Por la Esp.
Consuelo Hoyos Real Con él, apreciamos su escritura, la
Buenos días, comunidad normalista:
Celebramos hoy el día del idioma, un
año más de la muerte de nuestro
insigne escritor Miguel de Cervantes
Saavedra, y de su gran obra “El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha” considerado como una crítica
de los llamados libros de caballería
que abundaban en su época llenos de
aventuras fantásticas. También se
considera como una simbolización del
idealismo representado por Don
Quijote frente al materialismo de
Sancho Panza. La vida que reproduce
Cervantes en sus obras es alegre,
graciosa y dramática, a la vez sana y
optimista, a pesar de las vicisitudes de
su existencia. Nosotros, los maestros
de español con nuestra experiencia
lectora, queremos invitarlos a la lectura
de este clásico El Quijote, y a
reflexionar sobre la importancia de la
lectura. Se preguntarán por qué
insistimos tanto en la lectura de libros
clásicos, y sencillamente respondemos
porque son los mejores; porque un
clásico contiene los grandes
arquetipos humanos expresados en la
mejor lengua; porque han atravesado
el tiempo intactos y nos siguen
enseñando sobre nosotros mismos y
sobre los otros.
En El Quijote encontramos muchos
elementos que nos seducen. El
primero, la lengua, la manera de decir
todos los hablantes de esta lengua si
alguna vez tropezamos con Cervantes.
manera sencilla y privilegiadamente
clara con que cuenta los sucesos e
hilvana las reflexiones. Y claro como
amo la lengua con la que pienso y
hablo, cuando leo sus páginas le
agradezco su obra. El segundo, la
sabiduría que hay disuelta en esas
páginas. Con el tiempo verán que no
es tan importante la aventura del
personaje, sino lo que él va diciendo,
pensando y haciendo pensar. Y todo
ello con el gran humor con que hace al
hilo de las aventuras y con la habilidad
para enseñar. El tercero, los modelos
que presenta de hombre, que son dos
espejos en los que uno puede mirarse,
porque en la vida siempre elegimos
ser Quijotes o Sanchos. Vivir
quijotescamente o
sanchopanchescamente. Y aunque
nunca somos lo uno o lo otro de forma
íntegra. En cambio, si nos acercamos
a alguno de ellos. Tampoco ellos, los
personajes de la novela, fijarán su
carácter de una vez por siempre; pues
ya verán al final a Sancho, animoso y
soñador, y a Don Quijote con la
voluntad apagada y entrando en
razones. Todo esto encontramos en El
Quijote y mucho más.
Pero deben saber que el libro solo se
entrega a quien encuentra un
momento feliz en su lectura. La
lectura, al igual que el amor, posee
una virtud y una debilidad según se
quiera ver. Y es que por mucho que
intentemos no obedece órdenes, y por
tanto es inútil en ella toda obligación.
Queridos estudiantes, a pesar de todo,
que ahora no soportan sus páginas, un
día con un gesto de sus manos abrirán
un libro, y sin darse cuenta habrán
empezado a leer El Quijote.
Compañeros y estudiantes, soy
consciente de que en estos tiempos
convulsos amerita el educar de otra
manera, donde se invite a pensar,
gozar, sentir; donde se traduzcan los
sueños en un espacio de construcción
ciudadana. El lenguaje y la escritura (y
su poder simbólico) nombran y dan
sentido, crean realidades.
Por ejemplo, los aportes de los
estudiantes en el libro “Producciones
Normalistas” dan luz a sus vidas a sus
intereses y a sus capacidades. Las
producciones normalistas permiten
desarrollar potenciales en los
estudiantes, además de crear un
vínculo histórico. Los escritos de hoy
serán apreciados por los estudiantes
del mañana. El libro es una plataforma
de encuentro para toda la comunidad
de la Escuela Normal (padres,
profesores, estudiantes y directivos).
Es un medio de transmisión creado por
nuestros hijos. Estos textos nos
permiten pasar del pensamiento a la
imaginación, a la vibración y al
sentimiento. Es una nueva y novedosa
forma de enseñarles a soñar, a crear y
materializar.
Como maestra de lengua castellana,
una de las características que más
disfruto es la lectura y la escritura,
pues no son ejercicios aislados. Es
que nos sacan de la soledad, porque
quien escribe es capaz de plasmar
toda aquella serie de pensamientos,
ideas, proyecciones y temores que, en
un inicio, le permiten conectar con todo
un abanico de sentimientos. Es posible
escribir para sanar un duelo, para
marear y ahogar la culpa, para
resignificar lo vivido, para contar
nuestra idea de verdad. Quien lee,
acompaña; pues desde su propia
trayectoria vital es capaz de reconocer
la valentía del otro, por exponerse, por
contar. Entonces lo que parece un
ejercicio aislado, se convierte en un
baile, una relación dual. Mientras quien
escribe exorciza, quien lee sonríe
mentalmente, se da cuenta de que no
está solo junto a sentimientos como el
dolor y la culpa. Quien lee entonces
también sueña con ser valiente. Ahora
quiere leer más, para poder escribir y
transmutar sus sentimientos y, así
sucesivamente fuimos siendo invitados
a ese baile de valentía y de creación,
siendo conscientes de que tanto leer
como escribir son herramientas que
nos pertenecen a todos. Es nuestro
saber colectivo. Este libro
Producciones Normalistas es un
ejercicio conmovedor de todas esas
múltiples expresiones y de la
diversidad de sus protagonistas.
Cuánto valor, cuánto valor habita en
nuestra comunidad normalista.