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Clepsidra. Revista Interdisciplinaria de Estudios sobre Memoria | ISSN 2362-2075.

Volumen 7, Número 14, octubre 2020, pp 102-119 “Género, violencia y resistencia. Memorias del terrorismo de Estado” DOSSIER

“La memoria no se guarda en el closet”. Introducción


Durante el terrorismo de Estado en Argentina,1 la violencia estatal hacia per-

Violencias invisibilizadas del terrorismo sonas con orientaciones sexuales o expresiones de género no heteronormativas o
identidades de género no cisnormativas2 se intensificó (Jáuregui, 1987; Figari 2010;
Barrancos, 2014; Rapisardi y Modarelli, 2019). Si bien estas categorías no existían
de Estado en Argentina así definidas en aquellos años, su utilización es una herramienta válida aun cuando
no fueran conceptos de época como señala Alejandra Oberti (2015) sobre la pers-
pectiva de género. Son categorías que funcionan, como herramienta crítica y teóri-
ANA OBERLIN* ca, para abordar y vincular el pasado con problemáticas vigentes en la actualidad.
De forma similar a lo que sucede con las violencias estatales previas y posterio-
res, lo sucedido con estas personas en esos años ha sido muy poco visibilizado. En
particular, respecto a lo ocurrido con las mujeres trans en ese tiempo, no existen
Resumen estudios que profundicen sobre sus experiencias específicas. 3 Este trabajo busca
Durante el terrorismo de Estado en Argentina, la violencia estatal hacia las personas con orientaciones sexuales justamente poner de relieve lo acaecido con las mujeres trans y contrastarlo con
y/o expresiones de género no heteronormativas y/o identidades de género no cisnormativas, se intensificó. En la (casi) total ausencia de investigaciones judiciales en el marco del consolidado
particular, las mujeres trans en situación de prostitución fueron quienes estuvieron más expuestas a esa intensi- proceso de justicia argentino.4
ficación de la violencia. A pesar de ello, esta situación se encuentra mayoritariamente invisibilizada de manera Para abordar las experiencias de las mujeres trans realicé entrevistas en profun-
general y, en especial, no tiene casi reflejo en el proceso de juzgamiento por los crímenes de lesa humanidad que didad, semiestructuradas, en el marco de la investigación para mi tesis doctoral.
se está desarrollando en Argentina. Este artículo busca poner de relieve lo ocurrido con ellas durante esos años Todas las entrevistadas aceptaron aparecer con nombre y apellido en este trabajo,
y la casi absoluta inexistencia de investigaciones judiciales, dentro del consolidado proceso de justicia, sobre las incluso varias insistieron en que era muy importante para ellas hacerlo debido a
violencias que padecieron. que sus nombres forman parte de sus identidades negadas durante años. Asimis-
mo, solicitaron ser llamadas mujeres trans y no “travestis” u otros términos que se
Palabras claves: dictadura, violencias, mujeres trans, invisibilidad Fecha de recepción: 25-02-2019 utilizaban para denominarlas en esos años, ya que varias consideran que esos tér-
Fecha de aceptación: 22-02-2020

1 Si bien el último golpe de Estado se produjo el 24 de marzo de 1976, el terror estatal comenzó con
anterioridad, en especial con el accionar de la Triple A.
2 En el Preámbulo de los Principios de Yogyakarta (2006) se define a la orientación sexual como “la
Memory is not kept in the closet. Invisible violence of State Terrorism in Argentina capacidad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas
Abstract de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género”. La identidad de género es
During the period of state terrorism in Argentina, there was a significant intensification of state violence against people with definida en el mismo Preámbulo como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la
non-heteronormative sexual orientations and/or non-cisnormative gender identities or expressions. In particular, trans women in siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
prostitution were the ones who were most impacted by this escalation of violence. In spite of this, this phenomenon remains lar- incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la
gely invisible and scarcely reflected on the trials for crimes against humanity that are taking place in Argentina. This article seeks función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea
to highlight what happened to them during those years. It also points to the virtual absence of judicial investigations –within a libremente escogida) y otras expresiones de género incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los
well-established justice process– regarding the violence they suffered. modales”. La expresión de género se vincula con la manifestación externa que cada persona hace del género.
Keywords: dictatorship, violence, trans women, invisibility La heteronormatividad es definida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como
“sesgo cultural a favor de las relaciones heterosexuales, las cuales son consideradas ‘normales, naturales e
ideales’ y son preferidas por sobre relaciones del mismo sexo o del mismo género. Se compone de reglas
jurídicas, sociales y culturales que obligan a los individuos a actuar conforme a patrones heterosexuales
dominantes e imperantes”. La cisnormatividad es descripta por ese organismo como la “expectativa de
que todas las personas son cisgénero, ‘que aquellas personas a las que se les asignó masculino al nacer
siempre crecen para ser hombres y aquellas a las que se les asignó femenino al nacer siempre crecen para
ser mujeres’”. Recuperado de https://www.oas.org/es/cidh/multimedia/2015/violencia-lgbti/terminologia-
lgbti.html
3 El Centro Nacional de Memoria Histórica –CNMH– define como mujeres trans a “quienes realizan
tránsitos por el género, es decir, personas que aunque son asignadas como hombres construyen su
Abogada. Doctoranda en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Auxiliar Fiscal-Unidad Fiscal Federal de
*
identidad como mujeres o de manera feminizada (y que serán denominadas mujeres trans, mujeres
La Plata creada para intervenir en causas de graves violaciones de DDHH durante el terrorismo de Estado. Fue representante de Abuelas
transgénero o mujeres transgeneristas)” (CMNH, 2015, p. 21).
de Plaza de Mayo, de H.I.J.O.S. (Hijxs por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), de la Secretaría de Derechos Humanos
de la Nación y de cientos de víctimas en juicios por delitos de lesa humanidad, entre el 2000 y el 2016. Correo electrónico: aoberlin@ 4 Conozco pormenorizadamente este proceso porque hace 20 años participo, integrando la parte
mpf.gov.ar. El título de este artículo toma el nombre de una campaña de grafitis realizada en Rosario (Santa Fe). acusadora, en el mismo.

