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Universidad Alcalá de Henares

Master universitario de Proyecto Avanzado de Arquitectura y Ciudad (MUPAAC)


Investigación
Profesor: Dr. Arq. Roberto Goycolea
Alumno: Arq. Carlos Hidalgo Zunino
Elogio del Lugar en la política publica habitacional
Estudio comparativo del caso de la Celsa en Madrid y la Quinta Monroy en
Iquique

Autor: Carlos Hidalgo


Tutor/a: Arq. Paz Nuñez Marti

“Cuanto mas nos alejamos de ese núcleo de


opacidad, mas translucidos nos volvemos”
Manuel Delgado

“Sustituir la chabolas de cartón y latas por las de


hormigón y cristal”
Diario ABC 14/03/99
Resumen/Abstract

Esta investigación pretende, a partir de un ejercicio comparativo de dos


proyectos de vivienda social, demostrar la importancia del lugar y la
participación ciudadana como criterios urbanístico para la inclusión social, uno
de los elementos centrales de la teoría del derecho a la ciudad. Se concibe a la
vivienda como parte de un sistema más complejo, de un hábitat que contiene a
la casa, el barrio y la ciudad. Dicho sistema a su vez, permite un análisis a
partir de dos categorías: un dentro y un afuera. Dos conceptos flexibles que
hablan de la ubicación de los proyectos en relación con la ciudad y su
repercusión simbólica y práctica en el éxito o fracaso de las intervenciones
aplicadas. Las políticas públicas consideradas son el Barrio de Tipología
Especial La Celsa en Madrid-España y el programa Chile Barrio Quinta Monroy
en Iquique-Chile.

Palabras clave: vivienda social, lugar, participación, hábitat, dentro-afuera

This research wants to demonstrate, from a comparative work about two social
housing projects, the importance of the place and participation as urban criteria
for social inclusion, one of the main elements from the theory of right to the city.
Housing is conceived as part of a more complex system, an habitat that
contains the home, the neighborhood and the city. These systems, at the same
time, allow an analysis of two categories: the inside and the outside. Two
flexible concepts that speaks about the importance of the location of the
projects concerning the city and its symbolic and practical impact on the
success or failure of the interventions implemented. The public policies consider
are “Barrio de Tipología Especial La Celsa in Madrid-España and the project
“Chile Barrio Quinta Monroy” in Iquique-Chile.

Keywords: housing, location, participation, habitat, inside-outside


Indice

1) Introducción
2) Conceptos teóricos

2.1) Vivienda y hábitat


2.2) Derecho a la ciudad
2.3) El elogio del lugar: dentro y fuera

3) Descripción, casos de estudio

3.1) Barrio de tipología especial, La Celsa


3.2) Quinta Monroy

4) Análisis

4.1) Vivienda social: ¿puerta o límite de la ciudad

4.1.1) La ciudad y los ciudadanos

4.2.1) El proyecto, la participación y el lugar

4.2.2) Situación urbana

4.2.3) Diseño arquitectónico y tecnología constructiva

4.2.4) La participación y el diseño

5) Conclusiones

6) Referencias bibliográficas
1: Introducción

El acceso a una vivienda digna está considerado como uno de los derechos
fundamentales del ser humano y, en este sentido, se trata de una
responsabilidad prioritaria del Estado asegurarlo a través de iniciativas
institucionalizadas e intervenciones bajo el formato de políticas públicas
diversas que respondan a las particularidades de cada sector poblacional. Sin
duda la mayoría de esfuerzos y recursos se dirigen a las clases sociales más
necesitadas y vulnerables como un mecanismo de protección e inclusión social,
en la mayoría de los casos, pero también como una forma de redistribución de
la riqueza.

Bajo el contexto demográfico actual, el tema de la vivienda adquiere cada vez


más importancia en el mundo. No se trata solo ya, como hace varias décadas,
de importantes oleadas migratorias del campo a la ciudad o de pequeñas
ciudades a grandes capitales, sino también de un aumento poblacional
vertiginoso que demanda de respuesta inmediatas. La población urbana crece
a un ritmo mayor que las mismas ciudades, generando graves problemas de
exclusión y dramáticos escenarios de marginalización a través de la aparición
de islas suburbanas.

En el plano de la vivienda entra en juego intereses de diversa índole que


responden al posicionamiento de al menos cuatro actores: los beneficiarios, la
comunidad de acogida, el sector privado y el sector público. Para los primeros,
la vivienda responde al concepto de hogar cuya etimología viene del latin focus
que quieres decir “lugar en la casa donde se prepara el fuego”. Es decir, se
trata de una perspectiva de necesidades, de comodidad y pertenencia.

Por otro lado, la vivienda para el sector privado adquiere relevancia en un


sentido lucrativo. Bajo las condiciones demográficas actuales descritas, el
costo del espacio urbano se encuentra en constante incremento. Cuando el
suelo es considerado un bien con un valor económico, las transacciones se
desarrollan bajo la lógica de la ganancia que a su vez provoca el aparecimiento
de mecanismos menos transparentes como la especulación. Siendo el suelo
una suerte de materia prima para la vivienda, su uso económico desde el
sector privado, ha incidido en la posibilidad de democratizar los espacios.

Finalmente, el sector público tiene la función de regular el crecimiento urbano y


las interacciones entre los actores, así como la responsabilidad de compensar
las desigualdades provocadas por el mercado. En el plano de la vivienda su
objetivo debería ser la aplicación efectiva de lo que se denomina el derecho a
la ciudad, es decir, al usufructo colectivo y equitativo de la misma. El problema
se da cuando el lineamiento de gestión pública prioriza intereses privados por
sobre necesidades sociales.

Estos tres grandes actores y sus intereses, se encuentran en constante


interacción en diversos escenarios. Quizá uno de los espacios fundamentales
compartidos sea la esfera de las políticas públicas para la vivienda de orden
social. Es allí donde se evidencian las desigualdades sociales que el sector
público debe encarar y para lo cual, requiere negociar con el sector privado.

Los proyectos de vivienda pública tienen diversos objetivos. Este trabajo se


enfocará en aquellos que buscan darle una solución a la infravivienda en baja
altura dentro de la ciudad en la medida en que son una clara expresión de la
importancia de repensar las intervenciones urbanas. El chabolismo emerge
desigualdades económicas, exclusión social, la necesidad de invisibilizarse
además de la incapacidad de las autoridades para responder a un fenómeno
complejo. En e el cual convergen diversos elementos que van desde la
inmigración hasta las consecuencias de le exclusión económica social.

