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Editorial
Puede que GIGAMESH renga un exceso de ese tipo de perso-
U
no de los aspectos más curiosos de las conversaciones
que mantuve un poco con todo el mundo durante la nas y en cierra forma me preocupa. Me molesta pensar que esta
Hispacón es que escuché varias veces la idea de que en tendencia pudiera llevar a que quienes tienen otras opiniones se
GIGAMESH •sólo escribe la gente con un determinado tipo de sintieran marginados. Y en especial me preocupa porque creo
opiniones». Algo especialmente llamativo por cuanto procedía que GIGAMESH como revista debe ser plural, servir como agluti-
de gente que sostuvo largo tiempo que •ese tipo de opiniones» nante y debe recoger también aquellas muestras de calidad sig-
a) ya no existían; b) en caso de que existieran, estaban pasadas nificativas que se produzcan desde enfoq ues con los que yo per-
de moda; e) y, en cualquier caso, suponían una forma de pen- sonalmente no rengo por qué estar de acuerdo.
sar que no tenía nada que ver con la cf. Un enfoque, por orra Por su presentación, por su situación legal y por arras
parte, bastante generalizado en esta década. muchas cosas, esta revista es la única publicación profesional de
Me parece innegable que se ha producido un cambio gene- la cf y la fantasía española, la más difundida y la que tiene más
racional, o al menos ha surgido un nuevo grupo que tiene un posibilidades de ganar nuevos adeptos y lograr nuevas conquis-
enfoque más cercano al de los años sesenta que al imperante en tas para el género. Que sirva como escaparate para todos no
los últimos años. Y tal vez no sea un fenómeno local: en la sólo depende de nosotros, sino también de quienes pueden, si
Worldcon pude detectar un movimiento parecido. Gente que lo desean, defender, aquí mismo,sus ideas, siempre que lo
se sentaba a hablar de literatura, de estilo, de las formas mejo- hagan con una calidad mínima. No estamos aquí para negarles
res de plasmar la maravilla y la confusión del futuro no a través la existencia ni cerrarles la puerta.
de la descripción científica, sino con la magia de las palabras
bien empleadas. Julián Díez
Noticias
mados para el día 12, no se celebró ni uno solo. No se quemó la anunciada falla, sedi ento", de Edu ardo Gallego y
no hubo excursión a La Albufera, las exposiciones se cerraron y el anunciado Gran Gui llem Sánchez {en Premios UPC
AlnJUerw de despedida se convirtió en un picoteo de pararas fritas. Ya sería hora 1996, ova).
de que la Asociación vigilara que no se produzcan este tipo de desmanes, que o Cuento español: "Mi esposa, mi
dejan la sensación final de que la concesión del congreso sirvió básicamente para hija", de Domingo Santos (en Visiones
que un grupo de amigos montaran una fiesta a costa de un Ayuntamiento y deja- 1996).
ran todo paras arriba cuando se cansaron de ella. La organización no dio la sensa- o Cuento extranjero: "Timbucrú", de
ción de estar atenta en ningú n momento a las necesidades de los asistentes (se Carlos Gardini {en BEM 58).
cerraba el edificio a mediodía dejando a la gente tres horas en la calle en un pue- o Libro de ensayo: La gran saga de los
blo semidesierto, todo el personal se fue a ver una película ai iMAX y dejó la tarde Aznar, de Carlos Saiz Cidoncha y
del sábado entera sin dejaalrernarivas a los asistentes, el hotel era más barato con- Pedro García Bilbao (Quaderns
tratándolo en persona que a través de la Hispacón ... ) sino a su propia diversión. UPCF).
En compensación, hubo ocasionales momentos brillantes, como la charla tele- o Artículo: "La primera etapa de las
fón ica en directo con Anhur C. Clarke, la citada invitación al cine en 3-D o el Hispacones", de Agustín Jaureguízar
buen ambiente en las tres comidas colectivas dispuestas por la organización {por {en BEM59).
lo demás, culinariamente tan infames como es habitual en estas citas). Hubo muy o Ilu st ración : porrada de Ciruelo
pocas mesas redondas y el empeño de mezclar a gente de fuera sin conocimiento Cabra! para BEM 58.
alguno del género con los expertos en el rema dio resultados más bien agridulces. o Obra poética: desierto.
Entre los escritores asistentes, cabe destacar a Joe Haldeman, Elia Barceló, Juan o Publicación: BEM.
Miguel Aguilera, León Arsenal, Rodolfo Martínez, Rafael Marín y Javier Negrete.
Lo peor, una vez más, fue la falta de asistencia de público. Los 200 inscritos
Concurso de relatos Domingo Santos
son una buena cifra, pero como ejemplo
,-----,.,=~-----. J'! o Ganador: "Palabras de silencio", de
valga decir que en tre ellos había una x Alejandro Vida! Bermúdez.
docena escasa de susc riptores de e
·~ o Segundo: "Ragnarok en las playas de
Gigamesh ... 8 lraca", de Rafael Marín .
Julián Díez
• Terce ro: "Lo s cam in anres", de
Ignacio Uribe Jongbloed.
o Accésit: "Soldiers Dream", de James
Srevens Arce.
Menciones BEM
o Fueron galardonados por su labor en
pro del género el Canal #ciencia fic-
ción, el Co mité Organizador de la
Una mesa con Haldeman (cuano por la izda.). Dos participantes en el concurso de ninots. Hispacón Mararó 97 Y la AEFCF.
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por parre del público. Quizá también llamar la atención CIENCIA FICCIO
sobre el elevado número de votos recogidos por El cromo- Novekz:
Amirav Gosh, FE/ coromowma Cttkut4 (Anagr2ma) 3,67 (3) 3,48 (21)
soma Calcula, que indica claramente que los lectores no le Kim Sranley Robinson, Maru vrrd~ (Minot.auro) 3,33 (3) 3,47(34)
hacen feos a las novelas de género que aparezcan fuera de Javier Ntgrm, úz mirada dr ku furias {N ov:~) 3.21(4) 3.34(35)
colección. Connie Willis. ~Terrirorio inexplorado• {NoVll.) 4,20 (5) 3.29(24)
George Gaylord Simpson, Entrt dinosaurios (Mondadori) 4.00(1 ) 3.21 (14)
Resultados discretos para las nominaciones de fantasía ),17(6) 3. 17(29)
Poul Anderson, Tau ctro (Nova)
y terror que, de entrada, no refl ejaban mucho entusiasmo, Connie Willis "Remake• (Nova) 3.20 (5) 3. 15(27)
exceptuando, claro está, el suscitado por el cuento de Ted Rekzto:
Chiang, que ha sido un ganador contundente. Tampoco Creg Egan, "Poh·o" (GIGAMESH ll) 4,00 (6) 3,57 (47)
Roben J. Sawyer~ H élice:~ (Prrmios UPC 1996¡ 3.00 (4) 3.38(21)
mereció el menor entusiasmo la propuesta de mención
honorífica a la Enciclopedia de los monstruos, de Massimo FANTASIA
lzzi, con lo que quedó desestimada. Hubo un par votos Novekz:
para La gran saga de los Aznar, el ensayo de Cidoncha y Pilar Pcdm..a, Paiwjr con rrpriln (Valdemar) 3.00(2) 3.00(8)
García Bilbao. Orson Scon ú rd, Alvin, rl oficial (NO\'a Scon Card) 3.33(3) 2.94 (16)
En el aparrado de mejor colección especial izada, la vic-
toria de Nova Ciencia Ficción ha sido igualmente contun- Rekzto:
Ttd Chiang, "La 1om de Babilonia" (GIGAMESH 8) 3,67(4) 3,84 (43)
dente: un rotal de 24 votos, frente a 11 para la segunda
mejor clasificada, Minorauro. Si bien no ha habido nin- TERROR
gún título de la colección que haya ganado premio en las Rekzto:
categorías correspondientes, su popularidad resu lta evi- Douglas E. Winter, ala úhima cinca" (Plaza &Jan6) 3,33(3) 2,8) (6)
dente al comprobar que más de la mirad de los nominados
de ciencia ficción han sido publicados en esta colección. rellenó la papelera con sus daros, votó sólo en el aparrado
Como mejor fanzine hemos tenido, una vez más, mul- de mejor colección y participó en el sorteo. Bien por él.
tiplicidad de ganadores: Ad Astra (9 votos), Artifex (12 Y para acabar, una confesión. He tenido discusiones sin
votos) y BEM (12+2 votos), han destacado claramente por fin con Jul ián en to rno a la novela Oveja mansa, de
encima de cualquier otro. De hecho, aparre de estos fanzi- Connie Willis. Esta obra no apareció en la lista de nomi-
nes, sólo Bucanero recibió un único voto aislado. nados porque un servidor consideró que no era una obra
Hemos recibido un total de 17 papeleras que proponí- fantástica. Podéis imaginar el tipo de argumentos arriba y
an a GIGAMESH como mejor revista. Aparre de eso han abajo que el rema ha suscitado entre nosotros. Al final , he
habido 3 para la desaparecida SFX, otros tantos para seguido convencido de mi posición (la novela no es ciencia
desierro y un par para BEM (que se han añadido a los de ficción), pero también me he rapado con una contradic-
mejor fanzine en el recuento). Hemos repetido a menudo ción de criterios que anula por completo mi postura: años
que GIGAMESH no era un candidato válido en esta catego- atrás se nominó -y lo que es más: ganó premio- otra
ría, pero la verdad es que nos ha hecho bastante ilusión novela que, claramente, tampoco era de género: La trans-
recibir tantos votos en este sentido. Si a eso sumamos la migración de TiOmothy Archer, de Philip K. Dick. Creo
excelente acogida de los dos relatos nominados que se recordar que en su día, cuando surgió el problema, opta-
habían publicado en estas páginas, creo que debe haber mos por apli car la definición de No rm an Spin rad
algo que empezamos a hacer más o menos bien. Gracias a («Ciencia ficción es lo que se publica como ciencia fic-
todos por vuestra paciencia. ción.»). Justo lo contrario de lo decidido en este caso.
Los ganadores de los dos lores de libros de 25.000 ptas. Si bien no me molesta demasiado ser una persona con-
que se sorrean entre los remitentes de las papeleras recibi- tradictoria, sí que podemos aprovechar esta circunstancia
das han sido Enrie Sumalla (de Barcelona) y Alejandro para abrir un debate: ¿qué opináis de este tema? Se admi-
Salamanca (de Madrid). Por cierro, que quiero aprovechar ren sugerencias, canas demoledoras, misivas indignadas y
para dejar constancia de que entre rodas las personas que soluciones de última hora con las que todos nos podamos
han tenido una papeleta entre sus manos y no han votado dar por satisfechos. Ysi no, ya veremos la próxima vez.
existe al menos un tipo inteligente: visto que «no es nece-
sario haber leído un mínimo de obras para poder votan>, Alejo Cuervo
Relato
DIAS DE TORMENTA
RamónMuñoz
-¿Y rú ~ -exclama Emma apun- fam a de irresponsab le que rengo. Es temprano, pero ya hace calor.
tándome con el fndice-. ¿Cómo se re Detrás de la sonrisa mis tripas son un Vamos en grupo a la rienda hospital,
ocu rre pasar media noche fu era del bloque de hielo. El vaso que rengo en la pasando junto al antiguo ca mpo de
perímetro~ Yencima poniendo música, mano tiembla como si quisiera conver- juegos, dominado por los crucificados
por si pasabas desapercibido. ¿Qué re tir el zumo de naranja en un cóctel exá- espa ntapájaros, impecables. Ni una
ocurre~ ¿Ttenes ganas de que tu familia rico. Tengo que soltarlo o delararme. brizna de paja del relleno escapa por
cobre el seguro anres de tiempo' Ejecucio nes de esta ralea se han un desgarrón de la tela de saco, no hay
- Igual les gustaba la idea -con- convenido en un asumo habitual, rmi- un vulgar orificio en los círculos de
resto-. Pero no es eso, sólo quería ver nario. Nuestros enigmáticos vecinos carmín dibujados en el pecho y la cara.
la función. Sería basranre desconside- han comenzado una purga con rodas Dentro huele a des infectante.
rado para con los yanquis que nadie se las de la ley. Quiénes son es una cues- Quedan rescoldos del mareante olor a
quedara a verl a después de tomarse tión que no me quita el sueño, pero sangre de los primeros días. Apagados
tanto trabajo preparándola, ¿no creéis' tampoco me deja nunca desca nsar y fríos, agonizan en los rincones, en los
-Oí un par de comenrarios en la completamente a gusto. Emma habla barreños de gasas enrojecidas que espe-
radio -interviene Felipe-. Han de ellos con la sonrisa de anticipación ran a ser lavadas. Hay dos salas. La
hecho una buena escabechina con los de un niño que hace cábalas acerca del mayor contiene veinte camas, la mirad
pájaros de los cárreles sudacas, y deja- circo que está a punto de llegar a la ciu- de ellas desocupadas. La otra es un
do sin televisión por satélite a media dad. Parecen sentir un placer morboso espacioso quirófano co nectado por
Europa, además . Por supuesto han al hablar de ejércitos de la jungla, igno- una puertecilla a un cobertizo anexo
echado la culpa de todo a los rhais. En rados, sin origen ni destino conocidos, en el que guardamos el equipo especia-
fin. ¿Estuvo bie n ~ de tribus cavernícolas en pie de guerra, lizado . Mal vendido, bastaría para
- Bah. Cualquier pueblucho per- de guerrilleros y rraficanres de esclavos, comprar un nuevo gobierno. Afortu-
dido en el monre tira mejores tracas en como si la selva no fuera de por sí sufi- nadamente no hay demanda de ese
las fiestas. cientemente peligrosa y fascinante y tipo de material en varios miles de
El comenrario permite retomar el hubiera que rellenarla con horrores y kilómetros a la redonda.
rema favo rito del grupo. El Sudeste maravillas ocultas a los ojos de la civili- La enfermera de guardia se ha que-
asiático es un tablero de ajedrez donde zación: ciudades perdidas, tesoros ente- dado adormilada junto a la cortina que
americanos, chinos, vietnamitas ercére· rrados, hordas de salvajes pintarrajea- divide el inrerior de la rienda. Al oír-
ra planrean secretas estrategias sin que dos que esperan al final del río nos enrrar espabila de repenre e intenta
la gente corriente sepa de la misa la Al principio planeaban con idénti- disimular su descuido. Sonrío tranqui-
med ia. Suena bien. Lo malo es que co entusiasmo excursiones a Angkor lizador. Apenas habla inglés, fuera del
sospecho que los conrendienres ram- Var o al Gran Lago. Ahora que los proverbial e inútil «yes>>, y enseguida
poco tienen mucha idea de lo que está templos están cercados por la milicia y que termina de dedicarnos las inclina-
pasando. las orillas del Tonlé Sap abarrotadas de ciones rituales, comienza a parlotear
Hun Nao, el jefe del poblado, enrra refugiados railandeses, prefieren en con sus compañeras. Felipe cree que de
para comunicarnos, previa traducción cambio proyectar interminables sesio- él.
de las enfermeras, que han encontrado nes de tiro en el patio de la abandona- Una vez vestido con el blanco cere-
junto al sendero un nuevo inquilino da escuela. Sesiones que no llegan a monial, me acerco a una cama. Mis
para la fosa descubierta que hay exca- comenzar por temor a que el sonido de colegas se distribuyen según les corres-
vada a doscienros metros de las lindes las balas arraiga orras. Esros arrojados ponde o según les apetece. Nhiek está
del poblado. No sé por qué nos lo muchachos, que de tanto en tanto despierto. Cuando suda, el rostro
cuen ta . Vuelve sobre sus pasos y yo simulan estar prestos para la acción, líquido entre mulato y amarillo y los
recibo unas cuanras miradas penetran- están sin embargo mejor entrenados en ojos negros enrojecidos por la fiebre le
res de mis compañeros. Sí, claro, yo el desasos iego. Y los reme ndad os dan la aparie ncia de un condenado
podría ser ese infeliz con un tiro en la monigotes que hacen de dianas aguar- que ha co nseguido regresa r del
nuca, pero no lo soy. Sonrío despreo- dan apolillándose, sin estrenar, dis- Infierno a costa de enormes esfuerzos.
cupadamenre, añadiendo un mojón a la puestos a ser agujereados. Murmura ininreligiblemenre enrre los
dientes apre tados. Pongo la mano -Ajá -Intento añadir un cierto pañuelo negro anudado al cuello con
sob re su frente . Menos ard iente que tono de seguridad a mi voz- . Yo diría el que se secaba cada pocos minutos.
ayer, qu izás más que mañana. Busco que sí. Yo estaba bo rracho. De no es tarl o
una gasa en el montón viscoso sumer- jamás habría ido tan directo al grano.
gido en el agua tibia de la tina y la -Voy a estar tres días en la ciudad. Y era mi pr im era noche en Pnom
extiendo bajo su Aequillo. No parece (Quieres algo? Pehn. Me sentía libre y despreocupa-
notar ningún alivio. Compruebo que Quería. Se ll amaba Susa na. do, como si creyera en la publicidad de
ha pasado bastan te tiempo desde la Vei ntirantos años, muy delgada y con los folletos de night-cluhs y prostíbulos
última dosis de calmante e inyecto una un corte de pelo masculino que com- que una legión de adolescentes repartía
nueva en el gotero. Poco a poco va binaba bien co n su forma de vestir. a la salida del aeropuerto.
relajándose. La mandíbula desciende Cam iseta blanca con el emblema de Ella no bebía alcohol. Tomaba coca
unos centímetros. Puedo ver la lengua una organización de ayuda internacio- cola y rechazó todos mis intentos de
ennegrecida co ntorsionándose como nal a la que no pertenecía, vaqueros que co mparti éramos la bote ll a de
un gusano, rastreando las palabras. gastados, zapatillas de deporte y un vodka que yo había comprado en un
-Duele -dice. En castellano.
Estoy seguro de ello, pero no me
atrevo a aumentar la dosis de analgési-
co o a utilizar uno de mayor potencia,
si lo tuviéramos. El programa insistía
mucho al respecto. No seríamos los
primeros que acaban en una cunera a
causa de unas miserables dosis de mor-
fina o diazepan, de modo que só lo
hemos traído fármacos de la fam ilia de
las aspirinas y Noloril. Lo que me con-
vierte en uno de esos causantes de
dolor innecesario que ex pacientes
indignados atacan en la sección de car-
tas al director de las revistas médicas.
Le acaricio el pelo y aseguro que
pronto dolerá meno s. Charl ar, la
enfermera baj ita, repite mi afirmación
en el dialecto de la rona. hiek acepta.
Es un crédulo.
Reti ro la sába na con cuidado.
Extraigo la prótesis preparato ria y
comp ru ebo que los múscu los del
muñón ya se han atrofi ado del todo.
El plástico del cono de contacto está
limpio, la carne lo sufici entemente
endurecida. Sí. Enseguida pod remos
iniciar las pruebas.
Jaime se acerca por detrás. Incluso
en el hospital lleva bajo la bata la car-
tuchera cruzada a lo Pancho Villa.
-(Qué tal? -pregunta-. ,vamos
desempacando'
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alarde de desenfreno y ahora no era an ser invitadas a los pisos superiores Emma diera al micrófono. Me recuer-
ca paz de rematar. Probablemente por algún cliente. Al fin conseguí la dan a esos autómatas de los siglos
hubiese combinado mal con las pasti- llave y un puesto en el ascensor. Arriba XVIII y XlX: el ajedrecista mecánico,
llas verdes que engullía de tanto en nos des nud amos rápid amente. Yo la bailarina, juguetes destinados a pro-
ramo. El lugar era un bar cercano al tenía unas ganas espantosas de dormir vocar el asombro pasajero de los críos,
hotel que intentaba dar una imagen y me temblaban las piernas, pero con la sonrisa de superioridad de los adul-
occidenralizada desmenrida a cada ins- rodo conseguí apresurarme lo suficien- tos.
tante por los camareros camboyanos y te como para ocultar la fotografía de Yo anoto las medidas de las que
un grupo de hombres de negocios chi- Marra en un cajón de la cómoda. La funcionan correctamente y las compa-
nos que hacían continuos brindis en había puesto ahí por puro afán maso- ro con las tomadas a Nhiek. Dema-
canronés al fondo del local. A cambio quista y no era cuestión de que me siado larga, demasiado corra, demasia-
no había prosriruras ni niños coquetos estropeara la fiesta. Observé mi Aácci- do ancha. El tamaño y la forma del
merodea ndo por las mesas. Era un do miembro con ojos que parecían alvéolo que acogerá el mu ñón so n
sirio para gente concienciada, en el que bañados en vinagre. Le di un par de regulables, pero hay un límite. En-
los chinos debían haber entrado por palmeradas amistosas tratando de rea- cuentro una que podría servir. Doy el
error. Sa nos represe ntantes de las nimarlo. Sin éxito. El vodka había cor- número de serie y, al igual que un
ONG de medio mundo poniéndose tado las conexio nes necesarias. Me zapatero experto, Felipe localiza en un
como cubas y ca ntando himnos de volví lentamente, pensando cómo sal- periquete la pareja. Son de color café,
revoluciones por siempre pendientes. dría de ésta con un mínimo de digni- suaves al tacto, tibias.
El tiempo transcurre de forma dis- dad. Por suerte, ella ya se había queda- Felipe saca las herramientas. Co-
tinta cuando estás borracho. Juraría do dormida. mienza a ajustar los conos de conracro
haber ll egado allí poco des pués de con admirab le economía de movi-
cenar. Felipe había salido con Emma a El calor del mediodía presiona con- mientos. Salgo un raro. En la puerta,
ver una película, ya sabíamos que esta- tra las paredes del cobertizo, colándose Jaime hace guardia, rechazando a los
ba casada pero todavía no que era una por las rendijas que dejan los rabiones niños que pretenden curiosear. Están
mujer fiel , y Jaime vomi taba en la mal encajados. Sin embargo dentro capitaneados por Khieu, el hijo del
habitación, víctima de un refresco estamos bien. Hay un climarizador lugarteniente de Hun ao, un crío
comprado imprudentemente en un conectado las 24 horas del día por musculoso y serio que aparenta una
tenderete. Podría haber sido al amane- necesidades de conservación del equi- hombría prematura. A sus espaldas, los
cer cuando salimos. Yo hacía eses por po. Pido un trago de agua a Felipe, demás esperan una señal suya para
roda la acera y ella tenía las pupilas rengo el arroz reseco del almuerzo abalanzarse a contemplar nuestros apa-
dilatadas y llenas de asombro, como si pegado a la garganta. Vuelca la botella ratos. La cerradura no les detendría, es
contemplara un escenario distinto a la para indicar que no quedan sino unas un desecho recogido de los escombros
calle repleta de noctámbulos derrota- pocas gotas que enseguida se escurren de una demolición. Cada vez que abri-
dos volviendo a sus res idencias cir- del gollete. Vale. Acumulo saliva e mos o cerramos parece que vaya a des-
cunstanciales. intento tragar el pegote por mis pro- integrarse en una lluvia de escamas de
En la rece pción me equivoqu é pios medios. Repito la operación. El óxido. Jaime quería cambiarla pero nos
varias veces al pedir la llave. Aquello malestar continúa, anclado a un punto convencieron de lo contrario. Aqu í
era un caos. Rubios escandinavos echa- inconcreto de mi estómago. Lo dejo poner un simple candado es interpre-
dos en los sillones, durmiendo a saltos. estar. Tenemos trabajo. tado como un signo inequívoco de que
Vocingleros juerguistas golpeando las En un costado del chamizo hay detrás hay algo digno de ser sustraído.
puertas del comedor exigiendo el desa- una montaña de estuches de plástico y - ¿Ya?- Tiene la frente reluciente,
yuno. Fulanas cansadas que entraban en cada uno de ellos una prótesis nue- la camisera de rugby llena de manchas
por la puerta de servicio y eran visibles vecita que hemos de probar. Conec- de humedad que oscurecen los emble-
durante unos segundos mientras enfi- tadas al simulador de estímulos giran mas de su antiguo equipo. Conserva la
laban los cuartuchos del sótano en que sobre la crujiente rodilla y dan paradas corpulencia.
dormían amontonadas si no conseguí- al aire sigui end o las órd enes qu e Asiento. Felipe sale también, lleva
en las manos las prótesis y las eleva en cubierto con el sudor de otra persona, hago al menos una prueba de compati-
el aire. de un animal en celo. Ese es el alivio bilidad antes de que caiga el sol, pero
-Los zapatos de Ceni cienta- que consigo con el improvisado baño. esroy cansado. Este clima desgasta. O
dice. Uno de los pacientes nos preocupa. tal vez es que prefiero dejarle con la
-Estupendo. Habrá que llamar Cu idamos de los nueve restantes por ilusión por el regalo inesperado en
para decir que comenzamos con el imperativo hipocrático, aunque alguno lugar de estropearla con los primeros
programa. ¿No, Fernando¡ podría servirnos si Nhiek falla. Miro pasos del duro proceso que comenzare-
- Por mí ... su rosrro. Duerme. Una esquirla de mos mañana. Ce rtifico una nueva
- Pide además un envío de provi- hueso procedente del pie le ha provisro bajada de la fiebre y me voy, no sin
siones, y pastillas depuradoras, y ropa. con una permanente mueca burlona. antes hacerle cosquillas, riéndome de
-Vale, vale, hacedme una lista. Un incongruente Joker. Tendrá nueve sus respetuosos intentos de evitarlo. Al
¿Fernando¡ o diez años, aquí la partida de naci- marcharme, el arroz de la comida vuel-
-Ya voy, déjame respirar. miento es el borroso recordarorio de ve a mi boca, ardiente, espeso de bilis.
