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84 JOSÉ LUIS PARDO

contribución se ha producido gracias a un esfuerzo teórico que ha


sabido hacerse cargo de unas prácticas que ponían al descubierto ese
territorio desnudo en donde una muchedumbre anacional se insinúa
en las afueras del Estado, en las afueras de todos los Estados. Lo que
el paso del tiempo ha puesto de manifiesto es que esa «exterioridad»
no era -y no es- ninguna alternativa al Derecho democrático sur-
gido en los Estados modernos, ningún lugar al que sea posible mu-
darse, ninguna solución «post-política» de los problemas políticos (y
económicos); y que el único modo de habitar esa tierra desnuda
-y devastada- consiste en revestirla con las humildes ropas del
Derecho (apresuradamente confundido con el Estado y ferozmente
descalificado en la crítica radical contra este último). Cómo sea po-
sible hacer esto -pues hoy día ni siquiera sabemos si es posible-,
y cómo sea posible plantear este problema, tal es el desafío al que se
enfrentan, respectivamente, una política y una filosofía política que
quieran estar a la altura de sus circunstancias.
Capitalismo y subjetividad. La teoría
política y social de Michel Foucault
FERNANDO ÁLVAREZ-URíA

A fuerza de publicar biografías, comentarios, comentarios de


comentarios, y lecturas innovadoras, de los dichos y escritos de Michel
Foucault, en realidad este pensador francés se ve separado de su
obra y de su tiempo para convertirse en una referencia canónica, en
un autor mitologizado y entronizado en el panteón de los varones
ilustres. Sus producciones intelectuales, desgajadas de las condicio-
nes políticas y sociales que las hicieron posibles, y en las que resul-
tan inteligibles, pasan de este modo a convertirse en mercancias
desterritorializadas, en productos listos para circular y ser consumi-
dos en el mercado de los bienes simbólicos. Se explica así que la am-
plitud de la moda Foucault sea inversamente proporcional a la pro-
longación de su proyecto intelectual, de forma que estas lecturas,
más que ayudarnos a comprender el presente, ahondan aún más en
nuestra incapacidad para entender el mundo en el que nos ha co-
rrespondido vivir.
¿Significa esto que el valor de la obra de Foucault se agota tan
solo en una moda caprichosa?, ¿carecen sus trabajos, como defien-
den sus detractores, de la menor fuerza analítica y explicativa?, ¿la
mejor opción intelectual sería efectivamente optar por olvidar a Fou-
cault? Ante todo deberíamos empezar por intentar superar el con-
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flicto de las interpretaciones que se bifurcan con el fin de intentar permite establecer todo género de asociaciones y de divagaciones a
evaluar una obra intelectual a partir de parámetros basados en crite- partir de un texto o de una frase carente de la menor inscripción
rios que sirvan de base a un cierto consenso. contextual.
Entre los que fretenden hacer de Michel Foucault el santón de ¿Cúales son las principales contribuciones del trabajo intelectual
una nueva secta, e profeta fundador de una nueva religión de fieles realizado por Michel Foucault al campo social y político, a la racio-
que se sirven de una jerga especializada, y los que recurren al insulto nalidad política imperante en nuestras sociedades? Intentaré respon-
y a la descalificación global, queda aún un amplio espacio para el der brevemente a esta cuestión, y para ello inscribiré tanto la pre-
análisis y la crítica de unas producciones intelectuales que tienen una gunta como el esbow de respuesta que proporcionaré, en el marco
inscripción histórica que no debe ser negada ni olvidada. La obra de ae una lectura sociológica de las producciones foucaultianas. En este
Foucault debe ser leída en función de los problemas que este pensa- sentido me serviré sobre todo de textos y citas de Foucault, pero los
dor se planteó, y de su capacidad o incapacidad para resolverlos, integraré en un marco interpretativo propio, al servicio de la si-
pero también en función de su posible uso para intentar resolver guiente tesis: se podría leer la obra de Foucault a partir de la proble-
nuestros problemas actuales, lo que implica a la vez ser conscientes matización de la política, a partir de un tipo específico de crítica de
de sus límites y abrir esa obra a nuevas posibilidades, someterla, en la sociedad política en la que vivió, que es la sociedad capitalista, y a
fin, a una contrastación con el presente. Sin duda el valor de las teo- partir del análisis crítico de un tipo de sujeto dominante en esa so-
rías está en función de sus resultados, en función de su capacidad ciedad, que es el sujeto del liberalismo económico. En este sentido
para dar cuenta del ámbito de la realidad sobre el que pretenden pro- los problemas que Foucault se planteó siguen siendo todavía los
yectar luz; pero, el valor de las teorías no es ajeno tampoco a la mag- nuestros 1•
nitud y complejidad de los problemas que suscitan. Objetivar un Pero empecemos por el principio: ¿estaba interesado Foucault
problema es contribuir a resolverlo, especialmente cuando la imagi- por la política? En el debate que mantuvo con Noam Chomsky ante
nación permite abordar los problemas de otro modo, desde un án- la televisión holandesa el coordinador del programa le planteó exac-
gulo inédito, que da acceso a nuevas percepciones de la realidad. tamente esta pregunta que obtuvo de Foucault una respuesta diáfa-
Medir las propuestas intelectuales de Foucault con el funcionamien- na. Comencemos por la pregunta:
to de las instituciones en la vida social no evitará por supuesto el
conflicto a la hora de leer sus escritos, ni la diversidad de lecturas, F. Elders: Pasemos ahora a la segunda parte de la discusión, la
pero en todo caso creará la posibilidad de debatir, a partir de refe- política. En primer lugar me gustaría preguntar al sefíor Foucault
rentes históricos y materiales contrastados, para tratar de encontrar por qué se interesa tanto por la política, prefiriéndola, según me
la verdad, y, por tanto, para avanzar, pues el conocimiento genera es- ha dicho, a la filosofía.
pacios de libertad. M. Foucault: Nunca me preocupé por la filosofía, pero ese
A la hora de evaluar la obra de Foucault parece importante co- no es el problema. Su pregunta es: ¿por qué me intereso tanto por
menzar por descartar los discursos circulares, que operan sin referen- la política? Para responder de un modo muy simple diría: ¿por
tes, o mejor, cuyo referente único son los discursos sin tierra .inter- qué no debería de interesarme por ella? ¿Qué ceguera, qué sorde-
ra, qué densidad ideológica tendrían que pesar sobre mi para im-
pretados desde la óptica del relativismo cultural. En ese sentido esos pedir que me interesase por el problema sin duda más crucial de
discursos flotantes participan más de lo que a simple vista parece del nuestra existencia, es decir, la sociedad en la que vivimos, las rela-
dogmatismo de quienes, desde una autoprodamada extraterritoriali- ciones económicas con las que funciona, y el sistema que define
dad social, adoptan la posición de jueces severos de la historia del
pensamiento, lanzan anatemas y excomuniones confundiendo los
insultos y las reacciones viscerales con el razonamiento fundado. En 1
Todo trabajo de interpretación se realiza en el interior de un campo social e
función de la coherencia y la pertinencia interpretativa es preciso intelectual que es preciso definir. Esto quiere decir que para que las interpretaciones
también ir más allá del mero comentario de textos, tan prodigado en no se pierdan en un juego de interrelacciones ciegas los puntos de partida, las cate-
gorías y los postulados de base, deben ser tematizados, y en alguna medida objeti-
nombre de un pretendido análisis semiótico o hermeneútico, que vados, con el fin de abrir un espacio común para la reflexión y el debate.