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minos son insultantes y ofensivos. Es necesario señalar que todas habían transicio- En la práctica, se incluyó dentro de “los subversivos” a una inmensa variedad
nado o estaban en proceso de hacerlo y sus expresiones de género coincidían con de personas, a quienes se sindicaba –lo fueran o no– como contrarias al mode-
sus identidades de género, lo que implicaba que esas identidades fueran visibles. lo social, cultural, económico, sexo-genérico, religioso y político –o a algunos de
A continuación, comenzaré repasando el modelo de familia defendido por el esos aspectos– cuya hegemonía pretendía garantizar la dictadura. La represión se
terrorismo de Estado y los dispositivos principales sobre los que se asentó el ac- dirigió, así, hacía amplísimos sectores, entre quienes se encontraban las personas
cionar represivo a partir de su vigencia. Luego, a la luz de las experiencias de las fuera de la cis/heteronormatividad (Jáuregui, 1987; Figari 2010; Barrancos, 2014;
mujeres trans entrevistadas –que habitaron o estuvieron en situación de prostitu- Rapisardi y Modarelli, 2019). Ivanna Aguilera reflexionó, sobre lo ocurrido con las
ción o privadas de su libertad en diferentes localidades de Argentina durante esa mujeres trans, “(…) nuestra identidad de género también era un motivo de ‘sub-
época– expondré cómo esos dispositivos fueron utilizados en su control y repre- versión’ (…) por ser varones que actúan como mujeres, y se visten como mujeres y
sión, agregando un plus a la violencia estatal hacia ellas ya existente.5 Finalmente, se peinan como mujeres, sin ser mujeres, hay que matarlos, hay que enclavarlos en
abordaré las respuestas judiciales a esas situaciones. punta de lanzas y hay que denigrarlos públicamente”.6
A su vez, en el lenguaje castrense aniquilar no refería únicamente a la elimi-
Construir y aniquilar al enemigo nación física, aunque abarcaba esa posibilidad. En la sentencia de la causa 13/84
La dinámica represiva del terrorismo de Estado en Argentina se edificó, fun- se citó lo manifestado por integrantes del Poder Ejecutivo Nacional durante el
damentalmente, a partir de la orden genérica de “aniquilar” a un vasto y diverso gobierno previo al golpe, quienes explicaron que por “(…) aniquilamiento debía
sector de la población señalado y construido como enemigo, como se indicó ya en entenderse dar término definitivo o quebrar la voluntad de combate de los grupos
el Juicio a las Juntas Militares (Causa 13/84). Esta orden fue establecida en 1975 subversivos, pero nunca la eliminación física de esos delincuentes”. Si bien este
–previamente al golpe de Estado– en los llamados decretos de “aniquilamiento”. último aspecto –no eliminar– se contradice con el accionar efectivo de las fuerzas
Así, el Decreto Nro. 621/75 indicó que se “(…) procederá a ejecutar las operacio- armadas y de seguridad, las afirmaciones referidas demuestran que no se limitaba
nes militares que sean necesarias a efectos de neutralizar o aniquilar el accionar de a la supresión física.
elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”. Luego, el Decreto Esa sentencia también precisó el significado de aniquilar: “[e]l Reglamento de
Nro. 2772 ordenó: “(…) las Fuerzas Armadas (…) procederán a ejecutar las opera- Terminología Castrense, de uso en el Ejército (RV117/1) lo define como ‘el efecto
ciones militares y de seguridad necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los de destrucción física y/o moral que se busca sobre el enemigo’”. Posteriormente,
elementos subversivos en todo el territorio del país”. agregó que “(…) tal interpretación [considerar que aniquilar es eliminar] fue ex-
En el término “enemigo” las fuerzas represivas englobaron a personas con in- presamente descartada por los vicealmirantes Mendía, Vañek y Fracasi, por los
tereses y procedencias heterogéneos y hasta con ideas, luchas y recorridos contra- contraalmirantes Santamaría y García, por el Almirante Franco, el Brigadier Hu-
puestos, como muestra el informe Nunca Más (CONADEP, 1984). El enemigo era, ghes, y el Teniente General Nicolaides (…) y por los propios procesados Videla,
según el Reglamento del Ejército Argentino RC-9-1 “Operaciones contra elemen- Viola y Massera”. Los jueces reforzaron lo expresado marcando que en la legisla-
tos subversivos” –de diciembre de 1976–, quien pertenecía a la “subversión”. A su ción de esa época se mencionaba “‘lograr el aniquilamiento del tráfico de drogas’,
vez, “subversión” era definida destacando que “(…) implica la ‘acción de subvertir’ sin que nadie haya pensado que ello implicaba la ejecución física de los traficantes”
(…) trastornar, revolver, destruir, derribar (el orden), con sentido que hace más (Causa 13/84).
a lo moral”. Luego aseveraba: “(…) lleva además implícito un trastocamiento del La orden de aniquilar, con esos alcances, tuvo traducciones concretas dentro de
orden público, social”. Finalmente, afirmaba: los grupos que “combatieron” la “subversión”. Esas traducciones se cristalizaron en
una variedad innumerable de violencias, en tanto estos grupos contaban con am-
El ciudadano debe saber que las Fuerzas Armadas no molestan a quien cumple la ley plias libertades para desarrollar el plan diseñado y pergeñado por la cúpula de la
y es honesto, pero aplican todo su poder de combate contra los enemigos del país.
dictadura (Causa 13/84). Asimismo, para cumplirla, se utilizaron dispositivos que
Respecto a estos y a los proclives a serlo, es necesario que comprendan que es más
conveniente apoyar a las fuerzas legales que oponérseles (…) [L]os agitadores o sub- se tornaron esenciales: los centros clandestinos de detención torturas y exterminio
versivos potenciales, pueden abandonar sus posturas pasivas y adoptar procederes (CCDTyE) y la desaparición de personas (Calveiro, 1998).
activos, si no perciben una firme actitud que les inspire respeto y temor. Los CCDTyE tuvieron un rol protagónico en la ingeniería represiva. En Ar-
gentina funcionaron al menos 762,7 instalados en lugares diversos –públicos o

5 Capital Federal, Córdoba, Rosario, Laguna Paiva, Santa Fe, Bahía Blanca, Ingeniero White, La Plata,
Mar del Plata, Tigre, Florencio Varela, San Martín, Banfield, Martínez, San Isidro, San Fernando, 6 Ivanna Aguilera, comunicación personal, 18 de octubre de 2019.
Virreyes, Vicente López, Munro, Victoria (provincia de Buenos Aires), Beccar, Lavallol, Luis Guillón, 7 Véase https://www.argentina.gob.ar/sitiosdememoria/ruvte/informe. El número corresponde a
Lomas de Zamora, Rafael Calzada, Avellaneda, Junín y Monte Grande. espacios utilizados de forma tanto sistemática como eventual.

