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El Regimiento de Infantería «Castilla» n.

º 16 (desde el año 2015 Regimiento


Acorazado) es una unidad polivalente del Ejército de Tierra español, aunque hasta
la última reforma orgánica del Ejército de Tierra siempre estuvo integrada en el
arma de infantería.1 Se creó por iniciativa de Pedro de Alcántara, XIII duque del
Infantado, que fue además su primer coronel. El 3 de abril de 1793 se cursó la
petición de la creación del Regimiento al rey Carlos IV, quien contestó
afirmativamente el 15 de abril de ese mismo año. Su primera denominación fue la de
Regimiento Voluntarios de Castilla, según notificación del ministro de la Guerra de
fecha 25 de abril de 1793, en la que se transmite el deseo del rey de que se le
imponga el citado nombre. El Regimiento se fundó con tres batallones de cuatro
compañías de fusileros cada uno.2

Tiene el sobrenombre de «El Héroe», apodo alcanzado por la valentía mostrada contra
los franceses en el segundo sitio de Zaragoza, especialmente en la toma a la
bayoneta del monte Torrero y en la defensa del Convento de Jesús el 21 de diciembre
de 1808.3 Según citó el capitán de infantería Antonio Gil Álvaro en 1893,4 «ese
mote es debido a la actuación del Regimiento durante el segundo sitio de Zaragoza».
La Junta Suprema, situada entonces en Cáliz, decretó que estas fuerzas fueran
denominadas como «Beneméritas de la Patria» por su «grado heroico y eminente».

El 26 de julio de 1852, la reina Isabel II concedió la Cruz Laureada de San


Fernando colectiva al Regimiento y la «corbata» correspondiente para su bandera por
su «mérito heroico» en las acciones sostenidas el 23 de mayo de 1839 en las
canteras de Utrillas, en la provincia de Teruel, contra las fuerzas carlistas.5 El
Regimiento Voluntarios de Castilla fue el origen del posterior Regimiento de
Infantería Castilla n.º 16, que a su vez lo fue del actual Regimiento de Infantería
Mecanizada Castilla n.º 16, una vez llegaron a su acuartelamiento de Badajoz los
primeros carros de combate y demás medios mecanizados,6 siendo su primer jefe desde
el 17 de febrero de 1966 el teniente coronel Adolfo Rovira Recio.7

Su escudo está formado por un castillo de oro, almenado, donjonado de tres torres y
ornado de sable en campo de gules y pendiente de la punta inferior la Cruz de San
Fernando con piezas armeras; el castillo recuerda la región de su denominación.

Antecedentes
Cuando en enero de 1793 guillotinaron al rey de Francia Luis XVI —suceso culminante
de la revolución iniciada en Francia cuatro años antes— y, dado que aquel era
pariente de Carlos IV, rey de España en esa época, un sentimiento de horror hizo
presa en todos los niveles de los estamentos sociales, políticos y religiosos
españoles. Dentro de la clase política había, sin embargo, posiciones bien
distantes: algunos, como el conde de Aranda, antiguo ministro del rey Carlos III,
no eran partidarios de la injerencia en los asuntos internos del país vecino,
mientras que otros eran totalmente partidarios de declarar la guerra a Francia. El
nombramiento en mayo de 1793 del pacense Manuel Godoy, miembro de la segunda
facción, como capitán general y, por tanto, responsable político y militar de la
guerra, fue el hecho que movió el equilibrio inestable de opiniones hacia la
intervención.8

La estructura del ejército en aquella época era totalmente atípica, ya que tenía un
gran número de mandos y unos efectivos muy escasos de oficiales de graduaciones
inferiores y soldados, situación que se define como «macrocéfala», pues a cada
teniente general le correspondían unos 150 soldados de los 50 000 militares
totales.9 Al entrar el ejército en campaña, se manifestó palpablemente la escasez
de recursos materiales y humanos, de aprovisionamiento de municiones, víveres e
impedimenta para que pudieran atender a la artillería e infantería.1011

Documentos de su creación
Se conservan completos los textos de los tres documentos que marcaron la creación
del Regimiento de Voluntarios de Castilla.
Instancia del XIII duque del Infantado al rey

Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo, XIII duque del Infantado, creador del
regimiento
Madrid, a 3 de abril de 1793. D. Pedro de Toledo y Salm Salm, Duque del Infantado,
penetrado de los justos rendimientos que han determinado el Augusto ánimo de V. M.
a declarar la guerra a los franceses, lleno del mayor interés por el honor de la
Corona y amor de V. M., deseando en tales circunstancias coadyuvar a vuestros
soberanos designios, tiene la honra de ofrecer a V. M., tanto su persona como todos
sus bienes y facultades, suplicándole se digne admitirle en particular la oferta de
un Regimiento de Infantería, que levantará prontamente con gente voluntaria de sus
propios Estados y con la denominación de "Auxiliares del Rey", juntamente con un
tren de artillería de campaña según propone en el adjunto plan que demuestra el pie
de fuerza del Regimiento con distinción de clases, el que ha dispuesto teniendo
presente lo que últimamente se ha adelantado en la táctica militar de Europa. El
principal motivo que ha tenido para elegir esta oferta a otras, el procurarse un
medio de servir gratuita y personalmente en el Ejército en la clase de Coronel, a
fin de dar el mismo ejemplo a los que se alisten, si V. M. se digna nombrarle Jefe
del expresado Cuerpo y el de facilitar a V. M. la satisfacción de poder emplear una
porción de tantos oficiales beneméritos que se hallan en el Ejército en calidad de
reformados agregados a varios Regimientos de Infantería, los que tendrá V. M. a
bien nombrar según fuese de su Real agrado, como desea el exponente por mayor
servicio de V. M.
Si esta oferta mereciese la aceptación de V. M. solamente suplica el exponente se
le conceda nombrar Teniente Coronel, Sargento Mayor y los Oficiales de la primera
Compañía de Fusileros y de la de Cazadores para colocar gratuitamente en dichas
plazas algunos Oficiales de distinguido nacimiento, celo y amor a vuestro Real
Servicio.12
Aceptación de S. M. el Rey
Contestación del ministro de la Guerra en Aranjuez a 15 de abril de 1793:

El rey se ha enterado de la instancia de V. E. de 3 del corriente lo cual siguiendo


los impulsos de su reconocimiento y amor al servicio, ofrece a S. M. levantar un
Regimiento de Infantería con la denominación de Auxiliares del Rey en los términos
que manifiesta el estado que incluye V. E. reclutando la gente al efecto en los
pueblos de sus Estados.
S. M. ha visto con el mayor agrado una proposición tan recomendable y propia de su
celo que admite benignamente y me ha mandado dar a V. E. las gracias de su Real
nombre; pero a fin de que todos los cuerpos estén en el mismo pie y con la
uniformidad que corresponde al mejor servicio, quiere el Rey que este nuevo
Regimiento se componga de tres Batallones con el número y clase de individuos que
expresa el Reglamento de 2 de septiembre último.
Se conforma S. M. con que V. E. sea Coronel del expresado Regimiento, según lo ha
solicitado, dejando igualmente a su elección los sujetos que han de ocupar el
empleo de Teniente Coronel y los oficiales de las primeras compañías de fusileros y
de cazadores. El nombre que ha de tener el Regimiento lo determinará S. M.13
Denominación del Regimiento
El 25 de abril decía el Ministerio de la Guerra al duque del Infantado:

Habiendo admitido el rey la oferta que ha hecho el duque del Infantado de levantar
un Regimiento vestido y armado y reclutando la gente de los pueblos de sus Estados,
se ha servido S. M. mandar que dicho Regimiento lleve el nombre de Voluntarios de
Castilla y se forme bajo el pie y fuerza de 1903 plazas que expresa el Reglamento
de 2 de septiembre último.14
Historia

Soldado del Regimiento Voluntarios de Castilla


Anterior a la fundación del Regimiento, el uniforme de la infantería de línea se
componía de sombrero con un galón y una presilla de galón de estambre blanco. El
pelo, con un bucle a cada lado y recogido en coleta por detrás que llevaban
ensebada y empolvada. Los calzones, casacas y chupas pasaron a ser de paño blanco y
las solapas, collarines, barras y vueltas, de color carmesí. El uniforme de
fusilero del Regimiento Voluntarios de Castilla en el momento de la creación y de
acuerdo con el reglamento señalado en la Real Orden de 22 de junio de 1791 fue el
siguiente: la casaca, la chupa y el calzón debían ser de color blanco y la solapa,
el collarín, las vueltas y los vivos —filete, cordoncillo o trencilla que se pone
por adorno en los bordes o en las costuras de las prendas de vestir— de color
carmesí. Los botones debían ser blancos con la inscripción «Voluntarios de
Castilla». No debían tener galones en el sombrero tricornio, pero sí una presilla
blanca y botones blancos. La cucarda tenía que ser de lanilla encarnada, los
correajes cruzados, de cuero blanco o ligeramente anteado, con cartuchera de
vaqueta negra. Las polainas pasaron a ser de loneta cruda, abrochadas al costado,
con jarreteras de vaqueta negra. Los zapatos debían tener tres suelas, de vaqueta
negra, y con una hebilla de metal blanco.15

Al inicio de la campaña del Rosellón el uniforme cambió mucho, sería de paño pardo,
casaca corta y botín hasta medio muslo de paño negro. El poncho para abrigo era
también de color pardo, el cual, si no se llevaba puesto, se ponía enrollado y
terciado de izquierda a derecha. El sombrero era redondo con un ala levantada con
presilla de estambre amarillo. Continúa a lo largo del siglo xix y del xx la
evolución en la uniformidad, hasta que a partir de 1988 se adoptó para toda la
unidad el uniforme mimetizado con el terreno, siguiendo la tendencia de la mayoría
de los ejércitos europeos modernos.16

Una vez se tomó la decisión de intervenir en la guerra contra Francia, la nobleza


aportó dinero y hombres, al igual que la Iglesia y las ciudades contribuyeron con
medios económicos y materiales para la formación de cuerpos de ejército. El duque
encargó en el mes de junio de 1793 al sargento mayor Joaquín Blake la organización
del regimiento, el cual formó e instruyó al primer Batallón en Leganés y Vicálvaro,
ambos en la periferia de Madrid. A continuación marchó hacia el Real Sitio de
Aranjuez, donde el rey Carlos IV pasó revista y los ensalzó «por el buen y lucido
porte de los Voluntarios de Castilla».17

Desde la campaña del Rosellón a la guerra de la independencia española


Véanse también: Guerra del Rosellón y Guerra de la Independencia española.
Batallas del Rosellón y del Coll de la Creu del Principi
Para la acción bélica que se preparaba se formaron tres cuerpos de ejército: dos de
ellos, de carácter defensivo, se situaron en Guipúzcoa y en Aragón, y el tercero,
ofensivo, se situó en Cataluña, al mando del general Antonio Ricardos. En este
tercer cuerpo de ejército se encontraban 1501 hombres del Regimiento Voluntarios de
Castilla. Su primera acción de guerra tuvo lugar durante la guerra del Rosellón de
1794-1795.18 Al Regimiento Voluntarios de Castilla se le destinó al cuerpo de
tropas que operaban en el alto de Vallespir y, precisamente el 19 de mayo de 1794,
al comienzo de las hostilidades, el «Castilla» entró en combate en el Coll de la
Creu del Principie, con el conde del Puerto como jefe. El conde de la Unión,
general en jefe de las tropas españolas, hizo una extensa y muy favorable mención
del Regimiento Voluntarios de Castilla por su bravura en la lucha y por los
objetivos conseguidos.19

Batallas de Terradas y La Junquera


En la época en la que el regimiento estuvo en las montañas de Muga al mando del
general Juan de Courten, ya se conocía su experiencia táctica como consecuencia de
las gestas anteriores en la guerra del Rosellón20 y Luis de Marcillac lo reflejó
con un elogio de esa unidad por sus valerosas acciones llevadas a cabo al pie de la
montaña de Terradas con estas palabras:
Courten estaba al pie de la montaña de Terradas, dos veces sus tropas van a la
carga, y dos veces son rechazadas, por tercera vez con bayoneta calada se arrojan
dentro de las baterías enemigas y llegan a hacerse dueñas de ellas.21
En esa sangrienta acción resultó herido su sargento mayor, Blake. En la noche del
17 de agosto, unidos el primer y segundo batallón, avanzaron hacia La Junquera. El
primer batallón se apoderó de La Junquera al amanecer del día 21, pero tuvo que
retroceder al no poder resistir el ataque de los franceses. Unos meses antes, el 19
de noviembre, las fuerzas francesas atacaron la posición española de Figueras
donde, después de un duro y sangriento combate, murió el general en jefe español —
el conde de la Unión— y el regimiento «Castilla» se retiró a sus cuarteles de
Gerona.22

Batallas de Bañolas y Pontós


A principios de 1795 fue tomada la plaza de Rosas por las tropas del «Castilla»,
pero, a su vez, los franceses aparecieron en marzo con siete mil soldados y
trescientos caballos en Besalú. En maniobra de ataque, el Voluntarios de Castilla,
al mando del general Gonzalo O'Farril, marchó sobre Bañolas para atacar a los
franceses y obtuvo la victoria. El regimiento también tuvo en su historial bélico
la participación el 13 de julio de ese mismo año en la batalla de Pontós, bajo el
mando del marqués de la Romana.23

Toma del Fuerte Manuel


Días después de la batalla de Pontós partieron el Regimiento Voluntarios de
Castilla y otros militares de infantería con la misión de apoderarse de un punto
altamente fortificado llamado Fuerte Manuel, que estaba situado en una altura
extremadamente escabrosa y de muy difícil acceso, de tal forma que los soldados
tenían que trepar por una estrecha senda en fila de a uno. Los asaltantes, quienes
sorprendieron a los centinelas y, mientras las tropas francesas estaban
resguardadas en retaguardia, tomaron el fuerte junto al otro cuerpo de infantería
sin sufrir bajas. Teniendo ya el triunfo seguro, al ver el general que mandaba
estas tropas que habían tomado la posición antes de que él lo hubiese ordenado,
mandó retroceder inmediatamente a la columna sin tener en cuenta que el objetivo de
la misión estaba cumplido. Al observar los franceses que los españoles se retiraban
y eran blanco fácil por lo escarpado e indefenso del camino ya citado, arrasaron a
los soldados españoles con sucesivas descargas, y les causaron enormes bajas.24Los
jefes, oficiales y soldados que tuvieron que retroceder, gritaron: «¡Esto es una
picardía, una traición!». La irritación del general fue tal que obligó a los
soldados que habían perdido sus armas a cargar con ruecas hasta que se armasen con
fusiles enemigos, lo cual se interpretó más como una vejación que como un castigo,
actitud que ningún otro jefe u oficial hubiese tenido con sus tropas, máxime si se
tiene en cuenta que el Regimiento Voluntarios de Castilla actuó de forma valerosa.
Como no se creían merecedores de este trato, Pedro Álvarez —soldado del regimiento—
hizo un escrito que el cronista oficial no insertó para respetar la memoria de
aquel general.25

