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Recuerda quién eres

Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera. Y fue la
tarde y fue la mañana: el sexto día. Génesis 1:31 (NBLA)

Cuántas veces les dije esas palabras a mis hijos, especialmente cuando
eran más jóvenes. Quiero que ellos recuerden que son hijos del Dios
Todopoderoso. Yo sé que, si ellos recuerdan esta verdad, estarán mejor
preparados para vivirla.

Génesis 1 y 2 es como uno de esos recordatorios para mí. Un recordatorio


que necesitaba cuando mi corazón estaba roto y se sentía como si todo lo
bueno se escapara lejos de mí. Me sentía muy insignificante. Estaba
tratando de continuar hacia adelante después de un profundo dolor de
traición. Continuaba a preguntarme, “¿Es posible sanar de un dolor como
este?”.

Mientras navegamos por un mundo lleno de dolor y corazones que suelen


estar llenos de vergüenza, los dos primeros libros de la Biblia parecen
como si Dios estuviera susurrándonos: recuerda quién eres. Recuerda que
Yo te diseñé. Recuerda todo lo que te he llamado a ser.

Cuando Dios formó, moldeó y pintó este mundo y sus criaturas para que
existieran, Su bondad se filtró con cada pensamiento y toque. Y cuando
Dios terminó, Génesis 1:31a nos dice: “Dios vio todo lo que había hecho; y
era bueno en gran manera”.

Me encanta que Dios declarara que Adán y Eva eran excesiva y


abundantemente buenos, incluso cuando los ingredientes que Él usó para
crearlos eran muy sencillos y básicos. Polvo y un hueso roto (Génesis 2:7;
Génesis 2:21-22) no eran el más prometedor de los comienzos.

Por sí solos, estos ingredientes no equivaldrían a nada. Insignificantes.


Inaceptables.

Pero escogidos por Dios y luego soplados y tocados por Dios, se


convirtieron en la única parte de la creación hecha a imagen de Dios
(Génesis 1:27). Ellos eran nada y fueron convertidos en el algo más
glorioso. Ellos fueron hechos para ser el reflejo visible de la imagen de un
Dios invisible.

Y no quiero que ignoremos el significado de Génesis 2:18 cuando Dios dijo


que haría una ayuda adecuada para Adán. La palabra hebrea traducida
“adecuada” en NVI es ‫( ֶנֶגד‬neged), que significa “lo que está delante de ti, a
tu vista, frente a tu cara, en tu vista”. Entonces esta palabra “adecuada”
da un significado al tipo de ayuda que Adán necesitaba. Además de solo
necesitar una ayudante para trabajar el jardín o una compañera
únicamente diseñada para tener hijos y así poder dar vida, Adán
necesitaba algo visual, alguien enfrente de Él para ver.

Esto me parece ser una reflexión, pero no como un espejo que refleja solo
lo que está enfrente de uno. No, esto más bien es un recordatorio de que
lo que estaba enfrente de Adán, era el reflejo de la imagen de Dios.

Parece que Eva, al ser la ayuda adecuada para Adán, sería un recordatorio
de quién era Adán, un ser humano creado a la imagen de Dios. Un reflejo
de la gloria y bondad de Dios. Es un recordatorio que Eva también habría
necesitado. Y juntos, Adán y Eva tenían que llenar la tierra con la gloria de
Dios. No solo para ser fructíferos y multiplicarse al tener hijos, sino
también para multiplicar la evidencia de Dios Mismo (Génesis 1:28).

Su diseño a la imagen de Dios declaró al mundo: “¡Dios es digno de


alabanza!”.

Y su diseño les permitió declararse el uno al otro: “Recuerda quién eres.


Eres de Dios. Por Dios. Hecho a Su imagen. Amado desde lo insondable del
corazón del Padre. Atesorado más allá de la imaginación”.

Este es el eco divino. A esto fueron llamados Adán y Eva, y es aquello a lo


cual también estamos llamados. Cada una de nosotras con un corazón
palpitante. Y cuanto más nos recordemos unas a otras quiénes somos
realmente, más resonará la bondad y la gloria de Dios en toda la tierra.

No somos solo polvo y hueso.

No somos lo que hemos hecho o lo que nos han hecho.

No somos lo peor de lo que otros han dicho acerca de nosotras.


Somos el propio aliento y toque de Dios. Diseñadas y amadas por Dios. Un
reflejo de la gloria y bondad de Dios.

Estas son las verdades que necesitaba recordar sobre quién soy. Soy
mucho más que la suma total de un corazón herido, adolorido e inseguro.
Quizá es lo que tú también necesites… entonces déjame susurrarle a tu
alma: «recuerda quién eres».

Padre Dios, ¡qué regalo más hermoso y humilde es ser portadora de Tu


imagen! Ayúdame a cambiar la forma en que me veo a mí misma y a los
demás. Muéstrame si hay alguien a quien he estado viendo a través de
una lente de dolor y vergüenza en lugar de Tu lente divino de amor.
Quiero que mi vida sea una declaración de Tu bondad y gloria. Y quiero
hablar vida y verdad a los corazones heridos de las personas que han
olvidado quiénes son. En el Nombre de Jesús, Amén.

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