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privados– como dependencias de las fuerzas represivas, escuelas, fábricas, casas, sociedad”. Luego se denominaba a la familia como el “núcleo básico de la
quintas, entre muchos otros. La utilización de algunos lugares destinados habi- sociedad”.
tualmente a alojar detenidxs legales –como penitenciarías o comisarías– no va en A esos documentos se agregaba el citado RC-9-1, que marcaba como uno de los
desmedro de que esos espacios puedan considerarse como CCDTyE, ya que su objetivos de la “contrasubversión”, “restaurar los principios morales y la forma de
configuración se vinculaba con determinadas condiciones, como la clandestinidad vida de un pueblo que han sido alterados y destruidos”.
con la que se procedía y el tratamiento que se otorgaba a los secuestrados. En la Por su parte, el Reglamento RE-9-51, del Ejército Argentino, denominado “Ins-
sentencia de la causa 13/84 se dijo trucción de Lucha Contra Elementos Subversivos”, de agosto de 1976, tenía como
objetivo formar a los combatientes “contra la subversión”. Se les debía brindar
(…) la ilegitimidad del sistema, su apartamiento de las normas legales, aún de “educación moral” que apuntaba a “desarrollar en el personal combatiente (…)
excepción nace, no del apresamiento violento en sí mismo, sino del ocultamien-
la fe en los valores cristianos”. Además, se destacaba la necesidad de “Persuadir al
to de la detención, del destino de las personas apresadas y de su sometimiento
a condiciones de cautiverio inadmisibles cualquiera fuera la razón que pudiera combatiente (…) del rol fundamental que cumple (…) en la defensa de los más
alegarse para ello. caros sentimientos nacionales y de una forma democrática y cristina de vida”. La
“educación moral” tenía por objetivo el desarrollo de una “profunda vocación a la
Esos espacios tenían como característica la aplicación continua e irrestricta de tortu- Patria y a los preceptos morales y cristianos sustentados por nuestra doctrina”. Se
ras las que, si bien comenzaban desde el momento mismo del secuestro, generalmente se ponía también como objetivo “mantener la identificación con los valores y princi-
desplegaban con mayor intensidad en esos lugares instalados para destruir la subjetividad pios cristianos”.
de las personas albergadas (Calveiro, 1998). La amplia gama de violencias dependía de la La “familia moral y cristiana” a defender era la familia cis/hetero/patriarcal,
“creatividad” de quienes conducían esos lugares, como puede leerse en las 241 sentencias imperante en esos años, en la que los roles de varones y mujeres estaban perfecta-
judiciales emitidas sobre lo ocurrido. Todo era posible en esos espacios. mente diferenciados y ese binarismo no debía transgredirse. Como destaca Clau-
El otro engranaje era la desaparición forzada temporal o definitiva. El círculo dia Laudano:
cerraba con la negativa a informar a lxs familiares de lxs secuestradxs y a éstxs
mismxs respecto del lugar en donde se encontraban, del tiempo que duraría la En esta composición orquestal, los papeles para sus integrantes estarán bastante
bien delimitados, conforme a la división –genérica– de tareas de toda célula (aún
detención y de la fuerza a cargo, sustentado con una serie de maniobras que in-
con los diversos matices registrables): en la esfera del hogar y lo doméstico la
cluían la utilización de disfraces y alias por los integrantes del grupo represivo para mujer será instituida como reina del hogar y madre ejemplar cuya realización
evitar ser reconocidos. Parte del dispositivo era la incertidumbre de no saber si se estará sostenida por el amor y, en general, la racionalidad de los sentimientos.
sobreviviría o no a esa experiencia, según los testimonios de lxs sobrevivientes que (1998, p. 35)

pueden verse en las sentencias. A ello se añadía el ocultamiento deliberado de los


cuerpos de quienes eran asesinadxs, lo que tenía –y aún tiene– implicancias que La defensa de ese modelo también contribuye a explicar el ensañamiento con
van mucho más allá de las víctimas y sus familiares. los cuerpos de las mujeres militantes, que fueron castigadas por haber no sólo de-
safiado a la dictadura con su activismo, sino al orden patriarcal –que las quería
“Los argentinos somos derechos y humanos”8 relegadas al ámbito doméstico/privado, como madres, esposas y “amas de casa”, en
Las fuerzas armadas decían defender un modelo de familia “moral y su rol central de cuidadoras en un doble sentido: de sus familias y del orden del
cristiana”. En los “Documentos Básicos y Bases Políticas de las FF.AA. para patriarcado– que esa misma dictadura buscaba proteger. Como señala Elizabeth
el Proceso de Reorganización Nacional”, se destacaba entre los objetivos la Jelin, recuperando el trabajo de Judith Filc:
“vigencia de los valores de la moral cristiana”. En su Anexo I, se encontra-
ban medidas de “índole moral”, como el “fortalecimiento de los valores tra- La represión fue ejecutada por una institución masculina y patriarcal: las fuerzas ar-
madas y las policías. Estas instituciones se imaginaron así mismas con la misión de
dicionales” y de “índole educacional”, como la “fijación de una política edu-
restaurar el orden «natural» (de género). En sus visiones, debían recordar permanen-
cacional (…) con un contenido nacional y cristiano”. Un “concepto rector” temente a las mujeres cuál era su lugar en la sociedad—como guardianas del orden
era que la “(…) familia como entidad anterior al Estado constituye el grupo social, cuidando a maridos e hijos, asumiendo sus responsabilidades en la armonía
social esencial, ya que es el punto de convergencia de las generaciones y el y la tranquilidad familiar— (…) Los militares apoyaron e impusieron un discurso y
una ideología basadas en valores «familísticos». La familia patriarcal fue más que la
lugar natural de aprendizaje y comunicación de la tradición nacional, de
metáfora central de los regímenes dictatoriales; también fue literal (Filc, 1997 citado
los principios morales y religiosos y del orden armónico entre personas y en Jelin, 2002, pp. 106-107)