HH FERNANDO ÁLvAREZ-URfA CAPITALISMO Y SUBJETIVIDAD. LA TEORíA POLÍTICA Y SOCIAL 89

las formas habituales de relación, lo que está permitido y lo que fin, la manera mediante la cual un ser humano se convierte en suje-
está prohibido, que rigen normalmente nuestra conducta? La to, es decir, los¡rocesos de subjetivación vinculados con la historia
esencia de nuestra vida está hecha, en último término, por el fun- de la sexualida . Así pues la cuestión del sujeto, la cuestión de la li-
cionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos. bertad, está en el centro de la reflexión de Foucault, y, para abordar-
Así pues no puedo responder a la cuestión de por qué me in- la, se vio obligado a intentar analizar también las relaciones de poder.
tereso por la política, únicamente puedo responder preguntándo- Y señala en este texto: «De todos modos, para nosotros el poder no·
me ¿por qué no debería hacerlo? 2 •
es solamente una cuestión teórica, sino algo que forma parte de
nuestra experiencia. Como prueba de ello sólo citaré dos de sus «for-
Sabemos por las biografías que se han escrito sobre Foucault que mas patológicas»: esas dos grandes enfermedades del poder que son
durante tan solo unos meses militó en el Partido Comunista Fran- el fascismo y el estalinismo. Una de las razones por las que estas for-
cés, que participó en algunos coloquios con el Sindicato socialista mas son tan desconcertantes para nosotros es el hecho de que a pe-
UGT y que se movió en sus últimos años de su vida en la órbita de sar de su singularidad histórica ninguna de las dos son completa-
la izquierda francesa independiente, próxima al Nouvel Observateur. mente originales. El fascismo y el estalinismo se han servido y han
Sabemos también que, cuando participó de un modo militante en la extendido mecanismos ya presentes en la mayor parte del resto de las
vida política, le gustaba en algunas ocasiones asustar con sus decla- sociedades. No solamente esto es así, sino que, a pesar de su locura
raciones, con sus afirmaciones un tanto grandilocuentes y provoca- interna, se han servido, en gran medida, de las ideas y los procedi-
tivas, caracterizadas demasiadas veces por el radicalismo verbal y por mientos de nuestra racionalidad política» 3.
la imagen de marca del intelectual comprometido. Son bien conoci- Vemos por tanto que la cuestión del análisis del orden capitalis-
dos, en fin, algunos de sus errores políticos, como por ejemplo la re- ta, el análisis del orden social en el que vivimos, pensamos, y nos ex-
lativización que realizó del fundamentalismo islamico en Irán, en perimentamos como sujetos, resultaba para Foucault una tarea ine-
nombre del apoyo al Tercer Mundo y de la crítica al imperialismo ludible desde el punto de vista intelectual.
occidental. Pero lo que nos interesa de la relación de Foucault con la
«¿En qué puede consistida ética de un intelectual?», se pregun-
política no es tanto su implicación como ciudadano sino, sobre taba Foucault en una entrevista realizada por Frans;ois Ewald, para
todo, su compromiso político como intelectual, un compromiso po- responder acto seguido que, a su juicio, «la razón de ser de los inte-
lítico que comparte con otros muchos intelectuales críticos de su ge- lectuales» estriba precisamente en un tipo específico de agitación que
neración que trataron de elaborar un pensamamiento a la vez anti- consiste sobre todo en «la modificación del propio pensamiento y en
fascista y anticapitalista. la modificación del pensamiento de los otros». «El papel de un inte-
Así resumía Foucault a comienws de los años ochenta, en un se- lectual», afirmaba, «no consiste en decir a los demás lo que hay que
minario organizado en los Estados Unidos por los Hlósofos H. Drey- hacer. ¿Con qué derecho podría hacer esto? Basta con recordar todas
fus y P. Rabinow, el objetivo de los trabajos que había realizado en las profecías, promesas, exhortaciones y programas que los intelec-
los últimos veinte años: «Mi objetivo no ha sido analizar los fenó- tuales han llegado a formular durante los dos últimos siglos y cuyos
menos del poder ni sentar las bases de tal análisis. He pretendido efectos conocemos ahora. El trabajo de un intelectual no consiste en
más bien elaborar una historia de los diferentes modos de subjetiva- modelar la voluntad política de los demás; estriba más bien en cues-
ción del ser humano en nuestra cultura. Desde esta óptica he trata- tionar, a través de los análisis que lleva a cabo en terrenos que le son
do tres modos de objetivación que transforman a los seres humanos propios, las evidencias y los postulados, en sacudir los hábitos, las
en sujetos.» Foucault explica que esas tres formas de objetivación
que transforman a los seres humanos en sujetos son los saberes de las
ciencias humanas y sociales, las instituciones de normalizaCión, y, en 3 Hemos defendido la necesidad de leer la obra de Foucault como un trabajo
intelectual destinado a sacar a la luz las raíces de los tgtalitarismos y, por tanto, al
servicio de las prácticas de libertad, en J. Varela y F. Alvarez-U ría, <<Introducción
2
Cfr. «De la naturaleza humana: justicia contra poden> en Michel Foucau!t, a un modo de vida no fascista» en Michel Foucault, Estrategias de poder, ob. cit.,
Estrategias de poder, Obras escogidas, t. II, Barcelona, Paidós, 1999, pág. 81 págs. 9-25.
