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Francisco Pizarro

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Para otros usos de este término, véase Francisco Pizarro (desambiguación).

Francisco Pizarro

Retrato por Amable-Paul Coutan, 1835


Gobernador, marqués, capitán general, adelantado y alguacil
mayor de Nueva Castilla

1535-1541

Monarca Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano


Germánico

Sucesor  Diego de Almagro el Mozo (gobernador de


facto)
 Cristóbal Vaca de Castro (gobernador interino
legal)

Información personal

Nombre de
Francisco Pizarro González 
nacimiento

Nombre en
Francisco Pizarro y González 
español

Nacimiento 16 de marzo de 14781


Trujillo, Corona de Castilla, Imperio español

Fallecimiento 26 de junio de 1541 (63 años)


Ciudad de los Reyes (Palacio de Gobierno), Nueva
Castilla, Imperio español

Causa de
Herida por arma blanca 
muerte

Sepultura Catedral de Lima 

Nacionalidad Española

Religión Catolicismo

Familia

Padres Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar


Francisca González Mateos

Cónyuge Quispe Sisa o Inés Huaylas Yupanqui

Pareja Quispe Sisa


Cuxirimay Ocllo
Añas Colque 
Hijos Francisca Pizarro Yupanqui 

Familiares
(Hermanos y hermanastros)

Hernando Pizarro de Vargas


Inés Rodríguez de Aguilar
Isabel de Vargas
Gonzalo Pizarro Alonso
Juan Pizarro Alonso
Diego Pizarro Alonso
Catalina Pizarro Biedma
Graciana Pizarro Biedma
Mateo Pizarro Biedma

Información profesional

Ocupación Militar, conquistador, explorador y político

Años activo 1496-1541

Lealtad Imperio español

Rango militar Capitán general, alguacil mayor

Conflictos Conquista del Imperio incaico y Guerras civiles


entre los conquistadores del Perú

Título Marqués, adelantado

Distinciones Marqués
Orden de Santiago 

Firma

Escudo

[editar datos en Wikidata]

Francisco Pizarro González (Trujillo, 12 de mayo de 1468?-Lima, 30 de junio


de 1541)1 fue un conquistador español que lideró durante la primera mitad del
siglo XVI la expedición que iniciaría la conquista del Perú.a Posteriormente
sería nombrado gobernador de Nueva Castilla, con sede de gobierno
en Ciudad de los Reyes (Lima).
Pizarro integró la expedición que descubrió el Mar del Sur (Océano Pacífico),
empresa liderada por Vasco Núñez de Balboa en 1516. En 1535, tras capturar
y ajusticiar al inca Atahualpa, pudo imponerse sobre el Imperio incaico con
ayuda de diversos rebeldes locales, conquistando el mencionado estado
imperial cuyo centro de gobierno se ubicaba en el actual Cuzco, Perú, además
de establecer una dependencia española sobre él. Obtuvo el título de marqués
y sus descendientes tuvieron el título de marqueses de la Conquista, siendo
este el título utilizado por el cronista don Francisco López de Gómara en
su Historia General de las Indias, capítulo CXXXII. También fue referido como
marqués por Pedro Cieza de León en su libro Chrónica del Perú. Para sus
huestes indígenas era conocido como Apu (‘jefe’, ‘señor’, ‘general’) o Machu
Capitán (‘viejo capitán’).2

Infancia y juventud[editar]

Casa-Museo de Francisco
Pizarro en Trujillo (España)
Francisco Pizarro nació en la ciudad extremeña de Trujillo. Existen dudas
acerca de la fecha exacta de su nacimiento puesto que, si para unos
historiadores fue el 12 de mayo de 1468, para otros fue la misma fecha, pero
del año 1469.1 Algunos historiadores llegan a hablar de 1471.
Fue hijo con señorío de naturaleza española del hidalgo Gonzalo Pizarro
Rodríguez de Aguilar (ca.1446-1522), llamado el largo o el romano, importante
personaje de la época con gran influencia que participó en las campañas de
Italia bajo el mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, y de Francisca
González Mateos, dama de recámara noble de Beatriz Pizarro, la tía de
Gonzalo, devota del convento de San Francisco el Real (junto a la Puerta de la
Coria). Pizarro era pariente lejano de Hernán Cortés, quien conquistó el Imperio
azteca.3
A la edad de veinte años se alistó en los tercios españoles que, a las órdenes
de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, luchaban en las
conocidas como campañas de Nápoles contra los franceses. Según López de
Gómara, habría servido bajo las órdenes de este, siempre como soldado, en el
sur de la península, Calabria y Sicilia. Viajó a Sevilla, donde permanecería
hasta su marcha a América.