Jaime es nuestro chico de empresa. una estación especialmente lluviosa o Corro a expulsarlo al vertedero de la
Ascenderá rápidamente. Gafas a lo soleada y la mala alimentación retrasa aldea, donde des pués los cerdos se
Lennon para aparentar espíritu incon- el crecimiento complicando mis inten- regalarán co n ese desecho amargo y
formista y el pelo apestando a reme- tOs de asignarle una edad a ojo. Hace espeso. Buen provecho.
dios contra la calvicie prematura. Me seis semanas pisó una mina tipo PMN
palmea la espalda cuando paso. A esca- que le deshizo ambos miembros infe- Pnom Pehn era un decorado de
sa distancia una pandilla levanta polvo riores hasta la mirad de la pierna. Lo cine, una falsa ci udad de cartón piedra
alrededor del idiota de la villa, que con demás es cosa mía. No necesi rábamos que servía de escenario a una película
una so mbrilla de papel aguj ereada sus rodillas, así que las co rté co n la enloquecida y obscena en cuya reali-
intenta dar sombra a los chiquillos. Se excusa de que había que eliminar rodo dad no podías permitirte creer so pena
gana las miradas desdeñosas de los tipo de tejido muerro o debilitado de de acabar huyendo a la desesperada.
mismos muchachos que anteayer dis- las heridas, dos grotescas coliflores de Algunos lo hacían. Vencidos por las
frutaban con esas sencillas diversiones. músculo destrozado que la madre drogas o víctimas de un ataque de luci-
El resro del pueblo está dentro de sus señalaba pudorosamente. Supongo que dez, acababan aporreando los moma-
casas, hasta los vigilantes sestean bajo debería sentirme culpable, pero no es dores de la terminal de KLM o Brirish,
los tejadillos de caña que cubren los así. Vamos a darle mucho más de lo se encerraban en las habitaciones y
puestos de guardia. Exce pción a la que le hemos quitado. Espero. arrojaban objeros por la ventana hasta
regla, una solitaria mujer transporta Echo una pequeña siesta. Al des- que la policía venía a por ellos. Al fi-
agua en dos cubos más grandes que penar varios ojos me observan, antes nal, rodo era también parte de la fiesta.
ella. Tocada con un turbante de bri- con paciencia que con curiosidad. Los Si tenías cuidado, casi podías per-
llante magenta, parece un adorno de orientales, al menos ésros, tan distintos manecer al margen. Comer en peque-
Navidad ambulante. El zumbido de a los chinos, prepotentes y cargados de ños resrauranres fa miliares, ir al cine,
los insectos crece progresivamente, o dólares, actúan de esa mane ra. No comprar revistas en la recepción y ver
yo me voy dando cuenta de su existen- hab lan , no se qu ejan. Te miran. la CNN en tu cuarto. Como un perío-
cia. Pienso en el rumor constante de la ¿Intentan transmitir de esa forma sus do de descanso forwso entre destino y
autopista que pasa junto a mi piso de pensamientos? Encuadro a Dentona destino, en un lugar remotO si n más
Madrid. Cerca, junto al pozo, han para que averigüe lo que quieren y que diversiones inofensivas destinadas
dejado apoyado un cubo herrumbroso. centro mi atención en Nhiek. Dejé sus a un incipiente turismo para matar el
Contiene unos dedos de líqu ido flo- nuevas piernas a los pies de la cama y tiempo. Pero si levantabas la cabeza un
rand o encima de meses, años, de ahora está semiincorporado estudián- momento u olisqueabas el aire, algo
posos. Despreocupadamente, me lo dolas, preguntándose. entraba en tu sistema que re hacía sen-
echo encima. Los posos resbalan, una - Son tuyas --<ligo, y las deposito tir un escalofrío y sugerir una vuelta
cascada de lodo negro cae a mis pies. en sus manos para que entienda. inmediata al tranquilizadoramenre
Ahora me siento como si me hubiera Sé que Jaime va a enfadarse si no aséptico hall del hotel. Era un lugar
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para la ge nte que deseaba. Pero no helicóptero que nos trajo aquí sin des- los que se desarrollaban espectáculos
cualquiera. En aquel almacén se vendfa cubrirlo. Pero ella me lo enseñó. Esa que aún entrevistos por un roro de la
únicamente lo exclusivo, lo excepcio- tarde, la cabeza me dolía como si fue ra pared resultaban estremecedores. Cada
nal, lo prohib ido. ¿Querías bai lar el a explorar, se vistió deprisa y salimos paso que dábamos parecía interrumpir
rango con un oso narcotizado, com- juntos a las calles que se preparaban un negocio ilegal y crearnos enemigos.
prar la cabeza sonriente de un animal para el gran ca rnava l de la noche. Acercarnos a un aj uste de cuentas en
en grave peligro de extinción, ver a Saludamos a las patrullas de soldados pleno desarrollo, al ruido sofocante de
tipos demacrados jugar a la ruleta rusa, aburridos que parecían preguntarse un helicóptero de vigilancia volando
matar a una mujer o un niño mientras cuando dejarían de custod iar Babi- bajo. Cada esquina por franquear
re lo follabas, o simplemente encerrar- lonia y empezarían a disfrutar de ella, escondía una banda de delincuentes,
re en una mazmorra y recibir dosis tras entramos en garitos repletos de humo un matón abstraído encaramado a un
dosis de heroína hasta que no fueras y exiliados deseosos de negociar, donde montón de basura, guardando una
capaz de pedir o pagar la siguien te? compré para impresionarla kilos de puerta de la que escapaban reflejos
Habías venido al sirio indicado. Mejor. drogas que luego eché al retrete y con- rojizos y chillidos inhumanos. Cami-
Aqu í descubrirías posibilidades que versé con un interminable desfile de namos durante una hora tropezando
nunca.habías imaginado antes. borrachos a los que me unían breves sin cesar en un territorio que no era el
Y otras cosas. Pnom Pehn no era chupadas de una pipa de alcohol. nu estro hasta que una canción de
sólo la ciudad a la que las mafias ex- Al principio fue como una excur- moda oída a lo lejos me puso en la
pulsadas de Thailandia por el golpe de sión de adolescentes por un parque de pista de la zona reservada a las juergas
estado intentaban convertir acelerada- atracciones. Después, la madrugada se sin riesgos que preferían los extranjeros
mente en la heredera de Bangkok, vistió con tonos más sombríos. Em- melindrosos como yo. Terminé en los
antaño gran supermercado del vicio y briagado por la nocturnidad y el brazos de un sueco que dormía en el
hoy un montón de ruinas. Tenía su vodka, la seguí hasta un barrio semia- cuarto de enfrente, enseñándole yo
propia personalidad. Como capital que bandonado junto al Mekong en el que coplas típicas andaluzas, él sirviéndo-
era de Camboya, un país que había los servicios de limpieza no se molesta- me cerveza de la enorme jarra que
hecho del genocidio jmer su principal ban en retirar los cadáveres. Sorteando com partía con un par de bultos
atractivo turístico, sus calles estaban escombros, acabé enfrentado, cara a derrumbados en el suelo, Susana con-
llenas de un sutil aroma a muerte que cara, con un muchacho harapiento templando el cieloraso azulado del bar.
el perfume barato de las meretrices no con insignias de alférez que allí, en el Comentaba desapasionadamente los
conseguía erradicar. Tampoco los neo- silencio y la oscuridad, ruvo mi vida en detalles de un delirio alucinógeno y yo
nes estridentes de saunas, bares y casi- sus manos y se limitó a escupir desde- pensaba que si bebía mucho, lo sufi-
nos lograban ocultar los estandartes de ñosamenre en dirección a la sombra ciente, acabaría pensando que todo
los adversarios que esperaban en los angulosa de un tanque resguardado había sido una burda pesadilla.
suburbios la reanudación de la enésima tras una barricada. Retrocedí lenta-
de las guerras civiles, tan consustancia- mente, cogí a Susana, vociferante, gri- Nhiek da varias zancadas torpes,
les al país como lo fuera n a la Roma tando al campamento escondido, y como una grulla joven probando la
del siglo tercero, conflictos hibernados huí. solidez de sus paras. Pendiente de cada
que la dramática insurrección rhai No sabía cómo volver. Susana suge- uno de sus movimientos está Jaime,
había dejado en segundo plano pero ría caminos que acababan siempre en que además de planificador es fisiote-
no detenido, y que probablemente callejones sin salida y en el fondo creo rapeuta. An ima a Nhiek co n corras
acabaría difuminándose a medida que que quería volver para continuar insul- exclamaciones en camboyano co n
los pretendientes al trono fueran con- tando a los milicianos, co n quienes acento aragonés. Tratando de compla-
vencidos de la rentabilidad de conti- debía tene r cuentas pendientes de cerle, el ni ño contin úa andando a
nuar en calma. alguna noche pasada. Sus sugerencias pesar de que es evidente cuánto le
De no haber conocido a Susana, tal terminaban llevándonos frente a gru- cuesta. Grandes gotas de sudor se des-
vez habría tardado más en da rme pos de gente hosca a punto de desen- cuelgan continuamente de su barbilla.
cuenta. Incluso podría haber subido al fundar. Junto a locales anónimos en Es la primera sesión de estas carac-
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sables de la empresa consideraban que ciales les hacía renunciar a sus másca- rada para salir en cualquier momento.
un reportaje de nuesrros logros realiza- ras de probidad. Excepto en el caso de Sospecho que en realidad esraba celosa
do en un pueblo dejado de la mano de Susana, a la que las pastillas convertían del tiempo que pudiera restarle a la
Dios impresionaría al comité encarga- en una Juana de Arco novara y ansiosa, búsqueda inclemente del martirio.
do de la ONU en mucha mayor medi- que en cuan ro me descuidaba volvía a Como otros miles a los que las circuns-
da. Ya había demasiados vídeos roda- llevarme fuera del confortable guerro, tancias de la tregua retenían allí, aleja-
dos en laboratorios estériles y super- a los luga res donde había hambre, dos de la posible satisfacción de incon-
protegidos por nuestros competidores. padecimientos, el rictus paciente de un fesados afanes masoquistas.
Los occidentales formábamos gru- asesino en potencia dudando si empe- Subimos, despegamos. Enseguida
pos cerrados que se hacían y deshacían zar ya su carrera de verdugo, a los cam- se ocultaron rras el horizonte lo s
a medida que llegaban aviones o salían pamentos incontrolados que abarrota- suburbios y las interm inables filas de
convoyes hacia la frontera. Nuestros ban la inmensa explanada de la Plaza camiones ca rgados de alim entos y
foros de debate eran las mesas acrista- de la Democracia. Allí donde amane- medicinas retenidos por los militares.
ladas de la cafetería del hotel. Largas cía con el olor de los campos en llamas Me sentí liberado de la tensión que me
tertulias políticas ames de zambullirse en el aire y el descubrimiento de des- acompañara esos cinco días, remiendo
en el caos de rodas las noches. Hacien- perdicios humanos llevados por la llu- siempre que las mareas del desastre
do un intermedio entre los sudores de via de medianoche a atascar la boca de rebasaran los frágiles diques estableci-
la habitación y el hambriento bullicio las alcantarillas. Entonces era un con- dos por el airo al fuego sancionado por
de fuera, bajábamos a mezclarnos en suelo regresar a las mesas dispuestas la ONU y se estrellaran conmigo en
ellas sin presentarnos ni necesitarlo. para el desayuno y saludar a aquella medio. Pensaba que nos quedábamos
Susana zigzagueaba entre opiniones, misma gente, pálidos y con los ojos fuera, ajenos a la vorágine que había-
más o menos como rodos, inseguros enrojecidos, que unas horas de sueño mos co mp artid o por casuali dad.
de qué era verdad o mentira. Los gene- volverían a convertir en el Dr. Jeckyll, Entonces no sabía lo que vendría. Los
rales rhai, promotores de una revolu- y saber que uno podía contar con su horrores que no ocupaban cabecera en
ción inesperada y trágicamente exitosa burguesa desaprobación en el futuro. los informativos y que pronto iba a
que amenazaba con extenderse por Los tres días se conv irti eron en conocer. Sólo pensé que dejaba atrás a
roda lndochina, eran unos ulrradere- cinco. Finalmente conseguimos permi- los imprevisibles, amenazantes ejércitos
chisras de ral calibre que hasta el ala so oficial y transporte. Una mañana rhai, a la guerra civil en pausa, a los
progresista de las reuniones acababa Jaime, Felipe, Emma y yo fuimos al omnipresentes pistoleros de alquiler
exigiendo una intervención norteame- aeropuerto y, pasando por entre una para disfrutar, de nuevo, del placer de
ricana. Cuando me hartaba de tanta masa de turistas que habían tenido que una existencia ordenada.
seriedad, ponía la nora estrafalaria y hacer una inesperada escala en su tra-
Felipe me apoyaba por antipatía hacia yecto hacia las soleadas playas vietna- Khieu, el primogénito de Ahmad
los demás. ¿Pero por qué no' Hacían mitas, llegamos al parche de hormigón Ya, riene aproximadamente la misma
cosas curiosas, como ropa interior con resquebrajado en el que reposaba un edad que Nhiek. Es más airo y fuerte,
la piel de los proxenetas y los trafican- antediluviano Aerospariale Puma que líder por naturaleza de la muchachada
res que no habían tenido el buen juicio abriría para nosotros las rutas de la local. Has ta hace unos días era un
de huir de Bangkok a riempo. Joder, selva. Vimos a varios ex compañeros mero figurante. Indiferente a nosotros,
eso era rener estilo. Merecían que de discusión merodeando por la termi- excepto cuando interrumpíamos sus
alguien les defendiera, aunque ello me nal, aremos a los reactores como anti- incesantes correteos, quería un chicle o
supusiera acabar a la gresca con un res- guos augures estudiando el vuelo de las que sacáramos un cachivache nuevo. Y
ponsable de EMERGENCIA que en teoría aves. No quisieron despedirnos, no nos de repente, desde que hemos comenza-
debería habe r sido el que tuvie ra reconocieron quizás. Susana no había do los ensayos, se ha convenido en
mayor simpatía hacia nosotros. venido. Un beso en la recepción, un nuestra sombra.
Acabamos aislados, pero no puedo número de teléfono garabateado en Al principio pensé que se debía a
decir que nos importara. Aquella gente una servilleta y al que nunca recurriría- un simple conflicto de intereses. Al
sólo era una compañía agradable cuan- mos. Dijo que estaba pendiente a su necesitar un lugar donde Nhiek pueda
do una andanada de estímulos artifi- vez de un permiso y quería estar prepa- ejercitarse, les hemos privado incons-
cienremenre de sus campos de juegos. -Si. Qué espanto. Entro al hospital buscando distrac-
Aquí no sobra espacio. Así que comen- Choeung y su Museo de los horro- ción en el trabajo. La mayoría de las
cé creyendo que su presencia, inmóvil res era la única salida del pueblo que camas están vacías. Las enfermeras
y desafiante, era una protesta contra habíamos hecho hasta la fecha y en mi charlan ociosas y yo casi querría que
nuestra intru sión. Pero la protesta opinión nos la podríamos haber aho- alguien sufriera un accidente con tal de
duraba demasiado, estaba excesivamen- rrado. Las calaveras, apiladas por dece- tener una ocupación. Nhiek está des-
te atento a las evoluciones de Nhiek, nas de mil es, acababan provoca ndo pi erto y habla con Khieu, sentado
dispu esto incluso a di sputarnos a una sensación de irrealidad, como si junto a la cama. Antes que un niño
Felipe y a mí la primera fila. Tras él se fu eran pisapapeles expuestos en una visitando a su am igo convalec iente
reúnen los demás críos del poblado y rienda de venta de recuerdos. Uno no parece un aprendiz, inseguro.
ahora el inválido disfruta de un público podía hacerse a la idea de que rodos -Hola. --<:lice Nhiek.
fiel al que suele dedicar sonrisas y mue- aquellos cráneos rescatados de las fosas -¿ Bien ~
cas con creciente confianza. La única comunes hubieran sido personas vivas -Bien. Fuerte.
conclusión que se me ocurre es que alguna vez. Parecían , absurdo de Eso es todo lo que da de sí su caste-
están fascinados con las prótesis, pese a absurdos, productos manufactu rados. llano, que es bastante superior a mi
que todavía distan de funcionar con la Y en cierro modo lo eran, fabr icados camboyano. Últimamente hemos per-
eficiencia que esperamos. por la principal industria de Camboya, dido contacto. Son Jaime y, en menor
Felipe viene co n noticias frescas. todavía activa y boyante. med ida, Emma quienes guían ahora
Un Boeing se ha estrellado a trescien- -¿Tenéis alguno la rev ista'- sus pasos, nunca mejor dicho. Le tomo
tos kilómetros, en medio de la jungla. inquiere Jaime de sopetón aprovechan- una muestra de sangre que sufre sin
Imagino la escena, cuerpos colgando do que Emma ha salido a hacer uso de pestañear. Mera rutina. Su aspecto ha
de los árboles, desparramados por la la letr ina co munal. Se refi ere a un mejorado mucho: superados de largo
vegetación. El accidente ha sucedido Playboy desteñido que nos vamos los efectos traumáticos de la amputa-
ce rca de Anlong Ve ng, el últim o pasando cíclicamente y que constituye ción, descartado el riesgo de infección,
reducto conocido de los jmeres rojos, el eje de nuestra vida sexual. es un chico normal, pero sin piernas. Y
de modo que a estas horas los guerri- -Luego re la paso --<:lice Felipe. se le ve satisfecho. Ahora es el centro
ll eros debe n esta r muy ocupados Me mira de reojo. Emma sigue en sus de atención y hasta Khieu, que segura-
saqueando los restos. También es pro- rrece. mente era su jefe y objeto de admira-
bable qu e las víctim as no ll eguen El paseo de sobremesa es un reco- ción, pasa las horas muertas al servicio
nunca a ser recuperadas. Au n desvalija- rrido cíclico entre cabañas, arriba y de su abundante tiempo libre. Si
das no faltará quien las atienda, empe- abajo. Los senderos que salen del villo- supiera lo que le espera su satisfacción
ro. La selva tiene hambre. rrio acaban en los campos de arroz o se sería aún mayor.
- lndoch ina se está convirtiendo detienen en seco en medio de ninguna Me voy. La mirada de Khieu se
en la estrella de la temporada, ¿eh' - parte. Al otro lado de la línea de esta- clava en mi espalda, quiere traspasarla.
comenro. cas te aventuras bajo tu propia respon- Hemos abierto las maletas, sacado
-¿ Los jmeres siguen existiendo' sabilidad y ninguno nos hemos atrevi- ropa que habíamos reservado para la
-pregunta Emma haciendo como do a hacerlo de momento. Es el precio ocasión y ahora nos repartimos por las
que no me ha oído. a pagar por ve nir a la región del posiciones prefijadas, la piel irritada
-Muy debilitados. Han sufrido mundo con mayor densidad de minas por el roce de prendas que no llevan
varios fraccionamientos. De rodas for- y guerrilleros por kilómetro cuadrado. semanas adheridas a ella, que le son
mas, llevan mucho fuera de la circula- Me siento enjaulado. Querría repetir extrañas. El pueblo también está movi-
ción, perdidos en las mon tañas. una experiencia como la noche sobre lizado, nos siguen bovinos y el director
Cualquier afirmación sobre ellos so n la colina pero ya no rengo excusa ni de orquesta, Jaime, distribuye a los
ganas de especular. Tal vez hayan pasa- puede que valor. Me estoy asfixiando, campesinos, que al instante abando-
do a la historia. y no hay nada que hacer al respecto, nan el puesto que se les ha dado y
-Oja lá. -manifiesta Jaime-. salvo alguna estup idez que me haga migran curiosos hacia los puntos
¿Os acordais de Choeung~ volar por los aires o recibir un balazo. donde prosigue, haciendo gestos y
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ma labarismos, el inútil intento de que todo el mundo es imbécil menos hobby al que puede renunciar sin apu-
componer una escena a su gusto. él y actúa en consecuencia. ros. A todos nos co nviene el éxito,
Por una vez tiene ayuda. De los dos -¿Tú que haces) - le di go a pero para Fel ipe es la diferencia entre
hombres que componen el equipo de Emma, agitando la cuartilla. el cero y el todo. Si fracasa engrosará
fi lmación uno está sentado en el piso -¿Yo) Oh. -Examina un párrafo las listas del paro. Triunfador, tendrá
del helicóptero, las piernas colgando y en el que se han evaporado la mitad de las puertas del cielo abiertas para que
la colilla de un porro haciéndose humo las letras-. Casi nada. Estoy de deco- las franquee.
bajo la chata nariz; el otro va junto a rado. En realidad, no tendría que sali r - ... lo que hace que el funciona-
Jaime, da consejos, repite las adverten- ninguno, no hace falta. miento de los músculos artificiales sea
cias e indicaciones. Hacen un buen -Que más da. ¿No quieres tus idéntico al de los naturales -asevera.
equipo. Felipe conversa con el piloto, quince segundos de fama) Cada pocos minutos, Jaime pide una
un cincuentón decolorado por el sol, -Me es indiferente. pausa y pasa una gasa por su frente. La
tan viejo y cascado co mo el aparato Jaime viene hacia mí con el tío de ret ira húm eda, arru gada-. Los
que lleva. Emma contempla el boscaje la cámara detrás y vamos al hospital. impulsos eléctricos, generados por los
y pregunta si los guerrilleros tendrán Mi turno. El número de enfermos o pulsos iónicos y químicos que trans-
misiles tierra-aire. heridos ha desce ndid o tanto que mite el sistema nervioso, desencade-
-Si los tienen no los han emplea- hemos ten ido que recurrir a volunta- nan un conjunto de reacciones quími-
do. Gracias a Dios. -Po rque, si lo rios pa ra llenar las camas. El tipo al cas en la estructura del polímero y, en
hacen, nuestra única posibilidad de que debo fingir que visito es un vejete consecuencia, variaciones en la con-
salir de aquí será un largo viaje en jeep simpático que a duras penas consigue formación de las cadenas. Cuando las
por una carretera que a duras penas mantener la expresión dolorida que se reacciones son de oxidación, el princi-
merece ese calificativo. Eso si no esta- espera de él. Me acerco disfrazado con pio de electroneutralidad hace que la
mos dentro, en cuyo caso el problema una ba ta impecable, murmuro una estructura polimérica se abra y pene-
dejará de ser relevante. chor rada y alzo la sába na ve rd e. tren moléculas de agua y contra-iones:
-No tendrían motivos. Somos Debajo, dos sarmientos arrugados que el volumen crece. Cuando la reacción
civiles - señala los em blemas de la se retuercen nerviosamente, una mano, es de reducción, sucede lo contrario.