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formas de actuar y de pensar, en disipar las familiaridades admitidas, taria en política, fruto en parte de su también breve y negativa expe-
en retomar la medida de las reglas y de las instituciones, y, a partir de riencia de acercamiento a los comunistas. Foucault, al igual que Al-
esta re-problematización (en la que desarrolla su oficio específico de bert Camus, siente por la obra de Nietzsche como ins-
intelectual), participar en la formación de una voluntad política {en trumento de conocimiento y rebelión. En ambos subyace una
la que tiene la posibilidad de desempeñar su papel de ciudadano)»4• valoración de la experiencia estética como forma de conocimiento, y
Foucault, para llevar a cabo su cuestionamíento de la racionali- también una fascinación poda libertad que se aproxima más a una
dad política instituida, retoma de la tradición marxista la voluntad experiencia española que francesa: la experiencia que va de Don Qui-
de comprender el orden capitalista para contribuir a transformarlo, jote a las pinturas negras de Goya. En fin, tanto Foucault desde la in-
retoma de la tradición durkheimiana la importancia de las categorí- dagación genealógica, como Camus desde su compromiso con la li-
as de pensamiento en tanto que categorías de naturaleza historico- teratura y el periodismo, se adentran en la experiencia del límite para
social, producidas por la conciencia colectiva, en fin, retoma de la plantear la necesidad de una nueva ética y una estética de la existen-
tradición weberiana los vínculos existentes entre capitalismo y subje- cia que haga irreversible el fascismo, es decir, para proponer nuevas
tividad, así como la centralidad del papel de los sujetos en la acción formas de subjetivación de modo que la libertad y la dignidad triun-
social. Con todos estos sociólogos comparte la necesidad de inscribir fen sobre la servidumbre voluntaria. Como señalaba Foucault en
sus análisis en la historia. De ahí que recurra a la genealogla como una larga serie de entrevistas realizadas por el periodista y comunis-
forma intempestiva de indagación. El objetivo del análisis no es per- ta italiano Duccio Trombadori, a finales de 1978, «la cruel experien-
petuar el orden instituido, sino contribuir a desenterrar su lógica de cia de la guerra nos mostró la necesidad y la urgencia de crear una
funcionamiento con el fin de ayudar a subvertido para crear nuevos sociedad radicalmente diferente de aquella en la que habíamos vivi-
espacios de libertad5. do, una sociedad que había aceptado el nazismo y se había prosti-
Los dos grandes intelectuales antifascistas de la Francia de post- tuido a si misma ante él, y que se entregó en masa en las manos de
guerra fueron Jean Paul Sartre y Albert Camus. En muchos aspectos De Gaulle. A la luz de todo esto muchos jóvenes en Francia reaccio-
Foucault se aproxima más a Albert Camus que a Jean Paul Sartre, a naron con una oposición frontal. No solo queríamos un mundo di-
pesar de pertenecer, como Sartre, a una familia de la alta burguesía ferente y una sociedad diferente, queríamos también ir más allá,
con elevado capital cultural, y a pesar de haberse formado intelec- transformarnos a nosotros mismos y revolucionar las relaciones so-
tualmente en la tradición fenomenológica dominante en la Escuela ciales para llegar a ser completamente diferentes» 6•
Normal Superior. Comparte con Albert Camus una posición líber- Se explica por tanto la radicalidad de la propuesta antifascista
que Foucault comparte con toda una generación de intelectuales y
4
F. Ewald, «Le souci de la verité». Entrevista con Michel Foucault publicada
ciudadanos comprometidos en la defensa de las libertades. Vemos
en Le Magazine Littreraire, 207, mayo de 1984, pág. 22 y traducida al espafíol en también que en este marco no tienen en absoluto cabida las lecturas
M. Foucault, Saber y verdad, Madrid, La Piqueta, 1985. nihilistas de la obra de Foucault, ni tampoco la tan prodigada ima-
5 Sobre la_genealogta como sociologfa critica que se inspira en los sociólogos
gen de marca que lo convierte en el pensador que todo lo reduce a dis-
clásicos cfr. F. Alvarez-Uría y J. Varela, La crisis de los paradigmas sociológicos. El pa- cursos, y menos aún esa versión estetizante que haría de Foucault una
pel de la teorla de Michel Foucault, Valencia, Cuadernos, 1994; F. Álvarez-Uría y
J. Varela, y socio/odtz, Buenos Aires, El cielo por asalto, 1998, así como especie de eterno adolescente que recurre a las amistades peligrosas
Rudi Visker, Michel Foucauli, Genealogy as Critique, Londres, Verso, 1995. En el de los malditos para lanzarse a tumba abierta a la caza de todo tipo
texto «Qu'est-ce que les Lumieres» publicado por Le Magazine Litteraire 309, abril de experiencias efímeras. Si a Foucault, como a Bataille, como a Al-
de 1993, Foucault sefiala que «la crítica será genealógica en el sentido de que no de- bert Camus, le interesan determinadas experiencias-límite, tales
ducirá de la forma de lo que somos lo que nos es posible hacer o conocer, sino que como la locura, la enfermedad, la criminalidad o las perversiones se-
extraerá de la contingencia que nos ha hecho ser lo que somos, la posibilidad de de-
jar de ser, hacer o pensar lo que somos, hacemos o pensamos. Esta crítica no inten- xuales, es porque en esas experiencias instituidas se juega de hecho el
ta hacer posible que la metafisica llegue por fin a ser una ciencia; intenta dar un nue-
vo impulso, tan fuerte y tan amplio como sea posible, al trabajo incesante de la 6 He traducido el texto de la edición inglesa: Michel Foucault, Remarks on
libertad>>. Marx, Londres, Semiotext, 1991, págs. 47-48.
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orden social, y también el orden mental, y el orden interior de nues- cualificados y desempeñan determinadas funciones sociales, de tal
tra propia subjetividad, y porque en cada uno de esos ámbitos teji- modo que, para pensar de otro modo, es preciso comenzar por
dos por relaciones complejas se conforma una determinada raciona- cuestionar los saberes instituidos como incuestionados, es decir, las
lidad política. El análisis de una racionalidad política no solo nos ctenctas.
permite comprender el mundo en el que vivimos para contribuir a En Vigilar y castigar continuaba Foucault manteniendo la distin-
transformarlo, nos permite comprendernos a nosotros mismos, en- ción entre prácticas discursivas y prácticas no discursivas señalando
tre otras cosas, porque esa racionalidad política contribuye en buena su heterogeneidad y subrayando su interrelación, una interrelación
medida a hacernos ser lo que somos. que estaba ya prefigurada en el espacio complementario de los enun-
ciados en el interior de las formaciones discursivas que operan a par-
tir de distintos referentes. Con el fin de comprender el substrato que
ORDEN MENTAL: EL CUESTIONAMIENTO posibilita esta interrelación, y que no es para Foucault de carácter
DE LAS CIENCIAS HUMANAS simplemente económico, semántico o estructural, así como para en-
tender como el ajuste entre ambas prácticas -las discursivas y las no
El primer gran espacio en el que Foucault va a rlantear su larga discursivas-, se produce de forma específica en los distintos mo-
lucha, a la vez intelectual y política, es el terreno de saber, el campo mentos históricos que jalonan la obra de Foucault, es preciso inscri-
las ciencias humanas y sociales. En la Historia de la locura en la bir su vida y su obra a la vez en el campo intelectual y en el campo
Epoca Cldsica cuestiona el saber a partir de la sombra que éste pro- social de la Francia de la segunda mitad del siglo XX, la Francia que
yecta, a partir del no saber, de la sinrazón, de la locura. En Las pala- vivió el traumatismo de la Segunda Guerra Mundial y la experiencia
bras y las cosas la indagación intelectual crítica trata de desenterrar el del Fascismo con el Régimen de Vichy.
inconsciente epistémico en el que se inscriben las ciencias humanas. Para Foucault poder y saber se implican mutuamente aunque
A partir de este enorme esfuerzo de indagación Foucault va a cues- eso no quiere decir que se confundan: ¿qué sentido tendría distin-
tionar un tipo de legitimidad del orden social instituido, la legitimi- guir entre saber y poder, así como analizar la naturaleza de sus rela-
dad científica. ciones complejas, si fuesen lo mismo? Las relaciones de poder dan
En La Arqueología del saber Foucault distinguía las prácticas dis- lugar a un saber posible, y el saber reconduce y refuerza los efectos
cursivas, entendidas como formación de enunciados, formas de ex- del poder. La experiencia nazi es en este sentido ejemplar, pero tam-
presión, etc., de las prácticas no discursivas, en tanto que institucio- bién el affaire Lyssenko. La ciencia, en vez de ser una fuerza inequí-
nes, disciplinas, técnicas, que se inscriben en la vida social. Las voca para el perfeccionamiento humano, resultaba contener las se-
palabras, las representaciones, no agotan por tanto al realidad del millas de una nueva forma de deshumanización.