Al pensar en iniciativas para afrontar el problema de la infravivienda hay que


tener en cuenta que la forma en que se interviene el territorio incide
directamente en las dinámicas sociales. En este sentido es fundamental
considerar que la vivienda es mucho más que un espacio habitable, es un
tejido social. Las ciudades no son redes de construcción inertes, en su interior
fluyen relaciones, vínculos, hábitos y prácticas que se interconectan. Un
proyecto constructivo, cualquiera que sea, no puede ser pensado de manera
aislada.
Este trabajo pretende, a partir de un estudio comparativo de dos casos de
solución habitacional, evidenciar la importancia de la integración espacial en la
ciudad para la integración social, como indicador de éxito y de vital importancia
para un proceso participativo de una política publica enfocada en la solución de
la infravivienda.

Con este objetivo se han seleccionado dos casos. Por un lado, se analizará la
intervención realizada en Madrid bajo el formato de Barrio de Tipología
Especial en la zona conocida como La Celsa. Se trata de un proyecto de
erradicación del chabolismo construido entre 1991 y 1995 ,que duró tal solo 4
años, ya que su fracaso llevo a las autoridades del momento al derrocamiento
a finales de 1999 y consiguiente replanteamiento de la política de
realojamiento llevada hasta entonces.

Por otro lado, se analizará también el caso de la Quinta Monroy en la ciudad de


Iquique en Chile que se llevo a cabo en el entre el año 2003 y 2004. Fue uno
de los proyectos diseñados bajo el formato de Chile Barrio, en el marco del
Programa Nacional de Superación de la Pobreza del Ministerio de Vivienda de
Chile, la propuesta ejecutada se mantiene exitosamente hasta el día de hoy.

Sin duda son muchos los elementos que inciden en el éxito o fracaso de una
política pública de este tipo pero quizá lo fundamental tiene que ver tanto con la
voluntad de integración con la ciudad y la sociedad desde el diseño hasta la
ejecución del proyecto, así como con los criterios de ubicación y los niveles de
involucración de los beneficiarios. El desarrollo de este estudio comparativo
intentará evidenciar indicadores en ambos casos para poder demostrar de
manera empírica esta afirmación.

La pertinencia de esta investigación tiene que ver con que el crecimiento de la


población en la dimensión actual provoca el aumento de este tipo de vivienda y
es importante repensar la manera en que se va a abordar el problema para no
caer en nuevos fracasos y aprender a trabajar el tema de manera participativa
incluyente y de calidad.
2: Conceptos teóricos

2.1: Vivienda y hábitat

Los síntomas de un problema social son los que habitualmente constituyen el


punto de partida de la “toma de conciencia” y del debate sobre la necesidad de
una política pública. Tal es el caso, cuando hablamos de la infravivienda, de la
delincuencia y sobre todo, de los procesos de marginación social. En ese
sentido, resulta fundamental considerar que si la exclusión tiene un carácter
estructural, las acciones públicas, deben apuntar hacia una lógica de
intervención más global y estratégicas en relación a la necesidad de eliminar o
al menos debilitar los factores que generan precariedad y marginación.

Para enfrentar estas necesidades de la población, las políticas públicas de


vivienda social además de solucionar los problemas de vivienda, deben enfocar
sus actuaciones en una relación directa con el entorno y sus equipamientos, es
decir, servicios públicos, áreas verdes, servicio de transporte etc. Además,
deben considerar también el espacio urbano en general -la ciudad- a la cual el
entorno esta unido a través de redes y vías que comunican a los habitantes con
el resto de la ciudad. Así, el concepto de vivienda traspasa las fronteras de la
casa. Las intervenciones deberían partir de esta comprensión integral del
hábitat.

Partiendo de un concepto propio de la biología –hábitat-, se puede dar un giro a


la comprensión de las ciudades más allá de su conceptualización como
espacios habitables construidos e inertes, hacia una idea de sistema, de
organismo compuesto por un conjunto de factores que se desarrollan en torno
a las interacciones humanas.

Aplicado a la vivienda, Fabio Giraldo Isaza -economista colombiano que trabaja


el tema de la política de vivienda en Colombia- se refiere al concepto de
hábitat a través de tres categorías fundamentales:

 La casa (puertas adentro), como el lugar que ocupa suelos urbanizables.


 El entorno (el barrio), dotado de equipamientos, vías, servicios públicos,
parques, servicios de transporte, etc.
 El contorno (la ciudad), al cual el entorno está unido a través las redes y
vías que conectan con la región1.

Estos tres elementos se encuentran estrechamente vinculados e


interrelacionan entre sí. Por un lado, la casa junto con el entorno conforma la
vivienda. Mientras, por otro lado, la vivienda y el contorno conforman el hábitat
en función del tejido social que construyen en conjunto.

Toda política pública de vivienda debería partir entonces de esta trilogía,


considerando los vínculos que construye y la conforman. Esta visión más
amplia del concepto supone una compresión más global del espacio y su
importancia, su capacidad de incidencia en las dinámicas sociales.

El espacio que urbanísticamente dedicamos a la vivienda debe ser pensado


dentro de un contexto que por lo general es la ciudad misma y sus entramados
tanto de relaciones, como actividades y dinámicas.

2.2: Derecho a la ciudad

Cuando pensamos en las ciudades que queremos “construir” debemos pensar


también en las relaciones sociales en su interior, los roles y estilos de vida, el
tipo de lazos sociales que valoramos, etc. Este entramado es la base de lo que
se entiende por el derechos a la ciudad. Para David Harvey “es mucho más
que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del
derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad.”2. Consiste en
un derecho compartido que requiere de una acción colectiva.

El término del espacio, el derecho a la ciudad tiene que ver con el no ser
excluido de la centralidad y su movimiento según Lefebvre. Esta idea encuentra

1
Fabio Giraldo Isaza, Hacia una nueva concepción de la vivienda y el desarrollo urbano
2
David Harvey, http://www.moviments.net/espaimarx/docs/6786f3c62fbf9021694f6e51cc07fe3c.pdf
su aplicación efectiva en varios de los principios rectores de dicho derecho3,
como son:

 La no discriminación en términos de pleno goce de derechos


independientemente del origen étnico o social
 La participación que supone involucración de la sociedad en un
contexto de democracia participativa y directa capaz de facilitar los
mecanismos necesarios para que la población tenga acceso a los
procesos tanto de diseño, como de toma de decisiones en políticas
públicas, con el fin de apropiarse con su propio habitat y conseguir una
sustentabilidad.
 La corresponsabilidad que implica el compromiso de las partes y la
voluntad de consenso. En la medida en que el derecho a la ciudad
requiere de un trabajo compartido, resulta fundamental la concertación
gobierno-ciudadanía tanto en la discusión como en las prácticas.
 La justifica distributiva como lineamiento rector de las autoridades a
partir del cual se pretenderá aplicar de manera equitativa los programas
sociales priorizando las necesidades de los grupos más vulnerables.