8 Lema utilizado por la dictadura ante la visita de la CIDH, en 1979.

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Ese modelo familiar convertía en enemigxs a quienes no se adecuaban a él y, Carolina Boetti describió “[p]or eso nosotras las trans de esa época so-
por esa razón, debían ser disciplinadxs y normalizadxs. Si bien su persecución no mos muy femeninas, porque teníamos que pasar como mujer, sí o sí, eso nos
era novedosa, quienes se apartaban de la cis/heteronormatividad fueron objetivos quedó de esa época (…) teníamos que estar tipo musulmanas, más tapadas
a perseguir y aniquilar –con los alcances expresados– por el terrorismo de Estado (…) no se tenían que dar cuenta, porque si se daban cuenta un policía te
y debían ser “reconvertidxs” para encajar en los roles rígidamente establecidos para detenía (…) éramos mujeres que vivíamos ocultas todo el tiempo”. 13 Julieta
varones y mujeres. La heterosexualidad enyesada de la colonial modernidad (Sega- González y Marina Quintero dijeron que llevaban niñxs cuando salían a
to, 2013) no podía ser desafiada. hacer compras o a pasear, como camuflaje. 14 Esa semiclandestinidad como
Corroborando estas afirmaciones, Laudano cita una nota al Vicealmirante estrategia de supervivencia es un punto de contacto con lo que debieron
Lambruschini, publicada en La Nación el 4 de diciembre de 1976, en la que plantea hacer otras personas perseguidas.
que la “subversión” trata de alcanzar sus objetivos atacando “la célula inicial, en la Noelia Trujillo acentuando lo que vivieron como mujeres trans, recordó
relación padres e hijos, y llegan a cuestionar la relación hombre-mujer, en aquellos “(…) fue sistemáticamente la persecución durante ese tiempo, porque el gay
elementos que hacen a su dignidad esencial” (1998, p. 25). que podía zafar, hacerse el hombrecito, zafaba, la lesbiana podía zafar, pero
Carla Pericles describió que en una de las ocasiones en que fue secuestrada por nosotras no”. 15
militares, junto a otras dos mujeres trans, quien conducía el grupo las obligó a des- Por otra parte, estaban altamente segregadas: sus vidas cotidianas se limitaban
nudarse y las utilizó para darle una “lección” a su tropa: a ciertas zonas de la ciudad. A ello se sumaba que se encontraban en situación de
prostitución callejera lo que las exponía más a la violencia represiva. 16 Era nece-
nos hizo caminar con 50 soldados acá y 50 soldados acá (…) nosotras caminando sario cierta visibilidad y frecuentar determinadas zonas, las que debían conocerse
por el medio desnudas, mientras él les decía ‘Ven, mientras ustedes arriesgan la vida
–aunque sea mínimamente– para que acudieran los “clientes”. Esa segregación y la
por la patria, estos señores se pasan la vida más fácil que ustedes’… Nos escupían, no
sabes las cosas… nos pegaban con unas gomas, ida y vuelta (…) Nos decían ‘hijos de situación de prostitución, facilitaron los ataques violentos selectivos que sufrieron
puta’, ‘degenerados’ (…) [E]ra tan militarizado que nosotras éramos el demonio para antes, durante y después de la dictadura.
ellos, era muy militarizado.9

La intensificación
“Eras la escoria que había que exterminar”, afirmó Marcela Viegas Pedro. Lxs 10
Todas las entrevistadas coincidieron en que la represión hacia ellas existió con
argentinxs debían ser “derechos y humanos”, nunca “torcidos”, “desviados” o “in- anterioridad y hasta hace pocos años, pero indicaron que durante el terrorismo
vertidos”.11 de Estado tuvo rasgos diferenciales.17 A continuación, presento varios fragmentos
de entrevistas que dan cuenta de la intensificación de la represión vivida por las
“Nuestra camiseta eran las tetas” mujeres trans durante los años de la dictadura. Experiencias que hasta ahora han
Las mujeres trans al exteriorizar sus identidades de género, mayoritaria- estado silenciadas.
mente, llamaban la atención y eso las ponía en continuo riesgo, algo subraya- Mónica Andrada explicó que “la persecución siempre existió y más en esa épo-
do por todas las entrevistadas. Sobre esa notoriedad, Valeria del Mar Ramírez ca”. 18 Carolina Boetti sostuvo que “[e]n esos años de la última dictadura militar,
explicó:

Como la camiseta del Che Guevara, nosotras, nuestra camiseta eran las tetas. Y en el 13 Carolina Boetti, comunicación personal, 5 de diciembre de 2018.
‘76, ‘77, salir a la calle con tetas y más o menos trabajando, al aire y minifalda, había
14 Julieta González y Marina Quintero, comunicación personal, 14 de julio y del 1 de agosto de 2019,
que tener… siempre digo, teníamos que tenerlos bien puestos para salir en esa fecha.
respectivamente.
Está bien, después teníamos sus consecuencias, que nos pegaban, caímos presas, te-
15 Noelia Trujillo, comunicación personal, 1 de agosto de 2019. En algunos relatos recogidos por
níamos que correr.12
Rapisardi y Modarelli (2019) surge la utilización de esta estrategia por parte de algunos varones no
heterosexuales para evitar detenciones.
16 Las once entrevistadas estaban en situación de prostitución callejera –aunque dos de ellas hacían
shows en cabarets y también eran prostituidas en esos lugares–, al igual que todas las mujeres trans
que conocieron en esos años, ya que afirman que era la única forma de procurarse sustento económi-
co. Esta es una diferencia con personas no heterosexuales, quienes no estaban –al menos en general–
excluidas del mercado laboral, como puede verse en varios relatos reunidos por Rapisardi y Modarelli
(2019).
9 Carla Pericles, comunicación personal, 23 de agosto de 2019. 17 Joaquín Insausti (2018), contrariamente, considera que la última dictadura no planteó cambios
10 Marcela Viegas Pedro, comunicación personal, 20 de noviembre de 2018. considerables respecto a lo ocurrido desde la década del cuarenta hasta fines del siglo XX en la per-
11 Denominaciones recordadas por las entrevistadas. secución y represión a “homosexuales”.
12 Valeria del Mar Ramírez, comunicación personal, 31 de marzo de 2019. 18 Mónica Andrada, comunicación personal, 11 de julio de 2019.

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la población trans no teníamos derecho a nada (…) no podíamos ir a estudiar, sarías y en las unidades”. Esto también derivó en que se dificultaran, en algu-
ni trabajar, ni teníamos derecho a la salud, porque si íbamos a un hospital (…) nos casos, estrategias desarrolladas para evitar detenciones policiales –como el
terminábamos detenidas (…) nos prohibían ser trans”. Asimismo, Marcela Viegas pago de coimas o sexo– ya que el control militar sobre las policías obstaculiza-
Pedro afirmó: ba esas “negociaciones”.
A su vez, al formar parte de objetivos a aniquilar, también fueron ingresadas, en
Eran épocas de persecución, de muchísima persecución (…) tuvimos muchísima varios casos, a CCDTyE. Allí fueron sometidas a las mismas violencias que otras
persecución en la época de los militares (…) Fueron años muy, muy duros (…) hasta
personas secuestradas, a las que se añadieron algunas específicas.
el día de hoy me pasa, yo veo un patrullero con las luces prendidas y me paraliza (…)
[S]i llego a ver una chata azul o la de los militares, o un ¡Falcón verde! me puedo Ivanna Aguilera, en 1976, permaneció 3 días en el CCDTyE “Batallón 121” de Rosa-
llegar a morir de miedo, creo que se me para el corazón. rio. Tenía 13 años. Sobre esa experiencia contó en la entrevista ya mencionada:

