vínculo.

Estas propuestas con tono de obligatoriedad, que surgen del fallo de primera instancia, contradicen el contenido
de los instrumentos internacionales y normas internas sobre la materia de género, tal como fuera sostenido por
la Corte Suprema al declarar que "aquella afirmación [...], que a partir del mero hecho de la permanencia de la
imputada en el domicilio en que convivía con el occiso - a la cual asigna, sin más, un carácter voluntario- [...], no
solo soslaya las disposiciones de convenciones internacionales y normas internas que avanzan sobre la
materia, sino que lisa y llanamente aparece en colisión con su contenido"(52).
Otro elemento base de cargo fue el testimonio en cámara gesell que hizo el hijo de la víctima con la imputada, el
que fue interpretado de modo aislado y no contextualizado, no se adviertieron muchas de contradcciones que
surgieron, no se tuvo en cuenta que el menor desde hacía mucho tiempo estaba bajo el cuidado de los padre de
la víctima quienes habían ejercido violencia sobre su madre, que su manejo del idioma castellano tampoco era
total, como tampoco se tuvo en cuenta su corta edad y lo movilizante del caso.

De hecho se detuvieron en la frase que indica que los imputados trasladaron el cuerpo pero no se analizó que el
menor indicó que primero su padre había emborrachado entre otras cosas, con lo desde una visión totalizadora
lo cierto es que no es posible acreditar con certeza que fue lo que sucedió previamente a la muerte de la
víctima, no se pudo acreditar si hubo una pelea con el otro co imputado, si estaba borracho o si estaba dormido
como se afirmó en la imputación.

Adunan a esta afirmación que el co imputado en prisión en una entrevista con el cónsul hizo referencia a una
pelea con la víctima, pero que tal punto no se pudo ventilar en el debate por una impedimento natural, él había
fallecido antes del plenario.

De este modo la valoración que se hicieron de los elementos recolectados fue parcial y sobre la base de
prejuicios que influyeron en la construcción de la culpabilidad de la imputada, sobre la base de una mirada
estereotipada y sin aplicar las perspectivas obligatorias al caso.

Precedente de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional - Sala de turno CCC


41112/2018/TO1/3/CNC3.

En este caso se decidió acerca de la recusación planteada por la defensora respecto de dos de los jueces que
intervenían en el juicio.

Se planteo que ambos carecían de perspectiva de género para interpretar el caso a la luz de votos elaborados
anteriormente, haciendo mención a un caso de abuso donde se cito "no hay delito cuando el acto acaece
merced a los esfuerzos del hombre, dirigidos a despertar el instinto y a vencer la oscilante resistencia, pues más
que devastar una plaza sitiada, es apoderarse de una plaza rendida...".

El concepto se refiere a aquellos casos en que la mujer por un acto voluntario, termina por consentir los deseos
del sujeto activo, aunque haya sido este el que provocó ese consentimiento por una conducta que pudo haber
comenzado con la apariencia de fuerza, pero en el que la fuerza deja de ser el factor decisivo, y es reemplazada
por el instinto sexual(53).

Vale aclarar que en la revisión de ese fallo, se determinó que ninguna metáfora bélica es hoy adecuada para
explicar una relación sexual interpersonal consentida, porque así como hay ciertos actos materiales de fuerza o
violencia que no quitan carácter consensual al acto, cuando la fuerza y violencia son consentidas bajo ciertas
condiciones (54) ninguna fuerza material o violencia no consentida puede permitir calificar de consensual a un
acto sexual, que por definición, involucra no sólo las esferas biológicas, sino principalmente, las espirituales
comprendidas en la síntesis de la dignidad personal, uno de cuyos pilares es la garantía de la autonomía de la
voluntad. De eso se trata en el Libro II, título III, del Código Penal bajo la rúbrica "delitos contra la integridad
sexual", en los que lo físico es inescindible de lo espiritual".

"En el trato sexual no hay una contraparte objeto de "conquista", no hay una plaza a tomar ni una plaza a rendir,
hay un fenómeno de interacción de personas libres de consentir, en el que las palabras no son equívocas: "no,
es no", nunca "sí" ni "tal vez". Lo que esconde la elegancia de la frase es un eufemismo: "cuán seguros
debemos estar de que se dijo sí" o de otra forma, que hubo libre consentimiento al trato sexual" (55).
Respecto de uno de los Magistrados se hizo mención a que para indicar a la imputada, por el hecho ser una
mujer trans se referió a ella como "el acusado".