Sin duda, uno de los elementos centrales que aúna los preceptos
anteriormente descritos en una expresión tangible del derecho a la ciudad, es
el lugar. El lugar adquiere una especial relevancia no solo desde lo práctico,
que tiene que ver con infraestructura y accesibilidad-comunicaciones rodadas y
peatonales- sino también, desde lo simbólico en la medida en que está
relacionado con la identidad, la apropiación y la sensación de inclusión.

2.3: El elogio del lugar: dentro y fuera

El lugar es un concepto con sentidos tanto urbanísticos-arquitectónicos, como


sociológicos y culturales. Para el primer caso, la importancia radica en temas
de orden práctico vinculados a redes de servicios y equipamiento, plusvalía,

3
Carta del derecho a la ciudad, redactada en Ciudad de México
tipos de suelo, entre otros. A su vez, cuando nos referimos a la carga
sociocultural, la prioridad es la potencialidad de ese espacio para aportar una
consolidación de relaciones sociales equitativas, dentro de un tejido
organizativo amplio e incluyente.

Los elementos técnicos son frecuentemente considerados por quienes


planifican las ciudades y quienes las intervienen como acciones llevadas acabo
desde las políticas públicas. Sin embargo, es necesaria todavía una mayor
atención a los elementos de orden sociológico que aporten a los proyectos una
perspectiva social.

Pensar en este componente remite a la percepción de los beneficiarios de los


proyectos en función de su rol social, de su relación con la ciudad, sus pares, el
entorno, e incluso, las autoridades capaces de hacerles sentir “dentro” o “fuera”
del sistema.

Todo espacio, incluyendo la ciudad, está compuesto por un adentro y un


afuera. Ambos conceptos son variables, no son rígidos y dependen de la
perspectiva desde la cual se los utilice. En el marco de este estudio servirán
como recurso para entender un tipo de política publica de vivienda desde
adentro (aterrizando en la estructura interna del proyecto en sí) pero también
en su relación con el afuera, es decir, con la ciudad como entorno.

Una intervención de vivienda social construye un barrio, genera un tejido a


partir de las interacciones internas. El entorno, para los vecinos, es una
extensión de sus casas en la medida en que hay un sentido de apropiación y
además de familiaridad. Son espacios, en alguna medida, predecibles en
cuanto a roles y funciones que se reproducen constantemente en su seno.

Por otro lado, frente a estos proyecto, la ciudad es un afuera. Un espacio de


dinámicas e interacciones mucho más amplias e impredecibles. Su extensión
permite más libertad, más flexibilidad. Supone dinámicas momentáneas y una
amplia gama de posibilidades para la emancipación individual en términos de
oportunidades.
Los grupos sociales, la sociedad, requiere de ambas dimensiones: el dentro y
el afuera. Es en esos dos espacios donde se realiza de distintas formas que
son complementarias entre sí. En este sentido, un proyecto de vivienda
requiere de sus elementos interiores pero a su vez, se ve determinado también
por su relación con la ciudad como el afuera en la medida en que esta se verá
determinada por la inclusión o la exclusión.

“el adentro, lo interior, el ámbito privado remite a ideas, sentimientos o


conductas que son objeto de reserva y no se someten a juicio ajeno. En el
cajón de lo externo, de lo publico, se reúne todo lo que se muestra a los
demás , lo que es objeto de percepción y opinión de quienes están también
ahí afuera mirando y escuchando todo lo que quedo súbitamente, el dentro y el
afuera connotan, en sus expresiones extremas y respectivamente, el secreto y
la exposición total"4

4
Manuel delgado, Sociedades Movedizas, Pasos hacia unaantropologia de las calles (pag.30)
3: Descripción, casos de estudio

3.1: Barrio de tipología Especial La Celsa

El programa Remodelación de Barrios , iniciada en 1979 con una importante


participación de los ciudadanos a través de las Asociaciones de vecinos y la
Coordinadora de Barrios en Remodelación, fue un proyecto altamente exitoso
que cambió las características del chabolismo en Madrid a la medida en que
deja de ser un fenómeno masivo.

Resuelto gran parte del problema en 1986, lo que quedan son expresiones
aisladas, menos frecuentes y dispersas. Sin embargo, se trata también de
casos compuestos de población mucho más marginal y de estrato
socioeconómico bajo –ya no migrante sino excluida socialmente- que vive en
peores condiciones que en los asentamientos informales anteriores a la
intervención y que se encuentran estigmatizados socialmente y/o
culturalmente. Un ejemplo claro son las poblaciones gitanas.

Esta nueva infravivienda es mucho más primitiva. Como sostiene Carmen


Casanova, “no solo estamos en presencia de un problema habitacional: donde
hay chabola, hay gueto, hay un problema social (droga, delincuencia,
problemas de salud y escolarización), es un problema urbanístico (frecuente
ruptura de la trama urbana, la situación de los servicios urbanos de
alcantarillado, alumbrado público, electricidad inexistente o muy precaria, mala
accesibilidad, etc.) y ambiental (estercoleros, no recogida de basura, etc.)”.

En 1986 el censo de chabolistas fue de 2.674 familias en Madrid capital,


repartidas por 18 distritos y agrupadas en 61 núcleos de las cuales 1.849
estaban situadas en el sureste de al ciudad, 176 familias vivan en La Celsa.

El 61% de la población censada era menor de 20 años, solo el 6,3% era mayor
a 50 años y únicamente el 1,4% mayor de 65 años. La media de miembros de
las familias entre la población chabolista es alta, siendo el 65% del total,
familias de 4 miembros o mas.
Estas familias además de tener como actividad económica a la crianza de
animales, su mayoría se dedicaba a la “busca” reciclaje de materiales en la
basura y la chatarra de la ciudad, generando un núcleo por actividad
económica. Así las características tipológicas en la infravivienda de los núcleos
chabolistas estaban determinadas por los materiales de desecho –cartones,
latas, ladrillos- y la autoconstrucción. Se asentaban en parcelas donde tenían
espacio para el almacenaje de la chatarra y cuidado de sus animales. “Estamos
ante una cultura especialmente poco adaptada a la sociedad urbana dominante
con un desfase creciente entre su identidad tradicional y los requerimientos que
plantea la inserción en esta sociedad” 5

Fuente: Madridiario.es

Para la erradicación de la infravivienda, se crea una política pública en la que el


Consorcio de Población Marginada, en conjunto con el Ayuntamiento de Madrid
y la Comunidad de Madrid, diseñaron los Barrios de Tipología Especial
(B.T.E.) Se trata de una propuesta que pretendía realojar, en algunos casos

5
Noguez Saez Luis, Exclusión residencial y políticas publicas, el caso de la minoría gitana de Madrid
1979-2006. Universidad de Granada.
en el mismo territorio donde se asentaban, a los núcleos chabolistas ubicados
en la periferia madrileña, con la intención de solucionar los problemas de
infravivienda y marginalidad de sus habitantes. Se ejecutaron bajo esta
política, los proyectos de La Celsa, La Rosilla, Las Mimbreras al sur de la
ciudad y la Quinta en el barrio de Fuencarral, al norte, entre otros.