Paz de Basilea y Tratado de San Ildefonso


Véanse también: Tratado de Basilea (22 de julio de 1795) y Tratado de San Ildefonso
(1796).
El 22 de julio de 1795 se firmó la Paz de Basilea, por la que los franceses
devolvían los territorios que habían ocupado. Estos, al mando del general Moncey,
habían llegado a Miranda de Ebro con dirección al paso de Pancorbo, en la provincia
de Burgos, mientras que, simultáneamente, la familia real preparaba su huida a
América. A la vez, el arzobispo de Toledo publicó una carta pastoral exhortando al
clero a recoger los tesoros religiosos para que no cayeran en manos del enemigo
francés. Con la paz que se consiguió por la firma del Tratado de Basilea el
regimiento marchó de guarnición a Madrid.26

Manuel Godoy, originario de Badajoz, recién nombrado Príncipe de la Paz, firmó otro
tratado con Francia, el Tratado de San Ildefonso, por el cual España facilitaba a
aquel país un gran número de militares. Este tratado no era otra cosa que una nueva
versión de lo que durante la centuria anterior se habían llamado Pactos de Familia.
Mediante el Tratado de San Ildefonso España se vio obligada a facilitar a Francia
quince navíos, 18 000 soldados de infantería y 6000 de caballería con su
correspondiente artillería. Ese refuerzo permitió en octubre la guerra contra
Inglaterra. Como consecuencia de ello, en el año 1796, el Regimiento Voluntarios de
Castilla quedó emplazado en Extremadura, junto a la frontera portuguesa, para
oponerse a Inglaterra en caso de necesidad. Permaneció en esa situación durante
once meses y marchó posteriormente a Cataluña, donde añadió a su denominación el
número «40».27 En noviembre de 1798 los británicos ocuparon Menorca, por lo que en
mayo de 1799 ciento diez soldados de la segunda compañía del primer batallón del
«Castilla» embarcaron en Barcelona con destino a las islas Baleares. Con la firma
en 1802 del tratado de Paz de Amiens, por el que se recuperaba Menorca a cambio de
la cesión de la isla Trinidad, retornaron estos soldados destacados y se reunió
todo el Regimiento en Valencia como guarnición, con el número «35».28

Guerra de la independencia española


Artículo principal: Guerra de la Independencia española

Bandera Coronela del Regimiento Castilla.


A partir de los sucesos del 2 de mayo de 1808 el pueblo español se levantó en armas
contra los invasores franceses. Estos pensaban que, visto el comportamiento de sus
gobernantes, no sería difícil vencer al pueblo. Después del revés que sufrieron los
franceses en Bailén, el mismo Napoleón intervino en persona para dirigir la guerra.
Mientras tanto, el Regimiento partió de Cartagena pasando por Valencia y Madrid con
dirección a Zaragoza para auxiliar al general José de Palafox en el primer asedio
que sufrió la ciudad, y consiguieron vencer a las tropas francesas comandadas por
el general Jean-Antoine Verdier. El Regimiento sacó de las trincheras a los
franceses, que abandonaron el asedio el 25 de agosto.29 Poco después Napoleón se
presentó con cien mil soldados y venció a las tropas españolas, entre ellas, al
Regimiento Voluntarios de Castilla, que en ese momento estaba bajo el mando del
mariscal de campo Felipe Augusto de Saint-Marcq.30 En esa derrota, que tuvo lugar
en Tudela en 1808, el Regimiento sufrió un durísimo revés al serle arrebatada por
los franceses la Bandera Coronela del Regimiento, que fue llevada como trofeo al
Museo de Los Inválidos de París. En 1809 se le encomendó al regimiento la defensa
de Tejares, próxima a Zaragoza, el cual defendió casas y conventos como el de San
Agustín, con tal bravura que, a pesar de haber sido vencido, hecho prisionero por
las tropas francesas mandadas por el general Jean Lannes y posteriormente deportado
a Francia, adquirió por primera vez el sobrenombre de «El Héroe» que figura en su
escudo. Este «mote», como se llama en la vida militar a los apodos más adecuados de
las unidades por sus acciones de guerra, le fue concedido al regimiento por la
Junta Suprema Central, situada en Cádiz, como premio a su actuación en el Segundo
Sitio de Zaragoza. Estos datos los refirió el capitán de infantería Antonio Gil
Álvaro en 1893.3132

Defensa del Parque de Artillería de Monteleón el 2 de mayo de 1808, conservado en


la Biblioteca Museo Víctor Balaguer
La Bandera Coronela está catalogada en el Museo del Ejército con el número 21 138,
es de seda blanca, tiene en su centro el escudo de armas reales y cuatro escudos en
sus ángulos formados por sendos castillos de oro sobre campo de gules, orlado por
trofeos militares y superados por la corona real. Alrededor tiene el lema
«Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 de Línea».33

El 28 de febrero de 1810 se reorganizó el regimiento en torno al tercer batallón,


que había operado todo el año por la región levantina, donde tuvo duros
enfrentamientos con las tropas francesas en Morella y, en 1811, en Molina Seca. El
regimiento tuvo el enfrentamiento más importante a partir del 25 de agosto en
Sagunto, donde formaba parte del 2.º Ejército y estaba encuadrado, dentro de este,
en la División que mandaba el mariscal de campo José Miranda.34 En esa batalla,
debido a unas desacertadas decisiones en el despliegue y dirección de las fuerzas,
se desmoronó el flanco izquierdo en el que estaba el Regimiento Voluntarios de
Castilla, y tuvieron que retroceder hacia posiciones más seguras.35

A continuación el regimiento marchó a defender Valencia, donde luchó en los


arrabales hasta que se le ordenó retirarse al interior del recinto amurallado de la
ciudad. El ejército francés estaba al mando del mariscal Suchet, quien obligó a la
rendición a las tropas españolas, entre ellas el Regimiento Voluntarios de
Castilla, el 16 de enero de 1812. Dio la coincidencia de que las fuerzas españolas
estaban mandadas por el general Blake, que había sido sargento mayor del Castilla
en los tiempos de su fundación. El botín cogido por los franceses fue enorme, ya
que apresaron a veintitrés generales, incluyendo a Blake, cerca de mil oficiales y
más de 15 000 soldados, además de 350 piezas de artillería y veintiuna banderas.36

Guerra de la independencia de México


Véase también: Independencia de México

José María Morelos.


El Regimiento Voluntarios de Castilla se reorganizó en el año 1812 y embarcó a mil
doscientos efectivos en las fragatas de transporte Carlota, Dido, Hermida y Unión
el 16 de marzo en Vigo, siendo escoltados por la fragata de guerra Diana. Después
de una escala de trece días en Puerto Rico llegó el 2 de julio a Veracruz, en el
Virreinato de Nueva España. La difícil adaptación de las tropas al clima tropical
produjo tantas bajas por enfermedad que el coronel asturiano Hevia y Antayo decidió
internarse sin más demora en dirección a Jalapa, pero el hostigamiento de los
insurgentes les hizo volver a Veracruz.37 En 1813 se destinó al Regimiento a
guarnecer la Ciudad de México y, meses después, el virrey lo envió a la provincia
de la Puebla de los Ángeles hasta finales de 1814. En ese mismo año el rey Fernando
VII recuperó la libertad y volvió a España, pero «El Deseado» pronto frustró muchas
de las expectativas depositadas en él, especialmente en lo relativo a las
provincias americanas, donde designó a militares para ocupar puestos políticos.
Ello provocó la represión de los insurgentes con el fusilamiento de sus
cabecillas.38

En enero de 1815 tuvo lugar el único encuentro bélico con los independentistas en
las zonas de Huatnatlan y Sepetépec. El Regimiento tomó parte en varias acciones
durante 1816: el 10 de febrero en Ixtapa, el 24 en Riofrío, el 21 de marzo en San
Salvador el Verde (municipio del estado de Puebla), el 29 en Atlapexco, el 23 de
junio en San Marcos Ixquitlán y el último día del año en Tepexi de Rodríguez. Fue
un año nutrido de acciones de combate y lo sería también el año siguiente.39 En
1817 los insurgentes tomaron una buena cantidad de enclaves. El «Castilla» les puso
sitio, recuperando lugares como Cerro Colorado, Puente del río Atoyac, Paso de
Piedra, Barranca de Jamapa y un buen número más de ellos en el estado de Puebla.
Desde el 21 de febrero, en que se rindió Tehuacán, hasta el 20 de diciembre,
recuperaron unas once posiciones, algunas de ellas luchando a bayoneta calada, como
fue el caso de la Barranca de Jamapa. 1818 fue de similar actividad militar.
Durante los años 1819 y 1820 el «Castilla» recorrió diversos distritos, como
Olivara, Tierra Caliente y Córdoba, sin novedades dignas de mayor mención.4041

Escudo de distinción

Escudo de distinción.
La situación se complicó en México y los problemas se agudizaron. El coronel
Agustín de Iturbide, de origen aristocrático, se unió a la causa independentista y
promovió el Plan de Iguala que, entre otras medidas, prometía respetar el derecho a
la propiedad privada, los derechos del clero contra cualquier desamortización, la
seguridad de empleo en la burocracia civil y la independencia de Nueva España. El
representante de la Corona, Juan O'Donojú, firmó el Plan sin el consentimiento de
España. A esta caótica situación se enfrentó el Regimiento Voluntarios de Castilla
durante los meses siguientes, manteniéndose duramente el 22 de abril en Tepeaca,
donde sufrió la pérdida de dos capitanes, dos tenientes y varios soldados. Por esta
acción se concedió a todos los componentes del regimiento una distinción
consistente en un escudo colocado en el brazo izquierdo, con un lema, sobre campo
celeste, que dice: «Por la integridad de las Españas. Año 1821».42

Batallas de Orizaba y Córdoba


Los Voluntarios de Castilla entraron en Orizaba —llamada antiguamente Ahuilizapan
en náhuatl, que significa «lugar de aguas alegres»—, en la región de las grandes
montañas, y el bando contrario se refugió en Córdoba, donde el tipo de lucha en
calles y casas hacía recordar la tenida en los asedios de Zaragoza. El regimiento
sufrió las pérdidas de varios jefes y oficiales, así como la del coronel del
Regimiento (Francisco Hevia), por lo que tomó el mando el teniente coronel Blas del
Castillo y Luna. Dado el heroísmo y grandes sacrificios del Regimiento Voluntarios
de Castilla, el virrey mandó escribir en el libro de órdenes del regimiento la
siguiente nota:
Memoria indeleble del benemérito y bizarro Coronel D. Francisco Hevia, del
Regimiento Voluntarios de Castilla, expedicionario de línea, muerto heroicamente en
el sitio de Córdoba el dieciséis de mayo de mil ochocientos veintiuno, defendiendo
la integridad de las Españas, su constitución política y la fidelidad a su Rey el
señor Fernando VII.43
Batalla de Tacuba

Plan de Iguala
Con el considerable aumento del potencial militar del coronel Iturbide, debido a
que muchos españoles se adhirieron a él para defender el Plan de Iguala y sus
intereses, sus fuerzas avanzaron sobre la capital. El «Castilla» les hizo frente en
Tacuba, bajo el mando del coronel Francisco Bocelli. La batalla de Tacuba se
decantó a favor del Regimiento Voluntarios de Castilla, que consiguió frenar a las
fuerzas independentistas. Como consecuencia de ello, un coronel jefe de otras
unidades envió al mariscal de campo un mensaje que, en lo que se refiere al
«Castilla», decía así: «Me falta por significar a V. E. los cuerpos a los que
pertenecían los héroes decididos y deseosos de defender a su Rey... fueron el
Castilla...».44

Trienio liberal
Cuando en 1820 el general Rafael del Riego se pronunció con las tropas a su mando a
favor de la Constitución de 1812, el Regimiento Voluntarios de Castilla estaba
acuartelado en La Coruña, primera ciudad donde repercutió el pronunciamiento. Como
consecuencia de las conspiraciones contra el nuevo gobierno se envió el Regimiento
a Aragón, Burgos, Navarra y Palencia para controlar situaciones cada vez más tensas
entre el sector favorable y el contrario a la Constitución.45

Durante toda la contienda puede decirse que no existe una actuación conjunta del
regimiento como tal, sino que la unidad actuó de forma desmembrada, ya que cada
batallón operó en un sitio diferente. Los componentes del regimiento actuaron en
1823 en Alcañiz, en el bloqueo de Mequinenza y en el sitio de Calatayud defendiendo
la causa liberal.46

Disolución y refundación del Regimiento


Un enviado secreto del rey negoció la intervención de la Cuádruple Alianza formada
en 1815. Un gran ejército, los llamados Cien mil hijos de San Luis, al mando de
Luis Antonio de Francia, duque de Angulema, cruzó el río Bidasoa el 7 de abril de
1823. La intervención francesa fue muy controvertida, pues el pueblo aún recordaba
la lucha contra los franceses durante la guerra de la independencia. Ante tan gran
ejército los Voluntarios de Castilla se replegaron hacia el sur al mando del
general Francisco Ballesteros que, al final, tuvo que capitular. Los diferentes
batallones del regimiento fueron disueltos: el primero en Simancas y el segundo en
Cabra; la tropa fue licenciada y los jefes, oficiales y suboficiales sufrieron una
especie de «depuración» en la que tuvieron que demostrar su adhesión al rey.47
Por una Real Orden del 29 de marzo de 1828 volvió a renacer el regimiento, en este
caso con la denominación de «Castilla n.º 15 de línea», formado por dos batallones.
Para su reorganización se nombró al coronel Francisco Sanjuanena, que poseía el
Escudo de Distinción por haber logrado fugarse de un campo de prisioneros francés y
haber combatido en Perú. A pesar de ello, y de que no se vio envuelto en los
acontecimientos políticos, fue investigado acerca de su conducta durante el trienio
liberal para que quedase clara en esos momentos su postura de adhesión a la
monarquía absolutista.4849 La refundación tuvo lugar en Burgos, con el honor de
maniobrar en presencia del rey el 6 de julio de ese mismo año. La banda de música
del regimiento tocó por vez primera en Lugo, en mayo de 1829, y en septiembre de
ese mismo año el Regimiento elige como «Patrona tutelar» a la Virgen del Carmen.
Con motivo de la creación del nuevo Regimiento Princesa (n.º 4), el Voluntarios de
Castilla pasó a tener el número 16, el mismo que tiene en la actualidad y sin
cambios desde entonces. El Regimiento Princesa fue disuelto un siglo más tarde, en
1936.50

Primera guerra carlista


Artículo principal: Primera guerra carlista

El infante Carlos María Isidro, autoproclamado rey con el nombre de Carlos V


El 29 de septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII, y el infante Carlos María
Isidro de Borbón —que pretendía el trono en perjuicio de Isabel, la hija de
Fernando— aglutinó en torno suyo a un buen número de partidarios. Por orden del
capitán general de Galicia se encomendó al Regimiento Castilla n.º 16, junto al
«Extremadura», la detención del infante. De haber tenido éxito en su misión, el
regimiento podría haber cambiado el desarrollo de la guerra, pero en sus
incursiones por el norte de Portugal solo consiguió sorprender en Lardosa a los
acompañantes del pretendiente e incautar el equipaje de este. Por esta acción el
coronel Sanjuanena fue ascendido a mariscal de campo y pasó a la jefatura del
Regimiento el teniente coronel mayor Miguel Mir de González.51