Al otro Magistrado se le adjudica haber dicho que el lenguaje inclusivo le era complejo y que no estaba de
acuerdo con la corriente ideológica de perspectiva de género por imponer una ideología (violatorio del art. 19
CN), y haberse referido a la imputada como "imputado homosexual".

En primer lugar se indica que la causal por la que la defensa promueve la recusación de dos de los jueces no
está comprendida entre ninguna de las enunciadas taxativamente en el art. 55, CPPN, pero que deben
atenderse si en el caso hay una certeza objetiva que dan lugar a una duda razonable de imparcialidad, por lo
que debe analizarse el fondo de la cuestión planteada (56).

El fundamento de ampliar la entrada para analizar si en el caso hay sospecha de imparcialidad guarda relación
con el derecho de toda mujer de acceder a un sistema de justicia libre de mitos y de esterotipos.

Se hace mención a que sobre estos jueces se identificó que "los prejuicios expresan una cierta comprensión del
mundo, y si los prejuicios están arraigados ciegan, e invisibilizan el objeto de la comprensión, porque por ser
prejuicios y no juicios, no están sujetos a falsación o contradicción". Asimismo hablar de ideología de género es
una demostración de odio hacia las mujeres y personas LGBTQ+ conforme la ONU.

El Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belem do Pará, que explicó que
"género es una categoría analítica proveniente de las ciencias sociales, no es una ideología sino un instrumento
metodológico para examinar y revelar las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, así como
para defender los derechos humanos de las mujeres".

De este modo se concluyó que efectivamente había elementos para sostener la sospecha de imparcialidad
reprochada sobre estos Magistrados por lo que se decició su apartamiento del caso para asegurar el derecho de
la imputada de ser juzgada por un tribunal imparcial.

La imparcialidad es la garantía central de la administración de justicia en favor del justiciable que hace al
derecho de igualdad ante la ley, se presume salvo prueba en contrario, es decir que haya circunstancias
externas y objetivas que autoricen a tener dudas, por eso Roxin entiende que en caso de incertidumbre se debe
apartar al juez por el interés de la parte y para mantener la confianza en la administración de justicia.

Para Ferrajoli la imparcialidad puede ser personal o institucional, la primera de carácter subjetivo que tienen que
ver con intereses del juzgador en el pleito, la segunda de tipo objetiva que se da por hechos objetos del
procedimiento, y esta garantía se establece ante los vicios propios del proceso, no implican una mala cualidad
subjetiva o personal del operador, porque no es un elemento inmanente de la organización judicial sino un
predicado que debe ser construído operando con las reglas de organización y procedimiento.

Definida la imparcialidad no como una cualidad personal, se advierte que en el caso el corrimiento de los
magistrados no tiene que ver con su opinión en relación con el género de la imputada sino con que al momento
de sentenciar en otros casos denotaron una visión, y en ese sentido aplicación de la ley, contraria a la propia del
paradigma de los Derechos Humanos Fundamentales, en concreto una interpretación de los hechos sin
perspectiva de género, violentando el derecho a la igualdad.

Según la caracterización de jurista italiano en este caso se daría una parcialidad subejtiva, por el interés de los
magistrados de no reconocer la validez jurídica de la cuestión de género. Vale decir que en el fuero interno bien
podrían pensar lo que expresaron, pero su función social de operadores judiciales les impone aplicar la visión de
género, aunque no estén de acuerdo con ella, por imperio de ley.

En el camino andado puede verse la base normativa de la que emergen los conceptos de violencia de género y
su perspectiva, sus contornos y alcance como enuciados de aplicación obligatoria en nuestro territorio por
formar parte del bloque de convencionalidad a partir de la reforma constitucional del año 1994.

Nótese que tal perspectiva fue utilizada para alcanzar la certeza requerida para efectuar un reproche penal
válido hacia una persona y asi ser fundamente de la aplicación de una pena, como también la falta de ella
implicó una valoración estereotipada de los elementos de cargo sin evidenciar que sobre los hechos habían
dudas acerca de lo que realmente había sucedido que no podían ser superadas y asi resolverse la absolución
de la imputada y en el último caso ampliatoria de las causales de recusación siendo este un instrumento que en
lo procesal debe manejarse con suma cautelar de modo tal de no afectar la garantía de imparcialidad pero
tampoco fomentar dilaciones infundadas en el proceso.

Con lo dicho la perspectiva de género se presenta como un suplemento del principio pro- homine, ambos con
similar estructura de norma de reenvío por un lado, un mandato positivo y por el otro una pauta hermeneútica
que refleja las obligaciones negativas y postivas que asumieron los estados partes frente a los ciudadanos.