La Celsa

Fuente: www.madrid.org/Nomecalles.es

En 1991 se inician las obras del B.T.E. propuesto para La Celsa, que a pesar
de los problemas por falta de pagos ocurridos en este proceso, se termina de
construir en diciembre de 1995. Se implanto al Sudeste de Madrid, a una
distancia aproximada de 6,5 km del centro de la ciudad, en el Distrito del
Puente de Vallecas. Lugar que se encuentra alejado de la red de servicios de
transporte público de la Comunidad de Madrid, disponiendo de una sola línea
de autobús que conecta el barrio con la ciudad.

Con esta operación, las 228 familias en su mayoría de etnia gitana son
realojadas en las viviendas de tipología especial ubicadas en el extrarradio de
Madrid, la parcela se ubica entre suelo de protección natural (parque) y las
edificaciones del Mercamadrid, zona exclusivamente industrial alejada de las
infraestructuras urbanas básicas, escuelas, centros médicos, áreas de
recreación, etc. Así, las antiguas chabolas colindantes con el nuevo proyecto
habitacional de La Celsa, fueron derribadas después del traslado de sus
habitantes.

Fuente: Foto Iris

La parcela del barrio la Celsa se encuentra ubicada entre la autopista M-40 al


sur, y por la margen norte esta la carretera Villaverde Vallecas. Se trata de
una superficie urbanizada de aproximadamente 18.727 m2.

El acceso único a la unidad de realojo se plantea por la llamada calle de la


guardería, en la que la propuesta planteaba un edificio de carácter social para
la educación de los niños. Este pretendía ser la puerta de acceso y remate del
asentamiento, esta edificación nunca se realizo.

En el proyecto BTE la Celsa se plantea la edificación en tres sectores


diferenciados por la tipología de las viviendas, las tres agrupaciones edificadas
estaban atravesadas por un viario rodado principal que se cierra en si mismo,
en forma de anillo. Esta vía en sentido Este / Oeste es la calle de la guardería,
la que relaciona la entrada y salida del barrio con la vía de la ciudad , la
carretera Villaverde–Vallecas. En el sentido Norte/Sur proyecta vías que
comparten el trafico rodado y el peatonal que sirven de acceso individualizado
a las viviendas organizando así una malla básica para la trama urbana del
proyecto.

Entre los fundamentos de la propuesta urbana puntualizamos los siguientes:


 Organización de una trama coherente en un territorio sin tejido urbano
colindante, sin posibilidad de integración.
 Acceso único general de vehículos al conjunto de la unidad
 Necesidad de urbanización previa que permita llevar a las viviendas los
servicios necesarios.
 Imagen compacta del conjunto, creando de acuerdo al uso, una variedad
formal que evite la monotonía de formas y la masificación volumétrica.

Fuente: Elaboración propia

El proyecto resuelve las edificaciones definiendo tres tipologías de viviendas


diferentes, cada uno de estos tipos tiene un diseño diferenciado atendiendo a
sus necesidades funcionales, todos estos parten de una tipología básica en
Forma de L, el que recoge el patio, al que llegan todas las dependencias de la
vivienda, y que sirve al mismo tiempo de acceso, garaje y tendedero.

Las variaciones que se producen entre las de tres y dos dormitorios, es que
estas últimas sitúan una planta sobre la zona de sala y dormitorio, donde se
alojan los otros dormitorios, el baño y una terraza. Mientras que la variación
entre al de tres dormitorios y la de cuatro dormitorios es que el cuarto
dormitorio se realiza construyendo la terraza de remate de la primera planta de
la de tres dormitorios.

Por otro lado, para cuando se termina la Celsa y los beneficiarios la habitan, los
focos de venta de droga en los otros BTE y la presencia de células de esta
red entre los pobladores de la población a reubicar era sabido. Con estos
antecedentes el nuevo BTE en poco tiempo se convierte en uno de los narco-
barrios del sur de Madrid donde las autoridades eran incapaces de controlar el
trafico de estupefacientes Así los pobladores de la Celsa además de estar en
un lugar excluido y marginalizado por su ubicación se veían expuestos a las
nuevas condiciones de vida que les impondría una nueva actividad económica
la cual dominaría el barrio, la drogas.

El rechazo a los BTE por parte de la sociedad en general aumenta, las


asociaciones de vecinos del Puente y Villa de Vallecas reclaman al presidente
de la comunidad, Alberto Ruiz Gallardón, el desmantelamiento de los barrios de
La Celsa, Rosilla y Las Barranquillas, considerados hipermercados de drogas.
Agustín Zamora, presidente de la asociación de vecinos del Pozo del Tío
Raimundo, barrio colindante con la Celsa, dijo: "No basta con que Puente y
Villa de Vallecas reciban una serie de dotaciones, es imprescindible poner
fecha de caducidad a La Celsa y La Rosilla".

La presión de las asociaciones vecinales resulta en uno de los principales


motivos para el desmantelamiento del BTE La Celsa, iniciándose en junio de
1999 y terminando en julio de 2000, periodo en el que se realojan a las familias
de La Celsa en viviendas en altura dispersas por toda la provincia de Madrid.
Tipologías de vivienda
Vivienda de dos dormitorios:

Fuente: Elaboración propia


Vivienda de tres dormitorios:

Fuente: Elaboración propia


Vivienda de cuatro dormitorios:

Fuente: Elaboración propia


3.2: Quinta Monroy

El Programa Chile Barrio surgió en 1996 en el marco del Programa Nacional de


Superación de la Pobreza. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo realizó el
diseño general, con el propósito de resolver la situación de las familias que
vivían en asentamientos precarios, atendiendo no sólo a la solución
habitacional, sino a proporcionarles medios para mejorar significativamente sus
condiciones de vida.

En 2002, Elemental fue contactado por el Programa Chile-Barrio, para trabajar


en el campamento de Quinta Monroy de Iquique, una ciudad en el desierto
chileno. El sistema por medio del cual la sociedad chilena aborda el problema
de la vivienda para la gente de escasos recursos está basado en un subsidio
estatal a los ciudadanos que viven en condiciones precarias. Este subsidio
debe cubrir los costos de: el suelo, la urbanización (calles, redes de
alcantarillado, agua, electricidad) y la vivienda misma.