mundo, pero únicamente el mundo resulta pensable porque la reali- A diferencia de Louis Althusser y otros pensadores marxistas
dad es representable. El lenguaje, el mundo de las palabras, y la lógi- Foucault no distingue entre ciencia e ideología. Aún más, el proble-
ca que rige su coordinación, condiciona por tanto nuestro modo de ma de la ideología sufre un desplazamiento, ya que si bien la explo-
aproximación al mundo de las cosas. Pero a la vez sin referencia a tación económica es un hecho innegable en las sociedades capitalis-
una realidad material el mundo giraría en un torbellino inagotable tas, el poder funciona a través de una delegación de poderes, se
de representaciones sin tierra. Es preciso articular palabras y accio- generaliza mediante el establecimiento de un sistema de micropode-
nes. Esto quiere decir que, del mismo modo que Foucault inscribe el res. La cuestión será por tanto poner de manifiesto como se opera la
análisis de las ciencias en unas condiciones históricas e instituciona- articulación entre poderes y saberes en formas complejas de gobier-
les, a la hora de realizar una lectura de sus obras el análisis no se pue- no que son el resultado de tal funcionamiento en sus distintas mani-
de agotar en sus dichos y escritos, sino que se requiere también el aná- festacionés. En un primer momento Foucault se interesó particular-
lisis de las condiciones que hacen posible el acto de enunciación, así mente por los efectos de poder producidos en el campo del
como evaluar sus efectos. Los saberes no son neutros ni neutrales, no conocimiento, y más concretamente en el interior de las Ciencias
flotan en una especie de tierra de nadie, son producidos por agentes Humanas y Sociales. Foucault explica cómo a lo largo del siglo XIX,
.
, 1 pal'tlr do la tnl\triz confusa de la filantropía burguesa, comenza-
CAPITALISMO Y SUBJETIVIDAD. LA TEOIÚA POLÍTICA Y SOCIAL

bre los cuales, manifiestamente, me apoyo. En este sentido cualquier


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ron AIILirglt• y n proliferar toda una serie de agentes sociales del orden viaje -por supuesto, no estoy hablando de un viaje turístico, ni
que IIC pt'Cocupaban por la vida de la población --cuestiones relati- tampoco de investigación-, cualquier movimiento que me aleja de
al alojamiento, la salud, la alimentación, la higiene, el ahorro, la mi marco original de referencia, resulta fecundo>/. Durante mucho
instrucción, la criminalidad. De estas prácticas surgieron poco a tiempo ese viaje que permite el extrañamiento se realizó para Fou-
poco especialistas, instituciones, saberes, surgieron higienistas, asis- c.ault sin moverse de la mesa de trabajo, fue un viaje imaginario, un
tentes sociales, puericultores, inspectores, y también los primeros so- trabajo paciente y minucioso de biblioteca, destinado a explorar el
ciólogos. El denominador común de esta proliferación de nuevos inconsciente cultural de las ciencias humanas. «En Las palabras y las
discursos y practicas fue el discurso y la práctica médica que, en cosas», decía en una entrevista, «intenté describir tipos de discursos.
nombre de la salud y la conservación de las poblaciones investiga Me parece que la clasificación institucional, enciclopédica, pedagó-
qué condiciones de habitabilidad presentan las viviendas obreras, gica de las ciencias, por ejemplo, en biología, psicología, sociología,
pero también el grado de peligrosidad de una población. En nombre no da cuenta de fenómenos de agrupamiento más generales que
de la medicina mental, en nombre de un saber de expertos, 'se cata- pueden ser detectados. Traté de aislar formas normativas y regladas
loga a un loco, a un criminal, a un enfermo. La concepción foucaul- de discursos. Por ejemplo, en los siglos XVII y XVIII existió un tipo de
tiana del poder no identifica al poder con una instancia represiva, discurso que era un discurso a la vez descriptivo y clasificador, y que
sino que lo contempla más bien como fuerza productora de positi- se encuentra tanto en el ámbito del lenguaje como en el de los seres
vidades tecnológicas, discursivas, y otras, de tal modo que el ejerci- vivos y la economía. Intenté mostrar como, en el siglo XIX, un nue-
cio de los poderes está íntimamente relacionado con el nacimiento y vo tipo de discurso, o varios tipos nuevos de discursos, estaban a
desarrollo de determinados saberes e instituciones. Establecer este punto de formarse, de constituirse y, entre estos tipos de discurso fi-
vínculo le permite analizar la lógica, el inconsciente social del dis- guraba el de las ciencias humanas. Realicé por tanto esta descripción,
curso de las Ciencias humanas y sociales ponienpo en cuestión la este análisis, si usted prefiere, de la transformación de los tipos de
pretendida objetividad y asepsia de las disciplinas, y haciendo ver discursos. A lo largo de todo el libro advertí que este análisis se si-
que su genealogía está estrechamente ligada a una anatomía política tuaba únicamente en un determinado registro, que no pretendía re-
del cuerpo social, es decir, a la sociología del conocimiento. Los sa- solver en este libro el problema de saber en torno a qué realidades
beres no serían por. tanto únicamente saberes verdaderos o falsos, históricas se articulaban estos tipos de discursos, ni cual era la razón
científicos o ideológicos, sino también legítimos o ilegítimos. Los sa- profunda de los cambios que se podían observar en estos tipos de
beres no pueden ser desvinculados de los agentes que los producen, discursos. Es pues una descripción, una descripción de superficie,
de su inscripción epistemológica, institucional y social, ni tampoco una descripción de superficie realizada de forma deliberada. Algunas
pueden ser considerados al margen de s'us funciones sociales. A la críticas, dando prueba de una evidente. mala fe, y en general las pro-
hora de analizar un saber es preciso preguntarse para qué sirve y a venientes de marxistas empiristas y blandos a los que me enfrento
quienes sirve. A partir de los análisis de Michel por otra con gusto, pasaron por alto las frases explícitas en las que afirmaba:
parte vinculados con los análisis realizados por los representantes clá- 'no hago aquí más que describir', 'se plantean un determinado nú:-
sicos de la sociología, especialmente Marx, Max Weber y E. Durk- mero de problemas que trataré de resolver posteriormente'. Se nega-
heim, la epistemología, la vigilancia epistemológica no puede ser ron a leer estas frases y me echaron en cara que no resolvía estos pro-
desvinculada de la sociología histórica del conocimiento. «Mi pro- blemas. Me encuentro precisamente en· este momento intentando
blema, esencialmente, consiste en definir los sistemas implícitos en plantear estos problemas, es decir, he cambiado de nivel: tras haber
los que nos encontramos encerrados; me gustaría comprender el sis- analizado los tipos de discursos, intento ver cómo estos tipos de dis-
tema de límites y de exclusión que practicamos sin saberlo; me gus- cursos pudieron formarse históricamente, y sobre qué realidades his-
taría hacer visible el inconsciente cultural. Así pues, cuanto más via-
jo mas me alejo de mis centros de gravedad naturales y habituales, y 7 J. K Simon, <<A conversation with Michel Foucauit», Partisan Review, vol. 38,
más aumento mis posibilidades de comprender los fundamentos so- núm. 2, abril-junio de 1971, págs. 192-201.
