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Claves para la apropiación

La educación rural en México* **

L a educación rural en México durante los


años veinte y principios de los treinta,
ofrece un contexto privilegiado para el estu-
sona educada”, que rompen con las asociadas
con el pasado inmediato. Cuando se dirigen a
los campesinos, estos programas tienden a in-
dio de los procesos culturales complejos que corporar temas agrarios, a la vez que buscan
delinean la educación formal. Los regímenes transformar la vida rural. No obstante, la po-
posrevolucionarios –como el que llegó al poder blación rural tiene su propia agenda para la es-
en México en ese momento– suelen responder cuela, que a veces preserva los valores previos
a la demanda educativa mediante la creación y confronta los nuevos modelos impuestos por
de nuevos registros para educar “al pueblo”. las autoridades.1 Lejos de ser simples instru-
Adoptan la educación popular como el medio mentos utilizados por el Estado para moldear
dilecto para la difusión de imágenes de la “per- corazones y mentes, las escuelas se convierten
en sitios donde entran en juego, se fomentan,
* De la edición: Rockwell, E. 1996 “Keys to Appro-
se quitan o se elaboran las diversas represen-
priation: Rural Schooling in Mexico” en Levinson, B. A.; taciones de la persona educada. Este proceso
Foley, D. E. y Holland, D. C. (eds.) The Cultural Pro- de producción cultural es evidente en la confi-
duction of the Educated Person: Critical Ethnogra- guración de las escuelas rurales mexicanas que
phies of Schooling and Local Practice (Albany: State
University of New York Press).
Traducción: Eugenia Cervio.
1 Estudios recientes que abordan esta cuestión: Furet
** Nota de la autora: Deseo agradecer a B. Levinson, y Ozouf (1982), Ansión (1988), Eklof (1990), Reed-Da-
D. Foley, K. Anderson-Levitt y a mis colegas A. Candela, nahay (1987), Anderson-Levitt y Reed-Danahay (1991),
R. Mercado y R. Paradise por sus valiosos comentarios Mercado (1992), Vaughan (1994), Rockwell (1994) y Lu-
a las versiones anteriores de este capítulo. ykx (Levinson, Foley y Holland, 1996).
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examinaré en este capítulo. La historia especí- cual se producen nuevos significados y prác-
fica de este programa también plantea impor- ticas. Esta doble lectura a menudo ensom-
tantes problemas conceptuales para el debate brece la interacción entre la acción humana
actual sobre la naturaleza de la escolarización y el contexto cultural.
como un proceso cultural. Me gustaría desglosar en este debate otro
Los análisis recientes de la producción concepto: apropiación. En este caso, tam-
cultural reconocen la intersección existente bién, hay varias interpretaciones posibles. En
entre “el comportamiento intencional y ra- el paradigma de la reproducción, apropiación
cional de los agentes” y “las características se ha referido a la concentración del capital
restrictivas y habilitantes de los contextos simbólico por parte de los grupos sociales
materiales y sociales” (Giddens, 1984: 177) dominantes.3 Aunque, en otros marcos con-
que han estado en el centro de muchas discu- ceptuales, la apropiación ha sido vinculada a
siones teóricas durante las últimas dos déca- múltiples actores sociales. Este uso más am-
das. Los estudios en este campo, que explo- plio sugiere que la apropiación de significados
ran cómo las prácticas culturales construyen y prácticas culturales puede ocurrir en múlti-
las múltiples identidades sociales, han con- ples direcciones; y que no está necesariamen-
tribuido enormemente a nuestra compren- te conformada a partir de la apropiación uni-
sión de esta compleja relación.2 Sin embargo, direccional de la plusvalía en la producción
el término producción cultural se presta a in- capitalista. En este sentido, la apropiación
terpretaciones divergentes. Cuando el térmi- cultural, aunque limitada por las condiciones
no se entiende como “la producción cultural materiales, puede ser sustancialmente dife-
de las personas”, la “compulsión sorda” de la rente de la apropiación en el ciclo económico
cultura tiende a dominar la acción humana. de producción / reproducción.
Por el contrario, cuando se interpreta como
“personas que producen cultura” el concepto
tiende a omitir la cuestión cultural desde la 3 Este sentido del término proviene de los escritos de
K. Marx y M. Weber y hace referencia a la esfera econó-
mica. Ocasionalmente, Bourdieu (1980) utilizó el térmi-
2 Ver la Introducción de Levinson y Holland (Levin- no en este sentido, aunque no fue un concepto central
son, Foley y Holland, 1996). en su teoría.
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A diferencia del término producción, la piación tiene una larga historia, y ha aparecido
apropiación simultáneamente confiere el asiduamente en los estudios sobre procesos
sentido de naturaleza activa/transformadora culturales y educativos,6 no ha sido incorpora-
de la acción humana y el carácter restrictivo/ do plenamente al discurso teórico dominante.
habilitante propio de la cultura. El término in- Una formulación del concepto que puede
equívocamente sitúa la acción en la persona, ayudar a delinear un nuevo uso es la que ofre-
en tanto que él o ella toma posesión y utiliza ce Roger Chartier, el historiador francés de
los recursos culturales disponibles.4 Al mismo la cultura. Chartier distingue su comprensión
tiempo, alude al tipo de cultura arraigada en la de la noción respecto de otros usos posibles
vida cotidiana: en los objetos, las herramientas, (Chartier, 1993: 7). Por ejemplo, considera
las prácticas, las palabras, entre otros, según que Foucault restringe el significado de “apro-
son experimentados por las personas. Esta piación social” a los procedimientos de con-
noción de apropiación está, por consiguiente, trol y negación del acceso popular al discurso
en consonancia con el concepto antropológico público. En contraste, Chartier propone una
emergente de la cultura definida como múlti- noción de apropiación que “acentúa los usos
ple, situada, histórica y que, claramente, no es plurales y los entendimientos diversos”. Esta
un agente.5 Aunque este significado de apro- perspectiva requiere “una historia social de
los usos (que no son necesariamente interpre-
taciones) de discursos y modelos, devueltos
4 A. Heller (1977: 239) vincula la apropiación al uso a sus fundamentales factores determinantes,
activo de los recursos culturales. Del mismo modo, P.
sociales e institucionales, y depositados en
Willis (1977: 175) considera a los actores sociales como
“apropiadores activos”. Ambas perspectivas contras-
tan con las teorías clásicas de socialización y repro- 6 Apropiación, en este sentido, es usada coloquial-
ducción, que se centraban en la “internalización” y la mente en las lenguas romances en referencia a las rei-
“inculcación”. Ver, además, Luykx (Levinson, Foley y vindicaciones sociales o políticas. Ha sido parte inte-
Holland, 1996) para una discusión paralela a la teoría gral de la tradición marxista, y fue utilizada por autores
de la socialización. como: Leontiev (1981), Bakhtin (1968), Heller (1977).
5 Por ejemplo, Ortner (1984), Quinn y Holland (1987), Ver usos similares en Willis (1977), Ansión (1988), Bon-
Roseberry (1989), Rosaldo (1989), Hannerz (1992) y fil (1987), Scott (1990), Foley (1990), Rogoff (1990) y
Keesing (1994). varios autores en este volumen.
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las prácticas específicas que los producen” lectivo, que ocurre solo cuando los recursos
(Chartier, 1993: 7).7 son tomados y utilizados en situaciones so-
No obstante, susceptible de reducir la cul- ciales particulares. Chartier argumenta, ade-
tura a una variedad de prácticas consideradas más, que la apropiación siempre “transforma,
como “diversas, pero equivalentes”, Chartier, reformula y excede lo que recibe” (Chartier,
además, sitúa la apropiación cultural dentro de 1991: 19).
“los conflictos sociales que ocurren en torno Cuando se utiliza para explicar la transfor-
a clasificación, jerarquización, consagración o mación de las representaciones culturales,
descalificación” de los bienes culturales (Char- incluyendo las identidades sociales, el con-
tier, 1993: 7). cepto de apropiación toma otras connotacio-
Desde la perspectiva de Chartier, cualquier nes. Cuando estas representaciones son estu-
correspondencia esencial entre los grupos diadas durante cierto periodo de tiempo, la
sociales y las identidades culturales unívocas naturaleza contenciosa de la apropiación se
se desvanece al abordar la relación dinámica torna evidente.
entre los diversos grupos sociales y las prác- Los ciclos de apropiación se generan cuan-
ticas culturales particulares. Chartier estudia do los grupos dominantes confiscan las tradi-
la relación entre las clases populares y la elite ciones populares y alteran sus usos y signifi-
o la cultura letrada. Así, en una aproximación cados, mientras que los grupos subordinados
a la cultura popular, intenta identificar “no a ocupan espacios y reclaman símbolos previa-
los conjuntos culturales que se definen como mente restringidos a las elites. Con frecuen-
populares, sino a las vías por las que los con- cia, quienes detentan el poder crean nuevas
juntos culturales ordinarios son apropiados formas de gobierno autoritario, utilizando los
en formas diferentes” (Chartier, 1993: 7). En recursos de las clases populares, en tanto que
esta perspectiva, la apropiación cultural se los grupos insurgentes pueden volver a su fa-
convierte fundamentalmente en un logro co- vor los recursos culturales que originalmente
estaban destinados al ejercicio de la domina-
ción. Las luchas en esta esfera se expresan a
7 En su énfasis sobre las prácticas, Chartier se basa
través de una serie de mecanismos, que inclu-
en Bourdieu (1980), aunque su visión general acaso se
deba más a N. Elias. yen el control, la distinción, la exclusión, el
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desafío, la resistencia, el abandono e, incluso, piación que he delineado anteriormente. Sin


