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Copia Privada para uso Didáctico y Científico


PROHIBIDA LA VENTA, IMPRESION O DISTRIBUCIÓN

Desde hace más de cincuenta años estoy transitando en el


mundo del derecho, primero como abogado, luego como juez y
finalmente como profesor.

He cometido muchos errores gramaticales y semánticos, y he


leído otros tantos de mis colegas.

Cada vez que me encontraba frente a un término dudoso,


ambiguo o novedoso, he recurrido a obras especializadas y he
dejado apuntes de ello, que ahora están recopilados en esta
página web, con la supervisión de una experta.

Nuestra profesión nos exige utilizar términos inequívocos. Ojalá


que este trabajo contribuya para ello.

PELAYO ARIEL LABRADA

www.terminologiaforense.com.ar
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ACERCA DE LOS AUTORES

El autor: Pelayo Ariel LABRADA


palabrada@ciudad.com.ar

Nacido en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires, en el año 1929, ha ejercido la abogacía durante
veintinueve años y ocupado el cargo de juez de primera instancia en lo civil y comercial durante diecisiete.
Se jubiló en el año 2001, pero continúa como disertante invitado en los cursos de posgrado de
Especialización para la Magistratura, en las siguientes universidades: Nacional y UCA de Rosario,
Facultad de Derecho de Bs.As. (UBA), de San Martín, Nacional de Mar del Plata, Nacional de la
Patagonia; como también lo hiciera en las escuelas judiciales del Chaco, Río Negro y Santa Fe; y Tribunal
Superior de Justicia de México D.F.
Ha realizado, así, más de cien exposiciones relativas a tecnología y gestión judicial.
Con el nombre de "Terminología de uso forense" ha publicado en entregas parciales buena parte del
contenido de esta página web, en el suplemento Actualidad de La Ley, y Fojas Cero, de Buenos Aires; El
Tribuno, de Pergamino; Zeus, de Rosario y Revista del Colegio de Magistrados y Funcionarios del
Departamento Judicial de San Isidro.

La supervisora: Graciela Ortenzi

Nacida en Pergamino (Provincia de Buenos Aires) en el año 1953. Profesora en letras egresada de la
Escuela Normal Superior "Joaquín V. González".
Obtuvo algunos premios en certámenes literarios:
Primer premio en poesía. Concurso literario "Dr. Arturo Illia" (1986).
Primera mención narrativa 1987. Concurso literario "Dr. Arturo Illia".
Mención en el Certamen de Poesía "Alfonsina Storni" (1990), La Plata.
Segunda mención - poesía en el 10º Certamen Literario Nacional "Atilio S. Giraudo" (1996)
Primer premio IV Feria del Libro de San Nicolás de los Arroyos, poesía (1999)
Primer premio poesía, Centro Basko Lagun Onak (2001) Desde 1984 coordina el Grupo Literario

BJA
Ficciones.

Juan Francisco Radrizzani


jfradi@hotmail.com

Nació en el año 1937 en la ciudad de Buenos Aires, y en 1957 obtuvo la licenciatura en filosofía.

Se recibió de doctor en derecho canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, con medalla de oro
(año 1966) y de abogado en la Universidad del Salvador, Buenos Aires, (1980). Estudió los idiomas
italiano, francés, inglés, alemán, latín, griego y hebreo.
Es actualmente (año 2005) juez de paz letrado de Moreno, provincia de Buenos Aires, y profesor en las
universidades del Salvador y de Morón.

INDICE - TEMARIO

I.- ¿POR QUÉ?

1.1 - ¿Por qué denominamos notificación por nota, aquella en la cual no se redacta ninguna nota?

1.2 - ¿Por qué denominamos sentencia de remate, a la que no ordena rematar ningún bien?

1.3 - ¿Por qué denominamos escritos con cargo, a los presentados dentro del plazo de gracia, sin cargo?

1.4 - ¿Por qué denominamos recusación sin causa cuando, aunque no se exprese, hay alguna causa?

1.5 - ¿Por qué denominamos curador, a alguien que no cura ninguna enfermedad?

1.6 - ¿Por qué denominamos pendolista a quien no usa péndola?

1.7 - ¿Por qué denominamos inhibición general de bienes, a la medida cautelar que no inhibe todos los
bienes?

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1.8 - ¿Por qué denominamos "pasar a cuarto intermedio", cuando no siempre hay obligación de quedarse
en una sala contigua?

1.9 - ¿Por qué se considera notificado en los estrados del juzgado, a alguien que no puede estar en el
estrado?.

1.10 - ¿Por qué se suele decir "la pobreza tiene cara de hereje", mientras se ignora el origen jurídico de la
expresión?

II.- LOS TÉRMINOS EQUÍVOCOS

2.1 - efectos suspensivo y devolutivo

2.2 - esquina, bocacalle e intersección

2.3 - calle y calzada

2.4 - deferir y diferir

2.5 - documento e instrumento

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2.6 - día siguiente o subsiguiente?

2.7 - admisibilidad y procedencia

2.8 - autos para sentencia y a despacho para resolver

2.9 - incidentista e incidentada

2.10 - excepcionante y excepcionado

2.11 - ejecutante y ejecutado

2.12 - denunciar

2.13 - bufete

2.14 - personería y legitimación

2.15 - falta de personería y/o de legitimación

2.16 - ejecutivo y ejecutorio

2.17 - embargos preventivo, ejecutivo y ejecutorio

2.18 - atraillar

2.19 - sospechado y sospechoso

2.20 - un expediente capicúa

2.21 - temeridad y malicia

2.22 - apóstrofo y apóstrofe

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2.23 - presidente y ex presidente

2.24 - sino y si no

2.25 - porqué, por qué, porque y por que

III.- LOS ERRORES MÁS COMUNES

3.1 - el juez no puede abocarse ni avocarse

3.2 - ¿peticionante o peticionario?

3.3.1 - ¿comparencia o comparecencia?

3.3.2 - ¿comparendo o comparecencia?

3.4 - ¿petitorio o petición?

3.5 - ¿carnet o carné?

3.6 - ¿excento o exento? de un impuesto

3.7 - ¿hacer una disgresión o una digresión

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3.8 - ¿órden u orden? de allanamiento

3.9 - ¿gravámen o gravamen?

3.10 - ¿dictámen o dictamen?

3.11 - ¿a las 10,30 horas o a la hora 10 y 30?

3.12 - ¿otro si digo u otrosí?

3.13 - ¿antidatado o antedatado?

3.14 - constituyo domicilio ¿legal o procesal?

3.15 - ¿art. 214 ley 23.515 o 214 del Cód. Civil?

3.16 - prescribe ¿por dos años o en dos años?

3.17 - la ley ¿estipula o dispone?

3.18 - el juez ¿revoca o anula? un acto administrativo.

3.19 - ¿código de procedimientos o código procesal?

3.20 - ¿medidas para mejor proveer o instructorias?

3.21 - se tramita ¿por ante este mismo juzgado o en este juzgado?

3.22 - divorcio ¿por mutuo consentimiento o por presentación conjunta?

3.23 - ¿veinteañal o veinteñal?

3.24 - ¿pericia o peritaje?


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3.25 - ¿tan es así o tan así es?

3.26 - ¿tipear o mecanografiar?

3.27 - ¿la télesis de la ley o la finalidad de la ley?

3.28 - ¿cien por cien o ciento por ciento?

3.29 - ¿junio 25 ó 25 de junio?

3.30 - ¿pesos dos mil o dos mil pesos?

3.31 - empleado ¿"ñoqui" o ñoqui?

3.32 - demanda ¿exhorbitante o exorbitante?

3.33 - escrito con faltas ¿de ortografía o a la ortografía?

3.34 - el homicida había bebido ¿wisky o güisqui?

3.35 - derecho en ¿espectativa o expectativa?

3.36 - ¿mere declarativa o meramente declarativa?

3.37 - ¿nulificar o anular?

3.38 - ¿prestablecido o preestablecido?

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3.39 - ¿preveer o prever?

3.40 - prueba ¿irreproductible o ireproducible?

3.41 - ¿antijuricidad o antijuridicidad?

3.42 - ¿ magüer o maguer?

3.43 - atento ¿que pagó, o a que pagó?

3.44.1 - ¿"chicana" o chicana?

3.44.2 - ¿"cachear" o cachear a un sospechoso?

3.45 - el juez dictamina o resuelve?

3.46 - el perito ¿resuelve o dictamina?

3.47 - ¿inhibente o inhibiente?

3.48 - escrito ¿desprolijo o desaliñado?

3.49 - ¿el ilícito o el hecho ilícito?

3.50 - de nacionalidad ¿argentino o argentina?

3.51 - ¿primer o primera? línea

3.52 - ¿agréguese o agrégase?

3.53 - ¿ratificación o aprobación? de un tratado

3.54 - ¿incorporados? a la Constitución Nacional


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3.55 - ¿derecho público provincial y municipal o derecho constitucional provincial?

3.56 - derecho procesal y derecho jurisdiccional

3.57 - ley ¿reformando el código o reformatoria del código?

3.58 - ¿la alzada o la cámara de apelaciones?

3.59 - ¿pick-up o camioneta?

3.60 - ¿bajo apercibimiento o con apercibimiento?

3.61 - mesa ¿de entradas o de entrada?

3.62 - ¿insinuar o verificar? un crédito

3.63 - ¿Argentina o la Argentina?

3.64 - ¿insanía o insania?

3.65 - ¿ballottage o balotaje?

3.66 - ¿diverger o divergir? de una opinión

3.67 - ¿el comicio o los comicios?

3.68 - ¿el confronte o la confrontación?

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3.69 - ¿el confronte automático o la generación automática de instrumentos?

3.70 - ¿merituar, meritar o ameritar? las pruebas

3.71 - ¿desinterpretar o interpretar erróneamente?

3.72 - ¿querulante o quejicoso?

3.73 - cambio de ¿carátula o calificación legal?

3.74 - ¿ubiquémosnos o ubiquémonos? en la realidad

3.75 - ¿pienso de que o pienso que?

3.76 - ¿default o cesación de pagos?

3.77 - vidrios ¿polarizados o polarizantes?

3.78 - ¿media sanción o sancionado por una cámara?

3.79 - prueba ¿testimonial o testifical?

3.80 - declaró en ¿breves o pocos? minutos

3.81 - desistió ¿de motu propio o motu proprio?

3.82 - ¿ni bien o no bien? declaró, quedó detenido

3.83 - ¿decimoprimer o undécimo? congreso

3.84 - ¿no hacer lugar, no ha lugar o no haber lugar?

3.85 - ¿efectivizar un pago o pagar?


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3.86 - el ¿justiciable o litigante?

3.87 - el ¿producido o producto? de la venta

3.88 - telegrama ¿recepcionado o recibido?

3.89 - ¿alimentado o alimentista?

3.90 - ¿politicólogo o politólogo?

3.91 - ¿jury o jurado? de enjuiciamiento

3.92 - el ¿sentenciante o sentenciador?

IV.- LAS EXPRESIONES SUPERFLUAS

4.1 - firme y consentida

4.2 - costos y costas

4.3 - se tramita en este juzgado y secretaría

4.4 - vengo a contestar la demanda en tiempo y forma

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4.5 - en su congruo lugar

4.6 - hace dos años atrás

4.7 - con habilitación de días y horas inhábiles

4.8 - ley actualmente en vigencia

4.9 - el meollo central del alegato

4.10 - leyes, decretos, disposiciones, etcétera.

4.11 - de público y notorio

4.12 - razón de sus dichos

4.13 - erario público

V.- EL GÉNERO FEMENINO

5.1 - señora ¿presidente o presidenta? del tribunal

5.2 - ¿señora juez o señora jueza?

5.3 - ¿señora perito o señora perita?

5.4 - ¿señora síndica o señora síndico?


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5.5 - ¿señora gerente o señora gerenta?

5.6 - ¿señora intendente o señora intendenta?

VI.- LOS SINÓNIMOS PROBLEMATICOS

6.1 - testar y atestar

6.2 - indexación e indización

6.3 - incidente e incidencia

6.4 - pedir, solicitar, rogar, deprecar, impetrar, suplicar

6.5 - vistas y traslados

6.6 - demandada, accionada y agirada

6.7 - costas en el orden causado, por su orden, sin costas, y exento de costas

6.8 - desconozco documentación y niego autenticidad

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6.9 - reposición y revocatoria

6.10 - rescindir y resolver

6.11 - reconocer la firma y abonar la firma

6.12 - peritaje caligráfico y scopométrico

6.13 - transar y transigir

6.14 - conciliación y transacción

6.15 - breve y lacónico

6.16 - daño moral y daño síquico

6.17 - substanciar y sustanciar

6.18 - homosexual, hermafrodita, travesti, bisexual, transexual, transformista

6.19 - consejo y concejo

6.20 - eficacia y eficiencia

6.21 - impartialidad e imparcialidad

6.22 - pobre, proletario y carenciado

6.23 - declaratoria de pobreza y beneficio de litigar sin gastos

6.24 - depreciación y desvalorización monetaria

6.25 - curriculum vitae y currículo


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6.26 - expropiar y despropiar

6.27 - citación, emplazamiento e intimación

6.28 - consentimiento y asentimiento

6.29 - ¿Libertad de prensa, o de los medios de comunicación social?

6.30 - devinto y vencido

6.31 - lanza, asta y pica

6.32 - noticioso, noticiero y noticiario

6.33 - despenalizar el aborto y legalizar el aborto

6.34 - concientizar y concienciar

6.35 - infrascripto e infrascrito

6.36 - poseer y detentar

6.37 - P.E.N. y PEN

6.38 - C.S.N. y CSN

6.39 - oír, escuchar y sentir un alegato

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6.40 - coima, soborno y cohecho

6.41 - camelo y engaño

6.42 - departamento y apartamento

6.43 - de profesión ¿ciruja, cartonero o trapero?

6.44 - de vez en cuando y de cuando en cuando

6.45 - decimaoctava o decimoctava jurisdicción

6.46 - tú defiendes y vos defendés

6.47 - juramento o protesta de decir verdad

6.48 - sortear o desinsacular un perito

6.49 - firmó con bolígrafo o birome

6.50 - juicio de daños o por daños

6.51 - dicente y diciente

6.52 - desconforme y disconforme

6.53 - congresos, jornadas, ¿eventos?

6.54 - élite o elite intelectual

6.55 - acciones colectivas o de clase

6.56 - un razonamiento disvalioso o banal, o baladí


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VII.- EL ABUSO DE LAS MAYÚSCULAS

7.1 - ¿Caja Fuerte o caja fuerte?

7.2 - ¿Nomenclatura Catastral o nomenclatura catastral?

7.3 - ¿Contador Público Nacional o contador público nacional?

7.4 - aplicando la ¿Ley 20.213 ó ley 20.213?

7.5 - ¿Sr. Juez o Sr. juez?

7.6 - ¿Excelentísima Cámara Departamental ó excelentísima cámara departamental?

7.7 - ¿Asamblea General Extraordinaria ó asamblea general extraordinaria.

7.8 - ¿Actuario o actuario?

7.9 - ¿Internet o internet?

7.10- ¿Alzada o alzada?

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7.11- ¿NOTIFIQUESE O NOTIFÍQUESE?

VIII.- LOS TÉRMINOS DE ACTUALIDAD

8.1 - operadores del servicio de justicia

8.2 - consumidores del servicio de justicia

8.3 - revisión de cosa juzgada

8.4.1 - certiorari

8.4.2 - per saltum

8.5 - juez activo y juez activista

8.6 - reingeniería procesal

8.7 - acto inexistente

8.8 - cargas probatorias dinámicas

8.9 - nomofilaquia

8.10 - tutela jurisdiccional

8.11 - tutela definitiva


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8.12 - tutela provisoria

8.13 - tutela constitucional

8.14 - tutela anticipada

8.15 - tutela de urgencia o medida autosatisfactiva

8.16 - tutela diferenciada o daño temido

8.17 - tutela inhibitoria

8.18 - responsabilidad parental

8.19 - rehén

8.20 - real malicia

8.21 - encarnizamiento terapéutico

8.22 - proceso monitorio

8.23 - fraude procesal

8.24 - coaching

8.25 - familia ensamblada

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8.26 - derecho procesal organizacional... trabajo procesal

8.27 - judicialización de la crisis

8.28 - amicus curiae

8.29 - acciones colectivas

IX.- LAS AMBIGÜEDADES POCO RECOMENDABLES

9.1 - un litigante conchudo

9.2 - este expediente es un quilombo

9.3 - tengo huebos de apelar

X.- INFORMÁTICA Y COMUNICACIONES

10.1 - Informática en nuestro idioma

10.2 - Las comunicaciones modernísimas


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10.3 - Vocabulario

XI.- EL LATÍN

11.1 - Lengua aparentemente muerta

11.2 - latinazgos y latinismos

11.3 - Vocabulario latino

11.4 - Pronunciación itálica, hispana y restituta

11.5 - a priori y a posteriori

11.6 - non bis in idem

11.7 - ¿erudición o vanidad?

I.- ¿POR QUÉ?

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1.1 - ¿Por qué denominamos notificación por nota, aquella en la cual no se redacta ninguna nota?

El Art. 133 del C.P.C. (de la Nación y de Pcia. De Bs. As.) dispone que "...las resoluciones judiciales
quedarán notificadas en todas las instancias, los días martes y viernes, o el siguiente hábil, si alguno de
ellos fuere feriado." Es un sistema de notificación automática, que no requiere ningún formalismo ni
actuación para que funcione y surta sus efectos.

Se utilizan distintas denominaciones para individualizarlo: "por ministerio de la ley", "ministerio legis",
"notificación de oficio" y -quizá la menos usada- "notificación automática" es la más precisa.

En la jerga tribunalicia es muy frecuente escuchar la frase "notificación por nota", que actualmente sólo
sirve para crear confusiones, pero que arrastra un precedente histórico.

La verdadera notificación "por nota" ha sido antecesora de la automática que hoy nos rige. En aquellos
tiempos, cuando no comparecían los litigantes en los días señalados, el secretario debía poner nota en el
expediente dejando constancia de su inasistencia. A partir de ese acto, la parte quedaba notificada.

Como es de imaginar, la práctica de ese sistema trajo muchos inconvenientes, olvidos del secretario,
recargo de trabajo, etc. y la jurisprudencia paulatinamente fue haciendo más ágil al instituto hasta llegar a
considerar notificadas las partes, no obstante la omisión de la nota comprobativa.

Ese espíritu de economía procesal, de automaticidad, fue recogido por el legislador, y está vivo en los
códigos que hoy nos rigen, pero... seguimos denominándola "por nota" aunque ella no exista.

A esta altura de los acontecimientos, se torna importante abandonar esa terminología viciosa, ya que -
desde el año 1967- crea una verdadera confusión al haberse establecido el sistema del Art. 142 del
C.P.C., que es una verdadera notificación por nota.

Ese artículo dispone que en oportunidad de examinar el expediente el litigante o su apoderado, están
obligados a notificarse expresamente. Si no lo hicieren, valdrá como notificación la atestación del oficial
primero con su firma y la del secretario.- Si bien el código denomina este acto como "notificación
personal", también sería hablar con propiedad llamarlo "por nota".
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1.2 - ¿Por qué denominamos sentencia de remate, a la que no ordena rematar ningún bien?
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La clásica denominación "sentencia de trance y remate" crea confusiones entre los que se inician en el
conocimiento del derecho. Por su parte, la mayoría de los veteranos dominan las implicancias jurídicas de
este acto procesal, pero más de uno ignora el significado con el cual está utilizando esas palabras.

Trance es un momento crítico, decisivo. Así, por ejemplo, se habla de "trance de muerte" para referirse al
período próximo al fin de la existencia de un individuo.

La primera acepción de la palabra remate es "fin, extremidad o conclusión de una cosa". Esa imagen es
reproducida a diario por las costureras que - con toda propiedad- denominan remate a las puntadas con
las cuales finalizan su trabajo.

En el art. 551 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (549 Pcia. Bs.As.) no se utiliza la
palabra remate como sinónimo de subasta, sino como fin de la etapa introductoria (y probatoria si hubo
excepciones), lo que significa que el juez da la puntada final a esa etapa, ordenando llevar adelante la
ejecución como consecuencia ineludible (o la rechaza, si no tiene fundamento suficiente). (*)

Subasta proviene del latín sub-asta (bajo la lanza), expresión que utilizaban los ejércitos romanos, porque
la venta del botín de guerra se anunciaba con una lanza.- Su significado es "venta pública de bienes que
se hacen al mejor postor" y - dentro de ese acto- el remate, en su acepción originaria, es la última oferta
con la cual se obtiene la adjudicación (fin de la subasta).

En España, los términos remate y subasta no son sinónimos, pero en algunos países latinoamericanos, el
uso le ha ido dando ese carácter. Ello se ha generalizado de tal manera, que la Real Academia no ha
podido dejar de receptarlo y, en la edición de su diccionario correspondiente al año 1992, al tratar el
término "remate", introdujo como acepción de uso en Argentina, Bolivia, Chile, México, Paraguay y
Uruguay, la de subasta pública.

La expresión "sentencia de remate" que utilizan nuestros actuales códigos, proviene de la Ley de
Enjuiciamiento Civil Española, manteniendo el significado que esas palabras tenían en aquella ley y no el

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que se ha tornado más popular en América.

El hecho de que - en nuestro medio- esté‚ tan consolidada la acepción americana, ha generado casos en
los que se había cumplido la intimación de pago y citación sin concretar embargo y luego el juez firmó el
rechazo a un pedido de sentencia de remate - quizá en un proveído preparado por un empleado no
avezado- fundado en que "no habiendo bienes embargados, no hay nada que rematar". En los corrillos de
tribunales se recuerda uno de esos casos, en el que el abogado de la parte actora, con fina ironía, no
apeló e hizo que un tercero depositara un peso dándolo a embargo. Inmediatamente, solicitó se dictara
sentencia de remate para subastar ese dinero¿...?. No tengo noticia de cuál fue el siguiente proveído...

CONCLUSIONES: En la frase "sentencia de remate", la última palabra debe tomarse exclusivamente en


la acepción de fin de una etapa y, como el vocablo "sentencia" contiene ese significado, estamos en
presencia de una redundancia.

Los redactores del Código Procesal del año 1968 suprimieron la palabra "trance" por innecesaria, y todo
hace pensar que en una próxima reforma también se eliminará el vocablo "remate", que sólo sirve para
crear confusiones.- El anteproyecto de código nacional redactado por los Dres. Morello, Arazi, Kaminker y
Eisner, y el proyecto para la provincia de Bs. As., obra de los tres primeros, introducen el moderno
concepto de "sentencia monitoria", perteneciente a un nuevo tipo de proceso (también denominado
"monitorio") que absorvería a lo que hoy conocemos como juicio ejecutivo.
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(*) Párrafo perteneciente a un trabajo que la Dra. Adriana I. Ojeda realizó para el Instituto de Estudios
Judiciales de la Pcia. de Bs. As. .
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1.3 - ¿Por qué denominamos escritos con cargo, a los presentados dentro del plazo de gracia y sin
cargo?

En algunas oportunidades, cuando se entrega en mesa de entrada un escrito dentro del plazo de gracia
que establece el Art. 124 del C.P.C., se oye decir: "vengo a presentar un escrito con cargo". La realidad
es que la hoja no contiene ningún cargo, pero la frase equívoca tiene su historia.

Conforme al Art. 24 del Cód. Civ. los plazos vencen a la medianoche, pero los tribunales terminan su
actividad pública a las 13 y 30.- Para que las partes puedan actuar la jurisdicción durante el intervalo que
va desde ese momento hasta la hora 24, se han implementado distintos sistemas a través del tiempo.-

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Antes del año 1968 no regía el plazo de gracia tal como lo conocemos ahora, y quien necesitaba
presentar un escrito dentro del ya mencionado intervalo debía concurrir al domicilio de un secretario de
cualquier juzgado o a un escribano público, "hasta las doce de la noche del día del vencimiento del
término" (Art. 54 C.P.C. Pcia. Bs. As. de aquella época y, en el ámbito nacional, plenario Cám. Civ. L.L.
76-519)

Allí, requería a ese funcionario que le pusiera cargo donde constara día y hora de recepción.- A la jornada
siguiente, dentro de las dos primeras horas de actividad tribunalicia, el escribano o secretario debía
entregarlo en el juzgado correspondiente y - en ese momento- podía decir con toda propiedad "vengo a
presentar un escrito con cargo".-

>>>

1.4 - ¿Por qué denominamos recusación sin causa, cuando, aunque no se exprese, hay alguna causa?

El Art. 14 del C.P.C., tanto en el orden nacional como en el de la Pcia. de Bs. As., dice: "Los
jueces...podrán ser recusados sin expresión de causa..." (en Santa Fé, Art. 9), sin embargo lo más
frecuente es leer en los escritos judiciales "recusación sin causa", utilizando una terminología incorrecta
que pertenece a anteriores legislaciones.

Los institutos de la recusación y de la excusación tienen como fundamento garantizar a los justiciables la
imparcialidad del juez. En nuestra legislación, ello es tan amplio que está prevista la posibilidad de que un
litigante -en determinados casos- pueda apartar de la causa a un juez de quien se sospeche de que no va
a actuar con la necesaria prescindencia, aunque no disponga de elementos para comprobar tal cosa, o
las causales acreditables no coincidieren con las enumeradas por el Art. 17.

De ninguna manera puede entenderse que existe en nuestras reglas procesales la facultad de "recusar
sin causa", cosa que sólo podría hacerse como mero capricho o como especulación para dilatar el
tiempo del proceso, o búsqueda de un juez que considerare más favorable a sus objetivos. Cualquiera de

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esos supuestos son repugnantes al espíritu de la ley y a la buena fe procesal.

1.5 - ¿Por qué denominamos curador, a alguien que no cura ninguna enfermedad?

La palabra curador proviene del latín curator, y ésta de curare, que significa cuidar.

El diccionario oficial de nuestra lengua la define: "que tiene cuidado de alguna cosa" y es por esa razón
que, tradicionalmente, se denomina "cura" a los sacerdotes de la Iglesia Católica Apostólica Romana, ya
que ellos se encargan del cuidado espiritual de la feligresía.

En el ámbito del derecho, se denomina curador ad litem a la persona nombrada por el juez para seguir los
pleitos y defender los derechos de un incapaz, representándole; y curador ad bona (o curador a los
bienes) al que cuida y administra el patrimonio de este último.

1.6 - ¿Por qué denominamos pendolista a quien no usa péndola?

Un abogado, al analizar un cuerpo de escritura, se refirió a su autor como "el pendolista".-

Al contestar el traslado, el letrado de la contraria, dijo: "mi cliente no es ningún pendolista, se trata de una
persona de escasa instrucción, sabe leer y escribir, pero no tiene ello como oficio".

Y tenía razón. Con relativa frecuencia, letrados o peritos denominan "pendolista" a cualquier autor de un
manuscrito y/o firma. Sin embargo, pocas veces esas personas son acreedoras a tal denominación, ya
que el diccionario la reserva para aquellos que escriben con muy buena letra o son "memorialistas", es
decir, que escriben por oficio memoriales o cualesquiera otros documentos que se les encarguen.-

La palabra en análisis deriva de "péndola" nombre que se le daba a la pluma de ave que, en el siglo XIX y
anteriores, se utilizaba para escribir. En aquella época, los analfabetos acostumbraban a servirse de una
persona que ejercía el oficio de escribiente, para que les redactara alguna carta u otro documento. Este
profesional de la pluma era "el pendolista".

1.7 - ¿Por qué denominamos inhibición general de bienes, a la cautelar que no inhibe todos los bienes?

El procesalista Hugo Alsina, en la edición correspondiente al año 1961 de su Tratado Teórico Práctico de
Derecho Procesal, denominaba a esta figura jurídica "inhibición general de vender o gravar bienes
inmuebles" y aclaraba que los efectos se extienden únicamente a la provincia en cuyo registro de la
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propiedad se hubiese anotado, y, por consiguiente, no afecta la validez de la venta de un inmueble que el
deudor hubiese tenido en otra provincia, ni al cobro de honorarios, ni a una cesión de créditos (Págs.
502/509).

Sin embargo, en aquella época el código procesal no hacía tales distinciones, refiriéndose sólo a
"inhibición general de vender o gravar sus bienes", frase que se repite en los actuales de la Nación y de la
Provincia de Buenos Aires (Arts. 228), mientras que el de la Provincia de Santa Fe habla de "inhibición
general del deudor" (Arts. 290 y 464), denominaciones que no se corresponden con los verdaderos
alcances de la medida.

No obstante todo este desconcierto terminológico, diversos fallos se han encargado de aclarar conceptos:
"no es una medida contra la persona, sino una limitación a la facultad de disposición sobre los bienes
registrables" (citados por Morello y otros en "Códigos..." To. II-C, p g. 934, ed. 1986).

Alsina hablaba sólo de bienes inmuebles, consustanciado con la tradición de un país agroexportador,
donde la tierra era el bien más preciado. Pero luego la jurisprudencia fue admitiendo la anotación en los
registros de fondos de comercio, automotores, aeronaves, navíos, etc., convirtiéndose esta figura jurídica
en una "inhibición general de bienes registrables", aunque todavía los códigos no hayan adoptado esa
denominación y mantengan la ya referida, que sigue confundiendo a los que se inician en el estudio del
derecho.

1.8 - ¿Por qué denominamos "pasar a cuarto intermedio", cuando no siempre hay obligación de quedarse
en una sala contigua?

Respuesta: porque el "cuarto" no se refiere a una habitación, sino que originariamente era "un cuarto de
hora".-

Una investigación realizada por Fermín Pedro Ubertone lo ha llevado a concluir que el origen del término
está en el Reglamento de la Sala de Representantes de la Provincia de Bs. As. del año 1.822,

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considerado como el antecedente directo o indirecto de todos los reglamentos parlamentarios actuales .

El Art. 88 del mismo, disponía: "El Presidente podrá, consultando la aprobación de la Sala, suspender por
un cuarto de hora la sesión".

Esta norma se repitió en sucesivos reglamentos parlamentarios: congresos constituyentes de 1.825 y


1.852; cámaras de diputados 1.855 y 1.862.-

Es de suponer que aquellos intervalos no siempre duraron quince minutos y la práctica los fue llevando a
lo que hoy pueden ser horas o días.

Cuando la provincia de Bs. As. se separó de la Confederación Argentina, los redactores del "Reglamento
de Debates, Procederes y Policía de la Cámara de Representantes del Estado de Buenos Aires"
pretendieron adecuar la disposición legal a la realidad fáctica, pero no lograron desprenderse de la
palabra "cuarto". En el Art. 133, dice: "El Presidente podrá, consultando a la Cámara, suspender la sesión
para "pasar a cuarto intermedio" (bastardilla en el original). (Extracto de: Actualidad La Ley , 11-03-99,
Pág. 4).

Y, con esa nomenclatura, se ha ido repitiendo en los sucesivos reglamentos y su uso se ha generalizado
a todo tipo de reuniones, asambleas, consejos directivos, audiencias, etc., no obstante que contamos con
otra palabra más precisa: "receso", ajena a toda atadura histórica.

1.9 - ¿Por qué se considera notificado en los estrados del juzgado, a alguien que no puede estar en el
estrado?

Diariamente surgen cientos de proveídos donde se considera que el domicilio del ejecutado queda
constituido en "los estrados del juzgado" y allí se le harán las notificaciones en lo sucesivo. Desde hace
siglos, se expresan así.

Actualmente (abril del 2000), las normas que lo disponen, están en el Art. 540 del Código Procesal de la
Provincia de Buenos Aires, 10 del de Corrientes y 21 de Mendoza.

Ellas nos crean la necesidad de aclarar tres interrogantes: 1) qué es el estrado; 2) por qué se utiliza el
plural; y 3) cómo se harán las notificaciones.

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En el castellano antiguo, estrado era una tarima cubierta de alfombras, destinada a la presidencia de
actos solemnes, y Couture lo define como "lugar que ocupan los magistrados en las salas de despacho y
audiencias" (Vocabulario Jurídico, Depalma, 1983, Pág. 267).

Con respecto a lo segundo, debo confesar mi fracaso, porque no he podido descubrir la razón del uso en
plural.

Y en lo que se refiere a la forma como se realizan las notificaciones, hasta hace poco la tendencia
mayoritaria era fijar cédulas en las tablillas del juzgado, trabajo infructoso ya que sólo por enorme
casualidad el ejecutado las llegaría a leer en tiempo oportuno. Afortunadamente ha ido desapareciendo
esa práctica, y la jurisprudencia ha aplicado por analogía el trámite de la notificación automática prescrita
en el Art. 133 del C.P.C.(S.C.B.A., JUBA, B22699 y B22700).

No cabe duda de que "el domicilio queda constituido en los estrados del juzgado", es una ficción. El
derecho, muchas veces se ve obligado a recurrir a verdades formales como aquello de que todos los
habitantes de la Nación conocen las leyes (inclusive los analfabetos); pero en nuestro caso la fantasía es
burda e innecesaria. Estoy seguro de que si un ejecutado pretendiera sentarse veinticuatro horas en el
sillón de lo que originariamente era el estrado del juzgado, a la espera de alguna notificación, sería
desalojado con auxilio de la fuerza pública.

Teniendo, en el derecho procesal, un sistema claro y simple como el de la rebeldía, donde se consideran
hechas todas las notificaciones en forma automática, resulta anticuada la disposición que comento. El
código de la Provincia de Santa Fe (Art. 473) está ubicado en esta tendencia, y el nacional la ha adoptado
en una de sus reformas. El mismo criterio inspira al proyecto de C.P.C. para la Provincia de Bs. As.
elaborado por Morello, Arazi y Kaminker, y que es considerado como el más acertado, por un especialista
en la materia, Alberto Luis Maurino (Notificaciones Judiciales, pág. 190, 2ª Ed.) .