ONU pegados al fuselaje del helicóp- con las uñas largas y cerúleas, busca De esta forma, combinando procesos
tero. Una serie de círculos despintados afanosa la fuente del picor. Espero oír paralelos de oxidación-expansión y
indica que distan de ser las únicas esca- un «¡corren!» que remare la pantom i- reducción-contracción en un sistema
rapelas que ha vestido. ma ... y me quedo esperando. multicapa que co mbin a po límeros
-Tu !late de la Virgen y no corras, En el exterior, el foco ha pasado a conductores y polímeros nex ibles,
anda. iluminar a Felipe. Sostiene una próte- logramos una réplica extremadamente
-¿Sabé is todos lo que debéis sis cuyas características enumera una a funcional de las fib ras musculares que
hacer) - chilla Jaime, y los campesi- una. Su voz es un tanto débil, el cáma- ya conocemos. El suministro de ener-
nos asienten en masa. Ellos también ra retoca el fi ltro del micrófono y le gía está integrado en la propia próte-
han desempolvado sus mejores galas. indica que vuelva a comenzar. Lo hace. sis, el iminando la necesidad de fuentes
Parecen asistentes a un baile de fin de Antes ha bromeado como el que más ex ternas, y co nsiste en una batería
curso de mediados de los ochenta. acerca de la llegada del equipo de fil- totalmente orgá nica co mpuesta de
Ha escrito una hoja para cada uno mación y el reportaje, pero ahora está membranas formadas por polímeros
con el guión de referencia. En el mío serio. Excesivamente serio. Puede que de alta conductividad iónica en los
dice: <Estás reconociendo a un enfer- se haya dado cuenta de la importancia que se almacenan las cargas.
mo en segundo pl ano mientras la que esto puede tener para su carrera. A Traga saliva antes de lanzarse a des-
cámara registra una vista general del mí me espera un puesto en un hospital cribir lo que realmente hace tan espe-
hospital. Llevas bata y has levantado la público de Madrid, a Jaime un sitio en cial a las ortopedias que estamos expe-
sábana para examinar las heridas de las la junta directiva de la compañía. rimentando.
piernas•. Podría habérmelo dicho de Emma cuenta con un esposo rico que - Con todo, el elemenro realmen-
palabra, pero Jaime está convencido de le permite tomarse el trabajo como un te revolucionario es la interfase con-
ductor eléctrico-neuronal que permite cualqu ier tipo de proceso locomotriz contrato que había emitido la ONU
que el sistema esté com pleta mente como paso previo indispensable para solicitando propuestas en las que basar
bajo el control del ind ividuo, basada poder realizarlo con natu ral idad. En un programa monstruo de rehabilita-
en una nueva caregorla de transducto- caso contrario, el cerebro va más depri- ción de víctimas de minas antipersona-
res elecrrón-ión rápidos, fiables y bio- sa que las piernas y ya habíamos tenido les y desaparecer con un porcentaje de
comparibles obtenidos a partir de la que recoger a hiek del polvo sufi- los beneficios. Sin embargo, las aplica-
síntesis de un a nueva categoría de cientes veces como para saber lo que ciones del proyecto eran tan numero-
composires, desarrollada en nuestros ocurría en esos casos. Por otra parte el sas que inevitablemente aquello iba a
laboratorios, que posibilitan la trans- sistema de suspensión de la prótesis suponer un cambio crucial. No sólo
fo rmac ión de pulsos ani ónicos en necesitaba ser perfeccionado; las posi- para un grupo de desgraciados en paí-
cariónicos con una eficacia sin prece- bilidades de que a Nhiek se le cayera ses muertos de asco, haciendo de este
dentes, permitiendo así una completa una pierna tras realizar un movimiento pequeño episodio un hecho más tras-
retroalimentación sensorial. brusco eran bastante elevadas. cendente que el rosario de guerras civi-
Supongo que aquí introducirán un Co ntando con las lógicas precau- les que se desgranaban alrededor. Un
montaje de las distintas grabaciones de ciones había estado bien. Una correcta hecho que alguien verá, renejado en el
Nhiek que tomaron ayer. Salió con la exhibición de pasos hacia atrás y hacia reportaje que se estaba rodando , a
co mpostura de una estrella de cine adelante sin demasiadas vacilaciones. Nhiek ex hibiéndose desvergo nzada-
veterana frente a un auditorio hechiza- Con tiempo suficiente para practicar mente delante de sus paisanos, a mí
do por las cámaras de vídeo. La piel de andaría igual de bien que los otros chi- perdido al fondo realizando rareas ima-
metal de las piernas brillando al sol, cos, y les superaría corriendo. Las pró- ginarias, y le hará decir refiriéndose a
bruñ ida ya después de semanas de tra- tesis no se cansan, no generan toxinas algun a co nsecuencia inimaginable:
bajo al aire libre y con señales que en ni exigen un continuo aporre de sangre «Ahí empezó todo».
la distancia parecían imposibles cicatri- rica en oxígeno. Su corazón y pulmo- -¿No quieres decir unas palabras
ces donde tuviera pegadas las calcoma- nes estarán relajados, trabajando al para la posteridad? A título personal
nías que habíamos retirado precipita- ritmo habitual de un hombre despierto - le digo a Felipe, emp uñ ando un
damente antes de rodar. Cuidadoso en reposo, mien tras co rre los cien rrow de palo que acabo de recoger.
con sus ejercicios, caminando arriba y metros lisos o salta vallas. ¿La sentencia -¿Por qué iba a querer' -refun-
abajo, estática esa inocente sonrisa de de muerte para el atletismo clásico, fuña. Quería repetir la explicación,
anuncio de coca cola que en el tercer quizá' ¿Por qué no? Desde la restaura- pe ro Jaime, que no tiene alma de
mundo recibe a los equipos de televi- ción de los juegos Olímpicos los de- director perfeccionista, dijo que ya
sión, aumen tada por la deformación portistas han recurrido a todos los tru- estaba bien. Ahora repasa sus comenta-
accidental del rostro. Querían que cos disponibles para mejorar sus mar- rios , midiendo cada palabra en la
corriera un raro o diera unos salros, cas, tal vez cortarse las piernas y/o los balanza del efecto que producirán en el
pero Felipe lo prohibió expresamente. brazos sea la práctica habitual de los público al que van destinadas.
Jaime, que no es capaz de decir que no fu ruros aspirantes a recordman mun- -Piensa, tío. De momento es la
a quienes considera una innuencia dial. recuperac ión de heridos de guerra,
potencial para su futuro , dudó hasta Y de repente, oyendo a Jaime repi- pero luego vendrá el mercado civi l.
que le indiqué que una eventual caída tiendo esa misma observación, que yo Considerando únicamente a los viejos
podía destrozar el plan de rodaje pre- había hecho durante la comida, tengo que no pueden dar tres pasos seguidos
visto. Y él, que había tenido que ense- un esca lofrío. La im age n de una sin bastón, ¿tienes idea de la demanda
ñar a Nhiek a andar de nuevo, debería Olimpiada llena de mutilados me hace que va a haber? ¿Tienes idea de la can-
haberlo sabido mucho mejor que yo. darme cuenta de que esto que protago- tidad de gente que vas a ver por la calle
El tiempo de reacción de los músculos nizamos con desgana, locos por acabar con un par de esas dentro de cinco
artificiales está estabilizado en un cuar- y quitarnos de enmedio, será recorda- años?
to de segundo, lo que en los músculos do como un punto de innexión. No- -Un montón, supongo. Por algo
naturales sería una respuesta relativa- sotros no mirábamos más allá del pre- la compañía se ha gastado una fortuna
mente lenta, y eso obliga a reaprender sente inmediato. Conseguir el jugoso en asegurar la patente.
-(De veras? gido bien el objetivo. Anda que Jaime do, con una vieja revista de morociclis-
-Tomos no son. iba a tardar más de tres segundos en mo en las manos que aún sujetaba con
Decepcionado al comprobar que enviarles a tomar por culo. fuerza, el rostro transformado por la
mi menre es menos ágil que la de los -(Entonces? fatal sorpresa en una máscara kabuki.
leguleyos de la emp resa, observo a -Deben querer salir también en La sangre, abundantemente regada,
Jaime tratando de convencer a Emma televisión, me imagino. Vamos a pedir había cambiado su camisa de amarillo
para que les acompañe a él y al equipo una cámara y hacemos como que les chillón a un marrón impuro, sembran-
en una celebración que imagino con- filmamos un raro, a ver si así nos dejan do la tierra de costras irregulares en las
virtiéndose con rapidez en reunión pri- en paz. que han florecido docenas de moscas
vada. El piloto feli cita a Felipe y se Hacemos lo que Felipe sugiere. El durante la noche. Nosotros tan solo
pierde enrre chozas con una botella de idiota aplaude y los niños corretean y pudimos certificar la muerte, liberar a
Pernod tie rnamente acunada en los saludan, hacen monerías, agitan los los labriegos que esperaban nuestro
brazos, una ruina de los trópicos. La brazos como acróbatas borrachos. El juicio para reemprender sus faenas y
fiesta ha termi nado. Los invitados se único que permanece firme a un lado acompañar el cuerpo hasta su lugar de
reti ran y el anfitrión afronra una noche es Khieu. Frío, tenso, parece que su sepultura. Mientras lo cubrían, pensa-
de limpieza. insatisfacción se estuviera convirtiendo ba en si le conocía o no, y no podía
-Es su última opo rtunidad - en odio, o desprecio. Cuando termina decidirme.
digo--. Hoy o nunca. la pantomima, patea una piedra suelta El acomecimiemo apenas ha causa-
-Apuesto por nunca. Conozco al y se eclipsa tras la escuela. Yo sonrío do conmoción en el pueblo. Esta geme
mar id o de Emma, y nad ie cambia incómodo a los muchachos, que obser- esrá acostumbrada a que lo peor sea un
Jabugo por chope. van con estupor su marcha. Salvo él, co nsti tuye nte fund amental de sus
-En ocasiones apetece chope. ninguno se ha dado cuema de que la vidas. En cambio, ha provocado un
Khieu se acerca, capitán de una bri- cámara estuvo desconectada todo el sutil ca mbio en nuestro comporta-
gada de mu chac hos si lenciosos e tiempo. miento. Si nos creíamos seguros, esa
inquietos. Fel ipe me da un codazo. La certeza acaba de evaporarse. Si nos
metamorfosis de los chicos, y en espe- El día de la partida amanece oscu- co mportamos como unos ingenuos
cial de Khieu, no le ha pasado desaper- ro, una armada de nubes negras escon- pensando que los incógniros asesinos
cibida. Detrás alborota el imbécil, des- de al sol y hace furtivos nuestros movi- que pueblan la selva, acampados - ha-
consolado al haber sido apartado sin mientos, llevando el equipo y nuestras ciendo (qué?-, permanecerían indefi-
ambages de los intereses del grupo. Se cosas a la parte de atrás de la amplia nidamente al otro lado de la línea de
detienen frenre a nosotros y nos miran cabina. Las enfermeras están juma al estacas, ya hemos dejado de hacerlo.
co n sere nidad , pero tambié n co n helicóptero, esperando educadameme !mentamos disimularlo. Sin embargo,
urge ncia. Qui ere n algo: el qué, la a que nos marchemos. Ellas permane- lo cieno es que estamos ansiosos por
barrera del idioma me impide saberlo. cerán aquí. Promo otros médicos ven- partir y multitud de pequeños detalles
Podríamos llamar a las enfermeras para drán a hacerse cargo de la tienda-hos- delatan ese afán. Estallidos repentinos
inrenrar un diálogo a tres bandas pero pital. Si los planes de las Naciones de ira o impaciencia que quedan sin
ellas prefi eren ignorar a los niños, no Unidas para la zo na salen bien, este ex pli cació n, pri sas exces ivas , los
nos han explicado el motivo. Quisiera poblado acabará proporcionando asis- Ka lashnikov de nuevo co lgados al
librarme de ellos y pasar el resto del día tencia médica a una región de conside- hombro, no importa lo mucho que
dedicado a las efusiones alcohólicas. rable tamaño. Yo no apostaría por que estorben al cargar y descargar bultos.
En lugar de ello, consulto dubitativo a vaya a ser así. Co mo el aumento en la presión del
Felipe. Además de los nubarrones, otro aire que anuncia la inminencia de la
-(Qué pasa? (Qué hacemos? acontecimiento decide el signo de la ro rmema, el asesinara ha hecho que
-Yo que sé. Darles un par de gri- jornada: el hallazgo de uno de los vigi- percibamos próximo el peligro. El san-
tos para que se vayan. lantes asesinado en su puesto de guar- tuario ya no es tal, el paisaje se ha
- iTú eres capaz? dia, con el cuello pulcrameme cortado modificado. Las fieras han dejado el
- Joder, no. Los cabrones han ele- de oreja a oreja. Le encontraron senra- bosque y rondan las lindes del jardín
quitado los cónicos sombreros en señal
de respeto y desconcierto. Cuando me
acerco, veo que se trata de un hombre
desencajado que lleva en brazos a un
niño. Es Ahmad Ya. Sus vacilaciones al
caminar deben ser fruto de la impresión
antes que del esfuerzo que requiere car-
gar al muchacho. Intento hacer un pri-
mer examen pero Hun Nao enseguida
tira de mí violentamente en dirección al
hospital. Un minuro después entran
presurosas la mirad de las enfermeras.
Parecen más acostumbradas que yo a las
emergencias. Tratando de conseguir el
respiro que necesito para centrarme,
doy una docena de órdenes que preten-
den mantenerlas ocupadas mientras
corro a buscar la bata y los guantes.
aguardando la llegada del crepúscu lo decir adiós al villorrio y a la tensión, Generales, pues rodavía desconozco a
para ave nturarse entre los se tos. que empieza a volverse insoportable. qué me enfrentO, aunque lo sospecho.
Incluso el piloto está nervioso y discu- Entro por última vez al bungalow a En efecto, el hombre trae a un chico
te a voces el plan de vuelo con Jaime. comprobar si he olvidado algo bajo la con las piernas destrozadas, una de ellas
Su nariz es sensible a los vientos de la cama o en la penumbra del armario y prácticamente amputada de cuajo. No
guerra. Bien distinta es la actitud de el ambiente grasientO, una mixtura de fue un trueno, entonces, lo que oímos.
los miembros del equipo de vídeo: des- sudor, insecticida y restos podridos de Fue éste chico al que la sangre y la ago-
cansan tranquilamente sumidos en un comida, me produce una antici pada nía rapan la cara, incorporándose a un
ensueño de marihuana, envidiados por nostalgia. ¿Echamos de menos lo que club ya demasiado numeroso. En el
rodos. dejamos atrás o el tiempo pasado que orro extremo de la sala, Nhiek contem-
Escuchamos un trueno. Felipe bufa no hemos de recuperar1 Interesante pla con ojos aterrados la esce na.
y se apresura con un racimo de próte- pregunta. Una respuesta explicaría qué Aunque ahora está perfectamente, dis-
sis embaladas en un brazo y la radio en hago despidiéndome con la mirada de puestO para llevar una vida normal y
el otro. Lo último que ha dicho antes esas cabañas miserables que han cons- con una pequeña cantidad de repuestos
de ser apagada es que los rhai avanzan tituido mi horizonte exclusivo durante cruciales al alcance de las enfermeras
hacia la zona desmilitarizada al sur de varios meses, de la línea amenazante de por si pasa algo en el lapso inevitable
Thailandia. Por su parte, Chi na está la selva, inexplorada, fértil, odiosa. hasta que venga un segundo equipo,
destacando tropas en la línea fronteri- Emma me echa encima una caja sufre la imposibilidad de una ortopedia
za. Co mo si adivinara las probables con la que no puede y que casi me des- para su memoria. Recuerda su dolor en
consecuencias de esos acontecimientos, fonda a mí también. Sin embargo, el dolor ajeno, lo recupera acaso, y se
el cielo va adquiriendo progresivamen- apenas rengo tiempo de aprec iar el une desconsoladamente al coro de alari-
te el color del agua sucia de la colada y peso. Una estampida de voces y confu- dos. Mareado por el escándalo, exijo
caen de él leves cortinas de humedad sión nos golpea de improviso y de su que salgan rodos de aquí y Hun Nao
precediendo a la lluvia. Dejamos la interior surge una horda de puebleri- logra a trompicones que se cumpla el
carga en el piso de la cabina y Jaime la nos que me obligan a dejar los fardos mandaro. Un momento de paz, al fin, y
empuja al fo ndo mientras racha una en tierra. Histéricos, tratan de arras- varias horas de trabajo por delante.
línea de la larga lista que sostiene en las trarme hacia una figura tambaleante, Observo a través del plástico transpa-
manos. Quedan pocas por su primir. cruciforme, que viene por el camino rente a mis colegas, extrañados y quie-
Un viaje adicional y estaremos lisros pri ncipal seguida por una tropa de pla- tOS al pie de la escalerilla, ayunos de
para aco modarnos en los asienros y ñid eras y ca mp es inos que se han
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noticias, e indico a Gordi que vaya a -¿Todos' neo. La fama. Recuperar una posición
informarles. Pienso abstraídamente en -Hombre, no me voy a quedar yo jerárquica que yo no considero más
sus reacciones antes de que el olor solo. valiosa que una lata vacía. O tal vez el
picante del quirófano colme mis senti- -Tú eres el médico -exclama deseo de esas brillantes extremidades
dos y comience a recomponer la ruina Jaime, rabioso. Alarga la mano hacia la que hacían tan especial a Nhiek. Un
temblorosa que gime sobre la mesa de maleta. La retiro de su alcance. deseo que habíamos puesto en su cora-
operaciones. -Y tú el fis ioterapeuta. - le seña- zó n. In vo luntari amente, sí, ~ p e ro
Cuando salgo, la lluvia ha tenido lo- Y tú la psicóloga, y tú el experto importaba eso? Alguien había pagado
tiempo de conve rtir el suelo en un en prótesis. Yo estoy dispuesto a que- lo que creía el precio. ¿Con qué dere-
cenagal. La noche se ha anticipado darme, pero si lo hago es para que se le cho podía mos decir qu e la riend a
bajo el techo de nubes. Hay luces ponga una pierna nueva, puede que había cerrado y el sacrificio era inútil'
ence ndidas cerca del heli cóp tero. dos, y para que luego vosotros tres -Tú decides -repetÍ, tragándo-
Fuera , Jaime, Emma, Felipe pelean hagá is con él lo mismo que habeis me aquellos razonamientos, tan justos
contra el aburrimiento y la preocupa- hecho con Nhiek, aunque nadi e os y tan inconvenientes. Si Khieu tenía
ción sorteando charcos dorados por el pague un plus por hacerlo. Porque si éxito, si nos atrapaba en el momento
reflejo de las bombillas. Saben qué es no, para dejarle colgado de unas muie- justo o por el contrario le abandonába-
lo que ha ocurrido. Por su forma de ras, tanto da que se recupere en manos mos a su suerte, no importaba con qué
recibirme sé igualm ente que han de las enfermeras, que están perfecta- inteligentes argumentos quisiéramos
romado una decisión, y que no va a mente entrenadas para cuidarle, que disfrazarlo.
gustarme. en las mías. ¿O no? Tú decides. Todos Volvió la cabeza en derredor, pensa-
-Khieu ha pisado una mina - les o ninguno. tivo. Oliendo el cercano flujo de muer-
informo. Siento un cierro placer fin- Callo. No añado los pensamientos te que podía seguir su curso o detener-
giendo inocencia-. Ya está fuera de que volaban por mi cabeza mientras se entre noso tros. Poniendo en la
peligro. reconstruía arterias, alineaba colgajos, balanza la ética y el miedo. La tregua
-Gordi nos lo dijo - reco noce limpiaba heridas y retiraba esquirlas de no podía durar, no iba a durar, y nues-
Jaime--. ¿Una pierna? hueso y tejidos muertos. La seguridad tro contrato había expirado. ada nos
-Sí. La otra se ha podido salvar, de que un chico inteligente como araba allí, al alcance de fuerzas que no
pero dudo que vaya a serv irl e de Khieu no se deja arrapar tan fáci lmen- comprendíamos pero que igualmente
mucho. te. Nhiek mismo fue víctima de un nos aniquilarían si acababan mezclan-
Emma y Jaime cruzan miradas de lamentable error, una zona considera- do su camino con el nuestro. En el
interrogación. Discuten quién va a da prematuramente como segura. En otro platillo estaba un niño recién des-
decírmelo. cambio, Khieu, deduje de los comen- baratado cuya única esperanza éramos
-¿Qué vas a hacer' -pregunta tarios contradictorios de las enferme- nosotros. En una situación semejante
Emma finalmente. ras, había salido del sendero y camina- Susana no habría tenido ninguna
-¿ Hacer de que do directam ente hac ia un a mina duda. Ella se habrla quedado, anhelan-
-joder-exclama Felipe--. ¿Vas a semienterrada. Una mina que quizás él do que vinieran a satisfacer su ambi-
quedarte a atenderle o no? mismo había descubierto días atrás. ción secreta. Probablemente por eso
Mediro la respuesta. Ellos esperan ¿Por que ¿Cuáles son los motivos que ella y yo nunca llegamos a congeniar
que sea afirmativa. pueden inducir a un chico sano y listo del todo. Yo queda vivir.
-Claro -<ligo, y subo al aparara a buscar una mutilación voluntaria? Jaime se agachó para coger la male-
a coger una prótesis y la maleta de No lo sé. Hace mucho que he dejado ta. Ya había decidido.
Jaime. Bajo con ellas, saboreando las de ser un niño. Cosas que para mí son -Vámonos -<lijo.
expresiones de asombro que provo- banales a él tal vez le parecieron que Ynos fuimos.
co-. Como rodas, ¿no? valían la pena. El estrellara momentá-
TESOROS OCULTOS
César Mallorquí
H
ay libros que casi nadie cono-
ce, libros que se distribuyeron 1931 de La última y la primera huma-
mal, que fu eron publicados nidad, de Stapleton. Estas muestras de
por una editorial desconocida, o que, proto-cf pueden ser raras, pero cual-
por una razón u otra, pasaron inad- quier aficionado medianamente ente-
vertid os, y qu e, sin embargo, so n rado las conoce, aunque sólo sea de
libros valiosos, quizá no obras maes- oídas. Puede que sean tesoros, pero en
tras, pero sí buenas novelas dignas de ningún caso ocultos.
mejor suerte. Esos libros son los teso- En segundo lu gar, he omitido
ros ocultos que yacen enterrados en cualquier novela aparecida en un a
los polvorientos anaqueles de las libre- colección del género, por rara que sea
rías de viejo o, incluso, en nuesrras de encontrar. Por ejemplo, considero
propias bibliotecas, olvidados y nunca que El abogado gladiador, La lucha
leídos. contra las pirdmides o La marcha del
Hace poco padecí los rigores de borracho son tres interesantes novelas
una mudanza. Un traslado siempre es de Frederik Pohl y C. M. Kornbluth
una experiencia terrible, pero si quien que muy pocos conocen. Pero las tres
César Maflorquí no sólo es lo sufre, como yo, posee literalmente aparecieron en la colección de Obras
uno de los escritores punteros varios miles de libros, entonces, ay, el Escogidas de la Ciencia Ficción
de la cfen España {aunque asunto se adentra en los rerrenos de la Norteamericana (Aguilar, 1967), y eso
to rtura más abyecta. Pero, co mo no ya se adentra en un terreno más fami-
nos tenga un tanto hay mal que por bien no venga, el liar. Si un libro ha aparecido en una
abandonados en los últimos hecho de tener qu e empaquetar y colección, puede que sea un tesoro
desempaquetar mi biblioteca me pro- oculto, pero hay planos para encon-
tiempos), sino que es también porcionó la oportunidad de reencon- trarlo.
uno de los lectores más trarme, como si fueran viejos amigos, Tampoco he in cl uid o aqu ell as
con algunos de esos libros, tesoros de obras de cf o fantasía que, habiendo
cultivados del género, con un
papel ocultos. sido escritas por autores mainstreamer,
amplio rango degustosy una Pensé entonces en escribir sobre son sobradamente conocidas en los
notabilísima capacidad crítica. ellos, no desde un punto de vista críti- circuitos de la literatura general. Mr.
co, sino como meras recomendacio- Vértigoy El país de las tí/timas cosas, de
Aquí comparte con nosotros nes, consejos de amigo. El problema Paul Auster, Fin de las noticias del
algunas de f¡zs sorpresas que le era decidir qué libros debían entrar en mundo de Anthony Burgess, En direc-
han proporcionado sus treinta la categoría de tesoros ocultos. to desde el Gólgota, de Go re Vid a!,
De entrada rechacé aquellos que, Dios salve a Inglaterra, de Daphne Du
largos años de afición a la aú n siendo difíciles de encontrar, son Maurier, El cuento de la criada, de
ciencia ficción, librospoco abi ertamente co noc idos . En mi Margaret Atwood, o Ada o el Ardor,
biblioteca hay, por ejemplo, un ejem- de Nabokov, son excelentes novelas de
conocidospero decididamente plar de principios de siglo de la edi- temática fantástica, pero están ahí, a la
atrayentes. ción en castellano de El Año 2000, de vista, disponibles para quienes deseen
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visitarlas. No hay nada oculto en ellas. guerra está perdida para Alemania. En Agartha describe un viaje a los inicios
Por último, he omitido roda la un intento desesperado por invertir ral del nazismo, a sus fuentes primitivas,
literatura juvenil. Y sólo lo he hecho situación, el propio Adolf Hitl er al mundo de las arcaicas mirologías
por un motivo: de incluirla, el tamaño encarga a uno de sus mejores agentes, paga nas de las que surgió el cr uel
de este comentario se tornaría excesi- el teniente coronel de las SS Walrer mes1amsmo ano .
vo. Hay un gran número de excelentes Werner, una misión ex rraordinaria: El epílogo del libro propone, en la
novelas juveniles de tema fantástico, localiza r la pu erta que co ndu ce a mejor tradición del género, un fin al
demasiadas. Merecen su propio artí- Agartha, la mítica Ciudad de los abierto, en virtud del cual existen dos
culo. Además, no esrán ocultas, sino Poderes, y encontrar el Vril, la fuerza opciones: Werner murió, loco de fi e-
bien visibles en cualquiera de las múl- metafísica con la que Hitler logrará bre y sed, en un remoro desierto, o
tiples coleccio nes juveniles qu e se derrotar a sus enemigos. bien Werner cons igu ió finalmente
publican en España. La novela, escrita en primera per- encontrar, y traspasar, el umbral de la
En fin , después de esta poda reduje so na, ado pta en su mayor parte la mítica Ciudad de los Poderes.