la parodia.8 embargo, dado que el proceso bajo estudio
La historia de la Escuela Rural Mexicana tiene una especificidad histórica que no se
es particularmente ilustrativa de la apropia- puede transferir fácilmente a otros tiempos y
ción recíproca que ocurre en cualquier arena lugares, primero describiré brevemente cómo
politizada. la escolarización rural se articula dentro del
Al intentar capturar algunas consecuencias proyecto hegemónico del México posrevolu-
–e ironías– de este proceso, centraré mi dis- cionario, y se proyecta en el paisaje social de
cusión en dos análisis separados de los datos Tlaxcala rural.
historiográficos del centro de Tlaxcala.9 Uno
de los análisis examina la formación de los
maestros rurales, en una época en que la es- La escuela rural en el contexto
colarización era prácticamente sinónimo de posrevolucionario
convertirse en maestro. El otro, relata las con-
troversias surgidas por el uso del espacio, a La Revolución mexicana, iniciada en 1910
medida que las escuelas se expandían dentro para derrotar al dictador Porfirio Díaz –que
las comunidades rurales de la región. Ambos presidió durante ocho períodos–, generó nu-
estudios intentan explicar el sentido de apro- merosas luchas regionales relativamente au-
tónomas. La insurrección fue aclamada por
muchas provincias rurales y movilizó la otrora
8 Ver, por ejemplo, Thompson (1996). Bakhtin (1968)
población rural predominante de México. Los
y Scott (1985, 1990).
habitantes de las sierras remotas, campesinos
9 La evidencia documental proviene principalmente
y aldeanos, rancheros, peones de hacienda y
del Archivo General del Estado de Tlaxcala (AGET),
Fondo de la Revolución y del Régimen Obregonista meros aventureros tomaron las armas tanto
(FRRO) y del Fondo de Educación Pública (EP), así para cambiar como para preservar sus esti-
como del Archivo Histórico de la Secretaría de la Edu- los de vida y, subsecuentemente, quedaron
cación Pública (AHSEP). La investigación fue financia- enlazados en los conflictos y alianzas que se
da por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y
gestaron entre los dirigentes regionales y los
por el Instituto de Estudios Histórico de la Revolución
Mexicana, ambos en México. comandantes militares. En la actualidad, los
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historiadores destacan “el fracaso del movi- lucionarias más radicales. Obregón se apropió
miento autónomo revolucionario” (Buve 1990: del legado del líder campesino Emiliano Za-
237) después de la victoria del Ejército Cons- pata11 y lo incorporó al proyecto hegemónico;
titucionalista de Venustiano Carranza en 1916, así, el régimen ganó –por algún tiempo– cierto
ya que la rebelión inicial fue interrumpida y grado de legitimidad que le había sido negada
cooptada por aquellos que asumieron el po- a Carranza. Durante las administraciones de
der en su nombre. Incluso, muchos concuer- Plutarco Elías Calles (1924-1928) y de Lázaro
dan con Knight (1994) en que la multifacética Cárdenas (1934-1940), el gobierno federal in-
agitación popular, que desmanteló el Estado crementó aún más su control sobre las políti-
porfirista y generó cambios fundamentales en cas locales a través de la organización central
el orden social del país, fue ciertamente una de los sectores campesinos, trabajadores y
revolución; aunque una que plantea serios docentes. Estos regímenes posrevolucionarios
problemas de interpretación. encontraron tanto en la reforma agraria como
Como suele suceder, los que surgieron vic- en la extensión de la escuela rural una forma
toriosos de la revolución armada “crearon un de contrarrestar las fuerzas regionales rema-
aparato de Estado más coercitivo y hegemó- nentes, al establecer redes alternativas y alian-
nico” (Scott 1985: 29).10 Cuando la facción zas clientelares con los electores campesinos.
del norte, liderada por Álvaro Obregón Cano, En 1921, José Vasconcelos convenció al Pre-
venció o neutralizó a sus contendientes y lle- sidente Obregón de restablecer la Secretaría
gó al poder en 1920, comenzó a forjar un Es- de Educación, que había sido suprimida por
tado central cada vez más fuerte. A tal fin, Carranza, e investirla con la autoridad para
esta facción se avaló a sí misma mediante la establecer escuelas primarias en todo el país.
implementación selectiva de decretos para el Argumentaba que los gobiernos locales habían
cambio social que habían sido introducidos en descuidado la educación rural y que solo la ac-
la Constitución de 1917 por las fuerzas revo- ción federal podría elevar el nivel cultural de

10 Para la formación del Estado posrevolucionario 11 Zapata luchó contra los presidentes Díaz, Madero,
mexicano como proceso cultural, ver Joseph y Nugent Huerta y Carranza, y fue asesinado por órdenes de Ca-
(1994). rranza en 1919.
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la nación. A medida en que el gobierno federal por los educadores liberales en México, y fue
comenzó a enviar maestros a los confines más retomada nuevamente con fuerza durante este
remotos del país, capacitándolos para subordi- período. Los educadores radicales anhelaban,
nar las tres R a la prosperidad de la vida rural, asimismo, crear “un campesinado cooperativo,
se creó una nueva imagen de la escuela. Los con conciencia de clase y solidario” (Knight,
educadores y antropólogos de los años veinte 1994: 63). Esta noción de “persona rural edu-
articularon el ideal de la Escuela Rural Mexi- cada” fue difundida durante las prácticas de
cana y propusieron una “misión civilizadora” capacitación de los maestros rurales y a través
para transformar la sociedad rural. Su inten- de libros de lectura (como Simiente) escritos
ción explícita era preservar la “pluralidad de para niños campesinos.
culturas” del país, al tiempo que las integraban La iniciativa federal produjo distintos re-
a una nación unificada.12 sultados en lugares específicos.13 La vida rural
Los educadores abarcados en el proyecto proyectada desde arriba no siempre acordó
federal recurrieron a su formación en las re- con las demandas de los pobladores. Durante
nombradas Escuelas Normales Porfirianas y a décadas, muchos de los campesinos que ha-
su propia experiencia en las escuelas rurales. bían participado de la lucha revolucionaria de-
Mientras esbozaban el nuevo programa, tenían mandadron escuelas equivalentes en calidad,
en mente un modo de vida agrario que difería rituales y orientación a las de la elite urbana.14
radicalmente de la tradición indígena y del sis- Mientras que los educadores federales desple-
tema de hacienda prerrevolucionarios, a las gaban una agenda rural radicalmente diferente,
que consideraban incompatibles con el progre-
so. La noción de reestructuración del mundo
rural, mediante la promoción de campesinos 13 La respuesta regional al programa federal fue extre-
alfabetizados y autosuficientes, con conoci- madamente diversa, como fue mostrado por Vaughan
miento pleno de sus derechos y obligaciones (1994).
civiles, había sido pródigamente favorecida 14 Como afirma Scott (1985; también citado en Ander-
son-Levitt y Reed-Danahay, 1991), “las clases subordi-
nadas [... defienden] su propia interpretación de la vieja
12 Sáenz (1976) resume la ideología del programa es- ideología dominante contra los pactos nuevos y doloro-
colar rural. sos impuestos por las elites y/o el Estado”.
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y presumiblemente más relevante, los líderes de la población local aprobaban la alianza im-
campesinos alfabetizados y las autoridades tra- plícita con las autoridades federales y respalda-
dicionales a menudo defendían los preceptos ban las decisiones de los maestros de organizar
y contenidos educativos de los que se habían proyectos sociales productivos. Con los años,
apropiado en los años previos.15 Subyacente los maestros federales se volvieron el vínculo
a las controversias sobre los contenidos edu- fundamental en la reconfiguración política del
cativos, también estaba en juego la cuestión gobierno central. Conectaban a los grupos de
estructural –la intersección entre el control campesinos excluidos con las dependencias
central y la autonomía local. El sistema federal agrarias federales, y promocionaban organiza-
tendía a reestructurar la administración esco- ciones locales que, eventualmente, eran inte-
lar a fin de contrarrestar los poderes locales gradas en las confederaciones nacionales y el
y fortalecer el control central, mientras que la partido político “oficial”,16 que formó al Estado
población local trataba de preservar su control posrevolucionario mexicano.
sobre la escuela –un control simbolizado en su De este modo, las nuevas escuelas rurales
posesión de las llaves. no fueron ni la pura expresión del programa
El encuentro no necesariamente termina- revolucionario popular, ni el instrumento uni-
ba en confrontación, pero se manifestaba de lateral de cooptación y control estatal. Fueron
acuerdo a las condiciones de cada localidad. el resultado de negociaciones entre un poder
En algunos casos, los grupos que tradicional- central en expansión, si bien inicialmente fue
mente controlaban los pueblos lograban obs- tenue, y una población rural que intentaba ob-
truir o redefinir el trabajo de los maestros fe- tener acceso a los recursos que previamente le
derales o resguardar los convenios educativos habían sido negados. La transcripción oficial17
prerrevolucionarios. En otros casos, sectores para la educación rural fue tomada, transfor-