Es que una posible definición del derecho es que es la expresión de las relaciones sociales -de poder- de la
época legitimante de ese estado de cosas, y la perspectivas de género, entre otros, es un instrumento para
alcanzar la expresión democrática de justificación del poder en defensa de la dignidad humana porque tal como
entiende Derrida la democracia esta siempre por venir y por tal motivo continuamente debe analizarse quienes
son aquellos grupos vulnerables que quedan fuera de la expresión mayoritaria.

Notas al pie:.

(*)María Mercedes Rossi. Abogaba UBA. Magister en Derecho Penal Universidad Austral.

1) C.I.D.H. Caso González y otras ("Campo algodonero") vs. México. Sentencia del 16 de noviembre de 2009.
Excepción preliminar, fondo, reparación y costas.

2) Esta norma establece que: "Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: a. abstenerse de cualquier acción o práctica
de violencia contra la mujer y velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones
se comporten de conformidad con esta obligación;b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y
sancionar la violencia contra la mujer;c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y
administrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso; d. adoptar
medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en
peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su integridad o perjudique su propiedad;e. tomar
todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para modificar o abolir leyes y
reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la persistencia o la
tolerancia de la violencia contra la mujer; f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer
que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el
acceso efectivo a tales procedimientos; g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios
para asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u
otros medios de compensación justos y eficaces, y h. adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que
sean necesarias para hacer efectiva esta Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer.

3) Se hicieron referencia a distintos estudios realizados por mecanismos nacionales e internacionales de


vigilancia de los derechos humanos, entre ellos específicamente el informe Situación de los Derechos de la
Mujer en Ciudad Juárez, publicado por la CIDH en el año 2003. CIDH, Situación de los Derechos de la Mujer en
Ciudad Juárez, México: El Derecho a no ser Objeto de Violencia y Discriminación OEA/Ser.L/V/II.117, Doc. 1
rev.1,7 marzo 2003, disponible:http://www.cidh.org/annualrep/2002sp/cap.vi.juarez.htm.

4) párr. 118.

5) párr. 132.

6) párr. 164.

7) párr. 164.

8) párr. 400.

9) CIDH, Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 68,
20 enero 2007 p. 155, disponible en:

http://www.cidh.org/pdf%20files/Informe%20Acceso%20a%20la%20Justicia%20Espa nol%20020507.pdf.

10) párr. 224.

11)párr. 225.

12)párr. 227.

13)párr. 231.

14) párrs. 132, 129, 133 230, 124- 127, 164.

15) párr. 401.

16) párr. 401.

17) párr. 401.

18) párr. 208.

19) párr. 400.

20) Comisión Interamericana de Derecho Humanos. OEA, informe nro. 54/01. Caso 12.051 Maria Da Penha
Fernandes Brasil de fecha 16 de abril de 2001.

21) párr.252- 257.

22) párr. 258.

23) párr. 258.


24) párrs. 369-370.

25) C.I.D.H. Caso de la Masacre de La Rochela Vs. Colombia. Sentencia de 11 de Mayo de 2007.Fondo,
Reparaciones y Costas.

26) párr. 366.

27) párr. 402.

28) Art. 1 de la Convención de Belém do Pará, 1994.

29) Corte IDH Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo y TCPBA, Sala VI, Causa n° 69965 y su
Acum. n° 69966 "López, Susana Beatriz s/ Recurso de Casación Interpuesto por Particular Damnificado" y
"López, Susana Beatriz s/ Recurso de Casación Interpuesto por Agente Fiscal".

30) OMS-ONU, 2016.

31) arts. 4 y 5.

32) Causa no 58.758 "Rodríguez, Jorge Daniel s/ Recurso de Casación" del 29 de agosto de 2014, entre otras.

33) Corte IDH "Caso González y otras ("Campo Algodonero") Vs. México."; "Caso de la Masacre de las Dos
Erres Vs. Guatemala." y "Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños Vs. El Salvador".

34) LARRAURI, E., "Desigualdades sonoras, silenciosas y olvidadas: género y derecho penal." Anuario de la
Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, ISSN 1575-8427, No. 13, 2009, págs. 37- 55.

35) ONU Mujeres, 2016.

36) LARRAURI, E., Ob. Cit., págs. 37-55 37) CAIN, Patricia A., "Feminist Jurisprudence: Grounding the
Theories," 4 Berkeley Women's L.J. 191 (1989), 2013. Disponible online en:
http://scholarship.law.berkeley.edu/bglj/vol4/iss2/1.