A partir de entonces el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 vivió la guerra en


distintos frentes y con suerte diversa. Con sus batallones separados, estos
estuvieron presentes en muchos y variados combates: en Eulate, a las órdenes del
general Valdés, en Bilbao, donde murió Tomás de Zumalacárregui, en la batalla de
Mendigorría, donde, al mando del general Luis Fernández de Córdova, derrotaron
totalmente a los carlistas, que sufrieron cuantiosas bajas en caídos y
prisioneros.52 En la comarca soriana de Tierra de Pinares persiguieron al cura
Merino y a su lugarteniente Juan de Leonardo. Operaron también en Galicia, en las
localidades sorianas de Miñana y Luco, estuvieron presentes en las batallas de
Arlabán, Santo Domingo de la Calzada, Los Arcos y Arróniz, Orrantía y Bortedo,
Asturias, Labacolla, Burón (Lugo), tomaron parte en las acciones de Retuerta,
Villanueva de Carazo y Huerta de Rey en Burgos.53

Obedeciendo siempre a sus mandos naturales, el Regimiento Castilla n.º 16 siguió


recorriendo el territorio español hasta la firma del Convenio de Vergara. Pero no
acabó aquí el conflicto, ya que no todos los caudillos carlistas estaban de acuerdo
con el convenio, entre ellos Ramón Cabrera, conocido como el «Tigre del
Maestrazgo». Ante esta situación, el «Castilla» libró batallas en las canteras de
Utrillas y logró la victoria en la batalla de Arlabán. El 22 de mayo de 1840, el
regimiento marchó hacia las proximidades de la localidad de Tremp, en Lérida, y al
fuerte de Puebla de Segur, que eran atacadas por los carlistas. A finales de 1840
se reunió todo el regimiento en Cataluña, donde le sorprendió el final definitivo
de la guerra, pero las dificultades no terminaron ahí. Por unas razones u otras,
los altos cargos militares y políticos se olvidaron de abastecer al ejército, que
se vio sumido en un estado de miseria. El soldado llegó a estar a media ración, ya
que la corta asignación que tenía el Ejército llegaba «por manos de ávidos
contratistas que no se avergonzaban en especular con la corta y sagrada asignación
de las Tropas».5455 Durante este periodo, la pérdida de militares del Ejército de
la Reina ascendió a más de 140 000 hombres en el transcurso de siete años, cantidad
igual al número de tropas que estaban en pie cuando falleció Fernando VII.53

Segunda guerra carlista


Artículo principal: Segunda guerra carlista
Una vez terminada la primera guerra carlista, el Regimiento Castilla n.º 16 se
estableció en diversos puntos de Cataluña. Sus actuaciones se ciñeron a la
persecución de contrabandistas hasta que, en 1844, se hizo cargo de este servicio
la Guardia Civil, creada ese mismo año para este y otros fines similares. En esta
época, el regimiento estaba al mando del coronel Alcocer. Eran unos años convulsos
por los continuos alzamientos tanto de signo liberal como absolutista, de tal modo
que en poco tiempo llegaron a producirse hasta cuarenta y cinco alzamientos. Así
las cosas, el Regimiento Castilla n.º 16 se vio envuelto en algunos de ellos, como
el del general Narváez, llamado el «espadón de Loja», y el del general Prim a
mediados de 1843.56

En el mes de agosto del año 1844 fue nombrado jefe del cuerpo el coronel Ramón
Nouvilas, antiguo ayudante del general Marcelino Oráa. Este coronel estuvo
condenado a muerte por haber tomado parte en los sucesos del 7 de octubre de 1841,
cuando intentó separar por la fuerza al general Espartero de Isabel II y de su
hermana menor Luisa Fernanda, y huyó a Francia. En enero de 1844 hubo varias
insurrecciones en el sudeste español y en la frontera de Galicia con Portugal. Allí
acudió el regimiento previa revista del general segundo jefe de la Capitanía
General de Galicia. En esta parada militar, dicho general señaló en su alocución lo
siguiente:
Seguro vuestro Jefe de los sentimientos de lealtad y disciplina, que abrigaron los
honrados y valientes del Castilla, no dudan en afirmar que donde quiera que se
encuentre el Regimiento o parte de él, quedarán frustrados los intentos de
rebelión, y terriblemente escarmentados sus audaces promotores.57
Por dichas razones, el regimiento estuvo desasistido y, como consecuencia de sus
continuos traslados a diferentes frentes, la documentación reglamentaria estaba muy
atrasada. El coronel del «Castilla» puso en conocimiento esta situación, y el
regimiento fue enviado a Carabanchel, donde pasó revista el ministro de la Guerra.
El año 1845 fue tranquilo para el regimiento y el 16 de julio, que era la
festividad de la Virgen del Carmen, patrona del regimiento, se bendijeron y
cambiaron las antiguas banderas blancas de la época de la casa de Borbón por las
nuevas, una para cada batallón.58

Retrato de Ramón Cabrera, el Tigre del Maestrazgo


No pasó mucho tiempo para que el regimiento volviera a las armas. Fracasadas las
«bodas de Estado» entre Isabel II y su hermana la infanta Luisa Fernanda con el
duque de Aumale y el duque de Montpensier, respectivamente, los carlistas
decidieron ir otra vez a la guerra. El comienzo de las hostilidades no es muy
preciso, pero está claro que las operaciones se desarrollaron en Cataluña. Allí
aparecieron «els matiners», también llamados «trabucaires». En un principio las
partidas eran pequeñas y muy fraccionadas, hasta que llegó a España Ramón Cabrera,
apodado «el tigre del Maestrazgo», con aureola de gran héroe de la Primera Guerra
Carlista.59

Con motivo de la amnistía concedida por la boda de la reina, el general Espartero


volvió a España y fue nombrado senador, cosa que disgustó al general Narváez, hasta
el punto de que entró sable en mano en el Consejo de Ministros e implantó una
dictadura que duraría más de tres años.60 Mientras tanto, el Regimiento de
Infantería Castilla n.º 16 recorrió toda Cataluña, donde se enfrentó en guerra de
guerrillas a los seguidores del «tigre del Maestrazgo». En septiembre de 1848
ascendió el coronel Nouvilas a mariscal de campo y, posteriormente, llegó a ser
ministro de la Guerra con la Primera República. Nombró al coronel De La Rocha como
jefe del regimiento.61

La guerra contra los emboscados fue surtiendo efecto, siendo el «Castilla» uno de
los regimientos que en más acciones tomó parte. Poco a poco se desgastaban los
guerrilleros, que perdían apoyos entre la población, sobre todo en la rural, y
aumentaban las deserciones hacia el «Castilla» y otras tropas gubernamentales en
busca del indulto, que llegó el 8 de junio de 1849. El regimiento se acantonó en
Barcelona y licenció a los soldados de los reemplazos de 1843 y 1844. Con el
ascenso del coronel de la Rocha a brigadier se dio por finalizada esta etapa.62

Guerra de África
Artículo principal: Guerra de África
Una vez terminada la contienda carlista, el regimiento estableció su guarnición en
Barcelona. En agosto de 1850 se le ordenó la persecución del bandolero «Baliarda»,
que murió en combate, y se hicieron prisioneros muchos de sus seguidores, acción
por la que fue felicitado el regimiento. Continuó con su instrucción y
reorganización durante la primera parte de la década de 1850. El coronel de la
Rocha elevó una instancia a la reina Isabel II a principios de marzo de 1851, en la
que solicitaba que le fueran concedidas al Regimiento de Infantería Castilla n.º 16
las Corbatas de San Fernando de cuarta clase por sus anteriores heroicas acciones.
El 26 de julio de 1852, el Marqués de Novaliches, siguiendo instrucciones de la
reina Isabel II, contestó desde el Real Sitio de San Ildefonso confirmando la
concesión de este reconocimiento al valor del regimiento. La entrega se llevó a
cabo el 10 de octubre de 1852, fecha del cumpleaños de la reina.63

Sublevación de Vicálvaro o «vicalvarada»


A principios de 1854 se produjo un caso de gran corrupción en el Gobierno en la
concesión de las contratas para la explotación del ferrocarril. El Senado, reunido
en sesión plenaria, votó en contra de esta ley, el presidente Sartorius disolvió
las Cortes y emprendió una persecución política contra los senadores. La oposición
encontró apoyo en el general O'Donnell, que se sublevó en Vicálvaro, localidad muy
cercana a Madrid, con seis regimientos de caballería y el Regimiento de Infantería
«Príncipe», pero constituían una fuerza escasa para oponerse a las leales al
Gobierno. Varios capitanes generales se sumaron a los sublevados, entre ellos el de
Cataluña. El Castilla n.º 16 también se unió a la «vicalvarada». En esta situación
la reina llamó a Espartero para que formase Gobierno en coalición con O'Donnell,
cosa que se llevó a efecto el 31 de julio de 1854, fecha en la que comenzó el
llamado Bienio Progresista.64 En agosto de 1854 fue sustituido el coronel de La
Rocha —quien llegaría a ser ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina y
posteriormente consejero de Estado— como jefe del Regimiento de Infantería Castilla
n.º 16, siendo nombrado en su lugar el coronel Antonio Navazo de Teresa, procedente
del carlismo y que apoyaba el Convenio de Vergara. Estos militares eran llamados
por sus compañeros «los convenidos».65

Marcha a las colonias y a África


En 1857 y en colaboración con las fuerzas coloniales francesas, España envió
expediciones militares a México, Santo Domingo y la Cochinchina, además de a
África. El 2 de octubre de 1858, siendo el nuevo jefe el coronel Eduardo Aldanese y
Urquidi, el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 recibió la orden de prepararse
para embarcar y potenciar el Ejército de África. Embarcaron el 6 de noviembre en el
vapor francés Ville de Lyon, que los llevó hasta Cádiz. El ferrocarril, aún poco
conocido, los transportó hasta Sanlúcar de Barrameda, donde esperaron para ser
trasladados a África.66

Casus belli
En España no hubo unanimidad sobre la guerra que se veía venir. Esas diferencias de
opiniones hicieron que tanto los políticos como el mismo pueblo olvidasen los
graves problemas nacionales, que pasaron a segundo plano, aunando el pensar del
pueblo contra el enemigo común: el moro.67 El casus belli fue algo tan simple como
la construcción de un edificio ordenada por el Gobernador Militar que valiese como
«Cuerpo de Guardia» a efectos de evitar las continuas deserciones de los
presidiarios trabajadores hacia la zona marroquí. Como era de prever, los
marroquíes atravesaron la línea divisoria en la noche del 19 de agosto y causaron
destrozos en la fortificación. El Gobierno español exigió al marroquí la toma de
medidas para el apresamiento de esos individuos y posterior castigo. Ante la
tardanza en tomar medidas por parte del ejecutivo marroquí, España declaró la
guerra a Marruecos.68

Comienzo de las operaciones


Las tropas que formaban el segundo cuerpo de ejército, al que pertenecía el
Regimiento de Infantería Castilla n.º 16, fueron revistadas por el propio general
O'Donnell el 18 de noviembre de 1859. El Castilla n.º 16 llegó a Ceuta el 28 de
noviembre en el vapor Brasil.69 El regimiento se encuadró en la primera Media
Brigada de la Primera División, al mando del general Zavala, futuro presidente del
Consejo de Ministros de España. El ejército expedicionario contaba con unos 35 000
hombres, contra los 45 000 que oponía el sultán de Marruecos. La incógnita mayor
respecto al enemigo era su legendaria caballería, que solía adoptar en el ataque
una media luna para envolver al enemigo por ambos flancos.70

El regimiento ocupó las casas fuertes o reductos de Francisco de Asís, Cisneros e


Isabel II; y las fuerzas africanas, sabedoras de la importancia de estos enclaves,
los atacó duramente. En las primeras horas de la mañana del 9 de diciembre de 1859
se entabló batalla entre los norteafricanos y el Batallón de Castilla n.º 16. Los
marroquíes estaban comandados por Muley-el-Abbas, hermano del rey Mohámmed IV. Se
llegó a enfrentamientos a la bayoneta calada, donde los efectivos marroquíes eran
superiores a los españoles en una proporción de cuatro a uno. El coronel del
regimiento Eduardo Aldanese y Urquidi resultó herido de bala en un costado, lo que
le impidió continuar al mando, pero fue ascendido durante la batalla a brigadier
por el general Zavala. El Arma de Artillería tuvo también una importancia
relevante, ya que estrenó los cañones con ánima rayada, siendo la primera vez que
se utilizaban.71 El 14 de enero, los regimientos de Castilla n.º 16 y el de
Cazadores de Simancas tomaron los altos que dominan la ciudad de Tetuán, donde
también se llegó en esta batalla a la lucha a la bayoneta, en la que resultó herido
el teniente coronel Crespo.72

Batalla de Wad-Ras y firma de la paz


Artículo principal: Batalla de Wad-Ras
El regimiento siguió librando combates en febrero de 1860 y participó en la batalla
de Tetuán. La euforia de esta victoria hizo presagiar una futura y cercana paz,
pero los marroquíes consideraron inaceptable la cesión de Tetuán, como se les
exigía. Aunque continuaron las negociaciones, la contienda siguió desarrollándose.
A mediados de marzo el regimiento se batió duramente en los frentes de sierra
Bermeja y Samsa con lucha a bayoneta calada y tomó, también a bayoneta calada, las
alturas del río Izmir y Cabo Negro. En las primeras horas del 23 de marzo de 1860
continuaron las operaciones sobre Tánger, donde tuvo lugar la batalla de Wad-Ras,
cuyo resultado fue la huida de la fuerza adversaria de la ciudad. Posteriormente el
regimiento fue evacuado en el vapor Velasco con dirección a San Sebastián. Fue una
campaña corta —solo duró cuatro meses—, pero resultó muy violenta y penosa, ya que
el regimiento tuvo 44 muertos en combate y 159 heridos, y participó en 23 combates
y en dos batallas. Por su valentía en los enfrentamientos en combate se le
otorgaron 122 cruces militares individuales.