mi lista de recomendaciones a nueve form a de un diario , el diario que A veces pienso que debo de haber
títulos. Una cantidad exigua, ya lo sé, Wern er redacta durante su largo y sido el único lecror de El viajero de
y no están, ni remotamente, rodos los accidentado peregrinaje. Todo gira en Agartha. Jamás vi crít ica alguna de
que son. ;Por qué nueve? Porque es romo a ese periplo, que comienza en esta novela, ni siquiera una miserable
un número que, careciendo de la fatua Singapur a mediados del 43 y prosi- mención. El texro pasó si n pena ni
rotundidad del diez, no deja de poseer gue por Calcuta, Sikkim y el Tibet, gloria de la edición al olvido, y creo
cierro fuste. hasta concluir, un año más tarde, en que esta actitud cicatera resulta injus-
Nueve títulos (aunque uno de ellos un innominado desierto chino. Sin ta. Porque la novela de Abel Posse es,
sean tres), nueve rarezas, nueve tesoros embargo, más que una trama aventu- sin duda, una de las mejores aporta-
ocultos. rera (que la hay), lo que Posse nos ciones de la literatura en castellano al
propon e es un a per ip ec ia moral. género fantástico.
l. El viajero de Agartha. Abel Posse. Werner, el protagonista y narrador del
(Plaza & Janés, 1989) relaro, es un nazi convencido. Su pen- 2. Maxwell al cuadrado. Cliffo rd D.
samiento es nazi, su ética es nazi, su Simak. (Pomaire 1969)
Hay una clase de relaros que, si n discurso es nazi. Y no hay en el rexro
serlo, poseen cierro «sabor• a literatura un contrapunto explícitO a tal ideolo- Siempre he pensado que Simak ha
fantástica . Quizá el eje mplo más gía. Debe ser, por ta nto, el lector sido un auror injustamente tratado.
conocido sea El palacio de la luna, de quien encuentre los argumentos nece- Ah, sí, se le reconocen sus méritos por
Paul Auster, un a narración rea lista sarios para rebatir a Werner. Ciudad, o por Estación de trdmito,
que, en virtud de su arquitectura Pero el escriror no le pone las cosas pero cuando se habla de él suele des-
interna, adquiere la textura de lo fa n- fáciles al lector, porque éste no puede pachársele con frases del estilo de «el
tástico. Supongo que el hecho de que evitar verse arrastrado por la narración mayor escriror pastoral del género». Es
Auster esté fascinado por el azar tiene hasta caer embriagado por el morboso decir: se le cuelga una etiqueta. En
algo que ver con el asunto, ya que el romanticismo que se desprende de la este caso no se trata de una etiqueta
azar es lo más parecido a la magia con aventura iniciárica del protagonista. falsa, pero lo malo de las etiquetas es
que comamos en este umverso. Resulta fácil identificarse con Walter su carácter reduccionisra. Simak es, en
Pues bien, El viajero de Agartha Werrer -arqueólogo y espía, el para- efecto, un escri ror pasroral (un •cam-
pertenece a ese grupo de obras: una digma del aventurero clásico-- y esro pesino romántico»), pero no es sólo
novela mágica, con aroma a prodigio es algo que, tratándose de un oficial eso.
y maravilla, que, sin embargo, no con- de las SS, resulta cuando menos per- o voy, sin embargo, a hacer aquí
tiene ni un solo elementO objetiva- turbador. una reivi ndi cac ión de Simak.
mente fantástico en su argumento. Sin embargo, también nos engaña- Quienes, como yo mismo, le conside-
Su trama es sencilla: en 1943, las ríamos si limi tá ramos el relaro a sus ran un escriror sólido e inteligente,
auroridades nazis comprenden que la aspectos morales. Porque El viajero de dorado de un mesurado háliro poético
y poseedor de un au téntico mundo humor y la cf no son buenos compa- morados gnomos.
propio, recordarán, aparte de los títu- ñeros de viaje. No hacen falta argu- Y, por supuesto, no debemos olvi-
los ya citados, novelas tan estimulan- mentos para rebarir esre punto de dar el nfrido influjo shakespeariano
res como Anillo en torno al sol, vista; basta con citar un par de nom- que respira la novela. De hecho, el
Caminaban como hombres o Flores fatí- bres: Fredric Brown y Rob err bardo inglés forma parte del plantel
dicas, asf como un buen puñado de Sheckley. A los que yo añadirla el del de personajes, protagonizando uno de
excelentes relatos co rtos. Pero casi Si mak de Maxwell al cuadrado, por- los momentos más divertidos de la
nad ie se acuerda de una pequeña joya que esre título es el paradigma de lo narración.
llamada Maxwe/1 al ct1adrado. qu e en cine se ha dado en llamar Me atrevería a deci r que Maxwe/1
A finales de los sesema, la editorial screwball comedy, es decir, la comedia al cuadrado es un a pequeña obra
Pomaire puso en marcha una extrava- acelerada, frenética, pero elegante (al maestra. Pequ eña en cuanto a su
gante co lecció n ll amada «Rea li smo est ilo de las mfri cas pelfc ul as de alcance, si, ya que no prerende ser otra
famásrico». Eran unos libros de fo r- Hawks con Cary Grant) . De hecho, cosa más que un humilde divertimen-
mato cuadrado (al estilo de Horiwnte uno de los personajes de la novela, to. Pero, salvando las distancias, ¡no es
o ND) en los que se mezclaban auto- una muj er, tiene como mascota un eso mismo El sueño de una noche de
res tan diversos como Tabori, Vian o tigre dientes de sable reconstruido por veranO!
Aneche. Pues bien, en es ta ex traña bioingeniería, un animal que no cesa
colección (a la que no debla de ser 3. Y, T, K(killer): la trilogía de
ajeno Domingo Sa ntos) apareció la Martín Lord. Tomás Salvador. (Plaza
nove la de Sim ak The Goblin & Janés 1972, 1973 y 1974)
Reservation (1968), traducida como
Maxwe/1 al ct1adrado. Hasra que cayó en mis manos el
Pese a no se r una nove la mu y excelente artículo de Alfredo Benfrez
larga, se ria dificil resumir aquf su sobre Tomás Salvador (GIGAMESH 8),
argumento. Ambiemada en un futuro pensaba que, al igual que ocu rría con
en el que la Tierra se ha convenido en el tiru lo de Posse, yo habla sido el
una especie de universidad galáctica, único lector de esta rrilogfa. Gracias a
los humanos conviven con seres surgi- Benírez ahora sé que fuim os , al
dos de las mitologías celta y escandi- menos, dos. Por otro lado, el citado
nava (banshees, hadas, rrolls, goblins, artic ulo me lib era de exrende rm e
ecc). La trama comienza siendo poli- sobre los co ntenidos de estas tres
ciaca, pero no tarda en asum ir aspec- de causar problemas. Y esre aspecto novelas, y a él remiw al lector que
tos propios del famasy, de la cf pura, argumental parece un claro homenaje desee más datos.
del espionaje o de la novela de humor. a La fiera de mi niña, la cinta de Vayamos por partes. Nunca semi
Hay romance, aventuras, semido de la Hawks cuya proragon isra (Karherine un especial aprecio por la cf de Tomás
maravilla y un amable toque de ironía Hepburn ) posee un leo pardo qu e Sa lvador. Tanro La nave como los
que logra amalgamar con inusitada todo lo complica. relatos de Marsuf me parecen obras
eficacia los diversos (y a veces anriréri- Pues bien, es esra cualidad de «alta demasiado deudoras de sus referentes
cos) elementos que co mponen esta comedia» lo que convierte a Maxwell anglosajones. La prosa de Heinlein se
novela ejemplar. al cuadrado en una novela tan inusual encuentra excesivamente presente en
Y ahf radica, precisamente, la pri- como refrescante. El lector no puede ellas (no hablo de plagio, pero ... ).
mera virtud de Maxwell al cuadrado: susrraerse al oprimismo bullicioso que En cuanto a la trilogía de Martín
probablemente sea el mejor pastiche impregna el texto y tampoco puede Lord, hay algunos aspectos irritantes
de cf y fanrasfa clásica jamás escrito. evitar sentir simpatía por sus prorago- en ella. El primero está relacionado
Pero, aun siendo grande, ésre no es el nisras: un hombre, una muj er, un con lo anterior. Por ejemplo: existen
principal mérito de la novela. neandenhal, un fantasma, un dientes en el argumento de T evidentes deu-
Hay qui enes sos ti enen qu e el de sable y un buen montón de malhu- das co n el Más que humano de
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Srurgeon (ahí es nada: el bueno de acabado jamás». En efecto, los iconos 4. El viajero perdido. Sreve Wilson.
Marrin Lord entra a formar parte de culturales de la «década prod igiosa• (Star Books 1979)
una gesralr clavad ira a la que imaginó están presentes en la trilogía de Lord.
don Teodoro). Por otra parte, algunas Y me apresuro a señalar que la men- He leído muy pocas novelas cuyo
<<moderneces» de la técnica literaria de ción al agente 007 no es gratuita; fíje- argu mento co mi ence de fo rma tan
Salvado r (en panicular la forma de se el lector, sino, en la simi li tud eufó- delirante: tras una repentina guerra
signar los diálogos) resu ltan hoy tan ni ca que hay entre los nombres de nu clear, el pres id ente de Es tados
artificiales como molestas. Por último, Marrin Lord y James Bond. Unidos vaga (drogado, por cierro) sin
el tono de la narración, desvergonzado Pero quizá lo más cu rioso de la tri- rumbo fijo por los alrededores de
y atrevido para la época, se encuentra logía de Salvador sea que, pese a las Washington, cuando, de repente, se
ahora muy cercano a la ñoñería (para evidentes influencias de autores ame- encuentra con una banda de Ángeles
ser justos, conviene recordar que estas ricanos, se trata de una novela nítida- del Infierno. Los motoristas, al reco-
novelas se publicaron inmediatamente mente europea (qu e no española, nocer al presidente, lo convierten en
antes de la muerte del infame dicta- desde luego). A comienzos de los su líder. Pasa el tiempo y ese grupo de
dor). setenta, el centro de la modernidad se Ángeles del Infierno acaba por trans-
Y, pese a todo, coincido plenamen- encontraba en Londres. Aquello era formarse en el germen de una nueva
te con Benírez cuando afirma que la un crisol lleno de colorido, creatividad civilización: el Feudo Peregrino.
trilogía de Lord, co nsiderada como América, al igual que ocurría antes
una unidad, es la mejor novela espa- La trilogía de Martin de la co loni zació n, se encuent ra
ñola de ciencia ficción escrita hasta el poblada por tribus nómadas, muy
momento. Lord, considerada como similares a los primitivos indios de las
(Por qu é? De entrad a, Tomás praderas, salvo que han cambiado los
Salvador era un excelente narrador, una unidad, es la mejor caballos por potentes motocicletas.
dorado de un brillante sentido del Entre tanto, en la orilla del Atlántico,
ritmo y de la progresión dramática. novela española de crece un a ríg id a civili zac ión: la
También era un sólido creador de per-
so najes, y me remiro al Hugo de
ciencia ficción escrita Federació n de la Costa Esre . Al
mismo tiempo, un grupo indepen-
Payos de T, cuya poderosa personali- hasta el momento. No diente controla los campos petrolífe-
dad sirve para hacer creíble y sólida ros de Tejas y el Golfo de México,
una lín ea argum enta l (esa utopía ha sido reeditada ocupándose de transportar la gasolina
medievalista inspirada en los templa- en grandes cam iones cisterna a lo
rios) que racionalmente apenas puede y subversión. Si existía un futuro, ese largo de la Ruta del Combustible.
sostenerse. A decir verdad, técnica- fut uro tenía que pasar forzosamen te Pero la gasolina es un bien codicia-
men te, Sa lvador era mu cho mej or por Coven t Carden . Luego llegó el do por todos y pronto comienzan las
esc ri tor que la mayo r parte de los racherismo para poner las cosas en su luchas. Es en este co ntex to cuando,
autores anglosajones de ciencia ficción sirio (es decir, al león inglés a los pies dos siglos después del Gran BLAM, se
de aquel momento. del águ ila americana). Pero, en aquel inician las aventuras del joven John
Pero la razó n fund amental que momento, el futuro intelectual era Largo Alcance y su amigo Milr, expul-
convierte la trilogía de Lord en una Inglaterra, y Salvador lo describió sados de su tribu de motoristas por
obra extraordinaria es su capacidad de magistralmente en forma de sueños una falta que no cometieron.
captu rar el espíritu de un a época. pop y pesadillas tecnológicas. En fin , al contemplar el escenario
Citando el artículo de Benírez: «( ... ) Hoy se cumplen veinticinco años y la historia de El viajero perdido nos
Las andanzas del perso naje de de la publicación del primer título de viene inmediata mente a la cabeza la
Salvado r no se desenvuelven por el la tr ilogía de Marrin Lord . Desde serie cinematográfica Mad Max, del
siglo XXI ral como será, sino como entonces, esta obra no ha sido reedita- australiano George Miller. Pero hay
habría sido si la década de Kennedy, da. que tener muy presente algo: Mad
los Beades y James Bond no hubiera Es una injusticia. Max. Salvajes de autopista, la primera
película de la ser ie, se es trenó en los ca minos de la literatura general, amante, algo que, cuando finalmente
1980, mientras que El viajero perdido quizá en su verriente más intelectual, lleve a cabo, tendrá efectos muy dife-
fue publ icada en 1976, cuatro años ya que sus protagonistas y sus remas rentes a los por él deseados. Para
antes. Si alguien copió, fue Miller. suelen proceder del mundo universita- colmo de males, Maurice debe rendir-
El viajero perdido no es una obra rio (no en vano el escritor había dado se ante la evidencia de que su hotel
maestra, desde luego, pero se trata, sin clases de literatura in glesa en el está habitado por un fantasma. Desde
duda, de una diverrídisima novela de Uni vers iry Co ll ege de Swansea). ese momento una sucesión de extra-
aventuras, escrita con convicción (pese Paradójica mente, Amis era también ños - y cada vez más inquietantes-
a la extravagancia de su punto de par- un entusiasta de la literatura popular, hechos irá com pli ca ndo su, hasta
tida) y narrada con un ritmo trepidan- lo cual le llevó, por ejemplo, a escribir entonces, más o menos tranquila exis-
te que invita a leerla de un tirón. El coronel Sun, bajo el seudónimo de tencia. Docum entos ant iguos que
De su autor, Sreve Wilson , poco Roberr Markham, una novela prota- narran arroces sucesos, el espectro de
he podido averiguar. En la enciclope- gonizada, nada más y nada menos, un asesino de niños del siglo XVII ,
dia de Clure y Nicholls se dice de él que por James Bond. Además de esto, una animada charla con Dios y, fi nal-
que nació en 1943, en Inglaterra, y Amis escribió dos interesantes ensayos mente, la aparición de un monstruo
que se dedicó al thriller antes de escri- sobre la literatura de cf, el famoso El terrible hecho de vegetación putrefac-
bir El viajero perdido. Su obra poste- universo de la ciencia ficción (1 960) y ta y fungosidades.
rior a 1976, si es que Wilson siguió El hombre verde es una eficaz nove-
escribiendo, parece constituir un mis- la de terror sobrenatu ral, pero tam-
terio insondable.
La mezcla degéneros, bién una comedia costumbrista. Yesta
como suele ocurrir mezcla de géneros, como suele ocurrir
5. El hombre verde. Kingsley Amis. cuando se hace con sabiduría, se con-
(Aymá, 1971) cuando se hace con vierte en el principal motor del relato,
un relato que nos hace sonreír con las
Probablemente no cabe considerar
sabiduría, se convierte torpes anda nzas del dipsómano y
a este título un «tesoro oculto». A fin en el principal liberrino Maurice -un protagon ista
de cuentas, aparece en el libro de nada edificante-, y que nos pone los
David Pringle sobre las cien mejores motor del relato en pelos de punta cua nd o el mal más
novelas de li teratura fantástica. Sin abyecto que pueda imaginarse adquie-
embargo, por alguna razón que desco-
El hombre verde re cuerpo y presencia.
nozco, Kingsley Amis nunca ha goza-
do de excesiva fa ma en los círcu los La edad de oro de la ciencia ficción 6. El juego de la mente. Norman
literar ios españoles (cosa que no (1 98 1). También publicó una novela Spinrad. (Ediciones B, 1989)
puede decirse de su hijo Marrin). Por de cf, The Alteration (1 976), vagamen-
otro lado, la única edición en español te inspirada en el Pavana de Keith Hay autores cuyas primeras obras
que conozco de El hombre verde, la de Roberrs, y una novela de terror sobre- poseen un fu lgor deslumbran te que,
Editorial Aymá, data de 1971. Ya en natural, este Hombre verde que ahora luego, posteriores títulos van apagan-
su momento pasó inadvertida, así que nos ocupa. do, hasta convenir en cenizas lo que
imagino que hoy en día so n mu y El protagonista del relato, Maurice prometía ser una descomunal hoguera
pocos los lectores que la conocen. Allingron , es el propietario de El de ta lento. Supongo que el mejor
Kingsley Amis, un o de los más hombre verde, un hotel rural cuya ejemplo de esto es el caso de Roger
céleb res escritores ingleses de este ex istenc ia se remon ta a la Edad Zelazny, un excelente escritor que
siglo, fue el líder del grupo de arrisras Media. Maurice es alcohólico, tiene poco a poco fue perdiendo brío, hasta
conocido como los «jóvenes airados>> problemas con su mujer y su hija ado- decantarse por la co mercialidad más
que irrum pió en la escena literaria lescente, ha de cargar con un padre fl agrante, con obras de tan escaso
inglesa durante los años cincuenta. La senil y su mayor ambición es montar- interés como las innumerables secue-
mayor parre de su obra discurre por se un ménage atrois con su esposa y su las de Nueve príncipes de Ambar.
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Orro caso similar es el de Norman en sus fuente s. Porqu e la ficti cia demandas, convirtiendo su vida en El
Spinrad. Su novela In cordie a jack Iglesia Transformacionalisra es, en rea- proceso de Kafka.
Barran, publicada en 1969, percutió en lidad, la muy auténtica Iglesia de la Ese es el mori vo por el que
el mundo de la ciencia ficción como Cienciología. Imagino que no es nece- Spinrad ruvo que disfrazar en su libro
un marrillo pilón. Era un rexro violen- sario que me extienda aquí sobre los el nombre de la secta. Pero no nos
ro, brillante y ácidamente crítico que orígenes de la Cienciología, esa pseu- engañemos: rodo lo que el escriror
mostraba sin tapujos la cara más salvaje dociencia pseudomísrica que tanto ha cuenta acerca del Transformacionalis-
del capitalismo neoliberal y el enorme, encandilado a intelectuales de la ralla mo se co rresponde punto por punro
y no siempre honesro, poder de los de Tom Cruise o john Travo lra. co n el co rpus de cree ncias, riros y
medios de comunicación. Su siguiente Cualquier afi cio nado sabe qu e la estrategias de la Cienciología. Y cuan-
novela, El sueño de hierro, pareció con- Cienciología se la sacó de la manga do, hacia el final de la novela, el pro-
firmar las promesas levantadas por Jack ese mal escritor de cf, pero gran tagon ista se enfrenta cara a cara con
Barron. Se rraraba de una perturbadora embaucador, que fue L. Ron john B. Sreinhardr, el líder de la secta,
ucronía, abiertamente excénrrica, que Hubbard, y que su corpus teórico, la un gurú cínico y borrachín enloqueci-
analizaba el pensamiento roralirario - Dianérica , apareció con rodas los do por el poder, a qui en realmente
en concreto el nazismo- llevándolo, honores (y con rodo el entusiasmo de es rá describiendo el autor es a
med iante una ingeniosa pirueta, al Lafayerre Ronald Hubbard, ese moles-
absurdo, y componiendo así un rexro ro grano en el trasero de la e(
de gran originalidad. El juego de la meme no es una gran
Desgraciadamente, los siguientes novela (en la med ida en que arras
relatos de Spinrad fueron perdiendo obras de su auror sí lo fueron) , pero
progres ivamente aliento y frescura, resulta enrrerenida y está muy bien
co mo si el impulso dec ididamente docum entada. Más allá de eso, su
transgresor que animara al auror en argumento es, en realidad, una recrea-
sus comienzos se hubiese marchitado ción del miro de Orfeo, escrita con
con el fin de la década de los setenta. garra y co nvenci mi ento , pero de
No obsra nre, en 198 0 Spinrad forma, quizá, un tanto mecánica.
publicó una novela de cierro interés El hecho de que El juego de la
que, no siendo cf, manrenía algún que mente apareciera en un a co lecció n
otro nexo con el género: El juego de la ajena al género (con una excelente tra-
mente. Su argumento narra la historia ducción, por cierro, de Rafael Marín),
de Jack Weller, cuya esposa, Annie, es ha contribuido a que muchos aficio-
Norman Spinrad.
captada por una secta llamada Iglesia nados se la hayan perdido. Y es una
Transformacionalisra. Weller intentará Campbell) en la revista Astounding. pena porque, aunque sólo sea como
recuperar a su mujer y, para ello, se El caso es que, desde aquellos leja- curiosidad, vale la pena leerla.
verá obligado a introducirse él mismo nos días de 1950 hasta ahora, el esta-
en el seno de la secra. Como vemos, rus de la Cienciología ha cambiado 7. Sueños de Einstein. Alan
no se rrara de una trama demasiado mucho. Actualmente, la secta se ha Lighrman. (Tusquers 1993)
origi nal : muchas novelas y películas co nvertido en un pequeño imperio
cuentan co n argumentos similares, que mueve millones de dólares, y que Alan Lighrman no es un escriror
aunque es jusro reconocer que hace utiliza su enorme poder para acabar profesional. En realidad, trabaja como
dieciocho años, cuando apareció El con sus enemigos mediante un meca- profesor de cosmología en el MIT, y
juego de la mente, el asunro era más nismo muy curioso: el judicial. En esre libro es su primera obra. Y, tam-
singular de lo que ahora parece. efecto, quienes, en Estados Unidos, bién, una pequeña maravilla.
El auténtico interés de la novela de criti can públicam ente a la Sueños de Einstein no es una nove-
Spinrad no radica, de rodas formas , en Cienciología se encuen tran con que la, ni una obra narrativa, pero tampo-
la relativa originalidad del rema, sino los abogados de la secta les cubren de co es un ensayo, ni un rrarado de
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divulgación científica. Entonces, ¡qué texto incide en lo que el tiempo le literatura fantástica. Sin embargo, no
demonios es? Yo diría que se trata de hace a las perso nas. Poes ía, en la he encontrado su nombre en ninguno
una ficción especulativa, aunque me medida en que cada uno de los sueños de los libros de consulta de que dis-
remo que eso tampoco aclare muchos puede ser una metáfora de nuestra pongo. Para la literatura ge neral ,
las cosas. realidad. Poesía, en defi nitiva, pues Swann parece no existir.
Sueños de Einstein trata sobre la ¡cómo, si no, puede definirse la her- Por otro lado , la editorial Edaf
naturaleza del tiempo; o, mejor dicho, mosa idea de que el tiempo sea una publicó en su co lección Íca ro dos
sobre cómo podría ser el tiempo si no bandada de ruiseñores' («El tiempo obras de este auror, El mundo inexis-
fuera lo que es. Todo comienza en revolotea, aletea y salta con esas aves. tente y El fénix verde, y ambas estuvie-
Berna, en 1905. Albert Einstein traba- Si se arrapa una de ellas, el tiempo se ron en las riendas de saldo hasta hace
ja en una oficina de patentes y, de vez detiene. El momento se congela para relativamente poco. De modo que los
en cuando , se queda dormido. rodas las personas y los árboles y el aficionados han tenido la oportunidad
Entonces sueña, sueña con el tiempo. suelo donde se encuentran>>.) de romar contacto con Swann, pero ...
