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En el texto “Teoría de la Reproducción Social.

Elementos fundamentales para


un feminismo marxista” (2020) las autoras, radicadas en la academia norteamericana,
caracterizan la perspectiva norteamericana dentro de la Teoría de la Reproducción Social
(TRS), a la que adscriben, contrastándola de la perspectiva del operaísmo/obrerismo
italiano. Desde el feminismo marxista, se diferencian de autoras como Dalla Costa,
James, Fortunati o Federici, propias de la tradición italiana.
El debate se centra en la concepción teórica del valor bajo el capitalismo, y sobre
la producción de valores de cambio. En este sentido, las aguas se dividen en función de
cómo analizan al trabajo reproductivo. En una primera línea teórica, las obreristas
italianas sostienen que el trabajo reproductivo produce valores de cambio, en la medida
en que se torna condición necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo,
generadora de mercancías. En esta línea podemos ubicar a Isabel Larguía (autora
latinoamericana), quien en su contribución al libro “Las mujeres dicen basta” (1972)
sostiene que el trabajador solo puede producir plusvalor gracias a un proceso previo de
reproducción de su fuerza de trabajo, logrado mediante el trabajo invisible que realizan
las mujeres en sus hogares. En este sentido, el trabajo reproductivo “se expresa
transitivamente en la creación de plusvalía, a través de la fuerza de trabajo asalariada”
(Larguía en Las mujeres dicen basta, 1972).
En una segunda línea teórica se ubica la tradición norteamericana del feminismo
marxista, que sostiene que el trabajo doméstico no es trabajo productivo, no genera
valor de cambio, y por tanto no es la base fundamental del sistema capitalista, sino que
esta sigue siendo la extracción de plusvalía. Para esta lectura teórica, el trabajo
reproductivo solo asegura las condiciones necesarias para la producción de valor; es
decir, solo se comprende al trabajo reproductivo como regenerador de la fuerza de
trabajo y de las condiciones de posibilidad del trabajo productivo. Pero esto no debe
confundirse con la generación de valor, ni con la productividad del trabajo.
Básicamente es esta la distinción teórica importante entre estas dos corrientes,
ya que en muchos otros aspectos coinciden: la perspectiva de género, el análisis de la
familia en términos capitalistas de organización social, etc.

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