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tóricas se articulan. Lo que denomino 'la arqueología del saber' es la complementan los análisis de Marx-, es preciso que haya capitalis-
relación que existe entre estos grandes tipos de discursos que se pue- tas y proletarios, es decir el capitalismo requiere determinados agen-
den observar en una cultura determinada y las condiciones históri- tes que operan a partir de determinados tipos de subjetividad. We-
cas, económicas y políticas de su aparición y de su formación. De ber explicó bien como el ethos puritano se encuentra en la raíz de lo
este modo Las palabras y las cosas se ha convertido en la Arqueología que él denomina el espíritu del capitalismo. También se preocupó de
del saber, y lo que estoy a¡unto de comenzar a hacer se sitúa al nivel estudiar cómo la fábrica y la disciplina de fábrica crean un tipo hu-
de la dinástica del saber» . mano que es el proletario. Pero sus análisis, especialmente en lo que
Foucault se sirve del término dindstica, que poco más tarde será se refiere a la subjetividad de los productores, no explican cómo his-
substituido por el de genealogía. El objetivo es poner de manifiesto la tóricamente se pudo poner en marcha la inmensa maquinaria de la
lógica de fondo que subyace al nacimiento de las ciencias humanas fábrica, institución central del modo de producción capitalista, que
y sociales, un trabajo en el que intenta superar en el terreno de la his- sometió a millones de trabajadores a la férrea disciplina del trabajo
toria de las ciencias tanto la ilusión formalizadora de los positivistas asalariado organizado en la gran industria moderna. Es aquí donde
(la ciencia se agota en sus condiciones formales de enunciación) cobran una vital importancia los análisis de Foucault sobre las insti-
como la ilusión doxológica de marxistas y otros hermeneutas de la sos- tuciones de normalización 10 •
pecha (los saberes son algo así como superestructuras que responden Frente a marxistas y liberales que coinciden en otorgar un papel
a determinaciones exteriores a ellos) al introducir en el estudio de la determinante a las relaciones de producción en la conformación del
historia de las ciencias instancias mediadoras entre las prácticas cien- orden social, Foucault va a desplazar la mirada hacia otros espacios,
tíficas y las prácticas sociales. En cierto modo Foucault comparte un hacia otros territorios, hasta entonces un tanto relegados y olvidados
programa de trabajo crítico y reflexivo con el que el sociólogo norte- por los analistas sociales: por ejemplo, los manicomios y las cárceles.
americano Alvin Gouldner definía como específico del oficio de so- Estas instituciones cerradas, estas instituciones totales, lejos de ser irre-
ciólogo: «Aquellos radicales que creen poder separar la elaboración levantes o secundarias, juegan un papel central en le mantenimiento
de teorías de la modificación de la sociedad, no actúan en realidad del orden social, entre otras cosas porque sin ellas sería imposible la
sin teoría, sino con una que es tácita y por ende no analizable (... ) producción de los sujetos <<normales», de los sujetos adaptados, de los
Emancipar a los hombres de la vieja sociedad o exigir una sociedad sujetos sumisos, de los sujetos a la vez dóciles y útiles requeridos por
nueva, dotada de contenido humano, será imposible sin comenzar los intereses de quienes rigen las modernas sociedades industriales.
aquí y ahora la construcción de una contracultura total, incluyendo ¿Por qué juegan estas instituciones un papel nuclear, y no mar-
nuevas teorías sociales; y esto no es posible sin una crítica de las teo- ginal, como frecuentemente se pensaba? Nos encontramos ante dos
rías sociales dominantes en la actualidad» 9• instituciones fundamentales porque entre otras cosas sirven para cre-
ar dos ficciones necesarias para el mantenimiento del orden socio-
político establecido: la ficción de la libertad y la ficción de la raciona-
ORDEN SOCIAL: LAS INSTITUCIONES lidad del sistema. La cárcel crea la ficción de la libertad: nos sentimos
DE NORMALIZACIÓN libres porque no estamos en la cárcel, porque no hemos sido conde-
nados a la privación de libertad. Al estar la cárcel identificada con la
Max Weber había llamado la atención sobre el papel de los agen- privación de la libertad esta institución puede operar la ficción de
tes sociales en la conformación del orden social capitalista. Para que una sociedad de libertades. Por su parte el manicomio crea también
exista capitalismo, explica Weber -y en este sentido sus trabajos una ficción muy importante para la legitimación del orden que es la

8
S. Hasumi, <<Archeologie Kara dynastique he», entrevista realizada en París, 10
Me he ocupado de los análisis de Foucault sobre estas instituciones en
el27 de septiembre de 1972), Umi, marzo de 1973, págs. 182-206. F. Álvarez-Uría, «Las insciruciones de normalización. Sobre el poder disciplinario
9
Alvin Gouldner, La crisis de fa sociologla occidental Buenos Aires, Amorror- en escuelas, manicomios y cárceles>>, Revista de Pensamiento Crítico, 1, mayo-julio
ru, 1973, pág. 14. de 1994, págs. 41-50.
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ficción de la racionalidad. El sistema aparece como racional porque se recluye a peligrosos sociales. En el siglo XIX el número de internos
la locura está aislada, está neutralizada, en esos espacios a la vez de no era cuantitativamente demasiado importante, pero desde. el pun-
reclusión y tratamiento que son los manicomios. Así pues cárcel y· . to de vista cualitativo estas dos instituciones se convirtieron en fun-
manicomio cumplen a través de su pesada materialidad varias fun..., damentales puesto que posibilitaron el estudio en vivo, en estado
ciones y entre ellas hay que destacar esta función primordial de pro- puro, de la peligrosidad social. Del control de los peligrosos sociales,
ducir ficciones en el orden simbólico que hacen aceptable el desor- de las innovaciones técnicas destinadas a disciplinar, a domar, a
den instituido entre otras cosas porque estas representaciones no adiestrar a los mas recalcitrantes enemigos del nuevo orden social, se
cuestionadas de la libertad y la racionalidad contribuyen a meta- generaron mecanismos que se ensayaron mas tarde a campo abierto,
morfosear en el imaginario social el desorden en orden. Pero además sobre poblaciones mas amplias, sobre las llamadas clases laboriosas.
la cárcel y el manicomio son dos espacios de poder fundamentales Así pues la neutralización de los peligrosos sociales en esos laborato-
porque funcionaron durante lustros como dos laboratorios sociales: rios sociales que han sido la cárcel y el manicomio va a permitir pro-
espacios de observación, experimentación y tratamiento de sujetos, ducir mecanismos disciplinarios de producción de los sujetos en
unos sujetos muy peculiares que alteran el orden instituido y que se masa. Y es que como señaló Emile Durkheim en sus reflexiones so-
caracterizan por tanto por su peligrosidad social Dicho ·de otro bre Lo normal y lo patológico la definición de las conductas no con-
modo, en las cárceles y en los manicomios surgidos en el marco de formes, la demarcación del ámbito de la desviación, constituye una
las sociedades liberales se construyeron nuevas tecnologías de poder de las condiciones mismas de posibilidad de la definición social de la
y nuevos registros de saber que irradiaron desde ellas a campo abier- normalidad 11 • Estas factorías disciplinarias, aparentemente periféri-
to sobre poblaciones mas amplias. En ese sentido estas instituciones cas y secundarias, resultaron ser decisivas a la hora de promover los
jugaron un papel fundamental en la producción de los sujetos some- mecanismos de normalización. Foucault, en Vigilar y castigar, lo ex-
tidos durante los a.fios de predominio de la utopía liberal. presó con claridad: «Históricamente el proceso mediante el cual la
No hay que confundir ni amalgamar sin embargo estas dos ins- burguesía se convirtió durante el siglo XVIII en la clase políticamen-
tancias de poder y de saber. Son instituciones distintas porque res- te dominante contó con la cobertura de la implantación de un mar-
ponden a problemas diferentes, adoptan formas de organización co jurídico explícito, codificado, formalmente igualitario, y también
también diferentes, y están destinadas a distintos internos, a distin- con la organización de un régimen de tipo parlamentario y repre-
tos públicos. Presos y locos han sido aislados y encerrados por dos ti- sentativo. Pero el desarrollo y la generalización de los dispositivos
pos de desviaciones de naturaleza muy desigual: la criminalidad y la disciplinarios han constituido el otro polo, oscuro, de ese proceso.
