El terreno

biológico y el
medio interno
Una breve diserción de
nuestra matriz de vida
Índice

Breve introducción 3

Medio Interno 5

La complejización 6

La célula como unidad de vida 7

Homeostasis del Medio Interno 8

El Terreno Biológico 9

Las respuestas conductuales son fenómenos diferidos 10

El Medio Interno como estabilizador cibernético de la vida 12

René Quinton postula una base para la vida 13

La consciencia para la célula 15

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 El terreno biológico y el medio interno
Breve Introducción

Breve
introducción

Con las próximas palabras se pretende mostrar una inter-

pretación somera de algunos conceptos, pero un análisis de
su naturaleza altamente compleja no es la intención, más
bien es matizar el enfoque de concebir la vida como un sin
número de constantes a preservar, donde algunas de ellas
requieren que seamos conscientes de nuestros orígenes.

Abordando el terreno biológico y el medio interno como

una respuesta evolutiva a las constantes.

No se tiene una definición clara el denominado terreno

biológico, existen muchas escuelas que lo definen y
clasifican, por medio de la abstracción, determinando un
número mínimo de ítems en los que englobar todos los
procesos patológicos.

Por esto, se terminan clasificando en cuadros sindrómi-

cos, atendiendo a diferentes características clínico-pato-
lógicas generales, para la conformación de un perfil bioló-
gico y poder tratarlo con una formulación específica.

3

El terreno biológico en analogía a las tierras de cultivo es
un medio en el cual la vida (semilla) puede desarrollarse
hasta alcanzar su madurez plena. Por ello las caracterís-
ticas del terreno son fundamentales para cubrir las ne-
cesidades que requiere la vida, en las que encontramos
los sustratos necesarios, como agua, macronutrientes,
micronutrientes, y condiciones del medio como tempe-
ratura, presión parcial de oxígeno, humedad relativa, etc.
Existen múltiples características que debemos tener en
cuenta del medio de cultivo, y en este caso estas las ha
de contemplar el ingeniero agrónomo para la obtención
de un producto de calidad.
De la misma forma debemos entendernos como un me-
dio propio, en el que se desarrollan las células que nos
componen, dando lugar a estructuras y estas progra-
madas para funciones específicas, por lo que debemos
mantener unas determinadas constantes para poder
alcanzar nuestras metas.
4
El terreno biológico y el medio interno
Breve Introducción
Diríamos que nuestras células orgánicas ya sean las que
contiene nuestra carga genética como las que no, es
decir, aquella que iremos adquiriendo y que dará lugar a
nuestro microbioma, formarán parte de nosotros en una
unidad funcional, se nutrirán y desarrollaran en un medio
interno y en el terreno biológico gracias a su dotación
genética y su expresión.
El terreno biológico en analogía a
las tierras de cultivo es un medio en
el cual la vida (semilla) puede desa-
rrollarse hasta alcanzar su madurez
plena.
 El terreno biológico y el medio interno
Medio Interno

Medio
Interno

Fue un fisiólogo francés quien acuñó el término de me-

dio interno, Claude Bernard en el siglo XIX consideró a
este medio interno fundamental para la vida celular. Lo
entendía como aquel líquido que bañaba a las células,
donde estas extraían los sustratos necesarios y ver-
tían los desechos, estableciéndose a merced del man-
tenimiento del todo, con determinadas constantes a
las que él denominó “los principios de la constancia
del medio interno”.

Posteriormente W.B. Cannon quien acuñó el término de

homeostasis, a los principios de Claude Bernard, ya que
más que unos principios de constancia, él lo que conside-
raba era el mantenimiento de un medio estable.

Por lo que podríamos decir, que el medio interno se en-

cuentra englobado y regulado por el denominado terreno
biológico.

El medio interno establece la interfase, es importante

por ser el medio extracelular contiguo a esta, cuya fun-
ción es el mantenimiento de la homeostasis.