Primeros años en América[editar]


En 1502 llegó a América en la expedición de Nicolás de Ovando, el nuevo
gobernador de La Española. De sus primeros años en América se sabe muy
poco. Probablemente pasó un tiempo en la isla de La Española. 4 Se crearon
dos nuevas gobernaciones en las tierras comprendidas entre los cabos de la
Vela (Colombia) y de Gracias a Dios (en la frontera entre Honduras y
Nicaragua). Se tomó el golfo de Urabá como límite de ambas
gobernaciones: gobernación de Nueva Andalucía y Urabá al este, gobernada
por Alonso de Ojeda, y la de Veragua al oeste, gobernada por Diego de
Nicuesa.
Descubrimiento del Mar del Sur (Océano Pacífico)

Pizarro tomando posesión del Pacífico en


nombre de los reyes de España, pintura de Ignacio Merino (1850)
En 1509 hubo una expedición comandada por el bachiller y alcalde mayor de
Nueva Andalucía Martín Fernández de Enciso, que salió a socorrer a su
superior jerárquico, el gobernador Alonso de Ojeda. Ojeda, junto con setenta
hombres, había fundado el poblado de San Sebastián de Urabá en Nueva
Andalucía, lugar donde después se levantaría la ciudad de Cartagena de
Indias; sin embargo, cerca del establecimiento existían muchos indígenas
belicosos que usaban armas venenosas, y Ojeda había sido herido en una
pierna. Poco después, Ojeda se retiró en un barco a La Española, dejando el
establecimiento a cargo de Francisco Pizarro, que en ese momento no era más
que un soldado en espera de que llegara la expedición de Enciso. Ojeda pidió a
Pizarro que se mantuviera con unos pocos hombres por cincuenta días en el
poblado, o que de lo contrario usara todos los medios para regresar a La
Española. Hombre de fuerte carácter y poco dispuesto a la actividad
sedentaria, participó en la expedición de Ojeda que exploró América
Central y Colombia (1510), y luego en la de Vasco Núñez de Balboa que
culminó en el descubrimiento del Mar del Sur (más adelante conocido
como océano Pacífico) en 1513.
Al año siguiente, Pedro Arias Dávila se convirtió en el nuevo gobernador
de Castilla de Oro y sucedió a Balboa. Durante los siguientes cinco años,
Pizarro se convirtió en un estrecho colaborador de Dávila y el gobernador le
asignó un repartimiento de indígenas y ganado. Cuando Dávila decidió
deshacerse de Balboa por desconfianza, instruyó a Pizarro para que lo
arrestara personalmente y lo llevara a juicio. Balboa fue decapitado en enero
de 1519. Por su lealtad a Dávila, Pizarro fue recompensado con los cargos de
alcalde y encomendero de Panamá desde 1519 hasta 1523. Existen
discrepancias sobre el estado de la fortuna de Pizarro durante su estancia en
Panamá. Al respecto, Horacio Urteaga afirmó que:
Este es el único cronista que asegura que la situación económica de Pizarro y Almagro era holgada.
Quintana y Mendiburu, que mucho averiguaron sobre la vida de los conquistadores, aseguran que
Pizarro era uno de los moradores de Panamá menos acaudalados, y cuando llegó el caso de la
famosa contrata para descubrir el Perú, ambos socios no pudieron poner otra cosa que su industria
personal y su experiencia.

