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LA SOLEDAD DEL SEÑOR JESÚS

Isaías 59: 15-17 // Isaías 63:1-5 // Juan 16:32

La palabra que se repite en estos versos... es “solo”, etc. Meditaremos hoy sobre la soledad que
experimentó el Señor Jesús.

(PRAYER)

Tradicional o históricamente ha habido dos extremos en los errores respecto al Señor Jesús, de los
cuales hemos de cuidarnos:

 Los que niegan la deidad del Señor Jesús: dicen que es una criatura sumamente exaltada, casi casi
al nivel de Dios, no era Dios, pero estaba muy cercano a serlo. Al decir esto, demuestran que no
entienden quién es Dios ni tampoco quien es Jesús.
¿Quién es más como Dios? ¿El Arcángel o la lombriz? Un ser infinito no puede compararse, pues
no tiene límites, no hay extremo con que medir su diferencia, está en una categoría totalmente
diferente. Ninguna criatura estaría siquiera cerca de ser infinita. El señor Jesús no es una criatura,
es el ÚNICO Dios vivo,
Juan 1:1, 1:14 / Colosenses 2:9

 En el otro extremo están los que niegan la humanidad de Jesús: dicen que solamente tenía la
apariencia de un ser humano, era Dios con piel o disfraz humano, todo le fue fácil aquí en la tierra,
no sintió nada. A veces por querer enfatizar la verdad de la deidad de Jesús, podemos caer en el
otro extremo.
1 Timoteo 2:5
Hechos 2:22 “Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas,
prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis...”
Hechos 10:38 “...cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él.”
Hebreos 2:11-13

Hebreos 4:15 (Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado).

Entonces, cuando consideramos la soledad del Señor Jesús, tengamos en cuenta que no estamos
hablando de alguien insensible, de alguien sin emociones o sentimientos, hecho de cartón, si no
alguien que experimentó las mismas pruebas y tentaciones, si todas por las que pasamos.

Entonces, puedo decirles hoy que el Señor Jesús fue el hombre más solitario que haya caminado por
este mundo.

NO es el tipo de soledad que es una mezcla de incredulidad, depresión, y autocompasión. No nos


estamos refiriendo a eso. Si no a la presión real y objetiva consistente en falta de compañía y
empatía del resto hacia él. Cristo soportó la más grande soledad que cualquier persona haya podido
soportar.

 Si alguien dijera, pero eso no es cierto, Cristo no pecó y por tanto no se sentía solo, déjeme decirle
que esto no tiene nada que ver con el pecado, antes que el pecado entre al mundo por medio de
Adán, Dios dijo: no es bueno que el hombre este solo; no tiene que ver con el pecado, tiene que
ver con la manera en que hemos sido diseñados, creados, como seres sociales.

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 Alguien más puede decir, quizá es cierto, Cristo fue el hombre más solitario, pero ¿en qué me
beneficiará pensar sobre eso los próximos minutos?... Cristo es digno de que meditemos en él y
en sus excelencias, y sus sufrimientos; así no obtengamos un beneficio. Aun así, podemos
beneficiarnos. A lo largo de la historia, los hombres y mujeres de Dios muchas veces han sido
llamados a caminar por los senderos más solitarios.
 Juan el Bautista: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto
 Hubo un hindú, que viajó al occidente y conoció el cristianismo allí. Al regresar a su patria, su
esposa le esperaba solo para recibirlo con un escupitajo y dejarlo.
 J.G. Paton misionero a las nuevas hébridas (donde vivían pueblos caníbales) llegó a esas islas
junto a su esposa en noviembre de 1858. En marzo del año siguiente, tanto su esposa como su
hijo recién nacido murieron de fiebre. Tenían menos de un año de casados. Continuó
trabajando en esa isla por 4 años más. Durante ese tiempo, la misión que lo había enviado, no
entendió sus circunstancias.
Ahora, muchos de nosotros seremos llamados a experimentar momentos así (en la providencia de
Dios) quizá estamos en medio de la soledad ahora mismo, o ya la pasamos.

Entonces, si de alguna u otra manera experimentaremos soledad, no es de gran alivio y ayuda saber
que nuestro maestro ya caminó por este sendero, y de una manera más grave y profunda, y no solo
eso sino que triunfó en medio de la soledad. Consideremos entonces, la soledad que experimento el
señor Jesús.

1. LA SOLEDAD DE SU SANTIDAD ABSOLUTA: (Hebreos 7:26 “Porque tal sumo sacerdote nos
convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores...”) Podemos estar en un salón
lleno de personas, pero al ver sus caminos errados y pecaminosos, podemos sentirnos muy muy
solitarios, y no encontrar comunión o vínculo con ellos. Ahora si eso ocurre con nosotros ¿cuánto
más con alguien que es absolutamente puro y más sensible? No podemos imaginarlo. Y no solo en
el contexto del mundo, si no en medio de sus propios discípulos, discutiendo quien es el mayor
poco antes que sea crucificado.

2. LA SOLEDAD DE SU GRANDEZA: (Juan 16:12 “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no
las podéis sobrellevar”) Tenía todo esto que quería compartir y no tenía con quien! (Ejemplo de
Einstein) Tantas maravillosas verdades, y realidades espirituales y nadie podía entenderlo!
Nosotros experimentamos pequeñísimas muestras de esto. En Lucas 2, le ocurre lo mismo desde
los 12 años (¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario
estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló) Como hombre, no tenía con quien
hablar muchas cosas, ni su plan ni su propósito con sus discípulos.