Con justificada razón, este autor también hace notar que no es lo mismo la notificación por ministerio de la
ley, que "en los estrados del juzgado", ya que la primera sólo se puede concretar martes y viernes,

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mientras que la segunda es factible realizarla en cualquier día.

No obstante ello, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, por razones pragmáticas, ha dejado
de lado estos detalles doctrinarios y ha asimilado el mecanismo de ambas figuras, como una manera de
superar el absurdo que aún se mantiene en su ley procesal.

Para concluir este tema, debo aclarar que la Real Academia Española ha extendido el significado pristino
de "estrado", agregando como sexta acepción "lugar del edificio en que se administra justicia, donde en
ocasiones se fijan, para conocimiento público, los edictos de notificación, citación o emplazamiento a
interesados que no tienen representación en autos". Pero considero que esta adecuación a la práctica
tribunalicia, no invalida lo comentado precedentemente.

1.10 - ¿Por qué se suele decir "la necesidad tiene cara de hereje", a la vez que se ignora el origen jurídico
de la expresión?

En la antigua Roma, quien defendía a un individuo que había cometido un delito llevado por la
desesperación, solicitaba que se aplicara el principio "neccesitas caret lege", o sea, que la necesidad
carece de ley, para que se lo eximiera de condena.

El lenguaje popular fue convirtiendo en "cara de hereje" la expresión "caret lege" y así ha llegado hasta
nuestros días como dicho vulgar, lo que originariamente aludía a la figura jurídica del estado de
necesidad.

El diccionario de Manuel Ossorio define a esta última, como "Causa de exención de punibilidad para quien
causare un daño a un bien jurídicamente protegido (personal o patrimonial), a fin de evitar otro daño
mayor o inminente al cual sea extraño."

II.- LOS TÉRMINOS EQUÍVOCOS

2.1 - efectos suspensivo y devolutivo

Según la terminología del Código Procesal Civil y Comercial, el recurso de apelación puede concederse
"en efecto suspensivo o devolutivo", y agrega: "procederá siempre en efecto suspensivo, a menos que la
ley disponga que lo sea en el devolutivo" (Art. 243 Pcia. de Bs. As. y 351 Santa Fe).

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Como es sabido, el primero de esos efectos suspende la jurisdicción del juez que ha dictado la resolución,
postergando la ejecución de ella hasta el pronunciamiento del fallo final.-

El segundo no suspende el efecto de la sentencia, la que puede ejecutarse aunque esté recurrida.-

A la generalidad de los que nos iniciamos alguna vez en el conocimiento y práctica del derecho, nos ha
costado comprender el significado de ese término "devolutivo" que es tan poco indicativo, y a ello se
agrega el uso habitual de la expresión "con ambos efectos" que complica más aún.-

Sin subestimar las razones históricas por las que el C.P.C. mantiene la terminología tradicional, no cabe
duda de que en homenaje a la precisión y la claridad, bien podríamos manejarnos con la sola palabra
"suspensivo" y - según el caso- decir que la apelación ha sido concedida con efecto suspensivo o sin
efecto suspensivo. Así de simple.-

2.2 - esquina, bocacalle e intersección

En estricto sentido, la esquina es una arista (línea vertical), la bocacalle una línea horizontal y la
intersección una superficie.-

Frecuentemente se utilizan esos términos en los juicios generados por accidentes automovilísticos, pero
no siempre se los emplea con precisión, confundiendo esquina con bocacalle.-

Originariamente, esquina era la arista del encuentro de las paredes de un edificio que se levantaba en el
vértice de la manzana (normalmente cuadrada). Al ser modificada esa figura geométrica por la moderna
ochava, se acostumbra denominar esquina a la zona donde estaba aquel vértice y ahora hay una vereda
redondeada.-

Bocacalle es la entrada a una calle, línea horizontal imaginaria, continuación recta de los cordones de las

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veredas de distintas manzanas.-

En la vía pública, intersección es la superficie donde se superponen dos calles que recíprocamente se
cortan, formando generalmente un cuadrado o un rectángulo.-

2.3 - calle y calzada

Calle es el espacio librado al uso público que queda entre la línea de edificación de una manzana y la de
enfrente, o como dice el diccionario oficial de nuestra lengua: "vía entre edificios o solares en una
población".-

La calzada está dentro de la calle y es más angosta que ella, ya que es el espacio comprendido entre las
dos aceras, destinado generalmente al tránsito de vehículos .-

2.4 - deferir y diferir

El verbo deferir tiene un contenido de respeto, modestia o cortesía. Así, por ejemplo, un abogado puede
tener la gentileza de deferir su facultad de acusar negligencia a un colega, cuando estuvieren dadas las
condiciones para ello. También puede interpretarse como delegar parte del poder o de la jurisdicción.

Diferir significa dilatar, retardar o suspender la ejecución de una cosa. En una sentencia, el juez puede
diferir la regulación de honorarios hasta tanto exista liquidación firme.-

2.5 - documento e instrumento

Desde el punto de vista jurídico, estas dos palabras no son sinónimos perfectos. Hay entre ellas una
relación de género a especie.-

Documento puede ser un escrito, una fotografía, un plano, etc. y no tiene reglas legales que lo rijan. Las
boletas de quiniela clandestina, anotaciones de números sin sentido para los que son ajenos a esas
prácticas, constituyen un documento, pero no un instrumento.-

La palabra instrumento proviene del latín instrumentum, de instruere, que significa construir, crear algo. El
instrumento es la forma mediante la cual se documenta un acto jurídico y su confección está
minuciosamente reglamentada por el Cód. Civil. Se crea con un fin puramente jurídico, como por ejemplo
un contrato, un testamento o un pagaré.-
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2.6 - día ¿siguientes o subsiguiente?

Si un martes 3 el juez ordena cumplir con un acto en el día siguiente, deberá concretarse el miércoles 4.
Pero si se hubiere dispuesto realizarlo en el día subsiguiente, deberá efectuarse el jueves 5.

El prefijo sub significa "debajo", pero también "después" (en el orden de lugar o tiempo), por lo que el día
subsiguiente es el posterior al siguiente.

2.7 - admisibilidad y procedencia

Cuando se ha interpuesto un recurso (tomemos como ejemplo la apelación), el juez de primera instancia
analiza si están cumplidos los requisitos y condiciones extrínsecas que la ley exige para que el caso
pueda pasar a consideración de la alzada. Está haciendo un juicio de admisibilidad.-

Abierta la segunda instancia, se analiza el mérito o fondo de los agravios, resolviendo acerca de la
procedencia o improcedencia de las pretensiones finales del recurrente.-

En ambos casos hay análisis y resolución, pero la primera es al solo efecto de abrir la instancia superior y
la segunda para resolver el problema de fondo.-

2.8 - autos para sentencia y a despacho para resolver

Con el llamado de “autos para sentencia”, el juez da por terminada la actividad de las partes en el juicio y
anuncia expresa o implícitamente que habrá de dictar su fallo definitivo.

La frase “a despacho para resolver” suele utilizarse cuando se ha finalizado el trámite de un interlocutorio
y el juez decide resolver ese incidente, o ante la necesidad de dictar una sentencia homologatoria.

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Entre las consecuencias que se derivan de cada uno de esos actos cabe hacer notar, en primer lugar, los
distintos términos que el Código Procesal Civil y Comercial le otorga al juez para cumplir con su cometido,
y el momento desde el cual comienza el cómputo.

Dictado el “autos para sentencia”, si se tratare de un juicio ordinario, dispondrá de cuarenta o sesenta
días, según sea juez unipersonal o tribunal colegiado. El plazo se computará, en el primer caso desde el
momento que queda firme, y en el segundo desde la fecha de sorteo del expediente. En el juicio sumario,
treinta o cuarenta días; y en el sumarísimo quince o veinte (art. 34, inc.3, ap. b,c,d CPCCN y CPCBA).

En el caso de “a despacho para resolver”, comenzará a correr un plazo de diez días para el juez
unipersonal o de quince para el tribunal colegiado, desde cuando queda el expediente a despacho. (art.
34, inc. 3, ap. e, CPCCN y CPCBA). Al no haberse mencionado la firmeza, opino que la correcta
interpretación es que debe hacerse el cómputo desde la fecha en que fuere dictado.

He aquí una notable diferencia entre los dos actos jurídicos que comento, que no siempre es tenida en
cuenta en la actividad tribunalicia, proclive a esperar la firmeza de cada uno de los proveídos, aún para
las cosas más intrascendentes, olvidando el principio de celeridad.

2.9 - incidentista e incidentada

La parte que inicia un incidente se denomina "incidentista" y su contraparte es la "incidentada". Resulta


muy conveniente dominar con precisión esos términos, porque a través de ellos se pueden evitar
confusiones.

El actor en el juicio principal puede resultar demandado en el incidente y viceversa. Si nos manejamos
sólo con esas palabras y sus sinónimos "accionante y accionado", "agirante y agirado" no será fácil
distinguir la posición que ocupa cada uno dentro de un proceso complejo.

2.10 - excepcionante y excepcionado

Las mismas reflexiones realizadas en el tema precedente, sirve para éste: El que interpone las
excepciones es el "excepcionante" y la parte contra la cual van dirigidas es la "excepcionada".

2.11 - ejecutante y ejecutado

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En el juicio ejecutivo, no es impropio hablar de actor y demandado, pero la pulcritud en el lenguaje nos
invita a utilizar esta otra terminología que es más precisa: ejecutante y ejecutado.

2.12 - denunciar

Esta palabra tiene varios significados, y dos de ellos son utilizados habitualmente en el ámbito del
derecho: uno, el más común, es "dar a la autoridad parte o noticia de un daño hecho, con designación de
culpable o sin ella".

El otro, "notificar una de las partes la rescisión de un contrato, la terminación de un tratado, etc" (copia
textual de la quinta acepción que le da el diccionario de la Real Academia Española).

Este último, se lo suele ver frecuentemente utilizado en el derecho internacional, cuando se hace
declaración unilateral de voluntad para poner término a un tratado.

Como debemos tender a manejarnos con términos inequívocos, considero que es muy conveniente
reservar este vocablo para los actos que coinciden con la primera figura, y hablar de resolución cuando
una de las partes pretende dejar sin efecto un contrato.

Y, con todo el respeto que merece el máximo organismo de nuestra lengua, jurídicamente considero que
debemos hablar de resolución y no de rescisión, término que reservamos para el caso de extinción de un
contrato por acuerdo de voluntades, en consonancia con la terminología de nuestro Código Civil en su Art.
1198 (más detalles en parágrafo 8.10).

2.13 - bufete

La palabra del epígrafe es correcta para designar la oficina o el denominado "estudio jurídico" de un
abogado, pero en algunas ocasiones la he visto confundida con la palabra francesa buffet, que sólo tiene

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una relación indirecta con aquélla porque, si bien es el origen de "bufete", en el uso hispánico se ha
distanciado notablemente del significado primigenio.

En Francia no se dice "le buffet de l'avocat", sino "le bureau de l'avocat", "le cabinet de l'avocat", o "l'etude
de l'avocat". Allí, la palabra buffet tiene como primera acepción la de un mueble que podríamos traducir
como aparador, pero también sirve para designar una comida de manjares calientes y fríos con que se
cubre una mesa (que en otros tiempos se le decía "ambigú"); y a lo que habitualmente denominamos bar
(que se aplicaba originariamente solo al de una estación de ferrocarril).

Esa palabra ha sido castellanizada como "bufé", con los dos últimos significados.

Pero, además, ha quedado incorporada en nuestro idioma la expresión "bufete" con una acepción muy
específica, ya que sólo se refiere al lugar de trabajo del abogado, y no está admitida para designar el del
ingeniero, ni el del médico, ni el del contador.

Es un caso curioso: una palabra que proviene de otro idioma, se la castellaniza de dos maneras distintas
y, en una de ellas, adquiere un significado totalmente ajeno a su origen.

Y otra curiosidad: en España ya casi no se la utiliza, porque lo más común es decir "el despacho del
abogado". Sin embargo, en algunos países latinoamericanos -México, Venezuela y Cuba, por ejemplo- la
expresión habitual sigue siendo bufete. En otros, como Perú, Uruguay y Argentina se lo utiliza con escasa
frecuencia.

2.14 - personería y legitimación

Aunque estas dos palabras corresponden a conceptos jurídicos bien distintos, suelen aparecer escritos
donde algunos letrados las confunden.

Valiéndonos de un ejemplo, podemos decir que un padre tiene personería para representar a su hijo
menor de edad en cualquier tipo de pleitos, pero carece de legitimación para reclamar indemnización de
daño moral, en un juicio de daños y perjuicios generado por el accidente donde ha quedado lisiada la
madre, ya que sólo ella (damnificada directa) está habilitada por el art. 1.078 del Cód. Civil para exigirlo.

Couture define la personería como "calidad jurídica o atributo inherente a la condición de personero o
representante de alguien", mientras que legitimación se refiere a la cualidad otorgada por la ley a una
persona para considerarse idónea, en un determinado litigio, como parte actora o demandada.

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Legitimación es, en general, un favor otorgado por la ley. Y, desde otro punto de vista, en el ámbito de la
filiación, también se aplica al efecto por el cual un hijo extramatrimonial pasa a ser legítimo.

2.15 - falta de personería y/o de legitimación

No es raro encontrar poca claridad en los conceptos, cuando se interpone una excepción de falta de
personería o de falta de legitimación. Morello, Sosa y Berizonce han encuadrado con precisión esas
figuras jurídicas, en su enjundiosa obra "Códigos Procesales en lo Civil y Comercial":

FALTA DE PERSONERÍA: Es una de las llamadas excepciones dilatorias, ya que su efecto es el de dar
un plazo para que se subsane el defecto y por ella se delata: a) la falta de capacidad civil (legitimatio ad
processum), ya sea en el actor o en el demandado; y b) insuficiencia de la representación invocada por
quien comparece en juicio por un derecho que no sea propio.-

FALTA DE LEGITIMACIÓN: Mediante ella se controvierte la existencia de la legitimatio ad causam, o sea


que quien demanda o aquel contra quien se demanda, no revisten la condición de personas idóneas o
habilitadas por la ley para discutir el objeto sobre que versa el litigio (Ob. Cit., To. IV-B, p g. 215 y 219 Ed.
1990).

El destacado procesalista peruano Parodi Remón, sostiene que la segunda corresponde al fondo y no a la
forma, por lo que debería ser resuelta junto con la sentencia definitiva y no como excepción previa. En
nuestro procedimiento, como es sabido, sólo se decide previamente cuando es manifiesta (Art. 345 Inc. 3
C.P.C. Prov. de Bs. As.)

2.16 - ejecutivo y ejecutorio

Un pagaré, un cheque rechazado y los demás instrumentos detallados en el Art. 523 del C.P.C. de la
Nación (521 de la Pcia. de Bs. As.), son títulos ejecutivos, que nos dan la posibilidad de hacer un juicio
también denominado ejecutivo, regido por los Arts. 520 de la Nación (519 de la Pcia. de Bs. As.) y

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siguientes.

Una sentencia de un tribunal argentino que se encuentre firme, una regulación de honorarios en igual
estado, son títulos ejecutorios que habilitan para hacer el trámite reglado por el Art. 499 del C.P.C. de la
Nación (497 de la Pcia. de Bs. As.) y siguientes, que esa ley lo califica "ejecución de sentencias", y tiene
como particularidad que admite un número menor de excepciones que el antes comentado.

2.17 - embargos preventivo, ejecutivo y ejecutorio

En una referencia tangencial, el Art. 233 del C.P.C. (Nación y Pcia. de Bs. As.), alude a tres tipos de
embargos: el preventivo, el ejecutivo y el ejecutorio.

El primero de ellos es sólo una cautelar reglada por el Art. 209 y siguientes de ambos códigos, que tiene
limitada vida propia, ya que caduca si no se inicia la acción principal dentro de los diez días (Art. 207).

El segundo es también una medida asegurativa, pero dentro de un proceso de ejecución, con una
finalidad directa de efectivizar un crédito.

El tercero participa de las características de los dos anteriores, pero formando parte de una ejecución de
sentencia, donde la posibilidad de oponer excepciones es más limitada.

2.18 - atraillar

Esta palabra tiene su lejano origen en la "trailla" que era la cuerda con que se ataban a los perros cuando
se iba de cacería.

Frecuentemente vemos escritos o proveídos donde se habla de atraillar un expediente a otro, como
sinónimo de unir por cuerda. La expresión es correcta, ya que el Diccionario de la Real Academia registra,
como significado en sentido figurado, "dominar o sujetar".-

2.19 - sospechado y sospechoso

"Sospechado" es participio pasivo del verbo sospechar, por lo que es correcto decir Juan Pérez estuvo
sospechado de haber cometido un delito.

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En ese caso, Juan Pérez quedó colocado en la categoría de "sospechoso" y no de "sospechado", ya que
estamos utilizando la palabra como sustantivo, definido por el diccionario como "individuo de conducta
sospechosa".

Pero también la podemos utilizar como adjetivo, cuando decimos "El sospechoso Juan Pérez", en el caso
de que esa persona haya dado motivo para sospechar.

2.20 - expediente capicúa

La causa número 25.352 es un expediente capicúa, y no hay que tener ningún prurito en denominarla de
esa manera.

Dicha palabra no pertenece al lunfardo, sino que está registrada en el Diccionario de la Real Academia, y
proviene del catalán, cap-i-cua, (cabeza y cola).

Nació con referencia al juego de dominó, cuando se llegaba al final del partido y el que detentaba la ficha
ganadora podía colocarla en cualquiera de los dos extremos.

Luego se extendió a los números que son leídos por igual de izquierda a derecha y viceversa.

Pero cuando esa característica se da en las palabras o frases, no corresponde denominarlas capicúa,
sino "palíndroma".

"Neuquén" y "anilina" son palabras palíndromas y "dábale arroz a la zorra el abad" es una frase que
merece igual calificativo.

2.21 - temeridad y malicia

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Quien inicia una demanda, un incidente o interpone una excepción sabiendo que no tiene un mínimo de
razón, incurre en temeridad.

Pero quien contesta defendiéndose, aunque sea conocedor de su culpabilidad, no puede ser calificado de
temerario, ya que es lícita la búsqueda de un resultado atenuado o -por lo menos- el cuidado de no ser
víctima de un abuso de derecho.

Sin embargo, el demandado que interpone excepciones, defensas y recursos sin fundamentos serios, con
la única finalidad de dilatar o entorpecer, procede maliciosamente.

En la práctica tribunalicia, es frecuente encontrar escritos donde se acusa ligeramente de "temeridad y


malicia" a la contraparte, sin detenerse a pensar de que no se trata de una palabra compuesta, ni
tampoco de sinónimos. Son conceptos distintos, aunque tengan en común la ilicitud procesal y el tipo de
castigo.

Como la unanimidad es una rareza, máxime en temas jurídicos, cabe hacer notar que el Dr. Ricardo
Reimundín, sostiene que estamos en presencia de sinónimos (J.A., 1972, sec.doct. p.76). Aceptar ese
criterio nos llevaría a la conclusión de que el legislador ha incurrido en un pleonasmo.

Por el contrario, el profesor Alberto Luis Maurino, nos enseña:

"La temeridad, consiste en la conducta de quien sabe o debe saber su sinrazón para litigar y, no obstante,
lo hace, abusando de la jurisdicción.

"La malicia, se configura en cambio, por el empleo arbitrario del proceso o actos procesales, en
contraposición a los fines de la jurisdicción, con un objeto netamente obstruccionista. Abusa y agrede a la
jurisdicción" ("Abuso del derecho en el proceso", Pág. 41, primera edición).

2.22 - apóstrofo y apóstrofe

Cuando escribimos Juan D'Amario, estamos utilizando un apóstrofo, es decir un signo gráfico que indica
la elisión de una letra. O sea, la pérdida de la vocal final de una palabra en contacto con la vocal inicial de
la siguiente. Desde ese punto de vista, es correcto poner "t'espero".

Cuando, en un escrito o alegato, interrumpimos el hilo de la narración para dirigir la palabra


vehementemente a una persona, estamos haciendo un apóstrofe.
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Apostrofar, es el verbo que corresponde a esa acción.

2.23 - presidente y ex presidente

Nos puede llamar la atención la frase "el presidente Bartolomé Mitre y el ex presidente Raúl Alfonsín",
pero la redacción es correcta.

La partícula "ex" se acostumbra a aplicar sólo a las personas que han ocupado ese cargo y viven en el
momento que se escribe tal cosa, para dejar bien claro que no está en ejercicio, detalle que resulta
innecesario cuando nos referimos a un fallecido.

2.24 - sino y si no

La palabra "sino", presenta dos valores:

a) Sustantivo masculino, con el significado de hado o destino, por ejemplo "Es mi sino defender causas
perdidas".

b) Conjunción adversativa con que se contrapone a un concepto negativo otro afirmativo, verbigracia: "No
apeló el actor sino el demandado".

Puede denotar, a veces, idea de excepción: "Nadie lo sabe sino Antonio".

Con la negación precedente, puede equivaler también a solamente o tan solo, como cuando decimos: "No
te pido sino que me concedas una espera".

Por último, precedido del modo adverbial no solo, denota adición de otro u otros miembros a la cláusula,
como en este caso: "No solo por su inteligencia, sino por laboriosidad, dedicación y conocimiento del

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derecho, gana los pleitos". --------------------------------------

Por el contrario, "si no" es una secuencia formada por la conjunción si (que no lleva acento ortográfico),
que introduce oraciones condicionales, seguida del adverbio de negación no: "Si no paga, se le decretará
un embargo".

Esta misma conjunción puede introducir oraciones interrogativas indirectas, y, en ese caso, puede
también combinarse con el adverbio de negación: "No sé si no nos meteremos en problemas con este
escrito tan agresivo".

2.25 - porqué, por qué, porque y por que

"Porqué" es un sustantivo masculino que significa causa o motivo, por ejemplo: "no comprendo el porqué
de su apelación".

"Por qué", se trata de la secuencia compuesta por la preposición por y el pronombre interrogativo qué,
verbigracia: "No comprendo por qué ha apelado", "¿Por qué no hizo una reposición?".

"Porque" es una conjunción causal, como en esta frase: "No fui a la audiencia porque estaba enfermo"; o
de una conjunción final: "Recemos porque no llueva". En este caso, se admite también la grafía en dos
palabras: "Hice cuanto pude por que no llegara este caso a oídos de la familia del imputado". En este
último ejemplo, por hace las veces de "para" y puede ir separado de "que", sin acentuar porque no es
enfático.

"Por que" surge de la combinación de la preposición por y el pronombre relativo que. En este caso es más
corriente añadir al relativo el artículo antepuesto, como cuando digo "Este es el motivo por (el) que desistí
del proceso". También puede tratarse de la preposición por seguida de la conjunción subordinante que,
secuencia que aparece en el caso de verbos cuyo régimen preposicional exige por y llevan además una
oración subordinada: "Me preocupo por que no se demore el expediente".

III.- LOS ERRORES MÁS COMUNES

3.1 - el juez de grado no puede abocarse ni avocarse

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Si un letrado pide al juez que se aboque a una causa, el magistrado puede sentirse ofendido porque -
según explica el diccionario- le está invitando a reunirse con otras personas para "tratar un negocio".-

Tampoco se puede requerir a un juez de grado, que se avoque al conocimiento de un expediente, porque
ello significa que un magistrado o tribunal superior, sin mediar apelación, llame a sí la causa que se está
litigando o debe litigarse en otro inferior, lo que está prohibido en nuestro derecho.

Distinto es el caso de los miembros de las cortes superiores nacional o provincial, ya que -desde hace
unos años- ellas se han arrogado la facultad de hacer el "per saltum" (ver 8.4.2).

3.2 - ¿peticionante o peticionario?

No obstante la frecuencia con que se observa el uso de la palabra peticionante, ella no existe en nuestro
idioma. La única admitida es peticionario. La otra, es un argentinismo aún no aceptado por la Real
Academia Española.

3.3.1 - ¿comparencia o comparecencia?

Algunos diccionarios registran la palabra comparencia, pero el de la Real Academia no lo hace y es


razonable que así sea.-

El verbo "comparer" no existe, por lo tanto no puede asentarse en acta la "comparencia" del testigo.-

El verbo es comparecer, y de él derivan las palabras comparecencia e incomparecencia, que tan a


menudo utilizamos en la actividad tribunalicia.

3.3.2 - ¿comparendo o comparecencia?

BJA
Frecuentemente se oye decir "el comparendo del testigo", refiriéndose a que, efectivamente, ha
concurrido al acto, es decir utilizando ese término como sinónimo de comparecencia.

Sin embargo, el correcto significado de esa palabra es "despacho en que se manda a alguien a
comparecer" que, en el ejemplo anterior, sería el proveído que ordena citar al testigo o la cédula de
citación.

El Diccionario de la Real Academia Española (año 1992) registra también la expresión "diligencia de
comparendo" como "acta que el escribano extiende para acreditar la comparecencia de una persona", y
este significado se relaciona con el hecho expuesto en el primer párrafo, pero no es idéntico.

En definitiva, resulta correcto denominar "comparendo del testigo" al acta donde se ha recogido su
declaración o hecho constar su presencia; pero la sola circunstancia de haber concurrido no es un
"comparendo", sino una comparecencia.

Pero cabe hacer notar que en la vigésima segunda edición de la obra mencionada (año 2001), ha
desaparecido la palabra que comento, quizá por ser considerada un arcaísmo.

3.4 - ¿petitorio o petición?

La tercera acepción de la palabra "petitorio" es "petición repetida e impertinente"... (¡qué sorpresa!).

Desde tiempo inmemorial, el último capítulo de las demandas o sus contestaciones suelen encabezarse
con esa palabra, que puede interpretarse como lo contrario de lo que se desea.

Si bien esto no es absoluto, ya que la primera acepción es "perteneciente o relativo a petición o súplica",
no deja de existir una ambigüedad que no tiene razón de ser en un idioma tan rico, que deja a nuestra
disposición palabras unívocas como petición o pedimento.-

3.5 - ¿carnet o carné?

Han corrido unos cuantos años desde que la Real Academia Española autorizó a escribir de manera
simple palabras como siquiatra, sicólogo, sicoanálisis, síquico, etc. Sin embargo la mayoría de las
personas cultas continúan agregando la "p" inicial luciendo innecesario apego a la raíz griega.

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Ese fenómeno también se advierte en otras palabras castellanizadas. Hay una natural desconfianza, casi
un temor de escribir carné, corsé, tur, restorán, estrés, así como suenan.

3.6 - ¿excento o exento? de un impuesto

Se encuentra exento de un impuesto quien está libre o desembarazado de su pago, y aunque esto
signifique una excepción a la regla general del gravamen, exento y excepto son palabras de distinto
origen, resultando incorrecta la "c" en medio del término que analizamos.-

La palabra exento es el participio pasivo del verbo eximir, y excepto deriva de exceptuar.-

3.7 - ¿hacer una disgresión o una digresión?

La palabra "disgresión" no existe en nuestro idioma. La voz correcta es digresión, proveniente del latín
digressio-onis que significa separarse de una línea o camino, por lo que se utiliza habitualmente para
señalar una referencia al margen del desarrollo del tema principal, o más propiamente, "efecto de romper
el hilo del discurso y de hablar en él de cosas que no tengan conexión o íntimo enlace con aquello que se
está tratando" (Diccionario de la Real Academia Española, Ed. 1992).-

3.8 - ¿órden u orden? de allanamiento

La regla general en materia ortográfica dispone que las palabras graves terminadas en vocal, "n" o "s" no
deben llevar acento escrito.-

Sin embargo, es muy frecuente encontrar en los expedientes términos como orden, origen y examen, con
acento gráfico. Probablemente, lo que induce a error es que sus respectivos plurales lo llevan (órdenes,
orígenes y exámenes), en razón de haberse transformado en palabras esdrújulas.-

BJA
3.9 - ¿gravámen o gravamen?

Con bastante frecuencia aparece en los expedientes la palabra gravamen escrita con acento ortográfico.
Como no es una excepción a la regla general y se trata de una palabra grave terminada en "n", no
corresponde hacer tal cosa, aunque su plural -gravámenes- tenga esa grafía.

3.10 - ¿dictámen o dictamen?

El mismo comentario realizado precedentemente, cabe en los casos que se menciona un dictamen fiscal
o de cualquier otro funcionario y se acentúa erróneamente esa palabra.

3.11 - ¿a las 10,30 horas o a la hora 10 y 30?

Si se proveyere un pedido de audiencia fijándola para "el día 10 de mayo a las 10,30 horas" estaríamos
cometiendo dos errores.-

El sistema horario que nos rige no es decimal, sino sexagesimal. Por lo tanto, resulta impropio separar
con una coma las horas de los minutos.-

El otro error consiste en poner la palabra horas después de los dígitos. Esto es un galicismo. Los
franceses lo hacen así con rigor: dix heures, onze heures, etc.

La frase que nos preocupa, en correcto español, sería "a la hora 10 y 30". También está admitido poner
"el día 10 de mayo a las 10 y 30", con espíritu de simplificación del idioma, en la inteligencia de que esos
"10 y 30" no pueden ser metros, ni litros, ni kilos, sino solamente un horario.

En los últimos tiempos, la proliferación de los relojes digitales, ha generalizado el uso de los dos puntos
para separar las horas de los minutos (10:30), modalidad que aún no ha tenido aprobación académica
pero que resulta práctica y razonable.

3.12 - ¿otro si digo u otrosí?

La petición o aclaración que se suele colocar al final de un escrito, como accesorio del cuerpo principal,
puede encabezarse con el título "otrosí", pero nunca con la expresión compuesta "otro si", ajena a las
reglas de nuestro idioma y probable derivación viciosa de aquélla.-

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Otrosí es una sola palabra, un adverbio que, desde larga data, figura en el Diccionario de la Real
Academia Española con una primera acepción: "además", y una segunda recogida del ámbito del
derecho: "cada una de las peticiones o pretensiones que se ponen después de la principal".

3.13 - ¿antidatado o antedatado?

Anti es un prefijo que significa opuesto o con propiedades contrarias. Es un absurdo decir antidatado,
palabra que no existe en nuestro idioma.-

Un instrumento estará antedatado cuando se le haya puesto una fecha anterior a la de su real emisión, y
posdatado cuando se le haya colocado una posterior.

3.14 - constituyo ¿domicilio legal o procesal?

Domicilio legal del insano es el real de su curador; domicilio legal de un menor es el real de sus padres o
tutor; domicilio legal de una sociedad anónima es el determinado en sus estatutos, y también puede
correctamente denominarse de esa manera el constituido por un litigante en el expediente judicial.

Sin embargo, hay letrados que prefieren usar una terminología inequívoca, evitando aquella palabra
genérica, por lo que acostumbran a poner "constituyo domicilio procesal", equivalente del latino "ad litem",
que descarta cualquier confusión.

3.15 - ¿art. 214 ley 23.515 ó 214 del Cód. Civil?

En el escrito correspondiente a un juicio de divorcio he observado la cita legal realizada de la siguiente


manera: "art. 214 de la ley 23.515". Como es sabido, esa ley modificatoria del régimen de matrimonio y
divorcio, tiene solo diez artículos.-

BJA
El error apuntado es bastante frecuente. Se toma el número de artículo de la ley reformada, como si fuera
perteneciente a la reformatoria.

En el caso citado, debió decirse "art. 214 del Cód. Civil reformado por el art. 1 de la ley 23.515" o, mejor
aún, simplemente "art. 214 del Cód. Civil" porque es natural que, al citar una disposición legal, nos
estamos refiriendo al texto vigente y no al derogado.-

3.16 - prescribe ¿por dos años o en dos años?

Resulta innecesario referirnos a la pulcritud con que el Dr. Vélez Sársfield ha manejado el idioma, al
redactar el código que viene rigiendo a varias generaciones de argentinos y paraguayos.

Sin perjuicio de ello, y con el mayor respeto, me permito reproducir una observación que hace el Dr.
Rafael Bielsa en su libro "Los conceptos jurídicos y su terminología": "los derechos no prescriben por dos
años, sino en dos años. Prescribir, en la acepción que nos interesa, es extinguir un derecho, y un derecho
se extingue en un plazo o término, y no por un plazo, pues esto significaría que luego de ese plazo
renace, lo que es absurdo".

Vélez usó la expresión "por" en todos los artículos del título "De la prescripción de las acciones en
particular" y la reforma introducida por la ley 17.711 cuidó de poner "a los" en reemplazo de "por" en los
arts. 4020; 4021; 4024 y 4030.- No obstante ello, y en un probable descuido, conservó un "por" en el art.
4023.

3.17 - la ley ¿estipula o dispone?

Estipular significa contratar, convenir, acordar con otro, pero no ordenar ni mandar. Estipulan las partes,
los contratantes (las cláusulas de los contratos son estipulaciones).

La ley (ley, reglamento, etc.) no estipula, sino que ordena, manda, dispone, por su sola autoridad (Bielsa,
ob. cit., pág. 162).-

3.18 - el juez ¿revoca o anula? un acto administrativo.

Revocar es considerar nuevamente un acto para extinguirlo y eso solo lo puede hacer su autor o un
superior.