El libro describe, en breves capítulos, De entre rodas los tesoros ocultos No sé, rengo la sensación de que no
treinta visiones oníricas en las que el que aquí apa recen , és te es el más muchos lo han hecho. Las obras de
tiempo adquiere propiedades distintas reciente. Se publicó hace cuatro años Swann son fantasía clásica, muy aleja-
a las usuales. y todavía puede enco ntrarse en las da de los machotes hiper-hormona-
En uno de esos sueños el tiempo es dos, tipo Conan, o de las fotocopias
circular, roda vuelve a repetirse. El Sueños de Einstein trata de Tolkien que tanto proliferan. Es
futuro se conv ierte en pasado y el decir: se trata de una fantasía a contra-
pasado en futuro. En orro sueño, el de la naturaleza del corriente. Por arra parte, la lírica prosa
tiempo flucrüa, a veces va hacia delan- de Swann posee acentos propios de los
te, a veces hacia atrás. Yen ese tiempo tiempo, sobre cómo cuentos de hadas tradicio nales, algo
caprichoso hay personas de arras épo- que horripilará a los inefables degusta-
cas arrapadas en inusitados ramales de
podría ser si no foera w dores de supuestas moderneces.
la historia. Orro sueño más describe
un tiempo dorado de rres dimensiones
que es. Son sueños en ws Para colmo, La mansión de las rosas
fue publicada en 1981, por Bruguera,
en el que cada suceso adquiere tres que el tiempo adquiere con prólogo de Cario Fraberri, bajo el
real idades distintas y si multáneas. Un membrete de Ciencia Ficción (algo
nuevo sueño co ntempla un mundo propiedades distintas que, a rodas luces, no es), lo cual está
donde el tiempo transcurre más lenta- muy cerca de situarla en una colección
mente cuanto más alejado se esté del librerías. Fue editado en la Colección de género .
centro de la Tierra. En ese mundo los Andanzas como literatura general, sin ¡Es, co n roda, La mansión de las
ricos viven en las alturas. el epígrafe de fantasía o e[ Quizá por rosas un tesoro oculro? Sinceramente,
Los treinta sueños de Ein stein eso muchos aficionados se lo hayan no sé si es oculto, pero no me cabe la
escritos por Lighrman se co mponen perdido. Por fortuna , ése es un error menor duda de que se trata de un
de viñetas minimalisras que cuentan que puede ser fácilmente subsanado. tesoro.
cómo sería la vida de las personas en Ambientada en la Inglaterra del
esos universos de tiempo alterado. Son 8. La mansión de Úls rosas. Thomas siglo XIII , La mansión de las rosas
breves apu ntes, pequeñas histo rias Burnett Swann. (Bruguera 1981 ) narra los conflictos entre humanos y
apenas esbozadas, co mo los trazos mandrágo ras, así como las aventuras
fugaces de un pintor impresionista. Thomas Burn err Swa nn es un de tres muchachos que intentan mar-
No se trata, pues, de un compendio auror poco conocido. char a las Cruzadas. Pero, más allá de
de especulaciones científicas, sino de Supongo que a algunos aficiona- su trama, lo que Swann describe en
una especi e de miniatura llena de dos, como Alfredo Lara, les parecerá esta novela (como en casi rodas sus
humanidad y poesía. una tontería esta afirmación. Ellos obras) es la decadencia del mundo
Poesía, sí, puesto que el núcleo del saben que Swann es un maestro de la antiguo y su desigual, y desesperanza-
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da, lucha contra el cristianismo. Lo sionó vivamente. Su autor se llamaba enco ntrado otros dos rel atos suyos
curioso es qu e el autor adopta el M. John Harrison y yo no tenía ni publi cados en Es paña: "Lo ndres
punto de vista pagano, mostrándonos idea de quién era, porque ya me había Melancolía" (Selección Bruguera 19,
la inmensa pérdida que para nuestra olvidado del libro qu e compré de 1975) y "Lamia y lord Crommi" (Los
civilización supuso el volverle la espal- saldo. mejores relatos de fantasía 11, Maninez
da al lado oscuro y dion isiaco de la Finalmente, hace un par de meses, Roca, 1985). Eso es todo; puede que
existencia. Al adoptar la cruz, y todo mientras trasteaba en mi colección de haya otros, pero yo no he dado con
el cuerpo de creencias y valores de la literatura fantástica en busca de mate- ellos. En cualquier caso, Harrison es
moral judeo-cristiana, no sólo perdi- rial para este artículo, encontré El un perfecto desconocido en España.
mos la inocencia, sino que también mono del hielo y lo leí de una sentada. Pero volvamos a El mono del hiela.
dejamos escapar la pura y nítida ale- De nuevo, quedé tan desconcertado ,se trata de un libro de terror, como
gría de vivir. como impresionado. aparece indi cado en la cubi erta?
Thomas Burnen Swann nació en Habl emo s un po co del autor. Bu eno , qui zá en el se ntido más
Estados Unidos en 1928 y murió en Mi cha el J. Harri so n nació en amplio del género lo sea, pero yo más
1976. Fue profesor de literamra ingle- Inglaterra en 1945. Su carrera como bien lo definiría como , fantasía mor-
sa en la Universidad de Florida, acadé- escritor comenzó en New Worlds, la bosa», con abundantes toques surrea-
mico y poera. Desde principios de los revista de Moorcock, de modo que su listas y kafkianos. La amología contie-
sesenta se dedicó a la prosa, escribien- ne relatos comprendidos entre 1975 y
do un bu en núm ero de ficc iones 1988. Los más tempranos es tán
enclavadas en el género fantástico . En impregnados por el aroma, ya un
1976, el año de su muerte, unió varios tanto anticuado, de la más radical new
de sus relatos corros para componer wave in gles a (reco rd emos qu e
La mansión de las rosas, un novela Harri so n pertenecía a la cuadra
mágica, melancólica y triste, como los Moorcock), un tono que se va dilu-
cuentos de hadas en que está inspira- yendo hasta desaparecer por completo
da. en los últimos cuentos.
Sin embargo, hay un tema que
9. El mo110 del hielo. M. John permanece constante en los escritos de
Harrison. (Ultramar 1992) Harrison: la degradació n física del
cuerpo como consecuencia de una
He aquí un ejemplo perfecto de previa degradación moral (o vicever-
cómo se descubre un tesoro oculto. ficción se instaló de lleno en la llama- sa). Son la enfermedad, la locura y la
Hace tres años, rebuscando por entre da Nueva Ola. David Pringle incluyó muerte los argumentos centrales del
los anaqueles de una librería de saldo, una de sus obras, The Centauri Device escritor (cinco de los siete relatos que
encontré una antología de relatos de (1974), entre la lista de las cien mejo- contiene el volumen se centran, preci-
terror cuyo autor, un tal M. John res novelas de cf, y otra de ellas, A samente, en eso). Incluso la magia,
Harri so n, no me so naba de nada . Storm of \Vings (1 980), en su lista de cuando hace acto de presencia, adopta
Co mo el libro emba de oferta, lo las cien mejores novelas de fantasía. la forma de una profunda perversión,
compré, pero no le hice el menor caso No es que esto signifique nada en par- tanto psicológica como biológica. Los
(( qui én demonios era ese tal ticular (son notorios los patinazos de cuentos de Harrison nos inquietan,
Harrison '), as í que lo guardé en mi Pringle, tanto por omisión como por no por sus aspectos sobrenamrales (en
biblioteca y ahí quedó olvidado. aberrante inclusión), pero no cabe ocasiones, imperceptibles), sino por-
Ti emp o despu és, Minotauro duda de que Harriso n es un auto r que se adentran en zonas de nuestra
publicó El curso del corazón (1996), cono cido - y pres tigioso- en el mente que preferimos ignorar.
un texto complejo, sin apenas argu- mundo literario anglosajón. Sin Como sucede con todas las antolo-
mento , pero poseedor de un aura embargo, tras una nada concienzuda gías, la calidad de los relatos es irregu-
enfermiza y morbosa que me impre- rev isión de mi bibli oteca, só lo he lar, pero el conjunto resulta más que
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notable. Yo destaca ría "La invoca· Siete días en Nueva Creta, de Roben Adiós, Sherlock Holmes es un pasti·
ción", cuya lectura provoca un efecto Graves , es tuvieron a punto de ser che de Co nan Doyle esc rito por
similar al de las uñas arañando una incluidas . Constituyen dos curiosas Roben Lee Hall (Planeta, 1980). El
pizarra, "Egnaro", que trata sobre la excepciones al pesimismo de un géne- argumentO de este libro acaba conclu-
paranoia del herm etismo, y, so bre ro, la cf, en el que tanto abundan las yendo que Sherlock Holmes era un
rodo, "En descenso", un extraordina- visiones negativas del futuro: ambas viajero del tiempo prove niente del
rio relaro que cuenta la terrible histO- novelas son uropías en roda la regla. siglo XXII , y Moriarty su duplicado
ria de un hombre que atrae la mala Pero lo malo de las uropías es que sue- clónico. Bueno, cabe contemplar con
suerte y la desgracia hasta extremos len destilar un didacrismo moralista simpatía cosas así, pero la novela es
dantescos. bastante cargante. Por eso las excluí. bastante mala.
De rodos los tesoros ocultos que Son interesantes, son curiosas, pero lo Mucho más recomendable, y den-
he desenterrado para este artículo, El cierto es que no se las recomendaría a tro del mismo tema, resulta Sherlock
mono del hielo es el que mayor dificul- nadie (salvo desde un punro de vista Holmes a través del tiempo y el espacio
tad ofrece. Los cuentos de Harriso n académico) . Qúcar, 1986), una antología de diver-
carecen prácticamente de argumento, También pe nsé en incl uir Una sos aurores cuyos cuenros enlazan al
sus protagonistas no son héroes (más vida muy privada, del inglés Michael detective vicroriano con el mundo de
bien, todo lo contrario) y el ritmo de la cf. Algunos de los relaros en ella
la narración resulta un tanto premio- Gran número de incluidos (com o "El Di os del
so. No obstante, Harrison es un escri- Unicorn io Des nudo", de Ri chard
ror capaz de provocar intensas sensa· posibles tesoros ocultos Lupoff, o "Esclavos de piara", de Gene
ciones en el lector, un excelente crea- Wolfe) son más que notables.
dor de ambientes enfe rmizos, y aun· eran diamantes en mi En la misma edirorial , Júcar, apa-
que sólo sea por eso vale la pena leerle. reció La doncella de hielo (1988), de
memoria, pero se Marc Behm, el autor de la magistral
Otros títulos. La mirada del observador. Se trata de
convirtieron en una historia de vampiros, los vampiros
Hay muchos otros tesoros oculros. bisutería después de más curres que puedan imagin arse,
Gran parte de ellos rodavía los desco- narrada en clave de humor. Bueno, el
nozco, otros habrá n ca ído en mis una relectura caso es que esroy casi seguro de que es
manos pero no he sabido apreciarlos, una novela diverridísima, de lo más
gran número de ellos eran diamantes Frayn (Seix Barral, 1972). Se trata de recomendable... salvo porque su tra·
en mi memoria, pero se convirtieron una distopía satírica que algunos tie- ductor, Jorge de Lorbar (¡ Dios le fusti·
en bisutería al ser releídos. Eso me nen por obra de culro, pero que a mí gue!), perpetró la peor traducción de
ocurrió con Una noche interminable e no deja de parecerme muy poquita la hisroria de la literatura universal. El
Historias caritativas e historias abmrdas cosa. Se puede leer, incluso con agra· resultado: un texto apenas inteligible
(Colección Reno, 1965 y 1971), dos do, pero no aporta nada al manido que no se merecía lo qu e le hi zo
an rologías de cuenros fa ntásticos de mundo de las antiuropías. Lorbar.
Pierre Boulle, el auror de El planeta de En la misma colección Realismo Algunos libros son interesantes casi
los simios. Guardaba un buen recuerdo fantástico en que apareció Maxwe/1 al exclusivamente por su rareza. En la
de ellas, pero han envejecido mu y cuadrado, se publicó El Cristo hueco, fen ecida colección Novelas y Cuentos
mal. Probablemente eran relatos que del chileno Miguel Arteche (Pomaire, aparecieron en los setenta dos antolo-
ya estaban anticuados cuando se escri- 1969). Se trata de una hisroria fururis- gías de relatos de cf y fantasía escritas
bieron, pero no dejan de constituir un ta, co n ribetes policiacos, que narra por sendos aurores españoles: Cuentos
ejemplo de cf no anglosajona (aunque los conAicros socio-religiosos allá por del último día (1973), de Joaqu ín
no el mejor ejemplo posible, desde el año 3000. La novela está bien escri- Esteban Perruca, y La puerta de los
luego). ta, es inteligente, pero con demasiada sueños (1979), de Blanca Valdecasas.
\'(la/den dos, de B. F. Skinner, y moralina para mi gusro. La antología de Perruca, un auror que
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en el 69 ya había publicado una nove- cf como herramienta moral, algo que, Pero ya dije al principio que este artí-
la de cf, El silencioso clamor de las estre- perso nalmente (supongo que ya ha cul o no pretend e se r ex haustivo
llas (que no conozco), apenas tiene quedado claro), tiende a rocarme las (nunca podría serlo), si no amisroso.
interés. Su autor estaba tan preocupa- narices. En cualquier caso, ah í queda Viene a querer decir algo así como:
do en hacer «cf de cal idad• que lo esa aportación hispana, aunque sólo «Mira, yo leí unos libros en los que
único que consiguió es acartonar el sea como curiosidad. cas i nadie se fijó, y me gustaron.
texto. La antología de Valdecasas, por Lo cierto es que el capítulo de las Prueba tÚ».
el contrario, resulta mucho más grari- curiosidades sería demasiado amplio Co n todo, la se nsación que me
ficante. Su estilo respira mayor frescu- para abarcarlo entero. Encon tré una queda después de escribir estas pági-
ra e incluye algunos relatos (sólo algu- novela de espionaje escrita por Robert nas es de fracaso. Como si hubiera
nos) de excelente factura. Sheckley, El agente X en acción entornado la puerta de un gran alma-
Siguiendo con los autores españo- (Molino, 1967), que es infumable. Y cén y sólo hubiera podido echar una
les, en 1980 Juan-Ramón Zaragoza relaros policiacos de Alfred Bester y rápida ojeada a su interior. Hay más,
ga nó el premio Nada! co n su obra Ray Bradbury: Carrera de ratas Uúcar, mucho más, pero yo no lo he visto.
Concerto Grosso (Destino). La novela, 1986) y Memoria de crímenes (Edhasa, Por eso me gustaría animar a otros afi-
que juega con el concepro fa ntástico 1986). Incluso libros de divulgación cionados para que hicieran lo mismo
de la reencarnación, narra tres de las arqueológica, como El hombre ames de que aqu í he hecho yo . Conrad nos
vidas de una misma alma. La primera Adán (Di ana, 1965), de Ro berr vuestros hallazgos, habladnos de esos
parte se desa rrolla en la Ro ma de Silverberg. Pero, supongo, esta clase libros en los que nadie se fijó, pero
Ves pas iano, la tercera parte en la de cosas no tienen mucho interés. que vosotros supisteis capturar en un
Francia de Luis XVl, pero la segunda momento de lucidez, compartid con
parte tiene lugar en los Estados Unidos Conclusión noso tros los dorados doblones de
del siglo XXI. El caso es que Zaragoza, vuestro secreto cofre.
como muchos de los escrirores españo- So n muchos los tesoros ocultos, La lirer.uura de lo F.mtástico es una in-
les que han tocado el género, utiliza la muchos más de los que yo conozco. mensa playa repleta de tesoros enterrados.
© César Mallorquí, 1998.
VINCO A LA MOLINERA
Félix J Palma
L
o primero que hice al llegar a mi tratarse de la receta que Bena había
apanamento fue desplo marme prometido pasarme para sorprender a
heroicamente sobre el sofá, con Mónica en la cena íntima de la noche
ese dramatismo un tanto vanidoso de próxima, último capítulo de un meti-
quienes necesitan creer que aun estan- culoso plan de copas y conversaciones
do so los siempre hay alguien que que me permitiría adquirir ante sus
mira, que vigila, que evita que nues- ojos una dimensión nueva al mostrar-
tros pequeños infonunios pasen desa- me co mo uno de esos hombres de
percibidos en el contexto del universo. hoy, ami gos de su propia coc ina
El trayecto en taxi con la ventanilla (había co mprado expresamente un
bien abiena, a pesar de que el tráfico delantal lleno de motivos idiotas para
había resultado más fluido de lo habi- lucirlo a la hora de servir la cena con
tu al, no hab ía logrado miti gar el la ceneza de que ella lo encontraría
mareo que me había producido el más entrañable que ridículo; cuando
vuelo, aq uella turbulencia a escasos cumpliese su objetivo, ya lo quema-
minutos del aeropuerto que me había ría). Cerré los ojos, convencido de que
desordenado las tripas, conminándo- con aquel vénigo atroz poco panido
Félix f. Palma se ha convertido nos a la mayoría a guardar el alma más podía sacarle al día, que empeza-
en los últimos años en el dentro de la bolsita marrón de los ba a declinar tras la ventana, y me
asientos en una repugnante sinfonía dormí sin desvestirme, todavía con la
estilista por antonomasia de la de arcadas. El apanamento no olía a corbata apretándome sin ganas el cue-
literatura fontdstica española, cerrado, y supe que Ben a se había llo como un estrangulador jubilado y
tomado también la molestia de airear- la monaja de la chaqueta; como si aún
si bien su trabajo apenas lo al regar mis plantas. Dado lo poco no hubiese llegado a casa, dispensado
ha salido (hasta ahora, cuando que hoy en día cotizan en bolsa las de la aburrida tarea de volver a ser yo
debe aparecer su antología relaciones vecinales, una vecina como por unas horas más.
Bena era todo un lujo, quizá un guiño Cuando volví a abrirlos, ya inmer-
El vigilante de la salamandra de Dios para que no perdiese la fe en so en un sábado luminoso, comprobé
en Pretextos} del dmbito el género humano todavía. Me deshi- aliviado que no me quedaban secuelas
ce con placer de los zapatos, arrojé a del mareo. Durante la ducha fui recu-
de los fonzines. un lado el malerín empachado de con- perando mi existencia, reconociendo
Aquí traemos por primera greso y desde mi horizontal idad pasé como mío todo lo que me rodeaba,
vez un relato suyo a revista a lo poco de apanamento que tomando mis quince días de congreso
registraban mis ojos. Atisbé por entre en Boston como una excepción y no
nuestras pdginas, curiosamente la puena entornada de la cocina un una realidad. Me puse unos vaqueros
con un registro de comedia papelito adhesivo pegado al frigorífico y una camisa limpia y me enfrenté al
y sonreí, conmovido por esos peque- fin a la nota de Berta, el desafío culi-
muy alejado de su ños detalles que tan sigilosa mente nario en el que consumiría la mayor
producción habitual enuncian amis tades enormes: debía pane de la tarde. «Venco a la moline-
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ra», anunciaba en lerra de palo Berta, de rugby, recolectando mis ingredien- en ningú n momento ocurra ese esrro~
antes de desgranar una retahíla de tes de las estanterías con precisión de picio baladí (léase derrames involunta-
ingredi entes, co nsejos, truqui tos e carrerista. Los champiñones, las tru- rios, salpicaduras irri ranres, extravío
incluso un par de chistes pés imos fas, el vino blanco, la manteca ... Fui momentáneo de cuchillos ... ) que aca-
vaga mente relacionados co n algú n haciéndome con roda hasta descubrir rrea inevitablemente un largo rosario
paso de la operación. ¿Venco' ¿Qué ante mí uno de esos co ngeladores de info rtunios, acabando por alterar el
diablos sería aquello? ¿Algún tipo de enormes sobre el que colgaban como modesto nirvana que debe sum ir al
pescado' Recordaba haber convenido murciélagos cartel es tachonados de cocin ero. Co n ese credo ataqu é la
con ella en que era mejor un plato cifras y aferras arropando cierra pala- guarnición: puse a calentar la manteca
sencillo y efectivo que sorprender a mi bra qu e aca baba de apre nd er esa en una sartén, y cuando adquirió cier-
invitada con una ex travagancia que misma mañana. Las llamativas flechas ta co nsistencia de ga rgara volcá nica
me inclinara peligrosamente hacia la no dejaban lugar a dudas: aquel con- eché los champiñ ones y la ceboll a
pedantería. Y ahora me sa lía con gelador estaba lleno de vences. Y a trinchada. Lo sazoné a continuación
aquello. ¿De qué había servido discu- muy buen precio. Me acerqué a él co n sa l, pim ie nta y un a elega nte
tir sobre ello dos largas horas' No me despac io, ll eno de curiosidad. No rúbrica de jerez. Después de remover-
es peraba aquell a puñalad a por la esperaba ese refin amiento de un sirio lo durante va ri os minutos empedré
espalda. Creía que Berta y yo estába- como este. Y aquello justificaba en con el resultado la fuente sobre la que,
mos juntos en esto ... buena medida la temeraria propuesta si rodo seguía igual de bien, debía alu-
Despegué la nora de un manotazo de Berta: probablemente mi vecina nizar el venco tras su inminente orbi-
y me encaminé hacia su apartamento. debía es tar al co rriente de qu e el taje de hornillos y transmutaciones.
Sobre su puerta encontré otro de esos venco no era un producto inalcanza- Mientras la primera parte de la opera-
papelitos amarillos a los que era tan ble para el supermercado de la esqui- ción se enfriaba, embadurné las trufas
aficionada, en el que me informaba de na, tan modern o y emprend edor. de manteq uill a y, levan tándo le el
que Eusebio, un diseñador por el que Tomé una de las bandejitas de su inte- pellejo de la pechuga, empecé a relle-
se desvivía, la había invitado a pasar rior y la examiné. No era muy diferen- narlo. Traté de dejar la piel un poco
unos días fuera. «Mucha suerte con el te del pollo, después de todo, quizá Aoja según reco mendaba Berta, por
venco, Ernesro),, terminaba con sorna. más oblon go, los muñones de las temor a que reventase en la cocción.
Regresé a mi apartamento echando patas más recios: un primo aristócrata Después lo rehogué con la manteca y
chispas, imaginándome colocando de carne probablemente más sabrosa. una vez dorado por igual lo puse a
ante la atónita mirada de Mónica Estuve un raro decidiendo si arriesgar- hervir con vino blanco. Luego cuaren-
aquel plato remilgado, lleno de conno- me con aquello o ir de clásico con el ta minutos de horn o. Lo que más
taciones que se nos escapaban, quizá pollo, sosteniendo el venco a la altura tarde extraje de allí no era para ilustrar
un engendro complicado de tentáculos de la nariz, como Hamlet su calavera. las revistas gastronómicas. Traté de
si n blanco aparente para el cuchillo. Resolví fin almente que era preferible dignifi ca rlo co n lonchas de rocino,
Repasé de nuevo la receta. ¿Valdría pecar de osado que de aburrido y eché lechuga y puerros, otorgá ndole un
aquel preparado para el vulgar pollo? valientemente la pieza a la cesta. cierro aire de vedette termin al que
Comprobé que de rodas formas me De vuelta al apartamento, desple- quizá co nvenciese bajo la íntima luz
faltaban algunos ingredientes, así que gué todos los ingredientes sobre la con que pensaba ambientar el salón.
cogí dinero y bajé al supermercado de mesa de la cocina, me até los ánimos Las dos horas que mi vecina había
la esquina sintiéndome una vez más idiotas y las gallinas azules del delantal fij ado para la operación mi pericia las
nadando a contracorriente. y me puse manos a la obra bajo los había convertido en cuatro, de manera
Los sábados por la mañana, los auspicios de Berta. Siempre he creído que apenas tuve tiempo de adecentar
enamorados dispuestos a asombrar a que el secreto de la cocina consiste en la mesa con la obligada pátina román-
sus parejas con su destreza culinaria no ponerse nervioso, en conducirse tica antes de que el timbre de la puer-
parecen surgir de debajo de las pie- por cada paso del preparado con la ta sonara co mo únicamente sonaba
dras. Tuve que abrirme paso entre sus frialdad y la calma de un cirujano cur- cuando lo pul saban los dedos de
dubitativos carritos como un jugador tido en mil urgencias, sin permitir que Mónica, emitiendo un tarareo alegre
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que evocaba el estribillo de una de co n la ca ma de mi dorm itorio. escrutinio. Parecíamos dos acrores que
esas melodías que suelen anidar en la Charloteamos animadamente un raro se hubiesen quedado en blanco en el
memoria colectiva y en la punta de la más; luego, cuando acabé de descri- momento cumbre de la representación.
lengua. Acudí a abrir con el delantal birle cómo el vómiro había transfor- Bajé mis ojos con lentitud, posándolos
de los pollos azules y bien perfumado mado hasta extremos monstruosos a significativamente sobre el humeante
de cebolla y mantequ illa, como estaba mi vecina de asienro allí en el avión, venco. Ella echó también un vistazo a
previsro. Mónica abrió mucho los ojos una dulce abueli ta de cuento en apa- la pieza, luego volvió a mirarme, en los
y apenas armó a componer una sonn- riencia, me perdí hacia la cocina en labios una sonrisa saltarina.
sa con la que disimular la agradable busca de mi obra magna, del ocurren- - Venco- repetí esrúpidamenre.
sorpresa que le supuso mi atuendo. re plaro que me permitiría hacerme -Sí, venco- confirmó ella.