Aparece un camión con dos jeeps (…) bajaron de golpe un montón de soldados,
Julieta González indicó que “(…) era tener miedo (…) ver un patrullero y ya te
se acercaron a Poporá [una mujer trans], la empezaron a insultar, a prepotear
digo esconderte (…) veías el patrullero, eso era espantoso. Con ese miedo, miedo, (…) a mi compañera y a mí también nos agarraron y nos llevaron de los brazos y
miedo de salir a la puerta. Miedo de dormir porque te venían y te pateaban la puer- nos tiraron como bolsas de papas arriba del camión, insultándonos, pegándonos
ta... Esa cosa espantosa de decir… Miedo. Miedo. Te agarraba una cosa espantosa, coscorrones, tiradas de los pelos y con insultos referidos… creo que ahí fue la
primera vez que escuché la palabra ‘puto’. Y no solo fue la primera vez, sino que
sí, sí, sí…”. Y Marina Quintero agregó “(…) nos trataban de hombres, que por qué
con mucho odio (…) nos tiran adentro del camión, a nosotras nos castigaban
nos vestíamos de mujer, que éramos unos putos de mierda que no teníamos que pero con cachetazos, nos tiraban de los pelos, a Poropá no, a Poropá la golpeaban
existir, que nos iban a llevar al campo, que nos iban a matar”. Por su parte, Bibiana mucho porque como que se defendía también ella, o se resistía… nosotras al ser
Blason Jahn recordó “(…) de la dictadura (…) una cosa que me quedó muy marca- tan niñas estábamos tan asustadas que lo único que hacíamos era llorar y gritar
y después también eso enardeció más a estos tipos y como que se ponían más
da que me dijo el Jefe de Moralidad, ‘a ustedes habría que ponerlos contra la pared
violentos (…) [En el Batallón] nos introducen como en unos pabellones. Estos
y fusilarlos a todos’. Eso me quedó muy marcado”. 19 pabellones tenían como oficinas a los costados y en esas oficinas primero nos
Uno de los cambios importantes de esos años fue que todo el aparato repre- ponen (…) no sé cuánto tiempo habrá pasado pero habrán sido un par de horas,
sivo se sumó al hostigamiento estatal hacia las mujeres trans. Antes, quienes las vienen nos separan a mi compañera y a mí, nos llevan a otro lugar que era unos
baños y bueno, en esos baños, indistintamente, somos sometidas primero a una
reprimían, por regla, eran policías, según coincidieron todas.20 Pero a partir del
golpiza y luego de las golpizas somos violadas… (…) no fuimos violadas conjun-
terrorismo de Estado, se añadieron otras fuerzas represivas, que participaron de las tamente (…) pero las dos nos contamos lo que nos habían hecho y era el mismo
“Cacerías de Trans” o “Cazas de Brujas” –como las denominaron en las entrevistas modus operandi (…) todo eso fue con mucha agresión, con muchas palabras,
Marcela Viegas Pedro y Noelia Trujillo–. Esto derivó en una pluralidad de actores sin entender que es lo que querían, porque yo no tenía ni siquiera (…) no tenía
siquiera en mi mente lo que era la palabra sexualidad, menos que menos, no…
involucrados que, como recordó Carla Pericles, “(…) trabajaban en conjunto (…)
no sabía. Ese fue mi debut sexual, una violación grupal, con golpes, con insultos,
todo mandado por militares, así que eran policías… eran todos”. Por esa razón, me mojaban continuamente y me pegaban.
Marina Quintero aseguró que “…te llevaba Comando, te llevaba Moralidad, te lle-
vaba la Comisaría, el Escuadrón que pasaba te llevaba”. Además de por diversas
secciones de las policías, varias de ellas fueron privadas de su libertad por personal Las violaciones y los golpes continuaron. También recordó: “Me aplicaron elec-
del Ejército o personas de civil sin identificación –que se desplazaban en autos par- tricidad en mis genitales, en el recto…”. En las golpizas le quebraron una pierna y
ticulares– o personas que se presentaron como integrantes de “Fuerzas Conjuntas”, una muñeca. En ese estado fue arrojada, tres días después, junto a sus compañeras,
como se describirá. en un jeep y abandonada en un descampado.
Asimismo, con los militares en el poder se rompieron, en algunas zonas, Marcela Viegas Pedro fue secuestrada por personas de civil en un Falcon y lle-
transacciones que permitían la prostitución. Carla Pericles explicó que “(…) vada al CCDTyE “Pozo de Banfield”,21 a los 16 años. Narró:
cuando suben los militares se cortan todos los arreglos. Nosotras teníamos
arreglos con la policía. Ellos cambian todo, meten militares en todas las comi- (…) bajé unas escaleras encapuchada (…) cuando abro los ojos estaba en una celda (…)
de un metro por un metro, o sea que no llegaba a estirar mis piernas (…) me tiraban por
abajo una botella de gaseosa plástica de agua, no había comida, olvídate, no sabía si era de
día si era de noche, había una lamparita prendida las 24 horas. Se sentían por ahí golpes
de chapa, gritos, llantos (…) Era algo que te daba mucho miedo muy, muy… y yo era muy
19 Bibiana Blason Jahn, comunicación personal, 26 de junio de 2019.
20 En la mayoría de las provincias existían divisiones policiales creadas para perseguir a quienes
cometían faltas, entre las que se encontraba vestirse como el “sexo contrario” y prostituirse. Esos
códigos eran los que generaban el entramado de presunta legalidad sobre el que se construía la per-
secución disciplinante y fueron el ropaje pseudo-legal con el que muchos años se disfrazó el control 21 Que varias mujeres trans fueran llevadas al CCDTyE “Pozo de Banfield” se vincula con la cercanía
de lo que era una amenaza al orden hetero-cis-patriarcal. con el Camino de Cintura, donde una gran cantidad de ellas se congregaban en esos años.

