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Alumno: Marlene Regina

Romero Hernandez
ID:944235
NRC 61695
Tutor: Erasmo Silva
Espinoza
CORPORACIÓN
UNIVERSITARIA MINUTO
DE DIOS SEDE VIRTUAL Y
A DISTANCIA
FACULTAD DE CIENCIAS
EMPRESARIALES
PROGRAMA: Catedral
Minuto de Dios
BOGOTÁ, D. C. 14 de Abril
de 2024
En cada rincón, su fiel vigilancia, el celador, guardián de
confianza, entre luces tenues y sombras densas, teje su trabajo
con mano firme y defensa.

En las fotografías que la vida encierra, se refleja su labor, su


entrega sincera, aprendizaje constante, formación vital, en la
custodia del orden, su papel esencial.

En el vaivén del tiempo, su presencia emana, fortaleza y calma,


en la mañana temprana, protegiendo cada paso, cada gesto sutil,
su opción profesional, un legado sutil.

En el devenir cotidiano, su quehacer resplandece, contribuyendo


al desarrollo, donde la seguridad crece, promoviendo el
bienestar, la armonía y la paz, su labor como celador, un faro en
la faz.

Que sus acciones sean reconocidas, clamor social, en la trama


comunitaria, un eslabón sin igual, estrategias se tejen, de
valorización y estimación, porque el celador, en su trabajo,
ilumina.

Así en la guardia constante, en su noble función, el celador es


parte de la esencia de la unión, en este poema se rinde tributo a
su trabajo, porque su dedicación, en la sociedad, es un fulgor.
En el hogar de los Fernández, bajo el sol de la montaña,
trabajaba una mujer, con fuerza y ​esperanza. Su nombre
era Elena, su corazón, noble y sincero, una empleada de
servicio, con un brillo verdadero.

Desde el alba hasta el ocaso, con manos diligentes,


limpiaba y ordenaba, con gestos elocuentes. Su risa
resonaba, llenando cada rincón, con amor y alegría,
cumplió su misión.

En la cocina, un aroma a pan recién horneado, mientras


Elena, con maestría, preparaba el desayunado. Sus manos
hábiles tejían, un lazo de unión, entre la familia
Fernández, y su dulce canción.

Con una sonrisa cálida, y palabras de aliento, Elena


iluminaba, cada momento. No solo era una empleada, era
parte del hogar, con su amor y dedicación, hacía brillar.
Los días pasaban, pero el cariño crecía,

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