Los socios de la conquista


En 1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y Hernando de Luque, un
hombre influyente, cura de Panamá, para conquistar «Birú» o «El Birú»
(el Imperio incaico), del que tenían vagas noticias, repartiéndose las
responsabilidades de la expedición. Pizarro la capitanearía, Almagro se
encargaría de la intendencia y Luque estaría al cargo de las finanzas y de la
provisión de ayuda. Existen noticias de un cuarto asociado, el licenciado
Espinosa, que no quiso figurar oficialmente y que habría sido el financiador
principal de las expediciones hacia el Perú.
Trece de la Fama
Artículo principal: Trece de la Fama
A finales de septiembre de 1526, cuando habían transcurrido dos años de
viajes hacia el sur afrontando toda clase de inclemencias y calamidades,
llegaron extenuados a la isla del Gallo, en la bahía de Tumaco, actual sur
de Colombia en la costa del Pacífico. El descontento entre los soldados era
muy grande; llevaban varios años pasando calamidades sin conseguir ningún
resultado. Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan adelante;
sin embargo, la mayoría de sus huestes quiere desertar y regresar. Allí se
produce la acción extrema de Pizarro, de trazar una raya en el suelo de la isla
obligando a decidir a sus hombres entre seguir o no en la expedición
descubridora. Tan solo cruzaron la línea trece hombres. Los Trece de la Fama,
o los Trece caballeros de la isla del Gallo, fueron: Bartolomé Ruiz de
Estrada, Pedro de Halcón, Alonso Briceño, Pedro de Candía, Antón de
Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén, Alonso de Molina, Martín de
Paz, Cristóbal de Peralta, Nicolás de Ribera y Laredo, Domingo de
Soraluce y Juan de la Torre.
Sobre la escena que se vivió en la isla del Gallo, luego de que Juan Tafur le
transmitiera la orden del gobernador Pedro de los Ríos, nos la cuenta el
historiador José Antonio del Busto:
El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda
hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se
limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la
arena:
Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere
buen castellano lo que más bien le estuviere.
Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la
duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que en
número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, no poco se alegró, dando
gracias a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada. Sus nombres
han quedado en la Historia.
José Antonio del Busto
Pizarro y los Trece de la Fama esperaron refuerzos cinco meses en la isla del
Gallo, los cuales llegaron de Panamá enviados por Diego de
Almagro y Hernando de Luque, al mando de Bartolomé Ruiz. El navío encontró
a Pizarro y los suyos en la isla de la Gorgona, hambrientos y acosados por los
indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur. Pizarro no fue ni el
primero ni el único que intentó la conquista del Perú. Dos años antes, en
1522, Pascual de Andagoya intentó la aventura: su expedición terminó en un
estrepitoso fracaso. Sin embargo, las noticias de la existencia de «Birú» y de
sus enormes riquezas en oro y plata influyeron sin duda en el ánimo de los
asociados y pudieron haber sido decisivas en la toma de decisión para
acometer la empresa.

La conquista del Perú[editar]


Artículo principal: Conquista del Perú
Con la Capitulación de Toledo de 1529, firmada por Isabel de Portugal con la
autoridad del rey Carlos I, se concedieron los derechos de dominio sobre la
zona de Perú explorada hasta ese entonces. El territorio que correspondía a
Pizarro iba desde el río de Santiago (río de Tempula o Cayapas) en el norte de
Ecuador, hasta el Cuzco.5 En 1531 Pizarro zarpó desde la ciudad
de Panamá con 180 soldados, desembarcando cerca de Puerto Bolívar, en lo
que ahora es la ciudad de Machala, que entonces formaba parte del Imperio
incaico llamado Tahuantinsuyo, que se extendía desde Colombia hasta Chile
con una población aproximada de 12 millones de personas.
Los incas tenían una leyenda sobre que un día el dios Wiracocha regresaría
desde la tierra del sol poniente, una deidad que según ellos vestía de oro y
plata, con barba blanca y ojos verdes, y que se había ido a través del océano
Pacífico para volver en tiempos de gran necesidad. Los nativos norteños vieron
la llegada de los españoles que tenían características semejantes a las de
Wiracocha, narradas en su leyenda. Los tallanes le comunicaron
a Atahualpa que los españoles eran dioses, dada su piel blanca, sus barbas,
sus brillantes armaduras y que habían venido en grandes naves desde el
océano Pacífico.6
Atahualpa creyó el origen mitológico de los conquistadores y lo tomó como
buen presagio en ánimos de acabar con la guerra civil en que estaba sumido el
Tahuantinsuyo por la sucesión del emperador Inca Huayna Cápac, muerto por
viruela. Los príncipes Huáscar y Atahualpa luchaban por la toma
del Cuzco (capital del imperio).
La captura de Atahualpa[editar]
Artículo principal: Captura de Atahualpa
Pintura que representa a Pizarro capturando a

