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Transmirada: el cine de quimeras

Teoría del feminismo, queer y masculinidad en Nudo Mixteco (Ángeles Cruz, México, 2021) y Muxes (Santiago Roncagliolo y Gisela
Antonuccio, México, 2022)

Ileana Díaz Ramírez

¿Hombre, mujer o quimera?


Es la forma peyorativa de referirse a la comunidad LGBTQ+ cuando alguien tiene curiosidad
por la orientación sexual de otra persona, y hace esa pregunta un tanto despectiva. En el cine,
las producciones han sido en su mayoría, hecha por varones, dejando a la mujer y al
homosexual en la periferia. Sin embargo, el surgimiento del movimiento feminista y queer, ha
obligado a la producción audiovisual a dirigir su mirada a estos sectores.

Las teorías que estudian estos fenómenos, también han dedicado sus esfuerzos en orientar la
reflexión sobre la imagen cinematográfica. En el texto de Doughty y Ehterington (2017),
Understanding Film Theory se recuperan varias posturas al respecto y se analizan ciertas
películas y actores para dar cuenta de cómo se han producido, consumido y dirigido las historias
a partir de una visión heteronormada, patriarcal, occidental y tradicional. Las teorías se
preguntan por los públicos y las narrativas en su mayoría.

En la presente reflexión se parte de las preguntas: ¿Qué elementos en el lenguaje


cinematográfico pueden ser considerados como femeninos o queer? ¿Existe un cine femenino
o queer más allá de quien lo dirige o produce? ¿Hay un cine que conjunte lo masculino, lo
femenino y lo queer? ¿Puede la mirada en el cine ir más allá de la identidad de género? Para
responderlas (o intentarlo a manera de esbozo) se toman dos películas contemporáneas: Nudo
Mixteco (Ángeles Cruz, 2021) y Muxes (Santiago Roncagliolo y Gisela Antonuccio, 2022).

Cámara inclusiva
Ya Judith Butler en El género en disputa, explicaba que el feminismo consideraba que las
mujeres tenían características e intereses comunes y que eso era un error. (Doughty, 2017:251)
Claramente:
“...pensar la situación de las mujeres y de las expresiones de género no dominantes y en la producción
de teoría feminista para la región [latinoamericana], no resulta una tarea fácil. Así como existe un
pensamiento eurocéntrico que ha permeado la academia y las maneras en que nos pensamos aún hoy
como sujetos, las teorías dominantes del feminismo, parecen pretender contemplarlo todo y de ese modo,
imitan un gesto colonizador del saber, propio de la epistemología del varón blanco, europeo y burgués,
que ha vertebrado la historia y ha sido la voz dominante del conocimiento científico.” (Bard y Artazo,
2017:196)

La producción cinematográfica en estas latitudes, ya bien se ha llamado como un tercer cine,


por lo tanto, la mirada también es distinta. La mujer latinoamericana tiene contextos diferentes
y sus preocupaciones pocas veces son visibilizadas. “La teoría feminista escasamente reconoce
los saberes indígenas, no indaga en el proceso de mestizaje y se prefiere occidental antes que
india, y blanca antes que morena, “[incluso] genéricamente oprimidas [antes] que miembros de
una cultura de la resistencia.” (Gargallo, 2007:10) Y justo eso trata la cinta de Ángeles Cruz.
Tres mujeres indígenas que viven situaciones complicadas dentro de su seno familiar.

María, una trabajadora doméstica de la ciudad, recibe la noticia de que su madre ha fallecido.
Regresa a su pueblo, encuentra a un amor de juventud y es repudiada por su padre por ser
lesbiana. Chabela, madre sola, es cuestionada por su comunidad por tener un amante; ella se
defiende argumentando que su marido la dejó por muchos años. Toña, vendedora de un tianguis
de otra ciudad dentro del país, también regresa a su pueblo de origen, su pequeña hija vive un
abuso sexual por parte de su tío, mismo que ya la había violentado a ella cuando era niña. Tres
historias, el mismo lugar, el mismo nudo, que además, forma parte de la geografía del pueblo.
La directora menciona que:

“Nudo Mixteco es un respiro para entender que tenemos el derecho a decidir sobre nuestro territorio-
cuerpo. Tras los ojos de los personajes femeninos quise responder qué tuvieron que romper mis ancestras
para que hoy yo tenga voz en las asambleas, una opinión propia, y pueda decidir a quién amar y en qué
términos. A la par de esos temas optimistas, quise saber cómo viven mis semejantes el amor y el abuso,
algo de lo que no se habla abiertamente y es parte de nuestra cotidianidad.” (Cruz, 2022)

Así, a partir de la lectura de Doughty y Ehterington y de la cintas ya mencionadas, se tiene la


hipótesis que existen elementos en el lenguaje cinematográfico que pueden ser considerados
femeninos (por lo menos en los contextos de este lado del mundo):
● Set-lugar: el sitio de filmación se convierte en una atmósfera que propicia el encuentro,
devela el pneuma de la historia. Convergen las miradas de creadores, intérpretes y
técnicos. La elección de locaciones se inspira en intimidades; a diferencia de la
exhibición de fuerza, de sexualidad evidente y acciones masculinas de un cine
heteropatriarcal. Eso queda plasmado incluso en el título de la cinta, no solo hace
referencia a conflictos encontrados, sino también a una condición de la tierra
oaxaqueña. El nudo mixteco es una zona donde se unen una variedad de territorios.
● Naturaleza-espíritu: como consecuencia de lo anterior, las tomas y encuadres muestran
paisajes naturales con las mujeres que forman parte de ellos, se hacen una con el
ambiente. El río mujer que ha liberado la culpa (ver Imagen 01), la duna sensual que se
ha entregado al placer (ver Imagen 02), la piedra sangrante que ha servido de arma
contra el depredador (ver Imagen 03): todo ello en distintas secuencias que tejen una
sola historia.
● Montaje-círculo: el tiempo es amigo de la femineidad. Una mujer sabe qué día es
aunque no lo vea en un calendario porque si es consciente de sus ciclos menstruales, no
necesita más que de su cuerpo, pues es su agenda integrada. El ritmo de una historia
como esta, completa los conflictos conforme cada protagonista se encuentra con la otra,
aunque sea de manera tangencial. Una llamada telefónica, un camión, una fiesta
patronal y una ceremonia fúnebre funcionan como puntos que conectan a cada mujer
desde el erotismo y la muerte, pero no entendidos como procesos lineales, sino
circulares, como el ciclo de la vida. La mirada del espectador (que es un concepto
también, no es alguien tangible), ya sea femenino o masculino, se encontrará inmerso
en la historia tejida.

Imagen 01. Toña y su hija después de haber acusado al tío pederasta en Nudo Mixteco (Ángeles Cruz, México, 2021)
Imagen 02. María y su novia después del velorio en Nudo Mixteco (Ángeles Cruz, México, 2021)

Imagen 03. Chabela después de haber apedreado a su ex marido en Nudo Mixteco (Ángeles Cruz, México, 2021)

En el caso de Muxes, se destaca la fluidez de un tercer género milenario que ha luchado por
años para encontrar y validar su lugar dentro de la sociedad. En la cinta, se asiste a una
celebración de identidad y también se encuentran los elementos que se describieron en párrafos
anteriores, sin embargo, será en el siguiente apartado que se ofrecerá un análisis un poco más
extenso. De cualquier manera, el cine femenino o queer podría ir más allá de quien lo dirige o
produce porque el objetivo es tener otra visión del mundo, que también es el propósito de cierta
narrativa cinematográfica como la independiente, la artística y la del tercer cine.
Más allá de la mirada
¿Hay un cine que conjunte lo masculino, lo femenino y lo queer? ¿Puede la mirada en el cine
ir más allá de la identidad de género? En la revisión de las teorías de la masculinidad, es de
resaltar que estas también se preocupan por los estereotipos que por años se han reforzado en
la industria. No sólo a la mujer se le ve como objeto, al varón también. La perfección, el alto
estándar de competencia y el cuestionamiento sobre las emociones son puntos en los que ambos
sexos son atacados y cada uno en su trinchera debe sortearlos. Por ello, se sugiere este esquema
para analizar y abordar los discursos cinematográficos:

Imagen 04. Transmirada o mirada diversa. Elaboración propia

Los elementos de la mirada femenina han sido descritos en la primera parte de esta pequeña
reflexión, que además contrastan con los elementos que tradicionalmente han sido masculinos:

● Espacio-perspectiva: si la mujer es dueña del tiempo, el varón lo es del espacio. La


perspectiva es “acomodar” el lugar desde la mirada y entonces, ya no se ve sólo el sitio,
sino que se mira a partir de una perspectiva puesta en una pintura, una fotografía o un
encuadre. Culturalmente, dicha organización le ha pertenecido al varón y cuando el cine
cobra popularidad, quien ha puesto en escena, ha sido el hombre. Si bien esto no es algo
negativo, sí domina el discurso cinematográfico en su mayoría.
● Ciudad-cuerpo: el dominio ha pasado a la ciudad y al cuerpo. Lo varonil determina qué
es bello, por lo menos en las sociedades industrializadas y con medios masivos de
comunicación. Por lo tanto, el cuerpo es una posesión y moneda de cambio.
● Montaje-cuadrado: lo más popular en edición, es contar la historia de manera lineal, el
tiempo es una línea y el futuro está delante.

La pregunta sería si eso puede fusionarse con lo femenino y si de alguna manera esa unión
dialoga con lo queer, que, en el caso de Muxes se observa:

● Espacio-lugar: no sólo perpetuar la perspectiva tradicional, sino que, en lugares


naturales haya una mirada que dialogue con lo masculino y con lo femenino. Que el
arquetipo prometido sea más cercano al ánima-ánimus del que hablaba Jung y se
rompan las fronteras. En Muxes, la fotografía y el encuadre se explican desde la
narrativa y voz off de un hombre gay indígena que no se viste como mujer pero que
encuentra lo mejor de ambos mundos (ver Imagen 05).
● Espíritu-cuerpo: en los primeros minutos, se presenta un poeta, abogado y muxe que
con la palabra indica su identidad y también se ve cómo teje. Esa conexión que tiene
con su cuerpo, lo entrelaza con su espíritu y orgulloso de ello, lo muestra al mundo (ver
Imagen 06).
● Montaje-espiral: la historia es lineal y el documental está presentado de forma
tradicional, este punto no es cumplido, pero sí se deja muy clara la postura del muxe
como la conjunción de lo femenino con lo masculino, de lo sagrado con lo pagano y la
libertad como himno. La entrevista a unas gemelas muxes da cuenta de la dualidad
encarnada y asumida (ver Imagen 07).
Imagen 05. El hombre Muxe en Muxes (Santiago Roncagliolo y Gisela Antonuccio, México, 2022)

Imagen 06. El Muxe poeta en Muxes (Santiago Roncagliolo y Gisela Antonuccio, México, 2022)

Imagen 07. Las gemelas Muxe en Muxes (Santiago Roncagliolo y Gisela Antonuccio, México, 2022)
La escucha y la visión, el sonido y la luz, el espacio y el lugar, eros y thanatos: todos ellos
hermanados en discursos que atraviesan la mirada. Si bien no es algo cumplido al 100% en
estos ejemplos, sí podría ser una exploración interesante para futuros contadores de historias,
ávidos de ver más allá de un cuerpo o de una denominación de identidad sexual.

Fuentes de consulta
Bard, G., Artazo, G. (2017). Pensamiento feminista latinoamericano: reflexiones sobre la
colonialidad del saber/poder y la sexualidad. Cultura y representaciones sociales. Año 11,
número 22.

Cruz, A. (Directora). (2021). Nudo Mixteco [Película]. Madrecine.

Cruz, A. (13 de mayo de 2022). Nudo Mixteco: cine contra el racismo, los estereotipos y el
machismo. The Washington Post.

Doughty, R., Etherington, C. (2017). Understanding film theory. McMillan Education

Gargallo, Francesca (2013). Feminismos desde Abya Yala. Ideas y proposiciones de las
mujeres de 607 pueblo de Nuestra América. Ciudad de México: Editorial Corte y Confección.

Roncagliolo, S., Antonuccio, G. (Creadores). Muxes [Documental]. HBO

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