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Al decir de Rafael Bielsa, "un tribunal superior revoca el acto de un juez inferior; es una revocación de la
administración de justicia, por una autoridad del mismo poder. Pero un tribunal judicial no revoca una
decisión administrativa, sino que la anula, porque ella emana de otro poder. Tal es la significación jurídica.
La anulación y la revocación extinguen un acto. Pero solo revoca la misma persona, el mismo poder. El
acto del más modesto intendente municipal no lo revoca, sino que lo anula el tribunal, pues el intendente
no es inferior jerárquico en el orden judicial" (Los Conceptos Jurídicos y su Terminología, págs. 119/120).

3.19 - ¿código de procedimientos o código procesal?

Cuando se consideraba que el procedimiento era un mero accesorio del derecho sustancial, se hablaba
de "código de procedimientos".

La evolución de la ciencia jurídica llevó al derecho procesal a adquirir personalidad propia, no inferior al
de fondo, y pasó a identificarse como "códigos procesales" a las leyes que rigen esa materia. Así se los
denomina actualmente.

3.20 - ¿medidas para mejor proveer o instructorias?

En nuestros anteriores códigos procesales se facultaba al juez para ordenar medidas de prueba cuando,
llegado el momento de sentenciar, advertía que las aportadas resultaban insuficientes y, sin cubrir la
negligencia de las partes, era factible ordenar alguna medida que esclareciera los hechos. Era una
facultad que solo podía ponerse en funcionamiento luego de agotada la labor probatoria de las partes. Por
eso se la denominaba "para mejor proveer".

En el año 1967, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, en su art. 36 Inc. 2, reemplazó esa
figura por otra con alcances superiores. El juez activo, atento, protagonista principal y no espectador de lo
que ocurre (Morello y otros "Códigos...", Tº. II-A, pág. 641), en cualquiera de las etapas del juicio, puede
"ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos". Así lo han
adoptado también diversas legislaciones provinciales (Buenos Aires, entre ellas), en carácter de

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"facultades instructorias".

Las diferencias apuntadas hacen que, actualmente, resulte impropio utilizar la expresión "medidas para
mejor proveer".

3.21 - se tramita ¿por ante este mismo juzgado o en este juzgado?

Este tema ha sido tratado con tanta precisión por la supervisora de mi trabajo, profesora en literatura
Graciela Ortenzi, que considero conveniente transcribir sus palabras:
"La frase más correcta es: se tramita en este juzgado. "En" indica lugar. Si bien la agrupación de
preposiciones "por ante" es correcta, "ante" significa delante o en presencia de; es decir solo cabría
utilizar tal modismo, cuando, por ejemplo, se notifica a alguien que debe declarar "por ante el juez".
También es habitual el empleo de ese giro por los notarios: "lo hizo por ante mí".- Pero para especificar el
lugar donde tramita una causa, la preposición correcta es "en".-
"Con respecto a la expresión: "este mismo juzgado", "mismo" resulta redundante, puesto que al decir
"este juzgado", se supone que nos referimos a ese y no a otro.-
"En cuanto a la proveniencia de "por ante" (agrupación de preposiciones), la Real Academia Española, en
su libro "Esbozo de una nueva gramática de la lengua española" explica que desde la segunda mitad del
siglo XIX, comenzó a extenderse en el habla popular de España, la locución "a por" con verbos de
movimiento: ejemplo ir a por agua; vengo a por ti. Aunque la conversación culta de España suele sentirla
como vulgar, y procura evitarla, quizá allí se encuentre el origen de esa combinación usada por novelistas
de la época. Ejemplo: "Viene un aeroplanito, mano, con motor de a de veras" (Mariano Azuela)."

3.22 - divorcio ¿por mutuo consentimiento o por presentación conjunta?

Para que se concrete un divorcio por mutuo consentimiento solo es necesaria la voluntad libremente
expresada de dos personas casadas, en goce de plena capacidad. Ello tiene características similares a la
rescisión de un contrato.

Pero en nuestra legislación ese procedimiento no basta. El art. 215 del Cód. Civil exige a las partes que
manifiesten "causas graves que hacen moralmente imposible la vida en común" y el juez solo puede
decretar el divorcio o separación cuando "los motivos aducidos por las partes sean suficientemente
graves" (art. 236 C. Civil).

Es decir, no se trata de un pacto realizado frente a un juez como si éste tuviera funciones de notario, sino
que, por una vía especial y de carácter reservado, se someten a su consideración hechos que debe
valorar para decidir si hay causa suficiente para decretar el divorcio (o separación), o si no la hay.
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A este proceso, de características tan particulares, no se le ha dado un nombre que resulte ilustrativo,
habiéndose optado por denominarlo "por presentación conjunta" en consonancia con el art. 236 Cód. Civil
que habla de la "demanda conjunta".

3.23 - ¿veinteañal o veinteñal?

La palabra veinteañal no existe en nuestro idioma. Lo correcto es decir veinteñal, refiriéndonos a algo
que transcurre a lo largo de veinte años, como es el caso del tiempo de ejercicio de la posesión,
necesario para obtener la prescripción adquisitiva (art. 4015 Cód. Civ.).

Hay otro término poco utilizado: "vicenal", cuya primera acepción es lo que sucede o se repite cada veinte
años, pero posee una segunda: "lo que dura veinte años", y proviene del latín vicenalis.

En consecuencia, pueden utilizarse indistintamente las palabras "veinteñal" y "vicenal", pero nunca
veinteañal.

3.24 - ¿pericia o peritaje?

Cuando nos referimos a un informe pericial, lo correcto es denominarlo peritaje o peritación.

No corresponde denominar pericia al trabajo hecho por un experto, ya que esta palabra no se refiere a
una obra, sino a una cualidad: sabiduría práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o arte.

En consecuencia, hablando con propiedad, podríamos decir: el médico forense tiene la pericia suficiente
como para hacer el peritaje que le ha encomendado el juez en la causa número 22.531.

3.25 - ¿tan es así o tan así es?

BJA
La palabra "tan", forma apocopada del adverbio tanto, solo puede usarse si va seguida de un adverbio, un
adjetivo o un sustantivo, por ejemplo: "fue un golpe tan violento que se le desprendió el guardabarros".

Pero resulta incorrecta la frase: "fue un golpe violento, tan es así que se le desprendió el guardabarros".
Lo que corresponde, si se desea armar la frase de esa manera, es utilizar la expresión "tan así es" o
"tanto es así".

3.26 - ¿tipear o mecanografiar?

Tipear es un anglicismo no aceptado en nuestro idioma. Proviene del verbo inglés type (infinitivo, to type)
que, en algunos países de habla hispana ha generado la expresión "tipear" y, en otros, "taipear".

Pero nada de eso es necesario. Disponemos de una clara e inequívoca palabra en nuestra lengua oficial
para expresar esa idea: mecanografiar. Y de un sinónimo: teclear, con lo que podemos satisfacer
nuestras necesidades.

Sin perjuicio de lo ya expresado, cabe hacer notar que en el Diccionario de la Real Academia Española
figura el término "tipeadora" como sinónimo de "máquina de escribir" y de "mecanógrafa".

3.27 - ¿la télesis de la ley o la finalidad de la ley?

Esporádicamente suelen aparecer en algún escrito expresiones como "la télesis del fallo" o "la télesis de
la ley número...". Es probable que, en nuestro afán de interpretar al colega, busquemos infructuosamente
esa palabra en algún diccionario: yo lo he hecho en siete obras, sin éxito. No figura en el de la Real
Academia Española, ni en el Salvat, ni en el Espasa Calpe, ni en el Sopena, ni en el Larousse, ni en la
Enciclopedia Jurídica Omeba, ni en el Diccionario Jurídico Abeledo Perrot.

Télesis es una palabra muy sonora, de aparente alto vuelo y hasta bella. No es fácil resistirse a la
tentación de utilizarla. Hasta he encontrado camaristas que han caído en el pecado idiomático (C. Nac.
Civ., sala D, La Ley, to. 1987-C, pág. 189).

Si bien ese término no existe en nuestro idioma, pareciera que se lo ha ido acuñando como derivación de
"teleología", vocablo que utilizó Christian Wolff en su Philosofia Rationalis con el objeto de expresar el
modo de explicación de una realidad atendiendo a sus causas finales, por oposición al modo de
explicación fundado en causas eficientes. A partir de entonces, la filosofía adoptó "teleología" con el
significado de "doctrina de los fines".
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La lengua española, rica y compleja, no merece nuevos aportes superfluos que la hacen
innecesariamente más difícil. Aquella frase "la télesis de la ley..." bien puede ser reemplazada por "la
finalidad de la ley...".

3.28 - ¿cien por cien o ciento por ciento?

La expresión correcta es "ciento por ciento". La palabra cien, apócope de ciento, solo puede ser usada
antes de un sustantivo, por ejemplo: cien fojas, cien expedientes, cien disposiciones legales, etc.

3.29 - ¿junio 25 ó 25 de junio?

Nadie pone en un escrito judicial "el plazo vence en junio 25", ni tampoco dice "mi cumpleaños es en
marzo 17", sin embargo es frecuente recibir cartas que comienzan con la fecha redactada de esa manera.

Esto constituye un absurdo trasplante de la sintaxis inglesa. Ellos no escriben "25 of june", sino "june, 25"
o "june the 25th". Pero los que nos comunicamos en lengua española debemos mantener la construcción
que a ella corresponde, poniendo primero el número del día, luego la preposición "de" y finalmente el
nombre del mes. Así nos lo enseñaron en la escuela primaria y no hay motivos para quebrar la regla
creando una innecesaria distorsión.

3.30 - ¿ pesos dos mil o dos mil pesos?

Otro caso de anglicismo vemos diariamente en los formularios para cheques que emiten los bancos,
donde ponen la palabra "pesos" antes del espacio destinado a la cifra. Esa modalidad no tiene nada que
ver con nuestro idioma. Nunca decimos "testigos cinco" ni "oficios cuatro", ni "naranjas una docena". Solo
una injustificada copia de la sintaxis del idioma inglés, puede llevarnos a ese tipo de construcción.

El problema es fácilmente superable cuando escribimos con letras, pero no tanto cuando lo hacemos con

BJA
números, ya que la práctica, en el ciento por ciento de los casos, nos lleva a asentar primero el signo
pesos y luego la cifra, es decir: $ 2.000.-

El gráfico representativo de nuestra moneda tiene su origen en USA, donde se indicaba el dólar con una
U y una S entrelazadas, abreviatura de United States. Con el tiempo la "U" se fue convirtiendo en dos
rayas verticales (en los últimos tiempos, ha ido perdiendo una de ellas). En esa forma fue trasladado a
nuestro signo monetario, habiéndose generalizado con tal fuerza que sería infructuoso pretender cambiar
el hábito, pero ello no nos impide mantener las reglas de nuestro idioma cuando redactamos las cifras con
letras.

3.31 - empleado ¿"ñoqui" o ñoqui?

La fantasía popular cultivó la creencia de que traía suerte comer ñoquis el día 29 de cada mes, sobre todo
si se ponía un billete de importante monto debajo del plato.

A alguien, nadie sabe a quién, se le ocurrió poner ese sobrenombre a los empleados que solo concurrían
al lugar de trabajo el día de cobro que, tradicionalmente, también era el 29 de cada mes.

El uso lo ha generalizado de tal manera, que la Real Academia Española lo incorporó en la edición de su
diccionario correspondiente al año 2001, como segunda acepción: "despectivo coloquial Argentina.
Empleado público que asiste al lugar de trabajo solo en fecha de cobro".

Y como tercera, perteneciente a nuestro país y al Uruguay, "puñetazo".

En consecuencia, ya no es necesario el uso de comillas cuando se desee emplear esa palabra con dichos
significados.

3.32 - demanda ¿exhorbitante o exorbitante?

En más de una oportunidad, he leído escritos de contestación de demanda donde se reprochaba a la


actora pretender una cifra "exhorbitante".

Sin embargo, esa palabra, escrita con "h" en medio, no existe.

Lo correcto es hablar de demanda exorbitante, monto exorbitante, reclamo exorbitante, es decir, en


sentido figurado, que se ha escapado de la órbita, causando el mismo asombro que produciría un cuerpo
celeste saliendo de la suya o, más precisamente, como lo explica el diccionario oficial: excesivo,
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exagerado. El prefijo "ex" significa "fuera de" y, como es sabido, la palabra "órbita" se escribe sin "h", por
lo que no hay razón para agregarla.

Probablemente el error proviene de asimilar ese término con nuestro tan utilizado exhorto. Pero nada
tiene que ver uno con el otro.

3.33 - escrito con faltas ¿de ortografía o a la ortografía?

El elemento compositivo "orto" proviene del griego y significa: recto. Con ese sentido se aplica en otras
palabras como ortodoncia, ortofonía, ortóptero, ortocromático, etc.

Ortografía es la manera correcta de escribir un idioma, por lo que resulta impropio hablar de un escrito
con faltas "de ortografía", teniendo en cuenta que esta última palabra se refiere a un sistema con
ausencia de errores. Solo podemos decir: faltas a la ortografía.

3.34 - el homicida había bebido ¿whisky o güisqui?

La Real Academia Española, en el año 1992, incorporó a su diccionario la palabra "güisqui" como
castellanización de la inglesa, por lo que es la única forma correcta de designar a esa bebida.

Sin embargo, cabe apuntar que la novedad no ha tenido el eco que se merece. Solo algún humorista
(Roberto Fontanarrosa, por ejemplo), la utiliza. Hasta el presente, tampoco he visto esa grafía en la
etiqueta de una botella.

3.35 - derecho ¿en espectativa o expectativa?

Todos tenemos derechos en expectativa, hasta que se convierten en derechos adquiridos. Mientras
esperamos tal cosa ¿somos espectadores o expectantes?

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El verbo esperar y los sustantivos espectador y esperanza pueden llevarnos a la creencia de que el
término que analizamos sea una derivación de ellos y, por lo tanto, debería escribirse con "s".

La diferencia es sutil, pero el diccionario lo aclara:


expectativa: cualquier esperanza de conseguir una cosa, si se depara la oportunidad que se desea.// ...3)
posibilidad de conseguir un derecho, herencia, empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.
espectador: que mira con atención un objeto.//2) Que asiste a un espectáculo público.-

3.36 -¿mere declarativa o meramente declarativa?

La acción meramente declarativa es una figura moderna, y llama la atención que, para denominarla,
algunos recurran a un apócope latino que la Real Academia Española considera, desde hace mucho
tiempo, en desuso.

La palabra "mere" no aparece en la Enciclopedia Jurídica Omeba, ni en el Diccionario Jurídico Abeledo


Perrot, ni en el de Cabanellas-Alcalá Zamora (1979), ni en el clásico "Diccionario Razonado de
Legislación y Jurisprudencia" de Joaquín Escriche (año 1903).

Tampoco en la Ley de Enjuiciamiento Civil Española (año 1855), ya que allí solo se encuentra como
antecedente la "acción de jactancia", de alcances menores a la que comentamos. Y nada de ello en Las
Siete Partidas (año 1348).

En consecuencia, resulta paradójico que autores modernos resuciten innecesariamente aquel arcaico
apócope latino, para designar un nuevo concepto jurídico: Sentís Melendo proponía el nombre de
"acciones y sentencias declarativas de mere certeza"; Jorge W. Peyrano analiza este instituto en
"Cuestiones de Derecho Procesal" utilizando la expresión "sentencias mere declarativas" y el jurista
venezolano Luis Loreto propone el término "meredeclarativa" que, según su enfoque muy particular,
estaría compuesto por yuxtaposición del advervio "mere" y el adjetivo declarativa ("La Sentencia de
Declaración...", pág. 411) .

Los códigos de procedimientos de la provincia de Buenos Aires y de la Nación (art. 322) rotulan esta
acción como "meramente declarativa" brindándonos una terminología simple, fácilmente comprensible e
inequívoca. En la misma forma lo hacen Alsina y Palacio en sus respectivos tratados, y Morello, Berizonce
y Sosa; Fenochietto, Bernal Castro y Pigni en sus códigos procesales comentados.

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El lenguaje está destinado a comunicarnos y entendernos entre los seres humanos. Esto, que es una
perogrullada, se enturbia cada vez que, sin ninguna necesidad, creamos neologismos o reflotamos
arcaísmos.

3.37 - ¿nulificar o anular?

Nadie sabe quién inventó el verbo "nulificar", pero más de uno discute afirmando que lo correcto es decir
"nulidificar", y así lo escribe. Son lamentables creaciones que no tienen ninguna razón para reemplazar
al simple y claro "anular".

Y, siguiendo ese tortuoso camino, encontramos muchas veces otra barbaridad, aunque no constituya
barbarismo: "nulidicente" y/o "nulidiscente", palabras que no existen en nuestro idioma.

3.38 - ¿prestablecido o preestablecido?

Estamos en presencia de una palabra compuesta por el prefijo "pre" (que significa anterioridad local o
temporal, prioridad o encarecimiento), y el participio pasivo del verbo establecer. Nada autoriza a suprimir
una "e" al hacer la conjunción.

3.39 - ¿preveer o prever?

Esta también es una palabra compuesta con el prefijo "pre". Se completa con el verbo "ver", pero una
corriente viciosa le agrega una "e" que le había sustraído a la palabra comentada anteriormente. Es
probable que el error surja por inconsciente asociación con "proveer", de uso tan frecuente en nuestro
medio.

Su significado es ver con anticipación; conocer, conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de
suceder. También: disponer o preparar medios contra futuras contingencias.

BJA
3.40 - prueba ¿irreproductible o irreproducible?

Solo la segunda de estas expresiones es la correcta. No obstante ello, en más de una ocasión
encontramos empleada la primera, por letrados probablemente desorientados al conocer la existencia de
la palabra "reproductivo", que no es aplicable a nuestro caso.

"Reproductivo" es un adjetivo cuyo significado es: "que produce beneficio o provecho". Así, los españoles,
antiguos dominadores de Flandes, solían decir "la vaca holandesa es más reproductiva que un molino de
viento".

3.41 - ¿antijuricidad o antijuridicidad?

Si estamos hablando de lo jurídico, no hay razón para suprimir la sílaba "de" al utilizar la palabra
compuesta con el prefijo "anti". No obstante la simplicidad del caso, ese error se lo puede ver con
frecuencia.

3.42 - ¿magüer o maguer?

Maguer, es una palabra que se puede utilizar como sinónimo de "aunque", o "a pesar de", pero no es
correcto escribirla con diéresis sobre la "u".

3.43 - atento ¿que pagó, o a que pagó?

No es raro encontrar frases como "atento que pagó, corresponde levantar el embargo". Lo correcto es
decir, "atento a que pagó, corresponde levantar el embargo", ya que no hay ninguna razón para suprimir
la preposición "a" .

3.44.1 - ¿"chicana" o chicana?

Esta es una de las palabras más frecuentemente utilizadas en nuestros diálogos diarios. Pero cuando se
la lleva al papel aparece cierto pudor y se la escribe entre comillas, como si se estuviera en presencia de
un término ajeno a nuestro idioma oficial.

Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española, desde el año 1984, la registra como derivada
del francés chicane y con el significado que le damos todos los días: "artimaña, procedimiento de mala fe,
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especialmente el utilizado en un pleito por alguna de las partes". En consecuencia, no hay ningún motivo
para utilizar las comillas.

A renglón seguido, figura el verbo chicanear ("emplear chicanas") y luego el adjetivo chicanero ("dícese
de la persona que emplea chicanas").

El origen de esta palabra se remonta al año 1668, cuando Juan Racine da a conocer su obra teatral "Les
plaideurs" (Los litigantes), donde uno de sus personajes, denominado Chicane, es un abogado que se
caracteriza por sus argucias urdidas de mala fe.

Racine no eligió caprichosamente ese nombre, ya que etimológicamente significa "obstáculos colocados
en zigzag".

3.44.2 - ¿"cachear" o cachear? a un sospechoso

Cuando se palpa de armas a un sospechoso, y se asienta el hecho en un acta policial, suelen poner la
palabra "cachear" entre comillas en la creencia de que se está utilizando una palabra lunfarda, más digna
del hampa que de una oficina estatal.

Esa misma modalidad la he visto en el periodismo. No obstante tener correctores muy calificados, el diario
"La Nación" en su página siete del veintisiete de noviembre de 2002, dice: "...una orden de la jueza...
instruyó a la Policía Federal para que cacheara (revisar, en la jerga policial) a los manifestantes...".

No hay motivo para utilizar con cierto pudor esa palabra. Figura desde larga data en el Diccionario de la
Real Academia Española, y no proviene del lunfardo ni de la jerga policial, sino del gallego y luce el
significado: "Registrar a alguien para saber si oculta objetos prohibidos, como armas, drogas, etc."

3.45 - el juez ¿dictamina o resuelve?

BJA
Hacer un dictamen es dar una opinión. Si bien el juez desarrolla su punto de vista en los considerandos,
su misión es resolver; no quedar solo en el análisis de los hechos y del derecho.

La misión del juez, en todos los casos es resolver, nunca dictaminar.

3.46 - el perito ¿resuelve o dictamina?

El caso inverso es el del perito, que analiza mucho pero nada decide. Solo da su opinión fundamentada,
quedando el juez en libertad de sentenciar finalmente en el sentido aconsejado por el experto, o en otro.

En consecuencia, lo correcto es decir: el perito dictamina y el juez resuelve.

3.47 - ¿inhibente o inhibiente?

El participio presente (también denominado pasivo) del verbo inhibir es inhibiente, no siendo correcto
suprimir el diptongo, convirtiéndola en inhibente, tal como se la suele ver en algunos escritos judiciales.

Sin embargo, hay otra palabra que es muy usada en las actas policiales y que cumple la misma función
gramatical, pero que la Real Academia Española la admite de dos maneras: "dicente" y "diciente".

3.48 - escrito ¿desprolijo o desaliñado?

La palabra desprolijo, no existe en nuestro idioma oficial y, sin embargo, es notable la frecuencia con la
que se la utiliza.

Lo correcto es decir "desaliñado", participio pasivo del verbo desaliñar, que -entre otros significados- tiene
los de desaseo, descompostura, negligencia, omisión y descuido.

Pero cabe acotar que la construcción de la primera de las palabras comentadas, se ajusta a las reglas de
nuestro idioma, ya que "des" es un prefijo que denota negación o inversión del significado simple, por lo
que no sería raro verla incorporada en alguna nueva edición del Diccionario de la Real Academia
Española.

3.49 - ¿el ilícito o el hecho ilícito?

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Ilícito es un adjetivo, por lo que es correcto decir "el hecho ilícito", pero no "el ilícito", como
frecuentemente lo vemos en actas policiales y/o judiciales.

A riesgo de ser redundantes, podríamos afirmar que es ilícito utilizar la palabra "ilícito" como sustantivo.

3.50 - de nacionalidad ¿argentino o argentina?

No es difícil encontrar actas donde se haya escrito: "Juan José Pérez, de nacionalidad argentino...".
Cometen el error de vincular la última palabra con el Sr. Pérez y no con el término que está entre ambos.
La nacionalidad siempre es femenina, independientemente del sexo de la persona a la cual se la atribuye.
Y el adjetivo gentilicio tiene que concordar en género y número con el sustantivo "nacionalidad".

Distinto es el caso cuando se redacta "Juan José Pérez, argentino, casado, agricultor...." y "Margarita
García, argentina, casada, ama de casa...", formas correctas porque el adjetivo está concordando con el
nombre (sustantivo propio).

3.51 - ¿primer o primera? línea

Los adjetivos ordinales primero, primera, tercero, tercera, solo se apocopan cuando modifican un
sustantivo masculino. En consecuencia, es correcto decir "el primer camino debe ser tomado por el tercer
hombre".

Pero es erróneo "la primer línea de la tercer página", ya que corresponde "la primera línea de la tercera
página".

La misma regla se aplica a otros adjetivos, como uno, una, alguno, alguna, ninguno, ninguna. Pero
también debemos tener en cuenta la excepción, cuando decimos, por ejemplo, "el primero y último día".

BJA
3.52 - ¿agréguese o agrégase?

El abogado presenta una boleta de depósito, acompañada por un escrito explicando el destino de los
fondos. Como es de rutina, esos elementos se incorporan al expediente en el siguiente orden: primero la
boleta y luego el escrito. De inmediato se redacta el proveído que muy probablemente se hará en estos
términos: "agréguese lo acompañado y ....".

La boleta ya estaba incorporada al expediente y, no obstante ello, el juez ordena un acto que, conforme al
tiempo de verbo empleado, debería cumplirse en el futuro. Es un contrasentido que se repite decenas de
veces, cada día de labor, en cualquier juzgado.

La realidad es que se hicieron dos actos simultáneamente: la incorporación del instrumento y el proveído,
por lo que debió decirse "se agrega" o, utilizando la forma reflexiva, "agrégase", pero nunca el erróneo
"agréguese".

Caso distinto, es cuando se manda a realizar un acto posterior: "agréguese, por cuerda floja, el incidente
ofrecido como prueba" a lo que seguirá la nota del secretario: "En la misma fecha, se cumplió con lo
ordenado precedentemente."

3.53 - ¿ratificación o aprobación? de un tratado

El Dr. Bidart Campos nos hace notar que, en este tema, existe un error de léxico de vieja data, y explica:
"Caracterizar como "ratificación" de un tratado internacional a la ley del congreso que le da aprobación. La
constitución no incurre en tal error, pero sí lo hace parte de la doctrina y de la jurisprudencia.

"La ratificación es un acto -o una figura- del derecho internacional, y consiste en la manifestación de
voluntad que formula un Estado en el sentido de hacerse parte en un tratado. Con la ratificación en sede
internacional, el tratado ratificado se incorpora al derecho interno del Estado que lo ratifica.

"El acto de ratificación es cumplido por el poder ejecutivo, una vez que el tratado ha sido aprobado por el
congreso. La aprobación es, así, una etapa propia del derecho interno en el proceso de formación de los
tratados, y nada tiene que ver con la ratificación". (Boletín La Ley, 08-08-2.000)

3.54 - ¿incorporados? a la Constitución Nacional

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El Dr. Bidart Campos opina que existe una deficiencia al afirmar que los instrumentos internacionales de
derechos humanos a que alude el art. 75 inc. 22 cuando les otorga jerarquía constitucional, están
"incorporados" a la constitución.

Y aclara: "la verdad es que están incorporados a nuestro derecho interno. El error es sostener que están
incorporados a la constitución. No lo están, ni hacen parte de ella, por la sencillísima razón de que ni lo
dice el art. 75 inc. 22, ni están dentro del texto que comienza con el preámbulo, continúa con 129
artículos, y concluye con las disposiciones transitorias. Cuando se lee ese texto, no se descubre que en él
se halle el texto de los mencionados instrumentos.

"Una cosa, entonces, es revestir jerarquía constitucional -o sea, hallarse al mismo nivel de la constitución-
y otra harto diferente es formar parte de ella". (Boletín La Ley 08-08-2.000)

3.55 - ¿derecho público provincial y municipal o derecho constitucional provincial?

Para expresarnos sin equívocos, Ricardo Mercado Luna propugna que en vez de "derecho público
provincial y municipal" hablemos de "derecho constitucional provincial", cuando nos referimos a esto
último. A su vez, en ocasión de hacer confrontación entre el derecho constitucional de varias provincias o
de todas, se diga "derecho constitucional provincial comparado".

Cabe hacer notar que en el derecho público de las provincias se incluye también el derecho administrativo
y el derecho procesal locales. Estamos en una relación de género a especie, porque el derecho
constitucional provincial es parte de aquél, pero no su único componente.

3.56 - ¿derecho procesal o derecho jurisdiccional?

Entrando en un terreno de sutilezas, me permito traer la opinión del procesalista español Montero Aroca,
quien enseña que en vez de derecho "procesal", habría que usar la expresión "derecho jurisdiccional".

BJA
Un jurista argentino, Bidart Campos (boletín La Ley 08-08-2000) se hace eco de ello, recordando que
"desde hace muchísimo tiempo aprendimos de ilustres procesalistas argentinos (baste citar a Hugo
Alsina) la trilogía de "jurisdicción-acción-proceso". De ahí en más, parece muy acertado considerar que el
espacio amplio que da albergue al proceso -y al derecho procesal- es la jurisdicción en cuanto función
estatal que consiste en administrar o impartir justicia."

También lo enfoca desde el punto de vista del derecho constitucional haciendo notar que cuando
analizamos "el poder judicial, sus órganos, su jurisdicción y competencia, más todo lo que a esto se
adhiere, sea hacia adentro o periféricamente, nos convencemos de que el derecho procesal es de vital
trascendencia, pero que es un segmento de aquél ámbito más dilatado que es la jurisdicción, más su
estructura organizacional".

Y termina afirmando que al utilizar la locución "derecho jurisdiccional" en vez de "derecho procesal"
logramos una visión abarcativa e integradora.

Sin que esto signifique subestimar las tesis que provienen de tan destacados juristas, me atrevo a opinar
que, por el momento, no hay razones sustanciales para cambiar una denominación tan arraigada. El
derecho se ha tornado en una ciencia harto compleja y, cualquier modificación en su nomenclatura puede
contribuir a desorientar, por lo que debe manejarse con el máximo de cautela.

3.57 - ley ¿reformando el código o reformatoria del código?

Por regla general, es incorrecto el uso del gerundio como adjetivo para especificar, particularizar o definir
al sujeto; verbigracia, el caso que está remarcado en el epígrafe. Como excepción, se admite en los
términos "ardiendo" e "hirviendo".

En nuestro caso, lo que corresponde es decir "ley reformatoria del código", y también son válidas las
expresiones "ley que reforma al código" y "ley reformativa del código".

3.58 - ¿la alzada o la cámara de apelaciones?

La palabra "alzada" tiene varios significados: altura, elevación, estatura, diseño de un edificio en su
proyección geométrica y vertical, altura de un caballo, etc.

En el ámbito del derecho, alzada no es sinónimo de cámara de apelaciones, sino del recurso de
apelación. No es el nombre de un organismo, sino de un acto procesal.
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En España, existe el "alcalde de alzadas" y el "juez de alzadas" y ello nos confirma que "la alzada" no es
un juzgado, sino un recurso que debe resolver ese alcalde o juez. Denominar a estos últimos "alzada" es
tan impropio como si llamáramos "apelaciones" a nuestras cámaras de segunda instancia.

3.59 - ¿pick-up o camioneta?

En los expedientes originados en accidentes automovilísticos, encontramos frecuentemente la palabra


"pick-up" forma viciosa de la inglesa pickup, que tiene varios significados: recolección, recogida,
fonocaptor, recuperación, arresto y camioneta, entre otros.

Llama la atención que, teniendo en nuestro idioma una palabra inequívoca como "camioneta", se insista
en utilizar innecesariamente aquélla.

3.60 - ¿bajo apercibimiento o con apercibimiento?

Son habituales las resoluciones donde "se lo intima bajo apercibimiento de dar por decaído su derecho".
Pero allí hay un grave error: el apercibimiento no está arriba ni debajo de lo ordenado.

Lo correcto es "se lo intima con apercibimiento de dar por decaído su derecho". La preposición "con" está
indicando el medio o instrumento con que se está ejecutando algo. El apercibimiento, en nuestro ejemplo,
es un anexo de la intimación.

3.61 - mesa ¿de entradas o de entrada?

La oficina de un juzgado donde se reciben escritos y se consultan expedientes, debe denominarse "mesa
de entrada", porque la entrada es una sola, aunque sean muchos los escritos que ingresen diariamente.
El nombre está referido a un lugar físico y no a los objetos que se entregan allí.

BJA
Pero si estuviéramos en el caso de varios juzgados que, en un mismo ámbito tuviesen en funcionamiento
esa sección, correspondería denominarla "mesas de entrada".

La habitual denominación "mesa de entradas", es una expresión viciosa, que no coincide con las reglas
del idioma.

Cabe hacer notar que, cuando nos referimos a nuestra vivienda u oficina, decimos "puerta de entrada" y
no "puerta de entradas" aunque sean muchas las personas que pasen por allí.

3.62 - ¿insinuar o verificar? un crédito

Alguien que se considera titular de un derecho y pretende ser reconocido como tal en un concurso
preventivo o en una quiebra ¿solo hace una "insinuación" o pretende firmemente que se admita su
crédito?.

Insinuar es "dar a entender una cosa sin más que indicarla o apuntarla ligeramente", y no cabe duda de
que el acreedor que solicita la verificación hace algo mucho más sólido que ello. Poco puede lograr
"apuntando ligeramente" en un proceso donde hay que convencer al síndico y al juez (y especialmente a
este último) de la legitimidad de su pretensión.

No obstante, es harto frecuente el uso tribunalicio de la expresión que critico, a tal punto que un tratadista
de la talla de Héctor Cámara ha rotulado el capítulo XVII de su principal obra, como "La insinuación de los
créditos en el pasivo" (El concurso preventivo y la quiebra, To. I, pág. 577, Ed. Depalma, 1980).

Saúl Argeri prefiere hablar de "verificación de créditos" y lo define como "acto mediante el cual los
acreedores del fallido o deudor en estado de cesación de pagos concurren al órgano jurisdiccional o la
autoridad que dispone el ordenamiento para hacer conocer su derecho creditorio y participar como
"acreedor concurrente".

Sin perjuicio de ello, apunta que en algunos países, como Italia, se lo denomina "insinuación de créditos
en el pasivo".

3.63 - ¿Argentina o la Argentina?

Como es sabido, el art.35 de la Constitución Nacional establece como nombres oficiales de nuestro país:
Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina, Confederación Argentina y Nación Argentina,
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demostrando su predilección por esta última al ordenar que sea la utilizada "en la formación y sanción de
las leyes".

Sin embargo, en el uso corriente, hablamos de "Argentina", o "la Argentina", por lo que me preocupa el
análisis de estas expresiones.

