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Los seres humanos interactúan el uno con el otro de varias formas complejas, y clasificamos estas
interacciones de acuerdo con patrones de comportamiento comunes. Cuando dos humanos
intercambian información, decimos que están comunicando. Cuando intercambian golpes con sus
puños o pies, decimos que están luchando. Confrontados con varias interacciones variadas entre
sustancias químicas, los científicos también han encontrado conveniente (o incluso necesario)
clasificar las interacciones químicas mediante la identificación de patrones comunes de reactividad.
Este módulo dará una introducción a tres de los tipos más frecuentes de reacciones químicas:
precipitación, ácido-base y oxidación-reducción.
Las reacciones químicas se clasifican de acuerdo con reglas de comportamiento similares. Muchas
reacciones importantes se incluyen en tres categorías: la precipitación, el ácido-base, y la oxidación-
reducción (redox). Las reacciones de precipitación involucran la formación de uno o más productos
insolubles. Las reacciones ácido-base involucran la transferencia de iones de hidrógeno entre los
reactivos. Las reacciones redox involucran un cambio en el número de oxidación para uno o más
elementos reactivos. La escritura de ecuaciones balanceadas para algunas reacciones redox que
ocurren en soluciones acuosas se simplifican usando un enfoque sistemático llamado método de
media reacción.
Solución
(a) Los dos productos posibles para esta combinación son el KNO3 y el BaSO4. Las reglas de
solubilidad indican que BaSO4 es insoluble, por eso se espera una reacción de precipitación. La
ecuación iónica neta para esta reacción, derivada de la manera detallada en el módulo anterior, es
Ba2+(aq)+SO2−4(aq)→BaSO4(s)
Las reacciones del ácido-base
Una reacción de ácido-base tiene un ion hidrógeno, H+, que se transfiere de una especie química a
otra. Estas reacciones son de importancia central para numerosos procesos naturales y tecnológicos,
que van desde las transformaciones químicas que pasan dentro de las células, los lagos, y los
océanos, hasta la producción a escala industrial de fertilizantes, productos farmacéuticos, y otras
sustancias esenciales para la sociedad. El tema de la química ácido-base, es digno de una discusión
exhaustiva, y un capítulo completo está dedicado a este tema más adelante en el texto.
Para los propósitos de esta breve introducción, consideraremos sólo los tipos más comunes de
reacciones ácido-base que pasan en soluciones acuosas. En este contexto, un ácido es una sustancia
que se disuelve en el agua para producir iones de hidronio, H3O+. Como ejemplo, considere la
ecuación mostrada aquí:
HCl(aq)+H2O(aq)→Cl−(aq)+H3O+(aq)
Ejemplo:
Escriba ecuaciones químicas balanceadas para las reacciones ácido-base descritas aquí:
Solución
(a) Se dan los dos reactivos, HOCl y H2O. Sabiendo que la sustancia es un ácido, su reacción con el
agua involucrara la transferencia de H+ de HOCl a H2O para generar iones hidronio, H3O+ y también
iones de hipoclorito, OCl−.
HOCl(aq)+H2O(l)⇌OCl−(aq)+H3O+(aq)HOCl(aq)+H2O(l)⇌OCl−(aq)+H3O+(aq)
Una doble flecha es apropiada para esta ecuación porque indica que el HOCl es un ácido débil que
no ha reaccionado completamente.
(b) Se dan los dos reactivos, Ba(OH)2 y HNO3. Dado que esta es una reacción de neutralización, los
dos productos serán agua y una sal compuesta por el catión del hidróxido iónico (Ba 2+) y el anión
generado cuando el ácido transfiere su ion hidrógeno (NO3−)(NO3−).
Ba(OH)2(aq)+2HNO3(aq)→Ba(NO3)2(aq)+2H2O(l)
Las reacciones de oxidación-reducción
La atmósfera de la Tierra contiene 20% oxígeno molecular, O2, un gas químicamente reactivo que
es importante en el metabolismo de los organismos aeróbicos y en muchos procesos ambientales
que forman al mundo. El término oxidación se usó originalmente para describir reacciones químicas
que involucraban O2, pero su significado ha evolucionado para referirse a una clase de reacción
amplia y también importante conocida como reacciones de oxidación-reducción (redox). Se
utilizarán algunos ejemplos de estas reacciones para desarrollar una imagen clara de esta
clasificación.