5

La complejización
Desde la aparición del concepto de célula por Robert Hooke
a la consciencia de la existencia de esta, con la aparición
de la teoría celular propuestas por Schleiden y Schwann,
en la que se postulaba que todos los organismos comple-
jos estaban compuestos por estas unidades de vida “la
célula”, la biología celular a alcanzado una gran signi-
ficancia en la comprensión de los procesos de la vida.
De esta forma se debía concebir a los organismos com-
plejos como conjuntos de células que, dando lugar a ór-
ganos y sistemas, su fin, es el de trabajar en conjunto
para el mantenimiento de su homeostasis, esta tan im-
6
El terreno biológico y el medio interno
La complejización
portante para el correcto desarrollo de sus funciones y
supervivencia.
Por lo que la complejización que se desarrolla, requie-
re de aislar del medio externo a los grupos celulares
funcionales y a estos grupos dividirlos entre sí en virtud
de sus especificidades, disminuyendo de esta forma los
elementos interferentes que se puedan dar.
Todo esto conduce de forma inexorable a una compar-
timentalización de los organismos complejos, cada vez
mayor, con la separación y aislamiento del medio externo
que en origen bañaba a las células y las mantenía vivas,
más con la formación de tejidos de sostén para el mante-
nimiento de las estructuras y funciones.
Esta separación del medio primigenio da lugar a la aparición
de dificultades en la sostenibilidad de los equilibrios básicos,
aquellos que formaron parte de la génesis de la vida.
“Las células se distribuyen formando los diferentes te-
jidos, con los que producen interacciones funcionales,
también se forma un medio interno que debe aportar a
cada una de las células los sustratos necesarios y favore-
cer la neutralización y eliminación de los desechos. Con-
diciones estas, las encontradas cuando la vida se originó
y por lo tanto la base de su creación.”
 El terreno biológico y el medio interno
La célula como unidad de vida

La célula
como unidad
de vida

El medio interno es el líquido que La célula se considera la unidad mínima de vida, sin
baña a las células orgánicas. entrar en detalles, podemos decir que comprende unas
características estructurales y funcionales determinadas.

Un elemento que hay que tener en cuenta es que, para

que la célula mantenga su homeostasis es importante el
consumo de energía y la formación de metabolitos, esto
atiende a los principios termodinámicos que indican que
para mantener la entalpia o complejidad celular esta ha
de incrementar la entropía externa. Por lo que es funda-
mental que en dicha complejización con la formación de
los distintos sistemas orgánicos, deba estar íntimamente
ligada un medio interno capaz de cubrir las necesidades
celulares y deshacerse de la entropía, termodinámicamen-
te hablando.

Como hemos mencionado con anterioridad, el medio in-

terno es el líquido que baña a las células orgánicas,
estas células que surgieron, según las teorías más exten-
didas, de los océanos en los que convergieron una serie
de características que parece consolidaron, lo que hoy día
se considera vida y por eso ese medio marino primi-
genio ha de mantenerse para la correcta función celular.

7

Homeostasis
del medio
interno
Para mantener el equilibrio interno la denominada ho-
meostasis es necesario que, los sistemas de regula-
ción como son el sistema cardiovascular, el digesti-
vo, respiratorio, renal, el nervioso y el endocrino, sean
capaces de regular y mantener el medio interno
por mecanismos de retroalimentación negativa.
8
El terreno biológico y el medio interno
Homeostasis del medio interno
El medio interno entendido como el total de los líquidos
que rodean y bañan a la célula, estando en íntima relación
con ellas. Formado por los líquidos extracelulares, tienen
una distribución especial con una concentración de solu-
tos determinados.
Agua, sales, Ph, gases, temperatura
y glucosa forman parte de los deter-
minantes del equilibrio celular junto
con muchos otros elementos.
Por otro lado, tenemos la naturaleza genética de la célula
en ella se encuentran sus potencialidades, estas requie-
ren de ese medio interno para su expresión, desarrollo
y evolución.
El medio interno modula la expresión genética, tanto la
constitutiva como la inducida y es por esto importante en-
tender cuán de fundamental es este medio, que alcanza y
penetra en la intimidad celular.
 El terreno biológico y el medio interno
El Terreno Biológico

El Terreno
Biológico

Desde las características genéticas, su expresión, las
conformaciones estructurales y funcionales superiores, y
la composición el medio interno, van a dar lugar a lo que
podríamos denominar el terreno biológico.
Por lo que comprende al individuo en su conjunto y sus
potencialidades, junto con las particularidades que lo ca-
racterizan, dando lugar a su terreno biológico.
La conducta determina al individuo,
tanto en cuanto, esta es el resultado
último de las necesidades de este,
es decir, las metas que se han de
alcanzar.
Por último y no menos importante, nos encontramos
con la conducta primitiva, entendida como el punto de
inflexión en la relación de la expresión génica y el medio
externo, manifestándose este conflicto en el medio in-
terno, es decir, el cómo nos relacionamos y vivimos se
sustancia en lo que llega por medio de los líquidos extra-
celulares a nuestras células.
Por lo tanto, la conducta determina al individuo, tanto
en cuanto, esta es el resultado último de las necesida-
des de este, es decir, las metas que se han de alcanzar.