Es en un poema de Martín del Barco Centenera (año 1602) donde aparece por primera vez esa palabra
para designar a esta región del Virreinato del Río de la Plata. Tomó el adjetivo latino argentinus (relativo a
la plata) y lo castellanizó, a la vez que lo utilizó como sustantivo propio.

En nuestra lengua, es regla que todo adjetivo se convierte en sustantivo cuando se le antepone el
artículo, por ejemplo, la niña linda y la linda, el joven hermoso y el hermoso, el guerrero victorioso y el
victorioso.

Si tomamos los nombres más usuales "República Argentina" y "Nación Argentina", vemos que están
compuestos por los sustantivos "república" y "nación", y el adjetivo "argentina".

En consecuencia, teniendo en cuenta su origen, lo correcto es decir "la Argentina".

De igual manera debe procederse con los países que tienen el artículo en su denominación oficial, el cual
debe agregarse siempre al nombre. Así, por ejemplo, debemos decir "el Uruguay" cuando nos referimos a
la República Oriental del Uruguay; "el Perú" a la República del Perú; "el Paraguay" a la República del
Paraguay.

No sucede lo mismo en el caso de las República de Chile y República de Bolivia, donde no entra ningún
artículo y, por lo tanto, debe enunciarse a secas: "Chile", "Bolivia".

3.64 - ¿insanía o insania?

BJA
Con relativa frecuencia, encontramos en los escritos judiciales y expresiones orales esa palabra con
acento en la última "i", estableciendo un hiato que silábicamente la separa de la "a" final.

El término proviene del latín insania-ae, por lo que debe conservarse sin acento gramatical y formando
diptongo al final.

Ese diptongo creciente inacentuado "ia" es raro en español. Solo se presenta delante de sílaba acentuada
en palabra cuya delimitación silábica es vacilante. Esto explica la facilidad de caer en el error que apunto.

Cabe recordar la cantidad de palabras que nos acostumbran a otra sonoridad: sastrería, escribanía,
membresía, celosía, peluquería, establecería, compraría, verdulería, rebeldía, porquería, etc.

3.65 - ¿ballottage o balotaje?

Es frecuente ver utilizada la palabra francesa, cuando nos estamos refiriendo al mecanismo electoral que
establece una "segunda vuelta" para el caso de que ninguno de los candidatos alcance un porcentaje
determinado.

Pero en la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española (año 2001) ha sido
incorporada "balotaje", como castellanización de la gala, y ha pasado a ser la única forma correcta en
nuestro idioma.

3.66 - ¿diverger o divergir? de una opinión

Divergir es sinónimo de discrepar y discordar.

Su primera acepción se refiere a dos o más líneas o superficies que se van apartando sucesivamente
unas de otras. Y su derivado "divergencia" significa "acción y efecto de divergir".

Diverger es una expresión viciosa, probablemente inducida por la irregularidad de su conjugación: "yo
diverjo, tú diverges, vos divergís, él diverge, nosotros divergimos, vosotros divergís, ellos divergen".

3.67 - ¿el comicio o los comicios?

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Las juntas del pueblo romano, unas para elegir a los magistrados, otras para legislar y tratar los negocios
públicos, se denominaban comitia-iorum, recibiendo ese nombre del lugar (comitium-i) donde se reunían
para celebrar las primeras asambleas, que era una parte del Foro Romano.

La voz latina comitia-iorum pasa al castellano como "comicios", conservando su característica de plural,
ya que aquella era una asamblea (sustantivo colectivo) general. Por esa razón es incorrecto decir
comicio.

Su significado actual es "elecciones para designar cargos políticos", y está categorizado como sustantivo
común, género masculino y número plural. En el Diccionario de la Real Academia Española no se registra
forma singular.

3.68 - ¿el confronte o la confrontación?

Es bastante común oír o ver que se designa como confronte a la tarea que se realiza en un juzgado para
comparar el testimonio, cédula, mandamiento, oficio u otro instrumento redactado en un estudio jurídico,
con las constancias obrantes en autos.

Se está utilizando una palabra inexistente en nuestro idioma. Del verbo "confrontar", deriva el sustantivo
"confrontación", única correcta.

3.69 - ¿el confronte automático o la generación automática de instrumentos?

Cuando un organismo judicial alcanza un nivel de informatización que le permite expedir de oficio las
cédulas, testimonios, mandamientos, etc., suele decirse que está haciendo el confronte automático.

En esos casos, se ha designado a la nueva forma de trabajar con un nombre atrapado en el vicio
señalado precedentemente.

BJA
Si un empleado genera en forma automática una cédula o un testimonio, no necesita hacer
confrontaciones. Desde su inicio, tiene la seguridad de que contiene fielmente los textos que ha copiado
por medios electrónicos.

Otra expresión errónea que he recogido es "confronte de oficio", más absurda que la anterior, porque
solo se debe hacer una comparación con las constancias de autos cuando alguien ajeno al juzgado
presenta documentos para tal fin. Nunca sería un tarea "de oficio". Siempre hay un pedido de parte,
aunque sea tácito.

3.70 - ¿merituar, meritar o ameritar? las pruebas.

Meritar las pruebas es una labor intelectual destinada a darle a cada una el valor que merece para el caso
a resolver.

Merituar es una derivación viciosa, no admitida en nuestro idioma.

Tal como lo enseña Couture, "mérito" es, por oposición a la forma, la sustancia o esencia de la cuestión
debatida. Pone como ejemplo la frase "...pagará todas las costas... si para ello hubiese mérito a juicio del
juez". (Vocabulario Jurídico, Depalma, 1983, pág. 409).

Y "ameritar" es sinónimo de merecer, expresión que en América, también se utiliza con el significado de
"dar méritos". En consecuencia, sería correcto que un juez diga: "Amerito las razones que ha expuesto la
actora, ya que han quedado respaldadas por las pruebas producidas".

3.71 - ¿desinterpretar o interpretar erróneamente?

Con bastante frecuencia vemos en fallos y escritos judiciales las palabras desinterpretar,
desinterpretación, desinterpretó, pero ellas no se encuentran en el Diccionario de la Real Academia
Española.

Lo que se ha querido señalar es que ha existido una interpretación errónea de la ley, los hechos o las
pruebas, según sea el caso, pero se ha utilizado un neologismo innecesario.

Sin embargo, no puedo dejar de hacer notar que la construcción de esas palabras armoniza con el resto
del idioma, ya que el prefijo "des" denota negación o inversión del significado, y su aplicación está muy
generalizada, a tal punto que en aquel diccionario se registran más de dos mil setecientas.
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No obstante ello, en mérito a la simpleza y claridad que es deseable ver en la redacción jurídica,
considero que lo más adecuado es hablar de la "errónea interpretación".

3.72 - ¿querulante o quejicoso?

En la jerga tribunalicia, suele denominarse querulante al que tiene vocación por los pleitos y, en algunos
trabajos de medicina forense, he visto la expresión "maniático querulante", para definir la personalidad de
alguien que ha sido sometido a peritaje siquiátrico.

Pero tal expresión no figura en el Diccionario de la Real Academia Española, y algunos estudiosos la
sindican como palabra artificiosa que pretende ser sinónimo del término latino querulosus, cuyo
significado es "que se queja continuamente".

En cambio están registradas "quejicoso" y "quejicosa", como adjetivos aplicables a la persona "que se
queja demasiado y, la mayoría de las veces, sin causa".

3.73 - cambio de ¿carátula o calificación legal?

Lamentablemente, hay veces que el lenguaje doméstico utilizado en los tribunales trastueca los valores,
como en el caso que ahora comento.

No cabe duda de que la modificación de la carátula de un expediente es una consecuencia meramente


formal, de un acto de verdadero contenido como lo es el cambio de calificación legal de un supuesto
delito, que delimitará el encuadre de un proceso penal.

3.74 - ¿ubiquémosnos o ubiquémonos? en la realidad

El término correcto es "ubiquémonos".

BJA
En la primera persona del plural del imperativo, al utilizar el pronombre pospuesto (enclítico) "nos", se
produce una cercanía de dos eses que origina una cacofonía. Para evitarla, se suprime la primera de
ellas.

Así, por ejemplo, sucede en otras palabras como vayámosnos, unámosnos, quedémosnos, que deben
utilizarse como vayámonos, unámonos y quedémonos.

3.75 - ¿pienso de que o pienso que?

Se produce con cierta frecuencia un uso innecesario de la preposición "de" precediendo a oraciones
subordinadas introducidas por la conjunción "que", dependientes de verbos que no exigen complemento
ninguno con esta preposición.

Se trata del fenómeno conocido como "dequeísmo".

Esta incorrección es especialmente frecuente en el caso de verbos transitivos de dicción o pensamiento,


como decir, pensar, imaginar, suponer, creer, opinar, aconsejar, etc. que rigen complemento directo y, en
consecuencia, se construyen sin preposición.

Frases como "Pienso de que perderá el juicio", o "Imagino de que le rechazarán la demanda" no se
consideran de ningún modo correctas. Deben formularse sin la preposición: "Pienso que perderá el juicio",
o "Imagino que le rechazarán la demanda".

Una forma sencilla que eliminar dudas, es reemplazar toda la oración subordinada, desde la conjunción
"que", por la palabra "algo". Si no se necesita "de" es que en ese caso no lo lleva. En los ejemplos dados:
"Pienso algo", "Imagino algo", y no: "Pienso de algo", "Imagino de algo".

3.76 - ¿default o cesación de pagos?

Diariamente, en las distintos medios, vemos utilizada la palabra default referida al incumplimiento de las
deudas de la Nación Argentina (años 2003 y 2004).

En la sección inglesa del Diccionario Moderno Larousse, figura con diversos significados: Juzgar en
rebeldía // Dejar de pagar // Perder por incomparecencia // Estar en rebeldía // Faltar a sus compromisos.

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En la fonética tradicional anglosajona suena "dífolt", pero en USA varía según las regiones como "défolt" o
"defólt". En la Argentina lo más frecuente es oírla en forma afrancesada: "defól".

Un especialista en estos temas, Henry Saint Dahl, sostiene que, como muchas palabras del "common
law" , default viene del latín (falta). Entró a Inglaterra junto con la invasión normanda, como "defaut" -con
acento en la "e"-, y todavía se usa en el francés técnico y el corriente. De Inglaterra pasó a USA.

El hecho es que nuestro país, en forma masiva, ha dejado de pagar a los tenedores de bonos, no
obstante estar vencidas las fechas estipuladas. En consecuencia, entiendo que cabe la expresión
"cesación de pagos", siendo innecesario utilizar la palabra extranjera.

Además , tenemos "bancarrota" que, aunque nos duela, también sería aplicable al hecho que
pretendemos denominar. Estaríamos utilizando una palabra de origen italiano, incorporada a la lengua
española desde larga data.

Si bien hasta ahora esa figura jurídica estaba reservada a los entes privados, nada impide aplicarla por
analogía al Estado.

3.77 - vidrios ¿polarizados o polarizantes?

Un perito mecánico, al describir las características de un automóvil, manifiesta que está equipado con
"vidrios polarizados".

Si bien esta es una expresión muy difundida tanto en propaganda comercial como en noticias
periodísticas y escritos judiciales, no se la puede considerar correcta.

Lo que se polariza no es el vidrio, sino la luz que pasa a través de él, por lo que ese elemento será
polarizante y no polarizado.

BJA
Polarizar es: "Modificar los rayos luminosos por medio de refracción o reflexión, de tal manera que queden
incapaces de refractarse o reflejarse de nuevo en ciertas direcciones".

En consecuencia, aquel vidrio realiza la función de polarizar, es decir, es polarizante.

3.78 - ¿media sanción o sancionado por una cámara?

Diariamente, en los distintos medios, se difunde la noticia de que determinada ley ha tenido media
sanción.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el verbo sancionar tiene tres acepciones: la primera,
es "Dar fuerza de ley a una disposición.", la segunda: "Autorizar o aprobar cualquier acto, uso o
costumbre"; y la tercera: "Aplicar una sanción o castigo".

El Dr. Jorge Juan Cortabarría (La Nación, 22-03-04, pág. 20), sostiene que es impropio hablar de "media
sanción" cuando, en realidad, lo que ha sucedido es que un proyecto de ley ha sido sancionado por una
de las cámaras.

El sustantivo "sanción", proviene del latín sanctio-onis y, en lo referido a nuestro tema, significa:
"Autorización o aprobación que se le da a cualquier acto, uso o costumbre." y "Acto solemne por el cual el
jefe de Estado confirma una ley o estatuto.".

Ante conceptos tan firmes y definidos, pareciera que estamos frente a un acto que no es divisible por
mitades.

3.79 - prueba ¿testimonial o testifical?

Testimonio es algo más que la mera declaración de un testigo. Puede ser un instrumento donde se da fe
de algo o se transcribe fielmente un documento, o también una comprobación de certeza. Aunque no es
de uso frecuente, se podría denominar como prueba testimonial a una especie dentro del género
documental, pero nunca a la declaración de las terceras personas que son citadas para que manifiesten lo
que conocen de algún hecho.

El Diccionario de la Real Academia Española coloca como primera acepción de la palabra testimonial:
"Que hace fe y verdadero testimonio.", y define testifical como "Perteneciente o relativo a los testigos.".
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Nuestros códigos procesales civiles y comerciales titulan generalmente como "prueba de testigos" al
capítulo que dedican a este tema; salvo el de la Provincia de Córdoba que lo rotula "testimonial", víctima
del vicio que aquí critico.

La Ley de Enjuiciamiento Civil Española, en su art. 374 se refiere a las "declaraciones testificales", que es
la expresión habitual en ese país, y única correcta en nuestro idioma.

3.80 - declaró en ¿breves o pocos? minutos

Todos los minutos tienen sesenta segundos. Ese espacio de tiempo cronometrado no puede ser más
extenso ni más pequeño.

Es verdad que, en el aspecto subjetivo, hay minutos que pueden parecer horas, según el estado de ánimo
del protagonista y las circunstancias que lo rodean. No es lo mismo diez minutos para el que está
esperando el nacimiento de un hijo, que ese mismo lapso en una muy agradable fiesta.

Pero los escritos judiciales o crónicas periodísticas, por lo general no se refieren a lo explicado en el
segundo párrafo, sino que utilizan la palabra "breves" cuando, en realidad, su intención ha sido aludir a
una declaración de escasa extensión, que ha ocupado unos pocos minutos.

3.81 - desistió ¿de motu propio o motu proprio?

Motu proprio es una locución latina que literalmente significa "con movimiento propio", sinónimo de
voluntariamente, de propia, libre y espontánea voluntad.

Si se desea utilizar aquel idioma, hay que respetarlo tal cual es. No corresponde anteponer la preposición
"de", ni quitarle una "r".

BJA
El vicio está tan arraigado, que nos cuesta adaptarnos a su correcta pronunciación.

3.82 - ¿ni bien o no bien? declaró, quedó detenido.

El modo adverbial "no bien" se puede interpretar como "apenas sucedido" o "tan luego como", y es la
expresión correcta en la disyuntiva planteada en el epígrafe.

Es un error utilizar en estos casos el "ni", que es una conjunción copulativa que enlaza conceptos
negativos, por ejemplo: "no pudo justificarse ni pidió clemencia", "no se presentó ni anticipó su ausencia".

3.83 - ¿decimoprimer o undécimo? congreso

Lo correcto es decir "undécimo congreso", y el siguiente será "duodécimo congreso".

En estos adjetivos no está admitido decimoprimer ni decimosegundo.

En cambio, el siguiente es decimotercer congreso, es decir el decimotercero. Y continuarán los


decimocuarto, decimoquinto, decimosexto, decimoséptimo, decimoctavo y decimonoveno. Este último
también puede decirse "decimonono".

Nótese que en los ordinales de este último párrafo, ha desaparecido el acento de "décimo". Por regla
general, las palabras compuestas conservan solo el acento correspondiente al último de los componentes
y pierden el del primero, por ejemplo: río, rioplatense; tío, tiovivo; así, asimismo.

3.84 - ¿no hacer lugar, no ha lugar o no haber lugar?

Hay una creencia muy difundida en nuestro medio, de que la palabra "ha" es un apócope de "hacer", cosa
inexacta, ya que corresponde a "haber".

En la práctica procesal hispanoamericana es tradicional el uso de las expresiones "ha lugar", cuando se
provee favorablemente un pedido, y "no ha lugar" cuando se decide su rechazo, formas correctas, aunque
un tanto arcaicas.

En algunos países americanos, como el nuestro, se las ha convertido en "hacer lugar" y "no hacer lugar",
expresiones viciosas que, analizadas objetivamente, nos llevan a imágenes distintas de las que se quiere
expresar.
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En estricto sentido, cuando un juez decide "hacer lugar a la demanda" podría pensarse que está
brindando un espacio en el expediente para colocar las hojas en que se ha redactado ese escrito.

En los tribunales españoles, por ejemplo, suelen utilizar la frase "declarando haber lugar a la
indemnización pretendida", o "declarando no haber lugar a la indemnización pretendida"; en ambos casos
empleando el infinitivo "haber" como sinónimo de "tener".

3.85 - ¿efectivizar un pago o pagar?

El verbo efectivizar no existe, pero aún en el caso de que la Real Academia llegare a incorporarlo en su
diccionario, la frase efectivizar un pago sería igualmente incorrecta.

Existiendo el verbo pagar con el que inequívocamente podemos designar a ese acto jurídico, resulta
inadecuado la utilización de una frase compuesta por esa palabra más otra que intenta reafirmarlo
innecesariamente.

La limpieza, la simplicidad, son reglas que deben presidir el uso del idioma para que pueda cumplir
eficazmente su rol de medio de comunicación entre los seres humanos, en nuestro caso,
hispanoparlantes.

3.86 - el ¿justiciable o litigante?

Frecuentemente se utiliza en el ambiente jurídico la palabra justiciable como sustantivo, para


individualizar a una persona que está sometida a un proceso o que puede llegar a estarlo, pero los
puristas consideran que es un error.

Afirman que se trata de un adjetivo, solo aplicable a hechos que pueden o deben someterse a la acción
de los tribunales. Sostienen que hay cuestiones justiciables , pero es incorrecto denominar justiciables a

BJA
los litigantes.

Sin embargo, el uso de aquella palabra en el ambiente judicial está muy difundida y se le da un sentido
más amplio que "litigante", porque abarca a los que actúan en procesos voluntarios y también a las
personas que eventualmente pudieren caer en el ámbito de la justicia. No sería extraño verla en las
futuras ediciones del diccionario oficial de nuestra lengua.

3.87 - el ¿producido o producto? de la venta

El uso de producido por "producto" es erróneo. Aquél es participio pasivo del verbo producir (Ej.:yo he
producido), que también puede utilizarse como adjetivo (Ej.: cosa producida, cosecha producida), pero no
es correcto usarlo como sustantivo.

En nuestro caso, lo que corresponde es "el producto de la venta".

3.88 - telegrama ¿recepcionado o recibido?

La palabra "recepcionado", teóricamente es el participio pasivo del verbo "recepcionar", pero este último
no existe en nuestro idioma. Es lamentable la utilización de palabras complejas, cuando disponemos de la
simpleza y precisión de "recibido", palabra correctamente derivada de "recibir".

Quizá el error provenga de la frecuencia con que se utiliza la frase "la recepción del telegrama", que es
una expresión correcta, ajustada a las reglas gramaticales, ya que "recepción" es acción y efecto de
"recibir".

En el mundillo de nuestros tribunales hay vocación para escapar del lenguaje corriente, en un lamentable
afán elitista. Así he visto, más de una vez, en sentencias con pretensiones eruditas, frases como
"jurisprudencia recepcionada del derecho español", o "receptada del derecho español", sin reparar que la
segunda acepción de la palabra "receptar" es "ocultar o encubrir delincuentes o cosas que son materia de
delito".

3.89 - ¿alimentado o alimentista?

En los juicios de familia es frecuente designar "alimentado" al que exige alimentos, y "alimentante" al
demandado.

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Para el primero, la palabra correcta es "alimentista", que significa "persona que tiene derecho a recibir la
prestación de alimentos". Constituye un error utilizar la otra, que es participio pasivo del verbo alimentar y
no un sustantivo.

Se puede decir "yo he alimentado" o "yo seré alimentado" o "yo sería alimentado", pero no "el
alimentado", como persona pretendiente de ese derecho.

Tampoco corresponde designar "alimentante" al sujeto pasivo de esa acción judicial, ya que dicha
palabra no existe. Lo designación correcta es "alimentador".

3.90 - ¿politicólogo o politólogo?

La primera de esas palabras no figura en el diccionario oficial de nuestra lengua.

En cambio, se encuentran "politología" como la disciplina que estudia la política y el "politólogo" y su


femenino la "politóloga", que son las personas que profesan la politología o tienen especiales
conocimientos de ella.

3.91 - ¿jury o jurado? de enjuiciamiento

No hay ninguna razón para utilizar la palabra inglesa pero, no obstante ello, hay más de uno que gusta de
hacerlo creyendo que con eso agrega cierto brillo al lenguaje.

El art. 115 de la Constitución Nacional, en su primer párrafo, dice: "Los jueces de los tribunales inferiores
de la Nación serán removidos por las causales expresadas en el art. 53, por un jurado de enjuiciamiento
integrado por legisladores, magistrados y abogados de la matrícula federal."

3.92 - el ¿sentenciante o sentenciador?

BJA
En las expresiones de agravios que se presentan en las cámaras de apelación, suelen mencionar al juez
de primera instancia como "el sentenciante" utilizando una palabra que no existe en Diccionario de la
Real Academia Española.

En cambio, "sentenciador" está registrada como adjetivo que también puede ser usado como sustantivo,
con el significado: "Que sentencia o tiene competencia para sentenciar."

IV.- LAS EXPRESIONES SUPERFLUAS

4.1 - firme y consentida

Toda sentencia consentida, como es obvio, está firme. Y cuando decimos que hay sentencia firme... ¿es
necesario agregar que fue consentida?.

En la habitual frase "firme y consentida", puede estar sobrando una palabra.

Esto no significa ignorar que entre esas dos expresiones no hay sinonimia perfecta, sino una relación de
género a especie. Una sentencia de primera instancia, al no ser apelada, adquiere firmeza por vía de
consentimiento y, cuando la firmeza se logra en la instancia superior, corresponde decir que está
ejecutoriada. Así, el género firmeza tiene dos especies: consentimiento y ejecutoria.

En la práctica tribunalicia hemos visto miles de veces la frase "firme y consentida", pero nunca o casi
nunca "firme y ejecutoriada", lo que hace pensar que estamos frente a un vicio y no a precisión
terminológica, confirmando aquella observación de que, generalmente, está sobrando una palabra.

4.2 - costos y costas

Otro caso donde se utiliza palabra innecesaria, es la frase del epígrafe, aunque consuela ver cada vez
menos ese error.

"Antiguamente los gastos judiciales se dividían en costas o costos, según se tratase de gastos fijos (papel
sellado, remuneración de los actuarios, Etc.) o a fijarse (honorarios de los profesionales intervinientes).
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Pero tal distinción no perduró en la práctica ni fue establecida en las leyes" (Garrone, Diccionario Jurídico
Abeledo-Perrot, Tº. I, P g. 554).

La palabra "costas" es suficientemente comprensiva de todas las erogaciones que demanda la tramitación
de un proceso, honorarios inclusive. El Diccionario de la Real Academia registra como "gastos judiciales"
una de las acepciones del término "costa".

4.3 - se tramita en este juzgado y secretaría

En la provincia de Buenos Aires ya no tiene sentido esa frase tradicional "en el mismo juzgado y
secretaría", acuñada en la época que cada organismo judicial de primera instancia tenía dos secretarías.
Evidentemente, está sobrando la expresión "y secretaría".

De igual manera, al decir "juzgado número tres, secretaría única" resulta innecesaria la aclaración
"secretaría única", ya que indefectiblemente es así.

4.4 - vengo a contestar la demanda en tiempo y forma

Considero que es suficiente decir "vengo a contestar la demanda" y totalmente superfluo ese agregado de
rutina "en tiempo y forma".

Es evidente que el letrado que realice ese acto procesal oportunamente y con las formalidades de ley, no
necesita agregar la frase que aquí critico, y si introduce su escrito extemporáneamente y/o
defectuosamente, no logrará sanear nada con esas palabras.

4.5 - en su congruo lugar

También hay quienes gustan de una redacción barroca y amplían la frase comentada precedentemente,

BJA
diciendo: "vengo a contestar en tiempo, forma y en su congruo lugar, la demanda entablada".

La palabra "congruo" significa coherente, lógico, congruente, y su introducción en frases como esas,
resulta tan innecesaria como las criticadas en el punto anterior.

4.6 - hace dos años atrás

Al decir "hace dos años" estamos refiriéndonos inequívocamente al tiempo pasado, por lo que resulta
innecesario y redundante el agregado de la palabra "atrás".

4.7 - con habilitación de días y horas inhábiles

Si los días y horas a los que nos referimos son hábiles, sería innecesario el pedido. Sólo se pueden
habilitar los inhábiles, por lo que - en estricto sentido- resulta superflua la referencia.

4.8 - ley actualmente en vigencia

Si nos referimos a una ley vigente, está implícito su carácter de actualidad. No puede ser de otra manera.
En consecuencia, es evidente que sobra una palabra en la frase del epígrafe.

4.9 - el meollo central del alegato

Las dos primeras acepciones de la palabra "meollo" se refieren a la anatomía: seso, o sea la masa
nerviosa contenida en el cráneo; y médula, es decir, sustancia interior de los huesos.

En sentido figurado, es la sustancia o lo principal de una cosa, por lo que al decir "el meollo de un alegato"
resulta redundante agregar que es su parte central o más importante.

4.10 - por ejemplo: leyes, decretos, disposiciones, etcétera.

Cuando hacemos una enumeración ejemplificativa, siempre caben otros casos, por lo que es innecesario
el "etcétera".

Y si realizamos un listado taxativo, sería contradictorio usar esa palabra final.

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Conclusión: en ambos casos nos está sobrando

4.11 - de público y notorio

Durante décadas, los abogados han redactado los pliegos para el interrogatorio de los testigos con la
frase final: "de público y notorio".

A su vez, el escribiente que tomaba la declaración inducía la respuesta que asentaba con la frase "así lo
considera", mientras el testigo quedaba sin entender ninguna de esas expresiones.

La frase que encabeza esta nota era una forma abreviada de la original "para que diga el testigo si
considera los hechos relatados como de público y notorio"

Con ello se pretendía que el testigo manifestara si había otras personas que conocieran los detalles por él
relatados, su identidad y demás datos para localizarlos y, eventualmente, citarlos para tomarles
declaración.

Afortunadamente esa práctica se ha ido diluyendo, ya que el Art. 440 del C.P.C. de la Pcia. de Bs. As. (
442 de la Nación), ha convertido al pliego en una mera guía, imponiendo al juez o a quien lo reemplace
legalmente, hacer un libre interrogatorio y, con ello, satisfacer todas las necesidades del acto probatorio,
ya que las partes también pueden agregar preguntas.

Con la amplitud de esa disposición legal, queda suplida la necesidad de utilizar la frase analizada, que se
ha convertido en obsoleta y, me atrevo a decir incorrecta, porque hay un pleonasmo en ella: es elemental
que, "lo público es notorio", y "lo notorio es público", por lo tanto sobra uno de los sinónimos.

4.12 - razón de sus dichos

BJA
La frase comentada precedentemente también solía utilizarse en una versión más amplia: "de público y
notorio, dando razón de sus dichos".

Como hemos visto, el Art. 440 del C.P.C. de la Pcia. de Bs. As. y 442 de la Nación permiten un amplio y
libre interrogatorio, que hace innecesario un final del pliego con "razón de sus dichos". Ante cada uno de
los hechos relatados puede pedírsele al testigo que exprese cómo llegaron a su conocimiento, si los
presenció, vio, oyó o se lo comentaron.

La fluidez y libertad del diálogo con el declarante, pemite que entienda claramente lo que se le requiere y,
correlativamente, pueda expresarse con mayor precisión.

4.13 - erario público

"Erario", proviene del latín aerarium, y es un sustantivo que significa "tesoro público de una nación
provincia o pueblo" y como segunda acepción: "sitio o lugar donde se guarda".

En consecuencia, todos los erarios son de carácter público, por lo que resulta innecesario agregarle esa
última palabra.

V.- EL GÉNERO FEMENINO

5.1 - señora ¿presidente o presidenta? del tribunal

Cuando la Sra. María Estela Martínez de Perón llegó a la presidencia de la República Argentina, sus
asesores hicieron notar que debía denominársele "señora presidente", alegando que decir presidenta
resultaba tan incorrecto como las expresiones "la estudianta" o "el camaristo". Durante todo su mandato,
se utilizó esa fórmula.

Años después, la Real Academia admitió la voz presidenta, incorporándola a su diccionario en la edición
del año 1984, por lo que -en la actualidad- resulta ajustado a las reglas del idioma dirigirse a la presidenta
de un tribunal, designándola de esa forma.

5.2 - ¿señora juez o señora jueza?


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Tradicionalmente se consideró que la expresión correcta era "señora juez", pero distintos autores fueron
introduciendo la versión femenina, quizá a la par del avance de las mujeres en la cobertura de los cargos
en el Poder Judicial. Ello originó no pocas dudas y discusiones.

Pero desde 1992 podemos considerar terminada la polémica. En la edición correspondiente a ese año, la
Real Academia Española incorporó la palabra "jueza" a su diccionario, como "mujer que desempeña el
cargo de juez".

Sin embargo, allí se puede apuntar algo que, para los argentinos, resulta una verdadera curiosidad: ha
sido registrada como segunda acepción "mujer del juez" (significado totalmente ajeno a nuestro medio).

5.3 - ¿señora perito o señora perita?

Aunque nos suene un tanto humorístico, por inconsciente asociación con una fruta, lo correcto es decir
"señora perita". Así lo registra el Diccionario de la Real Academia.

5.4 - ¿señora síndica o señora síndico?

El máximo organismo de nuestra lengua, paulatinamente ha ido incorporando el femenino de los nombres
de profesiones o cargos que, en siglos anteriores, estaban reservados exclusivamente para los hombres.
Además de los casos tratados anteriormente, cabe agregar otros como médica, contadora, jefa e
ingeniera.

Pero todavía no está en el Diccionario de la Real Academia la palabra "síndica", como funcionaria que
actúa en un concurso preventivo o quiebra, aunque los encargados de evacuar consultas en ese
organismo afirman que hay más documentación de la forma femenina que del uso común, por lo que es
previsible su incorporación en las próximas ediciones.

BJA
A manera de curiosidad, apunto que en Segovia se denomina "síndica" a la mujer que en las fiestas de
Santa Águeda, ostenta un cargo representativo y auxiliar de la alcaldesa.

5.5 - ¿señora gerenta o señora gerente?

Desde el año 2001 ha sido aceptada por la Real Academia la palabra "gerenta" para la mujer que lleva la
gestión administrativa de una empresa o institución.

Pero también considera correcta la expresión "señora gerente", analizando la expresión desde el punto de
vista de la morfología del lenguaje.

5.6 - ¿señora intendente o señora intendenta?

El avance de las mujeres sobre los cargos que tradicionalmente ejercían solamente los varones, ha
llevado a la Real Academia a aceptar la palabra "intendenta". Pero, al igual que en el caso anterior,
también está admitida la otra forma.

Así, en la edición correspondiente al año 2001, el diccionario oficial de nuestra lengua, al incorporar la
forma femenina acompaña una aclaración: "Úsase también la forma en masculino para designar el
femenino" y agrega como ejemplo "Elena es intendente".

VI.- LOS SINÓNIMOS PROBLEMÁTICOS

6.1 - testar y atestar

La palabra "testar" tiene tres significados, uno es realizar un testamento, otro tachar y el tercero declarar
como testigo; mientras que "atestar" tiene como única acepción en el ámbito del derecho, la tercera de las
mencionadas.

El secretario de un juzgado cumple con su función de testar, cuando el juez ha ordenado tachar alguna
frase que considera injuriosa para la parte o su magisterio.

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En cambio, el secretario realiza el acto de testar o atestar cuando informa al juez de las constancias que
obran en otro expediente, o de hechos pasados en su presencia.

6.2 - indexación e indización

La palabra indexación, como traducción del francés indexation ha sido incluída por la Real Academia en la
edición año 1992 de su diccionario, no obstante que teníamos un equivalente en castellano: indización.

El fenómeno inflacionario se apropió de ese término, al tratar de mantener la equidad mediante aplicación
de índices estadísticos.

Y partiendo de la palabra índice, resultan lógicos el verbo "indizar" y el sustantivo "indización", que son
preferidos por el máximo organismo de nuestra lengua a los galicismos indexar e indexación.

6.3 - incidente e incidencia

En la generalidad de fallos y obras de derecho, se encuentran indistintamente utilizados las palabras del
acápite.

Pero "el verdadero incidente es una típica controversia, si bien con tramitación simplificada, con
sustanciación, con un verdadero carácter independiente" tal como lo ha definido la Cámara de
Apelaciones de Rosario, Sala 2ª (28-08-74, Z 3-277).

Además de ello, también existen en el proceso otras cuestiones que no constituyen un incidente
propiamente dicho. Por ejemplo, la oposición a la formulación de una pregunta a un testigo, o el trámite
establecido en el Art. 27 Inc. "a" de la ley 8904 (Pcia. Bs.As.) para determinar la base para la regulación
de honorarios.