enfermedad mental. Ambos grupos de población comparten sin em- La forma jurídica general que garantizaba un sistema de derechos en
bargo un común origen social. ya que han sido reclutados de entre principio igualitarios estaba atravesada subterraneamente por esos
las Clases populares, proceden, por tanto, de las clases trabajadoras; mecanismos menudos, cotidianos y físicos, por todos esos sistemas
comparten también una común indexación, ya que desde la pers- de micro-poder esencialmente desiguales y disimétricos que son las
pectiva de los grupos dominantes, y aunque por razones muy distin- disciplinas (...) Las disciplinas reales y corporales han constituido el
tas, ambos grupos están unidos por ese rasgo común que se deno- subsuelo de las libertades formales y jurídicas» 12•
mina la peligrosidad social El análisis de las instituciones de normalización es fundamental
En el siglo XIX los locos, los enfermos mentales, fueron definidos para favorecer un proceso de democratización de nuestras socieda-
como peligrosos para si mismos y para los demás. Por su parte los de- des, es decir, para superar la igualdad formal y avanzar hacia la igual-
lincuentes también fueron contemplados bajo el prisma de la peli- dad real, de modo que los imperativos constitucionales de las socie-
grosidad yues, al atentar contra las leyes instituidas por la sociedad, dades democráticas se hagan efectivos en la realidad. Como señaló
al violar e consenso social de forma consciente, se enfrentaban de un
modo abierto a la voluntad general. Cárcel y manicomio, al aislar,
aunque por razones diversas a distintos sociales, van a ac-
11 E. Durkheim, Les regles de la methode sociologique, París, PUF, 1982, cap. III.
12 M. Foucault, Surveiller et punir. Naissance de la prison, París, Gallimard,
tuar como espacios de defensa de la sociedad. En ambas instituciones 1975.
lOO FERNANDO ÁLVAREZ-URíA LA TEOIÚA POLÍTICA Y SOCIAL
CAPITALISMO Y SUBJETIVIDAD. 101

Foucault en una de sus conferencias pronunciadas en Sao Paulo, «El problema más acuciante del tiempo presente», escribía Fou-
«tras el final del nazismo y del estalinismo, se ha planteado el pro- cault, «es decir qué somos en este momento concreto. Sin duda el
blema del funcionamiento del poder en el interior de las sociedades objetivo principal hoy no es el de descubrir sino el de rechazar lo que
capitalistas y socialistas. Y cuando me refiero al funcionamiento del somos. Tenemos que imaginar y construir lo que podríamos ser para
poder no me refiero únicamente al problema del aparato de Estado, desembarazarnos de esa especie de doble imposición política consis-
o a la clase dirigente, a las castas hegemónicas ... , sino a toda una se- tente en la individualización y la totalización simultanea de las es-
rie de poderes cada vez más firmes, microscópicos, que se ejercen so- tructuras del poder moderno (... ) El problema a la vez político, éti-
bre los individuos en sus comportamientos cotidianos y hasta en sus co, social y filosófico que se nos plantea hoy no consiste tanto en
propios cuerpos. Vivimos inmersos en las redes políticas del poder, y intentar liberar al individuo del Estado y de sus instituciones, cuan-
es este poder el que está en cuestión. Me parece que, tras el final del to liberarnos a nosotros mismos del Estado y del tipo de individua-
nazismo y del estalinismo todo el mundo se plantea este problema, lización que éste conlleva. Hemos de promover nuevas formas de
este es el gran problema contemporáneo» 13 • subjetividad que se enfrenten y opongan al tipo de individualidad
que nos ha sido impuesta durante muchos siglos» 15 .
Una vez más Foucault aborda la cuestión del orden establecido,
ORDEN MORAL. en este caso del orden de la subjetividad impuesta y autoasumida, un
HACIA UNA ÉTICA ANTICAPITALISTA orden que es el resultado de largos y complejos procesos de subjeti-
vación. Y una vez más aborda el problema sin abandonar la dimen-
En la Genealogía de la moral Nietzsche afirmaba que «necesita- sión histórica, una dimensión fundamental no solo porque permite
mos una crítica de los valores morales, hay que poner alguna vez en mostrar como lo que existe, tanto en nuestro yo como en la vida so-
entredicho el valor mismo de esos valores, y para esto se necesita te- cial, ,es el resultado de complejos procesos sociales que hunden sus
ner conocimiento de las condiciones y circunstancias en las que raíces en el pasado, sino también porque al exponer las condiciones
aquellos surgieron, en las que se desarrollaron y modificaron( ... ) un presentes a la luz de la historicidad las hace más vulnerables, más fá-
conocimiento que hasta ahora no ha existido, ni tampoco se lo ha ni cilmente accesibles a la crítica, y por tanto favorece las condiciones
tan siquiera deseado. Se tomaba el valor de esos valores como algo para el cambio social 16 •
dado, real y efectivo, situado más allá de toda duda» 14 • Foucault se Para cambiar el orden instituido, el orden de las cosas, es preciso
encontró con Nietzsche cuando fue consciente de los límites e inca- pensar de otro modo por lo que es necesario repensar el pensamien-
pacidades explicativas de las teorías fenomenológicas del sujeto. Los to, y en especial un tipo de pensamiento que se presenta a si mismo
trabajos que Foucault realizó durante los últimos años de su vida, como una realidad incuestionable, refractaria al paso del tiempo, a la
hasta su muerte que tuvo lugar en 1984, estaban articulados en tor- historia, y a la sociedad: el pensamiento científico. Pero es preciso
no a la problematización de la relación existente entre sexualidad y también romper los espejismos que hacen de nuestro sistema social
verdad, y en ellos asumió la necesidad señalada por Nietzsche de so- y político, y de las instituciones que lo sustentan, un mundo libre y
meter a la crítica histórica el valor de los valores. El primer ensayo, racional. En fin, es preciso cuestionarnos a nosotros mismos. «Los
en este sentido, fue el primer tomo de la Historia de la sexualidad recientes movimientos de liberación», comentaba Foucault en una
-un tomo en el que, en el subtítulo del libro, La voluntad de saber, entrevista realizada el mismo año de su muerte, «tienen dificultades
se rinde un homenaje a Nietzsche-. La última etapa de la obra de para encontrar un principio sobre el cual fundar la elaboración de
Foucault podría por tanto ser leída como una prolongación de La ge- una nueva ética. Necesitan una ética, pero únicamente encuentran
nealogía de la moral al servicio de una ética anticapitalista.
15
Cfr. Michel Foucault, «¿Por qué hay que estudiar el poder? La cuestión del
M. Foucault, «Hospicios. Sexualidade. Prisoes», Revista Versus, núm. 1, oc-
13
sujeto», en Materiales de sociología critica, Madrid, La Piqueta, 1986, pág. 36.