15 Otros autores (por ejemplo, Ansión, 1988; Foley, 16 El Partido Nacional Revolucionario (PNR), funda-
1990) han señalado el rechazo popular hacia los pro- do en 1929, fue el precursor del actual Partido Revolu-
gramas “especiales” en defensa de la apropiación de los cionario Institucional (PRI).
recursos culturales de las elites a través de la escolari- 17 Para la noción de “transcripciones oficiales”, ver
zación. Scott (1990).
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mada y promulgada de nuevo, bajo diferentes nantemente agraria.18 Un colorido conglomera-


apariencias, por aquellos que realmente cons- do unidades económicas pequeñas con maiza-
truyeron y trabajaron en las escuelas. les lindantes, separadas por tierras comunales
y cañadas abruptas, cubría los valles centrales
y los pies del Malintzi. Las grandes haciendas
Las escuelas en el espacio social orientadas al mercado, con campos de agricul-
de Tlaxcala tura extensiva y asentamientos con centenas
de trabajadores, bordeaban las riberas férti-
El pequeño estado de Tlaxcala se encuentra les. Mientras que los residentes de las pocas
situado al este de la Ciudad de México, justo ciudades o villas del estado se enorgullecían
sobre la ruta estratégica hacia el Golfo de Mé- de su ascendencia española, la mayoría de los
xico. La región sudoeste, que bordea el volcán tlaxcalenses de la región sudoeste de tenían an-
Malintzi, debe su configuración básica a la ma- cestros Nahua y muchos de ellos aún hablaban
triz cultural mesoamericana, a la que Guillermo mexicano.19 Para la gran mayoría, el estilo de
Bonfil (1987) ha denominado México profun- vida rural –clasificado en el Censo por el térmi-
do. Durante los años que precedieron a la in- no huaraches (sandalias) y la dieta en base a
surrección, la población indígena de la región maíz– continuó hasta bien entrado el siglo.
aún estaba organizada en torno a las tradicio- En la región central, densamente poblada, la
nes políticas y religiosas forjadas durante el mayoría de las comunidades aldeanas habían
período colonial. El gobierno de Tlaxcala, en-
cabezado durante veintiséis años por Próspero
Cahuanzti, estaba entrelazado tanto con las je- 18 La siguiente sección se basa en los datos de los Cen-
rarquías indígenas como con las oligarquías lo- sos realizados entre 1910 y 1940, y en Ramírez Rancaño
cales. Durante la Revolución estos grupos die- (1991) entre otras fuentes
ron lugar a una sucesión de facciones locales, 19 Mexicano es el nombre nativo para la lengua Na-
cuyos destinos terminaron comandados por huatl. En el Censo de 1921, el 54% de la población fue
el gobierno federal cada vez más centralizado clasificada de “raza india” y el 42% de “raza mixta”. Los
cálculos del Censo estatal subrepresentaron a los ha-
(Buve, 1990; Ramírez Rancaño, 1991). En el
blantes de lenguas nativas que registraron un 16% para
tiempo de la Revolución, Tlaxcala era predomi- ese año.
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adquirido el estatus relativamente autónomo en los valles desde cualquier punto. Los recur-
de pueblo, con el paso de los siglos. Lograr el sos humanos del estado habían atraído a las
estatuto de pueblo implicaba prolongados pe- hilanderías, ya que el saber textil local, legado
ríodos de lucha para alcanzar cierto grado de de los tiempos coloniales, era transferido fá-
independencia de las autoridades distritales y cilmente para operar las maquinarias moder-
municipales. Para acceder a este rango supe- nas. La hacienda y la producción manufactu-
rior, los vecinos (residentes varones adultos) rera dependían del trabajo de los pobladores
debían establecer un centro cívico adecuado y de los campesinos que, a su vez, dependían
para el pueblo, construir una Iglesia y un aula del salario para complementar la producción
escolar y contar con una elite letrada capaz de de sus pequeños campos.
organizar la vida política y religiosa local. A pe- Durante el período prerrevolucionario, el
sar de que seguían sembrando milpas (maiza- centro de Tlaxcala se convirtió en una zona de
les para la subsistencia), en muchos aspectos trabajadores campesinos, que con esta mezcla
estos pobladores se consideraban distintiva- de tradiciones indígenas y condiciones moder-
mente más “civilizados” que los residentes de nas sostuvieron la insurrección. En el proceso,
las colonias agrarias y los barrios aledaños que una serie de numerosas demandas tanto en los
todavía no se habían convertido en pueblos. dominios agrícolas como en los fabriles habían
Los diferentes ambientes sociales de la contribuido a “una vigorosa tradición de pro-
región estaban interrelacionados, por ende testa campesina” (Buve, 1990: 239). Los refor-
no había una distinción clara entre las esfe- mistas y activistas de la región denunciaron las
ras rural y urbana. Las elites de los pueblos formas clásicas de explotación. En los albores
emulaban los estilos de vida, y demandaban de la Revolución, tanto la crisis económica
los servicios, de las villas. Por el contrario, como la exclusión política contribuyeron al
las ciudades adherían a las tradiciones rura- descontento y la tensión que profundizaron los
les, dado que los pobladores se congregaban vínculos de la población rural con movimiento
en las plazas centrales los días del mercado y liberal de base urbana.
durante las celebraciones religiosas. Los tre- Las escuelas no estuvieron ausentes en este
nes que conectaban la Ciudad de México y el escenario. Durante el régimen porfirista se ha-
puerto de Veracruz podían ser vistos y oídos bían construido masivamente aulas de piedra
Claves para la apropiación 149

adyacentes a los edificios municipales o frente pobres era arduo compartir el banco con los
a las capillas coloniales en las plazas centrales hijos de los capataces, y a menudo los niños
de las cabeceras municipales, así como en mu- del pueblo elegían –a pesar de las prohibicio-
chos pueblos. Estas escuelas representaban el nes– ser aprendices sin jornal de sus familiares
sentido del progreso cultural, que había sido que trabajaban en las fábricas. Algunas auto-
separado estrictamente de la Iglesia Católica ridades locales mantenían baja la cantidad de
desde las reformas liberales de Benito Juárez inscripciones argumentando, como lo hizo un
a mediados del siglo XIX. Por décadas, el go- miembro de la comisión, que si todos los niños
bierno de Tlaxcala había pagado los salarios de asistieran a clases, “los maestros –imposibilita-
los maestros en todos los pueblos y distribui- dos de trabajar con tantos colegiales– comen-
do, asiduamente, libros de estudio e insumos. zarían a relegarlos”.20 En las municipalidades
Aunque la mayoría de las escuelas enseñaban con mayor cantidad de población indígena,21
un currículo inicial uniforme (1-4), las escuelas había lugar solo para uno de cada diez niños
“superiores” (1-6) en las ciudades ofrecían cur- –suficiente para formar las elites locales de las
sos adicionales, incluyendo música, historia y que surgieron los caciques conservadores y los
ciencias. Estos se convirtieron en centros mo- líderes revolucionarios. Prácticamente, no se
delo emulados por los maestros de las escue- enviaron maestros asalariados por el Estado a
las de los pueblos. La educación pública había las haciendas o a los barrios. Aún así algunos
dado acceso a los campesinos de los pueblos hacendados, y también en las villas remotas,
a ciertos elementos culturales –alfabetización, habían contratado maestros para sus propias
matemáticas y ceremonial patriótico– que se “escuelas rurales” como requería la Ley.
integraron efectivamente, aunque de modo se- Durante los años cruciales, entre 1913 y
lectivo, a la vida indígena de la región. 1916, las confrontaciones revolucionarias inte-
Cerca de la Revolución, la mitad de la po-
blación de la región había pasado algún tiem-
20 Reporte de Teacalco, AGET/EP 266-21, 1930.
po en la escuela, y aproximadamente un tercio
había aprendido a leer y escribir. No obstan- 21 Tres pueblos predominantemente indígenas eran
más grandes que la Capital del estado. Cada uno tenía
te, la escolarización no era para todos. Para
más de 4 mil habitantes, distribuidos en un vasto sector
los hijos de los trabajadores de hacienda más central y varios barrios periféricos.
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rrumpieron la comunicación, la producción y Cuando los inspectores federales entraron