BJA
Esta última categoría, cuyo efecto más notable es que no genera honorarios separados de los
correspondientes al litigio principal, no ha encontrado todavía una nomenclatura uniforme y precisa,
habiéndoselos denominado "sub-incidentes" "cuestiones incidentales" en fallos de cámaras de
apelaciones de la Pcia. de Santa Fe y "mera incidencia" en una sentencia de la Suprema Corte de la Pcia.
de Bs. As. (JUBA Sum. B22.850).

El ex - juez Dr. Horacio Villalba, tenía predilección de utilizar la palabra "incidente" sólo para la primera
categoría, e "incidencias" para la comentada en segundo término, enfoque digno de ser tomado en
cuenta.

6.4 - pedir, solicitar, rogar, deprecar, impetrar, suplicar

En las monarquías absolutistas, la máxima autoridad judicial era el rey. Los organismos inferiores
actuaban en su nombre, por derivación de facultades. Cuando los litigantes realizaban una petición
utilizaban las palabras "ruego", "suplico", "depreco" o "impetro", en consonancia con el espíritu de aquel
sistema de gobierno.

Deprecar significa rogar, suplicar con insistencia; e impetrar demuestra el propósito de conseguir una
gracia, mediante ruegos.

Si bien los hombres de derecho tenemos especial vocación para utilizar arcaísmos (aún seguimos
diciendo "foja"), no coinciden con el espíritu republicano la mayoría de las palabras que aquí comento. El
justiciable concurre a los tribunales para que se le reconozca un derecho que la legislación le ha otorgado
antes de ese momento, por lo que es suficiente que pida o solicite... y hasta puede exigir...

Para completar este tema, considero prudente hacer notar que ese resabio no es exclusividad de la
tradición hispanoamericana. En las leyes procesales de USA, se utiliza la palabra pleading para designar
un alegato o una defensa, término que en el lenguaje corriente significa "súplica".

6.5 - vistas y traslados

Si bien históricamente estas palabras correspondían a distintos supuestos, en el régimen del actual Art.
150 del Código Procesal de la Provincia de Buenos Aires (redacción idéntica a la del originario Art. 150
CPCN) son -jurídicamente- sinónimos perfectos.

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Existe la errónea creencia que cuando se ordena un traslado necesariamente debe ser notificado
personalmente o mediante cédula, pero no es así. Tanto las vistas como los traslados están
comprendidos en la regla general del Art. 133 CPC, es decir la notificación automática.

Sólo en los casos de traslado de demanda o de liquidaciones, planteo de prescripción y otros que
expresamente determina la ley, debe utilizarse la cédula (Art. 135 CPC), sin importar que la orden judicial
haya utilizado cualquiera de las dos palabras que comentamos.

Cabe aclarar que la reforma introducida por la ley 25.488 al Art. 150 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación, ha dispuesto: "Todo traslado se considerará decretado en calidad de autos, debiendo el juez
o tribunal dictar resolución sin más trámite". Ese párrafo suprimió las palabras "o vista", que figuraban
antes. Nace así una sutil diferencia en los efectos. Cuando se trata de un traslado, agotado el mismo, el
juez debe resolver de oficio. Si es una vista, haría falta el impulso de parte. Sinceramente, no veo los
motivos ni los beneficios de esta modificación, que ha venido a enturbiar el concepto.

6.6 - demandada, accionada y agirada

No hay inconveniente para utilizar cualquiera de estas tres palabras con el objetivo de individualizar a una
de las partes del juicio, pero la más jurídica es "demandada".

El término "accionada" es participio pasivo de "accionar", que no tiene significado específico ligado al
derecho, sino que genéricamente es "poner en funcionamiento un mecanismo o parte de él; dar
movimiento", por lo que sólo cabe emplearlo en nuestras redacciones con sentido figurado.

No existe en el Diccionario de la Real Academia la expresión "agirada", aunque se la puede considerar


derivación lógica del verbo "agir" definido como "demandar en juicio".

6.7 - costas en el orden causado, por su orden, sin costas, exento de costas.

BJA
El art. 68 de los códigos procesales de la Nación Argentina y de la provincia de Buenos Aires, ha quedado
encuadrado en la doctrina del principio objetivo de la derrota. La regla general es que el perdidoso debe
soportar todos los gastos que generó la defensa de la parte contraria.

Pero si el juez encontrare mérito, puede eximir al vencido de esa carga, cosa que habitualmente se hace
empleando las frases "costas en el orden causado" o "por su orden".

También se suele utilizar la expresión "sin costas" que, literalmente, pareciera significar que nadie paga
nada, ni lo suyo ni lo ajeno. Y si bien este giro no es el más aconsejable, su interpretación resulta
inequívoca teniendo presente que la disposición legal referida faculta al magistrado a "eximir total o
parcialmente de esta responsabilidad al litigante vencido". Y decir "sin costas" es armónico con "eximir". El
código no toma en cuenta los gastos de la parte derrotada, presumiendo que siempre están a su cargo.

En conclusión, desde el punto de vista jurídico, son sinónimos perfectos: costas en el orden causado, por
su orden, sin costas y exento de costas.

6.8 - desconozco documentación y niego autenticidad

Cuando se ha corrido traslado de una prueba documental, la contraparte tiene la obligación de "reconocer
o negar... la autenticidad de los documentos acompañados" (Arts. 354 Inc. 1 C.P.C. de la Pcia. de Bs. As.
y 356 Inc. 1 del nacional). La contestación debe ser categórica, so pena de dársele por reconocidos. No
es suficiente utilizar la expresión bastante generalizada: "desconozco la documentación"

Es cierto que la carga está referida a los documentos "que se le atribuyeren", es decir, los emanados de
su parte o en los que haya tenido intervención; y cuando se tratare de elementos en los que no ha
participado (por ejemplo, un boleto de compraventa entre terceros), podría decir que desconoce la
autenticidad, pero como la disposición legal citada también le exige "reconocer o negar categóricamente
cada uno de los hechos", nada mejor que utilizar el "niego" y olvidarse del "desconozco".

6.9 - reposición y revocatoria

La mayoría de los autores (Morello, Sosa, Berizonce, Fenochietto, Bernal Castro, Pigni, Palacio, Alvarado
Belloso) utilizan indistintamente estos términos para designar al recurso mediante el cual se somete
nuevamente a consideración del juez un tema acerca del cual él había decidido. Sin embargo, nuestra ley
adjetiva no lo hace así.

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En los códigos anteriores al año 1967 se catalogaba como "recurso de revocatoria", al que la ley vigente
denomina "de reposición".

Si pretendemos hablar con propiedad, debemos decir que el letrado plantea un recurso de reposición con
el propósito de obtener la revocación de un proveído simple.

Reponer, es volver a poner a consideración de un juez un tema ya resuelto (también se utiliza ese término
cuando vuelve a cartelera un filme o una obra teatral).

Revocar es dejar sin efecto una concesión, un mandato o una resolución.

En consecuencia, lo que hace el abogado es una reposición y, si sus argumentos son aceptados, el juez
dispone la revocación.

6.10 - rescindir y resolver

Etimológicamente estas dos palabras no son sinónimos perfectos: La primera significa rasgar (del latín re
y scindere) y la segunda soltar o desatar (del latín re y solvere).

Sin embargo, el uso ha ido acercando a las dos, a tal punto que en el Diccionario de la Real Academia
Española, ha sido incorporada como quinta acepción de "resolver": deshacer, destruir.

En el ámbito jurídico no se ha respetado la etimología, pero se les ha dado un significado distinto a cada
una de ellas: Cuando se deja sin efecto un contrato por voluntad de ambas partes, se ha hecho una
rescisión; pero cuando se pretende lograr el mismo objetivo por decisión de solo uno de los contratantes,
el Código Civil lo denomina "resolución" (Art. 1198).

6.11 - reconocer la firma y abonar la firma

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Cuando se ejecuta un pagaré que no ha sido protestado, como medida preparatoria se cita a la persona
que se sindica como librador para que reconozca la firma (Arts. 526 C.P.C. nacional y 524 C.P.C.
provincia de Bs. As.).

En cambio, cuando se pretende -con el mismo pagaré- obtener un embargo preventivo, se cita a testigos
para que abonen la firma, es decir, que acrediten si ella pertenece a la persona a la cual se le atribuye
(Arts. 209 C.P.C. nacional y de la provincia de Bs. As.).

La diferencia más notable entre los dos casos es que el primero es una confesión y el segundo una
prueba testimonial.

6.12 - peritaje caligráfico y scopométrico

En más de una oportunidad, he leído ofrecimientos de peritaje "caligráfico y scopométrico" como si fueran
dos cosas distintas y, con ello, se profundizara más la investigación.-

Quien posee título de calígrafo público nacional otorgado por una universidad, está habilitado y
capacitado para hacer lo que nuestro C.P.C. denomina "cotejo" de escrituras, y también puede expedirse
respecto de lo que genéricamente se denominan modificaciones fraudulentas, raspados, lavados,
superposiciones, y antigüedad de la escritura. Su ciencia no se limita a lo redactado de puño y letra, sino
también a lo mecanografiado o impreso.-

La palabra scopométrico, muy sonora y de aparente raíz italiana, no nació en aquella península, sino en la
ciudad de Buenos Aires, donde la Policía Federal creó una oficina encargada de peritajes balísticos y
también de problemas de falsificación, adulteración y autoría de escritos poniéndole el nombre de
"Gabinete Scopométrico".

En el año 1946 los comisarios Rosset y Pisano inventaron un aparato para ayudar al estudio de los textos
mecanografiados y lo denominaron "Scopómetro". Estos antecedentes han llevado a que, en el ámbito
policial, se utilice habitualmente esa denominación.-

Desde el punto de vista lingüístico es lamentable la introducción de la palabra comentada, cuando existía
otra para denominar ese tipo de peritaje. La Real Academia de la Lengua Española se afana en simplificar
el idioma, pero nosotros contribuimos permanentemente a complicarlo.-

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En el caso que analizo, el pecado es doble, ya que no sólo se ha agregado una palabra innecesaria, sino
que se la ha armado al revés de los antecedentes idiomáticos.

El diccionario Espasa Calpe registra "scopo" y "scopio" como sufijos que significan observación. Está
empleado, por ejemplo, en telescopio, microscopio, estetoscopio, etc. Sin embargo, el que creó el nombre
para aquel gabinete de la Policía Federal, lo utilizó como prefijo, iniciando la palabra con una "s colgada",
sin vocal inmediata, cosa que no es propia del castellano.

6.13 - transar y transigir

El verbo "transar" es un americanismo, derivación viciosa del castizo "transigir" cuyo significado es:
consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia.

La Real Academia de la Lengua Española ha incorporado el término "transar" a su diccionario, por lo que
no es incorrecto su uso.

6.14 - conciliación y transacción

En el lenguaje corriente no es fácil diferenciar el significado de estos dos términos, que tienen iguales
consecuencias: terminar con una disputa o litigio.

Conciliación, es el acto de componer y ajustar los ánimos de los que estaban opuestos entre sí.

Transacción, es consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con
una diferencia.

Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, son figuras que corresponden a actos formalmente
distintos: La conciliación se realiza ante el juez, dentro de un proceso (Art. 309 CPC de la Nación y de la

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Pcia. de Bs. As.); mientras que la transacción es un verdadero contrato celebrado al margen del trámite
procesal (Arts. 832/838 Cód. Civ. y 308 CPC de la Nación y Pcia. Bs. As.).

Pero ello no ha sido obstáculo para que se critique a esa dicotomía como innecesaria: "...no es útil gastar
esfuerzos en buscar diferencias donde no existen. Un instituto jurídico no puede depender de distintos
avatares para denominarse de una forma u otra. En esencia es el mismo, sin importar... quién es el
mentor de la iniciativa; sino únicamente su finalidad y objetivo, cual es poner fin a un estado de conflicto."
(Héctor E.Leguizamón y Paula E. Porzio, La Ley, 06-12-99, pág. 5)

6.15 - breve y lacónico

Angel Ossorio, en "El Alma de la Toga", aconseja: "sé breve, que la brevedad es el manjar predilecto de
los jueces".

Pero bien sabemos que no es fácil decir todo lo necesario con pocas palabras. Normalmente ello
demanda más tiempo y análisis. El mismo autor relata la anécdota de un amigo que le mandó una
extensa carta y, al final, decía: "te escribo tan largo porque no he tenido tiempo para escribir más corto".

En ese arte de expresar todo lo que debemos en poco espacio, el grado superlativo es el laconismo. Esa
palabra proviene del griego lakonismos (imitando a la gente de Laconia, es decir, los espartanos) y
significa habitual brevedad o manera concisa de hablar comprimiendo todo lo que sea posible en la menor
cantidad de palabras.

Los antiguos espartanos cultivaban el hábito de ser lacónico. Cuando Filipo de Macedonia les mandó una
intimación a los magistrados de esa región griega en los siguientes términos: "Si yo entro a Laconia,
arrasaré todo", la única respuesta que recibió fue "Si..." (clara advertencia de que no estaban dispuestos a
permitir que se cumpliera la condición).

6.16 - daño moral y daño síquico

Estos dos conceptos tienen en común el lugar donde acontecen, que es la siquis, pero jurídicamente son
cosas distintas que el juez debe valorar por separado en la mayoría de los casos.

Para comprender esto, nada mejor que recurrir a un ejemplo: ante la muerte de un hijo en un accidente,
es natural que su madre sufra y, si ello no excede los límites habituales, estamos dentro de lo que los
sicólogos denominan "duelo normal". Pero si el acontecimiento le produce un trastorno mental, sería un
"duelo patológico".
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El duelo normal será indemnizado en el rubro daño moral (Art. 1.078 Cód. Civil), no requiere prueba, y el
monto surgirá exclusivamente del prudente arbitrio judicial (Art. 165 C.P.C. de la Nación y de la Pcia. de
Bs. As.). En cambio, la existencia del duelo patológico deber ser determinado mediante peritaje de
profesional especializado y, siendo viable un tratamiento sicológico y/o siquiátrico, la medida de su
indemnización estará dada por los gastos necesarios para la curación o asistencia en el resto de su vida,
por lo que resultaría encuadrado en el daño emergente, regulado por otros artículos del Cód. Civil: 1.083
y, analógicamente, 1.086.

(La redacción de este tema la he realizado tomando como base un trabajo del siquiatra forense Dr. Oscar
Angel Levato).

6.17 - substanciar y sustanciar

Se pueden utilizar cualquiera de esas dos palabras, pero la Real Academia, fiel a su propósito de "limpiar"
el idioma ("limpia, fija y da esplendor"), indirectamente revela su preferencia por la segunda, ya que en el
diccionario sólo explica su significado en el espacio dedicado a ese término. En cambio, en el ítem
"substanciar", se limita a remitir al lector a la palabra "sustanciar".

Allí, en la segunda acepción, registra como proveniente del ámbito del derecho, el significado: "conducir
un asunto o juicio por la vía procesal adecuada hasta ponerlo en estado de sentencia".

6.18 - homosexual, hermafrodita, travesti, bisexual, transexual, transformista.

En un trabajo publicado en el boletín de Jurisprudencia Argentina, fecha 23-09-98, los Dres. Elsa Benítez
y Carlos A. Ghersi han hecho una muy precisa conceptualización de cada una de esas figuras, y lo he
tomado como base para el desarrollo del tema:
- HOMOSEXUAL: hombre o mujer que se siente atraído sexualmente por la persona del mismo sexo. No
tiene intención de cambiarlo. Algunos asumen características del otro sexo para atraer a su pareja.
- HERMAFRODITA: individuo que nace con órganos genitales y reproductores de los dos sexos. La

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mayoría de las veces, las dos partes se encuentran atrofiadas. La cirugía es necesaria para la definición
de uno de los dos sexos. (La denominación proviene del personaje mitológico Hermafrodito, hijo de
Hermes y Afrodita, quien heredó los respectivos sexos de sus progenitores)
- TRAVESTI, TRAVESTÍ o TRAVESTIDO: persona que usa trajes y adornos del sexo opuesto, a veces
con ayuda de hormonas. La intención puede ser por excitación sexual o deseo de pertenecer
públicamente al género opuesto. No desea cambiar de sexo, cosa que lo diferencia del transexual.
(Etimológicamente proviene del italiano"travestito", es decir disfrazado o encubierto con un traje que hace
que se desconozca al sujeto que lo usa).

Cabe hacer notar que el uso ha generalizado la palabra "travesti", que es copia de la francesa de igual
grafía, pero con distinta acentuación, ya que en aquel idioma se pronuncia travestí.

Si bien "travestido" es la expresión más castiza, la edición del año 2001 del diccionario de la Real
Academia contiene las tres que encabezan este tema.
- BISEXUAL: hombre o mujer que mantiene relaciones con personas de su sexo o de sexo opuesto.
Muchos mantienen las dos relaciones, teniendo un casamiento heterosexual y relaciones homosexuales
ocasionales.
- TRANSEXUAL: persona que nace con un sexo pero siente y se maneja como si fuese del otro sexo.
Transexual masculino es quien tiene conformación biológica de hombre y quiere ser mujer. Transexual
femenino es lo opuesto de lo anterior. Se incluye en esta categoría a quienes, mediante tratamiento
hormonal e intervención quirúrgica, adquieren los caracteres del sexo opuesto.
- TRANSFORMISTA: artistas, hombres o mujeres, que se visten y se comportan como alguien del sexo
opuesto. No son travestidos. Hay varios casos de transformismo en el cine, por ejemplo, Tootsie, Víctor-
Victoria.

6.19 - consejo y concejo

La primera acepción de la palabra consejo es: "parecer o dictamen que se da o toma para hacer una
cosa"; pero también se utiliza como denominación de organismos colegiados. En este último sentido,
cabe recordar, entre muchos otros, al Consejo de Indias, Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
Consejo de Europa, Consejo Directivo del Colegio de Abogados, Consejo de la Magistratura, etc.

Tradicionalmente se ha entendido y aceptado que sólo podemos escribir esa palabra con "c", cuando nos
referimos al concejo deliberante de un municipio.

La ley de la provincia de Buenos Aires Nº 5177, creadora de los colegios de abogados como entidad de
derecho público, en sus artículos 34; 35; 39; 41; 42; 45 y otros, habla del "consejo directivo". Ello motivó
un dictamen de los Dres. Juan José B. Aramburú, Carlos Del Forno y Héctor Montardit, que transcribo:
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"El Diccionario de la Real Academia Española hace derivar ese vocablo (se refieren a "concejo") del latino
"concilium" agregando: "Ayuntamiento, 3a; y 4a. acepción". Tales acepciones son las siguientes:
"Corporación compuesta de un alcalde y varios concejales, para la administración de los intereses
vecinales de una población o de varias comprendidas en un mismo término. Casa Consistorial".
"El mismo diccionario define el "concilium" o concilio, como "junta o congreso para tratar alguna cosa".
"Se advierte que el organismo denominado "concejo", tiene funciones similares, por no decir idénticas, a
las que se enumeran en al art. 42 de la ley 5177, en lo que se refiere al carácter decisorio o ejecutivo de
las mismas, en un sentido de administración de bienes y conductas.
"Otro es el sentido que surge del concepto que se tiene de los órganos que funcionan como "consejo",
como puede verse en el mencionado diccionario y en el de "Escriche", quien dedica varias páginas en el
estudio que hace de los distintos cuerpos que llevan esa denominación, aunque con facultades
específicamente distintas. En casi todos los casos distingue que la función del cuerpo es consultiva, para
distinguirla de la ejecutiva o deliberativa, que corresponde a los "concejos" o ayuntamientos.
"Nos inclinamos a creer que el legislador incurrió en error gramatical al hablar de "consejo", error que -
aclarado el punto como acabamos de hacerlo- no se debe repetir, debiendo denominarse este órgano en
lo futuro, como "concejo". San Nicolás, 8 de noviembre de 1950."

Resulta interesante el estudio realizado y muy razonable la propuesta. Nos encuadraríamos mejor en una
lógica idiomática si utilizáramos "consejo" sólo para organismos consultivos y "concejo" para los
legislativos y/o ejecutivos, pero la Real Academia aún no ha tomado ese camino.

6.20 - eficacia y eficiencia

Según el diccionario de la Real Academia Española (edición 2001), eficacia significa "capacidad de lograr
el efecto que se desea o se espera".

Eficiencia: "capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado".

Hasta aquí lo asentado en el diccionario oficial y en otros libros de ese mismo ramo. La mayoría de los

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lectores podríamos entender esos dos términos como sinónimos, sin embargo, la moderna filosofía
empresarial indica que son conceptos distintos, aunque todavía no hay unidad con respecto a su
interpretación.

EFICACIA: Según el Glosario del Premio Nacional a la Calidad, es el logro del objetivo al menor costo
posible.

El profesor Omar Chiotti sostiene que solo hay eficacia cuando se logra un resultado útil, por ej., no basta
fabricar buenos productos a bajo costo, sino la eficacia recién se logra cuando se coloquen en el
mercado.

En las normas ISO se la define como "extensión en la que se realizan las actividades planificadas y se
alcanzan los resultados planificados".

EFICIENCIA: en el Glosario del Premio Nacional a la Calidad es un concepto que se basa en indicadores
de productividad, los cuales a su vez dependen de la organización, el comportamiento, las condiciones
geográficas, etc..

El profesor Omar Chiotti sostiene que es el logro del producto al menor costo posible, pero sin tomar en
cuenta su utilidad.

Mientras que en las normas ISO, se la considera como relación entre el resultado alcanzado y los
recursos utilizados.

La jueza nacional en lo civil patrimonial de la ciudad de Buenos Aires, Cecilia Yolanda Federico, que se
distingue por tener como objetivo la traslación de principios empresariales de la administración, a la
actividad de los juzgados, ha explicado su punto de vista:
Sostiene que eficiente es aquello que cumple con corrección un determinado proceso ó procedimiento
preestablecido.
Eficaz, en cambio, indica que sigue el camino más corto y simple para lograr el objetivo, camino que
puede coincidir o no con el existente, ya especificado.

Según su punto de vista, es posible observar empresas acabadamente eficientes, porque cumplen con
todos los procedimientos estipulados o especificados; más ello no implica que sean eficaces, esto es que
se encuentren llevando a cabo su objetivo del modo más rápido, correcto y sencillo posible.

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Y llega a la conclusión de que la mayoría de los sistemas burocráticos son especialmente eficientes, pero
se preocupan poco por la eficacia. (Revista "y considerando...", número 4, año 1998).

Pero también hay quienes opinan que la eficiencia es la relación costo-beneficio y la eficacia es la
obtención de resultados (Humberto Quiroga Lavié, Fojas Cero, marzo 2001). Esta interpretación, simple y
clara, pareciera que es la que se va imponiendo, en armonía con las normas ISO.

6.21 - impartialidad e imparcialidad

El primero de los conceptos es simplemente objetivo, por ejemplo: el juez no es parte en el proceso.

Y esa "impartialidad" es un ingrediente primario para lograr la "imparcialidad" que, al decir de Goldsmidt,
"consiste en poner entre paréntesis todas las consideraciones subjetivas del juzgador. Este debe
sumergirse en el objeto, ser objetivo, olvidarse de su propia personalidad. La imparcialidad es en la esfera
emocional lo que la objetividad es en la órbita intelectual".

Sin embargo, este concepto que podríamos calificar de clásico, está perdiendo rigidez. Ya en el año 1980,
Jorge W. Peyrano sostenía que "más importante que ser "imparcial" a todo trance es ser justo. Más
importante que parecer un buen juez, es serlo" (Cuestiones de Derecho Procesal, Pág. 26, Ed. 1980)

6.22 - pobre, proletario y carenciado

Si bien en el lenguaje corriente la palabra pobre tiene diversas aplicaciones (pobre diablo, pobre de mí,
etc.), en la terminología jurídica cuando se hablaba de otorgar una carta de pobreza, lo hacíamos
calificando en forma objetiva las posibilidades económicas de una persona.

Pero, con el correr del tiempo, los pensadores humanistas y socialistas, consideraron inferiorizante la
palabra "pobre" y, en los siglos XVIII y XIX, reflotaron en Francia e Inglaterra, en plena era del

BJA
maquinismo, un término de la antigüedad romana: "proletario".

En Roma, el proletario era un ciudadano que carecía de bienes y que contribuía al Estado sólo con su
persona y la de sus hijos (es decir, con su prole). No pagaba impuestos, pero no formaba parte del último
estrato de la sociedad. Debajo de él estaban los esclavos y los extranjeros (denominados bárbaros). Es
decir, era pobre, pero ciudadano.

Cuando Carlos Marx lanza su consigna "proletarios del mundo, uníos" (año 1848), pasó a tener un tinte
político poco simpático a las clases dominantes.

Por ese camino, llegamos a mediados del siglo XX donde los organismos oficiales argentinos no querían
calificar a nadie con lo que ellos consideraban un inferiorizante y a veces despectivo "pobre", pero
tampoco con el comprometedor "proletario". Para satisfacer esa postura, inventaron la palabra
"carenciado", neologismo aún no aceptado por la Real Academia Española, que ni siquiera ha sido
incluído en los otros diccionarios más difundidos: Salvat, Espasa Calpe, Encarta, etc..

No obstante ello, en la base de datos de aquel hispánico organismo, a marzo del 2000, tenían registrado
que su uso se había extendido a Uruguay y Paraguay, pero en la edición vigésimosegunda del diccionaio
oficial (año 2001) sigue ausente.

Hay quienes opinan que la palabra correcta es "carente" o "careciente" pero -por lo menos en nuestro
país- resulta extraña al lenguaje habitual, para designar a lo que simplemente es una persona pobre. En
España, se suelen utilizar otros eufemismos como "indigente", "necesitado", "precario", "económicamente
débil", pero nunca carente ni carenciado.

6.23 - declaratoria de pobreza y beneficio de litigar sin gastos

La ley de enjuiciamiento civil española de 1881 estatuía la "defensa por pobre".

Chiovenda habla de la "defensa gratuita"; Carnelutti, siguiendo la ley del año 1923, se refiere a "exención
de la anticipación de costas"; el Código Civil Italiano del año 1940, al "patrocinio gratuito" y el peruano
vigente en la actualidad, "auxilio judicial". También se han utilizado las denominaciones "declaratoria de
pobreza" y "carta de pobreza" en la legislación argentina anterior a 1969, y "beneficio de pobreza" en el
código peruano de 1912.

Frecuentemente, se rotulaba "pobres de solemnidad", a aquellos cuya carencia de medios era manifiesta.

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Como es sabido, el código nacional procesal vigente, y los de la mayoría de las provincias, han adoptado
la denominación "beneficio de litigar sin gastos", que es más acertada. No siempre son pobres los que
necesitan tener facilitada la vía para hacer valer sus derechos. El integrante de una sociedad, que ha sido
desplazado por el socio que maneja en forma excluyente los fondos de una empresa de mediana
envergadura, no es una persona pobre, pero puede carecer de medios para afrontar los gastos de un
juicio. Y para que pueda hacer funcionar el proceso, necesita litigar sin gastos hasta que recupere los
bienes que ilegalmente se le retienen.

6.24 - depreciación y desvalorización monetaria

La depreciación de la moneda se produce a raíz de una inflación de los distintos bienes en el mercado
nacional; es decir, un aumento generalizado de los precios, o también por una degradación del tipo de
cambio en el mercado internacional.

La desvalorización monetaria tiene lugar cuando un gobierno decide hacer tal cosa. Su sinónimo perfecto
es: devaluación

En ambos casos hay pérdida de valor, pero en el último es consecuencia directa de un acto de gobierno.

6.25 - curriculum vitae y currículo

La expresión latina curriculum vitae tiene su equivalente en castellano: currículo.

Y si bien esta palabra tiene como primera acepción "plan de estudios", como segunda "conjunto de
estudios y prácticas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus capacidades", la tercera es
"curriculum vitae".

Cuando nos referimos a los antecedentes intelectuales y laborales de una persona, la Real Academia nos

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da la opción de utilizar cualquiera de las expresiones que he colocado en el acápite, aunque no cabe
duda de que la segunda es la que más armoniza con nuestro idioma.

6.26 - expropiar y despropiar

La palabra despropiar tiene como significado "expropiar o despojar a alguien de alguna cosa", por lo que
se las pueden utilizar en forma indistinta.

6.27 - citación, emplazamiento e intimación

CITACIÓN proviene del latín citatio, derivado del verbo citare, que significa "poner en movimiento". En el
ámbito judicial, es la convocatoria que se realiza a una persona para que comparezca a algún lugar a
determinada hora. Un caso típico es la citación para absolver posiciones, y otro cuando se llama
formalmente a un testigo para tomarle declaración.

EMPLAZAMIENTO es el acto por el cual se convoca a una persona para que comparezca al juicio dentro
de un plazo determinado, por ejemplo, cuando se le notifica el traslado de la demanda donde se le
establece la cantidad de días de que dispone para contestarla.

INTIMACIÓN es la que se realiza a alguien, mediante un mandato judicial para que cumpla con
determinado acto, o se abstenga de hacerlo. Generalmente va acompañado con un apercibimiento donde
se establecen las consecuencias a que se hace pasible en el supuesto de que no cumpliere. Un sinónimo
es la palabra "requerimiento".

En la antigüa legislación de Indias, se establecía que, antes de comenzar una batalla contra los nativos de
América, había que hacerles el requerimiento para que se conviertieran a la fe católica y admitieran la
autoridad del Rey de España. Ante su silencio o respuesta negativa, el jefe militar quedaba en situación
legal para el ataque armado.

6.28 - consentimiento y asentimiento

En el lenguaje cotidiano, estas dos palabras son sinónimos perfectos y así lo registra el Diccionario de la
Real Academia Española, cuando desarrolla el término "asentimiento", ubicando como segunda acepción:
"consentimiento".

Pero en el ámbito del derecho, define a este último término como "conformidad de voluntades entre los
contratantes o sea entre la oferta y su aceptación, que es el principal requisito de los contratos". Y en lo
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que trespecta a "asentir", dice: "admitir como cierto o conveniente lo que otro ha afirmado o propuesto
antes".

Entre nosotros, el tema afloró cuando se hizo la reforma del Art. 1277 del Código Civil (ley 17.711), al
establecer "Es necesario el consentimiento de ambos cónyuges para disponer o gravar los bienes
gananciales...También será necesario el consentimiento de ambos cónyuges para disponer del inmueble
propio de uno de ellos, en que esté radicado el hogar conyugal...". La doctrina ha sido unánime en señalar
el error cometido: para concretar el negocio jurídico es necesario el consentimiento del propietario y el
asentimiento del otro cónyuge. En la práctica, con mucha pulcritud, los notarios utilizan la terminología de
esta última manera.

6.29 - ¿Libertad de prensa, o de los medios de comunicación social?

La palabra "prensa" aparece en este concepto haciendo referencia a las máquinas donde se editaron los
primeros periódicos. Todos tenemos la imagen de aquella simple y tosca Imprenta de la Casa de los
Niños Expósitos, donde se imprimió el "Telégrafo Mercantil", primera publicación surgida en Buenos Aires.
Y aunque los diarios se fabrican actualmente en rotativas computarizadas, seguimos denominando
genéricamente "prensa"...

El advenimiento de la democracia creó la figura denominada "libertad de prensa" o "libertad de imprenta"


consagrada en los Arts. 1; 14; 19; 28; 32; 33; 43; 68 y 83 de la C.N., pero corresponde interpretar que ella
alcanza a cualquier medio técnico de comunicación social (radio, T.V., internet, etc.), por lo que
corresponde actualizar nuestro lenguaje.

6.30 - devinto y vencido

En reiteradas oportunidades he leído sentencias y escritos judiciales donde se utiliza la palabra "devinto"
como sinónimo de vencido.

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Es un adjetivo que proviene del latín devinctus, que significa "atado" y que la Real Academia considera
término anticuado.

Alguna vez, los amantes de derecho deberíamos preguntarnos si es necesario seguir utilizando
arcaísmos como "foja", "efecto devolutivo" o "devinto".

Quizá la globalización, que trae aparejada inevitable transparencia, nos obligue a acercarnos más al
lenguaje corriente, de tal manera que el lector no experto pueda entender lo que decimos sin necesidad
de recurrir a viejos diccionarios, porque cabe apuntar que, en ninguno de los seis que he consultado
(editados en el último quinquenio), figura esa palabra.

6.31 - lanza, asta y pica

Estas tres palabras son sinónimos perfectos. La primera no deja dudas, pero las otras dos están
asociadas a conceptos limitados adquiridos en la escuela primaria. -

Cuando decimos "asta", pensamos en el palo cilíndrico que sirve para portar la bandera pero, en realidad,
como en la mayoría de los países la enseña patria tiene un origen bélico, es ni más ni menos que una
lanza. (Recordemos que, en nuestro caso, el creador fue un general y la enarboló por primera vez en una
campaña militar).

La palabra "subasta" es una derivación de origen romano. Las conquistas territoriales culminaban con la
venta del botín de guerra y ello se anunciaba clavando una lanza ("asta") en el piso, al lado de los objetos
a enajenar. Estos últimos quedaban debajo de dicha arma. El prefijo "sub" estaba indicando esa posición.
-

Y ¿cuántas veces habremos repetido: "el Escudo Nacional se compone de un óvalo con dos campos,
etc....y una pica que sostiene al gorro frigio"?

Pero seguramente, ni nosotros ni la maestra sabíamos que eso era una lanza. El escaso largo dibujado
en el escudo, no nos ayudaba a desentrañar el enigma.

De "pica" deriva la palabra "pícaro", porque los romanos ataban a aquélla a los prisionaros de guerra que
ponían a la venta como esclavos. De acuerdo a esto, el pícaro sería un ser miserable. La literatura
española tiene todo un género, la novela picaresca ("El Lazarillo de Tormes", "El buscón llamado Don
Pablos") cuyos protagonistas son marginados que apelan a todo tipo de argucias para subsistir.
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También, en la denominada "baraja francesa", a uno de los palos se le dice "pica" y es la imagen
estilizada de la punta de una lanza.