Algunas reacciones de redox involucran la transferencia de electrones entre especies reactivas para
producir productos iónicos, como la reacción entre el sodio y el cloro para producir el cloruro de
sodio:
2Na(s)+Cl2(g)→2NaCl(s)(4.2.11)(4.2.11)2Na(s)+Cl2(g)→2NaCl(s)
Es útil ver el proceso con respecto a cada reactante individual, es decir, representar el destino de
cada reactivo en la forma de una ecuación llamada una media reacción:
2Na(s)Cl2(g)+2e−→2Na+(s)+2e−→2Cl−(s)
Ejemplo:
Siga las reglas en esta sección del texto para asignar números de oxidación a todos los elementos en
las siguientes especies:
a. H2S
b. SO2−3SO32−
c. Na2SO4
Solución
Usando este número de oxidación y la fórmula del compuesto, la regla número 4 se puede usar para
calcular el número de oxidación del azufre
chargeonH2S=0=(2×+1)+(1×x)chargeonH2S=0=(2×+1)+(1×x)
x=0−(2×+1)=−2
Otros ejemplos:
catión hierro (III) (aq) + catión cromo (II) (aq) → catión hierro(II) (aq) + catión cromo(III)
(aq) ; muy rápida
monóxido de nitrógeno (g) + oxígeno (g) → dióxido de nitrógeno (g) ; moderada
metano (g) + oxígeno (g) → anhídrido carbónico (g) + agua (l) ; muy lenta
¿A qué se debe esta diferencia en las velocidades? La primera reacción no requiere la ruptura ni
formación de enlaces, sino que consiste simplemente en un intercambio de electrones de unos iones
a otros. La segunda requiere la ruptura del enlace O=O, y la formación de dos nuevos. Por último, la
tercera reacción requiere la ruptura de seis enlaces y la formación de otros seis nuevos.
Según se aprecia en estos ejemplos, puede decirse de forma aproximada que, a temperatura
ordinaria, las reacciones que no implican un reajuste de enlaces, como en algunas reacciones
redox en las que solo hay intercambio de electrones entre iones suelen ser muy rápidas. Esto es lo
que ocurre en casi todas las reacciones entre iones. En cambio, cuando se requiere la ruptura y
formación de varios enlaces, las reacciones suelen ser muy lentas.
Concentración de los reactivos
Si los reactivos están en disolución o son gases encerrados en un recipiente, cuanto mayor sea su
concentración, más alta será la velocidad de la reacción en la que participen, ya que, al haber más
partículas en el mismo espacio, aumentará el número de colisiones.
El ataque que los ácidos realizan sobre algunos metales con desprendimiento de hidrógeno es un
buen ejemplo, ya que este ataque es mucho más violento cuanto mayor es la concentración del
ácido.
Para una reacción: aA + bB ® cC + dD
La variación de la velocidad de reacción con los reactivos se expresa, de manera general, en la
forma:
v = k [A]α [B]β
La constante de velocidad k, depende de la temperatura. α y β son exponentes que no coinciden
necesariamente con los coeficientes estequiométricos de la reacción general antes considerada.
α : orden o grado de la reacción respecto de A
β : orden o grado de la reacción respecto de B
α+β : orden o grado total de la reacción
Presencia de un catalizador
Los catalizadores son sustancias que aumentan o disminuyen la rapidez de una reacción sin
transformarse. La forma de acción de los mismos es modificando el mecanismo de reacción,
empleando pasos elementales con mayor o menor energía de activación. En ningún caso el
catalizador provoca la reacción química; no varía su calor de reacción.Los catalizadores se añaden
en pequeñas cantidades y son muy específicos; es decir, cada catalizador sirve para unas
determinadas reacciones. El catalizador se puede recuperar al final de la reacción, puesto que no es
reactivo ni participa en la reacción.
Evaluando términos, como el volumen del reactor y el volumen donde se lleva a cabo la
reacción son iguales, por lo tanto:
Por lo tanto:
Para el Oxígeno:
(1)
EN FUNCIÓN DE LA MASA:
(2)
EN FUNCIÓN DE LA UNIDAD DE SUPERFICIE DE INTERFASE EN
LOS SISTEMAS DE 2 FLUIDOS Ó EN SISTEMAS GAS-SÓLIDO:
(3)
EN FUNCIÓN DEL VOLUMEN DEL SÓLIDO:
(4)
EN FUNCIÓN DEL VOLUMEN DEL REACTOR:
(5)
En los sistemas homogéneos, el volumen del fluido en el reactor es a menudo idéntico al volumen
de reactor por lo que Vr y V son idénticos por lo tanto las ecuaciones (1) y (5) pueden usarse
indistintamente, En los sistemas heterogéneos la elección de la ecuación cinética empleada en cada
caso es cuestión de comodidad
Ejemplo:
Capilaridad.
La capilaridad es un fenómeno a través del cual los líquidos tienen la capacidad de subir o bajar a
través de un tubo capilar.
Por su parte, un tubo capilar es un objeto, con diferentes medidas de diámetro, a través del cual se
conducen líquidos o fluidos y, es en estos donde ocurre el fenómeno de la capilaridad.