la administración, ya que las facciones en pug- en la región se encontraron con las luchas de
na controlaban los caminos y las vías férreas, largo plazo por la autonomía local, que los
redistribuían las tierras de las haciendas y re- tlaxcalenses habían reanudado durante la Re-
caudaban impuestos. Cuando el ejército de Ca- volución. Negociaron con las asambleas de
rranza tomó control de la región, al incorporar los pueblos para transferir los servicios exis-
o eliminar las fuerzas que habían sido leales a tentes al presupuesto federal. En algunos ca-
Emiliano Zapata, disolvió lo que quedaba de la sos, los habitantes de los pueblos insistían en
antigua estructura administrativa (Buve, 1990). retener al maestro financiado por el Estado,
Aunque inicialmente las escuelas enfrentaron sobre quien tenían mayor control. En otros ca-
ataques aislados, para 1915 muchas habían sos, se aliaron con las autoridades federales
sido cerradas o convertidas en cuarteles. El go- para independizarse de las autoridades muni-
bierno civil fue reconstruido lentamente des- cipales. Asimismo, se enviaron maestros fede-
pués de 1916 y, en consecuencia, estuvo forza- rales a los barrios periféricos y a las colonias
do a responder a peticiones constantes por la agrarias recién formadas, donde los grupos
reapertura las escuelas de los pueblos, o para campesinos estaban ávidos de promover a la
establecer nuevas. Los barrios y las nuevas co- escuela como el primer paso hacia la autono-
lonias agrarias solicitaban maestros oficiales mía. Aunque algunos pobladores desconfia-
asalariados por el Estado, mientras asignaban ban del esquema federal y recurrían al gober-
recursos locales para la construcción de aulas. nador para que financiara las escuelas, otros
El gobierno de Tlaxcala no tuvo la solvencia encontraban ventajoso el nuevo sistema, dado
para reabrir todas las escuelas preexistentes que les permitía suspender las contribuciones
e, incluso, redujo muchas a un solo maestro. a la escuela alejada del pueblo. El sistema fe-
Cuando el gobierno federal comenzó a incre- deral creció, por lo tanto, siguiendo un patrón
mentar su control sobre las fuerzas regionales irregular, delineado por las lealtades políticas
durante los años veinte, respondió a la deman- subyacentes en la región. Los programas in-
da por educación y descubrió en las escuelas novadores para las nuevas escuelas rurales
rurales la clave para construir nuevas formas fueron canalizados por estas estructuras fede-
de gobierno (Rockwell, 1994). rales. A medida que las reformas irrumpían en
Claves para la apropiación 151

la región fueron puestas en práctica por los lía ser prácticamente la única razón válida para
maestros formados en el período prerrevolu- continuar con la educación formal más allá de
cionario, que tuvieron que luchar con los cá- tercer grado.22
nones preexistentes de escolarización. Los padres de ese entonces se habían for-
mado una clara imagen de las capacidades y
las obligaciones de los maestros. La caligra-
La apropiación de la enseñanza fía, muy apreciada por los habitantes rurales
y urbanos, había sido influenciada por el pres-
La educación en los días prerrevolucionarios tigioso Instituto Científico y Literario (ICL), la
en Tlaxcala rural, estaba íntimamente relacio- escuela primaria y posprimaria para varones,
nada con llegar a ser maestro. La representa- y también por su contraparte para mujeres,
ción local de la “persona educada” era reforza- Educación y Patria, de la Ciudad de Tlaxcala.23
da por diversas tareas especializadas asociadas Durante años, estas escuelas reclutaron jóve-
a la enseñanza en regiones rurales. Por déca- nes educandos de cada Municipalidad para ter-
das, el arte de la escritura había sido el dominio minar sus estudios primarios superiores (5-6) y
privilegiado de un grupo selecto de ciudadanos convertirse en maestros. El instituto, además,
que cultivaron una caligrafía extremadamente certificaba a muchos maestros en servicio, que
legible y refinada. Por lo general, estas perso- carecían de capacitación formal pero que ha-
nas se dedicaban al menos algunos años a la bían sido contratados por los pueblos en base
enseñanza, y luego se convertían en calígrafos a sus habilidades literarias y su conducta ho-
o secretarios en las esferas militar y guberna- norable.
mental. Mientras el oficio de aprendiz producía Durante los últimos años del período porfi-
individuos con conocimientos de varios oficios rista (1895-1910), los profesores de las escue-
y profesiones; la educación de cuarto grado,
que en ese entonces era más selectiva y rigu-
22 Entrevistas con Cleofás Galicia y Lucía Galicia.
rosa que en los años posteriores, generalmente
Tlaxcala, 1992.
se orientaba hacia la carrera especializada que
23 La información sobre esas instituciones está ba-
requería la habilidad de la escritura. De hecho,
sada en los documentos: AGET/FRRO, cajas 300, 303,
para los vecinos, convertirse en “preceptor” so- 304, 309, 313, 321, 323, de 1910 a 1915.
152 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

las de la Capital habían inculcado las buenas dominio de la ortografía, matemática aplicada
costumbres y difundido las nociones de ciencia y zoología. Al mismo tiempo, el ex director del
consideradas obligatorias para las mujeres y los ICL, Justiniano Aguillón de los Ríos, continuó
hombres civilizados de ese tiempo. Los inven- influenciando a padres y maestros como direc-
tarios de suministros y existencias de los insti- tor del sistema escolar estatal durante los años
tutos son indicativos del currículo: conjuntos veinte. Destacado por sus conocimientos de
de geometría y equipo de laboratorio moderno, educación y agronomía, sus gustos excéntricos
cientos de animales disecados, docenas de ma- y su exquisita biblioteca multilingüe; Aguillón
pas y pizarras, pianos y otros instrumentos, y, era el prototipo del hombre educado de los
para las niñas, un cuarto de costura completa- años prerrevolucionarios.
mente equipado y una cocina. Una biblioteca Así, el modelo porfirista fue difundido y per-
bien abastecida incluía obras literarias, cien- petuado durante los años posrevolucionarios,
tíficas y legales, además de títulos especiales y su impronta se puede percibir en las escuelas
para la educación apropiada de las jovencitas. de los pueblos pequeños, a pesar de sus ma-
Irónicamente, los programas para grados supe- gros recursos.24 Los vecinos continuaban insis-
riores en esta escuela urbana incluían la nueva tiendo en escuelas separadas, con maestras a
ciencia agraria, que los educadores esperaban cargo de las niñas. Los maestros continuaron
que incrementara la producción de las hacien- solicitando pizarrones y mapas, equipos de
das, pero que aún no había sido asociada a la geometría, globos terráqueos e instrumentos
educación rural. musicales. Los padres estaban particularmen-
Después de la Revolución, los institutos fue- te agradecidos a los instructores que organiza-
ron convertidos en dos escuelas primarias y en ban sugestivas ceremonias civiles o literarias,
una escuela normal, un poco desregularizada. como las practicadas en las ciudades, o a los
El legado material del ICL estaba en estado la- que enseñaban a leer partituras y tocar los
mentable; rara vez era usado y nunca fue re- instrumentos de las bandas musicales. Estas
novado. La vieja guardia de profesores, todavía
en funciones en la escuela normal, continuaba
24 Se pueden encontrar ejemplos en los reportes es-
formando y certificando maestros, evaluándo-
colares en: AGET/FRRO 346-13, 1917; AGET/EP 246-15,
los en los principios de: disciplina y didácticas, 1929, 266-21,1930, 369-14 y 369-18, 1933.
Claves para la apropiación 153

prácticas habían sido apropiadas e integradas tes de familias lo suficientemente progresistas


a los calendarios rituales de los pueblos y eran como para permitir que sus hijas vivan en una
elementos importantes de la vida rural. Los institución de pupilaje mixto. Muchos estudian-
viejos maestros, habitualmente estrictos, ga- tes habían intentado otros oficios, que oscila-
rantizaban que al menos algunos estudiantes ban entre la carpintería y el comercio, incluso
llegaran a alcanzar una completa idoneidad en algunos habían enseñado por un año o dos, o
la escritura y, eventualmente, pudieran satisfa- habían sido transferidos desde la escuela nor-
cer las necesidades locales de traducir y redac- mal estatal. Los pocos que no estaban acostum-
tar documentos oficiales. La tradición del ICL brados al trabajo en el campo eran apodados
seguía siendo el criterio para medir la calidad catrines, por sus compañeros de estudio, un
educativa, durante los años en que los maes- término mordaz que hace referencia a la clase
tros comenzaron a escuchar acerca de la “nue- alta urbana. El resto no solo estaba acostum-
va escuela mexicana” experimental propuesta brado a ese tipo de trabajo, sino que incluso se
por el gobierno federal. consideraban más duchos en cultivos y criado
En 1926 llegó una comunicación a los pue- de animales que sus maestros.
blos anunciando la apertura de una escuela El régimen del colegio forjó vínculos de por
normal federal en Xocoyucan,25 en una hacien- vida entre los jóvenes y contribuyó al sentido
da señorial expropiada para esa causa. Cerca imborrable de pertenece al magisterio. Cuando
de 60 jóvenes se inscribieron en el colegio pu- los antiguos camaradas se reúnen,26 recuerdan
pilo, la mayoría proveniente de familias rurales el arduo trabajo en Xocoyucan. Aparentemen-
letradas y varios de la nueva elite gobernante te, emplearon mucho tiempo en renovar el
que surgió después del movimiento revolucio- edificio de la hacienda, en limpiar las huertas
nario. La clase a incluía 20 mujeres provenien- y los gallineros, construir estantes para la bi-
blioteca y ocuparse, en general, de las labores
cotidianas en la granja. En numerosos talleres,
25 La información sobre Xocoyucan está basada en
documentos de AHSEP y del Fondo Departamento de
Educación Agrícola y Normales Rurales, archivos 158- 26 Basado en entrevistas conjuntas a Lucía Galicia y
23, 162-2, 167-27, 168-16, 171-8, 178-3 de 1928 a 1933, así Narciso Pérez, y a Narciso Pérez y Cándido Zamora.
como en entrevistas extensivas con cuatro graduados. Tlaxcala, 1992.
154 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

