Comienzo por agradecer a Dios porque en mi casa no hemos tenido ningún
contagio, mi primer pensamiento al enterarme de la medida preventiva del confinamiento fue correr a la farmacia a comprar Adimod de 400mg para mis padres las tres cajas que se debían tomar cada uno para reforzar su sistema inmune, al día siguiente ir al supermercado y comprar lo suficiente para nosotros tres para un mes y lo demás comprarlo en la pulpería, creía que esto comenzaba en febrero tipo mayo ya habíamos salido de la situación de riesgo, nada más lejos de la realidad. En los meses de febrero mis padres personas de la tercera edad y con una vida muy activa se enfrentaron ante el confinamiento como único medio de supervivencia siendo muy extremista mi padre en específico pues es diabético, hipertenso, con medicamento para el corazón de por vida, en fin un blanco fácil si llegara a padecer esta enfermedad, siendo este miedo a morir por COVID 19 que lo llevo extremar medidas que pueden resultar justificables, en mi familia soy la única persona que ha salido a trabajar todos los días aun en pandemia pues ante mis derechos prevalecen los derechos de los niños y esto de cierta forma hace que me exponga un poco más y a su vez exponga a mis padres. Razón por la cual mi padre construyo un baño fuera de la casa para evitar entrar a casa con ropa coronaviriada como le llama el a cualquier exposición que se pueda dar al salir de casa, se creó un pequeño protocolo para la entrada y salida de la casa, coloco un recipiente para antes de entrar a casa limpiarse los zapatos, después de la ducha del baño fuera de casa, no permite visitas en la casa, el clorox y el alcohol se volvieron sus fieles compañeros, tanto así que muchas veces resulta irritante para los demás porque esta demasiado obsesionado con el COVID, hace poco comenzó a salir hacer recados pero si va a la pulpería cinco veces en el día cinco veces que se baña y hace el proceso de limpieza de todo lo que compra, alegando que por haragán y descuidado no le va a dar a él esa papada dice entre risas. De mi familia extendida un primo que es médico y labora en el hospital Regional Atlántida al inicio prácticamente de la pandemia, tipo abril – mayo resulto contagiado y cinco de mis tíos han padecido la enfermedad, agradeciendo infinitamente que todos lograron salir adelante y no tuvieron mayores complicaciones a pesar que uno de ellos tiene una enfermedad de base como es la diabetes, fueron momentos críticos al inicio cuando se les diagnostico porque ya han muerto cuatro personas allegadas a la familia a causa de este terrible virus y lo más fácil o común es asociarlo con la muerte. En la Fundación se tuvo que cambiar todo el protocolo, trabajo en pro de la niñez hondureña, brindando los cuidados necesarios de todos los niños que ingresan por algún tipo de vulneración en sus derechos. La pandemia ha causado un poco mas de ansiedad de los niveles que generalmente manejan los NNA, generalmente los niños deberían esta un periodo corto de tiempo con nosotros pero generalmente el proceso es un tanto engorroso y el tiempo se puede llegar alargar por meses, entonces los niños que ya estaban y llevaban tiempo ingresados cuando se dio el confinamiento y estaban próximos a egresar comenzaron a somatizar con dolores de cabeza frecuentes, malestares estomacales, y es que es completamente normal porque a días de regresa a su casa o casa de algún familiar se extiende su estadía en un centro de paso, se creo por ello un programa mensual de actividades recreativas en donde todos los días hay una actividad recreativa, así mismo se crearon talleres en donde aprendieron a elaborar mascarillas, gel de manos casero, lavado correcto de manos, capacitación sobre COVID 19, Existe a su vez un seguimiento semanal por parte del medico para monitorear la salud de cada uno de los NNA y el personal, se restringieron las visitas a la fundación, se aplican todas las medidas de bioseguridad, teniendo afortunadamente hasta la fecha cero contagios y mejorando significativamente el nivel de ansiedad de los niños. Considero que ya todos estamos un poco cansado por tantos protocolos que se han tenido que elaborar para evitar aglomeraciones y esta bien pero es bastante desgastante el proceso de espera de si habrá o no vacuna, en mi caso estuve seis meses yendo a mi trabajo en bicicleta porque era mas fácil, no me paraban los policías, de hecho solo lo hicieron una vez y al presentar mi carnet me dejaron seguir y a su vez me permitía hacer un poco de ejercicio que al inicio era agotador, el primer día se me bajo la presión por la hora y que fueron casi treinta minutos de camino parando a tomar agua y esto debido a mi sobrepeso pero termine enamorada del uso de la bicicleta y tardando solo de quince a diecisiete minutos para llegar a mi destino, pero tristemente por los desastres del huracan ETA y la caída de uno de los puentes, es peligroso andar en bicicleta por el congestionamiento de trafico y la poca seguridad que hay para las personas que utilizan este medio de transporte. Fue una experiencia muy bonita el uso de bicicleta en pandemia pude ver la solidaridad de los usuarios de este transporte, una vez los niños de la fundación le sacaron aire a la bici porque también se las prestaba para que calaran un rato pues yo no note nada raro y un joven se ofreció a media cuesta a inflarme la llanta para poder llegar hasta mi casa, entonces esos pequeños detalles devuelven la fe en la humanidad que no todo es tan malo y siempre lo mejor esta por venir.