38) IGARTÚA SALAVERRÍA identifica cinco decisiones en la aplicación judicial del derecho: decisión de validez,
que se refiere a la legalidad de la norma aplicable al caso; decisión de interpretación, que gira en torno al
significado de la disposición legal aplicable al caso; decisión de evidencia, que versa sobre los hechos que se
tienen por probados; decisión de subsunción, que resuelve si los hechos probados entran o no en los supuestos
que la norma legal contempla; y decisión de consecuencias, que determina lo que debe seguir a los hechos
probados y calificados legalmente; cfr. autor cit., Teoría analítica del derecho (La interpretación de la ley),
Instituto Vasco de Administración Pública, 1996, ps. 14-15.

39) Cfr. ANDRÉS IBAÑEZ, Perfecto, Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal, Doxa 12
(1992), p. 261; también publicado en torno a la jurisdicción, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2007, ps. 177 -
217.

40)Cfr. ANDRÉS IBAÑEZ, Perfecto, ¿Neutralidad o pluralismo en la aplicación del derecho? Interpretación
judicial e insuficiencia del formalismo, Doxa 15-16 (1994), ps. 867-868 citado por IGARTÚA SALAVERRÍA,
Juan, El caso Marey. Presunción de inocencia y votos particulares, Trotta, Madrid, 1999. p. 33, nota 52.

41)Cfr. GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los hechos en el derecho. Bases argumentales de la prueba, Marcial
Pons, Madrid, 1999, p. 196; ANDRÉS IBAÑEZ, Perfecto, Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia
penal, op. cit., p. 261; también PASTOR, Daniel, La nueva imagen de la casación penal, Ad - Hoc, Buenos Aires,
Ad- Hoc, Buenos Aires, 2001, p. 56, nota 127; CAFFERATA NORES, José I., In dubio pro reo y recurso de
casación contra la sentencia condenatoria, La Ley, Suplemento de Jurisprudencia Penal del 23.12.1999, p. 5.

42)Cfr. GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los hechos en el derecho, op. cit., p. 27.

43)Cfr. GASCÓN ABELLÁN, Marina, Los hechos en el derecho, op. cit.ps. 47-52; FERRAJOLI, Luigi, Derecho y
Razón, op. cit.,p. 540.

44)Cfr. C. ALCHOURRÓN, Carlos y BULYGIN, Eugenio, Los límites de la lógica y el razonamiento jurídico, en
Análisis Lógico y Derecho, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, p. 311; GASCÓN ABELLÁN,
Marina, Los hechos en el derecho, op. cit. ps. 40-41.

45) Cfr. MAIER, Julio B. J., Derecho procesal penal, t. I, 2a ed., Editores del Puerto,Buenos Aires, p. 848.

46) Cfr. ANDRÉS IBAÑEZ, Perfecto, Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal, op. cit. p.
283.

47) Cfr. PFEIFFER, Gerd, Aus der (vom BGH nichtveröffentlichten) Rechtsprechung des Bundesgerichtshofs in
Strafsachen zum Verfahrensrecht -1980 §§ 1 bis 473 StPO, NStZ 1982, ps. 188-191; la cita corresponde a la
sentencia dictada por el Tribunal Supremo Federal alemán el 30.1.1980, 2. StR 758/79, p. 190 del artículo
citado.

48)Cfr. PETERS, Karl, Gutachten C für den 52. Juristentag, [Dictamen C presentado en el 52. Congreso de
Juristas], C.H. Beck, Múnich, 1978, p. 49.

49) Cfr. IGARTÚA SALAVERRÍA, El caso Marey, op. cit., ps. 140-142.

50) Conf. IGARTUA SALVATIERRA, "Verosimilitud vs. Prueba", Revista Iberoamericana de Argumentación, núm.
13, 2006.

51) Debe relacionarse este extremo con el derecho de defensa, la imputación clara, evitar las sorpresas, el
derecho a ser oído y considerado inocente, etc.

52) CSJN "Leiva, María Cecilia s/ homicidio simple," del 1/11/2011.

53) Conf. URE, Ernesto "Los delitos de violación y estupro", Edit.Idea, Buenos Aires 1952,p.22 y ss.".

54) TEDH, "Laskey, Jaggard y Brown v. Reino Unido".

55) Prededente "Solís Chambi de la Sala I del Tribunal de Casación Penal de Capital Federeal en causa n°
20412/14, sent. de 06/08/18, Reg. n° 912/18.

56) El tratamiento de esta cuestión puede verse en el caso "Llerena" y "Fraticelli" de CSJN.

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