Conecté el píloro auromárico para el con su alma. Ladeé la cabeza. ¡Es que no iba a
beso de rigor, la copa y la puesta al día -Venco a la molinera- an uncié dejarse impresionar... ' Iba de dura, al
de nuestras vidas, estudiándola, calcu- entre solemne y misterioso al colocar- parecer. De paladar viajero. O quizá me
lando el impacro que aquella inédita lo sobre la mesa. había equivocado. Tal vez el ve nco
faceta mía esta ría ca usa nd o en su -Qué original, Ernesto- comen- resultaba un plaro inapropiado, ral vez
mente, los reroques o notas a pie de tó ella. Mónica esperaba algo más informal en
página que estaría sufriendo mi expe- Dudé mientras desplegaba la servi- la primera cena y aquella extravagancia
dieme. Brindamos por el futuro, ella lleta sobre mis piernas. La respuesta había punzado un nervio de esa sensibi-
probablemente por uno bien lejano había sido la esperada, pero al rono le lidad ran singular que gastan las muje-
que me renía a mí como padre mode- sobraba el matiz de la iron ía. Guardé res. ¡Qué podía esperarse en el fondo de
lo de un par de hermosos niños sin silencio, observándola. Món ica me un ripo que se enrreriene cocinando
traumas, yo por uno muchísimo más devolvió la mirada sin deci r nada, aves desconocidas, a lo peor en extin-
cercano estrechamente relacionado entre intrigada y divertida por mi ción, en esros tiempos de psicópatas y
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perturbados? i Te acostarías con un tipo cusión o lo que fuese, por situar bajo la fatiga minera co n que mis dedos
así? Era el momento de cambiar de tác- el mi croscop io el momento exacto ahondaban en su escore, y enseguida
tica, de reconocer mi error. donde la noche había empezado a tor- me encontré enfrentando sus ojos
-Yo hubiese preferido pollo- me cerse, esperando todavía una carcajada inquisidores.
excusé, rey de la sencillez. salvavidas desde el otro lado de la -(Qué te ocurre, Ernesto' (NO te
-(Pollo' (Qué es eso, algún tipo mesa, aquella tundra de ofuscación. apetece?- preguntó con ese tono de
de pescado' - preguntó. Recogí los platos hundido en la voz arzobispal que todos manifesta-
Aquel comenta rio me cogió por más pura desazón, pero regresé de la mos en estos casos, ése que se esfuena
so rpresa. Vo lví a mirarla sin decir cocina dispuesto a pelear armado con en insi nuar lo importante que es no
nada, perplejo. Debía estar bromean- una botella de champán y dos copas darle importancia al sexo a pesar de su
do, culminando aquel juego que se largas. Ella fumaba en el sofá. Me importancia.
traía entre manos y cuyo sentido a mí se nté a su lado y apenas llené las - Dime la verdad, Mónica: (nO
se me escapaba. Pero su expresión, la copas, sentí en mi rodilla la bandera sabes lo que es el pollo?
barbilla alzada, la mueca escolar de sus bl anca de una caricia. Mónica, Para qu é dij e nada. Mónica se
labios, como esperando una respuesta, Mónica. Puse a Lesrer Young baj ito y aparró de mí como si acabase de pro-
resultaba tan sincera que no parecía volví al sofá un segundo antes de que ponerle la más roca mbolesca de las
fingida. Mónica, actriz del método. ella estrechase su cuerpo cálido contra perversiones. Enfrentó la ve ntana,
-(No sabes lo que es el pollo?- el mío. Aqu ell a ib a a se r nuestra encendió un cigarrillo, lo fumó entre
pregunté, entregándome de blanco noche, después de todo. Y sin embar- blasfemias nunca ames oídas. Estaba
para su risa de maraca. go, a pesar de que la luz era la adecua- claro que por las buenas no iba a con-
-No- aseguró, encogiéndose de da, a pesar de que era el saxo del viejo seguir nada. Qué más le daría recono-
hombros. Lester el que culebreaba por la habita- cer que no servía para las bromas, que
Le dediqué una mirada de impa- ción, a pesar de que durante mi estan- no todo el mundo ha sido agraciado
ciencia. No podía creer que no pusiese cia en América, sobrecogido por el con eso que llaman vis cómica. En fin ,
fin a aquello de una vez, que conti- perfil neum ático de las puras del el orgullo, y de eso Mónica tenía para
nuase estropeando •nuestra noche, hotel, había practicado el más estricto dar y rega lar. Lancé un suspiro de
con <(SU» broma idiota. cel ibato, a pesar de que Mónica, como resignación. Pero yo era un hombre de
- ( o sabes lo que es el pollo?- pronto descubrí, había escogido para recursos. Decid í seguirl e el juego.
reperí con la mayor frialdad posible, la ocasión la lencería más salvaje que Les rer, qu e debía se r un amante
tratando que sonase como la última le permitÍa su osadía, cuando mi s incondicional del pollo, se solidarizó
advertencia para su rendición. dedos se desliza ron por su espalda conmigo y me regaló unos compases
-He dicho que no -co ntestó necesité de roda mi fuerza de voluntad enérgicos para que yo pudiese esgrimir
malhumorada. para que la caricia no se dispersara o varios pasos de baile por la moqueta
(Qué mierda... ? Nos quedamos los estancara. Mi mente seguía reflexio- sin sentirme excesivamente idiota. De
dos callados, sin molestarnos en ocul- nando, buscándole un sentido al diá- rodas formas, si yo contaba en el edifi-
tar nuestra irritación ante los ridículos logo que habíamos mantenido en la cio de enfrente con uno de esos veci-
derroteros que había tomado la con- mesa. Si no se trataba de una broma, nos adictos al catalejo, ésta iba a ser
versación. Mónica optó al fin por ata- era cierro que ella nunca había oído sin duda su noche: di un golpecito en
car el venco sin mirarme, enfurruña- hablar del maldito pollo , y có mo el hombro de Mónica, moví el esque-
da. La imité con fastidio. No sabía podía uno aceptar eso sin demostrar leto, sacudí unas maracas invisibles,
especialmente raro ni sabroso. Comi- su asombro, restarle importancia con realicé un par de vueltas, alcancé la
mo s en un desag radable sil encio un gesto de la mano y a continuación librería y sin dejar de bailar, extraje el
donde sobraban las velas y las flores, ponerse a hacer el amor como si tal romo ORNI -PROS de mi magnífica
lanzándonos por encima del venco cosa con la responsable de tan inadmi- enciclopedia ilustrada para apurar la
miradas de ajedrecistas. Entre bocado sible afirmación. A Mónica no le pasó broma hasta el final , la tomé luego del
y bocado, yo me afanaba en vano por por airo el desabrido movimiento de braw, la senté junto a mí en el sofá,
comprender el origen de aquella dis- parabrisas de mi mano en su espalda, pasé páginas y coloqué ame sus ojos el
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abismo, el terrible vacío, la imposible de ave y en pan icular, de la galli na, o como diablos se llamara aquella cosa
ause ncia entre Pollin o y Poll oc k, plato de mesa habitual, fuese frito o viscosa que lo cubría. ¿Y a partir de
Jackson, el creador del expresionismo asado, y el dibujo me lo mostraba en ahí. .. ? Recordé entonces la turbulencia
abstracto. Món ica so nreía, esperaba, un corral atiborrándose de pienso, el del avión, la cara de desconcierto de
miraba mi índice petrificado, trataba plumaje de un inesperado azul suave, las azafatas, la cortísima vibración de
de entender el final de mi número, de las paras gruesas y corras y la cola rurmix que experimentamos antes de
encontrarle de una vez el sentido a rematada por un a llamativa pluma aquella especie de salto morral sobre
aquell a noche loca en la que tanto naranja. Aquel era el aspecto natural nosotros mismos, aquel desagradable
costaba fo llar. Cerré el libro, lo dejé de lo que, un poco más abajo, mi desprendimiento del alma, que duran-
sobre mis rodillas, estuve un rato con- es tómago se afa naba en di ger ir. te escasísimos segundos voló sola, para
templando, como si lo viese por pri- Atravesa ndo un a realidad có ncava, volver a nosotros de inmediato co n
mera vez, el pescador chino de madera como vista a través de una mirilla, fid elidad de boo merang. Recordé
que había sobre el televisor, tratando entré en la cocina y examiné el delan- cómo la había sentido agitarse en mi
de recordar como si la vida me fuera tal que colgaba tras la puerta, las galli- pecho durante un instante de vértigo,
en ello por qué cauce había llegado nas azul es, rematadas por plum as como buscando la postura, antes de
hasta mí, si me lo habían regalado o lo naranjas, de su estampado. Regresé al que empeza ran las arcadas . Aquél
había comprado por mi cuenta, y en sofá con la intención de reflexionar, si debió ser el momento de nuestro tra-
cualquier caso qué caprichoso motivo antes no me desmayaba. picheo dimensional. El resto del viaje
escondía tal acto, si tan necesario era De repe nte, por muy im pos ible transcurrió ya en la dimensión conti-
para mi supervivencia que yo tuviese que resultase, nadie parecía tener noti- gua, sin duda; la nuestra debía haberse
aquella cosa sobre el televisor, sintien- cias del pollo por los alrededores . desfondado justo por aquel sitio, arro-
do en la mejilla derecha y parte del Podía engañ arme pensando que jándonos sin remi sión a la rea lidad
cuello, con la indife rencia de un suici- Mónica bromeaba, pero suponer que vecina, aquella realidad sin pollos en
da que al introducirse en la boca el mi enciclopedia de doce romos forma- la que ahora me encontraba arrapado.
cañón del arma percibiese de prontO ba también parte del complot era ir Me acerqué a la ventana y escruté
unas misteriosas punzadas en el costa- demasiado lejos. El pollo no existía la ciudad, todo luces intensas, bocina-
do, los voluntariosos picotazos, el cada ahora, al parecer nunca había existido; zos y ajetreo, un disfraz de normalidad
vez menos entusiasta goteo de besos en su lugar, aunque menos discreto, que sabía a conspiración a gran escala,
con los que Mónica insistía en salvar había algo llamado venco, aquello que ¿pero a qué escala, Dios? No podía
la noche, hasta que, tras un porrazo, Berta, respetando mis ruegos de sim- quedarme allí, tenía que bajar a mez-
ya no hubo labios a los que preocupa- plicidad, me había recomendado coci- clarme con ellos, a confirmar mis sos-
sen mi destino. Me levanté al poco nar. Aceptar eso suponía, sin embar- pechas, a buscar detalles que le dieran
raro, usa ndo roda la pericia de mis go, ad mi tir que aquella realidad no la razón a mi enciclopedia ilustrada.
pie rn as para afi anza rme al suelo, era la mía, que me encontraba en otro Cogí la chaqueta y abordé el pasillo
como esos gimnastas que salen dispa- mundo, quizá en una de esas dimen- con urgencia, ávido de conocimiento.
rados de las anillas. Volví a colocar el siones paralelas tan de moda en la Estuve a punto de caer de bruces al
libro en su esta nte y fue ento nces televisión, una réplica exacta en todos tropezar con una de las muchas male-
cuando miré el último romo, el del sus detalles, salvo en el ya menciona- tas que obstruían el corredor. Berta me
lomo marcado con TAO-Z, y llevado do. Pero, ¿desde cuándo habitaba en sonrió desde la puerta a medio abrir de
por una intuición, por un sexto senti- un mund o qu e no era el mío' su apartamento.
do que tomaba las riendas ahora que ¿Cuándo había tenido lugar el trasva- - Hola, Ernesto- saludó con su
los cinco de siempre me volvían la se? El pollo era mi único referente con entusiasmo habitual.
espalda, lo extraje con reverencia, lo la realidad perdida. Hice memoria: - Berta- respondí, cauteloso, colo-
abrí preso de temblores, pasé sus pági- ¿cuál había sido la última vez que lo cándome bien la chaqueta y la expre-
nas y lo vi, allí, como si me esperase, había comido' En el aeropuerto ame- sión.
ilustrado a todo color, entre Vencido y ricano, recordé, en espera de la salida -Que tal el venco?
Venda. La defi nición lo tildaba de cría del vuelo, pollo en salsa de arándanos No contesté. Me limité a mirarla,
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rero que ya se mejaba mi corazón. rurina, siempre dispuesto a eclosionar alguna droga visionaria. Me llené de
Había examinado con avidez de men- y mostrarme el fondo de l ab ismo. pienso el cuenco de la mano, abrí la
digo el menú de rodas los restaurantes Viviría aterrado, receloso, incompren- desve ncijada puertecira del corral y
y bares con los que me había cruzado, dido y solo, irremediablemente solo. me arrodillé ante ellos ofreciéndoles el
siem pre con la va na esperanza de Vapuleado por rales pensamientos, inespe rado refrigerio. Tardaron un
encontrar la palabra pollo impresa en saqué el coche del parking y estuve un poco en ve nce r su rece lo anre los
alguna parre, y certificando una y orra raro conduciendo sin rumbo por la extraiios. Primero se aproximó una
vez para mi mayor abatimiento que el ciudad, tratando de no fijarme más pequeiia comir iva de audaces, que
venco podía comerse con pararas fri- que en los colores cambiantes de los empezó a picotear vigorosamente mi
tas, asado, empa nado, con to mare, semáforos, con las manos como enja- mano intempestiva, hasra que pronto
con arroz, con verd uras, co n salsa bonadas sobre el volante y un gusto a me encontré cálidamente cercado por
rosa, en pincho, en cazuela o incluso cicuta caliente en la boca. Me deruve, el grueso del corral. Exrendí la mano
en rid ículas cajiras de papel con rega- súbitamente inspirado, ante la redac- libre hacia el más cercano, conmovi-
los de la película de moda. ción de un peri ódi co. Enrré. Sa lí. do, pensando que así debió sentirse
Aunque, a excepción del venco, la Reanudé la marcha más enfurecido si Adán ante las primeras bestias, y repa-
rea lidad en que había naufragado cabe. A pesar de que ran sólo fa ltaban sé el plumaje celeste del ave que hacía
parecía ran idéntica y habitable como un par de horas para que amaneciera, que mi presencia allí fuera una errara,
la realidad a la que había pertenecido no quería regresar a mi apartamento: acaricié la cresta del animal que con
hasra tomar aquel maldito avión, yo la zozobra y el sueno mejor no juntar- roda seguridad a partir de maiiana
sentía el alma untada de un emplasre los. Pronto me descubrí circulando poblaría mis pesadillas, seguí con
agrio donde se mezclaban la ép ica sigilosamente por el extrarradio, como dedos cada vez más crispados la larga
melancolía de los extranjeros y exilia- un camello en busca de clientes, hasta pluma naranja que remataba aquella
dos, la profunda co nvicción de no que salí definitivamente de la ciudad aluci nación que en lo más profundo
esrar viviendo mi vida y una suerte de con un volantazo brusco y malhumo- de mí mismo me negaba a aceptar
rabia sin destinatario concreto. Podía rado: tampoco aquellas calles desola- como real. Fue sumamente fáci l rom-
encogerme de hombros y claudicar, das me parecían un escenario adecua- perle el cuello. Mucho más difícil me
renegar del pollo y aceptar a su azula- do para mi drama. Por un riempo no resulró arrapar un nuevo ejemplar rras
do susriruro con una sonrisa divertida, hubo más que pinos en formación , la consiguiente desbandada. Cacé orro
acaso con una prácrica resignación, gasolineras sonámbulas, campos engo- al tercer o cuarto intento, rras mucho
pero nunca lograría desprenderme de minados y cas uchas di spues tas de resbalar sobre el húmedo albero, y lo
la desazón de saberme en un lugar cualqu ier man era sobre las lomas, esrrellé a modo de maza contra la reji-
equivocado y ajeno, exrraiio a pesar de hasra que las luces del coche justifica- lla, acompaiiando el gesto con un sal-
las apariencias. Me inundó entonces ron ran loca huida ilumi nando por fin vaje rugido. El venco se deshizo con
un miedo desmesurado al considerar aquello que yo había estado buscando un cruj ido seco, soltando un líri co
la posibilidad de que ral vez el venco sin saberlo, una modesra y silenciosa remolino de plumas azules que envol-
no fuese la única anomalía de aquel granja, con su establo para las bestias vió momentáneamente la matanza.
mundo, de que quizá só lo fu ese la y su corral para las aves. Desde el esrablo vecino me llegaron
punra de un iceberg aterrador que me Frené en seco, bajé del coche y me mugidos solidarios, que surcaron la
sería revelado sin prisas, al abri r una aproximé sin hacer ruido al destartala- noche como salvas. Arrapé orro venco
puerta, al descolga r un teléfono, al do ga llin ero. eces iraba ve rl os. por las paras, y pugnaba por doblegar-
bajar la cremallera de una fa lda, al Necesi taba ve rlos co n mis propi os lo como quien fo rcejea con un para-
detener la mirada en cualquier insig- ojos. Tocarlos, qué sé yo. Me miraron guas vuelto del revés por el viento,
nificancia. Nunca podría esrar seguro con indiferencia a rravés de los alam- cuando oí el disparo y contemplé asti-
de que aquel lo fuese rodo y viviría en bres. El ridículo plumaje azul lucía llarse la madera de la puerta, un par
una incertidumbre constante, esquizo- bajo el fulgor de la luna con una dig- de palmos a la derecha de mi reso-
fréni ca, acechado las vei nti cuatro nidad casi mitológica, como de ami- planre nariz. Al mirar por encima del
horas del día por algo larvado en la na] atisbado por enrre la niebla de hombro, pude distinguir a la enrrada
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de la casa una corpulenta silueta que plum as azu les qu e me cubrían los acciones inquietantes cuyo fin se me
hacía puntería con una escopeta. Salí hombros, y me dirigí con una sonrisa escapaba. Me senté junto al teléfono,
del corral en un tumulto de vencos llena de optimismo hacia el quiosco de recordando a la anciana que me había
enloquecidos y corrí hacia el coche prensa. El periód ico conservaba roda- acompañado durante el vuelo, a la que
dando bandazos, oyendo sus perdigo- vía esa calidez de pan recién hecho. no me costaba imaginar ahora abocada
nadas silbar cerca de mis orejas. Una Busqué di rectamente las páginas de a la senectud por la crueldad de un
vr:~. en su interior, giré la llave del con- contactos y allí enco ntré el anuncio mundo sin pollos, a las curvilíneas aza-
tacto y aplasté con fierr:~.a el acelerador. que había puesto apenas unas horas fatas a las que pronto me ararían lazos
El vehículo irrumpió bruscamente en antes, al filo del cierre de la edición. indestructibles. Nos imaginé reencon-
la carretera, encabritado, y mientras me Había tenido que discutir acalorada- trándonos en mi casa con lágrimas en
hacía con el volante, pude ver aliviado mente con el encargado de la sección los ojos, forja ndo de inmediato una
cómo el dueño de la granja, que sacu- por palabras, pero fi nalmente allí esta- complicidad de antiguos compañeros
día su arma como un indio iracundo, ba mi llamada, mi grito de socorro, mi de clase, una hermandad de náufragos,
menguaba en el espejo retrovisor. deseo de mantener correspondencia una solidaridad de ex alcohólicos. Nos
Enfilando resueltamente hacia la con amantes del pollo para intercam- imaginé ayud ándonos a so brev ivir,
ciudad, con el amanecer extendiéndose biar recetas, que si bien haría encoger- aceptando las circunstancias o forman-
por el cielo como confitura, ya más cal- se de hombros a todos los consumido- do un comando itinerante que preten-
mado, traté de disculpar mi arrebato, res de venco, encogería el corazón de diera camb iarlas, no importaba qué
aquel abandono casi lujurioso a la rabia los pasajeros y el equipo de aquel mi entras pe rmanec iéramos jun tos,
con que el día me había ido sedimen- avión traidor, a los que suponía tan unidos siempre, manteniendo vivo el
tando el corazón, considerándolo como pe rdidos y temerosos como yo. La recuerdo del pollo. Todo eso y más
un desahogo necesario y terapéutico, invitación al consuelo mutuo ya estaba imaginé se ntado junto al teléfo no,
un breve acto de rebeldía para la poste- hecha y ahora sólo restaba esperar. Al esperando la primera llamada, miran-
ridad, antes de aceptar dócilmente las subir a mi apartamento pasé junto a la do fij amente al pescador chin o de
nuevas condiciones de mi existencia. puerta de Berta, tras la que reverbera- madera colocado sobre el televisor y
A aquellas horas tan tempranas, no ban los habituales sonidos del desayu- rogando porque aquella figura, que no
me resultó difícil aparcar en mi propia no, que esra vez se me antojaron rerri- recordaba haber comprado, no anun-
calle. Bajé del coche sacudiéndome las blemente misteriosos, pertenecientes a ciase el principio del fin.
© Félix J. Palma, 1998.
© Hermanos Gallego, 1998, por las ilustraciones.
Asociación Española de
AEFCF Fantasía yCiencia-Ficción
e/ Alonso Quijano, 61 3°D
28034 - Madri d
E- mail : jnd ro@arrakis.es
www. ualm.es/ - ega llego/ aefcf.htm
S
i ha habido una editorial interesa-
da por la cf a lo largo de la histo- «mod ernos" co mo Philip K. Dick,
ria, esa fue Editorial Bruguera. Hadan Ellison, Stanislaw Lem, Roger
Sobre todo, porque durante largos Zelazny o Jack Vanee. Una cosa tre-
años dio la se nsación de incluir al menda, vamos.
género como una opción más dentro Sin embargo, esos criterios no se
de sus numerosas colecciones, notable- plasman del todo en las selecciones. Sí
mente la pionera en bolsillo Libro que hay buenos relatos de esos autores
Amigo. Además, Bruguera hizo de la (e incluso una tri logía entera, la de El
cf el segundo género más potente en Anomo, de Vanee), pero también hay
su línea de bolsilibros, lanzando entre indigestos cuentos de los Viudo s
otros a A. Thorkent... Pero eso sería Negros de Asimov. Además, las selec-
otra historia. ciones son terriblemente irregulares, y
Bruguera usaba una y otra vez aque- no fue hasta sus últimos quince núme-
llos tÍtulos que le producían un buen ros que publicaron de forma continua-
rendimiento, con lo que muchas de las da relatos contemporáneos e interesan-
obras de cf que publicó aparecieron en tes. Esos quince últimos, y alguno más
tres o cuatro formaros distintos (por (como el 1Oy el 20) se cuentan entre
ejemplo, Pórtico o varios de los Lem las mejores antologías de cf jamás
que tradujo). Sin embargo, a fin de no publicadas en España. Las cuatro que
complicar demasiado este breve ensayo, se publicaron de Fantasía y las varias
me limitaré a las colecciones propia- de terror no pasa n, en cambio, de
mente de cf que publicó y a algunos meras curiosidades.
dtulos destacados que aparecieron fuera Las dos co lecciones propiamente
de colección en Libro Amigo. dichas que publicó Bruguera fueron
Tal vez la aportación más decisiva Nova y la sección de cf de la Colección
de Bruguera a la historia de la cf espa- Naranja. El nombre de Nova sigue
En los primeros setenta, vivo hasta hoy con su colección conti-
ñola fue la pub licación de cuarenta
Bruguera dominó el mercado de selecciones de relatos, tomados de la nuadora en B (editorial heredera de
bolsillo en España con una revista americana The Magazine of Bruguera), pero cualquier similitud es
Fantasy and Science Fiction. La selec- puramente casual: sólo dos autores
política de precios bajos y ción corría a cargo del asesor de la edi- han publicado en ambas etapas, dos
títulos muy populares. torial en temas de cf, Cario Frabetti, clásicos indiscutibles además como
un hombre de gustos consierados Roben Silverberg y Frederick Pohl.
La ciencia ficción jite un género La Nova de Frabetti también era
como muy progres istas en su época
muy presente en sus colecciones, pero que hoy resulta bastante menos «progre" para su época, y tal vez su
como podréis juzgar por esta temible: esa «exper imentalidad, le principal mérito histórico pueda cen-
venía dada por juicios tan generaliza- trarse en la publicación exhaustiva de
entrega de nuestra serie sobre los dos hoy como el de motejar a Stanislaw Lem que llevó a cabo en sus
libros antiguos de cf Bradbury de cursi y a Poul Anderson últimos números. Todos los tÍtulos del
Amigo. Le guardo especial cariño por-
que estaba a la venta en los kioskos de
mi barrio, en Madrid, y suyos son los
primeros libros de cf que co mpré
ja más. Ta mb ié n hay mu cho títul o
omnipresente, co mo las magn íficas
Homo Plus y El hombre en el lnberinto.
En cuanto a Libro Amigo cuenta
(sin reeditar) con una de las mejores
antologías de cf jamás publicadas en
castellano, Los mejores relntos de ciencia
jicció1r. la unión de dos buenas selec-
ciones de Groff Conklin con un pecu-
li ar prólogo (mu y de época) de
Narciso lbáñez Serrador. Además,
tiene inencontrables como la antología
Lo mejor de )ack Vanee, en dos tomos:
polaco, por cierto, fueron reeditados para quienes hayan leído "La polilla Lucky Starr de Asimov o El ratón este-
después en Libro Amigo . Entre los lunar", paradigma de la obra vanceana, lar, la otra mirad de la antología Lo
títulos no presentes más que en Nova, cualquier otra recomendación sobra. mejor de Fredric Brown junto a Ven y
mis recomendaciones son para el pri- Aunqu e no sea n propi amente enloquece, aparecida en Naranja. En
mero y el último: la antología Última colecciones de cf, es inevitable mencio- Cinco Estrell as, el formato de tapa
etapa fue un peculiar experimento por nar otra obras aparecidas en este sello dura usado por la editorial a última
escribir relatos •definitivos» sobre cada editorial. En Libro Ameno, otra colec- hora, aparecieron las primeras edicio-
rema del género, con algunos resulta- ción paralela de breve vida, vieron la nes de Los límites de In Fundación, Los
dos interesantes, en tanto que la nove- luz la antología Imperios Galácticos de robots del amanecer (ambas de Asimov)
la Donde solían cantar los dulces pájaros Brian Aldiss, francamente simpática y la notable La tierra de las sombras de
es uno de los Hugos más difíciles de pero sin otro mérito, y otras coleccio- Peter Straub (premio GIGAMESH) . Y
encontrar y la obra cumbre de Kate nes como Héroes bárbaros. En las Narradores de hoy, una colección de
Wilhelm, una autora de interés. colecciones juveniles fueron publicadas prestigio, dio cabida a Vacío perfecto, la
Naranja nació como una segunda una y otra vez la magnífica La guerra divertida obra de Lem que todos nues-
colección de bolsillo, paralela a Libro de las salnmandras de Karel Capek, los tros lectores debieran conocer...