los futuros maestros aprendieron a hacer ja- de la Escuela Rural Mexicana, supieron que
bón, curtir cueros, apicultura, criar gusanos de el educador norteamericano había inspirado
seda, conservar frutas y trabajar en una docena gran parte de su formación. En ese entonces,
de industrias domésticas. Posteriormente, de- los textos de Dewey aparentemente no eran
bían enseñar estas habilidades a los adultos de muy leídos en Xocoyucan. Sin embargo, mu-
las comunidades vecinas, mientras los invita- chas de las ideas educativas progresistas en
ban a participar de sus clases nocturnas de al- boga en ese tiempo se filtraron a través de su
fabetización. Su trabajo social incluía una lista vida cotidiana o fueron redescubiertas a través
creciente de celebraciones civiles, así como la de la experiencia práctica.
promoción de la reforestación, la vacunación Dado que los ex alumnos recuerdan unos
y la sobriedad. Los estudiantes de Xocoyucan pocos títulos significativos, cierta desconfianza
también estaban facultados para gobernar sus hacia los libros parece haber sido una de las
propias comunidades y, muchas veces, impu- lecciones de Xocoyucan. El impulso inicial de
sieron sus condiciones a los directores. Vasconcelos en pos de una educación clásica,
Los graduados de la primera promoción aparentemente, no había echado raíces; aun-
tenían recuerdos vividos de su fundador, el que la biblioteca poseía copias de las ediciones
profesor Amezcua, que convirtió a Xocoyucan populares de sus textos literarios. Casi todos
en un modelo eficaz de la “escuela en acción” los profesores impartían clases y los estudian-
que los futuros maestros debían establecer en tes se basaban en sus propios apuntes en lugar
las comunidades. El vicedirector, el solemne de leer los libros. Ni los folletos de agricultura
profesor Gómez, que había sido discípulo de enviados desde los Estados Unidos se usaron
John Dewey, sin embargo, dejó una impresión para guiar el trabajo cotidiano de la granja. Con
exigua. Los maestros mencionan que asidua- todo, a pesar de las críticas explicitas sobre “el
mente recibían visitas de educadores en Xoco- conocimiento de los libros”, la alfabetización
yucan, ya que la Ciudad de México estaba re- era considerada como una misión seria. Los de-
lativamente cerca. Dos de ellos recuerdan ha- bates sobre las maneras de enseñar a leer y es-
ber parodiado el inglés ininteligible de Dewey cribir eran intensos, mientras el método natu-
cuando conversaba con Gómez. Solo años ral promovido por el Ministerio perdía respal-
después, cuando se había conformado el mito do ante el método onomatopéyico (fonético)
Claves para la apropiación 155

del viejo educador Torres Quintero. La palabra tros descalzos”.28 En cambio, muchos maestros
escrita también estaba presente en otras for- estatales consideraban a sus nuevos colegas
mas, tal vez más vitales, ya que los estudiantes como catrines, un epíteto irónico para aquellos
de Xocoyucan escribieron obras de teatro, pu- formados para enseñar industrias rurales. Esta
blicaron un periódico pequeño, La nueva luz, crítica surgió pronto de los pobladores para
y consultaron sobre las nuevas disposiciones denunciar a algunos maestros federales como
legales en numerosas publicaciones agrarias. altaneros, que sostenían que la Revolución ya
Una vez asignados a las escuelas, los maes- había abolido esas actitudes porfiristas.29
tros rurales de Xocoyucan debieron probar su Aunque vestía huaraches y vivía tierra aden-
valor. Cuando dejaron la escuela normal, los tro, la vieja guardia docente estaba convencida
maestros recordaban con orgullo que sentían de que una educación elemental apropiada con-
que eran los “dueños del mundo”. Esta postura sistía en conocer las artes y las ciencias ense-
es evidente en la foto oficial de la graduación. ñadas en el ICL, sumado a dominar la caligrafía
Para la ocasión todos habían comprado, con y la oratoria a través de horas de práctica. Algu-
una dificultad considerable, su primer atuendo nos compartían la visión sostenida por muchos
urbano: sacos y corbatas, vestidos con diseño padres de que la escuela era para aprender a
y zapatos de taco alto. Dos años intensivos de leer y escribir, y que tenía poco sentido hacer
formación posprimaria eran mucho más de lo que los educandos cultivaran huertas. Los gra-
que la mayoría de los maestros en Tlaxcala ha- duados de Xocoyucan, por otro lado, buscaron
bían recibido en ese entonces. Los graduados ir más allá de los “rudimentos” puesto que re-
de Xocoyucan eran contratados para reempla- plantearon los criterios para el trabajo escolar
zar a los maestros estatales “empíricos” o sin
certificar.27 Vestidos con el atuendo apropiado
para su profesión, se referían a los viejos maes-
tros, muchos de los cuales se habían adecuado 28 Probablemente muchos usaban sandalias, pues en
una Circular de 1917 se ordena a los maestros calzar
al magro estilo de vida semi rural, como “maes-
zapatos. AGET/FRRO 341-56, 1917.
29 Referencias a este tipo de actitud se encontraron en
varias quejas de los pobladores en AGET/EP 414 Legajo
27 Documentado en AGET/EP 369-15, 1933. 11, 1935; 369-14, 1933; 398 Legajo 1, 1935.
156 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

en ambientes rurales.30 Con amplias facultades tenía pasión por la música y la producción de
para planificar su propio plan de estudios en gusanos de seda, y una estricta visión de la
cuatro dominios –físico, social, artístico e in- disciplina académica.32 Narciso, además, usó
telectual– muchos nuevos maestros ampliaron su experiencia en el teatro de su pueblo natal
los contenidos estancos característicos de las y sus habilidades informales de aprendiz de
escuelas prerrevolucionarias. Les ofrecieron carpintero para moldear su propia versión de
a los niños la oportunidad de producir una la escuela en acción. No obstante, otras lec-
variedad de bienes y servicios, como parte de ciones en sus días de pupilo en Xocoyucan –
su educación formal. Incluso, muchos de los como aquellas aprendidas a través del gobier-
maestros rurales se ganaron a la mayoría de las no estudiantil– devinieron útiles en su labor.
comunidades indígenas por su predisposición Narciso pronto entró en la turbulenta vida po-
para hablar mexicano31 y adaptarse a las cos- lítica de principio de los treinta, al organizar a
tumbres locales. los maestros para protestar por el retraso de
Con todos sus impactos, Xocoyucan no seis meses en el pago de los salarios y para
determinó totalmente la práctica de los nue- resistirse a realizar el trabajo comunitario
vos maestros. Uno de los graduados, Narciso requerido los fines de semana. Su trayectoria
Pérez, cuenta que enfrentó su primer día de es indicativa del aumento de la conciencia
clases “como si no supiera nada”. Para co- de los derechos laborales entre los maestros
menzar a trabajar, recordó las lecciones de que, eventualmente, limitaron los intentos fe-
su maestro de escuela primaria, Ismael Bello, derales de borrar las fronteras entre el tiempo
un individuo culto de uno de los pueblos, que escolar y la vida comunitaria.
El programa escolar federal se apropió
del conocimiento rural básico a través de los
30 Por ejemplo, el Informe del profesor Villeda, AH-
SEP/DER 794-14, 1925, y la Circular N° 8 a los maestros
del director E. López, AGET/EP 261-1, 1930. 32 Bello se convirtió, posteriormente, en un maestro
31 Aunque el uso del lenguaje nativo no era parte de la rural modelo, ganándose a los padres a través de una
política educativa oficial en ese momento, los maestros serie de proyectos sociales que beneficiaron a los pue-
bilingües lo usaron para comunicarse con los poblado- blos; AGET/EP 120-16, 1925 y entrevistas con ex alum-
res. Ver Hernández (1987). nos.
Claves para la apropiación 157

maestros, que emplearon la experiencia lo- La apropiación del espacio


cal y amoldaron sus prácticas a los recursos de escolarización
y preferencias del pueblo. Los maestros en
Tlaxcala habían experimentado la vida rural En la retórica oficial, las escuelas rurales pri-
y el movimiento revolucionario desde varios mero fueron denominadas Casas del Pueblo,
puntos ventajosos. Aquellos que aprendieron mientras los pueblos debían volverse propia-
sobre agricultura en su infancia en los pueblos mente las “casas de las escuelas”. En reali-
con frecuencia compartían su conocimiento dad, emergieron reclamos controvertidos
con los campesinos de los barrios más pobres en torno a los espacios asignados a la edu-
y las colonias recientemente fundadas. Otros cación formal en los pueblos. Al reconstruir
tenían poco para ofrecer que los productores estos encuentros, a través de los documen-
locales ya no supieran. Por otra parte, mu- tos producidos para comunicar más que para
chos adultos querían aprender a escribir “con regular,34 es posible descubrir las represen-
una especie de desesperación, pues pensaban taciones populares y oficiales yuxtapuestas
que era indispensable para convertirse en acerca de la escolarización.
ciudadanos”.33 Durante estos años, los vecinos A medida que el sistema federal entró en
escribían, cada vez más, sus propias peticio- Tlaxcala, comenzó a incorporar las escuelas
nes ya que el oficio de los calígrafos se volvió estatales, apropiándose de hecho de la historia
obsoleto. En este contexto, los maestros ru- de la educación pública local. Las instalaciones
rales intensificaron sus esfuerzos para la alfa- preexistentes y las disposiciones hacia la esco-
betización de adultos vinculándola a menudo larización beneficiaron la tarea. En el proceso,
con la organización política. Como expresara las escuelas oficiales de los pueblos, que eran
un maestro rural veterano, las escuelas rura- la orgullosa realización de los habitantes que
les “crecieron condicionadas y moldeadas por habían progresado hacia un estilo de vida ur-
las fuerzas sociales de la comunidad rural”
(Castillo, 1965: 249).
34 Numerosos Informes de inspectores de la AGET y
la AHSEP registran los relatos, incluyendo: AGET/EP
250-28, 1929; 404-9, 1935; 414. Legajo 11, 1935; AHSEP/
33 Entrevista a Lucía Galicia, Tlaxcala, 1992. DEP 1-745, 1929; 888-29, 1932; 14-4.335, de 1937 a 1939.
158 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