La firma de la paz se celebró con alegría y alborozo por las tropas españolas, pero
pasó casi desapercibida en la Península, incluso fue recibida con cierta frialdad
por falta de información de lo que estaba pasando. Sin embargo, las fuerzas
españolas, y entre ellas el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16, supieron
cumplir con lo ordenado por sus superiores.7374
Tercera guerra carlista
Artículo principal: Tercera guerra carlista
Para recuperarse de las heridas de África, el Regimiento de Infantería Castilla n.º
16 estuvo de guarnición en Vitoria. Al coronel Aldanese vino a relevarle el coronel
José de Andrade y Paino, oriundo de Badajoz, quien en 1848 ya estuvo de teniente
coronel en el regimiento y era su ilusión mandarlo algún día.75 Ejerció como
coronel poco más de un año, hasta que en 1846 le relevó en el mando el coronel José
Velarde, dándose en esta persona un hecho muy curioso: fue sustituido en su cargo
el mismo día que se presentó a tomar posesión de él, por el coronel Melitón
Andrés.76

Como consecuencia de las diferencias entre los generales Prim, que quería una caída
rápida de la monarquía, y O'Donnell y Narváez, sus contrarios, hubo una intentona
de sublevación en Aranjuez que fracasó, y el Regimiento Castilla n.º 16 fue enviado
a Pamplona. Al coronel Andrés, que era jefe del regimiento, le sucedió el coronel
José Oliva y, a este, Ramón de la Torre y Bordons, veterano de dos guerras
carlistas, expedicionario a Italia para defender al papa Pío XI y destacado en la
guerra de África, por lo que poseía gran cantidad de condecoraciones.77 En marzo de
1868 lo sustituyó el coronel de la Rosa a petición propia. A continuación se nombró
a un nuevo coronel, José Cherif y Monroy, formado como militar en las guerras
carlistas, y como se había adherido al Convenio de Vergara, resultó que había
combatido contra los que fueron sus antiguos compañeros en la toma de Miravete de
la Sierra bajo las órdenes del general O'Donnell.78

En 1869 se proclamó la nueva Constitución y comenzó el proceso de encontrar un


nuevo rey para España. Mientras tanto fue nombrado el general Prim como presidente.
Con estos continuos cambios políticos, el Regimiento Castilla n.º 16 pasó en
cuestión de días de combatir la revolución a apoyarla. A mediados de octubre el
regimiento fue enviado a Valencia con su nuevo coronel José Faura y Serra, veterano
de las guerras carlistas, en las que fue herido de bala en el hombro. A mediados de
1870 le sucedió el coronel José Pierrat Iniesta.79

Llegada de Amadeo de Saboya


El 30 de diciembre de 1870 llegó Amadeo de Saboya al puerto de Cartagena a bordo de
la fragata Numancia. Al desembarcar se enteró del asesinato en Madrid, ese mismo
día, del general Prim. Los dos años que reinó Amadeo I fueron de tal modo convulsos
que en ese corto periodo hubo tres elecciones generales y seis gobiernos. Tanto es
así que el propio rey dijo: «me voy», y abdicó con carácter irrevocable, acto que
favoreció la proclamación de la Primera República Española.62

Durante los años siguientes el regimiento operó en Santander, Burgos, Soria y


Madrid. Entre otras batallas destaca la que mantuvo contra unas partidas carlistas
en el pueblo burgalés de Medina de Pomar, ya que, aunque estaban en inferioridad
manifiesta de fuerzas, después de rechazar dos requerimientos de rendición
contestaron a esta propuesta que «el Ejército Español jamás se rendía», e hicieron
huir al enemigo.80

Proclamación del rey Alfonso XII y derrota carlista


Ante los graves problemas que tenía que resolver la Primera República, añadidos a
unas guerras coloniales en Cuba y el llamado «movimiento cantonalista» —que surgió
en el levante y sur español, como en Córdoba o Cartagena—, algunos políticos y
militares empezaron a contemplar que la solución podría consistir en una
«restauración borbónica» personificada en la figura de Alfonso XII. En 1874 los
batallones del «Castilla» prestaron servicio en Madrid, se batieron en las
proximidades del pueblo cántabro de Rasines contra la partida facciosa del
«Culebro» y operaron en Oviedo. El 18 de abril se incorporó al regimiento el
coronel Antonio Ziriza Sánchez, uno de los más significativos que ha tenido la
unidad, ya que procedía de la Infantería de Marina, había participado en la
expedición a México y estuvo a las órdenes del marino Méndez Núñez en los sitios de
Valparaíso y del Callao.81

Batalla de Treviño, por Víctor Morelli. Museo de la Academia de Caballería de


Valladolid.
Ese mismo año el Castilla n.º 16 también intervino en la batalla del Valle de
Somorrostro, en la de San Pedro Abanto —donde se llegó al cuerpo a cuerpo—, en la
toma de Estella, en el Monte Muru, en Irún, etc. Posteriormente embarcó en el
puerto de Pasajes con destino a Santander, donde el temporal estuvo a punto de
echarlos a pique. El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclamó
en Sagunto a Alfonso XII como rey, quien nombró primer presidente del Gobierno de
la Restauración a Cánovas del Castillo. El 23 de enero de 1875, Alfonso XII pasó
revista en la localidad navarra de Peralta a 40 000 soldados de todas las armas, y
entre ellos estuvo presente el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16. En julio
salió el regimiento hacia Miranda de Ebro y, poco después, tomó parte en la batalla
de Tulillo. Marchó hacia Sagunto e intervino en la batalla de Treviño, por la que
fue muy elogiado por el general Quesada. En noviembre partió para Vitoria y
participó en la batalla de Peñacerrada, donde tomó todas las defensas enemigas,
incluido el Fuerte de San León.82

A principios de 1875 el Castilla n.º 16 tomó a la bayoneta el cerro de Miravalles.


Terminó el año 1875 en La Rioja, acantonado en Logroño, y más tarde pasó a Haro. El
26 de enero salió para Vitoria, y el 30 de ese mismo mes desalojó en combate a la
bayoneta posiciones de tan difícil acceso como las que tiene el monte Gangorri. El
5 de febrero atacó y tomó Abadiano, y el 16 de febrero el Regimiento de Castilla
n.º 16 hizo los honores de ordenanza al rey Alfonso XII en Vergara. El regimiento
finalizó esta etapa con el coronel Pascual de la Calle y Guibert como jefe. La
guerra terminó definitivamente cuando Carlos María de Borbón y Austria-Este,
autotitulado Carlos VII, cruzó la frontera hacia Francia con sus jefes y oficiales
que, como signo de protesta, rompieron sus espadas contra el suelo.8384

Badajoz
Cuando terminó la guerra dinástica, el Regimiento Castilla n.º 16 estaba acantonado
en Vitoria. El 16 de julio de 1876, festividad de la Virgen del Carmen y patrona
del regimiento, se bendijeron y entregaron a los batallones las nuevas banderas
adquiridas.85 Desde esta fecha hasta el año 1883, el Castilla n.º 16 desarrolló
todo tipo de operaciones de organización y abastecimiento tanto del propio
regimiento como de los demás regimientos, compañías, etc. Una parte de sus jefes y
oficiales participó en distintos cursos y ejercicios de perfeccionamiento de
técnica y táctica militar, como el ejercicio llamado «Agua, arena y hacha» que tuvo
lugar en los campos de Aranguir junto a otros regimientos, también de caballería y
artillería. Asimismo, efectuó otras misiones que se presentaron de forma imprevista
por desastres naturales que afectaron a personal civil, al que acudieron en su
auxilio.86

Entre otras misiones que llevó a cabo estaba la de proporcionar un porcentaje


determinado de sus efectivos para la guerra de Cuba, concretamente el 20 % de
ellos. Participó igualmente en labores de apoyo y cooperación de la formación del
censo de la población, que se llevó a efecto a finales de 1877.87 Con la nueva
reorganización del Ejército se crearon veinte batallones nuevos y, con la fusión de
los batallones de reserva Sevilla n.º 3 y Málaga n.º 23, se constituyó el
Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41, que tuvo su primer acuartelamiento en
Badajoz y cuyo primer jefe fue el coronel Pedro Ruiz Martínez.88

Debido a una serie de normas que disgustaron a los militares, los republicanos —al
mando de Ruiz Zorrilla— crearon una asociación secreta llamada ARM (Asociación
Militar Republicana), que captó a muchos militares descontentos. Concretamente, en
Badajoz se sumaron a este movimiento las fuerzas de caballería, artillería y el
Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41. Para que este pronunciamiento hubiese
tenido posibilidades de éxito, deberían haberse sumado diversas guarniciones de
todo el país, pero en unas horas se produjeron movimientos de distinto signo y,
cuando el Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41 se dio cuenta de que estaba
solo, ya era tarde. Más de 900 mandos y soldados huyeron a Portugal, mientras el
general Blanco, nombrado capitán general de Extremadura, se hizo con la plaza sin
derramamiento de sangre. Hubo un consejo de guerra donde se condenó a los
golpistas, algunos de ellos a pena de muerte, si bien más tarde les fue conmutada
esta pena por la de prisión en fuertes militares.89

Cuando estaba el Castilla n.º 16 de guarnición en Leganés llegó la Real Orden de 10


de diciembre de 1883 por la que se destinaba al regimiento a Badajoz. El Castilla
n.º 16 partió el 16 del mismo mes y empleó seis días para la organización completa
del traslado por ferrocarril. Las primeras fuerzas llegaron a Badajoz al día
siguiente y ocuparon el acuartelamiento de San Francisco el Grande,90 que estaba
vacío por haber sido disuelto el Regimiento Covadonga n.º 41 que lo ocupaba.91 A
partir del 17 de diciembre de 1883, el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16
estaría ligado durante más de cien años a la ciudad de Badajoz. Muchas generaciones
de extremeños, y en particular de pacenses, se formaron en sus filas, ya que
entonces los reclutas iban destinados a los regimientos más cercanos.92

Campaña del 98
Con la Constitución de 1812 la mayoría de los conventos y monasterios del país —
incluidos los de Badajoz— se convirtieron en cuarteles y sus huertas en jardines o
eriales. La Revolución de 1868, apodada «La Gloriosa», expulsó a los pocos
religiosos que quedaban en Badajoz. Por esta razón el convento de San Francisco,
que fue en primer lugar cementerio, luego pasó a ser cuartel, donde empezaron a
estar acuarteladas las tropas el 17 de diciembre de 1883.93 A principios de 1884 la
totalidad del regimiento se encontraba acuartelada en el ya citado antiguo convento
franciscano y en su huerta adjunta, al que se llamó cuartel de San Francisco el
Grande. La huerta pasó posteriormente a ser el actual paseo de San Francisco,
parque cuadrangular con un templete central para conciertos y música popular,
centro de paseo y recreo de la juventud de la posguerra durante varios decenios.93
94

Tragedia en el puente sobre el río Alcudia


Artículo principal: Catástrofe del puente de Alcudia

Dibujos de Manuel Alcázar para La Ilustración Española y Americana ilustrando el


incidente
En abril de 1884 se produjo un hecho que causó más bajas en el Castilla n.º 16 que
en muchas de las batallas en las que participó. De vuelta a sus lugares de origen
por haberse licenciado los veteranos del reemplazo de 1881, iniciaron el viaje de
regreso el domingo 27 de abril por ferrocarril. Al llegar al km 279 de la línea
Madrid-Badajoz, a las 4:00 de la mañana, cuando atravesaban el puente metálico de
tres pilares sobre el río Alcudia, este se derrumbó, cayendo el tren al río desde
unos 8 metros de altura. En esta catástrofe murieron cincuenta y dos militares.9596
Los funerales y actos en honor de los difuntos se celebraron en Badajoz, a los que
asistieron todas las autoridades, tanto eclesiásticas como políticas y militares y
una gran cantidad de pacenses. También se llevaron a cabo iniciativas a efectos de
recaudar fondos para los familiares de estos soldados fallecidos, la gran mayoría
de escasos medios económicos.97 La relación completa de los fallecidos, así como su
graduación y lugar de procedencia, están registrados exactamente en los libros de
actas del regimiento.98

Fallecimiento de Alfonso XII y nacimiento de Alfonso XIII


El 25 de noviembre de 1885 falleció de tuberculosis el rey Alfonso XII y se nombró
reina-regente a María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII,
que estaba embarazada y quería que el hijo que esperaba fuera un varón por
cuestiones evidentes de sucesión al trono. El 17 de mayo de 1886, la reina regente
María Cristina dio a luz a un varón que, al cumplir los dieciséis años, fue
nombrado rey con el nombre de Alfonso XIII. Todo esto ocurrió mientras el
regimiento desarrollaba sus actividades con destacamento de algunas compañías en
Olivenza, Mérida y Cáceres. El coronel jefe del regimiento, Leonardo Fernández
Ruiz, que empezó de soldado, llegó al grado de coronel después de 40 años de
servicio en la carrera militar. El ascenso desde teniente coronel a coronel se
produjo en la tercera guerra carlista, donde fue herido y premiado con el
mencionado ascenso. Se le concedió el retiro a finales de marzo de 1887.99 Siempre
se le recordó como el jefe que mandaba el regimiento cuando este llegó a Badajoz.
Le sucedieron sucesivamente en el mando los coroneles Manuel Ortega y Sánchez-
Muñoz, José Márquez Torres y Joaquín Gutiérrez Villuendas. El coronel Márquez fue
ascendido a este grado por rechazar a los insurrectos cantonales después de un duro
combate, donde recogió un gran botín de armamento y municiones.100 Permaneció
diecisiete años en el empleo, hasta que en 1890 ascendió a general de brigada.