El proyecto para Quinta Monroy debía trabajar específicamente en el marco de


un nuevo programa del Ministerio llamado Vivienda Social Dinámica sin Deuda
(VSDsD), el cual está enfocado a los más pobres de la sociedad, aquellos
que no tienen capacidad de endeudamiento. El programa consiste en un
subsidio de 7.500 dolares por familia, entregado por una sola vez y al principio.

Así las actuaciones pretendían mejorar la calidad de vida de los asentamientos


de infravivienda mediante la ejecución de proyectos participativos destinados a
resolver la precariedad habitacional y a mejorar la calidad del entorno y las
oportunidades de inserción socio-laboral.

Elemental es una empresa dedicada a proyectos de vivienda de interés


publico y de alto impacto social, el director del equipo e es el Arquitecto
Alejandro Aravena. “Operamos sobre la ciudad y su capacidad de generar
riqueza y calidad de vida. Entendemos nuestros proyectos de vivienda,
infraestructura, equipamiento y espacio público como una oportunidad para
llevar los beneficios de la ciudad a todos.”6

Quinta Monroy

Fuente: Google Earth

Se encuentra en la localidad de Iquique, Chile, esta situado en la zona centro


de la ciudad entre dos importantes vías de comunicación de la ciudad la Av.
Pedro Prado y la calle Galvarino, se trata de una de población que ha vivido en
condiciones precarias.

La propuesta urbana- arquitectónica tenía como principal objetico radicar a 100


familias que durante los últimos 30 años han ocupado ilegalmente un solar de
5000 m2 en el centro de la ciudad. Con esto el proyecto permite la
permanencia de sus habitantes en una zona urbana central, disfrutando de los
servicios, la infraestructura y el equipamiento existente manteniendo su tejido
social y la cercanía de sus ciudadanos a los puestos de trabajo. Se quería
evitar la erradicación de estas familias a la periferia (Alto Hospicio).

6
ELEMENTAL, http://www.elementalchile.cl/do-tank/que-somos/
Fuente: Google Earth

El grupo de arquitectos dirigidos por Alejandro Aravena trabajo en primera


instancia en la distribución del suelo a las viviendas, que estaba ciertamente
condicionado por el lugar de implantación, así para arrancar el proyecto se
esbozaron varias tipologías primero se analizo la opción de una vivienda = un
lote, resultando el uso de suelo ineficiente, albergando 35 familias nada mas.
Seguido plantearon viviendas en dos alturas, aumento la edificabilidad a 66
familias. Por ultimo la tipología de bloque de viviendas solucionaba la
necesidad de albergar las 100 familias, pero para el programa Chile Barrio esta
no es una alternativa pues entre los lineamientos del programa las viviendas
tienen que tener la posibilidad de crecer para fomentar la autoconstrucción.

La propuesta definitiva tuvo en cuenta todos los siguientes factores: ubicación


del terreno, realojamiento de 100 familias, la participación de los futuros
usuarios y contando con un presupuesto de 7.500 dólares por familia. El equipo
propone una nueva tipología de vivienda. El diseño consistió en hacer un
edificio que tuviera sólo el primer y el último piso, con sus respectivas
posibilidades de crecimiento horizontal y vertical. Llegando a ser una
edificación de tres pisos en altura, controlando el crecimiento de la edificación
autoconstruida con el techo del segundo piso como limite.

Fuente: www.Plataforma arquitectura.cl

Así las viviendas tipo A (casa) de 54 m2 son las que estaban en la planta baja y
tenían como opción para su ampliación ocupando el espacio de patios
privados hacia el lateral o la parte trasera de la edificación, un espacio poroso
colindante pensando para la ampliación, pudiendo llegar a ser esta de 72 m2
con su aumento. Y por otro lado estaban las viviendas en altura Tipo B
(departamento) de 36 m2 que tenían la posibilidad de ampliarse hasta 72 m2 al
igual que las tipo A pero en este caso el crecimiento era en altura – primera y
segunda planta-.

El proyecto resuelve las edificaciones definiendo 4 plazas comunes, cada una


reagrupaba a un grupo de 20 a 30 familias para lograr una escala lo
suficientemente pequeña para favorecer la comunicación entre vecinos y no
romper con el tejido social existente. Este fue uno de los aportes producto de l
participación de los beneficiarios en el diseño del proyecto generando una
unidad espacial de vecinos que controlan y administran su vecindad.

Tipología de viviendas.

Planta baja
Vivienda Tipo A con
ampliación horizontal.

Primera planta
Vivienda tipo B con
ampliación vertical.
Segunda planta
Vivienda tipo B con
ampliación vertical.

Fuente: www.Plataforma arquitectura.cl


4: Análisis

Este estudio pretende confrontar los proyectos descritos anteriormente con la


finalidad de determinar cuales son aquellos aspectos, vinculados al lugar, que han
permitido el éxito de uno y el fracaso de otro. En este sentido, se desarrollará una
comparación bajo dos líneas: una técnica y otra que incorpora nuevos factores de
orden social vinculados a las incidencias del lugar de implantación

La matriz a continuación resume los elementos técnicos más importantes a ser


contrastados. Relaciona a los proyectos con el lugar, el área y tipo de suelo y la
tipología y morfología de las viviendas. Esto permite un primer acercamiento a las
diferencias que contraponen a las políticas analizadas.

Barrio de Tipología Elemental


Especial Madrid- Iquique-Chile
Proyecto España
La Celsa Quinta Monroy

Relación con la ciudad


La ubicación del proyecto La ubicación del proyecto
conlleva una deficiencia en aprovecha las infraestructuras y
materia de infraestructuras y equipamiento urbano.
equipamiento urbano.

18.600 m2, en suelo rústico


5.700 m2, en suelo urbano en el
Tipo de suelo y Área que cambio a urbano para la
centro de la ciudad.
urbanización del proyecto.

Numero de
96 unidades habitacionales 100 unidades habitacionales
viviendas

Hay dos alternativas de viviendas,


una en horizontal y otra en
Tipología y Oferta Hay tres variedades de vertical. Las dos son flexibles
morfología habitacional viviendas que responde a las dependiendo del usuario. Se
familias, de dos, tres y cuatro entrega el 50% de la vivienda, el
dormitorios. Se entrega la otro 50 es autoconstrucción.
vivienda llave en mano.

Estructura de hormigón, paredes


Estructura modular de
de bloque, las dimensiones de la
Materiales hormigón armado auto
estructura es de 3x3, tecnología
y tecnología portante prefabricado,
pensada par una futura
cubiertas de chapa metálica.
autoconstrucción.