3. LA SOLEDAD DEL MINISTERIO CONSTANTE. No había ningún ser humano a quien Él pudiera
acudir para algún tipo de ayuda o consejería, o con quién compartir sus cargas, quien lo pudiera
ministrar. Al contrario, TODO el que se acercaba a Él, venía a ser ministrado, venía por ayuda.
Ahora quizá un pastor entiende un poco de esto. Pero ni aun así, imagina que cada persona que
se te cruza y viene a ti, viene con una necesidad. Todos y cada uno de ellos. Desde la mañana
hasta la tarde, gente alimentándose y beneficiándose de Él. Es un lugar solitario.

4. LA SOLEDAD DE NO TENER UNA COMPAÑERA. Quizá se nos hace difícil considerar este detalle
respecto a nuestro Señor, pero les recuerdo que cuando Dios dijo de Adán que no era bueno que
esté solo, aún no había entrado pecado en el mundo, la humanidad no había caído. Es posible
entonces para un ser humano sin pecado, el sentir esta clase de soledad. No hablamos de alguien
que es poco espiritual y por tanto se siente solo, es simplemente el diseño con que nos creó Dios.

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Entonces también el Señor experimentó esta soledad. Si eres casado, ya olvidaste esto. (ejemplo
del pastor que ora y le viene Mateo 8:20 Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas
el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza) Ahora, el no tenía que pasar por esto, el lo
hizo voluntariamente, por ti y por mí. Cualquiera sea tu situación entonces, recuerda que ÉL YA
PASÓ POR ESTO, sin pecar y triunfó en esto.

5. LA SOLEDAD DE LA TENTACIÓN. Aunque todos somos tentados, hay una gran diferencia. Él fue
tentado en todo como nosotros, pero ninguno de nosotros ha sido tentado de la misma manera
en que ÉL LO FUE. Nadie de nosotros ha sido asaltado, atacado por el diablo como lo fue él. Con el
Satanás hizo todo lo posible por hacerlo caer como hombre. Ahora, humanamente, no había con
quién compartir la carga de sus tentaciones. Que le diga, “hermano yo he pasado por esto. Te
entiendo”. Estuvo solo soportando sus tentaciones. En el desierto, enfrentó solo la tentación y
tuvo victoria en las peores circunstancias, cuando el primer Adán fue derrotado en las mejores.
Aun en Getsemaní, estuvo solo, enfrentando la prueba de lo que le vendría. Un peso que nunca
nadie habría de soportar. Y lo sintió hasta derramar gotas de sangre. Ninguno de nosotros ha
sufrido esto luchando contra el pecado. EL LO SINTIÓ COMO HUMANO.

6. LA SOLEDAD DEL RECHAZO, LA OPOSICIÓN Y EL ODIO. Si somos cristianos, hemos pasado por
pequeñas muestras de esto. ¿Y sabes por qué nos odian el mundo? Porque tenemos algo de
Cristo en nosotros. (Juan 15:18-19 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido
antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del
mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece). Pero piensa en esto ahora,
cada persona en el mundo, cada ser humano natural que aborrece a Dios, le aborrecía a él
también porque Él y su Padre son uno, es su imagen perfecta. A los suyos vino, y los suyos no le
recibieron. Su propia familia no creía en ÉL. (En Marcos 3:21 sus parientes decían Está fuera de sí)
Un resumen de su vida podría decir: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto. No nos auto compadezcamos entonces si sufrimos
rechazo, porque Jesús ya pasó por esto, y de una peor manera.

7. LA SOLEDAD DE SER TRAICIONADO Y ABANDONADO POR SUS AMIGOS. Salmo 41:9 Aun el
hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar . En
nuestra mente e imaginación, Judas tiene una cola desde el inicio. Como si todos supieran que el
sería el traidor. ¡Nadie lo sabía! ¿Has sido alguna vez traicionado por tus amigos? Jesús ya pasó
por eso. En juan 16 se nos dice que todos sus discípulos lo abandonaron. Has pasado por eso? En
tu hora de más necesidad? Jesús puede compadecerse de esto, porque el mismo lo experimentó.

8. LA SOLEDAD DE LA CRUZ. Esta soledad está más allá de nuestra comprensión. El lugar más
solitario que nunca pudo existir para ser soportado por un hombre fue la cruz en el monte
calvario. EL propio cielo se oscurece y el señor Jesús clama “Dios mio ¿por qué me has
desamparado?” Al cargar el pecado del mundo, El señor siente la soledad del pecado y el justo
castigo por ÉL, la comunión que había tenido desde la eternidad con el Padre es interrumpida por
primera y única vez. Rechazado por los humanos, y castigado por el cielo, no hay lugar más
solitario que éste. Y lo sufrió para que tú no tengas que ser desamparado o abandonado por el
Padre. Así murió fuera de la ciudad.

Ahora, ¿cuántas veces fue derrotado Jesús por la soledad? ¿Cuántas veces pecó a causa de su
soledad? ¿O usó su soledad como excusa para rebelarse o fallar a Dios? Si lo pensamos bien, es un

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milagro que el hombre más solitario no haya pecado nunca. ¿Cómo lo hizo? Hemos leído en Juan
16:32.

EL PADRE ESTÁ CONMIGO. Créelo, repítelo a ti mismo en cualquier momento de soledad. En esto
confiaba el señor Jesús cada vez que era rechazado, o no tenía con quien compartir sus
pensamientos.

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