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Micaela, tiene 14 años, vivía en ciudad de lima y hace un par de años se mudó a la ciudad
de Chiclayo, actualmente su familia cuenta con muchos problemas de situación
económica y los padres discuten continuamente.
Concepto de la discusión:
Los padres de Micaela venían discutiendo seguidamente. La señora Rodríguez decidió
gestionar los papeles de divorcio para acabar con el problema de los vicios del Sr.
Rodríguez.
Diálogo de la discusión:
+ La familia de Micaela últimamente:
Sra. Rodríguez: Necesito dinero para la colegiatura de Micaela
Sr. Rodriguez: Ahora, no tengo dinero!!!
Sra. Rodriguez: Seguro que los gastos en los benditos juegos del casino!
Sr. Rodriguez: No tengo tiempo para discutir!!
Sra.: Ah, pero para jugar y gastar la plata, si tienes tiempo!! “grita”
Sr.: ¡Ya cállate! Mejor me largo de esta casa
Sra.: Esta situación no puede seguir así ¡Quiero el divorcio!
Sr.: Ya has estado planeando el divorcio?!
Sr.: Si tanto lo deseas asi, lo firmaré
ACCION DE FIRMAS
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A: “No lo hagas. Puede que ahora te sientas mal, pero tu vida es valiosa”.
A: “No te conozco casi nada, pero en este tiempo que hemos hablado, creo que eres una buena
persona y por mi parte, no quiero que te vayas. Sé que no sé nada de ti ni qué te hace sentir así,
pero quiero ayudarte si puedo. Hay mucho por lo que vivir, aunque quizás no puedas verlo ahora
mismo”.
M: “¿Por qué?”
A: “¿A qué te refieres con ‘Por qué’?”, obviamente, porque hay cosas por las que vivir, y creo que
hay gente que te quiere, aunque tú creas que no. Y porque creo que cada persona en esta tierra,
sin importar de dónde sea, lo que haya hecho, lo que crea, merece vivir y ser feliz. Cada ser vivo,
por grande o pequeño que sea, es valioso, y no quiero verlo sufrir.
A: “Sí, sí vale la pena, sé que no puedes verlo tal y como es, pero hay luz, belleza y alegría en el
mundo, merece la pena. Tú lo vales, sé que parece difícil, y lo será, pero será más fácil si puedes
encontrar a alguien que te ayude con lo que te hace daño para que puedas sanar, y te prometo
que valdrá la pena”.
M: “No, no lo vale”.
A: “Tal vez no ahora mismo, pero puede mejorar, quiero que lo creas. Todas las noches, o todas
las mañanas, o algo así, quiero que te digas a ti misma que mejorará, y quiero que te fijes en quién
y qué te hace feliz, aunque sea en lo más mínimo, y quiero que hagas esas cosas. Encuentra lo que
puede hacerte feliz, incluso en lo más pequeño, y eso te ayudará. Si quieres contarme más, si
necesitas a alguien con quien hablar, si alguna vez sólo necesitas desahogarte, estaré aquí, y si
eso ayuda de alguna manera, mejorará.
En ese momento, la madre de Micaela llegó a casa y Micaela le pidió ayuda. Su madre se
puso a su lado y la instruyó sobre cómo animar a Antonella, a elaborar un plan concreto
para conseguir ayuda de un adulto y sobre cómo desvincularse de la conversación siendo
lo más comprensiva posible.
A: “Quiero ayudarte, pero la verdad es que no hay mucho que yo pueda hacer, sé que puedes
volver a ser feliz, y hay una manera de hacerlo, pero se necesita gente real, gente que pueda
hablar contigo en persona. Quiero ayudarte a hacer un plan, quiero que encuentres una línea de
ayuda de prevención de suicidio en donde vives.
Quiero que identifiques a alguien, un adulto mayor de 21 años idealmente, pero definitivamente
un adulto, en quien puedas confiar y con quien puedas hablar”.
M: “No”.
A: “Bien, aquí está el número de la línea de prevención de suicidios. Ellos tienen habilidades y
recursos que yo no tengo, y tú mereces ayuda. Por favor, llámalos”. Con la ayuda de su madre,
Micaela encontró el número en esta página
web: https://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/5689.pdf y el siguiente número “113”
M: “¿Por qué?”
M: “No, no lo creo”.
A: “Claro que sí. Eres una gran persona, serás una gran amiga para mucha gente. Ahora, mi madre
dice que tengo que desconectarme para trabajar en mis tareas de la escuela”. (Para que Micaela
no tuviera que mentir, su madre en realidad le dijo que se desconectara).
“Así que no estaré aquí, pero quiero que llames a ese número. Me conectaré mañana y quiero ver
un mensaje tuyo. Quiero que me digas qué te dijeron, cómo te fue, cuánto tiempo hablaste. Allí
hay gente que puede ayudarte, mereces recibir ayuda, y ellos pueden ayudarte. Quiero que los
llames y hables con ellos y me cuentes lo que te dicen. Cuando me conecte mañana, quiero ver
ese mensaje tuyo. Necesito que lo hagas. Tengo que irme ahora, pero quiero que los llames”.
Al día siguiente, Antonella escribió que había llamado y hablado con un consejero durante cuatro
horas. Su lucha está lejos de haber terminado, pero la intervención solidaria de Micaela, con la
orientación anónima de su madre, probablemente le haya salvado la vida.
Conclusión:
Recordar a los adolescentes que hay muchas cosas que los adultos no sabemos hacer
porque no hemos tenido la formación y la experiencia adecuadas.
La mayoría de los adultos no sabemos arreglar las caries porque no estamos formados
como dentistas, la mayoría de nosotros no sabemos pilotar un avión, construir una casa
o muchas otras cosas. Aunque los padres ayuden con buenas intenciones, es necesario
buscar ayuda de un profesional para que puedan lidiar correctamente con esta situación.
El asesoramiento que reciben los padres ante el suicidio, no es sólo “hablar”, sino que
requiere una serie de habilidades que se aprenden con el tiempo y la práctica bajo la
dirección de personas que saben lo que hacen.