.- tubre de 1975, págs. 30-33. 16
Michel Foucault, Hermenéutica del sujeto, Madrid, La Piqueta, 1994, así
' 14 F. Nietzsche, Lagenealogta de la moral Madrid, Alianza, 1975, pág. 23.
como Michel Foucault, Tecnologias del yo, Barcelona, Paidos, 1990.
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CAPITALISMO Y SUBJETIVIDAD.· LA TEORíA POÚTICA Y SOCIAL 103
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una ética basada en un conocimiento pretendidamente científico de cual el conocimiento es posible y se manifiesta la verdad. Sería inte-
lo que es el yo, de lo que es el deseo, de lo que es el inconsciente... ». resante intentar ver como se produce, a lo largo de la historia, la
Y cuando los entrevistadores le si él puede proporcionar constitución de un sujeto que no está definitivamente dado, que no
una solución no duda en responder: «en realidad lo que yo quiero es aquello a partir de lo cual la verdad acontece en la historia, sino un
hacer no es la historia de las soluciones, y por esa razón no acepto el sujeto que se constituye en el interior mismo de la historia y que es
término de alternativa. Me gustaría hacer la genealogía de los pro- en cada instante fundado y refundado por la historia. Es hacia esta
blemas, de las problematizaciones>P. crítica radical del sujeto humano por la historia hacia donde debe-
El análisis del saber propio de las ciencias humanas, y el análisis mos tender. Una determinada tradición universitaria o académica
de los poderes de normalización se entrecruzan en torno a la cues- del marxismo no acaba de romper con esta concepción filosófica tra-
tión del sujeto, una cuestión que se convirtió en el eje de la investi- dicional del sujeto. Sin embargo, a mi modo de ver, esto es lo que
gación foucaultiana durante sus últimos años de vida. «La teoría del hay que hacer: mostrar la constitución histórica de un sujeto de co-
sujeto», decía Foucault en su curso sobre La verdady las formas jurf- nocimiento a través de un discurso considerado como un conjunto
dicas, en Brasil, «se vio profundamente modificada y renovada, a lo de estrategias que forman parte de las prácticas sociales. Tal es el fon-
largo de los últimos años, por toda una serie de teorías, o más preci- do teórico de los problemas que me gustaría suscitar. Me pareció que
samente aún, por toda una serie de prácticas, entre las que, por su- entre las prácticas sociales, cuyo análisis histórico permite localizar la
puesto, en un primer plano, se encuentra el psicoanálisis. El psicoa- formación de nuevas formas de subjetividad, las prácticas jurídicas o,
nálisis fue ciertamente la práctica y la teoría que reevaluó de un más concretamente, las prácticas judiciales están entre las más im-
portantes»18.
modo más fundamental la prioridad un tanto sacralizada conferida
al sujeto, prioridad que se estableció en el pensamiento occidental a Como es bien sabido Foucault acuñó el concepto de intelectual
partir de Descartes. Hace dos o tres siglos la filosofía occidental pos- especifico para explicitar su <;:oncepción de la función política del in-
tulaba, implícita o explícitamente, al sujeto como fundamento, telectual. El trabajo intelectual responde por tanto a las urgencias del
como núcleo central de todo conocimiento, como aquello a partir presente, a problemas y cuestiones en la que se ven implicados de-
de lo cual la libertad se revelaba y la verdad podía eclosionar. Pues terminados colectivos o grupos sociales. Y así el trabajo intelectual
bien, me parece que el psicoanálisis puso en cuestión, de un modo en Foucault responde concretamente a luchas específicas contra de-
insistente, esta posición absoluta del sujeto. Pero si bien el psicoaná- terminadas formas de objetivación de los sujetos operadas por sabe-
lisis la puso en cuestión, en contrapartida, en el terreno de lo que po- res y poderes diseminados por todo el cuerpo social que doblegan la
dríamos denominar la teoría del conocimiento, o en el de la episte- voluntad deJos ciudadanos, es un trabajo abierto a la dis-
mología, o en el de la historia de las ciencias, o incluso en el de la cusión y a la crítica fundada que tiene como destinatarios a grupos y
historia de las ideas, me parece que la teoría del sujeto continuó sien- colectivos que no aceptan las formas de subjetivación que, bajo la
do todavía muy filosófica, muy cartesiana y kantiana -a este nivel apariencia de la libertad, nos imponen de hecho .la servidumbre vo-
luntaria.
de generalización en el que me sitúo no hago diferencias entre las
concepciones cartesiana y kantiana. En la actualidad, cuando se hace Los análisis realizados por Foucault sobre las ciencias humanas,
historia -historia de las ideas, del conocimiento, o simplemente his- las instituciones de normalización y la genealogía de la moral se ins-
toria-, se sigue pegado a este sujeto de conocimiento, a este su- criben claramente en la lógica de los trabajos realizados por los re-
jeto de representación convertido en punto de origen a partir del presentantes clásicos de las ciencias sociales -especialmente Marx,
Max Weber y Durkheim- sobre el capitalismo y los procesos de in-
dividualización. Pero el fascismo y el estalinismo del siglo XX, la ins-
17
Cfr. «Michel Foucault: le sexe comme une morale». Entrevista realizada por
H. Dreyfus y P. Rabinow, Le Nouvel Observateur, 1021, 1984, págs. 86-90. Un
buen análisis sobre este modo de interpretar la historia ha sido realizado por Robert 56
Cfr. Michel Foucault, La verrúui y las formas juridicas, en Michel Foucault,
Castel, <<Problematization as a mode of Reading en J. Goldstein (De), Estrategias de poder, ob. cit.
Foucault and the Writing og History, Blackwell, Oxford, 1994, págs. 2?7-253. .
104 FERNANDO ÁLVAREZ-URíA
CAPITALISMO Y SUBJETIVIDAD. LA TEORíA POLÍTICA Y SOCIAL 105

titucionalización de la barbarie y el horror en el interior de la deno- están comprometidos en promover para si mismos y para los demás
minada civilización occidental confieren a la indagación foucaultia- la igualdad y la libertad.
na una tensión especial, una radicalidad, en la que entronca clara- ¿Cómo fue posible el fascismo y el estalinismo en el siglo xx?
mente con los planteamientos desarrollados por los frankfurtianos y ¿Hasta que punto esas experiencias patológicas permanecen vivas en
especialmente por Adorno. En este sentido Foucault no está solo, ca- nuestro conocimiento, en nuestras instituciones y en nuestras pro-
mina codo con codo con toda una generación de pensadores anti- pias vidas? ·Existe alguna relación entre el fascismo y las formas his-
fascistas y anticapitalistas, pensadores sobrecogidos por los campos tóricas que han adoptado en Occidente los poderes, los saberes, y los
de concentración, las deportaciones en masa, el genocidio, la milita- modos de subjetivación? «El nazismo llevó a su paroxismo el juego
rización de las sociedades y del pensamiento, sobrecogidos, en fin, entre el derecho soberano de matar y los mecanismos de biopoder.
