La crisis de seguridad en Perú es una realidad palpable que afecta a la población en su vida cotidiana. Con una percepción de inseguridad que supera el 80 % y un 30% de ciudadanos afectados por delitos, la situación demanda una atención urgente y efectiva. La tasa de homicidios, aunque no extremadamente alta, sigue siendo un indicador preocupante de la violencia que se vive en el país.
Las organizaciones criminales, tanto nacionales como transnacionales,
han encontrado en Perú un terreno fértil para sus operaciones ilícitas. El control de distritos enteros, como San Juan de Lurigancho, y la extorsión a empresarios y trabajadores son ejemplos claros del poder y la influencia que estas organizaciones han logrado. El Estado, en un intento por contrarrestar esta situación, ha declarado el estado de emergencia en partes de Lima y ha lanzado el Plan Boluarte, buscando frenar la expansión del crimen organizado.
Sin embargo, las críticas de expertos como Avelino Guillén y Edgardo
Garrido López resaltan la insuficiencia de las medidas actuales. La falta de una estrategia integral y la percepción de acciones populistas sin un impacto real en la seguridad ciudadana sugieren que el camino hacia la pacificación del país es aún largo y complejo. Es imperativo que el gobierno peruano desarrolle un plan de acción que no solo atienda las manifestaciones de la violencia, sino que también aborde sus causas profundas, con el fin de garantizar la seguridad y el bienestar de todos sus habitantes.
La crisis de seguridad en Perú refleja una lucha constante entre las
fuerzas del orden y las organizaciones criminales. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, como el Plan Boluarte y la declaración de estados de emergencia, las críticas de expertos subrayan la necesidad de una estrategia más holística y efectiva. La solución a largo plazo para la inseguridad en Perú requerirá no solo medidas punitivas, sino también políticas que aborden las causas subyacentes de la criminalidad, como la desigualdad social y la falta de oportunidades. Solo así se podrá garantizar un entorno seguro y estable para todos los peruanos. Con la finalidad de buscar una solución posemos dar algunas sugerencias. Lo primero seria incrementar cámaras de seguridad en las zonas más peligrosas, esto puede ayudar a disminuir la tasa de delincuencia. Por otro lado, incrementar las rondas de patrullaje en los lugares con más riesgos de delincuencia, esto ayudaría a tener un mayor control de la delincuencia.