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de-residuos-hospitalarios-698620
1. Convenio de Basilea
El Convenio de Basilea se llevó a cabo para abordar los problemas asociados con la gestión
y el movimiento transfronterizo de desechos peligrosos. Surgió debido a la creciente
preocupación por los impactos negativos de estos desechos en la salud humana y el medio
ambiente, así como por el aumento en el comercio internacional de desechos.
A continuación, se describen las principales razones por las que se llevó a cabo el Convenio
de Basilea:
Estos puntos reflejan algunos de los principios y objetivos clave del Convenio de Basilea
para proteger la salud humana y el medio ambiente al regular el movimiento transfronterizo
de desechos peligrosos. Es importante tener en cuenta que el convenio ha experimentado
modificaciones y enmiendas desde su adopción original en 1989, por lo que se recomienda
consultar la versión más actualizada del acuerdo para obtener información completa y
precisa.
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2. Convenio de Rotterdam
Las principales razones por las que se llevó a cabo este convenio son las siguientes:
A continuación, se presentan los cinco puntos más importantes del Convenio de Rotterdam:
3. Convenio de Estocolmo
1. Peligro para la salud humana: Los COPs son sustancias químicas altamente tóxicas y
persistentes en el medio ambiente. Se ha demostrado que tienen efectos adversos en la
salud humana, incluyendo el cáncer, trastornos hormonales, defectos de nacimiento y
daños en el sistema inmunológico. La necesidad de proteger la salud de las personas de
los riesgos asociados con estos contaminantes fue una motivación clave para establecer
el convenio.
2. Impacto ambiental a largo plazo: Los COPs son compuestos químicos que se
descomponen lentamente y pueden persistir en el medio ambiente durante décadas.
Estos contaminantes pueden bioacumularse en los tejidos de los seres vivos a medida
que se mueven a través de las cadenas alimentarias, lo que resulta en daños ecológicos
significativos. El convenio se implementó para abordar la necesidad de proteger la
biodiversidad y los ecosistemas de los efectos negativos a largo plazo de los COPs.
3. Transporte a larga distancia: Los COPs tienen la capacidad de ser transportados a largas
distancias a través de corrientes atmosféricas y oceánicas. Esto significa que los países
pueden verse afectados por la liberación de estas sustancias, incluso si no las producen
o las utilizan internamente. El convenio se creó para promover la cooperación
internacional y abordar la contaminación transfronteriza, reconociendo que se necesita
una acción conjunta para hacer frente a los problemas asociados con los COPs.
4. Necesidad de regulaciones y estándares globales: Antes del Convenio de Estocolmo, no
existían regulaciones internacionales específicas para los COPs. El convenio se
implementó para establecer un marco global que promoviera la eliminación gradual y la
restricción de los COPs, proporcionando una base legal para que los países tomen
medidas enérgicas contra estos contaminantes y establezcan estándares comunes en
todo el mundo.
5. Apoyo a países en desarrollo: El convenio también reconoce la necesidad de brindar
apoyo a los países en desarrollo y países con economías en transición para abordar los
desafíos asociados con los COPs. Esto incluye la provisión de asistencia técnica,
financiera y capacitación para ayudar a estos países a desarrollar e implementar
medidas efectivas para controlar y reducir la liberación de los COPs.
En resumen, el Convenio de Estocolmo se llevó a cabo para abordar los peligros para la salud
humana y el medio ambiente causados por los contaminantes orgánicos persistentes. Fue
impulsado por la necesidad de proteger la salud humana, mitigar los impactos ambientales a
largo plazo, regular el transporte a larga distancia, establecer estándares globales y brindar
apoyo a los países en desarrollo en la gestión de los COPs.
A continuación, se presentan los cinco puntos más importantes del Convenio de Estocolmo:
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El transporte de estos residuos es un proceso que implica riesgos elevados y que necesita
medidas de seguridad y precaución específicas. Para realizar el transporte de residuos
peligrosos se deben seguir normas rigurosas que aseguren la protección de las personas y el
medio ambiente.
La accesibilidad al sitio.
(Guía RESPEL, 2011).
Ejemplo 2 Ruta de recolección
Medios usados para el transporte de los residuos:
El equipo de carga puede ser un equipo de tracción manual o de motor y las
condiciones dependen del tipo de RESPEL a transportar y de las especificaciones
definidas en las hojas de seguridad.
Equipos para transporte de residuos
(Guía RESPEL, 2011).
El personal encargado debe de contar con los elementos mínimos de protección
personal para el transporte interno d e los residuos peligrosos dentro de la
organización. La utilización de equipos de seguridad es importante y verificar que los
responsables de esta labor estén capacitados para la manipulación de RESPEL y de
sustancias químicas peligrosas.
Equipos de seguridad
(Guía RESPEL, 2011).
Los elementos físicos que debe tener un vehículo destinado para tal fin.
Rotulado del vehículo de transporte RESPEL
(Guía RESPEL, 2011)
Debido a los riesgos asociados con el manejo de residuos peligrosos y sustancias químicas, es
necesario que las organizaciones cuenten con medidas de contingencia para guiar los
procedimientos de alerta, movilización y respuesta en caso de una eventualidad interna o
externa. Esto les permitirá actuar de manera oportuna y efectiva. Para lograr esto, se necesita
personal capacitado que conozca claramente los procesos y los residuos peligrosos que genera
la instalación. para finalmente identificar los riesgos más comunes a los que está expuesto.
También es importante llevar un registro histórico de incidentes y accidentes.
Existen varias metodologías para elaborar un plan de contingencias con relación a los residuos
peligrosos (RESPEL). Estas metodologías involucran una evaluación de la vulnerabilidad de
cada instalación frente a los riesgos que representan los residuos que se gestionan allí. Para ello,
se tienen en cuenta aspectos como la cantidad de residuos generados, su estado (sólido, líquido
o gaseoso), sus características de peligrosidad, la capacidad de respuesta frente a emergencias,
la capacitación del personal en el manejo de emergencias, las condiciones del sitio de
almacenamiento, los sistemas de contención de derrames, los kits de derrames y los sistemas
contra incendios (como extintores, sistemas sonoros de alerta y detectores de calor, entre otros).
Teniendo claros los riesgos, se procede a realizar el análisis de riesgo en función de la amenaza
y la vulnerabilidad de la instalación en caso de que ocurra un evento de carácter peligroso.
Metodología 1
Descargar
Metodología 2
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Después de evaluar los riesgos y clasificarlos en altos, medios y bajos, se determinan las
acciones y procesos a seguir, enfocándose en lo más importante. La vulnerabilidad se puede
categorizar en baja, media y alta, dependiendo de la probabilidad de que suceda el evento, los
daños personales, materiales y ambientales que podría causar y la capacidad de respuesta de
quienes están a cargo de la gestión de los RESPEL.
Definir con precisión la variable a medir y las variables que afectan la medición con sus
respectivas unidades de medida.
Establecer claramente el periodo de tiempo durante el cual se recogerán los datos, ya que
puede ser útil como punto de comparación entre dos eventos de condiciones similares.
Definir la fórmula aritmética a aplicar y estimar las unidades de medida con las que se
reportará el indicador.