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chiquita todavía (…) nosotros hacíamos nuestras deposiciones, las hacíamos ahí adentro, Ellos mandaban, ellos eran dueños de tu vida, eran dueños de tu vida. Bueno un día
o sea, nos daban el agua, se vaciaba eso, te daban una botella por día y por ahí vos hacías estábamos todos durmiendo, mi mamá siempre se acuerda, mis hermanos también, un
pipí, ahí adentro, y después pedir por favor porque hacías ‘popó’ en el piso. Había que lim- día estábamos todos durmiendo acá y blum la puerta (…) se llenó de milicos, de gendar-
piar también el piso (…) Cuando salgo, yo tengo 1,78, salí con 40 kilos, liendres y piojos mes… de soldados de estas cosas de los militares, de ellos (…) Me suben a un coche acá
en las pestañas y las cejas, no me podía mantener en pie (…) me llevaban de los bracitos a la vuelta me llevan así… solamente a mí (…) me meten en un Falcon, acá a la vuelta
para que pudiera caminar (…) Me pegaron un par de veces, me picanearon (…) fue una había dos coches, y después había camiones… y me llevan a San Martín, así yo tirada en el
semana intensa de golpes, de picana. Feíto, muy feíto… coche de atrás (…) [E]n la Brigada (…) yo en una oficina sola (…) siento la puerta, viste,
y era el militar este (…) me acuerdo que dice ‘¿yo no te dije que vos me llamaras?’ (…) Me
hizo sacar de acá dentro [la entrevista transcurre en la misma casa] el tipo porque yo no
lo llamé (…) [M]e dijo, ‘bueno, entonces, ahora te vas a quedar acá’. Después me tuvieron
Marcela agregó: “…me trataban como varón, como disfrazado, para ellos era
como dos horas más...
un hombre disfrazado, que avergonzaba a la sociedad, un degenerado, un enfermo
(…) me trataban muy déspotas, muy hirientes. Más para la edad que tenía”. Si bien
sufrió innumerables detenciones, sobre este secuestro aseguró: Luego fue liberada. Si bien sufrió únicamente el amedrentamiento relatado, el
violento secuestro aún es recordado por ella y su familia.
Fue mucho más violento. Mucho más violento. Más violento el hecho de excluirte de estar Valeria del Mar Ramírez también estuvo en el “Pozo de Banfield” dos veces. La
totalmente sola, desamparada sin saber qué hora era, ni si era de día, si era de noche, no
primera fue llevada con otras quince mujeres trans, pero fueron liberadas rápida-
comer, el tener hambre (…) ay me da vergüenza, pero tenía hambre (…) He llegado a
comer excrementos… (…) [Era] degradarte a lo máximo posible y después de eso venía mente. Días después, ella y otra del grupo, fueron secuestradas por personas de ci-
la picana. Después de eso venía la picana (…) Tan, tan, regalada ahí, tan indefensa, tan vil en un auto modelo Falcon. Según manifestó en la entrevista, su sensación –por
la nada. diálogos que escuchó en ese momento– fue que las seleccionaron y que las habían
“fichado” en la detención general. Recordó:
Julieta González también fue llevada al “Pozo de Banfield”:
Lo que pasé ahí es de todo (…) 14 días. 14 días, por eso te digo, 14 días vio-
(…) yo estuve en el 77 ahí detenida en Banfield, 15 días (…) me acuerdo [de] que lada, sin comer, nos sacaban el agua, nos re cogían, nos pegaban, nos tiraban
traen (…) los colchones y cuando los sueltan, así, eran todo sangre y coágulos de agua fría y así… (…) yo te digo yo quería morirme en esos días ahí, uno vuel-
sangre y con pelos, unos pelos largos eran… y el tipo no sabés, se la agarró con el que ve a retomar eso, pero ya pasó… ¡no! El cuerpo de uno lo tiene, no, no pasó
había traído los colchones (…) y sacaron los colchones y ‘ustedes no vieron nada…’ (…) [Las violaciones ocurrían] a todas horas, no había horarios, a todas horas
a nosotros (…) otra cosa que me quedó así, el llanto… primero unos gritos de una (…) [Nos decían] ‘puto de mierda’, ‘dale, abrite los cantos si a vos te gusta la
mujer… nosotros un día estábamos, era la madrugada, era la noche, no sé si era pija’. Nos decían ‘putos degenerados, a ustedes hay que meterlos en un baúl y
madrugada (…) y una noche estábamos ahí (…) y se escuchó un grito de una mujer, tirarlos todos a un río’.
porque se escuchaba una radio fuerte, viste, y hoy si yo escucho una radio así como
antigua en el formato de la radio me acuerdo de ahí, porque me quedó esa cosa de
radio, la radio fuerte. Y escuchamos ay… nosotros nos quedamos… una chica, una Además, agregó que “la comida la escupían o agarraban se pajeaban encima de
mujer era. Y después… al rato se sentía esta mujer así, entonces se siente al rato se mi plato mirando por el buzón” y que estuvo encapuchada. También vio a una se-
siente se escucha llorar a un bebé.
cuestrada que acababa de parir en un baño de ese lugar. Fue concluyente respecto
a que fue la peor experiencia que vivió: “…lo ruin, lo que pasé mal en vida fue en
En ese lugar, ella y otras dos mujeres trans fueron sometidas a realizar tra- el ‘Pozo de Banfield’, que no se lo deseo ni al peor enemigo”.
bajo esclavo –limpiar, lavar autos y picar “cascotes” para unas refacciones– para Carla Pericles fue secuestrada por militares, junto a dos mujeres trans, en una
quienes conducían el CCDTyE. Además, fueron “obligadas a tener sexo” –como oportunidad –diferente a la mencionada antes– y trasladada a un lugar no iden-
llamó Julieta a las violaciones que sufrió– con ellos. Escucharon gritos de otrxs tificado, pero cree que se trata de un CCDTyE en Monte Grande. Sobre esa expe-
detenidxs e, incluso, vieron a una persona en una celda, muy deteriorada, flaca, riencia relató:
como en “huesitos”, lo que les produjo gran impacto. Sobre esos días, dijo “…
sabes que ahí estaban, ahí arriba están matando… si ellos querían nos mata- …bajaron todos con ropas de fajina. ‘Bueno chicas’, dice, ‘perdieron’ (…) y nos
meten en la camioneta y nos meten una capucha y nos acuestan en el suelo (…)
ban”.
cerraron y nos llevaron. Ahí nos juramos amistad eterna, no sabés las cosas que
Además, Julieta sufrió otro secuestro, luego de presentarse en el año 1977 –ves- nos juramos… (…) [N]os bajaron encapuchadas (…) tenían un gran asado y es-
tida de acuerdo con su identidad de género– al llamado del servicio militar del taban todos los soldados ahí, ahora para esto no sabían que éramos travestis, decí
cual fue excepcionada. Antes de autorizarla a retirarse, un militar de alto rango, que éramos jóvenes y lindas. Entramos por el aro, porque corríamos el riesgo de
que nos mataran, después que nos violaban todos (…) nos llevaron ahí, comimos
le dijo que lo debía llamar por teléfono. Días después, llegó un grupo a su casa. Al
con ellos, y nos ‘pasamos’ a todos, eran como 15 (…) fue como una violación (…)
respecto contó: Y después con el paso del tiempo lo recordamos a eso, mirá si nos agarraban esos
ataques de decir que no, estaríamos NN.