6.32 - noticioso, noticiero y noticiario

Cuarenta años del siglo XX estuvieron dominados por la radiotelefonía, como medio masivo de
comunicación. Los programas difusores de noticias, invariablemente se autodenominaban "noticioso".

Ahora, en la televisión, se los enuncia como "noticiero". Las emisoras de radio los imitan y nosotros
quedamos intrigados respecto del porqué del cambio.

Un veterano redactor del diario "La Nación", Octavio Hornos Paz, hace un análisis muy sutil, que merece
ser leído: "noticiero es sustantivo, el sujeto, el informante, indica a la persona que actúa, como en los
casos de pregonero, carpintero, etcétera. Noticiario es el tema, la materia, el motivo del noticiero, su
contenido. Noticioso, de acuerdo con su sufijo oso, indica cualidad, ejemplo: amoroso, tedioso, etccétera."

Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia, admite cualquiera de las tres como denominación de
esos programas de los medios masivos de comunicación, haciendo sólo la salvedad de que ese
significado en la palabra "noticioso" es un americanismo.

6.33 - despenalizar el aborto y legalizar el aborto

No siempre una conducta no penalizada puede considerarse legítima.

Germán J. Bidart Campos nos recuerda: "El adulterio ha dejado de ser delito en nuestro código penal (o
sea, no está penalizado), pero es una conducta ilícita en el derecho de familia, donde puede resultar
causal de divorcio".

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Se ha hablado mucho en estos últimos tiempos de "despenalizar" el aborto, y ello ha merecido el siguiente
comentario de ese tratadista: "...cuando se habla de suprimir la tipificación del aborto como delito resulta
equivocado suponer o afirmar que se está legalizando el aborto. No es lo mismo una cosa y la otra. Un
ejemplo lo atestigua: si el aborto no fuera delito y una mujer casada que se hallara embarazada de su
marido intentara o se hiciera practicar un aborto, el esposo bien podría formular oposición judicial antes
de que se consumara el aborto, o después de consumado podría alegar esa conducta como agraviante a
efectos de demandar el divorcio" (Boletín La Ley, 01-02-01, pág. 1)

6.34 - concientizar y concienciar

La palabra "concientizar", ha sido incorporada en la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real
Academia (año 2001), constituyendo una novedad ya que, hasta ese momento, sólo figuraba
"concienciar" como única correcta.

En consecuencia, podemos seguir utilizando las tan difundidas "concientizar" y "concientización", sin
miedo de caer en pecado idiomático. Ya son consideradas como expresiones propias del español de
América.

6.35 - infrascripto e infrascrito

Infrascrito se puede utilizar como adjetivo, por ejemplo cuando decimos "el juez infrascrito", y también
como sustantivo: "el infrascrito". Siempre se refiere al que firma al final de un escrito.

Esta palabra está compuesta con el prefijo "infra", que significa abajo, y "scrito", como apócope de
"escrito", formando un conjunto simple y muy ilustrativo de su significado.

Con el correr del tiempo, apareció una forma viciosa: "infrascripto", donde se había agregado una
innecesaria "p"; pero su uso se ha generalizado en tal medida que, finalmente, la Real Academia la ha
admitido como sinónimo.

Sin embargo, no puedo dejar de hacer notar lo poco coherente de ese vocablo, ya que "cripto" proviene
del griego y significa "oculto". Por ejemplo, "criptografía" es el arte de escribir con clave secreta o de un
modo enigmático. Y, en nuestro caso, la firma que habitualmente se coloca al pie de un documento no
pretende tener esas características, sino todo lo contrario.

6.36 - poseer y detentar

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Se puede poseer legal o ilegalmente una cosa. Sólo en este último caso es sinónimo de detentar.

El Diccionario de la Real Academia, define "detentar"como "retener uno sin derecho, lo que
manifiestamente no le pertenece".

No es raro encontrar algún escrito donde se diga "el Dr. NN detenta el cargo de camarista" y, tratándose
de alguien que ha llegado a ese puesto por vías normales, es una expresión incorrecta que hasta puede
ser tomada como ofensiva.

Manuel Seco, en su Diccionario de Dudas y Dificultades de la Lengua Española, sostiene que "es un error
grave usar este verbo por tener en su poder o en sus manos; disponer de; ocupar o desempeñarse".

Por su parte, Manuel Ossorio, en su Diccionario de Ciencias Jurídicas y Sociales, hace notar que "Las
distintas legislaciones utilizan el término para dos tipos de fenómenos: algunas, equivocadamente,
consideran "detentación" como mera "tenencia"; otras la identifican con la posesión injusta o de mala fe...
En Derecho Político y Constitucional reviste importancia, puesto que se aplica justamente a quienes
toman el poder público y lo ejercen de manera ilegal; es decir, sin haber llegado a él por el procedimiento
constitucional establecido".

6.37 - P.E.N. y PEN

La abreviatura de Poder Ejecutivo Nacional, puede hacerse con las iniciales mayúsculas acompañadas de
un punto, o sin ellos.

La Real Academia, en su Ortografía de la Lengua Española establece que "las letras que forman siglas se
escriben con mayúsculas y, por regla general, sin puntos, sobre todo cuando esas siglas han pasado a
formar palabras, es decir cuando constituyen acrónimos".

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De igual manera, es correcto escribir UBA al referirnos a la Universidad de Buenos Aires, ONU a la
Organización de las Naciones Unidas, y OEA a la Organización de Estados Americanos, y es la forma
más aconsejable ya que no debemos quedar ajenos a la permanente búsqueda de simplificación del
idioma que inspira al máximo organismo de nuestra lengua.

6.38 - C.S.N. y CSN

Las siglas CSN y SCJBA, correspondientes a Corte Suprema Nacional y Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires, no son acrónimos, pero igualmente pueden abreviarse de esa manera, por las
razones expuestas en el punto anterior.

6.39 - oír, escuchar y sentir un alegato

Habitualmente oímos llover, el paso de los automóviles en una calle, los truenos de una tormenta, la
música de fondo en un restaurante, es decir, lo que llega a nuestro aparato auditivo sin que le prestemos
demasiada atención, o lo que se presenta súbitamente como un choque de vehículos o un disparo de
arma de fuego.

El juez no debe oír un alegato, sino escucharlo. Es su deber captar lo que dice el abogado y tenerlo en
cuenta como una pieza más del proceso, antes de dictar la sentencia final.

Es probable que el cliente no sólo escuche el alegato de su letrado, sino que también lo sienta, es decir
se conmueva y obtenga una satisfacción, una sensación reconfortante.

Oír es percibir con el oído los sonidos; escuchar significa prestar atención a lo que se oye. Sentir, es
experimentar sensaciones, juicio y/o sentimiento.

6.40 - coima, soborno y cohecho

Podemos utilizar la palabra coima sin ningún prurito. No pertenece al lunfardo, sino a nuestra lengua
oficial, tiene raíces hispánicas y está registrada en el Diccionario de la Real Academia.

La historia de este término comienza en España con los antigüos "caloña" y "calomia", derivados de
"calumnia", que en portugués se transformó en "coimba" (acusación o pleito). Al volver al primero de esos
países se consolida "coima", teniendo como significado "gaje del garitero por el cuidado de prevenir lo
necesario para las mesas de juego".

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Las trampas y engaños que proliferaron en esas casas, hizo que en América se la identificara como
sinónimo de "soborno", y así lo registra el diccionario oficial, donde también están incorporadas las
palabras "coimear" (recibir una coima) y "coimero/ra" (persona que da o recibe coimas).

En el terreno jurídico se usa tradicionalmente la palabra "cohecho" que, al decir de Manuel Ossorio,
"constituye un delito contra la administración pública en el que incurren tanto el sujeto activo (cohechante)
como el sujeto pasivo (cohechado)".

6.41 - camelo y engaño

En el lenguaje del arrabal porteño era frecuente el uso de la palabra "camelo" como sinónimo de
"engaño", pero no nació en ese ambiente.

Se trata de un término castizo, que tiene su lejano origen en el sánscrito "kama", introducido en España
por los gitanos.

En el Diccionario de la Real Academia está registrado como sustantivo masculino, con los significados
"Noticia falsa. // Dicho o discurso intencionadamente desprovisto de sentido. // Simulación, fingimiento,
apariencia engañosa. // Galanteo. // Chasco, burla.".

6.42 - departamento y apartamento

Cuando nos referimos a una unidad de vivienda ubicada en un edificio que contiene varias, es correcto
utilizar cualquiera de las dos palabras, pero en España se usa exclusivamente la segunda, y lo hacen con
justificadas razones.

El término "departamento" tiene diversos significados, ya que puede referirse a una división geográfica, a
una jurisdicción judicial, a la sección de una empresa u organismo, o a una vivienda.

BJA
En cambio, "apartamento" se define como "piso o lugar destinado a vivienda", lo que significa que el
empleo de éste es más preciso que el anterior.

6.43 - de profesión ¿ciruja, cartonero o trapero?

Ubiquémonos por un momento en este supuesto: alguien está tomando declaración y, ante las preguntas
de rigor (nombre, apellido, edad, domicilio, profesión) recibe como respuesta "ciruja". ¿Qué asentará en el
acta?.

Probablemente se sienta tentado a poner "cartonero", o "trabajador independiente", para eludir la palabra
lunfarda. Lo que seguramente no pasará por su cerebro es el término "trapero", único admitido en el
diccionario oficial de nuestra lengua ("persona que tiene por oficio recoger trapos de desecho para traficar
con ellos //... por su cuenta retira a domicilio basuras y desechos").

El olvido no es imputable al dactilógrafo, ya que esa palabra ha caído en desuso tanto en América como
en España. En esta última, por haber desaparecido el oficio (en los países desarrollados los organismos
oficiales se encargan del reciclaje y eliminación de la basura, como imperiosa necesidad ecológica).

"Cartonero" está definido en aquel diccionario como "persona que hace o vende cartones u obras hechas
en cartón". No coincide con el oficio que aquí se comenta y no cabe duda de que en nuestro lenguaje
corriente va siendo desplazado por "ciruja" que es más abarcador, no obstante haber tenido un origen
limitado.

En Uruguay los denominan "bichicome"; en Bolivia, "chicateros"; y en México "pepenadores", sustantivo


proveniente del verbo "pepenar" que en ese país y América Central significa "recoger del suelo".

La Real Academia ha ido incorporando a su diccionario muchos argentinismos. Más adelante señalo (ver
9.2 y 9.1) cómo han ingresado los términos "quilombo" (año 1994, con los significados de prostíbulo y lío,
barullo, gresca, desorden) y "conchudo" (año 2001: sinvergüenza, caradura).

Es probable que, en un plazo no lejano, también recoja la palabra "ciruja"que define a un oficio muy
habitual de nuestra época (en el año 2003 había 100.000 en el Gran Buenos Aires, según la Universidad
de Gral. Sarmiento), y que encuadra a esas personas cuyo medio de vida es buscar entre los residuos
domiciliarios el cartón, papel, metales y otros materiales reciclables, jurídicamente res nulius, y ejercer un
derecho de apropiación (posesión animo domini).

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Ya lo ha hecho el Diccionario de Americanismos de Sopena, en su edición 1982, donde figura como


"rebuscador de desperdicios aprovechables para la industria".

Los que han investigado el origen lunfardo, sostienen que esa palabra proviene de "cirujano", y comenzó
a utilizarse en las primeras décadas del siglo XX, en los mataderos del Bajo Flores. Por aquella época,
comenzaron a cotizarse los huesos que eran utilizados en las refinerías de azúcar y en las fábricas del
"negro humo" para las pinturas. Los carniceros no le daban importancia y lo consideraban un desecho no
rentable, por lo que aparecieron habitantes de los suburbios, que se acercaban luego de terminada la
faena, cuchillo en mano para limpiar los huesos abandonados, como así también extraerlos de los
animales que encontraban muertos. Burlonamente, se los comparaba con los médicos cirujanos.

6.44 - de vez en cuando y de cuando en cuando

Hasta el año 2001, la Real Academia de la Lengua Española solo admitía dos formas correctas para esta
expresión: de vez en vez, o de cuando en cuando, pero no la de uso más común entre nosotros: "de vez
en cuando".

Se basaba en que los nexos (en nuestro caso la preposición "en") relacionan elementos de una misma
categoría gramatical; por ejemplo, al decir "de vez en vez", está vinculando las palabras "vez", es decir
dos sustantivos.

Cuando escribimos "de cuando en cuando", la preposición juega su papel en medio de dos adverbios:
"cuando" y "cuando".

Pero en la frase "de vez en cuando" la preposición está vinculando un sustantivo con un adverbio. No
obstante esas consideraciones doctrinarias, en la edición 2001 del diccionario oficial de nuestra lengua,
aparece admitida "de vez en cuando", sin hacer ninguna aclaración.

6.45 - decimaoctava o decimoctava jurisdicción

BJA
Las dos formas son correctas, al igual que decimatercera y decimotercera; decimaquinta y decimoquinta;
decimasexta y decimosexta; decimaséptima y decimoséptima.

En cambio la locución decimocuarto, no admite otra forma distinta.

Por su parte, decimonoveno tiene una palabra equivalente: decimonono, que no es lo mismo que
"decimonónico" ya que esta última se refiere a algo perteneciente al siglo XIX.

6.46 - tú defiendes y vos defendés

El "vos" ya no tiene solo el significado de reverencia "Vos Señor", "Vos, don Pedro, sois docto", sino que
la Real Academia ha admitido últmamente el coloquial que se utiliza desde hace muchos años en
Argentina, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Uruguay.

En la edición vigésimo segunda de su diccionario se lee, después de aquella primera acepción, "Formas
de segunda persona singular. Cumple la función de sujeto, vocativo y término de complemento. Su
paradigma verbal difiere según las distintas áreas de empleo. En México úsase como rural".

De acuerdo con los modelos para la conjugación de los verbos que se ven en el apéndice, en la segunda
persona del singular, es igualmente válido "tu defiendes" y "vos defendés".

Y para la segunda del plural, ha incorporado "ustedes defienden", a la par de "vosotros defendéis".

6.47 - juramento o protesta de decir verdad

En nuestros tribunales es de rutina tomar declaración a los testigos previo juramento de decir verdad.

En otros países de habla hispana suele expresarse “bajo protesta de decir verdad”, expresión que
desconcierta a los argentinos.

Dejando de lado aquello de protestar un documento que no es de interés para el tema tratado aquí, ese
verbo tiene una sola acepción en nuestro lenguaje habitual: “expresar impetuosamente su queja o
disconformidad”, pero en el buen español también tiene otras: “Declarar o proclamar un propósito //
Confesar públicamente la fe y creencia que alguien profesa y en que desea vivir // Aseverar con ahínco y
con firmeza. Por ejemplo: protestar de su honor”.
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Y el sustantivo protesta: “Promesa con aseveración o atestación de ejecutar algo”, y “promesa solemne
de un alto dignatario al tomar posesión de su cargo”.

En consecuencia, es igualmente válido asentar en el acta que el testigo presta juramento de decir
verdad, o protesta de decir verdad.

6.48 - sortear o desinsacular un perito

Sortear es el acto de someter a alguien al resultado de medios fortuitos o casuales que se emplean para
fiar a la suerte una resolución.

Tomando la nómina completa de profesionales inscriptos para ejercer una labor pericial, se obtiene un
elegido en el primer sorteo. Luego de ello se hará lo mismo para determinar un segundo, pero es un
detalle importante determinar si el agraciado en el primero participará del segundo, o estará excluido de la
lista hasta que ella se agote.

Así, se denomina “sorteo con reposición” y “sorteo sin reposición” cada uno de los dos casos detallados
en el párrafo precedente.

En nuestro procedimiento lo habitual es el segundo sistema, y hay una palabra que lo define con
precisión, “desinsacular”, o sea: “extraer del saco o bolsa las bolas o cédulas en que se hallan los
nombres de las personas insaculadas para ejercer un oficio debidamente”. Queda implícito que no se
reintegran al recipiente hasta que se hayan agotado las allí alojadas.

6.49 - firmó con bolígrafo o birome

“Birome”, comenzó siendo un nombre propio, marca registrada aproximadamente en 1940, que era un
acrónimo de dos apellidos: “Biró”, húngaro nacionalizado argentino, inventor de ese instrumento y

BJA
“Meyne”, industrial que se asoció con él para fabricarlo.

Dos décadas después la empresa desapareció, y fueron ganando el mercado otras marcas, pero la
población de Argentina, Uruguay y Paraguay la ha seguido denominando de esa manera, a tal punto que
ha pasado a ser un sustantivo común, género femenino, incorporado al diccionario de la Real Academia
Española en el año 2001.

En Colombia y Ecuador se la llama “esferográfica” o “esferográfico”, en México y Cuba “pluma”, y en


España “bolígrafo”. Las cinco denominaciones figuran en aquel libro. La palabra “birome” no ha
trascendido más allá de los tres países ya indicados.

6.50 - juicio de daños o por daños

Es tan correcto utilizar la expresión “juicio de daños y perjuicios”, como”juicio por daños y perjuicios”.

Si bien la preposición “de”, en su uso más corriente sugiere posesión o propiedad, no es su única
acepción. También denota asunto o materia (libro de geografía) y causa u origen de algo (murió de infarto
cardíaco).

La palabra “por” tiene veintiocho significados y, uno de ellos, es “denota causa”.

6.51 - dicente y diciente

En las actas de declaración de testigos, suele utilizarse la expresión “el dicente”, para no repetir el nombre
del protagonista de esa audiencia.

“Dicente” es un adjetivo cuyo significado es “que dice”, y también puede ser usado como sustantivo
agregándole el artículo.

La palabra “diciente” proviene del latín dicens, -entis y el Diccionario de la Real Academia lo registra como
sinónimo de la mencionada en el párrafo anterior, sin hacer ninguna aclaración.

6.52 - desconforme y disconforme

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Contrariamente a una creencia popular, la palabra “desconforme” es una forma anticuada de


“disconforme”. En ambos casos significa no estar conforme con algo, por lo pueden utilizarse
indistintamente.

6.53 - congresos, jornadas, ¿eventos?

En el ámbito del derecho es muy frecuente la realización de congresos nacionales o internacionales de


las más distintas ramas: procesal, civil, penal, comercial, etc. Por lo general, terminan sacando
conclusiones de las exposiciones y debates realizados, que suelen llevar el nombre de recomendaciones.
Representan el pensamiento de los allí reunidos, con pretensiones implícitas o expresas de que sean
tenidas en cuenta en alguna reforma legislativa.

Otro tipo de reuniones son las llamadas “jornadas”, que tienen características similares a las del párrafo
anterior en lo que respecta a disertaciones, presentación de trabajos y ponencias, pero por lo general no
terminan con conclusiones, sino que se dan por agotadas con las exposiciones doctrinarias de los
distintos participantes.

En los últimos años, se viene utilizando con mucha frecuencia la palabra “eventos” como genérica de los
dos tipos de reuniones ya apuntadas y también suele abarcar a cursos, cursillos y otros actos
académicos. Es de hacer notar, que no solo está presente en la actividad jurídica, ya que hay empresas
de gastronomía que ofrecen sus servicios para “eventos” (pretenden involucrar a casamientos,
cumpleaños, aniversarios, inauguraciones, etc.).

En España se considera un error aplicar esa denominación a actos que han sido programados con
anticipación y, por lo general, prolijamente organizados. El evento, en principio, es un hecho imprevisto
que puede acaecer o no suceder.

Pero cabe hacer notar que el otro significado no solo es corriente en nuestro país, sino también en Cuba,
El Salvador, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Con esas indicaciones geográficas lo registra el

BJA
Diccionario de la Real Academia como tercera acepción: “Suceso importante y programado, de índole
social, académica, artística o deportiva.”

6.54 - élite o elite intelectual

Esta palabra proviene del francés élite , cuya fonética es “elít”. Originariamente fue castellanizada
armonizando con su sonido, pero sin dejar la “t” colgada, es decir “elite”, cuya sílaba tónica es “li”, sin
acento gramatical, respetando nuestras reglas ortográficas (palabra grave, terminada en vocal).

Cabe hacer notar que el acento gráfico del francés (en este caso, de tipo grave) no genera la misma
sonoridad que el español.

Pero la frecuencia de nuestro uso acentuándola en la primera “e”, tanto en el lenguaje oral como en el
escrito, ha sido de tal magnitud que finalmente la Real Academia Española la ha admitido con ambas
formas, y así figura en la edición de su diccionario correspondiente al año 2001.

6.55 - acciones colectivas o de clase

La reforma constitucional de 1994 introdujo en sus artículos 41 y 42 los derechos de incidencia colectiva y
en el 43 su tutela expedita y rápida a través de la acción de amparo.

El primero de ellos se refiere a los ambientales o preservación del medio ambiente. Y el segundo a los del
consumidor y el usuario. En ambos casos, para ejercerlos hay que recurrir a las acciones colectivas (ver
8.29).

En más de una ocasión he visto empleado como sinónimo “acciones de clase”, que no es otra cosa que la
traducción literal de la denominación “class actions” que se utiliza en los países de habla inglesa.

No veo la conveniencia de esta última expresión, que parece un tanto limitativa. La defensa de la
ecología, “la utilización racional de los recursos naturales, preservación del patrimonio natural y cultural”
(art. 41 CN), van más allá de los interesas de un grupo de personas con características similares.

6.56 - un razonamiento disvalioso o banal, o baladí

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Con bastante frecuencia, encontramos frases como “un razonamiento disvalioso”, “una cita jurisprudencial
disvaliosa”, o “una prueba disvaliosa”; sin embargo, esa palabra no figura en el diccionario oficial de
nuestra lengua.

No es fácil reemplazarla por otra, ya que si dijéramos “un razonamiento equivocado”, generalmente nos
dejaría insatisfechos, ya que el significado que se le da a “disvalioso” no es ése, sino algo formalmente
correcto (o aparentemente correcto), pero que no es aplicable al caso. Más adecuado podrían ser
“baladí”·, “banal” o “fútil”.

También existe un sustantivo anticuado: “desvalor” y, para usarlo, tendríamos que construir de distinta
manera la frase: “el desvalor de ese razonamiento es evidente”.

De todas maneras, no podemos dejar de tener en cuenta que la palabra “disvalioso” está construida
armónicamente con la morfología de nuestra lengua, ya que la componen el prefijo “dis”, que significa
“privado de”, y el adjetivo “valioso”, por lo que no sería raro encontrarla incorporada en alguna futura
edición del Diccionario de la Real Academia Española.

VII.- EL ABUSO DE LAS MAYÚSCULAS

7.1 - ¿ Caja Fuerte o caja fuerte?

No es difícil encontrar frases como ésta: "téngase por constituido el domicilio de la demandada en los
Estrados del Juzgado y resérvese en Caja Fuerte la documentación acompañada".

En general, en el ámbito forense se nota falta de precisión en el uso de las mayúsculas y una tendencia a
utilizarlas, como en el caso de la "caja fuerte", con inconsciente propósito de darle más fortaleza y lograr

BJA
un mayor respeto por ella.

Pero la realidad es que ninguna regla gramatical autoriza a escribir con mayúsculas "estrados del
juzgado" ni "caja fuerte", salvo que nos colocáramos en la hipótesis de que fuesen la denominación de
fantasía de algún bar, caso en que habrían adquirido la categoría de nombres propios.

7.2 - ¿Nomenclatura Catastral o nomenclatura catastral?

Pocas veces encontramos la expresión que comentamos, escrita con minúsculas. La mayoría utiliza las
mayúsculas para este sustantivo común compuesto, sin haberse preguntado nunca el porqué.

Las reglas gramaticales, en este rubro, son muy simples: Solo deben utilizarse las mayúsculas para el
comienzo de párrafo, después de un punto, títulos de una obra, símbolos nacionales, fechas
conmemorativas, nombres propios y de poderes públicos. Pero como los seres humanos tenemos
especial vocación de complicar todo, creyendo que ello nos eleva a categorías superiores, nos inclinamos
a escribir "Nomenclatura Catastral" y hasta "Circunscripción", "Manzana" y "Parcela", sin reparar en el
abuso de mayúsculas que estamos haciendo.

7.3 - ¿ Contador Público Nacional o contador público nacional ?

Si bien es correcta la abreviatura C.P.N., carece de sentido mantener las mayúsculas cuando redactamos
las palabras completas. De igual manera debemos manejarnos cuando utilizamos los términos ingeniero,
médico o abogado, como al escribir almacenero, plomero o martillero. Nuestro idioma no hace distinción
entre profesionales con título universitario y aquellos que no lo tienen.

7.4 - aplicando la ¿Ley 20.213 o ley 20.213?

Con indeseada frecuencia, se pueden encontrar en los expedientes judiciales las palabras ley, decreto,
acordada u ordenanza escritas con mayúsculas. Solo hay razón para hacerlo así cuando nos referimos al
nombre de una ley determinada, por ejemplo: Ley de Concursos y Quiebras, Ley de Convertibilidad del
Austral, Ley de Accidentes de Trabajo.

7.5 - ¿Sr. Juez o Sr. juez?

En un trabajo del Dr. Augusto César Belluscio, del año 1988, se lee: "Existe... una tan curiosa como
errónea costumbre, que es la de dar a la mayúscula un sentido de respeto o reverencia. Así, difícilmente
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un abogado encabece un escrito con la frase "Señor juez"; seguramente escribirá "Señor Juez". Sin
embargo, incurre en un error gramatical puesto que no se trata del nombre del juez sino de su
identificación por la función que desempeña, la que no es un nombre propio, sino común. Diferente es
cuando se trata de la función que cumple una sola persona, como "señor Ministro de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación"."

En consonancia con ello, cabe hacer notar que en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y,
entre otros, los de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, reiteradamente aparecen las palabras juez
y secretario, siempre escritas con minúsculas.

Hasta aquí la cuestión se presenta clara, pero en el mismo trabajo el Dr. Belluscio -párrafos más
adelante- nos vuelve a crear la duda cuando expresa: "Advierto que la gramática de la Real Academia
dice, sin abrir juicio sobre si es correcto o no, que en las leyes, decretos y documentos oficiales suelen
escribirse con mayúscula todas las palabras que expresan poder, poder público, dignidad o cargo
importante".

Y continúa: “Se escriben con mayúscula inicial los de los cargos importantes cuando equivalen a nombres
propios (Papa, Rey de España, Duque de Alba), pero no cuando se los menciona en general (“el papa, el
rey y el duque están sujetos a morir, como lo está el pordiosero”).

Estas reflexiones nos dejan un margen de duda de cómo hacer el encabezamiento habitual de un escrito,
y lo más probable es que el destinatario se ofenda al leer que algún letrado se apartó de la costumbre y
puso “juez” con minúscula, y hasta puede imaginar una mala intención.

El abogado tiene derecho a pensar que el aspecto gramatical no es más importante que la armónica
relación con el magistrado, y lo más probable es que siga usando la mayúscula, para no arriesgar. Pero
es indiscutible que debe hacerse de la otra manera, cuando la referencia es genérica, por ejemplo: “ha
quedado vacante el cargo de juez”, “los jueces gozan de inamovilidad”.

BJA
7.6 - ¿Excelentísima Cámara Departamental o excelentísima cámara departamental?

Si escribimos "Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento de Azul", estamos


haciéndolo en forma correcta, ya que se trata de un nombre propio; pero si nos referimos a ese mismo
organismo diciendo "cámara departamental" es incorrecto utilizar letras mayúsculas. El hecho de que la
referencia sea inequívoca, no puede equipararse al primer caso: cuando yo digo "mi padre", aludo a una
única persona, pero jamás lo escribo con mayúsculas.

Más carente de sentido es poner "Excelentísima". Aquí volvemos a lo que decía Belluscio: es un error dar
a las mayúsculas un sentido de respeto o reverencia. Su utilización se debe solo a razones gramaticales:
distinguir un nombre propio de uno común, visualizar gráficamente el comienzo de una frase o de un
párrafo. Además ¿no demuestra suficiente respetuosidad y jerarquización utilizar el superlativo
"excelentísima"?, ¿por qué introducir una fantasía que no cabe en nuestro idioma? Es de suponer que los
camaristas conocen las reglas ortográficas, y ninguno de ellos debería sentirse disminuido si apareciera la
reverencia hecha de esta última manera.

7.7 - ¿Asamblea General Extraordinaria o asamblea general extraordinaria?

Es interminable la lista de las expresiones donde habitualmente se abusa de las mayúsculas. Sería un
trabajo infructuoso pretender recopilar todas, pero no puedo dejar de recordar una tan frecuente como la
que encabeza este párrafo... es práctica de todos los días... ¿Se logrará el quórum con mayor facilidad, al
convocar de esa manera?

Y también he visto "Asamblea ordinaria y Extraordinaria", donde se ha hecho una caprichosa distinción.

7.8 - ¿Actuario o actuario?

En latín, actuarius-ii, significa escribano. En nuestros tribunales es habitual ver utilizada la palabra
"actuario" como sinónimo de secretario. Ello es correcto, y cabe aclarar que el diccionario reserva ese
término para los funcionarios judiciales que dan fe de los actos procesales, y no lo adjudica a cualquier
otra persona que redacte actas.

Pero no hay ninguna razón para escribirlo con mayúscula, como lamentablemente lo vemos con
frecuencia.

Para completar este tema, cabe hacer notar otra acepción que ha surgido en el campo de las ciencias
económicas en los últimos tiempos. Allí se denomina "actuario" al profesional cuyo objetivo es valuar los
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hechos de entidades sujetas a riesgos, como compañías de seguros, entes de previsión, regímenes
jubilatorios y de salud; sistema financiero, sistema bursátil, capitalización y ahorro, fondos de inversión.
Fundamentalmente, aplican las leyes de la probabilidad a los fenómenos económicos y sociales.

7.9 - ¿Internet o internet?

La tan difundida "internet", nació como sigla de International Networking, cuya traducción literal es "red
internacional", y un concepto más preciso "red de redes".

Forma parte de algunas marcas registradas, como Internet Explorer, o Internet Argentina, pero
aisladamente no es un nombre propio. Su uso se ha generalizado tanto que ha pasado a ser un
sustantivo común, y escribirla con mayúscula es tan erróneo como si pusiéramos "Teléfono".

La palabra que nos preocupa, no figura en el Diccionario de la Real Academia Española hasta la edición
vigésima segunda (año 2001), pero se ha decidido incorporarla en la próxima, con minúscula, aunque
también se la admite con mayúscula inicial.

Ante la posibilidad de optar, considero que -por las razones ya expuestas- es más apropiada la primera de
las formas.

7.10 - ¿Alzada o alzada?

Frecuentemente se lee en escritos judiciales y sentencias "la Alzada", refiriéndose a la cámara de


apelaciones.

En esa expresión hay dos errores: "alzada" no es un organismo, ni siquiera en forma figurada, sino un
acto procesal, el recurso de apelación.

BJA
Pero aún en el caso de que se llegare a admitir aquella acepción, no tiene ningún sentido escribirla con
mayúscula.

En España existen el "alcalde de alzadas" y el "juez de alzadas", y ello nos confirma que, utilizada en
forma aislada, la palabra que comento indica la tarea, la competencia, el grado derivado de un acto
procesal, y no al organismo.

7.11 - ¿NOTIFIQUESE o NOTIFÍQUESE?

Es válido utilizar las mayúsculas en toda una palabra que se desea resaltar, pero ello no libera de poner el
acento gramatical, en la misma forma que se usa con las minúsculas.

Frecuentemente vemos aparecer sentencias que terminan con las palabras NOTIFIQUESE,
REGISTRESE, ARCHIVESE, sin tilde, no obstante corresponderles por ser esdrújulas.

Este es un vicio bastante generalizado, y no solo en el ámbito forense. Un diario muy pulcro en el uso del
idioma, como es "La Nación", luce su nombre en la primera página: LA NACION. Es probable que en
cualquier momento lo rectifiquen, pero desde su fundación (año 1870) hasta el momento de escribir estas
líneas, abril de 2004, ha aparecido de esa manera.

Hay quienes opinan que esta corruptela deriva de la época en la que se utilizaban caracteres tipográficos
de metal provenientes de Gran Bretaña, en cuyo idioma, como es sabido, no existen los acentos gráficos.

Para terminar con este tema, recuerdo que en el libro "Ortografía de la lengua española", editado por
Espasa en Madrid, año 1999, se puede leer en su página 31: "El empleo de mayúsculas no exime de
poner tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación".

VIII- LOS TÉRMINOS DE ACTUALIDAD

8.1 - operadores del servicio de justicia

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Vamos alejándonos de la imagen liberal e individualista del abogado y del juez encerrados cada uno en
su función, que se presentaban muchas veces como antagónicas.

Desde el año 1947 rige en la Provincia de Buenos Aires la ley 5177 que regula la profesión de abogado y,
en su artículo 59, establece como una de sus obligaciones "prestar su asistencia profesional como
colaborador del juez y al servicio de la justicia".

Transitando por ese camino, llegamos a una moderna conceptualización donde jueces, secretarios,
abogados, peritos, integrantes del ministerio público y empleados del Poder Judicial, integran un conjunto
cuya finalidad es brindar al pueblo soluciones justas y oportunas a sus conflictos. Quienes enfocan la
realidad desde esa óptica, prefieren denominar "operadores del servicio de justicia" a cada uno de
aquéllos, reafirmando así el objetivo común.