Colección Narania
1 600-200 Aldiss, Asimov... Relatos de cienciaficción Extraña antología en la que destaca "El árbol de saliva"
2 1200-400 Frederick Pohl Pórtico Clásico traicionado por sus secuelas. También en Ultramar.
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5
600-200
2400-800
800-300
. Michael Crichton
Poul Anderson
Naomi itchinson
La ammaZII de Andrómeda
El avatar
Memorias dt una mrUer del...
Quizá la novela de cf más interesante de su autor.
Aventuritas bien llevadas por el veterano maestro.
El feminismo llevado al space oprra aburrido.
6 600-200 Ursula Le Guin El mundo de Roccannon Una obra menor, pero de cuando estaba en forma.
7 3000-900 ... Frederick Pohl Hamo Plus Una exploración marciana modélica, a redescubrir.
8 1500-500 .., Robert Silverberg El hombre t11 el laberinto Uno de las cumbres de Silverberg. Incluso es amena.
9 600-200 ••• Poul Anderson El último viaje Primera entrega de Lo mejor de Pou/ Anderson. Potente.
JO 600-200 Michael Crichton El hombre tenninal Mucha zarandaja científica que llega a aburrir.
11 800-300 '" Fredric Brown Vm y mloquece Junto con El ratón estelar es Lo mejor de Fredric Brown.
12 600-200 " Arthur C. Clarke Las fumtes dtl paraíso El canto del cisne de Clarke, sobre ascensores espaciales.
13 600-200 "' Varios Extraterrestres y otros seres Debía haber sido la Srkcción 4J. Excelente el Disch.
14 600-200 .,. Henry Kunner Mutante Un clásico menor sobre el tema. Entretenida, reedirada en B.
15 600-300 "* Poul Anderson El p11eblo del aire Segunda de Lo mejor de Po11i Andmon. Menos que la otra.
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Selecciones de Fantasia
400-100 Legibles Galouye y Avram Davidson, más un curioso Lord Dunsany.
600-200 Romántica novela corta de Robert F. Young, "En qué caverna de las profundidades" (3), más siete cortos.
600-200 Un rescatado Osear Wilde es el plato fuerre (3). Destacan R.A. Lafferry y Edward Bryanr.
600-200 Un Briam Lumley lovecraftiano de cuando prometía mucho (3) destaca junto al siempre aplicado Marheson.
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Nova
800-400 · .. Varios Última etapa Antología temática •definitiva•: Asimov (5), Harrison (4) ...
900-500 ·· Ursula Le Guin El mundo de Rocmmon Distraído spnce opera, cortito y de buen leer.
400-200 .. Isaac Asimov Comprej rlpiter La típica antología de Asimov con una buena y tres romas.
4 1800-600 ·•• Roben Silverberg El hombre en el laberinto Una de mis debilidades. Aquella década de Silverberg ...
5 3200-1400 .. . Frederick Pohl Homo Plus Los fans de la serie de Robinson deberían repasarla.
6 1800-900 "' H.P. Lovecraft Los mitos de Ctlmllm l Una de las más sólidas recopilaciones de los mitos.
7 600-200 • Thomas Scorria Precaución: ¡inflamable! Desgraciadamente, hicieron caso del título y no la quemaron.
8 2400-1200 "' H.P. Lovecraft Los mitos de Ctlmllm ll Otra dosis de mitos de los realmente buenos.
9 1800-600 "' Brian W. Aldiss Bnrbngr& Clásico postarómico de Aldiss, de buen paño.
10 2400-1200 ·• · H.P. Lovedcraft Los mitos de Ctlmllm /I/ Acaba esta selección, sólo comparable a la de Alianza.
11 600-300 ' Pamela Sargenr Mr~eres y maravillas Cuentos de mujeres. Las maravillas brillan por su ausencia.
12 1500-500 " Zelazny & Dick Dem /rae Dos maestros que no acaban de ponerse de acuerdo ...
13 1600-400 "· Sranislaw Le m La investigación Rarira, sesuda: magisual, en suma, y poco recordada.
14 500-100 '" Charles G. Finney El circo del doctor Lno Es uno de esos clásicos poco conocidos del fantástico.
15 500-100 Roben F. Jones Deporte sangrimto Muchos wrrazos para no ir a ninguna parte.
16 1400-600 .. Sranislaw Lem Memorias encontradas en... Lem puro. Ironía y concisión para una mirada distinta.
17 1800-800 " Sranislaw Lem Diarios de las estrellas: Viajes Uno de los clásicos insoslayables del autor polaco.
18 800-200 " Joanna Russ El hombre hembra Tampoco es para ramo. De hecho, es más bien pesada.
19 1800-800 " Sranislaw Lem Diarios de las estrellas: Memorias Más mala leche espacial por el maestro Le m.
20 1000-300 • Herberr W. Franke Ypsilon Minus Una prueba de por qué la cf alemana no es difundida.
21 2000-600 Sran islaw Lem La fiebre del heno Uno de los tí rulos menos recordados de Lem.
22 900-300 ·• Sran islaw Lem Retomo de las estrellas El ••shock del fmuro» para un asrronaura singular.
23 900-300 Sranislaw Lem Ciberiadn Cachondeillo robórico. Personalmente, no le veo la gracia.
24 2000-800 Frederick Pohl Pórtico La inenconrrable primera edición del clásico de Pohl.
25 3400-2000 Kate Wilhelm Donde solían cantar los dulces... Tal vez uno de los Hugos menos famosos. Va de clones.
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Sobre estas líneas, los di ez libros publicados en los últimos meses que han conseguido pumuaciones más altas
por parte de nuestros críticos. Se irán eliminando, por orden de antigüedad, a medida que emren libros nuevos
con nota alta. Abajo, los publicados en meses pasados con menor pumuación. El valor de las pumuaciones es:
5, obra maestra; 4, muy buena; 3, buena; 2, discreta; 1, mala; O, atroz;-, no la he leído;@, no me la pienso leer.
Por suerte, el final del libro deja un buen sabor de boca. Es un desenlace rápi-
do, duro, sin concesiones, que alcanza un airo nivel de tensión y calidad literaria
y justifica plenamente su lectura.
Javier Negrete
Las contingencias han querido que los dos cuenros de menor calado traten el
rema de la Iglesia como institución en una sociedad futura. En "Bienvenidos al
bicentenario del fin del mundo", de Domingo Santos, se produce una atractiva
vacilación entre los facrores causantes de una disminución bélica de la población
humana. Se revisa la actuación eclesial frente a la ciencia, pero también se discute
la culpabilidad de la ciencia en la enfermedad que provocó la hecarombe. Sin
embargo, el estilo documental y frío del auror hace su lectura igual de apasionan-
re que contemplar un encefalograma plano. En numerosas ocasiones, se huye del
requisitO de la simplificación para abundar en los mismos conceptOs. Por el con-
trario, se abusa de lo perifrásrico en un alarde iluso por demostrar calidad litera-
ria. Podría parecer justificado emplear una paciencia a lo periodístico para aden-
trarse en el mundo descriro, por la razón de ser un mundo marcado por su pasa-
do, tiempo este que pesa en rodas sus costumbres, relaciones e individuos. Pero
lo uno no quita lo otro: es ran abrumador el interés documentalista, que comba-
re, anula y disipa a cualquier otro personaje.
En "El salvador de almas", de James Srevens-Arce, una pareja de servidores de
la iglesia lucha por devolver a la vida a los suicidas de un Puerro Rico dominado
por predicadores televisivos. No se permite la elección sobre la propia muerte, ni
tampoco se ofrece una vida mejor, puesro que la población vive sometida a las
prohibiciones de una clase religiosa que demuestra, en sus hábitos, lo débil de la
carne que tratan de someter. Si bien Srevens-Arce es capaz de mantener cierro
pulso en buena parte de su novela corra, no convence desde el momento en que
el protagonista roma la batuta de la acción. Juan Bautista es un personaje -o
más bien un diálogo- insípido, que debilita la creencia en los manejos de su
autor, no ofrece más profundidad que el misterio de no decir nada y se ve aboca-
do a un final bien planeado pero mal explicado. El momento de reconocimiento
final es poco creíble, pero la trastienda es sólida.
La nora media del volumen es aira. Su lectura es recomendable por la diversi-
dad que presenta, y tal vez sea ésa su mejor baza para dar gusto a la maraña de
aficion es por que se caracteriza ellecror español.
Hécror Ramos
Un libro canónico
Más que humano, de Theodore Sturgeon.
Un sabor agridulce es el que dejan en ellecror muchas de las narraciones de
Sturgeon, ranro por los remas que roca como por la forma que tiene de abordar-
los. Srurgeon, junro con Bradbury y, sobre rodo, Simak, fue exponente de un
tipo de ciencia ficción intimista, proclive a escenarios cotidianos y personajes
vulgares, en una época dominada por los paisajes galácticos, los héroes y el
estruendo de las grandes batallas espaciales. Sin embargo, en Más que humano, el
regusro agridulce que queda es aún mayor, por lo que uno piensa que quizás el
auror se equivocó; que ral vez un escenario más apararoso, lleno de acción y peri- Theodore Srurgeon,
pecias, hubiera sido en esta ocasión más acorde. Más que lmmauo
Más que humano se adentra en uno de los «grandes remas» del género y, por Trad. José Valdivieso
eso, forma parte del canon; es decir, es una de esas novelas que, por una razón u Ed. Minotauro
otra -al margen de su calidad, acierto o éxito-, marcan un hiro dentro de la 263 págs., 1.500 pta.
48
ciencia fi cción. Porque Más que humano nos presenta el rema del hombre tras-
cendido desde denrro de su propia especie, el nuevo ser que surge de entre noso-
tros. Y no estamos hablando tan solo de hombres con poderes especiales -m u-
ran res como los que nos muestran Slan de Van Vogr, Mutante de Kurner o El
hombre demolido de Besrer-, sino de algo ro talmente aparre y ajeno a nosorros.
La novela nos presenta al Horno Gesralr, en el que la su ma de las parres forma
algo distinto y superior. En la narración, ese Horno Gesralr esta formado por un
conjunro de inadaptados, muchos de ellos con raras físicas o psíquicas y, a cam-
bio, dorado cada uno de algún poder especial, cuya unión da como resultado
algo muy superior a la simple suma aritmética.
El rema es muy difícil y Srurgeon no supo sacarle rodo el jugo. No supo o qui-
zás no quiso; porque, de hecho, en muchas ocasiones el eje central se desdibuja y
uno tiene la sensación de que, en realidad, no es más que un vehículo para desarro-
llar de nuevo las obsesiones del auror; ésas que están presentes en casi roda su obra
y de las que -como la mayoría de los escrirores- es, en buena medida, presa. Así,
nos encontraremos de nuevo con las reflexiones sobre ética y moral, con definicio-
nes sobre ambas que se repiten, casi lireralmente, en orras obras de Srurgeon.
La novela en sí se estructura en tres parres bien distintas, en uno de esos ejer-
cicios de estilo, tan interesantes como difíciles, que todo escriror debiera intentar
por lo menos una vez. Porque esas tres parres no son capítulos, sino una especie
de jalones en la hisroria; algo así como los picos narrativos, a los que se hubiera
retirado, mediante este arrificio, rodo lo de en medio para consrruir, sin embar-
go, un relaro coherente. Son, además, muy diferentes en todos los sentidos, desde
planreamienros a estilos empleados, con resultados también muy desiguales.
En suma, Más que humano es una novela descompensada, lo que también
sucede con la mayoría de las que forman el canon de la ciencia fi cción arriba
apunrado; brillante en algunos aspectos y Aoja en otros. Escrita en 1953 -va
para el medio siglo, no hay que olvidarlo- es buen botón de muesrra de la
narrativa de Theodore Srurgeon; escriror que, como tantos orros maestros de la
época clásica, está cayendo con gran rapidez en el olvido. Y el tema, como ya se
ha dicho, es uno de los grandes denrro de la cf, está lleno de posibilidades y,
cu riosamente, no ha sido ni mucho menos explorado como se debiera. Dos bue-
nas razones para que, pese a rodos los reparos, un aficionado a la ciencia ficción
deje un hueco a este libro en sus estantes.
León Arsenal
Un pequeño acontecimiento
Mucho después de la medianoche, de Ray Bradbury
Los amantes de Ray Bradbury estamos de enhorabuena. No es un aconteci-
miento frecuente en el panorama edirorial español la aparición de una nueva
antología de relaros de Ray Bradbury, aunque decir <<nueva» sea algo relativo: el
volumen original fue publicado en Estados Unidos en 1974 y el público español
ha tenido que esperar casi un cuarro de siglo para disfrutarlos. Pero ha valido la
pena esperar: los texros que componen esta antología han envejecido bien, como
suele sucederle a la buena literatura.
49
"Una tablera de chocolate" pone fin a la antología y este relato último, pode-
roso, conmovedor, triste y alegre a la vez, nos deja justamente el sabor del choco-
late en los labios: muy dulce, muy suave, con un punto amargo que nos hace
desear probarlo otra vez. Sabemos que tenemos entre las manos un magnífico
libro al que volveremos de vez en cuando, como se vuelve a los lugares que nos
hicieron fel ices o donde vivimos momentos de especial intensidad.
En resumen, no estamos ame una colección de relatos de género, sino ame un
muestrario de la maestría narrativa de un gran escritor y por ello es un libro que
no debería quedar confinado a un público de habituados sino que tendría que
dar el salto al público general de lectores que esperan de una obra la revelación
del alma humana a través de una mirada distinta. Para los que lean como lecto-
res, Mucho después de medianoche será una sesión de lectura maravillosa; para los
que lo hagan como escritores, una lección maestra.
Es muy de destacar la cuidada traducción de Marcial Souro, la prosa evocado-
ra y fluída que no sólo no traiciona el original, sino que lo acerca al lector de
lengua española manteniendo el ritmo y la belleza formal de las frases.
Elia Barceló
ro. En la crítica de Rakhat, apuntaba: ¿Es tan fácil o tan útil crear extraterrestres
literarios realmente ex tra ños~ . Lem lo hace en Solaris, y consigue crear en los lec-
rores las mismas sensaciones de frustración y extrañeza que experimentan sus
personajes al ser incapaces de comprender a Solaris o comunicarse con él. En ese
sentido, recuerda algo a una de las mejores obras de Clarke, Cita con Rama, cuyo
espíritu traicionó mercenariamente el propio autor al destripar sus sugerentes (y
sólo sugeridos) misterios en las diversas continuaciones. Lem viene a susurramos
al oído que no nos dejemos llevar por las sirenas del progreso científico, que lo
que conocemos del funcionamiento del universo y de nosotros mismos es sólo
una delgada corteza, y que nunca, por su propia esencia, llegaremos a conocer el
meollo de la realidad. Con este mensaje pesimista ha escrito también magníficas
novelas como La investigación o La fiebre del heno.
En la novela aparecen también otras constantes de Lem. Aunque el to no
general rienda a lo sombrío, o al menos a lo inquietante, hay cierras dosis de
humor. Las discusiones y los interminables tratados sobre Solaris que llenan la
biblioteca nos recuerdan otras obras del autor, que tanto gusta de inventar grue-
sas y escolásticas bibliografías sobre los remas más absurdos. Por otra parte, el
deterioro, el absurdo, la chapuza reinan en la estación, como suele ocurrir en las
naves de Sranislav Lem. Si a veces, como en Diarios de las estrellas, esto produce
situaciones hilarantes, en Solaris la sensación es de decadencia, inutilidad, insig-
nificancia del ser humano.
También Lem hace gala de su increíble imaginación visual y de la plasticidad
de su estilo para describir sus propias visiones. (Esto se aprecia también en
Retorno de las estrellas, novela que, casualmente, escribió en el mismo año, 196 1).
Aunque no lleguemos a conocer su función ni saber realmente qué son, es impo-
sible que no nos sintamos fascinados por las simerríadas, los fungoides, los
mimoides y otros grandiosos fenómenos que se producen en el océano viviente
de Solaris. Lem hace gala del tan cacareado «Sentido de la maravilla» de la ciencia
ficción, que tan pocas veces llega a sentirse de verdad. Sólo por eso merecería la
pena la lectura de este clásico.
Javier Negrete
do, se puede escribir buena (o, al menos, aceptable) ciencia ficción sin caer en la
pedantería ni en la endiosada inaccesibilidad. Algunos de los relaros de su antolo-
gía En breve conquistaré esta tierra (Colectivo D Tebeos, 1997) poseían la rara vir-
rud de estar bien escriros y, al mismo tiempo, entretener, caso de "El síndrome de
Pinocho". Otro tanto sucede con El ayer vacío. En esta novela ___¿e largo, el rírulo
más voluminoso jamás editado por Espiral CF- aúna Pallarés el space opera •de
roda la vida, con las inevitables megacorporaciones y nanotecnología (casi rodo es
nano-algo aquí), rodo ello dentro de un esrilo absolutamente personal, que no
sólo no reniega de la cf clásica sino que la intenta compatibilizar (y no hay razón
alguna para pensar que sean incompatibles) con inAuencias tan variadas y aparen-
temente alejadas del género como puedan ser Borges, Brecht, Gil de Biedma,
Hernández, Kundera, Marías, Mendoza, Pérez-Reverre, Same o Süskind.
P de Pesimismo. Si por algo se ha caracterizado siempre Pallarés es por ofrecer-
nos una visión profundamente escéptica de la condición humana. Abundan en El
ayer vacío comentarios demoledores. Ahora bien, siendo éste un elemento impor-
tante, no creo que constituya el eje central de la novela. Por encima del leitmotiv-
•¿Se considera usted un cobarde?>>- con el que Al taba sueña casi a diario, lo verda-
deramente destacable son las siguientes preguntas, en ningún momento formuladas
explícitamente pero presentes en rodo momento: ¿qué es lo que confiere la huma-
nidad al ser humano' ¿En qué consiste ser humano' A lo largo de estas páginas,
Pallarés introduce dudas rawnables en ellecror, en ocasiones de manera hartO for-
zada y con un efectismo que no siempre funciona, pero en el fondo subyace la
misma pretensión: explicarnos los motivos de Al taba, Rurhford y el Emperador.
P de Pandemónium. Con un argumentO complejo y a veces farragoso, El ayer
vacío nos presenta una intriga a escala galáctica con personajes malos y peores.
Altaba es destinado a un remoto planeta para cumplir una trascendental misión
secreta, en el transcurso de la cual hallará las claves no ya de lo que venía a bus-
car, sino de sus propios pasado, presente y futuro. Pero, por encima de rodo, del
pasado, de ese «ayer vaCÍO>>que nos muesrra desde el mismo tÍtulo, esrán los
designios del auror para con sus personajes, la explicación para las acciones de
Altaba, Ruthford y el Emperador. La intriga es un añadido necesario para confi-
gurar esa búsqueda del propio pasado, así como cienos detalles •ambientales•,
como la existencia (un tanto desaprovechada) de los mür o la expedición de los
clones al moribundo sol de Borges.
P de Prometedor. Sin duda es éste el calificativo que mejor cuadra a El ayer
vacío. Pallarés desaprovecha en cierra medida algunos aspecros de la narración al
supeditarla en exceso al resulrado, al desenlace en el que •no somos lo que hace-
mos. Hacemos lo que nos dejan. La vida del hombre es dolor>>. Sin embargo, man-
riene un acertado equilibrio entre acción y calidad literaria, rehuyendo en rodo
momento tanto el lucimiento como el recurso fácil. Estamos ante una obra en
absoluro redonda, pero muy comprometida, elaborada, meditada y arriesgada, que
añade un nuevo enfoque a una temática que tal vez no diera mucho más de sí, con-
firma que la cf española se encuentra en un buen momento (pero que, por mucho
que la promocionemos con frases grandilocuentes dignas de Joaquín Luqui y que
más que beneficiar perjudican, dista aún del nivel por rodos soñado) y, por encima
de rodo, parece inventarse un subgénero: el space opera «cuJro, (o •intelecruás»).
Juan Manuel Santiago
53
Muestras de amor
Caminos de la estrella oswra, de Denis Klein ESTRELLA
0S (;VaA.
Fuga de un planeta, de Darío Solano Ruiz.
Estamos ame dos libros que sólo pueden calificarse como muestras de amor.
No se explica si no que alguien en su sano juicio decida escribir dos novelas
ambientadas en el universo de Darkover, creado por Marion Zimmer Bradley.
Porque estimados lecrores, Marion Zimmer Bradley es muy celosa de sus creacio- Uenh Klein
C V L u N 1 A
nes y no está dispuesta a prestar a nadie más su Darkover. Es por eso que el autor r• a. o • o,.
se tiene que escudar bajo seudónimos y está obligado a publicar en una nueva tA N~UH. IUN ~:> 1>1
colección, no comercial, que se define a ella misma como un espacio para los que :: I ENC I A FI CCJON
«no puedan editarse de forma tradicional». Faneditores de ciencia ficción son, eso,
edirores no profesionales, que publican unas pocas docenas de copias sin ningún Denis Klein
afán de lucro. Esta colección es pues otra muestra de amor por el género, que Caminos de la estrella oscura
suponemos proporcionará muchos quebraderos de cabeza a unos seres anónimos a Col. Colonia Perdida n' 1
los que les mueven las ganas de sacar a la luz unos manuscriros que, si no hubie- 489 págs., 2.100 pra.
sen enmohecido en un cajón. Manuscriros que tienen una calidad propia de cual- Información: caerdon@usa.ner
quier otro título editado comercialmente, pero que por estas cuestiones de copy-
right estaban condenados a no ver jamás la luz.
Caminos de la estrella oscura es el primer título, que nos traslada al Darkover
que conocemos, en el que la colonia terrana está completamente asentada y con-
vive con los indígenas del planeta del sol rojo. Incluso aparecen personajes que
conocemos o se narran las gestas que hemos leido en las novelas de Zimmer
Bradley. Si bien es verdad que Denis Klein (ejem ... ), lleva muy lejos la interac-
ción entre los habitantes de Darkover y los tecnológicos imperiales, pues vemos
con sorpresa cómo determinados grupos utilizan con naturalidad la tecnología
que la aurora se cuidaba muy mucho de mantener aparrada de c<los indígenas>>.
En Caminos de la estrella osmra la trama es una muy correcta novela de aven-
turas con roques de suspense e, incluso, de investigación policial. La búsqueda
del origen de una catástrofe inatural? en un planeta del imperio y la misteriosa
aparición de una joven {desnuda, hermosísima y que no puede decir ni una pala- FUGA DE
bra ... Por cierro, (Cuántas mujeres de éstas encontramos en hisrorias de cf? UN PLAN.t; 'I'A
(Recordáis El planeta de los simios? ... (Responde al deseo masculino de una com-
pañera ideal: hermosa y silenciosa? ... Dejemos un breve espacio para la reflexión
femin ista o para el roque machista y chisroso) llevan al protagonista a Darkover;
un lugar que le fascinará, donde encontrará el amor y una multitud de aventuras
que, os lo puedo aseguran, harán que el lecror no pueda levantar la mirada del
libro en algunos momenros (y se pase de parada de metro, como me ocurrió a uarfo So la no tc. uo ,.,
mí). El protagonista descubrirá, poniendo su vida en peligro, que el misterio que \: 0 LV"' 1"
P 1 l D 1 DA
poco a poco va desvelándose atañe no sólo a Darkover, sino ... Sí, ¡lo adivinasteis!
¡El universo entero está en peligro y sólo él puede salvarlo! FA NED I CIONt~• ' " '
Fuga de un planeta nos sitúa en un Darkover muy alejado en el tiempo, tanro C:UNCI,ol. fiCCIÓN
que los fans de la serie, al sumegirnos en las primeras páginas, sufrimos de nostal- Darío Solano Ruiz
gia. Pues en este futuro , muy lógico por otra parte, que nos propone Daría Fuga tk un planefll
Solano {ejem ... ), Darkover es una especie de Lloret de Mar futuro: es un planeta Col. Colonia perdida n' 2
más, que vive del turismo; del viejo Darkover sólo perviven algunas leyendas y 272 págs., 1.500 pta.
tiendas de recuerdos. La tristeza que esta imagen pueda ocasionar en ellecror-fan Información: caerdon@usa.net
54
naje que posea un detalle interesante. Se deja llevar por lo que él cree un ambien-
te de suspense, y entrega el manejo de la trama a la supuesta seducción de una
idea central que suele ser menos cautivadora que tópica.