Se planteo para el proyecto


El proyecto se planteo en cuatro
un centro de estudios para
Espacios subgrupos, cada uno comparte un
los niños y jóvenes. Pero
comunales patio central comunal de ingreso
nunca se realizo. No tenia
a las viviendas.
plazas ni espacios comunales.

Costos 2`311.382 dólares 750.000 dólares

Fuente: Elaboración propia con información del IRIS y de Elemental

Lo descrito en la tabla permite una visión general del panorama de ambos proyectos
y arroja algunos elementos importantes para diferenciarlos. Sin embargo, su éxito o
fracaso pareciera estar determinado por particularidades de orden social que no
siempre son consideradas no solo desde la perspectiva arquitectónica, sino también
desde la perspectiva del sector público al momento de diseñar sus políticas. La
siguiente sección se aproximará a dicha realidad.

4.1: Vivienda social: ¿puerta o límite de la ciudad?

4.1.1: La ciudad y los ciudadanos

Las políticas habitacionales que están detrás de la planificación de las dos


políticas públicas estudiadas -La Celsa y la Quinta Monroy- parten de una
premisa en común: mantener a los beneficiarios de las nuevas viviendas en el
mismo terreno donde implantaron sus chabolas. Sin embargo, una diferencia
radical para el devenir de las intervenciones es que tan importante fue para sus
gestores la relación entre la ciudad y dicho espacios de asentamiento donde se
levantaron los nuevos barrios, no solo en términos prácticos sino también,
pensado en la necesidad de sus habitantes de esta. Esto sería un factor
fundamental para el éxito en el caso de Iquique y el fracaso en Madrid.

Esto se puede comprender mejor desde la perspectiva de Manuel Delgado


cuando explica el sentido, la consecuencia, los efectos del estar “dentro” y
“fuera”, aplicados en este caso a la ciudad y la vivienda. Delgado sostiene que
“en el dentro, precisamente porque es el escenario de y para la estabilidad,
uno puede sentirse prisionero de los roles con los que no se siente identificado,
obligado como esta a un ejercicio permanente de la previsibilidad , clavado al
lugar preciso que se le asigna en un estructura predeterminada.”7

En La Celsa se realojo gente mayoritariamente de etnia gitana, excluida social


y territorialmente. Para dicha cultura, la organización social se fundamenta en
la familia, entendida como un núcleo ampliado, en el cual se antepone la
función del grupo frente a la individualidad. La influencia de los gitanos
mayores es muy fuerte y son los que deciden las orientaciones en la vida de la
comunidad, buscando su desarrollo.

Dentro de la Celsa el hacinamiento, la marginalización, la drogodependencia y


la venta de estupefacientes no tardaron en ser las tendencias del barrio. Los
pobladores -hombres, mujeres, jóvenes y adultos mayores- terminaron
involucrándose en las redes de venta de droga. El BTE se convierte en sede,
una infraestructura de viviendas construidas en hormigón, chapa y vidrio que
escondía su marginalización y los encerraba en sus nuevos hábitos y roles. El
afuera –la ciudad- no estaba pero, sin embargo, eran parte de ella. No había
miradas ajenas ni transeúntes desconocidos, desde el barrio la ciudad era una
zona lejana, como el conjunto era para la ciudad.

Por otro lado, los habitantes de la Quinta Monroy, ubicados nuevamente en el


centro de la ciudad -en el centro del afuera-, tenían a esta como soporte para
su proceso de adaptación al nuevo proyecto pues las nuevas viviendas
significaban su inclusión a la sociedad, de manera digna e incluyente. Esta

7
Manuel Delgado, Sociedades movedizas, pasos hacia una antropología de las calles (pag.28)
situación brindaba seguridad económica a los usuarios para terminar sus
viviendas en el proceso de autoconstrucción a la vez que, les permitía sentirte
parte de la urbe y sus dinámicas. Una beneficiaria desde el dentro decía:
“imagínate estamos a cuatro cuadras de la playa, a dos cuadras del mall de
Falabela, a dos cuadras del terminal agropecuario, ¿a dónde?.. no gastai plata
en movilización , nosotros nos vamos a pata pa todo lado”8.

La importancia de sentirse parte de un sistema urbano da las posibilidades


para aprovechar las condiciones económicas y sociales que este ofrece. Nos
remite a la necesidad de entender las viviendas sociales como parte del habitat
urbano. “En el exterior se extiende en todas las direcciones en el imperio
infinito de las escapatorias y las deserciones, de los encuentro casuales y de
las posibilidades de emancipación”9

4.2: El proyecto, la participación y el lugar

4.2.1:Situación urbana

El lugar de implantación de los proyectos en términos de la relación con la ciudad,


es una variable fundamental. Sin embargo, no se trata de una sola condición aislada
y esto se expresa claramente en las diferencias encontradas entre ambos proyectos
cuando se profundiza en el análisis de otras características.

En la Celsa, la infraestructura urbana colindante al barrio eran dos carreteras


importantes y el parque Entrevías. Ambos terminaban siendo un límite físico
entre el barrio y el entorno urbano más cercano hacia el norte, mientras que por
el sur se encontraba limitado por la autopista M-40 y atravesando esta, el
parque industrial de mercamadrid.

La parcela estaba desligada de la trama urbana en la medida en que se trata


de un suelo rustico que se cambio a urbano para la ejecución del proyecto.
Esto implicó importante gastos vinculados a la urbanización de la zona con el
fin de dotar de servicio básicos a sus habitantes.

8
Documental de la Quinta Monroy, Iquique-Chile, https://vimeo.com/
9
Manuel Delgado, Sociedades movedizas, pasos hacia una antropología de las calles (pag.29)
Los habitantes de la Celsa tenían grandes limitaciones para acceder a los
equipamientos urbanos –centro medico, escuelas, canchas deportivas- que son
un soporte fundamental para el bienestar de la sociedad y la integración de
todos sus habitantes. Bajo estas condiciones, considerando la ubicación, el
dentro está físicamente excluido del afuera.

En cambio, la ubicación del proyecto de la Quinta Monroy es de carácter


incluyente, mantiene a los beneficiarios en el centro de la urbe. Los habitantes
pudieron desarrollar su identidad propia en un marco abierto a la ciudad. Todos
los equipamientos y servicios urbanos estaban a su disposición, eran parte del
afuera y por lo tanto, estar adentro de sus viviendas o de su barrio no
significaba salir de la ciudad o desplazarse hacia zonas suburbanas. La ciudad
funciona como protección social y plataforma para su vinculación con las
dinámicas económicas, sin discriminación territorial.