bano bajo los estándares del porfirismo, fueron caudar fondos colectivos, la contribución con
rebautizadas “Escuelas Rurales”. Como pre- trabajo y la donación de materiales que eran
viamente solo las escuelas no oficiales de las destinados a toda obra pública (Rockwell,
haciendas habían sido consideradas “rurales”, 1994). Cuando los pobladores se hicieron cargo
esta degradación implícita ocasionó cierta re- de proveer aulas apropiadas para los maestros
sistencia a la federalización. Las nuevas autori- federales, favorecieron el modelo del porfiris-
dades también requisaron las aulas existentes, mo: una larga habitación con altos cielorrasos
una medida que implicaba conflictos potencia- y una tarima elevada en un extremo, diseñada
les. Algunos maestros, especialmente aquellos para acomodar a los niños de todos los grados
a cargo de las niñas, trabajaban en edificios bajo un solo instructor, y que también funciona-
municipales o en espacios eclesiásticos, que ra como salón comunitario. Los costos y tiem-
nominalmente pertenecían al Estado35 pero pos requeridos para comprar las vigas de ma-
que también servían localmente a otros propó- dera y construir con piedra, en lugar de adobe
sitos. Se establecieron otras escuelas en cuar- como se usaba en la mayoría de las construc-
tos suministrados o donados por privados, o se ciones locales, no demoraron a estos proyectos
construyeron en tierras comunales. Sin embar- de largo plazo. Muchos pueblos no acataron a
go, la principal fuente de resistencia fue el pro- la recomendación oficial de construir un mode-
fundo sentido de posesión de la población ha- lo menos oneroso, con varias aulas adaptadas
cia las escuelas oficiales que habían construido al nuevo plan coeducacional graduado. Las co-
y mantenido a lo largo de los años (Mercado, misiones locales proveían los muebles, super-
1992; Rockwell, 1994). visaban las aulas y el equipamiento, requerían a
Las comunidades eran legalmente respon- los maestros recién llegados firmar un inventa-
sables de proveer un espacio para la escuela. rio detallado cuando les entregaban la escuela
Por décadas, habían subsidiaron la educación y chequeaban todo nuevamente a fin de año.
pública financiada por el Estado, mediante la También guardaban las llaves de las escuelas.
aplicación de reglas consuetudinarias para re- A medida que se difundió el nuevo progra-
ma educativo, a finales del veinte, emergió un
uso diferente del espacio. Cuando un equipo de
35 Durante el siglo anterior, el estado había expropia-
do todas las propiedades de la Iglesia. educadores federales, la Misión Cultural, llegó
Claves para la apropiación 159

a Nativitas en 1929 para formar a los maestros comenzaron a generar entusiasmo por el nue-
en servicio de las escuelas aledañas, decidió vo programa rural. Lorenza García,37 una jo-
trabajar en todas las áreas disponibles.36 Los ven maestra de la pequeña colonia de Analco,
misioneros usaban el salón de clase no más de compartió su informe en voz alta –en un estilo
una hora al día para enseñar el sistema de es- convencional– con la población local durante
critura de Palmer, que prometía dejar tiempo la ceremonia de fin de año. Ella había organi-
libre para otras actividades. El resto del curso zado una granja auténtica que era cuidada por
se centraba en proyectos comunitarios: curtir niños, en lugar de por granjeros como en otras
cueros a la vera del río, organizar talleres bajo escuelas. Su argumento más fuerte era que no
los árboles, plantar vegetales en terrenos dis- había “sacrificado la frágil economía local” ya
ponibles, practicar nuevas formas de construir que todos los cultivos y los animales, “excepto
hornos o preparar comidas en los hogares cam- las palomas que adornaban la escuela”, habían
pesinos. Los espacios abiertos fueron ocupa- sido vendidos para cubrir costos. Al mismo
dos para promover nuevos deportes con nom- tiempo, declaraba que los niños habían apren-
bres ingleses. Escenarios improvisados servían dido a leer y a escribir y, además, a dibujar,
para el entretenimiento vespertino, donde se recitar y cantar como exigía el viejo currículo
realizaban sátiras sobre temas revolucionarios. urbano. Su escuela tenía un teatro al aire libre
Los voluntarios se congregaban para partici- y un campo de deportes, pero aun no tenía bi-
par de las clases de demostración. Cuando los blioteca, una tendencia típica en las escuelas
maestros comenzaban a trabajar, los niños es- rurales en ese momento.
piaban por las ventanas y se sentaban en las Los educadores federales establecían un
vallas de piedras para mirar. creciente número de “anexos” para comple-
Los maestros volvían del curso de un mes tar el espacio de las escuelas rurales. La lista
de duración para enfrentarse a quejas, porque completa, que se formalizó en una Circular38
los escolares se habían atrasado en lectura,
escritura y aritmética. Con los años, algunos
37 Basado en información en AGET/EP 374-26 y 388-
12, 1934; 11-27 (provisional), 1937.
36 Lo siguiente se basa en un Informe en AHSEP/ 38 Circular 18. IV-7-34, publicada en: s/d 1934 Memoria
DEANR 178-3, 1929. relativa al estado que guarda el Ramo de Educación
160 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

de 1934 incluía: una biblioteca, una sección do gran demanda, aún cuando las solicitudes
de ciencias, una estación meteorológica y un eran objetadas por los inspectores federales.40
museo; talleres de carpintería, cerámica, he- Aproximadamente, una de cada cuatro escue-
rrería, manufactura de jabones, corte y con- las tenía biblioteca que consistía en un surtido
fección, impresión y manufactura de calzado; de libros de texto, muchos de tiempos pasa-
gabinetes para peluquería, higiene e insumos dos, y los periódicos y folletos enviados por
para primeros auxilios; una huerta de vege- el gobierno federal. Los maestros promovían
tales y plantaciones frutales y, de ser posible distintas industrias domésticas, tantas como
un gran sembradío; colmenas, estanques con sus propios conocimientos y los recursos lo-
peces, jaulas para pájaros, palomas, gallinas y cales les permitían. Muchos formaron coope-
conejos; un escritorio de uso público, un tea- rativas para construir los anexos requeridos y
tro abierto o techado y un campo de deportes. cuidar de los animales. En 1930 se reportaron
Los inspectores chequeaban cada recurso de más de cien talleres y proyectos productivos,
las escuelas en formularios impresos y repor- aunque cinco años después solo la mitad ha-
taban los datos estadísticos anualmente. Esos bía sobrevivido. Debido al mérito de sus pro-
conteos anuales mostraban la distribución de yectos particulares, varias escuelas rurales
los anexos en las escuelas.39 fueron elegidas como modelos a ser emulados
Muchas comunidades dispusieron un cam- por otros maestros.41
po para los nuevos deportes; más de la mitad Los acuerdos para utilizar los terrenos es-
había construido teatros al aire libre, un signo colares muestran cómo, a menudo, las nuevas
de la recepción positiva del calendario cívico disposiciones fueron asimiladas a los viejos
renovado. Aunque no figuraban en la lista, los usos. Casi un tercio de las escuelas de la re-
instrumentos musicales continuaban tenien- gión tenia parcelas agrarias disponibles. En al-
gunos casos, los maestros simplemente reali-
Pública (México: Talleres Gráficos de la Nación) Tomo
II, Documentos, pp. 95-97. 40 Por ejemplo, el Informe de San Isidro. AHSEP/DEP
39 Los Anexos fueron reportados por el inspector G. 888-29, 1932.
Pérez. AGET/EP 369-15, 1933; y en Gob. Bonilla, A. 1934 41 Director de Educación Federal en Tlaxcala, E. Ló-
Informe de Gobierno (s/d). pez, Circular N° 8 a los maestros, AGET/EP 261-1, 1930.
Claves para la apropiación 161