Visita de los Reyes de Portugal y proclamación de la Patrona de la Infantería


Española

El rey de Portugal de visita en Valencia de Alcántara


En 1892 se celebró el IV centenario del Descubrimiento de América, acontecimiento
que el regimiento y la ciudad de Badajoz celebraron con gran solemnidad. El 7 de
noviembre de este mismo año, el ministro de la Guerra ordenó que una compañía del
regimiento se desplazase a Valencia de Alcántara con objeto de rendir honores a los
reyes de Portugal que iniciaban su visita a España. Fue la 4.ª Compañía del 1.º
Batallón quien recibió el encargo de realizar este cometido. Hay que reseñar que
formaba parte de esta compañía el teniente Francisco Neila Ciria, que años más
tarde recibió la Laureada de San Fernando por aguantar el cerco y defensa de
Cascorro, localidad cubana, frente a las fuerzas insurrectas durante trece días,
donde también se distinguió por sus actos de guerra el soldado Eloy Gonzalo.101
Poco tiempo después, el 12 de noviembre de 1892, por Real Orden que publicó el
Diario Oficial n.º 248, se declaró como patrona única de la Infantería española a
la Inmaculada Concepción.102

Sucesos en Marruecos
Debido al ascenso del coronel Gutiérrez el 11 de marzo de 1893, fue nombrado nuevo
coronel Francisco Salinero Bellver. En ese mismo año España quiso llevar a cabo uno
de los protocolos del Tratado de Wad-Ras, o de paz con Marruecos, de 26 de abril de
1860, por el que se le cedía a España una mayor zona en las proximidades de
Melilla, e inició una fortificación en las proximidades de un cementerio bereber,
cosa que no gustó a los nativos, que hostigaron a los trabajadores y la tropa que
los defendía. Hubo conversaciones diplomáticas entre los dos países para solucionar
el conflicto, pero hasta que el ministro de la Guerra no envió a 22 000 soldados a
Melilla bajo mando del general Arsenio Martínez Campos, los bereberes no cesaron
los ataques y aceptaron los nuevos límites.103 En los sucesos de Melilla destacó un
militar que adquiriría renombre décadas después, el teniente Miguel Primo de
Rivera, que consiguió ese mismo año la Cruz Laureada de San Fernando. A finales de
1893 fueron licenciados los reservistas del Castilla n.º 16, que siguieron de
servicio en el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 en Badajoz.104105

Primer Centenario del Regimiento y guerra de Cuba

Jefes y oficiales del Castilla n.º 16 expedicionario en Cuba


El rey Alfonso XII asistió a unas maniobras militares que llevaron a cabo entre el
19 y el 24 de febrero de 1894 el regimiento y otras unidades militares en los
denominados Altos de Galache, lugar probablemente situado en la zona de Santa
Engracia, donde el rey inauguró una granja agrícola en una visita que hizo a
Badajoz. En julio de 1894 el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 cumplió su
primer centenario. Al ser ascendido a general de brigada el coronel jefe del
regimiento, lo sustituyó en el mando el coronel Gabriel Gelabert Vallecillo.106
El 24 de febrero de 1895, el revolucionario cubano José Martí ordenó el
levantamiento en la localidad de Baire, con lo que estalló la guerra de
independencia cubana. El Regimiento Castilla n.º 16 contribuyó a la creación de las
primeras unidades que tenían a Cuba por destino. Los acontecimientos en las
Antillas preocupaban mucho en España, y el 18 de octubre de 1895 se dictó una Real
Orden, publicada en el Diario Oficial n.º 232, por la que la reina regente, en
nombre del rey, disponía que se destinasen a Cuba veinte batallones en pie de
guerra. El Castilla n.º 16 organizó uno de los batallones expedicionarios, que
salió de Badajoz con destino a Cádiz el 23 de noviembre por ferrocarril107 al mando
del coronel Gabriel Gelabert Vallecillo, y embarcó en el vapor Ciudad de Cádiz al
día siguiente. En Badajoz quedaron el resto de la plana mayor y el 2.º batallón.108

Tropas del Castilla n.º 16 expedicionario en Cuba


Los insurrectos cubanos, con el apoyo decisivo de los Estados Unidos, habían
declarado una guerra sin cuartel y fusilaron a colaboradores y simpatizantes de
España y su ejército. El gobierno español envió al general Martínez Campos, de
talante dialogante y conciliador, aunque al ver la situación en la isla pidió el
relevo y recomendó al general mallorquín Valeriano Weyler, al que consideraba más
idóneo para este tipo de guerra.109

El batallón expedicionario del Castilla n.º 16 pasó tres días de aclimatación y


después se trasladó por ferrocarril hasta Cienfuegos y Santa Clara. El primer
encuentro con los revolucionarios se produjo el 14 de enero de 1896. El 7 de abril,
un destacamento de soldados del Castilla n.º 16, después de haber sufrido un cerco
de dieciocho días, rechazó a las fuerzas del cabecilla insurrecto Antonio Maceo,
por lo que el general Weyler los premió por su valentía.110 Los enfrentamientos con
los insurrectos fueron constantes en las lomas de San Bartolo, la loma de Toro,
Ceja de Herradura, Guadalcanal, Consolación del Sur y Lomas de Descanso. En este
último resultó herido en el fémur del muslo derecho el coronel Gelabert, que fue
ascendido a general de brigada y se retiró a Valencia de Alcántara, donde murió a
consecuencia de las heridas de guerra.111

Guerra de los diez años en Cuba. En segunda fila, de pie, el cuarto por la
izquierda, Bernardino Rovira, padre del primer jefe del RIMZ Castilla n.º 16
El 10 de febrero de 1896 desembarcó el general Weyler para hacerse cargo de la
Capitanía General y publicó de inmediato varios bandos y normas para la
reorganización del ejército. Junto al Batallón de la Reina, el Castilla n.º 16, con
caballería y algunas piezas de artillería, formaron una columna al mando del
coronel Cándido Hernández de Velasco, de gran experiencia en combates en Cuba, y
marcharon hacia Pinar del Río. Dispersaron a los independentistas en Arroyo de San
Felipe, Rosario y Charnuzo el 27 de julio, y dos días después derrotaron a la
partida de Perico Belén, destruyeron varios campamentos del bando contrario y se
adueñaron de gran cantidad de armas y animales, hecho que mencionó el general
Weyler en sus escritos.112 Del 6 al 11 de agosto de 1896 el regimiento sorprendió a
los insurrectos acampados en Cruces y Rivera, y mantuvo combates con las partidas
de Payaso, Perico Belén y Rodolfo en Acrimonias, Punta de Palmas y Caobilla. Pocos
días más tarde los encontraron cruzando el río Isabela. El 27 de septiembre del
mismo año tuvo lugar uno de los combates más duros de esta campaña, el de las
Tumbas de Toriño, por lo que el general Weyler envió un telegrama al ministro del
Ejército donde puso de manifiesto la «intrepidez y bizarría» de estas tropas.113

El 9 de octubre de 1896 fue una de las fechas más recordadas por el Castilla n.º
16: estando sitiada la columna del general Adolfo Jiménez Castellanos por 5000
mambises de los líderes insurrectos Máximo Gómez y Calixto García, el soldado Eloy
Gonzalo se lanzó contra ellos con una lata de gasolina atada a su cuerpo, acción
que permitió liberar a sus compañeros sitiados y por la que se le concedió la Cruz
Laureada de San Fernando.114 También es digna de reseñar la gesta que protagonizó
el capitán Neila: cuando estaba sitiado, y ante los constantes mensajes de
propuestas de rendición que les mandaban los insurrectos, este reiteró en nombre de
sus fuerzas y de él mismo que «todas mis fuerzas están dispuestas a defenderse y a
morir, antes que entregar sus armas y faltar a su honor militar».115

Fusil Remington de la guerra de Cuba de 1868 a 1878 de Bernardino Rovira, con


bayoneta y cartuchera
Debido al ascenso del coronel Hernández de Velasco, el teniente coronel Recio se
hizo cargo del batallón expedicionario del Castilla n.º 16. Su recorrido por toda
la isla fue amplísimo, ascendió a coronel de las mismas fuerzas y se ganó de tal
modo la confianza del general Weyler que él mismo quiso tomar el mando del batallón
del Castilla n.º 16. El coronel Recio marchó a la península para curarse de una
enfermedad que padecía y se quedó en Badajoz como coronel jefe del regimiento. En
estas fechas sucedió el tan debatido acontecimiento de la explosión y hundimiento
del acorazado estadounidense Maine, que había recalado en el puerto de La Habana el
25 de enero de 1898 y tres semanas más tarde explotó, causando la muerte a
doscientos sesenta y seis marineros estadounidenses. Estados Unidos culpó a España
de esta acción y le declaró la guerra.116 Derrotada militarmente España por el
ejército estadounidense, el 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París,
por el que España reconocía la pérdida de sus últimas colonias de ultramar. El 21
del mismo mes fue repatriado el Batallón Expedicionario del Castilla n.º 16 y llegó
a Cádiz el 6 de enero de 1899. El 1 de mayo del mismo año, el general Adolfo
Jiménez Castellanos arrió por última vez la bandera española del Castillo de los
Tres Reyes Magos del Morro en La Habana.117

Acciones a principios del siglo XX


En el año 1900 el Castilla n.º 16 realizó trabajos de tipo humanitario, como evitar
el contagio en España de la peste bubónica que se había declarado en Portugal, e
impedir el paso de personas y animales a lo largo de la frontera luso-extremeña.
Continuaron con el desplazamiento de una compañía a Cáceres, Trujillo, Almoharín y
Hornachos, lugares en los que ayudaron a los agricultores a erradicar una plaga de
langostas. Posteriormente se dirigieron hacia los pueblos de Alcántara, Aliseda,
Villar del Rey y Arroyomolinos, y volvieron a Badajoz a finales del mes de julio de
1900. Todo ello se compaginó con la instrucción correspondiente.118

Nuevas banderas

Pergamino ejecutorio del regimiento


El 7 de mayo de 1902 tuvo lugar la bendición de las nuevas banderas y se dieron de
baja las dos viejas enseñas utilizadas en las campañas de Cuba, que se depositaron
en el Museo del Arma de Infantería. El coronel Domingo Recio y el teniente coronel
Vicente Ambel fueron los mandos a los que se les entregaron las banderas.119 En el
Pergamino ejecutorio del Regimiento, que se guarda en la sala de enseñas y banderas
del RIMZ Castilla n.º 16 sito en Bótoa —próxima a Badajoz—, y que está fechado en
el año 1912, definía cómo debía ser el escudo del regimiento: «... el Escudo de
Armas es el compuesto por un cuartel de esta forma: en fondo de gules, un castillo
dorado con torre de homenaje y sumado de Real Corona...». El pergamino está
encabezado por «Don Luis Rubio y Canga Yarto y Brú», que es quien lo redactó y
mandó que se ejecutase.120

Acontecimientos reales
Para solemnizar la coronación del rey Alfonso XIII, el Castilla n.º 16, junto con
los regimientos Gravelinas y Caballería Villarrobledo, participó en una gran parada
militar cerca de los glacis anejos a Puerta del Pilar. El 24 de abril de 1905 se
publicó una Real Orden que encomendaba al regimiento cubrir las calles en la visita
que el rey Alfonso XIII realizó a Badajoz al día siguiente. Sus componentes
cubrieron desde la calle Menacho hasta la catedral, y después desfilaron en honor
al monarca.121 El 9 de marzo de 1906 se publicó en el Diario Oficial n.º 54 un Real
Decreto por el que se favorecía a este regimiento con el nombramiento de coronel
honorario al rey de Portugal Carlos I de Braganza, y que dice así:

REAL DECRETO
Queriendo dar un alto testimonio de mi sincera amistad y afectuosa consideración a
S. M. Fidelísima Don Carlos I, Rey de Portugal:

Vengo a nombrarlo Coronel Honorario del Regimiento de Infantería Castilla n.º 16.

Dado en San Sebastián, a nueve de marzo de mil novecientos seis.

Alfonso.

El Ministro de la Guerra: Agustín Luque122


El 15 de marzo marchó una compañía del regimiento a la estación de ferrocarril de
Valencia de Alcántara para tributar honores al paso de los reyes de Portugal.123 El
11 de marzo de 1907 tomó el mando del regimiento el coronel Vicente Ambel Cárdenas
por ascenso de su antecesor. A principios del año 1909 se nombró coronel honorario
del regimiento al rey de Portugal Manuel II de Braganza en sustitución del
anterior, el rey Carlos I, que había sido asesinado once meses antes. A mediados de
febrero volvió a pasar por Badajoz el rey Alfonso XIII de vuelta de una visita a
Portugal en la que se entrevistó con el nuevo rey portugués en la localidad de
Villaviciosa, encuentro al que acudió una parte del regimiento para rendir honores
a los monarcas.124

Actividad hasta el inicio de la guerra de Marruecos


Para tributar honores a los restos del teniente Jacinto Ruiz y Mendoza por su
traslado a Madrid, una compañía del regimiento marchó a Trujillo el 10 de marzo de
1909, y retornó pocos días después. Se conserva en una pequeña urna un puñado de la
tierra que cubrió su ataúd que, a su vez, está en el interior de otra de cristal y
madera, que está depositada en la Sala de Estandartes del RIMZ Castilla n.º 16. El
teniente Ruiz fue un héroe en la guerra contra los franceses, y sus restos están
junto a los de los capitanes artilleros Daoíz y Velarde.125

A mediados de 1909 se habían agudizado los problemas existentes con las cabilas
cercanas a las posesiones españolas en el norte de África, ya que no reconocían la
autoridad española y consideraban esas tierras como suyas. En estos enfrentamientos
murió el cabo Luis Noval Ferrao, al que se le concedió la Laureada de San Fernando
a título póstumo. A finales de año se pacificó la zona pagando un alto precio: 3000
soldados muertos.126

Un batallón al mando del teniente coronel Neila se desplazó a Madrid para cubrir
una parte de la carrera que en 1912 hizo el rey de Portugal Manuel II en su visita
a la capital de España, así como acudir el 12 de noviembre a la Estación de
Delicias para tributar honores de despedida al monarca lusitano. El regimiento
finalizó el año de guarnición en Badajoz, aunque en 1912 sus regimientos San
Fernando y Saboya marcharon como voluntarios a Melilla. El 9 de marzo de ese mismo
año se hizo cargo del regimiento el coronel José Martínez Pedreira. Al objeto de
asistir al centenario de las Cortes de Cádiz, una Real Orden indicó que deberían
asistir todos los cuerpos que tuvieran en sus banderas y estandartes la Corbata de
San Fernando, por lo que el Castilla n.º 16 envió una representación con el
teniente coronel Neila al mando.127

El regimiento terminó el año acuartelado en Badajoz, y empezó el año 1914 con parte
del regimiento en Cáceres, donde el 20 de enero tomó el mando el nuevo coronel
Manuel Elías Prats.128 A principios de julio visitó Badajoz el Servicio de
Aeroestación Militar para hacer prácticas, y fue recibido por una representación
del regimiento. Este servicio aprovechó la estancia para tomar las primeras fotos
aéreas de Badajoz, de magnífica calidad, donde se veía perfectamente el cuartel del
Castilla n.º 16.129

Guerra de Marruecos
Desde 1915 a 1918 no hubo sucesos dignos de reseñar, excepto la visita que realizó
a Badajoz la infanta de España y princesa de Asturias Isabel de Borbón, hermana de
Alfonso XIII y conocida popularmente como «La chata». El Regimiento de Infantería
Castilla n.º 16 le rindió los honores de ordenanza mediante una compañía, bandera,
banda y música. El 10 de septiembre de 1918 se hizo cargo del mando de la unidad,
por ascenso de su predecesor, el coronel Francisco Sosa Arbelo. No se conservan
historiales de operaciones y vicisitudes de orden interno desde 1920 hasta 1931,
pero sí se sabe que en octubre de 1920 el coronel Sosa fue destinado a otro
regimiento y le sustituyó el coronel Luis Navarro y Alonso de Celada.130 Mientras
tanto, continuaron existiendo en el norte de África zonas verdaderamente
inexpugnables dentro del protectorado español de Marruecos, en una zona que
comprendía desde el río Muluya, al este de Melilla —la antigua Rusadir— pasando por
la costa mediterránea y las montañas del Rif, hasta la ciudad de Larache, en el
Atlántico.131

El Desastre de Annual
Se nombró al general Dámaso Berenguer como Alto Comisionado, el cual hizo un plan
para que fuese efectivo el dominio español en la zona bajo su influencia. El
general Berenguer consiguió sus objetivos, y conquistó la «ciudad santa» de Chauen
en 1920. Meses más tarde, el general Manuel Fernández Silvestre inició un avance
para encontrarse con las tropas del general Berenguer, pero no tomó las debidas
precauciones de dejar bien cubierta la retaguardia, descuido que aprovecharon para
atacar los rifeños. A esto se sumó que las cabilas de Abd el Krim y algunas otras
se levantaron en armas, que desertaron las tropas indígenas y que todos ellos
conocían mejor el terreno que las tropas españolas, a las que hostigaron y aislaron
en Annual. Allí, a partir del 22 de julio de 1921, se produjo una de las mayores
derrotas militares de la historia de España, conocida como el desastre de
Annual.132