4.2.2: Diseño arquitectónico y tecnología constructiva

El número de viviendas que había que diseñar en los proyectos analizados bastante
similar: 96 unidades habitacionales en el caso del BTE de La Celsa y 100 en el
caso de la Quinta Monroy. Sin embargo, los terrenos donde fueron implantados
tienen características muy diferentes que inevitablemente condicionan sus diseños.

El BTE La Celsa se implanta en una parcela de 18.600 m2 ubicada en el extrarradio


de la zona sur de Madrid, en un suelo calificado como rústico. Por su parte, la
Quinta Monroy se implanta en una parcela del 5000 m2 en el centro de la ciudad.
En ambos casos los nuevos proyectos se levantan en el mismo lugar donde se
ubicaron los asentamientos ilegales.

La Celsa, al estar en las afueras de la ciudad en un terreno calificado no


urbanizable, permitía implantar un proyecto en una gran parcela y esto marco los
lineamientos de diseño. Por un lado, era necesario urbanizar la parcela y por otro
lado, había suficiente terreno para diseñar las 96 viviendas independientes por lote.
Estas condiciones limitaron el desarrollo creativo del diseño. Además, para el
proceso de urbanización se recurrió a la técnica tradicional del damero, con el fin de
generar la trama urbana. Dos ejes marcaban la división de los lotes para la
ubicación de la viviendas, uno sentido Norte-Sur y otro sentido Este-Oeste.

En la Quinta Monroy la necesidad de mantener un buen lugar para el proyecto en el


entorno urbano que asegure el desarrollo de la población fue una prioridad. Así, el
diseño propuesto por los arquitectos de Elemental albergó en un lote mucho más
pequeño a 100 familias. En el proceso de diseño se tuvo que ir eliminando las
tipologías tradicionales que conocemos para enfrentar problemas de vivienda social
y de esta manera dar una solución innovadora, con la creatividad arquitectónica
puesta al servicio de la optimización del espacio y la satisfacción de las necesidades
del usuario.

Las viviendas unifamiliares entregadas a los beneficiarios de la Celsa estaban


terminadas, lista para habitar. Su diseño se valió de un avance tecnológico en la
construcción. La tecnología utilizada consistía en piezas modulares de hormigón
como paredes que podían aumentarse para las variaciones de las tres tipologías de
viviendas que se ofrecían. De esta manera, se produjeron viviendas de manera más
sistematizada y resultaba más económico. Esto, junto a las cubiertas de chapa,
fueron las innovaciones que incorporaron el BTE para una vivienda social. Sin
embargo, no se tomaron en cuenta factores sociales o culturales que deberían
considerarse al momento de tomar decisiones respecto de los materiales e incluso,
el mismo diseño para el desarrollo del proyecto.

Las viviendas que se entregaban en la Quinta Monroy estaban acabadas en un


50%. La otra mitad de la vivienda estaba programada para un proceso de
autoconstrucción. Esta situación condiciona las tecnologías del sistema constructivo
porque la estructura del proyecto tenía que estar dentro de las posibilidades de la
construcción informal. Así, el proyecto se enmarco estructuralmente en una malla
de 3mx3m donde las vigas, columnas, losas y paredes medianeras eran de
hormigón y las paredes divisorias de bloque, cuando se trataba de paredes de
expansión, eran de madera.

La oferta del proyecto de Elemental era una construcción con porosa de vivienda
social pensada para la expansión no solo en términos de construcción, sino también
de movilidad social. En palabras de Aravena: “entregamos unas vivienda social con
el ADN de una vivienda de clase media”.

Se entregaba entonces la parte más costosa de la edificación -cocina, baños,


saneamientos, etc, dejando un espacio diáfano para comenzar procesos de
apropiación y autoconstrucción para terminarlas.

4.2.3: La participación y el diseño arquitectónico

Uno de los elementos más determinantes para diferenciar los proyectos analizados
tiene que ver con el nivel de inclusión de los beneficiarios y los espacios que se
generan para su participación. El BTE de La Celsa fue un proyecto diseñado “desde
arriba”, una imposición en la que se asumió sin consulta previa las necesidades de
quienes se beneficiarían de la iniciativa. Esto contrasta notablemente con el diseño
de la Quinta Monroy, concebida como participativa desde el proceso de diseño y
durante su ejecución.

Los arquitectos Julián Franco y José Manuel Palao diseñaron el proyecto del BTE
respondiendo a soluciones técnicas de un problema de vivienda social, aportando
con su diseño una nueva tecnología constructiva aplicada a la vivienda social. Pero
la población que iba a ser la beneficiaria de estas viviendas nunca conoció cómo
iban a ser sus viviendas.

Cuando los habitantes de la Celsa fueron trasladados a sus nuevas casas, fue la
primera vez que las veían. Se enfrentaron al hecho de que sus chabolas
autoconstruidas, implantadas a escasos metros del BTE eran destruidas, mientras
se les presentaba su nuevo tipo de vida que inevitablemente les resultaba ajena.

Por otro lado, el grupo de Elemental, cumpliendo con las exigencias del programa
Chile-barrio, trabajó con la población durante todo el proceso. Los arquitectos y
directores realizaron talleres con los beneficiarios previos al diseño para entender
sus necesidades y su imaginario sobre las nuevas viviendas. Una beneficiaria
radicada en el actual barrio de la Quinta Monroy decía:” Y nos gusto mucho, desde
el principio nos enamoramos del proyecto (…) todos los días nos veíamos en este
cambio, en como se veía el futuro, se veía bien, y eso es como ahora”10

Con estas referencias junto con la condición de la autoconstrucción y la


implantación del proyecto en el centro urbano, los diseñadores lograron crear una
nueva tipología de vivienda que cumplía con las necesidades específicas de sus
favorecidos. Tal es el caso de la implantación de las viviendas separada en cuatro
subgrupos que fue uno de los requerimientos percibidas durante los talleres de
consulta. Los beneficiarios dieron a entender que habían cuatro grupos en las
chabolas, con este referente y aplicando conceptos sociológicos para manejar y
administrar grupos sociales, se diseñaron cuatro plazas internas de iguales
condiciones pero con accesos diferenciados que respondían a un grupo de 20 a 30
personas por cada una, cantidad mucho más administrable para la futura gestión del
barrio.

5: Conclusiones

La importancia de desarrollar un estudio comparativo que contraste casos de éxito y


fracaso, tiene que ver con la posibilidad de identificar elementos útiles para nuevas
iniciativas del mismo orden. En este estudio, lo que se ha pretendido es rescatar un
conjunto de elementos, vinculados al lugar, que puede y deben ser considerados a
la hora de diseñar un proyecto de política pública de vivienda popular.