8.2 - consumidores del servicio de justicia

Esta manera de designar a los justiciables entronca con la idea de que el organismo judicial debe superar
los vicios burocráticos y funcionar como una verdadera "empresa de justicia". No se trata de privatizarla,
sino de trasladar a ella las técnicas administrativas con las que se maneja cualquier ente eficaz.

En el XVI Congreso Nacional de Derecho Procesal (año 1991), el Dr. Roberto O. Berizonce lanzo una
propuesta: "El Poder Judicial ha de ser concebido y organizado como una verdadera empresa de
servicios, sometida a estrictas reglas de organización que aseguren su eficiencia y el adecuado
aprovechamiento de los recursos humanos y materiales disponibles".

Desde esa óptica, quien entra en el proceso judicial en busca del reconocimiento de sus derechos, es un
"consumidor del servicio de justicia" equivalente al cliente de cualquier comercio y, como tal, merecedor
de ser tratado con esmero, consideración y eficacia.

8.3 - revisión de cosa juzgada

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Si bien es tradicional en nuestro derecho el instituto de la cosa juzgada, no es inamovible a ultranza sino
que la jurisprudencia ha admitido su revisión en casos excepcionales, a fin de evitar que el litigio quede
terminado con una sentencia formalmente correcta, pero con resultado notoriamente injusto. Un eminente
jurista, el Dr. Juan C. Hitters, hoy integrante de la S.C.B.A., ha tratado abundantemente el tema en su
obra "Revisión de la Cosa Juzgada", donde sostiene la posibilidad de rever ciertas sentencias que "en
virtud de la variación de algunas circunstancias trascendentales se tornen intolerablemente injustas" (Ob.
Cit. P g. 9/10, Ed. 1977).

El código procesal uruguayo titula a esta figura procesal como "anulación de actos procesales
fraudulentos" y el brasileño (año 1973) la denomina "acción resarcisoria".

En nuestro país, es frecuente el uso de "acción autónoma de nulidad" (Maurino, entre otros); pero también
hay autores que la titulan de otras formas: "acción declarativa contra la cosa juzgada" (Morello E.D., t. 36,
p.288); "acción revocatoria por cosa juzgada írrita" (Godoy, J.A. 1996-IV-489); "acción autónoma
declarativa de impugnación de un proceso" (Berizonce, Rev. Col. Abog. La Plata, To. II, nº 26).

Por su parte, la Ley de Enjuiciamiento Civil Española (nº 1, año 2000) la denomina "revisión de las
sentencias firmes" y la regula como una verdadera acción autónoma, que alcanza a los siguientes casos:
1) 1) Si después de pronunciada, se recobraren u obtuvieren documentos decisivos, de los que no se
hubiere podido disponer por fuerza mayor o por obra de la parte en cuyo favor se hubiere dictado.
2) 2) Si hubiere recaído en virtud de documentos que al tiempo de dictarse ignoraba una de las partes
haber sido declarados falsos en un proceso penal, o cuya falsedad declarare después penalmente.
3) 3) Si hubiere recaído en virtud de prueba testifical o pericial, y los testigos o los peritos hubieran sido
condenados por falso testimonio dado en las declaraciones que sirvieron de fundamento a la sentencia.
4) 4) Si se hubiere ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia o maquinación fraudulenta.

8.4.1 - certiorari

Como es sabido, el Art. 17 de nuestra Constitución Nacional dispone que "nadie puede ser privado de su
propiedad sino en virtud de sentencia fundada en ley", y el 18 "ningún habitante puede ser penado sin
juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso". Todas las decisiones de los organismos
legislativos o judiciales, como es tradicional en nuestro derecho, deben ser fundadas.

No sucede lo mismo en el derecho del "Common law", donde el juicio por jurados, tan frecuente en
materia penal como civil, ha acostumbrado a su pueblo a decisiones no motivadas. Ese organismo se
expide diciendo "inocente" o "culpable", sin transmitir fundamentos de ninguna especie.
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La ley 23.774 ha introducido en nuestro sistema legal el "certiorari", plasmándolo en los arts. 280 y 285
del Cód. Procesal de la Nación, el primero de los cuales autoriza a la Corte Suprema Nacional "según su
sana discreción y con la sola invocación de esta norma" para "rechazar el recurso extraordinario, por falta
de agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de
trascendencia".

En resumen, el "certiorari" permite que el órgano judicial decida un problema "según su sana discreción",
sin necesidad de fundamentarlo.

8.4.2 - per saltum

Tal como lo vimos en el parágrafo 3.1, la regla general es que el juez no se puede "avocar" a una causa.
Es decir, carece de facultades para atraer el litigio que se está tramitando en una instancia inferior. Debe
respetar el principìo de "juez natural".

Pero en los últimos tiempos apareció una figura jurídica que comporta una excepción: es el "per saltum",
que están utilizando pacíficamente los tribunales superiores, tanto en el ámbito nacional como en el
provincial.

Esa expresión latina significa "a través del salto", es decir, fuera del orden regular, omitiendo algo que
debiera preceder o intermediar.

Desde el punto de vista jurídico, es un mecanismo excepcional "que ha ingresado a nuestras prácticas
con vocación de permanencia, aunque a manejarse con extrema cautela y ponderación", según nos
enseña el maestro Augusto Mario Morello (Estudios de Derecho Procesal, to. II, pág. 809).

Se utiliza en situaciones excepcionales, en busca de un modo más real y efectivo de hacer justicia.

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En el año 1984, se presentó un proyecto en la Comisión de Reformas a la ley 48, realizado por Carlos
Alconada Aramburú, que incluía el per saltum, pero hasta el momento de escribir estas líneas (abril de
2001), no había sido sancionado.

8.5 - juez activo y juez activista

El Dr. Roberto O. Berizonce, ha expresado: "A la figura clásica de un juez "pasivo", se opone otra de juez
"activo" y una todavía diversa de juez "activista". La cuestión reside en diferenciar estas dos últimas y
especialmente caracterizar al juez "activista".

"Activo significa protagónico, por su virtud de obrar, operante, actuante, ejecutante, y además dinámico.
Por el contrario, pasivo implica inactivo por su quietud e indiferencia. "Activista", en cambio, denota no una
cualidad puramente mecanicista o física, cual sería la activación o la diligencia, sino un sentido mucho
más profundo que deriva del actuar activo pero, además aderezado a la obtención de una finalidad en la
que predominan los valores fundamentales. El juez que pronuncia sus decisiones y cumple sus deberes
funcionales diligentemente dentro de los plazos legales, podrá ser considerado activo, ser "activista" si,
además, a partir de una visión progresista, evolutiva, reformadora, sabe interpretar la realidad de su
época y le confiere a sus decisiones un sentido constructivo y modernizador, orientándolas a la
consagración de los valores esenciales en vigor"

En otro párrafo, ese prestigioso jurista los caracteriza como verdaderos "soldados desconocidos de la
jurisprudencia". Que no deberían ser vistos exclusivamente como técnicos, sino más bien como
impulsores deliberados de las ideas y necesidades que subyacen en los grupos sociales, cuya defensa,
cuando tiene acogida muchas veces, el "proyecto" de la mutación judicial" (La Ley, 1990-E-921 )

8.6 - reingeniería procesal

Se atribuye a Michael Hamler la creación de este neologismo, habiendo editado en el año 1993 el libro
"Reengineering the Corporation: A Manifesto for Bussines Revolution", que el traductor Jorge Cárdenas
Nannetti castellanizó como "reingeniería". En esa obra, junto con James Champi, analiza la organización
de los recursos humanos en las empresas e impulsa el trabajo en equipo en reemplazo del tailorismo.

Ese término se ha difundido bastante y tiende a ser aplicado a distintas actividades donde los sistemas
y/o métodos tradicionales son profundamente revisados, y sustituidos por otros más eficaces.

El ámbito jurídico no ha podido permanecer ajeno a la tentación de utilizar esa palabra tan novedosa
como significativa: el juez Toribio Enrique Sosa ha realizado un trabajo subtitulado "la reingeniería judicial
del proceso a través de su "inmunización" contra las nulidades procesales" (J.A., t. 1999-II, pág. 822).
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8.7 - acto inexistente

Una sentencia que no está firmada por el juez, no es un acto nulo ni anulable, sino inexistente. La
diferencia entre estas figuras jurídicas consiste fundamentalmente en que el acto inexistente no es
confirmable, ni prescriptible, ni produce efecto alguno. Es una categoría distinta a la nulidad. No se trata
de un acto que fue creado con un vicio, sino de uno que no nació.

En los anales jurisprudenciales se registran otros casos que se encuadran en este ítem: escrito judicial
con firma apócrifa (JUBA, B251543); transmisión de dominio donde se ha prescindido de la voluntad del
legitimado (JUBA, B22298).

La Cámara Civil 1ª, sala 2ª, de Mar del Plata, lo ha conceptualizado así: "un acto procesal es inexistente
cuando por circunstancias relativas a su esencialidad, no puede nacer a la vida del derecho; su ineficacia
parte de su no existir y nada puede quedar de él más allá de la constatación de su inexistencia" (JUBA;
B1401176).

La fundamentación legal, en la generalidad de los casos, se asienta en el Art. 1012 del Código Civil: "La
firma de las partes es una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada...". El eje
sobre el que gira esta doctrina es la palabra "existencia", contenida en dicho artículo.

8.8 - cargas probatorias dinámicas

"Se considera regla de distribución de la carga de la prueba, el colocar la carga respectiva en cabeza de
la parte que se encuentre en mejores condiciones de producirla. Así v.gr. establecida la separación de
hecho sin voluntad de unirse, se encuentra en mejores condiciones (por conocer las intimidades de la
pareja) de probar su inocencia (o la culpabilidad del otro cónyuge) en orden a conservar su vocación
hereditaria, el cónyuge supérstite que los causahabientes del cónyuge fallecido" (J. W. Peyrano,
"Compendio de Reglas Procesales...", Pág. 143, Ed. Zeus, 2º edición).-

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Tradicionalmente se entendía que la carga de la prueba pesaba sobre la parte que afirmaba la existencia
de algún hecho controvertido. El otro litigante dejaba satisfecha su posición con la sola negativa expresa.
Regía el principio "actor incumbit probatio" (al actor le incumbe la prueba).

Con el correr del tiempo, los hombres de derecho se dieron cuenta que se presentaban situaciones donde
la parte que negaba tenía a su alcance fácil prueba y la ocultaba de mala fe, mientras que estaba lejos de
las posibilidades de la otra el poder aportar elementos de convicción. Este problema se ha presentado
frecuentemente en demandas por mala praxis médica, donde el misterio de lo que sucedió en el quirófano
y su comprobación, depende fundamentalmente de los médicos demandados.

La doctrina de las cargas probatorias dinámicas, ampliamente receptada en la jurisprudencia, abandonó


la óptica tradicional y distribuye las obligaciones probatorias poniéndolas, tal como he apuntado, en
cabeza de la parte que se encuentre en mejores condiciones para producirla. Se funda, entre otros
preceptos, en el deber de colaboración y en el principio de solidaridad del demandado para el arribo a la
verdad real.

La denominación "cargas probatorias dinámicas" ha sido pergeñada por el camarista Jorge W. Peyrano
(La Ley, To.1991-B-Secc. Doctrina, pág. 1035).

8.9 - nomofilaquia

La nomofilaquia apunta a uno de los fines de la casación, y proviene de la obra de Calamandrei. Alude a
la finalidad de mantener la regularidad en la aplicación correcta de las normas, al margen de la justa
decisión del caso.

"Nomo" es un sufijo griego que significa gobierno, regla o ley (por ejemplo: autónomo), y "filo" o "fila" amor
o afirmación (en nuestro caso, apego incondicional a la norma).

En un trabajo del Dr. Roberto Berizonce (boletín J.A. 18-03-98) hace un llamado a jueces y abogados
para la solución de los conflictos mediante la negociación, colaboración y acompañamiento, como
oposición a un "modelo tradicional, sacramentalizado y formulista, tributario más del dogna de la
"majestad" de la ley entronizador de la nomofilaquia, que de la justicia del caso concreto"

8.10 - tutela jurisdiccional

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Toda persona que recurre a los organismos judiciales para hacer efectivos los derechos que alguien le
está negando o impidiendo, busca la tutela del Estado ya que no le está permitido hacer justicia por mano
propia.

8.11 - tutela definitiva

Terminado el proceso, después de un conocimiento exhaustivo del caso, el justiciable obtiene la tutela
definitiva con la sentencia firme, y más especialmente cuando se efectiviza su derecho a través de la
ejecución de sentencia. Algunos autores, entre ellos José Roberto Dos Santos, la denominan "tutela final
y definitiva", pero considero más apropiada la enunciada en el epígrafe, que es suficientemente
comprensiva, obviando la redundancia contenida en esta última.

8.12 - tutela provisoria

Se logra a través de un proceso con conocimiento sumario, cuya sentencia sólo hace cosa juzgada
formal, por ejemplo, en los juicios ejecutivos. Como es sabido, ella puede ser revisada en un proceso de
conocimiento.

8.13 - tutela constitucional

En la legislación de varios países sudamericanos (Colombia, uno de ellos) se utiliza esa expresión para
denominar lo que tradicionalmente conocemos como acción de amparo.

8.14 - tutela anticipada

No siempre el litigante puede esperar hasta que termine un juicio y se produzca la ejecución, para recibir
la tutela que necesita.

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El tiempo que requiere todo ese proceso puede significar perjuicios irreversibles o lograr el
reconocimiento de un derecho en forma tardía, cuando ya no se puede efectivizar.

Para evitar esas consecuencias que tornaría ineficaz la labor judicial, los titulares de derechos pueden
solicitar medidas precautorias (embargo preventivo, medidas de no innovar, innovativas, inhibición
general de bienes, intervención o administración judicial, etc.)

Además de esas formas tradicionales de lograr protección de sus derechos antes de la sentencia
definitiva, la doctrina ha creado otro instrumento específicamente denominado TUTELA ANTICIPADA y
que está plasmada en el Art. 65 del proyecto de reforma al Código Procesal Civil y Comercial de la Pcia.
de Bs. As. elaborado por los Dr. Morello, Arazi y Kaminker: "El juez podrá anticipar, luego de la traba de la
litis, a requerimiento de parte, total o parcialmente, los efectos de la tutela pretendida en la demanda o
reconvención si: 1) existe convicción suficiente acerca del derecho invocado, 2) se advierta en el caso tal
grado de urgencia que si la medida no se adoptase en ese momento, se causaría un daño irreparable al
peticionante, 3) se efectivice contracautela suficiente...4) la anticipación no produzca efectos irreparables
en la sentencia definitiva. La decisión no configurará prejuzgamiento".

En la legislación proyectada, la tutela anticipada sólo la puede decretar el juez luego de trabada la litis y
previo una audiencia convocada con urgencia, para oír a las partes. He aquí dos diferencias con las
medidas cautelares clásicas que, como es sabido, pueden adoptarse antes de comenzar el litigio y sin oír
a la contraparte.

Un resonante caso que llegó a ser decidido por la Corte Suprema Nacional (La Ley, to. 1997-E, p g. 652 y
sigs.), nos sirve para elaborar un ejemplo que permite comprender más fácilmente el concepto: En un
accidente de tránsito, una persona sufre una lesión que le acarrea la amputación del antebrazo. Inicia la
demanda reclamando indemnización por daño emergente, lucro cesante, daño moral y provisión de
prótesis. De todo ello, necesita satisfacer con urgencia el último rubro para poder seguir trabajando.
Requiere entonces la tutela anticipada y luego de trabada la litis, el juez cita a las partes a una audiencia
urgente. Luego de oír a los litigantes, el juez considera que hay certeza suficiente (algo más que
"verosimilitud del derecho") y que la demora llevaría a la frustración del derecho. Partiendo de esos
presupuestos, otorga la tutela anticipada obligando al demandado a proveer la prótesis requerida.

Esta figura jurídica también es conocida con otros nombres: tutela diferenciada (Brasil), tutela no
exhaustiva (Venezuela), tutela cautelar, tutela interinal, tutela anticipatoria y sentencia anticipada.

Y a esa abundante nomenclatura, hay que agregar la de los procesalistas peruanos Juan Monroy Gálvez
y Juan Monroy Palacios, que la denominan "medidas cautelares coincidentes", porque tienen un
contenido íntimamente relacionado con el de la decisión final; a diferencia de un embargo preventivo o
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una anotación de litis -que también tratan de asegurar la eficacia de la futura sentencia- sin referirse a la
pretensión principal. Estas últimas son, para esos autores "medidas cautelares no coincidentes" (Boletín
J.A..,12-04-00, Pág. 28).

8.15 - tutela de urgencia o medida autosatisfactiva

Cuando un médico se encuentra con la oposición de los familiares de un paciente en estado de


inconsciencia, para la realización de una transfusión de sangre (caso reiterado entre los "Testigos de
Jehová") y recurre a la justicia para que se le autorice a hacerla, estamos ante un caso de la denominada
"medida autosatisfactiva".

Con la intención de abarcar las distintas situaciones que puedan desembocar en este tipo de solución de
urgencia, el XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal, realizado en la ciudad de Corrientes, la ha
conceptualizado así: "La medida autosatisfactiva es una solución urgente no cautelar, despachable in
extremis, que procura aportar una respuesta jurisdiccional adecuada a una situación que reclama una
pronta y expedita intervención del órgano judicial. Posee la característica de que su vigencia y
mantenimiento no depende de la interposición coetánea o ulterior de una pretensión principal".

El adalid de este nuevo elemento procesal, Dr. Jorge R. Peyrano ha pergeñado el nombre de "medida
autosatisfactiva", pero hay doctrinarios que consideran más adecuado "medidas de satisfacción
inmediata" (Mario E. Kaminker, entre otros) porque el término "autosatisfactiva" sugiere que la medida se
satisface a sí misma y no al interés del peticionario.

La supervisora de este trabajo, Prof. Graciela Ortenzi, me hace notar que la palabra "satisfactiva" no
existe. En el lenguaje corriente nunca decimos "tuve un resultado satisfactivo", sino que hablamos de
resultado satisfactorio. Pero lo verdaderamente importante es que, sin detenerse en detalles
terminológicos, la figura jurídica ya se ha

impuesto en la jurisprudencia por su eficacia y, si bien distintos autores han propuesto los nombres de

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"medida autosatisfactiva", "medida autosatisfactoria", "medida de efectividad inmediata", "medida de
satisfacción inmediata", "tutela de urgencia" y "tutela conservativa", la más usada es la primera. En Chile
se la denomina "recurso de protección".

Las tres provincias que, hasta fin de 1999, la han convertido en ley son Santa Fe (ley 11.529), Chaco
(Art.232 bis C.P.C.) y La Pampa (Art. 305 C.P.C.). En todas ellas se la ha denominado "medida
autosatisfactiva", términos que también están utilizando los fallos, repertorios de jurisprudencia y distintos
autores de jerarquía....Es difícil prever hasta dónde llegaremos por ese camino y, si el uso lo sigue
imponiendo, no sería raro que finalmente sea aceptado por la Real Academia Española, de la misma
manera que incorporó a su diccionario los otrora repudiados "imprimido", "manises", etc.

8.16 - tutela diferenciada o daño temido

Podemos ubicar como un caso de tutela diferenciada al Art. 623 bis del Código de Procedimiento Civil y
Comercial de la Nación, que dispone: "Quien tema que de un edificio o de otra cosa derive un daño grave
e inminente a sus bienes, puede solicitar al juez las medidas de seguridad adecuadas, si no mediare
anterior intervención de autoridad administrativa por el mismo motivo. Recibida la denuncia el juez se
constituirá en el lugar y si comprobare la existencia de grave riesgo, urgencia en removerlo y temor de
daño serio e inminente, podrá disponer las medidas encaminadas a hacer cesar el peligro." y que las
resoluciones que se dicten son inapelables.

En las provincias que aún no cuentan con una disposición de ese tipo, suelen resolver el problema en
forma similar, encuadrándolo en las "medidas innovativas" que, a su vez, también son una creación
jurisprudencial derivada de las medidas de no innovar.

Cabe hacer notar que la expresión "tutela diferenciada" se suele aplicar a esta figura jurídica, pero la
mayoría de los autores consideran que es una denominación genérica, abarcatoria de todas aquellas
medidas tutelares que exceden el marco de las cautelares clásicas.

8.17 - tutela inhibitoria

Esta figura procesal "tiene como objeto directo la prevención de un daño mediante una orden para impedir
que se cause (en caso de amenaza de lesión) o bien, para que cese su producción (si la actividad ya se
ha iniciado y es previsible su continuación o reiteración)"

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El párrafo encomillado pertenece a un trabajo publicado en Revista de Responsabilidad Civil y Seguros


(año I, Nº 1, págs 1/10), cuya autora es Matilde Zavala de González, y que he tomado como base para
desarrollar este tema.

Del mismo, he extractado una serie de casos de tutela inhibitoria, que están previstos en el derecho
positivo:
Art. 1.070 C.Civ.: cesación de actividades lesivas a la intimidad.
Art. 2.499 C.Civ: daño temido.
Art. 2.618 C.Civ.: cesación de molestias a través de juicio sumario.
Arts. 2.795/2.799 y 2.800/2.804 C.Civ.: por vías de acción confesoria y de la negatoria, el restablecimiento
y plenitud de derechos reales y servidumbres contra actos que impidan su plenitud y libertad.
Arts. 3.157 y 3.158 C.Civ.: derecho del acreedor hipotecario de asegurar su crédito, pidiendo medidas
contra actos del deudor que "directamente tengan por consecuencia disminuir el valor del inmueble
hipotecado".
Art. 79, ley 11.723: medidas preventivas para asegurar derechos de propiedad intelectual, como la
suspensión de un espectáculo.
Ley 13.512, de propiedad horizontal: medidas contra actos de copropietarios que atenten contra la
tranquilidad de los vecinos o seguridad del edificio.
Ley 18.248: uso indebido del nombre.
Arts. 53 y 55, ley 24.240: derechos de los consumidores afectados o amenazados.
Art. 43 C.N.: acción de amparo contra actos que amenacen derechos y garantías reconocidos en la
constitución, tratados internacionales y leyes.

La mencionada autora prefiere denominar "tutela sustancial inhibitoria", a esta figura que otros llaman
"tutela civil inhibitoria".

8.18 - responsabilidad parental

La prestigiosa especialista en derecho de familia, Dra. Cecilia P. Grosman hace notar que venimos
arrastrando una terminología anticuada en lo que se refiere a minoridad, que no refleja los cambios que

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se han producido en la función de gobierno de los hijos.

En ese sentido, propone reemplazar la expresión "patria potestad" que significa "poder del padre" por
"responsabilidad parental", como ya se ha hecho en el Children Act de Inglaterra (año 1989)

También considera que debería superarse la voz "tenencia de hijo", que pareciera asimilar los niños a las
cosas, por otras más humanizadas, como "convivencia con los hijos", "cuidado de los hijos" o "residencia
habitual".

Asimismo, sugiere una reforma para el Código Civil, a partir de la idea de que el "menor" no es un
"incapaz", calificación que lesiona al derecho a la dignidad humana, sino que es una persona en
desarrollo con capacidades limitadas que requieren, según la edad, su consentimiento informado, una
representación o asistencia protectora (La Ley 02-12-99).

8.19 - rehén

Los motines en las cárceles, y las tácticas de peligrosos delincuentes rodeados por la policía, han
originado lo que se está denominando "situaciones de crisis con toma de rehenes", y la necesaria
intervenvción de especilistas en negociaciones para trances tan difíciles.

De esta manera, ha recobrado lamentable actualidad una vieja palabra: "rehén", que tiene su raíz en el
árabe "rahn", y que significa prenda.

En la antigüedad, eran personas entregadas o tomadas por el enemigo como garantía de normas de paz.
Muchos descendientes de reyes sometidos al Imperio Romano, crecieron y se educaron en Roma, como
una manera de asegurar que sus ascendientes respetarían las condiciones de la "pax romana".

8.20 - real malicia

Este concepto tiene su origen en reglas formuladas por la Suprema Corte de USA en el caso "New York
Times vs. Sullivan", año 1.964, que podríamos sintetizarlas así:
"Cuando un medio periodístico o un particular formulan manifestaciones agraviantes para un funcionario
del gobierno, una figura pública o un particular involucrado en temas institucionales o de relevante interés
público, su responsabilidad jurídica tanto en materia civil como penal, está condicionada a la prueba
fehaciente por el accionante sobre: 1) el carácter difamatorio de la expresión; 2) la inexactitud de las
manifestaciones; 3) que el accionado obró con dolo directo o eventual."
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En el caso de que no se tratare de personas encuadradas en funciones gubernamentales, no se aplican


las reglas de la real malicia, sino las de derecho común.

Cuando se manifiestan opiniones sobre temas de interés público, que proviene de hechos falsos y
difamatorios, los accionantes deben probar la falsedad y el conocimiento que tenía o debía tener el
emisor. (Extractado de un trabajo de Gregorio Badeni, boletín La Ley, 23-06-2000).

8.21 - encarnizamiento terapéutico

Un prestigioso maestro de la bioética, el Dr. Pedro F. Hooft, sostiene que la contracara de la eutanasia es
el "ensañamiento o encarnizamiento médico", figura que se genera cuando frente a cuadros irreversibles,
los profesionales del arte de curar procuran extender ilimitadamente la vida biológica, a expensas de la
dignidad del paciente (diario Clarín, 11-04-01, pág. 33)

8.22 - proceso monitorio

Este tipo de proceso tiende a lograr una mayor celeridad en los casos donde cabe presumir que el actor
tiene derecho a lo que pide.

Si tomamos como ejemplo una demanda de desalojo por vencimiento del contrato, el juez -luego de
examinar el documento donde se instrumentó y sin oír a la contraparte- dicta la sentencia monitoria.

Una vez notificada, si no hay oposición dentro de un plazo determinado, hace cosa juzgada material.

Si no es consentida, el demandado plantea sus defensas y el juicio se convierte en ordinario, produciendo


cada una de las partes toda clase de pruebas.

"El proceso monitorio tiene por finalidad crear un título ejecutorio de manera rápida y económica para

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tutelar el crédito (latu sensu) del acreedor insatisfecho, partiendo del presupuesto de la eventual no
oposición del deudor debidamente notificado, dentro de un plazo útil.

"...presenta las notas típicas de los procesos de conocimiento abreviados, y se estructura de manera
particular sobre tres pilares: el principio dispositivo, la inversión del principio de contradicción o
bilateralidad, y el principio de preclusión" (P.Comas y J.P.Descalzi, La Ley, Actualidad, 05-04-01, pág. 3).

Este sistema fue desarrollado fundamentalmente por Piero Calamandrei en su obra "El procedimiento
monitorio", en el siglo XIX, pero en Italia existen antecedentes desde el siglo XIII.

"Monito" en italiano, significa "reproche, admonición", y "monitorio" puede interpretarse como "advertencia
o requerimiento".

Clamandrei concibió esta figura procesal para aplicarla solo en los reclamos de pago de dinero, pero los
redactores de los proyectos de reformas (Morello, Kaminker y Arazi) la han extendido a otros casos como
la entrega de bienes, por lo que la han denominado "proceso de estructura monitoria".

8.23 - fraude procesal

En el concepto de Carnelutti, es la obtención dolosa de una sentencia, a fin de sustraer determinados


bienes al procedimiento ejecutivo, con el perjuicio consiguiente para los acreedores del dueño de esos
bienes.

Cabe recordar que la palabra faude proviene del latín fraus,-dis que significa "daño causado a alguien",
más tarde "engaño"

Y Manuel Ossorio, en su diccionario de Ciencias Jurídicas y Sociales de (Ed. Heliasta, 2000), define esta
figura con mayor amplitud: "toda resolución judicial en que el juzgador ha sido víctima de un engaño, por
una de las partes, debido a la presentación falaz de los hechos, a probanzas irregulares, en especial por
testigos amañados o por documentos alterados e incluso por una argumentación especiosa".

8.24 - coaching

Un apreciable número de jueces y abogados están siguiendo cursos del denominado "coaching", en la
búsqueda de un perfeccionamiento personal y laboral.

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El nombre de esta nueva técnica tiene su origen en el de un pueblito húngaro: Kocs, donde hace cinco
siglos se produjo una revolución en la industria del transporte al fabricar carruajes más livianos y veloces,
a la par que se estableció un servicio con horarios prefijados. En síntesis: Kocs era la manera más rápida
y eficaz de ir de un punto a otro, es decir cumplir con su objetivo.

El practicante de esta nueva disciplina dice ser un "coach", palabra que en su etimología tiene una doble
acepción: carruaje y entrenador. Notable coincidencia con el concepto de liderazgo: es el mejor vehículo
para transportar a otras personas hacia sus objetivos con la mayor rapidez y eficacia.

8.25 - familia ensamblada

Cuando se unen en matrimonio dos personas que han tenido hijos de relaciones anteriores, nace un
parentesco de primer grado por afinidad entre un cónyuge y los hijos de su consorte, ya sean
matrimoniales, extramatrimoniales o adoptados plenos. De la misma manera, en distintos grados, quedan
incluidos todos los consanguíneos. Este conjunto forma lo que la Dra. Cecilia P. Grosman acostumbra a
denominar "familia ensamblada" y, en el libro homónimo que hizo conjuntamente con la Dra. Irene
Martínez Alcorta, la define como "la estructura familiar originada en el matrimonio o unión de hecho de
una pareja en la cual uno o ambos integrantes tiene hijos provenientes de un casamiento o relación
previa".

8.26 - derecho procesal organizacional, administración de juzgados, manejo de casos, gerenciamiento de


juzgados, flujo de casos, gestión judicial, aspectos organizativos del tribunal, trabajo procesal

Hasta mediados del siglo XX, la actividad de un organismo judicial era de tipo verticalista. El juez, único
con derecho de pensar, ordenaba, y las demás personas cumplían. En la actualidad el enfoque va
cambiando hacia el trabajo en equipo. Todos los integrantes del juzgado son seres racionales y lo mejor
es aprovechar la suma de esas inteligencias.

El cultivo de esa última modalidad, significa algo que no es exactamente derecho procesal, pero muy

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importante para lograr que el derecho se transforme en justicia: la organización y desarrollo del trabajo
diario.

Como toda cosa nueva, viene acompañada de distintas denominaciones, según quien sea el autor,
fenómeno que subsistirá hasta que una de ellas se generalice y logre desplazar a las demás.

Por ahora, me limito a comentar los nombres que he detectado en distintas publicaciones:

DERECHO PROCESAL ORGANIZACIONAL: una de las primeras obras que se han publicado en nuestro
país acerca de este tema, es "La Formación del Derecho Procesal Organizacional" de Humberto Quiroga
Lavié, editada en diciembre del año 1998.
Me atrevo a opinar que la designación no es práctica y, además, utiliza un término que no existe en
nuestro idioma: "organizacional", con el que se pretende suplantar a "organizativo", que sería la expresión
correcta.

ADMINISTRACIÓN DE JUZGADOS: en el año 1993 la Subsecretaría de Planificación del Poder Judicial


de la Provincia de Buenos Aires desarrolló un proyecto que denominó "Administración del Juzgado", con
la participación de jueces de distintos departamentos y técnicos en organización.
Si bien el nombre se adecua a la tarea que se desea individualizar, no podemos ignorar que desde unas
cuantas décadas atrás, existe un organismo denominado "administración" que se ocupa de la parte
económica de la actividad judicial, por lo que estaríamos creando un homónimo que no ayuda a
individualizar al nuevo rubro.

MANEJO DE CASOS: en el programa de la Escuela del Consejo de la Magistratura, hay una materia
denominada "Manejo de Casos", nomenclatura probablemente inspirada en la inglesa case management.

GERENCIAMIENTO DE JUZGADOS: en la época que está tan de moda el management, no resulta


extraña la tentación de hablar del "gerenciamiento de un juzgado", pero pareciera enfocar el tema desde
la óptica del jefe, y no del conjunto de seres humanos que componen el organismo judicial.

FLUJO DE CASOS: Pablo Agustín Grillo Cioacchini, parte de la palabra inglesa workflow, cuya traducción
literal es "flujo de trabajo", y su versión judicial caseflow, o sea, "flujo de casos".
Por ese camino llega a caseflow management, es decir "gerenciamiento de casos" en su trabajo publicado
en la Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año XXVII, nº 59, págs.172/176.

GESTIÓN JUDICIAL: con bastante frecuencia se está mencionando la "gestión judicial", como
diferenciada de la función jurisdiccional. En principio, no está regida por la legislación de fondo, ni la
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procesal, sino por las normas de trabajo diario que haya impuesto costumbre, la decisión del juez y/o el
sentido común, para prestar un eficiente servicio de justicia.

ASPECTOS ORGANIZATIVOS DEL TRIBUNAL: en la carrera de posgrado para especialización en


magistratura, que se dicta en Fundesi (Universidad de San Martín), se ha designado con ese nombre a la
materia donde se estudia el tema aquí comentado. Me permito observar que ello da una idea estática, de
una actividad que es tremendamente dinámica.

TRABAJO PROCESAL: el jurista español José Miguel Guillén Soria prefiere hablar de "trabajo procesal",
como cosa distinta del "derecho procesal", pero que no está divorciado de este último. Por su simpleza y
precisión, me parece que es la manera más adecuada para designarlo.
En el ámbito empresarial se denomina "proceso" a "una secuencia de tareas que combina la utilización de
personas, máquinas, métodos, herramientas, entorno, instrumentación y materiales para convertir las
entradas dadas en salidas con valor añadido". (anexo 1, norma ISO 8402). No cabe duda de la similitud
con el trabajo tribunalicio: todo comienza con la entrada de la demanda, culmina con la salida de la
sentencia que lleva como "valor añadido" la solución de un conflicto, aporte efectivo para la paz social.