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Luego fueron liberadas, aunque fue una de las peores experiencias que vivió burlas sobre sus cuerpos; forzamiento a la pornografía; sometimiento a escuchar o
por el terror de no saber hacia donde eran conducidas y estar encapuchadas. presenciar como otras personas sufrían torturas y violaciones –lo que configuró un
Pensaron que las matarían. Mónica Andrada contó que, a los 16 años, en Ro- tormento adicional–; fueron utilizadas para diferentes trabajos esclavos; recibieron
sario, una noche: escasa o nula alimentación o abrigo y falta de atención médica.24 Además de esas
violencias –comunes a lo que ocurría en los CCDTyE a cualquier persona–, so-
Paró un coche y se bajaron como diciendo ‘bueno esta es la última noche’ (…) era un portaron violencias específicas: les sacaban fotografías desnudas; las llamaban con
auto particular, y ellos se presentaron como que era una Brigada que se llamaba ‘Fuerzas
nombres de varón, sobrenombres o con adjetivos que buscaban descalificarlas; les
Conjuntas’, así se presentaron, ‘Fuerzas Conjuntas’. Y nos cargaron en el auto y nos hi-
cieron agachar la cabeza y nos llevaron a Jefatura. Y nos tuvieron ahí torturándonos con cortaban el cabello a lo “varón” –a casi todas, incluso varias veces–; las obligaban
montones de preguntas, diciéndonos de acá no salen más... a vestirse con ropas “masculinas” –como parte de la reconversión a la que eran
sometidas–; las introducían en calabozos con presos “comunes” para que también
La “Jefatura” es la Jefatura de la Policía de Rosario, edificio que abarca una las violentaran.25
manzana completa. En una parte de ese edificio funcionó el CCDTyE más im- Asimismo, varias de las privaciones de la libertad de esa época no fueron
portante de la ciudad. Las mujeres trans, mayormente, eran llevadas a la Je- registradas, lo que comprobaron cinco entrevistadas que accedieron a sus lega-
fatura, según lo relataron las cuatro entrevistadas que estuvieron en Rosario jos policiales. A sus familiares y amigxs, cuando las buscaban, solían mentirles
en esos años. Aunque no eran ubicadas en el espacio exclusivo del CCDTyE, negándoles que estuvieran detenidas y también lxs maltrataban. Al igual que
ocupaban un pabellón cercano. Esto determinó que muchas escucharan las tor- con otras personas que sufrieron el accionar represivo, la ausencia de informa-
turas a lxs secuestradxs o presenciaran situaciones vinculadas a ellxs en ese lu- ción y de registro no configuraron simples irregularidades: son elementos que
gar.22 Además, según testimonios de sobrevivientes en la causa conocida como constituyeron el dispositivo de desaparición forzada utilizado extensamente en
“Feced”, quienes conducían el lugar se movían libremente por toda la Jefatura esos años.
y hacían uso de sus instalaciones para el alojamiento y tortura de personas Acorde con lo señalado sobre el estado de segregación social en que vivían, la
secuestradas. A ello se suma que Carlos Altamirano, un integrante del gru- mayoría de las veces, las fuerzas represivas las “levantaban” en zonas donde habi-
po que operaba allí –condenado luego por delitos de lesa humanidad– formó tualmente se reunían: lugares donde estaban en situación de prostitución o bares o
parte de un grupo policial que detenía a mujeres trans habitualmente, según en las cercanías de esos lugares o de sus casas.26
recordó Marcela Viegas Pedro. Ello grafica la participación mancomunada de De lo relatado, surge que en esos años se utilizaron sobre ellas los dispositivos
los integrantes de las fuerzas represivas en la persecución a todas las personas claves que estructuraron el terrorismo de Estado: los CCDTyE y la desaparición
consideradas disidentes. forzada, que en el caso de las entrevistadas terminó con su liberación. Si bien el
En otras localidades pasaron cosas similares. Marina Quintero –en Santa Fe– y número de mujeres trans que vivieron esas experiencias es difícil de conocer con
Magalí Muñiz23 –en Tigre–, fueron llevadas a comisarías que eran CCDTyE y, si exactitud –al igual que ocurre con la cantidad precisa de personas que pasaron
bien no fueron alojadas con “detenidos políticos”, recordaron que escuchaban tor- por esos dispositivos–, sus relatos destacaron siempre la presencia de entre una
turas y radios en volumen alto para acallar los gritos. Carla Pericles y Julieta Gon-
zález, en momentos diferentes, fueron trasladadas a limpiar el CCDTyE “COTI
Martínez”, en el conurbano bonaerense, y supieron que en un espacio a donde no
les permitían ingresar había personas secuestradas. Además, Julieta rememoró que 24 La forma en que transcurría la detención, de por sí configura el delito de tortura, pero además se
estando en una comisaría, vio como militares ingresaron detenidxs muy jóvenes a les aplicaban otros métodos. Por ejemplo, Quintero –entrevista citada– dijo “me han gatillado y no
ha salido la bala lo he visto por ser lo que soy, que en esa época éramos putos, como nos decían, que
quienes aislaron, desnudaron y nunca les proveyeron alimentación. Esas situacio- éramos putos disfrazados, y nos gatillaban y no sabíamos si íbamos a morir o no”. A la mayoría las
nes las vivieron sólo en esos años, al igual que ser picaneadas o encapuchadas en mojaban con agua en pleno invierno o mojaban el piso para que no pudieran descansar. Uno de los
los casos que mencioné. relatos más terribles es de Julieta González, que recordó –entrevista referida–que en una oportunidad
un grupo de policías sacó de la celda a dos de sus compañeras, a quienes obligaron a desnudarse
Adicionalmente, todas soportaron innumerables detenciones en esa época, en y hacer “saltos de rana” y “cuerpo a tierra”. Luego la buscaron a ella, también la desnudaron y la
las que sufrieron distintas formas de torturas; violaciones; abusos; esclavitud se- obligaron a ponerse en distintas posiciones, mientras se reían.
xual; golpes; amenazas de muerte o de someterlas a violencias; desnudez forzada; 25 Carolina Boetti contó que las denominaban “Carlitos”. Entre los apodos y adjetivos utilizados,
las entrevistadas han mencionado: “Putos”, “enfermos”, “desviados”, “corruptos”, “degenerados”,
“invertidos”, “amorales”, “torcidos”, “escoria”, “lacra”. Muchas de estas violencias continuaron años
después según coincidieron las entrevistadas. Rapisardi y Modarelli (2019) describen que esa
continuidad fue denunciada por la CHA, en los primeros años de la democracia, como parte de la no
22 Ivanna Aguilera (comunicación personal, 18 de octubre de 2019) por ejemplo, vio como un desarticulación del aparato de control y represión dictatorial.
secuestrado se arrojó de un 2do piso porque sabía que lo asesinarían. 26 Si bien varias refirieron saber que a otras las buscaron en sus casas, sólo González fue secuestrada
23 Magalí Muñiz, comunicación personal, 14 de julio de 2019. en su casa como expliqué.