Llegada del Batallón expedicionario del Regimiento Castilla n.º 16 a África


Inmediatamente se decretó el envío de tropas desde la península, entre ellos el
primer batallón del Regimiento de Infantería Castilla n.º 16, que embarcó en el
vapor Atlante y llegó a la zona de operaciones el 25 de julio de 1921, día de
Santiago Apóstol, al mando del teniente coronel Baldomero Álvarez Agudo.133 Poco
después el batallón expedicionario del Gravelinas marchó hacia Melilla. El 4 de
agosto, el capitán general de la 1.ª Región Militar, Miguel Primo de Rivera, envió
una proclama a todas las unidades para que la publicaran en el Boletín de Órdenes
de cada una de ellas. En esta proclama lamentaba la gravedad de los sucesos
acaecidos y la retirada «desordenada y pavorosa». Por ello, arengó a todas las
unidades con la esperanza de que tales situaciones no se volvieran a repetir.134

A pesar de las reticencias del Gobierno Central y de los políticos de turno,


siguieron llegando fuerzas a Melilla, pero en número insuficiente y sin experiencia
en combate. Solo los legionarios de Millán Astray, procedentes de Ceuta, habían
combatido antes. En agosto murió el primer militar del Batallón expedicionario del
Castilla n.º 16, el cabo de la 1.ª compañía Juan Montes, y el mes siguiente cayó el
soldado José Cano García. Fueron las primeras bajas que sufrió el Castilla n.º 16
en esta guerra. Para el 10 de octubre se preparó la toma del monte Gurugú, y el
batallón del Castilla n.º 16 formó, con otras unidades, una columna al mando del
coronel Riquelme. El Castilla n.º 16 sobresalió en los combates de Casabona y
Nador. El ejército español tomó esta importante plaza y las fuerzas españolas
siguieron su penetración hasta los estratégicos ríos Muluya y Kert, el primero por
formar frontera con el protectorado francés y el segundo porque permitía avanzar
hacia el oeste. Antes de ello, había que conquistar el monte Arruit, donde se
encontraban gran cantidad de prisioneros españoles. Abd el-Krim pedía cuatro
millones de pesetas para liberarlos, pero los militares españoles pensaban que con
este dinero podría rearmar a sus fuerzas con más medios de combate, lo que
dificultaría aún más su liberación. El general Berenguer y los llamados
africanistas estaban decididos a que la liberación de los soldados españoles debía
llevarse a cabo por la fuerza. El monte Arruit se tomó sin mayores contratiempos,
lo que dio la razón a los africanistas.135

Regreso del Batallón expedicionario del Regimiento Castilla n.º 16 a Badajoz


A consecuencia del éxito en el avance de las tropas españolas, el Alto Comisionado
decidió repatriar varias unidades, un batallón por cada plaza que les proporcionó.
Así pues, el batallón expedicionario del Regimiento Castilla n.º 16 fue uno de los
que regresaron en 1922, no así el Gravelinas n.º 41, que permaneció en la zona
hasta octubre. En mayo de ese mismo año se hizo cargo del regimiento el coronel
Juan Urbano Palma, veterano de la guerra de Cuba. El 13 de diciembre de 1923 tomó
el poder el general Primo de Rivera y, en Badajoz, el Regimiento Castilla n.º 16,
ante los datos confusos que se tenían, quedó a la espera de órdenes concretas. En
el Memorial del Regimiento consta que el segundo batallón marchó de expedicionario
a Ceuta en el año 1924 y levantó el asedio de Solano, marchó sobre río Martín y
desde allí a Tetuán y Zinal. Precisamente fue en estos lugares donde el batallón
consiguió los objetivos marcados, lo que le valió la felicitación del general Primo
de Rivera.136

En Badajoz, el 15 de noviembre de 1924 tomó posesión del mando del regimiento el


coronel Pedro Calderón Delgado. A finales de ese mismo año el músico mayor
Bonifacio Gil y el capitán José Castillo compusieron la música y la letra del Himno
del Castilla, que aún se canta con frecuencia en el patio de armas de la unidad. El
músico Bonifacio Gil empezó su vida militar de tambor en el regimiento La Lealtad
en Burgos, pasó al Regimiento Zamora en Ferrol como músico de primera y llegó a
alcanzar el grado de comandante director de música.137 En 1925 regresó a Badajoz el
batallón expedicionario de África y quedó solamente una compañía en la zona de
operaciones norteafricana. La guerra iba dando pasos decisivos hacia su fin y, en
julio de 1925, se firmó un tratado de cooperación entre Francia y España que
facilitó, mediante apoyo naval francés, el desembarco de Alhucemas, decisivo para
acelerar el fin de la guerra. En la guarnición de Badajoz el regimiento siguió con
la instrucción de los soldados y asistió a cuantos actos requerían su presencia. El
15 de septiembre de 1925 tomó el mando el coronel Federico Fernández Sánchez Caro,
que ya conocía la plaza militar de Badajoz.138

Traslado al Cuartel General Menacho


El 29 de noviembre de 1925 se recibió la orden de trasladar el Regimiento
Gravelinas n.º 41 al nuevo cuartel General Menacho, que en aquellos momentos era el
primer cuartel extramuros de Badajoz y que estaba situado en el ángulo que formaban
las carreteras de Olivenza y Valverde de Leganés y cercano a los glacis de Puerta
del Pilar. En este lugar se edificó muy posteriormente, tras el traslado al nuevo
cuartel de Sancha Brava, la Residencia militar Gravelinas. Seis años más tarde, en
1931, fue el Regimiento de Infantería Castilla n.º 16 quien ocupó el citado
cuartel. El regimiento contaba en esos momentos con tres batallones, los dos
primeros tenían tres compañías de fusiles y una de ametralladoras, mientras que el
tercero estaba dotado con cuatro batallones de fusiles. El regimiento estaba
encuadrado en la Segunda División, Primera Brigada de Infantería, mandada por el
general Manuel Burguete Lana.139140

Guerra civil española


Artículo principal: Guerra civil española
El periodo de conflictos militares, sociales y políticos que se desarrollaron en
España entre el 18 de julio de 1936, fecha en la que se sublevaron una serie de
militares con sus tropas contra el gobierno republicano, y el 1 de abril de 1939,
en la que el general Francisco Franco declaró su victoria, es el llamado periodo de
la guerra civil española y que afectó, como al resto de las fuerzas armadas, al
Regimiento de Infantería Castilla n.º 16.141

Años precedentes: de 1930 a 1936


En el año 1930 todavía se encontraba el regimiento Castilla n.º 16 en el cuartel de
San Francisco el Grande en Badajoz, donde ya se empezaban a instalar servicios y
dependencias que mejoraban el bienestar de los soldados. Continuaba la instrucción
táctica en los glacis que existían frente a la Puerta del Pilar y en la Cañada de
Sancha Brava, a 4 km de Badajoz, que tenía la ventaja de poseer condiciones idóneas
para los ejercicios de tiro.142 En el plano político se nombró unos meses más tarde
a Dámaso Berenguer, antiguo Alto Comisario Español en Marruecos, jefe del nuevo
Gobierno tras la caída del de Miguel Primo de Rivera. Poco después de celebrar la
fiesta de la patrona, la Inmaculada Concepción, entre el 12 y 15 de diciembre de
1930, se produjeron dos pronunciamientos de signo republicano, uno en Jaca y otro
en la base aérea madrileña de Cuatro Vientos. Ambos fracasaron, pero tuvieron sus
repercusiones en el Castilla n.º 16, ya que el gobernador militar de Badajoz, el
general Alfredo Coronel Cubría, cumplió las órdenes que le dieron desde la
Capitanía General de la I Región Militar y declaró el estado de guerra, por lo que
una sección del Castilla n.º 16 acudió al edificio del Gobierno Militar para leer
públicamente el bando recibido. En 1931 el rey Alfonso XIII decidió exiliarse para
evitar confrontaciones entre los españoles, lo que facilitó la proclamación de la
Segunda República Española el 14 de abril de ese mismo año.143

Unos días más tarde se presentó el nuevo coronel Joaquín Guerra Zagala, que
sustituyó al anterior por su jubilación, Federico Fernández Sánchez-Caro, que había
estado en la guerra de Cuba, donde fue herido y se le concedió la Medalla de
Sufrimientos por la Patria.144 El nuevo coronel era un veterano de la campaña del
98 y de la guerra de Marruecos. Estuvo al mando del regimiento por Orden del 26 de
mayo de 1931, pero durante poco tiempo, debido a la reestructuración del Ejército
que llevó a cabo en esas fechas el Gobierno de la Segunda República Española. En
1931, el regimiento Castilla n.º 16 continuó con los servicios del destacamento en
el penal de Ocaña, en el polvorín de San Gabriel y en el Fuerte de San Cristóbal,
estos dos últimos en Badajoz.145

Por orden del Gobierno del 26 de mayo, publicada en el Diario Oficial n.º 115, se
fusionaron los regimientos Castilla n.º 16 con el Gravelinas n.º 41 en uno que se
denominó Regimiento de Infantería de Línea n.º 16. Se organizó en dos batallones y
fue designado como primer jefe el coronel Adolfo Roca Lafuente. El nuevo ministro
de la Guerra, Manuel Azaña, emprendió una serie de reformas para modernizar la
estructura del Ejército con la creación de una nueva escala de suboficiales y el
intento de mejorar las condiciones de vida en los cuarteles. Los cambios también
afectaron a la cúpula militar, ya que desapareció el Consejo Supremo de Justicia
Militar, se clausuró la Academia General Militar de Zaragoza y se suprimieron los
grados de capitanes generales y tenientes generales.146

El 31 de diciembre de 1931 se declaró una huelga general, y durante una


manifestación en el pueblo de Castilblanco los manifestantes lincharon a cuatro
guardias civiles. El regimiento tuvo que intervenir para sofocar la huelga desde el
29 de diciembre hasta el 6 de enero de 1932. Por otro lado, se celebró en su propio
acuartelamiento el Consejo de Guerra contra los manifestantes que causaron los
sucesos acaecidos en ese pueblo.147 Durante los siguientes meses de 1932, el
Regimiento de Infantería de Línea n.º 16 seguía presente en el penal de Ocaña y con
una compañía en la ciudad de Huelva. Al coronel Roca le sustituyó el coronel José
Cantero Ortega, que fue nombrado para este cargo en el Decreto Oficial n.º 49 con
fecha de 24 de marzo de 1932, el cual había pasado casi toda su vida militar en el
norte de África, donde se le condecoró por sus actuaciones.148

El Regimiento de Infantería de Línea n.º 16 comenzó el año 1933 de guarnición en el


cuartel de Menacho en Badajoz, con la ausencia del destacamento que apoyaba la
seguridad del penal de Ocaña. Durante el año 1934 el regimiento siguió en Badajoz
con efectivos destacados en el penal toledano, en el Fuerte de San Cristóbal y en
el polvorín de San Gabriel. En el año siguiente, 1935, el regimiento volvió a tomar
su sobrenombre de «Castilla» mediante un decreto de 25 de junio que fue publicado
en el Diario Oficial n.º 145, lo que significaba recuperar su nombre tradicional y
su símbolo de identidad histórico.149

Año 1936
En enero de 1936 se disolvió el Parlamento y el Gobierno convocó unas elecciones
que se celebraron en febrero y que fueron ganadas por el Frente Popular —coalición
de partidos republicanos y de izquierdas—, tras lo que se encargó a Manuel Azaña
formar gobierno. Mientras tanto, el regimiento Castilla n.º 3 —así se denominaba
según Decreto Oficial n.º 25 del 23 de abril— continuaba de guarnición en su
cuartel con aparente normalidad. El 10 de mayo fue elegido Manuel Azaña como
presidente de la República, pero a partir de entonces se produjeron una serie de
sucesos que alteraron el futuro de España: el asesinato del teniente José del
Castillo de los Guardias de Asalto cometido el 12 de julio y el de José Calvo
Sotelo, exministro de Hacienda del general Primo de Rivera, al día siguiente. El
general Francisco Franco, capitán general de Canarias, inició la sublevación en
Marruecos, a donde llegó por vía aérea, concretamente a Tetuán, el 19 de julio. A
la sublevación se adhirieron, entre otras regiones, Galicia, Cáceres, Sevilla y
Galicia, pero no lo hicieron en Madrid ni en Barcelona. El general José Sanjurjo,
que en aquellos momentos era el líder de los sublevados, murió al día siguiente
cuando su avión, al despegar desde Portugal, se estrelló.150151

El 21 de julio partieron para Madrid dos compañías del entonces denominado


regimiento Castilla n.º 3, la 3.ª y la 4.ª, al mando del comandante José Ruiz
Farrona, para reforzar la capital de la República y combatir en la sierra de
Guadarrama, concretamente en el Alto de los Leones.152 A primeros de agosto
marcharon los sublevados con dirección a Madrid y, en vez de hacerlo por Córdoba,
decidieron hacerlo por Extremadura, ya que la resistencia republicana en la ciudad
andaluza era muy fuerte. Se libraron varios combates en los que tomó parte el
Regimiento de Infantería Castilla n.º 3, que defendía la zona republicana, pero
cayeron localidades como Almendralejo, Mérida y Villafranca de los Barros en poder
de las fuerzas que mandaba el entonces teniente coronel Juan Yagüe.153

Defensa y toma de Badajoz


Como era muy arriesgado para las tropas franquistas seguir hacia Madrid dejando
Badajoz en su retaguardia, ya que en esta ciudad había 500 soldados del Castilla
n.º 3 y unos 3000 milicianos armados por orden del coronel Ildefonso Puigdengolas,
decidieron marchar hacia Mérida y Badajoz, al mando del teniente coronel Yagüe.
Esta columna estaba formada por una bandera de la Legión, un tabor marroquí y los
servicios de zapadores, sanidad e intendencia, fuerzas que sumaban un total de 4500
hombres.154