zaban una huerta en las tierras públicas conti- daban el impulso hacia la autonomía. Aunque
guas a la escuela. En los ejidos (granjas comu- bajo estas nuevas prácticas también sucedía
nales posrevolucionarias), los terrenos para la algo más: hubo confrontaciones por la pose-
escuela se especificaban en los convenios por sión de las escuelas, según figura en los repor-
las tierras federales. En los pueblos, la finca tes ocasionales de conflictos generados por las
agrícola a menudo pertenecía al “fondo para la llaves del establecimiento escolar.
instrucción pública” comunal centenario. En Las llaves fueron un índice particularmente
la mayoría de los casos, los padres cultivaban decisivo de la apropiación del espacio. Cuando
la tierra colectivamente o la rentaban para sol- los pobladores completaban la construcción
ventar los gastos de la escuela. De hecho, los de las aulas, a menudo consideraban asegurar
inspectores lamentaban esto, porque con esta las puertas de estas aún cuando en las escue-
práctica los niños no aprendían a “amar la tie- las rurales, a diferencia de las urbanas, el robo
rra”, como lo recomendaba el programa. Así, raramente era un problema y los nuevos ha-
los mensajes tradicionales, como el valor del bitantes eran admitidos en clases. Comprar la
trabajo comunal, eran afirmados por sobre los cerradura era un proyecto en sí mismo, gene-
temas rurales oficiales. ralmente consumado por los padres. Las jun-
Los maestros rurales convocaban a adultos tas locales guardaban las llaves y controlaban
y niños en las plazas de los pueblos, en los tea- los usos de la locación, que oscilaban entre las
tros y las cocinas comunitarias y realizaban clases, las asambleas del pueblo y los bailes
muchas actividades fuera del aula. En algunos para recolectar fondos. Muchas escuelas ser-
casos, esas actividades competían con las acti- vían como depósito y una, incluso, funcionaba
vidades religiosas y tradicionales. En otros, la como cárcel por las noches, con una cerradu-
escuela le daba al pueblo su primer perfil de ra adicional. Sin embargo, los maestros tenían
verdadero espacio público (a menudo rodeado sus propios reclamos respecto del espacio de
de pinos), incluso antes de que fuera proyecta- escolarización. Debían resguardar los materia-
da la capilla o la plaza de pueblo. En muchas les y muchos de ellos vivían en la escuela, al
comunidades los maestros inauguraban la vida menos durante los días hábiles. En estos ca-
ceremonial, que previamente se restringía a las sos, a menudo, decidían instalar cerraduras o
ciudades y los santuarios, y por ende respal- remplazar las llaves.
162 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

Las controversias sobre el control de las cambio de personal docente.44 El control local
premisas de la escuela fueron comunes duran- sobre el espacio implicaba el control sobre los
te los años posrevolucionarios.42 Los goberna- maestros; a pesar de eso, los maestros fueron
dores recibían acusaciones de las autoridades respaldados progresivamente por las autorida-
locales que inculpaban a algunos maestros, des y sostuvieron con firmeza las llaves de la
en particular de irse sin devolver las llaves o escuela en sus manos.
que les negaban el acceso a las aulas. A su vez, En los años treinta, cuando el discurso edu-
los maestros se quejaban porque los comités cativo radical cobró más fuerza,45 los sacerdo-
no abrían las aulas a tiempo o acusaban a las tes de los pueblos y los terratenientes incitaron
autoridades locales de irrumpir en la escuela. la oposición a los maestros federales, causan-
Un agente de Ixcotla respondió a una de es- do división en muchas comunidades. En ambos
tas quejas diciendo que se había “aventurado bandos, las tácticas podían implicar las llaves.
a abrir por la fuerza las puertas de la escuela Por ejemplo, en Tepeyanco (conservador),46
una mañana temprano para sostener una reu- los ancianos del pueblo, que desconfiaban de
nión de suma importancia; los maestros llega- la nueva forma socialista de educación, le pi-
ron cerca de las 8: 30 hs. y sin esperar ni un dieron al maestro a cargo que devolviera las
momento, se fueron. Al día siguiente llegaron llaves y se fuera. El inspector recomendó que
tarde, como lo hacían a menudo”.43 Los miem- los maestros “dejaran la escuela y sus materia-
bros de la junta de Tizostoc se habían quejado les bien cerrados y se retiraran a la oficina del
ante el gobernador de que el maestro “cuan- distrito, hasta que el conflicto se resolviera”.
do se iba, se llevaba la llave”, y esperaban un

44 Carta de los vecinos de Tizostoc, AGET/EP 414-3,


1935.
42 Ejemplos en: AGET/FRRO 334-38, 1915; AGET/EP 45 En 1934, el gobierno federal adoptó una políti-
110-24, 1924; AGET/EP 145-70, 1926; AHSEP/ DGEPET ca educacional socialista, a la cual se opusieron la
3-127, 1928; AGET/EP 251-8, 1929; 414-13, 1935; AGET/ Iglesia Católica y otros sectores de la sociedad. Ver
EP Legajo 8 10-10 (provisional), 1936. Vaughan (1994).
43 Carta al director de Educación, AGET/ER Legajo 3, 46 La información sobre el incidente en Tepeyanco se
2-33 (provisional), 1936. encuentra en AGET/EP 398 Legajo 1, 1935.
Claves para la apropiación 163

Ciertas mujeres y niños habían respaldado a cuela. En el proceso, los espacios designados
los maestros,47 al manifestar diferencias gene- para la escolarización no se fusionaron total-
racionales y de género que a menudo afectaban mente con la comunidad, como especularon
los alineamientos locales. Al año siguiente, los los educadores federales. De todos modos, el
maestros acordaron no atacar las costumbres efecto acumulativo del programa sí alteró la
religiosas locales ni respaldar las demandas por noción de espacio educativo.
tierra de los grupos agrarios, en consecuencia Cuando finalizaban los años treinta, el pai-
se les permitió continuar con su programa de saje social en Tlaxcala central mostraba signos
actividades sociales en Tepeyanco. de cambio,48 aunque algunos patrones profun-
Por un período de tres décadas, las llaves, dos persistieron hasta hoy. La nueva red de
previamente un raro ítem de los inventarios es- caminos expuso las pautas de comunicación
colares, se convirtieron en materia de contro- y de consumo a influencias externas adiciona-
versia; luego fueron replegándose lentamente les. Los lugares donde persistió la lengua ná-
de nuevo a la vida cotidiana sin documentar de huatl, generalmente, se restringían a las esfe-
las escuelas. El destino de las llaves de las es- ras rituales y domésticas. Cuando los centros
cuelas marca un cambio fundamental, cuando urbanos –por fuera del estado– comenzaron a
los administradores profesionales ganaron una atraer fuerza de trabajo migrante, el locus de
medida de control previamente detentada por la producción se desplazó de las haciendas y
las autoridades locales (Rockwell, 1994). Sin las fábricas textiles. Unas pocas actividades
embargo, para fortalecer sus demandas, los po- iniciadas por las escuelas rurales, como el
bladores continuaron empleando la influencia béisbol y la cría de gusanos de seda, lograron
que habían conseguido al construir las aulas. A cierto entusiasmo temporal, aunque no fueron
su vez, los maestros aprendieron a ceder para incorporadas de modo permanente a la cultura
mantener el delicado balance con los vecinos local. En algunos pueblos, los maestros rurales
locales, cuyas contribuciones mantenían la es- influenciaron las formas de vida, dejando hue-

47 Esto también sucedió en otras comunidades, cuan-


do los nuevos maestros desafiaron a los poderes tradi- 48 Ver González Jácome (1991) y Ramírez Rancaño
cionales. Ver Hernández (1987). (1991).
164 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

llas de su trabajo hasta hoy.49 En otros, quebra- adyacentes a sus terrenos sin alambrar. Las au-
ron las barreras sociales invisibles que habían las seguían siendo usadas para reuniones cívi-
excluido de la escolarización a los niños de los cas y almacenamiento comunitario. Cuando los
barrios periféricos. A medida que la imagen de jóvenes de esa época crecieron y se convirtie-
la persona educada se transformaba, se volvió ron a su vez en padres y maestros, rescribieron
más inclusiva, y se permitió que los niños usa- las experiencias educativas que habían tenido
ran su conocimiento local en las actividades en las escuelas federales a las que concurrie-
escolares. Asimismo, los cambios significa- ron, de la misma forma en que la generación
tivos en la relación social hacia la alfabetiza- previa había preservado el modelo del ICL. Los
ción en las áreas rurales añadieron una nueva padres continuaron evaluando el valor práctico
dimensión a la escolarización. Hacia el final de de los contenidos escolares en contextos varia-
este período, aunque la matrícula no aumentó dos, mucho después de que la política oficial
al mismo ritmo que el crecimiento poblacional, hubiera borrado la distinción urbano/rural.51
las tasas de alfabetización alcanzaron casi el Los maestros siguieron dedicando su tiempo
50% en el estado.50 personal al trabajo social por un largo perío-
Después de 1940, la Escuela Rural Mexicana do, aún después de que el sindicato hubiera
era mencionada como algo del pasado. Aunque ganado el derecho a una jornada laboral diaria
por años, muchas escuelas rurales continuaron limitada.52 Las prácticas apropiadas durante
emplazadas en espacios abiertos, junto a cami- esos años se volvieron armas de la resistencia
nos que surcaban de un lado a otro los campos cotidiana usadas contra los proyectos moder-