Este fenómeno depende de la tensión superficial del líquido, lo que hace que se enfrente a su
resistencia a fin de incrementar su superficie. Asimismo, la tensión superficial también depende de
la fuerza intermolecular del líquido y que justamente va a permitir que éste suba o baje del tubo
capilar.
En este sentido, cuando un líquido sube por el tubo capilar es porque la fuerza intermolecular
adhesiva, entre el líquido y el objeto sólido, es mayor que la fuerza intermolecular o de cohesión de
las moléculas del líquido.
En este caso, el líquido ascenderá hasta alcanzar el equilibrio de la tensión superficial y se formará
una curva cóncava en su superficie, lo que finalmente determinará que es un líquido que moja.
Por el contrario, si la fuerza intermolecular del líquido es mayor que la adhesión al tubo capilar,
entonces el líquido desciende como, por ejemplo, el mercurio que se caracteriza por formar una
superficie convexa.
Ahora bien, a estas curvas que se forman en las superficies de los líquidos en los tubos capilares,
bien sea cóncava o convexa, se denomina menisco.
Tensión superficial
Entre los múltiples significados de tensión, podemos mencionar su acepción como la situación en la
que se encuentra un cuerpo que está bajo la influencia de fuerzas que resultan opuestas, las cuales
ejercen una cierta atracción sobre él. Superficial, por su parte, es aquello relacionado con
la superficie: la apariencia exterior, el límite o la capa superior de algo.
El concepto de tensión superficial se emplea en el ámbito de la física para hacer referencia a
la cantidad de energía que se requiere para incrementar la superficie de un líquido por unidad de
área. Dicha energía se necesita ya que los líquidos ejercen una resistencia a la hora de incrementar
la superficie.
Por la tensión superficial, hay insectos que pueden posarse sobre el agua sin hundirse.
Cómo se produce
La tensión superficial surge por las fuerzas que actúan cohesionando las moléculas de los líquidos.
Dichas fuerzas no son iguales en la superficie y en el interior del líquido, aunque en promedio
terminan anulándose. Como las moléculas de la superficie tienen más energía, el sistema tiende a
minimizar el total de energía a partir de una reducción de las moléculas superficiales; de este modo,
el área del líquido se reduce al mínimo.
Una de las propiedades de la tensión superficial indica que, a medida que el líquido tenga mayores
fuerzas de cohesión, contará con una tensión superficial mayor. De todas maneras, hay que tener en
cuenta que la tensión superficial está vinculada a la temperatura, el medio y la naturaleza del
líquido.
La tensión superficial, una especie de membrana
Podemos entender la tensión superficial como una especie de membrana elástica que
dificulta “ingresar” al líquido. Por este fenómeno, algunos insectos tienen la posibilidad de posarse
sobre el agua sin que se hundan.
Además de todo lo indicado, no podemos pasar por alto que existen diversas mediciones de lo que
es la tensión superficial que posee un líquido. No obstante, una de las más generalizadas y usadas es
el conocido como método Du Nouy, que se acomete haciendo uso de dos “herramientas”
importantes como son una lámina del líquido en cuestión y un anillo de aluminio. Partiendo de esos
elementos se procede a realizar el cálculo teniendo en cuenta parámetros tales como la fuerza o el
diámetro que posee el mencionado anillo.
Ejemplo:
El mosquito que se posa sobre el agua, quedando suspendido en la
superficie.
Esto es, la tensión superficial se puede describir como la energía libre de superficie. La
energía total de superficie es mayor que la energía libre de superficie. A continuación se presenta la
derivación de la ecuación para calcular la energía libre de superficie:
dqrev = TdS
(No confundir dS y ds)
dS es el cambio entrópico del proceso, por lo que podemos definir un cambio de entropía de
superficie:
TdS = TSsds
(dGs/dT)P = -Ss
Hs = Gs + TSs
Es = Gs + TSs
s
E = (gamma) + T(d(gamma)/dT)
La cual constituye la ecuación para la energía de superficie, expresada como función de cantidades
fácilmente medibles (tensión superficial y razón de cambio de la tensión superficial con la
temperatura). La energía de superficie es el trabajo, en ergios, necesario para aumentar el área
superficial del líquido en 1 cm².
Ecuación de Young-Laplace.
En el ápice (y = 0) el radio de curvatura es el de una esfera de radio ( Ro) (Zappieri 2001); a partir
de ese punto la curvatura y los radios de curvatura cambian punto a punto con la presión
hidrostática. La diferencia de presiones es:
2σ
ΔP = + Δρgy (16) R0
Descripción
En su forma más general se puede expresar como:
A veces se usa . Lo cual pone de manifiesto que el salto de presiones en un punto de la superficie
solo depende del valor de la tensión superficial y de la curvatura media de la superficie en ese
punto.