Esto nos conduce a la concepción integrativa del individuo

con su entorno, pero desde la perspectiva de su particula-
ridad, donde sus genes y su expresión se traducirá en las
capacidades metabólicas, y es aquí donde aparecen los
conflictos relacionados con la expresión génica.

También nos encontraremos paralelamente, con la altera-

ción de las funciones celulares dependientes del medio
primigenio donde encontramos los equilibrios electroquí-
micos, estos fijados en una ligazón perpetua con el me-
dio interno, dónde nos encontraremos con los conflic-
tos asociados a los factores ambientales.

9

Las respuestas
conductuales
son fenómenos
diferidos
Como se ha comentado, la conducta es el reflejo de las
necesidades del organismo, esto regulado por el sistema
neuroendocrino principalmente. El problema fundamen-
tal es que los mecanismos de respuesta orgánica, que
condicionan la conducta a seguir, dependen de la alte-
ración de la homeostasis, por lo tanto, de la capacidad
de adaptación. Esto controlado por un lado en virtud de
la sensibilidad a las variaciones del factor regulado y por
otro del tiempo de respuesta del órgano regulador, pero
siempre se dará en diferido.
10
El terreno biológico y el medio interno
Las respuestas conductuales son fenómenos diferidos
La mayoría de los elementos regulados de forma rápida
son aquellos en los que el propio factor es el sustrato de
los mecanismos reguladores o está íntimamente ligado a
ellos. Pero no sucede lo mismo en el caso que el elemen-
to en cuestión no esté regulado directamente.
La evolución ha primado aquellos procesos que daban
una ventaja con respecto a nuestros competidores,
y por ello los elementos relacionados con la superviven-
cia inmediata son los más exquisitamente controlados,

como en el caso del control de la glucemia, la presión
parcial de los gases, la temperatura corporal, el volumen
sanguíneo efectivo, otros más complejos como el estado
de sueño y vigilia, la respuesta de ataque-huida, todos
estos asociados al eje neuroendocrino, pudiendo ser de-
terminados en el medio interno.
Hasta el punto es importante que el organismo prevé la
posible carencia de estos sustratos, dando lugar a su al-
macenaje o por medio del desarrollo de las capacidades
de reserva funcional.
Estos mecanismos son los de naturaleza darwinista, me-
tafóricamente hablando, porque son los seleccionadores
en el desarrollo evolutivo transgeneracional.
Pero el problema lo encontramos en niveles inferiores de
la organización de la materia, en particular en las funcio-
nes enzimáticas. El metabolismo celular es vastísimo
y existen un sin número de sistemas enzimáticos que
pueden suplirse, incluso solaparse. Es aquí donde en-
contramos que el organismo se encuentra más desprote-
gido. Para los oligoelementos y elementos traza somos
bastante insensibles, también sucede lo mismo con las
vitaminas, y sus carencias se van a manifestar dando lu-
gar a signos y síntomas que conducen a la enfermedad,
11
El terreno biológico y el medio interno
Las respuestas conductuales son fenómenos diferidos
siendo esta la forma en la que somos capaces de descu-
brir sus carencias.
Haciendo un símil muy burdo, cuando tenemos un coche
gasolina no podemos emplear gasoil para que funcione y
por esto está muy indicado en las gasolineras, incluso la
entrada del depósito cambia para que esto no suceda. Por
otro lado, en cuanto a los aditivos somos más permisivos,
ya que al no afectarnos a corto plazo elegimos el fuel más
barato, aunque sus aditivos sean funestos a largo plazo
para la vida útil de nuestro vehículo.
Es por esto, que la prevención de las alteraciones en el
aporte de los micronutrientes, para los que nuestro orga-
nismo no tiene mecanismos de respuesta temprana, han
de ser repuestos de forma constitutiva.
Por los niveles de complejización de la materia, nos en-
contraremos propiedades emergentes, conforme ascen-
damos por estos niveles. De la misma forma sucede con
las cadenas tróficas, el grado de complejización se in-
crementa con relación a la aproximación de una espe-
cia a la cúspide y es donde algunos de los mecanismos
no carenciales pueden empezar a serlo, como hemos di-
cho por la selección prioritaria del control de los procesos
de respuesta temprana.