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y quince mujeres trans más.27 Esto permite inferir que el uso de esos dispositivos formas de control social, la falsa neutralidad de la ley sirve para enmascarar
para reprimirlas no fue excepcional en ese tiempo. desigualdades de género y reproducir prácticas sexistas que sustentan la vio-
Debido a esas vivencias, cinco de ellas decidieron exiliarse dentro o fuera del lencia” (2010, p. 9).
país. Dos de las entrevistadas intentaron suicidarse –una estando detenida, otra La casi absoluta falta de investigaciones y sentencias penales, dentro del avan-
para impedir serlo nuevamente–. Tres resolvieron, después de esas experiencias, zado proceso de justicia argentino, de las violencias experimentadas durante el
ocultarse o disimularse cortándose el cabello o vistiéndose como “varón” o de ma- terrorismo de Estado por las personas fuera de la cis/heteronormatividad y, en
nera andrógina. Julieta González sintetizó: particular, por las mujeres trans, es una forma de respuesta judicial. Esa respuesta
se inscribe en la reproducción de muchas de las violencias que cotidianamente, en
casi todos los ámbitos, viven: discriminación, maltrato, rechazo, obstáculos para
¿Con qué derecho?, a veces digo y con qué derecho me sacaron todo (…) ¿por qué
acceder a sus derechos y a la justicia, subestimación/minimización de sus expe-
se adueñaron de mi vida, como la de tantas miles de gente? Ahí en el ‘Pozo’ me
contaron que murieron 391 personas en dos años. En los que yo estuve ahí y ¿por riencias y marginación.
qué yo tuve que estar? ¿Por qué a ellos se le ocurrió que yo tenga que estar ahí? Además, el mensaje de impunidad sobre el pasado tiene implicancias en el
(…) haber pasado unos fríos y haber pasado hambre, si yo en mi casa tenía comi- presente, como advirtió la CIDH:
da. ¿Por qué me llevaste ahí?, y sabés el frío, estos días cuando hacen esos fríos,
también, porque uno vuelve ahí, viste. Y decís yo sé el frío de la noche (…) una
Cuando los Estados no realizan investigaciones exhaustivas e imparciales respecto de los
cosa es decirlo y otra cosa es haberlo sentido. Y el hambre, viste, tener hambre
casos de violencia contra las personas LGBTI, se genera una impunidad frente a estos
solamente la persona que lo ha pasado lo siente, decís por qué yo tengo que estar
crímenes que envía un fuerte mensaje social de que la violencia es condonada y tolerada,
teniendo hambre. Por qué tengo hambre (…) aunque mi familia me buscaba, por
lo que puede a su vez generar más violencia y conduce a las víctimas a desconfiar en el
ahí no me encontraban en una semana y por ahí en esa semana no nos daban de
sistema de justicia. (2015, p.17)
comer, ni agua ni nada. Y si no tenías un trapo, algo que encontrar, cartones, nos
envolvíamos en cartones para el frío, ¿por qué? Con qué derecho hicieron eso
conmigo como con tanta gente... Se promueve, en definitiva, que las violencias sigan ocurriendo. “La impu-
nidad sólo genera más impunidad”, decían lxs HIJOS en años de ausencia total
de justicia.
Justicia, justicia perseguirás
A pesar de la contundencia de los relatos citados, lo descripto no tiene casi Cuerpos que importan. A modo de cierre
implicancias en el proceso de juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad. Si Como expuse a lo largo de este trabajo, la violencia hacia las mujeres trans
bien hasta ahora se dictaron 241 sentencias, en muy pocas se menciona la crueldad durante el terrorismo de Estado en Argentina –al igual que sobre quienes se
sobre personas fuera de la heteronormatividad y en ninguna se aborda la experien- apartaban de la cis/heteronormatividad– se intensificó. El hecho de haber es-
cia de personas trans. Solo el caso de Valeria del Mar Ramírez se investiga judicial- tado en situación de prostitución –única forma de procurarse sustento eco-
mente, pero todavía se encuentra a la espera del juicio oral. nómico– las expuso más a la violencia represiva y a los ataques selectivos que
Esta invisibilización no es novedosa y confluye con la histórica ausencia de sufrieron. A la persecución y control existente, se sumaron, durante esos años,
abordaje judicial de la violencia diferencial hacia las mujeres cis en el contexto los dispositivos estatales represivos de uso extendido en ese periodo. A pesar
represivo, la que solo recientemente fue puesta de relieve en algunas resoluciones de ello, estas experiencias no están lo suficientemente visibilizadas, en general,
judiciales.28 Esta falencia de la justicia fue advertida hace ya casi 10 años (Balardini, y no tienen casi reflejo en el proceso de juzgamiento de los crímenes estatales
Oberlin y Sobredo, 2011). cometidos esos años.
Las razones en ambos casos tienen un origen común: el carácter cis/hetero/ El origen verdadero de esta falta es que, como sostiene Judith Butler (2017),
patriarcal de la justicia argentina.29 Julieta Di Corleto explica que: “[t]anto en se trata de “cuerpos que no importan”. Visibilizar esas experiencias en todos los
su formulación como en su aplicación, el derecho, lejos de ser un marco neutral contextos posibles es parte de lo que queda por transitar y de lo que les debe-
consolida y reproduce concepciones de naturaleza patriarcal. Junto con otras mos a estas personas cuyos cuerpos sí importan y mucho. Pero, además, como
en el caso de la violencia diferencial hacia las mujeres en general, hablar de lo
pasado específicamente en relación con las mujeres trans es nombrar también
27 Excepto el caso de Julieta González cuando fue buscada en su casa y Marcela Viegas Pedro cuando las violencias en el presente, las exclusiones, las discriminaciones, los miedos,
fue llevada al “Pozo de Banfield”. Incluso en sus casos, en el resto de las ocasiones estaban con otras.
el horror. Este artículo, busca ser una invitación a que las vivencias de esas
28 Solo el 12% de las sentencias condenan por tipos penales que tuvieron a mujeres exclusiva o
mayoritariamente como víctimas: violaciones, abusos sexuales y abortos forzados. Véase https://
mujeres trans:
www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/?tipo-entrada=estadisticas
29 Varios trabajos resaltan ese carácter patriarcal: Julieta Di Corleto (2010, 2017), Raquel Asencio
(2010), Haydé Birgin (2000) y Liliana Hendel (2017), entre otros.

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(…) dejen de ser vistas como el problema de unas ‘minorías’ para entender que esas
vivencias también nos afectan como país y como democracia (…) a mirar las vio- Hendel, L. (2017). Violencias de género. Las mentiras del patriarcado. Buenos Aires:
lencias contra aquellas personas que no están dentro de las formas tradicionales de Paidós.
ver el mundo, pues su ocurrencia nos interpela, porque su sufrimiento es también el Insausti, S. J. (2018). Un pasado a imagen y semejanza: recuperación y negación de
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