Como ingenuamente afirma en el primer volumen, los personajes de Claudia
Landere son más bien planos al principio. Pero no se salva del error conforme avan-
za la obra. Ya salen de la pluma agorados por el estilo opaco y carente de alma de su
creador, y no les redimen las mediocres construcciones de la trama que se articulan
en torno a ellos. La manera de dar volumen a un personaje no es dorarle de una
historia de amor traicionado, vacío por otra parte de señas originales, sino ser capaz
de infundirle una auténtica vida propia para que dé la sensación de desarrollarse, de
ser un ente libre más parecido a la vida que a la literatura, aunque muchas veces
sean términos comparables. Aunque cuente con cienos concepros atractivos, como
la importancia de la emotividad a la hora de reconstruir el cuerpo que ha de trans-
portarse, o esa prometedora Iglesia Fundamental de la Alearoriedad tan escasa de
adepros como llamativa en sus dogmas, su utilización no produce fruto.
Un argumento con cierra ambición debe ser más realista para no quedarse en
pretencioso, como sucede en las tres hisrorias. La sensación que dejan es de cierta
rimbombancia sobre las cualidades del auror, cosa que aleja el disfrute del que lee.
Héctor Ramos
La crítica anunciada de Luis Prado a La locura de Dios queda aplazada al pró-
ximo número.
BASES
1. Podrán optar al premio las narraciones inéditas que sean encuadrabtes dentro
del género de la literatura fantástica (ciencia ficción , fantasía, terror).
2. Las obras presentadas, escritas en castellano, se remitirán por quintuplicado,
mecanografiadas a doble espacio, con una extensión máxima de 30 folios de 30
lineas de 70 caracteres.
3. Los originales se enviarán bajo seudónimo, adjuntando un sobre cerrado con
el nombre completo, DNI y dirección completa. El jurado procederá a la apertura
de los sobres con posterioridad al fallo del premio.
4. El plazo de presentación de originales finaliza el1 de enero de 1999, siendo la
fecha tope de recepción de originales el15 del mismo mes. La decisión del jura-
do, que será inapelable, se hará pública a mediados de 1998.
5. Los originales se enviarán a: Francisco Canales (Premio Pablo Rido 1998)
Aptdo.116051 28080 MADRID
6. Se establece un máximo de cinco finalistas, de entre los que el jurado selec·
cionará un primer premio que recibirá la cantidad de 101 .000 pesetas junto a
una estatuilla conmemorativa, obra de Silvia Rosende. El resto de los finalistas
recibirán diploma acreditativo.
7. El premio no puede ser declarado desierto.
8. La composición del jurado se dará a conocer en su momento.
9. La presentación a concurso supone la aceptación de estas bases.
-r;;tf'la
Tertulia •e literatura
fa•ta~tica •e Ma•ri•
Correo Acerco Gorrión responde
No fui ala Hispacón. Oh... Eso sí, me dicen que muchos de vosotros os acercásteis a la mesa de la revista, que estaba
controlada por Luis Prado (alias El que suscribe en el umbral). Además, allí tuvimos la buena noticia de/nacimiento definitivo
de nuestro nuevo retoño, Stalker. Ni que ninguno de éstos supiera de cine... Menos mal que la lleva Armando.
Estimados amigos: bro" me heló la sangre en las venas. expulsa espumarajos grumosos al pemar
En el número 15 , de ntro de la Aün rengo pesadillas), nos describen que, efoctivamente, puede haber otro
entrev ista de Ca rlos Pavó n a Greg roda su obra y cuando ya estás babe- Michael Ende por ahí, justo cuando
Egan - por lo demás interesante- se ando, re sueltan: «¡Ah, lo sienrol Esro parecen haberse acallado los ecos de /m
desliza, creo, un pequeño error cuan- esrá sin publicar en España. A dar cla- publicaciones del primero... ¡O tal vez
do se dice: «En el ocaso del siglo , ses de inglés y a viajar a Australia.» lo será jostein Gardeer? Y Srardusr era
cuando el Hubble mostró que había Cada día amenazo a mi librero, pero casi un cómic, pero no del todo. Para
galaxias fuera de la Vía Láctea». esa «próxima aparición en Ediciones cómic ya hay suficientes publicaciones.
Sin duda, el Hubble, puesto en B» no llega nunca.
órbita en 1990, está mostra ndo 3. Con un director incapaz de leerse Amigos de GIGAMESH:
muchos astros y galaxias antes desco- El sudor de los enanillos (vaya broma En primer lugar, deseo felicitaros
nocidos, pero quien por primera vez chusca por su parre, señor Gorrión), y por el especial Greg Egan y por el
demostró la existencia de esas galaxias que reparte arrobas y rayas a rodo lo res ro de re latos de este auror que
fue el propio Edwin Hubble, con la que huela a fantasía, la presencia de la publicásteis anreriormenre. Realmente
co labo ración de Mi lton Humasen, misma en su revista se reduce a un artí- se trata de alguien con los bolsillos lle-
allá por 1924, y junro a ello enunció culo de hace veinre años sobre persona- nos de ideas y que sabe cómo conrar-
la idea de la co ntinua expansión del jes de hace cincuenta. Vale que el fan- las. Se hace difícil esperar a que Nova
universo. Es el origen también de lo tasy de hoy en día son sólo rimunmasa- pub lique Ciudad Permutación para
que conocemos como reoría del «Big das y «obras inéditas» del maestro de seguir disfrutando de su obra. Me ale-
Bang». Cosas estas que, co mo señala Oxfo rd , pero ¿no hay nad a más? gra que penséis publicar a autores des-
Egan , trascendieron CIHonces muy Seguro que hay un Michael Ende en conocidos en España, pero querría
poco a la opinión ptiblica -eran los algún rincón del mundo, y si no, bus- saber de genre que en su día tuvimos
, felices veinte»- y que incluso fue- cad el Jamasy en su úlrimo refugio: el la suene de ver publicados en castella-
ron ridiculizadas por algunos científi- cómic (Sandman, Bone, Los Libros de la no y ahora parecen condenados al
cos. De hecho, el propio término «Big Magia, The Dreaminf). Os atrevísteis ostracismo como Tim Powers, Lucius
Bang» fue acuñado por Fred Hoyle con Stardmt, que era casi un cómic. Shepard, Jan McDon ald o James
con una intención burlesca que des- José Luis Gómez Morrow, por nombrar unos cuantos.
pués ha perdido. Madrid Por otra parte, ya me están cansan-
Cordialmente do los lamemos sobre el futuro de la
Luis Castro Pam empeZtlr, decirte que dificil- cf (... ). Debemos aceptar que nadie va
Burgos mente puedes destroZtlrme cuando resul- ya a acercarse al género leyendo grue-
ta que yo no soy Alejo, pese a las noticias sos librotes en una sórdida bibl ioteca,
Rectificación recibida y publicada exageradas aparecidas al respecto. El sino a través de otros medios, y nues-
como necesnrtll. puede ser carne de psiquiatra, no entraré tra esperanza debe ser que algún día se
a debatir ese tema (tal vez por llevar las cansen de simplezas y busquen algo
Querido Acerco, de perder.. .), pero mi salud es hmta la nuevo, por lo menos una reducida
l. Esro re destrozará: sólo eres una focha inquebramable. En cuanto a lo de minoría.
entelequ ia, el fruro de la mente per- Egan, ya lo siento, pero en principio la Como ejem pl o, si rva mi triste
turbada de un editor que gusta hablar idea era salir simultáneamente con la caso. Tengo treinra añiros y llegué al
de sí mismo en tercera persona. Carne publicación de Ciudad Permutación .. género a través del cine y la TV (Star
de psiquiatra. y, por esta vez, no fuimos nosotros los Wars y Espacio 1999) y el cóm ic
2. GIGAM ESH es cruel. Nos lanzan que nos retrasamos. Por otro lado, el (Spiderman o Conan). Fui al cine a ver
aperitivos de Greg Egan (" Bebé cere- director siente espasmos incontrolables y unos dibujos animados llamados El
57
rinuar. La publ icación, por ejemplo, en cuenta que los títulos saldados de mente esa maravilla de Oveja mansa
de un cuento tan inhumano y cruel la colección de Ultramar, entre los que (le doy un 6, para votaciones extraofi-
como "Las frías ecuaciones" es buena se encuentra Limbo, aún se pueden ciales) y en cuanto a relatos, ya os vale.
para sembrar polémica y crear opi- encontrar, y que el precio suele oscilar ¿Es que los autores españoles no han
nión. i La mía? Si eso fuera representa- alrededor de las 400 cucas, parece una escrito ni un puñetero relato que valga
tivo de roda la cf, yo no querría saber iniciativa, cuando menos, suicida. Yes la pena en el último año? Ni "Seis" y
nada más sobre el gé nero durante que no me creo que la traducción de "Adán" de Mares, ni "La residencia" de
todo el resto de mi vida. Domingo Santos sea tan mala. Es Tusser, ni "Sombras en el malecón" y
Carlos Romeo más, he leído otros trabajos suyos "Reflejos" de Félix J. Palma, ni "Una
Madrid (Playa salvaje, Flores para Algernon, mirada en el espejo" de José Miguel
Dune... ) y me parecen más que corree- Pallarés, ni "El sueño de la razón" de
Saludos a tu padre, Carlos, al que ros. (NOsería mejor una revisión de la Arm ando Bo ix {a rf, arf, arf), ni el
alguna gente de Giga mesh queremos traducción de Neuromante? Gaiman de Artifex para cuento extran-
bien: ¡qué hay de ese relato inédito del Res pecto a la com ercialidad de jero. ¿No creéis que sois demasiado
sabio loco.... ? Nova, en fin , qué decir. Creo que la estrictos? Para próximas ediciones de
Sí, supongo que, con los datos econó- selección de títulos habla por sí sola: los premios, bajad el listón, porfa.
micos en la mano, un ND es hoy impo- que si un Card por aquí, que si todos Un saludo
sible, pese a que el sueño de nuestro los premios por allá {bueno, le faltan Nacho Sánchez
ínclito director sería hacer de GIGAMESH los de la serie de Marre), que si otro Gerafe
algo con montones de relatos y él conver- Card por aquí, que si Bujold y Brin
tido en un campbellcillo progresista ... por allá, que si Card de nuevo por El problema, amigo mío, es básica-
Una imagen ciertamente sórdida, pero aquí, que si rodas las series comerciales mente de filosojla de los premios. Los
cada cual tiene sw ambiciones secretas yanquis pululando... Resumiendo, que relatos que citas {excepto el de Boix, que
inconfesables, si bien las mías son algo exceptuando a Willis y algún otro, no es del 98 y no era elegible) aparecieron
más curvilíneas. me atraen demasiado los títulos de la en publicaciones no profesionales y los
En cuanto a las ecuaciones, han colección, aunque si me guío por las contenidos de éstas no son votados en los
resultado ser mds bien gélidas a tenor de notas de porrada y las introducciones GIGAMESH. Este punto fue decidido
las respuestas obtenidas. ¡O acaso existe de Miquel, me estoy perdiendo el años ha por nuestra cúpula directiva, y
una gran mayoría silenciosa ... 1 Quijote o los Cien años de soledad de la en el fondo no me parece mal. Por
literatura actual. En fin {suspiro). ponerte un ejemplo extremo, cualquiera
Estimados amigos, En cuanto a los títulos que echo de podría fotocopiar un cuento, enviarlo a
Os envío la papelera de voto para menos en la lista, en novelas única- un montón de gente y considerar que es
los premios, sobre los que me gustaría
comentar un par de cosas.
He elegido votar desierto a la
mejor colección ya que, según mi opi-
nión, ninguna de las dos candidatas se
hace merecedora de ta l distin ció n.
Min ora uro saca pocas novedades .
Muy pocas. Aunque, eso sí, tiene una
selección de títulos más cuidada, aleja-
da de la co merciali dad presente en
Nova. Valga como ejem plo la an un-
ciada aparición de Limbo, de Bernard
Wolfe, en la colección de Porrüa, con
una traducción distinta a la que en su
día hizo Domingo Santos. Ten iendo
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Creo que leí una vez en una entrevista que me están sorprendiendo los comen- lúgubres, de Alfonso Sastre; La guerra
con un editor de comics que el poner tarios favorables a la serie de artículos de los dos mil años, de Francisco Carda
una tía buena en la porrada hacía sobre libros apolillados. Será que, como Pavón; Botánica oculta, del siem pre
subir las ventas x ejemplares, pero o hay tan poca cosa disponible, a la gente in fravalorado Joan Perucho; A/fanuí,
mucho me engaño o no creo que sea le da por escarbar. de Rafael Sánchez Ferlosio; Las noches
el caso con GIGAMESH . lúgubres, de José de Cadalso; Los sue-
Aprovecho la ocasión para solicitar Me gustaría que tanto Acerco ños, de Quevedo; El doctor Lañuela, de
de los eruditos colaboradores y lecto- como los lectores de GIGAMESH com- Alfonso Ros de Olano. Y en teatro
res ayuda para un proyecto que no pletasen la escasa lista de obras nacio- tenemos a tres autores que han tratado
tiene muchas posibilidades de verse nales de cf que tengo. Obras que repetidamente el tema como Lope de
terminado. Estoy recop ilando un a merezca la pena leer, sean de la época Vega, Calderón de la Barca y, más
lista de relatos y novelas de los géneros que sean. Co nozco muchas fantásti - recientemente, Alfonso Sastre. Ymen-
fantástico y cf que tengan como tema cas, pero pocas de cf. Ahí van: La ción aparte debemos hacer a un genio
el cine, su hisro ria y su técn ica. Si bomba increíble, de Pedro Salin as que se dedicó exclusivamente al fan-
algu ien me echa una mano para com- (1 952), El futuro ha comenzado, de tástico: Alvaro Cunqueiro.
pletarla, le estaría muy agradecido. Carlos Rojas (1958), Corte de corteza, Si n más que añadi r, animo a que
Felicidades por la revista, cuya línea de Daniel Sueiro (1 969) y Mecanos- se complete la lista y a que se descubra
realmente me gusta, y me seguiría gus- crito del segundo origen, de Manuel de el hermoso patrimonio que tenemos,
tando aunque este país no fuera como Pedro lo (1 978). y del que la revista G!GAMESH podría
es y la vuestra no fuera la única revista Y, por supu es to, las recie ntes sacar a relucir artículos, estud ios o
más o menos profesional del mercado. publicaciones que rodas conocemos. cuentos descatalogados.
Saludos Se habla mucho de Domingo Santos, Pedro Fernández Riquelme
Fernando Jiménez pero ¿cuáles son sus obras maestras' Murcia
Madrid Me refiero a obras cuyas ideas tengan
todavía vigencia. Los autores que he Vamos a ver, vamos a ver. Una lista
Lo de las portadas es sencillo: dados citado son grandes escritores porque de recomendados, dices. Mira, de entra-
los psicotrónicos presupuestos que mane- se han dedicado a todos los géneros da una cosa para que la tengas clara:
jamos, estamos sujetos en buena medida literarios. Un autor que se dedique «dentro» del género no ha existido nadie
a lo que nuestros colaboradores de con- excl usiva mente a un género aca ba en este país de la talla de un Cunqueiro
fianza dispongan. Y esto es lo que hay. .. repitiéndose, convirtiéndose en una o un Perucho (de quien puedes añadir
En cuanto a Albert, está en baja forma industr ia que no busca horizo ntes buena parte de su producción a tu lista,
pasajera. Volverá. expresivos, demostrando su mediocri- empezando por ejemplo con Historias
dad por la escasez de ideas y de salidas naturales).
Hola, narrativas. Lo que sigue es una !sta de libros des-
Os mando la papeleta de voto, en Eso es lo qu e le ha pasado a tacadl!s, personal arbitraria y discutible:
mi opinión personal fa ltan algunas muchos grandes del género de cf en el El señor de la rueda (Aibia y Orbis) y
obras, pero sobre gustos... extranjero y lo que le pasa a la mayo- Viaje a un planeta Wu-wei (Acervo y
Mis felicitaciones personales para ría de los españoles. Orbis), de Gabriel Bermúdez Castillo;
todos los que hacéis GIGAMESH, en espe- En cuanto a la fa ntasía estricta, Lágrimas de luz (Libros ND y Orbis), de
cial para Julián Díez por un trabajo bien hemos tenido obras maestras en nove- Rafael Marín; La máquina de matar y
llevado a la práctica y con gran calidad. la, cuento e incluso teatro. Aparre de Los viaje ros de las gafas azu les
Un saludo afectuoso, las arch ico no cid as Leyendas de (Nebulae), de Juan G. Atienza; La nave
Luis Ruiz López Bécquer y las novelas mágico medie- (Reno), de Tomás Salvadl!r; Mundos en
Bilbao vales de Ana María Matute, existen el abismo e Hijos de la eternidad
maravillas totalmente originales, por (Ultramar), de Juan Miguel Aguilera y
Tú mismo lo dices antes de felicitar su uso de la sátira social y reutilización Javier Redak El círculo de Jericó (Nova),
al dire: sobre gustos... Pero lo cierto es de mitos y temas clásicos: Las noches de César Mallorquí; y La mirada de las
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furias (Nova), de Javier Negrete. De ¡Hurra por Antonio! Se suscribe y le No, el fandom todavfa no sabe lo
gente «de fiura del género,, y entrando gustan las portadas... Yo no me acababa que es o no es ciencia ficción, y si no
en un terreno fantástico más difuso, de atrever a decirlo en voz alta, pero... dedfcate a repasar algunas de las cosas
añade por si no las conoces La fase del ¿Qué tienen de malo en realidad todas que se dicen por ahí que 110 son cf
rubí {Tusquets) de Pilar Pedraza, los esas señoras estttpendas que estamos Ballard, Shepard, Disch... o cualquiera
relatos de José María Merino y los de sacando' que haga experimentos o cosas raras. De
Cristina Fernández Cubas. Y, por qué hecho, a veces pienso que el fondom no
no, La camisa del revés {Ultramar), de Estimados amigos: sabe absolutamente nada, dado que
Andreu Martín. Los números 14 y 15 de vuestra existe una cierta opinión extendida que
Si alguien quiere, que añada ru pro- revista son excepcionales, descollando indica que todo es relativo, las opiniones
pia lista, que yo, magnánimo como sobre todo lo demás el análisis de no son justificables porque nadie es más
siempre, quizd tendré a bien publicarla Pavón de las obras de Egan. que nadie y escribir es algo que sabe
en estas páginas. Eso sí, Pedro, en agra- También son destacables las nuevas hacer todo el mundo porque, total, te
decimiento bien podrías marcarte un secciones sobre "Las colecciones de enseña11 en el colegio. Luego u11o lee (o
artículo sobre Czmqueiro para nosotros, CF", que no admire comparación con ha dejado de leer, más bien) lo que tiene
digo yo. la previa que Domingo Santos hizo en que leer, claro.
SFX (porque comparar es odioso) y Claro que de gente supuestamente
Estimados amigos que aporta un conjunro de daros y más sesuda, como de nuestro paganini,
Tras seguir la innegable progresión una perspectiva sob re lo publicado que vete tiÍ a decirle algo, procedm des-
de la revista GIGAMESH a través de uno muy interesante y útil. pués pasadillas como la de que Oveja
de vuestros suscriprores, y constatar así Lo de la discusión en rorno a que mansa no es cf Así que ya ves: nadie
que su calidad está a años luz de la si Alíen es terror o cf (que propone sabe qué es cf
competencia, me he decidido a unirme Adolfina García en su reseña del estu-
a tan honorable y selecro círculo. dio de Lorenzo Díaz) me parece fuera Amigos de GIGAMESH:
Un cordial saludo de lugar en una rev ista co mo Gracias por el número 15 de vues-
Amonio Plaza Fernáodez G!GAMESH. (Es que el fandom rodavía tra revista. Soy muy afortunado por
Madrid no sabe qué es o no es ciencia-ficción¡ haber merecido un número entero de
P.D. Encarecidamenre os ruego que Del resro de las reseñas, destacan vuestra publicación dedicado a mi tra-
ignoréis las rorriceras maniobras de los por meriros propios la de Pallarés para bajo, para atraer la atención de los afi-
que, a través de vuestra siempre abierta Stardust y las de Boix. cionados a la cf española so bre mi
y democrática sección de Correo, inci- Seguid adelante. obra. Gracias por el privilegio y espero
tan al cambio de estilo en las porradas, Manuel Barrero que GIGAMESHcontinúe creciendo.
escandalizados anre ranra belleza. Sevilla Recuerdos
Greg Egan
Perth (Australia)
SEPTIEMBRE OCTUBRE
Asimov, Isaac, y McBride Allen, Roger. Rodríguez. Ed. Valdemar, col. El club
Ca/iban (Caliban, 1993). ovela, reedi- Diógenes n• 98. 190 págs., 1.000 pta. (A)
ción, tri logía de Caliban/ 1. Trad. Rafael
Marín. Ed. B, co l. VlB n• 137/3 . 478 Gibson, Will iam. !doru (ldoru, 199).
págs., 995 pta. (A) Novela, inédita. Trad. Manuel Figueroa.
Ed. Minotauro. 320 págs., 2.200 pta. (D)
Asimov, Isaac, y McBride Allen, Roger.
lnftmo (lnferno, 1994). Novela, inédita, King, Srephen. La torre oscttra 111: las tie·
trilogía de Caliban/2. Trad. Rafael Marín. rras baldlas (The Dar k Tower 111: The
Ed. B, col. VlB n• 137/2. 490 págs., 995 Waste Lands, 1991). Novela, reedición.
pta. (A) Trad. Jordi Mustieles. Ed. B, col. VIB n°
13/8. 684 págs., 995 pta. (A)
Asimov, Isaac, y McBride Allen, Roger.
Utopla (Utopia, 1994). Novela, inédita, trilo- Kleier, Glenn . El tÍ/timo dia (The Last
gía de Caliban/3. Trad. Rafael Marín. Ed. B, Day, 1997). Novela, inédita. Trad. Antonia
col. VIB n° 137/5. 442 págs., 995 pta. (A) Kerrigan. Ed. Planera , col. Bestseller
Mundial. 469 págs., 2.700 pta. (E)
Bonansiga, )ay R. La mano negra (The
Black Mariah, 1994). Novela, reedición. Koonn, Dean R. Nocttmzo (Fear Nothing,
Trad. Gerardo di Masso. Ed. B, col. VTB 1998). Novela, inédita. Trad. Elena de Grau.
n• 270/1. 475 págs., 995 pta. (A) Ed. Grijalbo. 347 págs., 2.700 pta. (E)
Brooks, Ten-y. El druida de Shmmara 1 y Lottm an, Herbert. j ules Vmu ()u les
2 (The Druid of Shannara, ). ovela, reedi- Verne, 1996). Ensayo, inédito. Trad. María
ción. Trad. José Vicente Marrín. Ed. Teresa Gallego Urruria. Ed. Anagrama, col.
Timun Mas, col. Fantasía Epica. 223 y 240 Biblioteca de la Memoria n• 17. 455 págs.,
págs., 950 pta. cada uno (A) 4.400 pta. (E)
Doyle, Art hur Conan. El capitán del Rice, Anne. Taltos (Taltos. Lives of rhe
Polestar. Seis relatos, reedición. Trad. Mayfair Witches, 1994). Novela, reedición.
Amando Lázaro. Ed. Valdemar, col. El club Trad. Camila Barlles. Ed. B, col VIB n•
Diógenes n• 96. 180 págs., 1.000 pta. (A) 107/8. 716 págs., 995 pta. (A)
Fabi, Mark. Wyn11 (Wyrm, 1997). Novela, Rohmer, Sax. El libro de Fu Mauclní (The
inédita. Trad. Jaume de Marcos. Ed. Mystery of Doctor Fu Manchu). Tres nove-
Timun Mas. 413 págs., 2.100 pta. (B) las: El misterio dt F11 MauchlÍ, El docror dia-
bóliro, La máscara dt Fu ManrhtÍ, reedición.
Feval, Paul. La ciudad vampiro (La ville- Trad. de F. González (la primera) y Victoria
vampire). Novela, reedición. Trad. Jacobo Simó. Ed. B. 761 págs., 2.500 pta. (D)
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Stackpole, Michael A. Cnmiuo del exilio AZOTH 3. Ciencia ficción, cyber, dark,
(Warrior: en garde, 1988). Novela, reedi- fantasy. 90 páginas. Informació n: Alejadro
ción, serie El sol y la espada/l. Trad. Jaume Rasete Sosa. Fanzi ne Azorh. Av.
de Marcos. Ed. Timun Mas , col. Universidad 1, Col. Centro. C.P. 90000,
Bartletech. 521 págs., 950 pta. (A) Tlaxcala, México.
o 4 os 06 0 7 0 8 0 9 0 10
O Remito con la presente 3.000 ptas. en concepto de suscripción a 6 números de Stalker (España,
Andorra y Portugal), desde el número O 2 O 3 inclusive. Con ello paso a engrosar la lista de
<<sufridos suscriproresn de la misma y acepto con resignac ión los retrasos que correspondan .
Extranjero: US $ 40.00 (cheque u orden con VISA).
o o2
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