Atahualpa. Los trece de la isla del Gallo, pintura

de Juan Lepiani (1902) Francisco Pizarro a


caballo, óleo de Daniel Hernández Morillo.
Fue invitado por Atahualpa a encontrarse en la fortaleza inca de Cajamarca,
por intermedio de un emisario muy allegado a él. El emisario se encontró con
los españoles en Caxas y además de llevarle regalos (patos desollados, vasijas
en forma de fortaleza, etc.) midió las fuerzas de los españoles y lo invitó a
continuar su marcha por el valle del Chancay, cerca del pueblo
de Chongoyape hasta Cajamarca para entrevistarse con Atahualpa. Pizarro
aceptó y le envió una fina camisa de Holanda y dos copas de vidrio al Inca
como regalo. Así, se adentró en territorio inca con 168 soldados y 37 caballos,
y se dirigió a Cajamarca.
Los españoles, al llegar a los núcleos incas, vieron que se trataba de una
civilización avanzada, con sistemas de irrigación, una rica cultura y un ejército
poderoso. Al llegar a la fortaleza de Cajamarca la encontraron casi vacía, y la
exploraron inquietos temiendo una emboscada. Sin embargo, Atahualpa se
encontraba en un manantial cercano con su hermana sin preocuparse en
absoluto por la presencia de los españoles. Pizarro deseaba hablar con
Atahualpa, por lo que envió emisarios. El encuentro que tuvo lugar entre el rey
y los enviados de Pizarro fue muy tenso. Atahualpa y sus hombres vistieron sus
mejores galas en el recibimiento y tenía una pose muy seria. Los incas nunca
habían visto caballos, de modo que los españoles decidieron permanecer en
sus monturas y encabritarlos y hacerlos relinchar en presencia del monarca
inca. Atahualpa respondió bebiendo del cráneo de un prisionero ejecutado.
Posteriormente, ofreció copas de oro a los españoles, de las que ellos
bebieron. Finalmente, prometió ir a Cajamarca al día siguiente a entrevistarse
con Pizarro.5
Los exploradores habían contado al menos 30 000 guerreros incas, por lo que
iniciar una conquista militar sería imposible. La noche del 16 de noviembre de
1532 los españoles rezaron pensando que sería la última vez. A la mañana
siguiente los españoles se prepararon para la batalla y se escondieron en un
patio a esperar. Posteriormente, vinieron miles de soldados incas desarmados
y los rodearon. Luego, vino un desfile de cientos de sirvientes limpiando el
camino para el paso del rey Atahualpa, que iba subido en un trono de oro
rodeado de sus líderes. Entonces el capellán de los españoles se acercó al
trono con una cruz y una biblia, y pidió al rey que se retractara de sus creencias
paganas y aceptara el bautismo y la autoridad del rey de España Carlos I.
Atahualpa tomó la Biblia, la examinó sin entender nada de lo que ponía y la
arrojó al suelo, lo que fue interpretado como una blasfemia por los españoles y
Pizarro ordenó abrir fuego. Los españoles posteriormente sacaron sus
espadas, iniciaron el ataque y tomaron prisionero a Atahualpa (16 de
noviembre de 1532).

Cuarto del rescate de Atahualpa en Cajamarca.