por la institucionalización de la barbarie y la aquiescencia de las ma- Pero este juego está inscrito efectivamente en el funcionamiento de
sas a la barbarie. La adhesión de las poblaciones a la voluntad omní- todos los Estados modernos, de todos los Estados capitalistas. Pero no
moda de un jefe, la aceptación ciega de la ley de ·la fuerza y de los solo en ellos.( ... ) Creo que el Estado socialista, el socialismo, está tan
campos de exterminio, se produjo precisamente en la vieja Europa. marcado de racismo como el funcionamiento del Estado moderno,
¿Cuales son los complejos procesos sociales y políticos, pero del Estado capitalista»20 • Al poder que se ejerce a la vez sobre los cuer-
también los procesos de subjetivación, que hacen que los sujetos ab- pos y sobre las poblaciones Foucault lo denominó el poder pctstoral Se
diquen de su libertad y autonomía? ¿Cuales son los oscuros vínculos trata de un poder que los Estados retomaron de la pastoral cristiana.
existentes entre el fascismo y el capitalismo? ¿En qué medida la bar- «Todas estas técnicas cristianas del examen, la confesión, la dirección
barie anida también en nuestras sociedades industriales avanzadas? de conciencia y la obediencia tienen como finalidad conducir a los in-
¿Como caminar hacia organizaciones sociales más libres y más demo- dividuos a que contribuyan a su propia mortificación en este mundo.
cráticas? Foucault era consciente de que el fascismo había sido derro- La mortificación no es la muerte, sin duda, sino que es la renuncia a
tado en la Segunda Guerra Mundial, pero no erradicado por comple- este mundo y a uno mismo: una especie de muerte cotidiana, una
to. Fascismo y estalinismo constituyen por tanto un enigma a resolver muerte que se supone proporciona la vida en el otro mundo. No es la
intelectualmente y facticamente en la lucha política cotidiana, un pro- primera vez que encontramos el tema pastoral asociado a la muerte,
blema que está íntimamente relacionado con las estructuras sociales y pero su sentido es diferente del que existe en la concepción griega del
políticas de las sociedades capitalistas, pero también con nuestra pro- poder político. No se trata de un sacrificio en aras de la ciudad; la mor-
pia subjetividad. «¿Cómo hacer para no convertirse en fascista incluso tificación cristiana es la forma de relacionarse con uno mismo. Es un
cuando (precisamente cuando) se cree ser un militante revolucionario? elemento, una parte integrante de la identidad cristiana. Se puede de-
¿Cómo desembarazar nuestros discursos y nuestros actos, nuestros co- cir que la pastoral introduce un juego que ni los griegos ni los hebreos
razones y nuestros placeres, del fascismo? ¿Cómo desalojar al fascismo se habían imaginado. Un juego extraño cuyos elementos son la vida,
que se incrustó en nuestro comportamiento?» 19 • No se trata de pre- la muerte, la verdad, la obediencia, los individuos, la identidad; un
guntas retóricas, sino de cuestiones que afectan «al problema sin duda juego que no parece tener ninguna relación con el de la ciudad que so-
más crucial de nuestra existencia, es decir, la sociedad en la que vivi- brevive gracias a sus ciudadanos. Al lograr combinar estos dos juegos
mos, las relaciones económicas con las que funciona, y el sistema que -el juego de la ciudad y el ciudadano, y el juego del pastor y su re-
define las formas habituales de relación, lo que está permitido y lo que baño-- en lo que llamamos Estados Modernos, nuestras sociedades
está prohibido, que rigen normalmente nuestra conducta». Se explica se nos muestran verdaderamente demoníacas» 21 .
así la necesidad de una ontología histórica de nosotros mismos en re-
lación a la ética, un problema que no pueden eludir los sujetos que 20
Michel Foucault, Genealogia del racismo, Madrid, La Piqueta, 1992, pág. 270.
21
Michel Foucault, <<Ümnes et simgulatim. Hacía una crítica de la razón po-
19 Estas preguntas se las plantea en el Prólogo a la edición en inglés de la cono- lítica>>, en La vida de los hombres infames, Madrid, La Piqueta, 1990, pág. 284. En
la presentación de La hermenéutica del sujeto me he servido de estos textos para in-
cida obra de Deleuze y Guattari sobre El Anti-edipo. Hemos recogido en texto en tentar poner en paralelo los analisis de Foucault con los de Max Weber sobre capi-
nuestra edición de los escritos de Michel Foucault, Estrategias de poder, ob. cit. talismo y subjetividad.
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106
un referente obligado, de inestimable ayuda, para seguir pensando
La obra de Foucault, como la de los frankfurtianos, como la de en la actualidad. Los trabajos de Michel Foucault nos permiten
Gilles Deleuze, como la de Erving Goffman, Norbert Elias, Pierre , comprender mejor la naturaleza de las fuerzas que nos atenazan, y
Bourdieu, Roben Castel-y con ellos todos los representantes de la por tanto nos ayudan a observar con nuevos instrumentos de per-
sociología crítica-, trata de proporcionar materiales sólidos para cepción el mundo social en el que vivimos, en fin, nos hacen sentir
formular respuestas, pero ello no debe s.er un obstáculo, sino más la necesidad de avanzar, a partir de la verdad y la libertad, hacia un
bien un incentivo, para que nosotros sigamos planteándonos las pre- nuevo mundo social y político articulado en torno a la conquista de
guntas, y sometiendo a profunda crítica las respuestas sirviéndonos un estatuto universal de ciudadanía.
como referente de la realidad social que estamos viviendo. Son pre-
guntas importantes pues planteándolas, y planteándonoslas, no solo
creamos las condiciones para hacer inviable el retorno de la barbarie,
creamos las condiciones para pensar y actuar de otro modo, nos ha-
cemos a nosotros mismos y contribuimos a hacer que la sociedad
avance y progrese en perpetua pugna contra la barbarie.
Las cuestiones que Foucault intentó responder, y a las que dedi. .
có durante toda su vida un ingente esfuerzo intelectual, «no están
determinadas por una teoría política preestablecida, ni tienden a la
realización de un proyecto político determinado», sin embargo su
obra se articula en torno a cuestiones políticas que intentó clarificar
«en el ámbito político y también en el terreno histórico y filosófico».
Como señaló en las conversaciones de Berkeley en abril de 1983,
«las formas de totalización que ofrece la política son siempre de he- .
cho muy limitadas. Yo he intentado hacer lo contrario, apartarme de
las totalizaciones -que suelen ser a la vez abstractas y limitadas- -
para poder suscitar problemas a la vez más concretos y más genera¡
les, problemas que abordan la política dando un rodeo, desde una
nueva perspectiva, y que atraviesan a las sociedades en diagonal, pro-
blemas que han sido al mismo tiempo constitutivos de nuestra his--
toria y constituidos por ella: por ejemplo el problema de la relación
entre saluq y enfermedad, los problemas de la locura, el crimen o la·
sexualidad; y ello ha sido necesario par suscitarlos en tanto que cues.,.
tiones presentes y también en tanto que problemas históricos, mora.,.
les, epistemológicos y políticos»22 • ;
Esto hace de la obra de Foucault una producción desigual, abier-
ta a todo tipo de rectificaciones y prolongaciones. Ahora bien, el ca.:
rácter experimental de su obra, su inscripción necesariamente histó-.
rica y coyuntural, no son un abstáculo, sino más bien un estímulo,:
para que su modo de indagación y sus propuestas continúen siendo

22
En las conversaciones de Berkeley de 1983 participaron, además de Michel
Foucault, Paul Rabinow, Charles Tylor, Martin Jay, Richard Rorty y Leo Lowen-
thal. La traducción es mia a partir de la versión inglesa.

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