Para tomar Badajoz, las tropas sublevadas instalaron tres baterías de artillería
sobre Cerro Gordo —un altozano que domina en la distancia a Badajoz— al mando del
capitán Luis Alarcón de la Lastra. El jueves 13 de agosto, a las tres de la tarde,
se dio la orden de ataque. La defensa, que estaba en manos de milicianos, se
centraba sobre el cuartel de Menacho y la Puerta de la Trinidad. Badajoz estaba
aislada tanto por tren como por carretera y ni siquiera podía recibir ayuda por
aire, pues los aviones del teniente coronel Yagüe despegaban de un aeródromo
cercano a la ciudad portuguesa de Elvas.155 Yagüe pretendía envolver Badajoz y, con
esa finalidad, envió al comandante Castejón hacia el Cuartel de Menacho y al
teniente coronel Carlos Asensio a la Puerta de la Trinidad. Castejón logró entrar
en el cuartel, que estaba defendido por el Castilla n.º 16, mientras que los
legionarios de Asensio tomaron la Puerta de la Trinidad a bayoneta calada. Mucho
más duro fue el combate en la Puerta del Pilar, puesto que de la compañía que la
tomó por asalto solo sobrevivieron el capitán, un cabo y catorce soldados, pero al
final las tropas de Castejón pudieron entrar por ese lugar. Empezó entonces una
cruenta represión, fusilando a todos los que empuñaron un arma contra las tropas
sublevadas. El propio comandante del regimiento, el coronel José Cantero Ortega,
fue fusilado poco después de haber sido hecho prisionero.156 A partir de la toma de
Badajoz por las fuerzas franquistas, el teniente coronel Fernando Acosta Roldán
reorganizó el regimiento —ya bajo las órdenes de Franco— y a partir del 19 de
agosto tuvo como jefe al comandante Eduardo Cañizares Navarro.157

Creación y acciones de los nuevos batallones


I Batallón: se creó el 17 de agosto bajo el mando del comandante Fernando Ramos y
Díaz de Villa y, seis días más tarde, ocupó los pueblos de Alconchel y Villanueva
del Fresno, en la provincia de Badajoz. El 15 de diciembre se trasladó a Peñarroya-
Pueblonuevo en la provincia de Córdoba, donde terminó el año.
II Batallón: se creó el mismo 17 de agosto y su jefe fue el comandante José Álvarez
Rodríguez. Intervino el 31 de agosto en la defensa de Llerena, que era atacada por
las tropas republicanas. A continuación ocupó los pueblos de Alconera y Azuaga. En
septiembre fue enviado a Villagonzalo y Oliva de Mérida y terminó el año entre los
pueblos pacenses de Valdetorres y Villagonzalo.
III Batallón: se creó el 1 de septiembre al mando del comandante Ildefonso Medina
Mogollón y quedó de guarnición en Badajoz hasta diciembre, cuando fue enviado al
pueblo de Salvaleón y, posteriormente, se le encargó la toma de la sierra de
Monsalud, acción que se materializó el 27 de diciembre.
IV Batallón: se empezó a organizar el 6 de septiembre, al mando del comandante
Bartolomé Guerrero, y marchó el día siguiente a Mérida; seis días más tarde ocupó
los pueblos de Alange, Zarza de Alange y Villagonzalo. A finales de septiembre tomó
Guareña, todos ellos de la provincia de Badajoz. Finalizó el año de guarnición en
Mérida.
V Batallón: se empezó a organizar a primeros de octubre y marchó seguidamente a
Campillo de la Serena y entabló combate con el enemigo en las proximidades del
Cortijo de Tamburrero. A finales de año fue destinado a Santa Amalia y Oliva de
Mérida, donde terminó el año.
VI Batallón: se organizó a primeros de noviembre y el día 3 del mismo mes salió de
servicio a Villafranca de los Barros y a los pueblos de Campillo de Llerena y
Retamal de Llerena, donde finalizó el año.
VII Batallón: se organizó en el mes de diciembre y quedó de servicio en Badajoz
hasta el 23 de diciembre, cuando fue trasladado a los pueblos de Alburquerque y San
Vicente de Alcántara hasta finalizar el año.
VIII Batallón: se creó el 31 de diciembre y quedó de guarnición en Badajoz capital.
El regimiento terminó el año con ocho batallones y, el año siguiente, en 1937, se
amplió su número a veinte.158

Año 1937
El ejército republicano creó a partir de mayo el VII Cuerpo de Ejército al mando
del teniente coronel Ruiz Farrona y estableció su base de operaciones en Cabeza del
Buey. Por parte del ejército franquista, la División de Badajoz pasó a ser la
División 21, compuesta por dos brigadas. La primera tenía en sus filas, además de
otras unidades, a los batallones III, IV, V, VIII y IX del «Castilla» y estaba
mandada por el teniente coronel Luis Oliver. La segunda brigada, bajo el mando del
teniente coronel Alfonso Gómez Cobián, también tuvo en sus filas batallones del
«Castilla»: concretamente los batallones II, VI, IX y X. Desde el año 1936 no se
registraban mayores concentraciones de fuerzas de ambos bandos en Extremadura.159
El fin principal del ejército franquista era cercar la zona de Mérida, donde se
habían agrupado gran cantidad de tropas republicanas, a modo de «bolsa», para que
no tuvieran posibilidades de aprovisionamiento desde el exterior. La operación
comenzó el 20 de julio y el 24 del mismo mes se unieron las dos brigadas
franquistas, que la dieron por finalizada, aunque en días sucesivos procedieron a
conquistar los pueblos más importantes de la zona.160

El resto del año lo pasaron los diferentes batallones del «Castilla» en combate por
la práctica totalidad de la península, pero ya como batallones independientes,
unidos a diversos cuerpos de ejército y unidades. La operación más destacable fue
la llevada a cabo del 16 al 19 de marzo por el III Batallón del «Castilla» al mando
del teniente coronel Álvarez Rementería en la localidad cordobesa de Villanueva del
Duque, por lo que se le concedió al batallón la Medalla Militar Colectiva y la
Medalla Militar Individual para el jefe de esas tropas, comandante Ildefonso Medina
Mogollón.161 Esta condecoración se cedió al Regimiento de Infantería Castilla n.º
16 y se depositó en su Sala de Estandartes.162

Año 1938
Las acciones bélicas del I al XIV Batallón se desarrollaron por toda Extremadura,
tanto en la provincia de Cáceres como en la de Badajoz. Al IX Batallón se le
concedió la Medalla Militar Colectiva por sus acciones en los frentes de
Villagonzalo, Guareña, Palomas y el vértice de Cabezuela del Valle, sobre este
último lugar, donde el ejército republicano atacó repetidamente y repelieron los
avances a pesar de su inferioridad de tropas y medios. El 2 de octubre se trasladó
al frente de Córdoba, por lo que el 221 Batallón —que operaba en la zona de
Hornachos y Azuaga— posteriormente fue enviado a Córdoba, donde terminó el año. El
IV Batallón de Trabajadores operó entre la zona de Llerena y Castuera. El 301
Batallón de Guarnición pasó el año entre San Vicente de Alcántara y Algeciras, al
igual que el 302 Batallón de Guarnición. El 401 Batallón de Orden Público pasó
prácticamente todo el año en Badajoz y fue destinado a finales del mismo a Talavera
de la Reina. El 901 Batallón de Guarnición empezó el año en Mérida y lo finalizó
trasladado a Don Benito. El 222 Batallón de Guarnición empezó el año en Aguilar de
la Frontera, operó en la Sierra de Acebuche y lo terminó en Cabeza del Buey. A
primeros de marzo se organizó el 104 Batallón de Trabajadores y empezó con trabajos
de fortificaciones en Mérida, Oliva de Mérida y Valdetorres. Finalizó el año en
Castuera con su trabajo de inicio y mejora de fortificaciones. En el mes de abril
se formó el XV Batallón en Almendralejo, pasó a operar en el frente de Retamal de
Llerena y terminó el año en el frente de Córdoba. En mayo se creó el 131 Batallón
de Trabajadores en Mérida, que posteriormente se trasladaría a Fuente Obejuna y más
tarde a Monterrubio de la Serena, donde continuó con trabajos de fortificación y
arreglo de pistas y carreteras y donde finalizó el año. A principios de julio se
organizó el 133 Batallón de Trabajadores en el pueblo extremeño de Los Santos de
Maimona y desarrolló sus trabajos específicos en los pueblos de Valdetorres y Santa
Amalia, ambos en la provincia de Badajoz, donde terminó el año. En el mes de agosto
se formó en Don Benito el 112 Batallón de Trabajadores y estuvo en esta zona todo
lo que restaba del año 1938. El 1 de noviembre se formó en Badajoz el 376 Batallón
de Guarnición, que permaneció en la ciudad con sus trabajos de carga y descarga de
material de intendencia hasta finales de año. Por último, en diciembre se creó el
158 Batallón de Trabajadores en el pueblo cordobés de Montilla, donde se quedó
establemente hasta finales de año.163

Año 1939
El Regimiento de Infantería Castilla n.º 3, que es como se llamaba al Castilla n.º
16 en esa época, comenzó el año 1939 con diecisiete batallones de armas, seis
batallones de trabajadores, cuatro batallones de guarnición y uno de orden público.
Como el frente de Extremadura se reactivó por ataques de los republicanos para
distraer a las tropas enemigas del frente de Cataluña, las fuerzas franquistas
enviaron grandes refuerzos y, ante esta situación, los republicanos decidieron
replegarse.164

Aun así se siguieron creando batallones del «Castilla» y a principios del mes de
enero se creó el 203 Batallón de Trabajadores con base en Cerro Muriano, que estuvo
en la provincia de Córdoba hasta finales de la guerra. A principios de febrero se
formó el 144 Batallón en Cáceres y, después de pasar por las provincias de Huelva y
Córdoba, se trasladó a Jaén hasta que se disolvió, a finales de julio, y entró a
formar parte del XIV Batallón del «Castilla». El I Batallón empezó el año
acuartelado en Granada, y más tarde se trasladó a la localidad cordobesa de
Peñarroya, al igual que el VII Batallón. El II Batallón continuó en las zonas de
Castuera y Campanario y, meses más tarde, lo enviaron a ocupar los pueblos de la
zona de Almadén, donde estuvo acompañado algunos meses por los batallones VI, VIII,
XI, XII y XIII. El III Batallón pasó el año 1939 entre las provincias de Córdoba y
Jaén junto al IX Batallón. El IV Batallón operó en los pueblos de las provincias de
Almería y Sevilla. El V Batallón continuó todo el año en el frente de Madrid y
patrulló por Pozuelo de Alarcón y San Lorenzo de El Escorial. Los batallones X, XIV
y XV operaron todo el año por los pueblos de la provincia de Jaén. Los batallones
221 y 222 tomaron parte en las batallas que tuvieron lugar en Peñarroya y Cabeza
del Buey, de donde partió el 222 Batallón para Tarifa para prestar servicios de
guarnición y fue disuelto en septiembre al entrar a formar parte del Regimiento de
Infantería n.º 7, que estaba de guarnición en Algeciras.165

El 4.º Batallón de Trabajadores estuvo en Castuera hasta que en el mes de julio lo


trasladaron al pueblo gaditano de La Almoraima, donde fue disuelto. El 301 Batallón
de Guarnición estuvo en Larache, Marruecos, hasta que en el mes de julio fue
disuelto y licenciaron al personal que lo componía. Lo mismo le ocurrió al 302
Batallón de Guarnición, con la diferencia de que este último prestaba servicios de
seguridad en el frente de Madrid. De igual modo que los anteriores, los batallones
376 de Guarnición, 159, 104, 131, 133, 112 y 203 de Trabajadores, 401 de Orden
Público y 901 de Guarnición fueron disueltos y su personal licenciado.166

A partir del 1 de octubre, por el Decreto de 24 de julio de 1939 publicado en el


Boletín Oficial del Estado n.º 206, se reorganizó el ejército y el «Castilla» se
estableció en Badajoz con el nombre de Regimiento de Infantería Castilla n.º 3, al
mando del teniente coronel Bartolomé Riera Maestre, al que meses más tarde
sustituyó el teniente coronel Ildefonso Medina Mogollón.167

Guerra de Ifni y Sáhara


Véase también: Guerra de Ifni y Sahara

Desfile del Rgto. de Infantería Castilla n.º 16 con el comandante Rovira Recio al
frente
Pasados los años de la posguerra, el 22 de febrero de 1957, por Orden Ministerial
del día 8 del mismo mes, que se publicó en el Diario Oficial n.º 36, se presentó el
coronel Luis Valero Coll para tomar el mando del regimiento. Como comandante
ayudante de este coronel estaba Adolfo Rovira Recio, que más tarde sería el primer
jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla n.º 16 con la llegada a
Badajoz de los primeros carros de combate del regimiento. A partir de 1957 la
agrupación de reclutas marchaban al llano existente en la cañada de Sancha Brava,
que dista de Badajoz unos cuatro kilómetros, zona en la que posteriormente se
edificó el cuartel de Sancha Brava, donde iniciaban su periodo de instrucción. El
mando lo tuvieron, alternativamente, los comandantes Carapeto Salgado y Rovira
Recio.168

Desde principios de 1957 se venían produciendo actos de sabotaje esporádicos en


Ifni, provincia española situada en el sur de Marruecos, lo que hacía prever que se
recrudecerían en el futuro. En la madrugada del 23 de noviembre de ese mismo año se
infiltraron varios elementos contrarios a la presencia española en la ciudad de
Sidi Ifni, y fueron descubiertos por un centinela que dio la voz de «¡Alto! ¿Quién
va?»; al no obtener respuesta disparó su arma y se desató un tiroteo. Al mismo
tiempo, lo que confirmó que había una acción coordinada por los indígenas, fueron
atacados varios destacamentos situados en torno a Sidi y también comenzaron los
hostigamientos en el Sáhara Español, más al sur. A la vista de estos incidentes, en
España se prepararon varios batallones expedicionarios, entre ellos uno del
Castilla n.º 16 que fue destinado a Villa Cisneros, al mando del comandante
Carapeto. El 29 de noviembre de 1957 embarcaron en el barco Ciudad de Oviedo,
hicieron escala en Las Palmas de Gran Canaria y arribaron el 9 de diciembre a las
playas de Sarga, en la península de Río de Oro. A partir del día siguiente el
Castilla n.º 16 empezó a prestar sus servicios de guarnición en campaña.169
Banderín del batallón expedicionario del Castilla n.º 16 a Sidi Ifni
No solo lucharon contra las fuerzas insurrectas; el Regimiento expedicionario del
Castilla n.º 16 luchó contra la sed, pues la ración diaria de agua era lo que cabía
en una lata vacía de leche condensada. En gran medida la sed era producto de la
ración de comida que se les daba: 60 gramos de chocolate y una lata de sardinas.
Como el pan llegaba en pésimas condiciones, lleno de bichos negros, el hambre fue
otro enemigo a batir. Da idea de esta escasez el que la cena de Nochebuena se
limitó a un plato de judías, un huevo duro y una cerveza.170 Y no solo sufrieron
esto: el médico del batallón enfermó en Las Palmas de Gran Canaria y las tropas se
quedaron sin este servicio primordial, que hubo de prestar el alférez de
complemento Ángel Fernández Gaitán, que era médico.171 A pesar de estas
dificultades, el batallón estuvo en continuo contacto bélico con los nativos en un
terreno muy conocido por ellos y muy hostil para los españoles. Ni siquiera la
indumentaria que llevaban les facilitaba las cosas, pues su color azul destacaba
sobre la arena blanca del desierto y convertía a los soldados en blancos fáciles.
En una encarnizada batalla, de las últimas que se libraron, se consumieron 13 000
cartuchos del calibre 7,92 mm y 4000 de 9 mm, ello considerando que las armas que
portaban los españoles no ametrallaban, sino que hacían los disparos de uno en
uno.172

También estuvo presente el batallón en la ofensiva final del 20 de febrero de 1958.