Los incas lo llenaron una vez de oro y dos de plata. El botín fue entregado a

Pizarro. Imperio inca


Ejecución de Atahualpa, según grabado de A. B.
Greene (c. 1891).
Fue confinado en una sala de Cajamarca con sus tres esposas y se le dejaba
seguir conduciendo sus asuntos de gobierno. Pizarro, además, hizo que el inca
Atahualpa aprendiera el idioma español y le hizo aprender a leer y a escribir.
De esta forma, fue posible comunicarse con el rey inca, que le informaba de
sitios donde había oro. Además, jugaba partidas de juegos de mesa con el rey
indígena. Pizarro emprendía con sus hombres exploraciones en busca del
preciado metal. En una de ellas llegaron a encontrarse con la fortaleza
de Sacsayhuamán, donde grupos de incas se resistían a los españoles. Los
españoles atacaron la fortaleza y la conquistaron. En sus expediciones los
españoles encontraron desiertos, salinas e incluso hacia el Este, exploraron en
la selva del Amazonas.
Para crear un vínculo más cercano, Atahualpa ofreció a Pizarro a su hermana
favorita en matrimonio, Quispe Sisa, era hija del emperador inca Huayna
Cápac. El conquistador la hizo bautizar como Inés Huaylas y tuvo dos hijos con
ella: una primera hija a la que llamó como su padre, Francisca Pizarro
Yupanqui, y Gonzalo, que murió joven.
Atahualpa propuso a Pizarro llenar la habitación donde se encontraba preso, el
conocido como Cuarto del Rescate, dos veces, una con oro y otra con plata a
cambio de su libertad, lo que Pizarro aceptó. Los súbditos trajeron oro
en llamas durante tres meses hacia Cajamarca de todas las partes del reino
para salvar su vida. Finalmente lograron reunirse 84 toneladas de oro y 164 de
plata.7
Francisco Pizarro ordenó la ejecución de Atahualpa, mientras estuvo
prisionero. A pesar de haber recibido el rescate más alto de la historia, lo
mandó ajusticiar la noche del 26 de julio de 1533 por los delitos
de sublevación, poligamia, adoración de falsos ídolos y por haber ordenado
ejecutar a su hermano Huáscar. Además, se creía que había mandado un
ejército para luchar contra los españoles desde el sur hacia el norte
comandado por el general Chalcuchímac. Se le ofreció ser quemado vivo o
convertirse al cristianismo y ser estrangulado, y eligió el estrangulamiento. Fue
estrangulado en el poste, después de que el sacerdote lo bautizara dándole el
nombre cristiano de Francisco.5 Esa noche miles de súbditos de Atahualpa se
suicidaron para seguir a su señor al otro mundo. 5
Toma del Cuzco[editar]
Artículo principal: Toma del Cuzco
Pizarro mantuvo una estrecha alianza con la nobleza incaica, partidaria de
Huáscar, lo que le permitió completar la conquista del Cuzco el 15
noviembre de 1533, defendida enérgicamente por Quizquiz, el general de los
ejércitos de Atahualpa, quien no pudo evitar la pérdida de la ciudad. En esta
fase fueron decisivas las deserciones a la causa de los incas de gran parte de
las tribus sujetas a los señores del Cuzco, que se pusieron del lado de los
conquistadores. Los españoles trabajaron astutamente para alimentar estas
rivalidades y nombraron gobernantes títeres para que dirigieran sus propios
fines, confiando en la lealtad del pueblo a las instituciones incas. Túpac
Hualpa fue el primero de estos "colaboracionistas" y, a su muerte, fue
elegido Manco Inca, un hermano de Atahualpa ya leal a Huáscar, quien sin
embargo habría resultado cualquier cosa menos maniobrable.

Gobernador de Nueva Castilla[editar]