Habitualmente se trabaja con conductos cilíndricos o esféricos, por lo que la ecuación se puede
simplificar a las formas más usuales:
Fórmula Observación
Δp=σR
Para meniscos planos (entre dos superficies paralelas), ya que R2=∞
Se trata de una ecuación de interés físico para explicar la forma de las burbujas que forma un fluido
inmiscible en otro y los meniscos que forman los fluidos en probetas. A través de estos últimos
permite explicar el fenómeno de la capilaridad. Es de particular importancia
en biología y medicina11 donde
La tensión superficial es la fuerza de la superficie de los lí-quidos que permite que se formen gotas.
Esta propiedad, llamada en ocasiones tensión interfacial, varí-a dependiendo del lí-quido y de la
superficie con la que interactúa. Debido a que la tensión superficial se puede manifestar de
diferentes maneras, hay también diversas formas de medirla. Cuando se busca medir la tensión
superficial de una gota generalmente se usa una técnica que se conoce como prueba de la gota
colgante. Este método permite medir la tensión superficialusando un instrumento llamado
goniómetro, el cual toma una imagen de alta resolución de una gota colgante de la parte inferior de
una jeringa justo antes de que caiga. El goniómetro analiza la forma y el ángulo de contacto de la
gota y a partir de esta información puede medir la tensión superficial de la gota.
Más métodos para medir la tensión superficial
Para medir la tensión superficial sobre la superficie de un lí-quido en lugar de hacerlo con una gota
de lí-quido se emplean otras técnicas. Un método popular es el conocido como método de Du Nouy
o método del anillo. En éste, un dispositivo controlado levanta suavemente un anillo, generalmente
de platino, que descansa sobre la superficie de un lí-quido hasta desprenderlo de ella. La fuerza
necesaria para separar el anillo del lí-quido se relaciona con la medida de tensión superficial del lí-
quido.
Para medir la tensión superficial de una gota de lí-quido que descansa sobre la superficie de un
sólido se emplea un método conocido como técnica de la gota sésil. A este método se le llama
comúnmente prueba de ángulo de contacto. ísta mide el ángulo de contacto que forma una gota con
la superficie sobre la que descansa. Este valor puede convertirse en la medida de la tensión
superficial de la gota de lí-quido. Esta prueba también se emplea en Thierry para medir el nivel de
activación superficial que ha adquirido un material.
Usualmente la placa es de platino levemente rugoso, de tal forma que el ángulo de contacto sea lo
más pequeño posible, y se pueda suponer igual a cero. La placa mide típicamente 29,9 mm de largo
(L) y 0,1 mm de espesor (e), en cuyo caso el perímetro completo es de 60 mm. La balanza es en
general una balanza de torsión que el usuario manipula con una palanca. En ciertos modelos
(automáticos) es un motor que asegura el levantamiento, y un sistema registrador monitorea la
fuerza.
En el momento del arranque, ninguna parte del volumen de la placa está dentro del líquido, y por
tanto no se necesita realizar corrección alguna por empuje de Arquímedes (lo que requiere en otros
de los métodos).
Por otra parte este método no produce una superficie nueva al momento de producirse la medición.
En la práctica se puede colocar el líquido dentro del recipiente varias horas antes y dejar
equilibrarse la superficie. Por lo tanto este método es particularmente bien adaptado a los sistemas
que contienen sustancias surfactantes cuyo tiempo de adsorción puede ser largo. Nótese que permite
sin embargo medir la tensión dinámica; basta con verter el líquido en el recipiente justo antes de
tomar la medida.
(1) cualquier sea el ángulo de contacto, la dirección de aplicación de la fuerza de tensión varia a
medida que se extrae el anillo del líquido. Existe una posición de la linea de contacto (posición 2 en
la figura 6) en la cual la fuerza de tensión resulta vertical. En esta posición la proyección vertical de
la fuerza de tensión es máxima. El método experimental toma en cuenta esta característica, ya que
se mide la fuerza máxima.
Todos los métodos descritos en esta sección se basan sobre la aplicación de la ecuación de la
Capilaridad de Laplace, la cual indica que existe una diferencia de presión de parte y otra de una
interfase curva.
∆P = γ H
donde H es la curvatura promedia de la interfase en el punto.
La curvatura promedia se obtiene como el promedio entre las dos curvaturas principales R 1 y R2 en
el punto:
1 1
H= + 12
R R
€
2γ
∆P =
Si se coloca denro de un líquido a un tubo capilar cuyo material es mojable por el líquido, se
observa que el líquido asciende en el tubo. En la posición de equilibrio, se puede escribir diversas
ecuaciones para dar cuenta de la ley de la hidrostática y de la ley de Laplace
Bibliografía
Adamson, W.A., & Gast, A.P., Physical Chemistry of Surfaces, Wiley Interscience, New
York, 6a edi- ción 1997, p. 6-10; 53-54, 58-60.