El medio interno
como estabilizador
cibernético de la vida
El medio interno como interfase entre los organismos
pluricelulares y el medio externo, es el cascarón ciber-
nético que se encarga de mantener las constantes
de este sistema abierto. Tenemos que prestar especial
atención a algo fundamental, el mantenimiento de las
constantes, de las que depende la actividad celular.
Como hemos mencionado con anterioridad aquellas que
están ligadas a la supervivencia a corto o medio plazo,
están bien controladas y de forma más estrecha, siendo
12
El terreno biológico y el medio interno
El medio interno como estabilizador cibernético de la vida
fácilmente medibles, además su carencia muestra sínto-
mas de forma temprana que pueden ser resueltas con
relativa rapidez.
En cambio, aquellas carencias de micronutrientes no tie-
nen una traducción inmediata, por lo que su detección
resulta más compleja y por tanto menos perceptible. Pu-
diendo estar estas alteraciones enlazadas a los fenóme-
nos que influyen en la quiescencia celular y favoreciendo
el envejecimiento.

René Quinton
postula una base
para la vida
René Quinton se centró en el estudio de la biología, geo-
logía y paleontología base por la cual sus inquietudes más
profundas lo conducían a la observación meticulosa del
medio natural.
René centrado en el estudio de la biología y apasionado
de ella, llamó al medio interno propuesto por Claude Ber-
nard, el medio vital, considerando que el medio interno
abarcaba mucho más, en esencia, que los líquidos orgáni-
cos, al considerar, que al originarse la vida en el medio
marino este seguía manteniéndose en el medio inter-
no de los organismos pluricelulares.
Los grandes avances tecnológicos han conseguido demos-
trar que la proporcionalidad de ambos medios es muy simi-
lar, corroborando las hipótesis iniciales de René Quinton.
René pretendió con las leyes de la constancia, hacer en-
tender a las diferentes sociedades que los principios de
conservación no solo se encontraban en la capacidad de
adaptación, se basaban también en el mantenimiento de
las constantes necesarias para la vida celular.
13
El terreno biológico y el medio interno
René Quinton postula una base para la vida
Es posible que su predisposición argumental a la visión
de los estados estacionarios de W.B. Cannon u homeos-
tasis, le condujeran a la búsqueda del denominador co-
mún, el medio que ha de ser conservado, aquel en el que
los primeros organismos vivos aparecieron, es decir, no
solo es el medio en el que se perpetuó la vida, sino, el
medio en el que se originó, el medio marino.
Por lo que, si eran constantes previas a la vida, donde
aparece la primera célula, y le asociamos como bien pos-
tuló Rudolf Virchow que la célula deriva de otra célula
precedente, la denominada biogénesis, podemos decir
hipotéticamente que:
En el primer instante de la vida no se
produce competitividad, sino estados
estacionarios para la estabilidad de
la vida, por lo tanto, el factor funda-
mental son las constantes.

De lo que podemos derivar, que en primera instancia se
requiere de constantes para la aparición de la vida y una
vez esta se ha dado las formas de vida más eficientes
son la que se perpetúan dando lugar a la teoría evolutiva.
Partiendo de estos principios René Quinton debía selec-
cionar los lugares en los que se mantenía los equilibrios
primigenios donde se favoreció la vida, como a su enten-
der es el medio marino el seno de la vida, el paso siguiente
era encontrar los lugares concretos, los más favorecedores
del medio marino que seguían siendo fuente de vida.
14
El terreno biológico y el medio interno
René Quinton postula una base para la vida
Encontrando en los vórtices fitoplanctónicos sus puntos
de interés, al cumplir con las características esperadas,
siendo una fuente de elementos nutritivos para la célula
y también como elemento de regulación del medio vi-
tal orgánico. Ya que al separarse los animales terrestres
de su medio primitivo era fácil, que fueran perdiendo de
forma insensible alguno de los elementos de equilibrio
celular, sin llegar a ser esta pérdida una situación letal,
pero si causante de enfermedad. Por lo tanto, con la repo-
sición de estos las células retornarían a su equilibrio, así
mostrado en su obra “El agua de mar, medio orgánico.”
 El terreno biológico y el medio interno
La consciencia para la célula

La consciencia
para la célula

Con lo dicho, se pretende exponer que la consciencia debe

despertar a las necesidades de la célula, que esta pretende
el equilibrio proveniente de las regularidades universales.

Se pretende exponer que la conscien-

cia debe despertar a las necesidades
de la célula.

Siendo estas regularidades el principal elemento de pre-

servación de la vida, el mantenimiento de su homeosta-
sis conduce a la mejora evolutiva. Es la homeostasis o
el estado estacionario o la energía potencial la que exige
y empuja a las mejoras en aras del mantenimiento de
ciertas constantes.

Entender esto puede ser uno de los conceptos que nos

faciliten el interés de René Quinton por la búsqueda de los
factores originarios de la vida, pone en valor la conserva-
ción y el equilibrio, aun entendiendo la adaptación y cam-
bio como otro de los ejes de la vida y de su perpetuación.

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