El 3 de junio embarcó el batallón expedicionario en los buques cañoneros Vasco
Núñez de Balboa y Magallanes y en el buque minador Eolo, rumbo a Las Palmas de Gran
Canaria. Cinco días más tarde embarcaron en la turbonave Montserrat con dirección a
Algeciras y, ese mismo día, emprendieron viaje por vía férrea hacia Badajoz. En el
acto en honor del batallón y del regimiento se impusieron la Cruz del Mérito
Militar de plata a setenta y ocho cabos y soldados, la Medalla de Sufrimientos por
la Patria al soldado Leandro Márquez Rosa y la Cruz del Mérito Militar con
distintivo rojo a los mandos del batallón. En esta campaña murieron en combate el
sargento Juan Serrano Leite, el cabo 1.º Jesús González González y el soldado Fidel
del Río Menayo.173

Bandera de la Agrupación de Infantería Independiente Castilla n.º 16


Nuevas denominaciones de la unidad
En cumplimiento de la Instrucción General n.º 160 115 del 15 de enero de 1960 que
dictó el Estado Mayor del Ejército el 1 de marzo de ese mismo año, este regimiento
tomó el nombre de Agrupación de Infantería Independiente Castilla n.º 16. El mando
recayó en el coronel Justel Cadierno al que siguió, por ascenso de este, el coronel
Alfonso Ten Turón, y después ostentaron el mando los coroneles Enrique Gastesi
Barreiro y Enrique de Muslera Fernández. El 21 de septiembre y por Orden Circular
del 1 del mismo mes, publicada en el Diario Oficial n.º 201, se incorporó a este
puesto el teniente coronel Adolfo Rovira Recio, que años más tarde fue el primer
jefe del Batallón de Carros de Combate del Regimiento del Castilla n.º 16.7

El 31 de marzo de 1963 el regimiento volvió a cambiar de nombre en virtud de lo


dispuesto en la Instrucción General n.º 163-132 del Estado Mayor del Ejército. A
partir del 1 de abril de 1963 se denominó Regimiento de Infantería Independiente
Castilla n.º 16. El 17 de febrero de 1966 se nombró jefe del batallón de carros de
combate al teniente coronel Adolfo Rovira Recio y, el 30 de septiembre, cuando pasó
revista al regimiento el general Pedro Merry Gordon, le entregó el mando del
regimiento al citado teniente coronel Rovira, ya que la plaza de coronel estaba
vacante. En el año 1965 y con motivo de la reorganización del Ejército, este
regimiento pasó a llamarse Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla n.º 16,
según la Instrucción Regional n.º A-58-65, y se integró en la Brigada de Infantería
Mecanizada «Extremadura» XI de la División de Infantería Mecanizada Guzmán El Bueno
n.º 2 del Ejército de Intervención Inmediata.174
El 29 de junio de 2015, en virtud de la Orden DEF/1265/2015, por la que se
desarrolló una nueva organización básica del Ejército de Tierra centrada en las
brigadas orgánicas polivalentes, el regimiento cambió su denominación por
Regimiento de Acorazado Castilla n.º 16, perdiendo su condición tradicional como
unidad de infantería, pero manteniéndose en la Brigada «Extremadura» XI, aunque
esta, como las restantes, se convirtió en una unidad polivalente.175

Nuevo cuartel de Sancha Brava


En el mes de marzo de 1966 se inició el traslado del mando y la plana mayor del
regimiento al nuevo cuartel de Sancha Brava sito en la carretera de Badajoz a
Valverde de Leganés, a unos cuatro kilómetros de la capital, y el 6 de junio el
batallón mecanizado. El 17 de noviembre se hizo cargo del regimiento el coronel
Fidel Cátedra Román, destinado al mismo por Orden Circular del 28 de octubre que se
publicó en el Diario Oficial n.º 245. Le hizo la entrega del mando del regimiento
su jefe, el teniente coronel Adolfo Rovira Recio. Según llegaban los tanques M47
Patton, se fueron distribuyendo entre las diversas compañías del batallón. En estas
fechas cesó en el mando por ascenso a coronel su jefe, el teniente coronel Adolfo
Rovira Recio.176

Vista aérea del cuartel de Sancha Brava


Vista aérea del cuartel de Sancha Brava

Tte. coronel Rovira en el carro 001. Desfile en 1972


Tte. coronel Rovira en el carro 001. Desfile en 1972

Estandarte del RIMZ Castilla n.º 16


Estandarte del RIMZ Castilla n.º 16
El 10 de noviembre de 1968 se produjo un hecho importante en el regimiento:
Extremadura y el Instituto de Cultura Hispánica rindieron homenaje al Ejército
Español, simbolizado en esta ocasión por el Regimiento de Infantería Mecanizada
Castilla n.º 16, y se aprovechó el acto para bendecir y entregar un estandarte que
ofreció el Ayuntamiento de Badajoz. A las once de la mañana llegó el capitán
general de la II Región Militar, Manuel Chamorro Martínez. Una vez oída la misa,
los abanderados marcharon a sus puestos al frente de la formación. Después de una
alocución del coronel, la compañía de fusileros efectuó una descarga y, mientras
sonaba el himno nacional, la bandera y estandartes se retiraron a la sala
correspondiente. A continuación se procedió al desfile de las fuerzas, cerrado por
el batallón de carros de combate M47, cada uno con el nombre de un conquistador
extremeño, por lo que este batallón se llamó de «La Hispanidad». Asistieron al acto
los representantes de los pueblos que entregaron las placas con los nombres de los
conquistadores nacidos en ellos.177

Base General Menacho


A comienzos de 1970 seguía siendo coronel Fidel Cátedra Román, al que anteriormente
se le había impuesto la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco. En junio de
1972 se recibió la visita del ministro del Ejército Juan Castañón de Mena, quien
felicitó a los mandos por la buena preparación de las fuerzas revistadas. Entre
ejercicios militares como el «Pegasus-98», «Replay-94» o las misiones de paz en
Bosnia y Croacia pasaron los siguientes años. El 29 de mayo de 1999 empezó el
principio del fin del acuartelamiento de Sancha Brava y por ello se celebró en la
Plaza de Armas un emotivo acto de despedida. El 30 de junio de ese año se publicó
la última orden del Acuartelamiento de Sancha Brava. El Regimiento de Infantería
Mecanizada Castilla n.º 16, sucesor del Regimiento de Infantería Castilla n.º 16,
comenzó las operaciones de traslado a la Base General Menacho en Bótoa, a unos
quince kilómetros de Badajoz, donde permanece en la actualidad.178

Monumento a la Inmaculada Concepción


Monumento a la Inmaculada Concepción
Carro de combate en la Base General Menacho
Carro de combate en la Base General Menacho

Patio de la zona de mando de la Base General Menacho


Patio de la zona de mando de la Base General Menacho
Jefes del regimiento desde su fundación
Cadena de mando del Regimiento, ininterrumpida desde su creación por Pedro de
Alcántara Álvarez de Toledo y Salm-Salm, duque del Infantado y primer coronel del
Regimiento:179

1793-Duque del Infantado 1795-Antonio Senra 1796-Antonio Correa 1802-


José Panés 1808-Ignacio Martínez Vallejo 1808-Gaspar Francos 1812-Francisco
Hevia 1813-Francisco Bocelli
1815-Manuel Nava Campomanes 1820-José Marcos de Sáinz 1822-Pedro Antonio
Barrena 1823-Narciso Pereda 1828-Francisco Sanjuanena 1835-Félix Carrera
1836-Santos San Miguel y Valledor 1837-Miguel Mir de González
1840-Miguel Mir de González 1844-Ramón Nouvilas Rafols 1849-Francisco de la
Rocha y Dugi 1857-Antonio Navazo y Teresa 1859-Eduardo Aldanese Urquidi 1864-
José Velarde 1865-Melitón Andrés Rodríguez 1866-José Oliva
1867-Ramón de la Torre Bordono 1868-José Cheriff y Monroy 1869-José Faura y
Serra 1871-José Pierrat Iniesta 1872-Félix Aburruza Manzanares 1873-José
Pierrat Iniesta 1874-Antonio Ciriza Sánchez 1876-Pascual de la Calle Iguibert
1878-Emilio Ferrer y Sarasa 1880-Leonardo Fernández Ruiz 1887-Manuel Ortega y
Sánchez-Muñoz 1889-José Márquez Torres 1890-Joaquín Gutiérrez Villuendas
1893-Francisco Salinero Beliver 1894-Gabriel Gelabert Vallecilla 1896-
Cándido Hernández de Velasco
1897-Domingo Recio Martínez 1907-Vicente Ambel Cárdenas 1912-José Martínez
Pedréira 1914-Manuel Elías Prats 1916-Reynaldo Carrero Ventura 1918-Francisco
Sosa Arbelo 1920-Luis Navarro A. de Celada 1923-Juan Urbano Palma
1925-Pedro Calderón Delgado 1926-Federico Hernández S-Caro 1931-Joaquín
Guerra Zagala 1932-Adolfo Roca Lapuente 1933-José Cantero Ortega 1936-
Eduardo Cañizares Navarro 1938-Luis Oliver Rubio 1939-Bartolomé Riera Ortega.
T.Col
1940-Bernabé Ortiz Esparraguera.T.Col 1942-José Izquierdo Arroyo 1945-
Ildefonso Medina Mogollón 1947-Leopoldo García Rodríguez 1952- Ildefonso
Medina Mogollón 1953-Juan Gutiérrez-Maturana Matheu 1957-Luis Valero Col 1960-
Cesáreo Justel Cadierno
1962-Enrique Gastesi Barreiro 1963-Enrique de Muslera González 1966-Fidel Cátedra
Román 1970-Gervasio Martín Cotano 1972-Juan Camacho Collazo 1976-Leandro
Blanco González 1980-José Cruz Requejo 1980-Pedro Vallespín González-Valdés
1981-Carlos Torres Espiga 1984-Hermenegildo García Briones 1985-Celestino
Sanz Hurtado de Mendoza 1987-Tomás Quecedo González 1989-José Gallego del Pueyo
1991-Oliverio Celemín Peña 1993-Francisco M. García Almenta Dobón 1995-
Juan José Antolín Heriz
1997-José Manuel Mollá Ayuso 1999-Alfonso Guillén Regodón 2001-Luis Martín
Aragonés 2003-Alberto Asarta Cuevas 2005-Nicolás de Bari Millán Cruz 2007-
Santiago Cubas Roig 2009-Jerónimo de Gregorio y Monmeneu 2011-Pedro José
Cabanach Villa
Nota: El último coronel jefe de este regimiento y, a su vez, el primer coronel jefe
del mismo regimiento, pero ya con el sobrenombre de «Infantería Mecanizada» fue
Fidel Cátedra Román en 1966.

Enseñas históricas
En el Museo del Ejército se guardan ocho banderas, seis con colores nacionales y
dos blancas.180

«Bandera Coronela», de color blanco.


«Bandera del Batallón», de color blanco.
Las que tienen los colores de la bandera nacional son las siguientes:

Dos entregadas al regimiento el 16 de julio de 1845 en Pamplona.


Dos que sustituyen a las anteriores, que fueron entregadas el 16 de julio de 1876
en Vitoria.
Dos, que a su vez sustituyen a las anteriores, se entregaron el 7 de mayo de 1902
en Badajoz.
Una de las anteriores fue cambiada en 1941 y se depositó la antigua en el Museo del
Ejército.
En el año 1968, la otra fue sustituida por un estandarte al pasar el regimiento a
ser «unidad mecanizada».
Este estandarte se cambió el 18 de diciembre de 1983 por otro como consecuencia del
cambio del Escudo Nacional y se entregó al Ayuntamiento de Badajoz para su
custodia.
Patronos
El regimiento tuvo a lo largo de su historia varios patronos. Desde la creación del
regimiento hasta septiembre de 1829 fue patrón san Pedro de Alcántara. A partir de
esa fecha se nombró patrona del regimiento a la Virgen del Carmen, ya que el día de
su festividad, el 16 de julio, tuvo lugar en las inmediaciones de la población
jienense de Santa Elena la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212, en la que
el rey Alfonso VIII junto a las tropas navarras de Sancho VII de Navarra y las
aragonesas de Pedro II de Aragón se enfrentaron al ejército numéricamente superior
del califa almohade Muhammad an-Nasir. La batalla fue el resultado de la cruzada
emprendida por el rey Alfonso VIII, el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada
y el papa Inocencio III contra los almohades que dominaban al-Ándalus. El encuentro
se saldó con una importante victoria del bando cristiano y fue un punto álgido de
la Reconquista, pues supuso el principio del fin de la presencia musulmana en la
península ibérica.181

Más adelante, en el año 1892, se declaró «Patrona única del Arma de Infantería» a
la Inmaculada Concepción, mediante una Real Orden de 12 de noviembre con Decreto
Oficial 248 (D. O. 248), que sigue en la actualidad como única patrona.182

La aparición de Juan Capistrano a Pedro de Alcántara, obra de Luca Giordano


La aparición de Juan Capistrano a Pedro de Alcántara, obra de Luca Giordano

Batalla de Las Navas de Tolosa, de Van Halen, expuesta en el palacio del Senado
(Madrid)
Batalla de Las Navas de Tolosa, de Van Halen, expuesta en el palacio del Senado
(Madrid)

Virgen del Carmen en Liétor (Albacete)


Virgen del Carmen en Liétor (Albacete)

La Inmaculada del Escorial, por Murillo


La Inmaculada del Escorial, por Murillo
Himno del regimiento
El himno del regimiento fue compuesto por el músico mayor Bonifacio Gil en 1924. La
partitura original se conserva en el museo del RIMZ Castilla n.º 16 en Bótoa
(Badajoz). Bonifacio Gil empezó su vida militar de tambor en el regimiento «La
Lealtad» en Burgos, pasó al «Regimiento Zamora» en Ferrol como músico de primera,
sacó las oposiciones a director de Bandas Militares con el número uno y llegó a
alcanzar el grado de comandante director de música. Estuvo destinado en el
regimiento desde 1924 hasta 1947. En esa época se dedicó a recopilar el folclore
extremeño y la Diputación de Badajoz editó su obra titulada Cancionero popular de
Extremadura en dos volúmenes. También fue director del Conservatorio de Música de
Badajoz.183 La letra la compuso el capitán José Castillo:184

Soldado soy del Castilla


del 16 Regimiento
he de mostrarme contento
y de sentir alegría
Feliz la de ser Soldado
en Patria de libertades
libertades conquistadas
con la sangra derramada
al calor de un ¡Viva España!
Atacar, atacar
atacar con valor
saber vencer o morir
Por honor y por hombría
el Soldado Español
ha de conservar su historia
más que su vida, su gloria
El lema que es nuestro honor
ser siempre fiel yo prometo
gritando con energía
saber vencer o morir
CASTILLA fue siempre así
Letra del capitán José Castillo
Música del músico mayor Bonifacio Gil

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