49 Por ejemplo, unos pocos pueblos todavía son re- 51 Después de este período, los educadores en México
nombrados por sus buenos peluqueros y sastres, cu- comenzaron a generar una nueva transcripción basada
yas habilidades se remontan a los cursos de las escue- en una “cultura de la igualdad”, ver Levinson (Levinson,
las rurales. Foley y Holland, 1996); la cual, entre otras cosas, bo-
50 Entre 1920 y 1940, se fundaron alrededor de 50 rraba la distinción explícita entre la curricula urbana y
nuevas escuelas en el estado, con financiamiento mitad rural en las escuelas primarias.
federal, mitad estatal. La alfabetización estatal en 1910 52 Acerca de los años cuarenta, ver ejemplos en el re-
había sido del 30% y alcanzó el 47% en 1940. lato autobiográfico de C. Hernández (1987).
Claves para la apropiación 165

nizadores de los últimos años, que delimitaban formadora e inserta en las luchas sociales. En
el espacio de escolarización y reinstalaban un la conclusión, relacionaré cada uno de estos
currículo unificado.53 Así, la apropiación inter- atributos con las instancias de apropiación
generacional de una noción diferente de la per- que he descrito anteriormente.
sona educada tuvo consecuencias a futuro por En primer lugar, los padres y los maestros
muchos años. se apropiaron selectivamente, en cada caso,
de los recursos culturales asignados para la
escolarización. Los educadores federales hi-
La apropiación y la persona educada cieron uso del conocimiento que poseían los
maestros rurales e incorporaron los espacios
La perspectiva histórica usada en este trabajo comunales cuando proyectaron las escuelas
revela algunos de los usos, prácticas y espa- del período revolucionario. Cuando el gobier-
cios que fueron apropiados por los diferentes no federal se hizo cargo de la educación públi-
actores sociales para construir las escuelas en ca, desplazó los poderes locales y fortaleció el
el centro de Tlaxcala, durante los años posre- gobierno central. Muchos pueblos rurales, en
volucionarios. Estos elementos formaron los cambio, se apropiaron del programa federal
entornos cotidianos en los cuales los niños y lo usaron para asegurar su propia autono-
campesinos “se pensaban a sí mismos”, como mía en relación a las autoridades municipales.
suelen decir los ancianos de Tlaxcala. En este Mientras defendían su derecho a ajustar la ca-
sentido, planteo que el proceso de apropia- lidad de enseñanza a los estándares urbanos,
ción sustentó las culturas locales de escola- los pobladores respaldaban, selectivamente,
rización y transformó las representaciones las novedosas actividades introducidas por
de la persona educada. En mi discusión ini- las escuelas rurales. Los maestros rurales,
cial acordaba con R. Chartier, que concebía la movidos por sus propios intereses, pero aler-
apropiación como múltiple, relacional, trans- tas a las demandas de los padres, usaron una
profusa serie de herramientas de la profesión
adquiridas en diversos contextos. Cada uno
53 En nuestra investigación etnográfica, realizada en
de estos grupos limitó el poder de los otros
la misma región, se incluyen varios ejemplos de los
años ochenta (Rockwell, 1995). para “amoldar” la vida de los alumnos.
166 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

En segundo lugar, ninguna de las múltiples bían imaginado, por medio de la escolarización
trascripciones sobre la escolarización –ni aque- los aldeanos alteraron sus relaciones con la
llas preservadas por las autoridades del pue- escritura y crearon estrategias para enfrentar
blo, ni las concebidas por educadores centrales el cambio de las condiciones políticas y eco-
o representadas por los maestros rurales– co- nómicas.
rrespondían a una cualidad esencialmente “ru- En tercer lugar, los recursos apropiados
ral”. La interacción entre estas era constante y fueron reinterpretados y transformados. Los
se basaba en el cambio de las relaciones entre educadores federales transfiguraron las es-
las fuerzas sociales. Así, en defensa de la auto- cuelas de los pueblos en escuelas rurales, y las
nomía local, los campesinos se resistieron con tierras comunales en granjas para niños. Los
frecuencia a la ruralización y emularon el estilo pobladores adaptaron las disposiciones fede-
de la escolarización urbana. Por otro lado, al le- rales a las costumbres locales –por ejemplo,
gitimar el gobierno central, los educadores fe- en la construcción de aulas– y, así, moldearon
derales patrocinaron la enseñanza de las leyes las escuelas rurales para que se ajustaran a
agrarias y las industrias domésticas. La imagen sus propios estándares. Los maestros crearon
de las personas educadas en las escuelas no una práctica que no se parecía puntualmente
siempre se correspondió con las identidades al mandato oficial. Acaso era una mezcla de su
que se construyeron en otras situaciones: mu- conocimiento del lenguaje y las costumbres
chos preceptores letrados continuaron labran- locales, del sentido común pedagógico que ha-
do la tierra, mientras que los maestros capaci- bían heredado de los mentores de su infancia
tados en cuestiones agrarias ascendieron en y la impronta progresista que habían absorbi-
las organizaciones políticas. A pesar de estas do durante su formación oficial. La amalgama
relaciones cambiantes, a medida que los temas de estos usos y evocaciones educativos fue la
rurales se tejían y se destejían de la cultura de que conformó, en realidad, las culturas loca-
la escolarización, abrieron espacios y valida- les de escolarización.
ron actividades que no estaban relacionadas Finalmente, las luchas sociales condiciona-
previamente con la noción de persona educa- ron la apropiación de espacios y prácticas es-
da. Aunque la educación rural no producía los colares. El tema de las llaves de la escuela es
campesinos ideales de que los educadores ha- indicativo de las confrontaciones que ocurrían,
Claves para la apropiación 167

puesto que los educadores profesionales y las de hecho, en las prácticas escolares. Las imáge-
autoridades locales intentaban controlar el ám- nes tácitas de la persona educada originadas en
bito escolar para extender la influencia de la es- las prácticas de laboratorio o en la administra-
cuela. Varias tendencias fundamentales –como ción agropecuaria no tenían un poder inmanen-
la defensa de los pobladores de la autonomía te para moldear subjetividades. No obstante,
y las luchas de los maestros por derechos la- esas imágenes influenciaron en la planificación
borales– contrarrestaron el designio federal de de las escuelas, en la compra de insumos y en
promover, mediante la escolarización, una vida la personificación de los rituales cotidianos.
rural idealizada. La acción del estado –en ese Los actos que ampliaban o limitaban los espa-
entonces y después– siempre se encontró con cios educativos circunscribían la experiencia
fuerzas locales que transformaron los planes situada de la escolarización. Los libretos cultu-
educativos de maneras impredecibles. Tam- rales puestos en acto por los maestros se con-
bién actuaron otras fuerzas. Los educadores de virtieron en modelos de aprendizaje apropiado.
ese tiempo no previeron la conversión gradual Así como los niños se apropiaban de la cultura
del trabajo, mientras era apropiado por un sec- disponible y la transformaban, diagramaban
tor industrial moderno. Este desarrollo pronto sus propias identidades escolares fuera de las
volvería obsoletos, no solo a la caligrafía ense- temáticas elegidas durante la clase. Si uno pu-
ñada en las escuelas porfiristas, sino también diera de observar las aulas rurales del pasado54
muchas de las producciones industriales rura- podría encontrar, seguramente allí también,
les enseñadas en Xocoyucan. Al mismo tiempo, “las lógicas específicas que operaban en las
esto trazó un nuevo uso de la escolarización costumbres, prácticas y formas de adueñarse
elemental, ya que las credenciales educativas de aquello que se impone” (Chartier, 1993: 7).
serian prontamente requeridas, incluso para el Las personas escolarizadas llevan su expe-
trabajo manual. riencia pasada hacia propósitos futuros y con-
¿Qué sentido tienen estas apropiaciones in-
terrelacionadas para la persona rural educada?
Indistintamente de lo que prescribía el discurso 54 Una de las restricciones de la investigación histo-
riografía es la escasez de crónicas documentadas sobre
pedagógico de la época, los niños solo podían
la vida en las aulas; en este aspecto, la etnografía tiene
apropiarse de la cultura que estaba implícita, la última palabra.
168 Elsie Rockwell - Vivir entre escuelas: relatos y presencias

tinúan reproduciendo prácticas que parecerían Bakhtin, M. 1968 Rabelais and his World
estar desfasadas de las nuevas tendencias. Ade- (Cambridge: MIT Press). En español: Bajtín,
más, a menudo construyen, más allá de cual- M. 1987 La cultura popular en la edad
quier intención explícita, los entornos físicos y media y el renacimiento: el contexto de
simbólicos que caracterizan la escolarización. Rabelais (Madrid: Alianza).
Las nuevas generaciones se apropian, es decir, Bonfil Batalla, G. 1987 México profundo: Una
seleccionan y utilizan fragmentos particulares civilización negada (México: Secretaría de
de cultura que se encuentran en el radio de ac- Educación Pública).
ción de la escuela. En este proceso, los hacen Bourdieu, P. 1980 Le sens pratique (París: Les
suyos, los reordenan, los adaptan a nuevas ta- Editions de Minuit). En español: Bourdieu,
reas, y además los transforman. Los modelos P. 1991 El sentido práctico (Buenos Aires:
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cal raramente capturan la complejidad de esta Bourdieu, P.; Passeron, J. C. 1977 Reproduction:
relación. En este sentido, el concepto de apro- In Education, Society, and Culture (Beverly
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