8.27 - judicialización de la crisis

La declinante situación económica de nuestro país durante las décadas de 1980 y 1990, llevó a que se
multiplicaran los juicios, especialmente los ejecutivos que hacían los bancos y el fisco, por incumplimiento
de sus deudores. La cantidad era diez o veinte veces superior a la de tiempos normales.

A ello se fue sumando la quiebra de numerosísimas empresas.

En el 2001, para evitar una corrida bancaria, se dictaron disposiciones legales que impidieron el retiro de
los fondos depositados por ahorristas, lo que generó unas trescientas mil acciones de amparo.

Paralelamente, en aquellos tiempos las encuestas demostraban la escasa confianza del pueblo en la

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justicia. Una realizada por Gallup Argentina computaba solo un dieciocho por ciento a favor (diario La
Nación, mayo 2000) pero, paradójicamente, crecía notablemente la cantidad de personas que recurrían a
ella, como última esperanza, y no solo por los motivos ya apuntados.

Quizá como consecuencia de la ineficacia de los otros poderes, se sometieron al Poder Judicial temas
que antes encontraban solución por otros medios más naturales: enfermos graves que reclamaron a su
obra social los medicamentos imprescindibles; representantes de un niño desnutrido que exigieron al
Estado provincial se le proporcionara la alimentación necesaria; organismos estatales que pidieron al juez
la remoción de los piqueteros que entorpecían la circulación.

Y en esa vorágine, casi como resultado de una psicosis colectiva, un músico de la sinfónica interpuso
demanda contra otro que desafinó (Mendoza, año 2004), y una madre pidió para su hija menor el derecho
de visita a un loro (Tucumán, año 2004). Pocos confían en la justicia, pero todos recurren a ella,
fenómeno muy particular que el ámbito forense bautizó con el nombre de “judicialización de la crisis”.

En el Congreso Mundial de Derecho Procesal, realizado en Viena en 1999, el profesor Roberto Berizonce
utilizó otro término: “jurisdiccionalización”, con el mismo significado. Allí, dijo: “la paradoja, en fin, de la
creciente “jurisdiccionalización” de los conflictos de la sociedad en un contexto de descreimiento respecto
de la eficacia del sistema judicial, que ha conducido a acentuar el encumbramiento de la rama judicial
hasta emplazarse como árbitro y garante último del sistema de derechos”.

Resulta notorio que no se ha generalizado el uso de esa palabra y sí la de “judicialización”, que tiene la
ventaja de ser más simple y estar admitida por la Real Academia, con el significado de “acción y efecto de
judicializar”, y este último verbo “llevar por la vía judicial un asunto que podría conducirse por otra vía,
generalmente política”.

8.28 - amicus curiae

La versión castellana de este nombre es “allegado al tribunal” o la menos elegante “amigo del tribunal”. Se
trata de una persona (física o jurídica) que considera estar vinculada en forma directa o indirecta con el
pleito, y quiere ser oída porque tiene o puede tener una afectación mediata de sus intereses en el
resultado final del litigio. No interviene en carácter de tercero voluntario, ni obligado (arts. 90 y sigs.
CPCCN) por lo que no se lo considera parte.

Esta figura jurídica ingresó en nuestra jurisprudencia con el caso “San Luis, Provincia de c/ Estado
Nacional y otros s/ amparo”, donde la primera reclamaba u$s 46.000.000 que tenía depositados en el

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Banco de la Nación Argentina y que habían quedado atrapados por las leyes de emergencia dictadas en
el año 2001.

Atento a que este tema estaba, de alguna manera, vinculado con las presentaciones que habían
efectuado la Asociación de Bancos Públicos y Privados, y la Asociación de Bancos Argentinos en el
expediente “Ministerio de Economía y Banco Central de la República Argentina s/ apelación contra
medidas cautelares”, la Corte Suprema de Justicia consideró conveniente oírlos en la causa de la
provincia de San Luis.

8.29 - acciones colectivas

Antonio Gidi la ha definido como “la acción promovida por un representante (legitimación colectiva) para
proteger el derecho que pertenece a un grupo de personas (objeto del litigio) y cuya sentencia obligará al
grupo como a un todo (cosa juzgada)”.

La reforma constitucional de 1994 introdujo en sus artículos 41 y 42 los derechos de incidencia colectiva y
en el 43 su tutela expedita y rápida a través de la acción de amparo.

La principal característica de los mismos es que son supraindividuales o pluripersonales por pertenecer
indistinta o alternativamente a sujetos integrantes de un grupo, categoría, clase o sector social, en tanto
por el especial objeto de la tutela (derechos ambientales) o por las características de sus titulares
(derechos de los consumidores o usuarios), o por ambos (verbigracia, los étnicos que incumben a los
pueblos indígenas).

En USA, las Federal Rules of Civil Procedure de 1938, fijaron, en la regla 23, las normas fundamentales
rectoras de las “class actions”.

(La presente nota está basada en el trabajo de Mabel de los Santos, “Libro de Ponencias...” del XXIII
Congreso Nacional de Derecho Procesal, págs.25/27).

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IX.- LAS AMBIGÜEDADES POCO RECOMENDABLES

9.1 - un litigante conchudo

Aproximadamente en el año 1980, en una expresión de agravios, el abogado definió a su cliente como
una persona ingenua, inexperta, que había caído en la trampa que le había tendido la contraparte en un
acto jurídico, y pedía que se declarara la nulidad del contrato, por aplicación del art. 954 del Cód. Civil.

En la contestación se negó aquella inexperiencia, afirmando que ese litigante era un "conchudo".

Los primeros que tuvieron acceso a su lectura, se escandalizaron. Pero también hubo quienes, con más
calma, recurrieron al diccionario y allí encontraron los significados "astuto, cauteloso, sagaz". No obstante
ello, la cámara mandó testar la frase y derivó el caso al Tribunal de Ética del Colegio de Abogados de
Junín, sosteniendo que no se podía ignorar el sentido agraviante que la palabra cuestionada tiene
actualmente en nuestro lenguaje.

Vale la pena reproducir párrafos de este curioso hecho, que he tomado de "Sensus", To. XXI, Págs.
106/108. Allí se transcribe lo manifestado por la parte demandada: "¿En qué se fundamenta la nulidad?
Realmente no lo entiendo porque en el libelo en la que se la promueve se demuestra una estupidez que
causa estupor y que no es propio de un conchudo como lo es la contraparte".

Votó en primer término al Dr. Juan Carlos Venini, quien expresó: "Evidentemente el empleo de este último
término tiene un sentido netamente agraviante que ofende no sólo a quienes son su contraparte...sino a la
majestad, la dignidad y el decoro de la justicia..."
"Las normas de ética dictadas de conformidad a lo preceptuado por el art. 25 inc. 8 de la ley 5.177,
disponen que es deber de los letrados guardar a los magistrados el respeto y la consideración que
corresponden a su función social (art. 21), debiendo en sus expresiones verbales y escritas usar la
moderación y energía adecuada, tratando de decir nada más que lo necesario al patrocinio que se le ha
confiado, debiendo en las contestaciones y réplicas dirigidas al colega adversario, mantener el máximo de
respeto, desentenderse de toda expresión violenta o agraviante (art. 19), en ese contexto moral debe
moverse el letrado, por lo que... emplear el término "conchudo" cuya significación popular es harto...
conocida, no siendo dable que se pretenda escudar la injuria ... so capa del sentido castizo, puesto que
como he dicho en nuestro país... constituye un calificativo de sentido netamente injuriante."
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Cabe agregar que, en la edición año 2001 del Diccionario de la Real Academia Española, ha sido
incorporada como segunda acepción de la palabra comentada, en carácter de americanismo:
"Sinvergüenza, caradura", quedando como quinta, coloquial y en desuso: "Astuto, cauteloso, sagaz". En
consecuencia, ya no se la puede utilizar arteramente, disfrazando el agravio con el viejo significado.

9.2 - este expediente es un quilombo

En la culminación del litigio, un veterano abogado sostuvo que el trámite procesal había sido muy
desordenado. El joven letrado que tenía de contraparte dijo: "más que desordenado, utilizando el lenguaje
popular, deberíamos decir que este expediente es un quilombo".

Aunque no resulte elegante el término utilizado, comprendo al novel colega porque, para las nuevas
generaciones, la palabra "quilombo" tiene un solo significado: "desorden". Mejor dicho, es un superlativo
de desorden. Nada más que eso.

En cambio, los que hemos vivido en la Argentina de la primera mitad del siglo XX, la conocimos como el
nombre vulgar del prostíbulo, y no nos animábamos a pronunciarla en un ambiente culto. Era una de las
condenadas "malas palabras".

Probablemente ese término nos llegó desde Brasil, pero allí nunca tuvo el significado que nosotros le
hemos dado. Quilombo era el lugar donde se guarecían los esclavos fugitivos, y formaban una comunidad
muy aguerrida dirigidos por un jefe, bien preparados para resistir las incursiones de represalia de los
blancos. En consecuencia, no se trataba de un lupanar ni de un ambiente donde reinara un superlativo
desorden.

Yendo un poco más al norte, en Venezuela, significa "cabaña campestre o choza", cosa que viene a
sumarse al desconcierto idiomático que nos recuerda que aún no hemos superado la maldición de la
Torre de Babel.

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Finalmente, cabe acotar que el uso que le dio el joven abogado a la palabra que comento, no está al
margen de lo receptado por la Real Academia Española, ya que figura en su diccionario (edición 1992),
como tercera acepción y en carácter de argentinismo: "lío, barullo, gresca, desorden".

9.3 - tengo huebos de apelar

Los que diariamente trabajamos en la redacción de escritos, proveídos, actas y demás piezas procesales,
padecemos de apego a los arcaísmos y los utilizamos sin preguntarnos cuál es la finalidad que
perseguimos al hacerlo.

Invariablemente denominamos "foja" a lo que -en todas las demás actividades- nombramos como "hoja".
Utilizamos "usía" o "su señoría" como manera habitual de dirigirnos a un ciudadano que ejerce funciones
de juez en un país democrático y republicano... y la lista puede continuar según la vocación que tenga el
operador del servicio de justicia por distanciarse del lenguaje corriente.

Hay quienes lo hacen por inercia, impulsados por la rutina; otros por creer que pertenecemos a una elite
con lenguaje incomprensible para el pueblo, y no faltan los que aprovechan para hacer una travesura,
exhibiendo su ingenio socarrón.

Entre estos últimos podemos colocar a alguien que, en el Departamento Judicial de San Isidro, año 1998,
en vez de poner un simple "apelo", se aventuró a utilizar un arcaísmo en la frase "tengo huebos de
apelar", sugiriendo una ambigüedad con espíritu burlón, pero olvidando la sobriedad que debe presidir
todos los actos procesales.

La palabra "huebos", con "h" o sin ella, figuraba en aquella época en el Diccionario de la Real Academia
Española como una expresión anticuada de "necesidad", o "cosa necesaria". En la edición
correspondiente al año 2001 solo se mantiene "uebos", como proveniente del latín opus, pero ha
desaparecido la versión con "h".

X.- INFORMÁTICA Y COMUNICACIONES

Al haber ingresado en nuestro ámbito la informática, y estar sirviéndonos de modernísimos medios para
comunicarnos, con una lexicografía todavía en ebullición, he considerado oportuno hacer una compulsa
del estado en que se encuentra este tema.-

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10.1 - Informática en nuestro idioma

La palabra computadora ha sido resistida por la Real Academia como traducción de la inglesa computer y
-aunque son de su preferencia los equivalentes ordenador (del francés ordenateur) y procesador-
finalmente ha incorporado al diccionario los términos computador y computadora. Se ha apartado de la
tradición española de adjudicar género masculino o femenino a cada una de las cosas, admitiendo ambos
por igual.

Tarea más difícil ha sido el encontrar equivalentes para las palabras hardware y software. Primeramente
se propusieron soporte físico y soporte lógico, luego equipos de informática y programas de informática,
llegándose a un final feliz al decidirse por el apócope de estas últimas dos frases en los términos
"equipos" y "programas", que - por ser univerbales - facilitan la creación de todo tipo de derivados. Así
aparecen, en la edición 1992 del Diccionario de la Real Academia, la 6º acepción de la palabra equipos y
la 12º de programas, con los significados ya referidos.-

Todavía no ha concluído la preocupación por los términos bit y byte. La Real Academia ha aceptado "bit"
y aún no se ha expedido respecto a byte, que algunos traducen impropiamente "octeto" (no todos los byte
están compuestos por ocho unidades). Los académicos expertos en terminología técnica aconsejan "bitio"
y "bitión", palabras que son mucho más lógicas y permiten fácil formación de sus respectivos plurales,
"bitios" y "bitiones".-

Hay autores que proponían la palabra "chipe" como castellanización de chip. Otros "ficha ", "pastilla" y
"circuito integrado", pero la Real Academia ha tomado un camino simple al adoptar "chip" sin
modificaciones. Queda en el aire la dificultad para formar el plural (¨chips o chipes?). No obstante la
decisión del más alto organismo de nuestra lengua, es probable que "ficha" acabe por imponerse debido a
su claro sonido castellano y facilidad para formar derivados. Además, cabe hacer notar que viene siendo
utilizado por organismos internacionales como INTELSAT (comunicaciones por satélite).-

Word processing es traducida habitualmente como procesador de textos, pero un académico ha creado la

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palabra "redactrónica", que se ha venido utilizando en algunos documentos de la O.E.A., con la ventaja
propia de toda expresión univerbal para la formación de derivados.- Es habitual leer "interfase" como
equivalente de la inglesa interface, cosa que es un error, un anglicismo, ya que contamos en nuestro
idioma con la palabra interfaz que corresponde perfectamente a aquélla.

Cassette es una palabra francesa que originariamente se traducía como "cofrecito". El idioma inglés la
adoptó como casset y la Real Academia de la Lengua Española la ha castellanizado así: "casete".

CD-ROM no es una palabra, sino la sigla de "compact disk read only memory", es decir disco compacto
con memoria que sólo nos permite leerla, sin posibilidad de modificar su contenido. Tratándose de
iniciales de una frase inglesa, su traducción sería poco procedente pero no imposible, ya que recordamos
otros casos como P.C. (personal computer) transformada en C.P. (computadora personal). De todas
maneras, el uso ha hecho corriente en la argentina el nombre de "disco compacto" y en España
"cederrón", estimándose que finalmente predominar esta última, aunque también hay autores que han
propuesto "discolegible", por su característica exclusiva de lectura.

Los juzgados que alcanzan una informatización de tal nivel que les permite trabajar con una red interna,
van facilitando la consulta de los proveídos mediante una terminal a disposición de abogados, martilleros,
peritos u otros interesados. Donde más se ha avanzado en ese tema a fines del siglo XX, es en el estado
de Arizona (U.S.A.), y en los denominados kiosks también se pueden obtener otros servicios, como
formularios para iniciar un juicio de divorcio, pagar una multa, etc. Esa palabra no es extraña a nuestro
medio, pero se nota bastante inseguridad en su ortografía, no siendo raro ver escrito "kiosco" o "kiosko",
anglicismo que no tiene razón de ser, ya que contamos con la palabra española "quiosco", derivada del
árabe kusk y no del idioma inglés.

10.2 - Las comunicaciones modernísimas

La palabra "telemática" no aparece todavía en el diccionario oficial de nuestra lengua, no obstante que su
uso está bastante generalizado y, como referencia, es interesante apuntar que el Larouse Diccionario
Moderno Español-Inglés la tiene incorporada como traducción de telematics.

En cambio, sin mayor discusión, han sido incluídas las palabras fax, telefax y telefascímil.-

La tan difundida palabra "internet", nació como sigla de International Networking, cuya traducción literal es
"red internacional", y un concepto más preciso "red de redes". Forma parte de algunas marcas registradas
como Internet Explorer, o Internet Argentina, pero aisladamente no es un nombre propio. Su uso se ha
generalizado tanto que ha pasado a ser un sustantivo común y escribirla con mayúscula es tan erróneo
como si pusiéramos "Teléfono".
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La expresión E-mail popularizada por los usuarios de internet, es apócope de correo electrónico
(electronic mail), y un integrante de la Academia Norteamericana de la Lengua Española ha propuesto
traducirla por "electrocorreo", otros por "correl" (voz compuesta por "corr" de correo y "el" de electrónico).
Sin embargo, el uso está generando palabras como "imeil" grafía fonética de la inglesa, y en España se
acostumbra a decir "te mando un emilio", curiosa castellanización de sonido armonioso con nuestro
idioma. Si avanzamos en el tema, podríamos encontrar otras novedades acuñadas por el pueblo, como el
verbo "meiliar". Por otra parte, cabe recordar que en el año 1971 el ingeniero Ray Tomlinson creó este
modernísimo medio de comunicación, denominando solo como "mensajes" a lo que se enviaba por la red,
apareciendo un año después la expresión E-mail, obra de autor desconocido. Tomlinson opina que, ante
la enorme difusión que ha tenido, debería suprimirse el gión. Llegaríamos así a la nueva palabra "email"
que no necesitaría ninguna adaptación para el español.

Frecuentemente hablamos de "hacer un link" cuando pasamos de una página a otra de Internet,
apretando la tecla izquierda del ratón en el nombre que aparece resaltado en la primera. En castellano
tenemos una palabra que la equivale: "enlace". No es la primera acepción de la palabra inglesa, sino la
que se comenzó a utilizar en el ambiente ferroviario cuando se hacía cambio de vías.

El símbolo @, habitualmente denominado "arroba" en nuestro lenguaje cotidiano, figura ineludiblemente


en las direcciones de correo electrónico de Internet, y es representativo de la palabra inglesa at, que
corresponde a nuestra preposición "en".

Las direcciones mencionadas precedentemente, se componen de varios elementos, cada uno de los
cuales tiene un significado y responde a una necesidad funcional. Así, por ejemplo, la correspondiente a
la Fundación del Banco Municipal de La Plata es "fundbmlp@netverk.com.ar". La primera palabra
identifica al usuario, tal como se estila, reduciendo su nombre a un vocablo que necesita estar
diferenciado de los millones de conectados a la "red de redes". Luego de la arroba, va el nombre de la
empresa proveedora a cuyo servidor está ligada directamente esa fundación y, separado con un punto,
hay tres letras (com), que indican que se trata de un organismo ubicado en la categoría de comercial y,
finalmente, la sílaba "ar" identifica a nuestro país.

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El grupo de tres letras mencionado precedentemente, tiene otras opciones: "org" para organizaciones sin
fines de lucro; "edu" para instituciones educatiovas; "gov" (con "v" labiodental porque es abreviatura de la
palabra inglesa government) para organismos gubernamentales; "mil", para instituciones militares; "net"
para distintos tipos de redes; "web" para actividades relacionadas con Internet; "firm" para negocios o
fitrmas; "shop" para compraventas electrónicas; "rec" para actividades recreativas y "arts" para
actividades culturales y de entretenimiento.

Resulta habitual ver en la televisión a dos o más personas ubicadas en lugares distantes, pero que
aparecen simultáneamente en la pantalla, dialogando. Esto se ha denominado "reunión virtual" o
"videoconferencia". Es previsible que esa técnica facilitará el trabajo judicial permitiendo interrogar
presidiarios sin necesidad de trasladarlos, tomar declaraciones a testigos domiciliados en lugares lejanos,
etc. La palabra videoconferencia no figura expresamente en el diccionario oficial de nuestra lengua, pero
está tácitamente admitida, ya que al definir "vídeo", dice: "elemento compositivo que forma palabras
referentes a la televisión" y presenta como ejemplos, vídeocinta y vídeofrecuencia (siempre con acento
gramatical en la "i".

No conozco equivalente en castellano de la palabra hacker, que es usada con tanta frecuencia.. Pero la
actividad de ese personaje, que en inglés se denomina hacking, la he visto traducida por "hackear",
lamentable versión distorsionada que no armoniza con ninguno de esos idiomas. Todo proviene de hack,
que significa cortar, acuchillar (para algunos también hachar) y comenzó aplicándoseles a los técnicos
telefónicos que arreglaban a los golpes las cajas descompuestas.

Chat es una palabra inglesa que equivale a la nuestra "charlar", pero no obstante la simpleza de la
traducción, se ha generalizado el uso de aquélla y creado el verbo "chatear", que no es inglés, pero que
se viene utilizando en España desde antes de la internet, con un significado muy distinto: "tomarse una
buena cantidad de chatos", es decir, vasos de vino.

10.3 - Vocabulario

Para finalizar esto que recién comienza, he pergeñado un listado. En los casos donde figuran varias
equivalencias, he colocado en primer término las preferidas por la Real Academia y entre paréntesis las
aconsejadas por autores y aún no aceptadas por ese organismo.-

@ = en
backup = copia de resguardo
batch = grupo, serie, lote, partida
beeper = (avisador)
bit = bit, (bitio)
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byte = (bitión)
cassette = casete
CD-ROM = (cederrón), (disco compacto), (discolegible)
Chat = charlar, conversar
chip = chip, (ficha)
computer = ordenador, procesador, computador, computadora
desktop publisher = microeditorial
diskette = disquete
disk-drive = disquetera
E-mail = correo electrónico, (electrocorreo, correl, email)
enter = introducirse, entrar, (intro)
escape = escape, salida
fax = telefax, fax, telefacsímil
file = archivo
floppy disk = disco flexible
hard disk = disco rígido
hardware = equipos
interface = interfaz
kiosk = quiosco
link = enlace
mainframe = macrocomputadora
newsletter = cartas de noticias
off line = fuera de línea
on line = en línea
package = paquete
printer = impresora
prompt = disponible
software library = (programoteca)
sniffer program = programa husmeador
software = programas
tape = cinta

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telematics = (telemática)
teleworking = teletrabajo
word processing = procesador de textos, (redactrónica)

XI.- EL LATÍN
(Su uso y abuso, por abogados y jueces)

Escribe: JUAN F.RADRIZZANI


jfradi@hotmail.com

11.1 - Lengua aparentemente muerta

No es de extrañar que el latín, aparentemente muerto en el uso popular de todo el mundo, aparezca de
vez en cuando.

En primer lugar la Iglesia Católica Occidental lo sigue manteniendo como idioma oficial, al igual que el
Estado Vaticano. De hecho en este mismo año se ha publicado en Roma un diccionario latino con 15.000
nuevas palabras o giros referidos a todo aquello que hace a lo moderno: desde avances científicos hasta
temas de la astronáutica o de la computadora. Este intento de mantener viva por decisión del príncipe
(Vaticano) una lengua tiene bastante de anormal en la historia de ellas. Pero la realidad es esa. Y si hoy
el latín continúa su vida y no está totalmente muerto es en buena parte por aquella iglesia que lo mantiene
en uso, sin desconocer que el Concilio Vaticano II determinó con gran acierto pastoral el uso de las
lenguas vernáculas en su liturgia.

Pero no es la única. El latín sigue vivo a través del derecho romano y del uso bueno o malo que se hace
de él en el mundo judicial . No son extrañas sentencias o escritos judiciales que citen palabras o
aforismos latinos en apoyo de lo decidido o de lo que se dice.

11.2 - ¿latinazgos o latinismos?

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El uso en el ámbito judicial se puede hacer bien y se puede hacer mal, dado que en general tanto jueces
como abogados desconocen la lengua latina y la usan como mejor pueden, acertando a veces el sentido
correcto y las más trasluciendo un “quiero pero no puedo” de sabiduría frustrada.

Esto da origen a los “latinazgos”, palabra que según la Real Academia Española, contiene un juicio de
valor despectivo hacia ese latín mal usado. Alguien me comentó que esos latines decadentes debieran
llamarse “latinismos”, pero en realidad el LATINISMO es un adjetivo que califica palabras castellanas con
origen indebido del latín, así como “galicismos” o “anglicismos” indican palabras españolas con origen
indebido del francés o del inglés. Dudo que haya latinismos en una lengua latina cuyo 80% proviene del
latín, es decir cuyo origen es ese idioma: no se me ocurre cómo puede haber una palabra mal derivada
del latín en castellano.

LATINAZGO es otra cosa: es un adjetivo que califica palabras latinas mal empleadas EN LATÍN. Algo así
como el “spanglish” es el inglés de los hispanos en EEUU, o el “cocoliche” era el italiano hablado por los
hijos de inmigrantes italianos en Buenos Aires, mientras que el lunfardo es el castellano propio de barrios
periféricos al centro de la ciudad utilizado sobre todo por la gente joven. Cuando el latín se usa
correctamente en un discurso castellano es erudición latina , cuando se lo utiliza mal al pronunciar o
escribir la palabra, o dándole un significado incorrecto, es pretensión de erudición latina, que se califica
LATINAZGO. Como pocos saben latín, se disimula y nadie subraya que el pretendido erudito en vez de
latín usa latinazgos.

11.3 - Vocabulario latino

Correspondería, por tanto, hacer un breve diccionario de expresiones latinas usadas por los juristas para
que se escribieran y pronunciaran correctamente, y con el significado que realmente tienen. Aquí va un
listado de expresiones usadas habitualmente:

BJA
- ad effectum videndi et probandi : a fin de ver y probar.
- ab initio : desde el comienzo.
- ab intestato : del (que murió) sin testar.
- alter ego : el otro yo.
- ama et fac quod vis : ama y haz lo que quieras.
- amicus tuus, sed magis amica veritas : (soy) tu amigo, pero (soy) más amigo de la verdad.
- bonum ex perfectione omnium, malum ex quocumque deffectu : el bien (nace) de la perfección de la
totalidad, el mal de cualquier defecto.
- carpe diem : aprovecha el día.
- curia novit iura : el juez conoce el derecho.
- decies repetita placebunt : agradará lo repetido diez veces.
- do ut des : te doy para que me des.
- dura lex, sed lex : dura ley, pero ley al fin.
- esto brevis et placebis : se breve y agradarás.
- etcétera, etc. (et caetera) : y todo lo demás.
- finis coronat opus : el fin corona el emprendimiento.
- funiculus triplex difficiled rumpitur : la cuerda triple dificilmente se rompe.
- historia magistra vitae : historia, maestra de la vida.
- homo homini lupus : el hombre lobo para el hombre.
- in dubiis libertas , in omnibus caritas : en la duda, libertad, en todo caridad.
- in extremis : en los últimos momentos.
- in fine : al fin.
- in situ : en el sitio.
- intuitu personae : mirando a la persona, en razón de la persona.
- ius naturalis : derecho natural: derecho de lo que ha de nacer.
- ius utendi et abutendi : derecho a usar y abusar.
- lacuna iuris : laguna del derecho.
- melior est conditio possidentis : mejor es la condición de quien posee.
- mutatis mutandis : cambiando lo que haya que cambiar.
- natura : naturaleza. Proviene del verbo nascere ; es el apocope del supino; nasciturus/a/um
=naturus/a/um : lo que ha de nacer.
- natura abhorret vacuum : la naturaleza detesta el vacío.
- nemo potest propriam turpitudinem allegare : nadie puede alegar su propia torpeza.
- nimis ius, nullum ius .demasiado derecho, ningún derecho.
- optimum inimicum boni . Lo mejor es enemigo de lo bueno.
- quantum potes tantum aude : cuanto puedas, tanto atrévete.
- quid pro quo : uno por otro.
- quod natura non dat Salamanca non prestat : lo que la naturaleza no da Salamanca(la cultura, la
Universidad) no lo presta.
- quod omnes tangit ab omnibus aprobetur : lo que atañe a todos debe ser aprobado por todos.
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- quorum : de los que. Se utiliza para decir la mayoría requerida: hay 100, DE LOS QUE están presentes
51.
- scl. (scire licet): a saber.
- servatis servandis : respetando lo que se debe respetar.
- sic : así.
- si vis pacem para bellum : si quieres la paz prepara la guerra.
- styllum curiae : el estilo propio de la curia (del juez, de la justicia, del juzgado).
- summum ius, summa iniuria : el exceso del derecho es el exceso de la injuria.
- supra : arriba.
- ultra petita : más allá de lo pedido.
- ut supra : como (se dijo) arriba.

11.4 - Pronunciación itálica, hispana y restituta

En cuanto a la grafía no hay problema: el latín se escribe de una sola manera y no puede haber discusión.

No así en lo que se refiere a la pronunciación, ya que existen al menos tres modos reconocidos: el itálico,
el hispano y el llamado “restituto”, una pretensión de eruditos a la reposición de la pronunciación que
usaron según ellos los latinos en su época clásica: los últimos dos siglos antes de Cristo. Las tres formas
son comúnmente aceptadas y no es reprochable cualquiera de las tres opciones, pero no es tolerable la
mezcla de una pronunciación con otra en el mismo contexto.

Así, por ejemplo, Cicero (Cicerón), en restituta se pronuncia “quiquero”, en itálica “chichero” y en
hispánica “sisero”. Otro caso: mensae (mesas) en restituta “mensae” y, en las otras, “mense”.

BJA
11.5 - a priori y a posteriori

En cuanto al significado de las expresiones usadas tampoco hay discusión. Como en castellano, las
palabras latinas y los giros idiomáticos pueden tener varios sentidos, para ya vienen así impuestos y no
son sujetos a interpretaciones o usos incorrectos, que los transforman en latinazgos. Así por ejemplo es
muy común usar la expresión “a priori” para querer decir primero, y “a posteriori” para decir después. En
realidad el significado de estas expresiones es otro: “a priori” y “a posteriori” son dos modos de razonar: el
uno, antes de analizar exhaustivamente el tema: es lo que se sobreentiende, lo que viene dado por el
mismo enunciado. Kant usó en su lógica “los juicios sintéticos a priori ” para expresar aquellas ideas que
se contienen en el mismo enunciado: decir “padre” “ a priori ” significa que es un ser que tiene un hijo, y si
se quiere que tuvo una mujer con quien logró tener ese hijo. Cuando yo digo: “hombre” digo ser racional,
con inteligencia y voluntad. “A priori” es por tanto aquello que la cosa es: sin más razonamiento que el
significado propio de la cosa. “A posteriori” en cambio es, por ejemplo, una sentencia luego de un largo
proceso, es la conclusión de un análisis, de una premisa mayor, aplicada a una situación concreta en el
razonamiento menor del silogismo y que deriva en la conclusión. El “a” (priori/posteriori) significa desde
dónde arranca el raciocinio: si desde antes de indagar (a priori) o si desde después de indagar (a
posteriori). Nunca significa antes o después.

11.6 - non bis in idem

A veces el uso de alguno de los aforismos latinos genera planteos ideológicos ajenos por completo al
latín, y que implican que contradecir el aforismo es un delito de “ lesa ” majestad (en donde “ lesa ” es el
participio pasivo del latín laedere : herir, ofender), o una herejía contraria al dogma jurídico. El caso típico
para mí es el aforismo “ non bis in idem ”.Este aforismo, usado sobre todo en derecho penal, vale dentro
del derecho penal, pero se pretende extender más allá de ese ámbito, como si no hubiera sanciones a
conductas fuera del derecho penal. Pongamos el reciente caso del partido de fútbol entre Boca y el
“Chivas”de Guadalajara que terminó en escándalo. Ahí deben intervenir por el mismo hecho: la
Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), dando por ganado el partido al equipo mejicano, la
AFA suspendiendo el estadio de Boca por el fácil ingreso de plateistas a la cancha, el juez
contravencional por incumplimiento de la ley del deporte, y probablemente el juez de instrucción por las
agresiones sufridas por el jugador mexicano. Ahí no hay “ non bis in idem ”. Pongamos otro ejemplo que
nos da la Constitución: en estado de sitio el presidente de la Nación no puede imponer penas (del
Derecho Penal, obviamente) pero puede ordenar el arresto de quienes producen el estado de conmoción
interna. El sujeto arrestado a disposición del PEN tiene la opción de salir del país. Pero si la conmoción
interna la produjo cometiendo algún delito el juez de instrucción o el fiscal correspondiente debe hacer los
planteos penales y ordenar la detención preventiva. De modo que por el mismo hecho el presidente
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puede arrestarlo y el Poder Judicial iniciarle la causa penal y además ordenar la detención preventiva.
Tampoco aquí hay aplicación del “ non bis in idem ”.

Se podrían dar miles de casos más. Sin embargo en mi juzgado tengo algunas nulidades dictadas por la
cámara penal porque consideran que si algo es delito no puede ser contravención por el “ non bis in idem
”. Yo me pregunto que eficacia puede tener la aplicación dogmática e ideológica de ese principio cuando
habiendo dos personas juntas, una con un cuchillo y otra con un revolver, la que tiene el cuchillo va
arrestada por diez días por la ley contravencional de la provincia de Buenos Aires y el que tiene el
revólver se vuelve a su casa con una denuncia penal que recién se transformará en un juicio o una
sentencia dentro de algunos años, si no prescribe antes. Conste que la ley no ha derogado la
contravención existente antes de la misma.

11.7: ¿erudición o vanidad?

El uso por parte de jueces y abogados del latín debe ser hecho con conocimiento de causa y no por
aparentar saber y acreditar que no sabe. Es una forma de supervivencia que tiene la lengua, a veces
bien, otras veces con latinazgos que diagnostican lo grave que está aquel idioma. No es cuestión de
hacerlo sobrevivir con pulmotor y con cables de toda especie. Lo importante, como toda lengua, es que
sirva para que nos comuniquemos los humanos, que eso también somos los jueces y abogados. Cuando
se usa sólo por vanidad, ocurre muchas veces lo del pavo real: cuando intenta mostrar su belleza, en
realidad muestra su fealdad. No parece conveniente que profesionales del derecho, jueces o abogados,
intentemos mostrar sabiduría mostrando en realidad lo pavo que somos.

BJA

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