El marqués8 Francisco Pizarro9 fue adelantado y


primer gobernador de Nueva Castilla,10 que fue la base territorial sobre la cual
se asentó y expandió el Virreinato del Perú.
Pizarro, por su parte, ahora gobernador de un vasto territorio, aspiraba a
estructurar los territorios administrados de una forma que prestigiara el
importante cargo que ocupaba. Cuzco había sido la capital de los incas, un
pueblo montañés cuyos intereses estaban lejos del mar. Los españoles, en
cambio, necesitaban un acceso al mar que les garantizara relaciones
duraderas con otros territorios. Se decidió entonces fundar una nueva capital
en la costa y el propio Pizarro se dedicó a su construcción. La ciudad, fundada
el 18 de enero de 1535, tenía el nombre de Ciudad de los Reyes; más tarde
pasó a llamarse Lima y siguió siendo la capital del Virreinato del Perú y
posteriormente de la República del Perú.11 Los territorios aún inexplorados
fueron conquistados posteriormente y Pizarro repartió generosamente entre
sus compañeros los cargos y deberes, creando una red de fieles colaboradores
que le debían las riquezas adquiridas.
Mientras tanto, su hermano Hernando Pizarro, que había partido a España para
entregar el Quinto del Rey a la corona, regresó portando el título
de marqués para su hermano Francisco, y el de adelantado para Almagro, al
cual se le habían concedido 200 leguas al sur del territorio atribuido a Pizarro.
Sin embargo, aún quedaban algunas cuestiones por definir para que el nuevo
gobernador pudiera disfrutar en paz de los sensacionales éxitos que había
obtenido. Manco Inca preparaba una revuelta y su antiguo colaborador, Diego
de Almagro, amenazó con graves reclamaciones sobre sus derechos
lesionados.
Guerra civil entre conquistadores[editar]
Artículo principal: Guerras civiles entre los conquistadores del Perú
Asesinato de Francisco Pizarro a manos de los almagristas, según un grabado
del siglo XIX. Una versión muy extendida atribuye a Juan de Rada la estocada
mortal en la garganta que acabó con la vida del marqués gobernador.
Diego de Almagro, considerando que el Cuzco estaba dentro de su jurisdicción
destituyó a Juan Pizarro y lo encarceló junto a su hermano Gonzalo. Francisco
acudió desde Lima y firmó un acuerdo con Almagro en Cuzco, tras lo cual
Almagro partió para Chile. A la vuelta de su infructuosa expedición, Almagro
trata de ocupar de nuevo el Cuzco, el cual, defendido por su regidor Hernando
Pizarro, estaba resistiendo un largo cerco por parte de los incas sublevados al
mando de Manco Inca, que había conseguido huir de los españoles.
Mientras tanto Pizarro en Lima sufrió también el cerco de dicha ciudad por
parte de Quizu Yupanqui, general y pariente de Manco Inca, quien tras estar a
punto de tomar la capital pereció en la batalla. La victoria de Pizarro en Lima se
debió a su estratégica alianza con los señores étnicos enemigos de los incas.
En este caso en particular destacó la alianza con el curaca de huaylas. Estos
acudieron a Lima con cinco mil hombres, quienes pelearon junto a los
españoles en la defensa de Lima frente al cerco y ataque de Quizu Yupanqui.
Tras la llegada de Almagro al Cuzco, Manco Inca levantó el cerco, lo que
aprovechó Almagro para encarcelar a Hernando y Gonzalo Pizarro. Tras
derrotar al lugarteniente de Pizarro, Alonso de Alvarado, en la batalla de
Abancay, llega a un nuevo acuerdo con Pizarro en Mala (1537), por el que
Hernando es puesto en libertad.
La paz fue corta y ambos bandos volvieron a enfrentarse en la batalla de las
Salinas (1538), cerca de Cuzco. Los almagristas fueron derrotados y Diego de
Almagro encarcelado, tiempo después fue condenado a muerte y ejecutado por
Hernando Pizarro sin la autoría de su hermano Francisco, en la Plaza de
Armas del Cuzco (8 de julio de 1538). Tras la muerte de Almagro, Pizarro se
dedicó a consolidar los territorios fundados y a fomentar las actividades
exploradoras (envía a su hermano Gonzalo a Quito y a Pedro de
Valdivia a Chile).

Muerte[editar]
La muerte de Francisco Pizarro, óleo de Manuel

Ramírez (Museo del Prado) Tumba de Francisco


Pizarro en una capilla ubicada en la nave derecha de la catedral de Lima.
Epitafio:Aquí yace el [Marquez] Gobernador Don Francisco Pizarro.
Conquistador del Perú y fundador de Lima. Nació en Trujillo de Extremadura,
España en 1478 y murió en Lima el 26 de junio de 1541. El cabildo
Metropolitano trasladó aquí sus restos el 18 de enero de 1985. Al cumplirse el
450 aniversario de la fundación de la Ciudad. Dios lo tenga en su gloria. Amén
Los partidarios de Almagro se agruparon en torno a su hijo Almagro el Mozo,
con el fin de acabar con el gobierno de Pizarro amenazando con matarlo. Los
doce almagristas, comandados por Juan de Rada iniciaron un complot con el
que se abastecieron de armas. La mañana del domingo 26 de junio de 1541,
enterado de que su vida corría peligro, Pizarro no salió a la misa dominical de
la Catedral y la oyó en su casa. Luego de la misa, los almagristas lo buscaron
en la catedral, y después cruzaron la plaza en dirección al palacio del Marqués
Gobernador gritando: "Viva el Rey, muera el tirano". Pizarro, quien se
encontraba almorzando con un grupo de amigos, logró ser advertido con poco
tiempo de que el grupo estaba a las puertas de su residencia, por lo que dejó el
comedor y pasó a armarse a su dormitorio. Cuando regresó al comedor, sus
invitados ya habían huido y solo quedaban su medio hermano, Francisco
Martín de Alcántara, Gómez de Luna y los pajes Tordoya y Vargas.
El historiador José Antonio del Busto relata la escena del asesinato de Pizarro:

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