El criterio de ubicación tiene que tomar en cuenta los factores sociales de los que
habla el derecho a la ciudad. Se trata de incorporar al espacio intervenido aquello
que facilite las dinámicas propias de quienes se beneficiarán de él. Es una forma de
reconocimiento de sus hábitos e incluso sus costumbres e identidades culturales.

El derecho a la ciudad, que parte de la idea del usufructo equitativo de las mismas,
apunta hacia el reconocimiento y consideración de los hábitos, expresiones y
prácticas culturales en los espacios urbanos. Una política pública de vivienda social
urbana debe priorizar, como lo ha hecho la Quinto Monroy, la radicación más que la
erradicación.

10
Documental de la Quinta Monroy, Iquique-Chile, https://vimeo.com/
Se debe incluir a los habitantes dentro de un espacio urbano consolidado, con un
equipamiento básico que debe ser accesible a todos los ciudadanos. Lo que
Aravena denomina lo irreductible. Este equipamiento básico consiste no solo en
servicios básicos sino también centros médicos, escuelas, espacios de recreación y
accesibilidad hacia el resto de la ciudad. Lo que está detrás de esto es una
concepción de la calidad de vida más amplia.

Por otro lado, son diversos los escenarios en los que ha quedado demostrada la
importancia de involucrar a la sociedad civil en procesos de política pública. La
arquitectura y el urbanismo no son diferentes en este sentido. Los proyectos
concebidos desde arriba, por técnicos y expertos que desconocen los aportes de los
pobladores, pueden no solo resultar poco útiles sino también, en el peor de los
casos, irrelevantes socialmente.

La participación ciudadana en diseño, gestión y evaluación de los proyecto


contribuye a la apropiación y reconocimiento de los mismos. Genera vínculos y
compromisos basados en el empoderamiento.

La participación de los usuarios en el marco técnico de los proyecto permite la


percepción de los problemas reales de la población y además supone innovación en
la medida en que se deberá encontrar respuestas para complicaciones que superan
las capacidades de las tipologías arquitectónica y constructivas tradicionales.

La participación en proyectos de este tipo implica un proceso de aprendizaje para


quienes están involucrados. En el marco de las iniciativas, los grupos sociales
involucrados aprenderán a organizarse y trabajar de manera conjunta en su barrio.
La proyección de ese aprendizaje será fundamental a futuro para la consolidación
del tejido social de la vecindad, capaz de auto gestionarse y de actuar de manera
colectiva.

La Quinta Monroy utiliza un recurso participativo muy interesante que no solo


incentiva la activación del tejido social sino que además tiene consecuencias
económicas y prácticas positivas. El hecho de construir la mitad de la vivienda, sin
sacrificar necesidades básicas, permite una mejor distribución de los presupuestos
destinados a este rubro. De esta manera, se podrán construir más viviendas que
solucionen el problema habitacional de más personas en la medida en que los
costos de estos proyectos son inferiores.

Tanto la posibilidad de estar dentro de la ciudad facilitando la integración de los


habitantes a las dinámicas económicas y sociales, así como la posibilidad de
ampliar sus espacios de vivienda, se relacionan con una mayor capacidad de
movilidad social como mecanismo de superación de la pobreza. En este sentido,
este tipo de iniciativas tiene una proyección a largo plazo y no es de carácter
inmediatista, demostrando en el imaginario del proyecto un futuro posible para sus
beneficiarios.

Los criterios de urbanismo pueden contribuir a construir sociedades excluyentes o


incluyentes. En este sentido, es fundamental la relación entre las nociones del
dentro y el afuera analizada en este estudio. Si bien se las puede y debe entender
como categorías espaciales, es fundamental considerar su contenido simbólico en la
medida en que, de una u otra manera, influye en las percepciones de las personas
respecto de su lugar social y sus roles.

El lugar como criterio urbanístico en las políticas públicas habitacionales, debe ser
prioritario y debe, a su vez, contener la totalidad de elementos que componen un
proyecto. Su consideración incidirá directamente en el resto de decisiones que se
tomen durante el diseño y, posteriormente, incidirá en el tipo de vida que lleven
quienes ocupen esos espacios.

Si se pudiera resumir qué fue lo que más incidió en el éxito y fracaso de los
proyectos descritos, sería el lugar que en este caso se entiende desde la
importancia de su relación con la ciudad. Bajo las condiciones de análisis realizado,
se ha pretendido desarrollar una suerte de elogio del lugar en ese sentido,
rescatando la importancia de reconocer sus méritos y cualidades a la hora de
pensar en una vivienda comprendida más allá de una construcción inerte.
5: Referencias bibliográficas

- Oscar Franco Alonso. Evolución creciente del fenómeno chabolista, el nuevo


chabolismo madrileño.
- Archivo del Instituto de Realojamiento e Inserción Social (IRIS)
- X Premios: Urbanismo, Arquitectura y Obra pública: 1995 Madrid
- Manuel Vignolo 1975.Ciudades espontaneas: La Celsa: resurgimiento de una ciudad.
La integración del pueblo Gitano.
- Silvia Pérez Blanco. Un modelo de política pública superado: el barrio de la Celsa en
Madrid, Revista jurídica de Madrid # 15 Enero 2003.
- Matilde Fernandez Montes. Vallecas identidades compartidas, identidades
enfrentadas. La ciudad, el pueblo y el campo, el suburbio y el barrio., Revista de
dialectología y tradiciones populares 2007.
- Hemeroteca del diario ABC.
- Llamarse barrio , El pozo de Tío Raymundo.
- Giraldo Izaisa Fabio. Hacia una nueva concepción de la vivienda y el desarrollo urbano.
Síntesis del trabajo “Necesidades habitacionales”. Informe para el gerente general del
INURBE presentado el 13 de septiembre de 1993 por elCENAC. Bogotá: CENAC.
- Malatesta Alfaro Sergio Arturo. PROYECTOS DE INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN LA
INGENIERÍA DEL PROCESO Y PRODUCTO, Departamento De Ingeniería de Proyectos,
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona Universidad
Politécnica de Cataluña, Barcelona, España. Noviembre. 2006 C.
- Pérez Alex Leandro y González Dania. PREVI Lima y Elemental Chile. Lecciones
aprendidas, Arquitectura y Urbanismo, vol. XXXII, no. 3
- Henri Lefebvre. El derecho a la ciudad, Ediciones península, cuarta edición Junio de
1978
- Manuel Delgado, Sociedades Movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles.
Editorial Anagrama, 2007
- Carlos Sambricio (editor) La vivienda protegida. Historia de una necesidad, AVS
promotores públicos y ministerio de vivienda.
- Documental de la Quinta Monroy, Iquique-Chile, https://vimeo.com/
- www.googlearth.com
- www.nomecalles.org
- www.elemental.cl

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