Cólera de Aquiles odiosa, canta oh diosa del Pelida,
funesta a los aqueos, de desdichas tempestades que tantas fieras almas guerreras dio al Hades; de perros y aves de presa su carne fue comida –en tanto que de Zeus las altas voluntades iban marchando cruel a su fatal destino‒ desde que la disputa enemistó al atrida Soberano de hombres y a Aquiles Divino.