Está en la página 1de 1

El sistema turístico, como un ente complejo y dinámico, se articula en torno a cuatro elementos

fundamentales que interactúan entre sí. En primer lugar, la demanda turística representa el
conjunto de consumidores o potenciales consumidores de bienes y servicios turísticos. Por otro lado,
la oferta turística comprende todos los productos, servicios y organizaciones involucradas
activamente en la experiencia turística, desde hoteles y restaurantes hasta agencias de viajes y
empresas de transporte. Además, el espacio geográfico actúa como escenario donde se encuentran
la oferta y la demanda, incluyendo la población residente, que puede ser un factor determinante en
la planificación turística.

La demanda turística, compuesta por individuos con diversas características, motivaciones y


experiencias, se clasifica en turistas, viajeros y visitantes, cada uno con sus propias peculiaridades.
Mientras que la Organización Mundial del Turismo (OMT) define al viajero como cualquier persona
que se desplace entre dos o más países, otras clasificaciones, como las utilizadas en España,
distinguen entre turistas y excursionistas, según si pernoctan o no en el lugar visitado. Esta
diversidad de clasificaciones permite entender mejor las dinámicas de viaje y adaptar las estrategias
de marketing en consecuencia.

Desde la perspectiva de la dirección de los flujos turísticos, se pueden identificar diferentes tipos de
turismo, como el doméstico, donde los residentes viajan dentro de su propio país, el receptivo, que
implica la llegada de no residentes a un destino específico, y el emisor, donde los residentes de un
país viajan al extranjero. Estas formas de turismo pueden combinarse para crear categorías como
turismo interior, nacional e internacional, reflejando la complejidad y la interconexión de los
movimientos turísticos a nivel global.

También podría gustarte